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Alain Blanchet
Université de Vincennes - Paris 8
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"LAS REGLAS DE JUEGO EN LA ENTREVISTA"
ALAIN BLANCHET
Cap. III del libro: L'entretien dans les Sciences Sociales. L´écoute, la parole et le sens. de
Alain Blanchet & Al. París: Dunod, 1985, pp. 81-116.
E.R.: “ Para comenzar, quisiera que me hable de su tiempo... qué es lo que eso le evoca, qué es lo que
representa para Ud.”
E.A. cuenta su vida. Es enfermera de noche; ella ha querido ese horario; el trabajo es su tiempo de
libertad: es su elección personal, elección que ha hecho en contra de la opinión de su familia. A los
17 años, soltera, ella esperaba un hijo; mal comprendida por los suyos, decide su vida, se queda
con el niño, sigue una formación profesional, gana su autonomía financiera y afectiva. Hoy, divide
su vida entre el día: el niño, un amigo que ve dos o tres veces por semana, la soledad, un cierto
rechazo de los otros, de la familia, algunas raras distracciones, y la noche: el trabajo, los otros a los
que ayuda, la institución protectora, un sentimiento de libertad.
E.A. enumera sus concepciones: no le gustan las parejas establecidas, sus modos de vida, sus
ideas, no cree en el conflicto entre generaciones, todos somos seres humanos. La evolución
tecnológica no tiene importancia. El niño elegirá su vida por él mismo, libremente.
Para esta investigación sociológica, el objetivo ha sido cumplido: este discurso en primera persona,
sumado al conjunto de las otras entrevistas puede rendir cuenta de los sistemas de valores utilizados
por los individuos de una capa social de la que se busca una definición.
Leer, escuchar o mirar la película de estas entrevistas impresiona por el aspecto cautivante de los
relatos, testimonios, tomas de posición; no se hace visible nada del dispositivo puesto en marcha.
Pero si se considera, como Pierre Bourdieu et al (1968) que los hechos no hablan más que cuando
se los interroga ¿ a qué preguntas, más aún, a qué pedidos responde este discurso?
Deseamos desentrañar las estructuras de una entrevista como ésta, promedio, típica, unas cuarenta
páginas dactilografiadas que van a juntarse con el anonimato de algunos miles de páginas del
cuerpo general constituido por una investigación dada. Queremos mostrar cómo "se escribe" el
discurso "no directivo".
Las reglas de juego a partir de las cuales se construye el modo de interlocución de la E.N.D.I.
(Entrevista No Directiva de Investigación) no son ni previas ni directamente observables; las
intervenciones y los discursos no son objeto de ningún plan estructurado preparado con
anticipación.
Esta hipótesis reposa sobre la idea que toda conducta aparentemente improvisada pone en
juego esquemas que, no por ser ignorados por su autor, dejan de ser los verdaderos dueños del
juego. Así la conducta "no directiva" de un entrevistador, que está constituida sobre todo por su
propia experiencia, es también correlativa de un cierto saber que él ignora; de igual modo el
discurso "no directivo" del entrevistado, considerado como libre y espontáneo, también está
construido por la situación.
La experimentación (K.B. Weick, 1968) ha mostrado que el sentimiento de libertad de palabra que
provoca la actitud no directiva conduce al entrevistado a no percibir las intervenciones ("relances"1)
preconcebidas experimentalmente por el entrevistador y a considerar que la entrevista es
perfectamente libre y espontánea. En tanto el entrevistador favorezca este sentimiento por medio de
su actitud no directiva, puede someter hábilmente a la explotación del entrevistado todos los temas
deseados para una investigación dada, sin riesgo de levantar resistencias.
La magia del verbo fabrica la alianza donde se reencuentran en un mismo contenido homogéneo
estas "figuras impuestas" y la expresión propia de la experiencia personal del locutor.
Pero más allá de estas intervenciones calculadas con anticipación que pueden encontrarse en la
ENDI, la mayoría de las "tomas de palabra" del entrevistador escapa a toda previsión. Ellas
proceden de un género al que se acuerda llamar comúnmente "no directivo". El estudio de estas
intervenciones plantea un problema particular: el género "no directivo" condiciona la construcción
de un discurso justamente porque oculta su propio rol en esta construcción. Si, como nosotros
pensamos, gran parte de la eficacia de la ENDR reposa sobre este mecanismo, su descripción y
análisis tropiezan con la dificultad de revelar una estructura que intenta su propia ocultamiento.
1
"Relance" es el término con el que se denomina genéricamente a las intervenciones del
entrevistador. Sin embargo, en un sentido estricto se refiere a reformulaciones o repeticiones de lo
que acaba de decir el entrevistado. Cuando en el texto original es usado en sentido general es
traducido como "intervención", cuando es usado en sentido estricto es traducido como
"reformulación".
Por su parte, el entrevistado manifiesta una intención al responder positivamente a la oferta de la
entrevista; entonces, ¿qué busca? ¿Qué lo hace hablar? Es simplemente el deseo o la necesidad de
confiarse a "un profesional de las ciencias humanas"? ¿Es un cierto sentido cívico que lo conduce
a participar de una investigación social? ¿Es solamente por curiosidad, por necesidad de
distracción, etc.? En todos los casos está implicado un cierto tipo de relación del sujeto con su
propio discurso, aunque la presencia del otro sea importante.
