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ESTRELLA ROJA khalil.rojo.col@gmail.com
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Título original: L’Orchestre Rouge
Gilles Perrault, 1967
Traducción: María Angélica Bosco
LA RED
Curiosa guerra
Fracaso en Berlín
«ESTRELLA
RSK de BTRROJA khalil.rojo.col@gmail.com
. 1310.1425.54 wds qbt
Del Director a Freddy para Wolf que
trasmitirá a Coro. Llegada de Kent
viniendo de BRX. Encargado de restablecer
el tráfico radio. En caso de fracaso o nueva
interrupción enviar a Kent todo el material
de trasmisión. Entregarle el material
averiado. Intento restablecer tráfico el 15.
Centro a la escucha a partir de 0900».
Cita en Stalingrado
Fortner:
«Evidentemente cometí un grave error, habría
debido dejar al intérprete y al gendarme las fotos
encontradas… pero, qué quiere hacerle… aún
éramos aficionados. Teníamos que aprender el
oficio».
Repliegue elástico
Franz Fortner:
«Yefremov nos confesó que había reemplazado
a Kent a la cabeza de la red de Bruselas. Lo
interrogamos especialmente acerca de sus
contactos radiales. Disponía de tres emisoras: la
de Wenzel, la que estaba oculta en casa de
Mathieu, y una tercera en Ostende, en reserva.
Yefremov nos entregó al pianista, un especialista
de la marina belga. Lo detuvimos, pero ya no tenía
el trasmisor y pretendió no saber donde estaba. De
las tres estaciones descubiertas por la Funkabwehr
fue la única que se nos escapó dando por sentado
que la que estaba en poder de Mathieu jamás
funcionó. Las otras las recuperamos en la calle de
los Atrebates y en el desván de Wenzel. Según
Yefremov, la red no disponía de un pianista de
reserva para la estación de Ostende, por
consiguiente, habíamos terminado con las
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emisiones clandestinas, ¡un alivio inmenso!
”Yefremov nos entregó además su “contacto”
con la red holandesa. Para ser francos, hasta ese
momento ignorábamos la existencia de la tal red.
El correo que establecía la relación entre Bruselas
y Amsterdam era un pequeño judío, ¡otra vez!, de
sobrenombre “Anteojos”. Lo detuve gracias a
Yefremov. Temblaba de miedo y aceptó en seguida
ponerse a mi servicio. Le dije que iríamos a
Amsterdam y que lo dejaría en libertad si se
portaba bien, pero que el menor intento de fuga lo
llevaría al cadalso. Prometió secundarnos.
”Partí para Holanda con mi Anteojos y tres
gendarmes. El jefe del contraespionaje era el
coronel Giskes, del Abwehr. Lo puse al corriente
de las revelaciones de Yefremov y le pregunté si
sabía algo. Me respondió que sabía que había un
trasmisor ruso allí pero que no había tenido tiempo
de ocuparse de él porque estaba metido hasta las
orejas en su “Operación Polo Norte”».
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Hagamos un paréntesis y consideremos al
coronel Giskes tal como lo vi veinte años después,
frente a su colección de frascos de whisky. En
aquel tiempo su ocupación favorita era hacer
«Funkspiel». Esta operación sutil es la coronación
de la cacería del pianista. En lugar de abatir la
pieza, se la «convierte» y se la utiliza como cebo.
Gracias al contacto así establecido con el
adversario, los secretos son penetrados, la
organización desenmascarada, los emisarios
detenidos. Después de algunos meses de
Funkspiel, el cuadro de caza de Giskes es
impresionante: cincuenta y tres agentes hechos
prisioneros a su llegada de Inglaterra, dieciocho
pianistas «convertidos» en contacto con Londres,
millones de armas lanzadas por los ingleses con
paracaídas capturadas al instante. Pero el
Funkspiel tiene sus riesgos. Tal vez el adversario
finge caer en la trampa, tal vez lo hace porque
sabe que el Funkspiel es costoso en tiempo y
hombres.
ESTRELLASus ROJA
sutilezas no siempre son
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comprendidas por las autoridades que se niegan a
cooperar. Aún hoy es difícil, por ejemplo,
determinar si la «Operación Polo Norte», tan cara
a Giskes, que costó tantas armas y agentes
ingleses, no fue una trampa de la red holandesa de
espionaje soviético, la que pudo así desarrollar
mejor sus planes y revelar los secretos de la
«Operación Azul».
