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Capítulo II

LA LETRA DE CAMBIO

Sección I

Aspectos generales

58. Origen y evolución. Sus antecedentes son muy remotos


y no corresponde en sus caracteres a los que tiene hoy en
día. Por tal razón vale la pena estudiar las diversas etapas en
la evolución de este título de crédito.
El origen de la letra de cambio se remonta a la época en
que los judíos fueron expulsados de Francia y se vieron en la
necesidad de entregar a los viajeros que se dirigían hacia ese
país ciertas cartas con el propósito de recuperar parte de los
bienes abandonados en su éxodo. En un comienzo la letra
de cambio fue una simple comunicación, una carta comple-
mentaria al contrato de cambio, forma de documentación
secundaria que sólo servía para hacer efectivo el importe
convenido con su presentación.
Asimismo se postula que la letra de cambio nació para
encubrir el llamado contrato de cambio “seco”, denomina-
do así porque carecía de la humedad de la justicia, en con-
traposición al cambio real. El cambio seco se realizaba
mediante la entrega de una letra de cambio por parte del
deudor al prestamista en contrapartida de cierta cantidad
de dinero que este último facilitaba al primero. Tras el cam-
bio seco se encubría la usura o el préstamo a interés comba-
tido por el derecho canónico. El contrato de cambio “seco”
se caracteriza porque no existe un librado, sino solamente

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una relación directa entre el librador y el beneficiario; el


librado era ficticio.
La letra de cambio es en esta etapa un instrumento pro-
batorio y de ejecución del contrato de cambio.
Más tarde, las funciones que cumple la letra de cambio
se jerarquizan: sigue siendo un instrumento de prueba del
contrato de cambio y el documento indispensable para su
ejecución, pero se convierte en un activo medio de crédito,
expandiendo de esta forma su uso en la actividad económica
mercantil. Para que la letra de cambio sirviera como instru-
mento de crédito fue necesario incluir en ella la cláusula “a
la orden”, permitiendo así la transferencia del título sin las
solemnidades del derecho común. Siendo instrumento a la
orden, circula por el endoso, facilitando al mismo tiempo la
operación de descuento, mediante la cual puede mutarse el
valor futuro o prestación que contiene la letra por un valor
presente, multiplicando su función económica de instrumen-
to de crédito.
En una etapa posterior se llega a la autonomía o inde-
pendencia de la letra de cambio con respecto al contrato de
cambio que le dio origen. Para ello fue necesario reestudiar
los antecedentes históricos y buscar las raíces más profundas
de este tipo de instrumento. Como antecedente histórico se
tiene ahora en cuenta a la stipulatio romana, forma de obli-
garse que consiste en el pronunciamiento de ciertas fórmulas
sacramentales cuya omisión impide que surja el vínculo obli-
gacional. También se trata de explicar el origen de la letra de
cambio remontándose a los contratos literales (contratos lite-
ris del derecho romano), entre los cuales se destaca la “nómi-
na transcripcia”, que tiene similitud con algunos aspectos
documentales de la letra de cambio tal como existe en la
actualidad.
Pero lo más destacado son los aportes doctrinarios. Karl
Einert, jurista alemán, expuso en forma orgánica los avances
científicos logrados hasta entonces, sistematizando las ideas
que rompieron con las nociones contractualistas y causales,
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mantenidas hasta su época, haciendo resaltar el carácter au-


tónomo del instrumento. Por su parte, los juristas alemanes
Liebe y Thöl sostuvieron que la obligación nace y tiene efica-
cia en el ámbito de las relaciones cambiarias por el solo acto
o negocio formal y abstracto, originado por el firmante de la
letra, independientemente de las motivaciones prácticas o
económicas que pudo tener en cuenta este sujeto para suscri-
bir el documento. Se aprecia aquí el grado de abstracción y
su corte esencialmente racionalista que rompe con los anti-
guos moldes del derecho común.
El jurista Einert proclamó sus famosos cuatro principios
que, gracias a su admirable y equilibrado fundamento teóri-
co, constituyen hoy en día la base esencial del sistema banca-
rio. Los principios formulados por Einert son los siguientes:
a) La letra de cambio es la moneda de los comerciantes.
Tan pronto como lo planteara fue criticado aduciendo que la
letra de cambio no tiene curso forzoso como el dinero, que
no se le atribuye poder liberatorio y que el acreedor la recibe
por la solvencia del acreedor, es decir pro solvendo y no pro
soluto. Sin embargo, se sustenta el principio distinguiendo las
funciones técnico-jurídicas de las funciones económicas que
cumple la letra de cambio. Sólo bajo este último aspecto se
identifica la letra de cambio con el papel moneda, lo que es
cierto desde el punto de vista económico. Tampoco puede
perderse de vista que la letra de cambio funciona como ins-
trumento de pago impropio, cuyos efectos liberatorios o can-
celatorios quedan postergados hasta el vencimiento del mismo
y a su pago efectivo.
b) El título no es un simple documento probatorio, ya
que contiene una promesa de pago. Este segundo principio
pone de relieve el carácter constitutivo de la letra de cambio.
El documento es portador de una promesa de pago y no se
limita simplemente a servir de prueba de la relación funda-
mental o subyacente.
c) La letra de cambio es independiente de la relación
fundamental. Es una promesa abstracta de pago. Destaca que
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existen dos relaciones: una fundamental o subyacente y otra


documental o cambiaria. Teniendo como base la idea de abs-
tracción, se dice que hay una desvinculación entre ambas
relaciones. Las obligaciones cambiarias que asume cada fir-
mante de la letra de cambio son independientes de la rela-
ción fundamental, como asimismo son independientes los
derechos que adquiere cada sujeto al cual se le transfiere el
documento por su mecanismo de circulación, tanto de la
relación fundamental como respecto del individuo que le
hizo la transferencia o endoso. Nace un derecho nuevo.
d) El vínculo obligacional de pago se funda en una pro-
mesa unilateral dirigida al público. Esto significa que la pro-
mesa asumida por el firmante al tiempo de suscribir la letra,
en el instante de su creación, giro o emisión, debe conside-
rarse hecha a persona indeterminada. Nada impide ni con-
tradice esta afirmación el hecho de que la letra sea girada a
la orden, pues, como veremos, esto permite que el documen-
to pueda ser transferido sin intervención del deudor median-
te el endoso.

59. Función de la letra de cambio. El contrato de cambio. He-


mos señalado que la letra de cambio nació como un medio
para probar y ejecutar el contrato de cambio; en lugar de
cambiar monedas de una plaza a otra, los comerciantes de la
Edad Media empleaban este instrumento para evitar los ries-
gos y los gastos que implicaba el traslado del dinero. De ahí
entonces que tengamos que referirnos, aunque someramen-
te, al contrato de cambio.
El contrato de cambio está definido en el artículo 620
del Código de Comercio: “…es una convención por la cual
una de las partes se obliga, mediante un valor prometido o
entregado, a pagar o hacer pagar a la otra parte o a su cesio-
nario legal cierta cantidad de dinero en un lugar distinto de
aquel en que se celebra la convención”. Los elementos fun-
damentales del contrato son: las partes, librador y librado, el
precio del contrato o valor prometido o entregado, el objeto,
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la cantidad de dinero y la distancia loci. El instrumento de


ejecución por excelencia era la letra de cambio, ya que me-
diante ella el librador o creador del documento ordena al
librado que pague una cierta cantidad de dinero al beneficia-
rio o a su cesionario legal en un lugar diverso al del giro o
emisión. Si deseo hacer un pago en Santiago, en vez de viajar
con el dinero, puedo tomar una letra de cambio en el Banco
Concepción, sucursal Concepción, librador, que ordenará al
Banco Concepción de Santiago (librado) que pague la canti-
dad de dinero, en Santiago, a mi orden (beneficiario) o a la
persona a quien yo haya cedido o endosado el documento
(portador). Como puede apreciarse, en toda esta operación
no hay traslado material de dinero. El banco me cobrará un
precio o comisión por este contrato.
El contrato de cambio se perfecciona por el solo consen-
timiento de las partes acerca de la cantidad que debe ser
pagada, el precio de ella, el lugar y época de pago. Se trata
de un contrato oneroso, conmutativo y consensual. Puede
ser ejecutado por otros documentos, como el pagaré a domi-
cilio; incluso el giro postal constituye una forma de este con-
trato.
Ahora bien, cuando la letra de cambio fue considerada
por su valor propio, independiente del contrato de cambio,
se convirtió en un instrumento de pago, para lo cual fueron
necesarios los siguientes perfeccionamientos del título:
a) Inclusión de la cláusula “a la orden”, que permite su
transferencia simplificada por el endoso;
b) El tomador o beneficiario debe tener certeza de que
el librado estará dispuesto a cumplir la orden o promesa de
pago que ella contiene: la aceptación del librado le dará esta
certidumbre;
c) La circulación no debe debilitarse por el juego de las
excepciones que el librado pueda oponer a los portadores
sucesivos. El endoso traslaticio origina la inoponibilidad de
excepciones y fortalece la letra obligando al pago solidario
de ella a los endosantes.
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La letra de cambio al permitirse que pudiera girarse a


favor del mismo beneficiario, es decir, que librador y benefi-
ciario pudieran ser una misma persona, se separa del contra-
to de cambio, lo que es aún más evidente cuando se suprime
la cláusula o elementos distancia loci. En la legislación chilena
fue el Decreto Ley Nº 777 de 19 de diciembre de 1925, el
que permitió la separación de la letra de cambio con respec-
to al contrato de cambio, eliminando requisitos en la forma
de emisión de la letra.
En la actualidad, la letra de cambio, puede utilizarse tan-
to para ejecutar el contrato de cambio, como medio de pago
y circulación y como instrumento de crédito.

60. Definición de la letra de cambio. Según Ripert, la letra


de cambio es un título que remitido por el librador al
beneficiario da a este último el derecho de hacerse pagar
a una letra determinada, en general fijada por la costum-
bre, de una suma de dinero por el librado. El Código de
Comercio chileno, en su artículo 632, derogado por la Ley
Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, definía la letra de
cambio en los siguientes términos: “…es un mandato escri-
to, revestido de las formas previstas por la ley, por el cual
el librador ordena al librado pague una cantidad de dine-
ro a la persona designada o a su orden”. Se trataba de una
definición clásica, inspirada en el Código de Comercio fran-
cés, que no correspondía al verdadero rol de la letra de
cambio en la actividad económica de nuestros días y que,
además, tenía el inconveniente de emplear la expresión
“mandato”, la que podía interpretarse en el sentido que
ella tiene en el derecho común, vinculando a la letra con
la idea de contrato y en consecuencia con la noción de
causa, que le son ajenas.
La Ley Nº 18.092 no da una definición de letra de cam-
bio, sino que se limita a señalar sus aspectos formales. Para
fines didácticos podemos definir la letra de cambio como
un título de crédito que contiene la orden, no sujeta a con-
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dición, de pagar una cantidad determinada o determinable


de dinero, en la época fijada en ella o a su presentación,
que obliga a cumplirla para con el beneficiario designado o
a su orden o con el portador legítimo, al aceptante, al libra-
dor, a quienes la hayan hecho circular por endoso traslati-
cio y a los que garanticen su pago por alguno de los
nombrados.
La Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de 25
de noviembre de 1983, publicada en Gaceta Jurídica 1983,
Nº 42, p. 39, ha dado la siguiente definición de letra de cam-
bio: “Dentro del concepto contemporáneo de la letra de cam-
bio, ésta aparece como un documento incausado, propio del
comercio humano, que reemplaza al dinero y en virtud del
cual su portador tiene derecho a exigir del ejecutado el pago
de la suma de dinero que ella consigna”.

61. Personas que intervienen en la letra de cambio. En la letra


de cambio pueden intervenir varias personas cuyo rol jurídi-
co es diferente. Nos referiremos a las principales:
a) Librador o girador es la persona natural o jurídica que
emite el título, que lo crea o gira. El derogado artículo 623
del Código de Comercio definía al librador como “el que
contrae la obligación de hacer pagar la cantidad convenida y
gira la letra”. Esta definición vinculaba al librador con el
contrato de cambio;
b) Librado o girado es aquel a quien se ordena que pa-
gue la cantidad girada, a cuyo cargo se gira la letra;
c) Tomador o beneficiario es la persona designada o a
cuya orden debe pagarse la suma de dinero. Cuando la letra
de cambio ejecuta el contrato de cambio debe, necesaria-
mente, ser distinto el librador del beneficiario;
d) Aceptante es el librado que admite el encargo de pa-
gar la letra. Su aceptación se perfecciona por la firma del
documento;
e) Endosante es el que transmite a otro el documento en
virtud del endoso; endosatario o cesionario es quien adquie-
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re la promesa de pago incorporada en el documento por el


endoso;
f) Avalista es el que afianza el pago del documento por
alguno de los obligados;
g) Portador, tenedor o poseedor es quien adquiere el
título según su ley de circulación y tiene derecho a exigir la
prestación convenida.

Sección II

La emisión o giro de la letra de cambio

62. Carácter formal. La letra de cambio, como algunos


títulos de crédito, participa del carácter formal, esto es,
debe emitirse respetando determinadas solemnidades pres-
critas por la ley, bajo sanción de que si no se cumple con
ellas, no vale como tal (art. 2º de la Ley Nº 18.092). Reuni-
dos los requisitos formales, la letra de cambio tiene plena
eficacia jurídica debido a su carácter de título autónomo y
literal.
Las enunciaciones que debe contener la letra de cambio
obedeciendo a su carácter formal están determinadas por el
artículo 1º de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982.

63. Enunciaciones de la letra de cambio. Según el precepto


legal recién citado, la letra de cambio deberá contener las
siguientes enunciaciones:
1. La indicación de ser letra de cambio, escrita en el mismo
idioma empleado en el título. Se trata de una exigencia desti-
nada a fijar en la literalidad del título su carácter de efecto
de comercio, letra de cambio, para que así se le distinga de
otros de la misma categoría que contienen la promesa de pagar
una suma de dinero. De suerte que quien adquiera el docu-
mento sabrá, por su contenido literal, que se trata de una
letra de cambio. Es una enunciación esencial en el conteni-
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do de la letra; no puede suplirse por otra, aunque sea equiva-


lente.1-2

2. El lugar y fecha de su emisión. Tiene importancia esta


enunciación para los siguientes efectos:
a) Aplicación del principio lex locus regis actum: la ley del
lugar de la emisión rige la forma del documento (arts. 17 del
Código Civil y 263 del Código de Derecho Internacional Pri-
vado);

1 “El artículo 1º de la Ley Nº 18.092 establece que la letra de cambio

debe contener, entre otras menciones, la indicación de ser letra de cambio,


escrita en el mismo idioma empleado en el título.
La indicación es un término que significa acción y efecto de indicar. A
su vez, indicar es dar a entender o significar una cosa con indicios y señales.
De acuerdo con el sistema que impera en todo nuestro derecho actual y
especialmente en la rama comercial, no puede sostenerse que los indicios o
señales que debe contener un documento para ser letra de cambio deban
consistir en términos solemnes, pues el formalismo ha sido desterrado de
las leyes modernas, siendo las instituciones lo que son por su naturaleza y
no lo que se dice que son. Lo importante es que del tenor del documento
no quepa duda de que se trata de una letra de cambio, en sus aspectos
formales.
De este modo, reuniendo los documentos en cuestión los requisitos de
forma a que se refiere el artículo 1º de la ley indicada, constando en los
formularios que contienen los datos, informaciones, indicios y señales pro-
pios de una letra de cambio, que incluso mencionan textualmente las pala-
bras ‘se servirá pagar por esta… de cambio’, solo puede concluirse que se
trata de dichos instrumentos de crédito y no de otros, sin que sea indispen-
sable que aparezcan encabezados con las palabras sacramentales ‘Letra de
Cambio’.” Santiago, 23 de enero de 1986, Gaceta Jurídica Nº 67, p. 48 (C.
2º y 3º, p. 48).
Disentimos del criterio seguido en este fallo, porque la exigencia de
incluir en la letra la indicación de ser letra de cambio se estableció, siguien-
do la Ley Uniforme de Ginebra, para individualizar al documento y dife-
renciarlo de otros títulos de crédito representativos de dinero, y dicha
exigencia se cumple solamente con las expresiones “Letra de Cambio” es-
critas en el mismo idioma empleado en el título. El fallo no considera la
característica de la formalidad, propia de los títulos de crédito abstractos
como es la letra, en los cuales la falta de indicación de la causa en el
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b) Para establecer la época de vencimiento cuando se


trata de una letra girada a un plazo contado desde la fecha
del giro;
c) Determinar la capacidad del librador, librado y toma-
dor o beneficiario del documento. Deberá estudiarse dicha
capacidad al tiempo de la emisión del título.
La mención de la fecha de emisión es esencial, no así la
relativa al lugar, pues la ley señala que si la letra no indicare el
lugar de la emisión, se considerará girada en el domicilio del
librador, lo que es materia de prueba, por cuanto en el conte-
nido literal del documento no se expresa dicho domicilio.

documento se reemplaza por el rigor en el cumplimiento de las exigencias


formales, sin cuya observancia el título no es una letra de cambio sino que
se convierte en un documento diverso y no produce los efectos jurídicos de
esta clase de títulos. Tampoco se aviene la sentencia transcrita con la carac-
terística de literalidad, que es esencial y común a todos los títulos de crédi-
to, según la cual el contenido, extensión y modalidades del derecho
incorporado se determinan sólo por el tenor del documento y lo que no
está en el documento “no existe en el mundo”.
2 “De la exigencia del artículo 1º Nº 1 de la Ley Nº 18.092 de que la

indicación de ser letra de cambio debe inscribirse en el mismo idioma


empleado en el título, se deduce que la letra de cambio puede redactarse
en cualquier idioma, por difícil o poco conocido que sea, y no, necesaria-
mente, en castellano.
Por su parte, de los artículos 16 y 17 del Código Civil se desprende que
la forma de los instrumentos que se otorgan en país extranjero se determi-
na por la ley del lugar en que se extienden y se refiere a todo acto o
contrato que se celebre, conforme al principio internacional de derecho
privado, que establece que la forma de los actos y contratos se rige por la
ley del lugar en que han sido otorgados, doctrina aplicable también a las
letras de cambio para establecer si ella es regular en cuanto a su forma, en
el país en que fuere expedida.
Nuestra jurisprudencia participa de la doctrina consagrada en el Código
de Bustamante de que cada uno de los actos a que da origen la letra de
cambio, en el camino que recorre, queda sujeto a la ley del Estado donde el
acto se ejecuta. Esta es la regla general, así el giramiento se rige por las
leyes donde se hace; la aceptación, en conformidad a la legislación del
Estado en que se efectúa; lo mismo ocurre con el endoso, el protesto, el
aval, el pago, etc.
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3. La orden, sujeta a condición, de pagar una cantidad deter-


minada o determinable de dinero. Esta cláusula es esencial por-
que se refiere a la finalidad que se persigue al emitir la letra
de cambio: pagar una suma de dinero.3 Esto es el contenido
de la prestación incorporada o conectada al título, que per-
mite diferenciar la letra de cambio de otros títulos de crédito
que otorgan derechos respecto de determinadas mercaderías
(carta de porte, conocimiento de embarque, certificados
warrants) o participación social (acciones). Por el hecho de
que mediante la letra se promete pagar una suma de dinero
es ella que pertenece a la categoría de los efectos de comer-
cio. Vale la pena destacar que el legislador se interesa en
poner de relieve, en la emisión misma de la letra, que la
promesa de pagar la suma de dinero no puede quedar sujeta
a condición, lo que concuerda con los requisitos de fondo de

El hecho de que el ejecutante no haya acompañado junto con su de-


manda y agregación de letras de cambio su traducción o haya solicitado
que el tribunal designara perito como lo dispone el artículo 347 del Código
de Procedimiento Civil, no quita a los documentos la calidad de títulos
ejecutivos, ya que para que revistan tal calidad sólo es necesario que cum-
plan en su forma con las leyes del lugar en que fueron otorgados y hayan
sido aceptados de acuerdo a las leyes en que se exige su cumplimiento.
En consecuencia, procede rechazar la excepción de falta de alguno de
los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que el título
tenga fuerza ejecutiva fundada en este hecho”. Tercer Juzgado de Letras de
Concepción, 8 de noviembre de 1983, Gaceta Jurídica Nº 33, p. 46. Nota: la
Corte Suprema acogió el recurso de queja interpuesto por el ejecutante en
contra de la Corte de Apelaciones de Concepción, que había revocado el
fallo de primera instancia con fecha 27 de septiembre de 1984, rol Nº 5.469,
con lo cual se confirma la doctrina de la sentencia transcrita.

3 “La determinación de la cantidad que por una letra de cambio el

librado manda a pagar, es un requisito de su esencia, puesto que si se


suprime, el título sufre un menoscabo en su validez y eficacia, porque se
hace imposible precisar el monto de la obligación de dinero que contiene y
cuyo cumplimiento interesa al poseedor” (C. Apelaciones Departamento
Pedro Aguirre Cerda, 24 de abril de 1981, R., t. LXXVIII, sec. 4ª, p. 48).
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la aceptación, que debe ser pura y simple, para dar certeza,


seguridad y seriedad a la prestación.
Interesa asimismo señalar que la cantidad de dinero pue-
de ser determinada o determinable, toda vez que se permite
ahora girar la letra en moneda extranjera, en unidades de
fomento, y convenir intereses, todo lo cual hace que la canti-
dad o suma de dinero deba determinarse en fecha posterior,
generalmente a la época del pago. No se exige que el impor-
te de la letra se escriba en palabras y en cifras, como lo exigía
el Código de Comercio en su artículo 636. Según el artícu-
lo 6º de la Ley Nº 18.092, vigente en la materia, si el importe
de la letra de cambio apareciere escrito a la vez en palabras y
cifras, valdrá la suma escrita en palabras en caso de diferen-
cia entre unas y otras. Según el artículo 20 de la Ley Nº 18.010,
no hay inconveniente en girar una letra en moneda extranje-
ra o pagadera en moneda extranjera y su forma de pago se
determinará por las reglas de esa disposición.
4. El nombre y apellido de la persona a que debe hacerse el pago
o a cuya orden debe efectuarse. Se trata del tomador o beneficia-
rio de la letra de cambio, a quien debe hacerse el pago de la
suma librada o a su orden. Como la letra de cambio se ha
desvinculado del contrato de cambio, lo que en el derecho
chileno se logró con el Decreto Ley Nº 777, de 19 de diciem-
bre de 1925, puede girarse a la orden o a cargo del propio
librador, principio que se reitera en el artículo 3º de la Ley
Nº 18.092, de 14 de enero de 1982. No es esencial que la
letra de cambio se gire a la orden; ella puede ser también
nominativa. La cláusula “a la orden” es un elemento de la
naturaleza de la letra de cambio. Aun no librada expresa-
mente a la orden, la letra es transferible por endoso, meca-
nismo que se aplica sólo para la circulación de los títulos
emitidos a la orden (art. 18 de la Ley Nº 18.092).
En relación con la enunciación del beneficiario, se ha
planteado la cuestión de determinar la validez de la letra de
cambio cuyo tomador o beneficiario se designa por el cargo
o función que desempeña. Una interpretación exegética de
Derecho Comercial 111

la ley conduciría a pensar que en este caso no estamos en


presencia de una letra de cambio (art. 1º Nº 4º y art. 2º de la
Ley Nº 18.092). Sin embargo, creemos que cuando la deter-
minación del beneficiario por cargo o función no ofrece du-
das, debería admitirse el título como letra de cambio,
siguiendo la costumbre que se aplica en materia de cheques,
en los cuales es frecuente que la orden de pago librada con-
tra un banco beneficia, por ejemplo, al “tesorero provincial”.
5. El nombre, apellido y domicilio del librado. Es una men-
ción esencial destinada a determinar en la letra de cambio la
persona a cuyo cargo se gira el documento. El librado no
toma parte en el acto de emisión del título –salvo el caso que
sea a la vez librador–, cuyas obligaciones nacen por el acto
unilateral de quien la suscribe, sobre todo cuando la letra se
emplea en la ejecución de un contrato de cambio. El librado
no contrae obligación alguna mientras no admita o acepte
pagar la letra poniendo su firma en el documento. Desde
que acepta asume responsabilidad cambiaria y está obligado
frente al portador legítimo a satisfacer el importe del efecto
de comercio. Generalmente el librado presta su aceptación
coetáneamente con la emisión o giro de la letra, porque es
deudor del librador-beneficiario o ha recibido mercaderías u
otros valores para cubrir su aceptación.
De conformidad con la regla contenida en el inciso final
del artículo 1º de la Ley Nº 18.092, si hubiere varios librados
deberá indicarse un domicilio único para todos ellos. Se ad-
mite en el derecho vigente la pluralidad de librados. Así, el
artículo 4º de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré dispo-
ne: “Si una letra se girare contra varias personas, todas ellas
se considerarán librados, a menos que expresamente se hu-
biere designado algún orden, en cuyo caso se entenderá como
librado sólo al que aparezca en primer lugar en el documen-
to y los demás como librados subsidiarios en el orden señala-
do”. La legislación anterior, bajo la vigencia del Código de
Comercio, admitía la pluralidad de librados, que podría ser
simplemente conjunta o alternativa. Es importante la plurali-
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dad de librados y forma como se les señala en la letra para


