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Universidad Abierta Para Adultos

UAPA.

ASIGNATURA:
Psicología evolutiva
FACILITADOR \a:
Daysi Ramos Gómez
Tema:

Tarea # 4

Participante:
Lissette Balbuena García

Matricula:
12-2930

Fecha:
25/07/2018
Introducción
Los primeros años de vida son el molde de lo que será nuestro futuro, la educación,
contexto y características personales son los elementos que lo delimitan.
Desde el perspectiva psicológica existe trastornos característicos de estas edades,
conocidos como “Trastornos del inicio de la infancia, niñez o adolescencia”, estos se
presentan en un porcentaje de la población, aunque no es alto, sigue siendo
significativo para las personas que los padecen y los familiares.

Estos trastornos casi siempre se diagnostican antes de los 18 años, aunque algunas
personas hasta la edad adulta reciben un diagnóstico; es importante la identificación
de alguno de estos trastornos debido a que causan dificultades para las personas que
los tienen y tener información sobre los mismos o un tratamiento, puede mejorar
bastante la vida actual y futura de las familias, y una mejor adaptación al medio social.

1. Elabora un resumen sobre los trastornos de inicio en la


infancia, la niñez y la adolescencia.

Retraso mental

Definición.
La Asociación Americana sobre Retraso Mental, define el retraso mental como una
discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento
intelectual (razonamiento, aprendizaje, resolución de problemas) y en la conducta
adaptativa, que abarca muchas habilidades sociales y prácticas cotidianas.
Características.
El retraso mental se manifiesta en los niños en la edad escolar, momento a partir del
cual se puede determinar y calcular el CI; por lo que se origina antes de los 18 años de
edad. Su prevalencia es de un 3%.

Se considera que los individuos que tienen un CI de aproximadamente 70 o menos


tienen retraso mental. A pesar de esta consideración, puramente psicométrica, de
acuerdo con los criterios diagnósticos de RM aceptados por la OMS y por el DSM IV,
se necesita, para considerar a un individuo como retrasado mental, que, además de la
cifra de CI, concurra la condición de desadaptación por lo menos en dos de las
siguientes áreas:

Comunicación, autocuidado, vida en casa, habilidades sociales e interpersonales, uso


de los recursos comunitarios, autonomía, habilidades académicas, trabajo, ocio, salud
y seguridad.
Clasificación.
El retraso mental se puede clasificar en cuatro grados de acuerdo al CI.

Retraso mental leve: corresponde a un CI entre 70 y 50-55.


Retraso mental moderado: corresponde a un CI entre 50-55 y 35-40.
Retraso mental severo: corresponde a un CI entre 35-40 y 20-25.
Retraso mental profundo: por debajo de un CI 20-25.
Causas del retraso mental.
El retraso hereditario: Muchas veces el nivel de retraso es leve con CI de 50 a 70. A
menudo miembros de la familia también lo sufren.
El retraso hereditario ocurre principalmente en familias de bajos recursos, donde la
nutrición, la estimulación intelectual, la atención médica y el apoyo emocional no son
adecuados. Esto indica que el retraso mental hereditario proviene principalmente de
un entorno empobrecido.
Muchos casos de retraso podrían prevenirse con una mejor nutrición, educación y los
programas de enriquecimiento en la niñez temprana.
Causas orgánicas: cerca de la mitad de los casos de retraso tienen origen orgánico, es
decir, se relacionan con trastornos físicos: lesiones al momento de nacer (falta de
oxígeno durante el parto, por ejemplo) y daño fetal (daño prenatal por enfermedad,
infecciones o consumo de drogas por parte de la madre.
Otra causa se debe a los trastornos metabólicos, que alteran la producción de energía
y su aprovechamiento en el organismo.

Algunos tipos de retraso provienen de anomalías genéticas como genes faltantes,


adicionales o defectuosos. La desnutrición, la exposición al plomo y otras sustancias
tóxicas que pueden causar retraso orgánico durante la niñez temprana.
Trastornos del aprendizaje

Definición.
Es un fallo no esperado, específico y persistente para la adquisición de destrezas
académicas eficientes a pesar de una enseñanza convencional, de una inteligencia
adecuada y de una oportunidad sociocultural.