De todos modos, Johann Wenzel, llamado «el
Profesor», tocará el piano por cuenta de los
alemanes. Por esto hemos considerado necesario
explicar el Funkspiel.
Franz Fortner:
«Después de la victoria sobre Francia en
1940, las autoridades del Reich hicieron
propuestas muy interesantes a los países neutrales
para que crearan empresas comerciales en los
territorios ocupados. Necesitábamos provisiones
de toda clase e ignorábamos aún en qué medida se
podría contar con la colaboración de los hombres
de negocios belgas u holandeses. Los neutrales,
por lo contrario, no tenían razón alguna para
mostrarse reticentes. Además, ofrecían garantías
de seguridad mayores que cualquier ciudadano de
un país vencido.
”En Bruselas, como en otras partes, esas
firmas neutrales obtuvieron todas las facilidades
de trabajo imaginables. Podían telegrafiar y
telefonear a cualquier punto de Europa; sus
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dirigentes recibían los ausweis necesarios para
sus traslados. En realidad, era como si el estado
de guerra no existiera para ellos.
”Claro que guardábamos la prudencia
requerida y ejercíamos una discreta vigilancia. Asi
fue como tuve que iniciar una investigación de
rutina sobre las actividades de la sociedad
Sixmeco, cuyo director era un hombre de negocios
sudamericano. La Sixmeco era una de las firmas
más importantes de Bruselas; mantenía un buen
mercado con la Wehrmacht y sus hombres se
trasladaban de un lugar a otro sin cesar. Lo que me
inquietó fue el número extraordinario de
telegramas que cambiaba con Berlín, Praga, París,
etcétera. Me confié al jefe del Abwehr III, N.,
servicio encargado de la vigilancia de las
comunicaciones telegráficas y telefónicas. Me
tranquilizó al respecto. La Simexco era una firma
seria y no había razón para privarla de sus
privilegios.
”Esto no bastó
ESTRELLA ROJA para aplacar mi inquietud.
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Decidí ir a ver al intendente militar de Bruselas
que tenía vara alta en todos los tratados
mercantiles celebrados con la Wehrmacht. Me dijo
que la gente de la Sixmeco era eficaz y muy
decente. “Trabajan de manera impecable y son
amables con nosotros. De todos los hombres de
negocios aquí, son los únicos con los que
mantenemos un verdadero contacto personal. Nos
invitan a menudo a recepciones y debo decir que
nos tratan como a reyes”.
”A mí estos contactos personales me
inquietaban mucho. No es común que las gentes de
la Intendencia se dejen mimar por sus clientes. Eso
no se hace. Sin duda la Sixmeco había realizado
grandes esfuerzos para llevarlos a tanta
familiaridad. ¿Con qué fin?
”Pedí al intendente que me hablara un poco de
esos dirigentes de la firma. Me dijo que el
sudamericano que se había marchado a París, fue
reemplazado por un belga, Nazarin Drailly, pero
que el hombre más
ESTRELLA ROJAimportante de la casa parecía
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ser otro hombre de negocios, establecido en París.
Realizaba frecuentes viajes a Bruselas para
llevarse los beneficios de la Sixmeco y mi
intendente lo había visto varias veces. Hablaba de
él en términos muy elogiosos, un hombre
excepcional, dinámico, eficaz, decidido partidario
de la causa alemana. Le pedí que me hiciera un
retrato físico. No necesito decirle que escuché la
descripción bañado en sudor. Por fin saqué de mi
portafolio una de las dos fotos halladas en los
Atrebates. Era él: el Gran Jefe. En cuanto al
sudamericano, se trataba sin lugar a dudas de Kent.
”Imaginará mi estupor y mi espanto. Yo no
buscaba ya a mis espías en el arrabal de Bruselas,
¡pero hallarlos en los círculos alemanes más altos
de la ciudad! ¡Y en la Intendencia, un admirable
puesto de observación! Gracias a la Simexco y a
sus negocios con la Wehrmacht, sabían todo acerca
de los efectivos alemanes en Bélgica, su
equipamiento, la construcción del Muro del
Atlántico
ESTRELLA(en ROJA
el que la firma participaba
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activamente). Además las gentes de la Intendencia
viajan mucho por sus funciones, están al corriente
de muchas cosas. ¡Cómo les habrá hecho soltar la
lengua Kent con sus abundantes tragos!».
