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Colección

ANTOLOGÍAS DEL PENSAMIENTO SOCIAL


LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO

Norma Giarracca
Estudios rurales
y movimientos sociales:
miradas desde el Sur
Antología esencial

Selección, edición y prólogo a cargo de


MIGUEL TEUBAL
Del desarrollo agroindustrial a la
expansión del “agronegocio”:
el caso argentino*
Norma Giarracca y Miguel Teubal**

Introducción situación de pobreza. Los organismos interna-


cionales formulan salidas “agroindustriales” a
Es común escuchar el argumento de que el las “agriculturas familiares” y se propone la in-
problema de la pequeña agricultura latinoame- corporación de insumos industriales (agroquí-
ricana es la falta de valor agregado a sus pro- micos en general) y el agregado de etapas de
pias producciones y que se debería estimular beneficio (lo que comúnmente se conoce como
la creación de agroindustrias para salir de la la “modernización” agraria).
Estas propuestas “modernizadoras”, que
ocupan muchas páginas de organismos nacio-
* Giarracca, N. y Teubal, M. 2008 “Del desarrollo nales e internacionales, se basan en la situación
agroindustrial a la expansión del ‘agronegocio’: el caso presente y poco o nada nos dicen de las expe-
argentino” en Mançano Fernandes, B. (org.) Campe- riencias anteriores de agroindustrialización en
sinato e agronegócio na América Latina: a questião regiones de América Latina donde predomina-
agrária atual (San Pablo: CLACSO - Colección Grupos
de Trabajo / Expressão Popular).
ban agriculturas familiares (pequeños capitalis-
tas o campesinos). Se procede, de este modo, a
** Economista, PhD en Economía Agraria de la Uni- producir “ausencias”, o lo que De Sousa Santos
versidad de California, Berkeley. Profesor consulto e (2006) denomina un gran “desperdicio de ex-
investigador superior del CONICET. Fue profesor ti- periencias”. En efecto, en esta etapa de capita-
tular de Economía Agraria en la Facultad de Ciencias
Económicas, y de Economía II de la Facultad de Cien- lismo neoliberal, predomina una construcción
cias Sociales de la UBA. Ex-miembro del Transnational cultural-comunicacional que indica que debe-
Institute de Ámsterdam. mos pensar en un puro futuro, como si todo
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comenzara nuevamente, y muchas de las pro- dentro de América Latina, donde se había con-
puestas de los “expertos” de estos organismos figurado una estructura agraria heterogénea,
excluyen las experiencias de las poblaciones con un sector medio muy extendido y casi sin
involucradas, aunque sostengan a rajatabla el campesinado, excepto en las regiones denomi-
principio de la “participación”. nadas extra pampeanas.
Muchos países de América Latina exhibie- Durante el siglo XX y, sobre todo, en los
ron desarrollos agroindustriales importantes períodos de expansión del mercado interno,
que, con las políticas públicas generadas en el cuando predominó el modelo de Industrializa-
período del Consenso de Washington, fueron ción por Substitución de Importaciones (ISI),
excluyendo a la pequeña agricultura de sus eta- los casos de desarrollos agroindustriales, tanto
pas primarias para conectarse con productores sectoriales como regionales, encontraron los
capitalistas o adoptar la integración vertical di- momentos de mayor florecimiento dentro de
recta (asumir por sí mismo la etapa). un sistema de integración con fuertes desigual-
En este trabajo, nos proponemos reflexio- dades. El excedente de los sistemas agroindus-
nar acerca de las condiciones necesarias para triales era apropiado de modo desigual por los
un desarrollo agroindustrial con integración distintos agentes dentro del espacio general
de la agricultura familiar y revisar qué ocurre (industrias, agricultores, distribuidores, etcé-
cuando estas condiciones han sido desbara- tera) y en el espacio agrario en particular (en-
tadas. Para este fin, nos serviremos del caso tre los agricultores participantes). Con estas
argentino, país donde el sector agrario ocupó expansiones, se beneficiaron los productores
el centro del crecimiento económico en las grandes, los medianos y la agricultura familiar.
últimas décadas del siglo XIX y primera par- Fue la etapa en la que muchas poblaciones que
te del siglo XX y que posteriormente siguió se desplazaban de una provincia a otra para el
teniendo una importancia relativa. Y esto en trabajo agrario pudieron asentarse y comenza-
relación con el desarrollo no solo de la agri- ron a conformar pequeños bolsones de campe-
cultura cerealera-pampeana sino de las agroin- sinados pobres, que entregaban la producción
dustrias claves como la cárnica o la azucarera. a estas empresas agroindustriales (la caña de
La significación del ejemplo propuesto se basa azúcar en Tucumán es paradigmática en este
también en que ha sido uno de los pocos casos, sentido; véase Giarracca et al., 1995).
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A nuestro juicio, este esquema agroindustrial tino, deseamos indagar en qué condiciones de
comenzó a resquebrajarse a partir de mediados posibilidad se habilitaba la articulación de la
de los años setenta y, luego de un período de pequeña agricultura con el crecimiento agro-
transición, en 1991, se lo desbarata con el de- industrial. Asimismo, trataremos de mostrar
creto de desregulación económica del gobierno cómo esas condiciones —que no son más que
de Carlos Menem. Desde entonces, no solo se un gran andamiaje institucional—, al ser des-
intensifica la desaparición de las agriculturas baratadas, comienzan primero a arrinconar y
familiares de las agroindustrias sino que estas luego a excluir a la pequeña agricultura. Este
mismas sufren fuertes transformaciones. Con proceso no es muy diferente del que ocurrió en
la expansión sojera, se impone un nuevo modo México, entre la etapa del “desarrollo estabi-
de funcionamiento general, con predominio del lizador” y el actual modelo agrario preparado
capital financiero, orientado ya casi exclusiva- para el Tratado de Libre Comercio.
mente al mercado externo y con una tendencia
inherente a la concentración de unidades de ex-
plotación. A este modelo, como veremos más De la agroindustria a los
adelante, lo denominamos agronegocio. agronegocios
Trataremos de sintetizar los dos momentos
indicados —el agroindustrial, dentro de la In- Existe cierta tradición en el país que clasifica el
dustrialización Sustitutiva de Importaciones territorio nacional en “regiones homogéneas”
(ISI), y el del agronegocio, en el modelo neo- basadas en producciones clave. La de mayor
liberal— mostrando cómo juegan en cada uno significación económica es la región pampea-
de ellos los productores, las empresas, el ca- na, que incluye —según distintos momentos y
pital extranjero, las transnacionales y el Esta- regionalizaciones— algunas provincias y por-
do. A través de esta tipología de situaciones, ciones de otras; en general, está integrada por
no pretendemos cristalizar procesos sino hacer Buenos Aires, el sur de Santa Fe, parte de La
más visibles los puntos clave de la transforma- Pampa, de Entre Ríos y de Córdoba. Su princi-
ción y su resultado actual. pal producción son los granos y la ganadería y,
Con el ejercicio intelectual de comparar en las últimas décadas, las oleaginosas, en es-
dos momentos en el desarrollo agrario argen- pecial la soja. De igual modo, las denominadas
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residualmente regiones no pampeanas consti- Sobre la base de esta producción, la Argenti-


