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DE LA PALABRA AL TEXTO

ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS DEL ESPAÑOL

Guiomar Elena Ciapuscio


(editora)

Buenos Aires, Julio de 2006


DE LA PALABRA AL TEXTO
ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS DEL ESPAÑOL

ÍNDICE

Introducción. Guiomar Ciapuscio i–x

Primera parte: estudios léxico-gramaticales y textuales del discurso


especializado

I. El significado léxico especializado. Andreína Adelstein. 1

II. La expresión de la modalidad epistémica en artículos de investigación. Laura 29


Ferrari

III. Modalidad y géneros académicos. Guiomar Ciapuscio 56

IV. Géneros académicos y grados de especialización. Inés Kuguel 86

V. La estructura ilocutiva y la distinción entre géneros discursivos. Susana Gallardo 122

Segunda parte: estudios de morfología y sintaxis

VI. Los prefijos: propiedades sintácticas y morfofonológicas. Laura Kornfeld 158

VII. La determinación de la eventividad nominal en español. Gabriela Resnik 185

VIII. La adquisición de las categorías funcionales. Lucía V. Brandani 223

REFERENCIAS

DATOS BIOGRÁFICOS DE LAS AUTORAS


INTRODUCCIÓN

Guiomar Ciapuscio

La lingüística se ha caracterizado reiteradamente como una “megaciencia”, una

disciplina cuyo objeto, el lenguaje, es no solo “heteróclito y multiforme”, sino también

inabarcable, como sostenía el maestro ginebrino 1 . En efecto, el lenguaje nos define en

nuestra biología y en nuestra vida política y social, por eso ofrece múltiples facetas para

su estudio y es campo de interés de otras disciplinas, como la historia, la antropología,

la sociología, la psicología, la biología y las neurociencias, entre otras. Establecer un

corte de navaja entre la lingüística y otras ciencias interesadas en el lenguaje es una

tarea muchas veces ímproba y de utilidad dudosa. La lingüística contemporánea alberga

intereses muy diversos y, en términos muy generales, puede describirse con la

controvertida metáfora que se aplica para clasificar las ciencias en general, “duras” y

“blandas”, con la conciencia de que también en lingüística su empleo es controversial.

Para la lingüística formal, las lenguas son complejos mecanismos –con fundamento

neurobiológico– que pueden desentrañarse y describirse a partir de modelizaciones que

intentan no solo representarlos sino también explicar sus principios de funcionamiento y

su potente capacidad creativa. El paradigma funcionalista, en cambio, sostiene que las

lenguas son objetos que se definen por su finalidad comunicativa y por su carácter

intrínsecamente histórico y socio-cultural; para esta dirección la pregunta fundamental

es determinar qué recursos y qué estructuras lingüísticas se emplean para el logro de

determinadas finalidades. Cabe señalar que, si bien estos paradigmas mayormente se

comprenden de manera antagónica, puede observarse una incipiente conciencia en

1
Así puede leerse en los manuscritos de F. de Saussure, hallados en su mansión de Ginebra en años
recientes: “Quien se sitúa ante el objeto complejo que es el lenguaje para estudiarlo se enfrentará a ese
objeto por tal o cual lado, que nunca será todo el lenguaje, suponiendo que haya sido muy bien escogido;
y si está peor escogido puede llegar a dejar de ser de orden lingüístico o bien representar una confusión de
puntos de vista inadmisible después” (Saussure, 2004: 28).

i
lingüistas de una y otra dirección sobre la necesidad de incrementar el diálogo y la

cooperación 2 . En este sentido, el presente volumen representa esa actitud puesto que

muestra la labor de un grupo de investigación que, desde su conformación, sostiene el

diálogo entre escuelas lingüísticas como principio de trabajo y cuyos resultados, en

buena parte, reflejan la interacción y complementación de intereses fuertemente

orientados al sistema lingüístico con la consideración e inclusión explícita del contexto

y de los hablantes en los análisis y reflexiones.

Este volumen reúne un conjunto de estudios en que están representadas distintas

direcciones de la lingüística actual, realizados por las integrantes del equipo de

investigación, denominado TERMTEX 3 , que está formado por lingüistas de la

Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de General Sarmiento y el

CONICET. TERMTEX se conformó y consolidó como grupo académico a partir de la

labor de investigación realizada desde 1997 en el marco de proyectos subsidiados por

instituciones nacionales e internacionales4 . Los diferentes proyectos que el grupo ha

llevado a cabo desde entonces tienen un denominador común: por un lado, la

perspectiva fuertemente disciplinar y, por el otro, el esfuerzo empírico concentrado en el

discurso especializado.

Las autoras que colaboran en este volumen pertenecen a distintas generaciones y se

encuentran en distintos pasos de su carrera académica: doctorandas, doctoras recientes e

investigadoras más formadas. Los distintos capítulos presentan un estado del arte sobre

el tema específico, si bien con distinto grado de exhaustividad, y un aporte personal al

2
Ejemplos de esta actitud muestran volúmenes colectivos como Schlieben-Lange, Villaça Koch y
Jungbluth (2003) y proyectos de investigación como los que se llevan a cabo en la Universidad de
Tübingen desde 1999, concebidos como “diálogo entre paradigmas” (ver http://www.sfb441.uni-
tuebingen.de).
3
La denominación Termtex designa al grupo argentino de investigación y docencia en terminología y
texto.
4
CONICET, Universidad de Buenos Aires, la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, el
Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), Fundación Capes, la Generalitat de Catalunya,
entre otros.

ii
conocimiento del tema, sea en la forma de abordarlo, sea en la forma de una extensión

teórica a datos nuevos, o en una combinación de ambas. Así el volumen ofrece un

conjunto de estudios que presentan un panorama crítico de las principales líneas de

investigación sobre los tópicos particulares, seguido de propuestas que significan

avances en el conocimiento de los mismos.

El espectro temático cubre distintos aspectos de la lingüística contemporánea, que

atañen al orden morfosintáctico, léxico-gramatical y textual de la lengua. Hemos

organizado las contribuciones en dos partes: una primera parte, compuesta por trabajos

que escogen como dominio de observación y estudio el campo del discurso

especializado, sea en el nivel de la palabra, de la gramática o el texto, y que adscriben a

un modelo de la lingüística textual que funciona como marco descriptivo y explicativo

de sus trabajos; la segunda parte, que recoge tres contribuciones que comparten la

adscripción teórica a la gramática generativa – tanto en la perspectiva de la adquisición

lingüística como en la analítica - para el estudio de problemas específicos de morfología

y sintaxis del español.

Los trabajos que se incluyen en la primera parte coinciden en considerar que la unidad

superior del análisis lingüístico y el contexto natural de sus unidades menores es el

texto: adscriben a un modelo teórico dentro de la lingüística textual que sostiene una

concepción cognitivo-comunicativa del mismo (Heinemann & Viehweger 1991,

Heinemann 2000, Heinemann & Heinemann 2002). Para esta corriente, los textos son

objetos lingüístico-comunicativos complejos, que cristalizan los diversos sistemas de

conocimiento puestos en juego en su procesamiento; en tanto productos o resultados del

procesamiento pueden analizarse a partir de distintas dimensiones o niveles:

básicamente, el nivel funcional, el nivel situacional, el nivel semántico y el nivel de

forma gramatical (cfr. Heinemann, 2000). Los diversos niveles que permiten describir y

iii
sistematizar este objeto complejo no están desvinculados entre sí, sino que existe entre

ellos un condicionamiento estrecho y recíproco: los niveles superiores funcional,

situacional y semántico del texto determinan los aspectos microestructurales (la

distribución informativa, las conexiones sintáctico-semánticas entre las oraciones, la

sintaxis, el léxico) y viceversa, los rasgos microestructurales son elementos ineludibles

a la hora de describir y explicar el objeto texto en sus niveles más globales (Ciapuscio

2003: 22). El modelo cognitivo-comunicativo de la lingüística del texto constituye un

marco general de las investigaciones de la primera parte; sin embargo, de acuerdo con

las temáticas y los objetivos específicos, las autoras recurren a otras escuelas dentro de

la disciplina, como la lingüística formal, la terminología, la lingüística de corpus y la

lingüística sistémico-funcional.

El trabajo de Andreína Adelstein inicia la primera parte y está dedicado a dilucidar en

qué consiste el significado léxico especializado, o más precisamente, qué distingue el

significado de los términos de las ciencias del significado de las palabras generales.

Luego de una exhaustiva revisión crítica de la literatura sobre las propiedades distintivas

del léxico especializado, la autora realiza un análisis semántico-formal de nombres

relacionales (delimitados a partir de diccionarios, de textos especializados y de textos de

la prensa), fundado especialmente en el modelo de léxico generativo, elaborado por J.

Pustejovsky, modelo que completa, para el análisis de los condicionamientos globales,

con herramientas teórico-metodológicas de la lingüística textual y del modelo textual

mencionado. La autora logra establecer los condicionantes locales y globales que

generan los significados especializados, y modeliza de manera esclarecedora cómo

estarían organizados esos significados en la entrada léxica. De este modo el trabajo

aporta al conocimiento del léxico mental del hablante y avanza en el conocimiento de

los modos en que se configura y organiza el léxico. Laura Ferrari se ocupa de la

iv
modalidad en el campo de la comunicación especializada, específicamente, de su

realización en los verbos modales y epistémicos de la sección Discusión/ Conclusiones

del artículo de investigación en el área de la medicina. Para ello, realiza en primer lugar

una amplia revisión crítica de la bibliografía más destacada sobre el concepto de

modalidad, tanto en trabajos clásicos como contemporáneos. En la segunda parte de su

capítulo, presenta una ilustración de esas nociones en la que analiza cómo funcionan

los verbos epistémicos y los verbos modales en esa parte textual; subsidiariamente, pone

en tela de juicio la productividad de la distinción clásica entre modalidad explícita e

implícita (Bally, 1944) para esta clase de textos. El artículo explicita las estrategias de

los especialistas para presentar de manera persuasiva el conocimiento nuevo y favorecer

su aceptación por la comunidad de pares. El trabajo de Guiomar Ciapuscio trata el

tema de la modalidad en su relación con los géneros académicos. A partir de una

revisión de los trabajos sobre modalidad y géneros, realizados mayormente dentro de la

lingüística de corpus (especialmente, D. Biber y colegas, en diferentes trabajos), y del

concepto de género de la lingüística textual, propone una serie de tesis para avanzar en

el conocimiento de ambos campos: en forma resumida, plantea que los condicionantes

de las dimensiones funcionales y situacionales de los textos determinan la variación de

las modalidades, más específicamente, la presencia y dominancia de distintos tipos de

modalidades y la preferencia por ciertos recursos expresivos. A su vez, las modalidades

dominantes y sus recursos expresivos constituyen una propiedad lingüística saliente

para la caracterización de los géneros. Ilustra las tesis particulares con muestras de

distintos géneros académicos orales y un análisis más detallado de conferencias

pronunciadas por científicos argentinos, centrado en la modalidad epistémica y sus

distintas formas expresivas. El capítulo de Inés Kuguel se dedica al problema de la

tipologización de los textos especializados y al establecimiento de su grado de

v
especialidad. Sobre la base de trabajos anteriores, avanza en la elaboración de un

instrumento tipológico confiable, proponiendo combinar los desarrollos disponibles en

la lingüística del texto con el modelo de redes conceptuales de R. de Beaugrande (de

Beaugrande y Dressler, 1997). Ilustra su propuesta con el análisis minucioso de dos

géneros de la ecología –el artículo de investigación y el manual- ; en efecto, con la

ayuda de numerosos cuadros y figuras muestra cómo se instancian los parámetros

pertenecientes a cada dimensión textual –la situación, la función, el contenido

semántico y la forma– y cómo esos parámetros se realizan y evidencian en índices

lingüísticos. Su trabajo aporta así a los estudios que sostienen la necesidad de

profundizar la relación entre los estudios terminológicos y textuales, para avanzar en el

conocimiento y comprensión de problemas de ambos campos. Susana Gallardo ofrece

un trabajo también relacionado con las tipologías textuales: su tesis es que la estructura

ilocutiva de un texto, es decir, la configuración que adoptan los actos de habla

principales y subordinados, puede ser útil a los fines de describir y, sobre todo,

distinguir entre clases textuales o géneros discursivos que comparten la misma función

textual. Luego de una revisión de las principales teorías actuales sobre la configuración

funcional de los textos y del modelo en el que inscribe su trabajo (Brandt y Rosengren,

1992), ilustra su tesis con el análisis ilocutivo de tres géneros: artículos sobre medicina

e informática (ambos de la prensa escrita) y prospectos medicinales: los tres géneros

comparten la función básica de dirigir la conducta de los destinatarios, sin embargo,

presentan diferencias en la realización de los actos de habla directivos (principales), en

su configuración jerárquica y en el número y tipo de funciones subsidiarias y

complementarias que los apoyan. El análisis de los distintos tipos de indicadores

lingüísticos que realizan las ilocuciones principales, subsidiarias y complementarias

profundiza el conocimiento de los géneros mencionados y corrobora la productividad de

vi
las investigaciones que – como las de esta primera parte del volumen – ponen en

relación los resultados y conclusiones del nivel léxico-gramatical con las dimensiones

funcionales, situacionales y temáticas de los textos.

La segunda parte del libro reúne tres estudios que se incluyen en el paradigma de la

gramática generativa, y se abocan al estudio de problemas que competen a la gramática

del español y a la adquisición lingüística: la prefijación, la eventividad nominal y la

adquisición de categorías funcionales en los primeros estadios de la gramática infantil.

Los estudios de Laura Kornfeld y Gabriela Resnik, si bien dedicados a fenómenos de

distinto orden gramatical, comparten el propósito general de avanzar en el conocimiento

del diseño gramatical, la explicación del comportamiento morfosintáctico de las

distintas clases de palabras y de sus componentes. Además, coinciden en tomar como

marco de referencia o de inspiración principal para sus propuestas el modelo de la

Morfología Distribuida (Halle y Marantz 1993), que supone que las tareas que

tradicionalmente se atribuyen a la morfología no están concentradas en un único

componente de la teoría –el léxico– o vinculadas estrechamente a otro –la sintaxis–,

sino más bien “distribuidas” entre varios niveles diferentes. Esta posición general

permite brindar soluciones superadoras a problemas clásicos de la teoría gramatical.

Laura Kornfeld presenta un trabajo sobre los problemas descriptivos y teóricos que

acarrea la prefijación en español. El artículo ofrece una revisión del estado de la

cuestión acerca de la prefijación en español, de las principales discusiones acerca de la

categoría gramatical de los prefijos y de su estatuto (como proceso de derivación,

composición o como proceso independiente). A continuación aporta evidencia sólida

que cuestiona los análisis y enunciados de las caracterizaciones corrientes de la

prefijación (cfr. Varela & García 1999, Varela 1990, 2005), especialmente la tesis que

parece sostener el andamiaje lexicalista: la pretendida opacidad sintáctica de los

vii
prefijos, como producto de la Hipótesis de la Integridad Léxica (cfr. Scalise 1984). La

presentación de la evidencia se realiza mediante la introducción y discusión de distintas

pruebas aplicadas a diversos prefijos (repetición, coordinación de prefijos y bases,

capacidad de tomar complementos frasales, de referencia externa, no selección de

complemento). Si bien la autora se inspira, como anticipamos, en los principios de la

Morfología Distribuida, su análisis es una propuesta de revisión sintactista de lo que

llama “lugares comunes” del lexicalismo. Del análisis realizado se derivan

consecuencias descriptivas, que aportan al ordenamiento y sistematización de los

diferentes tipos de prefijos en español, pero que también muestran que el campo de la

prefijación no es un fenómeno unitario, ni desde el punto de vista morfofonológico ni

sintáctico. Los resultados tienen además importantes consecuencias teóricas, en cuanto

cuestionan severamente los trabajos de orientación lexicalista, hacen más difusas las

fronteras entre distintos módulos de la gramática y dan sustento a posiciones

alternativas que fundamentalmente postulan una división del trabajo lingüístico más

“distribuido”. El trabajo de Gabriela Resnik es una contribución al problema de

determinar y explicar el carácter eventivo y no eventivo de los nombres en español y, de

este modo, aporta a dos cuestiones básicas para el interés gramatical: la relación entre

las propiedades léxicas y el comportamiento sintáctico de las palabras y la naturaleza de

los límites entre las clases de palabras. El objeto específico de su investigación general

son los nombres simples (no deverbales) que tienen interpretación eventiva, como fiesta

o accidente. Con el propósito de determinar su particular comportamiento y delimitarlo

de los nombres deverbales eventivos, realiza una exhaustiva revisión crítica de los

principales estudios sobre el tema, propuestos por distintos teóricos de orientación

lexicalista (Grimshaw, 1990) y sintactista (Picallo, 1991), y, por último, por Alexiadou

(2001), enrolada en el modelo de la Morfología Distribuida. Esta revisión de propuestas

viii
y de diagnósticos para determinar y explicar la eventividad nominal se complementa

con la elaboración de criterios adicionales que permiten a la autora proponer un

conjunto de pruebas confiables para la identificación de los nombres deverbales

eventivos y no eventivos en español y especialmente, para avanzar en la caracterización

y el conocimiento de los nombres simples eventivos. El análisis realizado permite

mostrar que la eventividad no es una propiedad exclusiva de verbos o de nombres

derivados de verbos, sino que se encuentra también en otras categorías como los

nombres simples.

Cierra esta segunda parte el trabajo de Lucía Brandani que se ubica en el apasionante

campo de los estudios sobre la adquisición de la lengua, de importancia central para la

gramática generativa y para la teoría lingüística en general. Es sabido que los niños en

los primeros años de vida, entre los 18 y los 30 meses, independientemente de la lengua

que están adquiriendo, presentan un habla que se ha descrito como “telegráfica”, puesto

que omiten ciertos elementos (como determinantes, complementantes, pronombres,

algunos verbos y sujetos sintácticos en lenguas que no lo permiten) y producen

enunciados con discordancias sintácticas (en género, en número, no flexionan el verbo

cuando corresponde, etc.). En síntesis, la gramática “temprana” en las diferentes lenguas

que se están estudiando exhibe problemas regulares que se vinculan con la adquisición

de categorías funcionales. El capítulo presenta, en primer lugar, datos en distintas

lenguas y sobre esa base las propiedades fundamentales de la gramática infantil. En la

parte medular del trabajo realiza una revisión crítica de los principales estudios sobre la

adquisición de las categorías funcionales que se llevan a cabo actualmente en el marco

de la gramática generativa, y discute las distintas explicaciones que se han propuesto

para dar cuenta de las propiedades de la gramática infantil y sus diferencias con respecto

ix
a la gramática adulta. Por último, y sobre esa base, sienta su propia posición que ilustra

con ejemplos del español.

Creemos que el volumen ofrece un panorama amplio, diverso (pero, naturalmente, no

exhaustivo) de las líneas de investigación de la lingüística actual, centradas en

problemas léxicos, gramaticales y textuales, que se desarrollan en la Argentina.

Esperamos que estos trabajos sean acogidos favorablemente por la lectura

enriquecedora de nuestros colegas y que sirvan para avanzar y profundizar en el

conocimiento de la lengua española y la teoría lingüística.

x
PRIMERA PARTE

ESTUDIOS LÉXICO-GRAMATICALES Y
TEXTUALES DEL DISCURSO ESPECIALIZADO
I. El significado léxico especializado

Andreína Adelstein

1. Introducción

El creciente interés por describir y explicar las propiedades específicas de las producciones

lingüísticas de los ámbitos científicos se vincula naturalmente con la preocupación por

determinar las propiedades del léxico utilizado en estos ámbitos. El léxico de especialidad fue

un tema poco explorado en la lingüística, a excepción de algunos casos (Weinrich 1994, por

ejemplo). En cambio, ha sido abordado ampliamente por autores de la terminología, de

manera más o menos explícita, en relación con el estudio acerca de la especificidad del

término; la delimitación de esta noción (por oposición a la de la palabra) se basó en aspectos

semánticos y pragmáticos de estas unidades.

Este capítulo intenta contribuir a la explicación de la semántica de los ítems léxicos que se

emplean en situaciones de comunicación especializada, en el marco de una teoría del lenguaje

natural. Los propósitos del capítulo son, por un lado, presentar una breve revisión de las

distintas posiciones relativas a las propiedades semánticas distintivas del léxico de

especialidad y, por otro, ilustrar la tesis de que la especificidad del significado especializado

reside en el tipo de configuración, determinada por factores de la situación comunicativa, y

por factores oracionales y sintáctico-semánticos locales (cfr. Adelstein 2004 [2001], 2005

[2003], en prensa). Para ello, luego de la revisión bibliográfica se presenta un análisis

ilustrativo de significados de nombres relacionales delimitados a partir de artículos de

diccionarios y del análisis de su comportamiento en textos. En esta segunda parte, se exponen

en primer lugar las propiedades específicas de la configuración del significado especializado;

luego, los condicionantes globales y los factores locales que dan lugar a tal tipo de

configuración semántica y, finalmente, los mecanismos semánticos específicos que permiten

su generación. El capítulo se cierra con unos breves comentarios acerca del conocimiento

1
léxico del hablante: ¿el léxico de especialidad implica una competencia léxica diferenciada?,

¿la información semántica especializada se organiza en un módulo específico?, ¿cómo se

articula el conocimiento léxico especializado y el conocimiento acerca de los textos y las

situaciones de comunicación especializada?

2. Semántica especializada y terminología

En las distintas etapas de la teoría terminológica, la definición del concepto de término por

oposición a la de palabra estuvo principalmente centrada en los aspectos semánticos de estas

unidades, ya fuera con la intención de oponerlas, como en la terminología clásica, ya fuera

con la intención de integrar ambas unidades en una misma categoría, como en la terminología

actual de orientación lingüística. En este capítulo utilizo terminología tradicional para

referirme a la terminología que imperó hasta los ‘80, aproximadamente, y que comprende a

los autores de la escuela de Viena, los autores franceses, canadienses y catalanes de

orientación lexicológica, y los autores de las escuelas rusa y checa. Con terminología clásica

me refiero estrictamente a Wüster y los continuadores de la Teoría General de la

Terminología (TGT) hasta la actualidad. A continuación se presenta una revisión de las

propiedades semánticas del léxico especializado que surgen de las explicaciones propuestas

para la determinación (teórica o práctica) de la terminologicidad de las unidades de los

vocabularios científicos.

2.1. La perspectiva de la terminología tradicional

No obstante la voluntad teórica de instaurar como objeto de estudio científico una unidad

semiótica distinta de la palabra de lengua natural, la definición de término en esta etapa

fundacional de la disciplina ofrece las primeras respuestas acerca de la especificidad

semántica del léxico científico. En particular, esto se observa en trabajos de orientación

2
lexicológica, gran parte escritos entre los años ‘60 y ’70, que se centran en la reflexión teórica

acerca del término como unidad lingüística, y en algunos manuales publicados entre los años

’80 y ’90 que se alejan de la postura clásica en algunos aspectos.

La dimensión semántica del léxico científico se ubicaba en un polo opuesto al de la semántica

de léxico general, ya fuera que se considerara que se trata de entidades distintas (conceptos vs.

significados, como en autores de terminología clásica), ya fuera que se explicara a partir de la

identificación de propiedades léxico-semánticas diferentes (como en los autores de las

escuelas rusa, y en los de orientación lexicológica). Los principales aspectos semánticos que

se citan como distintivos del término son los siguientes:

ƒ Referencia y designación: el término es una designación; su capacidad de referir está

asociada a la función de designar conceptos. En terminología clásica se distingue

claramente entre significado lingüístico y concepto: el término no tiene significado

lingüístico, sólo refiere un concepto. Para autores de orientación lexicológica, en cambio,

el término tiene una significación lingüística, además de designar una noción científica

(Rey 1992, Lerat 1995). Por ejemplo, Kandelaki (1981) sostiene que la significación

lingüística corresponde a los caracteres distintivos mínimos del referente, se trata de una

información semántica reducida; la noción científica corresponde a toda la información

relativa al objeto (propiedades, relaciones, etc.) y surge de una multiplicidad de

definiciones científicas. Las dos dimensiones semánticas del término tienen la misma

extensión, pero distinta intensión.

ƒ Modos de significar: el término sólo tiene un significado referencial o denotativo,

mientras que la palabra presenta connotaciones y diversos sentidos en el discurso.

Algunos autores (Guilbert 1972, Kocourek 1979, Drozd 1979 y Rondeau 1984) señalan

que las diferencias con la palabra son fundamentalmente de tipo semántico, que se

3
manifiestan en el plano del discurso (del habla) y no en el plano del sistema (o de la

lengua). Es decir, el significado especializado es estrictamente denotativo.

ƒ Tipo de definición: consecuentemente con lo anterior, y dado que designa un concepto en

la estructura conceptual de un dominio determinado, un rasgo distintivo del término es

que sólo puede definirse científicamente. Así, el significado especializado debe ser fijado

por la comunidad científica, para evitar la vaguedad y el carácter difuso propios del

significado léxico general (Kandelaki 1981, Rey 1992, Guilbert 1981).

En síntesis, el término se identifica con un tipo de significado léxico no difuso, preciso, y

cuya referencia corresponde a conceptos de áreas de conocimiento bien definidas.

2.2. La perspectiva de la terminología de orientación lingüística

Las investigaciones terminológicas de orientación lingüística de la década pasada (Cabré

1999, Condamines & Rebeyrolles 1997, Meyer & Mackintosh 2000, Slozdian 1995, 2000,

Temmerman 1998 /1999, entre otros) han dado lugar al estudio más pormenorizado de la

semántica léxica especializada, particularmente a partir de concebir las unidades

terminológicas como valores semánticos de las unidades léxicas de la lengua natural (Cabré

1999, 2000). 1 En estos trabajos, la especificidad de la semántica especializada se ha descripto

o bien en términos de propiedades (tales como la precisión y la concisión), o bien en su

interfaz con la pragmática (el significado especializado se usa en contextos de comunicación

especializada).

En el primer caso, por ejemplo, para Meyer & Mackintosh (2000), la especificidad de una

unidad con carácter terminológico reside en la especialización de rasgos semánticos de una

unidad de léxico general. En los procesos de terminologización y desterminologización, la

1
En la década de los ’90 hubo un importante giro teórico en la terminología a partir de trabajos provenientes, en
su mayoría, de distintas orientaciones lingüísticas, que pusieron en cuestión los principios de la Teoría General
de la Terminología (TGT) instaurados por la terminología clásica. Las críticas formuladas a la TGT y el
surgimiento de las nuevas propuestas ya han sido ampliamente comentados en diversos trabajos (Adelstein 2004
[2001], Cabré 1999, 2003, 2005 Krieger 2000, 2001, L’Homme, Heid & Sager 2003).

4
distinción entre significados especializados y no especializados está dada por la

especialización vs. el debilitamiento o la eliminación de rasgos, respectivamente. Según

Temmerman (1998, 1998/1999), el significado del término, como el de la palabra, es difuso,

de límites no precisos; sólo algunos conceptos especializados son precisos y claramente

delineados. Por otro lado, según Sager (2000), la especificidad consiste en el tipo de

referencia: la palabra, el nombre propio y el término son clases referenciales; el término

constituye el estadío de mayor precisión en los tipos de referencia. Lara (1999), por su parte,

considera que el proceso de “formación y organización” de los términos se relaciona con el de

construcción del conocimiento especializado, que surge ante requerimientos de precisión y de

mayor discriminación del conocimiento, ligados a necesidades económicas, jurídicas,

políticas, etc. Lara propone cuatro estratos de formación del significado: formación de

prototipos, la de estereotipos, la del significado verbal, y la delimitación del significado

especializado. La diferencia entre el término y el vocablo de lengua general reside en que el

término participa de un cuarto estrato de formación: el término es un ítem léxico en el que al

menos uno de sus significados se delimita en relación con el conocimiento especializado.

En cuanto al segundo caso, por ejemplo, para Condamines & Rebeyrolles (1997), la

especificidad del término reside en la situación de comunicación en la que se emplea, en el

hecho de que los locutores que lo emplean poseen una competencia especializada. Para Cabré

(1999: 24), el carácter de término de una unidad léxica “se activa en función de su uso en un

contexto y situación adecuados, se actualiza mediante una selección de los módulos de rasgos

apropiados a la especificidad de un ámbito determinado. El contenido de un término no es

absoluto sino relativo, de acuerdo con cada ámbito y situación de uso.”

Por otra parte, cabe señalar que en esta etapa varios de los autores recurren explícitamente a

modelos semánticos y textuales de orientación cognitiva para analizar las propiedades de las

5
unidades terminológicas, que permiten un mejor acercamiento a la explicación de la

competencia lingüística. 2

2.3. Las perspectivas actuales

Si bien es poco el tiempo transcurrido desde este surgimiento de “nuevas voces”, en los

últimos cinco años se han desarrollado trabajos de investigación teórica y aplicada que

permiten confirmar el afianzamiento de la perspectiva lingüística en la terminología actual. 3

En este panorama la dimensión semántica cobra especial relevancia para la definición de la

terminologicidad, ya que el término debe ser explicado en relación con su contexto lingüístico

y no exclusivamente en relación a su dominio de uso. Los trabajos recientes de terminología

teórica o aplicada coinciden en que la terminologicidad es una cuestión semántico-textual: el

término es una unidad semántica en un contexto textual de especialidad. Téngase en cuenta

que todas estas investigaciones parten de la observación del comportamiento de las unidades

en corpora textuales.

Algunos de los temas abordados en trabajos recientes 4 que contribuyen a definir el significado

léxico especializado hacen al comportamiento semántico de los términos en relación con las

interfaces sintáctica y morfológica. Estos temas son:

ƒ la semántica de clases sintácticas no nominales: por ejemplo, Lorente (2002) propone una

clasificación de verbos especializados; Normand & Bourrigault (2001) desarrollan un

método para organizar adjetivos en clases semánticas;

ƒ la relación semántica entre unidades formadas por derivación o composición: por ejemplo,

Kornfeld & Resnik (2000, 2002) analizan las características morfológicas de los
2
Por ejemplo, Temmerman, Swanepoel y Meyer se basan en distintas aproximaciones a la teoría de prototipo,
respectivamene, siguen trabajos de Geeraerts y de Hanks; Cabré, se inspira en los modelos conexionistas.
3
Este afianzamiento se debe en parte a que la generalización de las herramientas informáticas, el crecimiento de
internet, el acceso a textos electrónicos, etc. han determinado un cambio de escala en el objeto del trabajo
terminológico por el cual resulta necesario profundizar en estudios más precisos del comportamiento de los
términos.
4
Para una descripción del actual estado del arte en terminología, cfr. L’Homme, Heid & Sager (2003) y Kageura
et al. (2004).

6
elementos que componen las unidades complejas modificadas por adjetivos deverbales

activos y pasivos; Jousse & Bouveret (2003) estudian la relación entre N y el A relacional,

entre un término y otros tipos de derivados;

ƒ la variación conceptual en dominios específicos: por ejemplo, Freixa (2003) estudia la

relación entre variación denominativa y la conceptual en el dominio de medio ambiente;

Kuguel (2002, 2004) estudia la variación de nombres que denotan clases y procesos

naturales en textos de limnología de distinto grado de especialización;

ƒ las relaciones conceptuales y su expresión lingüística: Feliu (2005) formula una

clasificación de relaciones mucho más compleja que la tradicionalmente reducida a las de

tipo jerárquico, y a partir de marcadores verbales en los textos propone un sistema para su

detección automática.

3. Semántica especializada y enfoque polisémico del léxico

La propuesta que aquí se presenta acerca de la semántica especializada parte de una primera

hipótesis, formulada en el marco de una teoría terminológica, que propone que los términos

son valores semánticos de ítems léxicos que se “activan” en situación de comunicación

especializada. Para la teoría comunicativa de la terminología (Cabré 1999, 2001), la unidad

léxica es una entidad que no se identifica con las palabras ni con los términos, sino que es una

forma léxica –a la que está asociada la información relativa a los distintos módulos de la

gramática de los que participa– que activa o no un valor especializado, de acuerdo con las

condiciones discursivas. Por ejemplo, cabeza tiene “valores de palabra” cuando se utiliza en

situaciones de comunicación no especializada, y puede adquirir distintos “valores de término”

en dominios como anatomía, geografía, informática o electricidad. 5

5
Para un análisis más detallado de las consecuencias de esta hipótesis para la teoría terminológica y para la
noción de término, cfr. Adelstein 2001 [2004]; también Cabré & Adelstein 2001 [2000] y Adelstein 2005.

7
Esta hipótesis da lugar a una explicación semántica de la especificidad lingüística de los

términos, entendidos como valores que consisten en la activación de información del módulo

semántico. Es decir, se identifica el término con un significado léxico especializado,

construido en interfaz con información pragmática. La composicionalidad semántica y la

organización de la estructura polisémica de la entrada léxica se desprenden necesariamente de

esta hipótesis.

Así, asumo los principios generales de los modelos polisémicos que postulan la generación de

los significados léxicos en contexto, a partir de la ‘activación’ de una parte de los elementos

que conforman la estructura semántica del ítem léxico (Apresjan 1974, Cadiot 1994, Rastier

1987, Victorri 1996, 1997, Pustejovsky 1995). De acuerdo con estos modelos, particularmente

en lo que respecta a la polisemia sistemática 6 , no hace falta multiplicar en la entrada léxica los

sentidos sin necesidad. Es preferible considerar en la competencia léxica procedimientos que

permitan engendrar los sentidos. Así, se atribuye al hablante el conocimiento de un sentido

“primario” y el conocimiento del procedimiento que permite engendrar sentidos derivados.

Por ejemplo, los nombres que designan contenedores (plato, vaso, botella) y también el

elemento o la cantidad del elemento que pueden contener (comí un plato, tomó dos vasos).

Siguiendo a Récanti (1997), la inclusión de tales procedimientos en un modelo de

competencia léxica define el modelo en cuestión como generativo: en lugar de contentarse

con seleccionar el sentido pertinente en un conjunto preestablecido de sentidos posibles, el

hablante, según este modelo, puede “engendrarlo”. El engendrar del significado se logra,

según cada autor, a partir de la relación del ítem léxico con el contexto lingüístico o

discursivo.

Los principios generales comunes a estos modelos son los siguientes:

6
Según Asprejan (1974: 16), por polisemia sistemática (regular o lógica) se entiende la “polisemia regular a la
polisemia de la palabra A con los significados ai y aj si, en la lengua dada, existe al menos otra palabra B con los
significados bi y bj , que se distinguen semánticamente uno de otro de la misma manera que ai y aj , y si ai y bi , y
aj y bj son no sinónimos.” Los casos más relevantes son las alternancias de sentido, como las de árbol/madera
(pino designa al árbol y a la madera de ese árbol), animal/carne de animal (por ejemplo, cerdo).

8
• los significados no son fijos ni están listados en la entrada léxica;

• el significado se “completa” en contexto (los distintos autores difieren respecto de qué

aspectos del significado están predefinidos y son invariantes a lo largo de múltiples

contextos, y cuáles están indeterminados y solo se realizan en contexto);

• el significado se concibe como un proceso dinámico (se trata de una concepción

procesual del significado, explicado como “activación”, “creación” o “generación”);

• el significado es composicional.

Sostengo que la información semántica de la entrada léxica está conformada por elementos

semánticos de naturaleza predicativa 7 , y no por significados léxicos listados; esta información

se representa en distintos niveles, y se combina de distinta manera para generar los diferentes

sentidos del ítem léxico. En el ejemplo de cabeza, es evidente que ciertos elementos

semánticos son compartidos por los distintos significados (‘SER PARTE SUPERIOR’ o ‘SER

PARTE REDONDA’) y que otra información se activa sólo en alguno(s) de ellos.

Me alineo, entonces, entre los autores que describen los “rasgos semánticos” como

información predicativa (Leech 1981 8 , Rastier 1997, Cadiot 1994, Pustejovsky 1995, entre

otros), y utilizo una versión adaptada del modelo de estructura semántica de Pustejovsky 9

7
Subyace a esta hipótesis la idea de que un significado es una serie de predicaciones; cada predicación se
descompone en un predicado y argumentos semánticos. Se representan aquí los predicados con versalita y los
argumentos con letras subindizadas.
8
Leech (1981:196), por ejemplo, propone que los rasgos semánticos de un ítem léxico pueden ser “predicaciones
degradadas”. Por degradación entiende: “un medio para crear nuevos rasgos semánticos aparte de los ya
existentes. Una predicación degradada funciona como un rasgo simple, pero su estructura interna puede ser tan
compleja como queramos. Quizás resulte útil hacer una distinción terminológica entre COMPONENTES (los
‘átomos’ contrastantes básicos del análisis componencial) y RASGOS semánticos (los elementos que se combinan
para formar argumentos y predicados.) Todos los componentes son rasgos, pero no todos los rasgos son
componentes: por ejemplo, las predicaciones degradadas son rasgos, pero no son componentes atómicos, los
‘primitivos’ semánticos.”
9
Pustejovsky (1995) propone cuatro niveles de representación de la semántica léxica: la estructura argumental
(en la que se especifican los argumentos lógicos), la estructura eventiva (en la que se identifican los eventos
asociados), la estructura de qualia (en la que se representan los atributos del referente del ítem léxico según
cuatro modos de explicación: formal (QF), constitutivo (QC), télico (QT) y agentivo (QA) y la estructura de
herencia. En la QC se distribuye la información relativa al modo material del objeto denotado, en la QT se
representan eventos asociados con las funciones del objeto denotado, en la QF se ofrece información sobre la
forma y en la QA, sobre el proceso que dio origen al objeto denotado. La generación de los significados en
contexto se explica a partir de un conjunto de mecanismos semánticos que conectan estos niveles: la coerción de
tipo, el ligamiento selectivo y la co-composición.

9
para distribuir la información predicativa en la entrada léxica y explicar los factores locales de

activación.

En síntesis, la estructura semántica de la entrada léxica está formada por una serie de

predicaciones que se pueden hacer en relación a un ítem léxico; la actualización en contexto

de una combinación de estas predicaciones constituye cada uno de los sentidos de la UL. Por

ejemplo, en el significado de cabeza ‘parte de un cromosoma’ se activa la siguiente

información:

xSER PARTE EXTREMA REDONDA [[cromosoma]y ESTRANGULARSE [[zona]v SER PARTE EXTREMA y]v]y

En cambio, en el significado de ‘apófisis’ se activa esta otra:

[x SER PARTE EXTREMA [hueso]y; x ARTICULA y [hueso ∨ músculo]v ] x SER REDONDO

En este marco, la tesis central que sostengo acerca del significado especializado es que su

especificidad reside en el tipo de configuración semántica, determinada por factores de la

situación comunicativa, factores oracionales y sintáctico-semántico locales (cfr. Adelstein

2004 [2001], 2005 [2003], 2005). A continuación se ilustra esta tesis con significados de

nombres relacionales 10 , delimitados a partir de artículos de diccionarios de lengua y

especializados, y del análisis de su comportamiento en textos de prensa escrita y de distintos

dominios científicos. 11 En primer lugar, se exponen las propiedades específicas de la

configuración del significado especializado; luego, los factores que dan lugar a tal tipo de

configuración semántica y, finalmente, los mecanismos que permiten la generación de los

significados.

10
Los nombres relacionales (padre, pedazo, esquina) son predicados de dos o más argumentos, semánticamente
insaturados, que denotan un individuo que guarda cierta relación con al menos otro individuo.
11
El análisis de la información semántica representada lexicográficamente presupone la identificación
metodológica (no teórica) entre definiciones de diccionarios de lengua y significados generales o
desterminologizados; por otro, entre definiciones de diccionarios científicos y significados especializados. En el
análisis de fragmentos textuales tal identificación se suspende.

10
3.1. Propiedades del significado especializado

El tipo de información semántica que compone el significado especializado no difiere de la

del que compone el no especializado; ambos se distinguen por su configuración. La

postulación de la naturaleza predicativa de los elementos constitutivos del módulo semántico

de la entrada léxica permite identificar propiedades específicas de las configuraciones

especializadas, respecto de las no especializadas. Tales propiedades son la imbricación de

información semántica y la especificidad referencial.

3.1.1. Mayor especificidad referencial

Una de las propiedades de las configuraciones de los significados especializados es la mayor

especificidad referencial que se desprende de la cantidad y el tipo de información activada. 12

Esto se observa claramente cuando se contrastan significados especializados con sus variantes

“desterminologizadas”.

En primer lugar, los significados especializados presentan mayor cantidad de predicaciones.

Por ejemplo, el significado de vaso en botánica ‘conducto por el que circulan soluciones

acuosas’ y su variante desterminologizada presentan diferencias respecto de las predicaciones

activadas. En el primer caso, la información semántica hace referencia a la función, a la

estructura y al proceso de lignificación del vaso; el segundo, en cambio, no activa esta última

información. Véanse en las tablas 1 y 2 las definiciones lexicográficas y las correspondientes

propuestas de representación semántica:

12
Para un análisis detallado del grado de incidencia de estos parámetros en la distinción teórica y aplicada de las
variantes especializadas y no especializadas de nombres simples, cfr. Adelstein 2004 [2001].

