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UTIX - Producción de semillas

1.- Objetivos
- Identificar las categorías de semillas forrajeras.
- Recordar las etapas en la planificación de un semillero.
- Seleccionar las técnicas de manejo adecuadas a la especies forrajeras destinadas a la
producción de semillas.
- Aplicar los criterios usados para determinar el momento de cosecha de las especies.
- Conocimiento de la legislación vigente.

2.- Contenidos
2.1.- La producción de semilla en los sistemas: Tipos de semilleros. Factores que
afectan la producción de semilla. Rendimientos potenciales. Legislación: Normas a
cumplimentar. Categorías de semillas.
2.2.- Manejo del cultivo: Desfoliación, polinización, control de adversidades.
Maduración de la semilla, momento de iniciación de la cosecha y métodos. Manejo del
cultivo post-cosecha.

2.1.- La producción de semilla en los sistemas: Tipos de semilleros. Factores que


afectan la producción de semilla. Rendimientos potenciales. Legislación: Normas a
cumplimentar. Categorías de semillas.

Tipos de semilleros
Existen dos tipos:
*Semillero comercial: el objetivo principal es la producción de semilla, y el objetivo
secundario es la producción de heno. Este heno es de muy buena calidad porque se riega
y fertiliza de manera óptima para la producción de semilla, y como consecuencia el
pasto también queda bien dotado de nutrientes. Además, es de muy buena calidad ya
que tiene alta proporción de hojas.

*Sistema mixto pastura-semilla: el objetivo principal es la producción de pasto, y el


secundario la producción de semilla. Esta combinación en la producción se hace con el
objeto de aumentar la rentabilidad por hectárea; diversificar la producción; y disminuir
los costos de implantación, ya que puede volver a usar sus propias semillas.

Establecimiento del cultivo


-Elección del lote: libre de malezas
-Cultivo antecesor
-Calidad de la semilla: alto valor cultural (pureza y poder germinativo); calidad
genética, (origen, variedad, cultivar); control sanitario (festucosis).
-Preparación del suelo: cama de siembra fina, firme, con humedad y sin malezas.
-Época de siembra: abril-mayo, según especies y clima.
-Métodos de siembra: -Gramíneas Perennes: 30- 60 cm.
-Otras Gramíneas: 15- 30 cm.
-Leguminosas: 15- 30 cm (excepto Alfalfa).
-Alfalfa: 70 – 100 – 110 cm.
-Profundidad de siembra: de 1 a 2 cm.

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Fertilización del cultivo
El manejo va a depender de varios factores:
 Historia del potrero.
 Nivel de fertilidad actual.
 Sistema de siembra (pura o consociada).
 Susceptibilidad del cultivo al crecimiento exuberante.
 Susceptibilidad a enfermedades.
 Régimen de defoliación utilizado.

Fósforo: asegurar entre 15 y 20 ppm en el suelo para un crecimiento potencial.


Nitrógeno: la dosis y la época de aplicación depende de cada especie, la fertilidad
del suelo, el estado del lote, etc.

Componentes del rendimiento


El potencial que posee una especie forrajera para producir semillas queda
determinado a través de los componentes del rendimiento en el transcurso de dos etapas
bien definidas:
1) Establecimiento del potencial de rendimiento: *macollaje
*meristemas que darán origen al
número de inflorescencias; número de flores por inflorescencias; y número de flores por
espiguillas.
2) Utilización del potencial de rendimiento: formación, fecundación y formación de
semillas, que darán origen al número de semillas por fruto y al peso de las semillas.

Los factores que define el rendimiento en estado vegetativo son la disponibilidad


hídrica en el perfil, el nivel de nutrientes, radiación solar, temperatura y densidad de
plantas.
En estado reproductivo, los factores que definen el rendimiento son la temperatura,
la densidad de plantas y el agua en el perfil.

Estimación del rendimiento potencial y efectivo de algunas especies

Comp Inflor/ m2 Flores/Inf Óvulos/ Rto. Pot. Rto. Efect. % Rto. Pot.
Especie flor (tn/ha) (tn/ha)
Alfalfa 3750 16 10 12,0 0,5 4
T. Blanco 600 100 6 1,8 0,4 22
T. Rojo 750 110 2 2,6 0,6 23
Raigrás 2000 200 1 8,0 1,0 13
P. Ovillo 600 760 1 4,6 0,8 17
Festuca 660 680 1 9,0 1,0 11

Aislamiento
Gramíneas: en general, las de diferente género no se fecundan entre sí; las del
mismo género pero diferente especie (raigrás anual y perenne) sólo a veces producen
híbridos. Las del mismo género y especie se fertilizan fácilmente entre sí (festuca
Kentucky y festuca El Palenque).
Es aconsejable separa los lotes por lo menos 100 metros si se quieren obtener
semillas puras.

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Leguminosas: tampoco son probables los cruzamientos entre plantas de distinto
género o de distinta especie de un mismo género; pero las variedades distintas de una
misma especie son muy fértiles entre sí.
Es aconsejable separar para esos casos los lotes por lo menos 150 metros.

Zonas productoras de semillas


La producción especializada se lleva a cabo fuera del área de uso de las especies,
por ejemplo alfalfa se produce mayormente en San Juan.
En el área de uso también puede haber producción comercial, tal es el caso de
semillas de raigrás en Entre Ríos.
La provincia de Entre Ríos, por sus características climáticas de alta humedad
relativa y períodos prolongados estrés, no es apta para la producción a gran escala de
semillas de alfalfa. Los bajos rendimientos así lo demuestran, ya que en un año bueno
sólo podrán cosecharse entre 150 y 200 kg de semilla por hectárea.

Ley de Semillas y creaciones fitogenéticas Nº 20247


Organismo de aplicación: INASE

Objetivos: -Asegurar a los productores la identidad y calidad de las semillas que


compran en el mercado.
-Proteger la propiedad de las creaciones fitogenéticas.

Es una responsabilidad de la Secretaría de Agricultura, promover los medios para


una eficiente actividad de creaciones, multiplicación y comercialización de semillas, la
protección de la propiedad de nuevos cultivares para los creadores, así como asegurar a
los productores semilla con identidad y calidad garantizada.
Para el cumplimiento de estos objetivos la ley establece por parte de los usuarios dos
obligaciones distintas:
1- La identidad y calidad de la semilla que circula en el país está garantizada por la
obligación de rotular. Las dos clases de semillas previstas en la ley son la fiscalizada y
la identificada. Poseen un rótulo el identificador y el expendedor.
2- La protección de la propiedad de los obtenedores, tiene su sustento en la
obligación de que el usuario solicite al propietario su autorización, cuando entrega la
semilla por el mero hecho de su apropiación, ya que permite acceder a la tecnología en
ella incorporada.

El Estado, representado por el INASE, debe controlar a través del ejercicio del
poder de policía de comercio, el cumplimiento de estas dos obligaciones: la existencia
del rótulo y de la autorización pertinente.

Etapas de multiplicación

*Semilla original: es el primer paso en la obtención de cultivares. Su volumen es


limitado.
*Semilla de 1ª multiplicación: se origina de la anterior y permite aumentar el
volumen que dará origen a las siguientes. En esta etapa es importante mantener la
identidad genética y el grado de pureza.
*Semilla registrada: es la progenie de la anterior, la cual conserva las características
originales, y posee un volumen mayor.

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*Semilla certificada: es la progenie de la anterior, producida por semilleristas
especializados (controlados y supervisados). Se debe producir un volumen suficiente
para satisfacer la demanda.
*Semilla comercial: es la que se comercializa en mayor volumen, y proviene de
productores especializados o empresas.

2.2.- Manejo del cultivo: Desfoliación, polinización, control de adversidades.


Maduración de la semilla, momento de iniciación de la cosecha y métodos. Manejo del
cultivo post-cosecha.

Defoliación del semillero


Un manejo irracional de defoliaciones, en especial por pastoreos, puede llevar a
resultados desastrosos. Ello ocurre no solamente por efectos primarios sobre las plantas
forrajeras en sí, al disminuir su vigor sino también por efectos secundarios, aunque no
menos importantes, sobre las condiciones del piso tales como compactación y
desuniformidad del horizonte superficial, provocando además crecimiento heterogéneo
por deyecciones e incrementando la infestación de malezas.
Sin embargo, mediante la defoliación por cortes con maquinarias, evitando la
presencia de los animales, es posible lograr todos los efectos beneficiosos de una
defoliación.
En establecimientos mixtos, el manejo de la defoliación puede hacerse en forma
directa por el animal o en forma mecánica. En los semilleros comerciales, es
conveniente que la defoliación sea en forma mecánica.
En los predios donde se hace solamente agricultura o en aquellos donde no se
dispone de animales en cantidades suficientes para realizar pastoreos, el exceso de
forraje en ciertas épocas del año puede convertirse en un serio inconveniente. En estos
casos, deberá lograrse por todos los medios: a) realizar acuerdos con vecinos para
disponer de cargas adecuadas de ganado que permitan transformar la materia seca
disponible en deyecciones; o b) utilizar maquinaria apropiada para eliminar la eventual
abundante masa de forraje.

Etapa vegetativa: Con respecto a los efectos de los tratamientos de defoliación


durante la etapa vegetativa, las referencias consultadas muestran resultados
contradictorios.
A pesar de esto, es posible afirmar que la mayoría de los autores concluyen que en
condiciones normales, la defoliación realizada en las gramíneas en forma controlada
durante la etapa vegetativa y previa a la iniciación floral, no afecta en forma marcada
los rendimientos en semilla.
En general, las defoliaciones moderadas en estados vegetativos no son perjudiciales,
llevados a cabo con altas cargas, por períodos cortos de tiempo y dejando un remanente
de 10-12 cm.
Cuando cambia de ápice, si la defoliación es tardía se reduce el potencial productivo
del semillero.

Manejo del rastrojo: en este sentido, tanto el rastrojo seco como la paja esparcida
que queda como desecho de la cosecha constituyen, por lo general, un buen caldo de
cultivo para el desarrollo de enfermedades y la multiplicación de insectos nocivos.
Parecería que las respuestas a tratamientos tendientes a eliminar los rastrojos luego de la
cosecha, dependen de varias condicionantes tales como volumen de forraje seco, grado

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de infección de malezas, presencia de enfermedades o plagas, edad del semillero y
especies forrajeras en producción.

Manejo en Otoño
Con referencia a las defoliaciones realizadas en otoño, éstas parecen afectar tanto
los semilleros jóvenes como a los viejos.
Han observado en Dactylis glomerata, Festuca arundinacea, Festuca pratensís y
Festuca rubra efectos negativos cuando se realizan pastoreos en el año de siembra, y
también otro autor no recomienda desfoliar semilleros de Lotus corniculatus durante el
primer año.
Sin embargo, en la mayoría de los casos es posible afirmar que realizando a las
gramíneas defoliaciones prudentes en el otoño, se puede obtener un número mayor de
macollas fértiles en Dactylis glomerata; un mayor macollaje y menor daño por heladas
en Lolium perenne y Dactylis glomerata; y un mayor número de inflorescencias en
Lolium perenne.
En leguminosas, este aspecto también es importante. En Trifolium pratense cuando
se realizan cortes prudentes durante el desarrollo vegetativo se obtienen incrementos en
la producción de semillas sobre el control sin cortes.

Manejo de invierno
En cuanto a los tratamientos de invierno, hay concordancia en resaltar el estímulo
que tiene la defoliación en las gramíneas tanto sobre el macollaje como sobre el número
de tallos fértiles.
La falta de luz es aparentemente uno de los factores básicos que impide que los
tallos vegetativos se transformen en reproductivos.
Otra de las ventajas que se logra con la defoliación durante el desarrollo vegetativo
especialmente a fines de invierno es evitar los problemas que acarrea el acamado, como
consecuencia de un desarrollo foliar excesivo.
La eliminación de dicha masa vegetal favorece posteriormente una mayor
iluminación a nivel de las inflorescencias, una mejor polinización tanto por el viento
como por los insectos y fundamentalmente una cosecha fácil al eliminar el exceso de
follaje que complica la trilla y la limpieza de la semilla.

¿Cuándo y cómo realizar la defoliación Otoño-invernal?


El momento de realizar el corte o pastoreo en el período de Otoño-invierno depende
de la cantidad de forraje que se ha acumulado y fundamentalmente del período libre de
lluvias que permita efectuar la eliminación del exceso de masa verde sin afectar el
cultivo.
Si no se quieren afectar los rendimientos, los pastoreos deben ser efectuados con
dotaciones altas y en períodos cortos. Se debe evitar por todos los medios que la
vegetación sea reducida demasiado ya que no se debe olvidar que si bien un exceso de
hojas puede provocar inconvenientes en el macollaje, es imprescindible que los puntos
de crecimiento permanezcan protegidos de las temperaturas bajas y del efecto del
pisoteo por una cobertura foliar adecuada.
Por consiguiente, parecería claro que el objetivo de las defoliaciones de otoño e
invierno, con las plantas en estado vegetativo y siempre que involucren defoliaciones
muy controladas, es eliminar los tallos y hojas viejas permitiendo el desarrollo de
nuevas macollas. La emergencia levemente tardía de las inflorescencias registrada en las
parcelas no desfoliadas, indicaría que el follaje muerto provoca un atraso en la aparición
de las mismas.

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Etapa reproductiva: el conocimiento de la época del año en que ocurre la iniciación
floral de las diferentes especies y variedades es muy importante para el manejo de los
semilleros.
En general el desarrollo y la expansión de las estructuras florales son acompañadas
por el alargamiento de los entrenudos con la consiguiente elevación de los meristemos
apicales; los que en consecuencia quedan expuestos a ser comidos por los animales.
Dactylis glomerata y Lolium perenne pueden ser desfoliadas durante otoño e
Invierno hasta aproximadamente dos semanas antes de que comience la iniciación
floral, sin que se registren reducciones importantes en su producción de semillas.
Luego del comienzo de la iniciación floral y a medida que se va formando la
inflorescencia, un tratamiento de desfoliación puede causar una seria disminución en los
rendimientos.
En las leguminosas la respuesta a la desfoliación es diferente según el hábito de
crecimiento y el ciclo de la especie que recibe el tratamiento. Así, mientras algunas
especies como Trifolium repens o Trifolium subterraneum soportan desfoliaciones aún
tardías dada la ubicación contra el suelo de sus puntos de crecimiento, otras como
Trifolium pratense pueden ser afectadas severamente a medida que avanza su desarrollo.
En cuanto a su ciclo, en general las especies de ciclo estival como Medicago sativa
y Lotus corniculatus admiten sin problemas defoliaciones primaverales, dada su
excelente capacidad de rebrote en dicha época del año.
Se debe recordar que si a muchas leguminosas se les permite florecer libremente en
forma continua desde fines de invierno, las primeras inflorescencias presentan un bajo
porcentaje de cuajado pues la población de abejas y su actividad en esa época del año es
pequeña. Por consiguiente, una defoliación realizada oportunamente permitirá
concentrar la floración hacia una época más avanzada y más adecuada, en que la
población de insectos polinizadores y su eficiencia son mayores.
En general, en las leguminosas el pastoreo o corte del primer crecimiento primaveral
otorga ventajas importantes para una mayor producción de semillas.

