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I. E�UCION PO ITICAr_c�y
DEL PERIODO
< - - ---,----- ...........

Lograda la victoria, el general Urg.!!i_za in�ó su cuartel general ep la guin­


ta de alermo, sede del antiguo gobernador, ubicada en las afueras de la ciu­
dad de Buenos Aires�a1�uso las pQ__merªs medidas orientadas a dar a la
p¡ovincia un gobierno provisional al tiempo que fíacri públicos su deseos de
concil1ac1ón y si"í'ítifüfestaba partidario de medidas ro resistas.'
La um aa y e esfuerzo conjunto parecían estar asegurados. EL..$?.f_tor Vi- r-1,
ce� López y Planes, de�do gobernador provisional eL4 de febrerQ._fue ) �
confirmado en el car o or la Le islatura de Buenos Aires, reunida el 19 de l�
mayo y e necho merece su rayarse pues <!.._mayoría de los miembros de la Sala
de Representantes, surgidos de la elección del 11 de abril, n2.J29 Tan ser califi­
-
c�te de urguicistas. ...-----...,___
Por lo contrario, la unión de antiguos fede-
rales unitario , en más o menos encubierta oposición, indica ya la existencia
de nuev , culos sobre las viejas diferencias; solidari�o­
vincianos que en la misma sesión habría de manifestarse.
Los legisladores, en efecto, no quisieron o no consideraron oportuno opo­
nerse al candidato apoyado por el general pero _ se ne�on a '1_esignar a éste, tal
como prop_onía el diputado �ico, "encargado de Relaciones Exteriores, nego­
c� en general de todos amiellos que compitan a laaillori­ a
dad nacional"; la adverrencia era bien n""eta: lª-p!QYip.crn no aele arí e!Dooer; '
más aón,aT otorgarle sólo un voto de gracias "por haber libertado a Buenos
=< -zc:=:

1. Véase Proclamas del general Urquiza del 4 y 21 de febrero y 17 de marzo e 1852.

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Aires del tirano que la oprimía" dejaban en claro que consideraban finalizada
SJI intervención en los asuntos intITnos del Estado. 2
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La afrenta alcanzó también al recién confirmado gobernador que pocos días


· jl��resentación p_er se oeBuenÜSÁires, liabía encargad-9 a�1za
el deseme_�ño de a uellos poderes n�on�les; de lo que podia conclmrse que,
ni directa níindirectamente por me 10 e personalidades respetables y acepta­
das como el doctor López, habría de tolerarse ninguna injerencia en los asun­
tos de la provincia.
Es el_ rimer enfrent ·(,nto a sólo tres meses de Caseros y tan rápido dete­
rioro de las relaciones, aunque previsible dadas as ten encias coa 1ga as, -se
había acelerado a raíz de ciertos agos imQQ Tbcos d�­
lamientos sin proceso y éT restablecimiento del "cintillopÜñzó". Hechos aisla­
dos pero que impresionaron más a la sensibilidad porteña que las importantes
medidas adoptadas en el plano de la administración y la justicia.
Los se�ctivos, deseosos de cons!,guir plena autonomía, ams,vecha-
r�n la coyuntura J. � propagan�J>p:;ndió en la_E�úoffBa conmovicfa
aunque no politizada. La, qeos1c1on creció con rapioe�acerbó airtiTo
convención fÍQ!lada en Paform.� 6 de abctL.día en ue se reunieroñ los go-
bern do�s de ;,uenos Aires yCorr;n�es cqn el de�gado de antª e y e pro­

pfü r mza, e ,mvocando e L P act_o e era e . , 1, otorgaron a este 1 a d lfec-
ción de las relaciones exteriores a que se ha hecho referencia.
Para los porteños, que no olvidaban la larga alianza entre Rosas y Urquiza,
esta delegación, decidida por funcionarios nombrados por el mismo general,
resultaba similar a las obtenidas por el gobernador derrocado y confirmaba el
peligro de una nueva di ctadura; la desautorización legislativa fue �yjtable y
P.���l���una �it:1acJS?2 de r2_m �miento; pr\�Ó sin embar�o la actitud
��nc11iadora que asürrueron-p_:yi'S"oti'á1es cla e ctelas part�l�e
ellos Valentín Alsina, .!!!)itario radical y ferviente opositor de Urquiza, que reti­
ró su candidatura a la gobernación de Buenos Alfes, eliminándose como rival
del doctor López, pero permaneció en el gabinete; e_! general or su parte disi­
muló el desaire y_ continuó sus lanes de r�o_rganización institucion�I-. ---
�· Sobre la necesidad de llevarla a cabo e�1ª_-ªf_uerélo general y tambiéµ
' �oincidencia en convoc ar a un Conoreso C_o_nfilitu _eJl e JJ<lrª ello; las---- discre-
pancias surgieron en tornó de los asos reliminares a cum · .
�za se había asegura o la a esióncle los Imrudatarlos provinciales
� �ced a la labor del do ctor Bernardo de lngoyen a quien envió en m1s1ón per-

J���
2. El proyecto, presentado en la sesión del día I O, fue considerado por la Comisión de Ne­
gocios constitucionales presidida por Vélez Sársfield que aconsejó aprobar sólo el voto de gra­
cias. En sesión del 16 de mayo se adoptó este temperamento por unanimidad, comisionándose a
Vélez Sársfield, Montes de Oca y Gamboa para presentarlo al general Urquiza. Ftc. 4.1. Urquiza (Archivo General de la Nación).

