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Tomar animo implica ir en contra de algo, llevar las fuerzas al límite, enfrentarse a fuerzas

contrarias. Ser decidido implica enfrentar los propios miedos y que la fe sea mucho mayor que
cualquier pensamiento o sentimiento contrario a la voluntad de Dios. Como hijos de Dios
sabemos que habrá fuerzas contrarias a nuestra visión y misión, y que habrá miedos,
pensamientos y sentimientos que enfrentar en el camino.

¿No sabemos acaso que la gente anhela en su corazón (aunque muchas veces no lo saben) una
vida en Dios? Muchas personas buscan ese “no sé qué” que los llene, que los haga sentirse
realizados y en paz, y terminan intentando llenar esos vacíos con satisfacciones pasajeras.
Como hijos de Dios debemos luchar, esforzarnos y ser valientes por llevar a esa gente a
alcanzar lo que Dios en su misericordia ha ofrecido dar por gracia: vida y vida en abundancia.

Sin embargo, no confiarán de manera consistente mientras no vean en nosotros la prueba de


que Dios va hasta donde “ponemos nuestros pies” y que somos bendecidos en nuestras vidas.
La razón por la que el desarrollo espiritual, personal, familiar, académico y profesional de un
hijo de Dios es importante, es porque eso puede significar un incentivo a la confianza en el
camino que les proponemos y en un Cristo que significa más que misas y tradiciones. Puede
ser el primer paso para que sus corazones se vuelvan realmente a su Padre del Cielo.

Dice la palabra “Busca primero el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura” ¿Cómo
creen en un Cristo misericordioso, en un Padre amoroso si no ven bendiciones en TU vida?

Dios nos manda a ir y predicar el evangelio, no dice que esperemos que las personas vengan a
nosotros. Las promesas de Dios requieren acción, las señales y prodigios seguirán a los que
creen.

Josue 1:1-9

Romanos 8:28

2 Timoteo 1:7

Apocalipsis 22:12

Cuando las personas llegan a Jesús, vienen con una identidad equívocada de sí mismos, vienen
con muchas carencias en diferentes aspectos: (falta de amor, ausencia de verdadera
identidad, baja autoestima, temores, inseguridades, etc.) .

Se conforman, son demandantes; sobretodo las personas esperan que Dios les solucione las
cosas de acuerdo a lo que ellos esperan y piensan; sin entender que como parte de la vida de
fe, la actitud debe ser diferente. La de Ofertante.

De esta forma el enemigo trata de meternos mentiras para que no hagamos lo que Dios quiere
y no le sirvamos. El Faraón Egipcio tenia su estrategia, decía: “Estos están ociosos”. El enemigo
le mete a las personas a la cabeza que deben darle a Dios solamente los tiempos de ocio.
“¿Para que trabajas tanto para Dios? ¡Preocúpate de trabajar más para mejorar tu nivel de
vida!”. Luego, ataca eso poniendo más trabajo. Como resultado los cristianos le dedican menos
tiempo a Dios. Puede darse por ser promovidos o porque se aumenta la cantidad de trabajo,
pero al verse apretados recortan el servicio. Eso lo programó el enemigo. Hay que
desprogramarlo con la ayuda del Espíritu Santo.

Siempre el primer tiempo que se recorta cuando estamos cargados es el de Dios. ¿Por qué las
personas no dejan de ver televisión o ir al gimnasio para dedicarse más a Dios? Pero si Dios
encuentra gente que siempre le hace tiempo a Él sin importar la carga, el diablo ya no tiene
más tiempo que cargar.

Efesios 4:21-24

Hechos 3:4-6

EXodo 5:17-20

Filipenses 3:13-14

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