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¿QUÉ SOY YO, POR QUÉ ESTOY AQUÍ, DE DÓNDE

VENGO Y ADÓNDE VOY?

“¿Qué soy yo?”

“El ser inteligente que llamamos “el hombre” y que en


multitudes forma la especie humana habitante de este planeta,
es una renovación gradual y continuada de las múltiples
especies de seres orgánicos inferiores y que designamos con el
nombre de animales o bestias.

“Cada ser inteligente de la humana especie puede decir con


toda verdad: “Yo soy uno y trino”, pues estoy compuesto de
tres elementos sabiamente combinados y dispuestos por el
Eterno Poder Creador. Primero, mi inteligencia que piensa,
mi voluntad que ama, mi memoria que recuerda, son
cualidades indelebles del primer elemento de mi ser. Es
invisible, indivisible e indestructible, porque surgió como una
chispa de luz y fuego del Eterno Poder Creador, invisible,
indivisible e indestructible, cualidades que sintetizamos en
una sola frase, en una sola palabra, la más grande y
formidable que puede pronunciar la voz humana: ¡Eterno!

“Quedamos pues en que el primer elemento que constituye el


hombre es también eterno como la fuente de donde procede.
Este elemento vibra, gira o vuela en el espacio azul infinito
que envuelve éste y todos los planetas hasta que es llevado por
la eterna ley de evolución a cualquiera de los planetas o
mundos destinados a alimentar vidas orgánicas, vegetales
primero, animales después hasta llegar, pasadas largas
edades, a la especie que llamamos “Humana”.

“Al ser introducida la chispa viva en los mundos adecuados,


es revestida de los otros dos elementos de que está compuesto
“el hombre”: una vestidura de fluidos etéreos gaseosos y
magnéticos primeramente, y éste es el segundo elemento de
que está compuesto el hombre. Finalmente la Eterna Ley le
forma el tercer elemento que ha de permitirle la vida
manifestada al exterior al cual llamamos “cuerpo físico”, que
viene a ser el instrumento de manifestaciones exteriores del
principio inteligente, invisible, indivisible e indestructible o
sea eterno como la Fuente, Luz, o Fuego que le dio vida

“¿Por qué estoy aquí, de dónde he venido, y a dónde voy?”

“De dónde habéis venido ya está dicho en mi explicación


anterior: Chispa viva del Eterno Viviente en todo ser vivo que
habita los mundos.

“Habéis venido de la Infinita inmensidad de Dios y hacia Él


vamos todos, en la infinita sucesión del tiempo. El cuerpo
físico nace de una simiente como toda vida, crece, se
manifiesta en múltiples formas, buenas, bellas, excelsas, o
ruines, innobles, feas y malas, según el grado de comprensión
y de progreso alcanzado en el correr de lentas edades. Llega a
la juventud, a la edad madura, a la vejez y muere, se disgrega
y se hace polvo. Todo lo que es materia sigue este proceso.

“Este es el fin del tercer elemento que constituye “al


hombre”.

“La destrucción o terminación de la vida material trae como


ineludible consecuencia la libertad de los otros dos elementos
constitutivos del hombre: La chispa divina o alma que es
Inteligencia, Memoria y Voluntad, y su envoltura de fluidos,
gaseosos y magnéticos o fuerza viva intermedia entre el alma
y la materia física.

“Debo añadir que el Eterno Poder Creador otorga a sus


creaciones inteligentes, una amplísima libertad de acción
cuando después de largas edades ha llegado a formar parte de
la Especie Humana. Esta libertad es llamada Libre Albedrío,
el cual hace al ser inteligente, responsable de sus actos.

“El que obra el bien, más pronto llega a su eterno y divino


origen. La chispa vuelve al fuego que la produjo y vuelve
agrandada, embellecida y purificada a través de una larga
cadena de existencias físicas.

“El que obra mal tarda más tiempo en volver hacia la Eterna
Fuerza que le dio vida y rueda a veces de mundo en mundo
cada vez más bajo hasta que el intenso padecer le hace
abrazar la senda que ha de llevarle a su eterno origen.