los efectos del protesto por falta de aceptación. Mediante ella
el librador ofrece varios deudores.
6. El lugar y la época de pago. Durante la vigencia del ar-
tículo 633 del Código de Comercio, el lugar en que debía
verificarse el pago sólo se incluía en el documento como
enunciación obligatoria del mismo, si éste era distinto de
aquel en que el librado se hallare domiciliado.
En la actualidad, el artículo 1º de la Ley sobre Letra de
Cambio y Pagaré contempla, entre las enunciaciones que debe
contener la letra, el lugar y la época del pago. El lugar del
pago es sin duda importante de señalar para saber dónde
debe cumplirse la prestación que consiste en pagar una suma
de dinero y para los efectos del protesto por falta de pago,
que debe recabarse ante el notario del lugar del pago.
Cuando la letra de cambio se emplea como medio de
circulación, de pago o de crédito, no es trascendente señalar
el lugar del pago. Concordante con lo que acabamos de ex-
presar, el artículo 1º Nº 6 de la ley en estudio prescribe: “No
obstante, si la letra no indicare el lugar del pago, éste deberá
hacerse en el domicilio del librado señalado en el documen-
to”. Así guarda también relación con la regla del derecho
común que dispone que el pago debe hacerse en el domici-
lio del deudor cuando no se ha estipulado en la convención
(art. 1588 del Código Civil). La enunciación del lugar del
pago no es esencial en la letra de cambio; es un elemento de
la naturaleza.
Con respecto al lugar del pago conviene asimismo tener
presente la regla contenida en el artículo 5º de la Ley
Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra de Cambio y
Pagaré. Esta norma establece que la letra de cambio puede
girarse para ser pagada en el domicilio de un tercero, ya sea
en la localidad en que el librado tenga el suyo o en otra
distinta. Como la letra de cambio es un título de crédito, uno
de cuyos rasgos característicos es la literalidad, tal conven-
ción debe figurar en el texto de la misma, de manera que el
Derecho Comercial 113

obligado y el portador legítimo puedan, con el simple exa-


men o lectura del título, advertir que ella debe pagarse en el
domicilio de un tercero. Esta norma contiene en el fondo
una modalidad que puede emplearse en el giro o emisión de
la letra de cambio, pero para que tenga efectos cambiarios
debe estar literalizada.
Asimismo, vale la pena señalar que, de conformidad con
lo previsto por el artículo 43 de la Ley Nº 18.092, el librado
puede indicar en su aceptación un domicilio o residencia
diferente del que resulte del texto de la letra, para que en
ella se efectúe el pago, siempre que esté ubicado en la misma
provincia. Agrega esta disposición en su inciso 2º que “la acep-
tación para pagar en cualquier lugar fuera de dicha provin-
cia produce los efectos señalados en el inciso segundo del
artículo precedente”, esto es, equivale a un rechazo de la
aceptación.
Finalmente, digamos que, según el artículo 53 de la Ley
Nº 18.092, siempre que el tenedor de una letra de cambio
aceptada fuere un banco o una sociedad financiera, ya sea
como beneficiaria o como endosataria del título, el pago de-
berá hacerse en la oficina que tenga en su poder la letra y
que esté situada en la comuna en que corresponda hacer el
pago. Debe informarse al aceptante del lugar preciso en que
se efectuará el pago.
En cuanto a la época de vencimiento o del pago, el legis-
lador, al igual que en el artículo 633 del Código de Comer-
cio, hoy derogado, emplea correctamente esta expresión, ya
que efectivamente, según la forma como se gira la letra de
cambio, hay un período, lapso o época de pago. Cuando la
letra no contiene una fecha de vencimiento se considera pa-
gadera a la vista o presentación. La época de vencimiento es
también una enunciación de la naturaleza del documento;
no es esencial.
En virtud de lo previsto por el artículo 48 de la Ley sobre
Letra de Cambio y Pagaré, la letra puede ser girada: a la vista,
a un plazo de la vista, a un plazo de la fecha del giro y a día
114 Ricardo Sandoval López

fijo y determinado. Agrega esta norma que no vale como


letra de cambio la girada a otros vencimientos o a vencimien-
tos sucesivos. Cuando tratemos del vencimiento y pago de la
letra de cambio explicaremos estas diversas formas de conve-
nir la época del pago.
7. La firma del librador. El girador o librador es quien crea
o emite el efecto de comercio denominado “letra de cam-
bio”, de suerte que su firma no puede faltar en el título de
crédito, pues es un elemento esencial. Si no contiene la fir-
ma del librador, no debe considerársele como letra de cam-
bio (art. 2º de la Ley Nº 18.092). Bajo la responsabilidad del
librador, su firma puede estamparse por otros procedimien-
tos que se autoricen en el reglamento (que deberá dictarse)
y en los casos y con las formalidades que en él se establezcan
(art. 1º).
Girar o librar una letra puede hacerse por cuenta propia
o en nombre y representación de otra persona, siendo acon-
sejable, en este último caso, que se exprese por cuenta de
quién se actúa. Sin embargo, de acuerdo con la norma conte-
nida en el artículo 8º de la Ley sobre Letra de Cambio y
Pagaré, la persona que firma una letra de cambio como re-
presentante o a ruego de otra, de la que no tiene facultad
para actuar, se obliga por sí misma en virtud de la letra; y si
hubiere pagado, tiene los mismos derechos que tendría el
supuesto representado. Agrega la disposición que esta misma
regla se aplica al representante que se ha excedido en su
poderes.4

4 El artículo 1º Nº 3 del Decreto Ley Nº 3.475, de 1980, sobre Impuesto

de Timbres y Estampillas, grava con un tributo del 0,1% sobre su monto


por cada mes o fracción que medie entre la emisión del documento y la
fecha de vencimiento del mismo, no pudiendo exceder del 1% la tasa que
en definitiva se aplique. Sobre base imponible de letras de cambio en blan-
co, véase Manual de Consultas Tributarias Nº 79, julio de 1984, p. 11002.
La renovación del plazo de vencimiento, según el inciso 3º del Nº 3 del
artículo 1º, debe quedar afecta al impuesto indicado, si por efecto de dicha
Derecho Comercial 115

64. Sanción por falta de requisitos esenciales. La sanción está


contenida en el artículo 2º de la Ley Nº 18.092, que señala
imperativamente: “El documento en que no se cumpla con
las exigencias del artículo precedente no valdrá como letra
de cambio”. La norma es más precisa que la contemplada en
el derogado artículo 641 del Código de Comercio, que esta-
blecía que la letra en la que faltara alguna de las formalida-
des legales sería considerada como simple pagaré firmado
por el librador a favor del tenedor.5-6

renovación el plazo de vencimiento se extiende a más de un mes contado


desde la emisión del documento, desde la llegada del mismo al país o desde
la última renovación pactada, según el caso (Manual de Consultas Tributa-
rias Nº 65, 1983, p. 8369).
Según el artículo 26 del texto legal citado, el documento que no contiene
el pago del impuesto de timbres y estampillas carece de mérito ejecutivo.

5 “Al tenor de lo dispuesto en el artículo 2º de la Ley Nº 18.092, la falta

de firma del librador en una letra de cambio no trae aparejada la nulidad


del documento”, C. Talca, 18 de agosto de 1988, en Jurisprudencia al Día,
sentencia 193, p. 885 (C. 1, p. 885).
La Corte Suprema declaró sin lugar el recurso de queja interpuesto
contra este fallo, con fecha 5 de junio de 1989, Rol Nº 8.346, con lo cual se
mantuvo la doctrina contenida en él.
Concordamos con la doctrina de la sentencia transcrita precedentemen-
te, porque el hecho que una letra de cambio no tenga una de sus enuncia-
ciones esenciales implica que no valdrá como letra de cambio, es decir, no
producirá los efectos jurídicos que la normativa vigente reconoce a este
título de crédito, pero no significa que sea nula, sino que se convierte en
un acto jurídico diferente, en este caso, un instrumento privado que da
cuenta de la existencia de un derecho y de una obligación, en el caso de
estar suscrito por alguna persona, que puede ser utilizado como documen-
to base para constituir un título ejecutivo por confesión de deuda o recono-
cimiento de firma, pero no beneficia de las características de necesariedad,
literalidad, autonomía, abstracción ni formalidad propias de la letra de
cambio, ni tampoco está amparada por las acciones cambiarias.
6 “Los artículos 1º y 2º de la Ley Nº 18.092 establecen que valdrá como

letra de cambio sólo el documento que contenga todas las exigencias con-
templadas en el primer precepto citado, entre las cuales figura la firma del
116 Ricardo Sandoval López

Por otra parte, el artículo 7º de la ley vigente dispone


que la incapacidad de alguno de los signatarios de una letra
de cambio, el hecho de que en ésta aparezcan firmas falsas o
de personas imaginarias, o la circunstancia de que, por cual-
quier motivo, el título no obligue a alguno de los signatarios
o a las personas que aparezcan como tales, no invalidan las
obligaciones derivadas del título para las demás personas que
lo suscriben. Esta norma consagra el principio de la indepen-
dencia de las firmas, que ya había sido recogido por el artícu-
lo 635, hoy derogado, del Código de Comercio.
Revela asimismo el carácter autónomo de la declaración
instrumental incorporada en la letra de cambio, en cuanto a
que se prescinde subjetivamente de los vicios que puedan
originarse en las sucesivas transferencias del documento. Equi-
vale también a decir que la declaración documental que con-
tiene el título de crédito letra de cambio es de naturaleza
unilateral, abstracta, con prescindencia objetiva de la rela-
ción fundamental que pudo existir al origen del documento,
ya que la incapacidad de alguno de los firmantes, la existen-
cia de firmas falsas o de personas imaginarias o la circunstan-
cia de que por cualquier motivo el título no obligue a alguno
de los signatarios, no invalida las obligaciones que derivan
del título para las demás personas que lo suscriben. En otras
palabras, quienes intervienen en la letra con la aposición de
su firma quedan obligados por este hecho, con prescinden-
cia de la relación fundamental y los vicios que se generen en
la transferencia del título.

librador, esto, la persona que ordena pagar una cantidad determinada de


dinero, y de acuerdo a los antecedentes de autos, el documento de autos
no contiene la firma del librador, pues la estampada en él corresponde a la
persona a quien se ordenaba hacer el pago, esto es, el librado”.
“Se han infringido, por tanto, los artículos 434 y 435 del C. P. C., al
atribuirle al referido documento el carácter de letra de cambio”. Fallo de
primer grado, Osorno, 1º de octubre de 1997. C. de Valdivia, 12 de marzo
de 1998, y Corte Suprema, 22 de diciembre de 1998, Gaceta Jurídica Nº 222,
p. 59.
Derecho Comercial 117

65. Enunciaciones posteriores al giro. No obstante que el le-


gislador reglamenta detalladamente las menciones que debe
contener la letra de cambio, bajo sanción de que si no las
contempla el documento que se extienda no será considera-
do como letra, ello no significa que el giro o emisión sea un
acto único en el cual el librador llene todas las exigencias
legales del título.
Se permite, en consecuencia, que puedan incorporarse
enunciaciones al contenido de la letra con posterioridad de
su creación o libramiento. En efecto, el artículo 11 de la Ley
sobre Letra de Cambio y Pagaré señala: “Sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 2º, si la letra de cambio no contiene
las menciones de que trata el artículo 1º, cualquier tenedor
legítimo podrá incorporarse antes del cobro del documento,
sujetándose en todo ello a las instrucciones que haya recibi-
do de los obligados al pago de la letra. Si se llenare en con-
travención a las instrucciones, el respectivo obligado podrá
eximirse de su pago probando tal circunstancia. Esta exone-
ración de responsabilidad no podrá hacerse valer respecto
del tenedor de buena fe.
Todo lo anterior no obsta al ejercicio de las acciones
penales que fueren procedentes”.
Es curiosa esta disposición legal, no sólo porque constitu-
ye una novedad con respecto a la legislación anteriormente
en vigencia, sino porque crea una excepción que puede opo-
nerse al pago por el obligado probando que se incorporaron
las enunciaciones de la letra en contravención a sus instruc-
ciones, a menos que se trate de un tenedor de buena fe.
Como la buena fe se presume, el obligado deberá probar la
mala fe del tenedor legítimo que no cumplió sus instruccio-
nes en el lleno del documento, para eximirse del pago, sin
perjuicio de intentar las acciones penales correspondientes
por abuso de firma en blanco, falsificación, etc., según sea
procedente. Esta norma importa el reconocimiento de la le-
tra en blanco, es decir, aquella que al tiempo de su emisión
está incompleta.
118 Ricardo Sandoval López

66. Giro de la letra y relaciones jurídicas de origen. En la


mayoría de los casos, la emisión de un título de crédito tiene
su origen en la existencia de una relación jurídica subyacen-
te o fundamental; interesa en consecuencia saber qué efecto
tiene el libramiento, aceptación o transferencia del docu-
mento respecto de dicha relación. El legislador, en el artícu-
lo 12 de la Ley número 18.092, ha venido a poner término a
las cuestiones a que daba lugar la interpretación de los ar-
tículos 124 del Código de Comercio hoy derogado y 37 de la
Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, haciendo
hincapié en que la redacción del precepto tampoco ha sido
afortunada. En efecto, según la norma legal citada: “El giro,
aceptación o transferencia de una letra de cambio no extin-
guen, salvo pacto expreso, las relaciones jurídicas que les
dieron origen, no producen novación”. Es claro que no es lo
mismo la extinción de las relaciones jurídicas subyacentes
que la novación, que siendo un modo de extinguir obligacio-
nes comporta el nacimiento de un nuevo vínculo obligacio-
nal. El legislador debió dejar en claro que la emisión,
aceptación, endoso o circulación de la letra no producen la
extinción de las relaciones jurídicas que le dieron origen ni
tampoco causan novación.
Agrega la disposición del artículo 12 de la ley que co-
mentamos que el pago de una letra emitida, aceptada o
endosada para facilitar el cobro de una obligación o para
garantizarla, la extingue hasta la concurrencia de lo paga-
do. Aquí se mantiene un principio de general aplicación en
el derecho, porque la letra de cambio ha sido utilizada como
documento para instrumentalizar un determinado crédito,
en todo o en parte, de forma que su pago consecuencial-
mente extinguirá el todo o parte del crédito que le sirve de
soporte.7-8

7 “De acuerdo con el texto del artículo 12 inciso 2º de la Ley Nº 18.092,

se infiere que la letra de cambio puede ser girada para garantizar o facilitar
Derecho Comercial 119

67. Menciones facultativas. A ellas se refiere el artículo 13


de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, de 14 de enero de
1982. Se trata de enunciaciones facultativas que pueden agre-
garse a la letra de cambio, que no son de su esencia, de
modo que si no se pactan su omisión carece de efectos jurídi-
cos. Las menciones facultativas a que alude el precepto legal
recién citado son las siguientes:
a) Indicación de la comuna dentro de la cual esté ubica-
do el lugar del pago. Esta enunciación puede ser útil sobre
todo en las grandes aglomeraciones urbanas, como Santiago,
Concepción, Valparaíso, Viña del Mar, que han debido divi-
dirse por razones de orden administrativo en numerosas co-
munas. Así, el obligado tendrá mayor información para ubicar
el lugar del pago del título de crédito.
b) La cláusula de ser reajustable la cantidad librada, que
se expresará mediante la palabra “reajustable” u otra igual-
mente inequívoca. Esto constituye efectivamente una nove-

el cobro de una obligación, razón por la cual el beneficiario del instrumen-


to mercantil –ejecutante en el caso de autos– dispone de dos títulos distin-
tos para hacer efectiva la misma obligación: la que emana del negocio
causal y la que emana de la letra de cambio como instrumento de crédito”,
C. San Miguel, 14 de diciembre de 1990, Gaceta Jurídica Nº 126, p. 55
(C. 14, p. 57).
Nos parece acertado el criterio de solución empleado en esta sentencia,
sin embargo hacemos presente una impropiedad en el empleo del lenguaje
jurídico, puesto que el ejecutante del caso disponía de dos clases de acciones
diversas y no de dos títulos. Las acciones extracambiarias provenientes de la
relación jurídica subyacente a la expedición de la letra y las acciones cam-
biarias emergentes de la letra misma, pero el título de crédito era uno solo.
8 “Las obligaciones emanadas de una letra de cambio son autónomas, en

cuanto se bastan a sí mismas, y abstractas, por ser independientes del contrato


de que emanan, como lo expresa el artículo 12 inciso 2º de la Ley Nº 18.092.
Por otra parte no puede pretenderse que antes de ser ejercida la acción cam-
biaria derivada de la letra de cambio, deba tramitarse un juicio declarativo que
determine si existe la deuda de que se trata. En consecuencia, procede recha-
zar la excepción relativa a la falta de fuerza ejecutiva del título invocado”, C.
Santiago, 4 de marzo de 1998, Gaceta Jurídica Nº 213, p. 101.
120 Ricardo Sandoval López

dad en relación con el derecho anteriormente aplicable en


la materia. Al permitir que la cantidad girada pueda variar
como consecuencia de la variación que experimenta un indi-
cador determinado, se está reconociendo que se pretende
preservar “el valor” de lo que se ha dado o pagado con moti-
vo de la creación del título. Se trata de mantener el valor de
la prestación que contiene la letra: pagar una suma de dine-
ro, reconociendo los efectos jurídicos que ocasiona la depre-
ciación monetaria.
Establecida la posibilidad de agregar la cláusula de reajus-
te en la letra de cambio, el legislador reglamentó asimismo la
forma como opera. En efecto, de acuerdo con lo previsto por
el artículo 14 de la ley en estudio, en las letras con cláusula de
reajuste la cantidad librada se ajustará conforme a las reglas
que el documento señale. Si no se indica el sistema de reajuste
en el título de crédito, se aplica el de las operaciones de crédi-
to de dinero vigente a la época de la emisión de la letra. El
régimen de reajuste en las operaciones de crédito de dinero
está reglamentado por la Ley Nº 18.010, de 27 de junio de
1981, sobre la base del valor de la unidad de fomento.
Finalmente se expresa que la indicación de sistemas de
reajuste prohibidos por la ley se tendrá por no escrita.
c) La cláusula de intereses, los que corren desde la fecha
en que la letra se gira hasta la de su pago efectivo, a menos
que en el título se indiquen otras fechas. Los intereses se
calculan sobre la cantidad reajustada, si la letra contiene la
cláusula de reajuste, salvo mención expresa en contrario. Con
la reajustabilidad de la cantidad librada se pretende, como
dijimos, conservar el valor de la prestación, que siga siendo
el mismo desde la fecha de la emisión del título hasta la de
su pago, que se pueda pagar la misma cantidad de bienes o
servicios con la suma librada en una u otra ocasión. En cam-
bio, con la cláusula de intereses se pretende remunerar al
capital por el crédito que se instrumentaliza en la letra de
cambio. De ahí que el interés se calcule sobre la cantidad
reajustada, en su caso, a menos que se exprese lo contrario.
Derecho Comercial 121

Constituye asimismo una novedad interesante permitir que


en la letra de cambio se puedan pactar intereses, lo que antes
quedaba sólo reservado al pagaré. Concordante con la posi-
bilidad de agregar la enunciación sobre reajuste y sobre inte-
reses es que el artículo 1º Nº 3 de la ley se refiere a la orden,
no sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o
determinable de dinero, como mención esencial en el conte-
nido de la letra de cambio.9
d) La cláusula “devuelta sin gastos” o “sin obligación de
protesto”. Con la mención facultativa “devuelta sin gastos” se
establece la primera relación entre el librador y el beneficia-
rio. Si llegado el día del vencimiento el librado no paga la
letra, debe protestarse el documento, en tiempo y forma,
bajo sanción de caducidad de los derechos del portador en
contra del librador y endosantes (perjuicio). Mediante la cláu-
sula “devuelta sin gastos” el librador deja establecido en el
título que él no paga los gastos que ocasione el protesto de la
letra, que normalmente le corresponden; éstos son de cargo
del portador de la letra.
La cláusula “sin obligación de protesto”, como lo expre-
sa, tiene el efecto de relevar al portador de la carga de dejar
constancia fehaciente de la no aceptación o pago de la letra,
libera del protesto. Sin embargo, el legislador, en el Nº 4 del
artículo 13 de la Ley Nº 18.092, parece hacerlas sinónimas al
emplear las expresiones “la cláusula ‘devuelta sin gasto’ o
‘sin obligación de protesto’”. Si hubiere querido hacerlas di-
ferentes las habría ubicado en diversos numerandos dentro
de la disposición citada.
Nuestro criterio de interpretación queda corroborado con
lo establecido en la regla del artículo 74 de la ley, que dice:

9 El artículo 6º del Decreto Ley Nº 1.533 señala que los intereses se

consideran líquidos cuando en el título o en la ley se establece la forma


para determinarlos. Así, la letra de cambio que contiene la forma de deter-
minar los intereses tiene liquidez como título ejecutivo.
122 Ricardo Sandoval López

“La cláusula ‘devuelta sin gastos’ o ‘sin protesto’ y la que fija


el plazo para presentar la aceptación, puestas por el librador,
producen efectos respecto de todos los firmantes de la letra.
Estampadas por algún otro obligado, sólo producen efectos
respecto de éste”.10
e) Otras menciones que no alteren la esencia de la letra.
Entre éstas podría agregarse a la letra la cláusula “sin más
aviso”, que significa que el librado debe pagar sin esperar
nueva orden del librador. Asimismo puede enunciarse facul-
tativamente la cláusula “según aviso”, en virtud de la cual el
librado no debe aceptar o pagar el documento mientras no
reciba aviso del librador confirmándole el encargo de pagar
la suma librada. Es importante esta cláusula porque permite
al librado conocer con anticipación la fecha del pago y la
autenticidad del título.

68. Adulteración de la letra. La adulteración de la letra


puede considerarse como una alteración del documento he-
cha contra la voluntad de los emisores o suscriptores, con
fines maliciosos. El legislador mercantil no puede ocuparse
de sancionar esta figura delictiva desde el punto de vista re-

10 “De acuerdo con las cláusulas denominadas ‘devuelta sin gastos’, ‘regreso

sin gastos’ o ‘sin protesto’, el portador queda dispensado de la obligación de


protestar la letra por falta de aceptación o por falta de pago. El objeto de tal
estipulación es el de evitar al portador negligente las molestias y gastos del
protesto y las consecuencias legales que de tal omisión se deriven”, C. San
Miguel, 16 de abril de 1984, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 81,
sec. 2ª, p. 40 (c. 11, p. 43); véase además: Gaceta Jurídica Nº 46, p. 81.
Sabemos que la consecuencia legal más importante de la falta de protes-
to oportuno y formal es el perjuicio de la letra, esto es, la caducidad de las
acciones indirectas del portador contra el librador, los endosantes y los
avalistas de ambos, a menos que la letra lleve inserta precisamente la cláusu-
la devuelta sin gastos o sin obligación de protesto. El aceptante y su avalista
nunca pueden invocar en su favor el perjuicio de la letra, porque son
deudores contra quienes se ejercita la acción directa, que no requiere de
protesto.
Derecho Comercial 123

presivo, porque ello corresponde a la legislación penal. De


ahí se explica que la ley que comentamos se limite sólo a
regular los efectos que desde el punto de vista del título de
crédito implica su adulteración.
De conformidad con la norma del artículo 15 de la Ley
sobre Letra de cambio y Pagaré, en caso de adulteración de
una letra los signatarios anteriores se obligan conforme al
texto original y los posteriores conforme al nuevo texto. Cons-
tituye aspecto separado la sanción que pudiera merecer el
autor de la adulteración.
Reitera este artículo el principio de la independencia de
las firmas llevado a sus consecuencias más extremas, con tal
de preservar la eficacia del título de crédito.

69. Alteración del texto de la letra de cambio. No obstante


que la letra de cambio, como todo título de crédito, se carac-
teriza por su literalidad, es decir, que el contenido, exten-
sión, alcance o modalidad del derecho incorporado en ella
se determina por su tenor literal, el legislador permite, me-
diante cierta forma, la alteración de su texto. En efecto, se-
gún lo previsto en el artículo 16 de la Ley sobre Letra de
Cambio y Pagaré, cualquiera de los obligados al pago de una
letra puede, mediante una nueva firma, consentir en una
alteración de su texto, quedando obligado en los nuevos tér-
minos que se indiquen. No se vulnera el principio de la lite-
ralidad porque la alteración exige nueva firma del obligado y
sólo éste queda comprometido a cumplir la prestación en la
forma que se indique. La alteración de la letra debe literali-
zarse en su texto con la nueva y obliga a quien la suscribió en
los nuevos términos.

