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La crisis actual que está afectando al mundo entero es una crisis

económica, pero también política y social. El dinero no es lo único que


se huele a podrido en nuestro sistema, nuestros valores como sociedad,
y nuestros políticos como representantes del pueblo también sueltan
cierto tufillo a caducado.
Sin embargo, es una crisis que parte del modelo económico de tal forma
y con tal fuerza que no creo que pueda darse una explicación
satisfactoria de la misma sin pasar por la economía mundial. De hecho,
la inoperancia de la política sobre la crisis, los contratos basura, las
leyes laborales que los permiten, el rescate a los bancos y no a las
pymes o directamente a las familias, y otros factores que son muy
criticados en estos tiempos tienen su origen directamente en la
economía. Es imprescindible entender la situación actual para
comprender las posibles salidas a ella.
Por otra parte, quizá, la parte económica de la crisis sea la que más
confunde a la población en general. La mayoría piensa que los términos
económicos son complicados, que la economía mundial es algo
monstruosamente grande, y que los conceptos como globalización o
inflación se les escaparan de las manos porque nunca han estudiado
economía. En realidad no es así. Cualquier persona que preste un
mínimo de atención a la economía mundial del último siglo se ganará
tener una visión del modelo económico actual. Y esa visión es, sin lugar
a dudas, el arma más poderosa contra la crisis. De esa visión nace la
opinión, la solución al margen de las empresas y los políticos. Solo
participando uno puede ser parte de la solución. Se dice que “la gran
mentira del diablo fue convencer al ser humano de que no existe”, pues
yo garantizo que la gran mentira del sistema capitalista neoliberal es
hacer pensar a la gente que jamás entenderá dónde está su dinero.
En realidad creo firmemente que solo hace falta tener una idea
preconcebida para poder entender toda la economía del siglo XX: el
concepto de interés. Debemos partir de la siguiente base: los que juegan
en la economía nunca pierden y solo se mueven por su propio interés.
Es decir, nunca, jamás, regalan “duros a pesetas” como dice mi abuela.
O como dice mi madre “los bancos nunca pierden dinero”. Pero, ¿y si
perdieran dinero?, ¿qué pasaría con nosotros?. Esas dos preguntas son
las que haré cuando esté llegando a la actualidad más inmediata de
esta crisis.
Lo que yo presento aquí son los datos de la economía mundial del siglo
XX y principios del XXI. Como datos que son, pueden comprobarse
fácilmente. De hecho, el propio sistema globalizador pondrá muchos de
estos datos en las pantallas de los ordenadores de vuestras casas. Al
final haré una conclusión lo más breve posible sobre todo lo explicado,
esta parte no deja de ser simplemente mi opinión al respecto (la opinión
de un Licenciado en Humanidades que se ha dejado muchas horas en
entender la crisis actual). Digo esto porque una opinión no es una
directriz, aunque a veces ayuda entender lo que piensa otra gente para
aclarar nuestras propias ideas. Por mucho que lo que yo diga tenga
coherencia o parezca bien, cada uno debe crear su opinión al respecto,
y hacer crítica constructiva de lo aquí expuesto. Solo así se garantiza
una evolución de las ideas, tanto mías como vuestras.

La globalización no es del siglo XXI


El concepto globalización hace referencia a un hecho muy particular: la
mundialización de la economía. Quizá muchos sepan ya de que hablo,
hace poco que todos oíamos un movimiento antiglobalización que se
manifestaba allá donde los grandes banqueros y los grandes estados
iban (todo el mundo debió estar del lado de esas protestas). El
movimiento también quedó empañado por dos hechos: no supieron
llegar a la población de forma profunda, no fueron capaces de hacer
partícipes a la gente (la mayoría de la gente huía por lo complicado de
sus explicaciones, a pesar de que eran explicaciones completas del
problema), por otra parte, en algún momento de sus protestas, apareció
la violencia (grupos violentos se infiltraban en sus filas). Estos dos
hechos quizá echaron para atrás a mucha gente que en principio
hubiera apoyado incondicionalmente las ideas antiglobalizadoras.
La globalización en realidad es un invento de los más ricos. No para
hundir a los más pobres, al menos en principio, sino para tener más
poder. La idea fundamental es establecer un único mercado mundial
donde todo se pueda comprar y vender. Para ello se requieren una serie
de infraestructuras que lo permitan, sobre todo las que afectan a
transportes y comunicaciones. Y también se requiere que todos los
países participen en el modelo, sino difícilmente existirá un único
mercado.
Es curioso que el ser humano del siglo XXI piense algo parecido a
“estamos llegando lejos porque tenemos una economía mundial única” o
que las grandes empresas piensen “no se enteran de nada, si esto ya lo
intentamos y casi lo conseguimos”. Con eso juegan, con vendernos
ideas pasadas como si no lo supiéramos. Por eso es tan importante
pensar.
Resulta que investigando un poco podemos llegar a principios del siglo
XX, donde arranca mi argumentación, y nos encontraremos con tres
datos que nos darán que pensar:

a) El invento del tren. El tren constituía a principios del siglo XX un


medio de transporte que revolucionó los tiempos de producción.
Para simplificarlo solo hay que tomar la idea de los empresarios: si
traigo antes las materias primas, antes manufacturo, antes llevo el
producto al mercado y antes vendo. Si tardo menos en vender,
necesitaré más empleados, y como el resto de empresas también
los van a necesitar, venderé más porque habrá más dinero en
manos de más gente.
b) El invento del teléfono. A principios del siglo XX se produce el
despegue del teléfono como medio de comunicación. De esta forma
uno puede estar tranquilamente sentado en su oficina y
comunicarse con las distintas partes de la empresa, y, ¿por qué
no? Con otras empresas. Luego la capacidad organizativa de las
empresas aumenta, sus conexiones con otras empresas aumentan.
Todo es mucho más fácil.
c) La demanda de mano de obra se disparó de tal modo que casi no
se pedían papeles a la hora de emigrar. La gente quería trabajar,
las empresas trabajadores, así que todos contentos.

Estos tres factores crearon una proto-globalización: las mercancías


corrían por el mundo como nunca antes lo habían hecho (a niveles,
obviamente muy inferiores a como lo hacen actualmente). Las
comunicaciones permitían encargar las cosas sin moverse de la oficina
y la mano de obra sobraba (lo cual no decía mucho a favor de sus
condiciones laborales).
Se creó así un modelo de crecimiento basado en la mejora de los
tiempos de producción (lo que se tarda en producir lo que luego se lleva
al mercado), en la mejora de las comunicaciones y en la mano de obra
abundante. Este modelo de crecimiento no contaba con un factor que si
es del siglo XXI: la especulación desacerbada por el interés en ganar
más de donde no hay nada. A eso llegaremos en el siglo XXI, a
principios del siglo XX las empresas crecían de otra forma, más lenta sí,
pero mil veces más estable.
Esta primera globalización echará el freno porque perderá 20.000.000
de trabajadores en cuatro años. Y todas sus fábricas sobre suelo
europeo. Al abandonar Europa el mercado creado, prácticamente EEUU
(que si conservará todas sus fábricas) no tiene con quien comerciar,
aunque se alzará como la primera potencia mundial (si es que existía
alguna duda en los años previos). ¿Qué ha pasado?. La Primera Guerra
Mundial.
La destrucción de las fábricas europeas unida a su pérdida de mano de
obra dejarán fuera del mercado a la Europa de posguerra. El mundo no
será capaz de continuar su globalización tras el conflicto mundial. Por
lo tanto se abandonará la idea.
Sin embargo si habrá algo que debemos tener en cuenta: la partición de
la mentalidad humana económica. Por un lado quedarán los
comunistas que establecerán que la propiedad privada es un robo y que
el estado debe establecerse desde una planificación central (el estado
crea las pautas del crecimiento económico en función de lo que le
interesa). En frente, el capitalismo de gobierno democrático, más
orientado al mercado. Mientras el comunismo busca la autocracia
(producir productos solo para su consumo interior y cerrar las fronteras
a productos externos al país organizando su economía a través del
monopolio de las empresas estatales) las democracias abrirán su
mercado y entrarán en competición por vender más. Sana competición
de momento.
Las dos corrientes entre las que va a bailar toda la economía mundial
desde la II Guerra Mundial hasta hoy en día pertenecen a John
Maynard Keynes y a Friedrich Hayek.