tuyen una importante porción del territorio na- na se transformaba rápidamente en uno de los
cional agropecuario y también son relevantes. “graneros del mundo”, y exportaba carnes y ce-
Las regiones no pampeanas han conocido, reales a la economía mundial. Se trataba de pro-
a lo largo del tiempo, diferentes formaciones ductos que conformaban los alimentos básicos
pero, en general, se habla del Noroeste (NOA) de consumo popular masivo. En las regiones no
y Noreste (NEA), haciendo referencia al norte pampeanas, el procesamiento de los cultivos
andino y al litoraleño, respectivamente; Cuyo, industriales se orientaba fundamentalmente ha-
para la zona oeste andina; Centro, que incluye cia el mercado interno aunque circunstancial-
básicamente Córdoba y, en algunos casos, La mente una parte podía ser exportada. Desde
Pampa (región pampeana seca); y la gran región hace varias décadas, algunos de estos cultivos
patagónica, en el sur del país. Actualmente, en han venido transformándose en productos de
muchas de estas regiones, se encuentran culti- exportación (la manzana, el vino, etcétera).
vos de granos, antes considerados netamente El proceso de agroindustrialización tiene
“pampeanos”, o de oleaginosas, como la soja. larga data en el país. Comienza en la etapa
No obstante, en el período de la conformación agroexportadora, o sea, en el período que va
agropecuaria, cada región se especializó en una de 1880 a 1930, aproximadamente; recibe un
producción básica adecuada a sus condiciones fuerte impulso durante la etapa de Industriali-
ecológicas. Así, a fines del siglo XIX y comien- zación por Sustitución de Importaciones (ISI)
zos del siglo XX, el NOA fue el centro de la pro- (1930-1970), cuando se fortalece el mercado in-
ducción cañera; Cuyo, el de la vitivinicultura; el terno en el marco de una mejora en la distribu-
NEA comenzaba la explotación de yerba mate, ción de los ingresos y un aumento de los sala-
té, algodón; y la Patagonia tenía una producción rios reales; finalmente, desde mediados de los
lanera con algunos oasis de fruticultura (la re- años setenta y hasta la actualidad —periodo de
gión del Valle de Río Negro). la apertura de mercados, ajustes estructurales,
El grueso de la agroindustria centrada en la extranjerización e impulso a determinados de-
región pampeana procesaba alimentos y ma- sarrollos tecnológicos— la agroindustria se va
teria prima de origen agropecuario, tanto para transformando en la base de sustentación de
el mercado interno como para la exportación. los agronegocios.
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Como se puede ver en los cuadros del apén- (1976-1983); 2) la primera década del regreso
dice, elegimos dos momentos que, en cuanto institucional a la democracia (1984-1995).
modelos agrarios y agroindustriales, difieren Durante la dictadura de 1976, se desarrolló
radicalmente. El primero corresponde, en un proceso caracterizado por una inusual con-
términos generales, al modelo agroindustrial centración de poder, lo cual posibilitó la puesta
dentro del ISI, que entra en crisis en los 1970; en marcha de profundas transformaciones con
y el segundo, al modelo actual, que denomina- fuerte disciplinamiento social que crearían las
mos del agronegocio, dentro del neoliberalis- condiciones para que, una década después, ya
mo. En ambos cuadros aparecen referencias en democracia, se profundizaran las medidas
a la tipología regional que hemos explicitado neoliberales sin grandes costos políticos. En
en el párrafo anterior. Podemos plantearnos efecto, la apertura de la economía nacional a la
el interrogante: ¿qué se modifica de un mode- competencia internacional, el sobredimensio-
lo a otro? Nuestra interpretación se sustenta namiento del sector financiero, el aumento de
en dos cuestiones básicas: 1) las condiciones la deuda —deuda privada externa, que por esos
políticas que habilitaron esta gran transforma- años se traspasa al Estado— fueron medidas
ción; 2) los cambios en los arreglos institucio- y tendencias acompañadas de un alto nivel de
nales que han sido producto de aquellas condi- represión social y política, que dejó sin margen
ciones políticas. Desarrollaremos brevemente de acción a los sindicatos y al resto de las orga-
estas ideas. nizaciones sociales.
Es importante destacar que, en el sector
agrario de esta etapa, los actores tuvieron
Condiciones políticas y comportamientos políticos claramente di-
macroinstitucionales para la ferenciados. Las Ligas Agrarias, asociación
transformación de pequeños agricultores familiares y cam-
pesinos, fue objeto de feroces represiones,
Dos momentos históricos recientes nos permi- y sus principales dirigentes sufrieron cárcel,
ten comprender los contextos en los cuales fue desapariciones y exilio. Otro tanto sucedió
posible la gran transformación agraria de nues- con las organizaciones de trabajadores ru-
tros días: 1) el período de la dictadura militar rales como la Federación Obrera Tucuma-
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na de la Industria Azucarera (FOTIA): a su La gran transformación agraria tal cual


máximo dirigente lo fusilaron en las oficinas la conocemos hoy, en términos económicos
de Buenos Aires, el mismo día del golpe de apenas despuntaba. Es la etapa de la “agricul-
Estado. Así también, la agrupación de peque- turización”, cuando se extienden los cereales
ños y medianos agricultores, la Federación de la “revolución verde”: nuevas variedades,
Agraria, mantuvo en casi todo el período un híbridos que permiten ciclos más cortos y
profundo silencio gremial, no obstante, su una doble cosecha. Se legitiman los contratos
máximo dirigente, Humberto Volando, salió accidentales por una cosecha y surge la figu-
en apoyo de los reclamos de los organismos ra del “contratista”. Es, además, el momento
de derechos humanos, sobre todo en los fina- de la transnacionalización de la industria de
les de la dictadura. Lo cierto es que las cor- insumos, de la profundización de la apertura
poraciones ligadas a los grandes productores de los bancos genéticos de los organismos
agropecuarios gozaron de los privilegios de oficiales, como el Instituto Nacional de Tec-
un gobierno que tuvo a varios de sus hom- nología Agropecuaria (INTA) y del traspaso a
bres —mayormente de la Sociedad Rural las empresas privadas de funciones de inves-
Argentina (SRA)— en sus filas1. Hasta el día tigación y venta de semillas. Pero, aun con es-
de hoy, grandes productores e ingenios son tos cambios de lógica y de políticas públicas,
acusados de haber colaborado con la desapa- los actores agrarios mantenían cierta inercia
rición de obreros, campesinos y pobladores2. inherente a la lógica agroindustrial de las
etapas anteriores. Tenuemente, el sector te-
rrateniente va siendo amenazado en su poder
1 Un caso muy conocido fue el de Jorge Zorreguie-
ta, miembro del Centro Azucarero Argentino, involu-
crado con el gobierno de la dictadura, quien por esta
causa no pudo asistir a la boda real de su hija, la ac- genio Ledesma, de su propiedad. Recientemente, se
tual princesa Máxima de Holanda. Otro ejemplo es el ha elevado un pedido a la Justicia para que se reabra
de José Martínez de Hoz, ministro de Economía del el caso en su contra, en el contexto de las modifica-
gobierno de facto, quien pertenecía a una encumbra- ciones de las leyes de amnistía llevadas a cabo por
da familia de la Sociedad Rural Argentina. el gobierno de Néstor Kirchner. Veremos, por otro
2 Es el caso de Carlos Pedro Blaquier, acusado de lado, lo que ocurre en los casos de encumbrados ac-
participar en la gran desaparición de obreros del In- tores económicos.
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histórico frente al avance de los actores del nes laborales se flexibilizaron. A esta situa-
agronegocio y otros provenientes del sector ción se llegó no solo por la tragedia de la dé-
financiero, que comienzan a incidir significa- cada del proceso militar sino también por va-
tivamente sobre los procesos agrarios. rios “golpes económicos”, que desataron una
Se necesitó unos cuantos años —los pri- hiperinflación y una fuerte desestructuración
meros de la democracia— para que el sector de lazos sociales, resultado de varias etapas
terrateniente se adaptara al nuevo modelo de “saqueo” en todo el país. Pero, para el sec-
de la economía general, participara en priva- tor agrario, el bajo costo de la mano de obra
tizaciones y hasta llegara al Congreso Nacio- no llegaba a compensar las consecuencias de
nal con diputados propios que levantaron la la convertibilidad y la consiguiente sobreva-
defensa sectorial. También sus encumbrados luación del tipo de cambio. El sector sufrirá
dirigentes participaron en la nueva configu- especialmente esta situación y comenzará el
ración económica y política que ya se perfi- período del endeudamiento. Millones de hec-
laba como irreversible. Precisamente, con el táreas hipotecadas, restricciones a las posi-
regreso a la democracia en 1984, durante el bilidades de colocación en mercados exter-
gobierno del Partido Radical, se van desple- nos y depreciación del mercado interno por
gando lentamente los cambios estructurales los bajos salarios conformaron las bases de
preanunciados en el período anterior: se dis- una importante crisis agraria, a pesar de los
cuten las privatizaciones paralelamente a la aumentos de productividad global (el sector
sistemática crítica al Estado en sus funciones aumentó un 20% su producción total en vo-
empresariales, se mantiene la centralidad del lúmenes entre 1993 y 1999). En los primeros
sector financiero, el sector agrario comienza años de la convertibilidad, aumentaron los
lentamente a incorporarse al nuevo modelo precios agrícolas externos, con un pico en
económico y sociocultural. No obstante, la 1995-1996; tendencia que luego se revirtió
profundización llega con el gobierno de Car- y se tradujo, al concluir el siglo, en caídas
los Menem y el plan de convertibilidad aplica- sustanciales para los principales productos
do a partir de 1991. del sector. Sumemos a esto que los insumos
Por efecto del nuevo plan económico, que agropecuarios aumentaron en pesos/dólar.
imponía el control de salarios, las condicio- En la segunda mitad de la década, cayeron
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sustancialmente los precios relativos pro- El Estado y los arreglos


