INTRODUCCION
1- Un de habilidades metódicas, constituido en el plano psicológico por el dominio de unas reglas de inferencia y
decisión.
2- Un entramado conceptual que permite ordenar y explicar los hechos de la Historia de forma que resulten
comprensibles.
La separación de estos dos componentes y lógica y no psicológica porque constituyen los dos polos indivisibles del
pensamiento hipotético- deductivo propio de la ciencia. Ambos son necesarios para la comprensión histórica.
La distinción entre procesos de pensamiento y teorías sobre los hechos no deja de ser ficticia ya que cuando una
persona está intentando comprender una situación ambos aspectos están íntimamente relacionados.
Para razonar de modo abstracto hay que tener conocimientos específicos de esas áreas. Saber Historia es, ante
todo, poseer redes y sistemas jerarquizados de conceptos para los problemas de esas materias. Por lo tanto, si
queremos dotar a nuestros alumnos de un pensamiento histórico es necesario que les proporcionemos no solo
habilidades que les permitan ejercer un pensamiento crítico y autónomo sino también unas teorías o modelos
explicativos. El propósito del presente trabajo es analizar de qué forma pueden los alumnos adquirir o aprender
ambos aspectos del conocimiento histórico (procesos de razonamientos y teorías) y cómo puede facilitarse ese
aprendizaje en situaciones de instrucción. Vamos a ocuparnos de los procesos psicológicos implicados en el
aprendizaje de la Historia y de las estrategias didácticas más adecuadas para impulsar dicho aprendizaje.
Creemos necesario hacer una distinción entre los procesos de aprendizaje y las estrategias de enseñanza. Los
procesos de aprendizaje hacen referencia a la forma en que los alumnos procesan la información que tienen que
estudiar. En este sentido, el aprendizaje es un proceso psicológico que se produce en la mente de las personas.
Muchos de nuestros conocimientos son espontáneos e informales; otros se producen en contextos de instrucción
y a este último pertenece el estudio de la Historia en un contexto escolar. Así, las estrategias de enseñanza serían
el conjunto de decisiones programadas con el fin de que los alumnos adquieran conocimientos y habilidades.
La enseñanza se encargaría de maximizar los procesos de aprendizaje, logrando que por su mediación el alumno
alcance un nivel de aprendizaje que por sí sólo no hubiera podido. Los factores psicológicos no son el único
condicionante de las decisiones didácticas.
La vieja enseñanza de la Historia: repetir largas listas de reyes y batallas. La palabra clave era memorizar. Nuestro
saber consistía en un gran almacén de datos, ideas y “trozos de realidad”. Se creía que el aprendizaje tiene por función
reproducir conocimientos y no elaborarlos.
La estrategia de enseñanza era simple: presentar al alumno los materiales de aprendizaje ordenados de acuerdo
con la lógica de la disciplina y reforzar con una actividad de repaso verbal hasta su correcta repetición.
Los programas estaban animados por un afán culturista, en el que la cultura y el saber se medían con criterios
únicamente cuantitativos.
Hubo un cambio en la Historia que se enseñaba, ya no la de los nobles y gallardos ahora es fruto de relaciones
complejas y estructuras de poder. Sin embargo, este cambio de contenidos no estuvo acompañado por un cambio en la
concepción de las relaciones entre aprendizaje y enseñanza. Donde antes había memorización de fechas se introdujo la
repetición de ejercicios, el rellenado de fichas y preguntas precisas. (es como pedagogía por objetivos). El problema es
que acá sigue estando el acento fuera del alumno.
El lugar que antes ocupaba la memorización hoy está ocupado por propósitos como “desarrollar un espíritu
crítico", “desarrollar actitudes y hábitos democráticos”. La finalidad de la Historia en la nueva sociedad democrática
viene a ser la de que el conocimiento del pasado ayuda a que el alumno comprenda el presente y analizar críticamente.
La Historia cumplirá un papel fundamental en la formación de ciudadanos democráticos.
Esta reformulación coincide con un cambio en las concepciones psicológicas sobre el aprendizaje, ligado al
resurgimiento del cognitivismo cuya idea central es la naturaleza constructiva del conocimiento.
Proliferación de actividades, manipulativas, por parte de los alumnos. Si bien esas actividades puedan
estar justificadas en ningún caso su realización asegura que se produzcan aprendizajes cognitivos, ya que
éste depende de la puesta en acción de los esquemas asimiladores del alumno y no de la realización
material de ningún tipo de conducta observable. Paradójicamente, a esto se denomina “conductista” y
es una confusión más acerca de la definición de enseñanza activa.
Se confunden las actividades de aprendizaje con los procesos psicológicos internos.
Por lo dicho anteriormente descubrimiento no que el alumno descubra algo que no conocía, ya que esto sucede
en todo tipo de aprendizaje, sino que encuentre, por su propia acción mental, una nueva organización en los materiales
de aprendizaje. Lo que caracteriza a este enfoque es su énfasis en el carácter individual y psicológico de todo el
aprendizaje. La enseñanza es imposible porque la didáctica puede, incluso, ser un obstáculo para el aprendizaje. Piaget
sostenía que “cada vez que se le enseña algo a un niño se le impide que lo descubra y, en consecuencia, que lo
comprenda”.
La reducción de la enseñanza a actos de descubrimiento ha traído como consecuencia más inmediata cambiar las
metodologías:
Pero el cambio requiere también una reformulación de la Historia que ha de enseñarse. En adelante se trata de
que el niño “aprenda a hacer historia” en vez de enseñarle directamente el saber histórico. Es necesario centrar,
para esto, los esfuerzos en el dominio de la metodología de investigación histórica. Este propósito coincide con los
objetivos de toda estrategia de enseñanza por descubrimiento que son:
Esta pérdida de la identidad de la Historia como disciplina queda también patente en lo nuevos proyectos
curriculares de Historia y Ciencias Sociales. Dos aspectos: el uso del entorno como elemento básico para la didáctica y la
adopción de una posición totalizadora. De lo que se trata ahora es de conseguir que el estudio de la Historia constituya
para el alumno un método útil para indagar el presente.
Los dos modelos anteriores incurren en reduccionismos. Pensamos que para que la Historia pueda ayudar al alumno a
entender el mundo social que lo rodea es necesario que su enseñanza se apoye tanto en la estructura disciplinar de la
propia Historia como en procesos psicológicos que pone en funcionamiento el alumno para su aprendizaje, una
estrategia eficaz para la enseñanza de la Historia debe asumir:
La mayor parte de los conocimientos significativos son subordinados, de forma que la nueva idea aprendida se
halla jerárquicamente subordinada a una idea existente en la mente del alumno. Por ello, es necesario un
puente cognitivo que es el “organizador previo” y consistiría en una o varias ideas generales que se presentan
antes de los materiales de aprendizaje con el fin de facilitar su asimilación.
Al final, los autores le buscan la vuelta para no jugarse por ningún método y le buscan lo positivo a cada uno.