* * * * * * *

“LAS SIETE VIRTUDES DE LA VIDA PERFECTA”

Primera. La caridad con el prójimo: Vista a través de la mente


divina del Cristo Señor nuestro, no es la moneda en la mano
tendida a nuestro paso, ni la túnica nueva para quien la lleva
desgarrada, ni el pan y el vino sobre la mesa, ni la lumbre en
el hogar. Es ante todo y por encima de todo la palabra suave
que consuela y alienta, la piedad misericordiosa que perdona
y oculta los pecados del hermano para que el mundo malévolo
no le arroje piedras ni lo lleve al patíbulo; es el abrirle camino
de justicia y rectitud iluminado por el amor y la fe, florecido
de esperanza y alegría para desenvolver su vida en el marco
sagrado y bendito de la eterna Ley. Es apartarle las piedras
del camino cuando las fuerzas no le alcanzan para saltar las
barreras que se le oponen al deber; es arrojarle una tabla al
mar de su vida borrascosa para salvarle del naufragio; es
tenderle las manos para sacarle de un abismo sin
avergonzarle por haber caído en él.
Es entonces cuando se cumple la palabra del Santo entre los
santos cuando dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y
su justicia, que todo lo demás vendrá por añadidura”.

Es, en una palabra, el amor que se da generosamente en


pensamiento, palabras y acciones sin pedir nada y sin esperar
ninguna recompensa.

Segunda. La pureza de vida en pensamiento, palabra y obra: no


es seguramente el yermo áspero y solitario sin alma viviente
que conviva a nuestro lado. “No está bien que el hombre esté
solo” dice una frase de Jehová Creador, en el Génesis de
Moisés. La Eterna Idea no borra jamás lo que diseñó una vez
en lo Infinito del tiempo y del espacio. La vida pura no es pues
la soledad absoluta. Es la convivencia con nuestros
semejantes, familiares o amigos, sin causarnos el menor daño
unos a otros ni en la honra, ni en los bienes, ni en los
sentimientos o afectos y menos aún en la vida que la Eterna
Potencia ha reservado a su sola Voluntad Soberana.

Es impura la vida del que se lucra con las fuerzas físicas de


sus hermanos sin la justa remuneración, el que lastima,
ofende y hiere los sentimientos de sus semejantes con
pensamientos, deseos o actos impúdicos y lascivos; el que
esparce con la palabra, el pincel o la pluma ideas o
costumbres corrosivas que atentan contra el pudor y la
honestidad; el que abusa de un modo o de otro de la mal
llamada Libertad de derechos para imponer por la fuerza del
poder arbitrario, sus torcidas voluntades que atentan contra
la dignidad de la criatura humana, con un alma inmortal de
sublimes destinos:

“Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a


Dios” dijo un día el Divino Maestro. ¡Oh sí! Le verán, le
sentirán y le poseerán en la tranquilidad de sus corazones, en
la paz de sus hogares, en la serena calma de sus días
iluminados siempre por el iris radiante de la paz y del amor.
Tercera. La paciencia: en todas las circunstancias de la vida
Es la mansedumbre o paciencia, una virtud que lleva en sí
misma un poder conquistador invencible.

“La paciencia todo lo alcanza” era el axioma de los Maestros


de la antigua sabiduría. Los Flámenes Lemures de Juno y de
Numú la hicieron savia fecunda de su vida extraordinaria de
actividades exteriores y de quietud interior.

El hábito de la paciencia en todos los momentos de la vida, es


lo único que puede hermanarse con la inalterable armonía
interior, necesaria para vencer todas las dificultades que
entorpecen el justo desenvolvimiento de las energías del
espíritu, que llegó a la vida física en seguimiento de un ideal
superior.

La impaciencia, la rebeldía interior, los arrebatos de la cólera,


despedazan y desgarran en un instante los velos sutiles de los
pensamientos protectores que amigos invisibles, aliados
eternos, tienden amorosamente sobre sus hermanos
encarnados. Y de aquí la mayoría de los fracasos espirituales
o materiales que acarrean desastres irremediables, dolores
múltiples, pesimismo aplastador para el alma que en sus
momentos de lucidez comprende haber sido ella misma la
causante de todos sus males.

Cuarta. Perseverancia: en el sendero elegido, no obstante las


opiniones diversas del mundo.

“El que pone la mano en el arado y vuelve la cabeza atrás, no


es apto para el Reino de los Cielos” decía el Divino Maestro.

La corona del triunfo no la conquista el que comienza bien,


sino el que termina bien el viaje de la vida planetaria.

Los juicios humanos pesan mucho y de ordinario marcan


derroteros equivocados a las almas vacilantes y temerosas. Y
no es fácil el adquirir el valor de arrostrar las críticas necias
de tantos inconscientes que jamás se detuvieron a pensar en lo
que son ellos mismos, ni en su origen divino ni en sus destinos
eternos.