John Maynard Keynes o la economía responsable


John Maynard Keynes (1883-1946) fue un economista británico que
modificó para siempre las estructuras del mercado. Keynes era conocido
en la vida de Londres, participaba en reuniones con artistas y con
personalidades de todo tipo, donde debatían y abrían su opinión a la de
los demás. Cuestión que dice mucho sobre un economista. Parte de su
fama le sobrevino cuando tras entrar en una bancarrota consiguió salir
de la misma en un tiempo récord. Su inteligencia económica destacó
tanto que ayudaba como consejo al gobierno. De hecho, tras la Primera
Guerra Mundial participó en las reuniones posteriores entre vencedores
y vencidos.
En estas reuniones se van a producir dos hechos que sorprenden, los
dos directamente relacionados con Keynes. Tras el conflicto las
naciones vencedoras pedirán a los vencidos que abonen lo que se
denominó “costes de la guerra”. Es decir, les hacían responsables de
todo el conflicto y por lo tanto los vencidos pagarían todos los platos
rotos. Keynes afirmó que esta idea era más que peligrosa (primer hecho)
ya que era la base de un futuro problema: el que pagaría los platos
rotos sería el pueblo alemán. Al hacer responsable de tan ingente
cantidad de dinero a un pueblo mermado por las bajas de guerra y con
una industria destruida casi en su totalidad se estaba asentando el odio
de ese pueblo por las potencias mundiales. Keynes predijo una nueva
guerra mundial y dimitió (segundo hecho) cuando vio que sus consejos
eran desoídos. ¡Vaya! Un economista con principios morales. ¿Lo vemos
como lejano o utópico?, es que las cosas han cambiado mucho desde
entonces, y no para bien.
Keynes comenzó a trabajar en una ecuación que realmente mejorará la
vida de las personas. Buscaba crear algo que pudiera garantizar que los
mercados siempre serían productores y nunca deficitarios. ¡Y lo
consiguió!. En 1936 publicaba: “Teoría general de la ocupación, el
interés y el dinero”. Básicamente su fórmula funciona así:
Demanda Global = Consumo + Inversión + Gasto Público + Exportaciones

Y se puede explicar con suma facilidad: toda la demanda global del


sistema económico (es decir, todo lo que mueve la economía) es igual al
consumo de los ciudadanos de un país (familias, etc.), sumado al gasto
de las empresas de ese país (personal, infraestructuras, etc.), al gasto
público del estado (en funcionarios e infraestructuras) y al mercado
internacional (sobre todo a las exportaciones). Lo que consumimos a
través de las personas, las empresas, el estado y lo que vendemos al
exterior es lo que mueve nuestra economía. Esta ecuación, según
Keynes, solo puede contener dos problemas: un exceso de demanda que
dispare los precios o un exceso de paro o personal desempleado.
Por lo tanto, los únicos problemas que pueden encontrarse en este
sistema son el desempleo que frena el consumo, o la inflación que sube
los precios por un aumento de la demanda (si os resulta complicado
haced un esquema y repetirlo un par de veces, es bastante fácil
manejarse con ello una vez que se coge). Estos problemas no pueden
convivir, en opinión de Keynes, dado que si hay exceso de paro no
puede darse un exceso de demanda, y viceversa. Es decir, o no hay
trabajo y por lo tanto no hay demanda, o hay mucho trabajo y por lo
tanto demasiada demanda. Lo que nunca puede suceder, por ejemplo,
es que haya mucho trabajo y no haya demanda, o que haya mucho
desempleo y haya una demanda enorme que dispare los precios.
Además, Keynes dice que el propio sistema puede salir de esos
problemas con unas leves pautas que cualquier estado puede seguir.
Las soluciones son las siguientes:
Para el caso del desempleo, se trata de aumentar el consumo y dar
trabajo. Las medidas a tomar son las siguientes: se bajan los impuestos
sobre la población (de esta forma se consigue estimular el consumo), se
baja el tipo de interés a las empresas (fomentando la contratación), se
aumenta el gasto público (más infraestructuras, más funcionarios,
mayor productividad estatal) y se baja el tipo de cambio (favoreciendo
las exportaciones). De esta forma en un tiempo proporcional a la fuerza
con la que se realicen estas reformas se sale del problema del
desempleo.
Para el caso de la inflación, las medidas son justamente las contrarias.
Se trata de rebajar el consumo sin provocar paro. En este caso habría
que subir los impuestos (rebajando el consumo), subir el tipo de interés
(las empresas consumen menos), se rebaja el gasto público (no
despidiendo funcionarios, sino dedicando menos fondos a
infraestructuras) y se aumenta el tipo de cambio (haciendo menos
competitivas nuestras exportaciones). De esta forma se rebaja el
consumo, lo que rebaja los precios y con ello la inflación.
Ambos problemas no pueden darse a la vez, de hecho las medidas para
salir de ellos son justamente las contrarias. Además, hay que remarcar
que el estado solo pierde dinero (generando deuda pública) en el caso
del desempleo, no en el caso de la inflación, donde por así decirlo
“ahorra” gastos.
La simple ecuación de Keynes fue adoptada por los EEUU justo antes
del conflicto bélico de la II Guerra Mundial. La idea, para salir de la
crisis económica, era que EEUU tenía que gastar en la solución, y una
vez alcanzada la solución ir contracorriente: el estado debía gastar
cuando nadie tuviera para gastar, y ahorrar cuando todos tuvieran para
gastar. Esta teoría comenzó a funcionar rápidamente: EEUU pide
prestado e invierte en armamento, lo que hace subir a la economía y
disminuir el paro. Este hecho supuso la demostración de que la
ecuación de Keynes funcionaba. De hecho se llego a decir: “gastamos en
lo malo (armamento) para crear lo bueno (economía fuerte)”.
Cuando el conflicto bélico de la II Guerra Mundial termina, el
keynesianismo será adoptado en EEUU casi como una religión. La
ecuación funcionaba, y permitía al estado garantizar un estado
económico óptimo que permitiera un desarrollo constante y continuo.
De hecho aquí entra a colación el elemento que distinguirá la economía
mundial tras la II Guerra Mundial de cualquier otro: el estado de
bienestar. Ya que la ecuación de Keynes funcionaba a la perfección los
estados decidieron cuidar de los ciudadanos “from cradle to the grave”,
es decir de la cuna a la tumba. Así se generaron las medidas como
pensiones o instituciones (el INEM sería un ejemplo de institución que
se creó para cuidar de los ciudadanos). Todo para cuidar de los
ciudadanos, y partiendo de la base de que el estado era capaz en
cualquier caso de corregir la ecuación de Keynes en periodo de tiempo
concreto.
Este hecho marca la economía mundial, y acerca la política y la
economía en gran medida, introduciendo el elemento social. Nosotros el
pueblo votamos a unos representantes, los políticos, que controlan la
economía mundial con la ecuación de Keynes. Ecuación que permite al
estado tener un poder económico y una influencia sobre la economía
tal, que permite que cuide de nosotros como papá y mamá cuidaban de
nosotros cuando éramos niños. ¿Qué hay paro? El estado cuida de
notros y gasta dinero. ¿Qué hay prosperidad? El estado hace una
colecta a través de la renta y guarda para los tiempos de vacas flacas.
Es la ecuación de Keynes llevada al grado óptimo social, económica y
políticamente. Curiosamente estos años las sociedad también avanzan
en sus valores, por ejemplo son los años de la igualdad entre razas en
EEUU.
Los estados comienzan a estructurarse de la siguiente manera:
industrias capitalistas estatales que normalmente se quedan con los
sectores más fuertes y necesarios (energía, comunicaciones, etc.) junto
a unas industrias capitalistas privadas (reguladas a través de la política
por medio de la ecuación de Keynes). Así se garantiza el estado de
bienestar. La política del “from cradle to the grave” funciona. Por lo
tanto, unido a la ecuación de Keynes podríamos incluir cláusulas de
idealismo e, incluso, humanidad a través de la regulación estatal.
Esta concepción económica es una concepción económica humana que
tomando valores indispensables para la economía como la
productividad o la necesidad de generar beneficios para crecer, no
desdeña el factor social y hace uso del beneficio para ayudar a los
ciudadanos. Además, los ciudadanos tenían el poder real sobre quién
mandaba: democracia. Y para colmo, los estados les marcaban las
reglas del juego a las empresas. El poder residía en el pueblo, y la
economía le rendía cuentas al pueblo (o, al menos, a sus
representantes).
Friedrich Hayek o la oposición a Keynes.
Hayek (1899-1992), era un economista austríaco, destacó en la escuela
austríaca de economistas cuyo lema era: “los mercados funcionan los
gobiernos no”, toda una declaración de intenciones. Para Hayek la
economía mundial debía olvidarse del intervencionismo estatal, y hacer
uso de un mercado libre total y completamente. Sin barreras y donde
todo pueda comprarse y venderse. ¿Nos suena?.
La teoría de Hayek se enfrentó brevemente a la de Keynes. Al funcionar
la teoría de Keynes, Hayek quedó relegado al olvido. Un olvido que
Hayek pensó sería eterno, nada más lejos de la realidad. Pero de
momento su teoría fue abandonada y recluida en el baúl del olvido.

Economía mundial de entre guerras.


El mundo había quedado partido en dos tras la Primera Guerra
Mundial. Los estados comunistas, representado durante estos años por
la URSS, hacían reformas para mejorar la economía, aquí introducen la
planificación central. Es decir, el estado, cerrado por completo al
comercio exterior, hace planificaciones para sus empresas que dominan
de forma monopolizadora el mercado interior.
Mientras, los estados vencidos en la Primera Guerra Mundial (Alemania
y la Austria de Hayek) vivían años desastrosos al tener que hacer frente
a los “costes de la guerra”. Partiendo de la base de que las tasas que se
les impusieron eran demasiado grandes para hacerlas frente, se les
ocurrió una idea: generar más papel moneda. Esta idea devaluó por
completo sus monedas nacionales, llegando a un punto realmente
profundo. Un par de datos para hacernos conscientes de la devaluación
que se sufrió:

a) Hayek, que vivía en Austria, necesitó 200 subidas de sueldo en 8


meses para poder seguir manteniendo su nivel de vida.
b) Era más valioso un papel pintado por un niño que un billete de un
marco alemán.
c) Unos zapatos que antes de la guerra costaban 13 marcos, después
costaban billones de marcos.
d) Había gente que para pagar el pan tenía que llevar los billetes
necesarios en una carretilla. (Hay fotos en internet de este hecho)
¿Qué había sucedido para llegar a esta situación?. Pues que los
gobiernos vencidos, ante su incapacidad para afrontar los “costes de la
guerra”, fabricarán billetes. Al fabricar billetes sus monedas irán, poco
a poco, valiendo cada vez menos dinero. Llegando el punto de que los
precios irán poco a poco disparándose para mantener las ganancias de
lo gastado, mientras sus países se inundaban de un papel moneda que,
en realidad, no valía absolutamente nada.
Mientras estos sucesos tienen lugar en la URSS y en los países
vencidos. EEUU y los países aliados viven un modelo de esplendor
fundamentado en la teoría de Keynes. Se había pasado por la crisis del
29 (“crack” del 29), cierto, pero se había salido de la misma. La crisis
del 29 había sido una crisis por burbuja de la que los EEUU se fueron
recuperando lentamente (en realidad el problema en EEUU sobrevino
cuando la población en general se tomó la bolsa como “el pasatiempo
nacional” lo que creó un mercado burbuja que explotó), con la llegada
de Roosvelt y su política del “New deal” la cuestión mejoró, y con la
aceptación de la teoría de Keynes justo antes de la II Guerra Mundial se
extinguirían las crisis en EEUU hasta la década de los 70. 30 años de
esplendor económico.