ducto/insumo, principales sostenes del nivel institucionales3
de rentabilidad.
En 1993 y 1994, se desencadenó una se- Como vemos a lo largo de este trabajo, la con-
rie de paros y marchas agrarias, hasta que, dición de posibilidad para la convivencia de
en 1996, apareció una propuesta de “salida”. actores muy desparejos en un mismo espacio
Se trataba de profundizar el modelo neolibe- económico, donde las asimetrías son muy mar-
ral dentro de la agricultura, lo que vino de la cadas, es construida por la intervención regu-
mano de la autorización del uso de la semilla ladora del Estado. Así, terratenientes, fuertes
transgénica y de la expansión de la produc- agroindustrias y medianos y pequeños produc-
ción sojera. tores y campesinos solo pueden coexistir (con
En definitiva, las condiciones de posibili- participación desigual en el usufructo del ex-
dad de profundización del modelo neoliberal cedente generado) si el Estado interviene con
en la agricultura argentina, el agronegocio, políticas públicas de regulación. Esto, que es
tuvo que ver con tendencias globales impulsa- una de nuestras conclusiones más importan-
das por los organismos y empresas internacio- tes, amerita un análisis de las razones por las
nales pero también con las intervenciones del cuales el Estado, en la etapa conocida como de
Estado nacional, las presiones de los grandes ISI (en nuestro país), o de “Estado de bienes-
grupos económicos y las respuestas de los di- tar” (en casi todo el mundo), adoptó una polí-
ferentes actores en cada una de estas coyun- tica intervencionista que reguló el espacio eco-
turas. Hubo que desarmar la vieja sociedad nómico, además de ofrecer servicios estatales
conformada por la anterior etapa del capita- gratuitos o de muy bajo costo en educación,
lismo —ISI— tanto con represión como con
otros dispositivos dentro de la democracia
—los golpes económicos— para establecer el 3 Agradecemos los comentarios de Carlos Vacaflo-
nuevo país neoliberal. res, en ocasión de la presentación de este artículo en
Tarija, acerca de por qué el Estado se ha comportado
de forma tan disímil en la etapa anterior y en la actual.
Es a raíz de sus observaciones que incluimos estas re-
flexiones teóricas.
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salud, vivienda, alimentación, etcétera (lo que to de las fracciones dominantes del capital
se denominan derechos de segunda generación pero se presenta como entramando el interés
o derechos sociales) y decidió tener en sus ma- general. La salud, la educación, etcétera, de
nos el control de los servicios de transporte, los sectores subordinados así como el trans-
explotación energética y otros. porte público o las fuentes de energía, antes
En un clásico trabajo de Nicos Poulantzas del Estado de bienestar en manos privadas y
—publicado en una recopilación de los Cua- luego estatizados por este, constituyeron un
dernos de Pasado y Presente (Poulantzas, prefinanciamiento público de las bases de ex-
1975)— acerca de la hegemonía del Estado pansión y de acumulación monopólica (Gorz,
moderno, el autor sostiene que aunque este citado por Poulantzas, 1975).
corresponde o expresa los intereses priva- En otras palabras, podemos decir que la
dos de las clases dominantes “mediante una reproducción de los sectores subordinados
proyección ‘ideológica’ claramente mistifica- (trabajadores, medianos y pequeños produc-
dora, se proclama la esfera del interés uni- tores, campesinos, etcétera) estaba implícita
versal” (Poulantzas, 1975: 54); su proyecto en la lógica capitalista, y el Estado moderno
incluye a la “sociedad civil” en la reproduc- funcionaba como financiador de las condicio-
ción de sus condiciones materiales de vida y nes de reproducción social de esos sectores.
en la integración a la producción y el consu- El Estado, a través de estas actividades de
mo. Los denominados “Estados de bienestar” producción de hegemonía, incluía al conjunto
solo pueden ser comprendidos en función de la sociedad en un sistema de desigualdad.
de las diferentes evoluciones de la hegemo- Conocemos demasiado bien los cambios
nía de clases. Citando a André Gorz, señala ocurridos en el capitalismo a partir del Con-
Poulantzas que las funciones sociales del Es- senso de Washington, centrados en proce-
tado moderno están subordinadas a la labor sos de globalización que incluyeron no solo
principal de regulación de la producción, co- prácticas financieras sino todo un modo de
rrespondiente a los intereses de la fracción organizar la producción, la distribución y el
hegemónica. Entonces, el papel realmente consumo mundial. Los Estados nacionales
hegemónico del Estado reside en el hecho pierden la centralidad en la evolución de la
de que este representa el interés del conjun- regulación y aparecen nuevos actores inter-
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nacionales —Fondo Monetario, Banco Mun- tina no solo no fue la excepción sino que fue
dial, entre otros— que son los que van mar- pionera en estas renovaciones.
cando las políticas a seguir: desregulación, Con las transformaciones del siglo XXI, en
privatización de los servicios públicos, ex- el marco del contexto latinoamericano, el Esta-
pansión de empresas privadas de energía, de do va adquiriendo nuevas funciones que, como
servicios de agua, aperturas al exterior, etcé- dice el pensador uruguayo Raúl Zibechi, supo-
tera. En lo político, como sostiene De Sousa ne el control de los pobres no organizados por
Santos (2000), se pasó del “consenso” conse- medio de subsidios del Banco Mundial; ya no
guido por el Estado moderno (nacional), en es el Estado benefactor ni el Estado neoliberal,
tanto se gobernaba en nombre de “un interés es el Estado de los subsidios. Es una configu-
general”, a una propuesta de pura “resigna- ración estatal en formación, que deberíamos
ción” (“el futuro puede ser aún peor”). Las tener cuidado al caracterizar (lavaca, julio de
transformaciones internacionales, la caída 2006). En la Argentina, la conexión del Gobier-
del mundo socialista y la falta de un pensa- no con sectores populares mediante la red de
miento político emancipador nuevo coadyu- subsidios aporta a esta nueva idea de Zibechi,
van a ello. Las clases dominantes no buscan pero en el sector agrario la preeminencia del
consensos, en tanto están muy seguras de modelo del agronegocio le deja poco margen
que no hay alternativas posibles a las ideas al Estado para intentar una política asistencia-
y soluciones que defienden. “Lo que existe lista (electoralista) con los sectores popula-
no tiene que ser aceptado por bueno. Bue- res —además de que no representan un gran
no o malo, es inevitable, y en base a esto es número—, como los desocupados urbanos. La
que se tiene que aceptar” (De Sousa Santos, necesidad de tierras de los inversores sojeros
2000: 35). reclama la mirada complaciente de los pode-
En ese cambio de contexto económico, po- res judiciales de las provincias más articuladas
lítico, cultural e ideológico, se toman medidas con el proyecto presidencial4.
que desbaratan la red institucional que permi-
tía la inclusión en la producción, en el consu-
4 En el año 2006 el gobierno nacional avanzó en la
mo, en la educación, en la salud, etcétera, de
cooptación del recientemente creado movimiento cam-
millones de personas en todo el mundo. Argen- pesino e indígena nacional. Varios de sus técnicos asumie-
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 359