Después del análisis de las intervenciones del entrevistador y del discurso del entrevistado,
estudiaremos el complejo conjunto de sus interacciones y propondremos un esquema teórico de su
funcionamiento: mostramos que la mecánica no directiva reposa sobre una forma de disimulo del
nivel social de la comunicación tras el nivel psicológico del discurso. Este segundo nivel define las
posiciones discursivas imaginarias que ocultan las posiciones manifiestas de los protagonistas en el
esquema social de la comunicación. Esta dinámica manipula la dualidad psicológica del sujeto
entrevistado.
Las dos primeras partes utilizan metodologías específicas. El análisis de los tipos de intervención se
realiza a partir de una grilla tipológica, aplicada a una muestra, que contrasta treinta entrevistas
realizadas con entrevistadores, entrevistados, temas de investigación y situaciones diferenciadas.
Las "tomas de palabra" del entrevistador en la entrevista son raramente tomadas en cuenta
sistemáticamente en los análisis de contenido. Parecen no tener influencia en el discurso. Se les
llama habitualmente intervenciones ("relances"), término genérico que supone implícitamente que
su rol no tiene más que un efecto de estimulación del discurso del entrevistado; de hecho, el
término "relances" debería aplicarse exclusivamente a la reformulación de lo que se ha dicho o a la
repetición de lo que acaba de decirse. En algunas investigaciones particulares se pide a los
entrevistadores que no intervengan más que en forma de reformulaciones o repeticiones; la lectura
de las entrevistas así efectuadas es entonces bastante sorprendente: el entrevistador, retomando
sistemáticamente el fin de las frases del entrevistado, da la impresión de impulsar a su interlocutor a
hablar, sin escuchar verdaderamente lo que dice.
Para evitar que el artificio sea demasiado visible, y que la entrevista no se torne breve el
entrevistador se ve obligado a efectuar reformulaciones selectivas, que si bien tienen el temido
efecto de reforzar ciertas temáticas, al menos manifiestan al entrevistado que es escuchado e
interpretado.
Salvo estas situaciones voluntarias, la gran mayoría de las entrevistas abarcan una gama de tipos de
intervención extremadamente larga: se hacen preguntas, se piden precisiones, se interpreta, se
reafirma, a veces incluso se manifiesta la propio opinión.
Es cierto que no debería darse al investigador ninguna consigna precisa, porque (como lo obliga la
no directividad) la ausencia de preestructuración del interrogatorio es lo que justifica el
procedimiento.
Sin embargo, empíricamente, se nota una gran diferencia entre la actitud de un entrevistador
experimentado y la de un debutante: la entrevista parece natural, sin cortes y hábilmente sostenida
en el primer caso; artificial, forzada, con el entrevistador frecuentemente interviniendo en un mal
momento, en el segundo caso. Si bien es difícil formalizar la habilidad de un entrevistador, es
posible analizar sus intervenciones y comparar los resultados de diferentes entrevistas.
Los diferentes tipos de intervención del entrevistador influyen, cada uno a su manera, sobre el
discurso y, recíprocamente, son influidos por ciertas variables de la entrevista (hipótesis de
reciprocidad de la inducción en la ENDI).
Para mostrar este juego de influencia, elaboramos en un primer momento una grilla de análisis que
permite codificar de una forma estable las diferentes "tomas de palabra" del entrevistador.
La grilla propuesta toma en cuenta dos dimensiones que sitúan el sentido de las intervenciones en
relación a: 1) la posición que toma el entrevistador en la relación, y 2) el efecto de estas
intervenciones sobre el contenido del discurso del entrevistado.
El estilo de las intervenciones define la posición del entrevistador en la relación, la eficacia
se relaciona a los tipos de contenidos buscados por el entrevistador.
• Para dar su propio punto de vista sobre el discurso o sobre el entrevistado en sí mismo: "Así
es como lo veo a Ud." Manifiesta explícitamente su posición de interlocutor: es el modo
declarativo.
• Para pedir explícitamente el punto de vista del entrevistado sobre un tema dado: "Esto es lo
que quiero saber." Manifiesta así a la vez un pedido y un poder, es el modo interrogativo.
• Para reformular la frase desde el punto de vista del entrevistado. Manifiesta así una escucha
insistente: es el modo reiterativo.
La eficacia de las intervenciones está definida por los tipos de discurso buscados. Distinguimos tres
niveles principales:
El nivel temático: Se dirige a redefinir un nuevo campo de habla ("parole") para la persona
entrevistada. Toda ENDI está, en efecto, compuesta por múltiples secuencias introducidas por las
intervenciones temáticas.
El nivel expresivo: Se incita al locutor a continuar su discurso. Este nivel está de hecho constituido
por dos subniveles de intervenciones:
• las intervenciones incitativas: consisten en favorecer una suerte de exhaustividad del discurso
subrayando lo que podría parecer incompleto, o insuficientemente abordado. Son
esencialmente las repeticiones ecolálicas, las demandas de precisión y también cuando el
entrevistador da su propio punto de vista.
• las intervenciones deductivas: éstas llenan ciertas faltas y favorecen la coherencia del discurso,
son básicamente las anticipaciones, las complementaciones y los pedidos de explicación.
Esta reflexión, como lo ha mostrado C.R. Rogers (1942). puede ser de dos órdenes: centrada
sobre "el problema" (el enunciado), o bien centrada sobre "los sentimientos" (el aspecto subjetivo
de la enunciación).