Características.
Aproximadamente el 5% de los niños en edad escolar tienen dificultades con la
lectura, la escritura o las matemáticas. Lo más probable es que los problemas de
aprendizaje se presenten inesperadamente durante la escuela primaria, pero cada vez
existen más datos que indican que se pueden identificar en edades preescolares.
La capacidad del niño de progresar en el área académica específica está por debajo
de lo que se espera para un niño de su edad, nivel educativo y nivel de inteligencia. La
dificultad experimentada por el niño es lo suficientemente grave para interferir con el
progreso académico o las actividades normales apropiadas de su edad en la vida
cotidiana.
Los trastornos del aprendizaje algunas veces se denominan discapacidades del
aprendizaje, o discapacidad específica para el aprendizaje. La mayoría de los niños
que tienen trastornos del aprendizaje tienen una inteligencia normal.

Frecuencia
El 80% de todos los niños con problemas de aprendizaje se presentan dentro del
espectro de la dislexia.
La prevalencia de la discalculia se estima alrededor del 5% y el 10% de todos los
niños en edad escolar presentan un problema fundamental de aprendizaje.

Clasificación.
De acuerdo al DSM IV se distinguen cuatro grandes grupos de desórdenes específicos
en el desarrollo y uno no especificado.
Trastorno de lectura. (En ocasiones llamado dislexia)
Trastorno de cálculo. (Ejemplo dificultad para realizar cálculos.
Trastorno de expresión escrita. (Ejemplo, dificultad para realizar tareas escritas)
Trastorno del aprendizaje no especificado.
Causa
Se cree que los trastornos del aprendizaje se producen a causa de una anomalía en el
sistema nervioso, ya sea en la estructura del cerebro o en el funcionamiento de las
sustancias químicas del cerebro. La diferencia en el sistema nervioso provoca que el
niño que tiene un trastorno del aprendizaje reciba, procese o comunique la información
de una forma diferente.
Afectan
Del 10 al 30 % de los niños tienen trastornos del aprendizaje. Se calcula que los
trastornos para las matemáticas afectan al 1 % de los niños en edad escolar. Los
trastornos de lectura son más comunes en hijos de padres que experimentaron un
trastorno del aprendizaje. Hay más probabilidades de que se les diagnostique un
trastorno de lectura a los niños que a las niñas.
La predisposición genética, los problemas durante el embarazo, el nacimiento o la
infancia temprana, así como otras condiciones médicas pueden estar asociados con la
causa de los trastornos del aprendizaje.
Trastorno de la lectura.

Definición.
Es el compromiso marcado y significativo de la habilidad para el reconocimiento de las
palabras y la comprensión de la lectura, no atribuible únicamente a la edad mental,
retardo mental, déficit auditivo, visual o neurológico, o una enseñanza inadecuada.
Este trastorno va a interferir con el logro académico del niño o con las actividades
cotidianas que demandan habilidad para leer.
Si existe un déficit sensorial, las dificultades de lectura van a sobrepasar, a aquellas
usualmente asociadas con él.

Principios terapéuticos
Como los problemas de aprendizaje son permanentes, no existe una curación
definitiva. El tratamiento debe centrarse en la mejoría y en la adquisición de
mecanismos de compensación. Dado que el fenotipo cambia con la edad, el
tratamiento debe ajustarse a la edad del niño.
Durante los primeros años debe hacerse énfasis en la mejoría, y posteriormente en las
adaptaciones y compensaciones acorde al estilo de vida.
Trastornos de habilidades motoras

Definición.
Es un trastorno en el que el rendimiento en las actividades cotidianas que requieren
coordinación motora es sustancialmente inferior del esperado para la edad del niño y
con inteligencia normal.
Características.
La característica esencial del trastorno del desarrollo de la coordinación es una
alteración significativa en el desarrollo de la coordinación motora.
El diagnóstico sólo se establece si interfiere significativamente con el rendimiento
académico o las actividades de la vida cotidiana, y además no se deben a enfermedad
médica (parálisis cerebral, hemiplejía o distrofia muscular) y no se cumplen los
criterios del trastorno generalizado del desarrollo. También se ven afectadas la
memoria de tareas motoras y la integración de funciones motoras.

Clasificación.
El trastorno de las habilidades motoras incluye el trastorno del desarrollo de la
coordinación, caracterizado por bajo rendimiento en las actividades que requieren
actividad motora. El rendimiento está por debajo de la media, teniendo en cuenta la
edad e inteligencia del sujeto.
Trastorno del desarrollo de la coordinación.

