La II Guerra Mundial
De esta forma se llega a los años inmediatamente anteriores a la
Segunda Guerra Mundial. Los pueblos vencidos y descontentos apoyan
a los fascismos (cuyas personalidades saben aprovechar muy bien ese
descontento) contra la represión económica que viven desde las
potencias mundiales a través de los “costes de la guerra”.
Hitler gana las elecciones y le declara la guerra al mundo. EEUU y los
aliados luchan contra él, la URSS se suma al conflicto. Hitler es
finalmente derrocado. Vuelven a causarse numerosas bajas y la
destrucción casi total de la industria europea. EEUU se alza como
superpotencia mundial, de hecho se permite ayudar a los estados
europeos con dinero de su propio bolsillo. Se muestran como los EEUU
magnánimos que cuidan de todos y que luchan en contra de toda
injusticia.
Por cierto, el Plan Marshall que dedicaba fondos para los países
europeos y su reconstrucción no es más que otra aplicación de la
ecuación keynesiana. Las industrias europeas habían quedado
destrozadas, así que los EEUU daban dinero a los estados europeos
para que fortalecieran sus industrias con el gasto público.
Tras la II Guerra Mundial la URSS continuará su modelo económico de
planificación central. Los aliados aceptarán la teoría de Keynes,
estableciendo sus economías de la siguiente manera: democracias
fundamentadas económicamente en las empresas nacionales junto a
empresas privadas. El sistema en conjunto permite el estado de
bienestar. La industria europea crecerá como nunca lo había hecho. Los
ciudadanos viven al amparo de los gobiernos y poco a poco llegará
primero la normalidad y luego el crecimiento económico a Europa.
En este momento la teoría de Hayek quedara totalmente relegada a un
segundo plano. Máxime cuando ante la idea del libre mercado, Keynes
afirmará que es muy peligrosa y que se puede caer en la creación de
nuevos hitlers, stalins y nuevas guerras.
La economía de Alemania quedará supeditada a los intereses de las
potencias vencedoras. Pero llegará el milagro alemán. ¿Cómo?. A través
de Erckhardt. Erckhardt era el encargado de la economía alemana, verá
como ante la incapacidad de su moneda tras la guerra, se utilizaban en
su país como auténtica moneda los cigarros norteamericanos y las
botellas de coñac. Para reaccionar contra estos hechos, y sin previo
aviso a los vencedores, decretara el libre mercado. Este hecho terminará
con el mercado negro, y su libre mercado (al estilo de Hayek) superará
en pocos años el mercado británico fundamentado en la teoría de
Keynes. El libre mercado también funcionaba, pero, ¿era mejor?.
La crisis keynesiana
Mientras Friedrich Hayek tenía su teoría arrinconada, e incluso como
docente se encontraba en una situación precaria, de hecho al buscar
trabajo en EEUU solo le llegó una oferta desde la Universidad de
Chicago (donde fue profesor de Milton Friedman), la teoría de Keynes
funcionaba a la perfección.
La teoría de Keynes cumplió durante 30 años con todo lo prometido por
su autor. Era la teoría dominante en Washington, desde donde se
controlaba un mercado de intervención estatal y solo con leves cambios
llevados a cabo por tecnócratas. Hasta Kennedy aceptó las ideas
keynesianas.
De hecho, Europa, que había aceptado la teoría keynesiana tras la II
Guerra Mundial veía como su nivel de vida aumentaba y aumentaba y
aumentaba. El mundo entero vivía económicamente bajo la ecuación de
Keynes.
En 1970, Hayek vuelve deprimido a su país natal. Nadie le escuchaba, y
nadie prestaba atención a su teoría. Pero un par de años más tarde,
una mañana, mientras daba un paseo, se encontraba con una noticia
que cambiaría el curso de la economía mundial: en EEUU aumentaba el
paro a la vez que lo hacía la inflación. ¿Era el error de la teoría
económica de Keynes?, ¿era realmente posible que estuviera
sucediendo?.
Era muy real, y significó el abandono de la teoría keynesiana. Lo que
sucedió es que los países productores de petróleo aumentaron su precio
a todos aquellos que habían apoyado a Israel en su lucha en Palestina.
