Anda di halaman 1dari 5

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ENTRAN EN EL SIGLO VEINTIUNO

Charles Tilly

En el ejemplo que nos presenta de Filipinas, vemos cómo la concurrencia de ciudadanos


filipinos, no violenta pero de manifiesta importancia, ayudó de nuevo a producir una
importante transferencia de poder con la dimisión del Presidente Estrada y aupando a Gloria
Macapagal. Surgió la pregunta si todo el revuelo en las calles no había proporcionado algo más
que el camuflaje para unos decisivos pasos políticos, tomados por dirigentes que habían ya
decidido librarse de una figura títere inconveniente para ellos.

El analista de las tecnologías Howard Rheinggold toma la aventura filipina como la precursora
de lo que ha llamado “Smart Mobs”: gente que es capaz de actuar coordinadamente sin
conocerse. Los teléfonos móviles y los mensajes de texto comenzaban a ser serias alternativas
a las telecomunicaciones de línea fija, especialmente donde la pobreza, la agitación política o
la propia geografía impiden la creación de una infraestructura estatal. Rheingold va más allá y
afirma que las “smart mobs” conectadas por mensajes de texto están quitando el
protagonismo a los movimientos sociales convencionales del siglo XX. Tilly afirma que los
movimientos sociales están cambiando durante el comienzo del siglo XXI, pero señala cuatro
advertencias importantes:

1. Evitar el determinismo tecnológico (cambios en los contextos sociales y políticos)


2. Las innovaciones en las comunicaciones en el s. XXI operan de dos maneras:
disminuyendo los costes de coordinación entre activistas y excluyendo a aquellos que
no tienen acceso a los nuevos medios de comunicación.
3. La mayor parte de la actividad de los movimientos sociales continúa dependiendo de
formas de organización local, regional y nacional que ya predominaban a finales del s.
XX.
4. Evitar la suposición de que la confrontación entre globalización y anti-globalización
domina en la actualidad la escena de los movimientos sociales.

Globalización

Cuando de forma mayoritaria se produce un conjunto de conexiones y prácticas sociales que


se expanden desde una escala regional a otra transcontinental podemos hablar de que la
humanidad en su conjunto se está globalizando. Tres olas principales de globalización:

1. 1500: Propagación de la influencia de Europa, el crecimiento del imperio Otomano y


las paralelas expansiones de los comerciantes chinos y árabes en los Océanos Índico y
Pacífico.
2. 1850-1914: Masiva migración internacional. Altas cotas de comercio internacional y
movimientos de capital. Mejoras en transporte y comunicaciones. Esta segunda oleada
incrementó las desigualdades de riqueza y bienestar entre aquellos beneficiarios y el
resto. Ésta etapa consolidó los estados, aumentando el poder de éstos sobre los
recursos, actividades y población dentro de sus fronteras.
3. 1950-Actualidad: Menores migraciones y más divididas (cualificados y no cualificados).
Diferencias de riqueza y seguridad entre países ricos y pobres se estaban ampliando.
La circulación de bienes y capital se incrementó más que en el s. XIX y el comercio
internacional entre países y compañías se aceleró. Durante esta etapa se está
produciendo un debilitamiento del poder de la mayoría de los estados. Al mismo
tiempo, las organizaciones no gubernamentales y supra-gubernamentales escaparon
parcialmente al control de cualquier estado.

Globalización y Movimientos Sociales

El funcionamiento de la globalización se puede ver distinguiendo entre las conexiones “arriba-


abajo”, adaptación “abajo-arriba” y un terreno medio de negociación. De “arriba-abajo” la
globalización produce conexiones entre centros de poder. De “abajo-arriba”, la globalización
parece diferente: incluye conexiones tales como las corrientes migratorias de larga distancia,
las comunicaciones telefónicas transfronterizas y transoceánicas, remesas enviadas por
migrantes, etc. En la zona intermedia de negociación, la gente responde a las oportunidades y
amenazas generadas por los procesos “arriba-abajo” empleando redes “abajo-arriba” para
crear nuevas relaciones con los centros de poder.

