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1) El rey Ezequías de Judá enferma gravemente a los 20 años y el profeta Isaías le dice que morirá. 2) Ezequías ora a Dios recordando su vida recta, y Dios decide darle 15 años más de vida y proteger su ciudad. 3) Como señal de que cumplirá su promesa, Dios hace que la sombra en un reloj de sol retroceda 10 grados.
Deskripsi Asli:
Comentario al texto de la enfermedad de Ezequías y a su cántico
1) El rey Ezequías de Judá enferma gravemente a los 20 años y el profeta Isaías le dice que morirá. 2) Ezequías ora a Dios recordando su vida recta, y Dios decide darle 15 años más de vida y proteger su ciudad. 3) Como señal de que cumplirá su promesa, Dios hace que la sombra en un reloj de sol retroceda 10 grados.
1) El rey Ezequías de Judá enferma gravemente a los 20 años y el profeta Isaías le dice que morirá. 2) Ezequías ora a Dios recordando su vida recta, y Dios decide darle 15 años más de vida y proteger su ciudad. 3) Como señal de que cumplirá su promesa, Dios hace que la sombra en un reloj de sol retroceda 10 grados.
En la primera lectura y el salmo de hoy, aparece la
experiencia del rey Ezequías, a quien el profeta Isaías
le anuncia que su vida ha terminado. ¡Tan sólo tiene 20 años! Él le recuerda a Yahveh la vida íntegra que ha vivido y Yahveh, viendo sus lágrimas, escuchando su oración, le regala 15 años más de vida y promete paz y seguridad para su pueblo. Por eso, estalla en uno de los más hermosos salmos de alabanza que están fuera del Salterio. Ojalá comprendamos el poder de la oración y acudamos a ella en nuestras tribulaciones. Isaías 38,1-20 Vamos a estudiar el capítulo 38 del libro del Profeta Isaías, comenzamos con la Enfermedad y curación de Ezequías (2 Reyes 20,1-11): “En aquel tiempo, Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, fue a visitarlo y le dijo: «Así dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir sin remedio». Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor: «Señor, ten presente que he procedido de acuerdo contigo, con corazón sincero e íntegro, y que he hecho lo que te agrada». Y lloró con largo llanto. El Señor dirigió la palabra a Isaías: «Ve y dile a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros quince años. Os libraré de las manos del rey de Asma, a ti y a esta ciudad, y la protegeré». Isaías ordenó: «Que traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la herida para que se cure». Ezequías dijo: «¿Cuál es la señal de que subiré a la casa del Señor?». Respondió: «Esta es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada: En el reloj de sol de Acaz haré que la sombra retroceda los diez grados que ha avanzado». Y desanduvo el sol en el reloj los diez grados que había avanzado”) EN AQUELLOS DÍAS EZEQUÍAS CAYÓ ENFERMO DE MUERTE. EL PROFETA ISAÍAS, HIJO DE AMÓS, VINO A DECIRLE: «ASÍ HABLA YAHVEH: HAZ TESTAMENTO, PORQUE MUERTO ERES Y NO VIVIRÁS» (Aquí corresponde la noticia cronológica de 36,1, año catorce de su reinado, 713, mucho antes de los sucesos narrados en el capítulo precedente, que caen en el año 701. El rey tenía apenas veinte años cuando cayó enfermo) EZEQUÍAS VOLVIÓ SU ROSTRO A LA PARED Y ORÓ A YAHVEH. DIJO: «¡AH, YAHVEH! DÍGNATE RECORDAR QUE YO HE ANDADO EN TU PRESENCIA CON FIDELIDAD Y CORAZÓN PERFECTO HACIENDO LO RECTO A TUS OJOS.» Y EZEQUÍAS LLORÓ CON ABUNDANTES LÁGRIMAS. (A una vida recta y sincera ante Dios (Génesis 6,9: “Noé era un hombre justo, perfecto entre sus contemporáneos; Noé andaba con Dios”; Job 23,11: “Mi pie ha seguido firme en su senda, su camino he guardado y no me he desviado”; Salmos 16,8: “A Yahveh he puesto continuamente delante de mí; porque está a mi diestra, permaneceré firme”; 32,2: “¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien Yahveh no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño!”) corresponde la bendición de «largos años» (Deuteronomio 