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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA

NUCLEO SAN ANTONIO DE LOS ALTOS

ESCUELA DE DERECHO

ANALISIS DE LAS ENSEÑANZAS Y SUGERENCIAS DE ALGUNOS


PROCESALISTAS SURAMERICANOS ACERCA DE LA ACCION DE EUGENIA
HERNANDEZ BRETON

DERECHO PROCESAL CIVIL I ELABORADO POR


SECCION “S” NOCTURNO
Brumar Boscari C. C.I. V-9.969.007
PROFESOR: Dr. Eduardo Cabrera
MAYO, 2018
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ANALISIS DE ALGUNOS PROCESALISTAS SURAMERICANOS


ACERCA DE LA ACCION.

Podemos afirmar que la intención de la autora está enfocada en el análisis de


la acción tanto civil como penal no es más que un estudio de las partes del proceso
como bien se mencionan integradas por el proceso, la jurisdicción y la acción. Del
conjunto de obras que serán analizadas en este ensayo se encuentra el signo de la
moderna doctrina italiana de Chiovend, Carnelutti y Florian y Massari respecto del
proceso penal y en la mayoría de los casos serán exceptuados Buzaid, Conture,
Fontecilla, Goldsmidt, Liebman y Loreto para servir como receptores de la doctrina
alemana la cual no ha penetrado por las traducciones de textos de Goldschmidt y
Kisch principalmente, pero la adopción de las corrientes doctrinales española,
francesas, y portuguesa (para el caso de Brasil) y en la crítica de las escuela de los
procesalistas suramericanos han realizado importantes aportes propios que hubiese
sido interesante hubiese servido en el desarrollo d de la corriente europea para su
nitidez expositiva.

La acción es uno de los tres conceptos básicos del derecho procesal Podetti
ha asociado la jurisdicción, acción y proceso que examina en este mismo orden
planteándolo como la trilogía básica estructural de la ciencia del proceso como una
expresión menos elegante que responde en la actualidad a las investigaciones
hechas sobre estos tres conceptos, los cuales son asociados al trípode por su
asociación con el triángulo por su estabilidad y equilibrio por las versiones modernas
del estudio la cual no solo aplica la derecho civil sino a cualquiera delas ramas que
toma el derecho procesal.

Si la acción es como se piensa una de las tres bases del derecho procesal
podemos afirmar que es algo útil, trascendente y constructivo, pero en caso
contrario solo serviría para ser un elemento grato literario y ya. Pero por no ser así
desde Windscheid y Muther, Chiovenda entre otros podemos decir que ha
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contribuido con el avance del pensamiento y el mejor entendimiento del concepto


en cuestión.

La excesiva gravitación del Derecho Romano ha hecho de su fuerte influencia


por ser el doctrinario originario y no nos hemos percatado de en los estudios
históricos jurídicos que la acción aun cuando proviene del derecho romano y nuestra
marcada influencia en las instituciones del derecho romano que la acción no
proviene como institución de este derecho sino de una nueva ciencia procesalista
la cual se ha visto fuertemente afectada de sus orígenes romanos por su influencia
del derecho europeo en la concepción del derechos suramericano. Si por ejemplo,
la influencia sobre la división de personas, cosas, acciones, erigido poco menos en
dogma jurídico de la Santísima Trinidad, la independización del derecho procesal,
institucionalmente recluido o vinculado produjo un retraso por siglos la teoría
conceptualista abandonada no hace aún mucho, y la cuasicontractualista todavía
con adeptos basadas en erróneas interpretaciones del Derecho Romano, pero es
importante destacar que debieron enfocarse más en el Derecho procesal que en el
Derecho Romano. La respuesta al porque proviene de que la acción proviene del
derecho moderno y que esta institución que continuamente se presenta en millones
de procesos de diversos géneros y especies. Por lo que los procesalistas deben
hacer un estudio mayor que el que puede haber ofrecido el derecho romano para el
avance de esta institución más profundo y más firme en ambas direcciones sino por
las lagunas que provienen del manejo de ciertas instituciones cuando son en
material procesal estudiadas vistas desde el derecho romano. Esto lo afirmo basado
en el hecho que el proceso romano era distinto de la del enjuiciamiento de estos
días. Un elemento a destacar que la acción está mal denominada en nuestros
tiempos cuando debemos hablar de la pretensión y que aun en nuestras
universidades en materia docente se habla de acciones divididas en personales,
reales, y mixtas o en mobiliarias e inmobiliarias.