El cruzamiento de los ejes: definición de categorías precisas de las intervenciones.
Reflexiona sobre una actitud o un Demanda una reflexión Reformula una actitud
sentimiento implícito sobre una actitud o sobre o un sentimiento
6 Reflexivo sobre los Reflexivo
los sentimientos explícito.
sentimientos
2
El nivel 1 llamado aprobativo en parte no verbal no puede ser codificado sobre las
retranscripciones de las entrevistas.
Asiente Se sorprende Puntúa
D I R
Complementa Pide una explicación Anticipa sobre la
continuación del
4 Deductivo Expresivo
discurso
Da su punto de vista sobre la cuestión Pide una precisión Repite lo que acaba de
decirse
3 Incitativo Expresivo
Si se compara esta grilla de análisis especialmente construida para la ENDI con la escala de E.H.
Porter elaborada para una entrevista terapéutica, se constata que la gama de tipos de intervención
en la ENDI es más restringida que en la entrevista terapéutica. Esta última comporta además
intervenciones que tienen por objeto definir la situación y otras dirigidas a provocar la toma de
decisión y la acción del cliente (M. Pagès, 1952)
La codificación, para ser pertinente, debe tener en cuenta la respuesta del entrevistado, a fin de
representar en resumen las diferentes caracterizaciones de las intervenciones y sus efectos.
Tomamos un ejemplo extraído de nuestra entrevista introductiva. Retomamos una parte del texto
del discurso de la entrevistada, después nos imaginamos, en referencia a nuestras categorías,
algunas intervenciones posibles.
E.A.: "Es una persona que ocupa mucho espacio en mi vida; sí, un lugar importante. Bueno, es la persona
que representa el aporte afectivo, si Ud. quiere, que es muy importante, pero yo no lo veo de forma puntual,
yo... con quien yo no vivo, yo no tengo ganas de vivir."
E.A.: "No... yo no tengo ganas de vivir de forma cotidiana con esa persona."
E.A.: " Sí, mi trabajo me gusta, me gusta relacionarme con gente y tener la responsabilidad de lo que hago."
D4 (complementa)
E.R.: "Es más que un amigo"
E.A.: "Si Ud. quiere, además nos vemos bastante seguido."
Estos ejemplos, salvo el primero, son simulaciones que tienen sólo un valor demostrativo, pero
resumen el conjunto de tipos de intervenciones que encontramos en la ENDI (fuera de la simple
aprobación que no codificamos).
La exposición de los resultados da cuenta de forma detallada, de los efectos propios a cada
intervención según los contextos y las personas.
APLICACIÓN A UNA MUESTRA EXPLORATORIA DE ENDI
Hemos elegido, por razones sobre todo demostrativas y sin intención de exhaustividad, aplicar la
grilla de análisis a treinta entrevistas dactilografiadas, correspondientes a la definición de la ENDI
dada al comienzo de esta obra.
Definición
El análisis se basa en treinta entrevistas efectuadas por siete entrevistadores, cuatro mujeres y tres
hombres, diferentes por la formación (sociológica y psicológica) y por la experiencia.
Las personas entrevistadas son diferentes según el sexo, la edad, la categoría socio-profesional. Las
situaciones de entrevistas son contrastantes: p.ej. ciertas entrevistas son efectuadas en el seno de
una institución, otras en el domicilio de las personas entrevistadas.
Los temas de estudio implicados son igualmente diferentes: cinco temas figuran dentro de la
muestra.
Los resultados
Hemos establecido un perfil de intervención del entrevistador para cada entrevista y tratado
estadísticamente los datos:
- la tasa de intervención media por minuto es de 1,12, oscilando entre 0,5 y 2,5.
- las intervenciones más frecuentes son las complementaciones (27%); las reformulaciones (13%) y
las repeticiones (10%); los tres tipos representan 50% del conjunto.
Una tipología
El uso selectivo de los estilos declarativos y reiterativos diferencia dos tipos de entrevista: el
primero está caracterizado por intervenciones del entrevistador que completan el discurso del
entrevistado, procediendo por adición; el segundo, por intervenciones que extraen contenidos del
discurso, procediendo por extracción.
Comparamos la proyección de ocho entrevistas (realizadas sin guía previa) sobre el eje del estilo,
efectuadas por dos entrevistadores experimentados diferentes (K y V) en el cuadro de un mismo
estudio:
Interrogativo
90%
80%
70%
K3 K4 V1 70%
Promedio K K1 V3 V2 80% Promedio V
K2 V4
90%
Se constata que estos dos entrevistadores han forjado en el curso de su experiencia profesional, un
estilo de intervención que caracteriza sus entrevistas. Uno es más declarativo, utiliza
abundantemente la intervención llamada "complementación", el otro es más reiterativo, utiliza sobre
todo las intervenciones llamadas "reformulaciones".
Las intervenciones más frecuentes necesitan una definición precisa:
Su uso repetido entraña una relación intersubjetiva fundada sobre una suerte de cooperación común
para producir el mejor discurso posible: el más coherente, el más completo. El entrevistador parece
poner toda su energía en comprender y ayudar a la construcción de la historia que se le cuenta.
Los perfiles caracterizados por una fuerte proporción de intervenciones de ese tipo son destacables
por la ausencia casi completa de representación de los niveles de eficacia llamados "reflexión".
