Cronicas Potosinas - El Aguinaldo de 1612

“POTOC’HIJ TOURS”
OPERADORA DE TURISMO
“Somos más que turismo…”
UN AGUINALDO EN EL AÑO 1612
POR: PEDRO CALDERÓN
PRIMERA PARTE
Corría el año 1609. Pero sí era cosa de ver. Las gentes de esa época nadaban en
mares de plata. Las mujeres usaban vestidos cubiertos de oro y plata, con rubís,
diamantes, esmeraldas y otras piedras de valor, de modo que, cuando se
presentaban a la luz del sol, ningún vecino podía verlas cara a cara so pena de
quedarse ciego con el brillo de tantos soles.
Los hombres cabalgaban en caballos enjaezados con oro y plata, o iban

muellemente recostados en enormes carros del mismo metal, en cuyo fondo
habían cerros de plata con vetas de rubís y diamantes y otras, lindezas del estilo.
Entonces reinaba la abundancia en esta, ahora pobre, Villa de Potosí.
En esta Villa, pues y en una noche del mes de enero del año 1609, en una casa
principal, sita en la calle de San Pedro, había mucha animación o lo que es lo
mismo, gran fiesta y regocijo general.
Toda ella magníficamente iluminada: Arcos triunfales con sus troncos de plata
maciza y bruñida con oro, rodeaban el patio, de estos arcos colgaban guirnaldas
de perlas y diamantes y lámparas de oro y plata con luces vivísimas.
En este salón estaba reunida la gente más rica y principal de la Villa.
Figúrese. Entre ellos descollaban, una joven como de 16 años, por su velo y
vestido blancos y por estar adornada con más riqueza que todas y un joven como
de 25 años, magníficamente vestido.
Fácil es comprender que en aquella casa y en esa noche, se celebraba una boda y
no era nada menos que el matrimonio de don Eugenio Trufiño, hijo del opulento
azoguero Nicolás Trufiño.
“POTOCHIJ TOURS” – OPERADORA DE TURISMO

Oficinas en Potosí: Lanza # 36 Entre Chuquisaca y Nogales. ZONA CENTRAL.
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Con la señorita Gregoria Narvaez, hija de don Rafael Narvaez también azoguero,
que había dado a su hija en dote la suma de cuatrocientos mil pesos en oro y plata
y 300.000 en piedras de valor.
Dos años ya trascurrieron de este matrimonio. Gregoria era buena, buena de

carácter. A la belleza del alma unía la belleza material. Porque ambos eran muy
ricos.
Eugenio era de carácter áspero y frío, pero el genio benigno y bondadoso de su

mujer, le hizo amable y bueno. Eugenio era feliz con su esposa.
Entre los amigos que tenía Eugenio, había uno llamado don Alonso de Leiva, hijo
del Licenciado don Andrés de Paz, Justicia mayor de esta Villa.
Pues Don Alonzo, llegó a enamorarse de la mujer de Eugenio. Gregoria como leal
esposa participó a su marido las perversas intenciones del pérfido amigo.
Eugenio reconvino ásperamente a Alonso y le negó la entrada en su casa.
Alonso tramó la perdición de Eugenio y lo logró del modo más sencillo.
Entre las doce y una de la noche del invierno del mes de mayo, doce hombres
visitan, la casa de Eugenio, para informarle que el corregidor de la villa, ordenaba
que Eugenio emprendiera un viaje a la ciudad de Lima y se presentase allí al
Virrey.
Entonces, quedó sola Gregoria en la villa de Potosí. Después de un mes, Alonso

empezó a frecuentar la casa de Gregoria: con la firme intención de lograr
conquistar el amor de la dama.
De esta manera transcurrieron seis meses y no había noticia de Eugenio,

solamente Gregoria recibió una carta. Donde Eugenio mencionaba que por encargo
del Virrey, le conminaba a realizar una peligrosa expedición.
Al fin, después de once meses, recibió Gregoria una carta, de un amigo de su

esposo, que le participaba la muerte de Eugenio.