De la ISI al neoliberalismo países como Canadá, Australia e, incluso, los


EEUU, se transformó en uno de los “graneros
En este trabajo, señalamos que el complejo del mundo” en razón de sus exportaciones de
agroalimentario de nuestro país se fue trans- granos y carnes. Ese modelo o régimen de acu-
formando de un sistema basado en la expan- mulación entra en crisis a raíz de la caída ver-
sión agroindustrial en otro basado fundamen- tical de los precios de sus exportaciones y del
talmente en el agronegocio. A continuación, cierre de los mercados de exportación tradicio-
consideraremos en términos globales estas nales. La conjunción de medidas tomadas por
etapas diferenciadas del desarrollo agrario ar- el gobierno argentino para conjurar la crisis —
gentino, incluyendo el papel del Estado. el control de cambios, un régimen arancelario
para las importaciones, la creación del Banco
Central, la instauración del impuesto a los ré-
Conformación del modelo ISI
ditos, la creación de diversas organizaciones
reguladoras de la actividad agropecuaria (Jun-
Las dos guerras mundiales y la crisis de los
ta Nacional de Carne - JNC, Junta Nacional de
años treinta ponen de manifiesto las vicisitu-
Granos - JNG y Dirección Nacional del Azúcar
des del modelo agroexportador, impulsado
- DNA)— tuvo como consecuencia el desarro-
desde fines del siglo XIX, cuando nuestro país
llo del mercado interno y la instalación de una
se integró a la economía mundial y, junto con
serie de industrias relacionada con él. Las po-
líticas de ISI continuaron en los años cuarenta,
cuando se impulsaron industrias livianas, ali-
ron la dirección del programa asistencial para el sector mentarias, textiles, de artefactos para el hogar,
así como anteriormente varios dirigentes del movimiento
etcétera, que se compatibilizaban con las po-
piquetero asumieron cargos de gobierno en las áreas asis-
tenciales. Estas integraciones al gobierno nacional no se líticas de redistribución de los ingresos entre
expresan en cambios de políticas: la polarización social los sectores populares, constituidas como ejes
sigue en aumento, los nuevos puestos laborales son in- fundamentales del fortalecimiento del merca-
formales, las apropiaciones de las tierras campesinas e do interno. Vemos así cómo el alza de los sala-
indígenas por parte de los inversores aumentaron y estas
rios reales, directos e indirectos, característica
siguen siendo con violencia estatal o privada; la ley para
detener los desmontes no se pudo aprobar. de esa década, fue compatible con el desarrollo
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de una industria orientada hacia el mercado in- trataba de “compatibilizar” la producción ce-
terno sustentado en la producción de “bienes realera con la ganadera mediante sistemas de
salario”. Al mismo tiempo, como se plantea en arrendamiento: los grandes ganaderos podían
el apartado anterior, fueron nacionalizados los proveerse de mano de obra agropecuaria, pro-
servicios públicos y ciertos sectores considera- veniente en gran medida de Europa, sin perder
dos estratégicos —la siderurgia, el carbón, el el control de la tierra y, por consiguiente, su po-
petróleo— y, por ende, susceptibles de mante- der político. El censo de 1937 denota un fuerte
nerse bajo la égida del Estado. componente de arrendatarios en la estructura
La política de ISI se expande aun en los años agraria argentina. Se produce también un fuer-
sesenta, en un marco de políticas desarrollistas. te proceso de colonización, que potencia al
En ese momento, se pasó a una segunda fase de sector chacarero de nuestro país.
ISI, con la implantación de la industria pesada, Las primeras décadas del siglo marcan un pe-
por ejemplo, la automotriz, la petroquímica. Si ríodo de lucha del sector chacarero por mejorar
bien se impulsó la promoción de la inversión ex- sus condiciones de vida y de acceso a la tierra,
tranjera, las industrias estratégicas productoras por regular los arrendamientos, el crédito a su
de petróleo, de carbón y la siderúrgica continua- sector, etcétera. Muchas de estas contiendas fi-
ron teniendo un fuerte componente estatal. nalmente se plasmarán en legislación efectiva
En el sector agropecuario, la presencia de establecida durante la etapa de ISI, en particular
un fuerte sector chacarero en la región pam- durante el primer gobierno peronista. Es decir,
peana coexistía con otro de grandes explota- el tipo de lucha gremial de los pequeños y me-
ciones ganaderas. Los terratenientes pampea- dianos agricultores en esta etapa es por conquis-
nos, agrupados en la Sociedad Rural Argentina, tar un mejor posicionamiento en el sector.
ejercían un gran poder político en el ámbito
nacional, con cargos ejecutivos durante los go- Políticas agropecuarias
biernos militares y con fuertes lobbies duran- durante la etapa ISI
te la alternancia de gobiernos democráticos. Tal como señalamos más arriba, durante el pe-
A comienzos de siglo, empezó a prevalecer riodo ISI se adoptan determinadas medidas ma-
un sistema de arrendamiento, en especial, en croeconómicas —la implantación del control
regiones de la provincia de Buenos Aires. Se de cambios, en los años treinta, o la creación
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 361

del Instituto Argentino para la Promoción del silos y otras industrias vinculadas al procesa-
Intercambio (IAPI), en los cuarenta, en la pri- miento de alimentos. Se registraban algunas
mera etapa del gobierno de Juan Perón— que grandes empresas, generalmente nacionales,
habrán de incidir directamente sobre el sector pero también infinidad de pymes, en varias de
agropecuario. En efecto, el Estado profundiza las cuales predominaba el trabajo familiar, por
su papel primordial en materia agropecuaria. ejemplo, en el sector panadero. Las exporta-
Se crean organismos de control que, hasta su ciones estaban, en general —salvo el caso de
defunción en el año 1991, definen aspectos Bunge & Born, que operaba como una empre-
esenciales de la política agropecuaria: precios sa transnacional, o la Asociación de Coopera-
sostén, medidas anticíclicas, etcétera. tivas Argentinas—, en manos extranjeras. En
La producción se vendía en forma directa lo referente al procesamiento industrial de las
—generalmente a través de cooperativas— a carnes, la cadena englobaba a muchos secto-
empresas agroindustriales, acopiadores y ex- res: partiendo desde los matarifes, vinculados
portadoras. La JNG intervenía con frecuencia a la comercialización, hasta desembocar en el
estableciendo precios sostén, necesarios para mercado interno, en una serie de carnicerías,
mantener la rentabilidad, particularmente de locales relativamente reducidos que servían a
los medianos y pequeños productores. En el los intereses de los barrios o localidades pe-
área del procesamiento industrial de esta pro- queñas. Persistían grandes frigoríficos nacio-
ducción, prevalecían algunas grandes empre- nales y extranjeros —aunque también los ha-
sas, conjuntamente con un grupo importante bía medianos y pequeños— que se dedicaban
de empresas medianas y pequeñas. Igual si- a las exportaciones cárnicas, actividad sustan-
tuación se presentaba en la distribución final cialmente regulada por el Estado a través de
de alimentos, caracterizada por gran cantidad la JNC. Cabe destacar la preponderancia de la
de “pymes” (pequeñas y medianas empresas), ganadería vacuna frente a otros productos ga-
mercados de concentración diversos e infini- naderos (caprino y ovino) y el crecimiento de
dad de pequeñas bocas de expendio (almace- la avicultura, fundamentalmente en función de
nes, verdulerías, etcétera). los denominados “pollos de campo”.
Dentro de las cadenas agroindustriales de la El Instituto Argentino para la Promoción
región pampeana, existían molinos, aceiteras, del Intercambio (IAPI), creado en 1944, tenía
362 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