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sonal al Interior después de la victoria; el comisionado supo tranquilizar a los nuevo proyecto, que reflejaba el ensamiento de los grupos influyentes porte­
recientes aliados de Rosas sobre las intenciones de paz y olvido que abrigaba ños_, fue aprobado y, en aQariencia, quedó como "la resolución" que se defen­
su jefe, y los gobernadores, en su mayoría federales y de mentalidad tradicio­ dería en San Nicolás.
nal, aceptaron sin problema la nueva situación política. Pero la actitud de Pujol, dispuesto a insistir en su plan primitivo, y la pro­
Con este apoyo, Urquiza eli ió la acción rápida pues el precario equilibrio gresiva indefinición de Urquiza, presionado por sus consejeros provincianos, �
en las relaciones c�i-nci-�ueno_,§ Aires o ia rom erse-en cual· 1:1i' r­ avivó los recelos portenos. La renuncia de Alsina a su cargo ministerial y las Wv
momento ¡;;hspersar e§.fuea,os.,; na invitación a r unirse en San Nicolás fue �ificultades para reemplazarlo son claro indicio de un agravamiento en as re-
cursada-a los gobernadores con la recomendación de recabar autorización de laciones entre los gru�.
,
sus legislaturas para pasar del plano de la discusión al de la toma de decisio­ lales eran las cucunstancias en momentos en que el doctor López debía_
nes, y el 20 de mayo se llevó a cabo la primera sesión. El único gobernador sin solicitar autorización amplia para discutir en San Nicolás; hombre de confian-
j poderes d� este tip.p era el dQctoLL ópe2-y.J> laue.s. -za de Urquiza y al mismo tiempo porteño, su posición difícil explica la actitud
� la so�echa d�que las rovincias reunidas buscarían limitar a Buenos que adoptó en la emergencia y que se Iímitó a requerir de la Legislatura un
Aires y�gur� de la resisty..o,cta @e ésta opondría,a cua quier cercenamiento permiso de asistencia._
de lo que consi9eraba sus d.erechos, no solicitó más que un permiso de asisten­
cia; era 4.na po..sibi.lidª'1..d�no comgrometers� en forma abierta y mantener cierto
e,gl;lilibrio. Sus temores no eran infundados ya que, a laexrtema teñsión pTuefc5::
ada por los acontecimientos de la Legislatura, se había sumado otro hecho que
demostraba la decisión de algunos sectores cercanos a Urquiza de llegar a la
liquidación de la hegemonía porteña.
El 5 de mayo el g�e�.!Jlr� había reunido en Palermo a Vélez Sársfjeld,
Als3-.T_9mafü"uido_\0c�nte Fidel LóP.ez, �n Gorostiaga, F�

- -
J:ico � Ju n Pajol s,on el objeto de cambia' oi)íniones sobre la furnia decoñvo­
r

t
c;atona a Congreso Constl ente, ema a 1scut1rse en · n ico as. La con-
versac1on rue secrete!, pero los mvestigadores
� ' -
han podido reconstruirla en sus
líneas generales y se sabe que en primer término se leyó un proyecto presenta­
do por Juan Pujol que retomaba el plan de 1826 sobre la capitalización de Bu�­
nos Aires, se ocupaba de la convocatoria e insistía en la necesidad de un go­
bierno provisional nacional hasta tanto el Congreso nombrara autoridades fe­
derales.
El primer punto revelaba el temor de las provincias frente a Buenos Ai­
res; cercenar su cabeza era una forma de prevenir problemas QaraJ:I correntino
'FuJol, en un todo de acuerdo con el doctor Derqui, de Córdoba, que también
apoyaba ese plan; el ob etivo era tan claro que el rechazo de .los otros asis­
º

tentes no se hizo esperar pese al corte unitario del eroyecto que hubiera po­
cillFo7provocar al' una adhesión por afinidades ideol.ó.gica,s. Pero se ha seña-
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�,.µao que la s1tuac1ón conflictiva no es reductible a esquemas simplistas; más
a�lá de una línea política, la cuestión central que oponía a porteños y provin­
' ;.,< I cianos era la lucha por la negemonía efectiva sobre todo el país.
Los argumentos opue§1Q.S..a.Lp.unto_primet0--Pru:�iernr1-convenccr a Urguiza
que, deseosoae evitar fricciones, propuso una nueva redacción. Pico y V�
, Sársfield tómaron la tarea a su cargo y dejaron de lado los puntos uno y tres,
'imitándose a tratar)a forma de convocatoria al Congreso Cons1i1uycnte; el Ftc. 4.2. Vicente López y Planes.