Consideraciones generales
Los tratamientos de defoliación aplicados en un semillero pueden provocar las
siguientes modificaciones primarias:
a) Variación en la población de macollas o tallos.
b) Reducción en el volumen de sustancias de reserva acumuladas en las plantas.
c) Variación en las superficies foliares de intercepción de luz.
d) Eliminación de los primordios florales.
e) Alteración en las hojas superiores de los tallos fértiles (gramíneas).

Las desventajas del pastoreo directo en lotes destinados a semilla son que disminuye
el vigor general de la planta cuando es realizado inoportunamente; favorece la
compactación del suelo disminuyendo el drenaje y la aireación; desempareja la
superficie provocando problemas en la cosecha.
En cuanto a los efectos secundarios del pastoreo, se tratará siempre de que éstos
sean efectuados con animales provenientes de praderas limpias, libres de malezas en
semillazón, o de campos naturales. Los animales serán retirados cuando por lluvias
excesivas haya falta de piso y siempre que sea posible después de los pastoreos se
utilizarán rastras para esparcir las deyecciones.
Resumiendo, la finalidad de la defoliación de un semillero debe encuadrarse dentro
de los siguientes objetivos de acuerdo con cada especie:

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-Eliminar los restos viejos y/o secos de vegetación.
-Promover una buena formación de macollas o tallos.
-Controlar los crecimientos excesivos.
-Favorecer una floración uniforme, simultánea.
-Controlar la presencia de malezas, plagas o enfermedades,
-Facilitar los procesos de recolección y trilla.
-Posponer la fructificación hacia épocas más favorables: alfalfa se cosecha en
diciembre y febrero, siendo la de diciembre de mayor producción. Pero si el año es
malo o se enferma, puede cortarse al ras en diciembre y cosechar solamente en
febrero.

Iniciación e interrupción del pastoreo


Gramíneas: los criterios se relacionan con la época en que se originan los macollos que
desarrollarán inflorescencias, y con el momento en que la inflorescencia se encuentra a
una altura suficiente para ser decapitada por el animal.

Especie Inflorescencia formada Inflorescencia a mas 50 % de semilla madura:


a partir de macollos de: de 2 cm del suelo:
Festuca Otoño 2ª quincena de agosto Mediados dic.-enero
Pasto ovillo Otoño 2ª quincena de octubre Fin de diciembre- enero
Falaris Otoño 2ª quincena de septiembre 2ª quincena de diciembre
Raigrás perenne Invierno-primavera 1ª quincena de septiembre 1ª quincena de dic.- enero

Leguminosas: alfalfa, trébol rojo, lotus.


Luego del aprovechamiento del forraje proveniente del descanso otoñal, es bueno
limitar el pastoreo invernal para asegurar la supervivencia de las plantas.
Si no se ha pastoreado en invierno: habrá material semi seco, el cual debe eliminarse
con un corte alto y temprano (agosto).
Si se pastoreo y se presenta uniforme, se deja libre.
Cualquiera haya sido el manejo invernal, hay que acumular el crecimiento
primaveral, debido a que las inflorescencias que originarán las semillas son terminales,
es decir que se forman en el ápice de las ramificaciones, a partir de un meristema
vegetativo que se transforma en reproductivo en primavera.

Trébol blanco: en otoño e invierno, las condiciones climáticas favorecen el


desarrollo de las gramíneas acompañantes, entonces el pastoreo tiene la función de
evitar el excesivo sombreado del trébol. La época de clausura para el trébol se puede
retrasar, recomendándose hasta la aparición de los primeros botones florales.

Duración e intensidad del pastoreo


El pastoreo debe ser prudente para no comprometer el posterior desarrollo de las
plantas y el último pastoreo debe ser intenso (altas cargas) para emparejar el potrero.
El período efectivo de aprovechamiento es corto y depende de las especies, unos
días posteriores a la cosecha, y de mayo a junio y/o de julio a septiembre.

Polinización

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En la mayor parte de las especies la polinización es cruzada. En gramíneas es
fundamentalmente por el viento, y en leguminosas por insectos. Entre las especies
autopolinizables se encuentran la vicia y el trébol de carretilla.
Normalmente la población de insectos naturales no es suficiente y en la mayoría de
los casos la producción de semilla de cultivos destinados a tal fin, a los que no se les ha
provisto de polinizadores, es bajo o sencillamente antieconómica.
Por consiguiente, la introducción de insectos polinizadores en los semilleros de
leguminosas de polinización cruzada es uno de los aspectos esenciales que no debe ser
descuidado en el manejo de dichos cultivos.
La utilización de insectos polinizadores como la abeja melífera presenta grandes
ventajas, ya que además de elevar la semillazón, la producción de miel como
subproducto es de excelente rentabilidad.

Los insectos polinizadores


Si se observa detenidamente un semillero de leguminosas en floración es posible
detectar la presencia de numerosos insectos que a pesar de visitar las flores, al ser
atraídos por su aroma o color, debido a sus hábitos de alimentación y al tamaño pequeño
de su cuerpo son incapaces de ejercer la tarea de polinizadores.
Tal es el caso de muchos coleópteros, dípteros, microhimenópteros y aún de
lepidópteros (mariposas).
Para que un insecto sea eficiente en su función polinizadora debe reunir ciertos
caracteres que permitan no sólo provocar el estallido floral sino que también los granos
de polen se adhieran a su cuerpo y puedan ser transportados de flor en flor.

Abejas silvestres: Las abejas silvestres son polinizadoras muy eficientes dado que
son en especial recolectoras de polen. En este grupo pueden citarse abejorros, avispas,
lechiguanas, mangangaes, guángueros, etcétera.
Sin embargo, su baja población y la dificultad para su manejo, dado que son insectos
insociables o muy poco sociales, impiden que ocupen realmente un lugar importante en
el manejo de los semilleros.
Normalmente estos insectos cumplen una misión complementaria a la de las abejas
melíferas, ya que por si solos no cubren las necesidades de polinización de los cultivos.
Su trabajo es, por lo general, muy eficiente pues son menos afectados por las
condiciones ambientales (temperatura, humedad y viento) y trabajan más horas por día
que la abeja melífera. A ello debe agregarse que, como se expresara anteriormente,
tienden a recolectar más polen que néctar, dando como resultado final una gran labor
polinizadora.
Una de las mayores dificultades para su utilización como polinizadores es que no
forman colmenas, nidificando en montes, suelo, matas de pastos, rajaduras, cuevas, etc.,
lo que dificulta su control. Además su población es muy variable a lo largo del año.

Abeja melífera: En la práctica, la abeja melífera (Apis mellifera L.) es el único


insecto que por su tamaño y cobertura de pelos resulta buen polinizador. Además puede
ser controlado en altas poblaciones por el hombre; pudiéndose disponer sin problemas
del número apropiado de colmenas y ubicarlas en los lugares adecuados sin dificultad y
sin necesidad de recurrirse a procedimientos artificiales para su supervivencia.
Estos insectos cumplen exitosamente su función de polinizadores, gracias a su
instinto en la búsqueda de néctar y polen y a su gran hábito de trabajo.
Normalmente, las abejas dividen su actividad en dos grupos: las recolectoras de
néctar y las recolectoras de polen.

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Las recolectoras de néctar "sin experiencia" o sea que se enfrentan a la flor en forma
directa, se apoyan sobre la quilla y alas e insertan la cabeza contra el estandarte o
simplemente se apoyan sobre este pétalo en una posición invertida e introducen su
probóscide en la flor.
Su forma de trabajo provoca indirectamente el desenlace de la flor por lo que estas
abejas ejercen también acción polinizadora.
Luego de muchas incursiones, las "sin experiencia" aprenden a cosechar el néctar
por el costado, con lo que pasan a formar el grupo de las "con experiencia" y por lo
tanto no polinizadoras.
Por otro lado, las recolectoras de néctar "con experiencia" descienden sobre la flor e
insertan su cabeza entre el estandarte y el ala. Su trabajo no provoca el desenlace y
aunque así ocurriera no habría polinización cruzada porque la columna estaminal no
toca su cuerpo.
Las recolectoras de polen deben producir necesariamente el desenlace de la flor.
Una vez seleccionada la flor, la abeja se apoya en la misma y empuja con su cabeza
contra el estandarte. Al mismo tiempo hace presión sobre la quilla provocando el
desenlace, momento en que la columna estaminal toca la parte ventral de su cabeza y
tórax. Posteriormente, el polen adherido a su cuerpo es transferido por las patas
protorácícas y mesotorácícas hacia las canastillas del último par de patas donde se
almacenan los granos de polen.

Otros polinizadores: Un insecto que ha recibido especial atención en varias regiones


del mundo productoras de semilla, especialmente de alfalfa, es la abeja corta-hojas
(Megachile rotundata).
El nombre común de abeja corta-hojas se debe a que cada hembra construye celdas
solitarias agrupadas las cuales son construidas, en orificios preexistentes, con trozos
circulares de hojas de alfalfa.
La labor polinizadora la realizan las hembras al buscar polen para su propio
alimento y el de sus larvas, ya que los machos se alimentan con néctar.
El estallido o desenlace de las flores lo provocan presionando fuertemente la quilla
con las patas delanteras quedando su abdomen cubierto por polen y asegurando casi el
100% de fecundación de las flores que visitan.
Su introducción en la zona demostró que existen inconvenientes para su
aclimatación y propagación bajo las condiciones locales.

Actividad de los insectos polinizadores


Entre las condiciones climáticas desfavorables deben citarse muy especialmente las
temperaturas bajas, los vientos fuertes y las lluvias, siendo las abejas los polinizadores
más afectados por dichas variables. Por el contrario, con temperaturas altas y días
soleados, calmos y secos, las abejas realizan un buen trabajo en lo que se logran los
mayores porcentajes de polinización.
Es posible asegurar una mayor concentración de las abejas y por consiguiente una
mejor eficiencia cuando las colmenas son ubicadas dentro o muy cercanas al semillero.
Se deben eliminar especies más atractivas como cardos, crucíferas, flor morada,
trébol de olor, etcétera.

Población de colmenas

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Con una población alta de polinizadores no sólo se busca un alto porcentaje de
cuajado, con lo que se logran buenos rendimientos, sino lo que también es muy
importante, una maduración pareja del cultivo que facilita la cosecha.
En algunas especies como trébol blanco y Lotus, la población de dos abejas por
metro cuadrado parece ser suficiente y ello se logra ubicando dos colmenas por
hectárea. En otras, como alfalfa y trébol rojo, dicha población debe ser elevada en forma
apreciable, lo cual se alcanza con seis o más colmenas por hectárea, recomendándose en
alfalfa llegar hasta diez:
Especie Nº colmenas/ha
Trébol blanco 2-4
Lotus 3-5
Trébol rojo 4-7
Alfalfa 7-10

En primer término, para saber si la población de polinizadores es suficiente, se debe


observar con detención su actividad en superficies pequeñas, que permitan de un vistazo
predecir su presencia y frecuencia.

Ubicación y distribución de las colmenas


Cuanto más cerca se encuentren las colmenas del cultivo, más eficiente será el
trabajo de las abejas, siendo ideal que sean ubicadas dentro del cultivo o muy próximas
y orientadas hacia él.
Otro aspecto importante es que las colmenas deben ser distribuidas en grupos de 4 ó
5 hasta 12 ó 16, a distancias de 200 ó 300 metros entre sí.
Es recomendable que las colmenas sean instaladas en los cultivos cuando éstos
comienzan a florecer y no antes. Se empezará con un número bajo para luego ir
aumentándolo a medida que se incrementa el porcentaje de floración.

Tratamientos sanitarios
En los casos en que se deba efectuar al semillero algún tratamiento con insecticidas
o acaricidas para controlar plagas, éstos en general deberían ser aplicados antes o
después del período de floración. Cuando sea necesario utilizarlos durante dicha etapa
del cultivo es importante realizar el tratamiento con las mayores precauciones, para lo
cual deberá conocerse al detalle no sólo las características del producto sino también los
hábitos de vida y trabajo de los insectos polinizadores.

Control de adversidades

Control de malezas
Este objetivo debe ser perseguido durante todas las etapas del cultivo, desde el
momento previo a la instalación, tratando de elegir chacras limpias, hasta el momento
de la limpieza y clasificación final de la semilla ya cosechada, realizando los ajustes
adecuados a la maquinaria en la planta de procesamiento.
Desde ese momento y de allí en adelante se tratará de controlar todos aquellos
lugares de la chacra que se muestren como posibles focos para iniciar la infestación. A
tal efecto se cuidarán principalmente los bordes, partes abandonadas, montes, aguadas,
zonas con mayor porcentaje de malezas, etc., las que pueden extenderse y comprometer
posteriormente el semillero.
Las malezas presentes en semilleros de primer año difieren muchas veces de
aquellas de los años subsiguientes. A medida que aumenta la competencia por parte de

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la forrajera sembrada y la compactación del suelo, van desapareciendo muchas de las
malezas anuales. Posteriormente éstas son reemplazadas por malezas perennes, muchas
de ellas estoloníferas y rízomatosas o anuales de fácil resiembra, que pueden convertirse
en serios enemigos del semillero, pudiendo terminar con la vida útil del mismo.
En siembras puras de leguminosas, estas especies son muy vulnerables al
enmalezamiento tanto de gramíneas como de especies de hoja ancha, debido a que éstas
se ven muy beneficiadas por la disponibilidad de nitrógeno aportado por la leguminosa.
La presencia de semillas de malezas en los lotes cosechados puede transformarlos en
productos imposibles de comercializar.
Entre otras especies, pueden citarse: biznaguílla, víznaga, apío cimarrón, nabo,
mostaza, cardos, abrepuños, cuscuta, flor morada, cízaña, llantén, lengua de vaca, tutía,
sorgo de Alepo.
Una diferencia importante entre pasturas y semilleros, en lo que respecta al combate
de malezas, es que muy probablemente en estos últimos el control por métodos
mecánicos o químicos puede ser más rentable que en las primeras.
Normalmente el método de control aplicado depende del tipo de reproducción y de
la longitud de vida de la maleza. Por lo común, es más económico el control de las
especies perennes, ya que las especies anuales debido a su mecanismo de semillazón
simple y profuso aseguran, por períodos mayores de tiempo, su persistencia en las
chacras.

Medidas de control mecánico


a) Pastoreo: El pastoreo puede constituir una herramienta de relativa utilidad en
ciertas circunstancias, pero básicamente se utiliza para disminuir el volumen total de
follaje. Sin embargo, debido a que los animales pastorean en forma selectiva, este puede
llevar en primer término a cambios botánicos en detrimento del semillero al perseguir la
especie forrajera y en segundo término a efectos secundarios negativos por pisoteo.
Para evitar dichos inconvenientes, cuando el pastoreo pretenda cumplir funciones de
control de malezas, deberá ser efectuado por períodos cortos con altas dotaciones que
impidan seleccionar al animal y cuando no existan condiciones de sequía o exceso de
humedad.
Asimismo, se tratara que los animales provengan de pasturas libres de malezas. La
presencia de semillas de estas plantas en su tracto digestivo o pezuñas es una de las
principales fuentes de contaminación.
El pastoreo como herramienta para controlar malezas es suficiente siempre que éstas
sean apetecidas y deberán recargarse desde las primeras etapas de su desarrollo; ya que
a medida que avanza su ciclo van perdiendo apetecibilidad en mayor o menor grado
según cada especie en particular.
Una vez retirados los animales, de todas maneras se deberá pasar una rotativa para
emparejar el cultivo y una rastra para distribuir las deyecciones, lo que permitirá un
rebrote uniforme del semillero.

b) Cortes: Los cortes cumplen un rol más importante que los pastoreos para eliminar
en forma homogénea las malezas y en particular aquellas anuales de hábito erecto y
crecimiento más rápido que la propia forrajera. Sin embargo, períodos llovedores que no
permiten entrar al semillero con la maquinaria, pueden complicar este manejo.
El corte resulta inútil cuando las malezas son de hábito postrado, las que muchas
veces se ven favorecidas al ser eliminada la competencia que le ejercían las especies de
porte mayor.

