Deseo que mis primeras palabras sean desde un punto de vista estrictamente personal.,
porque tengo que realizar dos agradecimientos: uno a mi familia por su constante afecto y
el otro a toda la comunidad universitaria por el respaldo demostrado en la Asamblea
Universitaria, celebrada recientemente.
Desde que inicié mi carrera como docente en esta Universidad, en 1970 como ayudante
alumno, hace ya 36 años, he buscado brindarme plenamente a esta institución, ya sea
desde la cátedra o desde los múltiples espacios de gestión en los que trabajé, y siempre
lo he realizado con vocación y compromiso, actitudes que vengo a ratificar en este acto
frente a la comunidad académica de nuestra Universidad, que me ha reelegido como
Rector para el período 2006 - 2010.
Quiero también compartir con Ustedes algunas reflexiones sobre nuestra Universidad del
Sol, abordándola desde su faceta institucional, en la que he participado junto a un equipo
de gestión, cuya voluntad de trabajo reconozco, así como también, junto a los
representantes legítimos de las Unidades Académicas en el seno del Consejo Superior;
muestra amplia de la diversidad que compone nuestros claustros, y con quienes
intentamos construir una metodología de trabajo que se identifique en un “nosotros”
inclusivo, que represente a la comunidad toda y no a sectores de interés pugnando por
imponer visiones parciales o sectarias de la Universidad.
Venimos de un proceso de gestión extenso en el tiempo. Desde hace más de diez años
hemos iniciado en la UNNE, un cambio que se ha ido instalando paulatinamente en todos
sus estratos, y cuya consecuencia inmediata ha producido un horizonte de previsibilidad
que ha permitido desarrollar y consolidar líneas de gestión, fundamentales para la
fisonomía actual de la Institución.
Aunque los factores contextuales resultaron inicialmente muy adversos, ya que la crisis
del país nos obligó a esfuerzos importantes pudimos atravesarla; y es así que
convocamos a Jornadas institucionales en la Isla Del Cerrito organizadas con el Consejo
Superior en dos oportunidades, y en los diferentes Campus de Corrientes y Chaco, en
encuentros interfacultades, poniendo a consideración esa visión de Universidad a los
diferentes cuerpos colegiados , consensuando las principales acciones que encararíamos
en los cuatro años siguientes. La experiencia, en virtud de los testimonios de sus
participantes, resultaron enriquecedoras y fundamentales para encarar esta visión
compartida de institución que nos enorgullece, y nos confirma que el rumbo y la
metodología son los indicados.
Este nuevo período de gestión que inauguramos hoy, se asienta sobre lo que hemos
realizado hasta ahora, tanto en la orientación de los problemas encarados, como en la
metodología para abordarlos. Si bien hoy, parece obvio que una universidad deba
involucrarse con la complejidad social en la que se inserta, fue necesario empezar el
recorrido para convertirlo en una dirección inteligible.
Este año , en un documento que titulamos “Bases para un Plan Estratégico al servicio de
la Sociedad y el desarrollo regional sustentable” ofrecimos, como propuesta a la
Asamblea Universitaria, las ideas-fuerza que nos interesan encarar en los próximos cuatro
años, entendiendo que es necesario consolidarlas y profundizarlas. En tales bases,
explicitábamos en grandes trazos, lo que pretendemos sean las líneas de partida para
que institucionalmente, con la participación de toda la comunidad universitaria podamos
ampliar y definir los ejes para el desarrollo de la gestión que estamos iniciando mediante
la definición de un Plan de Desarrollo Institucional-.
Necesitamos apuntar nuestros esfuerzos hacia los temas que resultan más sensibles en
el escenario actual. Más allá del orden de prioridad que puedan tener, mencionaremos
amplias áreas de interés para constituir una visión de universidad a mediano y largo
plazo.
Otro aspecto que deseamos destacar es la situación de profundos cambios que se han
registrado fundamentalmente en la última década, en cuanto a la modalidad de la
cooperación internacional para el desarrollo, la cual en gran medida se ha volcado hacia
mecanismos y formas de tipo horizontal y descentralizada, entre Universidades, ciudades
y gobiernos locales o a través de organizaciones y/o programas creados por ellos o
dirigidos hacia ellos, en los cuales la participación activa de los distintos sectores,
instituciones públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales, etc. de las
comunidades locales, ha adquirido un protagonismo sin precedentes.
