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INTRODUCCIÓN
La historia del constitucionalismo en el Perú está vinculada con el nacimiento de
la República, en 1821, luego de que José de San Martín decretara la
independencia del Perú. En esas circunstancias surgió la necesidad de elaborar
y aprobar, al igual que se había dado ya en otras naciones, una constitución que
estableciera la forma de organización de Estado que se iba a dar al Perú. Es en
este episodio donde se llevó a cabo el primer debate del recién convocado
Congreso Constituyente.

La constitución o carta magna (del latín cum, con, y statuere, establecer) es


la norma fundamental, escrita o no, de un Estado soberano u organización,
establecida o aceptada para regirlo.

La constitución fija los límites y define las relaciones entre los poderes del Estado
(poderes que, en los países occidentales modernos, se definen
como poder legislativo, ejecutivo y judicial) y de éstos con sus ciudadanos,
estableciendo así las bases para su gobierno y para la organización de las
instituciones en que tales poderes se asientan. Este documento busca garantizar
al pueblo sus derechos y libertades.

El término Constitución, en sentido jurídico, hace referencia al conjunto


de normas jurídicas, escritas y no escritas, que determinan el ordenamiento
jurídico de un estado, especialmente, la organización de los poderes públicos y
sus competencias, los fundamentos de la vida económica y social, los deberes y
derechos de los ciudadanos.

Además, es necesario considerar otras cuatro constituciones que fueron


aplicadas, nominal o efectivamente, en el territorio peruano, dos antes de su
independencia: la constitución de Bayona (que es considerada como un estatuto,
al haber sido impuesta por las fuerzas napoleónicas ocupantes) y la española de
1812 (llamada popularmente la "Pepa"), y dos durante el breve lapso de su
escisión en las repúblicas Nor-Peruana y Sud-Peruana y la ley fundamental para
la Confederación Perú-Boliviana.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ
PREÁMBULO

EL CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO, INVOCANDO A DIOS


TODOPODEROSO, OBEDECIENDO EL MANDATO DEL PUEBLO PERUANO
Y RECORDANDO EL SACRIFICIO DE TODAS LAS GENERACIONES QUE
NOS HAN PRECEDIDO EN NUESTRA PATRIA, HA RESUELTO DAR LA
SIGUIENTE CONSTITUCION:

TÍTULO I
DE LA PERSONA Y DE LA SOCIEDAD

CAPÍTULO I
DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA

Artículo 1°.- La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son


el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Artículo 2°.- Toda persona tiene derecho:

CONSTITUCIÓN, ARTÍCULO 2, INCISO 16

16.- A la propiedad y a la herencia.

De acuerdo con el ámbito civil, el derecho de propiedad confiere a su titular


cuatro atributos respecto del bien de usar, disfrutar, disponer y reivindicar, cada
uno de los cuales permite un ejercicio pleno de este derecho. Asimismo, la
doctrina civil analiza los caracteres de la propiedad, en tanto que es un derecho
real, absoluto, exclusivo y perpetuo.

Así, es un derecho real por excelencia, porque establece una relación directa
entre el titular y el bien, ejercitando el propietario sus atributos sin intervención
de otra persona. Además, denominada “oponibilidad”. Es un derecho absoluto
porque confiere al titular todas las facultades sobre el bien: usa, disfruta y
dispone. Es exclusivo, porque descarta todo otro derecho sobre el bien, salvo
que el propietario lo autorice. Y es perpetuo, pues no se extingue por el solo uso.
Atributos que le confiere a su titular y características. STC 00005-2006-AI,
FJ 43

El Estado, así como tiene el deber de garantizar la propiedad privada, tiene


también la obligación de proteger y garantizar la propiedad pública. Al respecto,
y a efectos de la protección de la propiedad, nuestra Constitución no distingue
entre propiedad pública y privada. En efecto, el artículo 70 de nuestra Ley
fundamental, cuando establece que el derecho de propiedad des inviolable y que
el Estado lo garantiza, no sólo se limita a la protección de la propiedad de los
particulares, sino también de la propiedad pública.