Según ciertos informes, la Simexco no fue la
víctima del olfato de Fortner sino de la denuncia
de Yefremov. Cuando Trepper dio a éste las
consignas, le indicó la existencia de la Simexco
recomendándole que se mantuviera aparte; el
hecho de la larga actividad de Kent a la cabeza de
la firma hizo el terreno sospechoso y Yefremov
habría entregado a la Simexco junto con todo el
resto. Lo cierto es que su descubrimiento coincide
con las confesiones del ucraniano. Por otra parte
Fortner tenía una pista que llevaba a la firma. Aun
cuando no hubiera descubierto en el domicilio
particular de Kent ningún indicio que le revelara
sus actividades comerciales —sea dicho en honor
del Pequeño Jefe— su investigación preliminar al
raid de los Atrebates lo había enterado de que los
«sudamericanos»
ESTRELLA ROJA que khalil.rojo.col@gmail.com
vivían en el 101, trabajaban
para los servicios económicos alemanes. Además,
¿por qué dudar de Fortner? Su franqueza sobre su
falta de visión ha sido ejemplar y no sería justo
empezar a discutirla cuando por fin recuerda uno
de sus éxitos. Las dos tesis, por otra parte, no son
irreconciliables: la denuncia de Yefremov pudo
poner punto final a una investigación ya muy
avanzada.
Una vez desenmascarada la Simexco, ¿qué
harán?
«Pedimos informes sobre sus accionistas —
dice Fortner—. Eran hombres de negocios belgas
quienes aparentemente ignoraban el avispero en el
que se habían metido. Fui a la Simexco
haciéndome pasar por un oficial de Intendencia
que quería comprar papel de cartas para las tropas
de ocupación. Me recibió el director comercial,
Nazarin Drailly. Nada en su actitud daba lugar a la
menor sospecha; me trató como cualquier
comerciante que recibe a un cliente. Pero no tenían
papelESTRELLA
de cartas yROJA
el asunto terminó ahí. Para saber
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más, decidimos no detener a nadie por el momento
y vigilar la firma, controlando el teléfono. Pero
tengo que contarle mi última sorpresa, ¡enorme!,
en esta investigación que fue pródiga en ellas.
”A1 llegar a Bruselas pensé que sería torpe
instalarme en Ja sede del Abwehr porque el
adversario me hubiera descubierto pronto. Era
preferible tener una oficina en otra parte donde,
bajo seudónimo, pudiera recibir a mis informantes
sin peligro. Alquilé, con el nombre de Riepert
import-export, una oficina en un inmueble
comercial situado en el número 192 de la calle
Royale. ¿Sabe dónde estaba la sede de la
Simexco? ¡En el 192 de la calle Royale! Su oficina
estaba en el mismo rellano que la mía, contigua a
la mía, con un tabique tan delgado que se oía todo
de un cuarto al otro. ¡Era obvio que habían puesto
micrófonos para interceptar mis comunicaciones!
… ¿Recuerda que cuando encontré las fotos del
Gran Jefe y del Pequeño Jefe en la calle de los
Atrebates tuve laROJA
ESTRELLA sensación de haberlos conocido?
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¡Si me los había cruzado más de diez veces en la
escalera! ¡Los encontraba en el rellano y nos
saludábamos quitándonos el sombrero! Agrego que
después de lo de los Atrebates se guardaron muy
bien de poner los pies en la calle Royale, sin lo
cual seguramente los habría identificado.
Increíble, ¿verdad? Uno lee una historia así en una
novela y acusa al autor de exageración…».
En venta
Emmanuel Mignon:
«La Simex era una farra continua. Venían tipos
de todas partes y nos ofrecían artículos —mercado
negro, claro— que encajábamos a los alemanes.
Siempre compraban. Los clavos que les habremos
metido… una vez a la Todt, me acuerdo, varios
rollos de alfombras apolilladas que pretendían ser
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de Oriente. La Todt era nuestra principal cliente.
