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La revolución argentina.

En la madrugada del 28 de junio de 1966, el presidente Illia fue sacado por la


fuerza de su despacho. La Junta Revolucionaria (conformada por el general
Pascual Pistarini, el almirante Benigno Varela, y el brigadier Teodoro Álvarez)
dirigió un “Mensaje al pueblo Argentino” en el cual explicaba que debían salvar a la
República y llevarla por el camino de su grandeza.

Las primeras medidas adoptadas eran: la destitución del presidente y


gobernadores de las provincias, disolución del Congreso Nacional y las
legislaturas provinciales, separación de los miembros de la corte suprema de
justicia, nombramiento del presidente- General Juan Carlos Onganía, en este
caso, disolución de los partidos políticos y vigencia del estatuto de la revolución
argentina.

El golpe tenía objetivos, no plazos, asegura el presidente. Su idea era consolidar la


economía primero, para luego llegar al “tiempo social” donde se atenderían las
reivindicaciones salariales y sociales. Finalmente, se volvaria a votar.

Casi todos los funcionarios eran católicos militantes y se consideraban a si


mismos “apolíticos”: anticomunistas, con simpatías hacia el corporativismo en lo
político, neoliberales en la economía y antiliberales en lo cultural.

El golpe cobraba sentido, por otra parte, en el contexto de las llamadas doctrinas
de la seguridad nacional y de las fronteras ideológicas.

Tres grupos influían ideológicamente sobre el nuevo presidente:

-Los socialcristianos: encabezados por Eduardo Señorans (jefe de la SIDE). No


querían elecciones, ni siquiera después de la normalización del país: postulaban la
alianza de los sectores comunitarios más representativos para elegir a las
autoridades.

-Los católicos liberales: como el general Alejandro Lanusse. Aceptaban los


comicios, pero no antes de transcurridos 10 años de régimen militar.

-Los partidarios del “pacto social” entre militares empresarios y obreros, grupo
liderado por el general Julio Alsogaray.

Todo hacía suponer que el gobierno se encaminaba a un régimen corporativo. El


régimen aparecía, pues, como monolítico y destinado a durar muchos años. Sin
embargo, la impaciencia general afectaba a los gobiernos civiles y militares por
igual, por lo cual Onganía perdió apoyo rápidamente.

Los problemas estructurales permanecían; los técnicos del gobierno no pudieron


exhibir resultados significativos y los que podían mostrar no eran los que la
población esperaba.
El poder “moral” encubría arbitrariedades hasta en temas menores, como el corte
de pelo compulsivo que sufrían los jóvenes en las comisarías. Sin canales de
expresión, la situación se hizo explosiva.

La política económica de Onganía

Las medidas económicas de Onganía retomaban las del desarrollismo, pero daban
una prioridad a aumentar la “eficacia”, recortando el poder de negociación de los
sindicatos. Se aplicaron planes de “racionalización”, que incluyeron la fijación de
nuevas normas laborales en el puerto (lo que llevó a una huelga duramente
reprimida) y el cierre de ingenios azucareros tucumanos a los que se consideraba
“ineficientes”. Su ministro de economía, Adalbert Krieger Vasena, llevó adelante
un plan que suspendió las negociaciones de convenios colectivos de trabajo,
estableció retenciones a las exportaciones agropecuarias y favoreció una mayor
concentración económica en manos de grandes grupos empresarios, muchos de
ellos transnacionales.

El plan de Krieger Vansena encontró una fuerte oposición de los gremios. En 1967,
la CGT anunció un Plan de Acción. Ante el reclamo sindical, el gobierno retiró a
varios sindicatos la personería gremial, al tiempo que negociaba con otros
dirigentes gremiales dispuestos a “colaborar” con el gobierno.

El Cordobazo.
Los disconformes comenzaron a organizarse en forma encubierta; como los temas
de fondo no podían ser planteados, se canalizaron a través de planteos
secundarios. El problema emergió en varias universidades en las provincias, por
el tema de los comedores estudiantiles que aumentaron los precios. La represión
fue dura. En Corrientes la policía mató a un estudiante durante una manifestación.

Paralelamente, la planta automotriz IKA Renault de Santa Isabel, decidió la


suspensión de todo su personal por 15 días y el despido de 200 obreros.

El 29 de mayo coincidieron las dos protestas: los obreros marcharon al centro de


la ciudad y se unieron a los estudiantes; la policía fue sobrepasada, la población
ayudo a los manifestantes y el país se encontró con un estallido social. El
Cordobazo dejó un abultado saldo de muertos, heridos, detenidos, colectivos
quemados, vidrios rotos y negocios saqueados.