Por ello, no sólo ha señalado Pierre Bonn, no hay ninguna razón que impida que
la propiedad pública pueda ser tutelada con el mismo fundamento que la
propiedad privada (Vera Esquivel, Jesús. El nuevo. Es por ello que la
Constitución no distingue, a efectos de su protección, entre propiedad pública y
propiedad privada, reconociendo la legítima facultad del Estado para velar
también por la propiedad pública. Dicha protección cobra especial relevancia
cuando se trata de recursos naturales, pues de acuerdo con la Constitución
(artículo 66), estos son patrimonio de la Nación y el Estado es soberano en su
aprovechamiento.

Propiedad pública y privada STC0048-2004-PI, FJ 85

Empero, para el pleno desarrollo del derecho de propiedad en los términos que
nuestra constitución le reconoce y promueve, no es suficiente saberse titular del
mismo por una cuestión de simple convicción, sino que es imprescindible poder
oponer su titularidad frente a terceros y generar, a partir de la seguridad jurídica
que la oponibilidad otorga. Oponibilidad STC 0008-2003-AI, FJ 26. La privación
de la propiedad consecuencia de la potestad expropiatoria del Estado tiene que
cumplir con ciertos requisitos. En tal sentido, la expropiación estará condicionada
al pago previo en efectivo. Por tanto nadie puede ser privado de su propiedad;
pero, excepcionalmente, se podrá sacrificar a su titular de la propiedad cuando
media causa de seguridad nacional o necesidad pública
CONSTITUCIÓN, ARTÍCULO 2, INCISO 17
17.- A participar, en forma individual o asociada, en la vida política,
económica, social y cultural de la Nación. Los ciudadanos tienen,
conforme a ley, los derechos de elección, de remoción o revocación de
autoridades, de iniciativa legislativa y de referéndum.

Tal titularidad de los derechos por las personas jurídicas de derecho privado se
desprende implícitamente del artículo 2, inciso 17, de nuestra carta fundamental,
pues mediante dicho dispositivo se reconoce el derecho de toda persona de
participar en forma individual o asociada en la vida política, económica, social y
cultural de la nación. Este derecho, además de constituir un derecho fundamental
por sí mismo, es, a su vez, una garantía institucional, en la medida en que
promueve el ejercicio de otros derechos fundamentales, ya en forma individual,
ya en forma asociada, por lo que aquí interesa destacar.

En ese sentido, entiende el Tribunal que, en la medida en que las organizaciones


conformadas por personas naturales se constituyen con el objeto de que se
realicen y defiendan sus intereses, esto es, actúan en representación y
sustitución de las personas naturales, muchos derechos de estos últimos se
extienden sobre las personas jurídicas. Una interpretación contraria concluiría
con la incoherencia de, por un lado, habilitar el ejercicio de facultades a toda
asociación –entendida en términos constitucionales y no en sus reducidos
alcances civiles- y, por otro, negar las garantías necesarias para que tal derecho
se ejerza y, sobre todo, puedan ser susceptibles de protección.

Sin embargo, no solo de manera indirecta las personas jurídicas de derecho


privado pueden titularizar diversos derechos fundamentales. También lo pueden
hacer de manera directa. En dicho caso, tal titularidad no obedece al hecho de
que actúen en sustitución de sus miembros, sino en cuanto a sí mismas y,
naturalmente, en la medida en que les sean extendibles.

Por tanto, considera el Tribunal, que la ausencia de una clausula, como el


artículo 3 de la Constitución de 1979, no debe interpretarse en el sentido de
negar que las personas jurídicas puedan ser titulares de algunos derechos
fundamentales o, acaso, que no puedan solicitar su tutela mediante los procesos
constitucionales y, entre ellos, el amparo.