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Las alternativas de la reunión de gobernadores y el acuerdo final confirma­ San Nicolás fue c]aro que el gobernador sería violentamente cuestionado_QQ!: WJt/'
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rían los temores del doctor López. Si bien la federalización de Buenos Aires se
rechazó pese a la encendida defensa de Pujol, los gobernadores no se limitaron
S..l!_Participación. Est�re�sumió el cargo el 14 de junio y en_yió a la Legislatura
el texto definitivo del Acuerdo con un mensaje explicativo, solicitando el pro­
i
a aprobar la convocatoria del Congreso Constituvente y resolvieron la forma­ nunciamiento de la Cámara que, a propuesta del doctor Vélez--- Sársfield, difirió
--
ción de un gobierno provisional nacional hasta que fuera promulgada la Cons­ elroblema hasta el día 21 de junio.
titución. Era, con excepción del primer punto, el plan de Pujo] objetado por la - En los días que corrieron hasta el comienzo de las llamadas "jornadas de
opinión pública porteña. junio" creció la desconfianza popular alentada porla prensa. El Nacional y
Con relación a la forma de convocatoria, la disidencia se planteó en torno Los Debates hablaban de abus<2_.y �opello y de la formación de un pode�
de los representantes fijados por provincia; el doctor Vélez Sársfield había irresponsable eor que el de la dictadura derrocada, aunque no proponían el
propuesto en la reunión del 5 de mayo la fórmula adoptada 12or la Constitu­ rechazo total del Acuerdo sino modificaciones de algunas de sus cláusulas,
ción de 1826 -un diputado por cada quince mil habitantes- en tanto el Acuer­ pues tanto Vélez Sársfield, que escribía en el primero, como Mitre, que lo
do establecía un número fijo de dos a cada una, haciendo abstracción de sÜ hacía en el segundo, se declari!_ban JJartidarios d�a organización;algüños d�
mayor o menor población y riqueza, lo que neutralizaba a Buenos A:ues. los cambios referidos se vinculaban con el mando del ejército que debía per­
WJ.¡C-Pero fue sobre todoha decisión de crear un gobierno provisional · a gue des­ manecer bajo la autoridad de Buenos Aires ya que ésta habría de costearlo,
_pertó �� fu�rtes resiJtencias, pues los amplios poderes otorgados -sobre los además del debatido asunto de la representación fija de dos diputados por
provincia; una vez más resulta claro a través -de los puntos en disputa que la
Jque no existía posibilidad de control- nicieron pensar �n una dictadura. El he­ lucha se planteaba en torno al posible ejercicio del poder real sobre todo el
� cho de que el encargado de llevar adelante la gestión fuera un hombre que ha­
bía dado repetidas pruebas de desear un ordenamiento legal no disipó los -- te- país; el dominio de las fuerzas ªE�adas y por otra e.arte el del Congreso, a
mores ante un nuevo gobierno jurídicamentediscrecioñal. través del número de diQutados �lineados en cada sector, constituían la llave,
El general Urquiza fue nombrado director provisional y prestó juramento para el logro de aquel objetivo.
ante los gobernadores. A partir de ese momento quedaba facultado ara a Ii­ Frente a estos ataques, un solo diario adicto a Urquiza, El Progreso, defen­
ca.i:...-.y_ ejecutar las declaraciones, facultad��. princjQios y actos emanados del día el Acuerdo en su totalidad, pero sus palabras caían en el vacío pues las dudas
Pacto Federal; conceng-aba�us manos los oderes legislativo y ejecutivo y y recelos dividían apasionadamente a los protagonistas.
recibiría el auxilio de un Conse·o de Estado consultivo que él mismo habría de En las históricas sesiones de junio, el Acuerdo se discutió en detalle y fue ·t--.f
,designar. i,!!!Qugnado por�ríos legisladores, destacándose la participación de Mitre y
El Acuerdo de San Nicolás, antecedente inmediato de la Constitución de Vélez Sársfield; en defensa de lo actuado habló el d.9ctor_Vicente Fidel López,' ,.,.v,,
I 1853, se aprobó el 31 de mayo de 1852 y consta de 19 artículos; además de ministro de Instrucción Pública e hijo del gobernador. De las actas surge la
instaurar el gobierno provisional, se destacan entre sus resoluciones principa­ correcta actúación de los oradores y la serenidad con que expusieron sus argu­
les la renovación del tratado del 4 de enero de 1831 (Pacto Federal), la convo- mentos en pro y en contra; sin embargo, la _Q inión ública cerró oídos a cual-
• catoria a un Congreso Federativo,, la elección de los diputados a dicho Congre- uier ti o de razonamiento y aun en el recinto de la Sala, la barra obstaculizó
so de acuerdo con las leyes existentes en cada provincil! aunque limitando su en todo momento al doctor López. El diálogo resultó imposible ante el rec a­
número, la a�olición de los derechos de tránsito !�terno y el oto:_gamient� zo decidido de antemano por el endurecimiento de las distintas posiciones y

·, ¡ general Urqmza del mando de todas las fuerzas m1htares, así como también de fue así como el objetivo nacional pareció desaparecer en aquellos momentos
·' A. ante la falsa disyuntiva de estar por o contra Buenos Aires.
AJ A la reglamentación de la navegación interior, la administración de correos -)'.E
-- -
� �mejora de postas y caminos. A�tir de aguel 22 de junio �esfumó toc!o posible entendimiento. Desau-

La Legislatura porteña-no había otorgado poder a su gobernador para to­ torizado y agredidos sus ministros, el doctor Ló ez y Planes presentó al día
mar decisiones y por lo tant'2.]altaba su aprobación al acuerdo; pese a ello, el siguiente su renuncia, de inmediato ace tada por la Legislatura que decid, Ltf.
general Urquiza ya había sido investido Director, lo que indicaba la voluntad reunirse el 24 para poner en posesión del gobierno al general Pinto en su ca-
de las restantes f2!:.C!.Vinc�s de llevaiici""adelante,
- cualquiera fuese la decisión de rácter de residente de la Cámara.
Buenos Aires. Pero en esta oportunidad el general Urquiza actuó y lo hizo con rapidez; el
{ _ Esto .12rodujo un revuelo extraordinario en la ciudad y aún antes de regresar mismo 23 redactó una nota en Palermo en la que declaraba disuelto el cuerpo
el doctor López y de conocerse el texto oficial y definitivo de lo firmado en legislativo y resolvía �ir provisioñ�m-ente efgobiernode la provincia "por

