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ASUNTO: MATRIMONIO

PROPÓSITO: DIDÁCTICO
TEMA: CONDICIONES BÍBLICAS
PARA UN PACTO MATRIMONIAL

MATRIMONIO:
UN PACTO DIVINO PARA LOS SERES HUMANOS
GÉNESIS 2:18-24

INTRODUCCIÓN:
Un cantante cristiano de nacionalidad mejicana escribió una canción que
describía a Dios como un “Dios de pactos”, la realidad es que bíblicamente esa es
una realidad que debe ser debidamente aceptada y recibida. Desde el principio de
los tiempos Dios inicia estableciendo pactos, los cuales están compuestos por
decretos, enmiendas, mandatos, normas, leyes, principios, condiciones, beneficios
y derechos. Todo esto abarca un pacto que sea considerado justo y confiable, dado
a la razón de que Él mismo desea que nuestra relación con Él sea justa y confiable.
Esto nos ayuda a apuntar que Dios también desea que las relaciones entre los seres
humanos sean justas y confiables. No importando que tipo de relación exista entre
dos personas, para que estas sean según el plan divino, y según su propósito y
voluntad, deben de apegarse a estos principios de justicia y confiabilidad. Es por
ello que, en cuanto al matrimonio que viene a ser una de las relaciones más
importantes para el ser humano, Dios establece algunas condiciones que rigen el
pacto matrimonial y que le ayudan al mismo a desarrollarse saludablemente. Es
importante saber que no existen los matrimonios perfectos, pero si existen los
matrimonios saludables. En la actualidad, a causa de la condición y naturaleza
pecaminosa existente en todos los seres humanos, se vuelve necesario un pacto
matrimonial justo y confiable que garantice su desarrollo saludable, estudiemos
entonces estas condiciones.

I. Amor (1 Corintios 13; Efesios 5:21-33)

La condición del amor, viene a ser un principio supremo dentro del matrimonio.
Dentro de la 1 carta a los Corintios capitulo 13, se describe el tipo de amor que Dios
espera del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia el hombre. Así mismo Pablo
expone aquella práctica del amor en la carta a los Efesios 5:21-33, y esto nos
plantea la idea de esa condición necesaria y absoluta para un matrimonio saludable.
Para una comprensión más amplia y prudente, analizaremos algunos detalles
importantes expuestos en estos pasajes, pero debemos de estar conscientes que
ese amor que juramos tener entre cónyuges, es un amor según el plan divino. Esto
hace necesario hacer de lado lo aprendido en nuestros hogares, o lo enseñado por
las tradiciones. Dios, al crear al ser humano, lo creó con la capacidad de amar a
otro ser humano, la condición de la naturaleza pecaminosa estorba esa capacidad
de amar, ya que el egoísmo que se produce por esta condición pecaminosa, evita
el poder actuar sabia y prudentemente. En 1 Corintios 13 se nos dice lo que es y lo
que no es el amor, lo que el amor rechaza y lo que el amor práctica. Lo que el amor
prohíbe y lo que el amor permite, entendiendo que Dios mismo es amor y toda su
manifestación es una expresión de amor. En Efesios 5:21-33 se le dice, tanto al
hombre como a la mujer, cual debe de ser el trato que los une en amor y armonía.
Se expresa que significa ser sumisos a Dios y como la obediencia a Él está
condicionada a aplicar los principios que Él estableció.

II. Unidad (Génesis 2:24,25; Mateo 19)


La unidad como condición bíblica es la perfecta relación entre dos seres que se
aman, esta perfecta relación quedó destruida por el pecado. Lo relatado en Génesis
2:24 y 25, que es recordado por Cristo en Mateo 19, nos ayuda a comprender que
el plan original de Dios es que exista aquella unidad. Es importante que la unidad
sea confrontada por los conflictos, problemas y situaciones difíciles que en la
actualidad vivimos los seres humanos. Recordemos que la idea del pacto
matrimonial es que, por medio de condicionantes, normas, principios y leyes,
podamos relacionarnos de la mejor manera. Que la relación sea justa y confiable.
La unidad matrimonial, para que sea justa y confiable establece que no debe existir
nada ni nadie que la separa. No debe de intervenir ningún ser humano que produzca
aquella separación, el mandato claro a separarse del hogar paterno para convivir
saludablemente como pareja debe de observarse ampliamente. Debemos saber
que este pasaje no sirve para hablarnos de la relación con nuestros padres luego
del matrimonio, no tiene ese sentido aquí, y cuando se habla de separarse de Padre
y Madre; habla de separarse totalmente, sí el tener relación con ellos produce
separación con el cónyuge. Aún los hijos deben de honrar a padre y madre, y aún
deben de mantener relación con ellos, pero con la condición que esta no sirva para
separarles y divorciarles. Mateo nos deja claro, según lo cita Cristo, que el divorcio
no debe de darse por cualquier causa. Ciertamente el divorcio no es totalmente
descartado bíblicamente, debe ser visto como la última opción dentro del
matrimonio.