por función el monopolio del comercio ex- en 1946-1947 a 23,6 millones de hectáreas en
terior, convirtiéndose en uno de los ejes del 1950; en tanto que, entre 1946 y 1949, el volu-
proceso de redistribución del ingreso y de la men de la producción agrícola declina en más
renta agraria en favor de la pequeña y media- de un 10%. A partir de 1950, el gobierno revisa
na industria nacional. En noviembre de 1943, su política económica e incorpora a ella una
el Decreto 14.001 se hace eco de los reclamos serie de medidas de corte liberal que revierte
de los arrendatarios y se concede una rebaja tendencias manifestadas anteriormente. Se
obligatoria del 20% en el precio vigente para hace hincapié en los incentivos que requiere el
los arriendos, una medida fuertemente apoya- sector agropecuario, en que “el campo necesita
da por la Federación Agraria Argentina, que la seguridad y tranquilidad para producir”, en que
consideraba como un paso previo a la resolu- las reformas sociales deben ser equilibradas o
ción del histórico problema de “la tenencia de en que “no hay latifundio si la tierra produce”.
la tierra para quien la ocupa y la trabaja”. Otras Tras el derrocamiento del presidente Perón,
medidas que impulsó el gobierno nacional son en el año 1955, muchas de las políticas que ca-
el Estatuto del Peón, de 1944, el Estatuto del racterizaron a su gobierno son modificadas.
Tambero-Mediero, diversas disposiciones ten- Priman nuevamente los intereses agropecua-
dientes a la sindicalización de los peones es- rios tradicionales, que presionan al gobierno
tacionales o transitorios y otras propuestas para desmantelar gran parte del andamiaje
de reforma agraria sustentadas por el Consejo institucional. Sin embargo, en 1957, se crea
Agrario Nacional. el INTA, como base de sustentación para im-
En síntesis, se promulgaron normas econó- pulsar un agro cada vez más tecnificado y en-
micas, políticas de tierras y concesiones labo- marcado en los preceptos más preclaros del
rales que, junto con una creciente presión na- desarrollismo. Se liberaliza en gran medida el
cional sobre la tierra, se combinaron con los control de cambios y el comercio exterior. Co-
bajos precios que el IAPI pagaba a los produc- mienza un período de grandes pujas sectoriales
tores rurales, por lo menos en los últimos años entre los diversos agentes de la economía, en
de la década del cuarenta. Esto dio como resul- particular entre el agro y la industria o, mejor
tado un decaimiento del área sembrada por el dicho, entre sectores agrarios y los asalariados
sector, que pasa de 27,6 millones de hectáreas urbanos, estos últimos asociados a la mediana
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 363

y pequeña empresa industrial orientada hacia su vez, se compatibilizaba con una mayor reac-
el mercado interno. Los economistas caracte- tivación económica.
rizan la década del sesenta como un período Los años sesenta se constituyeron en un pe-
de importantes procesos cíclicos, políticos y ríodo de importante crecimiento del PBI, man-
socioeconómicos y de conflictos que se mani- teniéndose en un nivel alto la participación de
fiestan en función de intereses divergentes. En los salarios en el ingreso global. También crece
cuanto a la política global, comienza a aplicarse ostensiblemente la producción agropecuaria. El
planes de estabilización impulsados por el FMI, modelo de ISI comienza a modificarse en forma
que tienden a favorecer a los sectores tradicio- considerable a mediados de los años setenta.
nales del agro, en detrimento de los intereses
urbanos tanto sindicales como empresariales. El ISI y la agroindustria regional
Uno de los mecanismos más utilizados para fa-
vorecer al sector agropecuario es la política de Tanto los pequeños productores campesinos
devaluación del tipo de cambio. Dado que las como los que lograban algún tipo de capitali-
exportaciones de nuestro país seguían siendo zación dentro de las agroindustrias regionales
predominantemente de origen agropecuario, provenían de colonizaciones de inmigrantes
una devaluación favorecía fundamentalmente europeos (los algodoneros, los yerbateros, los
al “sector” (a los grandes productores agro- tealeros) o de los asentamientos de poblacio-
pecuarios, pero también, en alguna medida, a nes que buscaron dentro del país producciones
los medianos y pequeños). Sin embargo, estas en expansión, primero para conseguir trabajo
devaluaciones tenían efectos recesivos impor- como asalariados y luego para fundar distin-
tantes, ya que, entre otras razones, el alza de tos tipos de asentamientos (ver Giarracca y
los precios de los alimentos incidía en la caí- Aparicio, 1991). El economista Pedro Tsakou-
da de los salarios reales. Por su parte, esto magkos (1994) sostiene que la combinación
afectaba a la demanda global de la economía, agroindustria-campesino fue significativa en
profundizándose sus efectos recesivos. Como estas regiones, aun cuando en ningún caso se
consecuencia, surgían conflictos y presiones tratara de ofertas exclusivamente campesinas.
sindicales sobre el gobierno para el logro de la Nos detendremos en el caso de la caña, tanto
correspondiente recomposición salarial que, a
364 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

por conocer su período de expansión y su cri- adquirido hacia 1991 solo puede comprender-
sis actual como por resultar paradigmático en se por las distintas intervenciones estatales.
relación con la integración de campesinos y La Dirección Nacional del Azúcar, entidad
productores capitalistas de todos los tamaños. pública desbaratada en 1991, intentó distintas
En el complejo agroindustrial cañero, el formas de organización de la producción y la
proceso de articulación entre cañeros inde- comercialización para que hubiese mayor re-
pendientes e ingenios se profundiza en el si- distribución del excedente del sistema. En el
glo XX y es resultado de una serie de políti- último periodo, antes de que Menem asumie-
cas del primer gobierno del Partido Radical ra, hubo interesantes intervenciones que favo-
(1916-1930) y del primer gobierno del Partido recieron la formación de cooperativas y que
Justicialista (1946-1955). En esta relación en- aumentaron los ingresos campesinos.
tre agroindustria privada y productores inde- Procesos parecidos encontramos en la agro-
pendientes (mayoritariamente campesinos en industria tabacalera, con fuerte presencia cam-
la provincia de Tucumán) fue fundamental la pesina tanto en el NEA como en el NOA, en la
presencia directa del Estado, así como la ge- del cultivo del arroz, la yerba mate, el té, el al-
neración de políticas regulatorias. En efecto, godón, la fruta fresca, etcétera.
diversos estudios dan cuenta de una serie de
intervenciones estatales, que van desde la ge-
neración de políticas públicas que protegieron Hacia un sistema de
a la industria de la competencia internacional agronegocios en la Argentina
(tarifas aduaneras) hasta la creación de la
CONASA (Comisión Nacional Azucarera), en A mediados de los años setenta, se estableció
1970, para nuclear a los ingenios con dificulta- otro tipo de “disciplina institucional” a fin de
des financieras o directamente para la compra poder impulsar eficazmente un nuevo mode-
de ingenios. En síntesis, la actividad cañera- lo socioeconómico: el neoliberal5. Comienza
azucarera es paradigmática en el país como
sistema agroindustrial con integración cam-
5 Consideramos que, a diferencia del modelo ISI, las
pesina. Desde su surgimiento, estuvo fuerte-
características del modelo general del neoliberalismo
mente regulada, y la configuración que había son más conocidas por todos, tanto por la vasta biblio-
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 365

a dársele cabida —en forma por demás des- El decreto de desregulación de 1991:
proporcionada— al sector financiero y, por hacia el agronegocio
ende, al endeudamiento externo, que habrá
de transformarse en el condicionamiento más El decreto de desregulación de 1991 formó
importante del desarrollo de nuestro país en parte de un paquete de medidas tendiente a la
las décadas siguientes. En los años noventa, liberalización plena de la economía. Algunas
ya bajo el gobierno de Menem, se establece de las entidades disueltas por esta norma son
el plan de convertibilidad que, si bien logra las siguientes:
frenar las tendencias inflacionarias del perío- 1. el Mercado de Concentración Pesquera de
do 1989-1991, tenía por finalidad primordial Mar del Plata, el Instituto Nacional de Activi-
establecer las condiciones para impulsar un dades Hípicas, el Instituto Forestal Nacional
fuerte “ajuste estructural” y la “integración y el Mercado de Hacienda de Liniers;
a la economía mundial”. Se proclama la pri- 2. la Corporación Argentina de Productores de
mada del “mercado” en todos los órdenes Carne, incluyendo la venta de sus activos;
del quehacer nacional. La desregulación de
la economía, en particular en lo que atañe 3. la Junta Nacional de Granos, que se ocupa-
al mercado laboral y al sector agropecuario, ba, entre otras medidas, de otorgar adelan-
conjuntamente con las privatizaciones reali- tos para las exportaciones, fijar precios de
zadas a mansalva a comienzos de la década y garantía (sostén), estimular convenios de
la apertura indiscriminada hacia el exterior, país a país y llevar la estadística de los prin-
fueron todos elementos del modelo neolibe- cipales cereales y oleaginosas;
ral que se implantó en nuestro país, quizás 4. la Junta Nacional de Carnes, cuya disolu-
con mucha mayor severidad que en otros paí- ción se lleva a cabo simultáneamente con
ses latinoamericanos. la privatización del Mercado de Liniers, el
principal ente concentrador de la comercia-
lización de carne;
5. la Dirección Nacional del Azúcar, que regu-
grafía sobre el tema como por la experiencia cotidiana laba la producción de caña desde la produc-
que tenemos de él. ción primaria (estableciendo cupos de pro-
366 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