EXP. N° 0905-2001-AA/TC

Así pues, el principio democrático se materializa a través de la participación


directa, individual o colectiva, de la persona como titular de una suma de
derechos de dimensión tanto subjetiva como institucional (derecho de voto,
referéndum, iniciativa legislativa, remoción, o revocación de autoridades,
demanda de rendición de cuentas, expresión, reunión, etc.), así como en su
participación asociada, a través de organizaciones son los partidos y
movimientos políticos. Tales organizaciones son los partidos y movimientos
políticos, reconocidos en el artículo 35° de la Constitución. Asimismo, el referido
principio se materializa en la participación política indirecta de la ciudadanía; es
decir, a través de sus representantes libremente elegidos. La democracia
representativa es –como quedo dicho- el rasgo prevalente en nuestra
Constitución

CONSTITUCIONAL, ARTÍCULO 2, INCISO 19

19.- A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la


pluralidad étnica y cultural de la Nación. Todo peruano tiene derecho a usar
su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete. Los
extranjeros tienen este mismo derecho cuando son citados por cualquier
autoridad.

En efecto, cuando nuestra Ley Fundamental consagra, en primer lugar, el


derecho fundamental de las personas a su identidad étnica y cultural, y, en
segundo lugar, cuando impone al Estado la obligación de reconocer y proteger
dicha identidad y pluralismo, está reconocimiento que el Estado peruano se
caracteriza, precisamente, tanto por su pluralidad étnica, así como por su
diversidad cultural.
Ello se explica por cuanto la Constitución de 1993 ha adoptado un modelo de
Estado social y democrático de Derecho y no por un Estado liberal de Derecho.
Esto es importante en la medida que las Constituciones de los Estados liberales
presuponían una sociedad integrada, en abstracto, por personas iguales y, por
lo tanto, su mayor preocupación fue asegurar la libertad de las personas. Por el
contrario, el establecimiento del Estado social y democrático de Derecho parte,
no de una visión ideal, sino de una perspectiva social de la persona humana.

Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 13 de abril de 2005 en el


Exp_0042_2005_AI_TC

El objeto de tutela de este dispositivo es el derecho a la identidad cultural de los


grupos minoritarios. Sin embargo, dada la amplitud semántica que tiene el
término vida cultural utilizado en el dispositivo, su interpretación no debe
restringirse solo a los grupos denominados minoritarios, sino que debe
otorgársele un amplio contenido, de modo que alcance también a toda
manifestación cultural que desarrolle un grupo social o local al interior del Estado,
puesto que a toda la existencia del fenómeno cultural es inherente a toda
agrupación humana, y no solo a los grupos étnicos.

Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 11 de junio de 2008


Exp_006_2008_PI_TC

Que el derecho a la identidad cultural está contenido el artículo 2°, inciso 19 de


la Constitución Política del Estado, el mismo que establece que toda persona
tiene derecho a su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y proteger la
pluralidad étnica y cultural de la Nación, concordada tal disposición con el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el que se reconoce el derecho
de las personas a tener su propia vida, y cultural, con todas sus manifestaciones,
a profesar y practicar su propia religión, a emplear su propio idioma y a cultivarlos
procurando la coexistencia de diversas culturales y el desarrollo de los pueblos
en forma pacífica.

EXP. N° 872-99-AA/TC
CONSTITUCIÓN, ARTÍCULO 2, INCISO 20
20.- A formular peticiones, individual o colectivamente, por escrito ante la
autoridad competente, la que está obligada a dar al interesado una
respuesta también por escrito dentro del plazo legal, bajo responsabilidad.

Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional sólo pueden


ejercer individualmente el derecho de petición.

