DERECHO CIVIL I
LAS PERSONAS. LAS PERSONAS NATURALES
I. LAS PERSONAS
La principal preocupación del derecho son las personas y las relaciones que éstas
establecen entre sí. Se trata de una ciencia social que se ocupa de relaciones
interpersonales. Sin embargo, estas relaciones interpersonales pueden ser infinitas en su
número y no todas ellas son relevantes para el derecho. Normalmente, para el derecho
no son importantes las relaciones sentimentales, afectivas, de cortesía, de amistad o de
afecto, o bien, pueden llegar a serlo en ciertas manifestaciones que éstas puedan
presentar, como lo es, por ejemplo, el matrimonio que nace de una relación de amor
entre dos personas, en la medida que genera derechos y obligaciones para los cónyuges.
Lo que en realidad hace el derecho es regular aquellas relaciones que considera
relevantes de acuerdo a un proceso de selección entre el conjunto de relaciones
interpersonales. Las relaciones de las que se ocupa el derecho reciben el nombre de
relaciones jurídicas.
La relación jurídica consiste, en términos muy simples, en una vinculación entre
personas, a consecuencia de la cual surgen uno o más derechos subjetivos y los
correlativos deberes jurídicos. Esta vinculación puede ser entre una o más personas
determinadas (cónyuges en el matrimonio; el comprador y el vendedor en un contrato de
compraventa), o bien entre una persona y el resto de la sociedad (derecho de propiedad;
derechos fundamentales). 1
A nosotros nos corresponde estudiar las relaciones jurídicas de derecho privado, esto es,
aquellas que nacen entre personas privadas, incluso cuando en su nacimiento pueda
participar un ente público (como ocurre con el matrimonio). A partir de esta idea, se suele
decir que en las relaciones jurídicas de derecho privado existen tres elementos:
I. Los sujetos: son las personas privadas entre quienes existe una relación jurídica
de derecho privado. Pueden ser personas naturales o jurídicas.
II. Los derechos subjetivos: esto es, la facultad de actuación que el ordenamiento
jurídico confiere a una persona. Forma parte esencial del concepto de derecho
subjetivo la acción que se puede hacer valer por su titular en forma coactiva ante
los tribunales de justicia, con el objetivo que ese derecho sea reconocido y
respetado. Esta acción se materializa mediante una acción procesal, que es
diferente a la civil, puesto que se puede ejercer por quien se pretende titular de
un derecho subjetivo, aunque en definitiva el juez no le reconozca esa calidad.
III. El deber jurídico: es usual en el derecho privado que la titularidad de un derecho
subjetivo por una de las partes de una relación jurídica origine que la otra parte de
esa relación tenga que soportar un deber jurídico, es decir, que deba observar
necesariamente un deber de conducta, que se encuentra sancionado
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Apunte preparado por el profesor Dr. Rodrigo Barría Díaz, Facultad de Derecho, Universidad Alberto
Hurtado.
coactivamente. Ej: el comprador tiene derecho a recibir la cosa comprada y el
vendedor tiene el deber de entregarla; el cónyuge tiene un derecho a vivir en el
hogar común, pero también tiene el deber de fidelidad, etc. Aunque también es
cierto que existen derechos que no tienen como contrapartida el deber de una
persona. Ej: en el contrato de mandato el mandatario tiene derecho a renunciar al
mandato que se le ha confiado, sin que ello genere ninguna obligación para el
mandante. Estos son los llamados “derechos potestativos”, porque son meras
potestades que se les han entregado a su titular.
El primer elemento de la relación jurídica que nos corresponde estudiar son los sujetos,
esto es, las personas.
II. LOS SUJETOS DE DERECHO. LAS PERSONAS NATURALES
Concepto
Tradicionalmente la doctrina identifica a las personas con los sujetos de derecho, es
decir, aquellos que son capaces de ser titulares de derechos y obligaciones. Estas
personas o sujetos de derecho pueden ser de dos tipos:
Personas naturales.