6;18: “Y harás lo que es justo y bueno a los ojos de Yahveh, para que te vaya bien, y para que entres y tomes posesión de la buena tierra que Yahveh juró que daría a tus padres”). Ezequías apela a las bendiciones de Dios, en estilo deuteronómico. La súplica es breve y se prolonga en el llanto (Salmos 6,6: “Cansado estoy de mis gemidos; todas las noches inundo de llanto mi lecho, con mis lágrimas riego mi cama”). A la súplica responde el oráculo por medio del profeta de corte) ENTONCES LE FUE DIRIGIDA A ISAÍAS LA PALABRA DE YAHVEH, DICIENDO: «VETE Y DI A EZEQUÍAS: ASÍ HABLA YAHVEH, DIOS DE TU PADRE DAVID: HE OÍDO TU PLEGARIA, HE VISTO TUS LÁGRIMAS Y VOY A CURARTE. DENTRO DE TRES DÍAS SUBIRÁS A LA CASA DE YAHVEH. AÑADIRÉ QUINCE AÑOS A TUS DÍAS. TE LIBRARÉ A TI Y A ESTA CIUDAD DE LA MANO DEL REY DE ASIRIA, Y AMPARARÉ A ESTA CIUDAD» (El título divino ֙( דָּ וִ֣ד אֱֹלהֵ יĕlōhê dāwiḏ) recuerda la alianza con la dinastía (1 Reyes 8,25: “Ahora pues, oh Yahveh, Dios de Israel, cumple con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: ``No te faltará quien se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar delante de mí como tú has andado delante de mí”; 1 Reyes 9,4-5:֙“Y en cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, en integridad de corazón y en rectitud, haciendo conforme a todo lo que te he mandado, y guardas mis estatutos y mis ordenanzas, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, tal como prometí a tu padre David, diciendo: ``No te faltará hombre sobre el trono de Israel”), y el título de rey habla del pueblo también en términos de alianza mosaica. La promesa que le hacen es limitada, pero apreciable para el que está a la muerte, quince años más de reinado, segundad para él y para su ciudad (Isaías 12,6: “Clama y grita de júbilo, habitante de Sion, porque grande es en medio de ti el Santo de Israel”; 31,5: “Porque así me dice Yahveh: Tal como gruñe el león o el leoncillo sobre su presa, contra el que se reúne una multitud de pastores, y no se atemoriza de sus voces ni se acobarda por su multitud, así descenderá Yahveh Sebaot para combatir sobre el monte Sion y sobre su collado. Como aves que vuelan, así protegerá Yahveh Sebaot a Jerusalén; la protegerá y la librará, la perdonará y la rescatará”; 37,35: “Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David”). Implícitamente, también un heredero (en aquel momento Ezequías todavía no tenía hijos, a juzgar por la edad de Manases al sucederle). Escúchense esos quince años de reinado seguro en el contexto de la catástrofe de Samaría (722), pues así los escuchó el Joven rey) ISAÍAS RESPONDIÓ: «ESTA SERÁ PARA TI DE PARTE DE YAHVEH, LA SEÑAL DE QUE YAHVEH HARÁ LO QUE HA DICHO. MIRA, VOY A HACER RETROCEDER A LA SOMBRA DIEZ GRADAS DE LAS QUE HA DESCENDIDO EL SOL POR LAS GRADAS DE AJAZ. Y DESANDUVO EL SOL DIEZ GRADAS POR LAS QUE HABÍA DESCENDIDO (El prodigio del reloj de sol (véase Josué 10:12-13: “Entonces Josué habló a Yahveh el día en que Yahveh entregó a los amorreos delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de Israel: Sol, detente en Gabaón, y tú luna, en el valle de Ajalón. Y el sol se detuvo, y la luna se paró, hasta que la nación se vengó de sus enemigos. ¿No está esto escrito en el libro de Jaser? Y el sol se detuvo en medio del cielo y no se apresuró a ponerse como por un día entero”) simboliza el alejarse de la muerte, el prolongarse la luz de la vida. El reloj como medida y símbolo de la vida humana ha pasado a nuestras literaturas. Pueden recordarse algunos versos de Quevedo: “Deja pasar las horas sin sentirlas, que no quiero medirlas, ni que me notifiques de esa suerte los términos forzosos de la muerte” (El reloj de arena); “Estima sus recuerdos, teme sus desengaños, pues ejecuta plazos de los años, y en él te da secreto, a cada sol que pasa, a cada rayo, la muerte un contador, el tiempo un ayo” (Reloj de