La II Guerra Mundial
De esta forma se llega a los años inmediatamente anteriores a la
Segunda Guerra Mundial. Los pueblos vencidos y descontentos apoyan
a los fascismos (cuyas personalidades saben aprovechar muy bien ese
descontento) contra la represión económica que viven desde las
potencias mundiales a través de los “costes de la guerra”.
Hitler gana las elecciones y le declara la guerra al mundo. EEUU y los
aliados luchan contra él, la URSS se suma al conflicto. Hitler es
finalmente derrocado. Vuelven a causarse numerosas bajas y la
destrucción casi total de la industria europea. EEUU se alza como
superpotencia mundial, de hecho se permite ayudar a los estados
europeos con dinero de su propio bolsillo. Se muestran como los EEUU
magnánimos que cuidan de todos y que luchan en contra de toda
injusticia.
Por cierto, el Plan Marshall que dedicaba fondos para los países
europeos y su reconstrucción no es más que otra aplicación de la
ecuación keynesiana. Las industrias europeas habían quedado
destrozadas, así que los EEUU daban dinero a los estados europeos
para que fortalecieran sus industrias con el gasto público.
Tras la II Guerra Mundial la URSS continuará su modelo económico de
planificación central. Los aliados aceptarán la teoría de Keynes,
estableciendo sus economías de la siguiente manera: democracias
fundamentadas económicamente en las empresas nacionales junto a
empresas privadas. El sistema en conjunto permite el estado de
bienestar. La industria europea crecerá como nunca lo había hecho. Los
ciudadanos viven al amparo de los gobiernos y poco a poco llegará
primero la normalidad y luego el crecimiento económico a Europa.
En este momento la teoría de Hayek quedara totalmente relegada a un
segundo plano. Máxime cuando ante la idea del libre mercado, Keynes
afirmará que es muy peligrosa y que se puede caer en la creación de
nuevos hitlers, stalins y nuevas guerras.
La economía de Alemania quedará supeditada a los intereses de las
potencias vencedoras. Pero llegará el milagro alemán. ¿Cómo?. A través
de Erckhardt. Erckhardt era el encargado de la economía alemana, verá
como ante la incapacidad de su moneda tras la guerra, se utilizaban en
su país como auténtica moneda los cigarros norteamericanos y las
botellas de coñac. Para reaccionar contra estos hechos, y sin previo
aviso a los vencedores, decretara el libre mercado. Este hecho terminará
con el mercado negro, y su libre mercado (al estilo de Hayek) superará
en pocos años el mercado británico fundamentado en la teoría de
Keynes. El libre mercado también funcionaba, pero, ¿era mejor?.

La crisis keynesiana
Mientras Friedrich Hayek tenía su teoría arrinconada, e incluso como
docente se encontraba en una situación precaria, de hecho al buscar
trabajo en EEUU solo le llegó una oferta desde la Universidad de
Chicago (donde fue profesor de Milton Friedman), la teoría de Keynes
funcionaba a la perfección.
La teoría de Keynes cumplió durante 30 años con todo lo prometido por
su autor. Era la teoría dominante en Washington, desde donde se
controlaba un mercado de intervención estatal y solo con leves cambios
llevados a cabo por tecnócratas. Hasta Kennedy aceptó las ideas
keynesianas.
De hecho, Europa, que había aceptado la teoría keynesiana tras la II
Guerra Mundial veía como su nivel de vida aumentaba y aumentaba y
aumentaba. El mundo entero vivía económicamente bajo la ecuación de
Keynes.
En 1970, Hayek vuelve deprimido a su país natal. Nadie le escuchaba, y
nadie prestaba atención a su teoría. Pero un par de años más tarde,
una mañana, mientras daba un paseo, se encontraba con una noticia
que cambiaría el curso de la economía mundial: en EEUU aumentaba el
paro a la vez que lo hacía la inflación. ¿Era el error de la teoría
económica de Keynes?, ¿era realmente posible que estuviera
sucediendo?.
Era muy real, y significó el abandono de la teoría keynesiana. Lo que
sucedió es que los países productores de petróleo aumentaron su precio
a todos aquellos que habían apoyado a Israel en su lucha en Palestina.
Entre estos estaban EEUU y sus aliados europeos. Al subir el precio del
petróleo, aumentó el precio final de los productos que creaban las
empresas, y por lo tanto la gente compraba menos, si compraba menos,
aumentaban los desempleados, lo que llevó a la situación que Keynes
había predicho como imposible: desempleo e inflación (subida de
precios). A esta inflación, ahora la conocemos como “inflación por costes
de producción”, por aquel entonces no tenía nombre, nunca antes había
pasado.
En EEUU se entró en una espiral de carestía de los productos y escasez
de productos. El gobierno, siguió aplicando la teoría keynesiana,
aumentó el gasto público, lo que paró la crisis momentáneamente, tras
lo cual se desplomó y volvió la carestía y la escasez. La teoría de Keynes
no nos iba a sacar de esta, pensaron los políticos de la época. Sin
embargo, debemos ir a la década de los 80 para encontrar una solución
real a la crisis, una solución que marcará profundamente lo que hoy en
día estamos viviendo.

La salida de la crisis: libre mercado para todos.


Dos son los protagonistas de este momento: Ronald Reagan y Margaret
Tatcher. Los dos cambiarán las políticas económicas de EEUU e
Inglaterra, y las mundiales, durante los años 80.
Tatcher se enfrentaba a la inflación por los costes de producción unida
a la tasa de desempleo. Para su política económica toma como consejo a
Joseph. Joseph, economista seguidor de Hayek, había dado una rueda
de conferencias por universidades británicas hablando sobre el libre
mercado. Nadie le hacía caso, de hecho de la mayoría de sus
conferencias se marchó por la puerta de atrás e impregnado en huevos.
Tatcher sin embargo le toma como influencia directa y cuando gana las
elecciones aplica las teorías de Hayek y Joseph. Se termina así el
intervencionismo del estado británico. Con las soluciones de Hayek
aumenta el número de quiebras y el desempleo. Los grandes
keynesianistas se echan encima de Tatcher, pero ella sigue sin utilizar
el gasto público para ayudar a sus ciudadanos. Finalmente, sin previo
aviso, la economía no solo se recupera sino que empieza a crecer. Sin
embargo, ¿cuál había sido el coste humano durante los años de crisis?.
Mientras, al otro lado del charco, Jimmy Carter seguía usando el
keynesianismo durante el final de los 70. No funcionó, aunque se
paliaban las consecuencias que la crisis del petróleo tenía sobre la
población. Con la llegada de Reagan se produce un cambio. Ronald
impulsó lo que se conoce como “reagacionismo” y que
fundamentalmente se basa en cuatro puntos:

a) Una moneda fuerte.


b) La liberalización total del mercado. Fin del intervencionismo de
EEUU.
c) Recorte de los gastos público. Reagan tampoco iba a ayudar a sus
ciudadanos.
d) Moderación impositiva.

Estas medidas, al igual que en el caso inglés, produjeron primero una


recesión económica galopante, seguida de un crecimiento constante y
continuo que ha llegado hasta nuestros días. La recesión duró tres
años, llegando a tasas de desempleo del 10% y a unos tipos de interés
elevadísimos, lo que cual hace que nuevamente nos preguntemos,
¿cuáles fueron los costes humanos del cambio de política económica?.
Sin embargo, el libre mercado de EEUU y de Inglaterra funcionaban, y
además ¡los políticos no tenían que hacer absolutamente nada!. Solo
debían dejar que el mercado se regulara solo, y proteger el libre
mercado. Ahora bien, para que el libre mercado siguiera funcionando se
necesitaban dos cuestiones:

a) Terminar con las empresas públicas que ya no se necesitaban. En


la ecuación de libre mercado el estado no tenía por qué tener poder
económico, de hecho, no participaba en la economía.
b) Hacer partícipes del modelo y del mercado a todos los países del
mundo. Y eso incluía a los países del bloque comunista como la
URSS o China.

Privatización y exportación del mercado libre.