11
En bot., se da el nombre de vaso a toda célula muerta, alargada, tubular, propia para el transporte de agua o
de disoluciones salinas acuosas a través del cuerpo de la planta. En su origen, como es natural, el vaso fue
una célula viva, que creció mucho en longitud, se vacuolizó prematuramente, hasta formarse un gran
vacuolo central con el protoplasma pegado a la pared celular, y murió pronto para convertirse en un
elemento conductor. La membrana de los vasos se engruesa y se lignifica de manera diversa. En unos
casos, las porciones engrosadas son relativamente poco extensas, comparadas con el resto de la membrana,
ni engrosado ni lignificado; otras veces sucede lo contrario. Cuando lo que predomina son las porciones
sutiles de la membrana, los vasos se llaman punteados, y las punteaduras son siempre areoladas; si
predominan los engrosamientos, tenemos los vasos anillados, helicados o reticulados, según que aquéllos
tengan forma anular, helicoidal o de retículo. Los engrosamientos son, pues a modo de filetes de cierto
grosor, y, entre ellos, la membrana se conserva delgada. Los vasos se dividen en dos grupos primordiales,
según que estén abiertos por sus extremos o cerrados, en el primer caso tenemos las tráqueas o vasos
propiamente dichos; en el segundo, las traqueidas. [BOTA]
(Bot.) Largo tubo conductor de agua en el xilema, formado por una hilera vertical de células y por la rotura
más o menos completa de los tabiques horizontales situados entre ellas. Cuando es maduro, el vaso no
tiene contenido vivo, y posee gruesas paredes lignificadas con huecos en varios sentidos. [DCHC]
Conducto continuo formado por superposición de numerosas células cuyas paredes comunes [...] se han
reabsorbido en su totalidad, como en el xilema. [BIOH]

Tabla 1. Definiciones en diccionarios especializados de significados de vaso en botánica

(Bot) Célula muerta, alargada y tubular, apropiada para el transporte de agua o soluciones acuosas. [DEA]

BOT. Tubo formado por una serie de células superpuestas que han perdido las paredes de separación.

[VOX]

Tabla 2. Definiciones en diccionarios de lengua de significados de vaso en botánica

Significado especializado

[[conducto]x SER TODO [[células] z SER MUERTO; z SER ALARGADO; z SER TODO [[paredes]q lignificarse] w]v

; z SUPERPONERSE; z TENER [[tabiques]t SER ROTO]u ]x TRANSPORTAR [agua ∨ disoluciones salinas

acuosas]y

← [células]z SER VIVA; z CRECER en longitud → z VACUOLIZARSE mucho → z MORIR]

Significado no especializado

[[conducto]x SER TODO [[células] z SER MUERTO; z SER ALARGADO]v ; z SUPERPONERSE; z no TENER

[tabiques]u ]x TRANSPORTAR [agua ∨ soluciones acuosas]y

En segundo lugar, en los significados especializados se activan predicaciones cuyos

argumentos presentan mayor precisión en la extensión de los argumentos semánticos. Por

ejemplo, en el significado especializado de ‘conducto’ que vaso tiene en ciencias biológicas,

el argumento semántico del predicado [xCIRCULARy] (indizado en las fórmulas con y) que se

12
activa en esta configuración refiere distintos fluidos (sangre, linfa, quimo); en cambio, en la

variante no especializada este argumento es más genérico. Véanse las definiciones

lexicográficas y las correspondientes propuestas de representación semántica:

(Zool.). Canal o conducto con paredes definidas, como cualquiera de los vasos principales a través de los cuales fluye la sangre.
(DCHC)
Cualquier conducto o canal con paredes definidas por el que se mueve la sangre, linfa, [...], etc; [BIOH]
Término genérico con el que se designan los conductos a través de los cuales circula la sangre, la linfa y el quilo [MEDV]
Término general para los conductos por los que circulan los humores o líquidos del cuerpo, especialmente la sangre, linfa y quilo.
[MEDT]

Tabla 3. Definiciones en diccionarios especializados de


significados de vaso en ciencias biológicas

Significado especializado

[sangre ∨ linfa ∨ quilo]y CIRCULA [[conducto]z SER TODO [paredes definidas]w]x → y ENCONTRARSE x

| Navarro Biología 175: Las mismas causas que mueven la sangre en las venas son las que obligan al
desplazamiento de la linfa en los vasos linfáticos. [DEA]
ANATOMÍA Conducto por donde circula la sangre o linfa. [GDLE]
Zool. Conducto por el que circula en el cuerpo del animal la sangre o la linfa. [DRAE]
ZOOL. Tubo o canal por donde circula un líquido orgánico. [VOX]

Tabla 4. Definiciones en diccionarios de lengua de significados de vaso en ciencias biológicas

Significado no especializado

[sangre ∨ linfa]y CIRCULA [conducto]x → y ENCONTRARSE x

En tercer lugar, las predicaciones activadas en los significados especializados presentan

mayor precisión en la intensión de los referentes correspondientes a los argumentos

semánticos. Así, en los significados desterminologizados se activa menor cantidad de

información correspondiente a un mismo referente: tal es el caso del argumento indizado

como x de la variante no especializada del ejemplo anterior (el conducto consiste de paredes

definidas).

3.1.2. Imbricación de la configuración semántica

La otra propiedad específica de los significados especializados es que la configuración

semántica es más “densa”, más “compleja” debido a que presentan varios niveles de

13
relaciones de imbricación entre predicaciones activadas. Por ejemplo, el significado de ‘moho

de la fermentación del vino’ que madre tiene en el dominio de la química, consiste en la

activación de las siguientes predicaciones: ‘un complejo bacteriano, que contiene enzimas,

causa que el vino se fermente y se transforme en vinagre’. Las relaciones predicativas que se

establecen en esta configuración semántica pueden representarse de la siguiente manera:

Significado especializado de madre en química

m 23 = [moho= complejo bacteriano]x CONTENER [enzimas]y; y ORIGINAR [[vino]w FERMENTAR ↔

wTRANSFORMARSE [vinagre]z]v

La imbricación se observa en el hecho de que el evento x ORIGINARy toma como argumentos

otras relaciones predicativas: xCONTENERy y xFERMENTARy

Moho o complejo bacteriano que contiene enzimas que originan la fermentación, como en la fabricación de
vinagre de la sidra o de los productos obtenidos de la leche. [QUIMH]

Tabla 5. Definición especializada de madre en química

Por otra parte, en los significados especializados pareciera darse mayor cantidad de relaciones

de implicación entre las predicaciones, al contrario de lo que, aparentemente, ocurriría con los

sentidos no especializados correspondientes. Por ejemplo, según los diccionarios

especializados, el significado de vaso en botánica es ‘conducto constituido por células

muertas, alargadas que se lignificaron, por el que circulan disoluciones acuosas’; entre la

información semántica activada se da un relación de implicación que no se observa en la

variante no especializada: ‘para lignificarse las células crecieron en longitud, se vacuolizaron

y murieron’. Reproducimos las fórmulas de más arriba:

14
Significado especializado

[[conducto]x SER TODO [[células] z SER MUERTO; z SER ALARGADO; z SER TODO [[paredes]q lignificarse] w]v ; z

SUPERPONERSE; z TENER [[tabiques]t SER ROTO]u ]x TRANSPORTAR [agua ∨ disoluciones salinas acuosas]y

← [células]z SER VIVA; z CRECER en longitud → z VACUOLIZARSE mucho → z MORIR]

Significado no especializado

[[conducto]x SER TODO [[células] z SER MUERTO; z SER ALARGADO]v ; z SUPERPONERSE; z no TENER

[tabiques]u ]x TRANSPORTAR [agua ∨ soluciones acuosas]y

El análisis de las configuraciones de sentidos especializados permite explicar, desde una

perspectiva semántica, dos propiedades tradicionalmente atribuidas a los términos: la

precisión y la concisión. La precisión se desprende fundamentalmente de la imbricación de

predicaciones y de la extensión de argumentos semánticos. En efecto, si por precisión se

entiende la capacidad de identificar muy claramente un referente, en el caso del léxico

especializado esto se logra por la importante cantidad de información asociada a un lugar

argumental.

La concisión es una propiedad consecuente de la configuración semántica que presenta

relaciones de implicación, que hacen a la condensación de información vehiculada por una

sola forma léxica.

3.1.3. Propiedades del significado especializado en contextos textuales

El análisis del comportamiento de ítems léxicos en textos permite confirmar estas propiedades

de las configuraciones semánticas especializadas 13 . Por ejemplo, a partir del análisis del

funcionamiento de madre en textos de prensa, manuales universitarios, tratados y resúmenes


13
Los ejemplos que aquí se presentan corresponden al análisis de fragmentos oracionales en los que ocurre
madre en el corpus de textos especializados y de prensa escrita del Corpus Informatizado de Textos
Especializados del IULA (Instituto Universitario de Lingüística Aplicada, Universidad Pompeu Fabra): (i) el
análisis de los fragmentos oracionales permite inferir la configuración semántica activada en cada fragmento; (ii)
la descripción de los textos a los que corresponden los fragmentos de acuerdo con el modelo multinivel
(Ciapuscio 2003, Ciapuscio & Kuguel 2002, Adelstein & Kuguel 2004), la situación comunicativa y el dominio
temático; (iii) el análisis del comportamiento semántico y sintáctico del ítem madre permite identificar los
mecanismos generativos concretos que las piezas léxicas de los fragmentos operan.

15
de artículos científicos, se puede observar que las propiedades de imbricación y especificidad

referencial de las configuraciones se confirman únicamente para las configuraciones

semánticas especializadas. 14

En los siguientes fragmentos de prensa escrita, madre tiene el significado de ‘mujer en

relación con sus hijos’, i.e. la configuración semántica corresponde estrictamente al carácter

relacional de madre. Evidencia de ello son los posesivos (ejemplos 1, 3 y 4) y la estructura de

genitivo con la preposición de, que expresan el segundo argumento de la relación (en el

ejemplo 2) y saturan el significado relacional de madre:

1. Te quiero mucho, mami, fueron las primeras palabras de la niña al hablar con su madre recién
liberada.
2. También José Saramago centró su intervención en la novedad que supone convertir a la madre del
escritor checo en un personaje literario.
3. Mi madre fue actriz de teatro, como mi abuela.
4. Su madre es noruega.

La información activada corresponde a una única predicación:

[mujer] xESTAR RELACIONADO [hijo]y

En cambio, en los siguientes fragmentos de textos de medicina, los significados que se

generan corresponden a especificaciones del carácter relacional de madre: ‘mujer que gesta’

(ejemplos 5 y 6), ‘mujer que amamanta’ (ejemplo 7).

5. Encontramos una reacción positiva entre la lesión vascular materna y la frecuencia de


malformaciones en los hijos de madres diabéticas pregestacionales; sin embargo , probablemente
debido al trastorno metabólico primario el crecimiento intrauterino retardado no se vio
significativamente presente en los fetos y neonatos mal conformados.
6. La hepatitis por virus B ( HVB ) tiene hoy en día una gran importancia clínica para el
ginecobstetra, por los riesgos que esto representa para la madre y el producto cuando ésta se
manifiesta durante la gestación.
7. Se presenta el caso clínico de un lactante hijo de madre portadora crónica de HBsAg , que a los 3
meses de edad presentó una hepatitis fulminante por virus B.

La activación de estos sentidos se evidencia en la combinatoria léxica de la unidad: la

especificación de la relación aparece proyectada en secuencias que expresan el propio evento

activado (gestación, perinatal, pregestacionales) o alguno de los elementos del marco del

14
Para un análisis más detallado cfr. Adelstein 2005, 2003.

16
evento, como los medios (intrauterino) o el producto de la gestación (feto, neonato, lactante,

producto).

En fragmentos de textos de psicología 15 , los significados que se generan refieren una entidad

abstracta e idealizada de las funciones maternas. En los siguientes ejemplos, el significado de

madre es la idealización del significado funcional de madre lactante:

8. Cada una de las miles de veces en las que, desde los primeros días de la vida, nos vemos separados
del pezón deseado, del pecho deseado, de las manos o la alimentación - placer deseado, de la
madre deseada, de la unidad originaria deseada, del contacto social deseado, etc. , sentimos
ansiedad.
9. También en las fantasías y temores con respecto a su capacidad de ser madre, tan claramente
expresados, por ejemplo, en sus temores a que " no tenga leche suficiente ": " mi leche no es
fuerte", " mi leche es floja " o " mi pecho es muy débil " (las cuales, como la pediatría ha
demostrado una y otra vez, no tienen ninguna base científica y, por tanto habríamos de considerar
basadas en la fantasía inconsciente de la madre).

Evidencia de la generación de este sentido es la combinatoria léxica con adjetivos y nombres

que refieren hechos cognitivos (fantasías, deseada).

Las configuraciones semánticas de estos tres significados son más imbricadas que el

significado relacional propiamente dicho, y presentan claramente una mayor especificación

referencial (en este caso, de la relación misma, y no de los argumentos). Por ejemplo, en los

significados de ‘mujer que gesta’ y ‘mujer que amamanta’ se activan predicaciones relativas a

distintas etapas del proceso de ser madre: concebir, gestar, parir, amamantar. Se trata de

información que no se activa en el significado relevado en los ejemplos 1 a 4: el significado

relacional del nombre se especifica en parte del proceso biológico que implica ser madre

Por otra parte, la especificación del vínculo conlleva el causar o transmitir algo al segundo

argumento de la relación:

10. Una de las vías de transmisión de los virus B ( HVB ) y C ( HVC ) de la hepatitis es la vertical o
perinatal a través de una madre portadora de estos agentes.
11. Cuando TSAb proveniente de una madre tirotóxica atraviesa la placenta se asocia con la producción de
hipertiroidismo neonatal ( fig. 15-1 ), que se resuelve luego de unas pocas semanas, a medida que es
catabolizada la xxx materna.
12. Si una madre es tratada durante el embarazo con un andrógeno o si aparece durante la gestación un
tumor androgénico, el niño nacerá con una masculinización importante de sus órganos genitales, dando
lugar a una forma de hermafroditismo .

15
Se trata del texto Componentes psicológicos de la práctica médica.

17
En estos ejemplos, la madre transmite al niño enfermedades o dolencias durante el período de

gestación. La activación de [xGESTARY] se descompone a su vez en otra predicación,

[xTRANSFERIRY], también proyectada en la superficie textual: pasaje transplacentario,

procedente de, en, transmisión, heredan, pasan, a través de, etc. En este sentido, el

especialista sabe que gestar consiste en transmitir, entre otras cosas, enfermedades o

producirle determinados estados de salud al niño.

La especificación de la madre como transmisora se observa también en el significado de

‘mujer que amamanta’: la mujer que amamanta transmite alimento, placer y sedación al hijo.

En este caso, [xTRANSFERIRY] constituye entonces una subevento de [xAMAMANTARY.]:

13. El recién nacido ictérico con eritroblastosis suele estar anémico en el nacimiento, y las aglutininas anti-
Rh de la madre suelen circular en la sangre del niño durante 1 a 2 meses tras el nacimiento,
destruyendo más y más hematíes.
14. Los recién nacidos quedan protegidos de estas infecciones durante los primeros 3-6 meses de vida
gracias al tránsito transplacentario de las IgG específicas anticoxsackievirus y antivirus ECHO y a la
IgA que llega al tubo digestivo desde el calostro de la madre, cuando los niños son alimentados al
pecho.

La complejidad de las configuraciones semánticas especializadas parece confirmarse por el

hecho de que la imbricación de predicados sería recursiva: [xTRANSFERIRY], se especifica en

otras predicaciones. En los siguientes ejemplos, [xSECRETARY] precisa el modo o la manera en

que se realiza la trasmisión:

15. Las hormonas sexuales secretadas por la placenta y por las glándulas de la madre durante el embarazo
pueden, en ocasiones, hacer que las mamas del recién nacido formen leche en los primeros días de la
vida.
16. Por otro lado, si durante el embarazo se ha extirpado el tiroides de la madre, su hipófisis puede secretar
grandes cantidades de tirotropina durante la gestación, y el niño podría nacer con un hipertiroidismo
transitorio.

En síntesis, las configuraciones semánticas de madre resultan más complejas, en la medida

que presentan información semántica imbricada; tal imbricación corresponde, en los

significados del dominio de medicina, a la especificación de la relación materna como

18
diversos modos de transmisión materno filial: en la concepción misma, en la gestación y en el

período de amantamiento.

3.2. Semántica especializada y factores de generación

3.2.1. Factores globales

En el apartado anterior se afirmó que los significados especializados se distinguen de los no

especializados por el hecho de que sus configuraciones presentan propiedades específicas

relacionadas con la cantidad, el tipo y la relación de la información activada.

De acuerdo con el enfoque generativo, la explicación acerca de la especificidad del

significado especializado resulta incompleta si no se determina cuáles son los factores y los

mecanismos que habilitan la generación de tal tipo de configuración.

En primer lugar, cabe preguntarse por cuáles son las condiciones que predisponen

globalmente que en una determinada situación comunicativa se genere cierta configuración,

por ejemplo, una especializada en lugar de una no especializada. Es decir, es preciso

identificar si existen reglas de activación que son específicas para las configuraciones

semánticas especializadas.

En los ejemplos de madre, la especificación de la relación materna como transmisión está

determinada por la comunicación entre especialistas en el ámbito médico, que se infiere de los

textos en los que ocurre el ítem léxico: los contextos estudiados corresponden a textos de

medicina interna, endocrinología, patologías y fisiología.

Así, la descripción de los niveles superiores de los textos (Ciapuscio 2003, Ciapuscio &

Kuguel 2002, Adelstein & Kuguel 2004)) en los que ocurre madre permite establecer los

elementos de la situación comunicativa que condicionan un tipo de configuración semántica.

A su vez, y consecuentemente con la perspectiva cognitivo procedural de la noción de texto

del modelo multinivel, se puede establecer el tipo de conocimiento que el hablante pone en

19
juego para generar tal significado. El análisis de las ocurrencias de madre en relación con el

de las propiedades situacionales, semánticas y funcionales de los textos permite, entonces,

postular las siguientes tesis acerca de los factores de predisposición de la generación de sus

significados especializados 16 . En primer lugar, los factores más relevantes corresponden a

parámetros de análisis del nivel semántico de los textos 17 ; en segundo lugar, a parámetros del

nivel situacional. Esto es, elementos del dominio temático y de la situación comunicativa son

los factores de predisposición principales de la generación del significado especializado.

En cuanto a los factores correspondientes al dominio, los que resultan más relevantes son, en

primer lugar, el ámbito temático general (como medicina, ciencias biológicas), y el ámbito

temático específico o subdominio. Por ejemplo, en los textos de medicina se observa una

correlación entre especificidad del dominio temático y el tipo de información semántica léxica

activada: el ámbito temático general “Medicina” condiciona la activación del significado

relacional especificado (por ejemplo, ‘mujer que gesta’), el subdominio se relaciona con la

imbricación semántica (‘mujer que gesta y causa...’). Así, en los fragmentos de textos

correspondientes al subdominio “Enfermedades”, según la codificación del corpus, el

significado de ‘mujer que gesta’ se especifica como la transmisión de enfermedades. La

conceptualización de mujer como organismo es propia del ámbito y condiciona la generación

del significado funcional biológico de madre, por su parte, el subdominio condiciona la

especificidad del vínculo de transmisión.

En cambio, en los fragmentos de un manual de inmunología –al que se le asigna en el corpus

el subdominio de “Fenómenos biológicos, fisiología e inmunidad”– la predicación de

enfermedad está vinculada con la capacidad del niño de tener inmunidad. La imbricación de la

información semántica correspondiente al significado generado consiste en que la función de

16
Para la determinación de dominios, se tuvo en cuenta la tipologización del árbol de campo del Corpus
Informatizado de Textos Especializados del IULA (Instituto Universitario de Lingüística Aplicada, Universidad
Pompeu Fabra).
17
El análisis ofrece evidencia empírica que fundamenta la relación estrecha entre la semántica léxica y la
semántica discursiva.

20
transmitir y causar tiene como consecuencias eventos relativos a la reacción inmunológica del

hijo:

17. Cuando TSAb proveniente de una madre tirotóxica atraviesa la placenta se asocia con la producción de
hipertiroidismo neonatal ( fig. 15-1 ), que se resuelve luego de unas pocas semanas, a medida que es
catabolizada la xxx materna.
18. Sin embargo, la mayoría de los bebés con madres miasténicas no presentan trastorno muscular y se
infiere que se protegen a sí mismos por producción de anticuerpos dirigidos contra los idiotipos de los
auto-anticuerpos maternos.

En segundo lugar, el otro condicionante de la generación del significado especializado

relativo al dominio surge del análisis de la perspectiva sobre el tema textual, i.e. la perspectiva

teórica, aplicada, descriptiva, etc.: la mayor imbricación de las configuraciones semánticas se

observa en significados generados en fragmentos correspondientes a resúmenes de artículos

científicos. Los ejemplos siguientes son ejemplos de resúmenes de revistas especializadas en

diabetes:

19. Independientemente del momento en que se haya establecido el diagnóstico en la madre, el producto de
la gestación probablemente desde el momento mismo de la concepción, está sujeto a un mayor riesgo de
aborto, malformaciones congénitas, complicaciones metabólicas perinatales y de muerte, riesgos que
parecen estar en relación directa con el momento de establecimiento, el grado y el tiempo de duración
del descontrol metabólico materno (hiperglucemia básicamente) y las consecuentes adaptaciones del
producto (hiperinsulinemia).
20. Este estudio confirmó que la presencia de FG en líquido amniótico elimina totalmente el riesgo de SDR
en el hijo de madre diabética y que su ausencia constituye un marcador bioquímico de SDR .

Respecto de la situación comunicativa, la descripción según los parámetros textuales permite

precisar los elementos más condicionantes: interlocutores y conocimiento nuevo. Por ejemplo,

en el caso de los resúmenes de artículos científicos, de los que se desprende un grado alto de

especialización de la comunicación, se observa una mayor complejidad en la configuración

semántica de los significados. Por ejemplo, la comunicación es entre pares, es escrita y circula

en revistas científicas, el conocimiento referido es nuevo.

3.2.2. Factores oracionales

Además de la predisposición situacional y temática general, los significados especializados

requieren para su generación de estructuras lingüísticas de distinto orden. En el caso de los

21
significados de madre en medicina, la activación de la información imbricada de especificidad

funcional transmisora (i.e. ‘mujer en relación con su hijo al que gesta y transmite algo’) se

corresponde con fragmentos oracionales de estructura condicional: “si madre gestante (+

predicación de enferma o de procesos biológico), entonces, transmisión de algo al hijo”.

Véanse los siguientes ejemplos:

21. La trombocitopenia neonatal transitoria que puede observarse en lactantes hijos de madres con PTI se
explica si se considera el pasaje transplacentario de anticuerpos xxx a la criatura.
22. Por el contrario, si la infección de la madre ocurre durante el primer trimestre, la tasa de transmisión es
baja ( 15-25 %), pero las lesiones fetales suelen ser graves y dejan secuelas.
23. La toxoplasmosis congénita se transmite por vía transplacentaria y la condición necesaria es que la
madre sufra durante el embarazo una diseminación hematógena.

En esta “estructura abstracta”, la “prótasis” ‘si madre enferma’ puede realizarse de diferente

manera: por ejemplo, mediante las secuencias [madre + SA] (madre diabética), [madre + con

+ SN] (madre con diabetes), [madre + SV] (madre padece diabetes) y [SN + [P madre]sp]

(déficit metabólico de la madre). La “apódosis”, que es lo causado o transmitido al niño,

también se proyecta en diferentes estructuras. Por ejemplo, mediante secuencias de N

deverbales + estructura locativa con N inverso (malformación en el niño).

La estructura de orden oracional permite reinterpretar el tipo funcional de madre como

entidad biológica transmisora, i.e. la predicación de enfermedad, de proceso biológico o de

proceso médico aplicado a la madre, causa que algo ocurra al hijo, que se transmita algo al

niño. En otras palabras, la estructura “abstracta” de índole condicional es un factor que

determina que distintas estructuras locales activen el predicado [xCAUSARz,y] o

[xTRANSFERIRz,y] imbricado de [xGESTARy], de [xPARIRy], o de [xAMAMANTARy].

3.2.3. Factores sintáctico-semánticos locales

Finalmente, la generación de los significados especializados está determinada por factores

léxico-gramaticales locales. El hablante sabe que para poder generar cierto significado tiene

que combinar el ítem en cuestión con determinadas estructuras o secuencias léxicas. En el

22
caso de los significados especializados de madre en medicina, que corresponden a

especificaciones del vínculo según funciones biológicas maternas, es preciso que se active la

información semántica de la entrada léxica –relativa al QC de la estructura de qualia– de ‘ser

viviente’. Por ejemplo, en los contextos oracionales en que madre recibe un complemento

adjetival, los distintos tipos de adjetivos –calificativos (sana, obesa), relacionales (hipertensa,

epiléptica, alérgica, diabética), deverbales activos (portadora) y deverbales pasivos

(infectada, diagnosticada)– hace que se active la información de organismo biológico, dado

que lo que se predica de ella es que puede padecer un proceso de enfermedad o que puede ser

estudiada. Así, el significado de ‘mujer que gesta’ en los ejemplos 24 a 26 se genera por el

contacto con los adjetivos diabéticas y los sintagmas adjetivos cuyo núcleo es portadora:

24. Encontramos una reacción positiva entre la lesión vascular materna y la frecuencia de malformaciones
en los hijos de madres diabéticas pregestacionales; sin embargo, probablemente debido al trastorno
metabólico primario el crecimiento intrauterino retardado no se vio significativamente presente en los
fetos y neonatos mal conformados.
25. Los RN de madres portadoras crónicas del antígeno de superficie del virus B (HBsAg) deben ser
protegidos.
26. Una de las vías de transmisión de los virus B (HVB) y C (HVC) de la hepatitis es la vertical o perinatal
a través de una madre portadora de estos agentes.

Por otro lado, para la generación de estos significados también se requiere la activación de

información semántica relativa a las funciones biológicas mismas 18 . Por ejemplo, los verbos

que designan tales funciones activan esta información en aquellos contextos oracionales en

los que madre es su sujeto:

27. En la mayoría de las madres que lactan a sus hijos, el ciclo ovárico y la ovulación no se reanudan
hasta unas semanas después de dejar de amamantar al niño.

Los SN que designan el segundo argumento de la relación y que lexicalizan las funciones

maternas también hacen que se active esta información:

28. La debilidad muscular transitoria que se observa en una proporción de bebés nacidos de madres con
miastenia gravis recuerda la trombocitopenia neonatal y el hipotiroidismo y sin duda es compatible con
el pasaje transplacentario de una xxx capaz de inhibir la transmisión neuromuscular.

18
Esta información corresponde a la QT de la estructura de qualia de la estructura semántica de la entrada.

23
29. En 4 madres de neonatos con diagnóstico de hepatitis por virus A, se detectó la presencia de antiHAV
IgM .

3.3. Mecanismos generativos y competencia léxica

A partir de la ilustración con el nombre relacional madre, en los apartados anteriores se

argumentó que la generación de sentidos especializados se logra por la interacción de factores

de distinto nivel; i.e. por la interacción del ítem léxico con el contexto discursivo/

comunicacional y con el contexto lingüístico (el cotexto). Estos factores operan mecanismos

generativos por medio de los cuales se activa la información semántica pertinente a cada

sentido generado.

En el caso de los significados de medicina, el mecanismo operado es el de ligamiento

selectivo 19 . La especificación de la relación maternofilial consistente en la focalización de

alguna de las funciones biológicas se logra a partir de que ciertos elementos de los contextos

de ocurrencia hacen que se active, sin que cambie la denotación de madre, información

correspondiente a las qualia QC y QT de la estructura semántica del ítem léxico.

Por un lado, a partir del ligamiento selectivo que se opera sobre la QC se activa la predicación

de [xSER VIVIENTE] y no [xSER HUMANO], por lo cual madre se interpreta en el contexto como

un ser vivo que sufre procesos biológicos. Por otro, la activación de la información [SER

MUJER] permite que se focalicen las funciones biológicas de gestar, parir, etc, que es

información correspondiente a la QT. Así, se fuerza la interpretación del vínculo materno

como la consecuencia de tales funciones.

De acuerdo con lo ilustrado, los elementos que desencadenan estos mecanismos según los

factores analizados son los siguientes. En cuanto a los factores globales, el dominio temático

general predispondrá la activación de información relativa al QC (‘entidad viviente, ser

biológico humano, y no animal); los subdominios, la de información relativa al QT (según

19
Según Pustejovsky (1995), el ligamiento selectivo permite que un elemento léxico o sintagmático opere
específicamente sobre una parte de la información de otro elemento, sin alterar su tipo general.

24
cada dominio, una función distinta y un tipo de transmisión específica). En cuanto a los

factores oracionales y secuenciales, la estructura condicional permite activar la especificación

funcional de la transmisión, que corresponde a información de la QT. Respecto de los factores

locales, el análisis del corpus permitió identificar secuencias de distinto tipo que hacen que se

active información relativa a la QC o a la QT. Las siguientes son algunas de las secuencias

que desencadenan el ligamiento selectivo sobre información de la QC:

ƒ SV que designan funciones biológicas y exigen un sujeto de tipo semántico [Humano] 20

(lactar, gestar);

ƒ SN del tipo [Parte del cuerpo] en los contextos de [SN + de + madre]SP] (cuerpo,

glándulas, aglutininas, tiroides, hipófisis, hormonas);

ƒ SN de tipo semántico [Enfermedad] en los SP de los contextos de [madre + con/sin +

SN] (diabetes, miastenia gravis, diabetes pregestacional);

ƒ SN eventivos que designan funciones y procesos biológicos en los contextos de [SN + de

+ madre]SP] (infección, respiración, desgaste metabólico)

Algunas de las secuencias que operan sobre información de la QT aparecen en el contexto

inmediato de madre o más alejadas:

ƒ SV que denotan funciones biológicas (lactar, gestar, amamantar);

ƒ SN que designan el segundo argumento y lexicalizan las funciones biológicas maternas

(tanto en los microcontextos así de [madre + de + SN] como en secuencias más alejadas:

recién nacido, lactante, neonato, feto);

ƒ SN deverbales de los verbos gestar, nacer, en los contextos de [SN + de + madre]SP]

como en secuencias más alejadas (gestación, amantamiento)

ƒ SN que designan los producido por la madre (leche, calostro)

20
Seguimos aquí la clasificación de tipos semánticos del proyecto SIMPLE (Lenci et al. 2000).

25
En el caso de los significados del ámbito de psicología, que corresponden a algún tipo de

idealización de alguno de los significados funcionales de madre, el mecanismo operado es el

de co-composición 21 , a partir de secuencias que denotan actos cognitivos (idea, pensar,

desear, etc). El referente de madre no es una entidad viviente sino el resultado de la

conceptualización de ese referente: por ejemplo, el modelo de madre para la mujer (‘una

madre debe amamantar y dar seguridad al hijo’) o el modelo de madre para el niño (‘la madre

es una figura protectora’). Así, respecto de los factores relativos a la situación comunicativa,

el dominio temático general predispone la interpretación de madre como entidad abstracta. En

lo que hace a los factores locales, algunos de los tipos de secuencias que desencadenan la co-

composición son los siguientes:

ƒ en las secuencias [SN + [P madre]sp], el SN del tipo [Hecho cognitivo] (una percepción

global de la madre, una idea de su madre, la fantasía inconsciente de la madre)

ƒ en las secuencias [madre + SA], el adjetivo deseado compone un tipo entidad abstracta.

4. Consideraciones finales

La psicología experimental ha mostrado que el conocimiento especializado se organiza en la

mente humana simultáneamente al no especializado, y que la adquisición del nuevo

conocimiento especializado se realiza sobre la base del conocimiento general, o del

especializado ya adquirido anteriormente. Por ello, es plausible que palabras y términos,

significados especializados y no especializados, compartan espacios de conocimiento común.

Esto es, que los hablantes, que son al mismo tiempo legos y especialistas, posean un

importante caudal de conocimiento asociado a unidades léxicas (formal, semántico, funcional,

pragmático y enciclopédico).

21
Es el mecanismo por el cual múltiples elementos en una frase se comportan como functores, generando nuevos
sentidos no lexicalizados para las palabras en composición.

26
La concepción de significado especializado expuesta en este capítulo presupone que la

semántica léxica especializada y no especializada corresponden a un mismo tipo de

información en la entrada del componente léxico: no se trata de dos estructuras semánticas

diferentes. En efecto, se ilustró cómo un nombre simple relacional, que se utiliza en la

comunicación cotidiana, “adquiere” significado especializado en contextos situacionales y

lingüísticos determinados, a partir de activaciones específicas de la misma información de la

estructura semántica.

Así, luego de la revisión de bibliografía terminológica acerca de los acercamientos a la

definición de término como significado léxico de especialidad, con el objeto de contribuir a la

descripción y explicación de la semántica léxica especializada en el marco de modelos

generación del sentido, se ilustraron las siguientes tesis:

(i) la especificidad del significado especializado reside en las propiedades de su

configuración (imbricación de información semántica y especificidad referencial);

(ii) tal especificidad está determinada por factores de la situación comunicativa, factores

oracionales y sintáctico-semánticos locales;

(iii) el dominio temático y de la situación comunicativa son los factores de predisposición

principales de la generación del significado especializado;

(iv) entre los factores correspondientes al dominio, los que resultan más relevantes son el

ámbito temático (general y específico) y, en segundo lugar, la perspectiva sobre el

tema textual; entre los factores situacionales, los elementos más condicionantes son

los interlocutores;

(v) respecto de los factores oracionales, la estructura condicional es un factor

determinante en la generación de sentidos de madre en medicina; en cuanto a los

locales, diversos tipos de secuencias determinan la especificidad funcional de este

nombre.

27
(vi) estos distintos factores operan mecanismos generativos por medio de los cuales se

activa la información semántica pertinente a cada sentido generado.

A modo de conclusión interesa señalar las implicancias teóricas y aplicadas de las tesis

ilustradas. Por un lado, el comprobar que hay tantos tipos de factores de activación que

interactúan en la generación de significados manifiesta la composicionalidad del significado

léxico desde una perspectiva que contempla el texto como el producto de comunicación

lingüística. Por otro, constituye un aporte importante a los modelos de generación de sentido,

dado que el análisis permite integrar distintos niveles de la representación semántica previstos

en los modelos, pero escasamente trabajados. Finalmente, cabe destacar la relevancia de un

estudio de este tipo para la propuesta de confección de aplicaciones, particularmente para la

detección automática de clases semánticas, la desambiguación de sentidos y el

reconocimiento de significado especializado en corpora textuales.

Diccionarios

[BIOH] HOLMES, Sandra (1985) Henderson diccionario de términos biológicos. Madrid: Alhambra.
[Versión española de Francisco J. Espino Nuño]
[BOTA] FONT QUER, P. (dir.) (1953) Diccionario de botánica. Barcelona: Labor, 2000.
[DCHC] COLLOCOTT, C. (dir.) (1940) Diccionario científico y tecnológico: español-inglés-francés-
alemán. Tomo 1. Barcelona: Omega, 1979. [Edición original, Edimburgo: W. & R. Chambers, 1940]
[DEA] SECO, Manuel; ANDRÉS, Olimpia; RAMOS, Gabino (1999) Diccionario del español actual.
Madrid: Aguilar.
[DEA] SECO, Manuel; ANDRÉS, Olimpia; RAMOS, Gabino (1999) Diccionario del español actual.
Madrid: Aguilar.
[DRAE] Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española. Madrid: Espasa Calpe,
1992. [Versión rústica y versión electrónica]
[GDLE] Gran diccionario Larousse de la lengua española. Barcelona: Larousse Planeta, 1996.
[MEDT] Diccionario terminológico de ciencias médicas. Barcelona: Ediciones Científicas y Técnicas,
1991.
[MEDV] Gran vox diccionario de medicina. Barcelona: Biblograf, 1994.
[QUIMH] HAWLEY, Gessner Goodrich (1987) Diccionario de química y de productos químicos.
Barcelona: Omega, 1993. [Traducción española de Luis García Ramos y Rosana Tulla]
[VOX] Diccionario general ilustrado de la lengua española. Barcelona: Bibliograf, 1993.
[Ampliación y actualización de la obra que dirigió y revisó en sucesivas ediciones (1945, 1953, 1973)
Samuel Gili Gaya]
[VOX] Diccionario general ilustrado de la lengua española. Barcelona: Bibliograf, 1993.
[Ampliación y actualización de la obra que dirigió y revisó en sucesivas ediciones (1945, 1953, 1973)
Samuel Gili Gaya]

28
II. La expresión de la modalidad epistémica en artículos de investigación en español:
verbos epistémicos y verbos modales

Laura Ferrari

1. Introducción

Este capítulo se propone estudiar ciertos procedimientos léxico-gramaticales que expresan la

modalidad epistémica en artículos de investigación, particularmente los verbos epistémicos y

los verbos modales.

¿Cuál es la importancia de estudiar la modalidad en el artículo de investigación? Uno de los

aspectos más relevantes en la escritura académica es el peso de la evidencia y la formulación

cuidadosa de las conclusiones que se pueden extraer a partir de ella. La gradación en la

presentación de las hipótesis y evaluación de resultados es motivo de preocupación por parte

de los autores de los textos científicos. De ahí que el estudio de ciertos procedimientos que

manifiestan la modalidad epistémica puede colaborar en el análisis de la tensión que se

establece entre objetividad y subjetividad en estos textos y describir con mayor precisión

cómo se presentan los resultados, se formulan las hipótesis y se hacen generalizaciones y

predicciones a partir de los datos obtenidos.

En la primera parte presento algunos conceptos básicos, que han sido señalados por la

bibliografía, acerca de categorías tales como la evaluación y la modalidad. Haré hincapié en

la modalidad epistémica y en otras nociones teóricas relacionadas, indicando los términos que

funcionan como sinónimos y aquellos casos en los que hay áreas que se superponen pero no

son necesariamente equivalentes. En una segunda parte, se ilustrarán las nociones teóricas a

partir de la descripción del funcionamiento de los verbos epistémicos y los verbos modales en

29
la parte textual Discusión / Conclusiones de artículos de la revista Medicina, brindando

ejemplos extraídos del corpus 22 .

2. La modalidad

2.1. Modalidad y comunicación especializada

En este trabajo comparto el supuesto de que la modalidad epistémica constituye un tipo de

evaluación (Hunston y Thompson 2003) que identifica grados de certeza en los textos

especializados. Si bien, tradicionalmente, la escritura académica y científica ha sido

considerada, en general, como el informe objetivo de una realidad independiente y externa al

sujeto, numerosos estudios han mostrado que el discurso científico se encuentra situado

socialmente y su estructura entraña propósitos retóricos. En efecto, el objetivo principal de los

artículos de investigación es persuadir a la comunidad académica para aceptar el

conocimiento nuevo (Latour y Woolgar, 1979; Swales 1990).

De ese modo, la evaluación se convierte en un aspecto clave en el estudio de este tipo de

textos. Algunos investigadores la consideran como un componente esencial del discurso

académico (Hunston, 1994). Thompson y Hunston (2003) la definen como un término amplio

que refiere a la expresión de la actitud del hablante (o el escritor) acerca de entidades o de

proposiciones, y puede vincularse a la certeza, a la obligación, o al carácter deseable de un

conjunto de valores.

2.2. Modalidad y subjetividad en el lenguaje

La modalidad está íntimamente relacionada con el problema de la subjetividad en el lenguaje

y ha sido estudiada en forma sistemática. Es Bally (1950) quien retoma la distinción entre el

dictum (contenido proposicional) y el modus (actitud del hablante). Dice este autor:

22
El corpus está constituido por una muestra ejemplar de 10 artículos de investigación provenientes de la revista
Medicina de los años 2001, 2002 y 2003 (cfr. Ferrari 2005).

30
La modalidad es la forma lingüística de un juicio intelectual, de un juicio afectivo o de una
voluntad que un sujeto presente enuncia a propósito de una percepción o de una representación
de su espíritu. (1950: 35) 23

Bally distingue también entre modalidad implícita y explícita. La implícita se manifiesta a

través de procedimientos gramaticales, prosódicos y léxicos en el contenido proposicional. En

cambio, en la explícita, el dictum y el modus se encuentran perfectamente separados y existe

una predicación que califica léxicamente a la proposición, es decir, al modus, como puede

observarse en los ejemplos siguientes:

a) Tal vez Pedro se quede en casa.


b) Es posible que Pedro se quede en casa.

En a) el modus no está separado del dictum, la modalidad está implícita; en cambio en b)

existe una predicación que describe léxicamente el modus.

En el dominio de la lingüística funcional, la modalidad ha constituido uno de los recursos

utilizados para delimitar la oración gramatical. Zavadil (1968) sostiene que la oración es el

recurso por el cual el sujeto hablante adopta una actitud activa frente a la realidad. Esta actitud

encuentra una expresión formal que constituye la esencia de la categoría lingüística de la

modalidad (Zavadil 1968: 57).

