La política interior salvadoreña a mediados del siglo XIX 1
soberanía nacional a mediados del siglo XIX
Noviembre 1, 1846.- El General Francisco Malespín con elementos de guerra que le facilitó el
Gobierno de Honduras, ataca en Santa Rita, departamento de Chalatenango, a las fuerzas del
Gobierno, mandadas por el Teniente Coronel, Joaquín Peralta, los derrota y llega hasta
Chalatenango.
Noviembre 3, 1846.- El Gobierno de El Salvador, emite un decreto declarando fuera de la ley, a
todos los que directa o indirectamente auxilien a los facciosos, y a los que les suministren noticias
por palabras o por escrito, quienes serán juzgados militarmente y pasados por las armas.
Noviembre 11, 1846.- El Coronel Guillermo Quintanilla al mando de tropas del Gobierno derrota
cerca del río San Felipe al faccioso Brigadier Escolástico Marín, quien murió en la acción. […]
Noviembre 15, 1846.- El General Nicolás Angulo ataca a las fuerzas del General Francisco
Malespín en el Dulce Nombre de María, departamento de Chalatenango, lo derrota y persigue
con toda actividad.
Noviembre 23, 1846.- Se sublevan los indios de Santiago y San Juan Nonualco, encabezados por
Petronilo Castro, quienes incendian las casas de los vecinos que no quisieron tomar parte en el
movimiento y que no eran indios.
Noviembre 0, 1846.- El General Nicolás Angulo ataca a los revolucionarios en Santiago
Nonualco, capitaneados por Petronilo Castro, quien con elementos dados por el Gobierno de
Guatemala, habían insurreccionado a dichos pueblos; los revolucionarios fueron
completamente derrotados.
El Gobierno de El Salvador manda una expedición punitiva a los pueblos de los Nonualcos,
comandada por el Coronel Gerardo Barrios, el cual incendia el pueblo de Santiago Nonualco y
fusila a numerosas personas.
Noviembre 25, 1846.- El individuo Fernando Galdámez, en el pueblo de San Fernando,
departamento de Chalatenango, dio muerte al general Francisco Malespín; al cadáver se le
cortó la cabeza, la que se llevó a San Salvador, la cual puesta en una jaula, se mandó colocar en
el camino de Mejicanos, en donde hoy se le da el nombre de ‘la calavera’.
Noviembre 30, 1846.- El señor presidente, lic. Eugenio Aguilar, decreta concediendo indulto a
los indios de Santiago Nonualco que se presenten dentro de quince días a la Comandancia
Generarl de aquel Departamento, y auxilio a los que hayan sufrido incendios en sus casas, para
que las reedifiquen en donde tengan a bien.
Diciembre 5, 1846.- En la ciudad de San Salvador, en el puente del Barrio La Vega, hoy llamado
España, fueron fusilados, el General Ignacio Malespín, Julián Melis, Francisco Gallo, y
Cucufate.
2 inglesa federal, por valor de quince mil pesos oro; los reclamos ingleses, y a reconocer
1
Para complementar este tema podría asignarse como lectura complementaria el artículo Carlos Gregorio
López Bernal, "El levantamiento indígena de 1846 en Santiago Nonualco. Conflictos locales, etnicidad y
lucha de facciones en El Salvador." Revista de Historia, no. 42 (2000), que trata sobre el año 1846.
2
Francisco J. Monterey, Historia de El Salvador: anotaciones cronológicas. II vols., vol. I (San Salvador:
Editorial Universitaria, 1996), 63-65.
Las relaciones internacionales de El Salvador y la
Octubre 16, 1850.- El almirante de la escuadra inglesa del Pacífico, Mr. Phipps Homby,
por medio del comandante del buque de guerra inglés “Champion” notificó al
Comandante del Puerto de La Unión, el estado de bloqueo de dicho puerto; que si no
se daba en el término de diez días una explicación, sobre las pretensiones del Cónsul
inglés Chatfield, se trabaría un embargo sobre todo tráfico con el puerto de La
3
Unión.