III. Condescendencia (1 Pedro 3:7)


Ser condescendientes, aunque en la 1 carta de Pedro se dirige a los varones,
debe de ser visto como una condición al momento de existir conflictos dentro del
matrimonio. Pedro les dice a los varones que traten a las mujeres con delicadeza y
respeto, así mismo la mujer debe de actuar con respeto y honra hacia el marido. Es
lamentable cuando existe violencia intrafamiliar y matrimonial, la misma es causada
por varios factores, entre ellos está la falta de entendimiento de cómo funciona
emocional, física e intelectualmente un hombre y con sus respectivas diferencias
las mujeres. Es importante saber que Dios, según lo vemos expresado en varios
pasajes, de los cuales algunos estamos exponiendo aquí, da instrucciones
diferentes a los hombres y a las mujeres. La razón de esto es porque somos
diferentes tanto emocional, como físicamente, así mismo la forma de procesar la
información intelectualmente es muy diferente entre hombres y mujeres. Esto
produce conflictos y dificultades donde la frase favorita, tanto de hombres como de
mujeres es: Es que mi pareja no me entiende. En realidad, la Biblia no nos manda
a entender al cónyuge, nos manda a amarle, aunque no le entendamos.
IV. Santidad (13:14)
Al hablar de santidad, como una condicionante, es importante saber a qué se
refiere la Biblia con ello. Muchas tendencias evangélicas han confundido la santidad
y creen que es simplemente una absoluta ausencia de pecado. Si esto fuera así, no
hay ser humano santo, nadie cabe en ese parámetro, porque en realidad todos
somos pecadores, aun habiendo experimentado la santificación o madurez
cristiana. Lo que el libro de hebreos habla, que está aplicando la santificación en el
matrimonio, es aquella intimidad que está formulada bíblicamente. En esta
condicionante haremos una transición a la siguiente condicionante de intimidad.
Pero el tema de la intimidad, sin un claro entendimiento de lo que es la santidad
matrimonial, viene a ser muy difícil de interpretar. Hebreos habla de la honra que
produce el matrimonio y que el lecho, es decir, el lugar donde el hombre y la mujer
se unen en intimidad, debe de ser apartado de todo prejuicio que evite que esa
intimidad sea practicada equivocadamente. El principio aquí es que tanto el hombre
como la mujer, deben de acercarse a la intimidad con la intención de dar y recibir
placer. Es de esta forma que se eliminan los deseos inapropiados que producen las
infidelidades matrimoniales.

V. Intimidad (1 Corintios 7:1-4)


Por último, debemos de analizar de lleno la intimidad sexual, absolutamente
necesaria y obligatoria dentro del marco matrimonial. 1 Corintios 7:1-5, establece el
acto sexual como una obligación moral dentro del matrimonio. Algunos mitos y
tradiciones que, solamente en Latinoamérica y por una mala interpretación del
Escrito Bíblico, ha generado algunos mitos que muchos consideran como realidades
bíblicas. Hay muchas mujeres, que bajo un condicionamiento y mala enseñanza
desde el hogar donde el cristianismo ha sido una forma de legalismo farisaico, no
permiten ciertas caricias y estimulaciones necesarias para que para ellas el acto
sexual en sí sea placentero y correcto. Un acto sexual que descarte el placer que
este produce, es un acto sexual que está en contra de lo establecido por Dios. Para
esto debemos de saber que ha sido Dios quien ha creado los órganos genitales
tanto masculinos como femeninos, y sus respectivas zonas de excitación y
estimulación. Cuando se produce esto, según lo dice 1 Corintios 7, ni el hombre ni
la mujer están cumpliendo con su deber conyugal, simplemente ignoran el propósito
divino de sus cuerpos y su funcionalidad en el acto sexual.

CONCLUSIÓN:
El matrimonio produce “aflicción a la carne” dice Pablo en 1 Corintios 7, y tiene
razón, es por ello que se hace prudente y necesario una práctica matrimonial bajo
el precepto y voluntad divina. Es por esto que las condiciones se vuelven necesarias
para que aquello funciones según la voluntad de Dios.

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