Las privatizaciones y llevar el mercado libre a todo el mundo marcarán
las políticas económicas hasta el año 2000, cuando podamos hablar de
un mercado mundial. Y cuando aparezca el movimiento
antiglobalización.
Hablemos primero de la exportación del mercado libre. Las potencias ya
tenían este modelo: EEUU, Inglaterra y Alemania, y Europa no tardaría
no solo en aceptar el modelo sino en constituirse a través del Euro en
un mercado único sin barreras. Esa historia la conocemos todos. Pero,
mientras, hay dos grupos de países a los que “convencer” del modelo:
los sudamericanos (donde podemos meter también los países que
salieron de la URSS, o excomunistas) y los comunistas. “¿Y ahora que
hacemos” se preguntaron los economistas de la escuela de Chicago
donde Hayek dio clases y donde se crearon mentes como las de
Friedman o Joseph. “Bien, vamos a enseñarles que el modelo funciona”.
La URSS llevaba tiempo buscando la autarquía económica (producir
solo para el interior). En economía buscar la autarquía suele terminar
como cuando un alumno de instituto buscar sacar un cinco, todos los
esfuerzos terminan por ser insuficientes. En la URSS no hubo
excepción. Aunque exteriormente se ofrecía una imagen de fuerza y
poder típico de las películas de los años 80 y de la Guerra Fría, tras el
“telón de acero” se ocultaba una realidad muy dolorosa: no hay gasto en
los ciudadanos solo en la imagen que el país daba de cara al exterior. El
país, y hablo de su gente, era pobre, muy pobre. De hecho muchas
fábricas funcionaban con presos políticos, o con presos comunes. Por lo
que sus trabajadores, todos funcionarios, no tenían ninguna
motivación, y tampoco unos derechos laborales que les garantizarán la
posibilidad de una vida plena. Estos hechos casi condenaban al modelo
soviético de la URSS a caer en la desgracia. Cuando Gorbachov toma el
poder se inicia el fin del comunismo en la URSS, que se verá afianzado
con la caída del muro de Berlín. El proceso iniciado por Gorbachov es
conocido por “perestroika”, en cualquier manual al uso de Historia
podemos encontrar una definición precisa así como detallado resumen
de todo lo que aconteció.
Mientras, la otra gran economía comunista era China. China había
comenzado su transformación al mercantilismo. Para ello conserva el
poder político en manos comunistas mientras se inicia un proceso de
apertura. Este proceso de apertura pasa por reformar el sistema antes
de abrirlo a las economías mundiales. De esta forma entrará en el siglo
XXI con lo que se conoce como “modelo parasitario chino” de economía,
y que explicaré en su debido momento. El caso es que el modelo chino
funcionaba, lento como el tamaño del país.
Como el modelo chino funcionaba fueron muchas las voces que
instaron a Gorbachov a utilizarlo en suelo ruso (ya se puede hablar de
Rusia). Al intentar seguir el modelo la economía rusa no mejora en
absoluto. ¿A qué se debe?. El modelo ruso no puede acatar las reformas
chinas por tres motivos:
a) Su economía está urbanizada, no como la China.
b) Su economía es industrial, no como la China que comenzó las
reformas.
c) La economía rusa carecía por completo de sector privado.
De esta forma se llegó al fin del gobierno de Gorbachov, entrando en
escena Boris Yeltsin. Yeltsin pidió ayuda a un economista experto en
ayudar a países del tercer mundo: Jeffrey Sachs (nacido en Michigan en
1954). Sachs va a aparecer varias veces en varios países distintos. Era
famoso por tener una fórmula para sacar a los países en desarrollo de
las altas tasas de desempleo e inflación. Sachs apostó por el libre
mercado siempre, en todos y cada uno de los países donde actuó
siempre como asesor, nunca con cargo político de ningún tipo.
Las reformas de Sachs aumentaron las penurias del pueblo ruso. De
hecho los precios llegaron a subir un 1200% y la inflación un 700%.
Pero las reformas dieron sus frutos, y acompañadas de privatizaciones
(las famosas privatizaciones rusas quedaron en manos del grupo
conocido como “los oligarcas” en lo que se conoció “el robo del siglo”,
para que veáis por qué se llamó así os pongo un ejemplo, una empresa
rusa que facturaba 2500 millones de euros al año se vendió por 270
millones a uno de los oligarcas), corrupción y especulación consiguieron
sacar al país de esta situación de precariedad total y meterlo en la
economía de libre mercado. Rusia ya formaba parte del mercado único
mundial. A este proceso de privatización, corrupción y especulación lo
han denominado los historiadores económicos: “El salvaje este”, creo
que la definición es lo suficientemente plástica para que todo el mundo
se haga una idea de cómo fue. Nuevamente yo pregunto: ¿Cuál fue el
coste humano?.
El segundo grupo de países que había que convencer eran los
sudamericanos. El primero en plantearse el problema de la inflación y el
desempleo fue Chile.
Chile gobernada por el marxista Salvador Allende que impulsó de
manera no solo eficaz sino también de forma estable las empresas
nacionales. Mientras los inversores de EEUU estaban preocupados por
el final que podían alcanzar sus inversiones. Entonces EEUU pagó de la
administración pública un programa de becas para cambiar
economistas universitarios de ambos países. A la vez, la CIA provoca
una crisis en el país, y acto seguido la propia CIA alienta al ejército
chileno a que tome el poder.
Chile verá como Pinochet (en representación del ejército) derroca el
modelo marxista de Salvador Allende (Allende resultó muerto), también
veía como el dictador chileno no tenía una sola propuesta económica.
¿Qué hacer?. Curiosamente en la Universidad Pontificia de Chile se
encontraban, disfrutando de un programa de intercambio, varios
estudiantes de económicas de la Universidad de… Chicago. Estos
chicos, a los que se llamará “Chicago boys”, instaron al gobierno de
Pinochet a virar hacia el mercado libre. Pinochet lo denominó “Plan de
recuperación económica”, incluso Milton Friedman visitó Chile para
exponer su tesis del mercado, mercado y más mercado. Aconsejó a
Pinochet, y el dictador realizó privatizaciones, suprimió aranceles y
abrazó el libre mercado.
Como resultado de las políticas económicas de Pinochet la población se
dividió en ricos y pobres, o más concretamente, en super-ricos y en
super-pobres. Y así se quedaron. Con el tiempo les llegaría la
democracia, el libre mercado bajaría la inflación y el desempleo, y se
aumentaría la libertad individual (sobre todo con el fin de la dictadura)
pero el país quedó dividido en ricos y pobres. ¿Cuál fue entonces el
coste humano?.
¿Otro ejemplo sudamericano?. Bolivia sufrió 200 golpes de estado (y
aunque tomáramos los años entre 1980 y 2000 serían muchos, no voy a
dar las fechas reales, quizá alguien no pueda dormir esta noche). La
inflación se situó en el…23.500%, eso significa que: ¡las cosas costaban
23.500 veces más que antes!. Los precios llegaban a subir por horas en
lugar de por meses o tramos monetarios (y no es una broma). El estado
llegó a gastar un 30% más de lo que ingresaba, ¿de dónde lo sacaba?.
De los petrodólares que les prestaban, ¿quiénes?, nuestros amigos los
bancos.
En esta situación Bolivia acudió a la Universidad de Harvard, donde un
tal Jeffrey Sachs (os suena, ¿a que sí?) les dijo, sorprendentemente,
que: hay que abrirse al libre mercado. Y así lo hicieron. Bolivia también
entraba en el mercado mundial, con Chile, y con la mayoría de todos los
países sudamericanos. Eso sí, donde iba Sachs entraba el libre
mercado, pero antes había un etapa de recesión. ¿Libre mercado con
qué coste humano?.
Un caso que se sale de las pautas normales es el de Polonia (que meto
como representación de los excomunistas). Polonia, tras la caída del
muro de Berlín se había independizado. Ganó el partido político de
Walesa (podéis buscar información sobre este personaje, uno de los
grandes defensores de los derechos de los trabajadores, y su partido
“Solidaridad” ganó las elecciones con una tasa de votos impresionante).
Polonia tuvo una crisis por inflación y desempleo, ¿a quién llamó para
salir de la crisis?. Al amigo de las crisis humanas y el mercado libre:
Jeffrey Sachs. ¿No os lo podéis creer verdad?. Pues es real. Tan real
como que la respuesta es la que seguía a Sachs donde quiera que fuera:
Polonia volvió a vivir el proceso: penurias, crisis de carestía, escasez,
etc. Y finalmente, una mañana, bajó la inflación y el desempleo.
Enhorabuena Polonia, ya forma usted parte del mercado mundial.
¡Bravo!.

Mercado libre para el tercer mundo


¿Qué pasó con los países africanos y asiáticos?. Bien, para entender su
situación es necesario entender que el mercado mundial ya funcionaba.
La economía de EEUU creó el NAFTA junto a Méjico y Canadá (una
especia de libre comercio en el norte de América) que junto al mercado
común europeo conformaron la base de un mercado mundial que
entraba en Sudamérica, en la ex Unión Soviética, y allí donde Sachs y
los economistas de Chicago pisaban.
El mundo estaba globalizándose, y solo faltaba meter los continentes
africano y asiático en el juego del mercado mundial. El mundo era poco
a poco un lugar mucho más pequeño mientras la economía sin control
de los estados multiplicaba su poder cada vez más y más. Como las
economías eran florecientes se creó un nuevo patrón: la inversión.
¿Dónde?. En las zonas con un crecimiento más rápido en el menor
tiempo posible: los países subdesarrollados, traducido a idioma no
economista, África y Asia. ¿Qué dinero se invirtió?, los fondos de
pensiones y ahorros de todo el mundo. Se buscaba la rentabilidad más
alta, con los riesgos más bajos. Esto se hacía a través de inversiones a
largo plazo. Muchos países tercermundistas abrieron sus fronteras a la
inversión a largo plazo extranjera.
Y de esta forma llegamos a encontrar, por ejemplo, a los teleoperadores
de las compañías estadounidenses en suelo indio, usando nombres
falsos americanos y hablando como si fueran del barrio. El mundo no
tenía fronteras para el mercado único. Simplemente: se produce donde
es más barato, se vende donde es más rentable y se busca el dinero
donde esté, sin importar las fronteras. De hecho, todos los economistas
creen ciegamente que el mercado libre regula y mejora el mundo.
Esto lleva una nueva pregunta sobre el coste humano: si produce donde
es más rentable, es decir, en los países del tercer mundo donde los
derechos laborales son pésimos, en caso de existir, ¿podemos hablar de
esclavitud del siglo XXI?.
Asia vivió bajo este modelo económico un proceso de emigración de
población del campo a la ciudad. De hecho, el modelo realmente
funcionó los primeros años, llegándose a dar tasas de crecimiento del
10% anual (una burrada, pero claro, donde no hay nada cualquier cosa
que se haga es crecimiento). A este momento se le denominó: “El
milagro asiático”. Bienvenidos países asiáticos al mercado mundial.