A su vez, Lyons (1981: 236) afirma que tanto el empirismo como el racionalismo cartesiano

(revitalizado por Chomsky y otros investigadores): “[…] comparten el prejuicio de que la

lengua es esencialmente un instrumento para expresar el pensamiento proposicional”. Y

agrega que la “subjetividad” en la tradición empirista se asoció con cierta clase de mentalismo

no científico y no verificable en cambio, la “objetividad” se identificó con un fuerte

“materialismo decimonónico”, que Lyons (1997) califica de “anticuado”. Por todo ello

considera la subjetividad como:

23
La traducción es mía.

31
[...] la propiedad (o conjunto de propiedades) de ser un sujeto de conocimiento (es decir, de
cognición, sentimiento y percepción) o bien un sujeto de acción (un agente). Denota la propiedad
de lo que el mismo Descartes llamó una “entidad pensante” (en latín ‘res cogitans’), de lo que
identificó, como han hecho otros, con el yo o el ego. (1997: 360)

Lo que interesa al lingüista, en la concepción de Lyons, es la subjetividad locutiva: la

subjetividad del enunciado. A su vez sostiene que la imposibilidad de la semántica de

condiciones de verdad de funcionar como una teoría total, no sólo del significado oracional,

sino también del significado del enunciado, es consecuencia de su limitación al contenido

proposicional y de su incapacidad para tratar el fenómeno de la subjetividad. Concluye

diciendo:

La expresión de uno mismo no puede reducirse a la expresión del conocimiento y de las creencias
proposicionales.
[...] el yo que expresa el agente locutivo es el producto de las funciones sociales e interpersonales
que él o ella ha desempeñado en el pasado y que se manifiestan, de un modo socialmente
identificable, en el papel que él o ella desempeña en el contexto del enunciado. (1997: 362)

Este autor postula que modalidad, subjetividad y acción locutiva son tres conceptos que

deben ser estrechamente relacionados. Lyons agrega que, si bien la única clase de modalidad

reconocida en la lógica modal proposicional es la relacionada con los conceptos de verdad o

falsedad de las proposiciones, en los usos ordinarios de la lengua, la modalidad, muy

frecuentemente, expresa las creencias y actitudes del hablante.

El interés por el estudio de la modalidad se ha visto incrementado en los últimos tiempos. En

la segunda edición de su obra Modo y Modalidad, Palmer (2001: xv) destaca la importancia

que el tema ha adquirido desde la publicación de la primera edición de su libro. Define la

modalidad como “categoría lingüística que se ocupa del estatus de la proposición que describe

el evento”. Por su parte, Hoye (2005), en un artículo en el que reseña las principales

investigaciones contemporáneas y las orientaciones futuras en los estudios sobre modalidad,

realiza una comparación que puede ser ilustrativa del papel de la modalidad en la lengua y en

la vida cotidiana. Compara esta categoría lingüística con los filtros que se utilizan en

fotografía para representar colores y crear efectos especiales; todos ellos, sostiene este autor,

32
son procedimientos que nos alejan de la “verdad objetiva”. En el lenguaje, agrega, la

modalidad despliega varios tipos de “filtros de significado”, clases de expresiones modales,

que colorean y modifican nuestra concepción del mundo y nos permiten representarlo con una

diversidad de intenciones y actitudes. Este autor postula que, tradicionalmente, en los estudios

sincrónicos, los tratamientos lingüísticos de la modalidad se han centrado especialmente en el

estudio de los verbos modales como los principales exponentes de los contrastes en los

significados de la modalidad. Pero también da cuenta de que existe una tendencia a extender

la discusión hacia exponentes menos gramaticalizados, tales como adverbios, adjetivos,

verbos epistémicos.

En relación con el concepto de modalidad existe gran diversidad de términos, que en algunos

casos operan como sinónimos y en otros se superponen parcialmente. En el ámbito de la

lingüística sistémico-funcional, Halliday (1976) distingue, para el inglés, entre modalidad y

modulación. La modalidad es, para este autor, una forma de participación del hablante en el

evento lingüístico:

Con la modalidad, el hablante asocia a su tesis, de acuerdo con su juicio, una indicación de su estatuto y
de su validez. Se entromete y asume una posición. Por lo tanto la modalidad deriva de lo que llamamos
función ‘interpersonal’ del lenguaje, aquella a través de la cual se expresa el rol. 24 (1976)
Para Halliday, la modalidad forma parte de una categoría más general que él llama

“comentario del hablante”, que a su vez pertenece a la función interpersonal 25 del lenguaje,

ligada a su papel social. La hipótesis que sostiene es que este componente no constituye un

elemento menor o marginal, sino una de las tres funciones primarias, la que está relacionada

con la constitución de las relaciones sociales y con la participación de los hablantes en todo

tipo de interacción. La modalidad se manifiesta a través de las formas que expresan el juicio

del hablante acerca de la probabilidad de lo que se dice o la medida en que lo considera de

24
Ídem nota 2.
25
Halliday (1976) considera que existen en el lenguaje tres funciones fundamentales: la función experiencial,
que corresponde a la función representativa de Bühler (1934), la función interpersonal, que abarca las funciones
apelativa y expresiva, y la función textual (componente que según Halliday, Bühler no tiene en cuenta porque su
interés primario no era la naturaleza del sistema lingüístico), responsable de la creación del texto.

33
evidencia inmediata. En cambio la modulación 26 (cf. Gallardo, en este volumen) está

relacionada con las órdenes, ofrecimientos y directivas en general, como por ejemplo en:

Debes ser muy cuidadoso al conducir (=Debes tener cuidado al conducir).

Thompson (1996), en su Introducción a la Gramática Funcional, distingue distintos tipos de

modalidad. Para esta escuela, la modalidad califica la información que se intercambia en el

evento comunicativo en términos de “probabilidad” o “frecuencia”. Desde esta perspectiva

teórica, es significativo el llamado “compromiso modal”, es decir el grado de compromiso

que el hablante adopta ante el contenido de su enunciado. Distingue tres grados de certeza en

relación con la validez de la proposición: alto, medio y bajo. La gramática sistémico funcional

retoma la distinción entre modalidad explícita e implícita. Halliday (1984), en su gramática,

sostiene que en el caso de la modalidad explícita el hablante proyecta la proposición como un

“hecho” y codifica su subjetividad u objetividad en una cláusula proyectante. Como por

ejemplo:

a) Creo que María no lo sabe.


b) Es probable que María no lo sepa.
c) Quizás María no venga.
En a) la modalidad es subjetiva explícita, en b) objetiva explícita y en c) implícita. Halliday

(1984) postula que los hablantes disponen de muchas maneras de expresar sus opiniones, o

mejor dicho, de disimular el hecho de que están expresando sus opiniones. La modalidad

refiere a toda el área de significado que se encuentra entre el “sí” y el “no”, el espacio

intermedio entre la polaridad positiva y negativa. Thompson (1996) considera que estos tipos

de modalidad configuran distintos grados de responsabilidad modal.

Dentro de esta misma perspectiva teórica, Martin (2003), para referirse a nociones teóricas

similares, emplea el término appraisal, 27 que define del siguiente modo:

26
Llamada tradicionalmente modalidad deóntica.
27
El término appraisal ha sido traducido al español por valoración (Hood y Martin 2005).

34
El término appraisal se utilizará aquí para los procedimientos semánticos utilizados para negociar
emociones, juicios y evaluaciones, conjuntamente con los procedimientos usados para ampliar y
comprometerse con estas evaluaciones. (Martin 2003: 145)

La valoración o appraisal se ocupa de los recursos lingüísticos por medio de los cuales los

textos expresan, negocian o naturalizan determinadas posiciones intersubjetivas. Incluye tres

sistemas: la actitud, la gradación y el compromiso (Hood & Martin 2005, White 2004). La

actitud abarca las nociones semánticas relativas al sentimiento: el afecto, el juicio y la

apreciación. El afecto comprende los recursos que expresan una respuesta emocional, como

la felicidad, la tristeza, el temor; el juicio se refiere a evaluaciones morales y de

comportamiento. Mediante la apreciación se evalúan productos y procesos, e incluye valores

estéticos y otros aspectos de valoración social, como significativo o perjudicial. Tanto en el

afecto y el juicio, como en la apreciación, los valores pueden ser positivos o negativos y

constituyen recursos para negociar sentimientos.

El sistema de la gradación nos permite utilizar una serie de recursos para calibrar el volumen

de los sentimientos; tiene que ver con la graduabilidad del significado, es decir con su

evaluación subjetiva en términos de grados, más que de distinciones categoriales. La

gradación se relaciona también con las clasificaciones del significado, ya sea precisando sus

límites o debilitándolos.

El compromiso especifica los recursos para identificar la voz del hablante en relación con

voces alternativas (dialogismo en términos de Bajtín). Las distinciones propuestas son la

monoglosia, que suprime el dialogismo, y la heteroglosia, que refiere al juego de voces que

rodean a una proposición o a una propuesta. El compromiso pretende identificar la fuente o el

origen de las emisiones. La valoración o appraisal incluye los recursos mediante los cuales el

hablante asume una posición en relación con el contenido de los enunciados.

35
2.3. Modalidad y gramaticalización

Uno de los problemas planteados por la bibliografía al analizar la modalidad es determinar si

se trata de una categoría gramatical o semántica. A su vez, el estudio de los recursos modales

pone de manifiesto el distinto grado de gramaticalización que pueden tener ciertos elementos

lingüísticos. Palmer (1986, 2001) al estudiar la modalidad en un número importante de

lenguas sostiene que es una categoría gramatical similar al tiempo, aspecto, género, número,

etc. Pero agrega que la caracterización de la función semántica de la modalidad es compleja.

Considera que no se relaciona solamente con el verbo sino con la oración en su totalidad y

que por lo tanto existen lenguas en que se marca en otros constituyentes lingüísticos que no

son el verbo.

Una de las propuestas es estudiar este tema en términos de gramaticalización 28 . Es decir, los

rasgos semánticos comunes a varias lenguas pueden señalarse mediante diversas formas o

sistemas gramaticales en las lenguas particulares. En primera instancia, la tarea es identificar

áreas relevantes de significado. En el caso de la modalidad no es una tarea fácil. Las nociones

que se han asociado con la modalidad son tales como: actitudes y opiniones, subjetividad, no

factualidad, falta de aserción, actos de habla, posibilidad y necesidad.

Los problemas que plantea Palmer son los siguientes:

a) no hay rasgos básicos de significado. Por lo tanto la noción de prototipicalidad es difícil

de aplicar.

b) La gramaticalización es una materia de grado. El modo verbal es un claro ejemplo de

marcador gramatical, pero la modalidad puede manifestarse a través de verbos modales,

partículas, cuyo grado de gramaticalización no es siempre claro y definido.

28
Bybee y otros (1994) sostienen que la teoría de la gramaticalización comienza con la observación de que los
morfemas gramaticales se desarrollan gradualmente a partir de morfemas léxicos o de combinación de
morfemas léxicos con morfemas gramaticales o léxicos.

36
c) Como consecuencia de lo expresado anteriormente, muchos de los rasgos asociados con la

modalidad pueden no estar marcados gramaticalmente.

Aunque Palmer insiste en considerar la modalidad como una categoría gramatical, no deja de

mencionar que los ítemes léxicos no pueden ser ignorados. En primer lugar porque muchos

están relacionados con formas gramaticales modales y alternan con ellos en el análisis

comparativo de diferentes lenguas o incluso en la misma lengua (por ejemplo para el inglés I

wish... Would that...).

2. 4. Modalidad epistémica

Palmer (1986) sostiene que el término ‘epistémico’ no debe aplicarse solamente a los

sistemas modales que abarcan las nociones de posibilidad y necesidad, sino a cualquier

sistema modal que indique el grado de compromiso del hablante con respecto a lo que dice.

Este autor incluye en la modalidad epistémica dos subsistemas: los evidenciales y los juicios.

Los evidenciales expresan los distintos tipos de evidencia que sustentan el compromiso del

hablante. Los juicios abarcan las especulaciones y deducciones expresadas lingüísticamente.

Palmer sostiene que existe una diferencia entre los juicios y los evidenciales en relación con

el grado de subjetividad que manifiestan. No hay duda de que los juicios expresan la opinión

del hablante, pero los evidenciales califican su validez en función de la evidencia que ofrecen

y son subjetivos en la medida en que indican el estatus de la proposición en términos del

compromiso del hablante hacia ella.

La evidencialidad y la confiabilidad en el conocimiento

Algunos lingüistas como Chafe (1986) postulan la existencia de una categoría lingüística que

ha sido denominada evidencialidad 29 , concepto que no ha sido analizado en profundidad en

29
El término “evidencial” aparece en Swadesh (1939) y en Boas (1947), pero se refiere específicamente sólo a
un tipo de fuente de información, el de la “inferencia” y no a la indicación de la fuente en general. Es Jakobson,

37
los estudios lingüísticos. Se vincula con la expresión de la actitud del hablante hacia la

situación que describe su enunciado. La evidencialidad ha sido estudiada en numerosas

lenguas, en que se manifiesta a través de partículas gramaticales. Los trabajos recopilados por

Chafe y Nichols (1986) dan abundante prueba de ello. 30 En las lenguas amerindias, balcánicas

y eslavas es una categoría más gramaticalizada que en las lenguas europeas occidentales

(Chafe y Nichols 1986, González Vásquéz 1998, Willet 1988).

Bybee (1985) define los evidenciales como los “marcadores que indican algo acerca de la

fuente de información en la proposición” (p.184). Por otra parte, dado que se relacionan con

el tipo de evidencia que posee el hablante para efectuar su evaluación del evento como real o

no, Willett distingue tres tipos de evidencia, en un estudio en que el que analiza un número

importante de lenguas que gramaticalizan los evidenciales en distinto grado para dilucidar qué

clases de distinciones evidenciales realizan y qué procedimientos utilizan para ello (Willet

1988, González Vázquez 1998):

• Evidencia directa: la información se obtiene a través de la percepción visual, auditiva o

de otros sentidos.

• Evidencia indirecta verbal o citativa (González Vázquez 1998), la información se obtiene

a través del lenguaje: el “discurso referido”, el “rumor”, la “cita”.

• Evidencia indirecta por inferencia; este tipo de evidencia se basa en resultados

observables, en un razonamiento o construcción mental realizados por el hablante.

Chafe (1986), en su estudio sobre la evidencialidad en inglés, la considera como la expresión

lingüística del grado de confiabilidad del conocimiento, del modo de obtención y de la fuente

en su trabajo sobre el eslavo (1971 [1957]), quien hace dos contribuciones importantes: introduce el término
como una etiqueta tentativa para una categoría gramatical distinta del modo, que se ocupa de marcar la fuente de
la información; y sugiere que esta categoría, existente en búlgaro, puede ser un concepto relevante para la
descripción de lenguas fuera de América.
30
En uno de estos trabajo Chafe (1986) que no distingue entre evidenciales y juicios y engloba ambos
subsistemas en una categoría única: la evidencialidad, sostiene que el inglés expresa la evidencialidad por medio
de la selección del modo verbal, de verbos, adverbios o construcciones, a diferencia de muchas lenguas no
occidentales (como algunas lenguas indígenas) que poseen un conjunto coherente de sufijos gramaticales para
expresarla. Chafe (1986) analiza los marcadores de evidencialidad en el inglés oral y en el académico

38
de ese conocimiento. Este autor sostiene que los marcadores que indican el modo de

obtención del conocimiento, ya sea por creencia, rumor, evidencia directa, inducción o

deducción, implican el grado de certeza que se atribuye a ese conocimiento. No considera la

certeza en términos absolutos, sino que establece una escala en la que el conocimiento se

coloca en un continuum desde un mayor a un menor grado de confiabilidad.

Por su parte, Biber y Finnegan (1989, 1994) efectúan un estudio en diferentes tipos de textos

en inglés donde analizan los marcadores de stance (postura del hablante), término que incluye

tanto la evidencialidad como el afecto 31 . En cuanto a la evidencialidad, distinguen

marcadores de certeza y de duda correspondientes a distintas categorías gramaticales

(adverbios, adjetivos y verbos). Estos autores consideran que la ausencia de marcadores de

certeza en los textos periodísticos, por ejemplo, es indicadora de que éstos dan por supuesta la

autenticidad de las aserciones. El carácter fáctico de la información sería el rasgo no marcado,

a diferencia de la duda, que sí requiere indicadores.

Anderson (1986) propone una serie de características para los marcadores de evidencialidad:

• éstos muestran el tipo de razones en que se apoya el hablante, es decir la justificación

en la que se basa para emitir una aserción fáctica. Se utilizan generalmente en

aserciones (cláusulas reales), no en cláusulas irreales o presuposiciones.

• No constituyen ellos mismos la predicación principal sino que son una especificación

añadida a las cláusulas asertivas.

• El significado evidencial es un significado primario, no una implicación pragmática.

• Morfológicamente son afijos, clíticos y construcciones sintácticas. Los marcadores de

evidencialidad no se expresan por medios léxicos.

En la concepción de Anderson, las proposiciones irreales no van acompañadas de marcadores

evidenciales.

31
Los trabajos de Biber y Finnegan se exponen con detenimiento en el capítulo “Modalidad y géneros
académicos”, de G. Ciapuscio en este libro.

39
Givón (1982) sostiene la misma postura en lo referido a la incompatibilidad entre la

evidencialidad y las proposiciones irreales. Para este autor, la evidencialidad pertenece al

modo de la realidad, de los hechos conocidos. La irrealidad y las presuposiciones no admiten

marcadores evidenciales. Las presuposiciones se consideran auto-evidentes y las

proposiciones irreales son enunciadas débilmente y sin ninguna intención de ser defendidas

mediante la indicación de la fuente de información. Ambos autores coinciden en considerar

que la evidencialidad da cuenta de los datos tangibles que provienen del mundo exterior real;

por lo tanto sólo existen evidenciales acerca de lo que se sabe y se conoce, de lo que

pertenece al mundo real. Dado que las proposiciones irreales son un tipo de información, para

estos autores la evidencialidad se postula como la fuente del conocimiento (datos tangibles

que provienen del mundo exterior) y no como la fuente de información de las proposiciones

irreales.

González Vázquez (1998), en un trabajo en el que estudia la relación entre la modalidad

epistémica y la evidencialidad citativa desde un punto de vista tipológico, analiza los

fundamentos de Anderson y Givon y afirma que las proposiciones irreales se basan también

en evidencias:

La diferencia se halla en que en la creencia modal el hablante no tiene evidencias directas del estado de
cosas, simplemente porque el estado de cosas no existe en la realidad; en las proposiciones modales las
evidencias no son sino la justificación hipotética en la que nos basamos para construir el mundo posible
en cuestión. Por tanto, si distinguimos dos tipos de información: asertiva y modal (ie, saber y creer), hay
que distinguir también sus fuentes de información. (1998: 47)

González Vázquez sostiene que una concepción diferente de la que formulan Anderson y de

Givón postula que una de las funciones de la evidencialidad es servir de apoyo a la

modalidad, a las proposiciones irreales. La autora presenta cono exponentes de esta

concepción a Jacobsen (1986) y a Aksu Koç (1997). El primero considera la evidencialidad

como una categoría que se aplica a las proposiciones inciertas, de las que el hablante cree que

existe una probabilidad razonable de que sean verdaderas, pero no puede garantizarlo porque

40
no tiene una experiencia directa. El segundo considera que la evidencialidad está relacionada

con la expresión lingüística del descubrimiento de que la verdad es relativa.

En el marco de la lingüística cognitiva, Bermúdez (2005) discute la concepción de que la

evidencialidad se incluya en la modalidad epistémica. La considera como un fenómeno

deíctico, de naturaleza no discreta, que expresa el punto de vista del hablante y se fundamenta

en el contexto de enunciación, en la relación del hablante con el oyente y con la escena que

conceptualiza. Considera, por lo tanto, que si bien la evidencialidad está relacionada con la

modalidad epistémica, constituye una categoría lingüística independiente. Desde esta

perspectiva, intenta demostrar que el español la marca en su sistema verbal y que ciertas

construcciones gramaticales tienen valor evidencial. Por otra parte, al tratarse de un fenómeno

no discreto, la gramaticalización de la evidencialidad sería una cuestión de grado.

La mitigación

Un aspecto importante de la modalidad es el de la “mitigación”, considerada una estrategia

para suavizar o reducir la fuerza de un acto de habla que puede no ser bien recibido por el

oyente. La “probabilidad” y sus realizaciones lingüísticas han sido consideradas usualmente

como “hedging”: una categoría lingüística que ha sido utilizada para designar un conjunto de

expresiones lingüísticas cuyo significado parece difícil de categorizar: verbos modales,

adverbios, partículas, el uso de ciertos pronombres personales y la ausencia de otros, el uso de

pasiva sin agente y otras expresiones impersonales (Ventola 1997).

Los hedgings se aplican a las aserciones e indican el grado de compromiso que el hablante

tiene en relación con la verdad de la proposición. El caso no marcado en este dominio es el

compromiso total con la verdad de la proposición, y los marcadores de modalidad epistémica

indican algún grado menor de compromiso con la verdad de la proposición. Las modalidades

epistémicas comúnmente expresadas son: “posibilidad”, “probabilidad”, y “certeza inferida”.

41
Lakoff (1972) es el lingüista que utilizó el término hedge por primera vez para designar a

aquellas unidades léxicas cuya función es “hacer las cosas más o menos difusas” (1972:195).

Las investigaciones de Lakoff fueron tomadas como punto de partida en estudios posteriores

sobre el concepto de hedging, que ampliaron notablemente sus implicaciones teóricas.

Algunos de los enfoques más relevantes, según consigna Clemen (1997) en una reseña sobre

el tema, apuntan al uso de estos recursos para mitigar o modificar las emisiones con el

objetivo de salvar la imagen del hablante. El papel de los hedges como indicadores de

vaguedad e imprecisión ha sido muy discutido en el marco de los estudios de textos para

propósitos específicos.

En realidad, estos marcadores están determinados por el contexto, el tipo textual, la situación

comunicativa, la intención del hablante y el conocimiento de los que intervienen en el acto de

comunicación. Sus significados y valores son el resultado de la combinación de los elementos

léxicos que aparecen en la cláusula más la fuerza ilocutiva con la que son enunciados. Se

utilizan para expresar un comentario o actitud del hablante en relación con el valor de verdad

de la proposición (Clemen 1997). A pesar de su efecto de mitigación, o tal vez gracias a él,

los hedges pueden aumentar la credibilidad de una afirmación, sobre todo en el discurso

académico.

Las nociones teóricas hasta aquí presentadas serán ilustradas con algunos ejemplos en la

segunda parte del capítulo. Para ello, describiré el funcionamiento de ciertos procedimientos

modales en la parte textual Discusión/ Conclusiones de artículos de investigación de la

disciplina medicina.

3. Procedimientos modales: los verbos

Los procedimientos lingüísticos utilizados para expresar la modalidad son muy diversos:

léxicos, léxico-gramaticales, prosódicos. Presentaré aquí en forma ilustrativa un tipo de

42
procedimiento léxico y uno léxico-gramatical: los verbos epistémicos y los verbos modales, y

su funcionamiento en este género académico.

3.1. Los verbos epistémicos y el modo de conocimiento

A partir de los estudios realizados por distintos autores (Palmer 1986, Hyland 1998), se puede

afirmar que verbos tales como sugerir, indicar, proponer son una forma frecuente de expresar

mitigación en los artículos de investigación. Los verbos epistémicos representan un recurso

transparente de codificar la subjetividad de la fuente epistémica y pueden usarse para suavizar

el compromiso o disminuir la certeza. Su número significativo refleja su versatilidad retórica

en contextos en los cuales las aserciones categóricas raramente expresan la forma más

efectiva de expresión. Al indicar la confianza del escritor en un enunciado contribuyen al

razonamiento evidencial entre fundamentos e hipótesis y permiten una evaluación del grado

de certeza.

Según Palmer las proposiciones pueden clasificarse en: “especulativas”, “deductivas”,

“citativas” y “sensoriales”. Esto significa que los escritores pueden mitigar sus afirmaciones y

presentar la información como una opinión subjetiva, una deducción, un rumor o su

enunciado puede estar basado en la evidencia de los sentidos. Los verbos epistémicos señalan

el modo de conocimiento y la fuente (creencia, deducción, reporte, percepción) y, por lo tanto,

tienen implicaciones en cuanto a la confiabilidad del conocimiento en sí mismo. A partir de la

distinción entre evidenciales y juicios, estos verbos se pueden clasificar en dos subtipos

(Hyland 1998):

a) verbos epistémicos de juicio

b) verbos epistémicos evidenciales

a) Verbos epistémicos de juicio

43
Estos recursos lingüísticos reflejan las apreciaciones del hablante sobre el status factual de

los eventos, e incluyen especulación y deducción. Indican que existe alguna conjetura acerca

de la verdad de la proposición. Considero como verbos epistémicos de juicio a aquellos cuya

fuente de evaluación epistémica está basada en un tipo de evidencia indirecta, de tipo

inferencial. Esta podrá surgir a partir de la observación de resultados o simplemente se tratará

de una construcción mental. Por ejemplo:

1. Respecto del elevado número de casos con conversión serológica indicando una infección reciente
por Legionella spp. y que alcanzó al 12% del total de los pacientes del estudio con una alta incidencia
en el grupo del Hospital Belgrano, cabe analizar que la presentación clínica de los mismos no
concordaba con la asociación habitual de la L. pneumophila con neumonías severas, frecuentemente
asociadas a hiponatremia, requiriendo internación en UTI y con evolución desfavorable en una elevada
proporción de casos. Esto sugiere la presencia de otras especies de esta familia de bacterias, hecho que
no pudo confirmarse por las técnicas utilizadas en el presente estudio. (2003; 63: 1-8)

En este fragmento, el verbo epistémico de juicio es sugerir. La fuente de la evidencia es

indirecta y está constituida por inferencias realizadas por el autor, a partir de la observación

de los resultados empíricos. En el subconjunto de los verbos de juicio, los verbos

especulativos indican que se ha realizado algún tipo de conjetura acerca de la verdad de la

proposición. Comprenden principalmente los verbos “performativos” que realizan más que

describen los actos que enuncian: proponer, sugerir. También se incluyen en la clase de

verbos de juicio, aquellos que involucran estados cognitivos o procesos que no realizan actos

de habla: creer, especular, suponer. Estos parecen dar un significado más conjetural que

asertivo a las proposiciones que los siguen, dando como hipótesis un mundo en el que p

podría ser verdadera. Algunos verbos de juicio señalan un razonamiento inferencial o cálculo

teórico y se presentan como deducciones o conclusiones: calcular, inferir, concluir, deducir,

pensar. Por ejemplo:

2. En conclusión, pensamos que para estos pacientes con IR, resulta imprescindible en el manejo de su
patología vascular extremar los cuidados en preservar la función renal existente. (2002; 62: 25-28)

En algunos casos, se reproduce la inferencia realizada por otros, que es proporcionada por la

bibliografía. Como puede observarse en el ejemplo siguiente:

44
3. La urticaria y el angioedema son entidades clínicas encontradas frecuentemente en la práctica
médica. Se estima que el 15 al 25% de la población tendrá urticaria en algún momento de su vida (cita)
y que su prevalencia es de 0.11% (cita). (2003; 63: 15-20)

En 3, el autor se encuentra inmerso en la comunidad científica representada por el uso de la

pasiva con “se”. La fuente citativa es indirecta, dado que la cita bibliográfica no está integrada

en el texto (Swales 1990).

En otros casos, el científico no necesariamente se hace cargo de la información proporcionada

por la literatura científica:

4. Algunos autores han sugerido que los autoanticuerpos presentes en pacientes con LIC tienen la
capacidad de activar basófilos normales, mientras que el suero de pacientes con otras patologías, no
(cita). (2003; 63: 15-20)

En 5, el autor presenta sus resultados, y los formula con cautela porque la evidencia

estadística no los apoya totalmente. De ahí que utilice un verbo epistémico de juicio.

5. Nuestros resultados preliminares sugieren una cierta correlación, no significativa estadísticamente,


con el número de basófilos, cuando los valores de estos son inferior al 0.10%. A su vez, basófilos bajos
más suero autólogo positivo parece predecir la presencia de funcionalidad in vitro del anticuerpo
(p=0.10). (2003; 63: 15-20)

La fuente es indirecta, está constituida por las inferencias del científico, realizadas a partir de

la observación de los datos. El carácter inferencial de la afirmación está reforzado por la

aparición del verbo parecer en la oración siguiente.

b) Verbos epistémicos evidenciales

Estos verbos señalan una justificación evidencial que se basa en la evidencia de los sentidos, o

en el discurso referido por otros. Algunos verbos epistémicos presentan el conocimiento como

el resultado de una percepción o de la comprobación empírica. Verbos tales como: parecer,

aparecer como, mostrar pertenecen a esta clase, como puede observarse en los siguientes

ejemplos:

45
6. El AC (anhídrido carbónico) mostró un único episodio de dolor abdominal luego de la primera
inyección en aorta Interrenal que remitió espontáneamente con el cambio de decúbito sin necesidad de
analgesia. (2002; 62: 25-28)

7. […]en nuestra serie tampoco hemos observado empeoramiento de la función renal donde todos los
pacientes presentaron un grado moderado a severo de disminución del FG (filtrado glomerular)con
valor promedio de 32ml/min. (2002; 62: 25-28)

En 6, y 7, el autor utiliza verbos que explicitan la fuente de la evidencia proveniente de la

comprobación empírica. Los científicos descansan abundantemente en la información

proporcionada por la bibliografía y la elección del verbo de reporte muestra la actitud

adoptada hacia esos conocimientos, que pueden coincidir o no con los nuevos resultados.

8. Los resultados del presente trabajo coinciden con lo ya descrito por otros autores: en la enfermedad de
Chagas la alteración de la relajación ventricular, como expresión de la disfunción diastólica y la
dilatación de las cavidades se observa en las etapas más precoces de la enfermedad cardíaca (nota) aún
en pacientes asintomáticos y que pueden no presentar anormalidades en los ECG. (2001; 61: 541-544)

En 8, se destaca que lo observado en este caso coincide con lo que postulan otros autores, en

trabajos anteriores, sobre el tema. La coincidencia con resultados descritos por la bibliografía

otorga un mayor grado de certeza a los resultados del trabajo.

9. La comparación de este grupo con dadores de sangre sin antecedentes de medio ni reacciones positivas
para la enfermedad, de edad y sexo similares, mostró que las alteraciones en el ECG y ecocardiograma-
Doppler halladas podrían estar relacionadas con la infección chagásica, si bien la alteración de la
relajación ventricular en algún caso podría no estar necesariamente vinculada con ésta. (2001; 61: 541-
544)

En 9, el científico presenta los resultados de su trabajo. En este fragmento se utiliza el verbo

mostrar, que es un verbo epistémico evidencial. La fuente de la modalidad está constituida

por evidencia directa certificada por la demostración empírica. Este tipo de evidencia es

considerada como una de las más confiables. Estos verbos son frecuentes en la presentación

de los resultados de la investigación. En ciertos casos podemos encontrar verbos epistémicos

que tienen como fuente la evidencia indirecta proporcionada por investigaciones de otros

científicos o por el conocimiento compartido por la comunidad académica. Veamos el

ejemplo siguiente:

46
10. Un estudio reciente (nota) realizado en 69 niños HIV + bajo tratamiento HAART mostró niveles
significativamente más elevados de Hcy respecto de un grupo similar pero HIV negativo. Al analizar la
influencia de ciertos antirretrovirales, los niños bajo tratamiento que incluía inhibidores de proteasa,
presentaron los niveles más altos de Hcy total plasmática acompañado de un marcado descenso en los
niveles de ácido fólico. En otro estudio Bernasconi y col. (nota) mostraron en adultos HIV + resultados
semejantes. (2003, 63: 393-398)

En 10, los verbos evidenciales mostrar y presentar dan cuenta de información cuya

evidencia indirecta está proporcionada por la literatura científica, que aparece en citas no

integradas al texto. Este tipo de evidencia cuenta con un alto grado de credibilidad.

Es frecuente que los científicos tomen distancia de sus enunciados a través de procedimientos

que parecen indicar que los actos retóricos se cumplen sin voluntad humana. Los verbos

epistémicos adoptan sujetos inanimados del tipo que se ejemplifica a continuación:

La evidencia taxonómica sugiere...

El modelo implica que...

El presente trabajo indica...

Este procedimiento, usual en este género académico, contribuye a la despersonalización del

discurso, al hacer aparecer el texto o los datos como fuente de los juicios epistémicos. Un

ejemplo es el siguiente:

11. Estudios realizados en nuestro medio en población general (cita) indican una seroprevalencia de
anticuerpos para Legionella pneumojohila y/o Legíonella spp del 18%. (2003; 63: 1-8)

En síntesis los verbos epistémicos léxicos son una de las formas más frecuentes de codificar

la subjetividad de la fuente en los artículos de investigación, dado que señalan el origen del

conocimiento y permiten una evaluación del grado de certeza. Estos verbos precisan el grado

de compromiso del escritor con los resultados expresados e indican si la justificación que los

sustenta proviene del juicio del hablante o de evidencia originada en fuentes diversas.

Desde el punto de vista gramatical, estos verbos epistémicos aparecen en distintos tipos de

construcciones sintácticas. Un tipo de construcción es como en el caso de los ejemplos 2, 3, 4,

y 9,

47
a) verbo + proposición sustantiva;

En otros casos, ejemplos 1, 5, 6, 8, 10, y 11, se trata de:

b) verbo + nombre

En 7, se trata de una nominalización deverbal.

La observación de la estructura gramatical de estas construcciones nos permite reflexionar

sobre la distinción que sostienen algunos autores entre modalidad implícita y explícita. En

estos casos podemos observar que si bien se podría postular que estos verbos constituyen

predicados que explicitan la modalidad, no siempre se corresponden con las formas canónicas

de la modalidad explícita, ya que no necesariamente constituyen predicados construidos con

proposiciones sustantivas.

Verbos modales

Los verbos modales han sido uno de los procedimientos más estudiados dentro de los trabajos

sobre modalidad, sobre todo en lengua inglesa. En este caso en particular analizaré los usos

del verbo poder y del verbo parecer 32 en nuestro corpus.

El verbo poder

En un análisis de las interpretaciones contextuales de los verbos poder y deber en español,

Silva Corvalán (1995) propone que estos verbos tienen significados invariables o sistemáticos

que, al interactuar con otros elementos del contexto lingüístico y extralingüístico, producen

múltiples significados oracionales o discursivos compatibles con la semántica de los verbos

modales (1995: 72-73). Para esta autora, el significado invariable de poder es similar al que

Perkins (1982) asigna al verbo modal inglés can: C no impide X, es decir, (,) las

circunstancias C no impiden X. En un interesante trabajo en el que analiza el uso de los

32
El verbo parecer ha sido considerado un verbo epistémico evidencial, pero su comportamiento lingüístico
particular se asemeja a algunos usos del verbo poder. Por esta razón hemos decidido dedicarle un análisis
particular.

48
verbos modales en la escritura académica en inglés, Butler (1990), a partir del significado

común que le adjudica Perkins a can, distingue ciertos significados específicos de may y can

y retoma la distinción entre significado epistémico y radical (Bybee 1985, Coates 1995). El

epistémico está relacionado con la evaluación del hablante o escritor acerca de la posibilidad

de que la proposición expresada en la cláusula sea verdadera. El radical, por otra parte, se

relaciona con las restricciones en la ocurrencia de un evento.

A partir de este significado nuclear, me interesa identificar los diferentes usos del verbo poder

en este corpus. Mi tesis es que los significados particulares de este verbo en el corpus se

actualizan a partir de otros elementos presentes en el contexto lingüístico.

El significado epistémico del verbo poder

Como ha sido sostenido frecuentemente (Silva Corvalán 1995, Gómez Torrego 1999,

Ciapuscio 2004, Di Tullio 1997, 2003), poder epistémico encierra las inferencias del hablante

acerca de la falta de confianza en la factualidad de la proposición. Como han observado estos

autores, el verbo poder sólo con el significado epistémico puede ir seguido por la forma de

perfecto de infinitivo o por la negación.

12. El mayor riesgo de infectarse con hantavirus (presentar serologia reactiva) entre los residentes de
fincas fundamentalmente en aquellos residentes en frentes de desmontes, sugiere que en el área
subtropical el factor de mayor riesgo sería la exposición al área de influencia de roedores localizados en
el ámbito peridomiciliario rural. Por otro lado, la diferencia no significativa en la reactividad serológica
entra los convivientes de casos y los convivientes de controles, sugiere la ausencia de riesgo por
convivir con personas con SPH, y que la reactividad serológica entre los convivientes de casos podría
deberse a la exposición común en la misma área con roedores infectados. La observación de un
aumento sostenido de la seroprevalencia con la edad, podría deberse a que el riesgo de infectarse
aumente con el tiempo de exposición, y esto produzca un efecto de cohorte acumulativo de
serorreactivos entre los sobrevivientes. (2002, 62: 1-8)

Este fragmento pertenece al segmento “formulación de hipótesis” de la sección Discusión/

Conclusiones. La presencia de dos ejemplos de poder epistémico está acompañada por otros

elementos con valor de posibilidad como el verbo sugerir (verbo epistémico de juicio), con

significado evidencial como la nominalización deverbal observación y el uso del condicional.

49
Es de destacar que, en ambos casos, el verbo poder se une al infinitivo deberse, que se

construye con un complemento régimen encabezado por la preposición a, y que indica una

relación de causalidad. El uso de poder con esta forma verbal puede ser considerado como

una estrategia de mitigación, para presentar la relación de causalidad con mayor cautela.

Otro ejemplo de poder con valor epistémico es el siguiente:

13. La mayor seroprevalencia de hantavirus en los residentes de áreas rurales, puede deberse al mayor
riesgo de contacto con individuos de diferentes comunidades de roedores en el área circundante al
domicilio y ambiente silvestre próximo. Por lo tanto, presentan mayor riesgo de exponerse a
secreciones de roedores contaminados con hantavirus, que es considerada la forma más probable de
transmisión según lo demostraron estudios en EE.UU (29). La mayor reactividad serológica entre las
personas adultas, nos indicaría una mayor exposici6n de contacto en los ambientes silvestres, sitios
donde las personas de mayor edad tienen mayor acceso por razones laborales o domésticas. (2002, 62:
1-8)

En 13, poder tiene un funcionamiento similar al analizado en el ejemplo 12. En el fragmento

se presentan las posibles inferencias realizadas para enunciar la relación de causalidad, que

sin embargo se presenta modalizada por la perífrasis con poder. Aparecen los verbos

epistémicos de juicio considerar, indicar y el adjetivo probable que constituyen otros

recursos modales que interactúan en la formulación de la hipótesis.

a) El uso de “legitimación” de poder

Butler, en su análisis de los verbos modales en la comunicación académica, identifica un uso

de may que retoma de Huddleston (1971) y que denomina uso de “legitimación”, que puede

parafrasearse con la expresión “es legítimo o válido para X”. En este caso, las circunstancias o

las leyes naturales, en lugar de un agente humano, legitiman el evento. Este significado de

poder ha sido relacionado con el de “habilidad” o “capacidad” y, por lo tanto, con la

modalidad radical. Sin embargo en estos ejemplos no tiene una orientación hacia el agente del

evento, característica del significado radical.

14. Como en este estudio ha sido incluido un número importante de escolares de Jardín de Infantes y de
séptimo grado de escuelas de distinto estrato social y económico de la capital Jujeña, los valores
encontrados reflejarían los índices del Hto que podrían considerarse representativos de esta
población localizada a los 1200 m.s.n.m. ( 2003, 63:288-292)

50
En 14, la construcción con poder admite la paráfrasis siguiente:

14a. Es legítimo considerar los índices del Hto. representativos de esta población…

Además, admite la forma de perfecto del infinitivo y la negación, lo que asimila su

comportamiento gramatical al poder epistémico. Esto permite afirmar (Butler 1990) que este

uso podría clasificarse como de “posibilidad general” y que su valor es epistémico.

b) El significado existencial de poder

Existe un uso de poder, muy frecuente en la comunicación especializada, que Palmer (1979)

ha llamado “existencial”, y que se caracteriza porque puede ser parafraseado por algunas

veces, frecuentemente. Como por ejemplo:

15. Estos hallazgos indican la necesidad de prolongar los estudios a otras áreas similares de la ciudad, e
implementar en el primer nivel de atención vigilancia clínica y de laboratorio por la posible aparición
de casos, los cuales pueden confundirse con otros tipos de enfermedades (15). (2003, 63:215-220)

En este fragmento aparece el verbo evidencial indicar, que da cuenta de la evidencia empírica

que permite formular hipótesis y evaluar resultados. La relativa, que incluye la perífrasis

modal, admite la paráfrasis siguiente: 33

16. …los cuales, frecuentemente, se confunden con otros tipos de enfermedades.

Este uso de poder admite el perfecto del infinitivo y la negación. Tiene, por lo tanto valor

epistémico. Dentro de esta clase se puede identificar un subtipo, que ha sido llamado de

“disyunción exhaustiva o inclusiva” (Huddleston 1971, Butler 1990). En este caso se le

33
En la Gramática Sistémico- Funcional, Halliday (1984) al describir la modalidad establece dos áreas
conceptuales: la modalización, que se corresponde a grandes rasgos con la modalidad epistémica y la
modulación, que equivales aproximadamente a la modalidad deóntica. En la modalización identifica dos
sistemas: “probabilidad” y “frecuencia”. Desde esta perspectiva este uso de poder se inscribe en el marco de
intercambio de “información” y no de “bienes y servicios”.

51
agrega el rasgo de “lista de posibilidades”, cualquiera de las cuales puede ocurrir. Un ejemplo

es el siguiente:

17. Estos resultados son los primeros aportes, de la circulación del virus herpes 6 humano en adultos
normales y en pacientes oncológicos en nuestro medio. El análisis en este último grupo, parece sugerir
que el HHV-6 podría contribuir a la patogénesis de la enfermedad linfoproliferativa, quizás de un
modo indirecto, ya sea expandiendo clones linfocitarios transformados, interactuando con otros factores
oncogénicos o bien estimulando la proliferación celular. Esta estimulación de las células linfoideas les
permitirían acumular múltiples cambios y situarse en la primera etapa de una transformación maligna.
(2002, 62: 9-12)

La paráfrasis con algunas veces es posible:

18. […] el HHV-6 contribuiría, algunas veces, a la patogénesis de la enfermedad linfoproliferativa, quizás
de un modo indirecto, ya sea expandiendo clones linfocitarios transformados, interactuando con otros
factores oncogénicos o bien estimulando la proliferación celular

Este uso del verbo poder es claramente epistémico, pero agrega el rasgo de elección entre dos

posibilidades.