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Si bien el corte puede constituirse en un aliado muy importante para combatir
malezas anuales, en el caso que éstas sean perennes constituye un método de menor
eficiencia.
No se debe olvidar que con los sucesivos cortes las malezas van adquiriendo hábitos
cada vez más postrados, terminando por florecer y fructificar por debajo del nivel de
defoliación.

c) Carpidas: tiene por finalidad controlar las malezas y airear el suelo. Este
tratamiento adquiere gran importancia en el primer año del cultivo y especialmente
durante los primeros meses del mismo.
En estos casos la labor debe ser realizada superficialmente, de tal manera de no herir
las raíces de las plantas forrajeras, no traer a la superficie nuevas semillas de malezas, ni
promover pérdidas de humedad. No se debe olvidar que el objetivo principal es sólo
controlar las malezas y en los suelos pesados también romper la costra superficial.
La labor puede efectuarse con cualquier implemento especializado (carpidores,
cultivadores, etc.) y al realizarla se evitará que el suelo removido cubra la hilera
sembrada del cultivo.
Posteriormente, durante el desarrollo del cultivo es posible que se deban realizar
nuevas carpidas.
Sin embargo, en cultivos sembrados a las distancias normalmente recomendadas,
muy probablemente ya en el año de siembra este tratamiento no deba ser repetido dado
que las plantas cubrirán el entresurco lo que constituirá una importante autodefensa por
competencia.
Dado que en las siembras en líneas juntas y al voleo es imposible efectuar carpidas,
si se debe realizar un tratamiento mecánico para controlar malezas, éste podrá ser
efectuado mediante el pasaje de rastras muy livianas, siempre que las plantas del cultivo
estén bien arraigadas.
En semilleros viejos es muy conveniente el pasaje de rastras, aunque en este caso
pesadas, para eliminar malezas, lográndose a la vez separar las matas y producir
renuevos.

Medidas de control químico


Una de las ventajas más notables del uso de herbicidas para controlar malezas es que
no produce disturbios innecesarios al suelo como lo hacen los tratamientos mecánicos
previamente mencionados.

l) El semillero debe estar bien implantado, creciendo en competencia con la maleza.


2) Las aplicaciones se efectuarán evitando épocas de sequía o heladas así como
cuando se esperan lluvias en las próximas horas.
3) Las malezas deben ser jóvenes y estar creciendo activamente.

a) Tipos de tratamiento:
I) Aplicaciones de presiembra
II) Aplicaciones de preemergencia
III) Aplicaciones de postemergencia

b) Momento de aplicación: En general, se ha determinado que en las leguminosas


forrajeras la aplicación de los herbicidas postemergentes nunca deberá efectuarse al
estado cotiledonar pero podrá hacerse cuando las plántulas presenten de dos a seis hojas

12
verdaderas. En las gramíneas forrajeras la aplicación se podrá efectuar cuando éstas
posean dos a cuatro hojas, si bien en algunos casos habrá que esperar el macollaje.
Cuando se trate de combatir gramíneas en semilleros de leguminosas, los
tratamientos podrán efectuarse siempre que el área foliar de estas últimas sea menor que
el de las primeras. De lo contrario, su pueden ocasionar daños difíciles de reparar.

Control de malezas en semilleros de leguminosas


Es importante destacar que se han detectado diferencias importantes entre las
distintas leguminosas forrajeras, frente a un mismo herbicida y que estas diferencias
varían también de acuerdo con el estado de desarrollo de las plantas.
Normalmente, en las leguminosas los herbicidas fenoxiacéticos como 2,4-D y
MCPA son más tóxicos que los fenoxibutíricos como 2,4-DB.
Se ha demostrado que 2,4-DB puede ser utilizado con éxito en el control
postemergente de malezas de hoja ancha en las leguminosas forrajeras más importantes.
Para la supresión de pastos anuales en los semilleros de leguminosas se deberá
utilizar dalapón, paraquat u otro graminicida, inmediatamente a un corte o pastoreo del
semillero o cuando la leguminosa presente menor área foliar o este latente. De esta
forma se afectara poco a estas plantas.
Normalmente, cualquiera sea el herbicida aplicado al semillero no se deben realizar
defoliaciones por unas cuantas semanas hasta que la leguminosa se reponga, ya que
muchas veces puede quedar quemada con diferente intensidad. Asimismo, si el
herbicida fue aplicado tardíamente se efectuará un corte para evitar que los efectos
residuales del mismo afecten el proceso de floración—fructificación.

Control de malezas en semilleros de gramíneas


Para controlar especies de hoja ancha en semilleros de gramíneas deben utilizarse
los mismos herbicidas recomendados para los cereales de invierno.
En este sentido ocupan un lugar preponderante los herbicidas fenoxiacéticos, 2,4-D
y MCPA.
También puede citarse diclofop metil para el control de Avena, Lolium y
Echínochloa.
En general, en los semilleros de gramíneas se recomienda no efectuar aplicaciones
con herbicidas desde las cinco semanas previas a la emergencia de las inflorescencias,
habiéndose comprobado que aunque no se observen deformaciones en éstas o en las
hojas superiores del tallo, los rendimientos pueden ser afectados negativamente.

Control de plagas y enfermedades


Los semilleros de leguminosas normalmente presentan mayores problemas por
ataques de plagas y enfermedades que los de gramíneas.
Muchas veces se debe recurrir a pastoreos, quemas o cortes con lo cual es posible
alcanzar un control aceptable. En otros casos, se debe recurrir a la aplicación de
insecticidas y fungicidas.
En los semilleros como en las pasturas, la primera prevención contra plagas y
enfermedades debe efectuarse mediante la disponibilidad de especies y variedades con
resistencia genética o tolerancia. Esta constituye la medida más eficiente o económica
de control.
También la aplicación de tratamientos específicos a la semilla puede resultar
sumamente beneficiosa. Estos pueden realizarse con distintos productos comerciales ya
sea por espolvoreos, pulverizaciones o inmersión.

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En cuanto a las enfermedades, el uso de fungicidas resulta antieconómico por los
altos costos de los productos y la frecuencia con que deben ser aplicados en una masa de
follaje que debería protegerse continuamente.
El control de enfermedades en los semilleros puede encararse a través de diferentes
caminos tales como:
a) sembrando variedades con mayor resistencia o tolerancia;
b) protegiendo las plantas al prevenir posibles infecciones, mediante barreras entre
éstas y la enfermedad;
c) evitando ataques mediante la selección de áreas o fechas libres de la enfermedad;
d) evitando la introducción de enfermedades a zonas libres de las mismas;
e) reduciendo la severidad de la enfermedad en áreas infestadas;
f) erradicando la enfermedad por métodos químicos.

En épocas de sequía, la población de insectos de las praderas naturales y otros


cultivos susceptibles a la falta de agua se dirigen hacia los semilleros que normalmente
en esos momentos presentan buen vigor y suculencia.
De acuerdo con el estado de desarrollo del cultivo, se utilizarán los insecticidas de
contacto en cultivos con poco follaje o en las últimas etapas de maduración de la
semilla; mientras que se preferirá los traslocables cuando exista una masa voluminosa
de follaje o en plena floración y primeras etapas de formación de la semilla.

En resumen, el control de enfermedades y plagas en semilleros no admite ser


descuidado. Si bien normalmente en praderas, al ataque de hongos o insectos se enfrenta
mediante un pastoreo intensivo por el cual el forraje es aprovechado por el animal antes
que se pierda, en semilleros es evidente que esta recomendación en ciertas épocas del
ciclo es irreconciliable con el manejo de dichos cultivos.

Enfermedades que se transmiten en las semillas


La semilla puede transmitir las enfermedades ya sea directamente desde la planta
madre o simplemente en sus envolturas por contacto externo.

GRAMINEAS
Entre los agentes patógenos más destacables que es posible encontrar en las semillas
de las gramíneas, pueden citarse un número elevado de especies del orden Ustilagínales
(Tílletía y Ustílago); de los géneros Claviceps y Dreschlera, así como nematodos del
género Anguina; todos ellos parásitos del ovario de las gramíneas al cual reemplazan
con sus estructuras reproductivas.

LEGUMINOSAS
En esta familia, el número de enfermedades transmitido por las semillas es
importante pudiéndose distinguir tres grupos de patógenos: bacterias, hongos y virus.
Aspectos generales: no se debe olvidar que en el momento más crítico en el cual la
infección de la semilla puede resultar más peligrosa es durante el período de floración,
particularmente al germinar los granos de polen sobre el estigma hasta el momento de la
fecundación del óvulo.

Maduración de la semilla
Deben conocerse todos los cambios que se producen, a medida que se forma y
madura la semilla en los principales parámetros que fijan su calidad; para luego

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manejarlos tratando de alcanzar la producción máxima en cantidad y calidad, sin
pérdidas por adelantos (semilla liviana y de baja calidad) o atrasos (desgrane
generalizado) en la cosecha.

Tamaño o peso
La forma más común de expresar el tamaño individual de las semillas de un lote es a
través del peso de mil semillas.
Dicho peso alcanza un máximo en las primeras etapas del proceso de maduración
para luego disminuir como consecuencia de la pérdida de agua en tanto la semilla
alcanza su madurez total.

Después que la semilla alcanzó su máximo peso seco, se encuentra en condiciones


de ser cosechada. Sin embargo, no es fácil determinar dicho momento ya que los pesos
individuales de la semilla de cada especie varían de acuerdo con las condiciones
ambientales de cada año.
El peso de las semillas constituye un parámetro muy importante para determinar la
calidad de las mismas. Cuanto más grande es una semilla, más vigorosa es su plántula y
mayores las posibilidades de supervivencia.

15
Las inflorescencias tempranas maduran más rápido y poseen semilla más pesada que
las tardías y dentro de cada inflorescencia las semillas basales de cada espiguilla son
más pesadas que las distales y producen plántulas con rendimientos más altos de
materia seca.
Cuando las semillas no han completado su proceso de maduración son livianas y
normalmente eliminadas durante la trilla y limpieza; habiéndose calculado que entre un
25 y 35% del rendimiento puede ser perdido por esta razón.

Humedad
El contenido de humedad de las semillas aumenta rápidamente en la primera fase de
su desarrollo para luego permanecer más o menos estable hasta la última fase en que
decrece aceleradamente hasta alcanzar cierta estabilidad de acuerdo con las variaciones
de la humedad ambiente.
En general, el contenido de humedad de las semillas al iniciar la cosecha es muy
variable entre 45 y 15% de acuerdo con especies y épocas.

Consistencia
El estado del endosperma varía progresivamente desde el fluido incoloro hasta el
granular blanco pasando por numerosos estados intermedios en consistencia y
coloración.
Si la semilla presenta baja consistencia se producirán durante los golpes que
acompañan a la trilla numerosos machucones, resquebrajamientos y quebraduras que
provocan pérdidas de semillas, constituyen una vía muy eficaz para la penetración de
enfermedades, o afectan la vida del germen y en consecuencia bajan sensiblemente el
poder germinativo del lote.

Viabilidad
El porcentaje de viabilidad o de germinación constituye la forma de expresar el
porcentaje de embriones que han completado su desarrollo y son capaces de germinar
luego de ser expuestos a condiciones favorables.
La habilidad para germinar es directamente proporcional al peso de las semillas, por
lo que la viabilidad incrementa al avanzar el proceso de maduración.
Si bien es cierto que la germinación total máxima se logra temprano en el desarrollo
de la semilla, la máxima energía germinativa se logra en etapas posteriores; por lo que
parecería que la pérdida de humedad es necesaria para retener la viabilidad.

Cambios bioquímicos
a) Carbohidratos: se ha determinado que un endosperma está fisiológicamente
maduro cuando su contenido de almidón ha alcanzado un máximo estable y su
contenido de azúcares libres un mínimo estable; en otras palabras a medida que una
semilla madura, se produce un aumento del almidón y una disminución de los azúcares
libres. Desde el punto de vista práctico, para determinar el momento de la cosecha
parecería que esperar a que la fracción azúcares libres se presente en el menor nivel,
expone a pérdidas importantes de semillas, ya que el desgrane se produce en etapas
previas a dicho mínimo estable.

b) Proteínas: a medida que una semilla madura, aumenta la presencia de proteínas y


disminuye la de aminoácidos lo cual constituye otro aspecto importante.

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c) Hormonas reguladoras del crecimiento: si bien las auxinas y las giberelinas se
encuentran en proporciones elevadas durante las primeras etapas del desarrollo, dichos
niveles descienden paulatinamente a medida que la semilla va completando su
desarrollo y alcanzando las diferentes etapas de madurez.

e) Pigmentos: las variaciones en la coloración de la cubierta de las semillas debido a


cambios en los pigmentos son los síntomas más visibles y prácticos que se producen a
medida que una semilla madura. Dichos cambios se deben a variaciones en los
contenidos de clorofila y antocianina. AI principio la semilla es verde debido a la
presencia de cantidades importantes de clorofila que coincide con la presencia de
cantidades altas de azúcares libres y aminoácidos. Posteriormente, aumenta la
proporción de almidón y proteínas y se produce una destrucción de la clorofila que no
alcanza a manifestarse en cambios bruscos de color.
Mostrando un comportamiento inverso, la antocianina aumenta a medida que
madura la semilla especialmente en el estado en masa (grano pastoso).

e) Aspectos generales: la primera fase dura entre 7 y 14 días, la consistencia de la


semilla es fluida de acuosa a lechosa y se caracteriza por un rápido aumento del peso
fresco, mientras el porcentaje de humedad permanece constante entre 75 y 80% y la
viabilidad es nula.
La segunda fase, lechosa a pastosa, abarca entre 10 y 14 días y si bien en ella la
velocidad de crecimiento se hace cada vez menor, la semilla alcanza su máximo peso al
final de la misma. A pesar de que la cantidad de agua en la semilla varía muy poco, el
porcentaje de humedad comienza a decrecer progresivamente como consecuencia de la
acumulación de sustancias. En esta fase es posible detectar que las semillas presentan
los primeros indicios de viabilidad y alcanzan la germinación máxima en períodos muy
cortos (aproximadamente cuatro días).
La tercera fase dura entre 3 y 7 días y se caracteriza porque la semilla presenta
consistencia pastosa o en masa progresivamente cada vez más firme. La germinación se
mantiene al tope.
Finalmente, en la cuarta fase la consistencia es firme o dura, la semilla estabiliza su
peso y la germinación se mantiene.