Gozar de la vida lo más posible es su único ideal. ¡Pobre y


desgraciado ideal que amarrado a los goces groseros de la
materia, conduce las almas a caminos de perdición, por los
cuales descienden hasta el abismo del crimen!.

Las claridades de la Ley Divina desaparecen en esos


horizontes donde sólo resplandece la luz fatua de los placeres
mezquinos, fugaces, enloquecedores.

“Los que sirven al mundo no son míos”, decía el dulce


Maestro Nazareno y añadía más: “No se puede servir a dos
señores, a Dios y al mundo”. “Yo soy la Luz de este mundo y
el que me sigue no anda en tinieblas”.

La Divina Sabiduría abre la senda de la rectitud y la justicia


según su Ley Eterna, en acuerdo con las necesidades del
corazón humano, de modo que no están reñidos con ella, ni las
dulces ternuras de la familia, ni las bellezas de la amistad, ni
la dicha inefable del amor correspondido.

En medio de un mundo donde prevalece el egoísmo, la


corrupción y el vicio en todas las formas de la degradación
humana, se necesita un gran valor para resistir a la maligna
corriente que lo avasalla todo, y para llegar a esa
perseverancia que resiste a todas las sugestiones y falsos
pretextos tendientes a eludir la rectitud y honestidad en el
obrar.

Quinta. Concentración espiritual: buscando el propio


conocimiento y la energía de la Eterna Potencia.

Para trabajar en algo es indispensable el conocimiento a


fondo de ese algo en que se quiere ocupar tiempo y esfuerzo.

Así sea el cultivo de un jardín, el pulir de una piedra, el


cincelar un metal, el pintar un lienzo o arrancar de un
instrumento musical hermosas melodías, es necesario ante
todo conocer a fondo aquello a que nos dedicamos.

Cuando queremos entregarnos a cultivar nuestro yo íntimo,


nuestro espíritu, esa fuerza impulsadora de nuestra vida,
debemos tratar de estudiarlo y conocerlo en todos sus
aspectos buenos y malos; agradables y desagradables,
elevados y ruines, generosos y mezquinos.

Y este conocimiento sólo podemos adquirirlo mediante la


concentración en nosotros mismos o sea la meditación.

Débese tener en cuenta que meditar no es rezar, o sea


pronunciar plegarias, súplicas en demanda de salud, de ayuda
y protección en cualquier orden que sea. Meditar es penetrar
en el santuario íntimo de nuestra conciencia donde
descubrimos qué impulsos hacia el bien o hacia el mal nos
dominan con más frecuencia; qué debilidades, gustos o
inclinaciones aparecen más definidos y fuertes en nosotros a
fin de prestarles más atención, tal como hace el buen
jardinero con una amada planta de su jardín que observa día
por día si un sol abrasador, o las lluvias excesivas o los vientos
helados la perjudican y la agostan.

Y como el buen jardinero con amor y sólo por amor a su


plantita que quiere ver embellecida en abundante floración, la
poda, la riega y hasta lava su raíz, con igual amor piadoso por
nuestra alma cautiva en la materia, hemos de apartarle todo
aquello que perjudica su crecimiento, su progreso, y justa
actuación en el plano de evolución en que por ley divina está
colocada.

Gran cosa es a la verdad el adquirir el hábito de la


concentración espiritual o meditación porque ella significa
encender una potente luz en las tinieblas entre las cuales
veremos claramente los peligros y tropiezos que pueden
interrumpir la evolución y romper las alianzas y pactos que
hayamos hecho en colaboración con los grandes apóstoles de
la redención humana.
Sexta. Consagración a la ciencia: que nos descubre las obras y
leyes de Dios y nos hace útiles a la humanidad.

La vida espiritual no está reñida con la adquisición de


conocimientos superiores mediante el estudio de la Naturaleza
que es el gran libro del Eterno Invisible que se nos manifiesta
a cada instante en la estupenda grandeza de sus obras, de sus
elementos, de sus múltiples creaciones.

“Los cielos y la tierra proclaman tu grandeza, ¡oh Jehová!


soberano creador de mundos y de seres”, exclama la palabra
augusta de las más viejas y sagradas Escrituras.

Consagrar voluntad y tiempo a estudiar la ciencia de Dios y


de sus obras, es hacer al espíritu capaz de ser maestro y guía
de las porciones de humanidad que la Eterna Ley nos designe,
para conducirlas hacia los caminos de la justicia, de la paz y
del amor, donde encontraremos todos la felicidad buscada.