La caída de Asia.
En torno al año 2000, la economía mundial ya estaba prácticamente
globalizada. Los países de África y Asia participaban como mano de
obra manufacturera en un sistema que les pagaba los salarios de sus
países (miseria). Mientras en el primer mundo nos venden esos
productos a precio del primer mundo. Habíamos llegado al momento de
“producir donde es más rentable y vender donde se saca más beneficio”.
Por cierto esto se sigue haciendo, solo tenéis que mirar las etiquetas de
vuestras Nike, Adidas, de la ropa de Tommy, etc. Aunque de cara al
mundo la idea no se nos vendía así, se nos vendía como un progreso
social y económico tal que podíamos permitirnos invertir a largo plazo
en el tercer mundo para su desarrollo (los bancos no tienen interés real
en invertir allí, ¿a qué no?). ¿Suena mucho mejor así verdad?.
El mercado era global, y se creía que no tenía fin. No obstante, en medio
de todo el optimismo que reinaba en el mundo Japón supuso una
excepción. Entró en recesión porque su economía se había convertido
en una economía burbuja tiempo atrás, ahora explotaba.
Hay que tener en cuenta que Japón no era más que un mercado
orientado total y completamente hacia la producción. ¿Por qué?. Su
mercado interno es insignificante, sus empresas se dirigen sobre todo a
la exportación. Todos conocemos marcas como Sony o Toyota. La
recesión económica japonesa se creía en principio propia de dicho país.
No obstante en el curso de unas semanas se extiende a Tailandia, más
tarde a Malasia, después será Indonesia.
Los bancos concedieron créditos a estos países con dos condiciones:
rebajar el gasto público y subir el tipo de interés. Cabe preguntarse si
sus economías estuvieron dirigidas exteriormente, es decir, ¿fueron los
bancos con esas exigencias quienes intervinieron sus economías?.
La recesión entró en Corea del Sur, país que solicita ayuda
directamente al FMI. Es ayudado por varios bancos para proteger
diversos intereses en la zona.
En ese momento se pensó que la crisis había tocado techo y que jamás
saldría de Asia. Sin embargo, la crisis se extendió a todos los países del
mundo en vías de desarrollo. Aunque los economistas del primer
mundo creían imposible que pisara el parquet de las grandes bolsas
europeas o estadounidense.
Por otro lado, debemos saber que las grandes fortunas amasadas en
EEUU y Europa durante los años 90 estaban siendo utilizadas para
invertir en países del tercer mundo. Es la inversión a largo plazo. Una
de las empresas inversoras, presente en casi todos los mercados (en
realidad, en todos los que pudo meterse se metió) fue LTCM. Cuando los
países entraron en recesión, LTCM también lo hizo y la crisis se plantó
en Wall Street. En este momento LTCM pide ayuda a otras empresas
norteamericanas para salir del lío en el que estaban. Varios bancos
estadounidenses hacen un fondo común con el que tratan de rescatar a
LTCM.
Sin embargo, la crisis iba a dar una sorpresa al mundo entero. Un día,
sin ningún tipo de aviso previo, Brasil que se había visto afectado por la
crisis la superó. De repente, todas las economías en recesión estaban
en recuperación, hasta LTCM iba por buen camino.
La crisis se superó. Aunque la primera crisis del mercado mundial
dejaba dos preguntas muy duras que contestar: ¿se podía prever el
mercado como se hacía con el estado keynesiano?, ¿se podía intervenir
el mercado para paliar el sufrimiento de los ciudadanos en tiempos de
crisis?, ¿controlamos realmente la economía o el libre mercado le había
dado vida propia a la economía mundial?. Y la antigua pregunta de las
crisis neoliberales: ¿cuál fue el coste humano?.
Nadie se planteó o trató de responder a estas preguntas. Lo que se hizo
patente fue que la crisis por contagio unida a las instituciones
económicas creadas tras la II Guerra Mundial eran puntos totalmente
insuficientes para el sistema de Hayek, Sachs y Friedman. Se
necesitaban nuevas reglas de juego. Dice un economista asiático en este
momento lo siguiente:
“La moraleja es que la globalización comporta riesgos. Sin embargo, no
existe alternativa a la globalización. Así que, no permitan que los bancos
concedan créditos imprudentemente, no dejen que con la euforia se les
vaya de las manos. Adopten medidas prudentes, políticas económicas
firmes que inspiren confianza y la conserven de modo que en época de
crisis la gente sepa que aguantarás hasta el final, que no te entrará el
pánico y desertarás”.
La economía global salió fortalecida de la crisis asiática, había superado
su primera crisis haciendo lo que siempre se hace en el neoliberalismo:
nada. Dejando que el mercado se regule solo. Pero el mercado es duro e
injusto con el ciudadano, y demasiado benévolo con las empresas. Por
ello un grupo de personas comenzaron el movimiento antiglobalización.
Su primera gran aparición fue en una reunión de la Organización
Mundial del Consumo (OMC) en Seattle. Donde se manifestaron
hablando precisamente de esto: de las reglas injustas de los mercados
(más bien inexistentes), de la altísima competitividad y de los lugares en
que las empresas producen (esclavismo del siglo XXI).
Para sorpresa de muchos, los países en desarrollo, grandes afectados
por el neoliberalismo, estaban contra la protesta. ¿Por qué?. Porque sus
economías eran fuertes como nunca y sus ciudadanos trabajaban para
multinacionales.
Sin embargo, los países del tercer mundo si tienen una petición que
hacer. EEUU mantenía plantas de producción en estos países lo que les
llevó a poder vender sus productos en esos países en las cantidades que
quisieran, sin embargo esos mismos países tenían cuotas de venta en
suelo estadounidense. ¿Qué quiere decir esto?. Pues que mientras
EEUU vendía lo que quería donde quería, en suelo de EEUU había
fijado un límite para productos extranjeros. Es entonces cuando los
países tercermundistas afirman que quieren participar en el mercado
mundial, no ser el mercado de otros.
En este momento, todos los países del mundo están total y
completamente inmersos en el mercado mundial único. Es más, están
orgullosos de participar en él. Este mercado mundial le volverá la
espalda al mundo, y los motivos ya se han descrito: las reglas son
injustas y la competitividad era demasiado alta.