ducción) hasta la entrega final al mercado antes a los vaivenes de la economía interna-
interno (cuotas de comercialización); cional (Giarracca, 1993; Teubal y Rodríguez,
6. la Comisión Reguladora de la Yerba Mate, 2001: 73-74).
que establecía cuotas de producción, así Esta política impactó decisivamente en el
como una serie de mecanismos que regula- sector agropecuario y, en particular, sobre los
ban la comercialización final; medianos y pequeños productores y trabajado-
res rurales. La fijación de determinados precios
7. además, se disolvieron diversas regulaciones
agropecuarios, las condiciones de entrega, las
sobre vitivinicultura, se liberó la plantación,
cantidades a producir, etcétera, dejaron de es-
reimplantación o modificación de viñedos,
tar reguladas por el Estado, mientras que la
así como la venta y el despacho de vinos. Se
articulación entre el productor agropecuario y
redefinen las funciones del Instituto Nacio-
el semillero, el acopiador, la industria o el su-
nal de Vitivinicultura, limitando sus funcio-
permercado se vio súbitamente transformada.
nes al control de la genuinidad de los produc-
tos vitivinícolas (Giarracca, 1993: 24).
Impactos sobre la estructura agraria
y otras consecuencias
En el mismo decreto se establecen medidas
que fortalecen la desregulación del comercio
Decíamos que, desde mediados de los años
interior de bienes y servicios, del comercio
setenta, y potenciado por el cambiante marco
exterior, de regímenes de gravámenes a las
institucional que refleja el decreto de desregula-
exportaciones, del sistema de transporte, et-
ción, surge en nuestro país un nuevo régimen de
cétera. También se acotó el alcance del Fondo
acumulación y de política económica, denomi-
Especial del Tabaco, al permitir que sus recur-
nado de “apertura” con “ajustes estructurales”.
sos fueran utilizados por Rentas Generales del
A partir de entonces, son los agronegocios los
Ministerio de Economía. Estas medidas tenían
que influyen en forma destacada sobre el sector
por finalidad acercar el sector al mercado. De
agropecuario, mediante la provisión de insu-
golpe, el sector agropecuario argentino se
mos, la compra de tierras en algunas regiones, el
transformó en uno de los más desregulados
control del procesamiento industrial y la comer-
y abiertos del mundo, sujeto mucho más que
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 367

cialización de la producción local, tanto para el proveen la maquinaria, el equipo y los agroquí-
mercado interno como para la exportación. micos necesarios para impulsar la producción
Este vasto sistema de agronegocios se mani- de los commodities requeridos por el merca-
fiesta en gran medida en función de la primacía do. El agro se transforma cada vez más en un
que adquieren la producción de soja y el paque- productor de commodities; y, cada vez menos,
te tecnológico que la acompaña. Dicho cultivo, constituye un medio de vida para la mayoría de
que comienza a realizarse en gran escala en los los productores agropecuarios, especialmen-
años setenta, adquiere un cariz muy especial a te para los productores familiares. Asimismo,
mediados de los noventa, cuando se libera al el país va perdiendo su calidad de productor
mercado el cultivo de la soja transgénica. Este de alimentos básicos. Se van conformando los
desarrollo se manifiesta en detrimento de la denominados complejos agroindustriales, con
ganadería, de otros cereales tradicionales y de grandes empresas que extienden su poderío
cultivos industriales del interior del país. “hacia delante” y “hacia atrás” en la cadena
Las grandes empresas semilleras, combina- agroindustrial, integrándose verticalmente, sea
das con las que venden los agrotóxicos —in- en forma directa o mediante alguna forma de
troducidos en forma creciente en el sector—, agricultura de contrato.
adquieren una preeminencia inusitada en el Se potencia una agricultura sin agricul-
sistema agroindustrial de nuestro país, en gran tores. Los productores agropecuarios, en es-
medida potenciada como consecuencia, prime- pecial los medianos y pequeños productores
ro, de las denominadas revoluciones tecnológi- familiares y los campesinos, son desplazados
cas de los híbridos (la revolución verde) y, más por grandes productores o terratenientes y por
recientemente, de los transgénicos (la revolu- grandes empresas favorecidas por un proce-
ción biotecnológica). so de sojización que privilegia las “economías
En la Argentina, estas grandes empresas a escala” orientadas a las exportaciones, en
se conectan con el sector financiero, forman- oposición a las necesidades de los productores
do los denominados “pools de siembra”, que familiares. La escala de producción requerida
transforman al sector en un negocio financie- para los nuevos cultivos, fundamentalmente la
ro. Algunas veces compran tierras, otras ope- soja transgénica, es cada vez mayor, lo que ex-
ran con “contratistas” que arriendan tierras y cluye a los productores medianos y pequeños,
368 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

así como la producción de commodities des- liar el hambre en el mundo y, menos aún, en
plaza a los tradicionales alimentos básicos de nuestro país.
consumo popular masivo. El boom sojero se da en detrimento de otros
El cultivo de la soja en nuestro país crece productos cerealeros y oleaginosos. Entre las
notablemente. La producción pasa de 3,7 millo- campañas agrícolas de 1997-1998 y 2004-2005,
nes de toneladas en 1980-1981 a 10,8 millones la producción sojera aumentó en casi 20 mi-
en 1990-1991 y a 35 millones en 2002-2003. Se llones de toneladas, mientras que la de girasol
prevé que en la actual campaña (2006) alcan- cayó 2 millones, la de arroz 0,5 millones y la
zará entre 38,5 y 40 millones de toneladas. Esto de maíz se mantuvo más o menos constante.
significa que la soja, que expresaba el 10,6% En la provincia de Córdoba, el auge de la soja
de la producción de cereales y oleaginosas en vino acompañado de la pérdida del 17% de
1980-1981, pasa a representar casi el 50% en el las cabezas de ganado, una tendencia equipa-
período 2002-2003. La mitad de la superficie rable a la que se manifiesta a nivel nacional.
que se destina a la producción de estos culti- Asimismo, a escala nacional, de 1988 a 2003,
vos se utiliza para producir soja. En la actua- el número de tambos pasó de 30.141 a menos
lidad, la casi totalidad de la producción sojera de la mitad, 15 mil establecimientos. También
es transgénica y se destina a la exportación. En cayó la producción de frutales y de los tra-
el año 2005, las exportaciones de los diversos dicionales cultivos industriales (algodón) del
productos sojeros representaban 8.460 millo- interior del país.
nes de dólares, es decir, el 24,5% del total. La Por otro lado, el auge de la soja se ha dado
mayor parte de las exportaciones de soja eran también en perjuicio de la yunga, de la biodi-
harinas y otros subproductos del aceite de soja, versidad y de la flora y fauna que habitan exten-
que se destinan fundamentalmente al consumo sos territorios del interior del país. Es, además,
animal de los países europeos. Después de la un modelo que ha menoscabado la agricultu-
crisis de la “vaca loca”, la soja se transformó ra familiar, que era tradicional. En el período
en uno de los alimentos balanceados más ape- 1960-1988 desaparecieron 51 mil explotaciones
tecibles para alimentar los pollos y los cerdos agropecuarias, 1.800 por año. Entre los censos
del antiguo continente. Evidentemente, no es de 1988 y 2002 —en la era neoliberal— desapa-
un cultivo que necesariamente contribuye a pa- recieron 87 mil explotaciones agropecuarias,
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 369