campanilla); recordemos además el tema El Reloj de Armando Manzanero: “Reloj no marques las horas; Porque voy a enloquecer; Ella se irá para siempre; Cuando amanezca otra vez. Nomás nos queda esta noche; Para vivir nuestro amor; Y tu tic-tac me recuerda; Mi irremediable dolor; Reloj detén tu camino; Porque mi vida se apaga; Ella es la estrella que alumbra mi ser; Yo sin su amor no soy nada; Detén el tiempo en tus manos; Haz esta noche perpetua; Para que nunca se vaya de mí; Para que nunca amanezca”. Vamos a estudiar el Cántico de Ezequías (Salmo 30: “Yo te ensalzo, Yahveh, porque me has levantado; no dejaste reírse de mí a mis enemigos. Yahveh, Dios mío, clamé a ti y me sanaste. Tú has sacado, Yahveh, mi alma del sheol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa. Salmodiad a Yahveh los que le amáis, alabad su memoria sagrada. De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo. Y yo en mi paz decía: «Jamás vacilaré.» Yahveh, tu favor me afianzaba sobre fuertes montañas; mas retiras tu rostro y ya estoy conturbado. A ti clamo, Yahveh, a mi Dios piedad imploro: ¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa? ¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad? ¡Escucha, Yahveh, y ten piedad de mí! ¡Sé tú, Yahveh, mi auxilio! Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría; mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Yahveh, Dios mío, te alabaré por siempre”); Isaías 38,9-20: “Cántico de Ezequías, rey de Judá, cuando enfermó y sanó de la enfermedad: «Yo pensé mediada la vida, tengo que marchar hacia las puertas del Abismo, me privan del resto de mis años. Yo pensé ya no veré más al señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo. levantan y enrollan mi morada como tienda de pastores. Como un tejedor devanaba yo mi vida, y me cortan la trama. Día y noche me estás acabando, sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estás acabando. Como una golondrina estoy piando, gimo como una paloma. Mis ojos mirando al cielo se consumen. ¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí" ¿Qué le diré y qué pensaré si él es quien lo hace? Huye de mí el sueño por la amargura de mi alma. Los que Dios protege, viven, y entre ellos vivirá mi espíritu. Me has curado, me has hecho revivir. La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi vida ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados. El Abismo no te da gracias, ni la Muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa. Los vivos, los vivos son quienes te dan gracias como yo ahora. El padre enseña a sus hijos tu fidelidad. Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos nuestros días en la casa del Señor»”) CÁNTICO DE EZEQUÍAS, REY DE JUDÁ, CUANDO ENFERMÓ Y SANÓ DE LA ENFERMEDAD (Este es un canto de acción de gracias, aunque es presentado como ( מכְ תָּ בmiktab: escrito, letra, documento) con la estructura clásica narración de la desgracia, recuerdo de la súplica, recuerdo de la liberación, acción de gracias del salmista, invitación a la comunidad) YO DIJE: A LA MITAD DE MIS DÍAS ME VOY; EN LAS PUERTAS DEL SHEOL SE ME ASIGNA UN LUGAR PARA EL RESTO DE MIS AÑOS (Aunque el hombre sea limitado, siente un cierto derecho a una vida colmada (Salmo 102;24:֙“Dije: Dios mío, no me lleves en la mitad de mis días; tus años son por todas las generaciones”). Morir a los veinte años es malograrse, es ser privado de algo que le pertenece (Job 7,7: “Recuerda, oh Dios, que mi vida es un soplo, mis ojos no volverán a ver el bien”;֙17,11: “Mis días han pasado, se deshicieron mis planes, los deseos de mi corazón”). La forma impersonal disimula el sujeto, que es Dios) DIJE: NO VERÉ A YAHVEH EN LA TIERRA DE LOS VIVOS; NO VERÉ YA A NINGÚN HOMBRE DE LOS QUE HABITAN EL MUNDO (La existencia después de la muerte no conoce culto religioso ni vida social. El ( ְש ֑אֹולSheol, Abismo) se opone a la ’( הַ חַ י֑ים ֶ ִ֣א ֶרץereṣ haḥayyîm, «tierra de los vivos»), tierra creada para que el hombre la habite (Salmo 27,13: “Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivientes”; 116,9: “Andaré delante de Yahveh en la tierra de los vivientes”) MI MORADA ES ARRANCADA, SE ME ARREBATA COMO TIENDA DE PASTOR. ENROLLO COMO TEJEDOR MI VIDA, DEL HILO DEL TEJIDO ME CORTASTE. DE LA NOCHE A LA MAÑANA ACABAS CONMIGO (La comparación de la ( ֹ֫אהֶ לohel, tienda, tabernáculo) revela la vida como peregrinación, como camino nomádico: la tienda ha sido por un momento huésped de un terreno, se ha clavado provisoriamente en tierra (2 Corintios 5,1-4:֙“Porque sabemos que, si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos. Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial; y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos. Porque, asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida”). Por un momento el דַ לָּה (dallah, hilo) de una vida ha diseñado una figura en el tapiz o ha cruzado una parte del tejido; ese hilo se corta sin piedad (Salmo 89,44-45: “Has hecho cesar su esplendor, y has echado por tierra su trono. Has acortado los días de su juventud; lo has cubierto de ignominia”). La imagen de la tela es más sugestiva que la simple de devanar, que es la de las parcas, y que Quevedo transpone a dimensión cósmica: «Devanan sol y luna, noche y día, del mundo la robusta vida». Job 6,9: «Que Dios se digne triturarme y cortar de un tirón la trama de mi vida». Parece que este canto ha sido uno de los inspiradores de las quejas de Job (7,6: “Mis días pasan más veloces que la lanzadera, y llegan a su fin sin esperanza”; 9,25-26: “Mis días son más ligeros que un corredor; huyen, no ven el bien. Se deslizan como barcos de juncos, como águila que se arroja sobre su presa”) GRITÉ HASTA LA MADRUGADA: COMO LEÓN TRITURA TODOS MIS HUESOS. DE LA NOCHE A LA MAÑANA ACABAS CONMIGO (El salmista siente la obra de Dios como una destrucción continua y feroz, que destroza hasta lo profundo de los huesos (Job 10,16: “Si mi cabeza se levantara, como león me cazarías, y mostrarías tu poder contra mí”; Job 16,12- 14: “Estaba yo tranquilo, y Él me sacudió, me agarró por la nuca y me hizo pedazos; también me hizo su blanco. Me rodean sus flechas, parte mis riñones sin compasión, derrama por tierra mi hiel. Abre en mí brecha tras brecha; arremete contra mí como un guerrero”; Salmo 7,2: “no sea que alguno desgarre mi alma cual león, y me despedace sin que haya quien me libre”; 39,10:֙“Quita de mí tu plaga; por la dureza de tu mano estoy pereciendo”). El hombre vive con lucidez su acabamiento paulatino, y sólo puede sollozar) COMO GRULLA, COMO GOLONDRINA CHIRRÍO, ZUREO COMO PALOMA. SE CONSUMEN MIS OJOS DE MIRAR HACIA ARRIBA. YAHVEH, ESTOY OPRIMIDO, SAL POR MÍ (Con la imagen del אֲרי (ari, león) contrasta la imagen del pájaro inerme (Salmos 102,6:֙“Me parezco al pelícano del desierto; como el búho de las soledades he llegado a ser”), que gime sin palabras. Hasta que logra articular su brevísima oración: ה־לי אֲדנָּ ָ֖י ִּ֥ ָּ( ע ְָּר ֵ ָֽבני׃ ָּ ָֽע ְשקăḏōnāy ‘āšəqāh lî ‘ārəḇênî, Oh Señor, estoy oprimido, sé tú mi ayudador). Dios ha de salir en favor del que sufre ע ְָּשקָּ ה (oshqah: violencia, opresión, angustia), del oprimido (Salmo 55,2: “Atiéndeme y respóndeme; conmovido estoy en mi queja y muy conturbado”; 69,3: “Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios”; Salmo 119,123: “Desfallecen mis ojos por tu salvación, y por la promesa de tu justicia”; 143,7: “Respóndeme pronto, oh Yahveh, porque mi espíritu desfallece; no escondas de mí tu rostro, para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura”; Isaías 59,11: “Todos nosotros gruñimos como osos, y gemimos tristemente como palomas; esperamos la justicia, pero no la hay, la salvación, pero está lejos de nosotros”), y no hay opresión más dura que la muerte) ¿QUÉ DIRÉ? ¿DE QUÉ LE HABLARÉ, CUANDO ÉL MISMO