Abscisión o desgrane
En cuanto a la domesticación de las especies forrajeras es necesario desarrollar
plantas de fácil cosecha, pero con porcentajes elevados de recolección de semillas lo
cual asegurará su multiplicación y rápida expansión.
Algunas gramíneas forrajeras como Dactylis glomerata, Festuca rubra, Lolium
perenne y Poa pratensis poseen niveles aceptables de retención de semillas mientras
que otras como Brachiaria mutica, Festuca pratensis, Lolium multiflorum, Panicum
maximum, Phalaris tuberosa poseen aún las características de sus ancestros.
En general, la intensidad del desgrane es pequeña al principio del período de
maduración, luego se incrementa sensiblemente para volver a niveles bajos al final del
mismo.
Las causas más comunes del desgrane en las gramíneas son: la fragilidad de la
raquilla, la formación de un tejido o capa de abscisión en el pedicelo y la formación de
un callo en la base de la semilla con la desarticulación de la misma.
Momento de iniciación de la cosecha

Diagnóstico de rendimientos

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Para obtener una idea más o menos acabada de la factible productividad en semillas
de la especie forrajera deberá recurrir, como no podía ser de otra manera, a algunos
componentes naturales del rendimiento.
Con tal finalidad dividirá la chacra en grandes zonas contrastantes de acuerdo con el
aspecto general de la misma y en ellas arrojará marcos de hierro. Se cuenta la cantidad
de plantas que hay en el mismo, se realiza la cosecha, se pesa y se refiere este valor a
hectárea.
El rendimiento de semillas en Gramíneas es:

Rto. Potencial (kg/ha) Rto. Promedio (kg/ha)


Raigrás anual 800 350-400
Raigrás perenne 800 350-400
Cebadilla 600-800
Pasto ovillo 400-600 150-200
Festuca 400-500 150-250
Falaris 350 120-150

El rendimiento de leguminosas es:

Rto. Potencial (kg/ha) Rto. Promedio (kg/ha)


Alfalfa 800-1000 100-200
Lotus 600-1000 120-150
Trébol rojo 350-400 120-150
Trébol blanco 300 100-150
Melilotus 300-500 150-250

Estimación del momento de iniciación de la cosecha


La decisión no es sencilla y se complica continuamente no sólo por la presencia de
una población de inflorescencias en distintos estadios de madurez, sino también por la
heterogeneidad del desarrollo de las semillas dentro de cada inflorescencia.
De ahí que en las especies subtropicales es importante promover que un número alto
de inflorescencias emerja simultáneamente suprimiendo la posibilidad de formación de
macollas tardías.
En otras palabras, la cosecha deberá realizarse en el momento propicio para alcanzar
los mejores rendimientos, lo que sucederá cuando se constate el porcentaje mayor de
inflorescencias o frutos aptos para la recolección.
Si el cultivo se cosecha demasiado temprano se corren distintos riesgos, tales como:
dificultades en la cosecha, obtención de semilla liviana, daños a la semilla durante la
trilla y bajo poder germinativo.
Si el cultivo se cosecha demasiado tarde se producen grandes pérdidas de semillas
por desgrane.
Si se va a cosechar temprano, es preferible hilerar. Esto sucederá cuando el aumento
en el número de nuevas inflorescencias maduras equilibre las pérdidas por desgrane de
otras inflorescencias.
Sin embargo, existe una serie de caracteres muy importantes a considerar y que han
sido utilizados para juzgar el mismo con diferente precisión.

Entre otros deben citarse:


-Fecha fija luego de la antesis total.
-Cambios en la composición química de la semilla.

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-Consistencia del grano.
-Color de las inflorescencias.
-Color de los pedúnculos florales.
-Desgrane del extremo de la inflorescencia.
-Contenido de humedad de la semilla.

Algunos de ellos son de poco valor práctico para el productor que no sigue de cerca
la evolución de su semillero.
Sin embargo, para fijar con certeza el momento de cosecha, el contenido de
humedad de las semillas parecería ser el más adecuado para operar a nivel de productor,
siguiéndole en prioridad el estado de consistencia de la semilla.
En la mayoría de las gramíneas el momento óptimo de cosecha puede ser ubicado
cuando las semillas presentan entre 30 y 45% de humedad, mientras que en las
leguminosas es algo menor, entre 25 y 35%.
Sin embargo, es imprescindible recalcar que el momento adecuado para comenzar la
cosecha de cada cultivo difiere con cada sistema de cosecha empleado. Así en
gramíneas, el contenido de humedad para la cosecha directa es menor al apropiado para
corte e hilerado.
Cuando se tiene en cuenta la consistencia de la semilla, el momento recomendable
para iniciar la cosecha será cuando la población de inflorescencias presente algunas
semillas al estado lechoso, la mayoría en masa y algunas sólido.
En general, es posible afirmar que cuando la cosecha es efectuada cuando las
semillas se encuentran en estado en masa más bien dura poseen entre 30 y 40% de
humedad, según especies y se alcanzan los mayores rendimientos.

Épocas y secuencia de maduración de los diferentes cultivos


Las gramíneas de ciclo otoño-inverno-primaveral como Dactilis, Falaris, Festuca y
raigrás, maduran desde mediados a fines de primavera. Estas especies detentan un sólo
período de floración-fructificación por lo que normalmente a fines de diciembre ya han
sido cosechadas, no existiendo problemas para el logro de semillas de calidad.
Las leguminosas por el contrario presentan varios períodos, superpuestos o no, de
floración-fructificación lo cual permite realizar una o más cosechas al año, de acuerdo
con las condiciones climáticas reinantes y el manejo aplicado.
En estas especies, a medida que se posterga el momento de cosecha desde principios
de verano hacia el otoño, la factibilidad de obtener buenos rendimientos de semillas de
alta calidad se hace cada vez más difícil.

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Preparación final del semillero
Se debe tener siempre presente que los desecantes resultan más eficientes en
aquellos casos en que se coseche semillas y frutos de plantas donde la supervivencia de
los tallos y de la parte aérea no es deseable y si lo es su secado rápido.
La mayoría de las sustancias desecantes son herbicidas de contacto y normalmente
su acción es tan rápida que no existen posibilidades de que el proceso de abscisión de
las hojas pueda tener lugar y en consecuencia éstas no se separen de la planta. Sin
embargo se logra el principal objetivo, el secado rápido de toda la parte aérea.

Aplicación de sustancias desecantes


Su utilización puede ser muy favorable en zonas en las cuales durante la época de
cosecha suelen presentarse condiciones o demasiado húmedas durante las cuales el
forraje demora en alcanzar los porcentajes adecuados de humedad para iniciar la trilla, o
demasiado secas con vientos fuertes, casos en los que pueden perderse en pocas horas
cantidades importantes de semillas por desgrane.
En estas condiciones ambientales, los desecantes permiten marchitar rápidamente el
follaje y realizar una cosecha inmediata con las consiguientes ventajas.
El rol principal de la pulverización con desecantes es facilitar la recolección y la
trilla al reducir el gran volumen de follaje con alto contenido de humedad, que
normalmente presentan las leguminosas entremezclado con sus frutos en el momento
de la cosecha.
El uso de defoliantes en gramíneas presenta menor incidencia ya que en estas
plantas la fructificación se produce básicamente en los estratos superiores y en
consecuencia no requieren cortes demasiado bajos, con lo que se evita tener que
manipular una masa voluminosa de follaje verde.
En las gramíneas, la aplicación de sustancias desecantes resulta solamente de
utilidad en cultivos acamados, en aquellos con mucho follaje o cuando se decida por
razones especiales efectuar cosecha directa.
Un buen desecante contribuye con las siguientes características:
1. Desecando las malezas y facilitando la cosecha.
2. Permitiendo la cosecha directa.
3. Matando sólo la parte aérea,
4. Mejorando los rendimientos al evitar pérdidas por dehiscencia y desgrane.
5. Promoviendo semilla de mejor calidad.

Variables que afectan la eficiencia del tratamiento


Con respecto al estado del cultivo, en algunas oportunidades la presencia de un
volumen excesivo de follaje demandará aplicaciones fraccionadas o volúmenes mayores
de agua, pudiéndose presentar dificultades en cultivos demasiado densos, acamados y
revolcados.

Momento de aplicación del desecante


Es esencial fijar con certeza el momento de aplicación del desecante. Se debe
comprender que el tratamiento detiene tanto el crecimiento del follaje como el de las
semillas, por lo que será efectuado cuando la mayoría de los frutos se encuentre en
estado de madurez total.
Muchas semillas que podían haber completado su maduración aplicando métodos
comunes de cosecha, en esta situación paralizan su desarrollo y pierden su verdadero
valor al no completar la maduración. Este efecto puede ser muy nocivo en aplicaciones
con paraquat.

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Para evitar problemas en tal sentido, se ha tratado de relacionar el grado de madurez
del cultivo con el momento de la aplicación. Para alfalfa y Lotus respectivamente, éste
coincide cuando el 75% de las vainas toman color marrón y otro autor recomienda
cuando el porcentaje de vainas que adquiere dicha coloración es 75% en Lotus y 80%
en alfalfa y tréboles blanco y rojo.

Aspectos relacionados a la cosecha


La cosecha será iniciada ni bien la masa foliar se encuentre seca, pero sin esperar a
que se seque totalmente. De lo contrario es posible que se produzcan pérdidas de frutos,
cabezuelas o panojas, por quebrado de los pedúnculos que las sostienen o de las
semillas por dehiscencia.
Por lo general, el tiempo transcurrido entre la aplicación del desecante y la
iniciación de la cosecha, puede variar entre uno y siete días, dependiendo lógicamente
de la especie, volumen de follaje y condiciones climáticas.

Efectos de los desecantes en la supervivencia del semillero


De acuerdo con la información disponible, los desecantes más comúnmente
utilizados no provocarían ni muertes de plantas ni retardos en los rebrotes en los
semilleros de leguminosas perennes, a menos que se apliquen sobredosis.

Factibilidad del uso de los desecantes en distintas Leguminosas


La alternativa de efectuar cosecha directa mediante el uso de sustancias desecantes
parece viable en alfalfa, Lotus y en trébol rojo. En cuanto a trébol blanco, las
posibilidades para el uso de desecantes parecerían ser discutibles debido a las
características de este cultivo y esta básicamente condicionada al estado del semillero en
el momento de realizar la cosecha y a la tendencia al acamado que presenta esta
leguminosa.

Consideraciones finales sobre desecantes


Ventajas:
-Permiten el secado del forraje en pie.
-Se necesita equipo de cosecha menos especializado.
-El hilerado no es necesario.
-Reducen el desgrane.
-La cosecha se hace más rápida y eficiente.
-Es posible obtener semilla de mejor calidad.
-Incrementan los rendimientos de semillas en áreas de baja humedad y vientos
fuertes.
-Reducen los contratiempos por condiciones ambientales desfavorables en áreas con
períodos cortos de cosecha.

Desventajas:
-Es esencial que el desecante cubra totalmente el cultivo.
-En semilleros densos es necesario una doble aplicación.
-La semilla debe estar completamente madura en el momento del tratamiento porque
el desarrollo de la semilla cesa al realizarse la aplicación.
-Los rendimientos pueden ser bajos en cosechas tempranas que tienen un porcentaje
alto de frutos verdes.
-Requieren buena coordinación entre el momento de la aplicación del desecante y el
de las operaciones de cosecha.

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-La semilla cosechada posee alto porcentaje de humedad por lo que necesita secado
inmediato.
-No se adapta a cualquier tipo y condiciones de crecimiento de semilleros.
-El forraje tratado no puede utilizarse para alimentar ganado en forma inmediata.

Problemas de la cosecha
a) La mayoría de las especies forrajeras no mueren antes de la iniciación de la
cosecha (sólo las anuales) y en consecuencia existe un exceso de materia verde que
complica notablemente la recolección y la recuperación de la semilla en la trilla.
b) La falta de uniformidad en la floración, fructificación y maduración afectan el
momento de la cosecha, debiéndose buscar el equilibrio, entre la pérdida de semillas
inmaduras en cosechas muy tempranas y la de semillas muy maduras que se desgranan
en cosechas tardías.

Métodos de cosecha
La elección del método de cosecha depende de la especie y variedad, del sistema de
siembra utilizado (al voleo o en líneas), del estado del cultivo en el momento de la
cosecha, de las condiciones ambientales y básicamente del equipo agrícola disponible.

a) Corte, hilerado, cosecha con recolector y trilla:


Este es el método más común de cosecha de gramíneas y leguminosas.
No obstante, con este sistema de cosecha es posible constatar pérdidas de semillas
por desgrane debido a la acción o golpeteo de las maquinarias, por lo que se recomienda
hilerar cuando la semilla posea un contenido de humedad en el rango 50-40%.
Consiste en cortar el forraje: 1) con una guadañadora para formar posteriormente, en
operación aparte, hileras con rastrillo hilerador o 2) con hileradoras o guadañadoras con
accesorio hilerador lo que permite realizar el corte e hilerado simultáneo.
En el caso de corte e hilerado en dos etapas separadas, éstas deben realizarse en
forma inmediata y sucesiva.
La tasa de pérdida de humedad de las semillas en la hilera es más elevada qua la de
las semillas en las plantas sin cortar.
Este método presenta algunas ventajas sobre la cosecha directa. Probablemente la
mayor está dada por el hecho de que debido a la característica de maduración despareja
o escalonada de la mayoría de las especies, permite disminuir las pérdidas por desgrane
a la vez que un número grande de semillas adheridas a la inflorescencia pueden
completar su madurez en forma normal, al no ser separadas bruscamente de la planta
madre.
Asimismo, el forraje cortado y ubicado sobre el rastrojo se encuentra menos
expuesto y más protegido que el cultivo en pie a condiciones climáticas desfavorables,
especialmente vientos fuertes y temporales.
También en muchos cultivos donde se deben manipular volúmenes altos de material
suculento, este sistema de cosecha en etapas sucesivas puede resultar de gran valor y ser
preferencial, ya sea porque las condiciones ambientales (clima y suelo) no son
favorables para que la humedad del follaje y semillas baje rápidamente permitiendo
iniciar la cosecha, porque las plantas se mantienen verdes aun cuando su semilla esta
madura, o porque el semillero se encuentra muy enmalezado.
En cuanto a la calidad de las semillas logradas, generalmente éstas tienen no sólo
porcentajes altos de germinación, sino que al presentar porcentajes menores de
humedad, su consistencia es mayor y por consiguiente se muestran menos expuestas a
efectos negativos por magullado, aplastado o quebrado durante la trilla. No obstante,

22
con este método de cosecha, el peligro de contaminación con semillas de malezas de
altura menor a la barra de corte puede ser importante.
Sin embargo, la ocurrencia de lluvias impredecibles, mientras el cultivo se encuentra
en hileras, pueden complicar seriamente el proceso de cosecha. En estos casos, para
facilitar el secado se pasará el rastrillo hilerador en sentido inverso, tratando de prever
posibles excesos de humedad en el material trillado.
Dichos inconvenientes pueden resultar muy serios en especies de fácil desgrane
especialmente en algunas leguminosas como lotus (Lotus corniculatus) en el cual las
vainas se abren y expulsan con fuerza a las semillas maduras y en algunas gramíneas,
como falaris (Phalarís tuberosa L.).
Asimismo, si durante el período de hilerado la humedad es alta, pueden ocurrir
pérdidas importantes en el rendimiento debido a un proceso activo de respiración.
En general, es posible afirmar que si bien mediante este método es factible obtener
rendimientos altos de semilla de la mejor calidad, también es cierto que implica un
número mayor de operaciones que elevan los costos de producción.
De todas maneras, debe quedar bien claro que semilleros que ocupan superficies
extensas o que maduren en forma desuniforme deben ser cosechados forzosamente.

b) Cosecha directa:
Con menos de 40% de humedad es posible efectuar cosecha directa aunque existen
posibilidades de que ocurran daños en las semillas.
En algunas oportunidades se recomienda realizar la cosecha con porcentajes de
humedad cercanos a 20% lográndose el éxito en aquellos casos en que los cultivos son
muy poco desgranadores. La etapa más apropiada es en promedio alrededor de 35% de
humedad.
Este método se lleva a cabo con cosechadoras de arrastre y automotrices y es el más
económico ya que se gana en tiempo y trabajo.
Se recomienda especialmente en semilleros de especies de maduración pareja, poco
desgranadoras, o de follaje poco suculento y en semilleros pequeños o con baja
población de malezas.
Por otra parte, el exceso de humedad del material cosechado (del follaje y de las
semillas inmaduras de la propia forrajera y de las malezas presentes) puede causar
problemas.
En algunas regiones, para evitar ambos riesgos se realiza con éxito una doble
cosecha. La primera es efectuada con la cosechadora actuando simplemente como
hileradora para lo cual se ajusta de tal forma que sólo las semillas bien maduras se
desprenden de la planta y el resto del material es despedido y ubicado en hileras sobre el
rastrojo.
Una vez que dicho material adquiere el porcentaje de humedad deseado se levanta
en una segunda cosecha mediante la cosechadora con accesorio recolector.
Los riesgos que se corren con la cosecha directa son mayores, cuanto mayor es la
superficie del semillero.
La cosecha directa no puede realizarse en semilleros con excesivo follaje ni menos
aún en aquellos que por mal manejo o por condiciones climáticas muy favorables para
el crecimiento, se encuentran volcados.
Tampoco, como ya se expresó, es recomendable en cultivos de maduración
desuniforme donde la calidad de la semilla puede verse notablemente disminuida.
Por el contrario, la cosecha directa es fundamental en aquellos estados más tardíos
de maduración donde el sistema de corte e hilerado puede llevar a grandes pérdidas por
desgrane.