Las entrevistas conducidas así son mayoritariamente expresivas. Los entrevistadores favorecen en
el discurso la aparición de informaciones que están a disposición inmediata del locutor, para
constituir lo que podría llamarse su discurso social.
Las variables en juego en una ENDI son innumerables, cada entrevista puede ser analizada como
un caso.
El humor del entrevistado o del entrevistador, su relación más o menos conflictiva con la temática
explorada, la representación que uno se hace del otro, los fenómenos de simpatía o de antipatía,
etc., condicionan el desenvolvimiento de la ENDI.
Las variables que nosotros subrayamos acá son más específicas, son aquellas que actúan sobre los
perfiles de intervenciones; dependen, por orden de importancia, del entrevistador por una parte, del
contexto por otra parte, y finalmente, del entrevistado.
El entrevistador
Se constata que cada entrevistador tiende a tener una conducta personal, caracterizada por
entrevistas cuyos perfiles de intervención son parecidos o próximos. Esta conducta es mucho más
estable en relación al estilo utilizado que en relación a la eficacia buscada, y es más homogéneo si
tiende a la expresividad del discurso. Es variable en función de:
- la formación del entrevistador: el nivel buscado por el sociólogo difiere de aquel del psicólogo. El
primero busca más la expresividad del discurso, el segundo la reflexividad.
- la experiencia del entrevistador: los perfiles son más homogéneos cuanto más experimentado es
el entrevistador.
El contexto
Las variables tomadas en cuenta son la utilización de una guía de entrevista y el marco institucional.
La presencia de una guía de entrevista preestructurada no perturba la dinámica de la interlocución,
al contrario, tiende a homogeneizar las modalidades de estilo utilizadas por los entrevistadores e
interviene poco sobre los niveles buscados.
Un marco institucional idéntico (iguales condiciones exteriores, igual lugar, mismo horario, etc.)
favorece la similitud de los perfiles de intervención de entrevistadores diferentes.
El entrevistado: la locuacidad
Este factor está, en sí mismo, correlacionado con otras variables, ya que el indicador de locuacidad
utilizado es la cantidad de intervenciones por minuto del entrevistador; la dispersión de estas tasas
por un mismo entrevistador tiende a mostrar que ellas dependen más del entrevistado que del
entrevistador.
Sin embargo, si bien las entrevistas efectuadas con las personas menos locuaces conciernen a seis
entrevistadores cuyas técnicas son diferentes, 7/8 de las entrevistas efectuadas con las personas más
locuaces conciernen entrevistadores cuyas intervenciones son principalmente de tipo reflexivo.
Esto nos lleva a pensar que las intervenciones de tipo reflexivo producen un discurso personal y
continuo y que, por ello, tienen una tasa de intervención más baja en el caso en que las personas no
sean demasiado resistentes a hablar. Al contrario, cuando la locuacidad es muy débil, cualquiera sea
la técnica y el entrevistador, se obtiene lo mismo: un discurso principalmente expresivo.
Esta observación nos permite argumentar lo que desarrollaremos seguidamente, a saber que toda
intervención que busca la reflexividad desestabiliza la linealidad discursiva, toma la incompletitud
del sujeto que habla y lo obliga a hablar más; pero esta acción es imposible si ella no encuentra una
cierta connivencia o complacencia de la parte del locutor, que acepta prestarse al juego.
Los tipos de intervención del entrevistador son determinados pero igualmente determinantes, y sus
efectos pueden ser en parte observados analizando los diferentes modos de discurso del
entrevistado.
Este discurso es compuesto en dos sentidos; por un lado, porque se aplica a temáticas que tienen
una resonancia personal más o menos fuerte para el entrevistado (una temática con resonancia
fuertemente personal puede tener como efecto problematizar lo enunciado); por otra parte, porque
moviliza la acción de un sujeto que está libre de comprometer o no una cierta inversión emocional y
afectiva en lo que dice el entrevistador, y esto sea o no que las temáticas estén asociadas a un
problema personal o no.
Para ver estas cosas, efectuamos el análisis del video de la entrevista presentada en la introducción
de este capítulo. En un primer momento, la entrevista fue dividida en corpus que corresponden a
las grandes cuestiones abordadas por el entrevistador o el entrevistado, y que alimentan un
propósito sostenido.
El dispositivo metodológico
El análisis proposicional del discurso procede por un recorte de éste en proposiciones, es decir por
frase, que comprende en general un sujeto, un verbo y un complemento. Las proposiciones que
representan la unidad de análisis, son objeto de una codificación según los referentes modales
(sustantivos o pronombres personales) que son términos alrededor de los cuales se ordenan las
frases recortadas.
Las columnas suplementarias permiten dar cuenta de las polaridades negativas de las proposiciones,
los tipos de modalización; y dan otras indicaciones, esencialmente sobre la gestualidad de la
entrevistada que parecieron menos centrales en el análisis.
Los resultados
tps NP PEI T TP TA E G R L In Io C V F Gn Pb ét S MO
Mode I
28' 413 13 4,5 6.5 7.5 10 13 3 3 7.5 36
Mode II
24' 358 18 5,5 3,5 8,5 3.5 7 6.4 3 2.5 1 2.5 4.5 2.5 41
Mode III
13' 190 11 23 12 2.5 2.5 12 4 28
Mode IV
26' 387 13 3 6 11 20 6 19
Referencias:
Los referentes modales dominantes en el corpus I y II serán llamados más personales, los otros más
generales.