Conforme a la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional, el contenido o


ámbito de protección de este derecho está conformado por dos aspectos que
aparecen de su propia naturaleza y de la especial configuración que le ha dado
la Constitución al reconocerlo: el primer aspecto es el relacionado estrictamente
con la libertad reconocida a cualquier persona para formular pedidos escritos a
la autoridad competente; y, el segundo, unido irremediablemente al anterior, está
referido a la obligación de la referida autoridad de otorgar una respuesta al
peticionante. (Exp. 1042-2002-AA/TC, Fundamento 2.2.4, 2 párrafo) Ahora bien,
en esta línea, pero precisando las posiciones garantizadas por este derecho
fundamental, en la misma sentencia, ha afirmado que él garantiza el deber de la
administración de: a) Facilitar los medios para que el ciudadano pueda ejercitar
el derecho de petición sin trabas absurdas o innecesarias. b) Abstenerse de
cualquier forma o modo de sancionamiento al peticionante, por el solo hecho de
haber ejercitado dicho derecho. c) Admitir y tramitar el petitorio. d) Resolver en
el plazo señalado por la ley de la materia la petición planteada, ofreciendo la
correspondiente fundamentación de la determinación. e) Comunicar al
peticionante la decisión adoptada.

STC 01634-2007-HD, FJ 2

El derecho de petición, como sucede con todo derecho subjetivo, supone la


concurrencia de un conjunto de elementos que le dan su configuración, entre
ellos, la legitimación de los sujetos: el activo, por un lado, que puede ser
cualquier persona, nacional o extranjero, dado que se trata de un derecho uti
cives; y, de otro lado, el sujeto pasivo o destinatario, que son las entidades
públicas y, en general, los funcionarios que las representen con autoridad.
Además, implica un conjunto de obligaciones y mandatos explícitos o implícitos
para la autoridad, entre los que se puede identificar los siguientes:

1. Obligaciones que se configuran para el destinatario respecto a la primera cara


del derecho analizando: a) facilitar los medios para que el ciudadano pueda
ejercitar el derecho de petición sin trabas innecesarias, y b) abstenerse de
cualquier acto que puede significar una sanción al peticionante por el solo hecho
de ejercer un derecho. 2. Obligaciones que se configuran para el destinatario
respecto de la segunda cara del derecho bajo análisis: a) admisión del escrito en
el cual la petición se expresa; b) exteriorizar el hecho de la recepción de la
petición; c) dar el curso que corresponda a la petición; d) resolver la petición con
la motivación correspondiente, y f) comunicar al peticionante lo que se hubiese
resuelto con relación a su pedido.

Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 19 de agosto de 2002 en el


Exp_0941_AA_TC
CONCLUSIONES

 La Constitución Política del Perú es la ley fundamental escrita o no, del


Estado soberano, establecida y aceptada como guía para su
gobernación.La constitución fija los límites y define las relaciones entre
los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado, estableciendo así
las bases para su gobierno. También garantiza al pueblodeterminados
derechos.
 La Constitución en su sentido Lógico-jurídico, es la norma fundamental o
hipótesis básica; la cual es creada conforme a un procedimiento jurídico
y, por lo tanto, es una normapositiva debido a que es regulada.
 Precisamente, a partir de esa hipótesis se va a conformar el orden jurídico,
cuyo contenido está subordinado a la norma fundamental, sobre la cual
radica la validez deIas normas que constituyen eI sistema jurídico. Por su
parte, una Constitución en el sentido jurídico-positivo, se sustenta en el
concepto lógico-jurídico, porque la Constitución es un supuesto que
leotorga validez al sistema jurídico en su conjunto, yen norma
fundamental descansa todo el sistema jurídico.
 La Constitución ya no es un supuesto, es una concepción de otra
naturaleza es una no mi apuesta. La Constitución en este sentido nace
como un grado inmediatamente inferior al de la Constitución en su sentido
lógico-jurídico.. La Constitución en su sentido material tiene tres
contenidos: elproceso de La Constitución en su sentido material tiene tres
contenidos: el proceso de creación de las no mi as jurídicas generales, las
normas referentes a los competencias, y las relaciones de loshombres
con el control estatal.

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