Séptima. El Desinterés: Hemos llegado a la cumbre de la


Montaña Santa; allí donde llegan las almas generosas,
heroicas y sublimes que después de realizar toda una vida
llena de merecimientos, de obras de bien y de justicia, de
obras coronadas de belleza y de amor, se acerca a la Eterna
Potencia y su pensamiento hecho rayo de luz le dice
prosternado en profunda humillación: “Eterna Majestad del
Infinito: ¡aquí tienes tu insignificante criatura que sólo ha
podido traerte en ofrenda el pequeño vaso de su corazón
ardiendo en amor hacia Ti para siempre!”

¿Qué pide esa alma?

El continuar sirviendo a Dios y a todos sus semejantes.

¿Qué quiere para sí misma?

¡Amar y ser amada hasta lo infinito!...

¡Oh eterna grandeza del alma que penetró en los portales de


la vida espiritual sin pensar nada más que en darse en
ofrenda permanente al Supremo Poder, sin buscar ni pedir
compensación alguna en la tierra, porque tuvo la luz para
comprender que se hace dueño de los tesoros divinos el que en
absoluto desinterés se entrega al cumplimiento de la Divina
Voluntad!.

Es el desinterés la virtud por excelencia de los héroes y de los


santos, que sacrifican cuanto tienen y cuanto son en bien de
sus semejantes. ¿Qué hará la Suprema Majestad en su
generosa largueza con almas semejantes? ¿Las mirará con
indiferencia, las relegará al olvido, las confundirá con la
muchedumbre que juega, ríe, y pierde el tiempo en fugaces
veleidades?...

¡Oh eterna grandeza del alma humana entregada por amor al


divino Servicio!...

Los ángeles del Señor bajan de los cielos a contemplar tu


belleza, y sueltan a todos los vientos sus cánticos de gloria y de
amor: “¡Gloria a Dios en los cielos infinitos y paz y amor a las
almas de buena voluntad!”.

* * * * * * *

DIOS

“Cada pueblo, cada raza, y aún puede decirse cada alma,


piensa, siente y expresa de un modo diferente la palabra
única, la frase augusta, sagrada y profunda que puede
expresar lo que palpita y vive en lo más hondo del propio ser
El Altísimo, el Sin Nombre, el Eterno, el Invisible, el
Invencible, el que todo lo sabe, todo lo puede y todo lo ve.
¿Quién es Él? ¿Cómo es Él?...

“Mi mente se apaga como una candela expuesta al


vendaval”.

“La palabra enmudece en la garganta y la mirada se tiende al


infinito espacio como tímida avecilla aturdida por la
inmensidad.

“¿Que frase humana puede expresar o definir ese algo que no


tuvo comienzo y que no ha de terminar jamás? ¿Qué mente
humana puede comprender esa estupenda genealogía que,
como poseída del ansia infinita de darse, de prolongarse, de
difundirse en millares de formas de vida y de amor, arranca
de sí misma hebras, retazos, jirones y los impulsa a vivir en el
infinito espacio, que lleno en absoluto de ese gran todo que lo
inunda con su infinita fecundidad, cumple el mandato
supremo y se convierte en seno materno de nebulosas, de
mundos, que son estrellas y soles donde germinan, viven,
crecen millares y millones de humanidades de seres, de
embriones, de gérmenes que son vida y que serán
también Amor’?.

“¿Qué palabra humana puede definir este supremo enigma,


ni humana inteligencia podría comprender este hondo
misterio que sobrepasa los límites a donde puede llegar la
humana inteligencia encarnada?

“Pensad, venerables maestros míos, que esta avecilla recién


salida del nido y cuyas alas no tienen aún el crecimiento
indispensable para lanzarse a tan grandes vuelos, difícilmente
podrá abarcar una inmensidad semejante. No esperéis de mí
nada más que un grito de amor a esa Energía Suprema que
lanza mundos, seres y cosas como lanza mi corazón un suspiro
apenas perceptible que se esfuma sin ruido en el insondable
vacío.
"Mas, forzado por el mandato de nuestra Ley, me limitaré a
esbozar figuras, emblemas, símbolos alegóricos creados por
mi inquieta imaginación que los extrae de todo lo visible y
palpable en el Universo, con el ansia suprema del que busca
luz, verdad y conocimiento.

"¿Cómo es Dios?, preguntaba a la Luz Eterna el alma


extática de un Kobda poeta en versos que nos han trasmitido
los papiros amarillentos de archivos prehistóricos; y la luz,
maga de los cielos infinitos, le contesta:

"Como tú cuando vibres como Yo".