Desde el comienzo, los activistas han respondido a los medios de comunicación. La radio y la
televisión jugaron un papel importante durante el s. XX.

Tilly, siguiendo a Haythornthwaite y Wellman, afirma que la integración de las innovaciones


de las comunicaciones en las relaciones y prácticas sociales previas se extiende a los
proyectos que la gente ya tenía en marcha. Cada nueva forma de conexión en las
comunicaciones facilita un conjunto específico de relaciones y excluye otras (los que no tienen
acceso a las mismas). Además, los medios de comunicación difieren en su grado de simetría y
asimetría: prensa, radio y tv presentan una importante asimetría entre participantes, mientras
que las comunicaciones digitales corrigen en equilibrio en cierta medida.

Existencia de circuitos políticos: no sólo redes de conexión entre activistas políticos, sino la
completa combinación de fronteras, controles, negociaciones políticas, medios de
comunicación y relaciones significativas. Los movimientos sociales construyen, crean y
transforman los circuitos políticos. En este sentido, los medios de comunicación marcan la
diferencia porque cada medio, con sus propios métodos, refuerza algunas relaciones, facilita
otras que serían difíciles sino y excluye un buen número de otros posibles vínculos (efectos
selectivos importantes). En lugar de determinismo de las comunicaciones, encontramos
participantes políticos activamente implicados en innovación organizativa.

Los cambios en el contexto político y organizativo intervinieron mucho más directa e


inmediatamente en el funcionamiento de los movimientos sociales que las transformaciones
tecnológicas como tales.

Tilly saca dos conclusiones importantes:

1. En la medida en que los movimientos sociales coordinados internacionalmente


dependen de la comunicación electrónica, éstos lo tendrán más fácil en los países ricos
que en los pobres.
2. Las comunicaciones electrónicas conectan a los activistas de movimientos sociales de
forma selectiva a través de los países y dentro de los países.

En el medio plazo, este importante aspecto de la globalización está haciendo el mundo más
desigual. Tilly destaca que los organizadores de movimientos sociales internacionales han
incorporado ampliamente las tecnologías de comunicación digital en sus actuaciones.

Lance Bennett afirma (sin decir que sean hechos consumados) que los medios de
comunicación digitales están cambiando el activismo internacional de diversas e importantes
formas, lo cual les hace más vulnerables a los problemas de coordinación, control y
responsabilidad:

 Construyendo redes organizadas de forma flexible, siendo un elemento crucial para la


comunicación y coordinación entre activistas.
 Debilitando la identificación de activistas locales con el movimiento en su conjunto, al
permitir en mayor medida la introducción de asuntos locales en el discurso del
movimiento.
 Reduciendo la influencia de la ideología en la participación personal en los
movimientos sociales.
 Disminuyendo la relativa importancia de organizaciones locales y nacionales como
base para la actividad del movimiento social.
 Incrementando las ventajas estratégicas de organizaciones con escasos recursos.
 Promocionando la creación de campañas permanentes (ej. Anti-globalización) con
objeticos inmediatos cambiantes
 Combinando las viejas actuaciones cara-a-cara con actuaciones virtuales.

Tilly apuesta más por permanecer escéptico frente a un simple determinismo tecnológico, de
igual forma que defiende la no atribución de todo cambio en los movimientos sociales del
s.XXI a la globalización: la coincidencia no muestra causalidad. Las conexiones internacionales
vinculan a gente que sigue actuando principalmente dentro de los límites nacionales y que
continúa tomando en serio a los gobiernos de esos países, de forma que los estados siguen
siendo importantes actores.