Definición
Es un síndrome caracterizado por unas habilidades motoras groseras, imprecisas y
torpes, aunque las destrezas motoras no estén gravemente alteradas.
En la actualidad es el único trastorno incluido en la DSM-IV-TR, en la categoría de los
trastornos de las habilidades motoras.
Las manifestaciones de este trastorno varían en función de la edad y el estadio
evolutivo del desarrollo. Aunque este trastorno es con muy poca frecuencia un motivo
principal de consulta psiquiátrica, se suele hallar comúnmente en asociación con
muchos trastornos psiquiátricos, especialmente trastornos del aprendizaje, trastornos
de la comunicación, conductas desorganizadas y trastornos por déficit de atención.
Aproximadamente el 5% de los niños presenta deterioros importantes de las funciones
motoras finas o gruesas, que se ponen de manifiesto al correr, al tirar una pelota, al
abrocharse los botones, al aguantar un lápiz, o por la falta de habilidad y torpeza
general.
Caracteriza
Se caracteriza el trastorno por una ejecución de las actividades que requieren
coordinación motora, muy inferior a la esperada. Se hace evidente muy pronto en la
infancia, cuando el niño afectado comienza a intentar tareas que requieren. Se han
definido tres áreas principales de déficits motores: la torpeza, los movimientos
adventicios y dispraxia.

Causas.
Se desconocen las causas, pero las hipótesis se centran en orgánicas y del desarrollo.
Se ha sugerido que los factores de riesgo para este trastorno serían la prematuridad,
hipoxia, malnutrición perinatal y bajo peso al nacer.
Las anomalías neuroquímicas y las lesionas del lóbulo parietal también se han
sugerido como factores que contribuirían a los déficits de la coordinación. Pero dado
las importantes asociaciones que tiene con el trastorno de la comunicación, y aunque
se desconocen los agentes causales específicos para ambos, se propone que
posiblemente tengan un origen multicausal.

Diagnóstico diferencial.
El trastorno del desarrollo de la coordinación debe distinguirse de afectaciones
motoras debidas a una enfermedad médica. Los problemas de la coordinación pueden
estar asociados a enfermedades neurológicas específicas (parálisis cerebral, lesiones
de cerebelo…), pero en estos casos existe una lesión neurológica. Si hay un retraso
mental, el trastorno del desarrollo de la coordinación sólo puede diagnosticarse si las
deficiencias motoras exceden a las que habitualmente se presentan asociadas con el
RM.
Cuando se cumplen los criterios para un trastorno generalizado del desarrollo, no se
establece el trastorno del desarrollo de la coordinación.
Los sujetos afectos de un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, pueden
caerse, chocar con los objetos o golpearlos, pero todo ello suele deberse a su
distraibilidad e impulsividad, más que a una afectación motora; si cumplen los criterios
para ambos diagnósticos, según la DSM-IV-TR, deben formularse los dos.
(Biopsicología.net, 2011).
2. Investiga en fuentes seguras, en páginas web los alumnos
que presenten trastornos de la infancia, la niñez y la
adolescencia y cómo es su trayectoria en el aprendizaje.

Los niños son la población más vulnerable para los trastornos de la conducta y
los problemas psicológicos en general, ya que no suelen percibir que tienen un
problema y no buscan ayuda.

Por ello es necesario que los padres y educadores presten atención a los síntomas
que puedan presentar, en vez de etiquetarlos simplemente con calificativos como
malo, travieso o desastre.

Es muy importante diagnosticar lo antes posible a los niños, ya que si se presenta un


trastorno a una edad temprana este puede cronificarse y perdurar toda la vida. Para
ayudar a padres y docentes a realizar esta ardua tarea he realizado la descripción de
los trastornos de conducta más frecuentes en niños y adolescentes según el último
informe del CDC (Centros para el Control y la Prevención de los Trastornos, Centers
for Disease Control and Prevention).

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)


Según el estudio realizado por el CDC el TDAH sería el trastorno más frecuente en
niños y adolescentes, con una media de 6,8% de la población comprendida entre los 3
y 17 años. Es más frecuente en el sexo masculino comparado con el femenino, con
una proporción aproximada de 2:1.
El TDAH es un trastorno bastante estable y suele disminuir con la edad, aunque en
algunas ocasiones se agrava durante la adolescencia. Los síntomas que se observan
más frecuentemente durante la adultez incluyen somnolencia, inatención,
impulsividad y falta de organización.

Los niños y adolescentes que sufren este trastorno tienen dificultades para prestar
atención durante cierto tiempo al mismo estímulo. Este déficit les impide organizarse
correctamente y llevar a cabo sus tareas diarias de forma eficiente, lo cual se refleja
notablemente en el rendimiento escolar.

Trastornos de conducta
Se estima que aproximadamente el 3,5% de los niños y jóvenes con edades
comprendidas entre los 3 y 17 años. Sin embargo, el número de casos aumenta
notablemente en la población juvenil con antecedentes penales, en los cuales se
estima que el porcentaje oscila entre el 23% y el 87%.

