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En la Ciudad de Asunción, Capital de la República del Paraguay, a los 19 días, del mes de
julio, del año dos mil cuatro, estando reunidos en su Sala de Acuerdos los Excelentísimos
señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial, Doctores JOSÉ
RAÚL TORRES KIRMSER, CÉSAR ANTONIO GARAY y MIGUEL OSCAR BAJAC
ALBERTINI, bajo la presidencia del primero de los nombrados, por Ante mí el Secretario
autorizante, se trajo a estudio el Expediente caratulado: "Viviano Peña Arce c/Eduardo
Raúl Bértoli Acosta s/indemnización de daños y perjuicios", a fin de resolver los Recursos
de Apelación y Nulidad interpuestos por los Abogados Salim Fernando Abud, Mat. 4816,
con Patrocinio del Abogado Horacio Sienra D., Mat. 4815, representantes legales del
Demandado, contra el Acuerdo y Sentencia N° 0178/01/02 de fecha 31 de octubre de 2001,
dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil, Comercial, Criminal y Laboral, Segunda
Sala, de la Circunscripción Judicial de Itapúa.-
Previo estudio de los antecedentes del caso la Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y
Comercial, resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
Las diligencias llevadas a cabo por diversos organismos estatales de la especialidad fueron
incorporadas al juicio a través de la prueba de informes. Entre ellos cabe destacar el
memorandun dirigido al Ing. Agr. Jorge Rodas, responsable de la Dirección de Defensa
Vegetal del Ministerio de Agricultura y Ganadería, en el que el Jefe del Departamento de
Terapéutica Vegetal Ing. Edgar A. Benítez señala que: "Luego de recabar la mayor cantidad
de datos sobre la mencionada denuncia, se puede concluir que efectivamente y a primera
vista, se han observado síntomas de daños en los cultivos, que coinciden con los producidos
por fitotoxicidad de herbicidas. Lo afirmado se basa en las características típicas de la
deformación foliar que presenta las plantas de algodón, cítricos, algunas leguminosas y
tomatales; cuyas hojas se presentan en forma de hoja de mandioca, hacinamiento terminal y
un crecimiento abundante en las partes aplicables, con una disminución y deformación en la
producción de frutos, con tendencia a caer.."(fs. 178). Este informe se suma al que realizara
la Ing. Zunilda Funes (fs. 164/166) en el mismo sentido, es decir, que los daños en las
parcelas de los demandantes ocurrieron como consecuencia de la fumigación.-
La parte demandada alega que las diligencias arriba indicadas fueron efectuadas como
pruebas anticipadas, sin notificársele, por cuya razón deben ser desechadas. Esta afirmación
no puede ser determinante para que las mismas no sean consideradas y valoradas, ya que
fueron incorporadas al proceso por vía pedido de informes. El Dr. Hernán Casco Pagano,
en el Código Procesal Civil, comentado, pag. 486, afirma: Las pruebas anticipadas:
".........podrán ser solicitadas tanto por el que pretende demandar como por el que cree que
será demandado. El Juez admitirá sin substanciación el pedido formulado, vale decir, sin
correr traslado, salvo que las rechace de oficio por considerarlo inadmisibles o
improcedentes".-
Por otra parte, cabe expresar que el trabajo pericial realizado por el Ing. Oscar Werner
Juilfs Bergen, de fs. 201/211, fue efectuado en el mes de junio de 1.999, es decir, tres años
y medio después de ocurrido el hecho, razón por la cual es difícil determinar la existencia
de daños en las parcelas en litigio, en concordancia con lo sustentado por el mismo perito
quien afirma que la observación debe realizarse en el menor tiempo posible, no más de
quince días, porque de lo contrario estos síntomas desaparecen. Según este informe, el
hecho alegado por los demandantes no existió, "porque no hubo deriva, ni pudo haberla,
por haberse establecido una franja perimetral de seguridad de aproximadamente 50 metros
para la fumigación aérea de la chacra del demandado..."-
Por lo demás, como ya se hizo mención en la sentencia recurrida "convergen también las
presunciones, que por el concepto dinámico de presunción como inferencia lógica, termina
dando vigor a la versión recogida en el documento producido por la Ing. Zunilda Funes (fs.
21) en el que la misma dejó consignado el informe brindado por el Ing. Agr. Cirilo Sosa,
quién refirió que "en conversación con uno de los pobladores del lugar se le habría
comentado que presumiblemente el piloto habría errado su rumbo en el momento de la
aplicación de los pesticidas". Sin bien los datos no son contundentes, las presunciones son
graves, precisas y concordantes, y por ello motivadores de certeza, lo que nos permite
llegar a la conclusión de que el demandado es responsable de los daños causados a las
plantaciones de propiedad de los demandantes.-
El Artículo 1846 del Código Civil, sienta las bases de la Teoría del riesgo creado, y
dispone: "El que crea un peligro con su actividad o profesión, por la naturaleza de ellas, o
por los medios empleados, responde por el daño causado, salvo que pruebe fuerza mayor o
que el perjuicio fue ocasionado por culpa exclusiva de la víctima, o de un tercero por cuyo
hecho no deba responder". El riesgo creado tiene su ámbito de aplicación propio, no todas
las cosas presentan el mismo grado de riesgo y el mismo varía según las circunstancias. La
guarda debe ser más cuidadosa y vigilante cuanto más peligrosa sea la cosa animada o
inanimada puesta en servicio de actividad.-
Por las consideraciones que anteceden soy de opinión que el Acuerdo y Sentencia N°
0178/01/02 de fecha 31 de octubre de 2.001, dictado por el Tribunal de Apelación en lo
Civil, Comercial, Criminal, Laboral, Segunda Sala de la Circunscripción Judicial de
Encarnación, debe ser confirmado, debiendo imponerse las costas a la parte vencida en las
tres instancias.-
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando S.S.E.E., todo por Ante mí que lo
certifico, quedando acordada la Sentencia que inmediatamente sigue:
RESUELVE:
Ministros: Miguel Angel Bajac Albertini, José Raúl Torres Kirmser y César Antonio Garay
Ante mí: Alejandrino Cuevas Cáceres, Actuario Judicial.