70. Ejemplares de la letra. El extender la letra en varios


ejemplares era una obligación que la antigua legislación ha-
cía pesar sobre el librador con respecto del tomador o bene-
ficiario. El giro de varios ejemplares hace desaparecer los
riesgos de una eventual pérdida del título y facilita su nego-
124 Ricardo Sandoval López

ciación, permitiendo, por ejemplo, descontar un ejemplar


mientras los otros estén en circulación. Tales emisiones de la
letra en varios ejemplares suponen que el segundo y demás
deben llevar la cláusula de que no se les considera valederos
sino en el caso en que el pago no se verifique por la primera
o alguna de las anteriormente libradas.
La Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no
contiene reglas sobre la emisión de la letra de cambio en
ejemplares ni tampoco reglamenta la copia del título de cré-
dito en estudio. El legislador seguramente eliminó del texto
legal el problema de los ejemplares y copias de la letra de
cambio, considerando que se trataba de resabios de la época
en que se empleaba el documento en la ejecución del con-
trato de cambio, fundamentalmente. Nada impide sin embar-
go que puedan librarse varios ejemplares expresando que
sólo tendrán valor los segundos y siguientes no habiéndose
efectuado el pago por los anteriores. Deberá expresamente
indicarse esto último en el texto del documento como una
de aquellas menciones facultativas que no alteran la esencia
de la letra.

71. Obligaciones del librador. El librador común, esto es, el


que gira la letra en su propio nombre y por su propia cuenta,
tiene obligaciones con los tomadores o beneficiarios y con el
librado. Trataremos separadamente de estas obligaciones.

72. Obligaciones del librador con el o los tomadores. Bajo la


vigencia del Código de Comercio (art. 627, hoy derogado), el
emisor o creador de una letra de cambio tenía como obliga-
ción, en primer término, la de extender a favor de los tomado-
res el número de ejemplares que ellos exigían, con tal que lo
pidieran antes del vencimiento. Esta obligación no se consigna
en el texto de la Ley Nº 18.092, en actual vigencia.
Fundamentalmente, el librador de una letra de cambio
está obligado a garantizar a los beneficiarios, hasta el último
portador, la aceptación y pago del documento. Siendo el gi-
Derecho Comercial 125

rador el que crea el título, es el primer obligado al pago del


mismo, lo que es totalmente normal, salvo cuando el librado
admite el encargo y acepta pagar el documento, caso en el
cual el librador se mantiene sólo como garante de la prome-
sa incorporada al título.
La garantía se refiere a la aceptación y al pago de la letra.
Cuando el artículo 623 del Código de Comercio, hoy deroga-
do, definía el concepto legal de librador, definición que hoy
echamos de menos en el nuevo texto legal, no había duda
que siendo el girador el que contrae la obligación de hacer
pagar la cantidad convenida y libra o emite el documento,
garantizaba o estaba obligado a la aceptación y pago de la
letra.
El artículo 10 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré
dispone que el librador garantiza la aceptación y el pago de la
letra de cambio. Si el beneficiario no obtiene del librado la
aceptación de la letra, debe protestarla por falta de aceptación
y hacer efectivos sus derechos contra el librador, aun antes del
vencimiento, como se desprende de los artículos 79 y 81 de la
ley en vigencia. La ley permite en la actualidad que el girador
pueda eximirse de la responsabilidad de aceptación de la letra
de cambio, y aun cuando no se indica expresamente cómo
debe formalizarse esta exoneración, creemos que debe constar
en el texto del documento para que esté literalizada y produz-
ca efectos. Pero lo que no se admite es que el librador pueda
librarse de su obligación de garantizar el pago de la letra o
limitarla en alguna forma, teniéndose por no escrita cualquie-
ra enunciación o cláusula en este sentido.

73. Obligaciones del librador con el librado. Durante la vigen-


cia del Código de Comercio en la materia, el emisor o crea-
dor de la letra de cambio tenía una serie de obligaciones con
el librado fundadas en el supuesto vínculo contractual exis-
tente entre ambos: el mandato que el primero confería al
segundo. Así, de acuerdo con los artículos 648 y 649, hoy
derogados de nuestra principal codificación mercantil, el li-
126 Ricardo Sandoval López

brador debía comunicarle oportunamente al librado el en-


cargo que le hacía en la letra; estaba obligado a cubrirle los
desembolsos que hubiere verificado para llevar a cabo el man-
dato; a pagarle la comisión respectiva y a poner en sus ma-
nos, antes del vencimiento, los fondos destinados al pago de
la cantidad librada.
La Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, no consigna
ninguna de las obligaciones antes mencionadas del librador
para con el librado. Sin duda que no se trata de un olvido del
legislador en este sentido, sino de un cambio fundamental
destinado a desvincular la letra de cambio, título de crédito,
de toda raigambre contractual o convencional. Lamentable-
mente el legislador de 1982 no fue lo bastante osado como
para establecer en forma expresa que la letra de cambio con-
tiene una promesa unilateral de pagar una cantidad de dine-
ro; que esta declaración documental es no recepticia, en el
sentido de que no depende de la voluntad del sujeto a quien
se dirige; que es una declaración incondicionada, en cuanto
a que su exigibilidad no está sujeta a contraprestación por
parte de quien favorece; que es, en principio, una declara-
ción irrevocable, en cuanto a que una vez formulada e instru-
mentalizada no puede dejarse sin efecto, y que se trata de
una promesa de pago vinculante, que obliga a cumplir la
prestación correspondiente.
Sin embargo, no puede negarse el avance que significa la
promulgación de la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y
Pagaré, en cuanto a la consagración de algunos principios de
la Teoría General de los Títulos de Crédito que analizamos
en esta obra, particularmente el de la independencia de las
firmas, contenido expresamente en el artículo 7º, y el de la
autonomía, en el artículo 28. De las disposiciones de los ar-
tículos 7º y 79 de la ley se desprende que la declaración
incorporada al documento en la cual está formulada la pro-
mesa de pagar la cantidad girada, obliga a los firmantes en la
medida que hayan intervenido en el título poniendo su fir-
ma, con prescindencia de la relación jurídica subyacente que
Derecho Comercial 127

dio origen al libramiento de la cambial y de las relaciones


que tengan con quienes le transfieren el documento por su
ley de circulación, esto es, el endoso.

Sección III

La circulación de la letra de cambio: el endoso

74. Ideas generales. La letra de cambio es un efecto de


comercio que se emite a la orden, pudiendo girarse también
nominativamente. Esto significa que se concibe en su forma
esencial a nombre de una determinada persona, facultando a
ésta de modo expreso o implícito a transferir el documento
sin la intervención del librador. Es importante destacar el
carácter facultativo que tiene la transferencia o circulación
del documento emitido a la orden, de tal modo que si no
circula mediante el endoso, en todo caso es un título de
crédito. Los documentos a la orden tienen como ley de circu-
lación el endoso, esto es, un acto jurídico documental que se
hace efectivo mediante una declaración de voluntad exterio-
rizada formalmente al dorso del título, con la firma de quien
lo otorga. El endoso como declaración documental participa
de las características de las declaraciones de este tipo, que
integran la estructura del título de crédito, es decir, es no
recepticio, incondicionado y vinculante.

75. Definición legal de endoso. Según el artículo 17 de la


Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré, la noción de endoso se
define en los siguientes términos: “El endoso es el escrito por
el cual el tenedor legítimo transfiere el dominio de la letra,
la entrega en cobro o la constituye en prenda”. No cambia
fundamentalmente los términos que empleaba el artículo 655,
hoy derogado, del Código de Comercio, para definir este
concepto. El texto de la nueva ley no destaca en la definición
misma que el endoso es un escrito puesto al dorso de la letra
128 Ricardo Sandoval López

de cambio y demás documentos a la orden, con lo cual la


idea definida quedaba más clara y con un ámbito de aplica-
ción más vasto, sino que lo expresa en el inciso 2º del artícu-
lo 17, donde se refiere a la forma de este mecanismo de
circulación del título de crédito letra de cambio.
En la definición legal de endoso que transcribimos más
arriba se advierte que el legislador le interesa poner de relie-
ve las diversas funciones o efectos jurídicos que pueden con-
seguirse con el endoso: en primer término y esencialmente,
transferir el dominio del título; en segundo lugar, entregarlo
en cobro, y, finalmente, constituirlo en prenda.
Cualquiera que sea su finalidad, el endoso debe cumplir
con tres exigencias formales básicas: debe ser un acto escrito;
debe contener la firma del endosante, y debe literalizarse al
dorso del documento.11-12

11 “La hoja de prolongación en que se estampa el endoso de una letra de

cambio o pagaré y regulado por el artículo 17 de la Ley Nº 18.092, no es


una solemnidad especial, sino sólo un trozo de papel, que no está sujeto a
formalidad alguna y que sólo se adhiere al documento. La razón de la
existencia de una hoja de prolongación es permitir la escrituración de
circunstancias adicionales para las cuales ya no existe espacio en el docu-
mento mismo, posibilitándose que ello se consigne en dicha hoja. Lo que
interesa es que el acto jurídico que en ella se expresa corresponda a una
manifestación de voluntad, lo que resulta independiente del lado de la hoja
en la que ella conste. Las formalidades especiales, cuyas omisiones acarrean
la nulidad del acto de que se trata, son de derecho estricto y para que
produzcan tales efectos tienen que estar expresamente señaladas”, C. Su-
prema, 8 noviembre 1988, R.D.J., t. 85, sec. 1ª, p. 220 (C. 6, p. 202). Gaceta
Jurídica Nº 101, p. 23, y Jurisprudencia al Día, sent. 149, p. 701.
12 “Aplica correctamente las leyes que se suponen infringidas la senten-

cia que declara válido el endoso de un pagaré del que se deja constancia en
el anverso de una hoja de prolongación adherida al pagaré”, C. Suprema,
19 de julio de 1990, Fallos del mes Nº 380, sent. 12, p. 370.
Discrepamos abiertamente de la doctrina de los fallos transcritos prece-
dentemente, porque la Ley Nº 18.092 señala expresamente en el artículo 17
inciso 2º que “el endoso debe estamparse al dorso de la letra misma o de una hoja
de prolongación adherida a ella”. Al ser así lo lógico es que para que el endoso
sea tal debe estamparse al dorso de la hoja de prolongación de la letra. La
Derecho Comercial 129

76. Naturaleza jurídica y función económica del endoso. Anti-


guamente la circulación de los derechos se realizaba median-
te el procedimiento de la delegación y con este criterio se ha
pretendido explicar también la función de los títulos de cré-
dito en las operaciones de cambio. De esta manera, el endo-
so aparece como una nueva delegación en la cual el
beneficiario juega, a su turno, el rol de delegante y el nuevo
portador asume el carácter de delegado. Se complementaba
esta doctrina señalando que el librado habría aceptado de
antemano al nuevo acreedor. Ya hemos destacado que tanto
la cesión de créditos como la idea de delegación fueron re-
emplazadas en el proceso de circulación de los bienes y dere-
chos por los títulos de crédito. Son nociones superadas y lo
propio puede decirse respecto del endoso concebido como
una nueva delegación.
El endoso debe considerarse como una forma particular
de hacer circular los títulos a la orden, diversa de la cesión
de créditos mercantiles, cuya naturaleza es la de un acto jurí-
dico unilateral, documental, escrito, mediante el cual se hace
efectiva la declaración destinada a transferir el documento, a
entregarlo en cobro o a darlo en prenda.
Nos interesa asimismo destacar la función económica que
cumple el endoso en los títulos de crédito a la orden. En

hoja de prolongación no es un simple trozo de papel ni tampoco es cierto


que no está sujeta a formalidad alguna, como lo sostienen los sentenciado-
res, sino que se trata del sustrato material, del documento que integra la
estructura del título de crédito, y por lo mismo, los actos cambiarios que en
ella se estampan deben cumplir las exigencias formales que les son propias.
El legislador ha sido cuidadoso al regular las formalidades de los actos
cambiarios y en el caso del endoso, exige expresamente que se consigne al
dorso de la letra o de la hoja de prolongación adherida a ella. Asimismo,
tratándose del aval cambiario que normalmente debe perfeccionarse en el
anverso de la letra misma o de su hoja de prolongación, cuando se otorga
en el dorso debe contener, además de la firma del avalista, la expresión “por
aval” u otra equivalente, con el objeto de que no se confunda con el
endoso, que es el único acto cartáceo, como su nombre lo indica, que
siempre debe escriturarse al reverso o en el dorso del documento.
130 Ricardo Sandoval López

efecto, el beneficiario o portador de una letra de cambio


puede hacer circular la promesa de pago contenida o incor-
porada al documento mediante el endoso. De esta suerte,
como la letra se adquiere por su valor nominal, hoy incluso
reajustable y con intereses, en razón de las garantías que
recubren su pago, un comerciante puede, en consecuencia,
pagar a sus acreedores endosando el documento sin necesi-
dad de recurrir al dinero efectivo o a otros títulos de crédito.
Puede también, gracias a la circulación del título por el en-
doso, transferir la promesa de pago que el documento con-
tiene, generalmente librada a una fecha futura, a un Banco,
que estará dispuesto a cambiar ese valor diferido por uno
presente, aplicando un interés o cobrando una remunera-
ción por esta operación, llamada “descuento”.
Como podemos apreciar, el endoso, junto con permitir
jurídicamente la transferencia del título, facilita la circula-
ción del crédito incorporado en él, lo que en definitiva acele-
ra la circulación evitando la repetición de los pagos. Otro
tanto ocurre cuando el título contiene una prestación consis-
tente en la entrega de determinadas mercaderías: carta de
porte, conocimiento de embarque, certificados warrants, etc.,
y es emitido a la orden: el endoso permite al portador legíti-
mo reclamar las mercaderías o continuar haciéndolas circu-
lar sin desplazamiento físico de las mismas con un nuevo
endoso.

77. Diferencias entre la cesión ordinaria de créditos y el endoso.


El endoso traslaticio de dominio presenta las siguientes dife-
rencias con la cesión ordinaria de créditos:
a) En el endoso, la transferencia del documento a la or-
den opera por el simple hecho del escrito puesto al dorso y
firmado por el endosante. No requiere, como la cesión ordina-
ria, de la notificación o de la aceptación del deudor cedido;
b) Quien transfiere un documento a la orden por el en-
doso queda obligado solidariamente a su pago (art. 25 de la
Ley Nº 18.092); en cambio, el cedente de un crédito por el
Derecho Comercial 131

procedimiento de cesión ordinaria sólo responde de la exis-


tencia del crédito al tiempo de la cesión (art. 1907 del Códi-
go Civil).
c) La cesión ordinaria es una forma de tradición del
título y el cedente no puede transferir más derechos de los
que tiene. Siendo esto así, el deudor cedido puede oponer al
cesionario las excepciones personales que tenía contra el ce-
dente. En la transferencia de un título de crédito a la orden
mediante el endoso, el adquirente obtiene un derecho nue-
vo, que nace en él mismo, porque la tradición es originaria y
no derivativa, desvinculando de la relación fundamental y de
la persona que se lo transfirió. En consecuencia, el deudor
cedido de un crédito por endoso no puede oponer al cesio-
nario las defensas o excepciones que tenía contra el endo-
sante.

78. Características del endoso. Este mecanismo de circula-


ción de los títulos de crédito tiene las siguientes característi-
cas como acto jurídico:
a) Es accesorio, en cuanto a que está supeditado a la exis-
tencia de la letra de cambio o de cualquier otro título de
crédito a la orden. El endoso no existe por sí solo sino cuan-
do se ha creado un título (acto principal) al cual sirve como
vehículo de transferencia (acto accesorio);
b) Es solemne, toda vez que se trata de un acto escrito que
lleva la firma o impresión digital del endosante, puesta al
dorso del documento;
c) No condicionado, porque su existencia no puede sujetar-
se a condición, pero sí en cuanto a alguno de sus efectos. Así,
por ejemplo, el endosante puede exonerarse de la garantía
de aceptación o de pago o bien de ambas; puede asimismo
agregar a su endoso la mención “no endosable”. El carácter
no condicional del endoso en lo relativo a su existencia, es
de la esencia de este acto jurídico que facilita la circulación
de los créditos. El artículo 19 de la Ley Nº 18.092, sobre Le-
tra de Cambio y Pagaré, expresa esta característica: “El endo-
132 Ricardo Sandoval López

so debe ser puro y simple. Toda condición a que se subordi-


ne el mismo se reputa no escrita…”.
d) Debe ser total, por cuanto el endoso parcial no produce
efecto alguno. Así lo expresa el mismo artículo 19 de la ley
de la materia.

79. Idea de endosatario. Bajo la vigencia del Código de


Comercio que reglamentaba la letra de cambio, y a propósito
de ella el endoso, no existían reglas sobre endosatario.
La Ley Nº 18.092 dispone en su artículo 20 en favor de
quiénes puede efectuarse el endoso. Dicho en otros térmi-
nos, nos está indicando quiénes pueden ser endosatarios.
Según la norma legal recién citada: “El endoso puede efec-
tuarse en favor de un tercero, del librado o aceptante, del
librador o de cualquier otro obligado. Dichas personas pue-
den volver a endosar la letra”.
Los efectos del endoso serán diferentes según cual sea la
calidad que el endosatario tenga en la letra: librado o acep-
tante, librador o cualquier otro obligado, como otro endo-
sante, aval, etc. Si se trata de un tercero, los efectos serán los
que correspondan al tipo de endoso que se haga: en domi-
nio, en cobro o en garantía.
El hecho de que cualquiera de los endosatarios pueda
volver a endosar la letra da origen a la figura jurídica deno-
minada “endoso de retorno”.

80. Diversas clases de endoso. Este mecanismo de circula-


ción de los créditos a la orden puede clasificarse atendiendo
a sus requisitos formales y a las finalidades que con él se
persiguen. Según el primer criterio enunciado, debe distin-
guirse entre endoso regular, endoso irregular y en blanco. Es
endoso regular aquel que, además de la firma del endosante
o de la persona que lo extiende a su ruego o en su represen-
tación, contiene el lugar y la fecha de su otorgamiento, el
nombre del endosatario y la calidad del endoso. Constituye
endoso irregular aquel en el cual estampándose la firma del
Derecho Comercial 133

endosante se le agregan alguna o algunas de estas enuncia-


ciones: nombre del endosatario, fecha, lugar, pero no todas
ellas en conjunto. La ley se ha encargado de suplir la falta de
expresión de alguna de las enunciaciones en el endoso: cuan-
do se omite el lugar de su otorgamiento, se presume hecho
en el domicilio del endosante; si no contiene la fecha, se
presume hecho antes del vencimiento de la letra. En fin, el
endoso firmado por el endosante que no contenga el nom-
bre del endosatario, es endoso en blanco (art. 23). La sola
firma del endosante constituye también endoso en blanco.
El endoso en blanco autoriza al portador para llenarlo,
anteponiendo a la firma del endosante su propio nombre o
el de un tercero, y para transferir la letra, sin llenar el endo-
so, por la sola entrega del documento. El tenedor puede
asimismo endosar la letra en comisión de cobranza o en pren-
da (art. 24).
Según sus efectos, el endoso puede ser: traslaticio de do-
minio, en comisión de cobranza o en garantía. El endoso
traslaticio del dominio es el escrito puesto al dorso de un
título de crédito a la orden (letra de cambio en este caso),
por el cual se transfieren el dominio del documento y la
prestación incorporada a él. Para la legislación nacional vi-
gente, el endoso que no expresa otra calidad es traslaticio de
dominio y transfiere al endosatario todos los derechos que
emanan de la letra (art. 21). Con mayor razón, si se expresa
la finalidad de transferir el título de crédito en el escrito
puesto a su dorso, estamos en presencia del endoso traslati-
cio de dominio.
Cuando el endoso contiene la cláusula “valor en cobro”,
“en cobranza” u otra equivalente, importa mandato para el
cobro. Cuando se expresa la cláusula “valor en prenda”, “va-
lor en garantía” u otra equivalente, el endoso importa consti-
tución en prenda del título.

81. Endoso traslaticio de dominio. Como ya dijimos, mediante


él se transfiere el dominio del título y de los derechos que
134 Ricardo Sandoval López

emanan de él. En cuanto a la forma, el endoso traslaticio de


dominio puede ser regular o en blanco.
En cuanto a sus efectos, este endoso, por esencia, transfie-
re el dominio de la letra, constituye al endosante en garante
solidario de la aceptación y pago de la letra y origina la inopo-
nibilidad de excepciones personales. Trataremos separadamente
de cada uno de estos efectos del endoso en propiedad.

82. Transferencia de dominio de la letra. Mediante el endoso


traslaticio de dominio la cesión se perfecciona no sólo entre
endosante y endosatario, sino también respecto del aceptan-
te y de terceros que lleguen a ser portadores de la letra.
Conviene insistir que, según la Teoría General de los Títulos
de Crédito, el endosatario adquiere un derecho nuevo, autó-
nomo e independiente tanto de la relación subyacente cuan-
to de los anteriores tenedores del documento.
El endoso traslaticio de dominio es uno de los elementos
o requisitos de legitimación tratándose de la circulación de
los títulos a la orden.
La legitimación en los títulos de crédito es la situación
jurídica regulada por el derecho cambiario, en virtud de la
cual el portador regular de un título se halla facultado para
ejercer todas las potestades jurídico-económicas emergentes
del documento que presenta o exhibe al sujeto requerido
para cumplir la prestación representada y en virtud de la
cual éste cumple y se libera válidamente. Tiene un aspecto
activo y otro pasivo. La legitimación activa es el conjunto de
condiciones formales para que el acreedor o portador pueda
ejercitar válidamente las acciones que emanan del título. Tra-
tándose de títulos a la orden, estas condiciones son:
–Posesión del documento;
–Presentación o exhibición del título, e
–Identificación del portador.
La legitimación pasiva significa que el deudor se libera si
paga el título a quien ha llegado a poseerlo formalmente por
su ley de circulación. No tiene para qué ni por qué investigar
Derecho Comercial 135

quién es el dueño o verdadero titular del derecho, sino que


basta la legitimación formal.
La justificación económica y jurídica de la institución de
la legitimación en los títulos de crédito, tanto en su aspecto
activo como pasivo, radica en el acrecentamiento de la con-
fianza que, a través de la simplificación de las formas, redun-
da en favor de la circulación.

83. Legitimación activa y pasiva. La Ley sobre Letra de


Cambio y Pagaré Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, en el
artículo 26 reconoce el rol del endoso traslaticio de dominio
como requisito de legitimación en la circulación de los títu-
los a la orden, particularmente en la letra de cambio. En
efecto, la regla legal citada dispone: “El tenedor de una letra
de cambio se considera portador legítimo si justifica su dere-
cho por una serie no interrumpida de endosos, aunque el
último esté en blanco”. Más adelante agrega que, para este
efecto, los endosos tachados o borrados se tienen por no
escritos. En fin, señala que cuando a un endoso en blanco
sigue otro endoso, se reputa que el firmante de éste ha
adquirido la letra por el endoso en blanco.
Por su parte, el artículo 31 de la ley que comentamos
contempla el aspecto pasivo de la legitimación cuando esta-
blece que el pagador de una letra de cambio no está obliga-
do a cerciorarse de la autenticidad de los endosos, ni tiene
facultad para exigir que ésta se le compruebe; pero debe
verificar la identidad de la persona que la presente al cobro y
la continuidad de los endosos, so pena de quedar responsa-
ble si paga a portador ilegítimo del documento. Para liberar-
se el obligado al pago de la letra debe pagarla al acreedor
cambiario, esto es, a quien formalmente aparezca legitimado
del título después de una serie de endosos ininterrumpidos,
sin necesidad de comprobar la autenticidad de los endosos y
sin poder exigir que ella se acredite.
Las palabras del legislador sin duda vienen a confirmar
que en materia de circulación de títulos de crédito interesa
136 Ricardo Sandoval López

más la apariencia, la posesión formal que la propiedad del


documento. Lo normal es que la legitimación, la propiedad y
la titularidad sean una misma cosa, o radiquen en una misma
persona, situación en la cual no se originará conflicto algu-
no. Pero sabemos que los conceptos de legitimación –ya defi-
nidos–, de propiedad y de titularidad no tienen el mismo
alcance. La propiedad involucra la plenitud de potestades
sobre una cosa determinada (uso, goce, disposición). La idea
de propiedad es un concepto de señorío. La titularidad, en
cambio, se ubica en el ámbito de las relaciones personales
entre el acreedor y el deudor y en virtud de ella el primero
tiene derecho a exigir del segundo el cumplimiento de la
prestación. Es titular el acreedor del vínculo obligacional.
Por último, la legitimación queda situada entre las ideas de
propiedad y de titularidad, propias del derecho común, pero
ella juega en el campo de las relaciones cambiarias exigiendo
solamente la investidura formal para ejercer los derechos que
emergen del título de crédito. Hemos destacado la preemi-
nencia del documento sobre el derecho conectado o incor-
porado en él, lo que justifica la legitimación y los efectos que
estamos analizando. El antecedente de la legitimación es el
consorcio indisoluble o conexión permanente entre el docu-
mento y la declaración o derecho incorporado. De esta suer-
te, cuando se habla de propiedad del título se refiere a
propiedad del derecho incorporado que se adquiere de modo
originario por la ley de circulación del documento: en este
caso, el endoso. Esto explica la preeminencia de la propie-
dad o investidura formal sobre la propiedad material.