Entre estos estaban EEUU y sus aliados europeos. Al subir el precio del
petróleo, aumentó el precio final de los productos que creaban las
empresas, y por lo tanto la gente compraba menos, si compraba menos,
aumentaban los desempleados, lo que llevó a la situación que Keynes
había predicho como imposible: desempleo e inflación (subida de
precios). A esta inflación, ahora la conocemos como “inflación por costes
de producción”, por aquel entonces no tenía nombre, nunca antes había
pasado.
En EEUU se entró en una espiral de carestía de los productos y escasez
de productos. El gobierno, siguió aplicando la teoría keynesiana,
aumentó el gasto público, lo que paró la crisis momentáneamente, tras
lo cual se desplomó y volvió la carestía y la escasez. La teoría de Keynes
no nos iba a sacar de esta, pensaron los políticos de la época. Sin
embargo, debemos ir a la década de los 80 para encontrar una solución
real a la crisis, una solución que marcará profundamente lo que hoy en
día estamos viviendo.
La caída de Asia.
En torno al año 2000, la economía mundial ya estaba prácticamente
globalizada. Los países de África y Asia participaban como mano de
obra manufacturera en un sistema que les pagaba los salarios de sus
países (miseria). Mientras en el primer mundo nos venden esos
productos a precio del primer mundo. Habíamos llegado al momento de
“producir donde es más rentable y vender donde se saca más beneficio”.
Por cierto esto se sigue haciendo, solo tenéis que mirar las etiquetas de
vuestras Nike, Adidas, de la ropa de Tommy, etc. Aunque de cara al
mundo la idea no se nos vendía así, se nos vendía como un progreso
social y económico tal que podíamos permitirnos invertir a largo plazo
en el tercer mundo para su desarrollo (los bancos no tienen interés real
en invertir allí, ¿a qué no?). ¿Suena mucho mejor así verdad?.
El mercado era global, y se creía que no tenía fin. No obstante, en medio
de todo el optimismo que reinaba en el mundo Japón supuso una
excepción. Entró en recesión porque su economía se había convertido
en una economía burbuja tiempo atrás, ahora explotaba.
Hay que tener en cuenta que Japón no era más que un mercado
orientado total y completamente hacia la producción. ¿Por qué?. Su
mercado interno es insignificante, sus empresas se dirigen sobre todo a
la exportación. Todos conocemos marcas como Sony o Toyota. La
recesión económica japonesa se creía en principio propia de dicho país.
No obstante en el curso de unas semanas se extiende a Tailandia, más
tarde a Malasia, después será Indonesia.
Los bancos concedieron créditos a estos países con dos condiciones:
rebajar el gasto público y subir el tipo de interés. Cabe preguntarse si
sus economías estuvieron dirigidas exteriormente, es decir, ¿fueron los
bancos con esas exigencias quienes intervinieron sus economías?.
La recesión entró en Corea del Sur, país que solicita ayuda
directamente al FMI. Es ayudado por varios bancos para proteger
diversos intereses en la zona.
En ese momento se pensó que la crisis había tocado techo y que jamás
saldría de Asia. Sin embargo, la crisis se extendió a todos los países del
mundo en vías de desarrollo. Aunque los economistas del primer
mundo creían imposible que pisara el parquet de las grandes bolsas
europeas o estadounidense.
Por otro lado, debemos saber que las grandes fortunas amasadas en
EEUU y Europa durante los años 90 estaban siendo utilizadas para
invertir en países del tercer mundo. Es la inversión a largo plazo. Una
de las empresas inversoras, presente en casi todos los mercados (en
realidad, en todos los que pudo meterse se metió) fue LTCM. Cuando los
países entraron en recesión, LTCM también lo hizo y la crisis se plantó
en Wall Street. En este momento LTCM pide ayuda a otras empresas
norteamericanas para salir del lío en el que estaban. Varios bancos
estadounidenses hacen un fondo común con el que tratan de rescatar a
LTCM.