Globalización
Viendo todo lo que hasta aquí he presentado uno se hace la siguiente
reflexión, que me gustaría que todos os plantearais: ¿qué ha quedado
del modelo de capitalismo social (estado de bienestar keynesiano) 30
años después de políticas económicas neoliberales asumidas por todos
los gobiernos miembros de la UE?.
El neoliberalismo utiliza el libre mercado para apropiarse de todo, vive
del “todo se compra o se vende”, bebe de ahí, es su fuente de poder. De
hecho así se consiguió hacerle perder el poder al pueblo: las
privatizaciones volvieron a los estados débiles frente a las empresas.
Solo así se explica que al término de la segunda guerra mundial los
estados fueran más fuertes que las empresas y ahora sucedan cosas
como las siguientes: hace algunos años el beneficio de General Motors
era superior al PIB de Dinamarca. ¡Dinamarca!, no es que estemos
hablando precisamente de un país tercermundista, ¿verdad?.
¿Qué privatizaron?, principalmente consiguieron los tres sectores donde
el estado podía haberse hecho fuerte: la energía, las telecomunicaciones
y la banca (sobre todo, la banca). De esa forma el sistema se sustentó
sobre una economía total y completamente libre. En su idea de mercado
libre, entraba toda empresa, pero no un estado. Entraban todos los
ricos, no el pueblo. Actualmente vivimos en un mundo donde los platos
rotos por ellos, por su avaricia y su afán de competitividad, los pagamos
nosotros.
Hay un concepto que cualquier humanista del mundo que mire algo de
economía os dirá que es universal. Es el siguiente: no se puede
privatizar ni la sanidad ni la educación. El estado debe cuidar de la
salud de sus trabajadores, y de su educación, para garantizar la
creación de ciudadanos socialmente responsables y comprometidos. Y
ahora contestad, ¿cómo veis la sanidad o la educación actualmente?.
Ahora pensemos un poco. Si las empresas consiguieron privatizar las
empresas del estado fue porque los gobiernos se las vendieron, ¿cierto?,
cierto. ¿Por qué no se preguntó a los pueblos si querían vender sus
empresas?, contestaré con otra pregunta ¿quién subvenciona las
campañas políticas?...
Con el término de la política como influencia directa sobre la economía
se garantizaba un mercado en el que nosotros solo formamos parte de
la ecuación donde les interesa: trabajamos y gastamos, gastamos,
gastamos. ¿Qué se promueve desde las empresas?, la publicidad, el
individualismo, la competitividad. ¿A dónde conduce todo lo expuesto
en este párrafo? A reducir la capacidad de decisión del individuo. Si
no tienes representante al que votar que no tenga que rendir cuentas
un banco, ¿cómo vas a luchar contra ellos?. No puedes. Y dentro del
sistema económico no puedes dejar de trabajar, no puedes dejar de
cobrar y no puedes dejar de gastar. El mercado neoliberal se ha
convertido en la política del siglo XXI, y es una política donde manda el
más rico no el más votado.
Cabe preguntarse si los tres organismos económicos globalizados
pueden frenar esto. Son el Fondo Monetario Internacional (FMI),
Organización Mundial del Consumo (OMC) y el Banco Mundial (BM).
Hagamos un repaso a los tres:
a) FMI: nuestro amigo el FMI tiene un director gerente y unos
consejeros. Los consejeros representan cada uno a un país, y cada
país tiene un poder de voto (que no es un persona un voto) en
función de la riqueza del país al que representa. Los consejeros
votan al director. ¿Quién elige a los consejeros?, los presidentes de
gobierno de cada país. ¿Y si los presidentes de gobierno no pueden
ir contra las megaempresas?...
b) OMC: compuesta por los Ministros de Economía. Se dedican, sobre
todo, a realizar tratados de libre comercio.
c) BM: cada país está representado. Todos salen de la política estatal,
es decir, del partido que gobierne. Destaca una parte dentro del
BM, el BIRF que se dedica a prestar dinero a los países en vías de
desarrollo, y en cuyas decisiones se vota en función de la riqueza
que se tiene. ¿Quién tiene mayor poder de voto dentro del BIRF?
EEUU con más de un 16%.
Como suave conclusión podemos decir que los organismos que deberían
controlar los mercados están compuestos por gente que depende del
propio mercado. Entonces, ¿cómo van a tomar decisiones de control?.
Recuerda mucho al capítulo de Los Simpson donde Lisa pregunta
“¿quién va a ser la policía de la policía?”...
Un ejemplo de cómo funciona todo este sistema se pudo apreciar en la
crisis argentina, el famoso “corralito”. Argentina tenía un problema muy
básico: la corrupción. Esta corrupción tuvo como consecuencia una
serie de reformas privatizadoras que llevaron al aumento atroz de los
intereses de los préstamos. ¿Qué se genera con este sistema?. Una
subida de la pobreza de los argentinos, lo que significa que en un
mundo económico como el actual, los ciudadanos pierden más poder
todavía. Esto significa la derrota total frente a la globalización.
¿Soluciones de los organismos internacionales?. Los bancos se quedan
con el dinero ahorrado (se declararon en bancarrota) por los ciudadanos
(imaginad ahorrar un vida entera para que te digan que, ahora, no
tienes nada). ¿Cómo se llega a esto?. Se dan unos préstamos, con la
crisis sube el interés sobre los mismos, los ciudadanos no pueden pagar
y… bingo!, el banco se ha quedado con todo lo que tú tenías. Eso por no
hablar de que le sigues debiendo dinero al banco. Más pobreza, menos
poder.
En esta Argentina tan hundida, una caravana de niños recorrió el país
a modo simbólico. Cuando llegaron a su capital, donde terminaba el
viaje, los niños hicieron una especie de rueda de prensa. Uno de los
niños dijo: “Hemos recorrido todo el país y hemos visto que somos ricos,
¿por qué habláis de crisis?”. Otro dijo, “el hambre es un crimen”. Otro
dijo: “Tenemos derecho a no comer basura”.
En realidad, el ser humano tiene derecho a ser feliz y sobre todo, a vivir
con dignidad. Esa es la derrota del neoliberalismo.
Queda claro por lo tanto que el mercado financiero único para todo el
mundo a través del FMI puede desestabilizar cualquier sociedad en su
conjunto completo. Un simple dato: en el año 2004 (antes de la crisis
actual) se realizaban 60 veces más intercambios de cara a la
especulación de los que se realizaban con la finalidad clara de producir.
Esta especulación tiende a hacer desaparecer las reglas del mercado,
las difumina, y corrompen su integridad para dar paso a un “todo se
compra, todo se vende” de hecho, pensad lo siguiente: hay tráfico de
personas, hay tráfico de animales, de drogas, de armas, de niños, de…
todo. ¿Por qué?, porque en este mercado “todo se compra y todo se
vende”.
Estos años, a principios del siglo XXI, fueron los años en los que se
habló de la tasa Tobin. Desde el grupo ATTAC lleva años buscándose
que se adapte en todo el mundo. Su concepto es básico, es una especie
de impuesto pero a nivel mundial. ¿Por qué no puede llevarse a cabo?.
Es más, ¿por qué sería injusto implantarlo ahora mismo?. Porque para
pagar un impuesto justo, antes debemos saber todos qué tenemos cada
uno, solo así podemos pagar en función de nuestra riqueza. Pero,
¿sabemos realmente la riqueza que cada uno posee?. No, existen en el
mundo cinco lugares en los que se permite que ingreses lo que tú
quieras sin que nadie te haga una sola pregunta y sin que tengas que
declarar a nadie lo que allí has ingresado: Mónaco, Andorra, Suiza,
Luxemburgo y Liechtenstein (y me salto lavaderos de dinero negro como
Gibraltar por no alargar más la chapa). Me refiero claramente a los
paraísos fiscales. ¿Por qué nadie hace nada?. Porque los que poseen los
medios para hacerlo son lo que tienen cuentas en esos países, esa es la
respuesta que nadie nos dará nunca. Hay quien dice que con la tasa
Tobin se puede terminar con el hambre en el mundo, de hecho, en
ATTAC así lo creen.
Pero el poder de las grandes empresas y de sus estados no termina
simplemente aquí. Las grandes fortunas se compraron el pensamiento
único por Navidad. Compraron los Mass Media. Si esta idea os parece
demasiado fuerte, preguntaros los siguiente: ¿dice la gente lo que oye
en la televisión?. Partamos de la base de que el 75% de la población no
lee un libro en todo el año, ¿de dónde sacan su opinión?. Y ahora
pensemos otra cuestión, ¿por qué las noticias que deberían importarnos
se muestran durante unos minutos al día en horarios bajos de
audiencia mientras se nos enseña en “prime time” programas que
fomentan lo bonito y lo bello que es el mundo globalizado?. ¿Por qué?.
Porque prefieren que hables de Gran Hermano antes de que estés
pensando lo que ahora mismo estás pensando…

Las grandes mentiras de los bancos (la crisis actual)


Los bancos nos han mentido siempre. Pero hay que diferenciar, primero
debemos conocer las mentiras tradicionales de los bancos neoliberales,
que fundamentalmente, son tres. Y después conocer las mentiras que
nos han llevado a la crisis en la que estamos inmersos.
La primera gran mentira es la siguiente: tan sólo el 10% del dinero
del mundo es real. Es decir, se puede tocar, tiene forma de papel-
moneda, se puede utilizar o manejar por nosotros. Para explicarlo lo voy
a simplificar todo muchísimo (a fin de que los que no saben nada de
economía me entiendan a la primera): imaginad que solo existe un
banco en el mundo y que solo existen 10 personas a las que prestar el
dinero. Ahora pensad que el banco tiene 100 monedas (que son todas
las monedas del mundo). Si presta todo el dinero (cosa que los bancos
siempre hacen) da a cada persona 10 monedas con un interés que
consiste en que un año después pague 11 monedas (el préstamo 10,
mas el interés, 1). Y ahora yo pregunto, si todo el dinero del mundo son
100 monedas, y entre todos debemos 110 después del primer año,
¿cómo vamos a pagar?. Así funciona el banco, solo imprime el dinero
que presta, los intereses no los imprime y por lo tanto siempre se
quedará con los bienes del que no pueda pagar. En realidad su posición
es muy cómoda una vez creada la trampa, solo debe limitarse a contar
mes a mes quién no paga y después quedarse con todo lo que esa
persona tenga. Como decía mi abuela “nadie da duros a pesetas”.
Segunda trampa, los bancos son entidades completamente
insolventes. Prestan todo el dinero que tienen, incluso el que no
imprimen (el de los intereses). Por lo tanto, si todos fuéramos a sacar el
dinero colapsaríamos la banca. Seguramente todos sabíamos esto,
ahora yo os pregunto, si cuando vas al banco a pedir un préstamo el
banco no se fía de ti y te pide avales ¿por qué nosotros nos fiamos de
ellos?.
Tercera trampa, y la más grave. El coeficiente de caja. Un banco tiene
por ley estipulado que solo debe tener el 10% de tus ahorros en
metálico y disponibles para ti. Eso significa lo siguiente: si tu ingresas
tu salario, pongamos 1000 euros, en segundos solo quedan en el banco
100. Los otros 900 han sido prestados. Con sus respectivos intereses.
Cuarta trampa. Mezclemos lo anteriormente escrito: imaginemos que
nos prestan 10.000 euros. Bien, según nos es ingresado el banco puede
volver a prestar 9.000. Es decir, tiene 19.000 euros prestados. Pero hay
más, de los 9.000 vuelve a prestar 8.100. De los 8.100 vuelve a prestar
7.290. Y así va prestando dejando simplemente el 10% en metálico.
Imaginad los intereses que sacan de un solo préstamo. Y recordad que
solo tienen en caja el 10% de todo lo prestado, es más, en realidad solo
ese 10% existe.
Bien, como ya hemos podido comprobar los bancos se forran a base de
bien invirtiendo, reinvirtiendo y especulando con nuestro dinero. Pero,
vayamos a la actualidad, trasladémonos al problema de nuestra crisis
económica actual.
Los bancos estaban totalmente corrompidos por algo ya anunciado por
el movimiento antiglobalización: la competitividad. Llegó un punto en el
que eran auténticos agujeros de dinero que, una vez conseguido, era
prestado en cuestión de segundos. Alguien, en algún momento de la
cadena viendo que los tipos de interés en EEUU eran bajos (este dato
siempre favorece que se den préstamos) decidió darlos aunque estuviera
claro que la persona a quién se concedía jamás iba a poder pagarlo.
Pero claro, tened en cuenta que la mayoría de los préstamos serían para
viviendas, y la vivienda es algo que siempre sube, ¿o no?. Ellos creían
que ganarían dinero: o bien los intereses del préstamo o la casa y las
posesiones de la persona. Acordaros de lo que decía mi abuela.
En algún momento los banqueros decidieron hacer lo siguiente: ¿y si
hacemos paquetes con esas hipotecas, las vendemos para que nos den
dinero, y así volvemos a prestar?. Esto debería haber sido condenado
como usura. Bien, a esta práctica se la conoce como “titulizar” las
hipotecas. ¿A quién?, pues como el Banco tiene un fondo de inversiones
con los ahorros de todos sus clientes, ¿por qué no se lo vendemos al
fondo y conseguimos liquidez en un tiempo récord?. Dicho y hecho.
Este hecho creó los agujeros económicos del sistema, cuando las
personas dejaron de pagar, todo se vino abajo. Los bancos no tenían
dinero para prestar, y como desconfiaban entre ellos, ni siquiera se
prestaban entre ellos. Esto conduce a la quiebra mundial.
Y como ha sido muy bien explicado esta es la forma por la que el dinero
de gente de Argamasilla de Duero está en realidad en Oklahoma, por
ejemplo. El que invirtió en Argamasilla, no sabía que su banco iba a
comprar un paquete de hipotecas basura del banco de Oklahoma, de
hecho ni siquiera el personal del banco lo sabía.
Hay una cuestión que no ha sido explicada, me imagino que por
vergüenza. Y es que esos préstamos se dieron por tipos de interés bajos,
pero una vez que la crisis empieza el tipo de interés inmediatamente
sube y deja de haber dinero para todo el mundo, sin embargo se
siguieron concediendo préstamos, lo que empeoró aún más la situación.
¿Cómo se mantuvieron los tipos de interés bajo en EEUU?.
Recordáis que dejé a China en el “modelo parasitario”, bien, ahora lo
voy a explicar:
Lo que hace el gobierno chino es comprar la deuda que genera EEUU.
El gobierno vende deuda pública para conseguir fondos. Y esa deuda la
compra China. De esa forma China mantiene el tipo de interés de EEUU
a un nivel bajo. De hecho, el gobierno chino vincula su moneda
nacional con el dólar, de tal forma que si el dólar sube, su moneda
también, y si baja su moneda también. Estas medidas convierten las
exportaciones chinas en un modelo hiper-competitivo. Se llega a la
época de esplendor de las tiendas de “chinos” tanto en Europa como en
EEUU.
¿Porqué son tan competitivos los productos chinos?. Pues aparte de que
se vinculan al dólar, al que mantienen con un tipo de interés bajo a
través de la compra de su deuda pública, no hay que olvidar que sus
productos tienen otro componente: el núcleo social. El núcleo social
chino trabaja bajo unas condiciones de trabajo inaceptables en los
países occidentales, con unos salarios igualmente inaceptables, y de
todo ello sale: ¡una productividad y una eficiencia increíbles!. Es decir,
producen mucho mas, y de forma más eficiente, gastando mucho
menos.
De esta forma el tipo de interés en EEUU se mantiene bajo a lo que
sumamos el déficit público alto lo que lleva una duración en el tiempo
de las hipotecas basura. Esta forma económica se ha denominado: “el
modelo parasitario chino”. Y además de lo citado anteriormente su
esquema básico sería el siguiente:

- Las empresas chinas solo contratan personal chino.


- Su dinero se mueve dentro de bancos chinos.
- Que invierten en dos puntos: en la deuda de los mercados
occidentales (lo que garantiza la continuidad de su competitividad)
y, últimamente, en la compra de materias primas a países de
África y Sudamérica.

Esta es la traducción económica en la que derivó el modelo híbrido


chino de comunismo y economía de mercado, ¿os acordáis que el
gobierno mantenía el poder político mientras realizaba cambios en el
sistema?, pues aquí están sus frutos. Por lo tanto, China está en el
origen y en la solución de la crisis.
Como se puede observar las hipotecas basura han seguido el patrón
ideado por el neoliberalismo a través de la globalización: somos más
pobres, luego los que tienen el poder tienen más poder.
Por otro lado me gustaría destacar que las medidas que se están
tomando (principalmente los rescates a bancos) no atacan la base de la
crisis. La base de la crisis son las hipotecas, y las soluciones parecen
ideadas por los propios banqueros. Si los ciudadanos deben dinero,
¿Por qué se rescata a los bancos?. El dinero de los rescates podía haber
ido encaminado a ayudar a las familias, o si se quiere impulsar el
modelo de producción se debe ayudar a las Pymes (pequeñas y
medianas empresas). Las Pymes, aunque no lo parezca, son las que
más contratos de calidad hacen al año, son las que generan la mayoría
del empleo estable. Por poner un ejemplo, las Pymes no contratan 500
teleoperadores con contratos de obra y servicio (por el que te pueden
despedir en cualquier momento), cierto que contratan 2 teleoperadores
por empresa, pero también es cierto que tras un par de meses a prueba
seguramente (si los superas y tu puesto realmente es necesario en la
empresa) te contraten con contrato fijo.
¿Qué han hecho los gobiernos?. Pues al elevar el gasto público y
además utilizar fondos para los rescates bancarios perder aún más
poder económico de forma directa, a favor de los grandes bancos. ¡Lo
contrario a estimular el modelo productivo!. Estos gobiernos están
elegidos por nosotros, y aquí radica el auténtico deber cívico y
ciudadano de votar a una persona íntegra que sea capaz de poner sus
decisiones en referéndums y defender lo que el pueblo le pida.
Si a un gobierno le preguntas por qué no ayuda a las familias o a las
Pymes te contestará lo siguiente: “no puedo hacerlo por el mercado”.
Algunos economistas denominan a esta respuesta “la prueba clara de
que los banqueros han dado un golpe de estado”. Tengamos en cuenta
que el gobierno necesita dinero para paliar la crisis. Y sus amigos los
bancos están para ayudarle, le prestan al 4-5% lo que al banco le
prestan al 1%. Esto vuelve a hacer girar la noria a favor de los bancos:
más poder para ello, más pobreza para nosotros.
Cada día mueren de hambre en el mundo 35.000 personas. Para mí,
esto supone el fracaso total del capitalismo, el fracaso total del
neoliberalismo y el fracaso total de globalización.

España: un caso excepcional


El caso español es uno de los casos que más dudas plantea en cuanto a
su salida de la crisis. La economía española se ha visto “infectada” por
el modelo neoliberal, economía que aceptamos, sin embargo no siempre
se ha asumido el modelo de la misma manera. Esto es explicable con
datos y fechas desde la década de los 90. Para explicarlo iremos
pasando por los grandes hitos económicos de la España de los últimos
20 años.
Lo primero es afirmar que las privatizaciones de las empresas
empezaron en torno a 1989 y se han ido sucediendo hasta el siglo XXI.
Entre los años 1992 y 1997, el precio de las viviendas subió un 1%
anual. Es decir, cada año subía un 1% el valor de las viviendas. Sin
embargo, las viviendas eran un 18% más baratas para los ciudadanos.
¿Porqué?. Porque el precio de la vivienda subía, pero en un nivel
siempre inferior al nivel en el que lo hacían los salarios. Es decir, si
pedías un préstamo para una casa, cada vez era menor el porcentaje de
tu sueldo que dedicabas a pagar la vivienda porque cada vez cobrabas
más dinero o las cosas valían menos. Era un modelo de crecimiento
fuerte pero lento.
En 1998, bajo gobierno de José María Aznar se promulga una de sus
leyes más importantes la Ley del suelo. Según esta ley privatizamos
(como tantas otras cosas) el mercado del suelo. Este modelo que
provocó un crecimiento endeble (como se ha visto hoy en día) pero
rápido, lo que agradó a la población, se basaba en la antiquísima
fórmula de la oferta y la demanda: si permitimos que exista más terreno
urbanizable el mercado invertirá más dinero en construcción, lo que
aumentará el número de casas, disminuyendo el precio de las
viviendas. Así se provoca un acceso más rápido sobre las viviendas.
En el año 2002, para favorecer del todo esta construcción o aumento de
la oferta de casas, se promulga otra ley, la Ley de reforma laboral. Lo
que se pretende es rebajar los derechos laborales de los trabajadores
españoles para aumentar la contratación, de esta forma cada vez más
gente podría acceder a una vivienda, aumentando la demanda y
bajando el paro.
Sin embargo, la ley de 2002 va a provocar una grave consecuencia:
aumenta la demanda de acceso a la vivienda, lo que aumenta el precio
de las mismas (siguiendo la ley de la oferta y la demanda),
provocándose poco a poco una burbuja inmobiliaria (¿cuántas veces
hemos oído esas dos palabras juntas?).
En 2005 el sector del ladrillo en España estaba desatado. Esto
repercutía sobre el PIB español, que estaba en un positivo histórico.
Uno de los lastres económicos será la negativa a invertir en I+D+I, lo
que ahora se echa muy de menos.
Entre el 1998 y el 2005 las viviendas han doblado su precio, y los
salarios siguen igual. Es decir, si habías pedido un préstamo sigues
destinando el mismo importe (si no te han renegociado la hipoteca) al
banco. Si la situación es esta, ¿por qué se siguen dando hipotecas?.
Porque hemos cambiado nuestro modelo de crecimiento: lo normal sería
crear riqueza y usar esa riqueza para crecer, en España pedimos un
préstamo que invertimos en crecimiento esperando la creación de
riqueza. Es decir, nos endeudamos para crecer. Eso muestra el
esquema español: los bancos prestan a las cajas, las cajas a las familias
que quieren un piso y a los promotores que las construyen. Son los
años de obreros con un Mercedes, un chalet y una Play 3, todo ello
dependiente de la misma hipoteca.
En el año 2008 el sistema no puede mantener la deuda y colapsa.
Estalla la crisis. Los bancos dejan de prestar dinero. Los inversores
dejan de comprar deuda. Las empresas viendo el freno al crecimiento
rápido empiezan a despedir empleados. Sube el paro. Baja el consumo.
Se frena la economía. El PIB ahora es deficitario. Y sin darnos cuenta
hemos llegado al futuro que estábamos hipotecando por el Mercedes, el
chalet y la Play 3.
Si en el año 2008 estallaba la crisis en España lo hacía habiéndose
modificado nuevamente las reglas del juego. Mientras todos habíamos
aceptado la economía neoliberal (o la vivíamos), se había producido sin
quererlo una vuelta al keynesianismo. Si volvemos a la fórmula del
principio podemos observar que el problema español es el paro.
Demanda Global = Consumo + Inversión + Gasto Público + Exportaciones
El problema español es que no hay consumo, y no hay inversión
empresarial, lo que provoca un gasto público enorme y una deficiencia
de competitividad de nuestros productos. Pero la solución, a su vez, es
la propia del sistema keynesiano, para salir de la crisis España tan solo
tienen que bajar los impuestos, rebajar el tipo de interés para que las
empresas vuelvan a gastar (contratar empleados, lo que reactivará aún
más la economía), aumentar el gasto público (contrariamente a lo que
se hace hoy en día, se gasta en rescates a bancos cuando se debe gastar
en ofrecer empleo, infraestructuras e I+D+I que estimulen la
competitividad de nuestros productos) y acelerar las exportaciones
rebajando el tipo de cambio.
¿Por qué no se hace?. Pues porque de estas medidas en realidad solo
podríamos llevar a cabo dos: las que se refieren al consumo y al gasto
público y de forma parcial. Nuestro tipo de interés y nuestro tipo de
cambio, no dependen de nosotros, sino de la Unión Europea. La Unión
europea fija estos dos puntos desde su economía de mercado para toda
la unión.
¿Y por qué Europa no nos saca de la crisis?. Bien, pues porque no
todos estamos en la misma situación. Mientras países como España,
Portugal, Grecia o Irlanda tienen un problema grave de desempleo,
otros países económicamente más fuertes como Alemania o Francia han
invertido tradicionalmente en I+D+I, y además aceptaron mediante
referéndum medidas antidesempleo cuando empezó la crisis (en
Alemania mucha gente se rebajó el sueldo y las horas de trabajo para
mantener el empleo, aquí sería impensable dados los salarios que
tenemos). Estos países no van a permitir que solucionemos la crisis
dentro del modelo keynesiano porque a ellos no les viene bien.
Por ejemplo, el neoliberalismo de Ángela Merkel no tiene problemas de
desempleo (su tasa de paro es del 6% o inferior). Luego sus medidas no
se destinan al desempleo sino a mejorar el déficit público, ¿cómo se
mejora?: aumentando los impuestos y gastando menos desde el sector
público. Esto es lo que se está haciendo en España por mandato de la
UE, lo cual es ABSOLUTAMENTE lo contrario de lo que se debería
hacer para salir de la crisis. En España el desempleo está en torno al
20%, lo que hace que nuestro principal problema sea el desempleo no el
gasto público, y las medidas a tener en cuenta serían: la bajada de
impuestos y el aumento del sector público. Es decir, Alemania y los
países económicamente fuertes usan la política económica europea a su
favor, hundiendo a las economías que necesitan realmente otras
medidas.
Esto quedó previsto por un economista, Robert Mundell, quién habló de
la “zona monetaria óptima”. En este concepto preveía choques dentro de
la Unión Europea por crecimientos y problemáticas diferentes para cada
país. La solución era garantizar la convergencia de las políticas
macroeconómicas y mantener una libertad de movimiento dentro de los
factores públicos. El primer punto se cumple con la entrada en la zona
euro, el segundo queda totalmente prohibido por el mismo motivo.
El modelo de Mundell funcionaría a la perfección si los parados
europeos pudieran viajar a las zonas europeas que cuenten con
estabilidad económica. Por ejemplo, si los jóvenes españoles pudieran
trabajar en Alemania. De ahí se han tomado medidas como el Plan
Bolonia o los últimos llamamientos del gobierno alemán abriendo su
frontera a personal cualificado. Sin embargo, olvidan un gran problema:
el factor cultural e idiomático.
El sistema no funciona, y las políticas que derivan del mismo favorecen
a los países más pudientes condenando a los menos fuertes al fracaso
económico, máxime si como en España no ha existido nunca una
tradición fuerte en torno al I+D+I.