84. Responsabilidad del endosante. Según la regla contenida


en el artículo 25 de la Ley Nº 18.092, el endoso en propiedad
garantiza la aceptación y pago de la letra y el o los endosan-
tes serán solidariamente responsables de los efectos de la
falta de aceptación o pago, salvo estipulación en contrario
estampada en el dorso mismo del documento. Agrega esta
norma que el endosante puede prohibir un nuevo endoso y,
Derecho Comercial 137

en tal caso, no responde ante los endosatarios posteriores de


la letra.
La responsabilidad solidaria del endosante tiene también
su fuente legal en el artículo 79 de la Ley sobre Letra de
Cambio y Pagaré: “Todos los que firman una letra de cambio,
sea como libradores, aceptantes o endosantes, quedan solida-
riamente obligados a pagar al portador el valor de la letra,
más los reajustes e intereses, en su caso”. Para que el porta-
dor pueda ejercer acciones en contra de los endosantes se
requiere que proteste en tiempo y forma la letra por falta de
pago; si no lo hace, el título se perjudica, esto es, caducan
dichas acciones, como asimismo aquellas contra el librador y
los avalistas. No obstante, no caducan estas acciones en caso
de quiebra del librado o aceptante ocurrida antes del venci-
miento, o de haberse estampado en la letra la cláusula “de-
vuelta sin gastos” o “sin protesto”.
El endosante puede excluir mediante una estipulación
agregada al endoso su responsabilidad solidaria por la acep-
tación y pago de la letra. Así se desprende del artículo 25
inciso 1º de la Ley Nº 18.092. Esta exoneración de responsa-
bilidad debe estar literalizada o estampada en el dorso mis-
mo del documento. Se permite también que el endosante
pueda prohibir un nuevo endoso y el efecto de esta enuncia-
ción agregada al endoso es que él no responde ante los en-
dosatarios posteriores de la letra.
La disposición del artículo 1749 del Código Civil, incisos
5º y 6º, en su texto actual fijado por la Ley Nº 18.802, publica-
da en el Diario Oficial de 9 de junio de 1989, que empezó a
regir desde el 9 de septiembre del mismo año, establece: “Si
el marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u
otorga cualquiera otra caución respecto de obligaciones con-
traídas por terceros, sólo obligará sus bienes propios”.
En los casos a que se refiere el inciso anterior para obli-
gar los bienes sociales necesitará la autorización de la mujer.
Como hemos señalado, en virtud de los artículos 25 y 79
de la Ley Nº 18.092, el endosante que transfiere el dominio
138 Ricardo Sandoval López

de la letra garantiza la aceptación y el pago de la misma y


responde solidariamente de los efectos de la falta de acepta-
ción o de pago del título endosado.
Existe una relación entre el artículo 1749 incisos 5º y 6º
del Código Civil y los artículos 25 y 79 de la Ley Nº 18.092.
En la situación prevista en el artículo 1749 incisos 5º y 6º del
Código Civil, la codeudoría solidaria, la fianza y otras caucio-
nes, el supuesto contemplado por el legislador es la existen-
cia de dos obligaciones: una principal contraída por un
tercero, y otra accesoria, contraída por el codeudor solidario
y/o fiador, que tiene por objeto garantizar la primera. No
debemos perder de vista que en la norma señalada, el legisla-
dor alude a “cualquiera otra caución”, y caución es toda obli-
gación que se contrae para seguridad de otra obligación propia
o ajena (art. 46 del Código Civil).
El endoso en dominio de títulos de crédito a la orden es
una forma de cesión de créditos emitidos a la orden, con
caracteres mercantiles propios, tales como la circunstancia de
que no interviene el deudor cedido, la ausencia de formalida-
des, ya que la sola firma puesta al dorso importa esta clase de
endoso, y el hecho de que genera la responsabilidad solidaria
del endosante, como elemento de la naturaleza de este tipo de
endoso. No obstante esta última característica, el endoso en
propiedad de un título de crédito mantiene su naturaleza de
una simple cesión de crédito. En consecuencia, el endoso tie-
ne por objeto transferir el dominio de un título de crédito y
no significa en sí mismo una caución o garantía. En cambio,
tratándose del aval, de la fianza, de la codeudoría solidaria, la
finalidad perseguida es precisamente caucionar el pago de la
obligación propia o de un tercero. Específicamente, en el caso
del artículo 1749 incisos 5º y 6º del Código Civil, se trata de
garantizar por el marido obligaciones principales de un terce-
ro. De manera que la exigencia que consiste en la autorización
de la mujer no se aplica tratándose del endoso que el marido
haga de una letra de cambio, pagaré o cheque, toda vez que
en esta forma de circulación de los títulos de crédito no exis-
Derecho Comercial 139

ten dos obligaciones, una principal y otra accesoria, sino que en


estos últimos se trata de la incorporación o de la documentación
de obligaciones literales, autónomas y abstractas que contraen los
diversos sujetos que intervienen en su emisión o traspaso, ga-
rantizando el pago al portador, debido a la circunstancia de
haberlos suscrito.
Mediante el endoso traslaticio de dominio cada adqui-
rente del título recibe un “derecho nuevo” desvinculado del
anterior portador, por lo que no puede pensarse que sea por
efecto de dicho traspaso que el endosante garantice obliga-
ciones de terceros, como el librador, endosantes anteriores y
el aceptante. La función del endosante es meramente instru-
mental, se limita a vincular directamente al tenedor legítimo
con el deudor, prescindiendo de las relaciones intermedias
con anteriores portadores del documento, por lo que su in-
tervención en el perfeccionamiento del acto jurídico unilate-
ral endoso no puede vincularse desde el punto de vista
cambiario con obligaciones contraídas por terceros.
Por otra parte, las disposiciones de la Ley Nº 18.092 rela-
tivas al endoso, aplicables a otros títulos de crédito a la orden
en virtud de la Ley Nº 18.552, establecen tan sólo dos requisi-
tos esenciales del mismo. Desde el punto de vista de la for-
ma, el endoso debe ser firmado por el endosante al dorso de
la letra o en una hoja de prolongación adherida a ella (art. 17
de la Ley Nº 18.092). En cuanto al fondo, el endoso es un
acto puro y simple, toda condición a la que se subordine el
mismo se reputa no escrita (art. 19 de la Ley Nº 18.092).
Admitir que las limitaciones del artículo 1749 incisos 5º y
6º del Código Civil no son aplicables tratándose del endoso
de títulos de crédito a la orden, no importa burlar dicho
precepto. En efecto, para ejercer las acciones cambiarias que
emanan de un título de crédito es necesario ser portador
legítimo (art. 26 de la Ley número 18.092), uno de cuyos
requisitos es ser portador de buena fe, y esto consiste en la
conciencia de haber adquirido el título de conformidad a la
ley de la circulación y de manos de su legítimo tenedor den-
140 Ricardo Sandoval López

tro de las relaciones cambiarias, de modo que se puede pro-


bar que el portador lo adquirió de mala fe, o que no puede
menos que conocer su origen irregular desde el punto de
vista cambiario, entre lo que debería contarse configurar un endoso
y un portador legítimo con ánimo de burlar a la cónyuge del endo-
sante.
Por último, debido al hecho de que los títulos de crédito
tienen fisonomía propia, derivada de sus características, efec-
tos y naturaleza jurídica –que se advierten en las disposicio-
nes legales que consagran el principio de independencia de
las firmas, el efecto cambiario no obstante existir adultera-
ción del contenido, el lleno del documento por un tercero y
las acciones cambiarias de reembolso–, en ellos no se apli-
can, por generalización, las normas del derecho común.13
No hay duda de que en el otorgamiento de avales en la
letra de cambio o en el pagaré, el marido garantiza clara-
mente obligaciones de terceros y en este caso es indiscutible
que existen dos obligaciones, una principal y otra accesoria,
por lo que se aplican las limitaciones del artículo 1749 inci-
sos 5º y 6º del Código Civil.

85. El endoso traslaticio de dominio y las personas que intervie-


nen en la letra. El endoso en propiedad puede dar origen a
diversas situaciones con respecto a las personas que intervie-
nen en la letra. Veremos algunas de ellas:
Endosada la letra al librador, éste sólo puede dirigir ac-
ción contra su propio endosante o los endosantes anteriores.
Si la letra se endosa al aceptante, se extingue la obligación
por confusión, toda vez que el endosatario pasa a ser acree-
dor de sí mismo. Cuando la letra se endosa a un endosante
anterior, los endosantes intermedios quedan libres de res-
ponsabilidad.

13 G ABRIEL RIOSECO ENRÍQUEZ, comentario inédito de la Ley Nº 18.802 y

su incidencia en la circulación de los títulos de crédito a la orden.


Derecho Comercial 141

86. La inoponibilidad de excepciones. Con anterioridad a la


Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré Nº 18.092, de 14 de
enero de 1982, nuestros tribunales de justicia habían recono-
cido este efecto fundamental del endoso traslaticio de domi-
nio, no obstante que no estaba establecido en ningún texto
legal expreso.14 Los fundamentos se encuentran en la Teoría
de los Títulos de Crédito y lo hemos explicado detenidamen-
te a propósito del concepto de autonomía.
La Ley Nº 18.092 consagra expresamente esta consecuen-
cia del endoso en propiedad y por esta vía el principio de la
autonomía de los títulos de crédito, lo que significa un gran
avance de nuestra legislación positiva. En efecto, el artícu-
lo 28 señala: “La persona demandada en virtud de una letra
de cambio no puede oponer al demandante excepciones fun-
dadas en relaciones personales con anteriores portadores de
la letra”.
Se confirma de esta suerte que el cesionario de una letra
de cambio transferida por el mecanismo del endoso traslati-
cio de dominio adquiere un derecho que nace nuevo en él,
desvinculado del derecho que tenía el cedente y de la rela-
ción subyacente que originó la emisión del título.15-16

14 Corte de Apelaciones de Concepción, 7 de octubre de 1964, Revista

de Derecho y Jurisprudencia, t. LXI, sec. 2ª, p. 72; Corte Suprema, 22 de


octubre de 1980, t. LXXVII, sec. 1ª, p. 35; t. LXXVIII, sec. 2ª, p. 184.
15 “De conformidad con lo dispuesto en las normas de la Ley Nº 18.092,

que rige las letras de cambio, cuando no ha existido circulación del docu-
mento, esto es, cuando no ha sido endosado, el deudor puede oponer al
portador excepciones personales, ya que el artículo 28 de este texto legal
prohíbe hacerlo sólo con respecto a los portadores posteriores, ello porque
coinciden en el primer caso los sujetos activo y pasivo de la obligación
cambiaria y del negocio causal”, C. Santiago, 22 agosto 1990, R.D.J., t. 87,
2ª parte, sec. 1ª, p. 167 (C. 1º, p. 168).
16 “No es admisible que el deudor (aceptante) pueda oponer al tercero

adquirente –extraño al negocio causal– defensas ajenas al contexto literal


del instrumento, porque el derecho de portador no deriva del tradente,
como ocurre en el derecho común, sino que va naciendo en cada uno de
142 Ricardo Sandoval López

No obstante la consagración legislativa del principio de


la inoponibilidad de excepciones que surge cuando la letra
circula mediante el endoso, existen algunas defensas que pue-
de intentar el obligado en contra del portador legítimo. En
efecto, pueden oponerse las siguientes excepciones:
–Las que se funden en una irregularidad formal del do-
cumento, puesto que la letra es un título de crédito que tiene
entre sus caracteres la formalidad (art. 1º en relación con el
art. 2º de la Ley Nº 18.092);
–La falsedad del título, cuando se ha alterado su conteni-
do, sin perjuicio del principio de la independencia de las
firmas, consagrado en el artículo 7º de la Ley Nº 18.092, vi-
gente en la materia;
–Las de naturaleza extracambiaria, derivadas de las rela-
ciones personales entre demandante y demandado;
–Las de novación, compensación, remisión, confusión y
pago, cuando se fundan en relaciones personales entre de-
mandante y demandado. La de pago debe fundarse en una
cancelación otorgada en la letra misma.

87. Endoso de letra vencida. Está reglamentado por el ar-


tículo 32 de la ley vigente en la materia: “El endoso de una
letra vencida o protestada por falta de pago no tiene más
valor ni produce otro efecto que el de una cesión ordinaria; y
en este caso el cedente y el cesionario podrán ajustar los
pactos que les convengan”.
El derogado artículo 664 del Código de Comercio conte-
nía este mismo efecto, pero en relación con las letras perjudica-
das, la nueva ley se refiere al endoso de letra vencida o protestada
por falta de pago. Bajo la vigencia del Código se sostuvo que la

los sucesivos traspasos que se producen con su circulación, lo que obsta a la


acumulación de vicios que pudieran derivarse de cada transferencia”,
C. Concepción, 11 octubre 1984, Revista de Derecho Universidad de Con-
cepción Nº 177, 1985, pp. 15 y 16.
Derecho Comercial 143

letra no perjudicada conservaba todo su valor y era susceptible


de endoso según las reglas generales. Por el contrario, se sus-
tentó que la letra vencida no perjudicada no podía ser endosa-
da porque la voluntad de quienes intervienen en ella fija una
época para el cumplimiento de la prestación que el documen-
to contiene y no puede seguir circulando después.
En la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, el
endoso de letra vencida o protestada por falta de pago pro-
duce sólo el efecto de una cesión ordinaria, quedando al
arbitrio de cedente y cesionario convenir los pactos que les
convengan sobre la transferencia del título. Se admite, según
lo dispuesto en el inciso final del artículo 32, el endoso en
comisión de cobranza de letra vencida o protestada por falta
de pago, con los efectos que le son propios indicados en el
artículo 29 del mismo texto legal.17

88. Endoso en comisión de cobranza. El efecto que se persi-


gue con esta forma de transferencia de la letra es encomen-
dar su cobranza. En los términos del artículo 29 de la ley
sobre la materia, el endoso que contiene la cláusula “valor en
cobro”, “en cobranza” o cualquiera otra mención que indica

17 “Frente al texto expreso de la ley, no cabe duda de que el endoso en

cuestión tiene el valor y efectos de una cesión ordinaria, es decir, transfiere


el dominio del crédito al cesionario, pero sin que éste pueda dirigirse
solidariamente en contra de cada uno de los endosantes, pues este efecto es
propio de los endosos traslaticios en las letras y otros efectos de comercio y
no se extiende a la simple cesión ordinaria. Ello no significa que, para que
tenga existencia jurídica, transfiriendo el dominio del instrumento sea ne-
cesario que se cumpla con los requisitos a que se refiere el Título XXV del
Libro IV del Código Civil, entre otros, la notificación por el cesionario al
deudor o la aceptación por éste, según lo prescrito por el artículo 1902 de
dicho cuerpo legal, ya que el artículo 1908 del indicado Código exceptúa
expresamente de dichos requisitos a estos documentos, al expresar que las
disposiciones de dicho Título no se aplican a las letras de cambio, pagarés a
la orden, acciones al portador y otras especies de transmisión que se rigen
por el Código de Comercio o por leyes especiales”, C. Santiago, 23 enero
1986, G. J. Nº 67, p. 48 (C. 3º y 4º, p. 48).
144 Ricardo Sandoval López

un simple mandato, faculta al portador para ejercer todos los


derechos derivados de la letra, salvo los de endosarla en do-
minio o garantía.
La persona que recibe una letra de cambio por endoso
en cobro puede, en consecuencia, cobrar y percibir incluso
judicialmente, la cantidad librada en el documento. El endo-
satario en cobranza facultado para cobrar judicialmente la
letra tiene todas las facultades propias del mandatario judi-
cial, comprendidas también aquellas que conforme a la ley
requieren mención expresa. Sin embargo, el mandatario sólo
puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige
la ley (art. 29).18-19
El cesionario de la letra por endoso en cobranza puede a
su turno endosar el documento, pero este endoso sólo pro-
duce los efectos propios del endoso en cobro.
Por otra parte, la letra de cambio que contiene la cláusula
“no endosable” es susceptible de ser transferida por endoso en
comisión de cobranza, con los efectos que hemos señalado.

18 “El endoso verificado a un abogado habilitado para el ejercicio de la

profesión, así como lo autoriza para perseguir la acción principal emanada del
pagaré mismo, también lo habilita para ejercitar la acción accesoria, como lo es
la acción real hipotecaria, puesto que el pagaré e hipoteca como garantía
están incluidos en un solo contexto de las relaciones comerciales habidas
entre las partes. En consecuencia, al resolverse de este modo no existe trans-
gresión de ley”, 1. C. Suprema, 8 agosto 1985, R.D.J., t. 82, 2ª parte, sec. 1ª,
p. 56; 2. C. Suprema, 16 abril 1986, R.D.J., t. 83, 2ª parte, sec. 1ª, p. 30.
19 “Carece de personería para comparecer en juicio a nombre de su

mandante, el endosatario en comisión de cobranza de un cheque que ini-


cia demanda ejecutiva contra el girador, fundado en la gestión de reconoci-
miento de firma, deducida previamente por aquél.
El mandato que confiere el endoso en comisión de cobranza –regulado
en el artículo 29 de la Ley Nº 18.092, aplicable al cheque por remisión del
artículo 11 inciso 3º de la ley del ramo– debe entenderse en el sentido que
sólo faculta para notificar el protesto de ese documento, pero no lo autori-
za, dado su carácter excepcional, para entablar acciones que no emanan
directamente del cheque, como es la citación a confesar deuda o reconocer
firma, que reglamenta el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil”,
C. Santiago, 12 septiembre 1991, G.J. Nº 135, p. 61.
Derecho Comercial 145

Aun cuando la ley vigente en la materia ha reglamentado


con mayor detalle y claridad este tipo de endoso, vale la pena
tener presente que siendo ante todo una comisión, se origi-
nan los siguientes otros efectos:
–El endosante no puede revocar a su arbitrio la comisión
aceptada cuando su ejecución interesa al comisionista (art. 241
del Código de Comercio);
–Las facultades del endosatario cesarán desde que ten-
gan lugar, respecto de él o del comitente, las circunstancias
que según la ley ponen fin a la comisión;
–En todo caso, el librado u obligado conserva el derecho
de oponer al endosatario todas las excepciones que tenía
contra el endosante. No siendo traslaticio de dominio, el
endoso en cobro no purga las excepciones;
–Aceptado el encargo de cobrar el documento, el endo-
satario deberá cumplirlo, y no haciéndolo sin causa legal,
responde al endosante de los perjuicios que le sobrevinieren
(art. 245 del Código de Comercio).

89. Endoso en garantía. Se reconoce este endoso porque


lleva las expresiones “valor en garantía”, “valor en prenda” u
otra equivalente, que traducen el propósito del endosante de
constituir en prenda el título.
Según la norma del artículo 30 de la ley aplicable en este
dominio, el endoso en garantía faculta al portador para ejer-
cer todos los derechos emanados de la letra, cobrarla judicial
y extrajudicialmente y aplicar sin más trámite su valor al pago
de su crédito, con obligación de rendir cuenta al endosante.
Transferida la letra por endoso “valor en garantía”, el
endosante no responde de la aceptación o pago del docu-
mento, salvo pacto expreso en contrario.20

20 “La frase ‘el endoso en garantía faculta al portador para ejercer todos

los derechos emanados de la letra’ empleada en el artículo 30 de la Ley


Nº 18.092, no implica que el acreedor prendario pueda servirse de las letras
146 Ricardo Sandoval López

El endosatario en garantía, mientras mantenga la letra


en su poder, debe practicar todas las diligencias necesarias
para conservar los derechos emanados de ella. En efecto,
debe cumplir todas las cargas legales que se imponen al por-
tador: protestar la letra por falta de aceptación, por falta de
fecha de aceptación y por falta de pago, para evitar que cadu-
quen los derechos.
El endosatario en garantía puede asimismo endosar la le-
tra. Sin embargo, su endoso sólo vale como endoso en cobro.
Es interesante destacar que el legislador atribuye al endo-
so en garantía el efecto indicado en el artículo 28 de la Ley
sobre Letra de Cambio y Pagaré, es decir, que el deudor
cedido de una letra por endoso en garantía no puede opo-
ner al demandante las excepciones fundadas en relaciones
personales con anteriores portadores del documento. Nor-
malmente este efecto es propio del endoso traslaticio de do-
minio.21

Sección IV

La aceptación de la letra

90. Noción previa. Cuando la letra de cambio se emite por


el librador sólo contiene su firma, lo que convierte a éste en
el primer obligado al pago del documento. Durante la corta

de cambio prendadas para solicitar la quiebra del aceptante, sino para


cobrarlas judicialmente y también extrajudicialmente”, C. Santiago, 20 di-
ciembre 1991, G.J. Nº 139, p. 69 (C. 4º, p. 70).

21 “En oficio ordinario Nº 2157, la Superintendencia de Valores y Segu-

ros fija el alcance de los efectos de la quiebra del asegurador respecto del
aceptante de letras de cambio, endosadas en garantía por el asegurador”,
G.J., 1983, p. 138.
Derecho Comercial 147

vida del título se va recubriendo de otras firmas que tienen la


virtud de crear la obligación al pago: la firma del librado
cuando admite pagar la cantidad girada; la del o los avales
que garantizan el pago; la del beneficiario que la endosa
transfiriendo su dominio y constituyéndose también garante
del pago; y, en fin, las de los demás endosantes, asimismo
responsables. Estas firmas generan obligaciones independien-
tes, según lo previsto en el artículo 7º de la Ley sobre Letra
de Cambio y Pagaré. La aceptación de la letra es un acto
formal de comercio.22

91. Concepto de aceptación. Puede decirse que la acepta-


ción no es sino el compromiso contraído por el librado de
pagar la cantidad girada en la letra. Mientras el librado no
presta su aceptación no contrae obligación de pagar la canti-
dad girada. Surge, en consecuencia, el problema de determi-
nar por qué el librado admite el encargo y paga la letra. La
doctrina clásica francesa supone una relación causal entre el
librador que emite el documento y el librado que lo acepta.
La aceptación, según esta doctrina, hace presumir que existe
una provisión de fondos para cubrir la cantidad girada.
Se explica asimismo la aceptación recurriendo a la figura
de la delegación. El librado (delegado) se obliga por orden
del delegante hacia el beneficiario que vendría siendo el de-
legatario. Si así fuera, como señala Ripert,23 la deuda del
librado respecto del girador desaparecería; sería reemplaza-
da por la deuda con el beneficiario. Pero la novación no se
produce, el librado sigue siendo obligado respecto del crea-
dor de la letra, no obstante haberla aceptado. Más simple es

22 “De acuerdo al Nº 10 del artículo 3º del Código de Comercio, la acepta-

ción de la letra de cambio es un acto formal de comercio, mercantil ‘per


se’ ”, C. San Miguel, 14 diciembre 1990, G.J. Nº 126, p. 55 (C. 18, p. 58).
23 GEORGES R IPERT , Traité élémentaire de Droit Commercial, 6ª ed., René

Roblot, París, 1970, Nº 2.265, p. 40.