El gobierno causó el impacto y respondió con un cambio total de gabinete. Al año


siguiente, apareció una agrupación representante de la guerrilla urbana
peronista. El 29 de mayo de 1970 los Montoneros secuestraron al general
Aramburu y luego lo mataron. La violencia estaba instalada.
Los extremismos, de signos ideológicos opuestos, coincidieron en un punto
fundamental: el uso de la violencia armada como metodología política. La guerrilla
y el terrorismo de estado sumergieron al país en un oscuro periodo. La mayor
parte de su actividad tuvo lugar en las ciudades.

Cuando la violencia se generalizó, aumentaron las víctimas inocentes que


pagaban con la vida.

Roberto Levingston (1970-1971)


El 7 de julio de 1970, la junta de Comandantes desplazo a Onganía del cargo de
presidente y designo a su lugar al general Roberto Levingston, un desconocido
para opinión pública argentina, que se enteró de su existencia cuando fue
nombrado. Este nuevo presidente carecía de apoyos políticos propios.

La asunción de Levingston planteó cambios en la “Revolución Argentina”. En


materia económica, su ministro Aldo Ferrer tomó medidas proteccionistas para
favorecer a la industria nacional, como la suba de los aranceles de importación y
restricciones a los beneficios de las empresas transnacionales. En materia
política, el nuevo presidente debía consultar todas las decisiones fundamentales
con la Junta de Comandantes. Al mismo tiempo, se dejó sin efecto la disolución de
los partidos políticos establecida en 1966.

Levingston intentó adquirir mayor poder de decisión frente a la Junta, lo que


generó una creciente fricción con los jefes militares. Al mismo tiempo, los
principales dirigentes políticos formaron la Hora del Pueblo, un nucleamiento de
partidos que reclamó el fin del régimen militar y el establecimiento de un plan para
convocar a elecciones. Mientras las protestas obreras y populares continuaban, el
23 de Marzo de 1971 la Junta de Comandantes destituyó a Levingston. En su
reemplazo asumió a la presidencia el general Lanusse.

Alejandro Lanusse (1971- 1973)


El 22 de marzo de 1971 Lanusse-mediante golpe militar- asumió a la presidencia
con el compromiso de llamar a elecciones. Su estrategia consistió en demorarlas,
para crear condiciones más favorables antes de transferir el poder a los civiles.

Su gobierno centró la atención en darle una “salida institucional” a la “Revolución


Argentina”, saliendo de la inestabilidad política y poner freno a la protesta social.
Para ello Lanusse intentó establecer un Gran Acuerdo Nacional (GAN), como paso
previo al llamado de elecciones.

Esta política buscaba condicionar al gobierno constitucional que resultase


elegido. Algunos sucesores de Lanusse proponían censurar una forma
presidencial única, con garantías de un amplio apoyo en la población. Con este fin,
el gobierno inicio tratativas con Perón, ya que los principales sectores dirigentes
del país habían comprobado que era imposible una salida estable a la crisis sino
incluía al movimiento político mayoritario y el respaldo expreso de su líder. Las
negociaciones incluyeron el fin de todas las causas judiciales en su contra, la
restitución de su grado militar y la devolución del cuerpo de Evita, ocultado desde
1955. Perón incluso pudo regresar al país tras 17 años de exilio, en noviembre de
1972.

Perón apoyo el llamado a elecciones y la participación del justicialismo en ellas,


pero denunció el proyecto del GAN como un plan constinuista del régimen
dictatorial, acusó a los altos mandos de constituir un “partido militar” y siguió
apoyando las acciones de oposición, incluidas las llevadas a cabo por las
organizaciones armadas, sobre las cuales el gobierno de Lanusse acentuó la
represión.

Finalmente, sin llegar a un acuerdo como el que buscaban Lanusse y sus


asesores, se convocó a elecciones. En ese marco, el régimen dispuso, en 1972,
una Reforma de la Constitución Nacional, que establecía la elección directa de la
fórmula presidencial y acortaba el mandato presidencial a cuatro años, entre otras
innovaciones.

Con respecto a lo social, se tuvo mucho en cuenta la opinión de los jóvenes y la


aparición de los jóvenes.