En síntesis, en este tipo de textos el verbo poder con valor epistémico puede agregar a su

significado nuclear otros rasgos de significado:

a) de legitimación: las circunstancias, o las leyes naturales, en lugar de un agente

humano legitiman el evento;

b) existencial: se relaciona con la relativa frecuencia con que se realiza el evento, que a

su vez puede agregar el rasgo de disyunción exhaustiva, es decir, la lista de

posibilidades que pueden ocurrir.

Estos significados del verbo poder se corresponden fundamentalmente con dos áreas

semánticas: la posibilidad y la frecuencia, que muchas veces confluyen en su significado.

52
El verbo parecer

El verbo parecer no forma una unidad con el infinitivo, pero su comportamiento gramatical lo
34
asemeja a poder (Di Tullio 1997, 2003). Su significado es epistémico y en algunos casos

puede ser evidencial, cuando expresa la evidencia que aportan los sentidos. Veamos algún

ejemplo:

19. En la sociedad argentina, independientemente del estatus económico de las familias, los niños y las
niñas parecerían tener igual prioridad en el acceso a los alimentos, pero la mayor disponibilidad de
estos recursos por parte de los hijos varones, podría basarse en las percepciones del imaginario de
todos los grupos sociales, acerca de los mayores requerimientos calóricos del sexo masculino. (2003,
63: 288-292)

Admite la paráfrasis:

20. Aparentemente, los niños y las niñas parecerían tener igual prioridad en el acceso a los alimentos, pero
la mayor disponibilidad de estos recursos por parte de los hijos varones, podría basarse en las
percepciones del imaginario de todos los grupos sociales, acerca de los mayores requerimientos
calóricos del sexo masculino

En este fragmento, que corresponde a la sección identificada como la “formulación de

hipótesis”, la aserción que contiene el verbo parecer está restringida por el coordinante

adversativo pero, que encabeza la proposición que expresa la hipótesis que sostienen los

investigadores. El contenido de la afirmación efectuada en la primer parte de la oración se

contrapone a la segunda parte, que se presenta como más relevante desde el punto de vista

informativo. Aparece modalizada mediante la perífrasis verbal con poder y el uso del

condicional. Nuevamente podemos apreciar cómo los recursos modales co-ocurren en el

texto. Otro ejemplo similar es el siguiente:

21. Nuestros resultados preliminares sugieren una cierta correlación, no significativa estadísticamente, con
el número de basáfilos, cuando los valores de éstos son inferiores a 0.10%. A su vez, basófilos bajos
más suero autólogo positivo parece predecir la presencia de funcionalidad in vitro M anticuerpo
(p=0.10). (2003, 63: 15-20

34
Di Tullio (1997, 2003) lo considera un verbo de ascenso, que se comporta como un operador. Aporta una
modificación modal a toda la oración, que incluye su aparente sujeto, un sujeto ascendido, como muestra la
paráfrasis: Parece que / Aparentemente, María es la ganadora.

53
En 21, el verbo parecer acentúa el carácter especulativo de las inferencias realizadas a partir

de la presentación de los resultados de la investigación, que están introducidos por el verbo

epistémico de juicio sugerir.

4. Conclusiones

En este capítulo he presentado algunas reflexiones teóricas sobre la modalidad y la evaluación

como categorías lingüísticas en un género representativo de la comunicación académica. Para

ello, he ilustrado estas nociones a partir de la consideración de algunos procedimientos que

manifiestan la modalidad epistémica en la sección Discusión/ Conclusión del artículo de

investigación. Me he concentrado en los verbos epistémicos y en algunos verbos modales.

Los primeros se subdividen en dos grupos: de juicio y evidenciales. Estos verbos califican el

grado de certeza de la proposición a partir del señalamiento de la fuente de información, y

constituyen frecuentemente una estrategia de mitigación utilizada por los autores para

formular sus hipótesis y presentar las conclusiones de sus trabajos. Los verbos epistémicos de

juicio regularmente dan cuenta de las tesis que se presentan a partir de los razonamientos de

los científicos y son utilizados, en general, cuando no existe por parte del autor un grado de

certeza elevado. Los evidenciales, en cambio, se utilizan con frecuencia para dar cuenta del

tipo de evidencia que sustentan las afirmaciones realizadas y les otorgan un mayor grado de

certeza.

En relación con los verbos modales, he ilustrado los significados del verbo poder. Este verbo

tiene un carácter más gramaticalizado y adquiere distintos valores, de acuerdo con el contexto

lingüístico, como ha sido señalado oportunamente. A su vez el verbo parecer tiene un carácter

similar a poder, aunque no constituye perífrasis verbales. Tiene valor evidencial en los casos

en que da cuenta de la evidencia que expresan los sentidos.

54
A su vez me interesa destacar que la distinción entre modalidad explícita e implícita, en esta

clase de textos, no es una caracterización que resulte relevante para determinar tipos de

evaluación modal. En primer término, los verbos epistémicos, en algunos casos funcionan

como predicaciones que califican el estatus modal de la proposición, pero en otros no se

construyen con proposiciones sustantivas. Por otra parte, los verbos modales, que están

insertos en la proposición que modifican, podrían ser considerados formas de la modalidad

implícita, pero no parece que la distinción resulte significativa para determinar grados de

certeza en los textos. A su vez lo que se observa es que los procedimientos modales suelen co-

ocurrir, y frecuentemente la diferenciación entre una y otra categoría es difícil de llevar a

cabo.

Los recursos modales presentados en este capítulo ilustran distintas estrategias que utilizan los

autores en su argumentación para presentar el conocimiento nuevo y lograr que sea aceptado

por sus pares. Por otra parte dan cuenta de la tensión entre objetividad y subjetividad que

caracteriza este tipo de textos y constituye una de las áreas semánticas características de la

modalidad.

55
III. Modalidad y géneros académicos

Guiomar E. Ciapuscio

Introducción

El objeto de este capítulo es la puesta en relación del tema de la modalidad con los géneros

académicos. Ambos campos, la modalidad, por un lado, y los géneros académicos, por el otro,

constituyen dos amplios dominios de estudio sobre los que la literatura es vastísima; mi

interés es justamente ponerlos en relación, para evaluar en qué medida los recientes estudios

en el área de la lingüística de los géneros y los estudios de corpus pueden beneficiarse de una

perspectiva global y complementaria. En este capítulo propongo que: a) las modalidades

presentes en los géneros académicos pueden describirse y explicarse más satisfactoriamente si

se consideran de manera explícita y rigurosa las características funcionales y situacionales de

los géneros en que se estudian; b) la puesta en relación del área de la modalidad y géneros

académicos permite identificar contextos focales de observación y análisis para el estudio de

los tipos particulares de modalidades y sus realizaciones léxico-gramaticales. Para discutir y

sustentar estas tesis presentaré un análisis ejemplar de distintos géneros orales especializados:

la clase magistral, la entrevista con el especialista y, por último, un género al que le dedicaré

una atención pormenorizada, la conferencia de divulgación científica.

El presente capítulo se organiza en dos partes: un apartado en el que se presentan los

principales antecedentes específicos en el campo del estudio de la modalidad en el contexto

de los géneros, y algunas especificaciones sobre el concepto de género que sustenta el trabajo

y la propuesta.

56
1. Antecedentes

1.1. La modalidad

Como se ha expuesto en el capítulo precedente (cfr. Laura Ferrari en este volumen), distintos

enfoques lingüísticos actuales presentan interesantes desarrollos para el estudio de la

modalidad: los estudios sobre gramaticalización (cfr. Bybee et al., 1994; Palmer, 2001), los

estudios sobre modalidad y modulación de la gramática sistémico-funcional (Halliday 1985 y

seguidores), desarrollos recientes de esa línea, como la teoría de la appraisal o valoración

(Martin, 2001; Martin y Rose, 2003), los estudios sobre evidencialidad (Chafe, 1986, 1990),

sobre evidencialidad y afecto de la lingüística de corpus (Biber y Finnegan, 1989; Conrad y

Biber, 2001, entre otros), y también sobre modalidad y emoción (Daneš, 1987; Sandhöfer-

Sixel, 1990).

Desde los trabajos pioneros de W. Chafe sobre la evidencialidad y sus investigaciones sobre

su manifestación en corpora muy reducidos de la oralidad coloquial y la escritura académica

(1982; 1986), son numerosos los trabajos sobre textos de la comunicación académica y

científica que han estudiado la expresión de las actitudes hacia el conocimiento. Los trabajos

en lengua inglesa y alemana disponibles se limitan a géneros escritos estandarizados como el

artículo de investigación, los manuales de estudio, los referatos por pares, etc. (entre muchos

otros, Ventola, 1997; Kreutz y Harres, 1997, Hyland, 2000). Por lo tanto, la afirmación de

Ventola (1997) en el sentido de que la investigación en la expresión de la modalidad en la

escritura académica es un vasto territorio escasamente explorado sigue siendo válida. La

revisión de la literatura especializada en esas lenguas muestra con total nitidez que los

esfuerzos se concentran en géneros escritos, especialmente, el artículo de investigación o

paper; en los últimos años, los estudios provenientes de la lingüística sistémico-funcional y

del socioconstructivismo se han ocupado de géneros didácticos como los manuales de estudio

y las reseñas. En español los trabajos sobre este tema son escasísimos aún, y lo poco que se ha

57
realizado se ha concentrado en textos escritos como el artículo de investigación, las reseñas,

las notas de divulgación de medicina, los prospectos medicinales, etc. (Ciapuscio, 1996;

Ciapuscio y Otañi 2002; Ferrari y Gallardo, 1999; Ferrari, 2004; Gallardo 1999, 2003, 2005,

entre otros).

En este capítulo nos centraremos en la dirección que estudia la modalidad en distintos géneros

o registros (tanto cotidianos como académicos), que se basa en los métodos de la lingüística

de corpus, puesto que esta línea incluye la consideración tanto de géneros escritos como

orales, y ofrece contrastes genéricos respecto de la presencia de los distintos tipos de

modalidades y de las diversas formas expresivas. Estos trabajos generalmente organizan el

campo de la modalidad en dos tópicos: a) la evidencialidad, por un lado, y b) el afecto o el

componente emocional, por el otro. Este modo binario de concebir la modalidad se explica a

partir de lo que se considera las dos mayores dimensiones o facultades de la mente y la

experiencia humana: cognición y emoción, como fueron descriptas por la Escuela Lingüística

de Praga 35 . Según Daneš (1987) se trata de las dos funciones mayores del uso lingüístico y

ambas deben ser tomadas en cuenta en los estudios del discurso 36 . La evidencialidad se refiere

a las actitudes del hablante acerca del conocimiento: hacia su confiabilidad, el modo del

conocer y la adecuación de su expresión lingüística (Chafe, 1986); cubre por tanto el campo

de la modalidad epistémica. La emocionalidad, en un sentido lingüísticamente relevante,

significa la valoración emocional de un objeto o evento por parte del hablante (Daneš, 1987;

Sandhöfer-Sixel, 1990). La emocionalidad o el afecto se expresan a través de un heterogéneo

conjunto de elementos léxicos y estructuras gramaticales: verbos que realizan actos de habla

expresivos (agradecer, felicitar, deplorar, lamentar, etc.), otras clases de palabras con

35
“Des indices importants pour la caractérisation son l´intellectualité ou l´affectivité des manifestations
linguistiques. Les deux indices en question ou s´entrepénètrent ou prédominent l´un sur l´autre” (TCLP 1, 14).
36
Esta idea también está presente en la obra de Sapir (1927: 41) “the denotative function of speech is always
compounded with certain expressive factors (...) which are always present in the actual life of language. It is
impossible to pronounce even so indifferent a word as horse without a lesser or greater show of interest, without
some change of emotion”

58
contenido afectivo, exclamaciones e interjecciones, manifestaciones prosódicas y

paralingüísticas, etc.

Los trabajos de Biber y Finnegan (1989; 1994) han sido especialmente iluminadores en la

temática evidencialidad y afecto en los géneros. Bajo el concepto de “postura” (stance)

incluyen la codificación léxica y gramatical de la evidencialidad y el afecto en inglés. En sus

investigaciones, basadas en el método de análisis multifactorial, se ocupan de estudiar qué

categorías gramaticales realizan las posturas de evidencialidad y afecto en distintos géneros

textuales (tanto orales como escritos). El examen de la coocurrencia de determinados rasgos

lingüísticos en los géneros estudiados les permite postular distintos “estilos actitudinales”. En

el trabajo “Style of stance in English: Lexical and grammatical marking of evidentiality and

affect” los autores presentan una importante investigación sobre los estilos de postura en

inglés: a partir de un programa informático analizaron veinticuatro géneros escritos y orales, a

los que caracterizaron sobre la base de los agrupamientos de rasgos de stance, y postularon

seis estilos actitudinales básicos en el inglés. Algunos de los géneros escritos que consideran

son: prosa académica, ficción general, editoriales de prensa, documentos oficiales, humor.

La selección de textos orales (provenientes del London Lund Corpus) comprende los

siguientes géneros: conversaciones cara a cara, conversaciones telefónicas, conversaciones

públicas, debates y entrevistas; programas de radio, discursos espontáneos y discursos

preparados. Más allá de la disparidad de número de textos por género (por ejemplo, 44

conversaciones telefónicas versus 14 discursos preparados), la selección del corpus presenta

problemas de índole teórico-metodológica no menores. Por un lado, las categorías de análisis

no se definen de manera explícita, especialmente la noción de género (ver nota al pie 4):

como consecuencia, algunas categorizaciones genéricas son poco claras, como es el caso de la

etiqueta “humor”. Por otra parte, los autores reconocen que algunas de las categorías

genéricas representan distintos subgéneros, sin embargo, éstos suelen identificarse sobre la

59
base de criterios temáticos (por ejemplo, dentro de prosa académica, los subgéneros son

ciencias sociales y exposiciones de ingeniería).

En trabajos más recientes, como el de Biber y Conrad (2003), los autores se ocupan de la

expresión adverbial de la postura, limitándose a los recursos gramaticales que se usan para

enmarcar una proposición (es decir, excluyen la expresión léxica). En este trabajo defienden

la idea – que compartimos - de que los estudios sobre postura no deben prestarse a

generalizaciones, sino que deben remitirse al concepto de registro 37 : cada registro tiene sus

esquemas distintivos de uso, es decir, favorece un conjunto diferente de adverbiales de

postura y prefiere distintos tipos de realizaciones gramaticales. La base empírica de este

trabajo es el Longman Spoken and written English Corpus, del que seleccionan 100.000

palabras de los siguientes tres registros: conversación, prosa académica y noticias. La noción

de postura se presenta con cierta reelaboración y ampliación respecto de estudios previos:

postura designa la expresión de los sentimientos personales y juicios en tres dominios

mayores:

• la postura epistémica, que comenta la certeza (o duda), confiabilidad o limitaciones de

una proposición, incluyendo comentarios sobre la fuente de información.

• la postura actitudinal, que expresa las actitudes, sentimientos o juicios de valor del

hablante

• la postura de estilo, que describe la manera en que se presenta la información

Dentro de la postura epistémica, es posible distinguir entre distintas subclases:

a) indicación del grado de certeza o duda respecto de la proposición (realizada por

perhaps, probably, etc.),

b) comentario sobre la realidad de la proposición (actually, really, in fact)

37
Nótese el cambio terminológico de registro por género: la lectura de diferentes trabajos de estos autores
muestra, sin embargo, que no parecen hacer diferencias conceptuales entre ambos. En Biber y Finnegan (1994:4)
definen registro como una “variedad lingüística considerada en relación con su contexto de uso”; más adelante,
sostienen que “además del término registro, se han usado los términos género, tipo textual y estilo para referir a
variedades lingüísticas asociadas con usos situacionales”.

60
c) indicación de que la proposición es de algún modo imprecisa (sort of, if you call it

that).

d) identificación de la fuente de la información o especificidad (according to)o por

implicación con palabras como apparently y evidently

e) limitación de la información o identificación de la perspectiva desde la cual la

proposición es verdadera (in most cases, from our perspective)

Los marcadores adverbiales de postura actitudinal incluyen un variado dominio de

significados, que informan sobre actitudes, sentimientos, juicios de valor o expectativas; los

autores reconocen que es más difícil agruparlos en clases (algunos ejemplos son: fortunately,

surprising, unfortunately, sensibly, amazingly). Finalmente, los indicadores adverbiales de

postura pueden comentar la manera de hablar, esto es, informan sobre la manera en que la

información se está presentando o el modo en que se desea sea entendida (honestly, literally,

more simply put, briefly).

Un resultado interesante del estudio es que Biber y Conrad encuentran que en la conversación

(recuérdese que son textos de la comunicación cotidiana) hay por lo menos más del doble de

marcadores adverbiales de postura que en los registros escritos; los adverbiales de postura

muy comunes en la conversación son actually, really (que es polisémico) y probably. Ese uso

frecuente es consistente con varias características contextuales de la conversación: foco en las

relaciones interpersonales, expresión de juicios y actitudes personales, falta de tiempo para la

planificación.

Este resultado es coherente con la expectativa de que los participantes de una conversación

están personalmente involucrados con sus mensajes y por lo tanto enmarcan sus proposiciones

con sus actitudes y juicios personales. En la prosa académica se hace evidente la preocupación

de los escritores por prestar considerable atención a la expresión de certeza, realidad e

61
imprecisión. Sin embargo, a diferencia de la conversación, hay un abanico relativamente

amplio de marcadores de postura epistémicos que no tienen marca personal (certainly,

probably, actually, in fact, generally). Además la prosa académica enfatiza las limitaciones de

las proposiciones, lo cual se refleja en una alta frecuencia del adverbio de postura generally.

Por último, dados los resultados, en parte no previstos, reconocen la necesidad de estudiar

más intensamente algunas áreas, por ej. la conversación, en la que se encontró una frecuencia

alta de adverbiales de postura que marcan duda, imprecisión y actualidad.

Es preciso destacar que, si bien estos autores intentan abarcar un amplio espectro de géneros,

el estudio de la evidencialidad y el afecto en el caso de la oralidad se limita a géneros

coloquiales, como conversaciones espontáneas, telefónicas y públicas: no está representado en

estos estudios ningún género de la oralidad académica o especializada, lo cual probablemente

refleje la actitud tradicional, en lingüística y otras ciencias sociales, de restringir el discurso

científico académico al terreno de la escritura. En términos generales, entonces, los estudios

sobre las modalidades se han centrado en textos escritos –de diversos ámbitos y géneros– y en

la oralidad cotidiana (repitiendo la elección del trabajo pionero en el campo de Chafe,1986), y

por lo tanto es mucho lo que ignoramos sobre su realización y sus recursos en la oralidad

académica.

1.2. El concepto de texto y género

Concibo el objeto texto desde una perspectiva doble y complementaria: por un lado, los textos

son formas indispensables de elaboración y transmisión de conocimientos, que constituyen

para el intérprete ofertas de conceptualización sobre determinado estado de cosas; el carácter

dinámico les es intrínseco: los textos son siempre “estaciones intermedias” que pueden

convertirse en puntos de partida para la producción de nuevos textos (Antos, 1997); por otra

parte, desde una perspectiva estrictamente disciplinar, los textos son objetos lingüístico-

62
comunicativos complejos, que al cristalizar los diversos sistemas de conocimiento puestos en

juego en su procesamiento, pueden analizarse, en tanto “productos de salida”, a partir de

distintas dimensiones o niveles: básicamente, el nivel funcional, el nivel situacional, el nivel

semántico y el nivel de forma gramatical (cfr. Heinemann, 2000). Los diversos niveles que

permiten describir y sistematizar este objeto complejo no están desvinculados entre sí; sino

que existe entre ellos un condicionamiento estrecho y recíproco: los niveles funcional,

situacional y semántico del texto determinan los aspectos microestructurales (la distribución

informativa, las conexiones sintáctico-semánticas entre las oraciones, la sintaxis, el léxico) y

viceversa, los rasgos microestructurales son elementos ineludibles a la hora de describir y

explicar el objeto texto en sus niveles más globales (Ciapuscio 2003: 22). Los textos son

siempre representantes (“muestras”) de una categoría o género de textos (“tipos”). De acuerdo

con Heinemann (2000), los géneros pueden describirse y explicarse en términos de

agrupaciones de textos a partir de rasgos multidimensionales, es decir, rasgos que se refieren a

sus distintas dimensiones constitutivas. El conocimiento sobre géneros se adquiere y se

amplía sobre la base de las experiencias comunicativas y desempeña un papel central en las

actividades de producir y de comprender textos; son parte de nuestra dotación (“budget”)

comunicativa (Bergmann y Luckmann, 1995). El conocimiento genérico puede interpretarse

como un conjunto de orientaciones generales sobre propiedades de los textos –en sus distintas

dimensiones–, variable según la experiencia comunicativa del individuo, que nos guían y nos

ayudan en las actividades de producción y comprensión.

Los géneros académicos son conjuntos de textos más o menos estandarizados que se emplean

para resolver tareas comunicativas regulares en los espacios de la creación y comunicación

del conocimiento. Si bien, como he mencionado antes, contamos con estudios particulares

sobre distintos aspectos de los géneros más importantes del discurso especializado, el campo

de las investigaciones sobre la oralidad especializada en español sigue siendo un vasto terreno

63
casi inexplorado, pese a que es un hecho de una obviedad extrema que los científicos y

académicos presentan y discuten sus resultados en distintos ámbitos y foros, públicos y

privados, que demandan la ejecución oral.

Las tesis específicas que discuto en este capítulo se relacionan de manera directa con la

concepción multidimensional de los géneros e intentan avanzar sobre el conocimiento de las

modalidades en español y los géneros académicos, cuyas interrelaciones, según mi

conocimiento, no han sido estudiadas hasta ahora. Las tesis son las siguientes:

• Los tipos de modalidades y sus recursos expresivos presentes en los géneros

académicos están relacionados con la dimensión funcional de los géneros; es decir,

con los objetivos de orden accional y social que los géneros cumplen en la interacción.

• Los tipos de modalidades y sus recursos expresivos están condicionados por la

dimensión situacional de los géneros, específicamente, por las variables

oralidad/escritura, por las restricciones del tipo de marco institucional e interaccional

y por los tipos de interlocutores que participan de la interacción.

• La variación en las modalidades constituye un rasgo o propiedad lingüística saliente

que caracteriza los distintos géneros.

En la segunda parte de este capítulo ilustraré estas tesis sobre la base de ejemplos de distintos

géneros de la oralidad especializada. La ilustración tiene como objetivo adicional reafirmar la

necesidad de fundamentar los estudios a gran escala de la lingüística de corpus en constructos

e hipótesis que surjan de resultados de microanálisis rigurosos de textos individuales. La

selección sesgada de géneros orales puede conducir a generalizaciones equivocadas sobre la

distribución de las modalidades en los distintos registros orales y escritos. Dado que los

géneros académicos presentan y tratan contenidos especializados para la proposición de

nuevos conocimientos o para su transmisión, la modalidad común y de alta relevancia es la

modalidad epistémica. Sin embargo, los géneros académicos presentan importantes

64
divergencias respecto de la presencia e importancia de las restantes modalidades y del tipo de

indicadores lingüísticos, divergencias que se explican a partir de las características genéricas

en las dimensiones funcionales y situacionales de los textos. En mi opinión, la lingüística de

corpus, interesada en el análisis textual, debería incluir y tomar en cuenta los conocimientos

que ofrece la lingüística del texto y de los géneros, para que sus estudios extensivos tengan

mayor precisión y rigor teórico y metodológico. La ilustración que presento en la segunda

parte de este capítulo intenta aportar argumentos en esta dirección.

2. La modalidad en la oralidad especializada

2.1. Consideraciones preliminares

En esta ilustración, empleo el concepto clásico de modalidad, mediante el cual se cubre el

campo de las actitudes del sujeto hablante ante lo que dice: los hablantes podemos manifestar

actitudes respecto de nuestro grado o modo de conocimiento de lo que decimos –por ejemplo,

grados de certeza o duda- ; también podemos expresar nuestras sentimientos y afectos –

alegría, placer, enojo, tristeza- y, podemos, además, enunciar nuestros discursos o textos

como preguntas, aseveraciones, deseos, órdenes, etc. Parto, entonces, de la distinción clásica

de modalidades intelectuales (epistémicas, es decir, declarativa e hipotética), interrogativas,

volitivas y afectivas, propuesta por Charles Bally 38 , distinción reelaborada en cuanto a sus

denominaciones, distinciones específicas y ubicación en el marco de distintas teorías y

enfoques lingüísticos por numerosos estudios posteriores (cfr. Ferrari, en este volumen).

He seleccionado tres géneros de la oralidad especializada: la clase magistral, la entrevista al

científico y la conferencia del especialista ante un público lego (que llamaré, conferencia de

divulgación). Cada género considerado presenta sus particularidades respecto de las

modalidades, particularidades que, según mis tesis, pueden explicarse a partir de la

38
Zavadil (1968) ofrece un estudio de las distintas modalidades en español y de sus recursos expresivos.

65
funcionalidad del texto (objetivos accionales y sociales) y los condicionamientos situacionales

(oralidad/escritura, marco institucional e interaccional, carácter planificado o no planificado,

relación entre los interlocutores, etc.).

Los diferentes factores condicionan la presencia de las distintas modalidades y los recursos

léxico-gramaticales que las realizan. En el caso de la clase magistral y la entrevista al

científico, la ilustración será somera y se concentrará en una de las modalidades prototípicas,

que en general han sido descuidadas por los estudios anteriores para el dominio de la oralidad;

en lo que respecta a la conferencia, la ilustración será más pormenorizada y pondrá el foco en

las modalidades epistémicas, que, por un lado, se han revelado como salientes en el género y,

por el otro, permiten cuestionar algunas generalizaciones previas presentes en estudios de

lingüística de corpus.

2.2. El género clase magistral (la modalidad interrogativa y la incorporación del otro)

Las clases magistrales, propias del contexto universitario, constituyen un género oral que se

emplea para transmitir conocimiento establecido en marcos de enseñanza superior; tienen el

propósito de hacer saber y comprender los conocimientos de la asignatura en cuestión,

motivar y alimentar el interés de los estudiantes en los problemas del área. La clase magistral

en el contexto hispanohablante consiste generalmente de la exposición de los contenidos por

parte de los docentes; los estudiantes siguen su desarrollo y tienen en general pocas

intervenciones que, por lo general, se limitan a preguntas destinadas a asegurar la

comprensión.

Desde el punto de vista de las modalidades, las clases exhiben la presencia de las modalidades

asociadas al grado de conocimiento (tanto real como hipotético) y también las que expresan

actitudes volitivas y afectivas. Un rasgo saliente de este género es, sin embargo, la relevancia

de la modalidad interrogativa. En efecto, a pesar de ser textos preponderantemente

66
monológicos, el carácter intrínsecamente interactivo y la situación potencialmente dialógica

de la clase determinan una presencia importante de secuencias de pregunta-respuesta. Un

examen de distintas clases magistrales sugiere el siguiente esquema ordenador de las

preguntas de los docentes, de acuerdo con las funciones que desempeñan:

1. Preguntas “reales”

1.1. Con la función de asegurar la comprensión (¿no?/ ¿verdad?/ ¿de acuerdo? ¿sí?). Si bien

se intenta con ellas controlar que los interlocutores vayan entendiendo y siguiendo la

exposición; suelen adquirir el carácter de muletillas y cumplen también un papel en el

trabajo interaccional.

1.2. Dirigidas a la construcción colaborativa de conocimientos; es decir, se dirigen al otro

para provocar la verbalización de conocimientos que se aprovechan para avanzar en la

exposición del tema.

2. Preguntas “ficticias”

Preguntas empleadas para introducir el tema y crear el interés, articular y construir la

estructura temática del propio texto.

Por razones de espacio, me concentro en las preguntas ficticias, un tipo que se revela como

muy recurrente en el género. La docente formula enunciados interrogativos para brindar

inmediatamente sus propias respuestas: las preguntas ficticias se emplean con el propósito

general de crear interés, expectativa y al mismo tiempo presentar información prominente; en

efecto, con la interrogación, los contenidos se colocan en el primer plano y simultáneamente

se atrae la atención del otro. Al mismo tiempo, las interrogaciones ficticias permiten

estructurar y articular la estructura temática del propio texto. Veamos el fragmento

67
correspondiente a una clase magistral de lingüística, que trata de la morfología de los

adverbios en –mente 39 :

1.
1. le vamos a dar la regla de producción le vamos a decir, por ejemplo, que mente solamente se
2. agrega a adjetivos que sean de cualidad, pero no a adjetivos relacionales. Por ejemplo, yo de ágil
3. puedo crear ágilmente, de bueno puedo crear buenamente pero de, por ejemplo, uhm ,yo que sé, un
4. un/un adjetivo eh relacional como por ejemplo pudiera ser ehh alimenticio ¿verdad? Ehh alimenticio
5. no voy a crear al/ alimenticiamente es imposible ¿por qué? Porque es un adjetivo relacional .
6. Bueno pues entonces el diccionario, en lugar de listar todos los posibles adverbios en mente, puede dar
7. una regla general, que es todo adjetivo de cualidad en español. Puede complicarse adverbialmente
8. con mente pero no los adjetivos relacionales (…)
9. puedo a veces decir, Fulanito es muy español, ¿qué quiere decir? no es que sea español es que
10. se comporta muy a la española. Entonces un adjetivo relacional, al ponerle el intensificador muy, lo
11. estoy convirtiendo en un adjetivo de cualidad, solamente en este caso en este caso podría crear yo el
12. adverbio españolamente, por ejemplo decir Margarita, cuando va al extranjero, se comporta muy
13. Españolamente

En las líneas 1-2 podemos observar la exposición organizada de la profesora al explicar las

particularidades de la formación de adverbios en –mente: en primer lugar, en la línea 1, elige

una estructura en tercera persona para presentar el conocimiento establecido: “mente

solamente se agrega a adjetivos que sean de cualidad. pero no a adjetivos relacionales”, pero

inmediatamente –hacia el final de la línea 2– asume la formulación personalizada para

mostrar la “puesta en juego” de su competencia como hablante nativa y darle así un carácter

más vivaz e interactivo a la clase: allí, mediante una ejemplificación, comienza a jugar con las

posibilidades de formación de adverbios: “por ejemplo yo de ágil puedo crear ágilmente, de

bueno puedo crear buenamente”. Evidentemente, el empleo del “yo” incluye a sus

interlocutores, quienes pueden seguir activamente el juego de posibilidades de formación de

palabras. En la línea 4 encontramos un ejemplo de otro tipo de interrogación típica del género,

“¿verdad?” que intenta controlar y asegurar la comprensión del otro u otra y al mismo tiempo

39
La clase fue brindada el 25.2.97 por Soledad Varela Ortega, en el marco de la asignatura Morfología de la
Universidad Autónoma de Madrid. Este texto procede del corpus de textos académicos disponible en
http://web.fu-berlin.de/adieu/vazquez/academicas.htm. Las transcripciones se han normalizado, suprimiendo
datos innecesarios para la temática de este trabajo, como alargamientos, énfasis, etc. y toda información
paralingüística. La puntuación intenta representar los esquemas tonales de la oralidad.

68
cumple un papel en el trabajo interaccional, en el sentido de que mantiene la atención y la

conexión con el otro.

En las líneas 4 y 5 encontramos un primer ejemplo de pregunta ficticia: “alimenticio no voy a

crear al/alimenticiamente es imposible ¿por qué? porque es un adjetivo relacional”. En

primer lugar, la docente presenta un enunciado declarativo “alimenticiamente es imposible”;

acto seguido, formula una pregunta que ella misma responde con la respuesta precisa. De este

modo, incorpora a sus interlocutores en su argumentación, los interpela –aunque sea solo de

manera ficticia– y simultáneamente focaliza la información prominente. En las líneas 6-8

presenta todo ese fragmento altamente dialógico bajo la forma de la regla general, típica de

contenidos sistematizados, con una formulación que sugiere un texto “editado” más que

espontáneo: “todo adjetivo de cualidad en español, puede complicarse adverbialmente con

mente pero no los adjetivos relacionales”.

En las líneas 9-10 nuevamente encontramos una estrategia de presentación de contenidos

altamente personalizada, que logra un texto muy interactivo: “puedo a veces decir. Fulanito

es muy español” e inmediatamente la pregunta ficticia que incorpora al otro: “¿qué quiere

decir?” y que responde la misma hablante: “No es que sea español es que se comporta muy

a la española.” La conclusión de la argumentación personalizada resulta no solo convincente

sino también lleva a que los interlocutores la perciban como propia y construida con el

esfuerzo conjunto: “entonces un adjetivo relacional al ponerle el intensificador muy, lo estoy

convirtiendo en un adjetivo de cualidad”.

La presencia de las modalidades interrogativas permite que la clase magistral –a pesar de ser

un género predominantemente monológico– adquiera un carácter polifónico, en el que los

interlocutores son incluidos en el discurso de los docentes y de ese modo pueden participar

más activamente de las argumentaciones y exposiciones de los contenidos. La asunción

personalizada del discurso que observamos en nuestro texto-ejemplo colabora

69
indudablemente con una interacción más participativa y dinámica. Esto es así, porque las

funciones de la clase magistral consisten no solo en transmitir conocimientos de la disciplina

sino también en crear el interés, fomentar la curiosidad y la motivación por los temas tratados;

esas funciones junto con las condiciones situacionales favorecen la importante presencia de

las modalidades interrogativas y especialmente de las interrogación ficticia en este género,

que, evidentemente, ofrece el efecto “lupa” para el estudio de la modalidad interrogativa.

2.3. La entrevista privada al científico: la modalidad afectiva y los componentes volitivos

El corpus de entrevistas está formado por conversaciones privadas entre un científico y un

periodista especializado, cuyo propósito principal es que el primero presente y explique sus

investigaciones, para que luego, sobre esa base, el periodista escriba una nota para el gran

público.

En los ejemplos seleccionados, el especialista presenta de manera accesible los resultados de

su trabajo sobre unos microorganismos que degradan sustancias tóxicas. Si bien las

modalidades epistémicas están naturalmente presentes en la exposición, otras modalidades

emergen de manera muy evidente en este texto: me refiero a los componentes emocionales y

volitivos. Es claro que el científico, además de explicar sus investigaciones, intenta mostrar el

interés y la importancia de su trabajo. Al contrario de lo que sucede en el texto científico

escrito, en el que están proscriptos los componentes emocionales y volitivos (cfr. Savory

1967; Weinrich 1989), la interacción privada cara a cara habilita la aparición de esas

modalidades. Veamos unos fragmentos breves:

70
2. 40

1. Ahora esto. digamos, en el país o en el mundo es un hallazgo significativo


2. esto del cromo? ¿existe en otros lugares del mundo alguien que haya descubierto un
3. tipo de cosa así?
4. se han conocido cepas de hongos y de algunas bacterias que capturan
5. cromo. yo tengo entendido que en baja proporción lo hacen. Esta es
6. una cepa que acumula mucho. acumula mucho y me llama poderosamente la
7. atención.

En el fragmento 2), podemos observar que, a la pregunta de la periodista respecto de si el

descubrimiento de la capacidad de acumular cromo de estos microorganismos es un hecho

novedoso o si ya hay antecedentes documentados, el especialista responde construyendo una

estructura argumentativa de orden contrastivo que podría condensarse en un esquema sí-pero:

en primer lugar, con la formulación declarativa impersonal (línea 4-5) “se han conocido cepas

de hongos y de algunas bacterias que capturan cromo” posterga a los “otros actores” (los otros

científicos) que quedan sin mencionar; inmediatamente, encontramos una atenuación de esas

investigaciones: con una formulación personalizada con la que se responsabiliza de su

enunciado y al mismo tiempo describe su grado de conocimiento. En la línea 5 dice: “yo

tengo entendido que en baja proporción lo hacen”. A continuación, en la segunda parte de la

estructura argumentativa encontramos el contraste con su propio hallazgo: (línea 5-6) “esta es

una cepa que acumula mucho. acumula mucho”; la repetición –otorga a la expresión mayor

fuerza aseverativa. Inmediatamente encontramos una formulación en la que emerge la

dimensión emocional: “y me llama poderosamente la atención” (líneas 6 y 7). El científico

expresa su compromiso emocional con el tema de investigación mediante el enunciado

personalizado y la selección léxica. El fragmento siguiente permite ver nuevamente la

emergencia de la emocionalidad en el discurso del científico:

40
Las transcripciones correspondientes a entrevistas y conferencias que siguen proceden de interacciones con
científicos argentinos, grabadas y transcriptas por integrantes de Termtex.

71
3.
1. C lo que pasa es que cuando empezamos a tener buenos resultados con bifenilos clorados
2. C nos resultó más excitante. por la categoría del compuesto y bueno. y dedicamos
3. C dedicamos la mayor cantidad de esfuerzos a ese compuesto y bueno el otro quedó
4. C postergado.

En las líneas 1 y 2, el científico dice “cuando empezamos a tener buenos resultados con

bifenilos clorados nos resultó más excitante”. La elección del adjetivo “excitante” que según

la descripción del DRAE significa “que mueve, estimula, provoca o inspira algún sentimiento,

pasión o movimiento” muestra con claridad el compromiso no solo intelectual sino también

afectivo con el tema de investigación. Ese compromiso determina –como explica el científico

nuevamente con un léxico cargado de emocionalidad en la línea 3– la dedicación de “la

mayor cantidad de esfuerzos” al tema. Por último, comento un ejemplo en el que puede

observarse la presencia de las modalidades volitivas:

4.
1. C claro. bueno esa es una de las cosas que nosotros estamos particularmente interesados
2. C y en algún momento quisiéramos comenzar a estudiar porque es un tema es un
3. C tema capital. ¿qué pasa con un derrame de petróleo en un ambiente frío? ya se tiene
4. C la experiencia de lo que ocurrió con el Exxon Valdés en Alaska no tenemos
5. C experiencia de qué es lo que pasa en nuestros mares del sur , considerando que esos
6. C mares pueden convertirse en una alternativa importante para el trasporte de petróleos hacia
7. C oriente. bueno. Eso es un proyecto que en algún momento nos gustaría encarar

En la transcripción del fragmento podemos observar la presencia de expresiones propias de las

modalidades emocionales y volitivas; al inicio del texto, en las líneas 1 y 2, encontramos

expresiones verbales emocionales “estamos interesados” y volitivas “quisiéramos comenzar a

estudiar” que nos muestran la actividad científica de manera más rica que el texto escrito: el

compromiso afectivo y el carácter progresivo del trabajo de investigación. Lo mismo

encontramos hacia el final de ese fragmento: “eso es un proyecto que en algún momento nos

gustaría encarar”.

La función de la entrevista – informar pero también interesar - , los condicionantes situacionales

(oralidad, conversación privada, cara a cara, carácter relativamente espontáneo, etc.) explican la

72
emergencia de las modalidades afectivas y volitivas, modalidades que muestran el carácter

personal y también apasionado de la investigación científica, rasgos éstos que – dada la

dedicación casi exclusiva a géneros escritos – quedan ensombrecidos en las investigaciones

lingüísticas sobre el discurso especializado y, especialmente, en los estudios sobre corpus de

amplio alcance que relegan la presencia de modalidad afectiva y volitiva a la oralidad cotidiana.

2.4. La conferencia de divulgación científica: la centralidad de las modalidades

epistémicas

El género conferencia de divulgación científica corresponde a lo que puede englobarse como

oralidad planificada: especialistas en distintas temáticas exponen en una situación

relativamente formal resultados o aspectos de sus investigaciones al público general. Las

conferencias son textos predominantemente monológicos, cuya parte final puede incluir

preguntas del público, preparados para ser expuestos oralmente, en todos los casos, con apoyo

visual (filminas, proyecciones, etc.). El corpus de esta ilustración está formado por dos

conferencias pronunciadas por científicos argentinos en ciclos de divulgación, organizados

por la Universidad de Buenos Aires, “Buenos Aires piensa 2004” y “Las ciencias adelantan

que es una barbaridad”.

El análisis de los textos ha permitido constatar la centralidad de la modalidad epistémica en el

género: los especialistas emplean una variada gama de recursos modales para dar

indicaciones al público acerca de cómo deben interpretar sus enunciados, es decir, con qué

grado de certeza o probabilidad. Así, la conferencia presenta un cuadro sumamente rico y

variado de tipos y recursos expresivos de postura epistémica. Por otra parte, las estrategias y

los recursos para expresar las modalidades asumen aquí características distintivas respecto de

otros géneros.