Me quedé en la Simex, precisamente porque olía
mal. Mi mujer y yo formábamos parte de una red
de la resistencia: “Familia Martin”. Mi jefe me
ordenó que hiciera un informe de las provisiones
que la Simex vendía a los boches. Mire que mala
suerte, los informes se los pasé a un tipo que hacía
doble juego y que fue fusilado cuando la
Liberación. Fíjese que yo pretendía que la Simex
colaboraba, ¿no es para reírse ahora que sabemos
lo que fue?
”La Todt nos hubiera comprado la luna si se lo
proponemos, ¡le hemos vendido cada cosa! Hasta
barriles para nafta agujereados y soldados por
nosotros. Yo pensaba —es demasiado, esto
termina mal— pero jamás hubo un reclamo. El
pobre Corbin estaba incómodo, eso sí. Se veía que
esos enjuagues de mercado negro le disgustaban y
que las circunstancias lo excedían. En cambio
Keller los hacía muy campante, no sé si porque
cobraba porcentaje.
ESTRELLA ROJAKeller era un tipo macanudo.
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Cuando hablaba por teléfono con los boches,
empezaba con un vigoroso Heil Hitler que
enfurecía a Cointe.
”Usted creerá que nadábamos en la
abundancia. Nada de eso. Nada de eso. Nunca
había un centavo. Cuando la caja fuerte estaba
llena, Katz y Grossvogel aparecían y se llevaban
el toco. Sí, había cosas curiosas en la Simex. Por
ejemplo la correspondencia a Marsella la llevaba
un empleado del coche restorán de la P. L. M. Y él
nos traía las cartas de Jaspar y de Sierra. No crea
que yo sospechaba nada, me decía que como en las
cartas se hablaría de tantos negocios sucios del
mercado negro era mejor evitar la censura…».
Examinemos la situación.
El verano de 1942 consuma la caída de
Bruselas y de Amsterdam, pero la ciudadela
parisiense parece inexpugnable. Rodeada de
vigías, protegida por una clausura draconiana, está
preparada para cualquier asalto.
Gracias a Grossvogel la intendencia ha sido
asegurada. Una decena de apartamentos o de
cuartos vacíos pueden acoger a los hombres de la
red. Hay también un pabellón en el Vésinet y una
villa en Verviers. Hasta se dispone de una base de
retaguardia, el castillo de Billeron donde reponen
sus fuerzas los agentes
ESTRELLA enfermos o fatigados, de tal
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manera que los comunistas clandestinos y las
mujeres de los oficiales junkers respiran juntos el
buen aire del Berry. Billeron, a escasos kilómetros
de la línea divisoria es para los agentes
amenazados una salida hacia la zona libre donde
los conducen guías locales. La granja de los
Corbin provee abundantemente aves y huevos y
Thevenet, accionista de la Simexco belga, asegura
a París la provisión de tabaco.
Las finanzas son florecientes. El beneficio neto
de la Simex y la Sixmeco se eleva a 1 616 000
francos en el año 1941 y a 1 641 000 francos en
1942, sobrentendiendo que todos los gastos de
funcionamiento de las redes belgas, holandesas y
francesas son inscriptos en el pasivo de ambas
sociedades. Trepper lleva la cuenta rigurosa de los
balances, puesto que, como todo jefe de red, debe
presentarlos a Moscú. Él y sus hombres son
pagados en dólares, unidad monetaria del Centro.
En 1939 el Gran Jefe recibía 350 dólares
mensuales que fueron
ESTRELLA reducidos a 275 cuando su
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mujer y sus hijos se refugiaron en Moscú. Kent,
Alamo y Grossvogel percibían 175 dólares
mensuales, luego 225. Desde el 22 de junio de
1941 todos los agentes, del mayor al menos
importante, perciben un salario de 100 dólares
mensuales. Estamos en guerra y se los considera
soldados movilizados. Pero, naturalmente, sus
viáticos por gastos de servicio son ilimitados.
A primera vista los gastos parecen livianos.
Bruselas cuesta 5650 dólares desde el 1.º de junio
de 1941 hasta el 31 de diciembre del mismo año.
