Desde el punto de vista nutricional, el kéfir nos aporta un amplio espectro de vitaminas,
minerales y aminoácidos, pero lo realmente interesante es que se trata de un
alimento probiótico. Esto quiere decir que tiene en su composición “microorganismos
vivos que, administrados en las cantidades adecuadas, aportan beneficios en la salud del
organismo del que los ingiere”, según la descripción más utilizada entre la comunidad
científica.
Entre los beneficios de los probióticos encontramos, principalmente, que:
Potencian que la microflora intestinal se mantenga equilibrada y en orden.
Tienen propiedades antibióticas y antifúngicas (contra los hongos).
Hacen que el sistema inmune sea más fuerte y esté preparado para luchar en caso de
que se produzca una infección.
Ejercen una acción protectora contra microorganismos patógenos que entran en nuestro
organismo.
Neutralizan las toxinas que provienen del exterior y las que produce nuestro cuerpo.
Nos ayudan a hacer una mejor y más rápida digestión de los macronutrientes (proteínas,
grasas…) permitiendo que sean mejor asimilados por el estómago.
Descomponen de modo más sencillo la lactosa (azúcar de la leche), la cual a muchas
personas les produce desórdenes intestinales o incluso intolerancias alimenticias.
Sintetizan mejor las vitaminas presentes en los alimentos.
Por todo ello, tanto el yogur como el kéfir como el mismo son productos muy útiles ante
épocas convulsas, ya sea el invierno, la primavera, periodos de mucho estrés, de mala
alimentación, de convalecencia o enfermedad, de toma de antibióticos, etc., situaciones
ante las cuales nuestro sistema inmune puede verse afectado. Gracias a los alimentos
probióticos podremos tener un sistema digestivo más sano y eficaz y una protección
adicional sobre nuestro sistema de defensas.
Los hongos tibicos son los encargados de producir la preparación comúnmente conocida
como kéfir, una bebida probiótica con alto contenido de levaduras y bacterias beneficiosas
para el sistema digestivo e inmune. Estas preparaciones se realizan colocándolas en un
medio líquido (agua o leche) y siendo alimentados con azúcar, del mismo modo que
alimentamos la levadura con azúcar para levar panificados.
El kéfir preparado con hongos tibicos contiene minerales y vitaminas como fósforo,
magnesio, calcio, vitaminas B, vitamina C y vitamina K, además de aminoácidos para
formar proteínas. A su vez son una gran fuente de antioxidantes y bacterias saludables
que contienen cumplen una importantísima función para el correcto funcionamiento del
sistema inmune: ayudan a mantener en óptimo estado la flora intestinal, fundamental para
evitar enfermedades y para tener una buena absorción de nutrientes.
HEMERA/THINKSTOCK
Además de estimular el organismo para tener una excelente salud intestinal, los
preparados de kéfir con hongos tibicos se utilizan específicamente para ayudar en
dolencias como:
Dolores de cabeza y migrañas
Insomnio
Mareos
Prevención de problemas cardíacos
Control de los niveles de colesterol
Destrucción de cálculos
Prevención de metástasis
Fortalecimiento de bronquios y pulmones
Cura de asma, reducción de flema y tos
Regulación del peso corporal
Herpes
Cataratas
Inflamaciones
Eliminación de toxinas
Diarrea
Salud de arterias y venas