Lesbiana es la palabra-barricada desde donde conservo Finalmente, nosotras las lesbianas estamos en ese rumbo de abarcar
mi libertad y miro de reojo y con la paz que da haber el- trayectorias y posicionamientos críticos ante este sistema que “oprime
egido lo que gritan las entrañas. Desde donde me conservo a las mujeres por ser mujeres”. Estamos dispuestas a alimentarnos de
y me elijo una y otra vez. forma colectiva dentro del Aquelarre para fortalecer los movimientos
autónomos que tanto ayudan a la vida colectiva de todas nosotras.
Lesbiana que sabe que existir es ya una herramienta de
destrucción masiva y rabiosa.
Han pasado varios años y esos sucesos aún dan vuelta por mi cabeza. Y de
vez en cuando llego a preguntarme si el tema de la visibilidad en las les-
Visibilidad en las lesbianas:
¿tema superado?
Debo decir que fueron los primeros intentos por tener posición política
ante un desarrollo del problema al cual nos enfrentábamos en el cotidi-
ano de cada una de nosotras. Desde esta perspectiva se comienza a cues-
tionar las imposiciones que se dan alrededor de nosotras, es decir, las
mujeres lesbianas deben someterse a una “opresión basada en un sistema
Intento estar en constante autocrítica y dejar de ser tan prejuiciosa, pero
las diferencias generacionales con algunas de mis ex-amantes a veces me De(s)venir-nos
colocaban en dinámicas maternales que detesto.
[otras] A pesar de algunas frustraciones, sigo con las ganas de construir desde
la diferencia entre nosotras (sí, así en femenino, porque no quiero hacer
este esfuerzo con ningún hombre). Tengo claro - como primera medida
de autocuidado- que no cederé en muchas cosas: No deseo volver a ser
participe de relaciones pseudo-poliamorosas basadas en celos, control,
chantajes emocionales, vidas sufrientes...¡no, por favor!
era qué tan lesbofóbico era el pueblo, calle, barrio en el que nos hacíamos
cariño, si alguien sacaba su cel para grabarnos, si había un hombre
mirándonos creyéndose partícipe o si habría que estar lista para pelear.
ELLA ES DIFERENTE
Pensaba, cada vez que conocía a otra cómplice. Idealicé las relaciones AMIAMANTES
sexo-afectivas con chicas, ¡fui bastante tonta en ello!; porque en es- (Amigas y amantes)
tos saltos al vacío con sus exquisitas promesas de no futuro, olvidaba
actitudes que no quería tranzar, como la falta de sinceridad y algunas
relaciones de poder; y después de tanto hablar y hablar sobre cosas Desde hace mucho, pensaba que era muy hetero para las lesbianas y muy
relevantes para mi –para nosotras- los acuerdos terminaron en algo como lesbiana para los manes, y no me sentía cómoda nombrándome bisexual.
esto: Con el tiempo, fui aclarando mi deseo, realmente quería –y fantaseaba-
relacionarme con otra chica (cis o trans), para devenir en otros afectos y
complicidades.
NO FUTURO
¡Me encantan los excesos! Amo vivir intensamente cada sensación; sea el
placer de la soledad, el silencio o el besar a mis amiamantes. Descubrir
lo sensual de estas corporalidades tan distintas a la mía, redescubrirme
y explorar(me) eróticamente; sentirnos lubricadas con la respiración
galopando en cada caricia y el sudor impregnado en nuestra piel, ENTRE COPAS
acompañadas de gritos y mordiscos sin pudor... ese placer de entregarse
al ahora porque el mañana no existe, el futuro es una ilusión. Me hace ruido que a excepción de una, mis amantes necesitaron estar
casi ebrias para generar un primer acercamiento intimo hacia mí. Esta
situación me colocaba tensa, prevenida y me marginaba a un rol maternal,
Estoy segura que la singularidad de estos encuentros se dio gracias a
nuestra complicidad, pero algunas situaciones aún me hacen eco. Casi
siempre era yo la que hablaba de tener sexo sin tabúes, preguntarles: ¿Te las bombardeaba con preguntas como: “¿estás segura, te acordarás de
masturbas, cómo...te erotizan los sitios públicos...?; me permitía conocer a esto, estas bien, qué tan ebria estas…?”; no quería sentirme como el típico
la otra y a su placer, tenerlo en cuenta para evitar alguna situación incó- macho que saca provecho de estas circunstancias; pero también me jodía
moda para ella o para mí. e insegurisaba preguntarme si su deseo hacía mi sólo podía estar media-
do por el alcohol, si esto se trataba de un juego, y como podía ser yo la
Siento que sus reacciones tenían mucha satanización sobre los/sus “deseada” podía ser cualquiera.
cuerpos feminizados: ¿qué hacer, qué no, cuál es la fórmula correcta?;
el temor a cumplir o no con las -supuestas- expectativas de la otra, si lo
haces “bien o mal” y escuchar comentarios tipo: “lo siento, no sé cómo
hacerlo soy nueva en esto”... en esos momentos me invadía la melancolía
(V)ISIBILIDAD
(que disfrazaba muy bien con algún comentario risueño para romper la
tensión), por que sentía a la maldita heteronormatividad y la educación
falocentrica metida – de nuevo- en mis sábanas. Creo que no existe una Sólo una de mis amiamantes no temía besarme, abrazarme, acariciarme
“formula”; no se trata de “saber” sino de dejarse ser: hablarse, abrirse, en la calle. Sí, muchas veces me encantaba como nuestros besos inco-
confiar, qué quieres hoy... porque mañana quizás no quieres así y hacer modaban a la gente, como lxs niñxs preguntaban a sus padres si eramos
de la cama (la mesa, el árbol, la sala, etc) un espacio político. dos “mujeres” besándonos, la mirada inquisidora de algunas viejas...disfru-
taba – y a veces me calentaba- el patearles su normalidad. Pero no todos
los días me sentía tan fuerte para confrontar; me restringí algunos afectos
en la calle (y con ellos la contradicción/la culpa me invadian); ¡me valía
una mierda si la gente se rayaba al vernos!, lo que me preocupaba saber