Personas jurídicas.
Esta clasificación está prevista en el artículo 54 del Código Civil.
Desde un punto de vista histórico-jurídico, la definición de persona se ha delineado en 2
contraposición a la de cosa. Por lo tanto, se ha entendido que cosa es todo aquello que
no es persona, incluyéndose dentro de la idea de cosa a los animales.
Toda persona está dotada de un elemento que la teoría jurídica denomina personalidad.
Consiste ésta en la aptitud para ser titular o adquirir derechos, o para ser titular de
relaciones jurídicas. La ley reconoce que tanto la persona jurídica como la natural están
dotadas de personalidad por el sólo hecho de existir, de manera que la personalidad es
inseparable de la persona humana y por ende irrenunciable.
Las Personas Naturales
En nuestro ordenamiento jurídico el art.55 del Código Civil define lo que debe entenderse
por persona natural: “son personas todos los individuos de la especie humana,
cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición”. Se trata de una definición
importante, puesto que ni en la Constitución Política ni en el resto de nuestro
ordenamiento se conceptualiza lo que debe entenderse por personas naturales.
De la definición que da el Código se desprende que el concepto de persona es igualitario
para todos los individuos de la especie humana, independientemente de sus
características personales. Es cierto que en ocasiones la ley contiene una reglamentación
especial para ciertas personas, en atención a su edad, estirpe u otra razón, pero esta
reglamentación no constituye una vulneración de la personalidad de las mismas, o que
tengan una capacidad disminuida o de otra naturaleza. Lo que sucede es que el
legislador pretende precisamente proteger a estas personas que se encuentran en una
situación diferente.
Existencia de las personas naturales
En esta materia debe hacerse una distinción entre dos conceptos diferentes:
1. La existencia natural, que comienza con la concepción o fecundación y termina
con el nacimiento.
2. La existencia legal, que comienza con el nacimiento y termina con la muerte, la
que podrá ser natural o presunta.
El Código Civil considera que son personas, y por lo tanto, sujetos de derecho, aquellos
que tienen existencia legal, es decir, aquellos que han nacido.
1. Existencia natural
Como se verá más adelante, el Código considera personas a quienes han nacido, esto es,
a quienes tienen existencia legal, lo que podría llevar a pensar que las criaturas que se
encuentran en el vientre materno –llamados comúnmente nasciturus-, al no ser
personas, no cuentan con protección jurídica. Efectivamente, la existencia natural no
significa que la criatura concebida y no nacida sea sujeto de derecho, ya que todavía no
es persona, y sólo lo será cuando nazca. Sin embargo, la ley le protege en dos aspectos:
a. Protección de la vida del que está por nacer (Art.75)
De acuerdo a este precepto, la ley protege la vida del que está por nacer. El juez, en 3
consecuencia, tomará todas las medidas que le parezcan convenientes para proteger la
existencia del no nacido, a petición de cualquiera persona o de oficio, siempre que crea
que de algún modo peligra.
Este artículo permite la intervención del juez incluso de oficio, de lo que se desprende
que aquí no sólo hay un interés particular comprometido. Esta norma se encuentra en
concordancia con los arts.85, 342 y 343 del Código Penal. Estas normas resguardan la
vida de la criatura que está por nacer cuando la madre ha sido condenada a la pena
capital, y sancionan el delito de aborto maliciosamente causado.
También se resguarda la vida del que está por nacer con los descansos que establezca la
ley laboral para la mujer embarazada.
b. Protección de los derechos del que está por nacer (art.77)
Si bien es cierto que el Código no considera al nasciturus como sujeto de derecho,
también es cierto que establece una protección de ciertos derechos patrimoniales que le
pudieran corresponder. De acuerdo al art. 77, “los derechos que se deferirían a la
criatura que está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese, estarán suspensos
hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento constituye un principio de
existencia, entrará el recién nacido en el goce de dichos derechos, como si hubiese
existido al tiempo en que se defirieron. En el caso del art.74, inciso segundo, pasarán
estos derechos a otras personas como si la criatura no hubiese existido jamás”.
Hay en esta norma un verdadero efecto retroactivo, pues desde que hay un principio de
existencia se entiende que la criatura existe, había nacido y vivía al momento de
deferírsele los derechos. Pero para que opere la figura del artículo 77 es necesario que la
criatura se encuentre concebida al momento de deferírsele los derechos. Ej: una persona
que entrega una herencia a una criatura que aún no ha nacido.
Mientras la criatura no nace, los derechos que les han sido deferidos son administrados
por su padre o madre. A falta de éstos, se debe nombrar por el juez competente una
persona que se encargue de esta administración, la que recibe el nombre de curador de
bienes.
2. Existencia legal
El art.74 señala que “la existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al
separarse completamente de su madre. La criatura que muere en el vientre materno, o
que perece antes de estar separada completamente de su madre, o que no haya
sobrevivido a la separación un instante siquiera, se reputará no haber existido jamás”.
De lo anterior se desprende que la existencia legal de las personas debe cumplir dos
requisitos:
Que la persona haya nacido, esto es, que se haya separado completamente de su
madre.
Que haya sobrevivido a esa separación un momento siquiera (esto se llama
principio de existencia).
Para que exista nacimiento se requiere que exista separación del hijo y de la madre, y
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además se exige que esa separación sea completa. Existen dos opiniones en cuanto a
que debe entenderse por separación del hijo y la madre:
a. Para algunos basta que el cuerpo de la criatura haya salido al exterior, aun
cuando se conserve unido a la placenta por el cordón umbilical. Lo importante es
que tenga vida fisiológicamente independiente.
b. Otra posición requiere de la expulsión de la criatura del vientre materno y además
el corte del cordón umbilical, puesto que sólo con estas dos circunstancias habría
separación completa.
Se critica la última posición arguyendo que con esa postura se deja al nacimiento como
un acto dependiente de la voluntad de un tercero, el que corta el cordón, siendo contraria
a la naturaleza del nacimiento como un acto esencialmente natural. Pese a esto, ambas
posturas tienen adeptos en la doctrina.
En cuanto al segundo requisito de la existencia legal, que la criatura sobreviva un
momento siquiera a la separación, el mismo art.74, inciso segundo, señala una serie de
situaciones en que no se cumple con este requisito, y en las que por ende no hay
nacimiento:
Cuando la criatura muere en el vientre materno.
Cuando perece antes de estar separada completamente de la madre.
Cuando no ha sobrevivido a la separación ni un momento siquiera.
Para determinar el momento en que se produce el nacimiento, es decir, cuando la
criatura ha sobrevivido a la separación un momento siquiera, se han planteado dos
teorías:
a. Teoría de la vitalidad: requiere que haya en la criatura una manifestación de vida
de cualquier tipo, sean sonidos, movimientos, etc.
b. Teoría de la viabilidad: requiere que la criatura haya tenido la aptitud de seguir
viviendo después de nacida, es decir, que ella sea viable.
La doctrina en general asevera que nuestra legislación exige una manifestación de vida,
lo que se podrá probar por los medios legales, o sea, la teoría de la vitalidad.
Si la criatura sobrevivió a la separación un momento siquiera fue persona, y por tanto
pudo adquirir y transmitir derechos. Si la criatura no sobrevivió, no se produce tal efecto
y, más aun, se reputa no haber existido jamás.
La prueba del nacimiento se hace a través de certificado emitido por el Registro Civil. A su
vez, al Registro Civil se le prueba el nacimiento mediante certificado del médico o partera
que lo hubiere presenciado, o por declaración de testigos conocidos.
De la época del nacimiento se colige de la concepción a través de una presunción de
derecho, contenida en el artículo 76: “Se presume de derecho que la concepción ha
precedido al nacimiento no menos de ciento ochenta días cabales, y no más de
trescientos, contados hacia atrás desde la medianoche en que principie el día del 5
nacimiento”.