Sin embargo, la crisis iba a dar una sorpresa al mundo entero. Un día,
sin ningún tipo de aviso previo, Brasil que se había visto afectado por la
crisis la superó. De repente, todas las economías en recesión estaban
en recuperación, hasta LTCM iba por buen camino.
La crisis se superó. Aunque la primera crisis del mercado mundial
dejaba dos preguntas muy duras que contestar: ¿se podía prever el
mercado como se hacía con el estado keynesiano?, ¿se podía intervenir
el mercado para paliar el sufrimiento de los ciudadanos en tiempos de
crisis?, ¿controlamos realmente la economía o el libre mercado le había
dado vida propia a la economía mundial?. Y la antigua pregunta de las
crisis neoliberales: ¿cuál fue el coste humano?.
Nadie se planteó o trató de responder a estas preguntas. Lo que se hizo
patente fue que la crisis por contagio unida a las instituciones
económicas creadas tras la II Guerra Mundial eran puntos totalmente
insuficientes para el sistema de Hayek, Sachs y Friedman. Se
necesitaban nuevas reglas de juego. Dice un economista asiático en este
momento lo siguiente:
“La moraleja es que la globalización comporta riesgos. Sin embargo, no
existe alternativa a la globalización. Así que, no permitan que los bancos
concedan créditos imprudentemente, no dejen que con la euforia se les
vaya de las manos. Adopten medidas prudentes, políticas económicas
firmes que inspiren confianza y la conserven de modo que en época de
crisis la gente sepa que aguantarás hasta el final, que no te entrará el
pánico y desertarás”.
La economía global salió fortalecida de la crisis asiática, había superado
su primera crisis haciendo lo que siempre se hace en el neoliberalismo:
nada. Dejando que el mercado se regule solo. Pero el mercado es duro e
injusto con el ciudadano, y demasiado benévolo con las empresas. Por
ello un grupo de personas comenzaron el movimiento antiglobalización.
Su primera gran aparición fue en una reunión de la Organización
Mundial del Consumo (OMC) en Seattle. Donde se manifestaron
hablando precisamente de esto: de las reglas injustas de los mercados
(más bien inexistentes), de la altísima competitividad y de los lugares en
que las empresas producen (esclavismo del siglo XXI).
Para sorpresa de muchos, los países en desarrollo, grandes afectados
por el neoliberalismo, estaban contra la protesta. ¿Por qué?. Porque sus
economías eran fuertes como nunca y sus ciudadanos trabajaban para
multinacionales.
Sin embargo, los países del tercer mundo si tienen una petición que
hacer. EEUU mantenía plantas de producción en estos países lo que les
llevó a poder vender sus productos en esos países en las cantidades que
quisieran, sin embargo esos mismos países tenían cuotas de venta en
suelo estadounidense. ¿Qué quiere decir esto?. Pues que mientras
EEUU vendía lo que quería donde quería, en suelo de EEUU había
fijado un límite para productos extranjeros. Es entonces cuando los
países tercermundistas afirman que quieren participar en el mercado
mundial, no ser el mercado de otros.
En este momento, todos los países del mundo están total y
completamente inmersos en el mercado mundial único. Es más, están
orgullosos de participar en él. Este mercado mundial le volverá la
espalda al mundo, y los motivos ya se han descrito: las reglas son
injustas y la competitividad era demasiado alta.
Globalización
Viendo todo lo que hasta aquí he presentado uno se hace la siguiente
reflexión, que me gustaría que todos os plantearais: ¿qué ha quedado
del modelo de capitalismo social (estado de bienestar keynesiano) 30
años después de políticas económicas neoliberales asumidas por todos
los gobiernos miembros de la UE?.
El neoliberalismo utiliza el libre mercado para apropiarse de todo, vive
del “todo se compra o se vende”, bebe de ahí, es su fuente de poder. De
hecho así se consiguió hacerle perder el poder al pueblo: las
privatizaciones volvieron a los estados débiles frente a las empresas.
Solo así se explica que al término de la segunda guerra mundial los
estados fueran más fuertes que las empresas y ahora sucedan cosas
como las siguientes: hace algunos años el beneficio de General Motors
era superior al PIB de Dinamarca. ¡Dinamarca!, no es que estemos
hablando precisamente de un país tercermundista, ¿verdad?.
