Niall Ferguson
Damas y caballeros
Ni he sabido lo que es no ser libre, en la forma en que mi esposa Ayaan Hirsi Ali
lo experimentó como una niña en Somalia y Arabia Saudita.
De cualquier modo, también sirven de algo aquellos que solo escriben y hablan.
Y esta noche quisiera ofrecer algunas palabras sobre la libertad. En particular,
quisiera reflexionar sobre el hecho de que la libertad no es amada.
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desde los días de Adam Smith e Immanuel Kant, la humanidad aún tiene un
largo camino por recorrer.
En términos de libertad política, las cifras son aún más alarmantes. El “World
Justice Project” evalúa las instituciones políticas y legales de una forma similar a
la del Fraser Institute, solo que en su base de datos 0 es el mínimo y 1 es el
máximo.
Más de 30 países tienen una calificación menor a 0.5 en poner límites al poder
del gobierno (Nicaragua es el 5to peor) y en justicia civil (Venezuela, Bolivia y
México están entre los peores 10)
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Es interesante que gran parte de los países obtuvieran una calificación por
encima de 0.5 para “orden y seguridad”. Solo siete obtuvieron menos: Paquistán,
India, Colombia, Nigeria, Uganda, Rusia – y México
No, la realidad es que, en muchos países del mundo, es muy fácil convencer a
las personas de votar en contra de la libertad. Como el gran pensador Francés
Alexis de Tocqueville evidenció hace más de siglo y medio, en un mundo de
democracia creciente, generalmente se tenderá a votar más por la igualdad que
por la libertad. Y siempre será más fácil movilizar personas en el nombre de
alguna identidad colectiva u otra – sea ésta económica o tribal o nacional o
sectaria – a favor de políticas que generalmente son perjudiciales para la libertad
del individuo.
Permítanme ahora decir unas palabras más sobre México, este maravilloso país
que visité por primera vez en 1981, cuando tenía 17 años.
Soy uno de esos observadores extranjeros que han sido impresionados por la
determinación del gobierno Mexicano actual para implementar un ambicioso
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programa de reformas. No hay muchos líderes políticos en el mundo hoy, con
una lista de cambios constitucionales y legislativos más larga que la del
presidente Enrique Peña Nieto.
Pero también soy uno de esos observadores externos que reconocen los
grandes obstáculos que aún existen para alcanzar una libertad plena en materia
económica y cívica en México hoy, y por lo tanto que existen grandes retos que
un gobierno reformador enfrenta cuando intenta implementar un programa.
Reformar es algo de lo que se habla poco y que rara vez se ha hecho antes en
México. Pero el ranking del Fraser Institute muestra el pequeño progreso que se
ha logrado y el largo camino que queda. Ser el país 91 de 152 en la tabla de la
libertad económica no algo de lo que se deba alardear. Es aún más triste darse
cuenta que, desde 1995, la calificación de México del Fraser Institute ha subido
solo 5%.
Como he mencionado antes, el World Justice Project pone a México aún más
cerca del fondo de sus rankings mundiales de orden, seguridad y justicia civil.
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La primera es que, como dije, la libertad no es amada.
La segunda, que le sigue a esa, es que las reformas que intentan aumentar la
libertad son, al menos inicialmente, muy poco populares.
Nadie nunca voltea hacia atrás y pregunta dónde estaría el país si la oposición
hubiera estado en el poder y las reformas no hubieran sido implementadas.
Todo esto significa que cualquier líder que busque reformas económicas serias
se está embarcando en una tarea por la cual no recibirá agradecimientos.
Incluso Margaret Thatcher, quien lograra cambiar por completo el país donde yo
nací y quien es uno de los líderes más notables de los 1980, fue objeto de las
injurias de la izquierda después de su muerte. Ronald Reagan – un desregulador
que es recordado cariñosamente aún por los Demócratas – es la excepción a la
regla.
Denle un vistazo a la lista de países que han mejorado más su calificación del
Fraser Institute desde 1995: entre 48% y 98% comparados con el insignificante
5% de México.
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Nigeria
Zambia
Bulgaria
República Democrática del Congo
Siria
En contraste, los países que no han hecho nada para mejorar su calificación de
libertad económica, pero que han ido hacia atrás 5% o más, incluyen a
Luxemburgo, Singapur, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
¿Quiere esto decir que la búsqueda de libertad es una causa perdida en el siglo
XXI? Al contrario, países como Nueva Zelanda y Estados Unidos pueden
dormirse en sus laurels precisamente porque siglos de libertad económica los
han hecho parte de los más ricos del mundo.
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Más bien, yo creo, es que los verdaderos caminos hacia la libertad son los como
los caminos de mi historia favorita de Jorge Luis Borges, “El jardín de senderos
que se bifurcan”
La clave para el éxito de cualquier país que intente mejorar sus instituciones
económicas, sociales, y políticas es estar consciente de estos caminos que se
bifurcan y, aún más importante, educar a su gente para que lo comprendan, en
cada paso en el proceso de las reformas, hay bifurcaciones: decisiones difíciles.
No siempre es fácil saber que camino tocar. La mayoría de las veces, el camino
que se ve más fácil es el equivocado.
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falsas utopías que en realidad significan servidumbre y hacia aquel destino
malquerido de la libertad que sabemos que es la mejor esperanza para la
humanidad.
Gracias.
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