Otro factor es las múltiples acepciones del vocablo en donde dos factores han
contribuido a que el vocablo acción no este definitivamente elaborado indica
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Couture y que se han podido conocer hasta quince acepciones del vocablo dada la
legislación italiana como lo señala Pekelis y para nosotros que en derecho mercantil,
procesal o penal, como bien se conoce de este ultimo la acción penal y no deba ser
confundida con la acción punible o delictiva, en donde Couture indica que existen
“tres sentidos principales” sinónimos de derecho, de demanda en el sentido formal
y de la facultad de provocar la actividad del poder judicial, siendo el más cercano al
derecho procesal el de demanda mientras que los otros han dejado correr tienta en
su interpretación y conceptualización. Si los procesalistas se hubiesen puesto de
acuerdo en dar otro sentido a la palabra acción evitando llamar a dos aspectos de
una misma institución, sino dar dos instituciones esencialmente diferentes lo que lo
hace más grave aún.

Otra moderna hipertrofia procesal podemos señalarla según como lo calificado


por Roberto Goldschmidt lo cual podría entenderse en sentido formal y material y
que en ambos expresa la natural pero peligrosa reacción de quien ha vivido ayer en
estado de servidumbre respecto del derecho sustantivo. La hipertrofia material
según lo expresado por el autor antes citado, es el rebasar el derecho procesal para
invadir terrenos colindantes, explicable por la serie de incursiones que en
instituciones como los problemas procesales de la quiebra los civilistas se han visto
invadidos por los mercantilistas, así como la defensa de la jurisdicción voluntaria.
La hipertrofia se manifiesta en las clasificaciones que ha sido objeto el orden civil
en libros procesales, entre el concepto moderno y el clásico.

En cuanto a la hipertrofia formal basada en sus estilos espaciales la literatura


procesal en mayor medida que cualquier otra rama jurídica debe resultar siempre
accesible a los prácticos y aplicadores del derecho (jueces, abogados, secretarios,
etc.) restringen a la poca existencia de procesalistas. La obtención de justicia de
mejor calidad es el fin supremo del derecho y produce frustración cuando el manejo
del nuevo instrumental se ve opacado por nubosidades por la contemplación de
minucias en vez de resolver urgentes y fundamentales problemas desconociéndose
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la efectividad de los procesos que manejan causas en tribunales y centrándose en


tecnicismos innecesarios.

El origen del proceso y nacimiento de la acción, se consideran con muchos


obstáculos que retardan la elaboración del concepto, podemos decir que, no surge
el proceso sino de una actuación extra y meta procesal que él está llamado a
canalizar y resolver, el litigio, partimos de un estado no procesal según señala
Carnelutti que permitan sin dificultad sin extensión a los distintos órdenes de
enjuiciamiento para la solución de la controversia y cabe que se solvente por obra
de los propios litigantes o mediante decisión imperativa de un tercero. La solución
parcial (el calificativo aquí se opone a imparcial ofrece dos perspectivas o se
resuelve o imponer un sacrificio o el sacrificio del litigante de su propio interés). Para
este último siendo según indica Carnelutti autocomposición y en el primer caso la
autodefensa. En cuanto a la solución imparcial y prescindiendo de la legitima
defensa efectuada por un tercero por que representa una cantidad insignificante se
obtiene del proceso.

Existen tres posibilidades de desembocadura de un litigio. La autodefensa se


combina de parcialidad y el egoísmo aparece como una solución deficiente, de ahí
que los ordenamientos jurídicos de los Estados la prohíban como regla aunque la
consientan en situaciones excepcionales y es necesario el proceso ulterior para
declarar la licitud de la misma. A autocomposición surja antes o después de un
proceso es a primera vista la mejor de las tres bien por la economía de costo pero
implica espontaneidad de sacrificio en donde puede que la renuncia inclusive esté
vinculada a una mala representación del propio interés por parte del titular, es el
proceso la mejor solución que aporta la mayor probabilidad de la solución pacífica
y justa al conflicto enfrentado. Para que esto ocurra el tercero imparcial sea más
fuerte y él decide el conflicto para imponer su voluntad según sea el caso para
imponer la solución en caso de desobediencia o alzamiento, es por esto que la
jurisdicción mantiene otros titulares u orígenes en los pueblos cultos nuestros días
se vincule al Estado a través de sus órganos hacer el ejercicio de la justicia.
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En cuanto a las deducciones que podemos hacer la acción y la noción de la carga


proviene de esa prohibición que hace el Estado de la autodefensa, salvo en los
casos expresamente consentidos y aun en estos hay que homologar y comprobar
procesalmente los hechos y requisitos condicionantes de su efectiva existencia. De
lo cual podemos deducir que sea cual fuere la naturaleza jurídica atribuible a la
acción presenta características carga de la prueba, la cual la podemos entender
como imperativos del propio interés para prevenir un perjuicio, donde el Estado
prohíbe al acreedor apoderarse de los bienes de un deudor para cobrar su crédito,
indican los autores que es necesario que la parte interesada en el resarcimiento de
su derecho lesionado acuda al estado para plantear su pretensión al respecto.