"Luego Dios es la Luz, es la ingente claridad en que viven y


son todos los mundos, seres y cosas que viven, mueren y se
disgregan en ellos. Y esa Luz es también Potencialidad
ilimitada, Energía fecunda, Justicia irrevocable, Amor que no
se agota jamás. "Todo este conjunto de estupendas
grandezas, es, según mi entender, el Eterno Invisible que sólo
se deja ver en sus obras magnificas, en la vida que da
generosamente a todo cuanto vive en el vasto Universo.

"A su mandato surgen, crecen y llegan a la plenitud los


mundos en millones de siglos; y de Sí Mismo emergen como
chispas de un incendio millares de millones de átomos
animados de eterna vida y destinados a poblar los mundos en
una infinita variedad de vidas inorgánicas primero y
orgánicas después, hasta convertirse en reinos, en especies, en
razas, en familias.

“¡Potencialidad eternamente creadora!...

“¡Energía eternamente renovadora!...

“¡Amor que se da eternamente a todas sus creaciones grandes


o pequeñas, en cuanto les es necesario a su vida de evolución
permanente!.
"Las percepciones de los grandes clarividentes de distintas
épocas de nuestra vida planetaria nos describen las
Inteligencias ya perfeccionadas, que surgieron como chispas
de la ingente Llama Viva, millones de siglos antes, y nos
presentan en jerarquías interminables, radiantes legiones en
escalas que van hasta lo infinito. Y tales percepciones llegan
hasta las Antorchas Eternas y los Fuegos Magnos... ¿Qué hay
más allá? La visión mental de los clarividentes se eclipsa como
tras de una nebulosa radiante que les deslumbra y les
anonada. Y es entonces cuando mi pobre mente comienza a
soñar en un arrobador delirio que se asemeja al vértigo de las
cumbres.

"Me figuro incrustada en el abismo azul del vacío, una


inmensa esfera luminosa, transparente, irradiando luz, calor,
energía y vida a todo el universo. Cada hálito suyo es una
nebulosa que surge, como un seno materno en que se gestan
mundos, y cada mundo es morada de vidas en infinita
variedad de formas. ¿Será eso el Eterno Invisible?

“¿Cómo es Dios?, preguntaba el poeta de los Kobdas a la Luz,


que le responde: "Como tú cuando vibres como Yo".

“Y aquella Esfera radiante de mis sueños, vierte luz


inextinguible que lo envuelve todo y da vida a todo y lo mueve
todo, porque su vibración eternamente poderosa basta y
sobra para mantener en equilibrio perfecto los millones de
millones de globos como burbujas de luz emanadas de aquel
Principio Generador.

"¿Cómo nació, de dónde vino?... ¡Venerables maestros


míos!... Permitidme prosternar mi frente en el polvo ante esa
Suprema fuerza desconocida, y en vuestra presencia, porque
soy avecilla recién salida del nido y no han crecido mis alas lo
bastante para llegar a Ella y ser capaz de definirla y
comprenderla”.
*******

EL DOLOR

“Mi pensamiento sigue vuestros pasos en la tierra y mi amor


santifica vuestra vida.

“Yo soy el principio y fin de vuestras obras de misericordia y de


amor.

“Pensáis en mí y quisierais apagar el clamor de los que sufren y


consumir como paja el dolor de la tierra.

“No padezca vuestro corazón por el tormento de los hombres,


antes bendecidlo porque él les obliga a refugiarse en Dios.

“El dolor humilla al soberbio y acrisola y purifica al justo.

“El dolor hace sentir al hombre su propia incapacidad e


impotencia y le impulsa a buscar amparo y alivio en alguien
más fuerte y poderoso que él.

“El dolor es oro puro con el cual paga el alma deudas de dolor
causado injustamente a su hermano.

“Bueno y santo es el ser misericordioso con los que padecen,


más no sea tanto vuestro afán que lleguéis hasta olvidar lo que
debéis a la salud de vuestro cuerpo y a la vida que habéis
tomado para vuestra propia evolución.

“Dejad que los muertos entierren sus muertos, o sea, que los
que pecaron contra el hermano paguen su deuda al hermano.
“Juan, mi amado Juan, hablo contigo en particular. He visto en
ti que sientes en carne propia el dolor físico y moral de tus
hermanos. Ya has cumplido la Ley de amar al prójimo como a ti
mismo. Ama ahora un poco a tu propia alma y déjala escuchar
lo que para ti y para tus hermanos de ideales y de causa, te dirá
el ángel de las anunciaciones.

“Mi congregación formará muchedumbre, porque mi doctrina


penetrará muy hondo en los corazones preparados para
recibirla.