El rol que debe desempeñar en este sentido la Universidad es central, y debe orientarse
hacia la definición e implementación de nuevos mecanismos de cooperación internacional
que contribuyan con los procesos de desarrollo sostenible propios de cada región,
identificando oportunidades de cooperación internacional no sólo académicas sino
también de aplicación concreta en los territorios donde se inserta en cooperación con los
gobiernos locales, las empresas y las distintas organizaciones de la sociedad civil.
Debemos, por lo tanto insistir en acciones concretas como las que venimos realizando,
acercando las oportunidades existentes en el campo internacional al desarrollo,
participando activamente de programas, redes y proyectos entre los que destacamos al
programa URB-AL de la Unión Europea orientado al desarrollo local. El rol que les cabe a
las Universidades, en este campo, es primordial en tanto constituyen instituciones
educativas y de producción de conocimiento y, como tales, les cabe una responsabilidad
histórica en la promoción del desarrollo de los territorios y sociedades en los que se
insertan, de los cuales forman parte y de cuya cultura se nutren cotidianamente. Es por
esto que buscaremos la consolidación del PROGRAMA DE DESARROLLO LOCAL que
diseñáramos en 2002 y que trabaja en conjunto con los Gobiernos de las Provincias de
Chaco y Corrientes y distintos municipios de la región.
Este trabajo en conjunto, con otros actores sociales, externos, se refiere también a la
necesaria continuidad del esfuerzo en pos de constituir un sistema educativo integrado.
Hacia adentro, resulta imprescindible avanzar en la constitución de espacios comunes,
integradores, tales como los ciclos comunes que distintas familias de carreras están
definiendo y concretando tanto entre distintas unidades académicas como con otras
universidades del país. La integración vertical con el nivel medio de educación deberá
profundizar las estrategias iniciadas pues resulta de vital importancia que, más allá de las
acciones puntuales para mejorar la calidad académica de los ingresantes y su
permanencia en nuestras aulas, la Universidad contribuya cooperativamente con la
escuela media, en la búsqueda de soluciones para los graves problemas que persisten en
la transición entre un nivel y otro.
Por ello creemos de esencial importancia continuar con nuestra presencia activa en las
Asociaciones interuniversitarias, con el grupo de Universidades Nacionales del Norte
Grande Argentino, y la Asociación de Universidades Iberoamericanas de Posgrado, en la
promoción y conformación del Zicosur Universitario, promoviendo este trabajo asociativo
para enfrentar junto a los gobiernos y empresarios los críticos y complejos problemas de
esta región impulsando las líneas que hasta ahora hemos sostenido en áreas como la
investigación aplicada, el posgrado cooperativo, por mencionar algunas.
Tenemos una mirada optimista sobre nuestras posibilidades, pues hace años, iniciamos
un camino de cambios en aspectos que, en su momento, no formaban parte de la realidad
cotidiana de la Universidad y hoy, es impensable realizar cualquier tipo de análisis sin su
consideración. Pues, es justo decirlo,
resulta hoy impensable una universidad que no se involucra con los problemas de su
entorno,
resulta hoy impensable una universidad que no parte del reconocimiento de las
realidades, necesidades y tendencias de desarrollo de la sociedad para definir sus
programas de investigación,
resulta hoy impensable una universidad que no busca constituirse en agente activo del
desarrollo del país, pero esta situación no es producto del azar o del mero voluntarismo,
sino que ha sido fruto de una acción decidida y constante, “producto de un proceso
realista, pragmático y comprometido con la excelencia”.
Creemos que podemos hacer realidad esta visión pues formamos parte de una
comunidad de trabajo, que no se ha construido solo por el paso inexorable del tiempo en
estos cincuenta años de historia, sino y fundamentalmente, porque sus miembros
participan de un proyecto que los une.
Porque además, compartimos los conceptos de José Barata-Moura quien señala que una
comunidad triunfa en la medida en que es capaz de resolver en su seno, en un sentido
fecundo, la tensión entre la unidad y el múltiplo.
Por ello, creemos que la existencia de diferencias nos enriquecen, y nos orientan a
trabajar en un clima de tolerancia y reconocimiento de las diferencias, es decir en un
ambiente polifónico… diverso.