148 Ricardo Sandoval López

explicar el compromiso del librado por el hecho de poner su


firma en la letra. El librado que acepta, a juicio de Ripert,
participa de esta suerte en la “operación de emisión”, juega
en ella un rol esencial, toda vez que su firma da al beneficia-
rio la certeza de que el título no es ficticio. Sin embargo,
predomina en la doctrina francesa la idea de que el compro-
miso del librado no está exento de causa, ya que en el comer-
cio no pueden suponerse actos gratuitos.
Creemos que la aceptación constituye una declaración
unilateral de voluntad en virtud de la cual el librado se cons-
tituye en deudor cambiario. Esta declaración unilateral da
origen a una obligación literal y abstracta que pesa sobre el
aceptante y lo convierte en deudor directo y principal, sin
consideración alguna a la validez de sus relaciones con la
persona que le requirió la aceptación. Para mayor profundi-
dad en el análisis de esta cuestión nos remitimos a lo expre-
sado en el desarrollo que hiciéramos de la Teoría General de
los Títulos de Crédito.24-25

92. Pluralidad de librados. Suele ocurrir que el librador


gira la letra en contra de varias personas. Según el artículo 4º
de la ley vigente en la materia, en este caso todas ellas se
consideran librados, a menos que expresamente se hubiere
designado algún orden, situación en la cual se entiende como
librado sólo al que aparezca en primer lugar en el documen-

24 Véase supra Nos 12 y 13.


25 “Las obligaciones, en los casos de los instrumentos negociables, nacen
del acto voluntario y unipersonal de la persona que interviene en ellos,
manifestando su voluntad, a veces, por su sola firma y contrayendo las
obligaciones que en cada caso determina la ley, según la naturaleza de esa
intervención. No nacen, pues, tales obligaciones de un acuerdo de volunta-
des y tampoco se requiere para contraerlas de una vinculación jurídica
preexistente, de la cual en todo caso se desvinculan” (Corte Suprema, 22 de
octubre de 1980, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. LXXVII, año 1980,
sec. 1ª, p. 127).
Derecho Comercial 149

to y los demás como librados subsidiarios en el orden señala-


do. Lo que el legislador quiso indicar en la disposición re-
cién citada es que cuando existe pluralidad de librados, el
creador del título promete al tomador o beneficiario y a to-
dos los portadores sucesivos un conjunto de personas como
aceptantes, llamadas conjuntamente a la aceptación. De esta
suerte, si todos los librados conjuntos se niegan a prestar la
aceptación, el girador no cumple con lo prometido al toma-
dor y portadores sucesivos, naciendo en consecuencia, su res-
ponsabilidad por garantía de aceptación. Pero nada impide
que el llamamiento a la aceptación contenga un orden según
el cual deba requerirla el portador. En este caso el llamado es
alternativo, pues se entiende librado el mencionado en pri-
mer lugar y los demás son librados subsidiarios en el orden
indicado.
Cuando la letra se gira a varios librados conjuntos, sin
designar algún orden, denegada la aceptación el título debe-
rá protestarse por falta de aceptación respecto de todos ellos.
Si el llamado es alternativo, el portador debe ir protestando
la letra por falta de aceptación a medida que ella se va ne-
gando por los librados en el orden señalado.
En fin, conviene destacar que, según el artículo 45 de la
ley, habiendo varios librados, cualquiera que sea la forma en
que estén designados, el que acepta la letra se obliga al pago.

93. Presentación de la letra a la aceptación. Para requerir la


aceptación es necesario presentar la letra al librado. La pre-
sentación del documento a la aceptación puede hacerla el
portador por sí o por mandatario especial, aun cuando no la
haya endosado en favor de éste (art. 34). La mera tenencia
de la letra hace presumir el mandato y confiere la facultad
necesaria para presentarla a la aceptación y, en su defecto,
para requerir el protesto. La presentación de la letra a la
aceptación es un acto voluntario para el portador de la mis-
ma. La ley no obliga al tenedor o dueño de la letra a exigir la
aceptación de parte del librado. El artículo 34 de la ley vigen-
150 Ricardo Sandoval López

te en la materia dispone: “El propietario de la letra puede


presentarla a la aceptación…”. Sin embargo, la necesidad de
requerir la aceptación se hace evidente tratándose de letras
giradas a un plazo contadero desde la vista, con el objeto de
determinar su época de vencimiento. La aceptación debe
solicitarse o rechazarse para fijar así el vencimiento del títu-
lo. También puede ocurrir que, mediante cláusula facultativa
agregada a la letra, se convenga que el título debe presentar-
se a la aceptación en un determinado plazo. En este evento,
el tenedor tendrá asimismo interés en presentar la letra a la
aceptación del librado, quien deberá fecharla. Esta fecha debe
ser la del día en que la aceptación fue dada, a menos que el
requirente exija que se ponga la del día de su presentación.
A falta de fecha, el portador, para conservar sus derechos
contra los endosantes y el librador, debe protestar la letra. En
este caso, el término para pagar la letra girada a un plazo
contadero desde la vista corre a partir del día del protesto
(art. 36).
Cuando el portador decide presentar la letra a la acepta-
ción debe hacerlo en el domicilio o residencia del librado, a
menos que se señale en el título de crédito un lugar determi-
nado para este efecto (art. 37).
En este mismo orden de ideas, debe indicarse que la
aceptación de la letra no puede requerirse en días feriados,
en día sábado ni el 31 de diciembre (art. 38). Esta disposi-
ción concuerda con la regla contenida en el artículo 33 de la
Ley General de Bancos. Decreto con Fuerza de Ley Nº 252,
de 4 de abril de 1960, que establece que los bancos no aten-
derán al público los días sábados de cada semana y el 31 de
diciembre, sin que por esta circunstancia deban considerarse
esos días como festivos o feriados para los efectos legales,
excepto en lo que se refiere al pago y protesto de letras de cambio.
Agrega el artículo 38 de la ley de la materia que la acep-
tación sólo puede requerirse entre las 9 y las 18 horas, salvo
que el lugar señalado para la aceptación fuere el de una
institución bancaria o financiera, en cuyo caso sólo puede
Derecho Comercial 151

hacerse dentro del horario de funcionamiento para la aten-


ción al público.
No podemos dejar de destacar que la nueva ley ha regla-
mentado en forma más adecuada que el Código de Comer-
cio la presentación de la letra a la aceptación, precisando lo
relativo al lugar, tiempo y forma, manteniendo su carácter
facultativo para el portador, salvo las excepciones indicadas.
Por último, conviene remarcar que el portador de la le-
tra no está investido de poder suficiente para exigir del libra-
do la aceptación de la misma; carece de derecho para ello,
por cuanto entre él y el girador no existe vínculo jurídico
alguno. El portador no tiene intervención en el acto de emi-
sión del título de crédito; sólo ha llegado a ser su titular por
alguna forma que legitima su derecho. En cualquier caso,
requerido el librado de la aceptación de la letra, debe pres-
tarla o negarla en el día en que el portador se la presente,
salvo que aquél exija que se le haga una segunda presenta-
ción al día siguiente (art. 41). Agrega esta norma que los
interesados sólo pueden alegar que tal exigencia (la relativa
al hecho de que se haga segunda presentación) ha quedado
incumplida si así consta del protesto. El librado carece de
facultad para exigir este segundo requerimiento, si el prime-
ro se efectuó en el último día del plazo en que la letra puede
ser presentada a la aceptación. Finalmente, el artículo 41 es-
tablece que el portador no está obligado a dejar la letra en
poder del librado.
Bajo la vigencia del artículo 667 del Código de Comercio
se contemplaba la posibilidad de que el portador dejara la
letra en poder del librado al requerirle su aceptación, en
cuyo caso éste debía devolvérsela en el día de su presenta-
ción. Agrega la norma citada que no devolviendo la letra en
el término indicado, el librado quedaba responsable de su
pago, aun cuando no la hubiera aceptado. La doctrina había
atribuido distinto fundamento a este caso de aceptación de
la letra de cambio, que, a nuestro juicio, era una sanción por
la conducta antijurídica del librado que impedía de esta suer-
152 Ricardo Sandoval López

te al portador protestar oportunamente el documento para


conservar sus derechos contra el librador y endosante. La
nueva ley no reglamenta de manera alguna esta situación y se
limita sólo a disponer que no es obligatorio para el tenedor
dejar la letra en poder del librado al tiempo de requerir su
aceptación.

94. Actitud del librado al requerírsele la aceptación. Durante


la vigencia del Código de Comercio en la materia, el librado
admitía el encargo de pagar la cantidad librada porque esta-
ba obligado convencional o legalmente a hacerlo. En efecto,
el deber de aceptar la letra de cambio podía tener su origen,
por ejemplo, en un contrato de promesa, del cual nace una
obligación de hacer: aceptar el documento. De suerte que si
el contrato de promesa cumple los requisitos del artículo 1554
del Código Civil, en caso de incumplimiento, el que prome-
tió la aceptación está obligado a recubrir los gastos de protes-
to y recambio si la letra se giró por cuenta del librador. Girada
la letra por orden o cuenta de un tercero, los daños y perjui-
cios comprendían, a más del protesto y recambio, las sumas
que el librador por cuenta hubiera anticipado al ordenador
bajo la fe de la promesa de aceptar (art. 666 del Código de
Comercio, hoy derogado). Pero en este caso se trataba de
una aceptación extracambiaria y el incumplimiento de la pro-
mesa originaba responsabilidad contractual del que la había
formulado y podía verse expuesto a la demanda de cumpli-
miento forzado o de resolución, en ambos casos, con indem-
nización de perjuicios.
Por otra parte, la obligación de aceptar podía tener su
origen en la propia ley; ello ocurría cuando el girador había
hecho previamente la provisión de fondos al librado para
que admitiera el encargo de pagar la suma librada. El Código
reglamentaba en el artículo 649 los casos en que se entendía
hecha la provisión de fondos. Siendo esto así, el librador
podía exigir del librado la indemnización de los gastos que
por la falta de aceptación o de pago había cubierto al porta-
Derecho Comercial 153

dor de la letra. La indemnización comprendía los gastos de


recambio y de protesto, siempre que el librador probara que
había hecho la provisión de fondos. El librado que se negaba
a aceptar no quedaba en ningún caso obligado a pagar el
importe de la letra, sino a reparar los perjuicios directos y
previstos que originaba su falta de aceptación.
La Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, no expresa
fundamento convencional ni legal de la obligación de acep-
tar la letra. Ello se explica porque creemos que el propósito
del legislador ha sido precisamente el de desvincular la emi-
sión de la letra de cambio de las relaciones contractuales que
puedan darle origen. La aceptación, siendo un acto unilate-
ral que se perfecciona por la firma del obligado en la letra,
mediante la cual queda responsable cambiariamente de su
pago, no necesita de un fundamento convencional o legal
para producir sus efectos.
Esto último explica también que la legislación actual no
contenga reglas relativas a la provisión de fondos como exis-
tían bajo la vigencia del Código de Comercio en materia de
letra de cambio (arts. 648, 649, 650, 651, 652, 653, 654, 676 y
677), lo que hace innecesario todo el estudio relativo a estos
medios que debía poner el librador en manos del librado
para que cumpliera el encargo de pagar la letra.

95. Requisitos de forma y de fondo de la aceptación. La acepta-


ción de la letra está sujeta a un conjunto de condiciones de
forma y de fondo que vale la pena analizar para su validez y
efecto fundamental de constituir al librado que la otorga en
deudor cambiario.

96. Requisitos de forma de la aceptación. Para que la acepta-


ción tenga valor cambiario, esto es, para que se incorpore al
documento, debe darse en la letra misma. Nuestra afirma-
ción resulta confirmada por la regla contenida en el artícu-
lo 33 de la ley vigente: “La aceptación debe constar en la
letra misma…” Siendo así, la aceptación queda conectada
154 Ricardo Sandoval López

indisolublemente al documento y circula juntamente con él;


en otros términos, equivale a decir que ella se literaliza, de
manera que el tenedor que la recibe advierte, por la simple
lectura del título, que el librado ha admitido pagar la canti-
dad librada.
La aceptación se hace constar en la letra por medio de
las palabras “acepto”, “aceptada” u otras equivalentes y la
firma del librado. Asimismo, la sola firma del librado puesta
en el anverso del documento importa aceptación (art. 33).
La Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no
reglamenta, como lo hacía el Código de Comercio en su
artículo 670, hoy derogado, los efectos de la aceptación dada
fuera de letra, en copia de ella, en cartas misivas o en cual-
quier otro documento privado o público que se considera-
ba valedera, pero los derechos que por ella adquiría el
tenedor contra el aceptante no eran transferibles por la vía
del endoso.
Desde el punto de vista formal la aceptación se perfeccio-
na poniendo la firma el librado en el anverso de la letra.26
No es necesario fechar la aceptación en el día que se otorga,
a menos que se trate de una letra girada a un plazo contade-
ro desde la vista o que deba ser presentada a la aceptación
dentro de un plazo determinado en virtud de cláusulas espe-
ciales; el librado, en estos casos, debe fechar su aceptación.
Esta fecha debe ser la del día en que la aceptación fue dada,

26 “No apareciendo firmadas por el aceptante las letras que dieron ori-

gen a la ejecución y sólo por llevar una impresión digital, que puede o no
corresponder al deudor, dichas letras carecen de un elemento que les es
esencial y, por consiguiente, las que se cobran en este juicio adolecen de
nulidad” (Corte Suprema, 6 de octubre de 1983, Fallos del Mes Nº 299,
p. 569).
Creemos que la doctrina de este fallo no es justa en la medida que deja
fuera de posibilidad de obligarse en una letra de cambio a las personas que
no saben firmar, pero ella se aviene con el carácter formal de esta clase de
títulos de crédito y con las condiciones que deben reunirse para su ejecuti-
vidad.
Derecho Comercial 155

a menos que el requirente exija que se ponga la del día de su


presentación. A falta de fecha, el portador, para conservar
sus derechos, debe protestar la letra (art. 36). La fecha de la
aceptación o del protesto por falta de aceptación es el ele-
mento fundamental para determinar la época de vencimien-
to de la letra girada a la vista.

97. Requisitos de fondo de la aceptación. La aceptación da


origen a la obligación del librado de pagar la cantidad girada
a su cargo; en consecuencia, ella debe darse en los términos
en los cuales el documento ha sido emitido. En otros térmi-
nos, la aceptación debe estar exenta de modalidades, ser pura
y simple, absoluta y concordante con la orden emanada del
librador.
A la aceptación pura y simple se opone la aceptación
sujeta a condición. Al crear la letra de cambio, el girador,
cumpliendo con las enunciaciones esenciales a que alude el
artículo 1º de la ley vigente en la materia, emite una orden,
no sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o
determinable de dinero. El librado, al requerírsele la acepta-
ción del documento, concordante con lo anterior, debe pres-
tarla o negarla, pero si la admite debe hacerlo en los términos
en los cuales la letra viene girada, sin condiciones.
Según lo previsto en el artículo 42 de la ley de la materia,
la aceptación debe ser pura y simple. No se reglamenta, como
lo hacía el artículo 672 del Código de Comercio, la acepta-
ción con la calidad para pagarme a mí mismo, que aunque
condicional era legal y valedera, cuando al tiempo de prestar-
la el aceptante era acreedor del portador por una suma líqui-
da de dinero y exigible igual a la que se expresaba en la letra.
La ley aplicable en la actualidad se limita a señalar, en el
inciso 2º del artículo 42, que cualquiera otra reserva o decla-
ración por la cual se modifique el contenido original del
título equivale a un rechazo de la aceptación. Agrega que, sin
embargo, el aceptante queda obligado en los términos de su
aceptación.
156 Ricardo Sandoval López

A la idea de aceptación absoluta se opone la de acepta-


ción parcial. Esta última tiene acogida en la Ley sobre Letra
de Cambio y Pagaré que estamos estudiando. En efecto, des-
pués de consagrar la exigencia de que la aceptación debe ser
pura y simple, la ley dispone: “…pero el librado puede res-
tringirla a una parte de la suma librada”. Esto significa que el
librado admite sólo parcialmente la orden contenida en la
letra de cambio. Durante la vigencia del Código de Comercio
en este dominio, el portador podía admitir una aceptación
parcial por una suma de dinero que no bajara de la mitad
del valor de la letra, protestándola por el resto (art. 671, hoy
derogado). En la actualidad, la ley vigente no señala a qué
monto de la suma librada puede restringir su aceptación el
librado. Tampoco lo indica a propósito del pago parcial he-
cho a la fecha del vencimiento, que el portador no puede
rehusar (art. 54 inc. 2º), agregando que después de vencida
la letra podrá rechazarlo si fuere inferior a la mitad del valor
del documento.
Si la aceptación de la letra es limitada o parcial, el porta-
dor puede admitirla y protestar la letra por el saldo para
conservar sus derechos contra el librador. En efecto, si bien
el legislador no lo dice expresamente, cuando trata de los
requisitos formales del protesto en la letra b) del artículo 62
señala: “La relación de que el librado no aceptó la letra en
los términos en que ella fue girada…” De aquí se deduce que
el protesto por falta de aceptación completa o absoluta es
admitido en la nueva ley.
En fin, la ley permite que el aceptante pueda señalar en
su aceptación un domicilio o residencia diferente del que
resulte del texto de la letra, para que en dicho lugar se efec-
túe el pago, siempre que esté ubicado en la misma provincia.
La aceptación para pagar en cualquier lugar fuera de dicha
provincia equivale a un rechazo de la misma (art. 43).

98. Retiro de la aceptación. En términos generales, las de-


claraciones que se incorporan en un título de crédito son
Derecho Comercial 157

irrevocables. Así, la promesa de pagar una suma de dinero


que el título contiene sólo puede “desincorporarse” en la
hipótesis de pérdida o extravío del documento u otras que
señale el legislador, cumpliéndose determinados requisitos.
Resulta curioso que el legislador haya contemplado en el
texto de la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré,
la posibilidad de retirar, “desconectar” o “desincorporar” la
aceptación dada por el librado de una letra. Según el ar-
tículo 44 de la citada ley, el librado que ha estampado en la
letra de cambio su aceptación, puede borrarla o tacharla
antes de restituir la letra, debiendo en este caso agregar la
expresión “retiro mi aceptación” y volver a firmar. Cumpli-
dos estos requisitos, se considera que la aceptación se ha
negado.

99. Negativa de aceptación. Si el librado se niega a admitir


la orden de pagar la cantidad librada, este hecho no origina
para él responsabilidad alguna frente al portador del título
con el cual no le une ninguna relación jurídica. Por el con-
trario, la negativa del librado de aceptar la letra hace nacer la
responsabilidad del girador de la misma, quien al emitir el
documento garantiza su aceptación al tomador o beneficia-
rio y a todos los portadores sucesivos del mismo. Sin embar-
go, para que pueda hacerse efectiva la responsabilidad del
librador es necesario que el portador proteste la letra por
falta de aceptación. Transferida la letra por endoso traslaticio
de dominio, el o los endosantes son solidariamente responsa-
bles de los efectos de la falta de aceptación o pago, salvo
estipulación expresa en contrario estampada en el dorso mis-
mo del documento. Para que el portador pueda hacer efecti-
vos sus derechos en contra de los endosantes, debe asimismo
protestar oportunamente la letra por falta de aceptación. Cuan-
do tratemos en detalle de los protestos, volveremos sobre
este punto.
158 Ricardo Sandoval López

Sección V

La garantía y el aval

100. Generalidades. El crédito que emana de una letra de


cambio puede ser caucionado de diferentes formas, a saber:
–Por la solidaridad de las obligaciones cambiarias;
–Por el aval, y
–Por otras garantías extracambiarias.

101. Solidaridad cambiaria. Se trata de una modalidad que


tiene su fuente en la propia ley. En efecto, es la ley la que
contempla una responsabilidad solidaria de todos los obliga-
dos al pago de la letra de cambio: ella afecta al librador, al
aceptante y a los endosantes. Esta solidaridad pasiva alcanza
al total de la prestación cambiaria. En efecto, según el artícu-
lo 79 de la ley vigente, todos los que firman una letra de
cambio, sea como libradores, aceptantes o endosantes, que-
dan solidariamente obligados a pagar el valor de la letra, más
los reajustes e intereses, en su caso. Los endosantes pueden
exonerarse de la responsabilidad solidaria estipulándolo en
forma expresa en el endoso mismo del documento. Además,
conviene recordar que sólo el endoso traslaticio de dominio
genera la responsabilidad solidaria del endosante (art. 25).
La solidaridad cambiaria es distinta de la solidaridad mo-
dalidad de los actos jurídicos en el derecho común. En efec-
to, en este último la obligación solidaria es común a los
diferentes deudores, quienes sólo tienen una parte en la deu-
da, aun cuando pueda exigírseles el total de ella. En la soli-
daridad cambiaria, los distintos endosantes no son codeudores
de la letra, sino más bien fiadores solidarios que sólo pueden
ser perseguidos en defecto del pago por el deudor principal
y que pagando la letra tienen acción de reembolso contra el
deudor principal. En nuestra legislación, el principio está
contenido en el artículo 82 inciso 2º, que dice: “El endosante
que paga la letra tendrá acción cambiaria de reembolso a su
Derecho Comercial 159

elección en contra del librador, aceptante y endosante ante-


riores y de sus avalistas”. Se justifica que el endosante que
paga la letra no tenga acción en contra de cualquiera de los
demás endosantes sino respecto de los endosantes anterio-
res, ya que de ellos derivó la transferencia del título y éstos al
hacerla garantizan al endosatario que la letra va a ser pagada.
Respecto del librador debemos tener presente que al crear
la letra garantiza a todos que ella va a ser pagada por el
librado, de suerte que cualquiera que pague podrá dirigir
acción de reembolso en su contra, menos desde luego el
aceptante. El artículo 82 de la ley, aplicable en la materia,
dispone que el librador o el aceptante que pague la letra no
tendrán acción cambiaria de reembolso entre sí, ni contra
los demás firmantes de la letra.
En fin, digamos que la solidaridad del librador y de los
endosantes queda sujeta a la condición de que la letra haya
sido protestada oportuna y eficazmente por falta de pago. En
caso contrario, la letra se perjudica, esto es, caducan las ac-
ciones cambiarias que el portador puede tener contra el li-
brador, endosante y los avalistas de ambos. Con todo, el
perjuicio no produce sus efectos en caso de quiebra del libra-
do o aceptante ocurrida antes del vencimiento, o de haberse
estampado en la letra la cláusula “devuelto sin gastos” o “sin
protesto”.

102. El aval. El pago de la letra de cambio puede asimis-


mo caucionarse con una fianza cambiaria denominada “aval”.
El concepto de aval está definido por la ley sobre Letra de
Cambio y Pagaré en los siguientes términos: “El aval es un
acto escrito y firmado en la letra de cambio, en una hoja de
prolongación adherida a ésta, o en un documento separado,
por el cual el girador, un endosante o un tercero garantiza,
en todo o en parte, el pago de ella” (art. 46).
A diferencia del concepto de aval definido en el artícu-
lo 680, hoy derogado, del Código de Comercio, que autoriza-
ba la fianza cambiaria sólo a un “tercero extraño a la letra de
160 Ricardo Sandoval López

cambio”, la legislación vigente en la actualidad permite que


ella pueda darse por el girador o librador, por un endosante
y por un tercero, siendo esto último lo que sólo se admitía
antes. En efecto, el inciso final del derogado artículo 684 del
Código de Comercio señalaba que el librador, endosante y
aceptante de la letra no pueden otorgar aval.
Resulta curioso que el propio girador pueda ser aval,
porque este tipo de garantía no es sino una fianza cambiaria
y la fianza siempre implica que un tercero extraño responde
por el deudor principal. Por otra parte, no se divisa el interés
en que el librador sea también aval, por cuanto, como acaba-
mos de tratarlo, él es solidariamente responsable del pago de
la letra al portador, junto con los endosantes y aceptantes,
aunque esta garantía no significa que sea codeudor solidario
sino simplemente subsidiario.
Por lo demás, en la definición de aval del artículo 46 de
la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no se dice
expresamente que el aval garantice solidariamente, en todo o
en parte, el pago de la letra. La ley se limita a indicar que el
girador, un endosante o un tercero garantiza, en todo o en
parte, el pago de ella. En cambio, la definición del artícu-
lo 680, hoy derogado, del Código de Comercio, indicaba sin
lugar a duda alguna, expresamente, que un tercero extraño a
la letra de cambio afianzaba solidariamente su pago. Ahora
bien, como la solidaridad sólo nace de la convención, del
testamento o de la ley, requiere texto expreso para que se
entienda que se ha establecido. Sin embargo, del inciso final
del artículo 47 en relación con el artículo 79 se colige que el
aval está solidariamente obligado al pago de la letra, siempre
que no haya establecido limitaciones al otorgar su aval. En
los demás casos deberá estarse a la forma como el aval fue
concedido para determinar su alcance.
Creemos, asimismo, que tampoco representa una apre-
ciable ventaja el que se permita que el endosante se constitu-
ya en aval, ya que vale respecto de él lo que dijimos a propósito
del librador. Con todo, si el endosante otorga aval sin limita-
Derecho Comercial 161

ciones, se entenderá obligado en los mismos términos que el


aceptante y no será sólo deudor subsidiario en defecto de los
demás endosantes y del librador.
Pensamos que la legislación actual, en este aspecto, no
logra mejorar técnicamente la institución del aval.27

103. Formalidad del aval. La ley señala que el aval es un


acto escrito y firmado en la letra, en hoja de prolongación
adherida a ésta, o en un documento separado. Agrega que la
sola firma en el anverso de la letra o de su hoja de prolonga-
ción constituye aval, a menos que esa firma sea del girador o
del librado.
Asimismo, el aval puede perfeccionarse en el dorso del
documento, letra de cambio, y en este caso debe contener,
además de la firma del avalista, la expresión “por aval” u otra
equivalente.
Según la forma como el aval se constituye en la letra
misma o en documento separado, su alcance es diverso. Cuan-
do el aval se otorga en la letra misma y en la hoja adherida a
ella o al dorso con la expresión “por aval”, está literalizado,
incorporado al documento, soporte material del título de
crédito. De suerte que tendrá efectos cambiarios, esto es,
circulará juntamente con la letra y cualquiera que tenga el
título en su poder se informará del contenido, extensión y
modalidades del aval otorgado. Por el contrario, los derechos
que emanan de un aval otorgado en instrumento separado
no se transfieren por el endoso. Otorgado el aval en docu-
mento separado, debe, además de la firma del avalista, expre-

27 “La obligación como fiador y codeudor solidario respecto de deudas

futuras, válida según el artículo 2339 del Código Civil, cualquiera sea su
amplitud, no constituye al obligado en aval de un pagaré suscrito con poste-
rioridad, si el tercero no ha firmado el correspondiente documento cam-
biario en calidad de tal, identificando claramente el título al que se refiere”,
C. Santiago, 5 diciembre 1991, G.J. Nº 138, p. 41 (C. 10 y 11, pp. 41 y 42).
162 Ricardo Sandoval López

sar que el acto es un aval e identificar claramente la letra a la


cual concierne.
El aval conferido en documento separado carece de valor
cambiario, porque no circula junto a la letra, no tiene mu-
cho atractivo como caución para este tipo de título de crédi-
to, en el cual la literalidad juega un rol importante.