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considerar la situación actual completamente anárquica y hallarse persuadido En perfecta sincronización, la revolución triunfó sin disparar un tiro, se tomó
éle que su primer deber era salvar a la patria de la demagogia, después de haberla prisioneros a los jefes leales a Urquiza y, en cumplimiento de los planes traza­
libertado de la tiranía". Fue así como los diputados, reunidos para entregar el dos, el ejército entregó ef gobierno a los civiles. En pocas horas se réinstalaron
gobierno al general Pinto:-escucharon en cambiola orden de cesar en sus fun­ lasa utoridades provinciales de acuerdo con la l�y del 23 de junio que nombró
ciones. Gobernador Provisional al general Pinto, y éste formó su gabinete con Yalentín
- A la disolución siguió la �uspensión de diarios y clausura de imprentas, el Alsina, Francisco de las Carreras y el general José María Pirán.
encarcelamiento de los diputados Mitre, Vélez Sársfield, Portela y Ortiz Vélez El movimiento, con apoyo popular en la ciudad, se afirmó también en la
y la deportación del doctor Alsina-:-Una parte del ejército avanzó sobre la ciu­ campaña, favorecido por la adhesión de algunos genera es como José María
dad en previsión de desórdenes y el Director, en uso de las facultades conferi­ Flores y Ramón Bustos, comandantes de la zona del norte y la de_smoraliza­
das por el Acuerdo, volvió a nombrar gobernador provincial al doctor Vicente ción de las tropas de Galán que se había retirado de Palermo al estallar la re­
López y Planes el 26 de Junio; ante su renuncia un mes mas tar e, e general vuelta. El general Urquiza:-a1 conocer los sucesos, marchó sobre la ciudad en
Urquizaasumió personalmente el cargo, aux1hado por el voto corisultivo del rebeldía, dec1d1do a termmar con los que creía ue eran sólo "unos 12Q�S
Consejo de Estacfo�ta tanto se "restableciera la autoridad provincial", y en anai.;qms as pero a egar a an Nicolás el 17 y enterarse del amplio apoyo
elaeseoele encontrar un mayor apoyo interno, nombró a antiguos rosistas para recibido por el movumento tanto en la ciudad como en la cam�_cie.la_dcle.c..:.
ocupar siete de los quince puestos que componían el Consejo. dón de sus jefes, optó por retirarse a Entre Ríos para evitar una lucha inútil;
,Entre las diversas medidas tomadas bajo su gestión directa, merecen citar­ así lo füzosaber a gobierno de Buenos Aires por mtermedio del coronel Báez,
se la abolición de la pena de muerte para los crímenes políticos, la suscripción que llegó a un acuerdo con el gabinete porteño para permitir la salida hacia su
de un tratado de navegación y límites con el Paraguay y otro de comercio y provincia de las fuerzas entrerrianas que aún permanecían en la ciudad. Mere­
navegación con Portugal, el nombramiento de comisiones para redactar los ce subrayarse la actitud de Buenos Aires durante las negociaciones coiues­
códigos civil, penal y comercial -el doctor Vélez Sársf1eld, exiliado después pecto al cargo de Urquiza al que se dirigieron como gobernador de Entre Ríos
de junio fue nomfüado para re actar el pnmero-, el establec1miento de la mu­ y no como director provisional como re_!irmación de su negatíva a la acepta_:__
nicipalidad de Buenos Aires, la fijación de tarifas a uaneras y la revocac1on ción de dicho nombramiento.
del decreto q�e �onfiscaba los bienes_de _Rosas. También se reali�aron eleccio­ -Ciudad y campaña, civiles y militares, rosistas y emigrados se unieron para
.
I nes pára elegir diputados al Congreso Constituyente, las que tuvieron lugar en restaurar la soberanía de la provincia, aunque sin perder de vista el objetivo
agosto y, como era previsible, fueron designados
- los dos
-- candidatos
- oficiales:
- nacional del que Mitre se perfiló como líder entusiasta. Redactor del mani- ).JJ_
J Del Carril y Lahitte. fiesta revolucionario, expuso allí los deseos de lograr la organización del país i..v
En líneas generales, la gestión de Ur uiza en la rovincia siguió una ten­ a la cual aspiraba la mayoría de sus comprovincianos y él mismo y que a la1 wJ
dencia progresista similar a la sustentada por los sectores liberales orteños, larga triunfaría sobre la aspiración secesionista de los llamados grupos auto- .vv
pero estas coincidencias no solucionaron la situación de enfrentamiento y el nomistas.
irector debió apelar a la fuerza delas armas para mantenerse; por encima - Una serie de medidas orientadas a modificar las relaciones existentes con
de cualquier consideración práctica, su presencia era sufrida como un el resto del país se tomaron de inmediato: la provincia declaró que no recono­
:� . avasallamiento de la autonomía provincial, másiñsopottable por contraste con cería ningún acto emanado del Congreso de Santa Fe al que no aceptaba como�
el respeto guardado a los restantes Estados; y la oportunidad de sacudir este autoridad nacional "convocada e instalada debidamente" y ordenó el retiro de ,J.v
dominio se presentó el 8 de setiembre al embarcarse el Director rumbo a Santa sus dós diputados elegidos en agosto, y en lo relativo al ejercicio de las rela- �
Fe para asistir a la apertura de sesiones del Congreso. ciones exteriores, revocó la delegación hecha en Urquiza. Estas leyes implica- �
La revolución, nunca aplastada del todo, estalló el 11 de setiembre y se com­ ban la desvinculación de Buenos Aires de la Confederación y en'represalia, el t./)­
prometieron en ella los opositores de junio y militares del ejército nacional cuya gobierno confederado decidió considerarla potencia extranjera a los efectos del
defección reciente se había precipitado con la designación del general Galág comercio;-lo que a su vez mofivouñaserieéleoisposiciones del gobierno pro=­
. �orno gobernador interino de la rovincia en ausencia de Urg.!:!_i�a; por su gra­ vincial para obtener la adhesión de las restantes provmcias: el envío de una �
do, y mando de tropas, merece citarse entre los últimos a los generales Pirán y misión al interior del país, el reconocimiento de la inde endencia del Paraguay. }.,,o·
Madariaga, comandantes de los destacamentos correntinos, el primero de los y la concesión de la libre navegación del río Para á f�ron _!?s proyectos apro- .,,....,
cuales, dada su antigüedad, fue designado jefe militar del movimiento. badospor la Sala� Representante�, al tiempo �ue se preparaba un decreto �

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reglamentando el libre tránsito y depósito de mercaderías, destinado a facilitar tro, el gobernador resef!!ó su renuQ_cia el 6 de diciembre siendo reemplazado
el comercio interprovincial. por el general Pinto, presidente de la Legislatura.
- La misión de explicar alas provincias los alcances del movimiento revolu­ lDesa arecido Alsina de la escena, uedó eliminado el rinci al motivo de
cionario y obtener su adhesión recayó en el general José María Paz, que partió la erebelión, pese a lo cual el conflicto continuó por varios meses; la situación
de Buenos Aires el 16 de octubre pero no logró llevarla a cabo pues se le impi­ d los sitiadores frente a las autoridades porteñas, sus indemnizaciones y gra­
dió cruzar siquiera los límites del Estado. Las provincias habían cerrado filas dos fueron algunos de los puntos sobre los que no se arribó a ningún acuerdo y
¡vv<-l"{! en torno de Urquiza y atendían a la cercana organización que el general r�pre- en tanto se alargaban las tratativas la situación se complicó con la intervención
4-v� sentaba más gue�a lascuesttoneslormales enarboladas por Buenos A!!es.; pn-
1� mero Santa Fe y luego Córdoba impidieron el paso al comisionado y la revo-
c.,...,,.._,' • lución quedó aislada.
abierta de Urquiza en favor de Lagos y la actitud intransigente de la ciudad,
que conocía los graves problemas económicos de los sitiadores y podía por su
parte soportar sin mayores dificultades el bloqueo por tierra y agua.
Mientras las negociaciones se sucedían sin llegarse a un avenimiento, el e>',\
0t,¡ bre;Valentín Alsina, gobernador electo de Buenos Aires desde el 31 de octu-
ysu ministro de Gobierno y Relaciones Extenores, Bartolomé Mitre, Congreso Nacional sancionó la Constitución federal en la ue se eJQ ía a Bue- -<)
RUSieron entonces en marcha una política de agresión abierta contra Ur uiza nos .1res a entrega ele a a uana en condiciones que la ciudad juzgó inacepta- o"-1
bles;.entretanto el largo sitio conspiraba en favor de los siti_!do��e,_poseedo- _J
.W: v1 con el objetivo inmediato de precipitar los acontecimientos antes de la re­
;-;i_, f unión del Congreso que, sin duda, habría de dificultar la posición de la pro- res de medios suficientes, aprovecharon la falta de recurs_9s del enemigo e ini-
<::,..-