Octubre 21, 1850.- El Ministro de Relaciones del gobierno de El Salvador, contesta al
Comandante del buque de guerra inglés “Champion”, manifestándole que, El Salvador
ha deseado un arreglo amistoso con el Cónsul Chatfield; pero que la prevención
siempre constante y hostil que dicho Cónsul tiene contra El Salvador, no ha dado
lugar a que se verifique, haciendo todos los años en el tiempo de las ferias con los
buques que se ponen a su disposición, todos los males que puede, sin más derroche
que el de la fuerza contra un Estado débil, sin medios para hacer valer por sí, la
justicia que le asiste. El Gobierno ha interpuesto los oficios amistosos del señor
Cónsul de Francia, para conseguir un arreglo.
Octubre 24, 1850.- El Presidente Vasconcelos da una proclama protestando por el
bloqueo del puerto de La Unión.
Octubre 27, 1850.- El Comandante de la Armada inglesa, Rwis, notificó el bloqueo de
toda la costa salvadoreña al Comandante del puerto de Acajutla, y que si se le
negaban los víveres y el agua dulce, o se impedía el accedo a tierra de las fuerzas
navales inglesas, se procedería al bombardeo hasta destruir la población. […]
Diciembre 17, 1850.- En un periódico de esta fecha se lee ‘Los bloqueadores actuales
de nuestros puertos, acaban de intimar al Gobierno de Honduras que se extenderá el
bloqueo a las costas de aquel Estado, si permite en sus puertos la introducción de
pólvora destinada al Estado de El Salvador, por no convenir a S. M. B. que llegue
pólvora a San Salvador. […]
Agosto 15, 1851.- En la ciudad de Guatemala se firma entre el Representante de El
Salvador, Lic. Ignacio Gómez, y el Encargado de Negocios de S. M. Mr. Federico
Chatfield, un convenio que puso término a las cuestiones pendientes entre El
Salvador e Inglaterra: por el cual El Salvador pagará el saldo de la cuota de la deuda
a don Marcos Idígoras como Agente Consular, por lo cual sería levantado el bloqueo
4
de los puertos del Estado que mantenía la escuadra inglesa.
3
Chatfield reclamaba que el Estado salvadoreño había tomado empréstitos forzoso a unos súbditos
británicos sin tener potestad para ello. Demandaba el pago inmediato de lo adeudado.
4
Tomado de Monterey, Historia de El Salvador. 104, 06 y 18.
1

Francisco Dueñas y Gerardo Barrios:
los personajes y sus gobiernos
Tal y como sucedió en el ámbito económico, para
entender las reformas liberales es preciso estudiar las décadas
anteriores. En tal sentido, las administraciones de Gerardo
Barrios y Francisco Dueñas son determinantes. El problema es
que la historiografía tradicional las ha visto como polos
opuestos. Barrios ha sido visto como el heredero de la tradición
liberal más radical y Dueñas como el representante del poder
conservador, por ende, muy ligado a Rafael Carrera y al partido
conservador guatemalteco y al clero. Vale decir que ciertamente,
algunas facetas de la vida política de estos personajes y de su
gestión de gobierno son muy diferentes, pero esos contrastes
bien podrían deberse no tanto a que sus principios políticos e
ideológicos y los objetivos que perseguían fuesen
irreconciliables, sino a que las maneras como buscaban
lograrlos eran diferentes. 5
En cierto modo la oposición entre Dueñas y Barrios refleja
las diferencias que existían al interior de la elite. Ambos eran
miembros de ella, y aunque compartían un imaginario liberal
ilustrado, las maneras en que pretendían llevarlo a la práctica
eran muy diferentes. En el fondo, el gran problema era cómo
5 Al recapitular el tomo 3 de la Historia General de Centroamérica, Héctor
Pérez Brignoli, hace algunas consideraciones perfectamente válidas para el
caso que aquí se discute. Pérez señala que en el tránsito de la Ilustración al
liberalismo hubo mucha continuidad y poca ruptura, así como adaptaciones y
regresiones. “Si nos atenemos a los discursos, parece que se trata de mundos
irreconciliables; si observamos en cambio los resultados prácticos, las
diferencias se borran y el claroscuro reemplaza a lo que parecían tonalidades
bien marcadas”. Héctor Pérez Brignoli, (ed.) Historia General de Centroamérica,
vol. 3 (Madrid: Editorial Siruela- FLACSO, 1994), 257.Felizmente ese
claroscuro vuelve mucho más interesante la historia, como lo demuestra
Woodward para el caso guatemalteco. Ralph Lee Woodward Jr., Rafael Carrera
y la creación de la República de Guatemala, 1821-1871. (Antigua Guatemala:
CIRMA, 2002).