104. Efectos del aval. La fianza cambiaria puede otorgarse


con o sin limitaciones. En el primer caso, el artículo 47 de la
ley sobre la materia repite lo que establecía el artículo 682
del Código de Comercio, en cuanto a que el aval puede
limitarse a tiempo, caso, cantidad o persona determinada.
a) Tiempo. Como la prestación de pagar una suma de
dinero contenida en la letra de cambio por lo general está
diferida a un plazo determinado, época de vencimiento, pue-
de el avalista limitar su responsabilidad a esa época y exone-
rarse si ella se prorroga.
b) Caso. Significa que el aval puede sujetar su garantía al
evento de una condición, o bien señalar que responderá subsi-
diariamente en caso de que no cumpla la persona afianzada.
c) Cantidad. Esto es, que la garantía se otorgue por una
cantidad inferior a la que viene librada en la letra.
d) Persona determinada. Implica que la caución puede li-
mitarse al aceptante, al librador, a cierto endosante, etcétera.
Limitado el aval a alguna de estas circunstancias, sólo
comporta la responsabilidad que el avalista se hubiere im-
puesto.
Otorgado el aval sin limitaciones, el fiador cambiario res-
ponde del pago de la letra en los mismos términos que el
aceptante.28

28 “El aval del aceptante de una letra de cambio se encuentra en la

misma situación que éste.


En consecuencia, si la falta de protesto oportuno no puede favorecer al
aceptante, tampoco puede favorecer al aval” (C. Apelaciones de Santiago, 7
de marzo de 1983, Nueva Gaceta, año 6, vol. VI, p. 24).
Derecho Comercial 163

El avalista puede oponer todas las excepciones de la per-


sona caucionada, aun las de carácter personal, cuando éste
pueda oponerlas al que reclama el pago.
En fin, el aval que paga la letra tiene acción cambiaria de
reembolso en contra de la persona a quien él ha garantizado
y de los demás firmantes de la letra respecto de los cuales
tuviere acción cambiaria de reembolso la persona avalada.
Habiendo avalistas conjuntos, se aplicará a ellos la regla del
art. 2378 del Código Civil.

105. Otras garantías. Aparte de la solidaridad cambiaria y


del aval, puede caucionarse el cumplimiento de la promesa de
pagar la suma librada en una letra de cambio mediante garan-
tías reales; prendas o hipotecas. Estas obligaciones accesorias
de garantía se constituirán según las reglas generales del dere-
cho común, teniendo especial cuidado en determinar con toda
precisión la letra de cambio cuyo pago se cauciona.
Las cauciones reales señaladas no tienen carácter cam-
biario, no se literalizan ni se incorporan al título de crédito
que garantizan, por lo que no pueden circular con él me-
diante el endoso.

Sección VI

El vencimiento y pago de la letra

106. Forma de determinar el vencimiento. Para saber la época


de pago de una letra de cambio es preciso establecer su ven-

“Si el deudor principal ha caído en quiebra, nada obsta para que se siga la
ejecución exclusivamente en contra del aval, más aún si ni siquiera se notificó
de la demanda al deudor principal” (Nueva Gaceta, año 6, vol. VI, p. 23).
“Responsabilidad del avalista, protesto extemporáneo no lo beneficia,
alcance de la cláusula ‘devuelta sin gastos’ o ‘sin obligación de protesto’.”
Véase Corte de Apelaciones Pedro Aguirre Cerda, 16 de abril de 1984,
Gaceta Jurídica 1984, Nº 46, p. 81.
164 Ricardo Sandoval López

cimiento, que depende de la forma como el documento se


ha girado. La ley permite que la letra pueda girarse:
–A la vista;
–A un plazo de la vista;
–A un plazo de la fecha del giro, y
–A día fijo y determinado.
No vale como letra de cambio la girada a otros venci-
mientos o a vencimientos sucesivos. El artículo 48 de la Ley
18.092, de 14 de enero de 1982, suprime la posibilidad de
girar la letra a uno o muchos usos y a una feria como se
establecía en el artículo 642, hoy derogado, del Código de
Comercio, formas que correspondían a épocas pasadas y que
no tenían aplicación práctica.
La letra emitida a la vista es pagadera a su presentación.
En ella la prestación consistente en pagar la suma girada no
tiene plazo; debe cumplirse en el momento en que el porta-
dor requiere el pago presentando la letra al cobro. La ley
establece que si la letra girada a la vista no se paga dentro del
plazo de un año contado desde la fecha de su giro queda sin
valor, a menos que se proteste oportunamente por falta de
pago (art. 49).29-30

29 “En los documentos pagaderos a la vista no cabe referirse a la ‘fecha

de vencimiento’ propiamente tal, términos a los que, por no encontrarse


definidos especialmente en la Ley Nº 18.092, corresponde darles su signifi-
cado natural y obvio, cual es el ‘cumplimiento del plazo de una deuda’, el
que en el caso de los señalados documentos, es pagadero a su presentación,
esto es, en cualquier momento.
Respecto de los mismos documentos, no deben cumplir con carga impo-
sitiva de ninguna especie, salvo que no sea la del pago del impuesto con
que se gravó el giro original del mismo…”, C. Suprema, 22 de junio de
1988, R.D.J., t. 85, 2ª parte, sec. 1ª, p. 110.
30 “El pagaré es un título que debe ser presentado al suscriptor para su

pago, y en el caso específico del extendido a la vista es esa presentación,


mediante la cual se reclama su cancelación, la que determina, precisamente, su
fecha de vencimiento, la cual ha dependido de la voluntad del beneficiario.
El derecho potestativo del poseedor del título, según resulta de lo dis-
puesto en los artículos 49, 52 y 107, de la Ley Nº 18.092, debe hacerse valer
Derecho Comercial 165

El término de la letra girada a cierto plazo a contar de la


vista, corre desde el día de la aceptación o desde su protesto
por falta de aceptación o por falta de fecha de aceptación. Ya
señalamos que cuando la letra de cambio se libra a la vista es
indispensable fechar la aceptación, con el propósito de deter-
minar su vencimiento. La ley obliga en este caso al librado a
fechar su aceptación; esta fecha debe ser la del día en que la
aceptación fue dada, a menos que el requirente exija que se
ponga la del día de su presentación. A falta de fecha, el porta-
dor, para conservar sus derechos contra los endosantes y el
librador, debe protestar la letra por falta de fecha de acepta-
ción. Cuando la aceptación es denegada deberá protestar el
título por falta de aceptación y la época de vencimiento co-
mienza a correr desde dicho protesto (arts. 36 y 50).
Cuando la letra se gira a un plazo de la fecha de emisión,
el término corre desde el día de su giro (art. 50).
La letra librada a un día fijo y determinado es pagadera
en el día designado. Es éste el caso de más frecuente aplica-

dentro del plazo de un año contado desde la fecha de giro del documento.
En el supuesto de no cumplirse tempestivamente con esta carga de presen-
tar el título a la vista para su cobro, éste quedaría sin valor a menos de ser
protestado oportunamente por falta de pago. Ahora, si se liberó a su bene-
ficiario de la obligación de protesto mediante la cláusula que válidamente
puede pactarse de conformidad con el Nº 4º del artículo 13 de la Ley
Nº 18.092, esta dispensa de protesto no puede entenderse ni tampoco hacer-
se extensiva a una liberación de la carga de presentar el título para su pago
dentro del plazo de un año que establece el artículo 49 de la ley. La presen-
tación del documento al cobro y su protesto por falta de pago son actos
diversos y cumplen también diferentes funciones. El título de crédito es de
presentación o exhibición, en el sentido de que el deudor no está obligado a
pagarlo mientras no le sea exhibido, presentación que es, al mismo tiempo,
una carga y un poder para el acreedor cambiario. El protesto, en cambio,
constituye por esencia un acto jurídico solemne, destinado fundamental-
mente a comprobar en forma indubitable que el título fue efectivamente
presentado al suscriptor para su pago dentro del plazo correspondiente y
también para probar si este último efectuó o no dicho pago”, C. Suprema,
30 de junio de 1986, G.J. Nº 72, p. 59.
166 Ricardo Sandoval López

ción práctica y el que no presenta dificultad alguna, como no


sea que se gire a una fecha inexistente: por ejemplo, 30 de
febrero, caso en el cual se vicia el título de inexistencia.
Por último, si el vencimiento de la letra de cambio cae en
día feriado, en día 31 de diciembre o en día sábado, se en-
tiende prorrogado para el primer día hábil siguiente. Esta
regla concuerda con lo que ya se había establecido a este
respecto por el artículo 33 de la Ley de Bancos, Decreto con
Fuerza de Ley Nº 252, de 4 de abril de 1960.

107. El pago de la letra. Interesa tanto al acreedor cambia-


rio, que de esta suerte obtiene el valor prometido en la letra,
como al deudor, que haciéndolo, conforme al título y la ley,
se libera de su obligación. Conviene, en consecuencia, plan-
tear y responder las interrogantes clásicas que se formulan
en esta materia: ¿cuándo debe hacerse el pago?, ¿a quién
debe pagarse?, ¿cómo debe hacerse el pago?

108. Presentación de la letra al pago. Según la norma previs-


ta en el artículo 52 de la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré,
el portador de una letra pagadera a día fijo, a un determina-
do plazo contado desde la fecha, o desde la vista, debe pre-
sentar el documento para el pago el día de su vencimiento o
al día siguiente hábil si fuere éste festivo o feriado bancario.
El pago puede requerirse sólo entre las 9 y 18 horas, a
menos que el lugar señalado para el pago sea el de una
institución bancaria o financiera, en cuyo caso sólo podrá
hacerse dentro de las horas de funcionamiento para la aten-
ción del público.
La letra debe pagarse el día de su vencimiento o al día
siguiente hábil si fuere festivo o feriado bancario. El librado
que paga antes del vencimiento queda responsable de la vali-
dez del pago (art. 56). Ello se explica porque la letra puede
ser negociada hasta el día de su vencimiento, de suerte que
debe garantizarse a todas las personas que adquieran el título
que el aceptante no pague antes del vencimiento. Es una sim-
Derecho Comercial 167

ple aplicación del brocardo jurídico: “el que paga mal paga
dos veces”, ya que si anticipa la solución del crédito su pago no
se presume liberatorio, porque puede beneficiarse a quien no
es acreedor. Por el contrario, el aceptante que paga la letra a
su vencimiento queda válidamente liberado, a menos que lo
haya hecho a sabiendas para consumar un fraude. Lo que se
dice del aceptante es aplicable a los otros obligados.
Sin embargo, nada impide que el deudor cambiario pue-
da pagar antes del vencimiento. Para regular los efectos de
este pago, se aplican las normas sobre operaciones de crédito
de dinero, vigentes a la época de la emisión de la letra de
cambio. El artículo 10 de la Ley Nº 18.010, de 27 de junio de
1981, sobre operaciones de crédito de dinero, establece que
el derecho de pagar anticipadamente que él consagra es irre-
nunciable.
El pago anticipado del deudor está sujeto a las siguientes
normas.
1. Tratándose de una letra de cambio con cláusula de
reajuste, deberá pagarse: el capital, el reajuste hasta el día
del pago efectivo y los intereses estipulados, calculados sobre
el capital reajustado, hasta el día del vencimiento de la letra.
Ejemplo: una letra de cambio girada por $ 50.000 con venci-
miento a seis meses de la fecha de su giro, con intereses del
3% mensual y reajuste según variación unidad de fomento,
que suponemos del orden del 1% mensual. Si se anticipa el
pago tres meses antes de su vencimiento, las sumas a pagar
serían las siguientes:

Capital $ 50.000
Reajuste 1.500 3% (1% mensual)
Intereses 9.270 18% sobre capital reajustado.

TOTAL $ 60.770

Si el deudor paga al vencimiento de la letra, los valores


serían los siguientes:
168 Ricardo Sandoval López

Capital $ 50.000
Reajuste 3.000 6% (1% mensual)
Intereses 9.540 18% sobre capital reajustado.

TOTAL $ 62.540

Con el pago anticipado el deudor ahorra en cuanto al


reajuste del capital y en cuanto al interés que se aplica sobre
ese capital reajustado. En el ejemplo el ahorro es de $ 1.770.
2. En el caso de una letra de cambio que no contiene la
cláusula de reajuste, el deudor que anticipa el pago debe
enterar el capital y los intereses hasta el vencimiento de la
letra. Para el deudor no hay ninguna ventaja por el pago
anticipado.
La letra girada a la vista es pagadera el día de la presenta-
ción y si no se paga dentro del plazo de un año contado
desde la fecha de emisión, queda sin valor, salvo que se pro-
teste oportunamente por falta de pago.

109. ¿A quién debe hacerse el pago? Al igual que en el dere-


cho común, el pago debe hacerse al acreedor (art. 1576 del
Código Civil); sin embargo, en este caso conviene precisar
que debe tratarse del acreedor cambiario. Se trata de la persona
que está legítimamente en posesión del título. Puede tratarse
del tomador o beneficiario si la letra no ha circulado y nada
obsta a que éste sea el propio librador. Cuando la letra ha
circulado por el mecanismo del endoso traslaticio de domi-
nio, el acreedor cambiario es el portador legítimo, el que
obtiene su derecho por una serie no interrumpida de endo-
sos formalmente ejecutados. A este respecto el artículo 26 de
la ley vigente en la materia dispone: “El tenedor de una letra
de cambio se considera portador legítimo si justifica su dere-
cho por una serie no interrumpida de endosos, aunque el
último esté en blanco”. En consecuencia, no debe haber “sal-
tos” en la cadena de endosos. Estos últimos deben ser formal-
mente válidos en cuanto a que debe cumplirse con la ley que
Derecho Comercial 169

regula la circulación del título, sin atender a vicios de fondo


como, por ejemplo, incapacidad, mandatario sin atribucio-
nes, etcétera.
El que paga una letra de cambio no está obligado a cer-
ciorarse de la autenticidad de los endosos; ni tiene facultad
para exigir que ésta se compruebe; pero debe verificar la
identidad de la persona que la presenta al cobro y la conti-
nuidad de los endosos, so pena de quedar responsable si
paga a portador ilegítimo del documento (art. 31).

110. Constancia del pago. Interesa al obligado que paga el


tener el documento en su poder con constancia de que está
pagado. Hemos puesto de relieve al tratar la Teoría General
de los Títulos de Crédito la importancia que tiene el docu-
mento para exigir la prestación en él contenida. Quien de-
tenta el documento puede ejercer los derechos que de él
emanan. De esta suerte, una vez pagado, el obligado que
cumple la prestación tiene un interés primordial en obtener
la restitución del título y su cancelación, pues así tendrá la
certeza de que no le será cobrado otra vez y él a su turno,
contando con el documento, podrá exigir reembolso de quien
corresponda, según el caso.
A este respecto, el artículo 54 de la Ley Nº 18.092, vigen-
te en la materia, dispone: “El librado que paga la letra de
cambio puede exigir que ésta se le entregue con la constan-
cia del pago”.

111. El pago parcial. La nueva ley vigente en la materia


establece que, al vencimiento de la letra, el portador no pue-
de rehusar un pago parcial. Después de vencida la letra po-
drá rechazarlo si fuere inferior a la mitad del valor del
documento. El librado puede exigir que se haga mención de
este pago parcial en la letra y, además, que se le otorgue
recibo.
El portador puede protestar la letra por el saldo insoluto
(art. 54). Bajo la vigencia del Código de Comercio, artículo 713,
170 Ricardo Sandoval López

hoy derogado, en ningún caso el portador era obligado a reci-


bir su importe parcialmente; pero si admitía voluntariamente
un pago parcial, debía protestar la letra por el saldo.

112. Lugar de pago. La letra debe pagarse en el lugar que


ella indica. No obstante, si la letra no indica el lugar del
pago, éste debe hacerse en el domicilio del librado señalado
en el documento. Por otra parte, no debemos perder de vista
que el librado puede señalar en su aceptación un domicilio o
residencia diferente del que resulte del texto de la letra, para
que en él se efectúe el pago, siempre que esté ubicado en la
misma provincia. Cuando la aceptación se hace para pagar
en cualquier lugar fuera de dicha provincia, equivale al re-
chazo de la misma.
Conviene, asimismo, señalar que cuando el portador de
una letra aceptada es un banco o una entidad financiera, ya
sea como beneficiaria, ya como endosataria, el pago deberá
hacerse en la oficina que tenga en su poder la letra y que esté
situada en la comuna en que corresponda hacerse el pago.
Este hecho se informa al aceptante mediante comunicación
escrita dirigida por el banco o entidad financiera, con diez
días de anticipación, a lo menos, a su vencimiento, indicando
el nombre del beneficiario, monto de la letra, fecha de venci-
miento y lugar preciso en que debe efectuarse el pago.

113. Prohibición del pago. La letra de cambio como título


de crédito que interviene en la actividad mercantil sirviendo
de medio de circulación, de pago y de crédito, debe estar
revestida de cierta seguridad, es decir, que, salvo hipótesis
muy excepcionales, la promesa de pago que ella contiene no
puede “desincorporarse” del documento ni entrabarse su pago.
Siguiendo este principio, el artículo 57 de la Ley 18.092,
de 14 de enero de 1982, aplicable en la materia, establece
que no puede prohibirse ni entrabarse por resolución judi-
cial el pago o circulación de la letra de cambio, salvo en caso
de quiebra de su portador o de cualquier otro suceso que
Derecho Comercial 171

prive a éste de la libre administración de sus bienes. Como


veremos más adelante, en caso de sustracción o extravío se
prohíbe también el pago de la letra de cambio.
La ley permite decretar la retención, prohibición o em-
bargo sobre el crédito, juntamente con la aprehensión del
documento mismo, en juicio o gestión judicial seguida con-
tra su tenedor legítimo y siempre que el documento se en-
cuentre en sus manos o en las de un mandatario de éste para
su cobranza (art. 57).
Si el pago no se verifica al vencimiento, el acreedor cam-
biario puede tener interés en dejar constancia fehaciente de
este hecho, con el objeto de conservar los derechos que ema-
nan del título contra el librador, endosantes y avalistas. Esta
constancia fehaciente es la diligencia del protesto, que pro-
cede asimismo, cuando se rehúsa la aceptación o cuando ésta
no se fecha, que trataremos a continuación.

Sección VII

El protesto de la letra de cambio

114. Concepto. La ley vigente en la materia no define la


idea de protesto. Puede decirse que se trata de un acto so-
lemne por medio del cual se deja constancia fehaciente de la
falta de aceptación, de la falta de fecha de aceptación o de la
falta de pago de una letra de cambio. Se trata de un acto
solemne porque la ley lo ha revestido de una serie de forma-
lidades: aviso, acta o constancia escrita de la diligencia, inter-
vención de ministro de fe pública, etc., debido a las
consecuencias o efectos jurídicos que le atribuye.

115. Clases de protesto. En principio, las formalidades de


las diversas clases de protesto son las mismas. La diferencia
entre ellas estriba en la causa que lo origina y las consecuen-
cias que producen.
172 Ricardo Sandoval López

La Ley 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, establece


tres clases de protesto: por falta de aceptación, por falta de
fecha de aceptación y por falta de pago, atendiendo a las
causas que lo originan (art. 59).
El protesto por falta de aceptación pone en evidencia
que no se cumplió la promesa de aceptación que el librador
hace al girar la letra respecto del tomador o beneficiario y de
los portadores sucesivos del título. Al portador le conviene
dejar constancia fehaciente de este hecho, pues de esta for-
ma puede hacer efectiva la responsabilidad del librador y
endosante del documento. Este es el efecto normal del pro-
testo por falta de aceptación (art. 10). Pero la ley le atribuye,
asimismo, otras consecuencias: el protesto por falta de acep-
tación dispensa de la presentación de la letra al pago y del
protesto por falta de pago. Durante la vigencia del Código de
Comercio en materia de letra de cambio, el protesto por
falta de aceptación no dispensaba de la carga de protestar la
letra por falta de pago (art. 723 inc. 2º, hoy derogado).
El protesto por falta de fecha de aceptación es elemento
esencial para determinar la época de vencimiento de la letra
girada a la vista, caso en el cual la aceptación debe fecharse
por el librado. Si el librado rehúsa fechar su aceptación, el
portador debe protestar la letra por falta de fecha de acepta-
ción, para conservar sus derechos contra el librador y endo-
santes (art. 36). El término para pagar la letra girada a un
plazo contadero desde la vista, corre, en este caso, a partir
del día del protesto.
El protesto por falta de pago hecho en tiempo y forma
hace nacer las acciones cambiarias del portador en contra
del librador, endosantes y avalistas de ambos. La omisión del
protesto o su falta de oportunidad origina la caducidad de
dichas acciones.

116. Oportunidad del protesto. Es necesario hacer un distingo


según la causa que origina el protesto. El protesto por falta de
aceptación debe hacerse el día siguiente hábil de la presenta-
Derecho Comercial 173

ción de la letra a la aceptación. Recordemos que cuando la


letra es girada a un día fijo y determinado o a un plazo contade-
ro de la fecha de giro, puede ser presentada para la aceptación
dentro del plazo de su vencimiento (art. 35). Si se rehúsa la
aceptación, se dejará constancia auténtica de este hecho al día
siguiente hábil de la presentación de la letra a la aceptación.
Tratándose de letra girada a un plazo contadero de la
vista o que deba ser presentada a la aceptación en un plazo
determinado en virtud de cláusulas especiales, el librado debe
fechar su aceptación. La fecha debe ser la del día en que la
aceptación se ha dado, a menos que el requirente exija que
se ponga la del día de su presentación. Si el librado rehúsa
fechar su aceptación, el portador para conservar sus dere-
chos contra el librador y los endosantes, debe protestar la
letra por falta de fecha de aceptación, al día siguiente hábil
de aquel en que se produjo dicho hecho.
El protesto por falta de pago debe hacerse al día siguien-
te hábil del vencimiento de la letra. Deberá tenerse en cuen-
ta lo que ya se ha dicho respecto de los días que no son
hábiles para requerir la aceptación y el pago (sábados, feria-
dos y 31 de diciembre), caso en el cual deben requerirse al
día siguiente hábil; en consecuencia, el protesto deberá prac-
ticarse, a su turno, el día subsiguiente.
Sin embargo, no podemos perder de vista que la letra de
cambio puede protestarse antes de su vencimiento, en los
casos señalados en el artículo 67 de la Ley de Quiebras, que
contiene el efecto inmediato de la declaratoria denominado
exigibilidad anticipada de las deudas del fallido. Según la
norma recién citada, estos casos son los siguientes:
–Quiebra del aceptante;
–Quiebra del librador de una letra de cambio no acepta-
da, y
–Quiebra del suscriptor de un pagaré a la orden.
En todos estos casos la exigibilidad anticipada afecta a los
demás obligados al pago del documento, quienes pagarán
inmediatamente.
174 Ricardo Sandoval López

Por otra parte, el artículo 73 de la Ley Nº 18.092 regla-


mentó una situación en la cual el protesto puede hacerse
dentro de los treinta días de vencida una letra de cambio.
Ello ocurre cuando se da en pago de una letra de cambio un
cheque cuyo pago se rehúsa por el banco librado, siempre
que se hubieren hecho constar en la misma el nombre del
banco girado, la numeración del cheque y la cuenta corrien-
te sobre la cual se ha girado. Agrega la disposición que el
plazo de treinta días se ampliará si el banco librado que ha
protestado el cheque con el cual se pagó la letra o rehusado
su pago hubiere suspendido sus operaciones y por los días
que durare la suspensión. En caso de duda ese plazo será
determinado por la Superintendencia de Bancos e Institucio-
nes Financieras.
En relación con la oportunidad del protesto conviene, en
fin, tener presente la norma contenida en el artículo 75 de la
Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré. Según este precepto, en
el evento de fuerza mayor o caso fortuito, el portador de la
letra deberá presentarla para su aceptación o pago, y en su
defecto requerirá el protesto, el día siguiente hábil de cesado
el impedimento.
Por último, destacamos que el portador de la letra de
cambio no queda dispensado de la obligación de protestarla
por la quiebra, interdicción o muerte del librado (art. 78).
Para el portador el protesto es una carga legal que debe
cumplir si pretende hacer efectiva la responsabilidad por ga-
rantía del librador, endosante y avalistas de ambos. Si no se
cumple con protestar oportunamente la letra, caducan los
derechos del portador en contra de los deudores por garan-
tía. No queda dispensado el portador de la carga que la ley le
impone de protestar la letra, para hacer efectivos sus dere-
chos contra el librador y demás obligados, por la declaración
en quiebra, interdicción o por la muerte del librado.

