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Módulo “NUESTRA ESCUELA”_ Marco Político y Pedagógico 1

Educación secundaria obligatoria y derecho a la educación

Un desafío histórico para los educadores: la construcción de la nueva secundaria

Para lograr la obligatoriedad, establecida en el año 2006 en la Ley de Educación Nacional (Nº26.206), no será
suficiente declamar sus principios, sino transformar aquellas bases que la han constituido desde sus orígenes.
Nuestra escuela secundaria nació con el propósito de formar a la futura clase dirigente del país, depreparar a
un selecto grupo para los estudios superiores. Con esta meta por delante, creció durante siglo y medio dando
respuesta a su mandato elitista, por lo que no será tarea sencilla crear una nueva secundaria que incluya y
forme a tod@s l@s adolescentes que viven en la Argentina, intentando no apelar a facilismos, sino desafiando
nuestra propia capacidad de enseñar y aprender.

Pensemos en las características de esa escuela secundaria, en sus objetivos, sus destinatarios, en las
prácticas de enseñanza, en el contexto social del que formaba parte, en quiénes y en qué condiciones
accedían.

Rememoremos –evitando idealizar– nuestro paso por la secundaria y el de nuestros padres: quiénes eran los
compañeros, quiénes trabajaban además de estudiar, cómo era el “clima social” que se vivía en ese
momento, cuáles eran las expectativas de nuestra familia respecto de nuestra trayectoria en la escuela, qué
aprendíamos en la escuela, cómo aprendíamos, a quién considerábamos como “mejor profesor/a” y por qué,
en qué contexto de país vivíamos, cómo se articulaba la vida laboral con la escolar.

La inclusión implica complejos desafíos: la transformación de la cultura institucional, de las representaciones


sociales que los docentes tenemos sobre l@s jóvenes, de la presencia de condiciones escolares que
garanticen el ingreso, permanencia y finalización de estudios de l@s jóvenes, de la revisión de las prácticas
de enseñanza, de la adecuación del modelo escolar, entre otros. En este sentido la Resolución CFE Nº 93/09
sostiene:

Este mandato nos coloca frente al desafío de revisar estructuralmente las instituciones de modo tal de
garantizar las condiciones necesarias para el acceso, la permanencia y el egreso del nivel al conjunto de la
población. Se trata de poner en cuestión todos aquellos dispositivos, prácticas y representaciones que
naturalizan, cuando no facilitan o producen, procesos de selección y exclusión.

Transformar la cultura escolar impregnada de las propias representaciones implica repensar las lógicas y
dinámicas institucionales, las normas, el régimen académico, el uso de tiempos y espacios para la enseñanza
y el aprendizaje, el lugar asignado a l@s jóvenes en la escuela (¿“beneficiarios” o “protagonistas”?), el lugar
de adultos y educadores, el de la comunidad, las relaciones de poder hacia el interior de la escuela, los
tiempos y espacios de trabajo docente, las relaciones entre asignaturas, áreas, entre otros aspectos.

Transformar la cultura y el modelo escolar implica también reconocer las concepciones que limitan u
obstaculizan la inclusión real de chicas y chicos, redefiniendo el sentido común quehegemoniza los vínculos y
las representaciones de los diferentes actores institucionales (alumnos, docentes, directivos, preceptores,
etc.).

Hablamos de preguntarnos sobre concepciones y acciones que hemos naturalizado y que, por tanto, nos son
difíciles de cuestionar. Lo primero que aparece, entonces, es la necesidad de “desnaturalizar”, interrogar y
repensar las prácticas institucionales y pedagógicas que sostienen y refuerzan las bases de una escuela para
“los que están en condiciones”, para “los que pueden o quieren aprender”, es decir, sólo para algunos. Se
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trata de interpelar algunas de las estructuras sobre las que se ha cimentado nuestra formación docente y
crear otras en las que todos los chicos y chicas puedan tener un espacio de aprendizaje en la escuela y en las
que nosotros estemos dispuestos y podamos enseñarles, no sólo nuestra asignatura, sino también a ser
ciudadanos activos, personas trabajadoras, sujetos políticos, futuros profesionales.

Para seguir pensando:


 ¿cuáles son esas estructuras y matrices de pensamiento sobre las que asentaremos nuestras
prácticas docentes?,
 ¿cómo vemos a l@s jóvenes?, ¿qué esperamos de ell@s?,
 ¿qué queremos o podemos ofrecerles?,
 ¿estamos en condiciones de enseñarles?, ¿por qué?,
 ¿les servirá lo que les enseñaremos y cómo se los enseñaremos?

