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LOS PELIGROS Y AMBIGUEDADES DE LA ETICA Y DEONTOLOGIA

PROFESIONAL.

Nombre: Heidy Yanira Pérez Requena

Profesión: Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogada y Notaria

Pais de origen: Guatemala.

La ética puede definirse como una rama de la filosofía que estudia lo correcto o
equivocado del comportamiento humano, tiene como centro de atención las acciones
humanas y aquellos aspectos de la misma que se relacionan con el bien, la virtud el
deber, la felicidad y la vida realizada. Mientras que la deontología es parte de la ética y
trata de los deberes relacionados con el ejercicio de una profesión.

En el caso de los juristas quienes son considerados como científicos de la justicia,


partiendo de la definición del derecho como la ciencia de lo justo y de lo injusto, tienen
como deber obrar de forma prudente de acuerdo a un orden normativo previo, es por ello
que su actuar debe ser de acuerdo a un hábito de voluntad y no así de un ideal, debiendo
siempre tener presente la importancia de la equidad.

Angela Aparisi determina que los principios deontológicos tienen grandes


coincidentes con los éticos de las diversas profesiones, sin embargo existen dos
principios universales aplicables a todos los profesionales intelectuales siendo éstos:
Obrar de acuerdo a la ciencia y conciencia, lo que implica discernir el bien y el mal, éste
principio remite a la obligatoriedad de poseer los conocimientos técnico jurídicos
requeridos para el actuar correctamente de jurista, y en segundo lugar dicho principio
destaca la libertad, y su inevitable consecuencia de responsabilidad por los propios
actos. En cuanto al segundo principio relacionado a la integridad y honestidad
profesional, los cuales generarán confianza, la cual es la base de todas las relaciones
tanto de carácter personal como profesional.
El deber ser del profesional del derecho encuentra como peligro a consideración
personal, la poca responsabilidad que asume el jurista en el ejercicio, pues algunos no
cumplen con la obligación ética de poseer formación continua para desempeñar el
trabajo con el mayor acercamiento a la perfección técnica, dejando de lado la
actualización y retroalimentación de los conocimientos adquiridos, lo que permite que los
abogados recurran a otras acciones y actitudes que son contrarias a la ética y a la
deontología jurídica.

Por otra parte, la educación que se nos proporciona para la adquisición de los
títulos respectivos, no cuenta en la mayoría de universidades con un pensum que
determine la existencia de un curso de ética y deontología jurídica, que permita conocer
al estudiante saber cual debe ser su actuar como profesional del derecho, puesto que
su libertad en la toma de decisiones en un caso en concreto no solo le afectará a él, sino
será de trascendencia para los sujetos procesales, toda vez que para el abogado puede
ser solo un caso más, mientras que para el cliente significa una decisión que cambiará
su vida, la cual es tomada por un Juez que razono con base en lo que el fiscal y
abogado aportó al mismo.

Aunado a lo anterior el deber ser íntegro y honesto debe ser una constante, no
solo al momento de ejercer la profesión sino en el quehacer diario, toda vez que como lo
menciona Aparisi el actuar del abogado no puede ser alejado de su actuar personal, toda
vez que al buscar la justicia para sí o para otros debe también practicarla, pues una
persona que habitualmente sea injusta en el ámbito privado no podría ser justa en la vida
pública.

De esa cuenta vendría como recomendación para superar los peligros y


ambigüedades de la ética y de la deontología profesional la existencia de un pensum de
estudios que incluya la cátedra de ética y deontología, para que el estudiante y futuro
profesional conozca cómo debe actuar en el ejercicio de la profesión.

REFERENCIAS:

 Uriarte Maria Elena, Lavista Cecilia y Lanza Sofia. Principios Generales de la


Deontología Jurídica. Pág. 151 a 157.

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