8.1.2 La meteorización química. Causa la disgregación de las rocas y se da cuando los minerales
reaccionan con algunas sustancias presentes en sus inmediaciones, principalmente disueltas en agua, para
dar otros minerales de distintas composiciones químicas y más estables a las condiciones del exterior. En
general los minerales son más susceptibles a esta meteorización cuando más débiles son sus enlaces y más
lejanas sus condiciones de formación a las del ambiente en la superficie de la Tierra.
Ambos términos designan un proceso único cuya diferenciación se basa en el mineral de hierro
formado, es un proceso de deshidratación de los óxidos de hierro ligados a las arcillas, este
confiere al suelo un intenso color rojo, típico de climas mediterráneos.
Por el contrario, en medios más húmedos y fríos no es posible la deshidratación de los óxidos de
hierro y se favorece la formación de goetita (FeOOH) por lo que el suelo se empardece o brunifica.
Se trata de un proceso propio de climas semicontinentales y atlánticos templados.
Hidromorfia
Las condiciones hidromorfas o de exceso de agua y la demanda de oxígeno por parte de los
microorganismos, favorecen la transformación de los óxidos de hierro a formas ferrosas
(gleificación), lo que confiere al suelo un color gris o negro. La alternancia de condiciones
húmedas y secas, es decir reductoras y oxidantes a lo largo del año, se manifiesta con la
alternancia de los colores grises con los rojos y pardos. En el Alto Aragón se relaciona con
suelos desarrollados sobre depósitos aluviales recientes, próximos a la llanura de inundación y
zonas endorreicas. En suelos formados en condiciones de exceso de agua, los óxidos de hierro
y manganeso, liberados en la meteorización de minerales ferromagnesianos, sufren
movilizaciones y concentraciones formado pisolítos, pequeños nódulos de color oscuro
El suelo
El suelo es el sistema complejo que se forma en la capa más superficial de la Tierra, en el
límite entre diversos sistemas que se reúnen en la superficie terrestre: la litosfera, que aporta la
matriz mineral del suelo, la atmósfera, la hidrosfera y la biosfera que alteran dicha matriz, para
dar lugar al suelo propiamente dicho.
El suelo forma una serie de capas. Su secuencia se llama perfil del suelo.
Las capas, también llamadas horizontes, muestran todo lo que interviene en la configuración de un suelo,
desde la descomposición de las rocas al aumento de la materia orgánica.
Horizonte A, capa superficial del suelo: orgánicamente rica, pero algunos minerales son arrastrados por el
agua subterránea.
Horizonte B el subsuelo: es menos orgánico, pero rico en minerales que descienden de la capa
superficial
Horizonte C, la roca madre: se rompe y disgrega en trozos suelto y no contiene material orgánico.
Horizonte D, el lecho rocoso subyacente: el contenido mineral del suelo procede de aquí.
La profundidad del suelo depende de factores como la inclinación, que permite el arrastre de la tierra por
las aguas, y la naturaleza del lecho rocoso. La piedra caliza, por ejemplo, se erosiona más que la
arenisca, por lo que produce más productos de descomposición. Pero el factor más importante es el
climas y el efecto erosivo de los agentes atmosféricos.
Tres procesos básicos ocurren sobre el material parental:
Fragmentación
Alteración
Translocación de los materiales