“Abrir caminos, desbrozar los campos, arrancar la cizaña que


aparecerá en los huertos cultivados por mí, derribar barreras y
montañas, hacer florecer las ruinas, los desiertos, los sepulcros
y las ciénagas es y será la obra de mis apóstoles y tú eres uno de
ellos, Juan, no lo olvides nunca...”

* * * * * * *

LOS MUNDOS Y LAS ALMAS

“Las estrellas y las almas se parecen”, dice la antigua filosofía


de nuestros mayores sin darnos más amplias explicaciones,
como si hubiesen querido que nuestra mente ahonde en sus
meditaciones sobre tan profunda cuestión.

..........“Y mi mente de joven recién iniciado en los caminos de


la Luz, se ha asomado nítidamente a esos insondables abismos
y ha creído descubrir el por qué los Kobdas prehistóricos
tenían grabado en sus papiros: “Las estrellas y las almas se
parecen”.
“Los mundos emergen de la Potente Energía Central como
una casi imperceptible burbuja al poderoso contacto de los
pensamientos de cien Querubes puestos en acción por la
amorosa fuerza de su voluntad. Y las almas surgen así mismo
de igual origen, como chispas ígneas que pasados millares de
millones de siglos van respondiendo al mandato imperioso de
la ley de evolución hasta llegar a una glorificada perfección.

El pensamiento de los Querubes fecunda el éter en los


inmensos vacíos siderales y surgen así las nebulosas, cada una
de las cuales da origen a un sistema planetario, compuesto a
veces de un sol central alrededor del cual giran en equilibrio y
armonía perfectos, planetas del primero, segundo y tercer
orden, que los astrónomos terrestres califican de estrellas fijas
o errantes, satélites y asteroides. Todos son mundos que,
después de inmensas edades de transformaciones contínuas
por movimientos y cataclismos que el hombre terrestre no
puede precisar, llegan a las condiciones necesarias para
albergar en su corteza exterior vidas inorgánicas
primeramente, orgánicas después, y por último, vidas
humanas animadas por el alma inmortal dotada de
inteligencia, que comprende y piensa, de memoria que
recuerda y de voluntad que ama.

“¿Cuál es el estado perfecto de los mundos?. La evolución de


los mundos corre pareja con la evolución de las humanidades
que los habitan; y las transformaciones se efectúan en ciclos
de 25.000 años.

“Llegado un final de ciclo, la Legión de Inteligencias de


Justicia, aparta la porción de humanidad que queda
retardada en su progreso ascendente y la traslada a un mundo
de menor evolución a fin de que no entorpezca la vida
superior a que entra el planeta y la humanidad adelantada
que lo habitará en adelante. Este proceso se va repitiendo
muchas veces hasta que el mundo y humanidad llegan a la
absoluta perfección que consiste en la diafanidad o
sutilización de la materia que se transforma en sustancia
radiante donde el pensamiento y el amor quedan como dueños
absolutos del mundo y de la humanidad que lo habita.

“Estos son los cielos y paraísos de que hablan todas las


religiones que ofrecen como premio y compensación a los
justos, como los mundos primitivos adonde son apartadas las
almas retrasadas en la evolución, son los infiernos o mundos
inferiores que también las religiones anuncian como castigo a
los que viven sus vidas carnales en la depravación y en el
crimen condenados por la Ley Divina impresa en el alma
humana desde que llega el razonamiento: “No hagas a nadie
lo que no quieras para ti”.

“Cómo se efectúa el proceso del traslado de porciones de


humanidad retardada de un mundo a otro los grandes
clarividentes de nuestras Escuelas de Sabiduría Divina lo han
percibido de la siguiente manera:

“La purísima y glorificada Legión espiritual de los Querubes,


que es una jerarquía de las Antorchas Eternas es la que
facilita estos pavorosos y casi incomprensibles procesos que
realizan bajo su auspicio y dirección las Legiones de la
Justicia en diversas formas y con varios elementos que fueron
percibidos en lejanas épocas por algunos clarividentes, según
se desprende de antiquísimas escrituras que dicen:
“Los ángeles del Señor levantaron los mares que se vaciaron
sobre ciudades y pueblos; resquebrajaron planetas que
cayeron en trozos, convirtiendo en ruinas todo cuanto era
vida sobre la tierra; desataron los torrentes que en horrendas
cataratas se precipitaron sobre los animales y los hombres; y
los fuegos planetarios de globos que ya decrépitos se
disgregan, y los fuegos de la tierra abierta en cien volcanes, no
dejaron nada con vida sobre la faz de este mundo”.