Siempre nos encontramos con dicotomías falsas al momento de discutir el problema de la inclusión educativa:
repitencia/facilismo, exigencia académica/flexibilidad en la propuesta didáctica, masividad/calidad.

Desde sus inicios, la educación secundaria definió su estándar de calidad de acuerdo con el nivel de
conocimientos adquiridos a lo largo de la escolaridad. También supo tener valor el “sacrificio” que implicaba
graduarse. Sin embargo, cuando el objetivo es que tod@s l@s jóvenes estén en la escuela aprendiendo, la
misma noción de “educación de calidad” debe ser revisada. Desde una nueva noción de calidad, la repitencia,
la sobre-edad, el abandono escolar pasan a ser problemas intrínsecos a la escuela. El fracaso escolar deja de
ser el “fracaso” de los jóvenes (y/o sus familias) para pasar a ser el fracaso de la misma escuela en su función
de formar, educar a las nuevas generaciones. Es el mismo sistema educativo, la escuela y los docentes
quienes tenemos el desafío de abordar estos problemas, interpelando las propias concepciones y prácticas
institucionales y docentes, recreándolas para promover condiciones de enseñanza que tengan como eje
superador el efectivo aprendizaje de los y las jóvenes.

La meta que nos proponemos radica en desarrollar prácticas educativas inclusivas para lograr contextos de
justicia educativa y alcanzar una sociedad más justa. Al referirnos al concepto de justicia social, nos
encontramos ante dos corrientes de pensamiento antagónicas en torno a una misma idea. Por un lado, la
llamada “igualdad de posiciones” y, por otra, la “igualdad de oportunidades”. La primera “se centra en los
lugares que organizan la estructura social, es decir, en el conjunto de posiciones ocupadas por los individuos”.
Intenta que la distancia entre las posiciones en la estructura social sea lo más corta posible. La segunda
concepción de justicia, basada en la igualdad de oportunidades, “consiste en ofrecer a todos la posibilidad de
ocupar las mejores posiciones en función de un principio meritocrático”. (Dubet, 2010)

Si bien ambas concepciones sobre la justicia social tienen lugar entre los lineamientos político pedagógicos de
la educación secundaria argentina, en este módulo, priorizaremos el posicionamiento de la justicia social que
busca la igualdad de posiciones, dado que desde ahí se acorta la distancia entre los diferentes sectores, nos
lleva a un contrato social más abierto, al reconocimiento de que las oportunidades individuales se benefician
de las inversiones colectivas y, tal como aduce Dubet (2010),

“no permite olvidar lo que debemos a los otros; recuerda que la producción de los vencedores no exige el
sacrificio de los vencidos”.

Desde este mismo lugar, nos referimos al concepto de “justicia educativa”, como la posibilidad de garantizar el
derecho a la educación de tod@s, posicionando a los sectores populares como el eje de las políticas
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educativas y como el centro de la educación pública (Veleda, Rivas, Mezzadra, 2011). Esta concepción
implica, una vez más, interpelar las propias concepciones político-pedagógicas, nuestros objetivos
institucionales y formas de organización y las estrategias pedagógicas que desarrollamos.

La profundización de estas ideas nos lleva a pensar que la posición de los sectores populares debiera ser el
punto de partida para la elaboración del currículum. Connel se refiere a la “justicia curricular” de esta manera:

Esta posición proporciona experiencias e información de las que normalmente no disponen los grupos
dominantes, quienes por consiguiente las soslayan o marginan cuando construyen el conocimiento. (Connel,
2006).

Centrar la propuesta curricular y el desarrollo de las prácticas de enseñanza en los y las jóvenes que llegan a
la escuela en situación de desventaja cambia las reglas del juego y hace que las estrategias compensatorias o
complementarias se conviertan en proactivas y universalizadoras. Entendida así, la enseñanza reencuentra su
sentido, a partir de la producción de aprendizajes de l@s estudiantes y no en la selección de “mejores” y
“peores” alumnos.

Por dónde podemos empezar

La Ley de Educación Nacional y las resoluciones del Consejo Federal de Educación con sus respectivos
anexos (documentos aprobados) dan marco normativo a la nueva secundaria y que sirven para comprender
los lineamientos de la política educativa acordados federalmente para la totalidad de las provincias argentinas
y poder incorporarlos a nuestro trabajo institucional y pedagógico cotidiano.

• Ley de Educación Nacional Nº 26.206

• Resolución CFE Nº 84/09 y Anexo: “Lineamientos políticos y estratégicos de la Educación Secundaria


Obligatoria”.

• Resolución CFE Nº 188/12, Anexo 1 y Anexo 2: “Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación
Docente 2012–2016”.