¿Qué privatizaron?, principalmente consiguieron los tres sectores donde
el estado podía haberse hecho fuerte: la energía, las telecomunicaciones
y la banca (sobre todo, la banca). De esa forma el sistema se sustentó
sobre una economía total y completamente libre. En su idea de mercado
libre, entraba toda empresa, pero no un estado. Entraban todos los
ricos, no el pueblo. Actualmente vivimos en un mundo donde los platos
rotos por ellos, por su avaricia y su afán de competitividad, los pagamos
nosotros.
Hay un concepto que cualquier humanista del mundo que mire algo de
economía os dirá que es universal. Es el siguiente: no se puede
privatizar ni la sanidad ni la educación. El estado debe cuidar de la
salud de sus trabajadores, y de su educación, para garantizar la
creación de ciudadanos socialmente responsables y comprometidos. Y
ahora contestad, ¿cómo veis la sanidad o la educación actualmente?.
Ahora pensemos un poco. Si las empresas consiguieron privatizar las
empresas del estado fue porque los gobiernos se las vendieron, ¿cierto?,
cierto. ¿Por qué no se preguntó a los pueblos si querían vender sus
empresas?, contestaré con otra pregunta ¿quién subvenciona las
campañas políticas?...
Con el término de la política como influencia directa sobre la economía
se garantizaba un mercado en el que nosotros solo formamos parte de
la ecuación donde les interesa: trabajamos y gastamos, gastamos,
gastamos. ¿Qué se promueve desde las empresas?, la publicidad, el
individualismo, la competitividad. ¿A dónde conduce todo lo expuesto
en este párrafo? A reducir la capacidad de decisión del individuo. Si
no tienes representante al que votar que no tenga que rendir cuentas
un banco, ¿cómo vas a luchar contra ellos?. No puedes. Y dentro del
sistema económico no puedes dejar de trabajar, no puedes dejar de
cobrar y no puedes dejar de gastar. El mercado neoliberal se ha
convertido en la política del siglo XXI, y es una política donde manda el
más rico no el más votado.
Cabe preguntarse si los tres organismos económicos globalizados
pueden frenar esto. Son el Fondo Monetario Internacional (FMI),
Organización Mundial del Consumo (OMC) y el Banco Mundial (BM).
Hagamos un repaso a los tres:
a) FMI: nuestro amigo el FMI tiene un director gerente y unos
consejeros. Los consejeros representan cada uno a un país, y cada
país tiene un poder de voto (que no es un persona un voto) en
función de la riqueza del país al que representa. Los consejeros
votan al director. ¿Quién elige a los consejeros?, los presidentes de
gobierno de cada país. ¿Y si los presidentes de gobierno no pueden
ir contra las megaempresas?...
b) OMC: compuesta por los Ministros de Economía. Se dedican, sobre
todo, a realizar tratados de libre comercio.
c) BM: cada país está representado. Todos salen de la política estatal,
es decir, del partido que gobierne. Destaca una parte dentro del
BM, el BIRF que se dedica a prestar dinero a los países en vías de
desarrollo, y en cuyas decisiones se vota en función de la riqueza
que se tiene. ¿Quién tiene mayor poder de voto dentro del BIRF?
EEUU con más de un 16%.
Como suave conclusión podemos decir que los organismos que deberían
controlar los mercados están compuestos por gente que depende del
propio mercado. Entonces, ¿cómo van a tomar decisiones de control?.
Recuerda mucho al capítulo de Los Simpson donde Lisa pregunta
“¿quién va a ser la policía de la policía?”...
Un ejemplo de cómo funciona todo este sistema se pudo apreciar en la
crisis argentina, el famoso “corralito”. Argentina tenía un problema muy
básico: la corrupción. Esta corrupción tuvo como consecuencia una
serie de reformas privatizadoras que llevaron al aumento atroz de los
intereses de los préstamos. ¿Qué se genera con este sistema?. Una
subida de la pobreza de los argentinos, lo que significa que en un
mundo económico como el actual, los ciudadanos pierden más poder
todavía. Esto significa la derrota total frente a la globalización.