esto es, 6.263 explotaciones por año, casi todas y los viejos ingenios, las agroindustrias de la
de menos de 200 hectáreas. vitivinicultura, de los cítricos, etcétera, siguen
Los productores que logran sobrevivir y sus pasos. Viejos y nuevos inversores actúan
mantenerse en el sector se ven sujetos más de modo similar.
que nunca a la agricultura de contrato que el
agronegocio le impone, o bien, a la provisión
de semilla y al paquete tecnológico que la se- Reflexiones en torno a la
millera exige. Qué, cómo y con qué tecnología lógica de funcionamiento
producir tienden a ser cuestiones dictamina- de los agronegocios
das cada vez más por la gran empresa transna-
cional: el agronegocio. La lógica del sistema de los agronegocios invo-
Algunas consecuencias de estos procesos lucra una nueva etapa en la evolución del siste-
son: la desaparición de la agricultura familiar; ma agroindustrial o agroalimentario; etapa que
la transformación del sector en una agricultura integra la era de la globalización que predomi-
sin agricultores; la creciente dependencia del na en el mundo por lo menos desde los años
productor agropecuario del semillero que le setenta (véase McMichael et al., 1994).
provee la semilla y los agroquímicos; la pérdida Las grandes empresas transnacionales agro-
de soberanía alimentaria, al tiempo que se de- industriales, en el Sistema Agroalimentario-In-
jan de producir los alimentos básicos de consu- dustrial (SAI) de nuestro país, van adquiriendo
mo popular masivo; el avance sobre la yunga, un creciente poder mediante el control de sec-
las tierras fiscales del interior, la flora y fauna tores determinantes. Se trata de procesos que
tradicional; y, en general, la pérdida de la biodi- comenzaron en la anterior etapa de ISI pero
versidad y el deterioro ambiental, especialmen- que adquieren una significación muy especial
te en algunas regiones, como efecto de la utili- en la actualidad.
zación masiva del glifosato y otros agroquími- Una de las consecuencias es que esas gran-
cos requeridos cada vez en mayor proporción. des empresas transnacionales adquieren una
Los conflictos por la tierra aumentan expo- mayor autonomía de los demás actores que
nencialmente debido a la voracidad de los in- componen el sistema agroalimentario. En
versores. La lógica del agronegocio se expande la etapa anterior de ISI, el ciclo del capital y,
370 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

por lo tanto, de las finanzas de las agroindus- la distribución la “soja solidaria” en comedores
trias clave y de otras empresas dependían del y organizaciones orientadas a paliar el ham-
ciclo de producción del sistema agroalimen- bre en el país, no se logró transformarla en un
tario propiamente dicho. Efectivamente, este alimento básico de consumo popular. En con-
se reproducía o se ampliaba en función de los secuencia, la soja se mantiene casi exclusiva-
ciclos de producción y comercialización. Pero mente como un producto de exportación; solo
ahora, con la liberalización de los mercados una porción ínfima de la producción total se
financieros, el ciclo del capital se independiza consume internamente, en forma de aceite. Se
del funcionamiento del SAI; el sistema puede replica aquí la tendencia que encontramos en
proveerse de productos, capitales y fuentes de el resto de Latinoamérica pero que estaba au-
financiamiento externos. sente en nuestro país en el siglo XX: un sector
Nuevas fuentes de financiamiento también exportador disociado del mercado interno. En
involucran la posibilidad de nuevas fusiones muchos países, la demanda de alimentos bási-
empresariales, internacionalización del capital cos se diferencia radicalmente de los produc-
y compra de empresas nacionales. Evidente- tos agroalimentarios de exportación, incluso,
mente, la enorme extranjerización que se pro- se va perdiendo la “seguridad alimentaria”, al
dujo en el país hacia fines de los años noventa ser provisto el consumo popular cada vez más
tiene que ver con esto. por importaciones.
Por las razones apuntadas más arriba, y al Convendría aquí volver hacia atrás y re-
igual que en otros sectores de la economía, flexionar algo más sobre el proceso de glo-
para el SAI, el mercado interno pierde impor- balización y su incidencia sobre el SAI y, en
tancia en relación con el mercado externo. particular, sobre el sector agropecuario que
Esto se observa notablemente en el caso de la lo integra. El proceso de globalización involu-
soja. A diferencia de lo que ocurre con la car- cra una preeminencia creciente de las grandes
ne y los cereales, la soja y, en particular, sus empresas transnacionales en el sistema econó-
subproductos —más importantes que el acei- mico mundial, con un componente financiero
te— se destinan fundamentalmente a las ex- muy importante (véase Teubal y Rodríguez,
portaciones. Pese a los intentos, durante la re- 2001, entre otros). Esto involucra lo que antes
ciente crisis, de difundir su consumo mediante se denominaba internacionalización del capi-
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 371

tal, lo cual implica que los circuitos de capital diciones climáticas adecuados. Dependen de
a escala mundial inciden sobremanera sobre el ciclos biológicos que están fechados: el trigo
SAI interno. No es de extrañar, entonces, que se siembra y cosecha en determinados momen-
algunos de los preceptos más preciados del tos y tiene un ciclo que define su producción
neoliberalismo se remitan a la liberalización ulterior. Por más que las nuevas tecnologías
de los movimientos del capital, hacia y desde puedan modificar en alguna medida estos fac-
el país, conjuntamente con las “reformas finan- tores —irrigación cuando falta agua, inverna-
cieras” que posibilitaron la plena liberalización deros que regulan factores climáticos, semillas
de las finanzas internacionales, como un ele- híbridas que definen ciclos cortos de trigo, per-
mento complementario de la libre movilidad de mitiendo la siembra de soja “de segunda” y la
los capitales6. Cabría preguntarse cuáles son doble cosecha, etcétera— el proceso producti-
las implicaciones de esta plena liberalización vo no puede fácilmente trasladarse a cualquier
o “apertura” a los movimientos de capital para parte del mundo, de la misma manera en que se
los sectores agropecuarios de nuestros países. puede trasladar, por ejemplo, una planta fabril
Analicemos esta cuestión: el sector agrope- para la producción de automóviles. Esto tam-
cuario es socioterritorial (Mançano Fernan- bién requiere que los productores agropecua-
des, 2005) por excelencia, mucho más que lo rios se afinquen en determinados territorios,
que puedan ser el sector industrial o el de servi- pese a que el proceso de globalización tienda a
cios. A diferencia de lo que ocurre con el sector hacer su situación mucho más precaria.
industrial, las nuevas tecnologías no siempre La internacionalización del capital impulsa
tienden a superar esa restricción: no se puede la relocalización de las grandes empresas en
producir cualquier producto, en cualquier par- cualquier parte del mundo, en regiones donde
te del mundo, en cualquier época del año y al los salarios son más bajos y se ofrecen mejores
ritmo que se desee. Los desarrollos producti- condiciones para la producción desde el punto
vos agropecuarios necesitan de suelos y con- de vista empresarial (por ejemplo, en regiones
donde existan tierras adecuadas y no se pon-
gan reparos a las industrias contaminantes).
6 El Plan de Convertibilidad de 1991 incluía entre
Pero la producción agropecuaria no es fácil-
sus medidas la libre movilidad del capital, desde y ha-
cia el país. mente relocalizable; en muchos casos resulta
372 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

casi imposible o, por lo menos, los márgenes hacen algunas grandes empresas: compran tie-
para ello son en general limitados. Sin embar- rras en distintas regiones del globo para pro-
go, se pueden encontrar formas para modificar veer a sus circuitos productivos internaciona-
la comercialización, la distribución final o el les, lo cual constituye una forma de adecuar el
procesamiento industrial de la materia prima circuito productivo agropecuario a los ciclos
agropecuaria, o bien, su financiamiento. Es productivos del capital transnacional. Esto es
por ello que las transnacionales, los agrone- lo que caracteriza un sistema basado en los
gocios, ocupan esos espacios y actividades. agronegocios. También se van conformando
Remarquemos que la producción agropecuaria determinados productos globales, por ejem-
misma tiende a “internacionalizarse”, o sea, a plo, la Coca-Cola, ciertas marcas de cerveza,
ser vendida en cualquier país del mundo siem- las hamburguesas, etcétera. Son algunos de los
pre y cuando se encuentren formas para evitar aspectos que inciden sobre una suerte de ho-
su perecibilidad. mogeneización de la producción a escala mun-
La internacionalización de los capitales sig- dial en el marco de procesos de globalización
nifica que las grandes empresas pueden orien- de los circuitos productivos del sistema agroa-
tar sus inversiones de capital hacia cualquier limentario mundial.
región del mundo y, por ende, no dependen La liberalización de los movimientos de ca-
de los mercados internos para su evolución o pital, la difusión de tecnologías capital intensi-
acumulación de capital. Aunque, como adver- vas, de híbridos y transgénicos son tendencias
tíamos más arriba, la producción agropecuaria que pueden ser contradictorias con las necesi-
no siempre puede localizarse en cualquier par- dades de campesinos y productores agropecua-
te del mundo, hecho que limita la internaciona- rios, así como con la producción de alimentos
lización de los circuitos de capital. Con todo, básicos de consumo popular. No es de extrañar
hay segmentos del sistema agroalimentario-in- que, pese a la creciente importancia que ad-
dustrial que sí se pueden internacionalizar, por quiere este circuito dominado por los agrone-
ejemplo, los supermercados, en cierta medida, gocios, existan otros que, en forma creciente,
la industria alimentaria, la producción de insu- operan al margen y con cierta independencia
mos agropecuarios, etcétera. Cabe desatacar de aquellos. No todo el sistema agroalimenta-
que una forma de superar este límite es lo que rio está subsumido en el de los agronegocios.
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 373