La red francesa del 1.º de enero de 1942 al 30 de
abril de ese año, 2414 dólares, la belga 2042, en
tanto que Kent en Marsella recibe para su grupo
810 dólares. Del 19 de mayo al 30 de setiembre de
1942 los gastos se cuentan en francos: 593 000
para Francia, 380 000 para Bélgica, 185 000 para
Kent.
Son gastos de rutina (salarios de los agentes,
alquiler de departamentos, etc.). Para tener una
noción exacta deROJA
ESTRELLA las finanzas de la red habría que
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agregar los fondos destinados a la corrupción de
los oficiales alemanes, la cuenta de los esponsales
de Maximovitch, el mantenimiento de Billeron,
etc. El Gran Jefe puede gastar sin medida porque
el dinero dado a los alemanes ha sido sacado del
bolsillo de los alemanes por intermedio de la
Simex y la Sixmeco. El Tercer Reich alimenta a la
Orquesta Roja como un organismo alimenta al
cáncer que lo roe. Y lo alimenta de tal modo que el
Centro piensa por un instante en convertir al Gran
Jefe en el banquero de todas las redes soviéticas
del Oeste…
Trepper ha ocultado sus cuentas en un reloj de
la casa de Verviers. En el domicilio de Katz un
pote de mermelada contiene un tesoro de 1000
dólares-oro destinados a detener una eventual
catástrofe financiera. Claude Spaak guarda un
rollo de oro que le confiaron los Sokol. Aun
cuando la Simex y la Sixmeco sean descubiertas,
el nervio de la guerra se mantendrá en pie.
Con esta fuerte
ESTRELLA ROJAinfraestructura, la red cumple
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una tarea sin par. La Simex se ocupa de la
penetración de la Organización Todt y de informar
acerca de los trabajos de la Wehrmacht en Europa
ocupada; Vassili de Maximovitch de la penetración
del Estado Mayor en París y de informar sobre el
movimiento de tropas y el cambio de oficiales, las
agitaciones antihitleristas en su seno y las
relaciones con Vichy. Käte Voelkner lo hace sobre
problemas laborales; Anna acerca de la política
del Vaticano y los asuntos internos franceses; en
Lyon, Romeo Springer ha entrado en contacto con
el ex ministro belga Balthazar y el cónsul
norteamericano, quienes le suministran noticias
interesantes.
Eso no es todo.
La red ha reclutado dos agentes en la central
telefónica de París que escuchan las
conversaciones entre la capital francesa y Berlín e
informan al Gran Jefe de los hechos más
importantes. También la organización del
Komintern está ROJA
ESTRELLA a su servicio. La preside un judío
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de cuarenta y cuatro años: Henry Robinson. De él
dice el informe de la Gestapo: «Judío alemán,
habla corrientemente el alemán, el ruso, el francés
y el italiano. Utiliza muchas identidades, se ignora
cuál es la buena. Fundador con su amigo Humbert-
Droz de las Juventudes Comunistas, Representante
de las Juventudes Comunistas francesas en el
Komintern en 1922: En 1924 jefe del Organismo
obrero-político-militar para Europa Central y
Occidental. En 1929, adjunto del general Muraille
en la dirección de los servicios de información
soviéticos. En 1930, jefe de los servicios de
información para Europa de la IV sección del
Ejército Rojo. En 1940, jefe de la sección
activista y militar para Europa Occidental».
El general Sousloparov organizó un encuentro
entre ambos jefes en vísperas de la ofensiva
alemana contra Rusia. Robinson tragó su amargura
y puso sus agentes belgas y franceses a disposición
de la Orquesta Roja, aportando al Gran Jefe su red
personal de espionaje.
ESTRELLA Tiene entrada en los medios
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dirigentes franceses y dispone de muchas
«fuentes» en el seno del Alto Comando alemán.
Sus agentes informarán a Trepper sobre asuntos
como la evasión del general Giraud y sus
consecuencias, el desembarco en Dieppe, los
resultados de los bombardeos aliados a Francia,
los preparativos del desembarco anglo-
norteamericano en África del Norte, etcétera.
Los grupos de Vassili y Anna de Maximovitch,
Käte Voelkner, Romeo Springer y Robinson son
otras tantas células de trabajo que entregan
informes con regularidad de fábrica. A ellos hay
que añadir los contactos individuales que un
agente puede hacer al azar de las circunstancias.
EL GRAN JEFE
La Simex sitiada
La caída
Kent se derrumba.