Dentro de la categoría de trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la


conducta se incluyen el trastorno negativita desafiante, el trastorno explosivo
intermitente, el trastorno de conducta, el trastorno de la personalidad antisocial, la
piromanía, la cleptomanía y otros trastornos disruptivos, del control de los impulsos y
de la conducta especificados y no especificados.

Es frecuente que los niños y adolescentes muestren algunos síntomas de este


trastorno, pero esto puede ser una conducta normal. La clave para saber si un niño
o adolescente presenta o no este trastorno es fijarse en la frecuencia de la
conducta.

Trastornos de ansiedad
Este tipo de trastorno es sufrido por, aproximadamente, el 3% de la población con
edades comprendidas entre los 3 y 17 años. Los trastornos de ansiedad más
frecuentes en niños y adolescentes son el trastorno de ansiedad por separación y las
fobias específicas.

El trastorno de ansiedad por separación es el trastorno de ansiedad más frecuente en


niños menores de 12 años, con una prevalencia del 4% aproximadamente. Este
trastorno suele disminuir con la edad y desaparecer en la edad adulta, aunque en
algunos casos se sigue manteniendo en la adultez. Es igual de frecuente en niños que
en niñas, pero en la edad adulta es más frecuente en mujeres.

Los niños y adolescentes que sufren trastorno de ansiedad por separación siente
miedo o ansiedad cuando tienen que separarse de una o varias personas con las
que tienen especial confianza y apego. Durante la infancia esta persona suele ser
un familiar y durante la adolescencia es más frecuente que sea algún amigo o la
pareja.

Trastornos depresivos
La prevalencia de los trastornos depresivos en niños y adolescente de entre 3 y 17
años es del 2.1% aproximadamente. Los frecuentes en estas edades son el trastorno
de desregulación disruptiva del estado de ánimo, el trastorno depresivo mayor y el
trastorno depresivo persistente o distímico.
El trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo es una de las causas
más frecuentes por las que los padres llevan a sus hijos a las consultas de salud
mental. No se tienen datos claro sobre la prevalencia de este trastorno, pero se estima
que la prevalencia en niños, en un período de entre 6 meses y 1 año, se encuentra
entre el 2-5%.
Este trastorno se caracteriza por la presentación de una irritabilidad persistente y
episodios de descontrol, como ataques de rabia, en niños con 12 años o menos.
Cuando estos episodios se prolongan en el tiempo de forma crónica, durante al
menos un año en niños y adolescentes, pasaría a ser un trastorno depresivo
persistente (distimia).

Trastornos del Espectro Autista (TEA)


La prevalencia de los Trastornos del Espectro Autista es de aproximadamente el 1.1%
en la población con edad comprendidas entre los 3 y 17 años. El número de
diagnósticos de esta enfermedad ha aumentado con el tiempo, en EEUU, por ejemplo,
en el 2000 se estimó que 1 de cada 150 personas sufrían dicha enfermedad, mientras
que en 2010 la cifra ascendió a 1 de 68 personas.

Las características principales de este trastorno son el deterioro persistente de la


comunicación social recíproca y la interacción social, en múltiples contextos, y la
presencia de patrones de conducta, intereses o actividades restrictivas y
repetitivas. Estos síntomas están presentes desde la primera infancia (suelen
aparecer a partir de los 6 meses).
Los signos concretos de este trastorno dependen de la edad del paciente, el nivel
de desarrollo y la gravedad de la afección. Se diferencian 3 grados de niveles de
gravedad del trastorno, el primero sería necesita ayuda, el segundo necesita ayuda
notable y el tercero necesita ayuda muy notable. En el cuadro 1 pueden
comprobarse las características de cada nivel de gravedad.

Síndrome de Gilles de la Tourette


El síndrome de Gilles de la Tourette se presenta en el 0,2% de la población
comprendida entre los 6 y los 17 años. Este trastorno suele iniciarse en la infancia
temprana e ir desapareciendo con el tiempo. Suele darse con mayor frecuencia en
niños que en niñas, con una proporción de 2:1.

El Síndrome de Gilles de la Tourette es un trastorno de tics, estos trastornos de


caracterizan por la presencia de tics motores o verbales, con movimientos o
vocalizaciones súbitos, rápidos, recurrentes, no rítmicos y estereotipados.

Los niños y adolescentes que sufren este síndrome suelen sentirse


incomprendidos y avergonzados, debido a que muchas personas piensan que lo
están haciendo queriendo ya que hay contextos donde puede que los tics no
aparezcan (por ejemplo, cuando están tranquilos en casa). Por ello es importante
trabajar la autoconfianza con estos pacientes y hacerles sentirse comprendidos

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