El riesgo de incendio es una constante en todo tipo de edificaciones y depende de una gran
variedad de aspectos, entre otros, la estructura y sus materiales predominantes, la forma y
la ventilación, el contenido del edificio y la carga combustible que representa. Siendo el
acero un material de construcción considerado “no combustible” presenta, sin embargo,
algunas características que hacen necesaria su protección frente a la acción del fuego. En
general, toda la legislación relativa a la protección de las estructuras frente al fuego,
responde a los siguientes criterios:
Es básicamente por esta razón que las estructuras de acero deben protegerse de la acción
del fuego. El tiempo que demora un material en aumentar su temperatura depende de su
conductividad térmica. El acero es un material conductor, por lo que recibe un mayor flujo
de calor que eleva su temperatura. Sin embargo, elementos masivos, de mayor inercia
térmica, tienen aumentos más lentos de temperatura. El factor de forma o masividad es la
razón entre el perímetro de un perfil
expuesto al incendio (en metros) y su
sección transversal (en m2), P/A y se
expresa en m-¹. A mayor factor de
masividad, más rápidamente aumenta la
temperatura de los elementos de
expuestos a la acción del incendio.
Ejemplo:
Perfil tubular A = 200 x 200 x 2mm à
masividad 504m-¹
Perfil Tubular B = 200 x 200 x 10mm à
masividad 104m-¹
Muchos países han normalizado la resistencia al fuego exigible a los elementos
constitutivos de la construcción en función del uso o destino del edificio (habitacional,
educacional, comercial, etc.), la superficie construida y la altura de edificación. También se
regula según otras dos variables importantes, que son la carga de ocupación (la cantidad
de ocupantes previstos del edificio, de acuerdo a una tabla que establece una relación base
de superficie por ocupantes dependiendo de la actividad) y la densidad de carga
combustible (que analiza la carga combustible por unidad de superficie).
Sin perjuicio de que existen estrategias de diseño que contribuyen a mejorar el
comportamiento de un edificio frente a un incendio, como la compartimentación horizontal
y vertical en base a elementos de alta resistencia al fuego, en los ejemplos que siguen se
mostrarán algunas de las soluciones más frecuentes para lograr la resistencia al fuego de
elementos estructurales de acero.
Soluciones
1-Protección Sólida: rodear el
elemento estructural con hormigón corriente o de
baja densidad, asumiendo que el hormigón no
cumple función estructural sino sólo aporta
resistencia al fuego. El espesor del recubrimiento
de hormigón dependerá de la resistencia al fuego
requerida para el elemento estructural.
Ventajas: se logra alta resistencia al fuego
(dependiendo del recubrimiento); con una
adecuada faena de encofrados se puede
coordinar el avance de montaje y protección.
Desventajas: peso y volumen.
Esta solución también es posible de aplicar dejando los
elementos de acero parcialmente expuestos (por ejemplo,
aplicando hormigón sólo en el interior de las alas, lo que
reduce el uso de encofrados o moldajes.
9-Pantallas: Las tabiquerías interiores y/o perimetrales de un edificio, así como los
cielos falsos ofrecen la oportunidad de aportar protección frente al fuego en la medida que
puedan asegurar la integridad, el aislamiento y la estabilidad del conjunto.
Protección del acero contra la corrosión
La corrosión es un proceso espontáneo y continuo que afecta a un material –en este caso
el acero- como una serie de alteraciones físico químicas por la acción de agentes naturales.
En general, los metales –y el hierro en particular- se encuentran en la corteza terrestre en
forma de minerales, de óxidos y/o sales. Para transformar estos minerales en metales se
requiere energía y mientras más energía demanda el proceso metalúrgico, mayor es la
tendencia del metal a volver a su condición original (Oxido o sal). El acero, cuyo mineral de
origen es el hierro en forma de óxidos, no es ajeno a esta situación y está, como se sabe,
expuesto a la corrosión u oxidación.
Tipos de pinturas
Protección por barrera: aún sin tener pigmentos inhibidores de corrosión como los
mencionados arriba, la pintura actúa como una barrera mecánica que permite aislar
la superficie de acero del medio ambiente. La permeabilidad al vapor de agua es
una variable importante, siendo las pinturas de caucho clorado las más
impermeables y las alquídicas las de menor impermeabilidad.
Protección anódica: mediante pigmentos anticorrosivos sumados a la protección
por barrera ofrecen una solución eficiente.
Protección catódica: utilizando un pigmento en base a zinc en polvo se fabrican
pinturas ricas en zinc, también llamadas galvanización en frío, que con altos
contenidos de zinc y logrando un contacto efectivo entre las partículas de zinc y el
acero base, actúa como ánodo.
Las principales resinas utilizadas en la protección de estructuras de acero
son:
Resinas de Caucho Clorado: es una resina mono-componente resistente a ácidos,
álcalis y sales, a agentes oxidantes, a la humedad y al desarrollo de hongos, aunque
es termoplástica, por lo que no debe aplicarse a elementos expuestos a
temperaturas superiores a los 70ºC.
Resinas Vinílicas: son resinas de secado rápido que se conocen usualmente como
látex y se fabrican en base a acetato de vinilo (PVA) o cloruro de vinilo (PVC) o
ambos, logrando una excelente resistencia química, especialmente a los álcalis.
Resinas Alquídicas: conocidas usualmente como esmalte o primer sintético, son
más permeables y menos resistentes que las anteriores. Cuando se modifican con
aceites y vegetales dan origen a nueva resina de mayor adherencia y flexibilidad.
Resinas Acrílicas: son mono-componentes en base a disolventes orgánicos o
agua, también conocidos como látex, tienen en el último tiempo, aplicación sobre
aceros al carbono gracias al desarrollo de aditivos y pigmentos que los protegen.
Resisten bien la corrosión y el intemperismo. Son inodoras, por lo que se prestan
para su aplicación en recintos como hospitales o industrias alimenticias.
Resinas Epóxicas: en su gran mayoría son bi-componentes y presentan una alta
resistencia química y física, y muy buena flexibilidad y dureza. Al sol pierden su brillo
volviéndose opacas (por pulverización o “chalking”). Muy usadas en mantenimiento
industrial, equipos portuarios y marinos como “primers” para recibir una terminación
en poliuretano. Existen también en base agua, apropiadas para la industria
alimenticia.
Resinas de Poliuretano: pinturas en base a resinas de poliuretano se usan en
forma de esmaltes y barnices como una forma de terminación con una muy buena
resistencia a la intemperie, y gran dureza, flexibilidad y brillo. Muy usadas sobre
bases epóxicas en aeronáutica, marina, obras industriales y en grandes estructuras.
Resinas de Etil-Silicato: son bi-componentes en base de aluminio o zinc, sirven
como acabados resistentes a altas temperaturas (hasta 600ºC) pero no resisten
ácidos o álcalis. Se usa en pintura de chimeneas, ductos calientes, hornos y
calderas. También como fondo en esquemas de pintura de plataformas marinas.
Etapas de un Proyecto Estructural
Análisis. En esta segunda etapa se analizan las necesidades, seleccionándose las más
relevantes, para lo cual se deben considerar los siguientes aspectos: