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Ética para Amador

Resumen

CAPITULO 1

Entre todos los saberes existe uno imprescindible: qué nos conviene y qué no, si queremos
seguir viviendo. A lo que nos conviene lo llamamos “bueno”, y distinguir entre lo bueno y lo malo
es un conocimiento que todos buscamos adquirir. A veces no es tan sencillo: hay cosas que en unos
aspectos son buenas pero en otros son malas. En las relaciones humanas se dan estas ambigüedades
más frecuentemente. Hay diversos criterios opuestos respecto a qué debemos hacer.

No hay animales malos ni buenos. Los animales no tienen más remedio que ser tal como son
y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. Los hombres también estamos
programados por la naturaleza en cierta medida: nuestro programa cultural, pensamiento,
lenguaje, educación... pero por mucha programación biológica o cultural que tengamos, siempre
podemos optar finalmente por algo que no esté en el programa. No somos libres de elegir lo que
nos pasa, pero sí para responder de tal o cual modo a lo que nos pasa. Nuestra libertad es una
fuerza en el mundo, nuestra fuerza.

Muchas personas se encuentran muy satisfechas de pensar que no son libres, para no aceptar
su responsabilidad.

CAPÍTULO 2

Hay decisiones difíciles, que preferiríamos no tener que tomar. Motivo es la razón para
hacer algo. Hay tres tipos de motivos: órdenes (se obra por miedo, afecto, confianza), costumbres
(se obra por comodidad o presión), caprichos (porque quiero). En situaciones difíciles no basta
obedecer, hay que inventar.

CAPÍTULO 3

Libertad es decidir y también darse cuenta de que se está decidiendo (ser consciente).
Nunca una acción es buena solo por ser orden, costumbre o capricho. Nadie puede decidir por mí.
Moral: aprender cómo usar bien la libertad que tenemos. Ética es una reflexión sobre la moral
como comportamientos y normas. No es fácil decir cuándo una persona es buena y cuándo es mala,
porque no sabemos para qué sirven las personas. Hay que ver la intención y no solo el acto. La
ética bien entendida lleva al “haz lo que quieras”.

CAPÍTULO 4

No somos libres de no ser libres. Sartre: “estamos condenados a la libertad”. Jacob y Esaú:
es distinto querer de verdad algo que apetecerlo en un momento. La muerte puede llevar a pensar
que la vida no vale la pena, que todo da igual. Pensar dos veces qué se quiere. La ética es para
darse “la buena vida”.
La buena vida es relacional. El hombre no es solo realidad natural, sino cultural (lenguaje).
Humanización es proceso recíproco: darse la buena vida es también dársela a los demás.

CAPÍTULO 5

Lo que poseemos nos posee. Las personas no son cosas, no se poseen. Solo las personas
tratadas como tales pueden dar amistad, respeto, amor. Ni siquiera los animales. Con nuestras
acciones, intentamos que el mundo de las personas sea posible. Ética se pregunta cómo es la
“buena vida”, en qué consiste. Las cosas ayudan a muchos aspectos, las personas a uno
fundamental: ser humanos.

Primera condición ética: estar decidido a no vivir de cualquier modo.

CAPÍTULO 6

Imbecilidad es “necesitar bastón” del ánimo. La conciencia consiste en: saber que no todo
da igual, examinar lo que hacemos, afinar el “gusto moral”, ser responsable de los actos.

Ser éticos por egoísmo: no ser ético es no amarse a sí mismo, ser su propio enemigo. Castigo
ya es el darse cuenta que uno mismo está boicoteando lo que quiere ser con sus actos:
remordimiento (viene de libertad). Cada acto libre limita mis posibilidades futuras. Ser responsable
de los actos, nunca ha sido fácil vivir: la buena vida no se regala. Mis actos me construyen.

CAPÍTULO 7

No es lo mismo tratar con hombres que con cosas. El hombre es semejante a mí, aunque
muchas cosas nos distingan. Por malos que sean, su humanidad coincide con la mía y la refuerza.
Sentirse amado solo puede ocurrir en relación a otro humano, por eso hay que cuidarlos.

Quien comete el mal sigue siendo humano. Hay que ser bueno para que los demás imiten lo
bueno. El que se siente feliz no querrá ser malo: se da cuenta que cuando daña los demás, se daña
a sí mismo.

Ponerse en el lugar del otro es tomarle en serio: es un derecho humano. Justicia es el


esfuerzo por entender qué pueden los otros esperar de mí (derechos). Esto solo se logra amando al
otro.

CAPÍTULO 8

Sexo no es malo, sino delicado porque establece vínculos poderosos y complicaciones


afectivas. El sexo es más humano cuanto más lejos de la procreación está. Las personas tienen
miedo al placer. No hay que ser puritano, sino disfrutar los placeres. Carpe diem: lo placentero no
son las cosas externas, sino cómo yo sepa disfrutarlas. Usar del placer enriquece la vida, abusar de
él la empobrece. Cuando el placer mata o mata la buena vida, es un castigo disfrazado de placer.
Alegría es el objetivo de la vida, lo máximo que podemos conseguir: abarca placer y dolor, vida y
muerte. Poner placer al servicio de alegría se llama templanza.

CAPÍTULO 9
Ética no es un arma arrojadiza: solo sirve para intentar mejorarse a uno mismo. Nadie que
quiera la buena vida puede desatenderse de la política. Política es organizar lo mejor posible la
convivencia social para que cada uno elija lo que le conviene. En ética cuentan las intenciones, en
política solo los resultados.

La ética no puede esperar a la política. Para ser bueno no se necesita una sociedad perfecta.
Una buena política: promueve las facetas públicas de la libertad y responsabilidad social; se debe
limitar la libertad de una persona para impedir que trate a sus semejantes como si no lo fueran
(tienen dignidad, no precio); garantiza asistencia comunitaria a los que sufren. Estos son los
derechos humanos.

Propone una autoridad mundial (no nacional) para terminar guerras.

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