73
2.4. 1. Las estrategias y los recursos de la modalidad epistémica

El ejemplo 5 presenta un caso ilustrativo, que permite mostrar el terreno en que se sitúan estas

reflexiones. Procede de una conferencia cuyo tema es el efecto de las adicciones – tabaco,

alcohol y distintas drogas – en el cerebro:

5.
Una de las cosas que no nombré es que esta vía, que veíamos que se afecta en todos los adictos, eh..
muchos se preguntaron por qué existe esa vía relacionada a la adicción, entonces trataron de buscar
qué cosas... o sea, que tendría que haber un sistema que funciona naturalmente, algo natural, ¿sí? en
todos los animales, porque existe en todos. Lo que encontraron, por ejemplo, en animales y en
humanos, con eso de las tomografías y la resonancia magnética, es que es una vía que está motivada
por algo placentero. Naturalmente los dos eventos que encontraron placenteros son el sexo, o sea el
sexo lo que hace es mantener una especie, o sea los animales lo que hacen es tratar de procrearse para
mantener la especie y el número de especie. Y la segunda es la comida. ¿Por qué la comida es
necesaria para el mantenimiento del individuo? Si no comemos nos morimos,. los dos eventos activan
esa zona. Lo que se postula es que la droga lo que hace es desviarla como si la exacerbara, ¿sí? se
evade esto y está asociado con ciertas drogas. Está visto por ejemplo que las personas que dejan de
fumar empiezan a comer más. O los fumadores comen menos. Empiezan a fumar y comen menos. Y
otro que hay ciertas drogas que producen un displacer hacia el sexo, o sea que tienen problemas
sexuales. Entonces esto digamos que se está estudiando. No se sabe todavía pero es una hipótesis que
puede ser, que puede ser válida [A]

En el fragmento puede observarse un despliegue secuencial de enunciados en los que el

hablante expresa distintos grados de certeza, mediante diferentes recursos léxico-gramaticales,

para presentar una suposición fuerte de la investigación sobre efectos de las adicciones en el

cerebro; los principales pasos de la argumentación son cumplidos sobre la base del anclaje en

indicadores modales epistémicos, hipotéticos y declarativos:

- Lo que encontraron, (...) es que es una vía que está motivada por algo placentero.
- Naturalmente los dos eventos que encontraron placenteros son el sexo (...) Y la
segunda es la comida
- Está visto por ejemplo que las personas que dejan de fumar empiezan a comer más.
O los fumadores comen menos (...) Y otro que hay ciertas drogas que producen un
displacer hacia el sexo
- Entonces esto digamos que se está estudiando. No se sabe todavía pero es una
hipótesis que puede ser, que puede ser válida

Los numerosos datos cualitativos extraídos del análisis del corpus permiten afirmar que estos

especialistas, cuando presentan sus investigaciones al público general, explicitan con nitidez

el carácter seguro o hipotético de sus enunciados, lo cual se traduce en un amplísimo

74
repertorio de recursos expresivos. En la tabla siguiente presento un ordenamiento de los

recursos epistémicos relevados:

Declarativa Hipotética

saber (1ª.persona singular y plural; 3ª. pensar (1ª.persona plural, 3ª. p.


persona singular); polaridad afirmativa y singular)
negativa; tiempo presente, pret. creer (1ª. pers. singular, 3ª. p. Singular)
Verbos epistémicos imperfecto). parecer (3a. sing.)
ver (1ª. persona plural, formas poder + infinitivo (V en
temporales pasado; perífrasis estar + indicativo/condicional; frase verbal
gerundio) pasiva en 3ª. sing.; uno + 3ª. p. sing.)
confirmar (1ª persona plural, pretérito deber + infinitivo (V en
indef.) indicativo/potencial; 3ª. sing./plural; 1ª.
sostener (3ª. persona plural) Plural
comprobar (1. persona plural, pretérito tener que + infinitivo (con el valor de
indef) deber de)
ser seguro que (3ª. pers. sing.) postular (3ª. sing., pasiva con se)
encontrar (3ª. pers. sing. pasiva con se) especular (3ª. sing., pasiva con se)
(no) haber duda (3ª.pers. sing) estar discutido (3ª. sing., pasiva de
estado)
(no) tomar al pie de la letra (3ª, pl.;
subjuntivo)
tomar con pinzas

Evidentemente aparentemente
Adverbios epistémicos realmente probablemente
efectivamente posiblemente
quizás
tal vez + indicativo/subj
Idea Hipótesis
Sintagmas nominales pregunta
teoría
Sintagmas Evidente Probable
adjetivos/participiales Comprobado (en pasivas de estado) postulado
Confirmado (idem) discutido
Visto (idem)
Sintagmas En realidad en teoría
preposicionales por lo que pude ver (+ verbo en
indicativo)
por ahí (+ verbo en condicional)

Modos verbales Indicativo Potencial


Subjuntivo
Tiempos verbales Presente, distintas formas del pasado Futuro indicativo

Tabla 1. Sistematización de recursos léxico-gramaticales epistémicos relevados

75
En la tabla puede observarse que la oralidad especializada exhibe recursos epistémicos

comunes a los relevados en investigaciones sobre géneros académicos escritos (Ferrari y

Gallardo, 1999; Ferrari 2004). En cuanto a la modalidad declarativa: verbos como saber,

confirmar, sostener, ver, comprobar, verbo ser + seguro, no haber duda, etc.; adverbios

epistémicos como evidentemente, realmente, efectivamente; modalidad léxica en adjetivos

(evidente), participios (comprobado, confirmado); en sintagmas preposicionales, etc. Además,

la dominancia del modo verbal indicativo y de los tiempos verbales del pasado y del presente.

Para la modalidad hipotética se seleccionan los verbos epistémicos pensar, creer, parecer,

postular, especular pero también formas coloquiales como tomar con pinzas, (no) tomar al

pie de la letra, expresiones semilexicalizadas como por lo que pude ver, índices de actitud

como por ahí + condicional; adverbios epistémicos como aparentemente, probablemente,

posiblemente, quizás, tal vez, sustantivos (hipótesis, teoría, pregunta) y adjetivos (probable,

postulado). Predominan las expresiones en el modo condicional y subjuntivo y en futuro del

indicativo. Puede decirse, entonces, que en el género conferencia de divulgación encontramos

rasgos propios de la presentación cuidadosa de conocimientos establecidos y nuevos, una

diversidad de marcadores léxico-gramaticales de la aserción y la duda epistémica, que los

estudios de corpus suelen reducir a la prosa académica escrita. Por otra parte, dado que se

trata de interacción oral, también se reflejan en la conferencia las consecuencias lingüísticas

de ese registro: destaca el empleo recurrente de la primera persona del singular y del plural en

el marco de construcciones epistémicas con verbos que describen la actividad mental del

hablante (sé, creo) y del grupo de investigación (confirmamos, vimos, pensamos, etc.). Es

decir, se observa una importante presencia de modalidad subjetiva explícita (Halliday,

1985:335-337), que es coherente con la ejecución oral y la situación de contacto directo con el

interlocutor, y que claramente señala el contraste con los géneros escritos.

76
2.4.2. Esquemas calificadores de la modalidad

Estos datos cualitativos nos permiten concluir que los especialistas, en esta muestra de

conferencias, indican con nitidez al interlocutor el grado de factualidad de sus enunciados, lo

orientan acerca de cómo debe interpretar sus enunciados. Más allá de la variedad de recursos

expresivos de la modalidad epistémica, el análisis del corpus ha permitido identificar un

procedimiento regular seguido por los especialistas, que consiste en el empleo de lo que he

llamado esquemas calificadores de la modalidad (Ciapuscio, en prensa). Se trata de

secuencias, de variable grado de complejidad, en las cuales el especialista retoma o señala –

mediante distintos procedimientos gramaticales- una porción de texto anterior o posterior, y

la “valora” desde el punto de vista de su factualidad. Veamos algunos ejemplos:

6.
[Los receptores son los que van a hacer que el individuo reincida a la nicotina. Cuando uno fuma de
vuelta, yo dejé de fumar, pruebo un cigarrillo, lo que me desencadena eso, es la nicotina, o sea que son
los receptores a la nicotina]X ← [de eso no hay duda] Y ¿sí? [15, A]

Al final del fragmento he señalado en cursiva el operador calificativo de la modalidad (Y), en

el que pronombre neutro del sintagma preposicional –eso- retoma la porción de texto previo;

la aserción no hay duda refuerza el valor declarativo en él expresado. El operador modal se

adjunta en parataxis al segmento valorado y por la coincidencia con el valor modal del

segmento que modifica – también una aserción- puede considerarse al operador un

reforzador modal.

En el ejemplo 7 puede observarse un operador, pero de valor distinto al de su modificado;

dado que su efecto es restringir o relativizar la aserción previa, lo denomino matizador

modal. El operador instruye al interlocutor acerca de la reserva con que debería interpretar X;

está pospuesto al modificador y, nuevamente, es un elemento deíctico –el demostrativo

neutro– el que realiza la referencia explícita al fragmento modalizado:

7.

77
[Fumar causa un tercio de la muerte de los hombres entre treinta y cinco y sesenta y nueve años y es
una de las causas de mortalidad que continúa creciendo, y de aquellos que fumaron durante la
adolescencia y durante la vida, la mitad muere por problemas relacionados al hecho de haber
fumado]X ¿Sí? ← [esto también. cuando vean estadísticas, en los diarios o en lo que sea, les sugiero
que lo tomen con pinzas también, porque hay factores, que uno no sabe]Y [14, A].

En el ejemplo 8 la complejidad estructural y semántica son mayores:

8.
[Es que los detectores a la nicotina están en el centro, en los núcleos del cerebro, los cuales/ en los
cuales estas células se mueren, en el Alzheimer o en el Parkinson. Entonces cuando hay/ cuando
estas/ estas células del cerebro tienen este receptor, cuando unen la nicotina, se mantienen activas
entonces no logran morirse (sic)] X← [esta es la teoría por ahora, o sea no lo tomen como/ como al
pie de la letra, porque todavía no se sabe, esto es lo postulado hasta ahora, lo que se vio en cuanto
se trabaja en/en in vitro, cuando se trabaja en temas de animales. En humanos todavía no sabemos
nada] Y. [7, A]

En el ejemplo 8, el operador (Y), que modaliza la aserción previa (X), exhibe una importante

complejidad estructural, la cual configura un esquema cerrado, cuya ligazón se expresa

especialmente con pronombres y elementos metaproposicionales: puede identificarse una

primera aserción: esta es la teoría por ahora, que restringe cualitativa y temporalmente la

aserción previa (indica que se trata de una suposición con carácter provisional). Suceden a

esta aserción una serie de enunciados reformulativos que indican al interlocutor el alcance

restringido con que debe interpretar X: o sea no lo tomen como/ como al pie de la letra,

porque todavía no se sabe, esto es lo postulado hasta ahora, lo que se vio en cuanto se

trabaja en/en in vitro, cuando se trabaja en temas de animales. La secuencia se cierra con

una aserción que resume y explicita el carácter restringido de X: En humanos todavía no

sabemos nada.

Desde el punto de vista estructural, el operador modal puede preceder al segmento

modificado, como lo muestra el ejemplo 9, en que el demostrativo neutro funciona

catafóricamente:

9.
Aumenta el deseo de búsqueda de placer, [esto es lo que decía hoy. que está discutido, hay algunos
que sostienen, otros que no]Y, [que muchas drogas ya no provocan realmente un placer]X entonces ya

78
tiene que ver con otro/ con/con la búsqueda, el deseo de búsqueda del displacer, de no tener /de no
sentirse mal. ¿sí? [8, A]

Dentro del operador modal, el segmento que califica –que está discutido, hay algunos que

sostienen, otros que no– explicita el valor relativo con que debe interpretarse el modificado.

En este caso el operador modal y el segmento modificado están en una relación estructural

hipotáctica.

El operador modal puede estar incrustado dentro del componente al que modifica: en el

ejemplo 10, el reforzador interrumpe el orden sintáctico lineal y se incrusta entre un núcleo

predicativo y su complemento preposicional, instaurando una vinculación de orden

parentético con su modificado:

10.
estas estructuras son capaces de producir comportamientos rígidos pero [son capaces X ← [lo hemos
visto, lo han visto ustedes]Y → [de mucho más que eso, son capaces de aprendizajes simples, pero
también de aprendizajes complejos, aprendizajes que hasta ahora no creían que pudieran existir en un
sistema como éste] X [36,B]

En este caso, el operador consiste de un constituyente que incluye un paralelismo estructural:

las construcciones con el verbo epistémico de percepción – ver– , con el complemento directo

idéntico bajo la forma del pronombre objetivo – logran un valor modal enfático, que refuerza

la aserción categórica del segmento modificado.

Los esquemas calificadores de modalidad, como han ido mostrando los ejemplos, incluyen de

manera regular distintos marcadores y estructuras temporo-aspectuales, destinadas a explicitar

el carácter provisorio de los contenidos que se presentan: los especialistas expresan con

claridad que la ciencia es un proceso permanente de postulación, validación e invalidación de

hipótesis, que permite avanzar en el conocimiento de los fenómenos y problemas

investigados. El ejemplo 11 muestra un esquema calificador modal, cuya funcionalidad es

reforzar el alcance del enunciado hipotético previo. Tal restricción se justifica por el hecho de

79
que la investigación aún está en curso y el especialista explicita su renuencia a realizar

afirmaciones categóricas, antes de contar con las conclusiones.

11.
y entonces [la hipótesis es, bueno, eso quiere decir que las (abejas, gc) que la siguen huelen el olor
que trae y reciben azúcar, entonces tal vez están aprendiendo, a su vez, las características de la flor,
en todo caso del olor de la flor a la que hay que ir, no sólo está sabiendo adónde hay que ir, sino
cómo huele la flor a la que hay que ir]X ← [esto un trabajo que se está haciendo en este
momento, así que preferiría tener las conclusiones, antes de decir es así o no es así]Y [42, B]

Las restricciones temporo-aspectuales de la factualidad se reflejan en la ocurrencia regular,

dentro de los esquemas calificadores, de adverbios y circunstanciales temporales, perífrasis

verbales durativas y progresivas; pasivas de estado, etc., que acompañan a los verbos u otros

indicadores epistémicos. A continuación algunos ejemplos del corpus:

Construcciones con verbos de conocimiento + todavía

- todavía no se sabían las causas ni nada.


- ayudaría, digamos todavía no se sabe bien
- o sea no lo tomen como/como al pie de la letra porque todavía no se sabe
- en humanos todavía no sabemos nada
- no se sabe todavía por qué producen diferentes efectos.
- todavía no se sabe bien dónde está.
- no se sabe todavía pero es una hipótesis que/que puede ser/ que puede ser válida
- en ciertos tipos de memoria todavía no se sabe cuáles.
- y este modelo todavía está muy lejos como la mayor parte de los modelos que existen, de
develar todos sus misterios

Construcciones con por/hasta + ahora

- Sustancias no perjudiciales, no perjudiciales digamos por ahora


- esta es la teoría por ahora
- esto es lo postulado hasta ahora
- aprendizajes que hasta ahora no creían que pudieran existir en un sistema como éste.

Perífrasis de aspecto durativo/progresivo

- lo que se está viendo acá es que quizá no es tan importante el número


- esto un trabajo que se está haciendo
- entonces esto digamos que se está estudiando
- eso quiere decir, de algún modo, está implicando
- hay cosas que se están escapando
- que podemos seguir trabajando en este cerebro

80
- lo que nos está haciendo falta es en realidad generar nuevos modelos.
- es decir lo que nos está haciendo falta son este tipo de aproximaciones
- qué es lo que se está midiendo
- no se nos ocurrió es que tal vez lo que estábamos haciendo necesitaba de un contexto
diferente

Tales modificadores pueden considerarse co-indicadores de la factualidad.

Estamos entonces en condiciones de sistematizar las principales características estructurales y

funcionales de los operadores calificativos de la modalidad Desde el punto de vista

estructural hemos observado que los operadores conforman con el segmento textual

modificado una estructura binaria, a saber:

Segmento modificado (proposición (es)) (X) + Operador calificativo (Y)

La extensión formal de X e Y es muy variable en los textos, pueden abarcar una estructura o

varias estructuras predicativas. La relación sintáctica entre X e Y puede ser de orden

paratáctico, parentético e hipotáctico. El orden de modificado y operador calificativo modal es

también variable: Y puede preceder, seguir o incluso incrustarse dentro de X.

X+Y (Parataxis o hipotaxis)


Y+X (Parataxis o hipotaxis)
X- (Y) –X (Parentéticas)

El operador modal (Y), según mis ejemplos, es una estructura binaria compuesta de los

siguientes constituyentes: un primer miembro A, representado por elementos que retoman,

señalan, refieren a X; y un segundo miembro B, el específicamente calificativo, que puede

incluir distintos marcadores y estructuras modales.

81
Operador calificativo (Y): [{A} + {B}]
A: {[elemento anafórico/catafórico] ν [elementos metaproposicionales] ν [elipsis] ν [hedges]}
B: { [marcador(es) modal (es)] ν [modificadores temporo-aspectuales] ν [proposiciones modales] }
ν = disyunción inclusiva

El esquema muestra que el miembro A está representado mayormente por un elemento

pronominal (anafórico o catafórico, ejemplos 6, 7, 9, 10); también pueden realizar el

señalamiento al segmento modificado elementos metaproposicionales como idea, teoría

(ejemplo 8), elipsis por correferencia de argumentos o incluso hedges como digamos. En el

caso del miembro específicamente calificativo, contiene diversos marcadores modales, como

verbos epistémicos, nombres, adjetivos, participios, sintagmas preposicionales y locuciones

(ver tabla 1), a los que regularmente se acoplan modificadores temporo-aspectuales, que

restringen la factualidad. Naturalmente, los indicadores funcionan en el marco de esquemas

verbales modales y temporales que coadyuvan con la expresión de la factualidad: los modos

del indicativo, condicional, subjuntivo y el tiempo futuro.

Finalmente, desde el punto de vista de su valor epistémico, X puede constituir una aserción

confiable (modalidad declarativa) o una aserción tentativa (modalidad hipotética). El operador

(Y) puede coincidir con la modalidad de X, caso en el cual hablamos de un operador

reforzador de la modalidad, o, por el contrario, puede desempeñar la función de un

matizador, cuando su valor modal es diferente de X.

El análisis del género conferencia de divulgación ha mostrado rasgos regulares respecto a la

manifestación de la modalidad epistémica: por un lado, los datos lingüísticos muestran la

presencia importante de la expresión subjetiva explícita por parte de los especialistas, que

asumen la responsabilidad por la valoración modal. Por el otro, se ha podido constatar una

tendencia clara a orientar a los interlocutores legos acerca de cómo interpretar la factualidad

de los propios enunciados. En este sentido, se ha podido identificar y describir un

82
procedimiento regular destinado a tal fin: los esquemas calificadores de la modalidad. Estos

muestran una composición estructural y un carácter funcional estables, lo cual brinda

fundamento adicional a la convicción, expresada por distintos analistas, de que subyace a la

oralidad orden y regularidad (cfr. C. Blanche-Benveniste, 1998). Los resultados descriptivos

pueden utilizarse para guiar investigaciones de corpus extensos sobre la oralidad académica y

la expresión de la modalidad.

Los datos descriptivos obtenidos en el nivel de forma gramatical pueden interpretarse en

relación con las dimensiones funcionales y situacionales del género. El propósito principal de

informar adecuada y cabalmente acerca de las propias investigaciones a un público general,

en una situación de carácter institucional y público, en un marco específico de relativa

formalidad, explica la preocupación de los especialistas por la presentación cuidadosa del

grado de factualidad de sus enunciados, en textos previamente planificados. De ahí que el

repertorio de recursos para la expresión de la duda y la certeza sea tan rico y variado, y que se

observen numerosos esquemas de calificación modal asertivos e hipotéticos: vale la pena

mencionar que los estudios iniciales de Biber y Finnegan sobre estilos actitudinales en

distintos géneros solo registraban la expresión expositiva de duda en géneros escritos; los

últimos trabajos no modifican sustancialmente esas primeras afirmaciones: si bien registran

en la conversación cotidiana la expresión de adverbiales de postura que implican

posicionamiento y juicio personal, el juicio epistémico no personal es relevado para el caso de

la prosa académica. Estos resultados pueden deberse a la elección preferencial de géneros

orales limitados a la comunicación cotidiana y general y a la no consideración de la oralidad

académica.

Los rasgos del nivel situacional que distinguen la conferencia de divulgación, como el

contacto directo con los interlocutores y la ejecución oral de la lengua, determinan la elección

de formas del compromiso (“involvement”, Chafe, 1982) propias de todas las manifestaciones

83
orales: referencias a la primera persona, expresión de procesos mentales del hablante, hedges

y locuciones coloquiales.

3. Conclusiones

En este trabajo he propuesto unas tesis para avanzar en la comprensión de la relación entre la

modalidad y los géneros académicos, entendidos como clases de textos con relativo grado de

estandarización, cuya esencia puede entenderse en términos de propiedades prototípicas en las

distintas dimensiones constitutivas: funcional, situacional, temática y de formulación

lingüística.

A lo largo del capítulo he intentado mostrar –de manera ejemplar- cómo los condicionantes

funcionales y situacionales pueden determinar la variación de las modalidades en los distintos

géneros académicos. La modalidad común y compartida es la modalidad epistémica, en tanto

los textos académicos se definen por presentar y tratar contenidos especializados para la

propuesta de nuevos conocimientos o para su transmisión. Así la dimensión temática,

determinada por la procedencia de dominios especializados (sea la lingüística, la biología

molecular o la neurobiología), otorga unidad a los distintos géneros en la importancia de las

modalidades epistémicas, importancia que no se reduce, como hemos intentado demostrar en

el caso de la conferencia, a los géneros escritos. Los distintos géneros académicos, sin

embargo, se distinguen por el tipo de postura epistémica y su mayor o menor peso relativo

(modalidad declarativa versus hipotética) y, además, por presentar en mayor o menor medida

las modalidades afectivas, volitivas e interrogativas. Esta aseveración, soy consciente, debe

demostrarse con estudios extensivos futuros.

La ejemplificación con una clase magistral ha ilustrado la importancia de la dimensión

dialógica de este género y las variadas estrategias de inclusión de los interlocutores en la

exposición y explicación de los contenidos, que se reflejan en la modalidad interrogativa y la

84
presencia saliente de formas de la primera persona. La entrevista oral privada con el

especialista, nos permite observar cómo la exposición del propio trabajo de investigación a

una interlocutora no especialista y la situación de comunicación cara a cara privada permiten

hacer emerger las modalidades afectivas y volitivas del científico. Por último, en el género en

que hemos prestado una atención pormenorizada a la modalidad epistémica se ha podido

observar el delicado despliegue y combinación de recursos de las modalidades hipotéticas y

declarativas, que reflejan el afán de establecer con claridad los límites o precariedad de los

enunciados.

Para terminar, quisiera subrayar algunas conclusiones de índole más general. Desde el punto

de vista teórico-descriptivo, puede afirmarse que el análisis de propiedades lingüístico-

gramaticales en el marco más global de los textos alcanza mayor capacidad explicativa, en la

medida que los fenómenos microestructurales adquieren un sentido más completo y

explicativo en el conjunto total; por otro lado, la descripción de textos y su pertenencia

genérica encuentra fundamento sólido y específico con el análisis gramatical. Si bien el

alcance de este capítulo es parcial e ilustrativo, los resultados iniciales permiten proponer que

vincular la presencia y dominancia de los recursos modales con las dimensiones constitutivas

de los géneros puede ser un camino interesante no solo para el estudio de la modalidad, sino

también para avanzar sustantivamente en el conocimiento de los géneros académicos.

85
IV. Géneros académicos y grados de especialización
Inés Kuguel

Introducción

En este capítulo se ponen en relación dos géneros propios del discurso académico –el artículo

de investigación científica y el manual– con los aspectos lingüísticos que determinan a la vez

que caracterizan los grados de especialización de los textos. El objetivo central es ofrecer una

tipología útil no solo para establecer el nivel de experticia de un texto sino también para

conformar corpora de textos de especialidad conceptualmente relacionados. El interés de la

propuesta que se presenta radica en que integra una tipología que considera las múltiples

dimensiones textuales con un modelo de redes conceptuales que complementa la

caracterización del nivel cognoscitivo de los textos. Los resultados expuestos aquí se basan en

el análisis de un corpus de textos de ecología y se enmarcan en una investigación más amplia

acerca de la semántica del léxico en textos especializados (Kuguel 2006).

Con este capítulo intentamos aportar a la lingüística de corpus en español y, más en particular,

a la descripción de los textos de especialidad, puesto que proponemos un instrumento teórico-

metodológico para conformar corpora de textos, con fundamento lingüístico y sin descuidar el

grado de especialización de los mismos. Por otro lado, consideramos que resulta de interés

para los estudios terminológicos en el marco de las nuevas teorías (cfr. Cabré 1999, 2001,

2003), que abogan por considerar al término como “una unidad léxica activada singularmente

por sus condiciones pragmáticas de adecuación a un tipo de situación comunicativa

particular” (Cabré 2001:24), en la medida en que se centra en los contextos naturales de

empleo de estas unidades terminológicas41 .

41
Hemos notado que, aun en trabajos terminológicos que se insertan en las teorías que tienen en cuenta el
contexto discursivo de las unidades especializadas, suele minimizarse la caracterización de los textos de vaciado
en función de su grado de especialización. Consideramos que tal caracterización constituye un aspecto central
para la terminología, dado que no es posible que unidades léxicas extraídas de textos divulgativos o didácticos

86
El capítulo comienza con la presentación de las nociones básicas del marco teórico adoptado,

que integra el modelo de redes conceptuales de Beaugrande (Beaugrande & Dressler 1997) a

un modelo textualista de múltiples dimensiones (Heinemann & Viehweger 1991). Luego se

expone el análisis de los textos que conforman el corpus, teniendo en cuenta el modo en que

se instancian los parámetros pertenecientes a cada dimensión textual –la situación, la función,

el contenido semántico y la forma–, y remitiendo a cuadros y figuras que ilustran cada

dimensión con ejemplos extraídos de los textos. Finalmente, en las conclusiones se evalúan

los resultados alcanzados así como sus implicaciones teóricas y aplicadas.

1. Marco teórico

Con el fin de estudiar la relación entre género y nivel de especialización se ha adoptado un

modelo de la lingüística textual que propone una organización modular de los diversos

aspectos cognitivos involucrados tanto en la producción como en la comprensión (Heinemann

& Viehweger 1991, Heinemann 2000, Heinemann & Heinemann 2002, Weise 1993,

Ciapuscio, en este volumen). En este marco, hemos optado por una tipología que parte de la

hipótesis básica de que el saber sobre clases textuales se origina a través de ordenamientos

multidimensionales de representaciones prototípicas en distintos niveles. La propuesta que se

presenta aquí surge de incorporar –reelaborándolos 42 – los resultados de estudios empíricos

realizados sobre textos de especialidad diversos (Kuguel 2001, Ciapuscio & Kuguel 2002,

Adelstein & Kuguel 2004).

La dimensión textual que concierne a la situación incluye no sólo factores ambientales directos

(tiempo, lugar) sino también los conocimientos sobre esferas comunicativas, instituciones y

destinados a legos reflejen el conocimiento de los especialistas del mismo modo en que lo hace un artículo de
investigación o un manual universitario.
42
Si bien los distintos niveles surgen de una construcción teórica realizada a partir de datos que se encuentran
imbricados entre sí en el texto, en la bibliografía consultada suele dársele un ordenamiento a los niveles que
difiere con el que aquí se presenta, puesto que, por motivos vinculados esencialmente con la exposición,
trataremos en primer lugar el módulo de la situación y después el de la función.

87
formaciones sociales. Los parámetros que conforman esta dimensión son el contexto social, el

tipo de comunicación, la situación ambiental y los participantes de la comunicación (incluido

su número y el tipo de relación entre destinador y destinatario).

En lo referente a los participantes de la comunicación interesa no solo el número de

interlocutores sino también su rol social y la relación que se da entre ellos al comunicarse.

Respecto de los papeles que pueden desempeñar los participantes –teniendo en cuenta además

el ámbito de comunicación especializada estudiado– trabajos anteriores (Kuguel 2001, 2003a;

Ciapucio & Kuguel 2002) nos permiten distinguir tres categorías, definidas a partir del grado

de competencia sobre determinada área del conocimiento: especialista, semiespecialista y lego.

La categoría de semiespecialista (o semilego) es una categoría compleja que sirve para

designar al interlocutor que posee ciertos conocimientos sistematizados sobre el área

específica y que puede comprender distintos perfiles: el aprendiz de especialista (estudiante

avanzado), el periodista científico, e incluso, el especialista de áreas de conocimiento

cercanas 43 . Por otro lado, las diferencias de competencia en el tema específico que determinan

esos papeles condicionan la simetría o asimetría de la relación entre los participantes

involucrados.

La dimensión de la función textual se vincula con los saberes acerca del papel de los textos

en la interacción, su contribución a la realización de metas comunicativas sociales y objetivos

individuales, así como a la constitución de relaciones sociales. Las cuatro funciones

principales –expresarse, contactar, informar y dirigir– se organizan, a su vez, según su

jerarquía, en funciones dominantes y subsidiarias 44 .

43
Una categoría muy similar, la de “iniciados”, es postulada por Pearson: “A menudo, los expertos que trabajan
en un dominio de especialidad deben comunicarse con otros, quienes, teniendo algún conocimiento en el área, no
tienen el mismo nivel de experticia. Pueden ser estudiantes de una disciplina específica, como el caso de los
estudiantes avanzados en instituciones superiores. Pueden ser personas que trabajan en la misma área pero con
un entrenamiento de base diferente” (Pearson 1998: 37).
44
Para un mayor detalle de las jerarquías y secuencias ilocutivas de los textos, véase Gallardo (en este libro).

88
El módulo textual correspondiente al contenido semántico se relaciona principalmente con el

tema textual, esto es, el núcleo de contenido que el texto expande y desarrolla. Comprende

factores relativos tanto a los tipos de procedimientos para el despliegue del tema textual en el

texto como a la estructuración en partes más o menos estandarizadas. Dentro de este nivel se

tienen en cuenta, además, los parámetros de dominio, subdominio y área temática, que surgen de

la vinculación del tema textual con una disciplina científica.

Dentro de esta dimensión se incluye, también, la perspectiva sobre el tema, entendida como el

punto de vista a partir del cual se trata el tema del texto. En el caso del discurso especializado las

perspectivas relevantes son la teórica o básica, la aplicada, la didáctica y la divulgativa. La

perspectiva teórica o básica implica el tratamiento de un tema para expandirlo, esto es, para

lograr conocimiento nuevo que modifique el estado de conocimiento previo. La perspectiva

aplicada sobre un tema supone su tratamiento en función de su utilidad, y la didáctica se dirige a

la transmisión en marcos de enseñanza, a fin de que sea comprendido por el estudiante o

aprendiz. Un texto adopta la perspectiva divulgativa cuando el contenido especializado se retoma

para ser transmitido a un destinatario lego, con el fin de que conozca esa información y,

eventualmente, la tenga en cuenta en su vida cotidiana.

Por otro lado, y en la medida en que los textos de especialidad son también unidades de

representación del conocimiento científico, y, teniendo en cuenta que en el módulo semántico

se considera la capacidad de todo texto de referir a realidades extralingüísticas, se ha decidido

incluir en él las redes conceptuales como un instrumento de análisis textual –no contemplado

originalmente en el modelo de múltiples niveles– destinado a extraer conclusiones acerca de

la dimensión cognoscitiva de los textos.

La noción de red conceptual es entendida aquí en el sentido en que la plantea Beaugrande,

desde un enfoque textualista (cfr. Beaugrande 1980 y Beaugrande & Dressler 1997). Para este

autor, un texto no tiene sentido en sí mismo, sino gracias al conocimiento activado por las

89
expresiones que lo componen, que van construyendo una continuidad de sentido. La

continuidad de sentido está en la base de la coherencia, que regula la posibilidad de que los

conceptos y las relaciones que subyacen bajo la superficie textual sean accesibles entre sí e
45
interactúen de un modo relevante para construir el sentido global . Esta organización

subyacente –denominada “mundo textual”– es el correlato cognitivo de la configuración de

conceptos activados en la mente de un usuario de textos a partir de la producción y la

comprensión de un texto en particular. Así pues, los conceptos se activan en la mente y se

proyectan en expresiones en la producción de textos, para luego ser recuperados nuevamente

en la recepción. Entre los conceptos que aparecen reunidos en un mundo textual determinado

se establecen vínculos que reciben una denominación según los conceptos que conectan. El

conjunto de relaciones constituye, entonces, una red conceptual, es decir, un abanico de

posibilidades de vinculación que delimita el uso efectivo de cada concepto en un texto dado.

En contacto con el texto, pues, la atención del usuario se dirige hacia el descubrimiento de los

centros de control textual, esto es, a aquellos puntos desde los que se puede realizar

estratégicamente el acceso a la información e iniciar su procesamiento. Según Beaugrande,

los más adecuados para operar de este modo son los conceptos primarios, que son ‘objetos’ –

entidades conceptuales con una constitución estable–; ‘situaciones’ –configuraciones de

objetos y sus estados actuales–; ‘acontecimientos’ – eventos que cambian una situación o un

estado dentro de una situación–, y ‘acciones’ –eventos producidos intencionalmente por un

agente. Los conceptos vinculados con los nodos centrales son los conceptos secundarios, que

se clasifican según el modo en que definen a los conceptos primarios; por ejemplo, ‘estado’,

‘atributo’, ‘cantidad’. Beaugrande establece, además, una tipología de las relaciones que

sirven para etiquetar las conexiones entre conceptos secundarios y primarios (por ejemplo,

‘agente de’, ‘especificación de’, ‘entidad afectada’, ‘instrumento de’ o ‘posesión de’).

45
La coherencia, en este marco, es entendida no como un simple rasgo que aparece en los textos, sino más bien
como un producto de los procesos cognitivos puestos en funcionamiento por los usuarios de los textos.

90
La última dimensión por considerar es la formal, que se refiere a la superficie textual, esto es, al

conjunto de conocimientos que se ponen en juego en la comprensión y la selección de recursos

lingüísticos y no lingüísticos que se emplean en la formulación de un texto. Este nivel

contempla, en primer lugar, las máximas retórico-estilísticas de la clase textual en cuestión, que

surgen de un saber (llamado también “estilístico”), orientativo respecto de la formulación y la

comprensión de un texto. Estas normas generales condicionan a su vez la decisión de incluir

elementos no verbales, como ilustraciones, gráficos o fotos, y la preferencia por determinados

recursos sintácticos y léxicos.

Es importante señalar que los diversos módulos que permiten describir y sistematizar los

textos no están desvinculados entre sí. De hecho, existe un condicionamiento estrecho y

recíproco entre los distintos niveles (Ciapuscio 2003: 24): las dimensiones superiores

determinan los aspectos microestructurales, como la distribución informativa, las conexiones

sintáctico-semánticas entre las oraciones, la sintaxis o el léxico. A su vez, los rasgos

microestructurales son los únicos aspectos que permiten describir y explicar de manera

fundada el objeto texto en sus niveles más globales.

2. Análisis de los textos del corpus textual

Para constituir el corpus que aquí se analiza se reunieron textos de ecología, producidos

originalmente en castellano, representativos de las distintas clases textuales propias del

discurso especializado. Con el fin de seleccionar un dominio específico, se recurrió al

asesoramiento de los especialistas en el área 46 , con cuya ayuda se seleccionó el subdominio

de la limnología –rama de la ecología que estudia las aguas no marinas–, que es un campo que

cuenta con una importante cantidad de documentación producida en Argentina. Luego,

siempre con el asesoramiento de los investigadores de área, se optó por delimitar el área

46
Las especialistas que me asesoraron son la química Anita Zalts y la bióloga Griselda Alsina, quienes
desarrollan su actividad de investigación y de docencia en el área de ecología de la Universidad Nacional de
General Sarmiento

91
temática a la contaminación hídrica, en la cual se pueden encontrar textos de clases textuales

diversas y, sobre todo, de aquellas que se corresponden con la comunicación entre expertos.

De este modo, quedaron seleccionados seis textos 47 , que fueron digitalizados para su

tratamiento automatizado mediante el programa TACT 48 (Sistema de Tratamiento

Automatizado de Corpus Textuales) de análisis de textos asistido por computadora.

Los cuatro primeros textos que conforman el corpus presentan los resultados de estudios

llevados a cabo en diferentes cursos de agua del país. El texto 1 analiza la calidad del agua del

Río Reconquista de Buenos Aires; el texto 2, el arroyo Las Catonas (un afluente del Río

Reconquista); el texto 3, el agua subterránea de la zona sudeste de Tucumán, y el texto 4, el

agua subterránea de Rafaela (Santa Fe). Los otros dos textos del corpus corresponden a los

dos capítulos dedicados a la contaminación hídrica de un manual universitario de limnología

(texto 5) y de un libro producido por el CONICET destinado al perfeccionamiento y la

actualización en ecología de docentes de escuela media (texto 6).

El análisis del modo en que cada uno de los niveles descriptos más arriba es instanciado en

los textos nos ha permitido no solo caracterizarlos como textos de especialidad sino también

organizarlos en tres subtipos textuales que se ajustan a tres grados diferentes de

especialización.

47
Texto 1 (4201 palabras): Castañé, P. M. et al. (1998) “Caracterización y variación espacial de parámetros
fisicoquímicos y del plancton en un río urbano contaminado (Río Reconquista, Argentina)”, en Revista
Internacional de Contaminación Ambiental. Texto 2 (4298 palabras): Ceretti, H. et al. (2001) “Metales pesados
y microbiota en un ambiente acuático natural, perturbado por actividades humanas”, en III Jornada de
Investigación de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Texto 3 (2438 palabras): García, M. G. et al.
(2000) “Contenido y distribución de metales pesados en las aguas subterráneas del S.E. de Tucumán”, en Farías,
H. et al. (eds.) Uso y preservación de los recursos hídricos den los umbrales del siglo XXI. Memorias del XVIII
congreso nacional de agua. Texto 4 (1553 palabras): Panigatti, M. C. et al. (2000) “Evaluación de los niveles de
contaminación en aguas subterráneas de la ciudad de Rafaela, Santa Fe”, en Farías, H. et al. (eds.) Uso y
preservación de los recursos hídricos den los umbrales del siglo XXI. Memorias del XVIII congreso nacional de
agua. Texto 5 (15.478 palabras): Margalef, R. (1983) “Contaminación o polución de los cursos de agua”
(capítulo 16) y “Ecosistemas forzados” (capítulo 18), en Limnología. Texto 6 (9665 palabras): Foguelman, D. &
González Urda, E. (1994) “El ecosistema río” (capítulo 2) y “Las aguas bajan turbias” (capítulo 4), en El agua
en Argentina.
48
TACT es un programa de análisis de textos asistido por computadora, desarrollado por la Universidad de
Toronto, que permite relevar frecuencias y concordancias de textos digitalizados y codificados previamente.

92
2.1. El nivel situacional

Los seis textos son de circulación restringida al ámbito académico: el primero apareció en una

revista especializada de la Universidad Autónoma de México; los textos 2, 3 y 4 son

resultados de investigaciones presentados en congresos nacionales; el quinto es parte de un

manual universitario de limnología, y el sexto integra un libro especialmente producido para

el perfeccionamiento de docentes de la escuela media. Los indicios más evidentes tanto del

contexto social como de la circulación interna al campo científico de estos textos se

encuentran en el paratexto lingüístico: encabezados, portadas, tapas, prólogos, notas.

En cuanto al número de los participantes, en los cuatro primeros textos el productor textual es

grupal: varios autores que conforman un equipo de investigación en instituciones de

educación superior. En estos cuatro textos el destinatario es parte de la comunidad científica:

lectores de la revista especializada y asistentes a los congresos. El texto 5 tiene un destinador

único cuyo destinatario es el estudiante avanzado de ecología que toma un curso de

limnología. Finalmente, los productores textuales del texto 6 asumen el rol de capacitadores

de profesores de educación media que necesitan perfeccionarse en temas vinculados con el

medio ambiente.

Respecto del rol social de los participantes, los indicios lingüísticos permiten establecer su

grado de formación en la disciplina. Así, los textos 1, 2, 3 y 4 presentan una relación simétrica

entre el productor textual y el destinatario, ambos especialistas, mientras que en los textos 5 y

6 la relación entre los participantes es asimétrica: la comunicación se da entre un destinador

especialista y un destinatario semi-especialista.

La evidencia analizada para los diferentes parámetros del módulo situacional (pertenencia

institucional, tipo de publicación, ámbito de circulación, etc.) permite afirmar que los seis

textos del corpus comparten la característica de poseer un productor textual especializado en

el estudio ambiental del agua. No obstante, únicamente en los cuatro primeros este destinador

93
especialista comunica su mensaje a un par. Esta relación simétrica establecida entre los

interlocutores se evidencia no solo en la información relativa a los participantes que se puede

rastrear en los paratextos lingüísticos, sino también en características textuales que se verán

en detalle en los apartados siguientes, tales como la demostración empírica en tanto

realización de la función de dirigir, la perspectiva sobre el tema o el nulo tratamiento que

recibe el léxico en estos textos. Los otros dos textos coinciden en presentar un destinatario

semi-especialista: un aprendiz avanzado, en el texto 5, y un profesor de enseñanza secundaria,

en el texto 6. Esta asimetría no solo se percibe en el paratexto lingüístico sino también en el

icónico, por la profusión de elementos gráficos al servicio de propósitos expositivos. Estos

recursos son pauta, a su vez, de la perspectiva didáctica que los dos textos asumen respecto

del tema textual. La relación asimétrica se manifiesta, además, en el modo en que la función

de dirigir se instancia en ellos.

2.2. El nivel funcional

Tal como afirma Weinrich (1994), “un conocimiento recibe su valor de verdad no porque

brille en un cerebro sino que solo puede lograr validez científica en tanto se dé a conocer al

público científico y de ese modo se ofrezca a la crítica. Si puede hacer frente a esa crítica,

entonces puede considerarse conocimiento verdadero”. Así pues, un artículo científico o

“paper” informa acerca de los resultados de una investigación puntual, pero, a su vez, las

condiciones de producción propias de este género hacen que estos resultados deban ser

originales y verdaderos. Por lo tanto, el artículo de investigación tiene, ante todo, la meta

comunicativa de conseguir la aceptación del destinatario respecto de estos aspectos. No ocurre

lo mismo en los manuales. En ellos la función de dirigir aparece en general orientada a apoyar

el cumplimiento del propósito central: informar acerca de conocimientos disciplinarios ya

establecidos en la comunidad científica.

94
En el cuadro 1 se presenta la jerarquía funcional de cada uno de los textos del corpus y se

ilustra el modo en que el nivel de las funciones se vincula con el del contenido semántico a

partir del relevamiento del tipo de secuencias que instancian, en cada texto, las ilocuciones

principales. Para ello, se han considerado cinco tipos de secuencias básicas: narrativa,

descriptiva, expositiva, argumentativa e instruccional 49 .

En los cuatro primeros textos predomina la función de dirigir, realizada como demostrar,

combinada con la función subsidiaria de informar. En efecto, en estos textos, los datos

brindados respecto de las propiedades de los cursos de agua analizados constituyen las

pruebas empíricas que demuestran el grado de contaminación hídrica en cada caso. En el texto

1 se ofrece evidencia respecto del alto grado de contaminación del Río Reconquista, a partir

de parámetros fisicoquímicos y biológicos. El texto 2 comprueba que el arroyo Las Catonas

(afluente del Río Reconquista) presenta un estado sanitario y un contenido de metales que lo

hacen no apto para cualquier uso. El texto 3, por su parte, se centra en el análisis del agua

subterránea de una zona de la provincia de Tucumán y muestra que, aun sin superar los

límites previstos por la normativa actual, los valores de metales son peligrosos. Por último, el

texto 4 verifica la contaminación del agua de pozo de la ciudad de Rafaela en función de

parámetros bacteriológicos.

Los ejemplos transcriptos en el cuadro 1 permiten apreciar que en estos textos las ilocuciones

informativas se construyen mediante secuencias descriptivas y narrativas. Las primeras se

centran en la locación del curso de agua estudiado, en sus características esenciales y en

propiedades que se observan mediante los análisis científicos. A partir de las secuencias

narrativas se explicita la metodología a la que apelaron los investigadores para obtener la

evidencia (tomar muestras de agua, someterlas a distinto tipo de pruebas, etc.). Ambos tipos

49
Existen diferentes propuestas acerca de este tipo de unidades retórico-semánticas, que difieren en cuanto a
cómo se las define y/o denomina: para Adam (1991), por ejemplo, se trata de tipos elementales de articulación
de proposiciones; para Werlich (1975), de unidades estructurales de base semántica, que tienen repercusión en la
forma lingüística que los hablantes seleccionan para organizar sus textos. Aquí se sigue la propuesta de Adelstein
& Kuguel (2004), basada principalmente en Werlich (1975, apud Ciapuscio 1994 y Gallardo 2003).

95
de secuencias constituyen las ilocuciones subsidiarias que contribuyen al logro de la meta

principal, que consiste en que el destinatario se convenza acerca de la verdad de los resultados

presentados. Para ello se recurre a secuencias argumentativas orientadas ya sea a juicios

respecto de lo que queda demostrado o a la puesta en relación de los resultados con sus

posibles causas o con sus consecuencias.

En los textos 5 y 6, por su parte, predomina la función de informar, que se realiza mediante

secuencias expositivo-explicativas en las que se definen o se explican conceptos propios de la

disciplina (ver la continuación del cuadro 1). No obstante, estos dos textos difieren en cuanto

a la ilocución directiva empleada como función de apoyo de la exposición: en el texto 5 la

función de dirigir es instanciada como recomendar y en el texto 6, como dar instrucciones.

En tanto subtipos del discurso instruccional, ambos se configuran como medios para el

aprendizaje, en la medida en que se busca la autonomía del destinatario respecto de las

acciones prácticas o mentales que el destinador desea que desarrollen (Silvestri 1995). Por

otro lado, en ambos casos se plantea una relación asimétrica entre destinador y destinatario,

basada en el mayor conocimiento que aquél posee sobre una determinada área temática

(Gallardo 2003). Ahora bien, las características diferenciadas entre los dos tipos ponen en

evidencia que en el recomendar la distancia entre los interlocutores es menor. En efecto, el

uso, en el texto 6, del imperativo (haga una lista, no olvide), el infinitivo (observar la

turbidez, repetir la observación) y su combinación con formas interrogativas (¿Conoce

ejemplos de organismos indicadores? Menciónelos) se contrapone al empleo, en el texto 5, de

verbos modales (los experimentos pueden hacerse en cultivos discontinuos) o del condicional

(Sería correcto determinar separadamente la materia orgánica disuelta y la que está en

forma de partículas en suspensión, empleando para separar una y otra un filtro de

características normalizadas). El dar instrucciones supone una mayor distancia entre un

96
locutor con un alto grado de experticia que instruye a un destinatario menos experto 50 . En el

recomendar, en cambio, se recurre a formas más indirectas para orientar la acción del

destinador, puesto que se da por sentada una mayor cercanía en cuanto al nivel de formación,

entre un destinador especialista y un aprendiz próximo a serlo.

2.3. El nivel del contenido semántico

2.3.1. Dominio, tema y despliegue temático

Los seis textos fueron producidos en el subdominio específico de la limnología y comparten

la misma área temática: la contaminación hídrica. En cuanto al tema textual, todos ellos

abordan la contaminación del agua; los cuatro primeros analizan la contaminación de un curso

de agua en particular y los dos últimos exponen las causas y consecuencias de la polución

hídrica en general.

Por otro lado, respecto de la originalidad del tema propuesto, los textos 1 a 4 son formas

primarias (Gläser 1993). Como indicio se puede señalar la clase textual misma a la que

pertenecen: el primero, en tanto “paper” de una revista especializada en contaminación

ambiental, y los otros tres, en tanto ponencias presentadas en un congreso sobre el uso y la

preservación de los recursos hídricos, deben presentar resultados de investigación novedosos

para la comunidad científica. También la clase textual de los textos 5 y 6 es prueba de su

grado de originalidad: se trata de manuales y, por ende, de textos de carácter secundario.

Si se toma en cuenta la perspectiva sobre el tema, se puede observar que los cuatro primeros

textos poseen una perspectiva científica aplicada, lo cual se manifiesta claramente en los

objetivos enunciados de manera directa: El objetivo del trabajo es evaluar la calidad actual

de las aguas subterráneas en... (ver más ejemplos en el cuadro 2). Los otros dos textos, en

cambio, adoptan una perspectiva didáctica, que se explicita en ambos prólogos y se advierte

50
De hecho, el texto 6 no solo propone ejercicios sino que también incluye una sección que ofrece la correcta
resolución de las actividades propuestas, denominada “Clave de respuestas”.

97
(de manera más llamativa en el texto 6) en los recursos gráficos a los que se apela en el

paratexto icónico.

En los cuatro textos que presentan los resultados de investigaciones científicas –como en

todos los textos de su tipo– la expansión del contenido constituye la “puesta en texto” de las

diversas etapas del estudio realizado, con especial atención a la validación de una hipótesis

que diera origen a tal estudio. Esta “textualización” suele seguir un ordenamiento en partes

que, según normas estilísticas propias del ámbito especializado en que se produce el texto,

pueden estar más o menos estandarizadas 51 . En los textos 1 a 4 del corpus se observa,

entonces, la existencia de cuatro partes fijas: introducción, metodología, resultados y

conclusión 52 . Esta partición, tradicional en las ciencias experimentales, se reproduce en los

cuatro textos con muy ligeras variaciones 53 : en la introducción de los textos 1 y 3, por

ejemplo, la descripción del área de estudio se presenta como un apartado distinto. Lo mismo

ocurre con los objetivos en el texto 4. El texto 2, por su parte, subdivide el apartado destinado

a la metodología en tres subapartados. Por último, el texto 1 considera tres partes finales:

resultados, discusión y conclusiones.

También hay coincidencias en estos cuatro textos en cuanto al tipo de procedimiento utilizado

para desplegar los núcleos temáticos de cada parte textual. La introducción suele apelar a

secuencias descriptivas y/o argumentativas; la metodología a secuencias narrativas, y la

conclusión a secuencias argumentativas.

Cabe recordar que el recurso a los distintos tipos de secuencias está estrechamente vinculado

con el tipo de referente tratado en cada apartado. Así, la descripción es el procedimiento más

apropiado para ubicar espacialmente el curso de agua analizado y comunicar sus propiedades

51
Si bien la organización en partes textuales del texto científico parece regirse –cada día más– por una serie de
pautas no escritas de carácter universal, varios estudios muestran que, sin embargo, ésta no se encuentra exenta
de variaciones culturalmente dependientes (cfr. Gnutzman & Oldenburg 1991).
52
Esta organización sigue, de hecho, la fórmula “IMRD” (introducción, métodos, resultados, discusión),
estudiada en los artículos de investigación en inglés (Swales 1990).
53
En los cuatro primeros textos se incluye, además, un resumen al principio y las referencias bibliográficas al
final.

98
esenciales (El río Reconquista es un curso de agua templado...). Por otro lado, la presencia de

secuencias argumentativas en la introducción (Ante esta situación se consideró importante

realizar un relevamiento con el objeto de...) se explica por la necesidad de este tipo de textos

de justificar tanto la importancia como la originalidad del tema a desarrollar (cfr. Adelstein &

Kuguel 2004: 30).

En la parte dedicada a la metodología predomina la narración puesto que en tal sección se

relatan las acciones llevadas a cabo para validar la hipótesis que ha guiado la investigación:

Para el análisis bacteriológico se realizaron las siguientes determinaciones... En lo que

concierne a los resultados, mientras que el texto 1 los despliega a modo de una sucesión de

acciones (La densidad media anual de fitoplancton total aumentó... Las medias de

Chlorophyceae alcanzaron su máximo ...), los textos 3 y 4 recurren a la descripción (El Cd y

el Pb se encuentran en concentraciones que... el 15 % se encuentran fuera del límite de

nitrato..). Las secuencias argumentativas presentes en los textos 2 y 4 evidencian los juicios

de los investigadores en el análisis de los resultados (por ejemplo: El fuerte incremento

observado de la carga de bacterias de origen fecal podría adscribirse al funcionamiento no

satisfactorio de la planta de tratamiento...). El hecho de que en el texto 2 no haya ni

secuencias narrativas ni descriptivas podría deberse al uso de tablas para mostrar los

resultados. Por otro lado, la ausencia de segmentos argumentativos, que en el texto 3 podría

responder a su brevedad, en el texto 1 se explicaría por la inclusión de un apartado

“Discusión”, en el que tal tipo de secuencia es predominante. Por último, no es de extrañar

que en la conclusión predominen las secuencias argumentativas en tanto ésta no solo suele

insistir sobre la importancia del tema abordado sino que también –y principalmente– se centra

en reafirmar la validación de la hipótesis (Se verificó la contaminación de las aguas

subterráneas...).

A diferencia de lo que ocurre en los cuatro primeros textos, en los textos 5 y 6 las partes

99
textuales no siguen una pauta estandarizada; ambos están organizados en partes libres, cuyos

títulos anticipan el contenido temático de cada apartado. Tal como es de esperar en textos

académicos que adoptan una perspectiva temática didáctica, los procedimientos para

desplegar los núcleos temáticos se basan principalmente en secuencias expositivas e

instructivas. Por ejemplo: el oxígeno es un gas fundamental para el desarrollo de procesos

aeróbicos de biodegradación, ya que todos los organismos respiran (texto 6), y Estos datos

se suelen comparar con información sobre la química del agua, por lo menos la DBO, y el

consumo de permanganato. Los resultados se pueden expresar en cartogramas, coloreando

los distintos segmentos de los ríos según colores convencionales: azul, verde, amarillo y rojo,

respectivamente, para las zonas xenosaprobias, oligosaprobias, mesosaprobias y

polisaprobias (texto 5).

Tanto la división de los subtemas en apartados como las características de las secuencias

expositivas e instructivas empleadas para desplegar el contenido ponen en evidencia una

diferencia entre los textos 5 y 6 en cuanto al tratamiento del referente. Esta diferencia consiste

fundamentalmente en que el texto 6 apela a más recursos facilitadores de la comprensión.

Esto se advierte en la estructuración en partes, en la que los apartados –bastante más cortos

que los del texto 5– manifiestan una compartimentación del contenido en núcleos más breves

y por ende más asequibles. En cuanto a las secuencias empleadas para expandir el tema, se

observan más segmentos explicativos, con recurso a la definición (Un compuesto es

biodegradable cuando puede ser asimilado y metabolizado por seres vivos) y la explicación

causal (El análisis de temas sanitarios se presta a ser abordado en forma interdisciplinaria

ya que involucra aspectos provenientes de las ciencias naturales y de las ciencias sociales).

Esto se corresponde, además, con las secuencias instructivas con carácter más imperativo que

ya se presentaron al analizar el nivel funcional (Recorra uno a uno los ambientes de su casa y

liste las posibles fuentes de contaminación).

100
2.3.2. Las redes conceptuales

Para extraer la estructura conceptual de los textos del corpus, se extrapoló el análisis que

Beaugrande aplica a porciones textuales y se construyó una red conceptual global para cada

texto de modo de poder establecer semejanzas y diferencias. Debe tenerse en cuenta, además,

que en los textos especializados las redes semánticas sirven para identificar la representación

conceptual de un dominio. Esto es así puesto que en ellos, el conjunto de las representaciones

conceptuales expresan el conocimiento sobre un tema consensuado por la colectividad de

expertos (Cabré & Estopà 2000).

En el texto 1, los conceptos primarios se organizan a partir de la ‘acción’ determinar/evaluar,

que realizan los especialistas sobre los metales, el fitoplancton y el zooplancton en el agua

superficial del Río Reconquista. El comportamiento de estos objetos en el agua

(fundamentalmente su concentración, aumento o disminución) les permite a los

investigadores evaluar el grado de contaminación del curso de agua analizado. En el texto 1

todos los parámetros evaluados, excepto el zooplancton, indican contaminación (ver figura

1). El texto 2 se organiza a partir del estudio de metales, bacterias y microbiota en las aguas

superficiales, intersticiales y el sedimento del arroyo Las Catonas. Los ‘acontecimientos’ –

específicamente, el exceso de metales y el incremento de bacterias– significan, en este texto,

que el arroyo analizado está contaminado. En la figura 2 se representan, en segundo plano,

los conceptos ‘resistir’ y ‘biorremediación’, vinculados con uno de los ‘objetos’ analizados (la

microbiota), ya que éstos, si bien surgen como resultados de la investigación, exceden el

recorte temático específico de la contaminación. En el texto 3 se estudian los metales pesados

en el agua subterránea del SE de Tucumán; su análisis da como resultado una situación de

riesgo pero sin contaminación (ver figura 3). En el texto 4, los ‘objetos’ analizados por los

investigadores son parámetros físico-químicos y bacterias. El exceso de alguno de los

101
primeros y la presencia de cierto tipo de las segundas indica que el agua subterránea de la

ciudad de Rafaela se encuentra contaminada (ver figura 4).

Las redes conceptuales de los textos 1 a 4, que comunican investigaciones efectivamente

realizadas sobre diversos cursos de agua, presentan una serie de coincidencias que permiten

postular un esquema conceptual común. En todos ellos se pueden reconocer ‘objetos’ –

agentes humanos– que realizan una ‘acción’ –analizar– sobre ‘objetos’ que se encuentran en

el agua, cuyos ‘acontecimientos’ –los cambios que se producen en los objetos analizados– son

índice y prueba del grado de una ‘situación’ –la contaminación (ver 1).

(1) Esquema conceptual común a los textos 1 a 4.

localización de OBJETO

OBJETO
entidad afectada
ACONTECIMIENTO
entidad afectada

ACCIÓN significancia de

OBJETO agente de SITUACIÓN

En comparación con lo que ocurre en estos textos, la configuración conceptual en los dos

manuales es ligeramente diferente. En el texto 5, la red conceptual se organiza alrededor de la

‘situación’ de contaminación, que, por un lado, se presenta como afectada por la ‘acciones’ –

definir, medir, diagnosticar, tratar y prevenir– de un agente humano. Por otro lado, esta

situación es causada por una serie de ‘acontecimientos’ –vertidos, expulsión y desagües– y es

causa, a su vez, de la disminución de la diversidad. Finalmente, la ‘situación’ contaminación

es atributo del ‘objeto’ agua, en donde ciertos organismos sirven de índice de su grado de

contaminación (ver figura 5). La red conceptual del texto 6 se asemeja a la del texto 5 en que

también se organiza alrededor de la ‘situación’ contaminación, vinculada con un agente que la

define y la mide. Además, la relación ‘causa de’ la conecta con distintos tipos de vertidos

como ‘acontecimientos’ causantes y con la ‘situación’ enfermedad como su efecto. En la

102
figura 6 se advierte, por otro lado, que una serie de ‘objetos’ presentes en el agua –los

contaminantes– permiten que ésta sea calificada como contaminada. A diferencia del texto 5,

en el texto 6 se especifican tres tipos de contaminación: física, química y biológica.

Las redes conceptuales de los textos 5 y 6, que exponen conceptos centrales de la limnología,

se pueden representar mediante un esquema único (ver 2). En él, el concepto predominante es

una ‘situación’ –contaminación– que se presenta con sus causas y consecuencias; que se

vincula con los ‘objetos’ contenidos en el agua, que aparecen especificados y ejemplificados,

y que, al igual que en los textos 1 a 4, es afectada por la ‘acción’ de un agente humano. Los

nodos conceptuales que aparecen con línea punteada –la especificación del tipo de ‘situación’

y del tipo de ‘acontecimiento’ causante de esa ‘situación’– son los que aparecen solamente en

el texto 6.

(2) Esquema conceptual común a los textos 5 y 6.


OBJETO

agente de

ACCIÓN
ATRIBUTO

entidad afectada especificación de

ACONTECIMIENTO SITUACIÓN
ACONTECIMIENTO
causa de causa de / SITUACIÓN

especificación de atributo de significancia de

ATRIBUTO localización de
OBJETO OBJETO

especificación de

OBJETO /
ATRIBUTO
ejemplo de

OBJETO

103
Los seis textos coinciden en presentar una estructura conceptual global con ‘objetos’

compartidos: el agente humano, el agua y los elementos que se encuentran en ella. En todos

ellos, además, ‘acción’ y ‘situación’ ocupan nodos centrales de la red conceptual; el primer

concepto aparece en los textos realizado por verbos del tipo analizar o medir y el segundo,

por contaminación. Otra coincidencia importante es que en todas las redes elaboradas existen

nodos vinculados mediante las relaciones de ‘agente de’, ‘entidad afectada’, ‘localización de’

y ‘significancia’. En cuanto a las diferencias de configuración conceptual, éstas se explican

fundamentalmente por las relaciones de condicionamiento existentes entre las distintas

dimensiones textuales.

En los artículos de investigación –textos 1, 2, 3 y 4– la función de informar, que se despliega

mediante secuencias narrativas y descriptivas, se concentra en la transmisión, en el nivel del

contenido, de una investigación de carácter empírico llevada a cabo por un grupo de

científicos. No obstante, en estos textos la función informativa es subsidiaria de la función

directiva de demostrar, que, en lo que refiere a la situación comunicativa, se desarrolla entre

interlocutores con el mismo grado de especialización y, por ende, mediante la exposición de

pruebas empíricas que sirven para validar el grado de contaminación de un determinado curso

de agua. Esto explica que en estos cuatro textos los centros iniciales de control textual sean

acciones del tipo analizar: los agentes-especialistas analizan objetos (entidades naturales

como las bacterias o los metales), cuyo comportamiento (los acontecimientos que refieren a

cambios de estado como aumentar o disminuir) es prueba de una situación particular del

objeto agua, en este caso, de su contaminación.

En los manuales –textos 5 y 6–, la función predominante de informar se despliega mediante

secuencias expositivo-explicativas centradas en la situación misma (la contaminación), que se

104
asocia con los objetos (las entidades naturales) que sirven para determinar la calidad del agua

y con sus causas y efectos. Las acciones, por su parte, solo aparecen en secuencias narrativas

que ejemplifican investigaciones puntuales o en segmentos en los que se instruye acerca de

cómo diagnosticar o prevenir la contaminación. La razón de esto es que lo que se comunica a

un destinatario menos experto en el tema es cómo caracterizar la contaminación, cómo

reconocerla y cómo medirla. La asimetría a nivel situacional se advierte también en la función

directiva, secundaria respecto de la función informativa, que tiene una finalidad

eminentemente prescriptiva y se realiza en los textos como recomendar y dar instrucciones.

En la figura 7 se representa la red conceptual elaborada a partir de los rasgos comunes de los

seis textos del corpus, aclarando los diferentes centros de control textual.

2.4. El nivel formal

En lo que refiere al nivel de la superficie textual, los textos 1, 2, 3 y 4 se ajustan a las

máximas retóricas del artículo de investigación. Dentro de los aspectos sintácticos que

caracterizan a esta clase textual, se destacan los recursos que contribuyen a crear un efecto de

objetividad; en particular los que buscan la desagentivización, ya sea mediante el uso de

formas verbales impersonales como mediante la preferencia por terceras personas no

animadas en lugar de sujeto (La remediación definitiva de estos sitios requiere la extracción

de los contaminantes). Los dos textos extraídos de manuales, por su parte, siguen las máximas

estilísticas del género en la medida en que recurren a formas gramaticales que reflejan la

preocupación del productor textual por incluir al destinatario en el discurso. De este modo, se

apela a la primera persona del singular y del plural –El lector sabrá perdonar mi insistencia...

(texto 5); En la Introducción hemos enunciado los conceptos básicos... (texto 6)– y a la

segunda del singular: ¿qué esperaría Ud. encontrar en un río...? (texto 6). Asimismo se

recurre a formas de la modalidad interrogativa e imperativa (por ejemplo, el infinitivo con

105
valor directivo en el texto 6: Repetir la observación de las mismas muestras a las 24 y a las

48 horas).

Los cuatro primeros textos tienen en común el hecho de presentar un escaso tratamiento del

léxico. Esto se explica por la simetría presupuesta entre destinador y destinatario. Por el

contrario, los textos 5 y 6, que pertenecen a la clase textual manual, abundan en recursos de

tratamiento tales como definiciones y reformulaciones (por ejemplo, en el texto 5: Puede

decirse, de manera muy general, que toda contaminación es una perturbación en el

transporte que no ha sido asimilada por la evolución).

El tipo de subtítulos (paratexto lingüístico) así como la gráfica (paratexto icónico) empleados

en los artículos de investigación responden más a la disciplina en la que fue producido el texto

que al género en sí. Uno de los aspectos típicos de los artículos que se centran en resultados

de las ciencias experimentales es que organizan los apartados mediante títulos que anticipan la

función del fragmento textual que titulan: introducir la investigación; presentar la

metodología empleada para validar la hipótesis; comunicar los resultados obtenidos. Otra

característica de los textos científicos del dominio de la ecología es el empleo de gráficos y

tablas para volcar los resultados de las pruebas empíricas. Este recurso, que permite condensar

gran cantidad de información en poco espacio, presupone la competencia del destinatario

necesaria para descifrar este tipo de elementos icónicos, que siguen pautas de codificación

específicas de un ámbito especializado (ver ejemplos en el cuadro 3).

Tanto el texto 5 como el 6 se asemejan en que se estructuran mediante subtítulos que

anticipan el contenido semántico de la sección que encabezan y, por tal motivo, adquieren un

valor resuntivo. Al analizar los títulos empleados en uno y otro texto se advierte en ellos una

mayor asimetría entre destinatario y destinador, presente, sobre todo, en el acento puesto en la

actitud didáctica de este último. Así, por ejemplo, el subtítulo “Diagnosis y vigilancia” del

texto 5 encuentra en “¿Cómo se mide la contaminación?”, del texto 6, una reformulación en

106
que el tono remeda al del docente en situación de clase. Esta misma diferencia entre los dos

manuales aparece en el tratamiento de la gráfica. La mayor parte de los gráficos incluidos en

el texto 5 exigen un saber especializado por parte del destinatario. Por el contrario, la variedad

y el tipo de gráfica –desde tablas hasta viñetas humorísticas– del texto 6 permite postular un

destinatario con menos experticia en la iconografía propia de la disciplina en cuestión (ver

ejemplos en la continuación del cuadro 3).

3. Conclusiones

En este capítulo se han expuesto, por un lado, los principios teórico-metodológicos adoptados

para el tratamiento textual y, por otro lado, se han empleado estos principios para elaborar una

tipología, cuya aplicación hizo posible postular el carácter especializado de un corpus textual

y fundamentarlo a partir de los modos en que las distintas dimensiones –situacional,

funcional, semántica y formal– se manifiestan en los textos.

Así, a nivel situacional, el texto de especialidad se ha caracterizado como el producto de una

interacción comunicativa especializada, marcada institucionalmente, en la que el rol social

adoptado por el destinador es el de experto y en que el destinatario puede ser más o menos

especialista. En el nivel funcional, este tipo de texto organiza la selección y la distribución de

actos ilocutivos en relación con las funciones comunicativas de informar y de dirigir, y tanto

la jerarquía funcional como la estructuración y realización del contenido dependen de la clase

textual. Las máximas de formulación de cada clase rigen, a su vez, los aspectos estilísticos de

estos géneros, que se manifiestan en el nivel formal. En cuanto al contenido semántico, el

tema y el despliegue temático de los textos especializados se encuentran fuertemente

determinados por su orientación hacia un referente que es abordado como objeto de estudio en

un dominio específico de un área del conocimiento.

107
La aplicación de la tipología de múltiples niveles puso en evidencia, además, que los seis

textos especializados que constituyen el corpus presentan diferencias en cuanto a su grado de

especialización, y que estas diferencias se manifiestan a la vez que se reconocen en el modo

en que se realizan los parámetros de los distintos niveles. Así, los más especializados son los

textos 1, 2, 3 y 4, en los que la comunicación se da entre especialistas, prevalece la función de

dirigir a partir de la argumentación y se evidencian las características formales del artículo de

investigación. El texto 5, producido con una perspectiva didáctica por especialistas para

futuros especialistas en limnología, en los que la función directiva –subsidiaria de la

informativa– se realiza como recomendar, es de especialización media-alta. Y, finalmente, el

texto 6, que coincide con el 5 en que puede caracterizarse como un manual, fue tipologizado

como de especialización media, debido a la asimetría que presenta entre el destinador

especialista y el destinatario semi-especialista, así como a la frecuente presencia de secuencias

en las que la función de dirigir se plantea como dar instrucciones. De este modo, podemos

concluir que los textos del corpus tienen un alto grado de especialización: cuatro de ellos son

muy especializados, uno muestra un grado medio-alto de especialización y el último es un

texto de especialización media.

Por su parte, las redes conceptuales, construidas para cada texto, nos han permitido dar cuenta

de la cercanía cognitiva que existe entre ellos. En efecto, objetos, acciones, situaciones y

acontecimientos hacen referencia a los mismos conceptos en los seis textos. Por un lado, se

refieren a agentes humanos que se relacionan con entidades naturales localizadas en el agua,

mediante acciones vinculadas con la observación y el análisis, y, por otro lado, a objetos o

acontecimientos, que, mediante los procesos de transformación de esas entidades naturales,

remiten siempre a la misma cualidad: la contaminación. La proximidad conceptual entre los

textos, constatada en la posibilidad de construir una red conceptual común para todos, puso en

evidencia, además, que los cuatro textos más especializados, cuya perspectiva temática es

108
científico-aplicada, presentan un mismo centro de control textual, distinto del que manifiestan

los dos textos menos especializados, destinados a aprendices. Esto es así porque, desde el

punto de vista conceptual, los cuatro artículos de investigación se organizan sobre la base de

acciones: se analizan los cursos de agua y se determina la contaminación que presentan; lo

que se quiere demostrar –la información nueva– es el tipo y el grado de contaminación del

agua. Los dos manuales, en cambio, están conceptualmente organizados a partir de la

contaminación entendida como una propiedad del agua que se explica por una serie de

transformaciones que las sustancias en ella contenidas pueden sufrir y que el limnólogo debe

analizar. En suma, mientras que los textos que transmiten resultados de investigaciones

empíricas tienen su centro de control textual en la acción de realizar las pruebas que llevan a

los resultados, el centro de control de los textos cuya perspectiva es didáctica está constituido

por el concepto de ‘contaminación’, que es el que se pretende explicar.

Desde el punto de vista teórico, consideramos que esta investigación aporta evidencias

respecto de la capacidad del enfoque textual para resolver ciertos problemas teórico-

metodológicos de la terminología, ya planteada por Ciapuscio, y acordamos con esta autora

en que “la relación entre los enfoques textuales y terminológicos en el estudio de los textos

especiales no debe ser disyuntiva sino complementaria” (Ciapuscio 2003:43).

Por otro lado, creemos que la propuesta realizada de integrar la noción de ‘redes

conceptuales’ al nivel del contenido de los textos constituye un elemento enriquecedor para la

tipología de múltiples dimensiones, en tanto da lugar a un tratamiento más detallado de la

dimensión cognoscitiva, esencial para estudiar la organización conceptual del texto, puesto

que condiciona la configuración semántica del léxico empleado en él. En este sentido, el

desplazamiento del centro de control textual que se pudo constatar al confrontar las distintas

redes conceptuales aporta evidencia de interés respecto de dos cuestiones fundamentales: en

primer lugar, este desplazamiento podría considerarse una propiedad genérica en el ámbito del

109
discurso especializado, es decir, un rasgo propio de la clase textual que opone, en este caso, el

artículo de investigación al manual; en segundo lugar, puede considerarse un indicio confiable

del grado de especialización de los textos (más o menos especializado).

Finalmente, desde el punto de vista aplicado, esta investigación representa un aporte a los

trabajos lingüísticos basados en corpora en español, dado que la caracterización del corpus de

textos de ecología contribuye al conocimiento más profundo y completo de la naturaleza de

los textos de especialidad. Asimismo, la aplicación de la tipología se comprueba como un

instrumento confiable en el trabajo de selección y evaluación de textos para la conformación

de corpora de investigación, destinados tanto a estudios de orden discursivo-textual como

léxico-semántico.

110
4. Cuadros y figuras ilustrativas

función predominante función subsidiaria


Texto 1 dirigir: demostrar informar
secuencias argumentativa: Dado que se han iniciado medidas de saneamiento narrativa: Se tomaron muestras de agua del río por duplicado, se
en el Río Reconquista, este estudio constituye una línea de base útil trasladaron al laboratorio a 4°C …
para … descriptiva: El arroyo Morón le aporta un importante flujo de
contaminantes de efluentes domésticos …

Texto 2 dirigir: demostrar informar


secuencias argumentativa: Con respecto a los resultados obtenidos en los narrativa: Se seleccionaron dos sitios de muestreo sobre el arroyo
cultivos en lote de las cepas seleccionadas 200H y B101N no se Las Catonas, en los que se tomaron muestras …
detectaron interacciones con el plomo presente durante los descriptiva: El aspecto del arroyo varía a lo largo de su recorrido.
diferentes estadíos de crecimiento, así como no se observó En la cuenca superior se encuentran pocos residuos sólidos
variación en la concentración del cobre en el medio de cultivo. En urbanos en sus márgenes y cauce…
cambio, hubo una fuerte interacción …
Texto 3 dirigir: demostrar informar
secuencias argumentativa: La distribución espacial de la mayoría de los narrativa: A lo largo del año 1998 se llevó a cabo el muestreo de
elementos analizados muestra que las concentraciones tienden a aguas extraídas de 28 pozos profundos…
aumentar hacia el centro de la cuenca hidrogeológica, a lo largo de descriptiva: El sector estudiado se encuentra dentro de la región
un eje que posee una dirección NO-SE, dirección que corresponde denominada por Tinco et al. (1984) como provincia hidrogeológica
al sentido del movimiento regional del agua subterránea. de la llanura oriental…

Cuadro 1: Jerarquía ilocucionaria y secuencias predominantes (nivel funcional).

111
Texto 4 dirigir: demostrar informar
secuencias argumentativa: Se verificó la contaminación de las aguas narrativa: Se muestrearon 25 sitios ubicados en 4 zonas distintas
subterráneas en las zonas industriales, como consecuencia de la de la ciudad …
actividad del hombre En cuanto a los parámetros bacteriológicos, descriptiva: … en la mayoría de los casos el agua es utilizada
la no potabilidad de las muestras se debió … para consumo humano, desconociendo su potabilidad

Texto 5 informar: exponer dirigir: recomendar


secuencias expositiva: Contaminación o polución es un término más jurídico argumentativa: Más sugerente y útil es la aplicación de principios
que limnológico, pues significa solamente que un recurso ha generales de la limnología a la consideración de los segmentos
cambiado de tal modo que ya no es utilizable … impurificados de un río.
explicativa: En un río contaminado, la estructura normal vertical instructiva: El limnólogo, en este caso, debe entender que la
de un ecosistema acuático está exagerada y deformada, porque el legislación ha de incluir alguna referencia cuantitativa y se le
gradiente máximo se hace aproximadamente horizontal. puede convencer que la proponga.

Texto 6 informar: exponer dirigir: dar instrucciones


secuencias expositiva: En síntesis, un río no es solo una corriente de agua instructiva: Actividad Nº 20 Haga un listado de posibles
estirada sobre la tierra y que drena un área: también es un conjunto intercambios en un ecosistema fluvial, clasificando a) Entradas de
de ecosistemas acuáticos, un conector de ecosistemas diversos … energía y materiales, y b) Salidas. No olvide incluir …

Cuadro 1 (continuación): Jerarquía ilocucionaria y secuencias predominantes (nivel funcional).

112
Perspectiva
Texto 1 Dentro del marco de un proyecto más amplio sobre evaluación ecotoxicológica del Río Reconquista, el objetivo de este trabajo consistió en
determinar las tendencias parciales de parámetros físicos, químicos y biológicos, con el fin de profundizar la caracterización de este río.

Texto 2 En este trabajo se presentan los resultados obtenidos en el estudio de los niveles de metales y estado sanitario que presentan las aguas
superficiales e intersticiales y los sedimentos en el arroyo Las Catonas. De estas aguas se aislaron y caracterizaron cepas autóctonas
multirresistentes (tolerantes) a dichos metales, estudiando posteriormente la distribución de los mismos durante períodos de cultivo en lote, con
el objeto de evaluar su potencial uso en procesos de biorremediación de aguas contaminadas.
Texto 3 Por tal motivo se realizó un relevamiento con el objeto de estudiar la presencia, contenido y distribución de metales pesados en las aguas
subterráneas profundas de este sector.
aplicada

Texto 4 El objetivo del trabajo es evaluar la calidad actual de las aguas subterráneas en la ciudad de Rafaela.

Texto 5 uso de la gráfica (figuras y esquemas) como recurso explicativo


prólogo: [Este libro] Corresponde a una visión personal de lo que debería contener la limnología, cuando se trata de comunicar esta ciencia a
estudiantes que traen una preparación determinada y que deberán enfrentarse con una problemática local también definida.
Texto 6 uso de la gráfica (recuadros, figuras y negritas) como recurso didáctico
prólogo: Este curso tendrá una fuerte base ecológica, pero será en realidad un curso de Medio Ambiente (...) Como dijimos, el tratamiento de
didáctica

temas ambientales, especialmente cuando éstos afectan a la salud, suelen ser buenos motivadores y pueden ser una herramienta accesible y
eficaz para la conexión entre el aula y la sociedad. Por eso le sugerimos algunas actividades que pueden ser coordinadas con docentes de otras
áreas.
Cuadro 2: Perspectiva sobre el tema textual (nivel del contenido semántico).

113
biorremediación
ACCIÓN
posibilidad de

resistir
metales pesados ACONTECIMIENTO
localización de metales pesados bacterias
fitoplancton localización de
microbiota
agua superficial zooplancton microbiota
entidad afectada agua superficial
OBJETO OBJETO entidad afectada
agua intersticial OBJETO
sedimento
entidad afectada variación espacial OBJETO
entidad afectada exceder
aumentar
disminuir incrementar
ACONTECIMIENTO
ACONTECIMIENTO
determinar determinar
evaluar recuento
ACCIÓN estudio
agente de ACCIÓN

investigador significancia de significancia de


OBJETO agente de

grado de investigador
contaminación grado de
OBJETO
SITUACIÓN contaminación
SITUACIÓN

Figura 1. Red conceptual del texto 1. Figura 2. Red conceptual del texto 2.

114
nitrito, arsénico, etc.
localización de bacterias
agua localización de
metales pesados agua subterránea OBJETO
subterránea entidad afectada entidad afectada
OBJETO
OBJETO OBJETO

entidad afectada
concentración entidad afectada exceder
ACONTECIMIENTO presencia
analizar ACONTECIMIENTO

ACCIÓN
analizar
significancia de ACCIÓN
agente de significancia de
agente de
investigador
OBJETO
grado de investigador
contaminación grado de
OBJETO contaminación
SITUACIÓN
SITUACIÓN

Figura 3. Red conceptual del texto 3. Figura 4. Red conceptual del texto 4.

115
especialista
OBJETO

agente de

definir medir diagnosticar


ACCIÓN ACCIÓN ACCIÓN tratamiento prevención
ACCIÓN ACCIÓN

entidad afectada
vertidos
ACONTECIMIENTO

contaminación disminución de
SITUACIÓN
diversidad
ACONTECIMIENTO
causa de
expulsión
ACONTECIMIENTO
causa de

desagües
ACONTECIMIENTO
atributo de significancia de

agua
OBJETO localización de
organismos
indicadores
OBJETO

especificación de

metales pesados moléculas orgánicas


OBJETO OBJETO

ejemplo de

amoníaco
cobre OBJETO
OBJETO

Figura 5. Red conceptual del texto 5.


116
especialista
OBJETO

agente de enfermedades
SITUACIÓN

definir medir
ACCIÓN ACCIÓN causa de
física
ATRIBUTO

entidad afectada
especificación de

vertidos causa de contaminación química


SITUACIÓN ATRIBUTO
ACONTECIMIENTO

especificación de
biológica
industriales ATRIBUTO
ATRIBUTO
atributo de significancia de
domésticos
ATRIBUTO

localización de
contaminantes
agua
OBJETO
OBJETO

especificación de

primarios secundarios específicos


ATRIBUTO ATRIBUTO ATRIBUTO

ejemplo de

arsénico
OBJETO

Figura 6. Red conceptual del texto 6.

117
centro de control textual
de los textos 1, 2, 3 y 4

analizar
individuo ACCIÓN
humano agente de
OBJETO

entidad afectada
significancia de
transformación contaminación
sustancias ACONTECIMIENTO SITUACIÓN
naturales
OBJETO

centro de control
localización de
entidad afectada textual de los
textos 5 y 6
agua, río, etc.
OBJETO

Figura 7. Red conceptual global, compartida por los 6 textos.

118
Texto 1 Texto 2 Texto 3
Paratexto icónico
4 figuras 3 figuras 2 figuras
4 tablas 5 tablas 1 tabla
Tabla 1. Arroyo Las Catonas (octubre de 2000):
Presencia de metales (ppm) en aguas superficiales,
intersticiales y lixiviado de sedimentos. En aguas, ppm
equivale a mg/L; en sedimentos corresponde a mg/kg.

Zn Cd Pb Cu Ni Co
(ppm) (ppm) (ppm) (ppm) (ppm) (ppm)
Agua 0,375 <0,001 0,018 0,044 0,0045 0,001
superficial 5
(sitio a)
Agua 0,715 0,009 0,044 0,376 0,0057 0,000
superficial 8
(sitio b)
Agua 4,2 0,011 0,14 - 0,055 0,005
intersticial
(sitio a)
Sedimentos 72,47 0,33 30,51 12,4 - -
(sitio a)
Protección <0,03 <0,00 <0,01 <0,02 - -
vida 02
acuática
Activida- <0,03 <0,00 <0,05 <0,20 - -
des 5
agrope-
cuarias

119
Cuadro 3: Paratexto icónico (nivel formal).
Texto 4 Texto 5 Texto 6
Paratexto icónico
2 figuras 16 figuras 12 gráficos
3 tablas 5 tablas 2 tablas

Cuadro 3 (continuación): Paratexto icónico (nivel formal).

120
Corpus textual
Texto 1: Castañé, P. M., Loez, C.R., Olguín, H.F., Puig, A., Rovedatti, M.G., Topalián, M.L.
& Salibián, A. (1998) “Caracterización y variación espacial de parámetros fisicoquímicos y
del plancton en un río urbano contaminado (Río Reconquista, Argentina)”, en Revista
Internacional de Contaminación Ambiental, 14 (2) 69-77.
Texto 2: Ceretti, H. Hughes, E. Ramírez, S. Vullo, D. L. & Zalts, A. (2001) “Metales pesados
y microbiota en un ambiente acuático natural, perturbado por actividades humanas”, ponencia
presentada en la III Jornada de Investigación de la Universidad Nacional de General
Sarmiento, Los Polvorines, Prov. Buenos Aires, 29 de noviembre de 2001.
Texto 3: García, M. G., Araoz M. M. y Del V. Hidalgo, M. (2000) “Contenido y distribución
de metales pesados en las aguas subterráneas del S.E. de Tucumán”, en Farías, H., Pilán, M.,
Borsellino, M., Pece, F., Storniolo, A. & Mattar, M. (eds.) Uso y preservación de los recursos
hídricos den los umbrales del siglo XXI. Memorias del XVIII congreso nacional de agua.
Santiago del Estero: Instituto de Recursos Hídricos, Facultad de Ciencias Exactas y
Tecnologías, Universidad Nacional de Santiago del Estero, CD-Rom.
Texto 4: Panigatti, M. C., Griffa, C. & Boglione, R. (2000) “Evaluación de los niveles de
contaminación en aguas subterráneas de la ciudad de Rafaela, Santa Fe”, en Farías, H., Pilán,
M., Borsellino, M., Pece, F., Storniolo, A. & Mattar, M. (eds.) Uso y preservación de los
recursos hídricos den los umbrales del siglo XXI. Memorias del XVIII congreso nacional de
agua. Santiago del Estero: Instituto de Recursos Hídricos, Facultad de Ciencias Exactas y
Tecnologías, Universidad Nacional de Santiago del Estero, CD-Rom.
Texto 5: Margalef, Ramón (1983) “Contaminación o polución de los cursos de agua”
(capítulo 16, 763-768) y “Ecosistemas forzados” (capítulo 18, 831-834, 849-867), en
Limnología. Barcelona: Omega.
Texto 6: Foguelman, Dina. & Elizabeth González Urda (1994) “El ecosistema río” (capítulo
2, 77-96) y “Las aguas bajan turbias” (capítulo 4, 127-156), en El agua en Argentina. Buenos
Aires: Prociencia-conicet.

121
V. La estructura ilocutiva y la distinción entre géneros discursivos

Susana Gallardo

1. Introducción

Un problema central de la lingüística textual es la selección e identificación de criterios que

permitan caracterizar y tipificar textos. Con este fin se han realizado muy variadas propuestas,

pero las más productivas han sido las que se basan en factores múltiples y tienen en cuenta

tanto los componentes pragmáticos del texto –función y situación− como los semánticos y

léxico-gramaticales (Heinemann y Viehweger, 1991; Heinemann, 2000). En particular, en el

dominio del texto especializado en español, la consideración de factores múltiples ha

permitido establecer tipologías y distinguir clases textuales según diferentes niveles de

especialidad (Ciapuscio, 2000; Ciapuscio y Kuguel, 2002), es decir, textos de distinto grado

de complejidad pensados para destinatarios diversos.

Asimismo, en textos de divulgación científica del mismo nivel de especialidad, el análisis de

aspectos funcionales y su correlato en el nivel semántico y léxico-gramatical también permitió

establecer géneros y subgéneros. Por ejemplo, los textos de medicina pueden diferenciarse de

los que tratan temas de otras disciplinas científicas (más allá del contenido temático) por la

presencia de una función directiva explícita. En efecto, los artículos sobre temas médicos,

además de brindar información, ofrecen consejos (o recomendaciones) al público para cuidar

la salud; esta función directiva se observa en otras disciplinas como la computación, pero es

raro hallarla en textos sobre paleontología, astronomía o biología celular, entre otros dominios

de la ciencia. 54 Es decir que un rasgo situacional, como el área disciplinar, puede

correlacionarse, en el nivel funcional, con la presencia de una función directiva, además de la

función informativa propia de textos que comunican temas científicos. También, en el interior

54
Moirand (1997) encuentra recomendaciones en textos de astronomía. También en el área de medio ambiente
es posible hallar consejos.

122
de un dominio disciplinar, pueden distinguirse subgéneros según la configuración que adoptan

las ilocuciones.

En este capítulo me centraré en géneros que pueden denominarse, de manera general,

directivos (o con función directiva), y dentro de ellos, intento distinguir subgéneros sobre la

base de la estructuración ilocutiva. 55 En primer lugar presentaré los lineamientos teóricos;

luego me detendré en los textos directivos y analizaré la estructura ilocutiva, determinando

tipos de ilocuciones principales y subordinadas, con el fin de mostrar que cada género

presenta rasgos funcionales diversos.

2. Estructura funcional del texto

Existen diferentes modelos para explicar por qué los hablantes eligen determinadas formas

lingüísticas y qué razones inciden para que ciertas estructuras tengan éxito y otras fracasen o

no puedan cumplir el propósito comunicativo.

Uno de esos modelos es la Teoría de la Estructura Retórica (RST), que persigue el objetivo de

describir y caracterizar la estructura jerárquica de los textos en términos de las relaciones

funcionales que se establecen entre sus diferentes partes (Abelen et al., 1993; Mann et al.,

1992; Mann y Thompson, 1988). Esas relaciones, que se establecen entre unidades de texto de

diferente extensión (cláusulas o conjuntos de cláusulas), son del tipo núcleo-satélite, lo que

indica que una de las unidades posee un rol central y la otra, u otras, un rol periférico.

Desde una perspectiva pragmática, Brandt y Rosengren (1992) han propuesto algunos

principios que determinan la estructura textual. Su interés se centra en las acciones

lingüísticas que efectúa el emisor para cumplir sus propósitos comunicativos, y la forma en

que dichas acciones se estructuran y organizan. Esta propuesta tiene algunos puntos en común

con la RST, pero su enfoque es diferente, pues la unidad mínima que conforma la estructura

55
Este capítulo es una reelaboración y ampliación de trabajos realizados con corpus de textos de medicina,
informática y prospectos medicinales (Gallardo, 2003; 2004 a y b, 2005 a y b, 2006).

123
ilocutiva no es proposicional (como en la RST), sino accional: es la ilocución o acto de habla.

El supuesto de partida es que todo texto consta de una jerarquía ilocutiva, compuesta por una

ilocución superior o dominante que expresa el propósito del emisor, y una o varias ilocuciones

de apoyo que sirven al objetivo de que la principal alcance el éxito. Para las autoras, que

enfatizan la interdependencia entre gramática, semántica y pragmática, toda ilocución, así

como todo texto, presenta dos caras, una pragmático-ilocutiva y otra lingüístico-gramatical.

Las unidades de la primera son las ilocuciones, que se organizan en una estructura ilocutiva.

En ésta, a su vez, pueden distinguirse dos dimensiones o niveles: la jerarquía y la secuencia.

La primera se refiere a la forma en que la ilocución dominante y las subordinadas se

distribuyen en distintos niveles; la secuencia se refiere al orden en que se suceden las

ilocuciones. La dimensión lingüístico-gramatical o nivel de formulación es la parte visible y

audible del texto, donde las ilocuciones se realizan a través de diferentes opciones léxico-

gramaticales.

2.1. Configuración jerárquica de las ilocuciones

Si bien un texto puede contener una sola ilocución dominante y una función de apoyo, en

general las jerarquías son más complejas, con varios niveles y diversas ilocuciones en cada

uno que pueden apoyar una misma ilocución y, a su vez, estar apoyadas por otras. Cabe

señalar que el carácter de función de apoyo no es intrínseco a la ilocución, sino que es

adquirido en la jerarquía ilocutiva. Esto significa que una ilocución puede ser una orden o un

consejo y, al mismo tiempo, cumplir una función de apoyo en una jerarquía determinada. La

ilocución dominante, por lo general, se encuentra expresada, pero muchas veces está implícita

y, a los fines del análisis, es necesario abstraerla.

Brandt y Rosengren simbolizan la jerarquía ilocutiva mediante un diseño arbóreo: en el

extremo superior colocan la ilocución dominante y de ella parten ramas, hacia abajo, donde se

124
ubican las funciones de apoyo, que a su vez pueden tener apoyos en niveles inferiores. A

continuación (Figura 1) se muestra un esquema con una ilocución dominante, apoyada por

ilocuciones en distintos niveles.

Figura 1: Esquema arbóreo de una jerarquía ilocutiva

Iloc.1

Iloc.1.1 Iloc.1.2

Iloc.1.1.1. Iloc.1.1.2 Iloc.1.2.1

La construcción de la jerarquía ilocutiva está determinada por un principio superior, el

“principio de éxito”, basado en el supuesto de que para lograr sus objetivos comunicativos, el

emisor necesita, a veces, apoyar la ilocución dominante. Para alcanzar el propósito principal,

primero es necesario obtener metas jerárquicamente subordinadas (Motsch y Pasch, 1987;

Gülich y Kotschi, 1987). Al efectuar un acto ilocutivo, un hablante puede proponerse, por

ejemplo, que su interlocutor realice una acción. Pero, para alcanzar esa meta, debe conseguir

que el destinatario comprenda el objetivo perseguido, reconozca y acepte la intención del

locutor y quiera que el objetivo sea logrado.

Para alcanzar esas metas subordinadas, el hablante puede formular ilocuciones de apoyo, que

pueden ser de dos tipos: subsidiarias y complementarias. Las primeras, que tienen la finalidad

de asegurar de manera directa el éxito de la ilocución dominante, pueden cumplir cuatro

metas diferentes:

I. que el destinatario comprenda lo que el emisor quiere de él

II. acepte la ilocución dominante como apropiada

III. esté dispuesto a la reacción deseada

IV. pueda llevar a cabo la acción deseada

125
Para alcanzar la meta I, el hablante puede especificar, ejemplificar o explicar el contenido

de una ilocución; para lograr la meta II, puede enunciar una justificación. Las funciones

complementarias contribuyen de manera indirecta al objetivo principal, y están orientadas

al contexto, a establecer una buena relación con el destinatario mediante frases amables o

amistosas, por ejemplo las fórmulas de saludo en la correspondencia comercial. Cabe

señalar que las funciones de apoyo no son, en sentido estricto, ilocuciones, pues difieren de

actos de habla como, por ejemplo, órdenes o consejos. Constituyen un tipo especial de

acciones lingüísticas denominadas acciones de composición textual (Gülich y Kotschi

1987).

Con el fin de ilustrar los apoyos para el logro de las distintas metas, a continuación se

ofrecen algunos ejemplos adaptados a partir del artículo Brandt y Rosengren. El fragmento

1 muestra que, para que un acto de habla sea exitoso, es importante que el destinatario

comprenda el propósito del emisor. Éste realiza un acto de habla directivo que puede

interpretarse como un pedido o como una orden. Ante la pregunta del oyente, que expresa

su necesidad de eliminar esa ambigüedad, el emisor explicita cómo tiene que interpretarse

su acto de habla.

1. A. Por el momento, no viaje.


B. ¿Es una orden?
A. No, un pedido. Naturalmente, usted decide.

En el ejemplo siguiente (2) el hablante formula un pedido y luego lo justifica para que el

interlocutor lo acepte (meta 2). En este caso, el empleo de una fórmula performativa (le

pido) no deja dudas acerca del propósito comunicativo.

2. Le pido que postergue su viaje. En este momento tenemos mucho trabajo.

126
En 3, el emisor realiza un pedido (o una orden) y efectúa una aserción que, según Brandt y

Rosengren, tiene el propósito de motivar al oyente a realizar la acción. En realidad, parecería

no haber diferencia entre los tipos de apoyo en los ejemplos 2 y 3, pues en ambos casos el

emisor brinda una justificación.

3. Cortá el césped ahora. Mañana estará muy largo para que lo puedas cortar con la vieja cortadora.

En el ejemplo 4, el hablante formula su pedido (u orden) y proporciona un dato que puede

ser imprescindible para que el destinatario ejecute la tarea requerida (meta 4).

4. Cortá ahora el césped. La cortadora está en el garage.

En síntesis, Brandt y Rosengren distinguen cuatro tipos de funciones subsidiarias según el

objetivo que cada una contribuya a alcanzar en relación con la meta ilocutiva fundamental.

Pero las autoras no especifican criterios para establecer qué función contribuye con un

objetivo determinado. Es claro que una especificación favorece la comprensión, un dato

preciso puede ayudar al destinatario a realizar lo solicitado y la justificación o

fundamentación contribuye a lograr la aceptación. Pero no resulta tan evidente qué tipo de

acción lingüística puede motivar 56 a alguien a realizar lo que se le pide, como vimos en los

ejemplos 2 y 3. Por ello, tal vez resulte más apropiado considerar sólo tres etapas en el logro

del objetivo fundamental, y subsumir la aceptación y la motivación en una sola meta.

Además de las funciones mencionadas, Brandt y Rosengren consideran el papel que

desempeñan en la jerarquía ilocutiva ciertos sintagmas que forman parte del contenido

semántico de la ilocución, pero no constituyen por sí mismos una ilocución. Estos sintagmas

(cláusulas subordinadas, construcciones adverbiales o preposicionales, entre otras),

denominados unidades informativas, aunque poseen menor relevancia comunicativa que una

56
Una de las acepciones del verbo motivar es “aducir o explicar los motivos o razones de cierta cosa, apoyar,
fundamentar”. También se define como: “estimular a alguien suscitando su interés para que se sienta animado a
hacer algo”. Al dar razones, se motiva mediante argumentos objetivos. Pero el motivar en el sentido de
estimular, depende de factores subjetivos. Además, al fundamentar un pedido, por ejemplo, se puede lograr que
el destinatario lo acepte y también se lo puede motivar a cumplirlo. Una misma función puede contribuir a
alcanzar ambos objetivos.

127
ilocución, 57 también contribuyen al éxito comunicativo. A continuación se ilustra la

diferencia entre una función de apoyo realizada mediante una ilocución independiente y el

apoyo brindado por una unidad informativa:

5. Mañana estoy de viaje. Por eso le quiero pedir que me reemplace.


6. Dado que mañana estoy de viaje, le pido a usted que me reemplace.

En el ejemplo 5, hay dos actos de habla: una aserción y un pedido. La aserción informa sobre

un suceso, un viaje, presentado como fundamentación del pedido: que el destinatario

reemplace al emisor. En 6, en cambio, hay una sola ilocución, un pedido de reemplazo, que se

fundamenta con una unidad informativa, una cláusula causal. En este caso, el hecho de que el

emisor salga de viaje no se encuentra afirmado sino presupuesto. En ambos ejemplos se

fundamenta la ilocución, es decir, se busca lograr que el destinatario acepte el pedido, es

decir, que esté dispuesto a reemplazar al emisor.

2.2. Secuencia de las ilocuciones

Como ya señalé, las ilocuciones no sólo constituyen una jerarquía sino que, también, se

disponen en una secuencia en cuya organización influyen factores pragmáticos, semánticos y

cognitivos. En cuanto a los primeros, la jerarquía puede determinar que la dominante sea

formulada en primer término, pues es improbable que una función de apoyo perteneciente a

un nivel muy bajo de la jerarquía aparezca al inicio. La secuencia también está determinada

por el contenido temático: la sucesión causal y temporal de los hechos, o las relaciones de

especificación. Por lo general, los acontecimientos iniciales se mencionan antes que los

hechos finales de un transcurso de sucesos, y una especificación suele seguir a la ilocución

especificada (van Dijk, 1977). En la secuencia también influyen el género, el tipo de relación

57
La menor relevancia comunicativa se debe a que el contenido de una cláusula subordinada se marca como
menos importante que el de una ilocución independiente

128
social entre emisor y destinatario, el contexto y el objetivo del emisor. Ciertas expresiones,

como en primer lugar, finalmente, además, entre otras, hacen evidente la secuencia y

señalizan partes del texto.

2.3. Capacidad explicativa de la estructura ilocutiva

La propuesta de Brandt y Rosengren, si bien coincide con la RST en postular una estructura

jerárquica con relaciones funcionales entre las unidades que la componen, se destaca por la

mayor sencillez y homogeneidad de sus categorías y resulta adecuada para los objetivos de

describir, explicar y contrastar textos. El hecho de considerar las unidades que conforman la

jerarquía como actos de habla (y no como proposiciones) pone de relieve el carácter accional

e intencional del texto, así como la existencia de propósitos comunicativos y condiciones de

éxito o de fracaso. Además, la agrupación de las funciones de acuerdo con el éxito

comunicativo y el logro de metas subordinadas al objetivo principal, así como la distinción

entre funciones subsidiarias y complementarias, parece más apropiada que la categorización

en relaciones ideacionales e interpersonales que se postula en la RST, debido a que estas

metafunciones se cumplen en forma simultánea en cada acto de habla. Es decir, lo

interpersonal y lo ideacional pueden estar presentes tanto en una función orientada a la

comprensión como en una destinada a la aceptación del propósito comunicativo.

El estudio de la estructura ilocutiva de los textos y de los procedimientos léxico-gramaticales

mediante los cuales se realizan las ilocuciones principales y las funciones de apoyo, puede

ofrecer criterios para caracterizar y distinguir géneros discursivos. De este modo, es posible

predecir que algunas funciones pueden predominar en ciertos géneros y estar ausentes en

otros. Por ejemplo, en artículos de la prensa sería extraño hallar las fórmulas de

agradecimiento y saludo prototípicas de las cartas comerciales.

129
3. Los géneros directivos

Los usuarios de una lengua, por lo general, no tienen problema para distinguir una noticia

periodística de un relato de ficción, o una receta de cocina de un prospecto medicinal. Pero

¿cómo se realiza la asignación de un texto a un género discursivo? Las teorías textuales de

orientación cognitivo-comunicativa parten del supuesto de que los hablantes poseen un saber

sobre estructuras globales que los capacita para producir y comprender textos (Beaugrande y

Dressler, 1981; Heinemann y Viehweger, 1991). Ese saber permite a los hablantes relacionar

géneros discursivos con contextos, situaciones e instituciones. Incluso, pueden producir un

mismo género 58 en distintas situaciones comunicativas.

La idea que subyace a esta concepción es que, al asignar un texto a un género determinado,

los hablantes reparan en componentes muy diversos, que se combinan entre sí de manera

variada, y, en algunos casos, pueden predominar ciertos factores, por ejemplo los

situacionales, mientras que, en otros, pueden tener mayor relevancia los aspectos léxico-

gramaticales. Desde esta perspectiva, parece imposible delimitar géneros discursivos de

manera adecuada sobre la base de un criterio único. Así, Heinemann y Viehweger (1991) y

Heinemann (2000), que han postulado una tipología multidimensional basada en criterios

múltiples, consideran que los textos pueden describirse según cuatro niveles: el funcional, el

situacional, el de contenido temático y el formal-gramatical (Cfr. Introducción, este volumen)

Dado que mi interés reside en el análisis de la estructura funcional de los textos, me centraré

en el primero de los niveles, el funcional, y, en particular, en una de las funciones, la

directiva.

58
En los estudios sobre tipologías textuales existe diversidad terminológica: la lingüística francesa emplea la
denominación género discursivo, mientras que la lingüística textual utiliza los términos clase textual y tipo
textual. El primero refiere a las clasificaciones empíricas realizadas por los miembros de una comunidad
lingüística. En cambio, tipo textual se reserva para una clasificación científica de los textos. En la gramática
sistémico-funcional, los conceptos técnicos empleados para explicar la variación entre los textos son registro y
género (Christie y Martin, 1997; Eggins y Martin, 1997; Halliday, 1985; Swales, 1990).

130
3.1. Función textual directiva

El nivel funcional se refiere al saber de los hablantes sobre la función textual, o el propósito

que persigue un género determinado. Resulta claro que no es lo mismo recibir una tarjeta de

Navidad, una intimación de pago o el resumen bancario.

De las diversas funciones comunicativas de los textos 59 , me centraré en la función dirigir, que

se realiza cuando el productor textual se propone influir en el interlocutor para que éste

ejecute una acción o adhiera a una tesis determinada. Esta función se corresponde con los

actos de habla directivos de Searle (1969), con la función apelativa de Brinker (1988), y con

lo que Lyons (1977: 678) denomina instrucciones, definidas como “enunciados que imponen,

o proponen, una cierta línea de acción o modelo de comportamiento e indican lo que debe

llevarse a cabo”. Este término abarcador comprende órdenes, pedidos, súplicas, así como

recomendaciones, y también instrucciones en un sentido más estricto. Todos estos actos de

habla comparten la condición general de que el hablante debe creer que el destinatario es

capaz de cumplir con la instrucción.

Tanto en español como en muchas otras lenguas, la diferencia entre instrucciones y

aseveraciones se encuentra gramaticalizada en el modo verbal: el imperativo, forma

prototípica para realizar estos actos. El sujeto de una oración de imperativo se refiere al

destinatario, pero ello no impide que el sujeto se exprese en tercera persona, porque, de hecho,

podemos transmitir una orden o petición en forma indirecta a través de un intermediario. No

obstante, existen diversas opciones lingüísticas para expresar actos de habla directivos.

Pero ¿qué distinciones pueden establecerse entre los diferentes subtipos de actos directivos?

Podemos considerar, por un lado, la autoridad del hablante para efectuar cada uno de estos

59
Heinemann y Viehweger (1991) postulan cuatro funciones: a) Expresarse: manifestar sentimientos y
opiniones. b) Contactar: iniciar o mantener contacto con el interlocutor. c) Informar: recibir o transmitir
información. d) Dirigir: hacer que el interlocutor realice una acción o adhiera a una creencia.

131
actos de habla. Para que una orden o una prohibición sean acatadas, el destinatario debe

reconocer que el hablante tiene autoridad para imponer su voluntad sobre él, aunque ello no es

necesario en un pedido. En las órdenes, la autoridad está basada en el poder, mientras que en

recomendaciones e instrucciones, la potestad reside en el conocimiento.

En términos del beneficiario de la acción que se promueve, en órdenes y pedidos, ese rol

recae en el emisor. En recomendaciones e instrucciones, en cambio, es el destinatario quien se

beneficia al realizar la acción propuesta. De hecho, recomendar se define como aconsejar algo

a alguien para bien suyo. También, la regla de sinceridad para la realización del acto

aconsejar especifica que el hablante debe creer que la acción beneficiará al oyente (Searle

1969).

Respecto de la situación del destinatario, éste se encuentra en una posición subordinada

cuando recibe una orden. En cambio, en recomendaciones e instrucciones se le asigna el papel

de sujeto de aprendizaje. En efecto, la denominación de instruccional supone un emisor que

instruye a un receptor.

La respuesta del receptor también es distinta frente a cada uno de los actos de habla

directivos. En la orden, debe obedecer; pero frente a un pedido, tiene la posibilidad de

rehusar. Para Lyons, una forma de codificar esa opción de rechazo es el añadido de por favor,

o de una pregunta: ¿querés? O ¿lo harías? En recomendaciones e instrucciones, el

destinatario posee libertad para elegir. No obstante, en el caso de instrucciones para un fin

determinado, por ejemplo, hacer funcionar una máquina, la libertad parece estar restringida al

logro del objetivo: si la persona no sigue las instrucciones al pie de la letra, es muy probable

que el aparato no funcione (ver tabla 1).

132
Acto de habla Autoridad del Beneficiario de Situación del Respuesta del
directivo hablante la acción Destinatario destinatario
propuesta
Orden Poder Emisor Subordinación Obediencia

Pedido No es Emisor Indistinta Posibilidad de


necesaria rehusar

Instrucción Conocimiento Destinatario Sujeto Libertad


aprendizaje restringi-da al
objetivo

Recomendación Conocimiento Destinatario Sujeto Libertad para


aprendizaje elegir
Tabla 1: Rasgos de los diferentes actos de habla directivos

Como vemos en la tabla 1, recomendaciones e instrucciones 60 comparten casi todos los

rasgos, salvo la pequeña diferencia señalada en cuanto a la libertad del destinatario.

Otros actos de habla vinculados a la recomendación son la advertencia y el consejo

reconfortante 61 (CR), que también responden al propósito de influir en la conducta del

destinatario. Al igual que la recomendación, la advertencia 62 supone el beneficio del receptor,

pero no propone una acción, sino que sólo señala un hecho como potencialmente peligroso. El

CR tampoco propone una acción para ejecutar sino que manifiesta el propósito del emisor de

tranquilizar al destinatario mediante la negación de un supuesto peligro. Advertencias y

consejos reconfortantes comparten los rasgos especificados en la Tabla 1 para la

recomendación.

Respecto de las instrucciones, estos actos de habla se realizan en aquellos textos que tienen la

finalidad de planificar secuencias de acciones para el logro de objetivos concretos. Los textos

suelen comprender una serie de pasos que deben ser ejecutados en un orden dado (Silvestri,

60
En este caso, empleamos el término instrucción en un sentido estricto, como conjunto de reglas para un fin (y
no como lo emplea Lyons para agrupar a todos los actos de habla directivos).
61
Tomo el término de Brown y Levinson (1987: 98), que emplean el sintagma “conforting advice” para designar
expresiones como “Don’t be sad” (“no estés triste”).
62
Para Searle (1969), el acto aconsejar, cuyas reglas expresan que la acción propuesta es para bien del
destinatario, es semejante a avisar (equivalente de advertir). No obstante, en la advertencia (,) lo beneficioso no
es la acción o hecho futuro, sino el acto mismo de avisar.

133
1995). Ejemplos prototípicos son los manuales para hacer funcionar un artefacto, y las recetas

de cocina, entre otros, que se denominan instruccionales y también procedurales, pues su

objeto es un procedimiento o método para ejecutar una acción.

3.2. Tres géneros con función directiva

En este apartado realizaré una breve descripción de cada uno de los géneros discursivos en

que se centra este estudio: los artículos sobre medicina en la prensa escrita, los artículos sobre

informática y los prospectos medicinales.

Comunicación de temas médicos en la prensa escrita

Los artículos sobre medicina a los que me refiero aquí son los que aparecen en secciones

especiales de los diarios, están dirigidos al público general y redactados por periodistas que

introducen la voz de los expertos para legitimar la información. Los textos seleccionados no

narran un acontecimiento novedoso (una noticia), sino que exponen un tema que representa

un problema: una enfermedad o un fenómeno social vinculado a la salud, por ejemplo, la

automedicación. Estos textos poseen una doble función textual: informativa y directiva, que

se refleja en la superestructura, organizada en un esquema de problema-solución. La primera

parte es informativa, y la segunda, directiva. En la primera, se define el problema, se

especifica la población afectada, se detallan los efectos y las causas. En la segunda, mediante

secuencias directivas, se brinda la solución: consejos sobre diagnóstico, tratamiento y

prevención. 63

63
Esta estructura es similar a la de los artículos de manuales de medicina para el hogar. Asimismo, según relata
Eberenz (2001), en los tratados médicos del siglo XV, cada capítulo se divide en cinco partes canónicas: 1) la
presentación general de la enfermedad, 2) las causas, 3) los síntomas, 4) los posibles pronósticos, y 5) la terapia.

134
Prospectos medicinales

Los prospectos de medicamentos (PM) son folletos explicativos que informan sobre diversos

aspectos del medicamento que acompañan, y aconsejan y advierten acerca de su uso

(Mercado López, 2003). Están redactados por técnicos y médicos de los laboratorios

medicinales y son leídos por el paciente a quien se le prescribe el medicamento, es decir, el

público general (aunque los lectores legos tienen dificultades para su comprensión). 64 La

inserción de este documento dentro del embalaje del producto farmacéutico es obligatoria,

hecho que se encuentra reglamentado en los diferentes países. 65

Los PMs pueden considerarse como textos estereotipados, compuestos por estructuras

preformadas que se llenan con contenidos específicos y guían la redacción (Gülich, 1997;

Gülich y Krafft, 1997). El contenido informativo se encuentra organizado en apartados,

indicados por el título ("Composición", "Dosis", "Contra-indicaciones"). Algunos de estos

apartados tienen un propósito informativo, mientras que otros poseen una función directiva:

recomiendan la dosis y advierten sobre riesgos y efectos secundarios, entre otros aspectos. En

estos últimos apartados, las ilocuciones principales (al igual que en los artículos de la prensa

escrita) son directivas, y comprenden recomendaciones, prohibiciones y advertencias.

Artículos sobre temas de computación

El corpus de textos de computación (extraído del suplemento “Informática” de La Nación)

incluye textos diversos 66 que tienen en común la presencia de actos de habla directivos que se

distribuyen a lo largo del texto, a diferencia de los textos de medicina que concentran los

64
Mercado López (2003) indica que, según un estudio publicado en el periódico El País, “el 84% de los
ciudadanos de los países desarrollados lee los prospectos de medicamentos. Sin embargo, entre el 52% y el 54%
de ellos no entiende gran parte del texto por estar redactado en un lenguaje técnico, impreciso y ambiguo.”
65
En la Argentina, la Disposición 5904/96 de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y
Tecnología Médica (ANMAT) incluye las "Definiciones y lineamientos generales acerca del modo en que
deberá incluirse la información que deben contener los prospectos de las especialidades medicinales cuya
condición de expendio sea la de VENTA BAJO RECETA".
66
En el corpus de informática distinguimos tres grupos de textos: 1) la columna del editor, 2) textos claramente
instruccionales, encabezados por la frase: “El ABC”; y 3) artículos sobre temas generales, que introducen la voz
de la fuente de información.

135
consejos en la segunda parte. Asimismo, en algunos casos, los títulos hacen referencia

explícita a la formulación de consejos, ya sea mediante oraciones interrogativas indirectas del

tipo: Cómo hacer..., o a través de frases con un lexema que refiere al acto de habla

“prescribir“, por ejemplo: Reglas para clasificar mensajes.

4. Estructura ilocutiva

Con el fin de determinar la estructura ilocutiva de un género determinado es necesario, en

primer término, identificar las ilocuciones dominantes y, luego, establecer los tipos de

funciones de apoyo que las acompañan. Así, muestro a continuación cómo se realizan las

ilocuciones principales en la parte directiva de artículos de medicina, prospectos medicinales

y textos de informática. Luego se detallan los tipos de funciones que se emplean en estos

géneros para apoyar esos actos de habla directivos.

4.1. Ilocuciones principales

Las ilocuciones principales de la parte directiva en los géneros estudiados son

recomendaciones e instrucciones (obligaciones y prohibiciones) así como advertencias y

consejos reconfortantes. La realización léxico-gramatical de estos actos de habla puede

abordarse desde la perspectiva de la modalidad deóntica, que se vincula al carácter deseable

(o indeseable) de las acciones (Palmer, 2001; Verstraete, 2001), a diferencia de la modalidad

epistémica (cfr. Ferrari, en este volumen) que se relaciona con la plausibilidad de las

proposiciones. En términos de Lyons (1977: 754), la modalidad deóntica se ocupa de “la

necesidad o posibilidad de los actos ejecutados por agentes moralmente responsables”.

La modalidad deóntica, al igual que la epistémica, es subjetiva y entraña una evaluación del

hablante: si éste recomienda una acción, ello implica que la valora como positiva; si la

prohíbe o propone abstenerse de ella, su valoración es negativa. Pero hay casos en que el

136
hablante no prescribe, sino que, simplemente, evalúa una acción como buena o mala; por

ejemplo, el formular una frase con el verbo deber en pasado no es un acto de prescripción

sino la expresión de un juicio de valor (Taylor, 1961). 67 En efecto, en una prescripción se

supone que la acción propuesta tendrá lugar en un tiempo posterior al de la referencia; las

oraciones en pasado (post eventum), tanto positivas como negativas, expresan juicios de valor

negativos. Ya se diga: debiste hacer x, o no debiste hacer x, se está condenando el acto y al

agente.

Al describir las expresiones modales, pueden distinguirse dos entidades básicas: la fuente y el

agente modal (Verstraete, 2005). La fuente modal, en la modalidad epistémica, es quien juzga

un hecho como posible, probable o necesario. En la deóntica, es quien da el permiso o impone

la obligación. Pero la modalidad deóntica posee, además, un agente modal: la persona de

quien se espera que ejecute la acción propuesta o solicitada. De hecho, algunos autores

(Bybee et al., 1991, 1994; Heine, 1995) han destacado la diferencia entre modalidad

epistémica y deóntica según la orientación al hablante o al agente: la epistémica está orientada

al hablante, que evalúa la factualidad de la proposición; la modalidad deóntica se orienta al

agente que realizará la acción.

Si se considera la fuente modal, las expresiones pueden ordenarse según la fuerza deóntica:

ésta es mayor en la obligación que en el permiso. Respecto del agente modal, el permiso y la

obligación entrañan diferentes presuposiciones respecto del agente (Verstraete, 2005). El

permiso implica que el agente modal quiere realizar la acción, mientras que la obligación

supone que el agente no está dispuesto a realizarla.

Desde la perspectiva léxico-gramatical, las expresiones deónticas pueden explicitar la fuente y

el agente modal, o pueden ocultarlos, y ello significa menor compromiso por parte del emisor

67
Según Taylor (1961), al decir: Debiste haber hecho X, nos referimos a una situación pasada en la cual el
destinatario tuvo la posibilidad de hacer o de no hacer X. El enunciado implica que el destinatario eligió no hacer
X y que esa elección fue incorrecta.

137
y mayor libertad de opción para el destinatario. Para formular un mandato, la elección léxico-

gramatical prototípica es el modo imperativo y los operadores modales deber y poder, que

constituyen la modalidad denominada implícita (la expresión modal forma parte del contenido

de la cláusula). En cambio, se habla de modalidad explícita cuando la expresión modal se

encuentra en una cláusula separada del contenido proposicional o dictum. Según Halliday, las

formas explícitas subjetivas (en primera persona) son más efectivas para dar prominencia al

punto de vista propio; pero las explícitas objetivas transmiten mayor grado de certeza o de

obligación, su mayor fuerza reside en que no imponen la obligación como opinión del

hablante sino como una necesidad objetiva.

La realización de las ilocuciones directivas en los tres géneros

Los géneros estudiados muestran diferencias en la realización de las ilocuciones directivas. En

los textos de medicina de la prensa, 68 las recomendaciones se expresan con bajo compromiso

del emisor, mediante construcciones que no explicitan la fuente modal (es necesario que, hay

que), o formas pasivas con elisión del agente modal (los medicamentos deben ser recetados).

El imperativo casi no aparece para imponer la obligación, solo se emplea en consejos

reconfortantes. En resumen, se tiende a imponer cierta distancia con el destinatario, como se

observa a continuación:

7. “Lo fundamental para curar la enfermedad -advierte Berberian- es que no se suspenda el tratamiento sin
indicación precisa, porque los múltiples abandonos favorecen la aparición de micobacterias resistentes a
los remedios". (Clarín, 22.03.99)

En el ejemplo 7, la obligación está codificada en una frase nominal formada por el artículo

neutro lo más un adjetivo. Esta forma es una de las más empleadas en los textos, junto con

frases nominales como: la solución, la recomendación, el mejor camino, las perífrasis pasivas

68
Estas afirmaciones surgen de un estudio centrado en la parte directiva de un corpus de artículos de secciones
especializadas en salud de los diarios de Buenos Aires Clarín y La Nación (Gallardo, 2003, 2004).

138
con el verbo deber, y las perífrasis con el verbo haber que (hay que) más infinitivo. Estas

expresiones presentan la acción propuesta como una alternativa frente a otras, aunque la

mejor o la más importante.

En los prospectos medicinales, los actos de habla directivos también se realizan, en general,

mediante formas desagentivadas. El imperativo tiene baja ocurrencia y se emplea sólo en

fórmulas estereotipadas como Mantenga este medicamento fuera del alcance de los niños.

Doy un ejemplo a continuación:

8. No obstante al igual que cualquier otro fármaco que se administre durante la misma, el lbuprofeno debe
administrarse inmediatamente después de la mamada y bajo supervisión médica. Al igual que con los
demás antiinflamatorios no esteroides (AINE's), con IBUPIRAC deberá tenerse en cuenta que: Se
aconseja no administrar a pacientes con antecedentes de asma o síndrome de poliposis nasal. (Prospecto
Ibupirac. Ibuprofeno)

En 8 se emplean formas desagentivadas: la voz pasiva sin agente y la construcción impersonal

con se. Si bien la realización de las ilocuciones directivas parece no ofrecer gran diferencia

entre los artículos médicos de la prensa escrita y los PM, sí se observan diferencias en la

estructura ilocutiva (Gallardo, 2006), como veremos más adelante.

En los textos de computación predomina el modo imperativo y las perífrasis modales con los

verbos deber y poder en segunda persona. Es decir, se hace explícito el agente modal, que se

oculta en los textos de medicina y en los PM. De este modo, los textos de computación

parecen establecer menor distancia entre emisor y receptor que los textos de medicina y los

prospectos medicinales. Por otra parte, los actos de habla directivos conforman secuencias de

pasos que deben ejecutarse en un orden dado: se trata de instrucciones y no de

recomendaciones. Estas últimas se orientan a un propósito de carácter más general y de más

largo plazo (prevenir la enfermedad, por ejemplo).

9. En la carpeta almacén se guardan varios archivos con la extensión .dbx, uno por cada bandeja del OE.
Los puede copiar en un CD, diskette u otro medio como archivos normales. Luego, para cargarlos en
una nueva instalación de OE, use simplemente Archivo>Importar>Mensajes y siga las instrucciones del
asistente. Para importar mensajes guardados en un CD se debe tener un recaudo más: quite el atributo de
sólo lectura que se establece para todos los archivos guardados en un CD-ROM antes de que el OE los
pueda utilizar o le dará error. (La Nación, Informática, 22.12.03)

139
El fragmento 9 muestra el empleo de formas que explicitan al agente modal, como el

imperativo y los verbos modales en segunda persona, que alternan con formas desagentivadas

(se debe).

Hasta aquí he mostrado las diferencias, en los tres géneros, en la realización léxico-gramatical

de las ilocuciones principales; en el apartado que sigue me centraré en los tipos y la

frecuencia de las funciones de apoyo que presentan estos textos.

4.2. Funciones subsidiarias y complementarias

Siguiendo la propuesta de Brandt y Rosengren (1992), en el corpus se pueden identificar

funciones de apoyo subsidiarias y complementarias. Entre las primeras, se registran tres

grupos según su contribución a cada uno de los objetivos comunicativos subordinados al

principal. En primer lugar, las funciones de comprensión, que contribuyen a alcanzar el

objetivo 1: que el destinatario comprenda el propósito. Las funciones de aceptación ayudan a

lograr el objetivo 2: que el destinatario acepte la ilocución dominante como apropiada y esté

motivado a realizar lo solicitado. 69 Por último, la función de facilitación colabora con el logro

del objetivo 3: que la acción propuesta pueda ser realizada. Entre las funciones de

comprensión y de aceptación es posible establecer subtipos según los rasgos léxico-

gramaticales de las cláusulas que las realizan y la ubicación respecto de la ilocución principal.

Dentro de las funciones complementarias, no vinculadas en forma directa al propósito

comunicativo, he identificado un solo tipo: empática. A continuación se describen y se

brindan ejemplos de algunas de las funciones mencionadas en los distintos géneros.

69
El objetivo 2 (aceptación) comprende las metas postuladas por Brandt y Rosengren de que el destinatario
acepte el propósito y esté motivado a realizar la acción propuesta.

140
Funciones de comprensión

Las funciones de comprensión se realizan mediante acciones de composición textual, sobre

todo, procedimientos reformulativos o paráfrasis (Gülich y Kotschi, 1987; 1995). Asimismo,

se incluyen en esta categoría las preguntas ficticias (Jones, 1977; Ciapuscio, 1991) que

anticipan el contenido de la ilocución dominante, y las evaluaciones metapragmáticas, 70

comentarios empleados por el locutor principal con el fin de caracterizar y evaluar los actos

de habla o hacer explícita la fuerza ilocutiva de los enunciados de los locutores citados.

Ejemplifico a continuación:

10. Si el virus aparece, se debe hacer un tratamiento de destrucción: esto es, atacar las lesiones que
produce. (Clarín, 16.02.98)
11. En pacientes de riesgo (aquellos con hipovolemia real o efectiva o aquellos con insuficiencia renal
previa) se puede desencadenar una insuficiencia renal aguda o una exacerbación de la insuficiencia renal
preexistente que usualmente revierten al suspender la medicación. (Prospecto Ibupirac. Ibuprofeno,
comprimidos)
12. Repetimos: no se conecte a la Red como administrador, excepto cuando sea estrictamente necesario (al
instalar una actualización, por ejemplo). (La Nación, Informática, 04.08.03)

En 10, la acción reformulativa es introducida por el sintagma esto es, que indica la

equivalencia semántica entre la expresión de referencia y la paráfrasis de paráfrasis de

especificación, destinada a hacer inteligible al lector el contenido de la ilocución. En el

ejemplo 11 (prospecto medicinal), también encontramos una especificación de la expresión de

referencia: pacientes de riesgo. La función de comprensión se realiza aquí en forma

parentética, al igual que la ejemplificación en 12.

Funciones de aceptación

Entre las funciones de aceptación halladas en el corpus se pueden identificar subtipos que

difieren entre sí por su contenido semántico, la forma de realización, la posición respecto de la

dominante y el tipo de conexión que se establece con ella. En tal sentido se pueden distinguir

70
Lucy (1993) designa como metapragmática a la actividad mediante la cual los hablantes describen aspectos de
una situación de habla y guían al oyente en la interpretación de sus emisiones.

141
cuatro tipos de funciones de aceptación: 1) fundamentación; 2) habilitación; 3) concesión; y

4) unidad de propósito.

1) La fundamentación brinda las razones para realizar la acción recomendada y, por ende,

justifica la formulación de la dominante. Su contenido proposicional puede denotar hechos

beneficiosos que resultarían de realizar la acción propuesta, o desfavorables, como

consecuencia de no seguir el consejo.

13. "En algunos casos pueden recetarse analgésicos o relajantes, pero casi siempre conviene tratar de
disminuir la medicación, porque muchas veces crea dependencia", aseguró Salvat. (Clarín, 30.03.98)

14. En los pacientes con insuficiencia hepática grave, se debe administrar una dosis inicial inferior, ya que
pueden presentar una eliminación más lenta de loratadina. (Prospecto Sinaler B. Loratadina
Betametasona).

