• Invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo.
(Oración Inicial)
XXVII Domingo. Tiempo
Ordinario (C)
AUMÉNTANOS LA FE
Hab 1, 2-3; 2, 2-4;
2Tim 1, 6-8. 13-14
Lc 17, 5-10
Palabras clave
FE – VIDA - SÚPLICA
Objetivo
“Reconocer que tenemos la
necesidad de reavivar nuestra
fe; para que, sin esperar
recompensa, sirvamos con
humildad y responsabilidad a
nuestros hermanos”.
Preparar
Biblia — Velita — Cruz – Un
recipiente con semillas.
• Saludo a los participantes
• Canto
• Entronización de la Palabra de Dios con el Cirio Pascual en el centro de la reunión
DESDE NUESTRO CONTEXTO
Animador(a): Leemos el siguiente relato:
Nada fue en vano
El devenir del tiempo marcó el final de su carrera docente.
Durante años, sin prisas ni pausas, había atesorado la
intransferible riqueza de enseñar. Su amor, casi pasión,
por su vocación le había mostrado que guiar, corregir,
México D.F., a 3 de octubre de alentar, instruir a otros que necesitaban de su saber y su
2010 experiencia lo hacían inmensamente feliz. En su casa
mostró ser un buen padre, atento a las necesidades de los
suyos. A pesar de horarios complicados y correcciones de
exámenes hasta altas horas de la noche, los pocos
momentos para disfrutar y compartir con su familia habían
sido intensos. Pero la vida ahora cambiaba, sus muchos
días en el colegio, casi su segundo hogar, terminaban. Su cátedra en la universidad le
había abierto un panorama sin límites para la investigación y debates intelectuales entre
sus colegas y alumnos... todo era ya tiempo pasado.
Un acto académico, una despedida con los que compartieron su tarea, un recordatorio...
eso fue todo. Llegar a su casa le hizo pensar que tal vez su familia lo esperara para
ahora sí, sin horarios ni apuros, conversar y pasar buenos momentos. También pensó
que sin duda algún día lo llamarían de sus antiguos lugares de trabajo, para una
suplencia o para consultarle algún asunto, dada su gran experiencia y saber.
Pasaron los días, pasó el tiempo, y nada de eso ocurrió. En su casa las cosas también
fueron diferentes a lo esperado... Sus hijos grandes, cada uno con su vida, sus estudios,
sus trabajos, sus proyectos. Su mujer, con tantas actividades comunitarias, poco tiempo
dedicaba a su hogar, sólo el necesario para atender a la familia.
La desilusión, el desencanto de verse de alguna manera tan sólo le hicieron sentir un
profundo vacío existencial que conmovía todo su ser. ¡¡Fueron tantos los años
dedicados a otros!! Tantos sacrificios, desvelos, sueños, ideales, renuncias... todo
parecía haber sido en vano... Nadie, ni siquiera los íntimos sabían reconocer su
maravillosa tarea.
Pero cuando se hacen bien las cosas, cuando se siembra cuidando la semilla, con el
tiempo se ven los buenos frutos.
2
3 de octubre de 2010
Dando un paseo solitario, en una de sus tantas tardes libres, inesperadamente lo detuvo
un ex-alumno. Era todo un hombre, parecía tan formal, tan correcto que le llamó la
atención, pues en su memoria recordaba lo trasgresor, incumplido y perezoso que había
sido en su época de estudiante. Después de conversar largo rato una gran alegría lo
invadió... Aquel alumno que parecía “irrecuperable” era docente, igual que él, el
entusiasmo, la dedicación y el esfuerzo de ese muchacho le hicieron recordar su
juventud, y lo más maravilloso fue que le dijera: “Gracias a su ejemplo, su manera de
transmitir la enseñanza y su dedicación al prójimo, hoy soy lo que soy, nunca lo voy a
olvidar”. Un abrazo, una sonrisa y casi una lágrima le hicieron sentir que nada había sido
en vano.
Respondemos en comunidad las siguientes preguntas:
1. ¿Qué hizo el docente? Reconstruimos con nuestras palabras el relato.
2. ¿Vivimos alguna vez la misma situación o conocemos a alguien que la haya
vivido?
3. ¿Cómo nos sentimos y qué hacemos frente a la ingratitud y olvido de los
demás?
4. ¿Cómo termina el relato? ¿Podrías aplicar ese final a la situación que
compartiste en la segunda pregunta?
1. Reconstruimos el relato con nuestras propias palabras.
2. ¿Qué significan las palabras de Jesús: “Si ustedes tuvieran la fe del tamaño de
un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y
plántate en el mar’, ella les obedecería”?
3. ¿Qué es la fe? ¿Qué significa tener fe? ¿Qué relación tiene la fe con el
servicio?
4. ¿Qué relación tiene lo que dice Jesús en el versículo 10 y la historia que
leímos antes del Evangelio?
5. ¿Esperamos recompensa de Dios por las obras que hacemos? ¿Y de
nuestros hermanos? ¿Consideramos desagradecidas a las personas que
ayudamos? ¿Por qué?
6. Aparte del servicio que ya presto: ¿puedo dar más o ya es suficiente? ¿Por
qué?
Escribe algunas ideas fundamentales que te impacten especialmente