vincia al legitimar lo actuado por el Director. Para ello se estimaba contar ciaron con buen éxito una política de soborno: ·el 20 de junio, el comandante
con el apoyo de Corrientes y dentro de San Juan, Córdoba, Mendoza y San­ Coeentregó la escuaara y poco despues las tropas de tierra comenzaron el des-
tiago del Estero con grupos que provocarían conmociones internas en las res­ bande, pagadas en parte por el dinero porteño.
pectivas provincias. Con este balance,J�uenos Aires inició las acciones en­ El episodio revolucionario de Lagos se cerró el 13 de julio de 1853, día en 13, /J.
viando tropas contra Entre Ríos, a las órdenes del general Madariaga� que Urquiza abandonó la ciudad de Buenos Aires escoltado por re�tantes 1 8, \1,\'
coroner mayor anue ornes, que debía acompañarse con la invasión a diplomáticos extranjeros y a partir de entonces la división de hecho quedó le- 11"
SáITtaFe,a'írig1 a por el genera!P� yuna reacción en las provincias del galizada:----- --.--- UY\'
norte, encabezada por Antonino Taboada, hermano del gobernador de San­ Simultáneamente con estos sucesos, la decisión de convocar a un Congreso e,­
tiago del Estero. Constituyente había sido llevada a la práctica sin la presencia deBue nos Ai- c;>tW'
El plan, cuidadosamente preparado, experimentó las primeras dificultades res; los diputados se re-_unieron a fines de 1852 y el 20 de abril de 1853 la comi- Y
al fracasar la misión personal de Paz, impedido como ya se ha visto de tomar sión constituida a tal efecto presentó al Congreso su prop�esta de Carta. El
contacto directo con los grupos adictos del Interior y recibió un golpe definiti­ proyecto, inspirado en las Bases de Juan Bautista Alberdi y las constituciones
vo con la rápida reacción de Urquiza que bat� a las fuerzas invasoras de Entre de los Estados Unidos, Suiza y Chile, fue aprobado el 1 º de mayo y ado[2!ado
Ríos, abandonadas a último momento por su aliado más valioso, el goberna­ como Constitución Nacional; en ella se fijaba la forma representativa, republi­
dor correntino Pujol; a estos contratiempos se sumó el levantamiento en armas cana, federal de gobierno; la división de poderes en legislativo, ejecutivo y
del coronel Lagos, comandante general del centro dela provincia, - · que inició judicial; los derechos y garantías de las p_ersonas; la adopción de la religión
_una revuelta interna contra la política del doctor Alsina. católica como credo oficial sostenido or el Estado y toda una serie de normas
Este movimiento estalló a principios de diciembre de 1852 y logró el apo­ relativas al funcionamiento jurídico del país.
yo de sectores importantes de la campaña que, si bien se habían adherido al Ya se ha señalado la resistencia que provocó en Buenos Aires la nacionali-
movimiento de setiembre en lo que tocaba a la autonomía provincial, no de­ zación de la aduana, establecida en la Constitución; a ello se añadió la disposi- (-<.
seaban iniciar un conflicto generalizado para obtener el dominio de la nación; ción sobre federalización de la ciudad -otro aspecto del mismo problema que ,.. ... e
en líneas generales, por lo tanto, puede estimárselos alineados en el programa afectaba su hegemonía- y el artículo referente a las prerrogativas asignadas al )..,) ..,
de organización llevado adelante por Urquiza. Ejecutivo e_!l el ue se legalizaba la concentración de poderes frente a los cuer- IJ �
Los acontecimientos precipitaron a su vez la crisis dentro de la misma ciu­ pos legislativo y judicial.
da- e uenos A1res y los opositores al gobierno rompieron el frágil pacto que -La federalización y la pérdida consiguiente de la aduana no fueron consen-' 11 vr
losbabía uniao eñl alucfia por a recuperacióñde los poderes internos y traba­ tidas y la Confederación no contó con medios para imponerla por la fuerza; en �"­
jaron por el derrocamiento de Alsina. �itiada la ciudad y jaqueado desde den- cuanto a la acumulación de poderes, acontecimientos posteriores demostraron · t.(,J.,