manejar la herencia del pasado; es decir, de qué manera conciliar
los principios de la política moderna con la realidad social del
país. Los llamados “conservadores”, entre los cuales y sin mucho
análisis se ubicó a Dueñas, optaron por construir la nueva
sociedad a partir de esa realidad; ello implicaba postergar las
transformaciones más controversiales, pero a cambio propiciaba
un clima político más estable que a la larga compensaría la
obligada demora. Por el contrario, los “liberales”, cuyo epítome
para El Salvador es Barrios, dieron prioridad a los cambios,
chocando con las estructuras del pasado y los valores que estas
portaban. Son esas discrepancias las que al final terminaron
imponiendo la división entre liberales y conservadores — como
expresión de pensamientos antagónicos —, cuando en realidad
era más lo que compartían que lo que los separaba. 6
Seguir manteniendo una oposición radical entre Barrios y
Dueñas no ayudará a comprender mejor la historia del siglo XIX.
Por lo menos en lo que a la cuestión municipal se refiere es
evidente que tanto Barrios como Dueñas trabajaron en pro de la
centralización del poder y por ende por la subordinación del poder
local. En el fondo ambos deseaban y necesitaban un ejecutivo
fuerte, con capacidad de imponer su autoridad en todo el territorio
y a ello dedicaron buena parte de sus energías. Sin embargo los
métodos utilizados fueron muy diferentes y en este punto es
necesario reconocer que la personalidad de cada uno fue
determinante.
Barrios buscaba centralizar el poder en El Salvador para
estar en capacidad de liderar la reunificación de Centroamérica y
desafiar con mayores posibilidades de éxito el poderío de Rafael
Carrera. Barrios no tenía el tiempo —ni la paciencia— para
construir una institucionalidad que fundamentara su poder; por
lo tanto, debió recurrir a la imposición y la fuerza. Una muestra
de ello es la cantidad de decretos y acuerdos que emitió; muchos
de los cuales estaban destinados justamente al sometimiento y
control del poder local. El ejemplo más ilustrativo de ello es el
Reglamento de gobernadores, jefes de partido, concejos
municipales, alcaldes y jueces de paz, decretado el 12 de
6 Véase: Charles Hale, El liberalismo mexicano en la época de Mora. 1821-1853.
(México: Fondo de Cultura Económica, 1985).Una interesante discusión sobre
liberalismo, autoritarismo y democracia en América Latina aparece en Gabriel and
Aguilar-Rivera Negretto, José Antonio, "Rethinking the Legacy of the Liberal State in
Latin America: The Cases of Argentina (1853-1916) and Mexico (1857-1910)."
Journal of Latin American Studies, no. 32 (2000).