ESCUCHEMOS JUNTOS LA PALABRA DE DIOS

El animador recoge las aportaciones del diálogo anterior
diciendo:
Recibir recompensa no es el objetivo, sino el servicio
responsable que nace de un corazón que sabe amar.
Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios,
cantando un himno de alabanza...

Lector(a): 4
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17, 5-10 COMENTARIO A LA PALABRA: Contrasta con la
meditación que ya has hecho
Hacemos un rato de silencio para que la Palabra de Dios
pueda anidar en nuestros corazones… Los apóstoles sabían muy bien que sin Fe no se podía avanzar más allá de las fuerzas
naturales, tan débiles, del ser humano. La fe, entendida como virtud sobrenatural (por
DESCUBRAMOS JUNTOS LO QUE DIOS NOS
eso dicen: auméntanos la fe”), es primordial en la tarea que deben emprender: ser fieles
QUIERE DECIR EN ESTE RELATO
a la palabra y ministros de la reconciliación. De eso trata el “no escandalizar” y el
Animador(a) 3
“perdonar a todos”.
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3 de octubre de 2010 3 de octubre de 2010

El respondió: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa
morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería”.
Jesús no contesta directamente, pero da a entender claramente los beneficios de una fe
sólida y firme. No se trata de tener “mucha” fe, se trata de usarla toda. No es la cantidad,
es la calidad. Fijémonos en algunos ejemplos de personas con Fe que exhibe el mismo
Evangelio de Lucas:
• Lc 5, 17-26, Lc 7, 1-10 y 18, 35-43: el paralítico. El Centurión intercede por su
sirviente. Curación de un ciego de Jericó. FE PARA INTERCEDER.
• Lc 7, 36-50: La pecadora perdonada. FE PARA PEDIR PERDÓN.
• Lc 8, 22-25: La tempestad calmada. FE QUE CAMBIA LOS
ACONTECIMIENTOS NATURALES.
• Lc 8, 40-56 y 17, 11-19: Curación de una mujer y resurrección de la hija de Jairo.
La curación de diez leprosos. FE PARA PEDIR SANACIÓN PROPIA O DE
QUIENES AMAMOS.
• Lc 12, 22-32: La confianza en la Providencia. FE PARA CREER QUE DIOS NOS
QUIERE Y NOS CUIDA SIEMPRE.
• Lc 18, 1-8: La parábola del Juez y la viuda. FE QUE ESPERA SIN
DESANIMARSE.
• Lc 22, 31-34: Las negaciones de Pedro. FE PARA VOLVER A EMPEZAR.
Te damos gracias, Señor.
También se pueden hacer oraciones de Alabanza.
Decimos las Palabras que Jesús nos enseñó:
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO…
Gesto:
(En este momento el animador coloca en la mesa de reunión un
recipiente con semillas e invita a realizar el gesto.)
Animador(a):
En nuestro Bautismo recibimos la “semilla” de la fe y a lo largo
de nuestra vida Dios la fue haciendo crecer a través de las
personas que puso a nuestro lado. Pero las dificultades de la
vida, las necesidades de nuestros hermanos, nos hacen ver
que necesitamos más fe. Por eso como gesto, cada uno va a
tomar una semilla que representa esa fe que Dios nos regaló y
hará una oración manifestando una necesidad, por ejemplo:
“Porque nos desanima tanta injusticia...”
y todos responden: “Creemos, Señor, pero auméntanos más la fe”.