23
Dado que en muchos de los cultivos forrajeros la semilla esta fisiológicamente
madura cuando aun el follaje se encuentra completamente verde (especialmente en
leguminosas), es posible utilizar productos desecantes que permiten el quemado o
secado de la parte aérea mediante pulverizaciones previas a la cosecha directa.
Esto facilita enormemente la trilla al disminuir el volumen de material verde,
lográndose menores pérdidas de semilla y una mayor calidad de la misma. El uso de
desecantes es recomendable también en aquellas zonas húmedas donde es común o
factible la ocurrencia de lluvias importantes en el período de cosecha.

c) Engavillado y trilla:
Con él se han obtenido los mayores rendimientos, especialmente en pastos con
panojas o espigas con tallos largos que permiten la formación fácil de las gavillas.
La cosecha con segadora-atadora debe iniciarse en una etapa temprana de desarrollo
de la semilla, la cual completa su maduración durante un periodo de espera variable
entre 10 y 14 días en forma de gavillas reunidas en parvas en el campo.
Se trata de un método poco económico que requiere tiempo y trabajo.
El corte del cultivo debe hacerse alto tratando de levantar un volumen bajo de masa
verde y formar gavillas no muy grandes.
Las parvas deben formarse tan pronto la humedad de las gavillas lo permita y se
tratará de construirlas de tal forma que presenten buena ventilación con lo que se
evitarán calentamientos que provoquen inconvenientes en la calidad de la semilla.

Aspectos generales para tener en cuenta en el método de cosecha


1) Semilleros pequeños y/o de maduración uniforme pueden ser cosechados
directamente.
2) Semilleros grandes y/o de maduración despareja deben ser cosechados hilerando
primero.
3) Semilleros cuya cosecha debe ser realizada contra el suelo (subterráneo, carretilla
y blanco) requieren una cama de siembra muy bien nivelada, libre de piedras y pozos.
4) Semilleros que deben ser hilerados, necesitan que dicha operación sea efectuada
cuando se encuentren húmedos por rocío o pequeñas lluvias, ya que de esta manera se
evitan pérdidas por desgrane.

Aspectos relacionados con operaciones durante la cosecha


a) Aspectos relacionados al corte: de acuerdo con el hábito de crecimiento y
ubicación de las inflorescencias las gramíneas admiten alturas de corte mayores que las
leguminosas.
En estas especies se deberá tener en cuenta que la altura de corte dependerá del
porcentaje de semillas maduras, debiendo ser realizada tanto más alto cuanto mayor sea
el porcentaje de las mismas.
Otro aspecto a tener en cuenta es que cuando el tiempo se presente húmedo y con
bajas temperaturas, deberá realizarse un corte alto, mientras que en condiciones
climáticas opuestas a las citadas el nivel podrá ser más bajo.
El ideal consiste en cortar diariamente el mismo número de hectáreas que puede
cubrir la cosechadora en una jornada.
En las leguminosas se deberá tener en cuenta que las inflorescencias se encuentran
entremezcladas con el follaje por lo que los cortes deberán ser realizados siempre a
nivel bajo, cualquiera sea el estado de madurez del cultivo.
En todas las forrajeras se evitará al máximo efectuar los cortes en las horas fuertes
de sol. Esto muy especialmente si el porcentaje de semillas maduras es alto. Para ello se

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tendrá que recurrir a los cortes cuando el rocío se transforma en un eficaz aliado contra
el desgrane, siempre claro está, que no dificulte el trabajo de las maquinarias.

b) Aspectos relacionados al hilerado: las hileras deberán ser de un ancho


aproximadamente igual o menor que el del recolector de la cosechadora.
Cuando el volumen de cada hilera es pequeño, es preferible juntar varias para
formar una hilera mayor que aporte una cantidad apreciable de material en forma
continua y según ello ajustar los diferentes órganos de la trilladora.
Al igua1 que el corte, el hílerado debe efectuarse en las horas tempranas de la
mañana evitando las horas de sol fuerte.

c) Aspectos relacionados a la recolección: normalmente, los contenidos de humedad


varían entre 20 y 25% lo que permite separar fácilmente en la trilla las semillas del
material basto de hojas y tallos. El momento ideal para realizar la recolección son las
horas de sol fuerte, cuando los porcentajes de humedad de la hilera se encuentran en un
mínimo.

d) Aspectos relacionados a la trilla, separación y limpieza: en cuanto a la separación


entre el cilindro y el cóncavo debe ser tan amplía como lo permita el cultivo. Con ello se
evitarán perjuicios a la semilla y la presencia de un exceso de paja demasiado molida.
Cuando la cosecha directa se realiza después de haber sido aplicadas sustancias
desecantes, la cosechadora tendrá que ser regulada atendiendo ciertas consideraciones
tales como la humedad mayor de los tallos y semillas.
El primer aspecto impide que los tallos se rompan en la trilla y en consecuencia
permite un buen trabajo del sacapajas y el segundo requiere una velocidad mayor del
cilindro para facilitar la separación de las semillas.
Cuando se compara un cultivo hilerado con uno al cual se aplicó un desecante, éste
resulta mucho más sencillo de cosechar. Esto se debe a que en general disminuyen las
posibilidades de atoramientos del cilindro y las cargas excesivas en los mecanismos de
separación y limpieza, lo cual se traduce en un trabajo más eficiente.
En algunas circunstancias puede ser factible la utilización de doble cosecha.
La idea de este sistema doble cosecha consiste en recoger en la primera cosecha la
semilla más madura que se desprende fácilmente con el simple pasaje a través del
sistema de trilla trabajando al mínimo y en la segunda cosecha recoger la semilla que ha
terminado de madurar en la hilera.

Pérdidas de semillas
Las recomendaciones para comenzar la cosecha basadas en los porcentajes de
humedad de las semillas permiten obtener rendimientos altos de semilla de calidad al
ser esta cosechada en la etapa óptima del proceso de maduración evitando a la vez la
pérdida por desgrane.
Si bien aún en condiciones climáticas ideales pueden ocurrir pérdidas que oscilan
entre 15 y 25%, debido al mal tiempo reinante previo a la cosecha éstas pueden alcanzar
a un 30-40%.

a) Pérdidas naturales: se produce la acumulación de semillas maduras en el cultivo y


por consiguiente se registran porcentajes de caída muy altos antes que la cosecha sea
efectuada.
En la mayoría de los casos, la principal defensa para contrarrestar el efecto
desfavorable del desgrane o dehiscencia es realizar una cosecha temprana, aún

25
corriendo los riesgos que acompañan a la recolección de semillas no totalmente
maduras.

b) Pérdidas durante la cosecha: las principales causas que provocan una disminución
en los rendimientos comprenden aspectos relacionados con:
l) Vuelco de plantas.
2) Desuniformidad de altura de fructificación.
3) Excesivo volumen de materia verde (relación alta follaje-semilla).
4) Mala regulación de la maquinaria.

Si bien las pérdidas de semillas en las etapas previas, durante y luego de la cosecha
reducen notablemente los rendimientos finales, existen otros factores de fundamental
importancia que también contribuyen a disminución de la producción del semillero.
Estos son muy especialmente, aquellos que afectan la calidad de a semilla como
consecuencia de daños mecánicos durante la trilla, debidos normalmente a una
velocidad excesiva del cilindro.
Los daños mecánicos pueden ser causados por quebraduras, cortes o heridas y
presiones de diferente intensidad.

De ahí entonces que no sólo es importante regular la trilladora para evitar la pérdida
de semilla por disminución de su volumen, tanto de semillas enteras como de trozos de
las mismas por daños mecánicos, sino también por la disminución de su calidad a través
de un menor poder germinativo. A pesar de que este objetivo no es fácil de conseguir
plenamente, por lo menos se podrá mejorar mediante una época adecuada de cosecha y
una regulación apropiada de la maquinaria tratando de controlar durante el proceso el
contenido de humedad de las semillas.

Secado de las semillas


Generalmente, antes que la semilla llegue a las plantas de procesamiento, debe
permanecer no sólo días sino semanas en el galpón del productor o del acopiador. Por
ello, cuanto más seca se encuentre la semilla, mayores serán las posibilidades de lograr
alta calidad.
Para disminuir al mínimo la cantidad de agua cosechada se deberá, en primer
término, tratar que el material recogido posea un porcentaje muy bajo de trozos de hojas
y tallos de la especie forrajera y de las malezas acompañantes.
Normalmente, la semilla proveniente de la cosecha directa contiene una humedad
superior al 20% lo cual atenta contra su buena conservación y basta que se encuentre
pocas horas embolsado o en camadas profundas para que el poder germinativo y el
vigor de las plántulas se vean seriamente afectados por ello.
Si bien la mayoría de las semillas forrajeras alcanzan la madurez fisiológica con
contenidos de humedad variables entre 35 y 45%, su conservación es segura siempre y
cuando estos porcentajes desciendan a 10-12%. De lo contrario, se producirá una serie
de procesos desfavorables entre los que deben destacarse elevación de la temperatura,
aumento en el ritmo respiratorio, apelmazamiento y predisposición al ataque de plagas y
enfermedades a hongos.
Generalmente, se acepta que un 12% es el contenido de humedad confiable para
poder embolsar. No se debe olvidar, además, que si la semilla presenta porcentajes de
humedad tanto muy altos como muy bajos, está expuesta a posibilidades mayores de
daños mecánicos que favorecen la invasión de hongos a sus tejidos y en consecuencia
afectan su estado sanitario.

26
Cuanto mayor sea el porcentaje de humedad de la semilla al ser cosechada, menor
debe ser la temperatura de secado. De ello se deduce que a medida que una semilla
pierde agua al avanzar el proceso de secado, la temperatura podrá ser elevada
racionalmente.
Así por ejemplo, cuando el lote de semillas posee un porcentaje de humedad
superior al 20%, la temperatura no podrá pasar de 30 °C; entre 10 y 20% de humedad la
temperatura deberá mantenerse no mayor de 38 °C; mientras que por debajo de 10% de
humedad la temperatura podrá alcanzar 43 °C.

Principios del secado


El proceso de secado comprende dos etapas bien definidas. La primera esta dada por
la transferencia de la humedad desde la superficie de las semillas, hacia el aire y la
segunda por la transferencia de la humedad del interior de las semillas hacia la
superficie de las mismas.
En la primera etapa, el secado ocurre simplemente cuando la presión de vapor
ejercida por la humedad superficial de la semilla es mayor a la del aire que la rodea.
Por ello, es importante renovar de continuo y por diferentes mecanismos, la masa de
aire que rodea las semillas, con la finalidad de que este proceso se realice de la forma
más rápida y eficaz.
En la segunda etapa, el traslado del agua dentro de las semillas hacia la superficie de
las mismas ocurre por difusión desde las zonas más húmedas, lógicamente, hacía las
zonas más secas.

Procesos biológicos que suceden en una semilla de acuerdo con su porcentaje de humedad
Cuando el porcentaje de humedad es:
-Superior a 35-60%, la semilla puede germinar según la especie.
-Entre 35-60% y 18-20%, la semilla respira en forma acelerada lo cual conduce a
pérdida de reservas y probablemente a temperaturas elevadas que conspiran contra la
vida del germen. Existe gran peligro de desarrollo de microorganismos y de ardido.
-Entre 18-20% y 12-14%, la semilla aún respira en forma activa y en aquellas con
daños mecánicos es posible que aparezcan ataques de microorganismos.
-Entre 13 y 10%, la semilla presenta condiciones favorables para su conservación en
ambientes abiertos; aunque es muy sensible a daños mecánicos, ya que la menor
ocurrencia de daños mecánicos se produce entre 13 y 16% de humedad.
-Alrededor de 8-9%, la semilla presenta muy buenas condiciones para su
conservación no sólo debido a la vida de la semilla en sí sino también debido a que la
mayoría de los microorganismos e insectos no encuentran un medio ambiente apropiado
para su desarrollo, dado el bajo tenor de humedad.
-Entre 4-8%, la semilla se encuentra en condiciones ideales para su almacenamiento
por largo tiempo en recipientes cerrados.

Sistemas de secado
El secado de las semillas puede efectuarse mediante sistemas que utilicen aire a
temperatura ambiente o aire caliente y la elección del mismo depende básicamente del
volumen de producción de semillas y de las condiciones ambientales de la zona.

a) Secado natural: el proceso consiste en la desecación natural mediante la acción


del sol o del aire.
La forma más elemental, pero a la vez la más ineficiente y riesgosa, consiste en
dejar extendidas las bolsas de semilla sobre el rastrojo, volteándolas varias veces, hasta

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que se considere que hayan alcanzado porcentajes de humedad adecuados para su
almacenamiento.
Por el método del tendido, la semilla que llega de la chacra es inmediatamente
esparcida en capas sobre superficies lisas de diferentes materiales, tales como:
hormigón, ladrillos, madera, encerados, etc., ya sea a la intemperie o en tinglados,
cobertizos y galpones.
Como ya se ha expresado, es uno de los sistemas más comunes y de más bajo costo,
ya que no exige ni el conocimiento de técnicas refinadas, ni la disponibilidad de
instalaciones especiales; adaptándose a aquellas situaciones en que la producción de
semillas del establecimiento no alcanza volúmenes elevados.

b) Secado artificial: por este sistema la semilla es colocada en secaderos y sometida


a una corriente forzada y controlada de aire.
1) Aire natural: en algunos casos, la extracción de la humedad de la semilla es
efectuada mediante la circulación forzada de aire a temperatura natural con la
intervención de ventiladores.
En este sistema las semillas deben ser colocadas en camadas de diferente espesor de
acuerdo con su tamaño y con el porcentaje inicial de humedad.