Margarete cuenta cómo la dejaron durante
cuatro días en la celda de la Alexanderplatz antes
de llevarla a la sede de la Gestapo. Allí se
encontró con su amigo. «Al pobre le hizo una
impresión terrible, por primera vez me veía mal
arreglada, sin pintar, despeinada… El tipo de la
Gestapo que estaba presente le propuso que lo
dejaría pasar el día conmigo si a la noche
confesaba. Vincent aceptó y aunque me registraban
cada vez que nos separábamos, desde ese
momento fueron más amables conmigo. Willy Berg
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venía a verme a menudo… Ése sí que tenía cara de
Gestapo, pero cuando uno lo conocía mejor se
daba cuenta de que era un pobre diablo, un
desgraciado… había perdido dos hijos por culpa
de la difteria y un día lo vi entrar en mi celda,
trastornado. Me dijo que acababa de enterrar a su
último hijo, una niña de diez años. Diabetes.
Después su mujer intentó suicidarse. Pobre tipo,
me daba lástima…».
El suplicio
Al departamento
ESTRELLA ROJAde Ilse Stöbe va un muchacho
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muy joven y, engañado, entrega a la mujer de la
Gestapo, que se hace pasar por Ilse, un sobre.
Dentro hay un papel que dice: «Köster llegará
probablemente el 20 de octubre; arreglar contacto
Köster-Scheliha».
La Gestapo se entera en el ministerio de
Relaciones Exteriores que Scheliha está en Suiza,
de vacaciones, cerca de Constanza. Sin duda ha
huido, alertado por el arresto de Ilse Stöbe.
Panzinger en persona va a Constanza, pero ¿cómo
detener por la fuerza a Scheliha?
Nadie aparece por la casa de Ilse ni el 21 de
octubre, ni en los días subsiguientes. En la noche
del 22 al 23, la Luftwaffe señala el paso de un
avión ruso por Prusia Oriental. El bombardero se
aleja sin tirar ninguna bomba. Ha hecho algo
diferente y Köster, lanzado con paracaídas, ha
acudido a la cita. En realidad es Heinz Köhnen,
hijo de un ex diputado comunista del Reichstag. El
padre de Heinz está en Londres, desde donde
incitaESTRELLA
a los alemanes antinazis a la rebelión. El
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hijo se ha refugiado en Moscú y forma parte de la
«Operación Paracaídas», cuya misión es reforzar
la red alemana. Los otros paracaidistas han caído
en manos de la Gestapo. Köhnen debe ir a Berlín,
entrar en contacto con Scheliha y despertar su
celo. Hace tiempo que los informes del consejero
de embajada son escasos y mediocres aunque
tienen acceso a los arcanos de la diplomacia. Sin
duda siente miedo, Berlín en 1942 no es la alegre
Varsovia de la preguerra y tal vez Scheliha quiera
retirarse del «juego». Pero no se trata de una mesa
de baccará y Heinz Köhnen viene de Moscú para
refrescarle la memoria, portador de ocho mil
marcos y del viejo recibo que data de 1938. Si
esto no basta para reavivar el entusiasmo de
Scheliha, la amenaza de entregar el recibo a la
Gestapo lo hará reflexionar.
Entretanto, la Gestapo se entera de algo
sorprendente: él próximo retorno de Scheliha
(informe de un agente suizo). ¿Es acaso inocente?
Al conocer
ESTRELLA el arresto de «Alte», ¿los servicios
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soviéticos se aprestan a lanzar a la Gestapo por
una pista falsa? Panzinger se limita a vigilar el
puesto fronterizo de Constanza, espiando la
llegada del diplomático para caer sobre él.
El 26 de octubre, a eso de las cinco de la
tarde, Köhnen va al departamento de Ilse y es
recibido por la mujer de la Gestapo, a quien
entrega una valija. Pide una cita con Scheliha y
ella, le propone un encuentro en el café Adler esa
misma tarde. Köhnen ha murmurado amenazas
contra Scheliha y ha mostrado a la dueña de casa
(él supone que es «Alte») el recibo de seis mil
quinientos dólares firmado por el diplomático en
1938.