En la actualidad, ha cobrado relevancia el riormente— un núcleo de poder, que articula


concepto de redes de producción en el agro a las demás empresas, generalmente “pymes”,
argentino, que tiende a sustituir el anterior que lo integran7.
concepto de complejos agroindustriales, ela- Frente a esta perspectiva, aquí preferimos
borado por autores tales como Vigorito, Tra- considerar la nueva realidad agroindustrial
jtenberg, Giarracca y Teubal (véase Teubal, como aquella en la que prevalece una red de
1999 y Murmis, 1993). Se trata de un enfoque agronegocios, o sea, aquella dominada por
que permite analizar “las relaciones entre los grandes empresas agroindustriales transna-
agentes principales de un subsistema económi- cionales que definen las pautas de funciona-
co como, por ejemplo, cualquiera de los com- miento del sistema en su globalidad.
plejos agroindustriales” (Díaz, 2006: 7). En este nuevo sistema, sustentado en
¿Qué es una red? Según el artículo perio- commodities tales como la soja, no existen
dístico mencionado en el párrafo anterior, se indicios de que vayan a tener sustancial ca-
trata de “un ámbito económico de creación de bida los medianos y pequeños productores
competencias e intercambio, tanto de bienes agropecuarios o las pymes industriales, de
como de servicios, que incluye una o varias
empresas núcleo y a sus proveedores y clien-
tes”. El objetivo es lograr “intercambios de flu- 7 Gustavo Grobocopatel, el principal sojero del país,
explica: “Compartimos nuestro negocio con otros in-
jos de información, experiencias productivas, versores, la mayoría de ellos en la actualidad son los
conocimientos, estrategias concurrentes de jubilados argentinos. Con Los Grobo SGR poseemos un
desarrollo a futuro” (Ibídem: 7). Visto desde programa de financiación para 220 Pymes por 60 millo-
esta perspectiva, el énfasis puesto en el con- nes de pesos y con Grobo Gestión de Talentos busca-
mos desarrollar competencias y aumentar la empleabi-
cepto de red tiene que ver fundamentalmente
lidad de los que trabajan directa o indirectamente con
con el intercambio de información científica y nosotros. La formación de redes es parte de un proceso
técnica. En realidad, lo que no se subraya en revolucionario que cambiará la vida y las relaciones
la formulación del concepto, pero que está im- de las personas. Las redes podrían ser la base de un
plícito en él, es que esta “red” o “trama” opera, Capitalismo Social y resolver problemas que aún están
pendientes: la equidad y una redistribución más justa
por lo general, a partir de una empresa o mega
de la riqueza” (Grobocopatel, Página/12 - Suplemento
empresa madre o —como se lo llamaba ante- Económico “Cash”, 13-8-2006: 4).
374 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

comercialización o de provisión de semilla familiar. Y esto que demostramos para el caso


e insumos agropecuarios. Las nuevas prácti- argentino, ocurrió en la mayoría de los países
cas tecnológicas —por ejemplo, la siembra latinoamericanos con cierta modernización
directa en la producción de soja, conjunta- agraria. No solo existió la posibilidad de que
mente con el uso masivo del glifosato como los campesinos agroindustrializaran su pro-
agroquímico privilegiado para la eliminación ducción sino que fueron desarrollos exitosos
de la maleza— configuran parte de un sistema que desplegaron distintas formas de articula-
que favorece sobremanera a “economías a es- ción, dando lugar a acalorados debates (Gia-
cala de producción” y, por ende, a “empresas rracca, 1983; Paré, 1982). Es cierto que pre-
agropecuarias” de mayor tamaño. Se trata de dominaba un fuerte sistema de desigualdad,
un sistema que se combina con “contratos” que el excedente agroindustrial se distribuyó
por una cosecha, en el marco de los “pools en forma muy desigual y que muchos trabajos
de siembra”, emporios financieros que tratan mostraban que los ingresos campesinos te-
a la actividad agropecuaria y agro industrial nían un sentido más cercano a un salario que
como “un negocio más”, independientemente a un cierto nivel de ganancia. Pero represen-
de las necesidades de productores agrope- taba un sistema de inclusión.
cuarios, campesinos o trabajadores rurales El modelo del agronegocio es un sistema
(Giarracca y Teubal, 2005). de pura exclusión en relación con la agricul-
tura familiar y campesina. De exclusión y de
mayor desigualdad que en el periodo anterior
Algunas reflexiones en lo que se refiere a mano de obra, puesto
a modo de conclusión que el trabajo es reemplazado por nuevas or-
ganizaciones laborales. En el agronegocio, el
La gran transformación agraria de la Argenti- trabajo escasea y está mal retribuido (véase
na, con la imposición del “agronegocio” como Aparicio, 2005).
modelo configurado en el marco institucio- Por estas razones, las agroindustrias capi-
nal, a partir del decreto de desregulación, talistas con integración campesina y el “agro-
estrechó el margen de posibilidades de la negocio” difícilmente puedan coexistir. Los
articulación agroindustrial con la agricultura marcos institucionales vigentes fueron, pre-
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 375

cisamente, impuestos para desarrollar el mo- der del agronegocio, se abren paso con el
delo del agronegocio, y esta transformación apoyo de subsidios internacionales, algunas
respondió a una nueva configuración de fuer- fuentes nacionales y mucho esfuerzo de las
zas, con nuevos agentes económicos apoyados propias comunidades.
por los gobiernos de nuestra región. La “vuelta Las experiencias de organización agroin-
atrás” es muy difícil de pensar, aun si se produ- dustrial campesina emanadas del incipiente
jeran ciertos cambios en los Estados naciona- movimiento campesino nacional, si bien no
les. Los nuevos gobiernos de América Latina, tienen la densidad de las que hallamos en Bra-
tales como los de Argentina, Brasil, Venezuela sil (véase Giarracca et al., 2006), muestran
(marcamos una diferencia con el caso de Bo- que también para Argentina es una alternativa
livia por la fuerte presencia de la “comunidad viable. La nueva pregunta es si es posible, en
andina”), si bien tienen una estrategia conti- un mundo globalizado pero fragmentado, la
nental interesante y una mayor sensibilidad coexistencia del modelo del agronegocio y la
hacia algunos aspectos sociales, apoyan las territorialidad campesina.
lógicas productivistas del agronegocio, pues En este trabajo, sostenemos la tesis de que
ven en el modelo la posibilidad de aumentar una integración de los medianos y pequeños
los ingresos fiscales gracias a las divisas gene- productores y de los campesinos en el circuito
radas por la exportación. de los agronegocios ya casi no es posible de-
¿Cuál es la salida para la pequeña explota- bido, precisamente, a la lógica de su funciona-
ción dentro de este modelo? La experiencia miento. Por ello, es importante pensar en for-
de nuestros países muestra que hay una fuer- mas alternativas de producción/comercializa-
te intención de generar una economía o te- ción por fuera de este sistema. En muchas par-
rritorialidad campesina con sus propios pro- tes del país —y, por cierto, también en América
cesos de agroindustrialización, con lógicas Latina—, han ido plasmándose nuevas prácti-
propias basadas en los principios de la sobe- cas y recortándose espacios socioeconómicos
ranía alimentaria y el respeto a la biodiversi- y territoriales al margen de su integración a la
dad. Estas acciones alcanzan un importante lógica de los agronegocios.
grado de avance en Brasil con el Movimiento
Sin Tierra. En la Argentina, a pesar del po-
376 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

ANEXOS
Cuadro N° 1
Sector agropecuario argentino (hasta 1991)
Del desarrollo agroindustrial a la expansión del “agronegocio” | N. Giarracca y M. Teubal 377

Cuadro N° 2
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378 Estudios rurales y movimientos sociales. Miradas desde el Sur

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