“Son también los Querubes quienes permiten y dirigen las


comunicaciones interplanetarias cuando algunos planetas de
un mismo sistema han llegado a condiciones precisas para
realizarlas.
“La Ley de la Armonía Universal ha permitido y permite en
épocas determinadas y con fines de progreso y depuración de
humanidades y de mundos las relaciones interplanetarias ya
de orden espiritual, moral o material según las necesidades
que va marcando la Ley de la Evolución de globos y de seres.
Y con esto queda en descubierto el gravísimo error de algunas
escuelas materialistas que, careciendo en absoluto del divino
conocimiento, niegan la posibilidad de que el pensamiento de
Inteligencias Superiores pueda ser percibido por mentes
debidamente preparadas para ser receptoras de las ondas
vibratorias emitidas por aquéllas cuando lo juzguen necesario
para sus designios.

“Todo está medido y admirablemente equilibrado en las rutas


eternas de los mundos; y la fuerza de atracción que ejercen
unos globos hacia otros, los acerca en épocas determinadas
hasta tocarse la esfera astral que les envuelve y es entonces
cuando cataclismos múltiples o movimientos sísmicos
combinados en aire tierra y mares, producen a millones la
desencarnación súbita de los seres que deben ser trasladados
a un globo inferior. Y los millares de almas desencarnadas
van a despertar de su turbación en la nueva morada que la
Ley Eterna les concede para continuar su progreso.

“El globo o mundo que acaban de abandonar, se ilumina de


una luz nueva como si fuera otro sol el que le alumbra, otro
aire el que refresca sus praderas, otro azul más diáfano el que
recorta sus horizontes.

“Todos los ruines y bajos pensamientos delictuosos, egoístas,


lascivos, fueron eliminados para siempre y desaparece con
ellos esa pesada atmósfera que enferma y mata a los seres de
mayor evolución. Es el cielo de los justos. Es la glorificación
de los héroes y de los santos. Es la aureola eterna de paz, de
dicha y de amor que soñaron y buscaron por tanto tiempo y
en tantas vidas, y que habiendo llegado ellos mismos a la
completa purificación, la Eterna Ley les acuerda, no como
privilegio sino como conquista gloriosa alcanzada por
esfuerzos inauditos de siglos, por vencimientos heroicos
realizados en vida tras vida por renunciamientos sublimes en
aras del deber, por saltos sobre abismos que a veces la Ley
exige a las almas decididas a seguir el ideal, que les ha
levantado de las ciénagas para convertirles en ángeles
revestidos de carne.

“Venerables Maestros míos, tal es la comprensión a que mi


pobre mente ha llegado, guiada por las percepciones de
nuestros gloriosos clarividentes y por la luz que la Eterna
Potencia se ha servido otorgarme”.

El gong del Gran Servidor volvió a sonar en el solemne


silencio del sagrado recinto y Jhasuá iluminado por la interna
luz que le envolvía, dobló su frente esperando el veredicto de
aprobación del severo tribunal que le escuchaba.

* * * * * * *

EL VERBO

“En la Eternidad no hay principio, y en Ella era el Verbo y el


Verbo era con Ella y Ella era Dios; y el Verbo era con Dios,
era su Pensamiento, su Idea, su Amor.

“En Él está la Vida y la Vida es la Luz de los mundos, de los


seres, de cuanto existe en ellos.

“Y su Luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no


comprenden a la Luz.
“El Verbo es la Verdad y la Luz que alumbra a todo ser
venido a este mundo.

“Al mundo vino y en el mundo estuvo, pero el mundo no le


conoció. A los suyos vino y los suyos no lo comprendieron.

“Y el Verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Se


hizo corazón de carne y nos amó hasta morir por darnos
Verdad y Luz, Vida y Amor.

“Hemos visto su gloria, hemos visto su Luz..... Luz de Hijo de


Dios que no se apaga nunca, porque es la Eternidad sin
principio ni fin.

“Porque de su plenitud tomamos todos y de sus poderes y


dones nos hace gracia con infinita largueza.

“La Ley por Moisés fue dada a este mundo entre las
estupendas glorias del Sinaí; mas el amor, la piedad, el perdón
y la misericordia por Jhasuá fueron dadas a este mundo,
porque Él mismo, que vino de Dios, es el Amor, la Piedad, el
Perdón y la Misericordia.

“Es el Verbo de Dios, su Palabra que no pasa ni se cambia ni


se muda porque es la Verdad Eterna como Dios de quien
procede.