¿Soluciones de los organismos internacionales?. Los bancos se quedan
con el dinero ahorrado (se declararon en bancarrota) por los ciudadanos
(imaginad ahorrar un vida entera para que te digan que, ahora, no
tienes nada). ¿Cómo se llega a esto?. Se dan unos préstamos, con la
crisis sube el interés sobre los mismos, los ciudadanos no pueden pagar
y… bingo!, el banco se ha quedado con todo lo que tú tenías. Eso por no
hablar de que le sigues debiendo dinero al banco. Más pobreza, menos
poder.
En esta Argentina tan hundida, una caravana de niños recorrió el país
a modo simbólico. Cuando llegaron a su capital, donde terminaba el
viaje, los niños hicieron una especie de rueda de prensa. Uno de los
niños dijo: “Hemos recorrido todo el país y hemos visto que somos ricos,
¿por qué habláis de crisis?”. Otro dijo, “el hambre es un crimen”. Otro
dijo: “Tenemos derecho a no comer basura”.
En realidad, el ser humano tiene derecho a ser feliz y sobre todo, a vivir
con dignidad. Esa es la derrota del neoliberalismo.
Queda claro por lo tanto que el mercado financiero único para todo el
mundo a través del FMI puede desestabilizar cualquier sociedad en su
conjunto completo. Un simple dato: en el año 2004 (antes de la crisis
actual) se realizaban 60 veces más intercambios de cara a la
especulación de los que se realizaban con la finalidad clara de producir.
Esta especulación tiende a hacer desaparecer las reglas del mercado,
las difumina, y corrompen su integridad para dar paso a un “todo se
compra, todo se vende” de hecho, pensad lo siguiente: hay tráfico de
personas, hay tráfico de animales, de drogas, de armas, de niños, de…
todo. ¿Por qué?, porque en este mercado “todo se compra y todo se
vende”.
Estos años, a principios del siglo XXI, fueron los años en los que se
habló de la tasa Tobin. Desde el grupo ATTAC lleva años buscándose
que se adapte en todo el mundo. Su concepto es básico, es una especie
de impuesto pero a nivel mundial. ¿Por qué no puede llevarse a cabo?.
Es más, ¿por qué sería injusto implantarlo ahora mismo?. Porque para
pagar un impuesto justo, antes debemos saber todos qué tenemos cada
uno, solo así podemos pagar en función de nuestra riqueza. Pero,
¿sabemos realmente la riqueza que cada uno posee?. No, existen en el
mundo cinco lugares en los que se permite que ingreses lo que tú
quieras sin que nadie te haga una sola pregunta y sin que tengas que
declarar a nadie lo que allí has ingresado: Mónaco, Andorra, Suiza,
Luxemburgo y Liechtenstein (y me salto lavaderos de dinero negro como
Gibraltar por no alargar más la chapa). Me refiero claramente a los
paraísos fiscales. ¿Por qué nadie hace nada?. Porque los que poseen los
medios para hacerlo son lo que tienen cuentas en esos países, esa es la
respuesta que nadie nos dará nunca. Hay quien dice que con la tasa
Tobin se puede terminar con el hambre en el mundo, de hecho, en
ATTAC así lo creen.
Pero el poder de las grandes empresas y de sus estados no termina
simplemente aquí. Las grandes fortunas se compraron el pensamiento
único por Navidad. Compraron los Mass Media. Si esta idea os parece
demasiado fuerte, preguntaros los siguiente: ¿dice la gente lo que oye
en la televisión?. Partamos de la base de que el 75% de la población no
lee un libro en todo el año, ¿de dónde sacan su opinión?. Y ahora
pensemos otra cuestión, ¿por qué las noticias que deberían importarnos
se muestran durante unos minutos al día en horarios bajos de
audiencia mientras se nos enseña en “prime time” programas que
fomentan lo bonito y lo bello que es el mundo globalizado?. ¿Por qué?.
Porque prefieren que hables de Gran Hermano antes de que estés
pensando lo que ahora mismo estás pensando…