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que se trataba más de una cuestión centrada en la persona que los ejercía que cienda, Guerra y Marina, Interior y Justicia, Culto e Instrucción Pública-3 la
de una objeción de fondo. Después de 1862, con la dirección del país en sus elección de las dos cámaras legislativas que comenzaron a sesionar a fines de
manos, Buenos Aires no volvió a plantear el problema. octu re e ese añoy el nombramiento de la orteSüprema4 se fijó la estructu�
Aceptado el cisma de hecho en julio de 1853, ambas partes iniciaron por ra formal del gobierno de la Confederación, con sede en la ciudad de Paraná,
separaao 1aTarea de organizarsé. Sobre-la base de la Constitución de 1853, la
onfederación comenzó a estructurar eí gobierno federal fijando en primer
rederalizada provisionalmente a tal efecto ante la imposibilidad práctica de \
hacerlo en Buenos Aires; a tal efecto, más tarde, la federalización se extende- r-w"'
t.r
término el mecanismo para designar electores para presidente y estableciendo ría a toda la provincia de Entre Ríos. _ j
un gabinete formado por los ministros de Interior, Hacienda y Relaciones Ex- on excepción de Buenos Aires, las provincias juraron esta Constitución y \�'":
teriores para que reemplazara a Urquiza en el manejo de las cuestiones ínter- aceptaron el gobierno nacional. Conviene, sin embargo, recordar que esta ad- ¡{,:..,J
.. n�ionales gue desem_f)eñaba en forma provisional. hesión mayoritaria no im licaba total unificación del Estado por puro y simQk
��1:[, Realizados los comicios, el general Urquiza fue electo presidente por seis respeto a laLey Fundamental; el sistema de caudillos, aún vigente en las pro- .,.._::--�
,_...,....f�ños y el doctor Salvador María del Carril completó la fórmula como vice, v!ncias, aunque se 1amasen gobe�naaores y �antuviesen una �erie de institu-1 ! ::;_
cargos que asumieron el 5 de marzo de 1854 en la ciudad de Santa Fe, mien­ . _
cion\rs conexas de tipo representativo, manterna de hecho la urnon sobre la base
tras el Congreso Constituyente se disolvía por propio acuerdo. Con la forma­ de las lealtades ersonales al presiden� electo.
cióndel---
gabinete,
-- compuesto
-- -por cinco
-- ministres _, -Relaciones Exteriores, Ha- Se ha visto más arriba que la política de Urquiza, desde los primeros mo­
mentos posteriores a Caseros, fue la de manejarse con los elementos dominan­
tes en las provincias sin llegar a enfrentamientos abiertos, Jo que Je permitió
más tarde mantener la unión pese a los conflictos entre caudillos que mante­
nían al Interior, si no en guerra interna, por lo menos al bor<!_e de ella o en QPe..:_
raciones localizadas. Como ejemplo de la inestabilidad política de la
Confeclerac1ón basta recordar el constante clima bélico y las complicadas in­
trigas existentes en las provincias aeTucuman, anttago del Estero, Catamarca
y Salta, todas ellas empeñadas en el control de la región por medio de partida­
rios locales. Celedonio Gutiérrez, gobernador de Tucumán, había sido depues­
to por una revolución mientras asistía a la reunión de San Nicolás y al hecho
no fue ajena la familia Taboada, dueña de los destinos de Santiago del Estero;
Gutiérrez recuperó el poder con el apoyo de Catamarca y de aliaqos internos a
principios de 1853 y poco después atacó a su vez al gobernador de Salta, agra­
vando el conflicto latente en el Noroeste; vencido por las fuerzas conjuntas de
Santiago del Estero y Salta y derrocado por segunda vez, no por ello desapare­
ció de la escena política. Parecida situación atravesó en la provincia de San
Juan el gobernador Benavides, expulsado del poder tan pronto se trasladó a San

3. El primer ministerio de Urquiza estuvo formado por los doctores José Benjamín Gorostiaga
(Interior), Facundo Zuviría (Hacienda), Mariano Fragueiro (Relaciones Exteriores), Juan María
Gutiérrez (Justicia, Culto e Instrucción Pública) y el general Rudecindo Alvarado (Guerra y
Marina). El doctor Zuviría no llegó a tomar posesión pues dimitió el cargo, siendo reemplazado
por el doctor Gutiérrez. La cartera de Justicia, Culto e Instrucción Pública se confió al doctor
Santiago Derqui.
4. Pese a que el Ejecutivo nombró los magistrados que debían integrar la Suprema Corte y
las Cortes de circuito (juzgados federales de provincias), las dificultades de la época impidieron
FlG. 4.3. Facundo Zuviría y sus hijos. Óleo de Amadeo Gras. su funcionamiento regular por lo que el Poder Judicial no se constituyó como los dos restantes.