117. Formalidades del protesto. La constancia auténtica de


que la letra no fue aceptada, fechada su aceptación o pagada
Derecho Comercial 175

está sujeta a una serie de formalidades que se refieren tanto


a la intervención de un ministro de fe, a las actuaciones o
diligencias que comprende, como al acta en que se estampa,
cuyo contenido está determinado por el legislador.

118. Notario competente para el protesto. De conformidad con


lo previsto en el artículo 60 de la Ley Nº 18.092, los protestos
deben hacerse por los notarios, pero en las comunas que no
son asiento de notario pueden efectuarse por el oficial de
Registro Civil del lugar del pago o del lugar donde deba
prestarse la aceptación, según corresponda.
El protesto por falta de aceptación o por falta de fecha
de aceptación debe hacerse ante el funcionario correspon-
diente al lugar en que deba prestarse la aceptación (art. 65).
Está habilitado para realizar el protesto por falta de pago
el funcionario competente del lugar en que éste deba hacer-
se (art. 68). Tanto respecto del protesto por falta de acepta-
ción o de fecha de aceptación como del protesto por falta de
pago, cuando la ley emplea la expresión “funcionario”, debe-
mos entender que se trata del notario competente o del ofi-
cial de Registro Civil, en su caso, sin perder de vista que el
protesto por falta de pago puede, asimismo, hacerse por los
bancos e instituciones financieras.

119. Diligencias que verifica el notario. El protesto compren-


de una actuación fundamental que es el requerimiento de
aceptación, de fecha de aceptación o de pago que debe prac-
ticar el funcionario competente en los lugares y oportunida-
des que la ley señala. Si el requerimiento no conduce al
resultado que con él se pretende, se deja constancia en el
acta de protesto de la respuesta del librado. El requerimiento
se practica previo aviso dirigido al librado o aceptante.

120. El aviso. El funcionario encargado de practicar el


protesto debe entregar, en los lugares y oportunidades que
señalan los artículos 68 y 69 de la Ley sobre Letra de Cambio
176 Ricardo Sandoval López

y Pagaré, un aviso dirigido al librado o aceptante, por el cual


se le cita para el día siguiente hábil que no fuere sábado a su
oficio, a fin de realizar el requerimiento que corresponda.
Los notarios pueden, bajo su responsabilidad, delegar la fun-
ción de entregar el aviso en un empleado de su dependen-
cia, con autorización de la Corte de Apelaciones respectiva.
Tratándose de los protestos por falta de pago, el aviso se
entrega en el lugar donde aquel deba efectuarse, y en el
primero o en el segundo día hábil siguiente que no fuere
sábado, al vencimiento de la letra o al vencimiento del plazo
fijado en el artículo 49 de la ley de la materia, si ella fuere
girada a la vista (art. 69).
En los protestos por falta de aceptación o falta de fecha
de aceptación, el aviso debe entregarse en el lugar en que
haya de efectuarse la aceptación, a más tardar el segundo día
hábil siguiente al vencimiento del plazo para la presentación
a la aceptación (art. 66).
El aviso lo entrega el funcionario a alguna persona adul-
ta que encuentre en los lugares en que debe ser entregado, y
cuando ello no fuere posible, lo deja de la manera que esti-
me más adecuada (art. 61 inc. 2º).

121. El requerimiento. El requerimiento de aceptación, de


fechar la aceptación o de pago, en su caso, se hace en el
oficio del funcionario competente, al día siguiente hábil al
de la entrega del aviso (arts. 61, 66 y 69 inc. final).
Si el librado o aceptante no comparece a la citación con-
tenida en el aviso entregado en los lugares y oportunidades
ya señaladas, se practica el protesto de la letra sin necesidad
de requerimiento.

122. Acta de protesto. El escrito que contiene la diligencia


del protesto se denomina “acta de protesto”. La Ley Nº 18.092,
sobre Letra de Cambio y Pagaré, dispone que se estampa al
dorso de la letra o en hoja adherida de prolongación de ella.
El contenido es el siguiente:
Derecho Comercial 177

a) La constancia de haberse entregado el aviso de cita-


ción para el requerimiento y la fecha en que tal entrega se
realizó;
b) La relación de que el librado no aceptó la letra en los
términos en que ella fue girada, o que no fechó la aceptación
o que no pagó íntegramente, según el caso. En el evento de
pago parcial debe expresar su monto;
c) Un resumen de lo que exprese el librado para no
aceptar, no fechar la aceptación o no pagar la letra, si compa-
rece a la citación; o la constancia de que el librado no com-
pareció o nada dijo;
d) El número con que el protesto aparece en el registro
de protesto que lleva el funcionario que lo efectuó;
e) El monto de los impuestos y derechos cobrados;
f) La fecha, hora y lugar del protesto, y
g) La firma del funcionario que practica la diligencia.

123. Depósito del importe de la letra. Aun cuando la nueva ley


ha formulado mayores exigencias en orden a precisar el lugar
de pago de la letra de cambio y evitar dificultades para el obliga-
do en este orden de cosas, se le permite asimismo que pueda
depositar su importe en la Tesorería Comunal respectiva, cuan-
do en ella se hubiere señalado la comuna que corresponda al
lugar del pago. Por tal razón, el artículo 70 de la ley sobre la
materia dispone que el funcionario, antes de estampar la dili-
gencia del proceso por falta de pago, debe verificar en la Teso-
rería Comunal correspondiente si se ha efectuado algún depósito
destinado al pago del documento, siempre que en él se hubiere
señalado la comuna correspondiente al lugar del pago.
Agrega la norma recién citada que cuando el depósito fuere
suficiente para pagar la letra, intereses y reajustes, en su caso, se
omite el protesto. Por el contrario, si el depósito no fuere sufi-
ciente para pagar la letra, sus intereses, reajustes y gastos, en su
caso, el funcionario debe dejar constancia de ello y protestar la
letra por el saldo insoluto. Tratándose de letras reajustables no
necesita indicar el monto de dicho saldo insoluto.
178 Ricardo Sandoval López

En fin, el funcionario a cargo del protesto retira el depó-


sito bajo recibo y entrega la letra al depositante con la cons-
tancia del pago estampada en ella o, en su caso, le entrega el
recibo de pago parcial. Los fondos retirados se entregan al
portador de la letra de cambio.

124. El Registro de Protestos. En virtud de lo dispuesto por


el artículo 63 de la Ley sobre Letras de Cambio y Pagaré,
todo funcionario encargado de efectuar protestos de letras
debe llevar un Registro de Protestos, en el cual deja constan-
cia día a día de los que haya realizado, con número correlati-
vo de cada uno de ellos, con las enunciaciones contenidas en
las letras b), d), e) y f) del artículo 62, relativo a los requisitos
del acta de protesto. En el Registro de Protestos se especifica
además el documento protestado con los nombres del libra-
do o aceptante, del requirente, del beneficiario, monto de la
letra y época del vencimiento.
Una vez realizada la diligencia del protesto, el notario o
el oficial de Registro Civil, en su caso, debe devolver al porta-
dor la letra original, con las constancias del protesto, a más
tardar el día siguiente hábil que no fuere sábado, y responde
de los daños y perjuicios que resulten de su demora o de
cualquiera irregularidad u omisión en el protesto que le sean
imputables o si la letra se extravía.

125. Protesto por banco o financiera. La Ley número 18.092,


de 14 de enero de 1982, que establece normas sobre letra de
cambio y pagaré, autoriza a los bancos o sociedades financie-
ras para efectuar el protesto por falta de pago, con los requi-
sitos y formalidades que señala en su artículo 71.
Este tipo de protesto lo realizan los bancos y las financie-
ras cuando concurren dos requisitos copulativos indicados
por la norma legal citada, a saber:
1. Que el banco o la sociedad financiera no reciba ins-
trucciones en contrario del portador del documento. Las
instrucciones en contrario se refieren precisamente al hecho
Derecho Comercial 179

de que el tenedor de la letra exprese que el protesto lo haga


un notario;
2. Que el banco o la entidad financiera tenga la letra en
su poder, ya sea como beneficiario, ya sea como endosatario.
La ley no indica qué clase de endoso se requiere en este caso
para que el banco o la financiera estén en posesión del docu-
mento, pues cualquiera que sea su clase, siempre se entiende
facultado para protestarlo o requerir su protesto.

126. Formalidades del protesto efectuado por bancos o financie-


ras. Cuando esta clase de protesto procede con los presu-
puestos ya indicados, deben cumplirse las siguientes
formalidades:
a) El banco o sociedad financiera, en su caso, enviará
aviso escrito al aceptante comunicándole que tiene la letra
en su poder, con diez días, a lo menos, de anticipación a su
vencimiento, e indicará el nombre del beneficiario, monto
de la letra, fecha de su vencimiento y lugar preciso en que
debe efectuarse el pago. Las sociedades anónimas bancarias
o las entidades financieras deberán llevar un registro diario
en el que se hará constar el envío de cada uno de dichos
avisos, su fecha y el nombre y domicilio del destinatario. Al
término de cada día un funcionario autorizado del mismo
banco o sociedad financiera certificará el cierre del registro
respectivo;
b) La falta de pago del documento se certifica al dorso
del documento o en hoja de prolongación con expresión,
además, de la constancia de haberse enviado el aviso a que se
refiere la letra a), el número que se asigne a esta actuación
en el Registro de Letras no Pagadas, la fecha y lugar de la
diligencia y la firma del representante autorizado del banco
o de la sociedad financiera, según corresponda.

127. Registro de Letras Protestadas. Los bancos o sociedades


financieras deben llevar, en cada oficina, un Registro de Le-
tras Protestadas, en el que día a día dejarán constancia de los
180 Ricardo Sandoval López

protestos por falta de pago que hayan practicado, el número


correlativo de cada uno de ellos, mención de haberse envia-
do el aviso, la fecha del protesto y los nombres del aceptante,
del beneficiario, monto de la letra y época de vencimiento.
Al término de cada día un funcionario autorizado del banco
o de la entidad financiera certifica el cierre de este registro.
Tanto el Registro de Letras Protestadas como el Registro
de Avisos Enviados son de carácter público y se presume la
veracidad de lo expresado en ellos. Se trata, sin duda, de una
presunción simplemente legal.31

128. Ineficacia del protesto hecho por bancos o financieras. Ca-


recen de efectos jurídicos los protestos hechos por estas enti-
dades cuando se hubieren omitido el aviso al aceptante, el
número, la fecha de la actuación o la firma del representante
del banco o sociedad financiera, según el caso.

129. Alcance y utilidad práctica del protesto por bancos o finan-


cieras. No se trata de juzgar, por ahora, los resultados que en
la práctica origina la aplicación de este tipo de protestos,

31 El Decreto Nº 625 del Ministerio de Hacienda, publicado en el Diario

Oficial de fecha 29 de septiembre de 1982, introdujo modificaciones a la


reglamentación existente en materia de publicación de las letras de cambio
y pagarés protestados en el Boletín de Informaciones Comerciales de la
Cámara de Comercio de Santiago A.G. En virtud de la modificación aludi-
da, corresponde ahora a los bancos y sociedades financieras enviar al citado
Boletín una nómina de letras de cambio y pagarés aceptados o suscritos con
la firma autorizada por un notario, a la orden del banco o de la sociedad
financiera, no pagados a su vencimiento y que no hayan sido protestados
por falta de pago por notario u oficial de Registro Civil, en su caso, y una
nómina de las letras de cambio y pagarés que hubieren protestado dichas
instituciones a su vencimiento en conformidad a la Ley Nº 18.092. El decre-
to aludido impone la obligación general a los notarios de enviar al Boletín
referido la nómina de las letras de cambio y pagarés que hayan sido protes-
tados por ellos. Véase, además, Circular Nº 1.854, de 26 de octubre de
1982, del Banco Central de Chile, en Boletín del Banco Central de Chile
Nº 659, p. 60.
Derecho Comercial 181

cuya implementación aún no está completamente afinada.


Sin embargo, se puede anticipar que la reforma parece no
tendrá gran acogida por las limitaciones con que se creó este
sistema de protestos. En efecto, sólo se aplica en los casos ya
señalados cuando los bancos o las entidades financieras tie-
nen las letras en su poder como beneficiarios o endosatarios
y salvo instrucciones en contrario. Por otra parte, las formali-
dades a que está sujeto este protesto suponen la existencia de
registros de avisos remitidos y de letras protestadas, que de-
ben llevarse día a día y certificarse su cierre diario, la remi-
sión misma de los avisos y constancia de la falta de pago con
las enunciaciones que la ley indica, todo lo cual supone que
los bancos o las sociedades financieras dediquen uno o más
funcionarios, por oficina, para efectuar estas labores, por las
que dichas entidades no pueden cobrar suma alguna y son
responsables de las obligaciones tributarias que ellas gene-
ran. Siendo esto así, creemos que los bancos o las sociedades
financieras cuando sean beneficiarios de las letras las remiti-
rán al notario para que las proteste y cuando sean endosata-
rios pedirán al cliente instrucciones expresas de hacer
protestarlas ante notario.
En fin, la utilidad de estos protestos es, asimismo, relativa
si se piensa que no tienen el carácter de personales para los
efectos de contar con un título ejecutivo según el artícu-
lo 434 Nº 4 del Código de Procedimiento Civil. Será siempre
necesario, en consecuencia, preparar la vía ejecutiva cuando
una letra de cambio se haya protestado por un banco o por
una sociedad financiera, poniendo dicha diligencia en cono-
cimiento del obligado por notificación judicial.

130. Nulidad del protesto. La nulidad del protesto por falta


de alguno de los requisitos que la ley exige para su validez
puede intentarse ante los tribunales por quien tenga interés
en ella.
Sin embargo, el artículo 77 de la ley de la materia esta-
blece que el tribunal podrá desechar la nulidad de un protesto
182 Ricardo Sandoval López

cuando el vicio no hubiere causado un efectivo perjuicio al


que lo invoca.

Sección VIII

Acciones para el cobro de la letra de cambio

131. Acciones cambiarias y extracambiarias. La letra de cam-


bio, como título de crédito que contiene una prestación con-
sistente en pagar una suma de dinero, está revestida de ciertos
mecanismos para garantizar su cumplimiento. Estos mecanis-
mos no son otra cosa que las acciones que pueden intentarse
por el portador para hacer efectivo el pago de la suma de
dinero contenida en la letra. Estas acciones emanan tanto de
la letra de cambio como de la relación subyacente que le da
origen. En el primer caso se trata de las acciones cambiarias,
que están reguladas por la Ley Nº 18.092, y en el segundo
supuesto, nos encontramos frente a las acciones extracambia-
rias, regidas por el derecho común, que pueden ser ejecuti-
vas u ordinarias.
Las acciones cambiarias son directas, indirectas y de reembol-
so. La acción directa la tiene el portador en contra del acep-
tante y de sus avalistas, la acción indirecta se ejerce en contra
del librador, endosantes y avalistas de ambos, y la acción de
reembolso la ejercita el endosante o el avalista que ha paga-
do la letra de cambio para recuperar su dinero. Veremos por
separado estas acciones.

132. Acción cambiaria directa. Es la que tiene el portador


legítimo de la letra en contra del aceptante, de su avalista y
del avalista que otorga su garantía en términos generales y
que no requiere de protesto para ser ejercitada. El aceptante
es sujeto pasivo de la acción directa por ser el único deudor
directo del título, el avalista que limita su aval a la persona
del aceptante responde como si fuera él mismo, de igual
Derecho Comercial 183

manera que el avalista que confiere su aval en términos gene-


rales.
La acción cambiaria directa la ejerce el portador legítimo
actuando por sí o representado por el endosatario en cobro
o por un mandatario general o especial. También pueden
ejercitarla el endosatario en garantía y el tercero que paga la
letra de cambio sin haber intervenido en ella. Normalmente
la acción directa se hace valer al vencimiento de la letra,
pero puede ejercerse antes de esa época en los casos indica-
dos en el artículo 81 de la ley sobre la materia, a saber:
a) Si se hubiere protestado la letra por falta de acepta-
ción del librado, de cualquiera de los librados conjuntos o de
todos los librados subsidiarios, en su caso. Al ser así, es evi-
dente que el librador no cumplió con la garantía de acepta-
ción prometida al crear el título y no vale la pena esperar la
época de vencimiento para que el portador pueda intentar
sus acciones, ni tampoco se requiere que la vuelva a protestar
por falta de pago.
b) Si cae en quiebra el librado o cualquiera de los libra-
dos conjuntos, hayan o no aceptado la letra. En este caso es
evidente que por el efecto del desasimiento que la declara-
ción de quiebra comporta, el o los librados no podrán dar su
aceptación ni pagar la letra, porque estarán privados de la
administración y disposición de sus bienes.
c) Si, antes de la aceptación, cae en quiebra uno de los
librados subsidiarios y ninguno de los restantes accede a acep-
tar la letra, o cae en quiebra el librado subsidiario que otor-
gó la aceptación. En tales situaciones es inconcuso que la
letra no podrá ser aceptada o que la aceptación que se dio
carece ahora de eficacia, por lo que la ley permite al porta-
dor ejercer su acción antes del vencimiento; y
d) Si el librador de una letra no aceptada cae en quiebra.
Por encontrarse declarado en falencia el creador del docu-
mento, no puede disponer de bienes para cumplir la rela-
ción subyacente que lo vincula con el librado y que sirve de
fundamento a la orden que emite en su contra, lo que sin
184 Ricardo Sandoval López

duda determinará al librado a no prestar la aceptación, ra-


zón por la cual el portador puede accionar sin esperar el
vencimiento de la letra.
En cuanto al objeto o contenido de la acción cambiaria
directa, diremos que ella permite demandar el importe de la
letra, más los reajustes y los intereses, si se hubieren incorpora-
do al documento mediante cláusulas accidentales. En el caso
que la letra no tenga intereses estipulados, se devengan los
intereses corrientes desde el vencimiento. Tratándose de la
letra girada a la vista, los intereses corren desde el protesto.

133. Acción indirecta, de recambio o de regreso. Es aquella


que la ley confiere al portador legítimo de la letra de cambio
en contra del librador, de los endosantes y de los avalistas de
ambos y tiene como exigencia ineludible el protesto oportu-
no y formal del título.
La acción indirecta se ejercita por el portador, por sí o
representado por el endosatario en cobro u otro mandatario;
por el endosatario en garantía y por el tercero extraño que
paga la letra. En este caso ante el no pago por el aceptante
en la época del vencimiento, el portador legítimo regresa
hacia el librador, quien responde del pago por ser el emisor
del título, o se dirige hacia los endosantes, quienes respon-
den por haber hecho circular el documento, o se encamina
hacia los avalistas de ambos, por haberlos caucionado. De ahí
que la acción indirecta se denomina también de regreso o de
recambio.
El requisito imprescindible para ejercer la acción indirec-
ta es efectuar el protesto por falta de pago oportuna y for-
malmente, para dejar testimonio que el aceptante como
deudor directo no la pagó cuando correspondía. La falta de
cumplimiento de esta carga que la ley impone al portador
hace caducar la acción indirecta en contra del librador, en-
dosantes y avalistas de ambos, situación que se conoce como
perjuicio de la letra. El portador legítimo puede impetrar esta
acción en contra de cualquiera de los sujetos pasivos de la
Derecho Comercial 185

misma, sin tener que observar ningún orden de precedencia,


aunque en la práctica habrá que dirigirla contra el más sol-
vente.
El objeto de la acción indirecta es obtener de los sujetos
pasivos el importe de la letra, con reajustes e intereses, si los
hubiere, o los intereses corrientes que se devengan desde el
vencimiento.

134. Perjuicio de la letra. Se denomina de esta forma a la


caducidad de las acciones indirectas del portador en contra
del librador, endosantes y los avalistas de ambos, por no ha-
berse efectuado el protesto de la letra en tiempo y forma.
El perjuicio implica que el librador, los endosantes y los
avalistas de ambos quedan exonerados de su responsabilidad
solidaria al pago de la letra, como consecuencia de la inob-
servancia por el portador de la carga que la ley le impone de
protestar oportuna y formalmente el documento para con-
servar sus acciones indirectas. De manera que el perjuicio de
la letra favorece a los mencionados deudores por garantía de
la letra, pero nunca beneficia al aceptante, por ser deudor
directo del título, ni a su avalista ni al avalista que otorga su
garantía en términos generales.
Conviene asimismo precisar que el perjuicio de la letra
no produce el efecto de caducidad de las acciones indirectas,
en los siguientes casos:
a) cuando quiebra el librado o aceptante antes del venci-
miento de la letra; y
b) cuando la letra lleva la cláusula accidental devuelta
sin gastos o sin obligación de protesto. En las dos situaciones
indicadas el portador conserva sus acciones indirectas con-
tra los obligados solidarios al pago de la letra de cambio. En
el primer caso se justifica que se mantengan las acciones
indirectas en contra del librador, endosante y avalistas de
ambos, porque el obligado directo está en falencia, y aun-
que se puede reclamar el pago de la letra verificando el
crédito en la quiebra, siendo un crédito valista es muy difí-
186 Ricardo Sandoval López

cil que sea pagado. Tratándose de la segunda situación, las


acciones se conservan, porque se relevó por el librador al
portador de la carga de protestar el documento, para el
ejercicio de las mismas.

135. Acciones cambiarias de reembolso. Hemos señalado que


el girador al emitir la letra de cambio es quien primero se
obliga a su pago. Ahora bien, cuando el librado admite la
orden de pagar la suma girada, se convierte en el obligado
directo o principal, pero no por eso se libera de responsabili-
dad el emisor del documento. Tanto el librador como el
aceptante se mantienen obligados al pago de la letra, de
manera que si uno de ellos la paga, no tiene acción de reem-
bolso en contra del otro ni en contra de los demás obligados
(art. 82, inc. 1º).
La acción cambiaria de reembolso sólo puede ejercitarse
por alguno de los firmantes de la letra que no sea el librador
ni aceptante, cuando ha debido efectuar el pago del título.
En consecuencia, están legitimados para su ejercicio el endo-
sante y el avalista que pagan la letra de cambio. Trataremos
por separado la situación del pago de la letra y del ejercicio
de esta acción.

136. Pago hecho por el endosante. El endosante que paga la


letra de cambio tiene acción de reembolso a su elección en
contra de:
• el librador, que ha garantizado la aceptación y el pago
del título al tomador o beneficiario, a todos los endosantes y
hasta el último portador;
• el aceptante, quien al admitir la orden del librador
queda obligado en forma directa y principal al pago de la
letra;
• los endosantes anteriores, quienes al transferir el docu-
mento mediante esta forma de circulación, comprometen su
responsabilidad solidaria al pago del mismo. Sólo puede in-
tentar la acción de reembolso contra los endosantes anterio-
Derecho Comercial 187

res, de quienes ha derivado su derecho, el endosante que


paga, pero no respecto de los endosantes posteriores, y
• los avalistas del librador, del aceptante y de los endo-
santes anteriores.
Tratándose del pago hecho por endosante, el artículo 84
de la ley cambiaria le autoriza para tachar su endoso y los
que le siguen.