Si se toman en cuenta ahora las únicas proposiciones cuyo sujeto gramatical es la entrevistada en sí
misma, los cuatro modos discursivos se distinguen por el uso más o menos frecuente del
pronombre indefinido "se", por el tipo de verbo utilizado y por la polaridad de las proposiciones.
Si se consideran los discursos I y II, que tienen en común una fuerte representación de la
entrevistada como sujeto de las proposiciones, se observa que ellos tienen en esas mismas
proposiciones una fuerte proporción de verbos estáticos marcando un trabajo de definición de sí;
pero que I y II se distinguen esencialmente por la polaridad negativa importante de estas
proposiciones en I, y poco importante en II. Nosotros encontramos la misma distinción de
polaridad menos contrastante entre III y IV, a la cual se suma un empleo mayoritario de verbos
declarativos en III, fácticos en IV; III y IV se distinguen igualmente por el empleo frecuente del
pronombre indefinido (se) en IV, y menos frecuente en III. De un modo menos contrastante, esta
distinción vuelve a encontrarse entre I y II.
Los otros indicadores no aportan elementos diferenciadores suficientes para ser mencionados.
Resumimos y extrapolamos los resultados obtenidos para efectuar una tipología de los modos de
discurso en la entrevista.
1) Los referentes nodales "sujetos" implican una parte importante de las proposiciones: el discurso
es llamado "enganchado" ("embrayé") en referencia a la expresión empleada por Jakobson (1963,
p. 182), en las proposiciones los verbos estáticos son mayoritarios; el discurso concierne objetos
temáticos llamados "con resonancia personal" señalados por referentes nodales "objetos".
2) Los referentes nodales "sujetos" implican una parte significativamente menos importante de las
proposiciones: el discurso es llamado "desenganchado" ("debrayé"); en las proposiciones
implicadas los verbos estáticos son minoritarios; el discurso concierne objetos temáticos llamados
“generales”.
Llamamos discurso "comprometido" al discurso con fuerte polaridad negativa de las proposiciones
indexales por los referentes nodales "sujeto": el enunciador se define por lo que él no es y se ubica
oponiéndose. El uso del "yo" es aquí predominante.
Denominamos discurso "no comprometido" al discurso con una fuerte polaridad positiva de las
proposiciones señaladas por las referencias nodales "sujeto": el enunciador pone distancia; él se
define a sí mismo como un personaje exterior y se relata en sus acciones. El uso de "se" (on) es
aquí predominante.
Algunos ejemplos:
He aquí como ejemplo cuatro breves muestras de los cuatro modos de discurso:
Discurso I (íntimo)
E.A.: Evoca al amigo que ella ve dos o tres veces por semana regularmente; ella es indecisa y
contradictoria en sus sentimientos (lapsus: "(... ) que yo no lo veo de forma puntual"), ella expresa
su incompletitud y su dificultad.
E.A.: "Sí, tiene mucho lugar en mi vida, sí, un lugar importante. Bueno, es la persona que representa el
aporte afectivo, si Ud. quiere, que es muy importante, pero a quien yo no veo en forma puntual, yo... no vivo
con él, y no tengo ninguna ganas de hacerlo."
Discurso II (controlado)
E.A.: Se representa como la organizadora de su vida cotidiana; ella hace sus cosas; encuentra
soluciones a las dificultades que aparecen.
E.A.: "Lo paso bien, muy bien. Yo he llegado... no hace mucho tiempo, pero he llegado ahora a reequilibrar
casi, si Ud. quiere, los diferentes momentos de los que necesito, sin demasiado entorpecer uno por el otro."
E.A.: "Bueno, yo he logrado un trabajo que me gusta, con momentos que no me entorpecen el resto; a tener
durante el día un tiempo en casa que yo aprecio, tener el tiempo de ocuparme de mi hija, porque yo estoy
sola con ella; a tener bastante tiempo de ocio, porque yo tengo un trabajo donde tengo bastantes vacaciones
y días libres. Yo he llegado ahora a estar relativamente organizada. Yo pienso haber encontrado el
momento, el que me convenía más, a nivel de mis necesidades o de mis exigencias."
E.A.: Toma posición sobre el futuro de su hija; ella se pronuncia sobre problemas generales,
moviliza una cierta emoción y enuncia sus valores y sus concepciones.
E.R.: "¿Y para Ud., es lo mismo que ellos hagan esto o aquello?"
E.A.: "Oh, sí, es su vida. Sí totalmente. Bueno, es cierto que hay un mínimo de cosas que yo le enseño,
seguro, bueno, cosas... Yo tomo ejemplos muy simples: trato de enseñarle a mi hija a respetar a los otros...
Bueno, hay cosas que yo trato de enseñarle. Pero en las elecciones que ella va a hacer, la forma en que ella
quiera organizarse. Yo trato de enseñarle las bases que encuentro importantes, pero de hecho, no son
grandes cosas, no ideas preconcebidas.
No, yo no busco ver en qué marco los hijos van a vivir. Es cierto, se tiende a hablar: bueno, hay gente que
no tiene trabajo o seres humanos tienen que vivir en unas conejeras, porque, bueno, hay grandes temas como
estos, un poco deshonrosos. Bueno, yo creo que ellos se adaptarán a lo que se les ha dejado, que tal vez no es
maravilloso, y que corresponde a ellos construir lo que quieren construir. Yo creo que tenemos que tener un
mínimo de confianza."