El hecho conocido aquí es el nacimiento, del cual se colige la época de la concepción. Es
éste un plazo de días, no de meses, pues estos pueden variar en su número de días.
La razón de esta regla está en que es difícil poder probar con exactitud el momento en
que se produce el proceso biológico de la fecundación. Como es una presunción de
derecho no admite prueba en contrario.
Extinción de las personas naturales. La Muerte
Art.78 y sgtes. del Código Civil.
La muerte natural es la cesación de las funciones vitales del individuo. Su acaecimiento
pone termino a la persona, como señala el art.78.
La muerte puede ser de varios tipos:
a) Muerte natural: es la cesación de todos los fenómenos vitales, es un hecho
jurídico, un hecho que produce importantes consecuencias jurídicas.
b) Muerte presunta.
c) Muerte clínica, concepto agregado por la ley N° 18.173, de 15 de Noviembre
de 1982, referida a aquella circunstancia en que una persona es mantenida
viva sólo gracias a la intervención de aparatos especiales que mantienen
artificialmente ciertas funciones vitales.
Desde el punto de vista del Derecho Civil, la muerte es relevante porque pone fin a la
personalidad, es decir, a la aptitud de la persona para ser titular de derechos y
obligaciones. Respecto de aquellos derechos que era titular en vida, pasan a sus
herederos, sea que los defina en un testamento o que los establezca la ley.
La prueba de la muerte se hace a través de un certificado de defunción expedido por el
Servicio de Registro Civil, previa constatación de la muerte por el médico encargado de
comprobar las defunciones o el que haya asistido al difunto en su última enfermedad, o
en su defecto con la presentación del cadáver.
Situación de los comurientes
El art. 79 señala que si por haber perecido dos o mas personas en un mismo
acontecimiento, como un naufragio, incendio, ruina o batalla, o por otra causa cualquiera
no pudiere saberse el orden en que han ocurrido sus fallecimientos, se procederá en
todos los casos como si dichas personas hubieran perecido en un mismo momento, y
ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las otras.
Esta regla merece algunos comentarios:
a) Recibe aplicación cuando dos o mas personas mueren en un mismo
acontecimiento, de manera que no es posible saber el orden de los
fallecimientos, y no únicamente cuando dos o mas personas mueren en un
mismo hecho. 6
b) La doctrina ha entendido que no es necesario que el acontecimiento se
produzca en un mismo lugar.
c) Esta es una presunción simplemente legal, de manera que es posible probar
cual ha sido el orden de las muertes.
d) Esta regla tiene particular importancia en materia de sucesión por causa de
muerte, como aparece del art. 958.
La muerte presunta o presunción de muerte por desaparecimiento
La muerte presunta es aquella declarada por el juez, en conformidad a las reglas legales,
respecto de un individuo que ha desaparecido y de quien se ignora si vive o no. El juez en
este caso, partiendo de ciertos antecedentes, presume la muerte de una persona.
El art. 80 señala que se presume muerto al individuo que ha desaparecido, ignorándose
si vive, y verificándose las condiciones que se expresan mas adelante.
La muerte presunta se funda en el hecho de que pueden presentarse ciertas
circunstancias que van imponiendo en forma gradual la idea de que la persona que ha
desaparecido ha muerto. Estos hechos son:
Que la persona ha desaparecido.
Falta de noticias acerca de ella.
Transcurso de cierto tiempo.
Hay también otros hechos que revisten un mayor grado de convicción en cuanto a que la
persona haya muerto, por ejemplo, que su desaparición se produjo en un accidente o en
un sismo.
La presunción contenida en el art. 80 es simplemente legal, por lo tanto, admite prueba
en contrario, consistente en demostrar que el desaparecido está vivo o la verdadera
fecha de su muerte.
La institución de la muerte presunta resguarda ciertos intereses, que son:
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