Heinz Köhnen, «Köster», va a la cita y es
arrestado. No sabemos si fue torturado o habló
libremente, aplastado por la evidencia de que la
Gestapo estaba al tanto de todo, merced al arresto
anterior de los cuatro paracaidistas. Lo cierto es
que habló y también habló Ilse Stöbe, convencida
de que su silencio
ESTRELLA ROJAde khalil.rojo.col@gmail.com
nada servía ya. Rudolf von
Scheliha habla desde el momento mismo en que es
detenido en el puesto fronterizo de Constanza.
Goering ha logrado comprometer a Ribbentrop y
Himmler, ha completado su muestrario: aparte de
sus S. S. y de la cancillería de Bormann, los
restantes organismos del Reich tendrán un
representante en el banco de los acusados.
Pero no se puede abrir el proceso antes de
arreglar la cuestión de los documentos de
Estocolmo.
Queridos todos:
Voy a dejar la vida en las próximas horas.
Quisiera una vez más agradecerles todo el
amor que me han dado, sobre todo en estos
últimos tiempos. El pensamiento de ese
amor hizo mi carga ligera. Por lo tanto
estoy sereno y feliz. Pienso también en la
Naturaleza prodigiosa de la que estoy tan
cerca. Esta mañana recité en voz alta:
Queridos padres:
Ha llegado el momento: dentro de pocas
horas abandonaré mi «yo». Estoy
perfectamente sereno y les ruego que
ustedes lo estén también; les ruego que
reciban impasiblemente la noticia. Cosas
tan importantes están en juego actualmente,
sobre esta tierra, que una vida humana que
se apaga no cuenta mucho.
De lo que fui, de lo que hice, no quiero
hablar más. Todo lo que realicé lo llevé a
cabo con mi cabeza, mi corazón y por
convicción. En tales condiciones deben
aceptarlo
ESTRELLAustedes, mis padres. Se los
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ruego.
Esta muerte me conviene. De todos modos
siempre supe que sería así. Es «mi muerte
personal», como decía Rilke.
Sólo cuando pienso en ustedes se me
oprime el corazón, mis muy queridos.
Libertas está cerca de mí y compartirá mi
suerte en el mismo momento. Ustedes
sienten a la vez la pérdida y la vergüenza y
esto no lo han merecido. El tiempo
suavizará el dolor, no sólo lo espero sino
que estoy convencido de ello. No soy más
que un pionero con mis impetuosos
arranques y mis intenciones a veces un
poco confusas. Créanme que el tiempo, que
es justo, hará que todo madure.
Pensaré hasta el final en la última mirada
de mi padre, pensaré en las lágrimas de
Navidad de mi madrecita querida. He
necesitado estos últimos meses para
acercarme
ESTRELLAasí a ustedes,
ROJA yo, el hijo pródigo
khalil.rojo.col@gmail.com
que ha vuelto del todo al hogar. Después de
tanta impetuosidad y de tanta pasión,
después de tantos caminos que a ustedes
les parecieron tan extraños, por fin
encontré el camino de la casa.
Pienso en el buen H. y estoy contento de
que mejore. Mis pensamientos regresan a
Friburgo donde vi a Helga y a los suyos
por primera y última vez. Sí, evoco el
recuerdo de muchos otros, el recuerdo de
una vida plena y hermosa por la que les
debo tanto, tanto que nunca devolví.
Si estuvieran aquí, y lo están aunque
invisibles, podrían verme reír ante la
muerte. Hace tiempo que la he vencido. En
Europa se acostumbra a hacer con sangre
el fermento del espíritu. Es posible que
hayamos sido unos imbéciles solamente.
Pero tan cerca de la muerte, uno tiene
derecho a una pequeña ilusión personal.
Sí, y ahora ROJA
ESTRELLA les doy la mano a todos y, en
khalil.rojo.col@gmail.com
seguida, depositaré aquí una lágrima (una
sola) como sello y prueba de mi amor.
Vuestro Harro.
El gran juego
Sol y bruma
Convoy a Berlín
El cadalso
«Para Ule:
Mi hijo querido, mi grande y última
dicha.
Te abandono y te dejo sin padre.
¡No! Un pueblo entero —no, no es
bastante—
La humanidad entera te servirá de
padre».
El duelo Trepper-Giering
La batida
EL CENTRO
Mädchen y Mamy
Un pequeño juego