¿Cómo salimos de la crisis y del neoliberalismo sin control?


Es la pregunta del millón. Como ya dije en un momento anterior, ¿Qué
pasaría con nosotros si los bancos perdieran dinero?. Es lo que está
sucediendo, que están perdiendo dinero. ¿Y qué está pasando?. Que
estamos pagando todos los platos rotos.
Hace no mucho tiempo le escribía a un buen amigo que había que
luchar contra el rescate a los bancos. Partamos de la base de que
cuando pides un préstamo te dan un interés, e invierten el mismo
dinero que te han prestado, pero no te bajan tu interés según ganan
dinero con la especulación de TÚ dinero. Ahora bien, cuando ellos se
“enmarronan” como ha sucedido esta vez, si te renegocian el interés al
alza. ¿Por qué rescatarlos?. Hay que rescatar a las familias, ellas si lo
necesitan, no los banqueros.
Desde el movimiento 15M se han propuesto los siguientes puntos
(comunes a todas las ciudades) como básicos para salir de esta
situación:
- Modificación sustancial del Código penal en lo referente a todos los
delitos relacionados con el sector público, impidiendo que cualquier
imputado pueda volver a acceder nunca a cualquier ejercicio de
representación y/o función pública.
- Reforma profunda que impida que el sistema financiero esté por
encima de las personas y del gobierno, poniendo la Banca al servicio de
la ciudadanía y no al contrario.
- Que las entidades bancarias devuelvan el capital público prestado
íntegramente.
Son tres puntos muy buenos, pero desde mi punto de vista son
totalmente insuficientes para salir de la crisis, y sobre todo y más
importante, para salir de la situación y GARANTIZAR que no vamos a
caer otra vez en lo mismo. Mis propuestas giran en torno a tres puntos:
Quitarle el poder a los bancos. Como se dice en uno de los puntos
anteriores hay que poner a los bancos al servicio de los ciudadanos y no
al revés. Para quitarles poder a los bancos debemos partir,
inevitablemente, de un estado democrático muy fuerte. ¿Cómo lo
conseguimos?.
a) Una idea sería renacionalizar las empresas estatales. Pero eso
generaría bien un gasto público muy elevado para los tiempos que
corren, o bien una solución comunista (levantarnos una mañana y
decirle a las empresas que las nacionalizamos porque en realidad
son nuestras). Lo veo poco o nada factible. Aunque es una
solución.
b) Crear empresas que entren en I+D+I para crear productos más
competitivos. Sería entrar en la economía de mercado desde el
estado. Es decir habría que empezar por escoger un producto
estrella que sea factible manejar desde el estado, mejorarlo y
volverlo lo más competitivo posible dentro del mercado. El
resultado sería una empresa fuerte a nivel nacional, que daría
trabajo y fomentaría el consumo en el propio estado.
c) Establecer algún tipo de método de control estatal. Es otra de las
soluciones, el problema sería que conseguir cambiar la legislación
del mercado seria luchar no solo con los banqueros españoles, sino
con todos los banqueros del mundo. Y, posiblemente, con las
empresas que más y más fuerte juegan al neoliberalismo, y
creedme so megaempresas.
d) Gasto público para funcionarios e infraestructuras que fomenten el
modelo de productividad. Esto abarca una cantidad de
posibilidades ingente. Pero se trataría de rescatar el dinero que
dimos a los bancos y reutilizarlo en el propio estado, fortaleciendo
la democracia.
e) Rescatar a las PYMES y, sobre todo, favorecer y ayudar a las
empresas que generen empleo estable y de calidad.
Segundo punto, sobre las instituciones internacionales económicas
(FMI, OMC, BM). Cuatro puntos:
- Cargos en elecciones y con listas abiertas. Se terminó nombrar a
dedo a nuestros representantes. Esta medida es primordial, como
fundamental escoger grandes y magistrales candidatos para estas
instituciones. Sobre todo, personas íntegras.
- Supresión de la carrera de todo ciudadano con antecedentes por
fraude. Esto aparece reflejado en los puntos originales de las
asambleas, pero hay que reforzarlo porque es de vital importancia,
sobre todo si elegimos a quien nos representa en estas instituciones.
- Imposibilidad de participar en la vida política del país si se han
cometido irregularidades en las cuentas. Como dice un proverbio chino:
el que no es capaz de llevar la contabilidad de su país por espacio de
2.000 años se perderá en las arenas del tiempo.
- Que se unifiquen bajo una misma institución, con datos públicos
(incluyendo sus patrimonios). Se terminó que sean tres, con sus costes
de coches, viajes, reuniones, etc. Una sola institución con tres partes, y
solo un representante para cada parte por país. También se puede
intentar modificar el sistema de votos a un representante un voto.
Otras propuestas interesantes y en algunos casos fundamentales:
- Eliminar todo paraíso fiscal. Se da un tiempo máximo para retirar
los fondos y argumentar de donde se han sacado. Si no hay quién
lo reclame se embarga y reparte por los gobiernos. O se hace un
fondo común para otras cuestiones.
- Cuestiones como implantar la Tasa Tobin y tratar de terminar con
el hambre en el mundo de verdad.
- Cuestiones como marcar unas condiciones laborales iguales en
todo el mundo para salir de la esclavitud por lugar de producción.
Aunque, en realidad, la reforma que más necesitamos es, sin lugar a
dudas, la implantación de una democracia real ya. Porque si
acometemos alguna de estas reformas pero continuamos con el
bipartidismo y el tonteo en la política nada de esto tendrá cabida en el
mundo. No funcionará nada, si nuestros gobierno no nos representa de
verdad, de manera limpia y transparente, y desde la integridad de gente
comprometida con el problema.
Una democracia unida a nuestro derecho a ser felices y a nuestro
derecho a vivir con dignidad significarían, sin lugar a dudas, la derrota
completa del neoliberalismo.

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