Ventajas y desventajas del sistema de secado artificial con aire natural:


Ventajas: -Bajo costo inicial del equipo.
-Facilidad de manejo y control.
-Menor necesidad de supervisión especial.
-Menor riesgo de incendio.

Desventajas: -Dependencia de las condiciones climáticas.


-Lentitud del secado.
-Peligro de ataque de hongos.

2) Aire caliente: por este método la semilla es expuesta a corrientes de aire


caliente mediante distintos sistemas que permiten regular en forma eficiente diferentes
intensidades de flujo del aire y de temperaturas (ventiladores y calefactores).
En general, en ningún caso se deberá exceder los 49 °C, siendo recomendable,
cuando el nivel de humedad superó el 20%, realizar el secado entre 38 y 44 °C.

Ventajas y desventajas del sistema de secado artificial con aire caliente:


Ventajas: -Secado rápido.
-Independencia de factores ambientales.
-Alto volumen de secado.
-Eficiencia en el secado de semillas muy húmedas.

Desventajas: -Costo inicial elevado.


-Supervisión especial y muy controlada.
-Mayor riesgo de incendio.
-Mayor posibilidad de secado excesivo.
Procesamiento de las semillas
Entre las causas de dichos resultados debe citarse la presencia en los lotes de a)
materia inerte (que se debió evitar regulando mejor la cosechadora), b) semillas de
malezas (que se debió combatir en la chacra a través de medidas eficientes de control) y

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c) semillas livianas, chuzas y de tamaño inferior al normal (que se debió disminuir
fijando la fecha de cosecha más adecuada).
Entre los principales objetivos del procesamiento deben citarse:
a) lograr semilla con alto grado de pureza eliminando materia inerte (pajas, casullo,
etc.), semillas de malezas y semillas del cultivo sin madurar, semillas dañadas por
plagas y enfermedades o durante los procesos de cosecha y manipulación;
b) lograr semilla bien formada y de tamaño uniforme eliminando la semilla liviana,
quebrada, deforme, etcétera;
c) lograr semilla saludable por tiempo prudencial evitando condiciones adversas o
tratando los lotes con productos químicos que controlen hongos e insectos.

Recepción
Los lotes de semilla son recibidos en los galpones generalmente embolsados o a
granel.

Acondicionamiento
Antes de realizar la limpieza básica o limpieza propiamente dicha es necesario
efectuar en algunos casos trabajos de acondicionamiento que permiten aumentar los
rendimientos cuanti y cualitativos de las maquinarias de limpieza y clasificación gracias
a una regulación más eficiente. Entre éstos pueden incluirse los de prelimpieza y
desbarbado.
La operación de prelimpieza es una labor de gran capacidad y con ella se trata de
eliminar en forma grosera las partículas de mayor y menor tamaño presentes en el lote
de semillas en vías de procesamiento.
En otras oportunidades es necesario eliminar las aristas o barbas de ciertas semillas,
con lo que se facilitan los procesos posteriores de limpieza y clasificación.

Limpieza y clasificación
La limpieza y clasificación constituye una etapa muy importante en la explotación
de los semilleros y tiene por finalidad eliminar en su totalidad las impurezas que
acompañan a los lotes de semillas provenientes de las chacras, uniformizando y
elevando su calidad independientemente de sus características genéticas.
La limpieza y clasificación debe ser realizada con la mayor eficiencia (máxima
capacidad de separación y mínima pérdida de semillas) ya que de otra manera el costo
de la operación aumenta en forma notable.
La técnica de limpieza se basa en las diferencias entre distintos caracteres físicos de
las semillas tales como tamaño, peso, textura, forma, color, caracteres físicos de su
pericarpio, etcétera.
Entre las ventajas más destacables de la limpieza y clasificación debe destacarse el
logro de semilla de tamaño y forma uniforme, lo que permite una mejor regulación de
las máquinas a la siembra así como germinación y vigor inicial parejo.

a) Separación por tamaño


La separación por tamaño es fundamental y resulta muy eficiente cuando existen
diferencias importantes en este sentido entre la especie forrajera y la maleza. En la
mayoría de los casos es la diferencia más importante.
En la separación por tamaño se tienen en cuenta tanto el ancho y el espesor de la
semilla como su longitud.

b) Separación por peso o densidad

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Las separadoras por densidad son empleadas básicamente para mejorar la calidad
del lote, después de haber sido clasificado por tamaño, eliminando semillas atacadas por
insectos o microorganismos, así como semillas chuzas o que se encontraban en estados
tempranos de su desarrollo al ser efectuada la cosecha.
De esta manera, a pesar de que las semillas poseen prácticamente el mismo tamaño
o muy similar, son separadas del lote debido a su menor peso específico.

c) Separación por forma


Si bien algunos mecanismos ya presentados pueden separar las semillas de acuerdo
con su forma (separadora de discos y de cilindro) existen algunas máquinas
notablemente sencillas como la separadora en espiral o "caracol" que realizan un trabajo
muy útil para apartar lotes mezcla de semillas redondas y alargadas o chatas.

d) Separación por textura


La diferencia en la textura del tegumento de las semillas es un carácter que muchas
veces constituye de gran ayuda para separar diferentes especies cuyas semillas son de
características, de tamaño y forma, bastante similares.
Tal es el caso de lotes de semillas forrajeras en que se comprueba la presencia de
cuscuta, lengua de vaca, Setarias, algunas umbelíferas, etcétera.
Se trata de máquinas terminadoras o depuradoras por lo que se utilizan con semillas
previamente procesadas con otras máquinas primarias de limpieza. Son fáciles de
regular pero son de bajo rendimiento.

e) Separación por color


La capacidad diferente de reflejar la luz es utilizada para clasificar semillas
mediante el uso de dispositivos electrónicos.
Con dicha finalidad el lote es expuesto a un sensor electrónico (Células
fotoeléctricas) el cual compara todas las semillas con una escala de color
correspondiente a la semilla forrajera que se desea limpiar.
Las semillas que se encuentran fuera de dicha escala son descartadas por diferentes
mecanismos tales como eyectores de aire comprimido.

f) Separación por conductividad eléctrica


Este método se basa en la capacidad de conductividad eléctrica o sea de cargarse
eléctricamente las semillas de diferentes especies y se utiliza en casos muy especiales,
dado que su buen funcionamiento resulta bastante complejo.
La máquina consiste en una superficie sin fin que transporta la semilla en capas muy
finas a través de un campo eléctrico.

Tratamientos a las semillas


Luego de efectuada la limpieza y clasificación, en algunas oportunidades las
semillas reciben tratamientos específicos con sustancias destinadas a controlar plagas y
enfermedades.
Estos tratamientos no solo se realizan para proteger a la semilla durante el
almacenamiento sino también en el suelo una vez sembradas y comprenden productos
en forma pulverulenta o liquida aplicados en forma de espolvoreos o pulverizaciones.
En todos los casos se deberán utilizar las dosis adecuadas.

Almacenamiento

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Cuando se trata de conservar semilla, de ninguna manera se pretende incrementar la
vida de la misma, ni detener totalmente su proceso normal de deterioro; sino al menos
minimizarlo y de esta manera ofrecer al productor semilla capaz de convertirse en
cultivos densos y vigorosos.
El volumen relativamente reducido que ocupan en los depósitos, frente al alto precio
que alcanzan, justifican sin duda que se tomen las máximas precauciones para su
correcto almacenamiento; lo que permite disponer de semilla de máxima calidad en
cualquier época del año.

Condiciones exigidas para el almacenamiento


Los factores más importantes que afectan la longevidad de las semillas son la
humedad y la temperatura. Dos reglas muy sencillas:
1. Por cada reducción del 1% en el contenido de humedad de la semilla, se duplica
la vida de la semilla.
2. Por cada reducción de 5 °C de la temperatura de la semilla, se duplica la vida de
la semilla.
Las inversiones deberían ser dirigidas hacia el desecado de las semillas más que a
controlar la disponibilidad de aire acondicionado a temperaturas bajas.

Humedad
Un alto contenido de humedad de la semilla constituye el principal obstáculo para
lograr una buena conservación. A mayor porcentaje de humedad mayor será la tasa de
respiración de la semilla y en consecuencia también mayores los gastos de reservas, lo
que conduce finalmente a pérdidas de longevidad.
Pero así como contenidos de humedad superiores a 14% pueden ser nefastos para la
prolongación de la vida de las semillas, a medida que dicho porcentaje desciende por
debajo del 6%, existe un deterioro en la viabilidad de las semillas como consecuencia de
un proceso de auto-oxidación de los lípidos. Esto llevaría mediante diferentes
reacciones, a la destrucción de la estructura de las membranas celulares, a inactividad de
enzimas, a la aparición de anormalidades cromosómicas y aun de mutaciones.

Temperatura
Cuanto más baja es la temperatura, mayores son las probabilidades de lograr una
buena conservación. Este concepto es aplicable hasta temperaturas cercanas a 0 °C
debido a que a medida que éstas descienden progresivamente la actividad de los hongos
y la multiplicación de los insectos.
En general es posible afirmar que se alcanza una buena conservación manteniendo
las temperaturas entre 0 y 12ºC.
A medida que aumentan las temperaturas y en especial entre 21 y 27ºC, la actividad
de los hongos e insectos se ve muy favorecida.

Aireación
Durante el almacenamiento y en las condiciones que se colocan las bolsas
generalmente, es decir, formando estibas de distinto espesor y altura, muchas veces se
producen focos de elevación de temperaturas en las bolsas que forman las camadas
inferiores.
Por ello, se recomienda formar estibas angostas dejando espacios adecuados entre
estas y las paredes del depósito y entre las distintas estibas, tratando también de dejar
siempre espacios apropiados entre la camada inferior y el suelo del depósito. Esto

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permitirá una buena aireación y reducción de los riesgos de elevación de temperaturas
en las camadas inferiores.

Envasado y presentación de la semilla


El envasado o embalaje no tiene como única función permitir y facilitar las
operaciones de transporte, almacenamiento y distribución de las semillas. Debe
considerar también la forma más adecuada de preservar la calidad de la semilla desde su
procesamiento hasta el momento de la siembra, teniendo en cuenta no sólo las
características de las semillas en sí mismas, sino también el tipo de manipulación, el
período de almacenamiento, las condiciones ambientales del mismo y la distancia hasta
el lugar de su utilización.

Tipos de envasados
En primer término es posible disponer de envases porosos confeccionados con
arpillera, algodón, papel y tela de plástico, los cuales permiten el pasaje libre de la
humedad llevando a un continuo intercambio. Estos embalajes requieren que se deba
ejercer un buen control de la humedad ambiente, el cual deberá ser tanto mayor cuanto
menos cerrados sean los envases.
Un segundo grupo de envases permite un pasaje restringido de la humedad. Entre
otros pueden citarse aquellos realizados con telas asfálticas, papeles reforzados o
formados por varías capas, y toda una gama de materia prima sintética como polietileno,
etcétera.
Finalmente, un tercer grupo comprende aquellos envases herméticos que no
permiten el intercambio gaseoso y la penetración de la humedad. Entre ellos se
encuentran los recipientes de papel celofán, de aluminio, metálicos, etc.
La mayoría de los envases de los últimos dos grupos que permiten un intercambio
restringido o nulo de humedad presentan ventajas importantes, pudiéndose citar entre
otras un mayor mantenimiento del poder germinativo y una mejor defensa contra
microorganismos e insectos.
Los recipientes más utilizados comercialmente son las bolsas de arpillera o de
algodón que son rusticas, resistentes y fáciles de estibar así como las bolsas de papel
reforzado constituidas por varias hojas solas o combinadas con otras materias primas
(capas de asfalto, aluminio o polietileno).
En ciertas ocasiones las bolsas de papel ubicadas en la parte inferior de la estiba no
soportan presiones grandes y se abren; mientras en otras las bolsas de plástico se
deslizan impidiendo un buen almacenamiento.
De todas maneras, cualquiera sea el tipo de envase adoptado deberá cumplir con los
siguientes requisitos básicos:
a) Resistir y soportar presiones o tensiones fuertes.
b) Ser fácil de manipular y distribuir.
c) Proteger las semillas de roedores e insectos.
d) Ser durable y atractivo.
e) Impedir la posibilidad de mezclas físicas con semillas extrañas.
f) Ser de bajo costo.
g) Ser fácil de rotular.

Las Características de las semillas envasadas deben detallarse en tarjetas fuertes y


duraderas, pegadas o sujetas al envase así como imprimiendo ciertos datos directamente
en la superficie del mismo.

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Los datos mínimos incluyen especie, variedad y procedencia de la semilla,
debiéndose agregar mayor información tal como etapa de multiplicación, número de
lote, año agrícola, porcentajes de germinación y pureza, fecha de realizados dichos
análisis, tratamiento recibido por la semilla (curasemillas), etc., de acuerdo con la
reglamentación vigente en cada país.

Instalaciones para el almacenamiento


Como regla general las condiciones de almacenamiento deberán ser tales que
favorezcan un ambiente fresco y seco, sin fluctuaciones de temperatura y humedad.

Cuidados en el local de almacenamiento


El local de almacenamiento debe mantenerse libre de plagas (roedores, insectos, y
pájaros) así como de enfermedades a hongos (mohos) mediante la utilización de
sustancias tóxicas que permitan eliminar dichos problemas, que en muchos casos,
resultan una limitante importantísima para una buena conservación de la semilla.

Medidas y controles para preservar la calidad de las semillas


La identidad genética y la pureza varietal son sin lugar a dudas características muy
importantes que debe presentar un lote de semillas para poder ser comercializadas.
Asimismo, deben ser controlados otros caracteres que contribuyen a la calidad de la
semilla. Entre estos merecen especial atención la viabilidad, el vigor, la presencia de
semillas de especies extrañas y la contaminación con enfermedades.
El control de calidad de la semilla presupone la multiplicación de material genético
conocido, la fijación de restricciones que impidan la contaminación de dicho material
durante su multiplicación y la realización de análisis que atestigüen su calidad y pureza.
Estas normas constituyen los llamados sistemas de certificación o de fiscalización
que generalmente se basan en reglamentaciones internacionales.
La certificación o fiscalización varia en los diferentes países y en las distintas
especies e incluye aquellos cultivares que son aprobados para tal fin, simplemente
porque sus bondades son reconocidas por parte de los fitogenetistas y los evaluadores
privados con derechos exclusivos al respecto o por comités técnicos poseedores de
pruebas que evidencian la superioridad de determinado cultivar frente a otros en
situaciones generales y/o especiales.
La certificación o fiscalización se inicia con la elección de la chacra para sembrar el
semillero y finaliza cuando la semilla ya ha sido cosechada, embolsada y etiquetada y se
encuentra pronta para comercializar.

Producción de semilla de alfalfa


La producción de semilla de alfalfa en la Argentina ha sido de importancia
secundaria, por ser uno de los subproductos de la producción de forraje. Una producción
aleatoria y de bajos rendimientos, abastece irregularmente al mercado con semillas
generalmente de baja calidad.