3
noviembre de 1861, que dejaba en manos del gobernador
departamental la designación de los alcaldes municipales. Dado
que mucha de la oposición a las medidas tomadas por Barrios
provenía de las municipalidades, este decidió que en las
elecciones municipales solo pudiera proponerse una terna, la cual
sería presentada al gobernador, quien escogería al alcalde. En
caso de que ninguno de los propuestos fuere de su agrado podía
exigir la presentación de una nueva terna.7
Los gobernadores departamentales eran nombrados
directamente por el presidente, obviamente estos serían
hombres de confianza de Barrios. Por lo tanto, el reglamento de
1861 garantizaba que a las alcaldías solo llegarían individuos
simpatizantes de Barrios. El éxito inicial de esa disposición se
evidencia en el gran apoyo que tuvo el caudillo durante los años
de 1861 y 1862, así lo demuestra la cantidad de actas
municipales que la Gaceta publicaba. Sin embargo, era lógico
que una medida de ese tipo generara mucho descontento, en
tanto que prácticamente anulaba la posibilidad de que la
oposición tomara el poder municipal. Y es que precisamente
muchas de las dificultades que el poder central encontraba a la
hora de echar a andar sus proyectos se originaban en la
oposición o desinterés de las autoridades locales. Hacer que las
municipalidades renuentes cumplieran las disposiciones
requería mucho esfuerzo por parte de los gobernadores y no
siempre tenían éxito. Barrios creía que su poder se fortalecería
con gobernadores y alcaldes incondicionales y ciertamente así
sucedió pero, ese sistema basado en la imposición no podía
durar mucho. Buena parte del apoyo que recibió Dueñas cuando
se levantó contra Barrios provino de los pueblos que buscaban
recuperar sus libertades políticas. […]
Entre 1864 y 1871, Dueñas, sus ministros y
gobernadores trabajaron pacientemente sobre la cuestión
municipal y poco a poco fueron construyendo un andamiaje
legal que dio como resultado un mayor control del ámbito
municipal por parte del ejecutivo. Al contrario de Barrios,
Dueñas procuró no incomodar innecesariamente a las
municipalidades, ni exacerbar los ánimos de las comunidades
7 Reglamento de gobernadores, jefes de partido, concejos municipales, alcaldes
y jueces de paz, decretado el 12 de noviembre de 1861. AGN, Fondo
Gobernantes, Administración Barrios, tomo II, 1ª parte, p. 254-284. Véase
especialmente los artículos 79, 80, 81 y 82.
indígenas. Podría decirse que, a la larga y a su modo, Dueñas
realizó los sueños centralizadores de Barrios. En tal sentido las
diferencias entre ellos no estarían tanto en los fines, sino en las
maneras.
Posiblemente la formación jurídica de Dueñas incidió en su
manera de enfrentar el problema del poder local. A diferencia de
Barrios, que gustaba del ejercicio directo del poder y la fuerza,
Dueñas confiaba más en la legislación. Pero sabía que decretar
una cantidad de leyes sin tener la capacidad suficiente para
hacerlas efectivas no tenía sentido. Por lo tanto legisló
pausadamente, midiendo las reacciones que cada una de sus
disposiciones generaba, e incluso haciendo concesiones si era
necesario. Dueñas era mucho más perspicaz que Barrios; sabía
que si una medida incomodaba a los pueblos, debía tener otra a la
mano que anulara o redujera el descontento. Aparte del apoyo
recibido de Carrera, es claro que el estilo de gobierno de Dueñas,
fue clave para que este se mantuviera en la presidencia por ocho
años sin mayores sobresaltos. Esa cualidad de Dueñas se volvía
más importante considerando el antecedente diametralmente de
las prácticas de gobierno de Gerardo Barrios. […]
Las diferencias de fondo entre Gerardo Barrios y
Francisco Dueñas no tenían su origen en los credos políticos;
uno y otro siempre se declararon liberales, ambos trabajaron en
pro de la centralización del poder, el fortalecimiento del Estado y
el progreso. Pero lo hicieron de diferente manera. Mientras
Barrios intentó hacerlo todo de manera radical y rápida, Dueñas
buscó cambios paulatinos y sin sobresaltos, cuidando de evitar
roces innecesarios y dando la impresión de que estaba dispuesto
a escuchar y concertar. Este mérito le era generalmente
reconocido.