La Fe es el alimento del alma por el cual podemos creer en las cosas que no se ven. La
Fe es el sustento de nuestra esperanza, las raíces de nuestra caridad. Sin la Fe, nada Es el momento de propósitos y compromisos
es posible. Nosotros también la pidamos en alta voz a nuestro buen Dios. Siempre en concretos a partir de lo que hoy hemos orado y
nuestras oraciones supliquemos que el Señor nos regale más Fe, que “aumente” la poca 6
contemplado.
fe que tenemos. Testimonio de vida:
1. Pobre y humilde
También oremos por aquellos que predican con su palabra y con su vida la verdadera fe 2. Orante,
en Jesucristo ya que “la fe nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de 3. Fraterna y trabajadora
la Palabra de Cristo” (Rm 10, 17), para que nunca decaigan en su servicio y puedan
4. Alegre y entusiasta
decir siempre: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con
5. Evangelizadora y comprometida
nuestro deber” (Lc 17, 10). Que así sea.
1. ¿Cómo estoy dispuesto a convertir en anuncio
explícito el evangelio que hoy he meditado?
2. ¿En qué contextos específicos y a qué personas estoy dispuesto a anunciar la
Animador(a)
faceta de Jesús y de mi propia vida que hoy he orado?
Elevemos nuestras oraciones comunitarias al Padre 5
3. ¿Tengo en cuenta que no6sólo se trata de “dar a los otros lo contemplado”, sino
(respondemos según la intención):
que se supone que he contemplado lo que los otros necesitan?
Te pedimos, Señor, o