137. Pago hecho por avalista. Cuando paga la letra de cam-


bio el avalista, tiene acción de reembolso en contra de la per-
sona que ha garantizado con su aval y de los demás firmantes
del título respecto de los cuales tenga acción cambiaria de
reembolso la persona avalada. Así, el avalista de un endosante
que paga la letra tiene acción cambiaria de reembolso en con-
tra de dicho endosante y podrá dirigirse asimismo contra el
librador, aceptante y endosantes anteriores y de sus avalistas.
Cuando se trata de avalistas conjuntos se les aplica la
norma contenida en el artículo 2378 del Código Civil, que
dispone que el fiador que paga más de lo que proporcional-
mente le corresponde es subrogado por el exceso en los de-
rechos del acreedor contra los cofiadores.

138. Alcance de la acción cambiaria de reembolso. El titular de


esta acción puede reclamar de las personas obligadas al re-
embolso los siguientes valores:
1. La suma íntegra que hubiere desembolsado con arre-
glo a la ley. Esta suma se reajusta desde la fecha del desem-
bolso hasta la del reintegro, según las reglas del artículo 14;
2. Los intereses corrientes sobre la cantidad reajustada,
en la forma indicada precedentemente, calculados desde la
fecha del desembolso hasta la de su reintegro.
Se advierte que el legislador ha querido que el titular de
la acción de reembolso obtenga el reintegro de todos los
valores que salieron de su patrimonio como consecuencia
del pago y que éstos mantengan su poder adquisitivo y de-
venguen intereses corrientes.
188 Ricardo Sandoval López

139. Pago parcial y acción cambiaria de reembolso. Tratán-


dose de pago parcial, el que lo hace sólo tiene derecho a
exigir que se haga constar en la letra y que se le entregue
copia íntegra del documento, certificada por notario. Esta
copia de la letra tiene el mismo valor que la letra original
para los efectos de intentar acciones cambiarias. Si el pago
parcial no proviene del librador ni del aceptante, cualquie-
ra de los demás obligados que lo haga podrá exigir su cons-
tancia en la letra y copia íntegra de ella certificada por
notario, para ejercer las acciones cambiarias de reembolso
por lo pagado.

140. Pago hecho por extraño a la letra. La ley permite, si-


guiendo las reglas generales del derecho común (art. 1572
del Código Civil), que cualquier tercero extraño puede pa-
gar la letra y haciéndolo se subroga en todos los derechos del
portador emanados del documento. En este caso, el portador
debe dejar constancia en la letra del nombre de la persona
que le hizo el pago.

Sección IX

El extravío de la letra de cambio

141. Generalidades. La letra de cambio, como título de


crédito, lleva incorporada una declaración instrumental de
pagar una suma de dinero. Dicha prestación conectada in-
disolublemente al título es no recepticia, incondicional, vin-
culante e irrevocable. Esta última característica implica que
una vez hecha la declaración no puede revocarse, salvo
hipótesis legal que autorice “desincorporarla” del documen-
to. El extravío de la letra es precisamente una de ellas, que
el legislador reglamenta estableciendo determinados requi-
sitos para que se declare judicialmente y surta efectos jurí-
dicos.
Derecho Comercial 189

142. Declaración de extravío. Para que el hecho del extra-


vío produzca consecuencias jurídicas se requiere que sea cons-
tatado por una declaración judicial. En efecto, en virtud de
la norma prevista en el artículo 88 de la Ley sobre Letra de
Cambio y Pagaré, el portador de una letra extraviada puede
solicitar que se declare el extravío de ésta y se le autorice
para ejercer los derechos que le corresponden como porta-
dor del documento.
La solicitud para que se declare el extravío se presenta
ante el juez de letras de turno en lo civil del domicilio del
peticionario, con los datos necesarios para identificar la letra
de que se trata (art. 88). Presentada la petición, se confiere
traslado por cinco días hábiles a los obligados y al librado. El
tribunal decreta asimismo que se dé noticia del extravío de la
letra y de la solicitud del portador, mediante un aviso que se
publica en la edición del Diario Oficial correspondiente a los
días 1º ó 15 de cualquier mes o en la del día siguiente hábil si
no se editare en esos días, para que dentro del plazo de
treinta días, contado desde el aviso, los demás interesados
comparezcan a hacer valer sus derechos.
Vencidos el plazo del traslado conferido y el término de
treinta días desde el aviso, sin que los obligados o el librado
formulen oposición o sin que nadie comparezca invocando
la calidad de portador legítimo de la letra, el tribunal autori-
za al solicitante para requerir la aceptación o el pago.
El tribunal, al otorgar la autorización al solicitante para
requerir la aceptación o el pago, puede exigir que éste rin-
da garantía de resultas, cuya calificación y duración deter-
minará prudencialmente (art. 90 inc. 2º). Es interesante
destacar que sólo en el caso en que se venzan los plazos sin
que se deduzca oposición o sin que nadie aparezca invocan-
do la calidad de portador legítimo de la letra, se autoriza
por el tribunal al solicitante para requerir la aceptación o el
pago de la letra extraviada, pudiendo exigirle que rinda
caución de resultas que el juez califica, como asimismo su
duración.
190 Ricardo Sandoval López

Por el contrario, cuando se deduce oposición por los


obligados, por el librado o por quien se pretenda portador
legítimo de la letra, se tramita como incidente. En este inci-
dente son partes el que solicita la declaración de extravío del
documento, y el o los oponentes (librado, obligados o porta-
dor legítimo). Cuando se formula oposición, el tribunal pue-
de ordenar de oficio los medios probatorios que estime
convenientes. Cualquiera cuestión accesoria que se promue-
va en el curso del procedimiento de declaración de extravío
de una letra de cambio, se resuelve en sentencia definitiva.
En cualquier estado de la gestión de declaración de ex-
travío, el solicitante puede pedir al tribunal que se decrete la
suspensión provisional de la aceptación y el pago. Para aco-
ger esta solicitud, el tribunal puede exigir la constitución de
una garantía de resultas. Con todo, puede procederse a la
aceptación o pago, previo otorgamiento de caución suficien-
te, por quien exige la aceptación o requiere el pago (art. 94).

143. Resolución que se pronuncia sobre el extravío. La ley dis-


pone que la sentencia que se dicta para acoger la solicitud de
declaración de extravío debe contener la determinación de
la letra de cambio de que se trata. La petición del solicitante
debe aportar precisamente los antecedentes que permitan la
individualización del título de crédito extraviado.
Una copia autorizada de esta resolución reemplaza el
documento perdido para los efectos de requerir la acepta-
ción o el pago. El título que se declara extraviado por esta
sentencia judicial queda, así, vacío de su contenido; en otras
palabras, la declaración documental queda de esta suerte “des-
conectada” o “desincorporada” del documento. Sin embar-
go, conviene tener presente que el reemplazo de la letra por
la copia de resolución judicial, no impide a los obligados
oponer al cobro las excepciones o defensas que habrían po-
dido hacer valer en relación con el documento extraviado.
Una vez ejecutoriada la resolución judicial que declara el
extravío de la letra, los plazos para presentar el documento a
Derecho Comercial 191

la aceptación o al pago se prorrogan hasta el tercer día hábil


siguiente de quedar ejecutoriada la sentencia, siempre que
tales plazos vencieren durante el curso del procedimiento.
Contra la resolución que pone término al procedimiento
de declaración de extravío de la letra de cambio sólo proce-
de recurso de apelación, que se concede en ambos efectos.

144. Efectos de la aceptación o pago autorizado por resolución


judicial. En virtud de la norma contenida en el artículo 96 de
la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, de 14 de
enero de 1982, la aceptación o el pago autorizado por la
resolución judicial que recae en el procedimiento de declara-
ción de extravío, producen los mismos efectos que los deriva-
dos del ejemplar auténtico de la letra. Dicho en otros términos,
esto implica que reemplazada la letra extraviada por la reso-
lución judicial, la aceptación o el pago producen efectos cam-
biarios. Así, conferida la aceptación en la resolución judicial
que reemplaza la letra extraviada, debemos entender que
ella puede circular con dicho documento. Asimismo, hecho
el pago sobre la resolución judicial que contiene la indivi-
dualización de la letra extraviada, habrá lugar, en su caso, al
ejercicio de acciones cambiarias.
La ley establece expresamente que, no obstante que la
aceptación o el pago autorizados en virtud de la resolución
que admite el extravío producen los mismos efectos que los
derivados del ejemplar auténtico de la letra, no se perjudican
los derechos del portador legítimo frente a quien, invocando
indebidamente esa calidad, haya obtenido la aceptación o el
pago.
Vale la pena poner de relieve que el procedimiento que
se contempla en la Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré para
el caso de extravío es total y absolutamente diverso del que
estaba previsto en el Código de Comercio que suponía un
aviso del portador al librado comunicándole la pérdida de la
letra y manifestándole su oposición a la aceptación o pago;
luego, una solicitud al tribunal para que éste prohibiera la
192 Ricardo Sandoval López

aceptación o el pago, y, finalmente, aviso de pérdida a su


endosante y exigencia de expedición de un nuevo ejemplar.
El procedimiento de extravío se aplica también en caso
de destrucción parcial de la letra.

Sección X

La prescripción de las acciones cambiarias

145. Acciones del portador. Las acciones del portador con-


tra los obligados al pago de la letra de cambio (aceptante,
librador, endosantes y avalistas de ellos) prescriben en el pla-
zo de un año, contado desde el día del vencimiento del do-
cumento. Así lo dispone el artículo 98 de la Ley Nº 18.092,
de 14 de enero de 1982, sobre Letra de Cambio y Pagaré.32
Como puede apreciarse, el plazo de prescripción de estas
acciones se reduce bastante en relación con el que contem-
plaba el Código de Comercio (art. 761), que era de cuatro
años. Aunque la nueva ley no lo dice expresamente como lo
hacía el Código de Comercio, debemos entender que la pres-
cripción es una forma de extinción de las acciones cambia-
rias que opera sin perjuicio de la caducidad de las mismas en
los casos señalados por la ley.33
Aquí se plantea el problema en relación con la prescrip-
ción iniciada bajo el imperio del Código de Comercio, que

32 “La Ley Nº 18.092, que contiene normas sobre letras de cambio y

pagaré, constituye una ley de carácter especial, cuyas disposiciones deben


aplicarse con preferencia a las del Código Civil, en lo que pugnan con estas
últimas. En el caso sublite el artículo 100 de la ley precitada predomina
sobre el artículo 2519 del mencionado cuerpo de leyes”, C. Suprema, 6 de
mayo de 1997, G.J. Nº 203, p. 43.
33 “Es aplicable al caso sublite la normativa de la Ley Nº 18.092, por lo

que, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 98 de ese texto legal, no es


posible revivir un título ejecutivo prescrito”, C. Suprema, 25 de marzo de
1997, G.J. Nº 201, p. 40.
Derecho Comercial 193

normalmente, según lo dispuesto en el artículo 25 de la Ley


de Efecto Retroactivo de las Leyes, debería regirse por la
legislación elegida por el prescribiente. Sin embargo, el
artículo transitorio de la Ley Nº 18.092 establece que las le-
tras de cambio giradas y los pagarés suscritos con anteriori-
dad a su vigencia se regirán por las disposiciones aplicables
en el momento de su emisión, lo que vino a crear dudas al
respecto.
La prescripción extintiva de las acciones cambiarias del
portador en contra de los deudores principales y en contra
de sus garantes, provenientes de letras de cambio giradas
antes del 15 de abril de 1982, cuyo plazo de cuatro años
corrió totalmente antes de la fecha indicada, no presenta
dificultad alguna pues debe entenderse que se rige solamen-
te por el artículo 761 del Código de Comercio, vigente en esa
época.
Cuando el tiempo de prescripción de estas mismas accio-
nes no alcanzó a cumplirse antes del 15 de abril de 1982, la
tutela de certeza jurídica, según una primera interpretación,
se regiría por los artículos 761 del Código de Comercio y 25
de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, lo que equivale
a decir que podrían prescribir en cuatro años o en un año, a
elección del prescribiente. Los cuatro años deberán contarse
desde que empezaron a transcurrir, esto es, desde el venci-
miento del documento, y el plazo de un año se contaría
desde la vigencia de la Ley Nº 18.092. Para postular esta in-
terpretación se argumenta que el artículo transitorio de la
Ley sobre Letra de Cambio y Pagaré no habría modificado la
norma del artículo 25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las
Leyes, porque cuando el legislador ha querido hacerlo lo ha
señalado expresamente, como sucedió en el caso de la Ley
Nº 6.162, que redujo los plazos de prescripción, a la cual le
dio efecto retroactivo para aplicarla a los plazos cuyo trans-
curso ya se había iniciado con anterioridad a su vigencia.
Otro tanto ocurrió con la Ley Nº 16.952, cuyo objeto fue
asimismo reducir plazos de prescripción.
194 Ricardo Sandoval López

Según esta primera doctrina, es lógico que el prescribien-


te elija el plazo de prescripción de un año, que le será más
favorable a su interés de ver extinguida la deuda.
Puede también sostenerse que la Ley de Efecto Retroacti-
vo de las Leyes sólo es aplicable en aquellos casos en los
cuales una ley no ha contemplado normas para regir situa-
ciones intermedias o anteriores a su vigencia, ya que ésa es la
finalidad de dicha ley, como su nombre lo indica. Ahora
bien, la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, con-
templa expresamente una regla para determinar su efecto en
el tiempo y ella es la contenida en el artículo transitorio,
según la cual las letras de cambio giradas y los pagarés suscri-
tos con anterioridad a su vigencia se regirán por las disposi-
ciones aplicables en el momento de su emisión. Agrega que,
sin embargo, se aplicarán sus normas en cuanto a la forma
de realizar los protestos si vencieren con posterioridad a su
vigencia. Como puede apreciarse, el legislador se ha preocu-
pado de señalar reglas destinadas a regir situaciones anterio-
res a su entrada en vigor, lo que excluiría la aplicación de las
reglas de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, dentro de
las cuales está el artículo 25 de ella, que conduce a la solu-
ción anterior. Cuando la Ley Nº 18.092 en su artículo transi-
torio se refiere a las “disposiciones aplicables en el momento
de su emisión”, sólo se está refiriendo a las reglas aplicables en
materia de letras de cambio y pagarés y no a las normas sobre
efecto retroactivo de las leyes, las que huelga aplicar porque
es la propia ley cambiaria como ley especial la que resuelve el
problema.
Al ser de esta manera, la prescripción se regiría por el
artículo 761 del Código de Comercio y no habría elección
para el prescribiente que lo conduzca a un plazo más breve.
Creemos que es ésta la doctrina que debe primar, porque
la Ley Nº 18.092, norma especial, contiene una regla espe-
cial, artículo transitorio, que tiene que prevalecer sobre la ley
de carácter general que es la de Efecto Retroactivo de las
Leyes.
Derecho Comercial 195

El plazo de prescripción de las acciones cambiarias del


portador contra los obligados al pago de una letra de cambio
emitida antes del 15 de abril de 1982, es de cuatro años. La
acción ejecutiva que emana de la letra de cambio, cuando
ella constituye un título ejecutivo, prescribe en el plazo de
tres años, conforme a lo dispuesto en el artículo 442 del
Código de Procedimiento Civil.
El problema que planteamos acerca de la prescripción
de las acciones cambiarias, cuyo plazo está transcurriendo en
la época de la entrada en vigencia de la Ley Nº 18.092, ha
llegado a conocimiento de los tribunales de justicia, que han
dado soluciones diferentes en los litigios que les ha corres-
pondido resolver.
La Corte de Apelaciones de Concepción, en fallo de fecha
29 de abril de 1985, causa rol 296-84, redactado por el señor
Ministro don Víctor Hernández Rioseco, se inclina por la se-
gunda doctrina expuesta y que compartimos, en orden a que,
como se expresa textualmente en la sentencia referida, “…la
intención del legislador al dictar la Ley Nº 18.092 fue considerar
inconveniente dejar sometida a la Ley de Efecto Retroactivo la solu-
ción de los problemas que surgirían con la sustitución de los
artículos 623 a 781 bis contenidos en los títulos X y XI del
Libro Segundo del Código de Comercio y con este fin decidió
dictar una ley especial para el caso, de manera que en lo que
atañe a cualquiera de las materias regladas en dichas normas
no procediere hacer las diferentes distinciones que hace la
expresada ley general (artículo 25)”. El mismo fallo agrega
más adelante que el precepto transitorio de la Ley Nº 18.092,
por ser especial, prevalece sobre la ley general de Efecto Re-
troactivo de las Leyes en caso de conflictos, por lo que la
prescripción de las obligaciones debe sujetarse a dicho artícu-
lo transitorio y en consecuencia el plazo de prescripción es de
cuatro años, según el artículo 761 del Código de Comercio,
vigente al tiempo de la emisión de la letra de cambio.
En sentencia de 3 de diciembre de 1983, don Nelson
Mariángel Toledo, secretario titular del Primer Juzgado de
196 Ricardo Sandoval López

Punta Arenas, subrogando legalmente, llegó a la misma con-


clusión; haciendo aplicable el artículo transitorio de la Ley
Nº 18.092, excluyó la posibilidad de dar cabida a las normas
de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, decidiendo que
el plazo de prescripción es de cuatro años, según el artículo
761 del Código de Comercio que regía al emitirse el docu-
mento. La Corte de Apelaciones de Punta Arenas revocó di-
cha sentencia y sostuvo la tesis de la aplicación del artículo
25 de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, que conduce
a la elección del plazo por el prescribiente. La Corte Supre-
ma, en fallo de 15 de noviembre de 1984, causa rol 6208,
acogió un recurso de queja interpuesto por el demandante,
declarando que se confirma el fallo apelado de 3 de diciem-
bre de 1983, dictado por el juez del Primer Juzgado de Punta
Arenas, porque sus fundamentos son los adecuados para de-
cidir acerca de la excepción de prescripción deducida por
los ejecutados.
Ahora bien, los plazos de prescripción establecidos para
las acciones cambiarias directas y de reembolso, ¿se aplican
sólo a ellas o a toda otra acción que pudiera emanar con
ocasión del libramiento de una letra de cambio? En primer
término, la nueva ley no distingue entre acción ejecutiva y
acción ordinaria, como ocurría bajo el imperio del Código de
Comercio, y sólo se refiere a las acciones cambiarias, esto es, a
las que emanan de la letra de cambio. Pues bien, como el giro,
aceptación o transferencia de una letra no extinguen, salvo
pacto expreso, las relaciones jurídicas que les dieron origen ni
producen novación (art. 12) habría que pensar que mientras
subsista la relación fundamental se mantienen vigentes las ac-
ciones que de ella emanan, hasta que no se extingan por la
prescripción que les corresponde, según su naturaleza. Con
todo, las acciones que surgen de la relación subyacente sólo
pueden hacerse efectivas entre quienes han sido partes en ella.

146. Acciones cambiarias de reembolso. Estas acciones, con-


templadas en el artículo 82 de la Ley sobre Letra de Cambio
Derecho Comercial 197

y Pagaré, prescriben en el plazo de seis meses contado desde


el día del pago cuyo reembolso se reclama.
Como puede advertirse, el plazo de prescripción es más
reducido en el caso de las acciones de reembolso que tratán-
dose de las acciones del portador contra los obligados direc-
tos e indirectos al pago de la letra. Al parecer, al legislador le
interesa que esta tutela que resguarda la seguridad jurídica
opere, en este caso, en breve tiempo. El que ha pagado por
el aceptante (endosante o avalista) debe ejercer la corres-
pondiente acción de reembolso antes que transcurran seis
meses desde que hizo ese pago.

147. Interrupción de la prescripción. El transcurso del plazo


de prescripción se interrumpe sólo respecto del obligado a
quien se notifique la demanda judicial de cobro de la letra, o
la gestión judicial necesaria o conducente para deducir dicha
demanda o preparar la ejecución (art. 100 inc. 1º).34 No hay
duda alguna de que la demanda de cobro judicial de la letra
interrumpe, respecto del demandado, la prescripción de las
acciones cambiarias, desde la notificación. Sin embargo, no
parece tan clara la situación cuando el legislador alude a
“gestión judicial necesaria o conducente para deducir dicha
demanda”, por lo cual podrían entenderse las medidas preju-
diciales y las precautorias prejudiciales. Tampoco presenta
duda alguna cuando se trata de la notificación de gestiones
destinadas a preparar la ejecución sobre las que trata el Códi-
go de Procedimiento Civil en el juicio ejecutivo.

34 “Sólo la notificación de la demanda, y no su mera interposición,

produce la interrupción civil en el transcurso de los plazos de prescripción


extintiva, lo cual fluye de una armónica interpretación de los artículos 2503
y 2518 del Código Civil. En consecuencia, la anulación del requerimiento
de pago –que es el mecanismo idóneo para emplazar al sujeto pasivo de la
acción ejecutiva– impide la interrupción del plazo de prescripción de las
acciones emanadas del pagaré en cobro”, C. San Miguel, 10 de marzo de
1997, G.J. Nº 201, p. 78.
198 Ricardo Sandoval López

Asimismo se interrumpe la prescripción respecto del obli-


gado a quien se le notifique la solicitud del procedimiento
de declaración de extravío de la letra de cambio, contempla-
do en los artículos 88 y 89 de la ley que comentamos. Esta es
una excepción a los efectos de la solidaridad.
Finalmente, la prescripción se interrumpe, también, res-
pecto del obligado que ha reconocido expresa o tácitamente
su calidad de tal. Puede advertirse que el legislador mercantil
dio cabida a las dos formas de interrupción de la prescrip-
ción extintiva que establece el Código Civil: la interrupción
civil que opera en virtud de demanda judicial y la interrup-
ción natural por el hecho de reconocer el deudor la obliga-
ción, ya expresa, ya tácitamente (art. 2518 del Código Civil).
En lo demás, la prescripción de las acciones provenientes
de la letra de cambio se rige por las reglas generales del
Código de Comercio.

148. La tacha de falsedad de la firma en la letra. Con el


objeto de poner fin a los numerosos abusos que se cometían
en las gestiones de preparación de la vía ejecutiva por los
obligados que oponían tacha de falsedad a su firma, obligan-
do al ejecutante a renunciar al procedimiento de apremio y a
plantear un juicio ordinario, que generalmente nunca se ini-
ciaba, la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré,
establece una figura delictual y una pena para sancionar esta
práctica dolosa y un procedimiento para continuar la ejecu-
ción.
De conformidad con lo previsto en el artículo 110 de la
ley sobre la materia, cualquiera persona que en el acto de
protesto o en la gestión preparatoria de la vía ejecutiva tacha-
re de falsa su firma puesta en una letra de cambio o pagaré y
resultare en definitiva que la firma es auténtica, será sancio-
nada con las penas indicadas en el artículo 467 del Código
Penal, salvo que acredite justa causa de error o que el título
en el cual estampó la firma es falso. Claro está que después
de tachada la firma que finalmente resulta ser auténtica, se
Derecho Comercial 199

pretenderá siempre la justa causa de error o se pretenderá


que el título en el cual ella se estampó es falso. Es de esperar
que el hecho de que el legislador haya establecido un delito
tipo en estos casos constituya un elemento para disuadir a
quienes intenten tachar de falsa su propia firma.
Por otra parte, cuando se tachare de falsa la firma, en los
casos de que trata el inciso 1º del Nº 4º del artículo 434 del
Código de Procedimiento Civil, la tacha se tramita como inci-
dente y corresponde al demandante acreditar que la firma es
auténtica. Puede hacerlo por los medios probatorios que la
ley franquea, en particular, informe de peritos, peritaje calí-
grafo.35
Si se acredita la autenticidad de la firma, el tribunal lo
declara así y el documento constituye título ejecutivo. Las
apelaciones que se interpongan durante el incidente de ta-
cha de falsedad de la firma se conceden en el solo efecto
devolutivo.
A pesar de que la ley contempla ahora un procedimiento
a seguir cuando se opone tacha de falsedad en la gestión
preparatoria de la vía ejecutiva, el incidente de tacha de fal-
sedad, el demandado en un juicio civil y el inculpado o pro-
cesado en el juicio criminal por el delito establecido en el
artículo 110 de la ley sobre la materia pueden oponer como
defensa o excepción la falsedad del título o la de su firma y
justificarla en dichos procesos.

35 Corte Suprema, 25 de julio de 1984: “El actor podrá usar todos los

medios de prueba legal, dentro de los cuales está la confesión judicial, y no


está impedido de usar para demostrar el hecho de que se trata, pues ni
remotamente la ley equipara la indicada tacha (de falsedad de la firma) a
una confesión prestada en juicio, sino a un medio para impedir que se
configure un título ejecutivo, a menos que, como se dijo, el demandante
pruebe la autenticidad de la firma respectiva”. En el fallo transcrito se
sienta la doctrina de que en la tramitación incidental de la tacha de false-
dad de firma, procede la confesión judicial como medio de probar la auten-
ticidad de la firma. Véase G. J. Nº 49, 1984, p. 51.
200 Ricardo Sandoval López

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