Principios claves en la producción


La producción de semilla de alfalfa es un sistema integrado afectado por diversos
factores. Las diferentes condiciones ambientales (variaciones en precipitaciones y
temperatura, textura y profundidad de suelo, etc.) implican el uso de distintos sistemas
de producción.
Entre los factores claves deben incluirse:
Un período relativamente libre de precipitaciones durante maduración y cosecha.

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- Prácticas culturales eficientes (uso de variedades reconocidas, densidad de
siembra, distancia entre hileras, control de malezas, etc.).
- Apropiado control de insectos perjudiciales.
- Riegos en cantidad y momentos adecuados.
- Eficiente uso de los polinizadores.

Áreas de producción en la Argentina


Tradicionalmente, el 80-85% de la superficie dedicada a producción de semilla se ha
realizado en áreas de secano, como alternativa de la producción de forraje. En general,
los rendimientos han sido muy bajos y de pobre calidad, siendo la importación de
semilla una práctica usual.
El país ofrece posibilidades productivas muy variables, por las situaciones
geográficas y Climáticas diferentes, que están condicionadas por los factores más
importantes para la producción de semilla: precipitaciones y temperaturas.

Cuando se considera el país en forma global, el rendimiento promedio de 150 kg/ha


indica que los rendimientos reales difieren considerablemente de los potenciales, con los
rindes más altos en zonas bajo riego y con escasas precipitaciones estivales. Por
ejemplo, se indican rendimientos mayores a 500 kg/ha en Catamarca, San Juan,
Santiago del Estero, Salta y La Rioja; 400 kg/ha en Mendoza y el valle bonaerense del
Río Colorado y 300 kg/ha en San Rafael.
Sin embargo, la diferencia entre rendimientos potenciales y reales, en las distintas
áreas de producción, es más que considerable. Las causales estarían dadas por factores
biofísicos (biológicos y de manejo) y socioeconómicos, estrechamente relacionados
entre si. Entre los factores biofísicos mas relevantes se pueden citar la elección de la
variedad (que debe ser reconocida y con buena aptitud semillera), un adecuado control
de malezas e insectos perjudiciales, una industria de la polinización sin desarrollar,
problemas en el manejo adecuado de suelos y riegos, la utilización de maquinarias
apropiadas y la oportuna realización de las labores culturales. Los factores socio-
económicos a considerar son la falta de conocimientos sobre manejo del cultivo, la
ausencia de "tradición y mentalidad" semillera en este tipo de cultivos, la no
disponibilidad de insumos (herbicidas, insecticidas) y maquinarias adecuadas en los

34
momentos precisos, una falta de definición acerca del sistema apropiado de
multiplicación, la inestabilidad en la oferta de semilla, etc.

Requerimientos Climáticos
Mientras que el riego y un verano seco, con días calurosos y soleados inciden
positivamente en la producción de semilla, las precipitaciones estivales la reducen
seriamente. Las condiciones climáticas que favorecen la producción de semilla son:
1) Período de crecimiento de por lo menos 150 días.
2) Temperatura promedio de 24-25"C durante el día y mas de 18ºC en la noche, a lo
largo del período de floración.
3) Aire relativamente seco (menos del 50% de HR) durante el día y la noche en el
momento de floración.
4) Alta heliofanía y sin viento (o de moderada intensidad) durante floración, con un
mínimo de días nublados y frescos.
5) Días largos (con un mínimo de 14 horas de luz).
6) Una distribución de lluvias o riego que provea adecuada humedad del suelo para
un crecimiento vegetativo temprano, con reducción gradual de la humedad a partir del
momento de la floración.

Estas características rigen la producción en regiones áridas y semiáridas, dónde se


alcanzan los rendimientos promedio más altos y se concentra la producción comercial
de semilla de alfalfa en el mundo. En zonas con alta humedad atmosférica y lluvias
frecuentes en los períodos de maduración y cosecha de la semilla, se obtienen
rendimientos bajos, de 50 a 150 kg/ha. En climas áridos, dónde no hay lluvias y se
puede controlar el riego, la producción puede llegar a 1.000 kg/ha o más.
La alfalfa es una planta de día largo, ya que florece cuando el fotoperíodo es mayor,
aunque no es completamente sensible al fotoperíodo. Existen considerables diferencias
entre genotipos, a las que deben agregarse alteraciones provocadas por la interacción
con la irradiación y la temperatura.
La formación de flores es favorecida por un mínimo de 12 hs de luz, alta intensidad
luminosa y temperaturas mínimas por encima de 20 ºC.
Las altas temperaturas durante la formación de la semilla aumentan el contenido de
semillas duras y podrían afectar el vigor de las mismas.
En condiciones de campo, las plantas de alfalfa no se transforman de completamente
vegetativas en completamente reproductivas, ya que ambos estados se desarrollen en
forma conjunta.

Requerimientos de suelo
La alfalfa tiene considerable resistencia a la sequía, a la salinidad y al frío,
adaptándose, por eso, a un amplio rango de condiciones climáticas. No obstante, para
alcanzar un óptimo de producción, requiere suelos bien drenados, con bajo contenido de
álcalis y sales solubles y una profundidad mayora 1 m. Falta de drenaje y exceso de
humedad en el suelo son considerados factores adversos para la producción de semilla,
por favorecer un excesivo desarrollo vegetativo, producir muerte de plantas por asfixia
radicular, y permitir el desarrollo de enfermedades de raíz.
La salinidad es un problema en muchas de las áreas productoras de semilla bajo
riego.
Son preferibles los suelos arcillosos, arcillo-limosos o franco-arcillo-limosos, con
buena capacidad de retención de agua, a los arenosos.

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Establecimiento del cultivo
*Elección y Preparación del Suelo: debe tenerse en cuenta la presencia de malezas
problemas como cuscuta (Cuscuta Sp.), gramón (Cynodon dactylon L.), pasto puna
(Stipa brachychaeta G.), sorgo de alepo (Sorghum halepense L.), enredadera
(Polygonum convolvulus L.), trébol de olor (Melilotus sp.), etc. La presencia de alguna
de las malezas mencionadas sería motivo suficiente para buscar otro lote, en especial
cuando la invasión de cuscuta es importante.
Las prácticas de preparación de suelo son las que permitan conseguir una cama de
siembra fina y firme, precedidas por un tiempo suficiente para un barbecho apropiado.
Las capas duras (pisos de arado) deben destruirse con labores profundas antes de iniciar
la preparación definitiva.
En áreas bajo riego una adecuada sistematización del lote a sembrar es de enorme
relevancia. Una pendiente del grado de 0,5% a 0,2% facilitara la distribución del agua.

*Época de Siembra: la época de siembra apropiada en la mayoría de las zonas aptas


para la producción de semilla es el otoño. Una siembra realizada temprano en el otoño
producirá rendimientos en el primer año de producción muy similares a los alcanzados
en años posteriores.
Las siembras de primavera producirán cultivos de bajos rendimientos en el año de
implantación, recomendándose únicamente en áreas donde las malezas de invierno
ofrecen excesiva competencia, cuando las temperaturas de invierno permanecen bajo
cero durante periodos prolongados.

*Densidad de Siembra: las dosis de semilla utilizadas en semilleros de alfalfa deben


ser considerablemente más bajas que las empleadas en siembras para producción de
forraje. En nuestro país, en las zonas de riego del oeste y del centro, se recomienda
sembrar no mas de 1 kg/ha en hileras distanciadas 0,70-1 m. En el valle bonaerense del
Río Colorado, la densidad de siembra utilizada es de 1 -2 kg/ha en hileras separadas a
0,50-0,75 m.
La profundidad óptima de siembra no debe exceder de 1,5-2 cm de profundidad en
suelos franco-arenosos y no más de 0,6-1,5 cm en suelos francos o franco-arcillosos.
Es recomendable la inoculación de la semilla con el rizobio específico (Rhizobium
meliloti). Criaderos y semilleros suelen ofrecer semillas "pelleteadas" o recubiertas.
Algunas de las ventajas aportadas por el uso de semillas pelleteadas son la de proveer la
cepa en cantidad apropiada del rizobio para lograr una máxima nodulación, proveer
protección contra hongos y enfermedades en las primeras etapas del desarrollo, aportar
un equilibrado nivel de nutrientes que favorecen al rizobio y a la plántula y proteger la
semilla de daños mecánicos durante su manipulación y siembra.

*Siembras en Hileras Distanciadas vs Siembras Densas: los agricultores de la zona


semiárida y de secano que cultivan alfalfa con el doble propósito de forraje y semilla,
utilizan principalmente el sistema de siembra al voleo, con alta densidad de plantas por
metro cuadrado. El uso de un sistema en lineas distanciadas 0,35 a 0,70 m en reemplazo
del sistema al voleo permitirá, en determinadas situaciones, incrementar los
rendimientos y calidad de la semilla de alfalfa.
Los aumentos de rendimiento en siembras en líneas pueden ser atribuidos a diversos
cambios fisiológicos y morfológicos que ocurren en la planta. Algunas ventajas de las
siembras en hileras distanciadas son:

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a) Plantas con crecimiento mas erecto, más abiertas, que permiten un mejor acceso
de los polinizadores a las flores, una mejor penetración de la luz y un aumento de la
temperatura del suelo.
b) Disminuye el vuelco y se reduce la humedad en la canopia de la planta, lo cual
hace disminuir las enfermedades de hoja y el manchado o ardido de las semillas por un
exceso de humedad.
c) Reduce la caída de flores y vainas.
d) Favorece la penetración de los productos químicos para el control de malezas e
insectos, y un mayor contacto con el defoliante en la cosecha.
e) Permite contar con mayor flexibilidad en el manejo de los riegos y el control de
malezas.

*Distancia entre Hileras: el distanciamiento óptimo para suelos pesados (arcillo-


limosos) sería 0,90-1 m en áreas con un largo período de crecimiento y 0,70-0,80 m en
áreas con períodos de crecimiento cortos.
En los sistemas de producción con riego (Catamarca, San Juan, Mendoza), las
distancias entre líneas más empleadas son de 0,8 a 1 m.

*Fertilización: no se conocen experiencias en el país de resultados de fertilización


en cultivos para producción de semilla. Las deficiencias conocidas de un determinado
nutriente deberían ser corregidas antes de la implantación del cultivo.

Componentes del rendimiento de semillas de alfalfa:

Tallos/superficie Racimos/superficie
Racimos/tallo

Flores/racimo Vainas/racimo
Semillas/vaina Rendimiento de semilla (kg/ha)
Peso mil semillas

Riego del cultivo


La distribución del agua en las áreas de riego de la Argentina es superficial, por
surco o inundación, por lo que adquiere gran relevancia la sistematización adecuada del
suelo. La aplicación del agua en cada surco a través de sifones portátiles de PVC
permita uniformizar al caudal a aplicar.
En la Argentina no se utiliza el riego por aspersión para semilleros de alfalfa,
debido, probablemente, a un efecto adverso sobre las abejas y la polinización. El riego
por aspersión podría ser una alternativa válida en suelos arenosos, en momentos críticos
y con irrigaciones nocturnas.

Control de malezas
El control de malezas en todo semillero de alfalfa debe ser permanente, desde el
establecimiento del cultivo hasta el proceso final de limpieza y clasificación de la
semilla.
Es más sencillo y económico eliminar malezas en el lote que hacerlo durante el
procesamiento de la semilla cosechada.
Las semillas de malezas mas difíciles de separar de la de alfalfa son las de sorgo de
alepo, rúcula (Eruca sativa G.), yuyo colorado (Amaranthus Sp.), roseta (Cenchrus Sp.),

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lengua de vaca (Rumex crispus L.), Cuscuta, porotillo (Hoffmanseggia falcaria) y
tréboles de olor.

Medidas de prevención
Las malezas bien establecidas son difíciles de controlar. La mejor estrategia de
manejo es anticiparse y prevenir los problemas que puedan ocasionar. Los factores a
tener en cuenta son:
- Elección apropiada del lote: En campos infestados con malezas perennes, como
sorgo de alepo, gramón, cebollin (Cyperus rotundus L.), pasto puna, sanguinaria
(Polygonum aviculare L.) y yuyo sapo (Wedelia glauca H.) el control es más eficiente y
económico realizado antes de la siembra. En lo posible, deben rechazarse lotes
infestados con malezas problema, como la cuscuta.
Adecuada preparación del terreno y la cama de siembra: La germinación rápida y
uniforme de la semilla será estimulada por una cama de siembra bien preparada. Las
labores anticipadas realizadas criteriosamente liberan al suelo de malezas y evitan
interferencias en la implantación del cultivo.
Apropiada época de siembra: Los lotes sembrados muy tarde en verano pueden ser
infestados por malezas estivales, mientras que los sembrados muy tarde en otoño
germinaran y crecerán muy lentamente, permitiendo que las malezas de invierno
desarrollen antes que el lote este en condiciones de ser tratado con herbicidas. Una
buena implantación permitirá un crecimiento competitivo a la invasión de malezas.
Mantenimiento de la limpieza: El control de malezas debe efectuarse en el lote de
alfalfa y sus alrededores, incluyendo los canales y acequias de riego. Todos los equipos
de labranza y cosecha deben limpiarse cuidadosamente.

Control cultural: la competencia del cultivo puede minimizar y hasta prevenir la


germinación de semillas de malezas.
Para esto es necesario realizar prácticas de manejo que tiendan a un control efectivo
de insectos y enfermedades, permitiendo un Crecimiento vigoroso de la alfalfa.

Control mecánico: la eliminación de malezas en forma mecánica suele ser un


método económico de control. El cultivo con hileras distanciadas facilita la utilización
de diferentes implementos, como rastra de discos, escardillo, carpidores, cultivadores
rotativos, vibrocultivadores, etc. La labor entre hileras se realiza las veces que sea
necesario, dejando sin cultivar una franja de 0,15 m a cada lado de la planta.
El cultivador mecánico entre líneas procura la eliminación de malezas anuales, el
control de plantas de resiembra y un mejoramiento de la infiltración del agua de riego.
En casos extremos, la realización de un corte es otra práctica que puede utilizarse en
el control de malezas.

Control químico: el empleo de herbicidas selectivos permite un control efectivo y


prolongado de las malezas, tanto en la implantación como en cultivos establecidos.

Control de malezas en el establecimiento:


Antes de la siembra y en camas ya preparadas, la aplicación de paraquat (500 a 750
g i.a./ha) permite controlar malezas de hoja ancha en estado de plántula y gramíneas
anuales.
La trifluralina (550 a 900 g i.a./ha) en presiembra, incorporada es una buena practica
para controlar malezas como pasto puna, capiquí, etc.

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La complementación de los herbicidas mencionados con 2,4-DB (750 a 1.000 g
i.a./na) en postemergencia resulta eficaz en el control de especies latifoliadas que
escapan a la acción de trifluralina o EPTC, como las crucíferas y los cardos (Carduus
Sp.).
En el caso de gramíneas anuales y perennes se cuenta con un número imponente de
herbicidas selectivos como, por ejemplo, cletodim, fenoxaprop-p-etil, haloxifop-metil,
quizalofop-etil, quizalofop-p-etil y setoxidim.