3 de octubre de 2010 3 de octubre de 2010

4. ¿Cómo me preparo y colaboro remota y próximamente con el Ministerio de la
Palabra?
(Finalizamos cantando)
FORMACIÓN INICIAL (“Escuela de Discípulos”)
Para la formación de hoy, se podrían destacar los siguientes
aspectos:
I-La fe viva.-Jesús no habla de más o menos fe, sino de fe
viva, que es la única fe verdadera. Una fe muerta es ceniza
6 aprecian la fe de sus amigos, incluso la envidian quizás, pero sienten que,
5 o, a lo sumo, como un rescoldo que sólo da calor al que la
tiene. Y así es muchas veces, nuestra fe, un rescoldo, un
subterfugio, una coartada para quedarnos tranquilos y
seguir viviendo sin complicarnos la vida. Nos interesa, sobre todo, esta vida,
aprovecharla, disfrutarla, sacarle todo el jugo, pero nos da miedo la muerte, por eso
tratamos de conservar ese rescoldo de fe, para por si acaso. En el fondo, si somos así,
no somos creyentes, ni cristianos. Seríamos sólo unos aprovechados. En cambio, la fe
7
viva es como el fuego en llamas, que calienta y da su luz a cuantos lo rodean. No es una
fe para uso particular, para un caso de emergencia. Es una fe para la vida y, en
consecuencia, para la convivencia, para la vida privada y pública, para nosotros y para
todos los otros. La fe viva se manifiesta en obras de solidaridad y de amor, en testimonio
de esperanza y de paciencia, de lucha y de esfuerzo por arreglar el mundo, sin escurrir
el bulto o dejar que lo hagan los demás.
II-La fe mueve montañas.-Según Jesús, el que tiene fe viva, como el grano de
mostaza, puede hacer lo imposible, como el que una morera se arranque de cuajo y sea
trasplantada al mar. O como remover una montaña. Y si es capaz de lo imposible,
mucho más tiene que ser capaz de hacer lo posible, como dar sentido a la vida y dar
vida a todo cuanto hace el creyente. Dar sentido a la vida significa encontrar una razón
para vivir, de manera que ya no andemos a ciegas, sino con fe, poniendo en práctica el
evangelio, siguiendo los pasos de Jesús, cumpliendo el mandamiento de Jesús, sin
componendas con el egoísmo, la injusticia, la insolidaridad o la superficialidad que nos
rodea. Dar vida a lo que hacemos quiere decir iluminar desde el evangelio todos 7
nuestros actos, nuestras intenciones, nuestras ilusiones, nuestros temores y recelos.
III-Vive con fe y con amor cristiano.- La segunda lectura recoge una hermosa
exhortación de Pablo, encarcelado, a su discípulo y amigo Timoteo. Sus palabras nos
sirven hoy a nosotros. Nos exhorta a que avivemos el fuego de la gracia que hemos
recibido, la fe. Porque la fe es don de Dios, que podemos aceptar o rechazar, poner en
acción o arrinconar en la inoperancia. Nuestro cristianismo puede ser sólo una praxis
ocasional, en algunos momentos, en misa o en nuestra vida personal y privada. Pero
3 de octubre de 2010
puede ocurrir que nos avergoncemos o atemoricemos en la vida pública. Por eso, el
apóstol nos llama a la valentía y coraje en dar la cara por Jesús y por el evangelio. El
espíritu de fe no es un espíritu pusilánime o de cobardía, sino fuerza y energía para dar
vida y ayudar a humanizar el mundo en conformidad con el proyecto de Dios de construir
en el amor la gran familia de los hijos de Dios, una humanidad solidaria y unida.
IV.- Una confesión y una oración.- En el curso de un diálogo con P. Ricoeur, G. Marcel
hacía esta confesión: «Me he encontrado durante años en la situación extremadamente
singular de un hombre que cree profundamente en la fe de los demás y está
perfectamente convencido de que esa fe no es ilusoria, pero que, sin embargo, no se
siente con fuerzas o con derecho para hacerla propia».
Esta experiencia no es hoy tan rara como pudiera parecer. Son bastantes los que
honradamente, no pueden adherirse a esa misma fe. Sienten que su fe está bloqueada.
Falta una comunicación real con Dios. No saben cómo encontrarse de nuevo con El. Se
les hace imposible toda relación. Algo parece haber muerto en su corazón creyente.
Sienten la fe, quizás, como un estorbo que les impide vivir intensamente la experiencia
humana. ¿Es posible desbloquear esa fe amenazada de muerte? ¿Es posible
descubrirla de nuevo en el fondo de nuestro ser como una fuerza vital capaz de
dinamizar toda nuestra existencia? ¿Creer de nuevo en «esa dulce y secreta intuición»
(Rilke) de un Dios cuya ternura salvadora puedo experimentar yo mismo?
En concreto, nuestra fe puede comenzar a despertarse de nuevo en nosotros, si
acertamos a gritar desde el fondo mejor de nosotros mismos lo que los discípulos gritan
al Señor: «Auméntanos la fe! Puede parecer una oración demasiado pobre, modesta y
de poco prestigio. Una oración dirigida a Alguien demasiado ausente e incierto. Pero
puede hacernos dudar de nuestras propias dudas y ayudarnos a descubrir de nuevo a
Dios como fuente de vida. Lo que cambiará nuestro corazón no son las ideas, sino la
comunicación con Aquel que siempre vive.
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