Discurso IV (superficial)
E.A.: Describe los hechos corrientes de la organización de su vida cotidiana. El estilo es narrativo.
E.A.: "Sí, sí, seguro. Ella lo ve. Hasta hace poco tiempo ella lo veía de forma regular, porque cada vez que
yo trabajaba, él era el que la cuidaba en su casa. Bueno, ahora, yo he tomado a alguien en la casa para
cuidarla, porque eso era mucho va y viene, y como ella va a veces a un atelier a la tarde, yo la llevo, está
cansada; entonces, es toda una organización. Después de una jornada como esa, era muy difícil para ella
cambiar dos o tres veces de lugar a la noche, en el momento en que está cansada, no era una solución. Y
bueno, el año que viene veremos. Va a comenzar la escuela, es difícil que ella vaya a dormir, que una noche
duerma en la casa de su madre, que vaya a la escuela al día siguiente, que duerma en casa de su padre, que
vaya a la escuela. Es bastante desordenado."
¿Existe una relación entre los modos discursivos del entrevistado y los tipos de intervenciones
efectuadas por el entrevistador?
El análisis de las correlaciones concierne sólo a una entrevista, por ello es difícil extraer
conclusiones generales. A pesar de eso tenemos la hipótesis de que el discurso "enganchado" puede
ser particularmente promovido por intervenciones reflexivas (y recíprocamente).
Si se repara sistemáticamente en los modos de intervención para los cuatro modos discursivos, se
observa que efectivamente los discursos I y II movilizan una proporción más elevada de
intervenciones reflexivas que los otros (1) y que "el discurso íntimo" (I) está más particularmente
acompañado de intervenciones reiterativas (2).
Por supuesto que estos resultados confirman nuestras intuiciones, pero no pueden constituirse en
una referencia establecida porque conciernen a una sola entrevista. Al término de este análisis, se
constata que los datos recogidos por la ENDI tienen status diferentes cuando se los refiere al
contexto psicológico de su enunciación.
El análisis puede reparar en estas variaciones, en la relación del sujeto con lo que éste enuncia pero
no puede tenerlas en cuenta más que con una metodología sistemática que describa y mida los
indicadores de estos diferentes modos de discurso.
El proyecto va más allá: hemos descrito los perfiles de intervención del entrevistador, mostrando
las variaciones y sus constantes en función de los factores de situación, hemos interrogado en lo
que se dice sobre la parte de libertad que tiene el sujeto para representarse: hemos observado que
la acción recíproca de los dos interlocutores está tan intrincada en la ENDI que es casi imposible
determinar quien es el sujeto real del discurso.
Este fenómeno de dualidad se refuerza a través de las intervenciones reflexivas del entrevistador.
El locutor es entonces invitado a reflexionar sobre lo que dice o sobre sus sentimientos, a
comprometerse, a asumir la representación que él ofrece de sí mismo, a buscar su propia cohesión
en la coherencia del discurso, en el asentimiento del entrevistador.
Para aclarar más precisamente el funcionamiento de la interlocución en la ENDI, hay que recordar
algunas consideraciones teóricas sobre la dualidad de la persona particularmente movilizada en el
acto discursivo.
Esta noción de dualidad de la persona ha sido desarrollada particularmente en las ciencias humanas,
por la psicología de la conciencia, la lingüística semántica y el psicoanálisis.
Tenemos la hipótesis que el principio de acción del estilo no directivo reposa sobre una puesta en
tensión de esta dualidad, cuya resolución, siempre a recomenzar, es el fermento del "monólogo" del
entrevistado, pero ¿cuáles son las instancias que fundamentan esta dualidad?
La dualidad de la conciencia de sí
El enfoque conductista de W. James (analizada por H. Rodríguez Tomé, 1972) propone una
dualidad de la conciencia de sí, cuyas dos modalidades son por una parte el yo, sujeto cognoscente,
y por otra parte, el mí, sujeto conocido. El Mí comprende todo lo que el sujeto puede llamar suyo:
"el mí material" representado por el cuerpo, las vestimentas, la familia, los conocidos, las
posesiones personales, "el mí social", la reputación, el reconocimiento, la consideración que un
individuo detenta en su medio; "el mí espiritual", constituido por la conciencia de sus propias
actividades, facultades y tendencias psíquicas. El Yo, sujeto cognoscente, es el pensamiento; ¿pero
quién es el pensador?
Esta cuestión del Yo y de la esencia del pensamiento es retomada por G.H. Mead (1963). El
pensamiento no es más que una conversación interiorizada o implícita del individuo consigo mismo.
Esto debido a la especificidad de la palabra, que es un gesto significativo, particular, "que afecta a
aquel que la produce, como si ella estuviera producida por un tercero."
Así, "Yo soy un otro". Al reaccionar él mismo a su propio discurso, se comprende el sentido; en
efecto, el sentido de lo que decimos, es la tendencia a reaccionar.
El Yo, que es indefinible como fuente de pensamiento, es representado por G. H. Mead como una
instancia participante que es la reacción, no puede ser aprehendido más que en un instante. El
contiene el principio de la libertad. Se trata de una conceptualización que formula de hecho las
bases teóricas de la escuela interaccionista simbólica, a saber que el psiquismo y lo social son dos
instancias prácticamente constituidas por el juego de la comunicación verbal y no verbal.
El yo y el mí están actuando en el acto de comunicar, y, por eso mismo, están presentes en la frase.
Todo discurso comporta una dualidad implícita, es al mismo tiempo enunciado y acto de
enunciación.
El enunciado "yo soy feliz" o "nosotros comemos en la cocina" es una afirmación, o una
constatación, o una creencia, o un deseo, etc. Se distingue en el discurso lo que es dicho: el
enunciado, y el hecho de decirlo: la enunciación. Si se considera un enunciado puro, por ejemplo el
texto dactilografiado de una entrevista, pierde mucho de su sentido inicial, porque no puede
referirse más que muy parcialmente a su contexto de enunciación. La enunciación se inscribe en la
frase, por ejemplo, en el caso de los enunciados llamados performativos.
"Los enunciados performativos son enunciados que, gramaticalmente, se parecen a las afirmaciones, pero no
describen, ni relacionan, ni representan ningún hecho, y no son ni verdaderos ni falsos, siendo
perfectamente correctos. Su característica fundamental es que su enunciación equivale a completar un acto:
es por eso que Austin los ha llamado 'performativos'. Ej.: Yo lo felicito; Yo bautizo el barco, etc." (F.
Recanati, 1979.)
En el enunciado "yo afirmo que nosotros comemos en la cocina", la enunciación del hecho indicado
es una afirmación. En la mayor parte de los casos, esta "reflexión" del enunciado sobre sí mismo
queda implícita, no dicha. La posición del sujeto en relación a su propio discurso deja pocas huellas
en el texto; esa posición es el contexto que no es solamente dado, pero que se elabora, y del cual
una buena parte se constituye fuera del campo de lo explícito.
Los actores de la cura psicoanalítica trabajan con el discurso. En ese discurso enunciado por el
analizado, J. Lacan (1966) distingue dos instancias activas: la palabra verdadera, que es un acto; y
el discurso verdadero, constituído por el conocimiento de la realidad.
La palabra verdadera interroga el discurso verdadero, ella es la emanación del ser que quiere ser
reconocido. El discurso intermediario es el discurso de la mentira y la mala fe:
"La mala fe, estado evanescente, es constitutivo de la duplicidad de la realidad humana" ( J.P. Sartre, 1943)
pero afirma la existencia de la palabra; esta palabra que constituye el sujeto que le es prohibido, ella
no existe más que en el discurso intermediario, alienado y revelado.
El género no directivo en la entrevista incita a la persona a contar sus experiencias y a expresar sus
sentimientos, es decir a producir representaciones de hecho y de opinión, y la lleva a interrogarse,
reflexionar sobre lo que dice, evaluar el interés desde el punto de vista del interrogador,
cuestionarlo, explorar y estructurar su relación personal con los temas que le son propuestos.
Un cierto placer narcisista es movilizado por el discurso, reconfortado por las actitudes
confirmativas del interrogador; pero la interrogación subyacente a esta actitud atenta, traiciona la
intención investigativa del entrevistador, manteniendo permanentemente en el locutor un
sentimiento difuso de evaluación que refuerza el aspecto reflexivo de su discurso (D. Bertaux,
1980) Si la reflexión se refiere al contenido, el discurso será controlado e independiente; si se
refiere a sí mismo, su actitud y sus sentimientos, el discurso será íntimo y dependiente. De hecho la
palabra del entrevistado está artificialmente bipolarizada por estas dos exigencias: expresarse y
dominarse (ser dueño de sí).
Esta puesta en tensión del locutor es la condición misma del buen desarrollo de la entrevista, ella
evita toda ruptura de comunicación. Los docentes saben cuan difícil es enseñar este "saber hacer"
no directivo que supone la comprensión y el desempeño de un cierto rol en la relación como
condición previa al uso de artificios técnicos (reformulación, repeticiones, etc.)
"Por atento, abierto, o efusivo que sea, el entrevistador no arriesga nada y fatalmente, él desarrolla un doble
juego. No se trata de acusarlo de hipócrita, pero estructuralmente, su rol es el de un doble agente. Hay dos
funciones: una, la principal, que es reunir la información que esperan las instituciones o el público en
nombre de quienes él investiga; la otra, que es el medio a través del cual lograr la primera, consiste en jugar
un rol del narrador entrando en el juego del modelo. En cierto casos, esto puede llegar hasta la mímica de
una reciprocidad." (1980, p. 281)
Hemos visto que estas presiones de la investigación condenan a una suerte de doble juego, que
concurre a acentuar la tensión del locutor entre sí mismo y la imagen que él representa de sí mismo
en su discurso. Esta situación pone de manifiesto una cierta dualidad de la persona entrevistada en
la relación simétrica de doble juego que se instaura con su interlocutor. Esta relación moviliza
posiciones de poder eficaces y complejas.
El modelo que proponemos intenta retomar los diferentes resultados de esta investigación en un
esquema sintético y se basa en la observación de las actitudes generales del entrevistador tal como
aparecen en una filmación de video. Esta construcción teórica restituye la complejidad del juego de
poderes en la interacción no directiva; integra las observaciones hechas sobre las modalidades de
intervención, por las cuales el entrevistador se posiciona dentro (reiterativa) o fuera (declarativa)
del discurso del entrevistado. Toma en cuenta los niveles expresivo y reflexivo, y sus efectos sobre
los modos de discurso, permitiendo explicitar claramente el funcionamiento de la ENDI en el juego
de la dualidad del sujeto.