“A Dios nadie le vio jamás; pero su Hijo, su Verbo, su


Pensamiento, le conoce, le ama le comprende y le llama
Padre.

“Y prueba su eterna existencia con obras que son prodigios,


porque, si el Hijo no estuviera en el Padre, no hiciera las
obras maravillosas que hace en amor, consolación y paz de los
hombres de esta tierra, a los que llama sus hermanos.

“El Verbo de Dios no descendió a la humillación de la carne


para condenar a los hombres sino para levantarles de la
miseria y del dolor.
“Mas, los hombres crean ellos mismos su miseria y su dolor
con espantosas infracciones a la Ley Divina que marcada fue
a Moisés en las cumbres del Sinaí.

“¡Jhasuá de Nazaret, encarnación del Verbo, del Pensamiento


y de la Eterna Idea!... ¡Jhasuá, Verdad, Amor y luz eres Tú y
el mundo te ha desconocido y el mundo te ha perseguido y
humillado hasta el patíbulo infame de los malhechores!....

“¡En mis sueños de amor te contemplo soberano en tu Reino


entre millares de cortesanos celestiales, ángeles, arcángeles,
querubes y serafines que obedecen tu pensamiento y son
mensajeros de tu voluntad!....

“¿Qué tiniebla es la que ciega a este mundo que no te ve cual


Tú eres, ni escucha tu mensaje, ni recibe tu pensamiento?

“¡Tan sólo la madre que te dio vida de carne y el hombre


justo que la acompañaba, mas un puñado de humildes seres,
creyeron en Ti, y vieron tu gloria y comprendieron tu Idea, tu
sentir, tu pensar y aprendieron de tu boca la ley suprema del
amor fraterno!

“Tu palabra vibraba como las cuerdas de una lira invisible


cuando decías: “Si creéis en mi, creéis en el Padre, porque Él
y Yo somos uno mismo, como seréis vosotros si, unidos a mí
por el conocimiento y por el amor, guardáis mi palabra que es
Verdad, Justicia y Sabiduría.

“Mas, si en mí no creéis, si huís de mi lado y volvéis la espalda


a mi mensaje, en verdad os digo que las tinieblas os cubrirán
por largas edades, y el dolor y la miseria serán vuestro pan de
cada día.

“No por mí, sino por Aquel que me ha enviado y que,


despreciado y desconocido por vosotros, os dejará en olvido
hasta que a Él volváis recibiéndome a mí que soy su Mensaje
Eterno.
“A Él nunca le veréis, porque es el Dios Invisible, Impersonal,
Intangible; mas le sentiréis en mi palabra, en mi pensamiento
y más aún en todo cuanto hago en su nombre.

“¿Qué queréis?... Buscáis el bien y huís del bien.

“¡Buscáis el amor y huís del amor!

“Buscáis la dicha y la paz y os alejáis de ellas con vuestras


obras, pensamientos y palabras en desacuerdo con la Ley que
manda: No hagas a tu hermano lo que no quieres que se haga
contigo.

“Si no queréis ser maltratados, perseguidos, calumniados,


despojados de la honra, de los bienes y de la vida, no lo hagáis
con vuestros hermanos, porque así pisoteáis a Ley de Aquél
que tiene el derecho de imponerla. Y la Ley inexorable toma
represalias que son justicia, y vuelve por los perseguidos,
deshonrados y despojados.

“Y a vosotros os cae como llovizna de invierno todo cuanto


mal hicisteis, si no en la hora presente, en otra más cerca o
más lejos, según sea su voluntad soberana.

“¡Pobres criaturas de carne! Vivís afanados por el pan de


cada día y hacéis inauditos sacrificios por conseguirle.

“Y no veis que el pan de Dios es el que descendió de Él y da


vida al mundo.

“Yo soy para vosotros el pan de vida eterna. El que a mí viene


nunca tendrá hambre, y el que en mí cree, no tendrá sed
jamás.

“Porque el Padre está en Mí, soy como el pan y el vino de


vuestra mesa, que si os falta moriréis. Si comiereis de este pan
y bebiereis de este vino, vida eterna tendréis en vosotros.
“Porque mi palabra es 1a palabra de Dios que es la Eterna
Verdad, el Eterno Amor, el Eterno Bien. Y con ellos todo lo
tenéis, y sin ellos nada tenéis, ni aún el aire para respirar.”

“Así habló un día a los hombres de este mundo el que tomó


carne de hombre para levantar y sanar a los hombres.

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