Sobre el destinatario de la acción, por esa prohibición del Estado de prohibir la


autodefensa en búsqueda de la sociedad organizada para la solución de una
controversia por la sustitución de la acción contra el adversario al ejercerla contra el
Estado el ciudadano A agredido por B acude al Estado para solicitar condene a B
por la lesión recibida de B, el único receptor de la acción es el Estado está en la
obligación de proveer una solución a las reclamaciones que se eleven ante este de
forma justiciable. Po ello podemos decir que el Proceso cumple dos funciones una
represiva y la otra preventiva donde se debe restaurar el orden jurídico perturbado
y evitando se perturbe el orden por la autodefensa, queda claro entonces que el
estado es el destinatario de la acción que a través del poder jurisdiccional resuelve
la controversia entre las partes para recuperar un derecho lesionado.

Para Alsina y de manera más categórica que para Sentís el proceso determina una
obligación concreta del Estado respecto de las partes de un determinado litigio ya
que este último goza del monopolio jurisdiccional del juzgador hacia los justiciables,
por lo que esta obligación aun cuando el tribunal es ajeno a la controversia el Juez
debe ser imparcial en la solución de la controversia como parte de la prestación de
su servicio, por lo que el órgano jurisdiccional consentido por el Estado es objeto de
nombramiento por los litigantes. Con la explicación de la tesis del Juzgador y los
justiciables se da las bases de la relación entre el primero y los litigantes.
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Cuando hablamos de la teoría de la acción en obligacionistas y jurisdiccionalitas, es


básicamente en explicación de será el destinatario de a acción a saber: si el
demandado es el Estado, se presenta la teoría obligacionista donde se fija el punto
de partida de la acción y las teorías jurisdiccionalitas fijan el punto de llegada de la
acción o definición del proceso. La primera hablan de la autonomía y la índole
publica de la acción con un carácter concreto mientras que la segunda al
desconectar la acción de la existencia de una obligación con entre las partes o de
una de las partes atienden a una contemplación estrictamente procesal de la figura,
la cual se entiende en el primer caso en el derecho penal, donde se parte que el
delito es fuente de obligaciones.

Es de hacer notar que hablar de la teoría obligacionista no confundimos acción con


obligación sino que nos fijamos únicamente e ésta como como causa determinante
o invocada de aquella. En el caso de los jurisdiccionalista como Alcina afirman que:”
la acción y la jurisdicción son conceptos que se corresponden” y por Carlos cuando
dice en el Tratado de Counture cuando condena su posición en el epígrafe: “la
acción como derecho a la jurisdicción”, como posturas que marcan el derecho
procesal suramericano actual.

Cuando hablamos acerca de la naturaleza y los elementos de la acción podemos


afirmar que al nacer esta de la prohibición estatal a la autodefensa podemos indicar
que los elementos de la acción que se basa en el el litigio como mecanismo que
acciona el órgano jurisdiccional y entre la norma jurídica establecida y la sentencia
no se produce cambio alguno sobre el derecho material se intercala sencillamente
un litigio que el proceso se encarga de conducir hacia una decisión pero el litigio no
es más que otra cosa que la suma de dos posiciones divergentes acerca de una
real o supuesta relación jurídica sustantiva.
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El litigio es la base del proceso y es


punto de referencia obligado en el
examen de la acción el cual se puede
representar como un triángulo donde las
partes se expresan y describen como se
observa en la figura saliendo del juez de
donde la línea perpendicular que corta la
base se denomina decisión donde se busca representar el equilibrio en la decisión
tomada la cual se busca la respuesta equitativa y justa según sea el caso.

Cuando Alcina considera la acción “como la facultad que corresponde a una


persona para requerir la intervención del Estado a efecto de tutelar una situación
jurídica material” hay puntos donde se reemplaza la palabra facultad por derecho
como sinónimos Carnelutti no lo considera así, por verlo de forma relativa.

Lo importante en resumen es que el influjo de la realidad histórica sobre le derecho


en general y sobre el proceso en particular pertenecen a la esfera de lo indiscutible
y cesa la contradicción cuando se piensa en la relatividad o variabilidad que se da
por la jurisdicción más que por el concepto de acción en sí mismo. En el pedir no
hay engaño y se observa a diario en tribunales pretensiones absurdas, temerarias
o improcedentes, si bien impide al prosperar el éxito de pretensiones que la
desconozca dada su índole de instrumento posterior al empleo que la acción del
actor se haya esgrimido y haya originado un proceso y una decisión jurisdiccional
sobre la contraprestación del excepcionante.