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Nicolás y luego repuesto por un movimiento adicto. En�¡ Litoral, Nicanor ción, superior en elementos bélicos pero incapacitada por los factores indica­
Cácer� intentó derribar al gobernador correntino Pujo! con una invasión pre­ dos para emplear eficazmeñte sus fuerzas contra la provmcia rwelde. uenos
parada en Entre Ríos y que contaba con la aprobación de Urquiza y el apoyo A"ires negoció o sobornó según las circtmstancias, ganó tiempo, y el tiempo
porteño; sofocada la intentona, Cáceres fue devue to a ntre 1os, pero aunque trabajó en su beneficio agudizando la difícil situación de su oponente; minado
el gobierno nacional desaprobó oficialmente el hecho, Urquiza lo mantuvo en - en lo político, reducido a un estado de falencia por falta de recursos, ei gobier..::
reserva como elemento de contrapeso para frenar al gobernador correntino. no nacional era sólo una experiencia condenada
Sobre esta política de equilibrio se conservó la unidad, precaria en la medi­ -- - cuando recibió el golpe de
gracia en la _batalla de Pavón. -
da en que se apoyaba en la adhesión personal pero políticamente útil frente al Sin embargo, el hecho de que se organizara formalmente y que paralela­
conflicto con Buenos Aires. Sin embargo, su imprevisible continuidad, una vez mente se llevara a cabo en Buenos Aires un proceso similar configuró la muy
desaparecido Urquiza de la escena, la inestabilidad constante, que dispersaba particular situación de un país dividido en dos entidades con un status de nacio­
esfuerzos, y en especial las gravísimas cuestiones económicas en que se deba­ nes soberanas o muy cercanoa él, pese a considerarse partes de la misma repú­
tía el gobierno nacional debilitaron seriamente su posición y disminuyeron sus blica. Y es importante señalar que de las refaciones que ambas mantuvieron du­
pps1bilidades de juego político. En abierto contraste, el Estado porteño desco­ rante.este período resultó un avance evidente en el proceso hacia la unificación
nocía estos problemas; sin compromisos básicos dentro y fuera del país y sin económica, aunque parecería lejano el mismo objetivo en el plano político.
angustias financieras, especuló hábilmente con el deterioro de la Confedera- Inmediatamente después de la revolución de setiembre, Bueno� Aires rea­
lizó un serio intento en tal sentido mediante el empleo de la fuerza; el fracaso
de la-mañiobra y fa revolucÍón de Lagos modificaron dicha política y pospu­
sieron tanto en la provincia como enlaCónfederación-Ia solución del c�ntlic­
to por esta vía, excepción hecha de acciones aisladas, orientadas mas que nada
a una labor de hostigamiento.
Influyeron en esta actitud algunos de los problemas que aquejaban al go­
bierno nacional y que han sido señalados en forma sumaria; e� Buenos Aires,
el ascenso de grupos partidarios del localismo que desplazaron del pode�los
nacionalistas a fines de 1852 trabajaría en elrnismo sentido, derivando la pre­
ocupación ele losporteños hacia su propia organización. -
-Ue a Tí que a fa muerte del general Pinto, ocurrida a mediados de 1853, su
sucesor Pastor Obligado, se aplicara de inmediato a obtener la adopción de una
constitución para la provincia, que fue jurada en mayo de 1854.
Se hace notar que en los debates que precedieron a su aprobación, lo� /
tares nacionalista� con Mitre a la cabeza, se habían opuesto a la mayoría �
focalista, simpat1zañfe-con la iclea de un Estado soberano que legalizaría el ais- M 1
fam,ento; pero, si bien los argumentos de Mitre sobre la falta de derecho de la MI;:.
legislatura para crear la nacionalidad porteña "porque una provincia que se '"""""'
reconoce parte integrante de una nación que preexiste, aunque no se halle incor-
. parada a ella de derecho, no puede legislar sobre esa materia que es de la exclu­
siva competencia de la soberanía nacional..." no obtuvieron mayoría y triunfó
el localismo, la nueva Constitución no llegó a consagrar la separación definitiva.
En la medida en que la división era un hecho, _ambas partes se aplicaron a
mantener un modus vivendi que hasta 1862 osciló entre el contacto pacífico
-fuese económico o político- y los enfrentamientos abiertos en ambos campos,.
Ya se ha señalado el estado de la o inión en Buenos Aires con respecto al
FlG. 4.4. Fray Mamerto Esquití. 1:Pº je_rela��ones posibles con la Confederación; el grupo mayoritario, arti-

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dario de una política autonomista y si cabe agresiva, fue moderado en parte <.:icrto no era deseado por ninguno de los dos gobiernos; aceptados de inmedia­
por la tendencia a solucionar los problemas de convivencia por las vías pacífi­ to, fueron comisionados para negociar con el gobierno �rteño, que a su vez
cas, que tendía más claramente a la unidad nacional. Esta dualidad se observa los recibió con beneplácito. Las tratativas progresaron rápidamente y el 20 de'�-"
también en la Confederación, que mantuvo una actitud oscilante entre el ata­ diciembre se firmó u� conveni� p� que se esta61E:c1ó el armisticio entre. ���
que y el acuerdo. l�uen�s Aires y la Confederación sobre la �ase_del statu q_u?�el tratad� definí- .:;.
'V""?
Retirado Urquiza de Buenos Aires en 1853, la situación no experimentó ma­ 11 vo, firmado el 8 de enero de 1855, fue suscrito por Santiago Derqm y Juan¡ /Z,J..U­
yores variantes hasta noviembre de 1854, fecha en que un grupo de emigrados dcl Campillo (!ninistros q_el Interi9r y_ de H�ienda res ectivamen� en nom�¡ ::. " �
luego de la revolución de Lagos invadió la provincia desde Santa Fe a las órde­ bre de la Confederación y Juan Bautista Peña en representación del Estado de �
nes de Jerónimo Costa; derrotados por Hornos el 8 de ese mes en la batalla de Buenos Aires.
Tala y obligados a reingresar en territorio de la Confederación, el episodio, aun No habremos de entrar aquí en detalles sobre la marcha de las conver- �111:_
cuando no había contado con el apoyo armado de Urquiza y fue condenado por saciones; interesa en cambio puntualizar el contenido del tratado que evitó por '.;vt-­

,-:r:;
el gobierno nacional, dificultó las relaciones e intensificó los preparativos arma­ cl momento la lucha en el !ano económico al reconocer la unidad del sistema
dos por ambas partes, acercando una vez más el peligro de la gue1rn civil. mercantil y mantuvo oficialmente la amistad ent(e los.dos gobiernos_por aÍgQ
En tales circunstancias, dos importantes hombres de negocios, José María más de un año. En él, ambos se comprometieron a defender la unidad del terri- '""w-c
<;=ullen, futuro gobernador de Santa Fe, y Daniel Gowland, iniciaron una ges­ torio nacional
o
y a colaborar en la lucha contra el indígena y aceptaron el prin- · �
1
�ión privada para tratar de dar con una solución de avenimiento y hacia fines CÍpÍ de que la separacion de Buenos Aires no alteraoa 1asleyes de la nación;· �
de noviembre se ofrecieron a Urquiza como mediadores en el conflicto que por acordaron ei-üso de-la mismalfan-dera para los ooques matriculaoos-en la Con- 1 M,A.t,
federación y en la provincia y autorizaron la introducción y circulación libre �
de productos nacionales en ambas jurisdicciones; en lo que respecta a las mer­
caderías extranjeras salidas de los puertos del Estado de Buenos Aires para la
Confederación o viceversa, no pagarían otros ni mayores derechos que los qüe
fueran impuestos a los que procediesen de otros mercados; el tránsito· de mer­
caderías podría efectuarse por agua o tierra y se establecería una oficina de
registro sobre la frontera; también se fijaron normas para facilitar las comuni­
caciones internas.
Importante paso en favor de la unificación económica, el tratado no solu­
cionó, en cambio, el problema ae la división política, sin duda el punto _!11ás
difícil, habida cuenta de ros-comp 1ca osintereses en juego donde se mezcla­
bañ la cuestión de la hegemonía, las prevenciones personales e intrigas locales
y los intereses de algunos países extranjeros favorecidos por la desunión inter­
na de la Argentina.
Durante el corto período de relaciones oficialmente cordiales que siguió al
arreglo, los pasos encaminados a obtener la unión como los episodios que difi­
cultaron las negociaciones y llevaron a la abrogación de los tratados, pueden
resumirse cronológicamente del modo siguiente: en abril de 1855 la Confede­
ración designó a Daniel--u5wland su agente comercial en Buenos Aires, a fin
de qLiese ocupase a su paso por aquélla del comercio e las-provincias; al mis­
mo tiempo lo mstruyó ara iniciar conversaciones so6re la actitud conjunta a
asumir ante el problema planteado en esos momentos entre Brasil y Paraguay y
-también para tocar la cuestión de la defensa de las fronteras contra los indios.
F,c. 4.5. Plaza de la Victoria, la Catedral y La casa de Riglos. Jura de la Constitución el 23 de n julio, un conato de revuelta organizado porlos antiguos partidarios d�
mayo de 1854 (Archivo General de la Nación). Lagos, emigrados a Montevideo y con algunas conexiones en los sectores ru-