De vuelta a Filipinas

En la región de la capital de Filipinas los movimientos sociales se han institucionalizado en


formas reconocibles, utilizando repertorio del movimiento social internacional, formado en
parte por una campaña, un programa manifiesto, identidad y reivindicaciones sostenidas. La
democracia incompleta filipina ofreció un escenario favorable para los movimientos sociales.
La democracia a y los movimientos sociales se han hecho compañía durante el comienzo del
s.XXI alrededor del mundo. Los participantes en los movimientos sociales filipinos recientes
proceden de manera aplastante de las clases medias (Rafael, 2003).

No sólo países autoritarios, sino también segmentos autoritarios de países parcialmente


democráticos permanecen fuera del mundo de los movimientos sociales. Además, las
relaciones internacionales tienen una clara importancia en este trascendental conflicto
nacional: la intensa cobertura de los medios internacionales demostró que los activistas de
Manila no tenían otra opción que la de actuar simultáneamente en la escena local y mundial.

El uso de teléfonos móviles y sms no fue decisivo durante la campaña contra Estrada, el
contexto global de la movilización se parece en gran medida a los movimientos sociales
anteriores.

Según Tilly, las organizaciones y cabecillas políticos que se habían opuesto desde hacía
tiempo a Estrada jugaron un papel importante para movilizar la generalizada desafección
popular hacia Estrada en una campaña sostenida.

En el plano internacional

En buena parte del mundo, mientras tanto, los movimientos sociales se estaban
internacionalizando. En los dos siglos de historia de los movimientos sociales, tanto
demandantes como objetos de demanda se han desplazado de lo local a lo regional, de ahí a
lo nacional y, por último, a lo internacional (Tilly, 2004). La construcción de un “nosotros”
internacional se ha convertido en un rasgo cada vez más reconocible en los movimientos
sociales del siglo XXI.

Para comprender la internacionalización de los demandantes y los objetos de demanda, hay


que reconocer dos aspectos de la internacionalización: la proliferación de intermediarios que
ayudan a otros a coordinar sus reivindicaciones en el nivel internacional, y la multiplicación de
conexiones laterales entre grupos de activistas implicados en realizar demandas similares
dentro de sus propios territorios.

Tilly señala la correspondencia entre la formación de ONGIs y la creación de organizaciones


gubernamentales o cuasi-gubernamentales como la OIT, la ONU o el Banco Mundial. Las
ONGIs se localizaron de manera desproporcionada en ciudades que también alojan
importantes instituciones de toma de decisiones. Las acciones internacionalmente
coordinadas de movimientos sociales, además, se concentraban de igual manera en o cerca de
grandes centros de poder político y económico. Además, las ONGIs convocaron protestas
paralelas en localizaciones estratégicas de otros lugares.

Tilly señala el aumento de actuaciones geográficamente dispersas como una táctica de los
activistas internacionales.

Los resultados de Imig y Tarrow muestran que a finales del s.XX, en Europa, la mayoría de las
de las demandas de movimientos sociales continuaban ocurriendo dentro de las fronteras de
los estados, con demandas dirigidas fundamentalmente hacia objetos dentro del mismo
estado. Las redes internacionales como Jubileo 2000 terminaron fragmentándose.

Tilly señala que ni las “Smart Mobs” ni las redes más débiles gozan de la suficiente capacidad
para sostener una labor política en defensa de sus programas, como ha demostrado ser un
acompañante necesario de los repertorios de los movimientos sociales en siglos pasados.

La activista y analista Neera Chandhoke muestra su preocupación ante una triple amenaza:
que las ONGIs eludan la responsabilidad democrática en el mismo grado que la OMC o el FMI,
que las organizaciones y activistas del norte dominen la producción internacional de demandas
en detrimento de organizaciones y gente de países más pobres y peor conectados, y que la
división entre los políticos expertos y la gente común se acentúe.

Tilly finaliza reflexionando sobre una posible división de los movimientos sociales: en un lado,
viejos estilos de acción y organización que apoyan la participación política continua en los
núcleos de toma de decisiones; en el otro, muestras espectaculares pero temporales de
conexión mundial, en gran medida mediada por organizaciones y dirigentes especializados.

Anda mungkin juga menyukai