Realmente como todos los ciudadanos tiene el derecho de acudir al órgano


jurisdiccional para sean atendidas sus pretensiones, podemos decir que el concepto
es único para las diversas materias del derecho procesal y se diferencia de la
pretensión contenida en el derecho sustantivo. Es de recordar que no son las
acciones como se indica coloquialmente en el derecho penal de homicidio, de hurto
etc, sino las pretensiones las que ha de ser satisfechas a través del proceso.
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La acción promovida por el Ministerio Publico será por lo general de poder deber
mientras que en el derecho civil podemos denominarla de poder- derecho debemos
decir que se busca una acción para para perseguir los diferentes categorías de
actos delictivos y los procesalistas civiles extienden al proceso en las acciones
declarativas, constitutivas y de condena y en resumen podemos decir que para ver
claro el problema de la acción hay que mantener diferenciada la pretensión aun
hallándose ambas indisolublemente unidas.

Cuando analizamos si la acción pertenece al derecho o a la posibilidad es


importante señalar que considerarlo como se ve en el derecho clásico donde se
denomina a la acción como un derecho puede ser inaceptable para los procesalistas
ya que muchas veces en los tribunales son muchas las pretensiones que se
plantean más allá de un derecho por parte de la parte actora manejando inclusive
solapadas intenciones de venganza y de molestar al adversario resulta anormal
hablar de promover tales procesos como el uso de un derecho y muchas veces no
es posible cortar in limite Litis y el no darle sentido de existencia habla de confundir
la acción con la razón, pero aun cuando se analizó que el Estado queda obligado a
responder a estas pretensiones pero esto no lo vincula a ningún litigante en concreto
se debe evitar esa posibilidad a su vez de la autodefensa de la que ya hablamos.
Podríamos entonces afirmar que de la forma estudiada por Canelutti y los otros
autores que la acción integra una categoría jurídica aparte, o bien el de estimar que
pertenece a un género menos enérgico y más elástico que el de derecho en donde
Chiovenda inclusive podría ser incorporado a la lista si dentro de su tesis damos
preferencia a los adjetivos (potestativo y autónomo) sobre el sustantivo derecho.

Es más acertado decir entonces que la acción como la facultad poder, potestad o
posibilidad que como derecho aceptando que posibilidad es el termino más acertado
de obtener proveimientos jurisdiccionales necesarios para obtener el
pronunciamiento de fondo y en su caso, la ejecución respecto de una pretensión
litigiosa, es decir una sentencia independientemente de si es justa o favorable para
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así lograr la paz con justicia, donde podemos concluir que la acción viene a ser al
proceso lo que la pretensión es al litigio.

Sobre la concepción dinámica de la acción, la reacción e inacción podemos decir


que la acción se opone a la reacción y contrapone a la inacción, estas frases no son
más que, cuando decimos que “la acción se opone a la reacción” así como en física
Newtoniana a toda fuerza de acción trae consigo una reacción trae en forma
análoga para el derecho procesal que las partes una acción trae una reacción de la
contraparte o una inacción de la contraparte, de lo que afirmamos que en el proceso
hay dos partes accionantes y no una y la prioridad cronológica que es que el actor
es es accionante mientras que la reacción viene de la otra parte, y están en igualdad
de condiciones dado que ambas son justiciables por el sistema, en el caso de la
reacción que viene de la contraparte puede existir una respuesta o una inacción
ante la pretensión de la parte actora.

A la acción se contrapone la inacción cuando las acciones son unilaterales o


parciales, es decir una de las partes por lo general el demandado en contraste con
la acción inicial del actor hallándonos ante la contumacia o rebeldía, ambas partes
pueden originar caducidad, la suspensión concertada y la extinción por inactividad.

Otro grupo de elementos esta la capacidad, instancia y la pretensión existen uno


subjetivo y dos objetivos, el primero es la capacidad que tienen las partes de
accionar. Los dos elementos objetivos podemos decir es la energía dinámica que
permite recabar los elementos para la marcha del proceso desde providencia de
tramites hasta la sentencia y el otro elemento es el peso que arrastra hacia el
pronunciamiento de fondo. La instancia es meramente procesal y el otro es el litigio
como previamente se explicó.

La pretensión es el cordón umbilical que une la acción con el derecho material en


litigio donde no solo se da una pretensión principal sino varias secundarias como
solicitudes o pedimentos, e inclusive con pretensiones de fondo siempre que no
sean incompatibles con la principal.
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La palabra instancia tiene varios significados y no solo es el elemento dinámico de


la acción insta el curso de las actuaciones, juicios o bien proceder a instancia de
parte que refleja el impulso ejercido en el proceso por los contendientes en contraste
con el de oficio del juzgador.

La dualidad de la acción explica la vía impugnativa y refleja el ejercicio de la acción


cuando se atacan sentencias de fondo donde se puede hablar de recurso y contra
recurso colocando como base del triángulo la sentencia impugnada para una nueva
sentencia.

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