Extractos tomados de Carlos Gregorio López. Municipalidades, gobernaciones y
presidencia en la construcción del Estado en El Salvador, 1840-1890. San
Salvador: Editorial Universitaria - Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Ixtapalapa, México, 2015, cap. 3. (En prensa)
4
 Gerardo Barrios
desde sus escritos personales
Gerardo Barrios escribe al general guatemalteco Víctor Zavala.
Le dice que no dará el pasaporte al señor León Avila para que entre a
El Salador, para sus negocios de feria de noviembre, si este no lo
solicita como es debido, en términos urbanos. Señala que no teme la
presión de sus enemigos y amigos, porque no cambiará de opinión;
"porque nunca me he echado el habito de ningún santo; lo que me
he puesto a la cintura es un sable pa' abrirle la cabeza a los
insolentes. Usted me dice que más moscas se agarran con un poco
de miel que con vinagre; pero aquí solo se llaman así, las que produce
el añil. Las jentes que U ha querido calificar de moscas, son tabanos
que chupan sangre, para los cuales es necesario otro atractivo que
no estoy dispuesto a presentarles, porque sería en perjuicio de la
República... Un plato lleno de destinos públicos, una palangana llena
de fluidos de Hacienda Pública, otra de negocios ventajosos, y otra
de toda clase de tolerancias serían suficientes pa' atraer cerca de mi
á toda la tabanada; pero como mi objeto al venir al Gobierno ha sido
establecer el Orden, la Moralidad, las economías, las mejoras, y la
obediencia a la Autoridad, no puedo ni debo poner banquetes de
aquellos platos que mencioné, porque sería obrar contra mis
propósitos; y más me he decidido a sacudir fuerte a esos tabanos y
espantarlos para que no chupen donde no es debido chupar".
Al final dice que él se sabe otro dicho español que dice que "la miel
no se hizo para el pico del sope. Ya ve Jeneral que yo conozco como
U los adagios españoles". (Gerardo Barrios a Víctor Zavala, San
Salvador, 07/10/1859. AGN, Gobernantes de El Salvador, Gerardo
Barrios, correspondencia Tulane, caja 1, doc. 19.)
Francisco Dueñas
desde sus escritos políticos
“Una media docena de hombres en cada población es la que lee y se
ocupa de la cosa pública algunas veces, y los Gobiernos atendiendo
solo a esta media docena de hombres, se separan enteramente del
interés de los pueblos. Lo que es la opinión de estos cuatro, se
traduce por la opinión general, y de este error nacen muchos de los
que causan nuestro atraso y nuestras desgracias. De aquí viene que
los gobiernos muchas veces alucinados con esta falsa popularidad
sufren funestos desengaños; partiendo de estos principios inseguros,
se colocan en circunstancias difíciles, de que no pueden salir por falta
de cooperación del pueblo...
La ciencia de gobernar no consiste en multiplicar las leyes, ni en estar
haciendo innovaciones a cada rato. El pueblo no toma parte en estas
materias porque no las entiende y porque solo busca resultados.
Pocas veces o ninguna examina las causas...
Si en lugar de una reforma que ha costado sangre y caudales para dar
por resultado que el Jefe del Estado se llame Presidente, que al de un
departamento se le titule Corregidor o Gobernador, si en vez,
decimos, de estas vaciedades, viera ponerle un puente al Lempa, un
muelle a nuestros puertos, un hermoso teatro para sus distracciones,
un hospital cómodo para la humanidad doliente, un establecimiento
para darle ocupación a los que la necesiten, ¡Cuanto no bendecirían a
este Gobierno! Entonces habría espíritu público, porque se llenaban las
necesidades materiales, que nos las que el pueblo mira y comprende.”
(Francisco Dueñas, Espíritu público, 1848. En Francisco Dueñas.
Artículos políticos. San Salvador: Dutriz Hermanos, 1905, pp. 72-75.)