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Gregoria viéndose viuda y huérfana, sin ningún apoyo, llegó a pensar que Alonzo
era la solución de sus problemas, pues el le había dicho que la amaba
profundamente desde hace mucho tiempo atrás.
Gregoria, olvidó la memoria de su finado esposo, violó sus juramentos y confiada

en la palabra de matrimonio que Alonso le había dado, fué infiel. De este idilio
amoroso entre Gregoria y Alonzo, nació un precioso niño.
No pasaron quince días de este suceso, cuando Gregoria, recibió una carta de
amor de Eugenio, que mencionaba la llegada de este a la Villa de Potosí.
¿Qué recurso quedaba a la esposa infiel y al malvado amigo?
Gregoria y Alonzo, ambos decidieron ocultar al niño y esperar la llegada de

Eugenio a la Villa.
Unos amigos de su esposo, se encargaron de envenenar el corazón de Eugenio

aun antes de su llegada a esta Villa, mencionando las andanzas y los deslices
amorosos de Gregoria con Alonzo.
Llegando Eugenio a la Villa, ordeno que preparen a sus sirvientes un lujoso

banquete y que inviten a todos los vecinos de la Villa, para que en su presencia el
pueda entregar a su esposa un grandioso aguinaldo, como muestra de su
fidelidad, también invito a Alonzo, para demostrar a toda la sociedad el gran afecto
que sentía por su amigo.
Llegó por fin llego el dia del tan deseado banquete.
A las tres de la tarde del 25 de diciembre de 1612 estaba reunida en la casa de

Eugenio, la gente más importante y rica de la Villa, desde el Corregidor, Justicia
mayor y los ricos azogueros. Y especialmente un lugar estaba reservado para Don
Alonso el cual no llego.
Todos los participantes notaban la tardanza de Eugenio, que minutos atraz había
indicado la entrega del suntuoso aguinaldo a su fiel esposa en presencia de todos
sus invitados.

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Terminando el banquete Eugenio se levanta de su asiento y con una copa en la
mano brinda, en primer lugar, por la salud de todos los convidados y elogiando la
fidelidad de su esposa, ordena a uno de sus sirvientes traer en su presencia una
palangana de plata cubierta de un mantel blanco, que era el agüinado que debería
ser entregado a su esposa.
Tomando la fuente en sus manos, Eugenio dijo a todos los presentes en el

banquete.
-“Aquí está el aguinaldo. ¡Recibidla, adorada esposa!”
Gregoria, toma la fuente, levanta el mantel, el aguinaldo, era las cabezas unidas
por los labios aun calientes y destilando sangre de Alonso y del hijo de Gregoria
que no tenía ochenta días de edad.
Solo se oyó el grito espantoso de Gregoria, los convidados al banquete quedaron

mudos de pavor.
Eugenio en ese momento, ya no estaba en el salón, tampoco en la Villa, poco

después se supo que el regreso a España.
Gregoria se retiró a uno de los monasterios de Chuquisaca donde años después

murió, llevando consigo el pecado que había cometido en contra Eugenio.

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POR: PEDRO CALDERÓN

Los hombres cabalgaban en caballos enjaezados con oro y plata, o iban

Entonces reinaba la abundancia en esta, ahora pobre, Villa de Potosí.

En este salón estaba reunida la gente más rica y principal de la Villa.

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Dos años ya trascurrieron de este matrimonio. Gregoria era buena, buena de

Eugenio era de carácter áspero y frío, pero el genio benigno y bondadoso de su

Eugenio reconvino ásperamente a Alonso y le negó la entrada en su casa.

Alonso tramó la perdición de Eugenio y lo logró del modo más sencillo.

Entonces, quedó sola Gregoria en la villa de Potosí. Después de un mes, Alonso

De esta manera transcurrieron seis meses y no había noticia de Eugenio,

Al fin, después de once meses, recibió Gregoria una carta, de un amigo de su

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Gregoria, olvidó la memoria de su finado esposo, violó sus juramentos y confiada

¿Qué recurso quedaba a la esposa infiel y al malvado amigo?

Gregoria y Alonzo, ambos decidieron ocultar al niño y esperar la llegada de

Unos amigos de su esposo, se encargaron de envenenar el corazón de Eugenio

Llegando Eugenio a la Villa, ordeno que preparen a sus sirvientes un lujoso

Llegó por fin llego el dia del tan deseado banquete.

A las tres de la tarde del 25 de diciembre de 1612 estaba reunida en la casa de

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Tomando la fuente en sus manos, Eugenio dijo a todos los presentes en el

-“Aquí está el aguinaldo. ¡Recibidla, adorada esposa!”

Solo se oyó el grito espantoso de Gregoria, los convidados al banquete quedaron

Eugenio en ese momento, ya no estaba en el salón, tampoco en la Villa, poco

Gregoria se retiró a uno de los monasterios de Chuquisaca donde años después

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