 Aparición de la juventud: En todo el mundo, la década del 1960 se asoció


con la aparición pública de la juventud como un sector social significativo
en los más diversos aspectos social, cultural, político y del consumo.
La llegada de la adolescencia de la generación nacida hacia fines de la
segunda guerra mundial y los años inmediatamente posteriores marcó un
cambio. Los jóvenes tenían nuevas expectativas y modo de ver la realidad.
Sus mayores los consideraban “rebeldes”. Esa rebeldía, que a veces se
limitaba a rechazar la formalidad en la manera de vestirse, de peinarse o de
comportarse, se expresó de diversas formas, a veces contradictorias entre
si, desde el pacifismo de los hippies (movimiento surgido en los Estados
Unidos a mediados de la década, con su consigna “hagamos el amor y no la
guerra”) y las manifestaciones antibélicas, hasta la militancia política que
tomaba como modelo a los movimientos guerrerillos, cuyo icono seria
Ernesto “Che” Guevara.
 Cambios de aspectos y gustos: la liberación sexual, el auge feminismo y la
revaloración de culturas distintas occidental formaron parte de esos
tiempos de cambio. Pero también lo fueron la aparición de nuevas pautas
de consumo y la juventud como un segmento del mercado.
La vestimenta, con el auge del “vaquero” o jean y al, poco tiempo, de las
zapatillas; la música pop, beat y rock, tanto en sus variantes “comerciales”
como “progresivas”; y la gastronomía, con la proliferación del snack-bar,
fueron algunos rubros que mostraron las nueva tendencias del consumo,
que apuntaban a la juventud como sector diferenciado.
 La “música joven”: la música fue un elemento de identificación para muchos
jóvenes, aunque algunos interpretes apelaban a público de varias
generaciones. Los grandes éxitos norteamericanos y europeos tuvieron
rápida repercusión en el país, gracias al carácter transnacional de las
principales empresas discográficas, a la difusión por la radio y televisión de
los nuevos artistas, y a la introducción en el mercado local de tocadiscos
más económicos, como el Wincofon.
Desde la década de 1960, fueron apareciendo dos tendencias en la “música
moderna” o “joven”. Una impulsada por los medios de comunicación y
sellos discográficos, tildada de comercial, incluía a artistas como Sandro,
Palito Ortega y los integrantes del Club del Can, entre otros, que tuvieron un
gran éxito público. La otra, surgida de artistas que inicialmente tenían
menor repercusión y calificada como progresiva, comenzó a mediados de
la década de 1960, hasta convertirse en el rock nacional en la década
siguiente.
 La “moralidad”: Aunque muchos modelos y hábitos de consumo adoptados
por los jóvenes en ese tiempo provenían de los EE.UU y de Europa, centros
de la “civilización occidental” que los militares decían defender, las
autoridades de facto consideraban a muchos de ellos “contrarios a la moral
y las buenas costumbres”. Por ejemplo, el pelo largo en los varones, o en
las chicas, las polleras demasiado cortas estaban dentro de las costumbres
consideradas contrarias a la moral. En muchos ámbitos, como las escuelas
y universidades y las oficinas, el uso de vaqueros o zapatillas considerando
una falta de respeto a la autoridad. Era frecuente que muchos “pelilargos”
fuesen detenidos por la policía como “sospechosos” solo por esa
circunstancia, y que incluso se les impusiese un corte de cabello a la
fuerza.
Esa represión se aplicaba también en lo espectáculos. La censura previa
cinematográfica, establecida por la “Revolución Libertadora”, se mantuvo a
no solo establecía los límites de edad para los espectadores, sino que
“sugería” cortes de escenas a las distribuidoras o directamente prohibía la
circulación de las copias. También se aplicaba la censura al teatro y a los
espectáculos musicales, generalmente a través de autoridades
municipales. En 1967, el gobierno prohibió la presentación en el teatro
colon de la opera Bomarzo, de Alberto Ginastera, inspirada en la novela de
Manuel Mujica Lainez, por considerarla “obscena”
 El boom de la lectura: Además de ser una década del auge (o boom, como
se decía usando una expresión estadounidense) de la televisión, los sesenta
fueron años e grande difusión de la lectura. Junto con la tarea de
editoriales que, como el Centro Editor de América Latina, ponían al alcance
de un público masivo libros y colecciones de fascículos a bajo precio, las
publicaciones de autores argentinos y latinoamericanos, como Julio
Cortázar, Gabriel GarcíaMárquez, Alejo Carpentier y Mario Vargas Llosa,
tenían una gran repercusión, en la que incidía el interés que despertó la
Revolución Cubana por la situación y la cultura de nuestra región.
Aunque a los medios escritos no se ejerció la censura previa, como ocurría
en el cine, se aplicaban medidas de control y restricción sobre la
circulación de diarios y revistas. Esas medidas podían ir desde el secuestro
de ejemplares de una edición en los quioscos, hasta la clausura de una
publicación. En 1966, el gobierno clausuro las revistas humorísticasTía
Vicenta, dirigida por Juan Carlos Colombres (más conocido como Landrú),
que había caricaturizado al general Onganía como una morsa, por sus
tupidos bigotes.

ONGANÍA PRESIDENTE PROVISIONAL (Periódico de la época)


GRAL. RETIRADO JUAN CARLOS ONGANÍA

GRAL. ROBERTO MARCELO LEVINGSTONALEJANDRO AGUSTIN LANUSSE

Bibliografía:

 Una historia para pensar. La Argentina del Siglo XX (Ed. Kapelusz)


 La Argentina: Historia para pensar (Cristina Rins)
 Imágenes extraídas de Google Imágenes.

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