En el marco definido por este contrato, la persona interrogada detenta el dominio de la selección y
de la composición de la respuesta que impone al entrevistador, quien de ello deduce su saber.
Nivel de la comunicación
entrevistador entrevistado
S1 S2
El rasgo que caracteriza esta situación discursiva del "diálogo igualitario" se refiere a la falsa
reciprocidad de posiciones. En la conversación entre pares, cada uno tiene sucesivamente el
dominio del discurso del cual se deduce el dominio de la comunicación.
La falsa simetría de las posiciones de la ENDI se refiere a una simulación de igualdad en un marco
desigualitario. El estilo no directivo evita las preguntas francas (las preguntas entrañan un tipo de
relación donde el nivel comunicativo y el nivel discursivo están confundidos sobre el modelo del
interrogatorio S1 S2)
Las intervenciones (sobre todo las reiterativas) retoman contenidos o enunciados interrogándolos
"desde el interior". El locutor es llevado a responder "desde su discurso". Lo hace, según los casos,
por dos vías distintas: o bien él guarda la iniciativa del dominio, efectuando un desarrollo
complementario; o bien deja al descubierto el trasfondo de lo que dice, compromete su persona y
su sinceridad, produce un discurso confidencial e íntimo, expone su incompletitud, manifiesta su
incapacidad de aprehenderse solo. Interrogando la causa de su discurso, el entrevistado emite un
pedido de saber sobre sí mismo que dirige el entrevistador; situación pretransferencial de espera de
comprensión y de elucidación del enigma personal.
dueño de la
comunicación
pedido de saber
Nivel del Sx
discurso Sujeto del discurso
(el desconocido X
marca la imposibilidad
de aprehenderse a si
mismo)
S1 S2
pedido de
saber Sx
Sujeto del
discurso
Nivel del
discurso S2' S1'
La dinámica interna de este proceso, el pasaje constante de una configuración a otra tiene por
efecto constituir el discurso de la ENDI. Por supuesto, las variaciones en el funcionamiento del
esquema definen tipologías distintas según las individualidades, los objetivos de la investigación, las
temáticas exploradas, el grado de aculturación de los entrevistados respecto al dispositivo, la
formación y referencias teóricas de los entrevistadores, etc. De todos modos, el ordenamiento de
posiciones de poder generadas por la ENDI es virtualmente el mismo.
En este capítulo, hemos intentado reconstruir las estructuras de una entrevista con lo que tiene en
común con todas las entrevistas; a través del estudio sistemático de las intervenciones y de los
tipos de discurso, hemos construido un modelo teórico del funcionamiento de la ENDR.
El estudio sistemático de las intervenciones muestra que ellas no son ni aleatorias, ni previstas, ni
previsibles, sino que traducen, en una forma condensada y cargada de implícitos, el estado
momentáneo de la relación de los interlocutores, la intención de investigar del entrevistador y la
posición de enunciación del entrevistado. Las tres dimensiones: estilo, eficacia de las
intervenciones y modo de discurso dan cuenta de tres funciones de la intervención.
Lo que parece particular de la ENDI es que esta libertad se aplica casi exclusivamente a sus propios
enunciados, en tanto que en un cuestionario o en una conversación banal, el juego de ajuste a los
enunciados del otro toma una parte mucho más importante en la actividad del sujeto.
Y sin embargo, sería falso decir que en la ENDI el entrevistado está frente a sí mismo. En este
seudomonólogo, el otro que escucha toma una parte preponderante debido a que él tiene la
particularidad de ser interiorizable; es en este lugar "íntimo" que ocupa el "yo", el sujeto de la
enunciación (F. Recanati), la palabra verdadera (J. Lacan), que se inmiscuye naturalmente el
entrevistador "no directivo" como enunciador del discurso (C. Chabrol, 1982)
El entrevistado no está entonces "frente a sí mismo", sino en parte "frente al otro en sí mismo", para
visualizar la parte de "armado" (de "preparado") de este dispositivo de observación -tan importante
aquí como en cualquier otro-, es necesario tener en cuenta esta especificidad: el discurso no está
particularmente influido en uno u otro punto de su contenido, sino que es enteramente
"construido", una coproducción, un género discursivo nuevo.
Por este hecho, la pregunta relativa a la validez o a la confiabilidad de los datos es menos
importante que ésta: "¿Por qué una persona habla de su vida durante una hora y media con un
entrevistador? ¿A qué juego social se libran sin saberlo los interlocutores?"
La estructura de la entrevista no constituye más que una trama general que autoriza una gran
libertad de interpretación, comparable a la de ciertas partituras de la música contemporánea.
Cada entrevista es singular, única, una partitura jamás repetible de modo igual; y esta característica
es ciertamente el elemento más controvertido y el más precioso. Controvertido porque la aplicación
rigurosa de un mismo guión debería producir los mismos datos, según la ciencia experimental. Pero
si se piensa en los compositores contemporáneos como Bussoti por ejemplo, el sentido de su tarea
se dirige no sólo a realzar el momento de la interpretación sino también a singularizar los
contenidos musicales en sí mismos: los procesos aleatorios dan la dimensión de la vida, del
tiempo, de la pérdida. De la misma manera la ausencia de reproductibilidad de la entrevista es sin
duda su bien más precioso, que compromete al investigador en las pistas menos recorridas y lo
conduce más cerca de lo vivo.
Bibliografía