LO HA HECHO? CAMINARÉ TODOS MIS AÑOS EN LA AMARGURA DE MI ALMA (No encuentra palabras para seguir orando, reconoce que es Dios quien lo hace (Salmo 39,9: “Mudo me he quedado, no abro la boca, porque tú eres el que ha obrado”), aunque no lo entiende; el pensarlo le quita el sueño, el único reposo. Desvelado, puede tener conciencia de la muerte que se acerca infatigable; dormido podría acercarse a ella sin sentirlo) EL SEÑOR ESTÁ CON ELLOS, VIVEN Y TODO LO QUE HAY EN ELLOS ES VIDA DE SU ESPÍRITU. TÚ ME CURARÁS, ME DARÁS LA VIDA (Repentinamente cambia el tono: de la angustia a la confianza, a la experiencia de la salud. En ellas ha experimentado la mano de Dios, que vivifica. Véase Salmo 30,4: «Me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa»; Salmos 71,20: “Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, me volverás a dar vida, y me levantarás de nuevo de las profundidades de la tierra”; 119,25: “Postrada está mi alma en el polvo; vivifícame conforme a tu palabra”) ENTONCES MI AMARGURA SE TROCARÁ EN BIENESTAR, PUES TÚ PRESERVASTE MI ALMA DE LA FOSA DE LA NADA, PORQUE TE ECHASTE A LA ESPALDA TODOS MIS PECADOS (Ante la tumba vacía (véase Job 33,24: “y que tenga piedad de él, y diga: Líbralo de descender a la fosa, he hallado su rescate”; Salmo 30,3: “Oh Yahveh, has sacado mi alma del Sheol; me has guardado con vida, para que no descienda al sepulcro”; 55,23: “Pero tú, oh Dios, los harás caer al pozo de la destrucción; los hombres sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días; mas yo en ti confiaré”; 86,13: “Porque grande es tu misericordia para conmigo, y has librado mi alma de las profundidades del Sheol”) siente el hombre su ser de pecado que lo empuja y precipita. Dios detiene la caída porque perdona el pecado (Isaías 43,25: “Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados”) QUE EL SHEOL NO TE ALABA NI LA MUERTE TE GLORIFICA, NI LOS QUE BAJAN AL POZO ESPERAN EN TU FIDELIDAD. EL QUE VIVE, EL QUE VIVE, ÉSE TE ALABA, COMO YO AHORA. EL PADRE ENSEÑA A LOS HIJOS TU FIDELIDAD (En fuerte contraste aparecen ְש ֛אֹול (Sheol, Abismos), ( ָּ ִ֣מוֶתMawet, Muerte), difuntos, incapaces de alabar a Dios (Salmo 6,5: “Porque no hay en la muerte memoria de ti; en el Sheol, ¿quién te dará gracias?”; 30,9-10: “¿Qué provecho hay en mi sangre si desciendo al sepulcro? ¿Acaso te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad? ¿Te va a dar gracias el polvo, o va a proclamar tu lealtad?”; Salmo 88,11- 13: “¿Acaso para los muertos haces maravillas, o las sombras se alzan a alabarte? ¿Se habla en la tumba de tu amor, de tu lealtad en el lugar de perdición? ¿Se conocen en las tinieblas tus maravillas, o tu justicia en la tierra del olvido?»”; 115,17-18: “Los muertos no alaban a Yahveh, ni ninguno de los que descienden al silencio. Pero nosotros bendeciremos a Yahveh desde ahora y para siempre. ¡Aleluya!”), de tomar parte en el culto) YAHVEH, SÁLVAME, Y MIS CANCIONES CANTAREMOS TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA JUNTO A LA CASA DE YAHVEH (Su mudez hace resaltar el grito de gozo del salmista, que es a la vez alabanza a Dios y grito triunfal de sentirse vivo. Como si no acabara de creer en la curación, canta su himno para persuadirse de que está vivo (Salmo 104,33: “A Yahveh cantaré mientras yo viva; cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista”; 116,2: “Porque a mí ha inclinado su oído; por tanto le invocaré mientras yo viva”; 116,17: “Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, e invocaré el nombre de Yahveh”;֙146,2: “Alabaré a Yahveh mientras yo viva; cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista”; Salmos 150,4: “Alabadle con pandero y danza; alabadle con instrumentos de cuerda y flauta. Alabadle con címbalos sonoros; alabadle con címbalos resonantes. Todo lo que respira alabe a Yahveh. ¡Aleluya!”. Y siente prolongarse su vida en la de los hijos.