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a conocer la nueva situación dejó traslucir con toda claridad la decisión de re­
ral es de la provin cia, �ngue fue sofocada con r2.Pidez, rovocó la r enuncia de
currir a t a fuerza p ara obligar a la provin cia rebelde a incorporarse en igualdad
lreneo Portela , ministro de Gobierno de Obligado ; para reemplazarlo s�­
'!t'
de condicion es al gobierno nacional.
bró al doctor Valen tín Alsina, que encaró de inmediato un proyec to de relacio­
Entre_ marzo de 1856 y octubre de 1859, �1omen to en que s� produce � I
nes entre e l gobie rno n acional y la pr ovin cia, envian do a ta l efe ct o a Juan Bau­
enfrentamiento armado en Cepeda, ambo s gobiern os buscaron afirmarse poi�
tista Peña para n egociar. E n las instruc ciones se le encomendaba lo orar una
1icamente en el plano internaci onal como un modo de establecer suprema�� �
112�or co�e.ración entre !os dos gobiernos, aten diendo a la situación �} antea­ mediante el reconocimiento diplomático, al tiempo que desplegaban una sene[ J�
da entre Brasil y P�agu��· que po�ía envolver a la Argentina; acordar una a�uda
déiñaníobras económicas destinadas a debilitar al adversario. En la p u gna, los
mutua en caso de mvas1on (y aqu1 pesaba la sospecha porteña sobre la colabo­
gravísimos y ca da día más agudos problemas financieros que lo aquejaban
ración otorgada por Urquiz a a los emigrados que periódicamente trataban de obligaron al go bierno nacional a medidas extremas p ara �osten� rse; pe�o la
retornar al poder); discutir el derecho de Gowland a cobrar im uestos sobre
estructura económica del país conspiraba en favor de su nval e invalido sus
_bienes en tránsito a la Confederación; tratar de unificar la repr esen tación con­ esfuerzos. En vano proliferaron las adu anas, se intentó implantar el papel mo­
- sular en el extranjero y so licitar de la Confe der ación que no contra tara más neda se establecieron los derec hos diferenc iales ... La única fuente importante
empréstitos pu es,,_d e lograrse la unificación, éstos gravarían los ingresos de la
de d¡'nero era la aduana de B uenos Aires y allí confluía el comer cio y se multi­
.aduana d e Buenos Air es.
plicaban los intere ses extranjeros, todos factores que a su t urno habrían �e pe-
�ñ� viajó a Par�ñá en noviembre de 1855 y entretanto se produjeron algu­
sar en la luc ha diplomática por el reconoc imiento de las grandes potencias.
nos mc1dentes que dificultaron luego su gestión : uno de ellos fue la nota enviada
con fecha 10 de octubre a Buenos Aires por el ministro del Interior de la Confe­
deración, doctor Santiago Derqui, transmitiendo a la provincia una resolución
del �ongreso naciona!, 9ue expresaba el deseo de su pronto reingreso junto a las
�emas, pero qu_ e _el min istro _complementó con algunos términos poco diplomá-
_t1��s y casi agresivos que dej aban traslucir la decisión del gobierno de Paraná de
u�1!Izar, llegado el caso, cualquier medio para lograr la unión. También recrude­
�1eron l o�taques i��ígenas a la fr?ntera sur de la provincia, y creció la sospe­
cha s?bre la comE!_1c1dad de Urgmza en estas depredaciones. Por último, otra
te�tat1va fracas��a de los em(grados en ese mismo mes contribuyó a disipar el
clima _ d� tranqu1hd �d necesario para llevar adelante las negociaciones.
- Iniciadas a mediados de diciembre entre el enviado porteño y los ministros
de la Confederación, Juan del Campillo y Santiago Derqui, las conversacione s
se �eslizaron ��n escaso entusiasmo, complicándose por el poco hábil desem­
p_e�o del _co1ms1onado Peña, que pu�o fi� �su misión sin ningún resultado po­
!1t1vo a fin es de enero d� 1�56: La s1tuac1on, agra vada por las intrigas desarro­
lladas durante las negociactones, se tornó explosiva en ese mismo m es de ene­
ro al producirse una nueva invasión a Buenos Aires, procedente del sur de Santa
Fe , �l m�.!!d
_ o de José_María Flor es; pese a la escasa importancia del hecho y a
la v1ctona d� las :uerzas P?i:teñas �mandadas por Mitre que dispersó a los
a�acantes y ej ecuto a los pns10neros (entre ellos Jerónimo Costa), la invasión
dio el pretexto p�ra terminar con el statu quo y l os tratados· los porteños acu­
saron de comphc1dad a la Confederación, y el gobierno de Paraná, en nota fir­
mada por Derqui, protestó en términos poco conciliadores contra la violación
de la fr? ntera �orri etida por las fuerzas de Mitre al pe rseguir a los invasores.
Hacia mediados de marzo Der qui com unicó oficia lmente a Buenos Aires la Flc. 4.6. Derqui (Archivo General de la Nación).
abrogación de l os conve nios, y� u na circular a las provinci as en la que daba

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