Control de malezas en cultivos establecidos


En un Cultivo de más de un año de implantación y con la alfalfa en reposo invernal,
generalmente el laboreo mecánico provee buen control de malezas. Sin embargo, junto
con el rebrote y desarrollo del cultivo, comienza una notable emergencia de malezas.
Las principales malezas de emergencia primavera-estival que invaden a los semilleros
en esta etapa son quinoa, morenita, cardo ruso, yuyo colorado, roseta (Cenchrus sp.),
pasto cuaresma (Digitaria sanguinalis L.), capin (Echinochloa crusgalli L.), etc.
Los sistemas de control con herbicidas postemergentes (2,4-DB, bromoxinil, etc.)
son similares a los mencionados para el control en implantación.
Las gramíneas perennes, como gramón y sorgo de alepo, pueden ser controladas con
aplicaciones de los selectivos mencionados anteriormente.

Control de la cuscuta
Esta maleza anual es una especie parásita. Cada plántula que emerge comienza a
rotar lentamente, en el sentido de las agujas del reloj, buscando la planta huésped. Una
vez encontrada, la cuscuta se adhiere y penetra, por medio de haustorios, en el
hospedante. A partir de ese momento la plántula parásita pierde todo contacto con el
suelo y comienza a vivir a expensas de la planta parasitada. La cuscuta parasita no solo
la alfalfa, sino también otras especies cultivadas (cebolla, papa, tomate, tréboles,
zanahoria, etc.) y malezas (Cardo ruso, quínoa, etc).
La cuscuta es una especie que se caracteriza por presentar semillas "duras‛'
(tegumento impermeable), que facilita su permanencia en el suelo por periodos de 10-20
años. Una vez infestado un lote es necesario largo tiempo para su control efectivo. Se
reproduce y difunde exclusivamente por semillas que tienen la particularidad de
presentar forma, peso y tamaño muy similares a las de alfalfa, lo que dificulta su
separación con las máquinas tradicionales.
La cuscuta aparece generalmente en forma de manchones aislados. Las medidas
preventivas a tener en cuenta son: no sembrar un cultivo para semilla en lotes que hayan
tenido infestaciones importantes de esta maleza; no sembrar semillas de alfalfa
infestadas con semillas de cuscuta; asegurar una adecuada limpieza de la cosechadora
cuando proviene de lotes infestados; controlar todas las plantas de cuscuta y malezas de
hoja ancha (posibles hospederas) que se desarrollen a lo largo de caminos, alambrados y
canales de riego, y no permitir la entrada de animales desde un lote contaminado con
cuscuta.
En caso de detectarse cuscuta en lotes ya cosechados, es posible la separación con
un equipo especial conocido como descuscutadora, que aprovecha la mayor rugosidad
de la semilla de la maleza, a la que se le adhieren limaduras de hierro que luego son
separadas mediante un electroimán.
Si la cuscuta aparece en manchones aislados, puede controlarse antes que florezca y
produzca semilla, para lo cual se procederá a cortar las plantas por debajo del lugar
donde la cuscuta esta adherida, dejando luego secar y retirando del lote el pasto cortado;
o se rociara con gas oil el area a tratar y se quemara al secarse el pasto; o se quemara

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directamente el sector con un lanzallamas; o se aplicara un herbicida de contacto
(paraquat) para secar el sector infestado y quemarlo.
En infestaciones generalizadas deben realizarse aplicaciones de herbicidas
preemergentes para eliminar las semillas o las plántulas de cuscuta, antes que se
adhieran a la alfalfa.

Control de insectos
Los problemas de insectos son esencialmente los mismos en un lote para producción
de forraje que en uno para producción de semilla, pero en este último debe prestarse
especial atención a los insectos capaces de producir daños en la etapa de floración,
fructificación y maduración de las semillas. En la etapa vegetativa de la alfalfa es
posible utilizar un espectro mayor de insecticidas que en floración, aunque siempre debe
procurarse la preservación de la fauna útil. La aplicación de insecticidas en floración
debe realizarse al atardecer o a 1a noche, para evitar daños a los polinizadores.
Los insecticidas aplicados en floración tienen efecto negativo sobre la frecuencia de
visita de polinizadores por un tiempo posterior a la aplicación.

-Pulgones de la alfalfa: Las plantas susceptibles presentan un marcado acortamiento


de los entrenudos y cambios de color del follaje.
La aparición de variedades resistentes o muy tolerantes a diferentes áfidos es uno de
los mayores avances logrados en los últimos años. En el control químico debe
considerarse que, además de las reiteradas aplicaciones necesarias, la mayoría de los
productos aconsejados, excepto el pirimicarb, tiene reducida selectividad hacia
enemigos naturales.

-Isoca de la Alfalfa: Esta isoca se alimenta del follaje, racimos florales y vainas en
desarrollo, aunque los mayores daños se producen desde la mitad hasta el final de la
estación de crecimiento.
Suele suceder que esta isoca ataca asociada con otras especies como la militar tardía,
bolillera o medidora. Si bien los umbrales de daño son semejantes, las técnicas de
control difieren.
Las isocas militar tardía, medidora y bolillera han sido detectadas alimentándose de
ramilletes florales.

-Chinches de la alfalfa: Es de destacar la peligrosidad del ataque de chinches en


cultivos destinados a producción de semilla y la problemática que representa su control,
dado que el uso de insecticidas no selectivos en floración puede ocasionar un severo
impacto en los polinizadores.
Las chinches succionan savia de las inflorescencias, vainas y granos en formación,
produciendo abortos y deformación en la semilla. Además introducen toxinas y hongos.
Durante la floración, se han logrado resultados efectivos usando, en aplicaciones
nocturnas, endosulfán.

-Arañuelas: Es poco conocido el efecto de estos ácaros sobre el rendimiento de


semilla. Una alta población produce amarillamiento del follaje, secado de las hojas y
prematura caída de folíolos.

-Plagas ocasionales: Las orugas cortadoras raramente se constituyen en plagas de


semilleros de alfalfa. Normalmente producen el corte de brotes y tallos a nivel del suelo.

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Por ser larvas de hábitos nocturnos, son difíciles de detectar si no se escarba el sustrato
o broza alrededor de la corona.
Los trips son insectos comunes en las flores de alfalfa y generalmente pasan
desapercibidos para el observador común. En las inflorescencias provocan decoloración
y posterior marchitamiento de las flores, afectando la formación de semilla. El ataque de
trips se relaciona con el aborto floral.
Las larvas de gorgojos provocan severos daños a las raíces, disminuyendo el stand
de plantas y la longevidad del cultivo. Las larvas son sensibles a insecticidas aplicados
al suelo, como carbofuran, clorpirifós y aldicarb, mientras que también es posible, y
probablemente más fácil, el control químico de los adultos.

Polinización
La polinización deficiente es uno de los factores que mas ha dificultado la
producción de semilla de alfalfa en el mundo. Esto se debe a la elevada autoesterilidad y
la disposición morfológica de sus flores.
El desenlace es la liberación de la columna sexual (pistilo y estambres) de cada flor,
lo que ocurre por una presión del insecto. La polinización cruzada tiene lugar cuando,
en el momento del desenlace, la columna sexual golpea en el insecto que transporta
polen de otras flores, resultando así la transferencia de polen e iniciándose el proceso de
fecundación.
Cuando ocurre autofecundación, solamente un 36%, aproximadamente, de las flores
fecundadas forman vainas, mientras que se llega al 60% en caso de polinización
cruzada. Además de reducir el vigor de la plántula, la autofecundación por una
generación, reduce la producción de semilla en un 62% y la de forraje en un 50%
aproximadamente.

Manejo: las colonias de abeja melífera usadas como polinizadoras requieren un


manejo especial para maximizar su eficiencia. Dentro de los factores a considerar deben
tenerse en cuenta:
1) una reina joven, activa, con buena capacidad de postura de huevos.
2) abundantes obreras.
3) colocación de 8 a 10 colonias/ha de manera tal que se tenga más de 3 a 5
obreras/m2;
4) distribución gradual de las colonias, colocando el 50 % cuando se alcanza el 25 al
40% de floración, y el resto en 7 a 10 días.
5) compensar la existencia de flores competitivas mediante colonias adicionales.
6) aplicar insecticidas solo cuando sea absolutamente necesario, manteniendo las
plagas debajo del nivel de daño económico y usando los productos químicos menos
dañinos para las abejas.

El polen competitivo en realidad estimula a las abejas a colectar mas polen de todas
las fuentes disponibles, incluyendo la alfalfa.

Cosecha
La cosecha de semilla de la mayoría de las especies forrajeras ofrece inconvenientes
que suelen provocar grandes perdidas. En alfalfa, las principales causas son: 1)
condiciones climáticas desfavorables; 2) pobre preparación del terreno; 3) control
deficiente de malezas; 4) inadecuado método de cosecha (hilerado, recolección y trilla o
defoliado con cosecha directa); 5) ajuste incorrecto del equipo trillador, que produce un
incompleto trillado y daño, y 6) separación inadecuada de semilla y granza.

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Si se considera que una perdida de 3 a 4 kg/ha es normal, debe tenerse en cuenta que
la mala regulación del equipo puede ocasionar pérdidas de semilla mayores que la
cantidad que se cosecha.

Métodos de cosecha: Hay dos métodos de cosecha de semilla de alfalfa: a) hilerado


y posterior recolección y trilla con cosechadora provista de recolector, y b) cosecha
directa, previa aplicación de un defoliante.
La elección del método esta influenciada por: a) condiciones climáticas (vientos
fuertes, rocíos nocturnos, lluvias); b) estado de madurez del stand y porcentaje de
semillas verdes; c) largo de la estación de cosecha; d) factores económicos; y e)
costumbres y preferencias de los productores.

Hilerado: El cultivo debe ser hilerado cuando el 70 al 75 % de los carreteles viran al


color marrón oscuro, pero antes que las vainas comiencen a abrirse. Esta tarea debe
efectuarse durante las horas del día de mayor humedad o cuando las hojas están
húmedas por efecto del rocío.
Las perdidas ocurridas en la barra de corte de la hileradora normalmente no exceden
de 5 a 10 kg/ha bajo condiciones óptimas. Sin embargo, las perdidas por el hilerado
pueden exceder el 50% de la semilla a cosechar cuando se realice con tiempo muy seco
o con fuertes vientos que desparramen las hileras antes de la cosecha.
La semilla esta lista para cosecha cuando el contenido de humedad del follaje es del
12% al 18% (17).

Cosecha directa: La preparación del cultivo para la misma, se realiza aplicando un


desecante químico cuando la casi totalidad de los carreteles se encuentran maduros, es
decir cuando más del 75% de las vainas presenta un color marrón oscuro.
Si el cultivo tiene gran densidad y abundante follaje o esta muy enmalezado, es
necesario efectuar dos aplicaciones diferidas 2 a 4 días una de otra.
Una vez que el cultivo se encuentra desecado, con un contenido de humedad en
hojas y vainas de 15 a 20% y del 50% en los tallos, debe iniciarse inmediatamente la
cosecha, para evitar las grandes perdidas que pueden ocurrir por desgrane. Esta
operación se efectuara 3 a 5 días después de la defoliación en áreas con altas
temperaturas, y dejando pasar 5 a 12 días en zonas con temperaturas menores.
Efectuando un correcto ajuste del equipo antes de la cosecha, las perdidas producidas
son mínimas, oscilando entre 10 y 20 kg/ha.

Dos cosechas: Es posible efectuar dos cosechas de semilla en un mismo ciclo


productivo si se dan ciertas condiciones: larga estación de crecimiento, clima favorable,
elección apropiada de la variedad (sin o con muy poco reposo invernal), disponibilidad
de polinizadores para ambas cosechas, posibilidad de regar inmediatamente de realizada
la primer cosecha, etc.
Distintas zonas productoras del país (Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza)
permiten el manejo de los cultivos a dos cosechas de semilla, realizándose la primera a
fines de diciembre-principios de enero y la segunda a fines de marzo-principios de abril.

Ventajas de la cosecha directa

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Normalmente genera niveles de rendimiento que superan significativamente a los
obtenidos con el método tradicional, ya que con este ocurren notables perdidas de
semilla que, en algunos casos, pueden llegar a ser totales.
Cuando se realiza el método del hilerado en condiciones de baja humedad relativa y
en presencia de fuertes vientos, puede perderse más del 50% de la semilla.
El cultivo así tratado es sometido a un secado rápido y homogéneo, no siendo
necesario esperar el riesgoso secado natural de las hileras en el campo, llegando a la
cosecha con la planta en pie y evitando el uso del implemento recolector.
En lo referente a la calidad de la semilla obtenida por el método de defoliación, se
ha comprobado que la germinación no se ve afectada aunque, ocasionalmente, puede
aumentar el número de semillas duras. La semilla cosechada en forma directa no
presenta inconvenientes de manchado ni reducción en su poder germinativo. El insumo
desecante, si bien de costo relativamente elevado, es económicamente justificable si se
obtiene un incremento significativo en los rendimientos de semilla.

Adaptación y regulación de la máquina cosechadora


En lotes hilerados, los mejores resultados se obtuvieron cuando la plataforma de la
cosechadora fue equipada con un aparato recolector de lona.
La cosecha directa es más eficiente si la plataforma de corte de la cosechadora esta
equipada con una cuchilla de corte vertical en el lateral derecho, que reemplaza al
tradicional divisor de cultivo. Para cultivos implantados en hileras distanciadas es
necesario el uso de puntones levantadores. El molinete se utiliza solamente en cultivos
ralos.

Pérdidas de semilla en la cosecha


Cultivos desecados, la mayor parte del total de las perdidas de semilla ocurren en la
plataforma de corte.

Cuchilla de corte
Su acción produce un importante desgrane en cultivos previamente desecados.
El uso de un nuevo sistema de cabezal con picos sopladores ("air jet") montados
sobre los puntones levantadores, redujo las pérdidas por desgrane.

Daño mecánico de la semilla cosechada


Durante la operación de cosecha el daño mecanico de la semilla se produce en el
cilindro trillador, por: excesiva velocidad periférica; abertura demasiado pequeña del
cilindro y cóncavo; etc.
Con un ajuste adecuado del equipo trillador, principalmente de la velocidad del
cilindro, el daño puede reducirse.

Manejo post-cosecha
Una vez realizada la cosecha es aconsejable remover o destruir el rastrojo lo antes
posible. El mismo puede ser retirado mediante rastras, enfardado o quemado.
Un riego de post-cosecha mantendrá el vigor de las plantas, ayudara en la
germinación de las plantas voluntarias.

Consideraciones generales
En cultivos para producción de semilla, el momento de máxima floración debe
coincidir con el período de mayor actividad de los polinizadores.

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El corte en primavera es usualmente utilizado como práctica reguladora de la
floración.
En San Juan, donde los cultivos son conducidos normalmente para la obtención de
dos cosechas, se ha observado mayor fecundación de flores en plantas donde no se
realizó el corte de primavera.
Además, al iniciarse el período de floración más temprano, se produce una
anticipación de la primera cosecha, eludiendo el riesgo de las lluvias de verano.
Recientes resultados de ensayos experimentales indican la no conveniencia del corte
de primavera, teniendo en cuenta no solamente los rendimientos obtenidos en la primera
cosecha, sino también la ventaja económica y practica que representa la supresión de
varias labores culturales, tales como corte, rastrillado, enfardado, riego adicional y
carpida mecánica.

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