Para debatir, reflexionar y escribir:

1. ¿Cómo hacer viable la flexibilización y modificación de los modelos institucionales vigentes en atención
a las trayectorias escolares reales de nuestros alumnos?, ¿cómo rediseñar nuestras estrategias de
enseñanza para lograr que todos los chicos estén en la escuela, aprendiendo?

2. Poner en discusión los “mitos” y “prejuicios” que aparecen muy instalados en nuestro discurso
cotidiano, con el propósito de contraargumentarlos, desarmarlos, revisarlos y revisar (a su vez) las
propias miradas y concepciones.

3. Mitos y prejuicios como “zonceras”. A partir del fragmento de Jaureche, identificar y compartir alguna
“zonceras” conocida u otra que les resulte familiar, que Uds. conozcan o hayan escuchado. Elija una
de las frases e incorpórela a un texto de entre 7 y 12 renglones (sin contar la frase) y que tenga
relación con alguna de las zonceras educativas especialmente en las clases de lengua de la escuela
secundaria.
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Selección de frases de Arturo Jauretche en su libro “Manual de zonceras argentinas”

A. “Las zonceras consisten en principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna
infancia- y en dosis para adultos- con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del
país por la simple aplicación del buen sentido.”

B. “A medida que usted vaya leyendo algunas se irá sorprendiendo, como yo oportunamente, de haberlas
oído, y hasta repetido innumerables veces, si reflexionar sobre ellas y, lo que es peor, pensando desde
ellas.”

C. “Su fuerza no está en el arte de la argumentación (...) y su eficacia no depende, por lo tanto, de la
habilidad en la discusión como de que no haya discusión. Porque en cuanto el zonzo analiza la
zoncera deja de ser zonzo.”

D. “... llegamos a comprobar que se trata de un sistema, de elementos de una pedagogía, destinada a
impedir que el pensamiento nacional se elabore desde los hechos, es decir, desde las comprobaciones
del buen sentido”

Además, descubrir las zonceras que llevamos adentro es un acto de liberación: es como sacar un entripado
valiéndose de un antiácido, pues hay cierta analogía entre la indigestión alimenticia y la intelectual. Es algo
así como confesarse o so meterse al psicoanálisis - que son modos de vomitar entripados- , y siendo uno el
propio confesor o psicoanalista. Para hacerlo sólo se requiere no ser zonzo por naturaleza, con la connotación
que hace Amado Alonso -"escasez de inteligencia, cierta dejadez y debilidad"- ; simplemente estar solamente
azonzado, que así viene a ser cosa transitoria, como lo señala el verbo”
Arturo Jaureche, Manual de zonceras argentinas.
Disponible en:
http://www.portalalba.org/biblioteca/JAURETCHE%20ARTURO.%20Manual%20de%20Zonceras%20Argentin
as.pdf

PARA TENER EN CUENTA

Partiremos de algunos ejemplos de “dichos” y frases que repetimos (muchas veces sin reflexión previa) y que
escuchamos cotidianamente en nuestras escuelas e institutos, tales como:

• “No todos aprenden. No se puede aprobar a todos los alumnos”.

• “Si en mi grupo de 30 alumnos, son 5 los que realmente se esfuerzan, entonces yo sigo trabajando con ellos.
Al resto no le importa terminar la secundaria”.

• “Si pretendemos que todos estén en la escuela, no queda otra alternativa que bajar la calidad”.

• “Si espero a los rezagados, mis mejores alumnos se perjudican”.

• “Las net sólo ayudan a que los más revoltosos estén entretenidos”.

• “Esos alumnos nunca van a poder, por más maquinitas que les den”.
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Es importante no confundir “opinión” con “fundamentación”. Cuando les proponemos “contraargumentar”,


requerimos que fundamenten y argumenten sus planteos, en función del marco jurídico y la bibliografía
señalada para esta clase.

Las razones por las que consideramos lo dicho como “zoncera” deben quedar explicitadas (entre los
Materiales de estudio de la clase encontrarán una breve explicación de lo que consideramos
“contraargumentaciones” y algunos ejemplos que las ilustran).

BIBLIOGRAFÍA BASE PARA ARMAR ESTE MÓDULO

WANGER, E. y equipo (ALONSO, V.; DELGADILLO, C.; MARTINEZ , M.; OLANO, L.; RESNIK, G.; ROCCA,
L.; VÁZQUEZ GAMBOA, A. M.; VÁZQUEZ GAMBOA, M. O.). Clase 01: Educación secundaria obligatoria y
derecho a la educación. Marco Político Pedagógico. Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura
en la Escuela Secundaria. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

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