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I. - LA CLASIFICACION CLASICA
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b) El cuasi-contrato.
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d) El cuasi-delito.
Por la ausencia del elemento intencional, se diferencia el cua-
si-delito del delito: es el hecho ilícito realizado sin intención de
dañar.
En la base del cuasi-delito que considera el código civil hay
siempre un elemento espiritual: falta positiva, negligencia o i~pru
dencia. (1 7 ) No existe, empero, la intención dañosa. El perjuicio no
se alcanza po/una voluntad dirigida a él.
Se sancionan presunciones legales de falta. Así se explica la
responsabilidad por los daños causados por otras personas y por
cosas y animales que se tienen en propiedad o confiados en cus-
todia.
El cuasi-delito, como categoría independiente, no se conserva
en las legislaciones modernas. Los códigos alemán, suizo, del Brasil
y de la Rusia Soviética, el J?royecto de código de obligaciones y con-
tratos, común para Francia e Italia, y el anteproyecto de reformas
al código civ~l argentino de Bibiloni, han sup~imido lo denomina-
ción de cuasi-delito. Con ello ha desaparecido la distinción entre el
delito y el cuasi-delito, distinción que carece de interés práctico y
que ha originado grandes discrepancias entre los juristas.
Sobre la noción misma del cuasi-delito no existe uniformidad
de opiniones. En la terminología del derecho francés se dice que
existe cuasi-delito cuando el perjuicio reconoce como fundamento
una imprudencia. Fuera de Francia, en cambio, la noción de cuasic
delito se identifica con la concepción de responsabilidad presumida
y en Alemania, antes de la sanción de su código, se reservaba la
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s~~ crítica
La clasificación clásica de las :fuentes de las obligaciones, ha
mantenido durante siglos bU prestigio. Se ha conservado como un
viejo monumento, que se imponía a todos y que nadie osaba discu-
tir ni criticar. (1 9 ) A mediados del siglo pasado, empero, han sido
analizados sus términos y este monumento clásic~a;s'uscitado crí-
ticas _Y_ opiniones divergentes, sobre su exactitud, entre autores de
prestigiO.
Se ha perfilado en doctrina una tendencia bien clara hacia una
reducción de fuentes.
Ya GAYO, en su Instituta, sostenía que las fuentes podían re-
ducirse a dos: el contrato y la ley. Se trata de colocar en un térmi-
no a la voluntad del 'hombre actuando, en forma eficiente, en la
creación de relaciones jurídicas y en el otro término, a la ley: el cua-
si-contrato, el delito y el cuasi-delito son en dicha tendencia fuen-
tes legales,
LAROMBIERE (2°) expresa: ''cuando se trata de un simple
'' hecho, cuya consumación no ha estado presidida por voluntades
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( 21 ) Cours de Droit Civil Francais. Les contrats et les obligations, No. 1123
( 22 ) Traité théorique et pratique de Droit Civil, tomo XIII, N°. 2787. En el mis-
lno senti~lo De'l'rwlo'rnbe, C9urs de Code Napoleon, ton1o XXXI, :No. 25
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a) El código f'l'ancés.
El código civil de Francia, bajo la influencia inmediata de PO-
THIER, ha aceptado las cinco fuentes clásicas de las obligaciones.
En el acá pite de su título III, libro III, se habla "de los con-
tratos y de las obligacio,les convencionales en general" y en el del
título IV, "de los vínculos que se forman sin convención".
De la combinación de los arts. 1101 y 1370 y de los acápites ex-
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( 29 ) Code Civil Allemand, traducido y anotado por Bufnoir, Cazelles, Challamel; etc.,
tomo II, nota en l'ág. 369.
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( 30) Saleilles, Théorje de l'obligation, pág. 363. Ood.e Civil Allem.and, traducido y
anotado, por el comité de legislación extr.anjer~. francés, con el concurso de la
Soci~t¿ f.!a, Législation ComParée, notas al art 832 y· f.llg
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chos que, de una manera ilícita, causan 11+1 perjuicio a otro, sea in-
tencionaln~:ente, sea por negligercia o imprudencia. ROSSEL ( 31 )
expresa que el acto genera~or de responsabilidad, debe ser un hecho,
ya sea de acción u omisión, imptltable a su autor, perjudiciable al de-
mandante, que ha sufridv una pérdida o ha sido privado de una ga-
nancia, e ilícito, es decir, realizado sin ·derecho.
En este código también campea el principio de que toda res-
ponsabilidad debe ~entarse en una falta. La imputabilidad triunfa
sobre la causalidad..
Al hablarse de las obligaciones que resultan del enriquecimiento
ilegítimo se legisla sobre las "condictiones ". En el primer párrafo
del art. 62 se expresa el principio general: ''Aquél, que sin causa le-
gítima, se ha enriquecido a expensas de otro, está obligado a resti-
tuir". Aunque en este principio general caben diversas corndictiones,
el código se refiere, en forma ·expresa, a la ' 'recepción sin .causa'·
( art. 62, segunda parte) y a la "condictio indebiti'' ( art. 63).
d) El código de la R1tsia Soviética.
El código civil de la República Socialista Federativa de los So-
viets de Rusia, enuméra una clasificación de las fuentes de obliga-
ciones. Su art. 106 exp1·esa lo siguiente: "Las obligaciones nacen de
" contratús y de otras fuentes indicadas por la ley, en particular,
" de un enriquecimiento indebido o del daño causado a otro". (32 )
Como en los códi[!OS alemán y suizo, la oferta y la aceptación
producen por sí mismas efeetQs para las partes que las han expresa-
do, aún antes de la conclusión del contrato.
El enriquecimiento indebido, sujeto a restitución, se basa en la
falta de "causa suficientem()nte fundada sobre la ley o un contra-
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