15. Hay otra cosa muy importante para hacer con la PC: mantener actualizado su sistema operativo y las
aplicaciones, sobre todo las que lidian con la Internet (el browser, el cliente de correo electrónico, los
mensajeros instantáneos), ya que cualquier error en el código que tengan y que sea descubierto por un
pirata podría ser aprovechado para intentar tomar el control de su computadora. (La Nación,
Informática, 01.09.03)

La fundamentación puede realizarse mediante una cláusula causal explicativa, encabezada

generalmente por las conjunciones porque, pues, ya que, como en los ejemplos 13 a 15. Pero

también puede realizarse mediante una ilocución independiente.

2) La función de habilitación (habilita al emisor a formular el consejo) 71 se realiza en forma

antepuesta a la ilocución directiva y favorece la aceptación del propósito del emisor en tanto

brinda información sobre un problema que se resuelve o evita mediante la acción propuesta en

la dominante. El contenido proposicional denota hechos que pueden considerarse como

desfavorables, pues remiten a un problema.

16. Algunos efectos son previsibles y están detallados en los prospectos. Pero en algunos casos el paciente
sufre una reacción que no estaba especificada: esos son los efectos no esperados, que dependen de las
particularidades de cada persona. Por eso, advierten los especialistas, es muy importante que el médico
conozca a fondo la historia clínica del paciente. (Clarín, 04.05.98)

17. Se han informado casos de colitis pseudomernbranosa con casi todos los fármacos antibacterianos,
incluyendo la Amoxicilina, cuya severidad ha sido de leve a peligrosa para la vida. Por lo tanto, es

71
En términos semánticos, se puede hablar de una relación de problema-solución.

142
importante considerar este diagnóstico en pacientes que presenten diarrea subsecuente a la
administración de fármacos antibacterianos. (Prospecto Amoxidal. Amoxilina)

En 16 y 17, los conectores de resultado (por eso y por lo tanto) presentan la recomendación

como una conclusión, lo cual también tiende a favorecer su aceptación.

3) La función de concesión consiste en una aserción, antepuesta a la ilocución dominante,

mediante la cual el hablante conviene o aparenta convenir en algo que podría representar un

obstáculo para la formulación de la dominante. Pero ese hecho no constituye un obstáculo,

por ello la ilocución principal niega o rechaza una posible conclusión derivada de la aserción

previa. Se puede afirmar que, mediante la habilitación el emisor muestra que está

“autorizado” por los hechos a realizar la recomendación, en cambio, a través de la concesión,

manifiesta que ciertos hechos no le impiden formular el consejo. El contraste entre la

dominante y la función de apoyo puede establecerse por medio de la conjunción concesiva

aunque o el conector pero.

18. Los médicos aseguran que la vacuna es un modo de prevención eficaz, pero advierten: sólo actúa contra
la gripe y no asegura una defensa contra otras enfermedades respiratorias. (Clarín, 24.05.99)

19. Correr el Memtest86 es una buena práctica y aconsejo hacerlo con toda máquina nueva o
reacondicionada (es decir, cuando todavía están dentro del período cubierto por la garantía). Pero no
debe creerse que casi siempre aparecerán fallas. Más bien es al revés. (La Nación, Informática,
08.09.03).

20. Aunque no se han observado efectos teratogénicos en la experimentación animal, la administración de


este medicamento durante el período de gestación debe ser decidida por el médico tras una evaluación
de la necesidad terapéutica frente al riesgo potencial. (Prospecto Pulsar Plus)

En 18, la fuente modal (los médicos) afirma las cualidades de un medicamento, pero, ante la

posibilidad de que el público extraiga una conclusión errónea, formulan una advertencia. En

este caso, la ilocución directiva no niega ni excluye el contenido de la afirmación previa, sino

que restringe el alcance de una posible conclusión derivada de ella. En 19, el conector pero

establece el contraste entre dos directivas: un consejo y una advertencia. En el fragmento 20,

perteneciente a un prospecto medicinal, se admite un hecho que no impide al productor

textual formular la recomendación. Vemos así que en los tres géneros esta función opera de

143
manera similar: destaca la importancia de la ilocución dominante y coloca en segundo plano

información que podría quitar valor a la directiva; de este modo contribuye a la aceptación.

4) La indicación del propósito es un subtipo de la función de aceptación y, por lo general,

se indica por medio de un sintagma con la preposición para más un verbo en infinitivo.

21. Los usuarios de las versiones anteriores de este sistema operativo deberán apuntar sus navegadores a
windowsupdate.microsoft.com, donde se les informará de los parches y actualizaciones que Microsoft
recomienda instalar. (La Nación, Informática, 01.09.03)

22. En los pacientes ancianos y debilitados, utilizar la menor dosis efectiva para evitar el desarrollo de
ataxia o sedación excesiva. (Prospecto Alplax.Alprazolam)

La unidad de propósito se puede expresar también en una frase preposicional o en una

cláusula relativa incluida en el sintagma que codifica la fuerza ilocutiva, como se observa en

el ejemplo 21, en la cláusula encabezada por el pronombre relativo donde. Ésta podría

reformularse mediante una cláusula final (para que se les informe...).

Función de facilitación

Mediante la función facilitadora el productor textual brinda información práctica con el fin

de que el destinatario pueda realizar la acción propuesta.

23. Por eso, todos los cachorros deben ser vacunados a partir del tercer mes de vida y revacunados una vez
por año. En el Pasteur las vacunaciones son gratuitas y anualmente se realizan campañas en la ciudad.
(La Nación, 14.07.99)

24. Este medicamento es de uso externo. Ante la ingestión accidental se recomienda comunicarse con un
centro toxicológico. Hospital de Pediatría Ricardo Gutiérrez [teléfono]. Hospital Posadas [teléfono].
(Prospecto Puraloe. Crema)

25. Entre los programas freeware están AVG, AntiVir y Avast. Las versiones comerciales más populares
tienen soporte técnico en nuestro país, como Kaspersky Antivirus ($ 177), McAfee VirusScan ($ 140),
Norton Antivirus ($ 127), Panda Antivirus ($ 119,90). (La Nación, Informática, 01.09.03)

En los ejemplos 23 a 25 (pertenecientes a los tres géneros estudiados) se brindan datos

útiles y precisos que se hallan estrechamente vinculados al contexto, es decir, son válidos

sólo para un público específico. La información consignada en el ejemplo 24 (el teléfono

144
de los hospitales para un caso de emergencia) parece ser obligatoria pues se encuentra en

todos los prospectos. En el corpus de la prensa escrita, esta función puede realizarse de

maneras diferentes, ya sea mediante una cláusula relativa o a través de una ilocución

independiente. Lo que permite identificar esta función no es el tipo de conector, ni la

posición respecto de la ilocución dominante, sino su contenido informativo. La función

facilitadora evidencia las suposiciones del emisor acerca de las necesidades del

destinatario.

Funciones complementarias: empatía

La función empática representa un intento del productor textual por establecer un vínculo

amistoso con el destinatario y crear complicidad. Puede realizarse mediante una cláusula

subordinada, una frase preposicional o una ilocución independiente; puede preceder a la

dominante, hallarse pospuesta o estar incluida en ella. Al igual que la facilitadora, la función

empática no se caracteriza por un tipo de particular de conexión. Es su contenido semántico el

que permite identificarla.

26. Y si la endoscopia no muestra ningún elemento extraño, indica el doctor Corti, "hay que tratar de
modificar las condiciones de vida". Esto implica fumar menos, no consumir medicamentos o alimentos
que estimulen la secreción de ácido y –empresa difícil en estos días- tratar de reducir el nivel de estrés.
(Clarín 07.12.98)

27. El gusano Sobig todavía anda dando vueltas. Para que este y otros virus no tomen por sorpresa su PC, le
damos todos los trucos y el software para defenderla. En esta nota, le explicamos cuáles son los pasos
por seguir para proteger la computadora. Lo mejor de todo es que no son muchos, y es fácil lograr
automatizarlos. (La Nación, Informática, 01.09.03)

En el ejemplo 26, el emisor manifiesta el reconocimiento de las dificultades que,

supuestamente, podría tener el destinatario para llevar a cabo la acción que se recomienda; en

27, comparte con el lector una información positiva.

Como hemos visto, los tres géneros estudiados presentan los mismos tipos de funciones

subsidiarias, la diferencia reside (como veremos en 4.3) en la proporción de éstas respecto de

las ilocuciones dominantes. La función de empatía (complementaria) se halla sólo en los

145
textos de la prensa escrita (medicina e informática), y está ausente en los PM. En la tabla 2 se

resumen los tipos y subtipos de funciones de apoyo.

Tipo de función Procedimientos Hechos denotados


Subsidiarias Comprensión Especificación En sentido amplio, el
Ejemplificación mismo contenido
Preguntas ficticias semántico de la
Evaluac. ilocución dominante
Metapragmáticas
Aceptación Fundamenta Ilocución independiente
Hechos favorables (o
-ción sin conector desfavorables) que
Unidad informativa resultan de ejecutar (o
no) la acción propuesta
Habilitación Conexión de resultado Hechos desfavorables
que autorizan a
formular la dominante
de Antepuesta a la Hechos que conducen a
Concesión dominante, relacionada un resultado
mediante una conexión cuestionado por la
de contraste dominante.
Unidad de Cláusula final Hechos favorables que
Propósito para + infinitivo resultan de ejecutar la
acción propuesta
Facilitación Ilocución independiente Información factual útil
o para llevar a cabo la
Unidad informativa acción propuesta
Complemen- Empática Ilocución independiente Información que
tarias Cláusula subordinada permite al periodista
Ítems léxicos colocarse en el lugar
del destinatario

Tabla 2: Tipos de funciones de apoyo, procedimientos y contenido informativo

4.3. Frecuencia de las funciones de apoyo

Si bien los tres géneros analizados presentan, en líneas generales, los mismos tipos de

funciones de apoyo, es posible determinar variaciones en la frecuencia de estas funciones y la

proporción entre apoyos e ilocuciones directivas dominantes, como se puede observar en las

tablas 3 y 4.

Funciones Medicina en Informática en Prospectos


prensa escrita prensa escrita Medicinales
Subsidiarias Comprensión 35 (10,7%) 29 (17,1%) 3 (3,1%)

146
Aceptación 279 (85,1%) 123 (72.3%) 78 (80,4%)
Facilitación 5 (1,5%) 9 (5,3%) 16 (16,5%)
Complementari Empatía 9 (2,7%) 9 (5,3%) 0
as
Total apoyos 328 (100,0%) 170 (100,0%) 97(100,0%)

Tabla 3: Frecuencia de funciones de apoyo en los distintos géneros

Funciones Medicina en Informática en Prospectos


prensa escrita prensa escrita medicinales

Principales 283 (100.0%) 212 367 (100.0%)


(100.0%)
Apoyos 328 (116,0%) 170 (80,2%) 97 (26,4%)

Tabla 4: Proporción de funciones de apoyo respecto de ilocuciones principales

Al medir la frecuencia de las funciones de apoyo, 72 se observa que en los textos de medicina

hay más de una función de apoyo por ilocución principal, es decir, más del 100%. En los

artículos de informática un 80% de las ilocuciones directivas poseen funciones de apoyo,

mientras que en los prospectos medicinales la proporción cae a un 26,4% (Tabla 4). Además,

en los tres géneros, las funciones de apoyo más frecuentes son las de aceptación, con una

frecuencia más alta en los artículos de medicina. En los prospectos medicinales la función de

comprensión muestra una ocurrencia mínima, y la función de empatía se encuentra ausente

(Tabla 3).

4.4. Jerarquía ilocutiva en los diferentes géneros

En este apartado mostraré las diferencias observadas en la configuración jerárquica de

ilocuciones dominantes y funciones de apoyo en los distintos géneros estudiados.

72
El corpus de la prensa escrita (58 textos) alcanza un total de 54.000 palabras, el de Informática (22 textos),
14.000 palabras, y el de PM (16 textos), 6.600 palabras.

147
Textos de medicina de la prensa escrita

Los textos de medicina de la prensa escrita muestran distinta complejidad en la estructura

ilocutiva de la parte directiva: algunos pueden contener una sola ilocución directiva

acompañada por una o más ilocuciones de apoyo, mientras que otros presentan diversas

ilocuciones directivas, que pueden constituir una sola jerarquía o varias independientes. El

fragmento que se presenta a continuación muestra una jerarquía en tres niveles, con una

ilocución dominante y cuatro subordinadas especificadoras que, a su vez, cuentan con

especificaciones:

28. I. Desde el punto de vista de la prevención primaria, hay que promover hábitos de vida saludables.
[Recom]
I.1. Por empezar, una alimentación completa y ordenada, con alimentos variados y un tenor graso
controlado, donde el alimento cumpla un rol nutricional. [Recom., Especificación]
I.2. Otras medidas preventivas deben ser tomadas aún más temprano en la vida del niño: [Recom.,
Especificación]
I.2.a Algunos investigadores plantean que la lactancia materna es un factor generador de buenas
conductas alimentarias. [Fundamentación]
I.3. Por otro lado, es muy importante estimular la actividad física y la recreación activa de los niños.
[Recom., Especificación]
I.4. También es necesario estimular el movimiento cotidiano: [Recom., Especificación]
I.4a usar la escalera en vez del ascensor, [Recom., Especificación]
I.4b caminar en vez de usar el auto por unas pocas cuadras [Recom., Especificación]
I.4c y que los padres jueguen con sus hijos en las plazas en lugar de ver tanta televisión. [Recom.,
Especificación] (La Nación, “Salud”, 11.08.99)

I (dir)
Espec. Espec.

I.1 (dir) I.2.(dir) I.3.(dir) I.4 (dir)


Fund Espec. Espec.

I.2.a (dir) I.4.a I.4.b I.4.c


(dir) (dir) (dir)

El fragmento 28, que trata sobre la obesidad en los niños, presenta una jerarquía de

ilocuciones directivas en tres niveles. La dominante, una recomendación general para la

prevención, es especificada por directivas en el segundo nivel. Cada una de ellas incluye, en

posición temática, un indicador de secuencia que organiza el texto y permite señalar que las

ilocuciones se complementan para resolver el mismo problema. De éstas, la 1.4 inicia, a su

vez, una nueva jerarquía subordinada, con tres especificaciones. En esta última jerarquía se

148
observan construcciones de sustitución que se realizan a través de las frases adverbiales en vez

de y en lugar de. Mediante éstas, una acción que se presupone habitual en el destinatario es

desechada y reemplazada por la acción recomendada. Así, el emisor propone una acción al

tiempo que efectúa una prohibición.

Cuando en un texto hay varias ilocuciones directivas en el mismo nivel de la jerarquía,

orientadas a un propósito común, es posible postular una ilocución dominante implícita a la

cual se subordinan todas las demás, como se muestra a continuación:

29. I Una de las principales estrategias para prevenir la anemia es cambiar la forma de comer
I.1 para aumentar la cantidad de hierro que realmente puede ser absorbido en el organismo.
I.2. Entre otras cosas, hay que combinar pequeñas cantidades de carne con lentejas, espinacas, fruta fresca,
vitamina C.
I.3 Y despedirse de la tradicional taza de té o de café después de cada comida.
II Otro de los caminos recomendados por los expertos es dar hierro medicinal.
III1.Pero la realidad indica que gran parte de la gente odia tomar píldoras o gotas que, además de mal sabor,
tienen efectos secundarios.
III Por eso, la fortificación alimentaria es decisiva.
III2. Tres yogures fortificados con hierro tomados a lo largo del día aportarían tanto hierro como media
morcilla.
III3. Sólo un 5 por ciento de los estadounidenses tiene anemia,
III3.a. y eso es por la cantidad de alimentos que vienen con el agregado de hierro.
III3.b.El 25 por ciento del metal que se consume en los EUA proviene de alimentos fortificados.
III3.c. En la Argentina, en cambio, esa cantidad es apenas del 6 por ciento. (Clarín, 26.01.98)

Ilocución dominante implícita

I (dir) II (dir) III (dir)


Propós. Habil. Fund
Esp. Esp. Esp.
III.1 (ACT) III.2 (ACT) III.3 (ACT)
I.1. I.2. I.3. Fund. Fund.
(info) (dir) (dir) Fund
III.3a (ACT) III.3b (ACT) III.3c (ACT)

La estructura del fragmento 29 constituye una jerarquía en cuatro niveles: una ilocución

principal implícita, apoyada por tres ilocuciones directivas, que se apoyan, a su vez, en

funciones del tercer nivel y cuarto nivel. Las tres ilocuciones directivas del segundo nivel

149
responden al mismo propósito, expresado en una cláusula de fin que forma parte del

contenido de la primera ilocución. Las frases nominales que codifican la obligación en las

directivas I y II permiten interpretar las recomendaciones como alternativas para resolver un

mismo problema; la directiva III, introducida por el conector por eso, es presentada como

conclusión y, por ello, parece tener mayor peso que las formuladas previamente. Dado que

cada una de ellas propone una acción para un mismo fin (aumentar la absorción de hierro),

puede postularse una dominante no expresada: para prevenir la anemia el organismo debe

absorber hierro.

En estos ejemplos he tratado de mostrar la complejidad de la estructura ilocutiva en los

artículos de medicina. Veremos a continuación que los prospectos medicinales y los artículos

de informática muestran estructuras más simples.

La jerarquía ilocutiva en los prospectos medicinales

A diferencia de los textos de medicina de la prensa, los PMs muestran una estructura más

sencilla, donde las ilocuciones directivas se suceden a la manera de una lista, con muy pocas

funciones de apoyo, no más de una por directiva, y sin pasar del segundo nivel. A

continuación se presentan ejemplos:

30.
I.1 Lactancia: Menos de 1 mg/día de lbuprofeno aparece en la leche materna. Dado que no se han
reportado efectos adversos con su administración [Habilitación],
I. lbuprofeno puede ser administrado durante la lactancia. [Permiso]
II. No obstante al igual que cualquier otro fármaco que se administre durante la misma, el lbuprofeno debe
administrarse inmediatamente después de la mamada y bajo supervisión médica. [Recomendación]
III. Al igual que con los demás antiinflamatorios no esteroides, con IBUPIRAC deberá tenerse en cuenta
que: Se aconseja no administrar a pacientes con antecedentes de asma o síndrome de poliposis nasal.
[Prohibición].
IV.1 Si bien su efecto antiagregante plaquetario es menor que el de la aspirina, [Concesión]
IV. debe ser utilizado con precaución en pacientes con alteraciones en la coagulación o bajo terapia
anticoagulante. [Advertencia].
V.1. Puede producir retención de líquido y edemas [Habilitación],
V. por ende deberá utilizarse con precaución en pacientes con hipertensión o descompensación cardíaca
[Advertencia]. (Ibupirac. Apartado: “Precauciones”)

150
I II III IV V (directivas)

I.1 (habil) IV.1 (conce) V.1 (habil)

El fragmento 30, que corresponde al apartado “Precauciones”, comprende cinco jerarquías

independientes con una ilocución directiva, y sólo tres de ellas tienen función de apoyo. En el

ejemplo siguiente, que pertenece al apartado “Posología”, veremos que hay una frecuencia

muy baja de funciones de apoyo, y el único tipo hallado es la función de propósito. Este es un

rasgo característico del apartado mencionado.

31.
I. La dosis diaria se adecuará a la intensidad del dolor y la función renal del paciente [Recomendación].
II. La dosis inicial es de 10 mg. [Recomendación].
III. La dosis de mantenimiento es de 10 mg. Cada 6 horas,
IV. no debiendo exceder la duración del tratamiento los 7 días [Recomendación].
IV.1 Los tratamientos más prolongados han sido asociados con un aumento de la incidencia de efectos
adversos, algunos de ellos graves. [Fundamentación / Advertencia].
V. En los pacientes que han recibido Ketorolac inyectable y que sean transferidos a comprimidos, la dosis
combinada no deberá exceder los 90 mg/día [Prohibición]. (Sinálgico SL Ketorolac. Apartado: “Posología”)

Ilocución directiva implícita

I II III IV V (directivas)

Fundam.

IV.1 (aser)

En el ejemplo 32, las indicaciones sobre la posología se suceden casi sin funciones de apoyo;

la única (IV.1) puede interpretarse como una fundamentación de IV, o como advertencia.

Jerarquía ilocutiva en textos de informática

Los textos de informática, al igual que los PM, presentan las directivas en forma de lista, con

pocas funciones de apoyo. Ejemplifico a continuación.

32.
I. 1. Si tiene el Office de Microsoft y prefiere Outlook Express al Outlook, [Habilitación]
I. recuerde que puede aprovechar el control ortográfico del paquete de oficina en los mensajes salientes. [Recom]
II.1. Lo único que se necesita para que ambos usen el mismo archivo y así compartir las palabras locales que no
figuran en el diccionario global es [Propósito]

151
II. copiar el personal.dic del Word a la carpeta Proof. [Recom]
III. Luego, configure el Word para que use el archivo en Proof de ahora en más. [Recom]
IV.1.El OE tampoco controla la ortografía y el tipeo de forma automática [Habilitación]
IV.1.a. (es decir, mientras escribe). [Comprensión]
IV.2. Cuando tenga listo su mensaje, [Habilitación]
IV. debe apretar el botón con las letras ABC y el tilde. [Recom]
V. Recuerde que si no tiene el Office de Microsoft instalado en su PC el Outlook Express no mostrará la pestaña
Ortografía en sus Opciones. [Recom]
VI. Quítele el tilde. [Recom].
VI.1. si sabe manejarse con archivos potencialmente peligrosos. [Habilit]. (La Nación, Informática, 17.11.03)

I II III IV V VI (directivas)

Habilit. Prop Habilit. Habilit.

I.1. II.1. IV.1 IV.2. V.1 (aser)

Comprensión

IV.1.a. (info)

El fragmento 32 muestra seis instrucciones, y sólo una de ellas posee apoyos en dos

niveles, tres los poseen en un solo nivel, y dos carecen de apoyos.

4.5. Secuencia ilocutiva

La secuencia ilocutiva, que designa el orden en que aparecen en un texto las ilocuciones

dominantes y las de apoyo, puede estar determinada por factores pragmáticos, semánticos y

cognitivos. En el corpus, la secuencia puede responder a:

- la sucesión temporal: ciertas acciones propuestas deben realizarse antes que otras.

- el tema: en medicina, los consejos sobre diagnóstico se formulan antes que aquéllos

sobre tratamiento; los de prevención suelen enunciarse al final.

- el contenido semántico: las ilocuciones directivas de contenido más general preceden a

las especificaciones.

- importancia: ciertas acciones deben ejecutarse en forma prioritaria.

152
Al determinar la secuencia completa de ilocuciones principales y funciones de apoyo en el

corpus, se observa que las subsidiarias rodean a las principales. La unidad de propósito

siempre ocupa la posición más cercana a la dominante, pues, de hecho, se encuentra incluida

en el contenido proposicional de la principal. Las demás funciones de aceptación suelen tener

una posición fija: la habilitación y la concesión preceden a la directiva; la fundamentación y la

especificadora (comprensión), van pospuestas. La función empática tiene una posición libre,

pero por lo general rodea a la dominante. 73 A continuación muestro un esquema de secuencia

prototípico:

HABILITADORA → PROPÓSITO → EMPÁTICA → DOMINANTE ← EMPÁTICA ←

PROPÓSITO ← FUNDAMENTADORA / FACILITADORA

El esquema presentado es característico de obligaciones y prohibiciones. Las advertencias y

consejos reconfortantes, según lo observado en el corpus, carecen de unidades de propósito y

de funciones de empatía, pero presentan con alta frecuencia funciones de concesión. Por tal

razón, para estos actos de habla puede postularse el siguiente esquema de secuencia:

FUNCIÓN DE CONCESIÓN → DOMINANTE ← FUNDAMENTADORA

Cabe destacar que estos esquemas constituyen prototipos ideales y no siempre se realizan de

la manera postulada; sólo expresan la secuencia que adoptarían las funciones de apoyo si

todas estuvieran presentes al mismo tiempo.

En resumen, pueden postularse tipos de secuencias más frecuentes para las variantes de la

función directiva, en particular, una secuencia característica de obligaciones y prohibiciones,

y otra de advertencias y consejos reconfortantes.

73
Este hecho difiere de lo observado por Brandt y Rosengren en cartas comerciales, donde las complementarias
se encuentran más alejadas de la dominante, y preceden o siguen a las subsidiarias. Cabe aclarar que se trata de
funciones complementarias de diversa índole, determinadas por el género.

153
5. Consideraciones finales

He intentado mostrar que los tres géneros examinados presentan diferencias tanto en la

realización de los actos de habla directivos (principales) como en la configuración jerárquica

que éstos adoptan. Además, se observan variaciones en el número y tipo de funciones

subsidiarias y complementarias que los apoyan.

En los artículos de informática, las ilocuciones principales se realizan, sobre todo, mediante el

imperativo y las perífrasis modales en segunda persona, haciendo explícito al agente modal.

En los artículos de medicina de la prensa y en los prospectos de medicamentos, el agente

modal no se expresa, pues las formas empleadas con mayor frecuencia son las impersonales y

pasivas. En particular, en los artículos de la prensa, la modalidad deóntica tiende a codificarse

en construcciones nominales del tipo: la recomendación es, o la solución es.

Estas diferencias sugieren que los factores situacionales son los que determinan las elecciones

léxico-gramaticales. En informática, el emisor establece menor distancia con el receptor y

asume mayor compromiso al imponer la obligación. Estas elecciones pueden deberse a que,

en estos textos, lo que está en juego es, simplemente, el funcionamiento de un programa de

computación. El uso del imperativo no parece descortés cuando se trata de obtener objetivos

específicos, no vinculados a cuestiones personales como los hábitos de vida y la salud.

También es necesario destacar que estas elecciones léxico-gramaticales se vinculan a la

distinción entre recomendaciones e instrucciones, y a la mayor o menor libertad de acción que

estos actos de habla directivos ofrecen al destinatario, pues, como vimos en el apartado 3.1, en

las instrucciones, la libertad parece estar restringida al logro del objetivo. Así, en medicina, y

en especial en los textos de la prensa escrita, predominan las formas que proponen una acción

como alternativa entre otras (una solución es, el mejor camino es), lo cual brinda mayor

libertad de elección. En cambio, en los textos de informática el imperativo o los verbos

154
modales en segunda persona no dejan opción al destinatario. Por ello, puede afirmarse que

esos actos de habla no son recomendaciones sino, más bien, instrucciones.

Además de las diferencias observadas en el nivel léxico-gramatical, se advierten divergencias

en la estructura ilocutiva. En primer lugar, la proporción de funciones de apoyo en relación

con las ilocuciones principales es mucho más baja en los prospectos medicinales, y más alta

en los artículos de medicina de la prensa, donde superan el número de las ilocuciones

principales. En los PM, además, se encuentra ausente la función de empatía, que sí aparece en

los textos de medicina e informática.

Las funciones de aceptación y, en particular, la fundamentación y la indicación de propósito

poseen la frecuencia más alta en las recomendaciones. Precisamente, en estos actos de habla

se considera apropiado que el destinatario pregunte por qué debe hacer lo que se le prescribe

(Taylor, 1961). Si las razones no se hacen explícitas, se infiere que el emisor supone que el

destinatario las conoce. El hecho de que la proporción de funciones subsidiarias sea baja en

los PM sugiere que estos textos presuponen una audiencia informada. Igualmente, la función

de comprensión es casi inexistente en los PM, lo cual refuerza esta hipótesis y explica,

además, las dificultades del público para comprender estos textos.

También fue posible establecer la relación entre la frecuencia de un tipo de función de apoyo

y el tipo de ilocución principal. En efecto, las unidades de propósito presentan alta frecuencia

en las recomendaciones e instrucciones, pero se hallan ausentes en advertencias y consejos

reconfortantes, que se encuentran apoyadas principalmente por funciones de concesión. Por

consiguiente, puede afirmarse que las recomendaciones e instrucciones se caracterizan,

especialmente, por la indicación del propósito al que apunta la acción propuesta. Las

advertencias y consejos reconfortantes se apoyan sobre todo en la función de concesión; de

hecho, estas ilocuciones se orientan a contrarrestar un saber u opinión que se supone en el

destinatario. Se efectúa la advertencia cuando se asume que el receptor no es consciente de un

155
peligro, y se formula un consejo reconfortante cuando se supone en el destinatario un temor o

preocupación.

La jerarquía ilocutiva es mucho más compleja en los textos de medicina de la prensa escrita:

las ilocuciones principales están apoyadas por diversas funciones en varios niveles. En

cambio, los PM presentan jerarquías simples, con pocos o ningún apoyo.

En síntesis, el análisis de la configuración de la jerarquía ilocutiva y del tipo y frecuencia de

las funciones de apoyo, así como la determinación de la realización léxico-gramatical de las

ilocuciones principales ha hecho posible profundizar en las diferencias entre géneros que

comparten la función directiva, y permitió diferenciar entre recomendaciones e instrucciones.

A partir del análisis del corpus, es posible afirmar que las recomendaciones tienden a

formularse de manera más distanciada, y las acciones son propuestas como alternativas para

el logro de los objetivos. Las instrucciones, en cambio, se enuncian con mayor compromiso,

explicitando al agente modal, y dejando un margen menor de libertad al destinatario; además,

constituyen secuencias de acciones, y jerarquías ilocutivas sencillas, con múltiples ilocuciones

principales y pocas funciones de apoyo. Las recomendaciones, en cambio, presentan varias

funciones de apoyo, en distintos niveles.

La presencia de ilocuciones empáticas en los artículos de medicina y de informática se

vincula al tipo de emisor y al soporte del texto, pues son artículos redactados por periodistas,

que se solidarizan con el público. Si bien los textos de medicina muestran distancia con los

lectores al formular las recomendaciones, parecen tratar de acercarse a la audiencia mediante

las funciones empáticas.

Los prospectos medicinales difieren de los textos periodísticos de medicina en el menor

número de funciones de apoyo y, por ende, la mayor simplicidad de la estructura ilocutiva.

Estos rasgos se vinculan al destinatario previsto: un público informado, y, posiblemente, a que

156
el propósito no sea lograr la aceptación del consejo, sino, solamente, cumplir con un requisito

legal.

Si bien me he restringido a tres géneros y a corpus acotados, considero que el estudio de la

estructura ilocutiva de los textos se ofrece como una forma de profundizar en diferencias entre

géneros que, por compartir un conjunto de rasgos, podrían ser asignados a un mismo grupo.

157
SEGUNDA PARTE

ESTUDIOS DE MORFOLOGÍA Y SINTAXIS


VI. Los prefijos: propiedades sintácticas y morfofonológicas

Laura Kornfeld

Introducción

El objetivo principal de este capítulo es realizar un aporte a la caracterización de los

fenómenos ligados con la prefijación en español desde una perspectiva generativa. Como

consecuencia, esperamos colaborar en la reflexión acerca de la distinción entre morfología y

sintaxis, al ofrecer evidencia en favor de una revisión significativa de una serie de principios

lexicalistas, como la Hipótesis de la Integridad Léxica (cfr. Lapointe, cfr. Scalise 1984) o la

noción de opacidad sintáctica (cfr. DiSciullo & Williams 1987).

En líneas generales, los textos que describen y explican los fenómenos morfológicos del

español desde una perspectiva generativa parten de supuestos lexicalistas a los que no

explicitan ni cuestionan (cfr., entre otros, Varela Ortega 1990, Rainer & Varela 1992, Piera &

Varela 1999, Varela & García 1999). Ello suele influir indeseablemente en la descripción,

puesto que no se registran los datos que contradirían los supuestos en cuestión y, a menudo, se

proponen generalizaciones que solo están basadas en evidencia parcial.

El presente capítulo aporta datos que cuestionan en forma directa los supuestos lexicalistas

implícitos en el análisis de la prefijación en español, con el fin de evaluar las consecuencias

que tendría esa evidencia para la caracterización de la prefijación y para la teoría morfológica

en general. De este modo, el capítulo contribuye a una revisión sintactista de los fenómenos

de la morfología del español, funcionando simultáneamente como una extensión de las

conclusiones de mi tesis de doctorado (citada aquí como Kornfeld 2005) a un dominio

empírico tratado superficialmente en la tesis y como una ilustración del tipo de razonamiento

allí expuesto. Si bien está inspirada en los principios generales de la Morfología Distribuida,

en tanto propuesta de revisión sintactista de la gramática, no adopta ningún supuesto puntual

158
de ese marco teórico. Las observaciones descriptivas que aquí se presentan (cfr. sección 2)

pretenden ser válidas independientemente del marco teórico que se adopte.

En cuanto a la organización del capítulo, se expone en primer lugar el estado de la cuestión,

incluyendo un breve panorama de las discusiones teóricas acerca de la morfología y los

principales antecedentes en el tratamiento de la prefijación en español. En segundo lugar, se

establecen una serie de pruebas sintácticas que muestran que algunos prefijos del español no

se ajustan a los principios del lexicalismo. Dentro de los prefijos que sí parecen atenerse a

principios como la atomicidad sintáctica (o Hipótesis de la Integridad Léxica), se encuentran

todos los prefijos que se adjuntan a verbos (como sobre–, contra–, re–, des–) y también los

prefijos negativos que se agregan a bases adjetivas (in– y des–); dentro de los que muestran

un grado inesperado de transparencia sintáctica, se cuentan inter–, pro–, anti–, pre– y ex– en

combinación con nombres o construcciones nominales. Destacamos, como un caso particular

de transparencia sintáctica, las propiedades del prefijo apreciativo con valor intensificador re–

(y sus variantes requete– y recontra–) en ciertos idiolectos del español rioplatense. Por

último, se analizan las consecuencias descriptivas y teóricas que tendrían los casos aquí

discutidos, que, al presentar evidencia que emparenta las propiedades de la formación de

palabras con las de la sintaxis, ponen empíricamente “en jaque” distinciones tan arraigadas en

la morfología descriptiva de cuño lexicalista como las de derivación vs. flexión, frase vs.

palabra, afijos vs. clíticos vs. morfemas libres, etc.

1. Estado de la cuestión

1.1. El lexicalismo

El lexicalismo ha sido la corriente dominante en la morfología generativa desde 1970, año de

la publicación de “Observaciones sobre la nominalización”, de Noam Chomsky, donde se

separaban las transformaciones sintácticas de las operaciones “en el léxico” responsables de la

159
creación de palabras derivadas (cfr. Resnik en este volumen). A partir de ese momento, el

estatuto de la derivación parece indiscutiblemente “léxico” o “morfológico”. Las dos

posiciones centrales que pueden reconocerse dentro del lexicalismo (la Hipótesis Lexicalista

Fuerte y la Hipótesis Lexicalista Débil) varían en su tratamiento de la flexión: mientras que la

primera sostiene que se trata de un fenómeno exclusivamente morfológico (como Halle 1973,

Scalise 1984, DiSciullo & Williams 1987), para la segunda constituye un dominio de interfaz

morfología-sintaxis (Chomsky 1970, Aronoff 1976). La Hipótesis Lexicalista Fuerte ha dado

lugar a la llamada Hipótesis de la Integridad Léxica, que ha sido formulada de dos modos

distintos, más o menos equivalentes:

(1) “Las reglas sintácticas no pueden hacer referencia a ningún aspecto de la estructura interna

de la palabra” (una afirmación de Chomsky 1970 que, sin embargo, no se aplica a la flexión).

(2) “Las transformaciones sintácticas nunca pueden realizar operaciones morfológicas”

(formulación de Lapointe 1978).

Ambas formulaciones (extraídas de Scalise 1984) suponen que la noción (morfofonológica)

de palabra es relevante para la gramática y define por sí misma los dominios de la morfología

y de la sintaxis (cfr. también la noción de atomicidad sintáctica de DiSciullo & Williams

1987). Ese supuesto no se aplica, sin embargo, en el tratamiento de la flexión en los modelos

sintácticos generativos. Así, las transformaciones de la teoría estándar introducen

alternativamente palabras, clíticos o afijos, mientras que, en Principios & Parámetros, el

S(intagma)Fl(exión) constituye un nodo independiente del verbo léxico, más allá de si se

realiza como un afijo o como un auxiliar.

A su vez, otorgar relevancia teórica a la distinción entre morfemas libres y ligados supone

trazar una dudosa distinción entre afijos y clíticos (considerados estos como elementos con un

estatuto morfofonológico intermedio entre los afijos y las palabras). Dado que, por ejemplo,

es obvio que los clíticos pronominales del español tienen que ocupar un nodo sintáctico

160
independiente del verbo (puesto que pueden saturar uno de sus papeles temáticos), las

visiones lexicalistas proponen que la dependencia morfofonológica del clítico con la forma

verbal es producto de una regla de ajuste post-sintáctica (véase, por ejemplo, Scalise 1984).

Ahora bien, este tipo de regla post-sintáctica podría aplicarse también a los afijos y, de hecho,

eso se ha propuesto desde la Morfología Distribuida, que considera que la forma

morfofonológica de los ítems no es visible durante la sintaxis. Halle & Marantz (1993)

sostienen que hay inserción tardía de los rasgos fonológicos de los ítems, lo cual implica que

en la sintaxis y en la Forma Lógica los nodos terminales solo alojan rasgos sintácticos-

semánticos, sin acceso a la información sobre el estatuto morfofonológico del ítem léxico

concreto.

Estructura-p

Estructura-s

Estructura Forma
Morfológica Lógica

Forma Fonológica

Esquema 1

El esquema 1 (extraído de Halle & Marantz) sugiere que la sintaxis y la Forma Lógica

desconocen si lo que se insertará en determinado nodo funcional será una palabra

independiente o un afijo, dado que solo manipulan rasgos sintácticos y semánticos. Puede

suceder, así, que varios nodos sintácticos den lugar a una única palabra desde el punto de vista

morfofonológico (como en el caso de los verbos flexionados, donde aparecen unidos la raíz

léxica y, por lo menos, los morfemas de Tº, Aspº y concordancia). De este modo, la distinción

entre afijo y clítico o entre afijo y morfema libre sería una distinción derivada o

161
epifenoménica, lo cual se ve corroborado por evidencia empírica en distintas lenguas. En

efecto, Embick & Noyer (2001) han observado que existen numerosos ejemplos de

distribución complementaria entre afijos y clíticos o palabras (cfr., por ejemplo, los

comparativos y superlativos del inglés, los alomorfos del determinante en danés, los afijos /

auxiliares en español medieval).

La Morfología Distribuida traza una distinción entre elementos funcionales y morfemas

léxicos que es aún tema de debate. Una de las visiones más influyentes es la de Marantz

(1997, 2001), quien propone que los morfemas léxicos son raíces que están identificadas

inequívocamente desde el comienzo de la derivación sintáctica, mientras que, como se ha

dicho, los nodos terminales funcionales están constituidos por rasgos abstractos que serán

identificados solo en la Estructura Morfológica con un ítem concreto del léxico. De este

modo, los elementos iniciales con los que opera la sintaxis de una lengua incluyen las raíces

de esa lengua y un subconjunto del inventario universal de rasgos formales abstractos.

1.2. La prefijación en español

Dentro de la bibliografía sobre prefijación, uno de los pocos estudios globales es el que se

presenta en la Gramática Descriptiva de la Lengua Española (Bosque & Demonte 1999). Allí,

Varela & García (1999: 4999), sobre la base de Di Sciullo (1996), distinguen prefijos

preposicionales y adverbiales en función del significado aportado por el prefijo. Así, formas

como antesala o enjaular se oponen, según estas autoras, a deshonesto o precocinar, si bien

señalan que un mismo prefijo puede tener un significado preposicional en ciertos casos y

adverbial en otros, como en el par sobrevolar/ sobrealimentar. Los prefijos preposicionales

reúnen preposiciones del español (ante–, con–, contra–, en–, entre–, sin–, sobre–, tras–), del

latín (circun–, ex–, extra–, post–, pro–, sub–, ultra–) o del griego (anfi–, anti–). Los prefijos

adverbiales “pueden proceder de un adverbio (no, mal, bien, casi, medio), de una preposición

162
española (sobrecargar, entreabrir), latina (ultra– [moderno], super– [alimentar]) o griega

(hiper– [crítico]), o bien de prefijos latinos (re–, semi–)”, según Varela & García (1999:

5001). Dentro de los adverbiales se incluyen los prefijos negativos (in–, des–) y los

intensificativos, cuyo significado es equivalente a ‘muy’ o ‘mucho’ (ultra–moderno, archi–

original, hiper–reducir, etc.). Un tercer grupo, agregado por Varela & García, se refiere a la

modificación de nombres (o de adjetivos denominales) por parte de prefijos con valor

“adjetivo”, sea que señalen tamaño (como micro–ficha, mini–cadena, mega–ciudad, super–

éxito, archi–enemigo, cuasi–delito), temporalidad o locación (pre–guerra, post–

manifestación) o cuantificación (trimotor, bicelular).

El estatuto de la prefijación preposicional ha sido especialmente controvertido en la tradición

gramatical. Estos prefijos se adjuntan productivamente a nombres y verbos; para Varela &

García, dan lugar, en el primer caso, a construcciones que pueden ser endocéntricas

(contraorden) o exocéntricas ([crema] antiarrugas), mientras que, en el segundo, el resultado

es siempre una construcción endocéntrica (circunnavegar la isla). Varela & García observan

también que, en el caso de los prefijos preposicionales que se adjuntan a bases adjetivas, es

fácil advertir que, en realidad, los adjetivos proceden de nombres y que el prefijo modifica al

nombre base del adjetivo (así, intramuscular significa ‘que está o se pone dentro del

músculo’). Haciendo hincapié en uno u otro de estos fenómenos, la prefijación preposicional

ha sido considerada o bien parte de la composición (RAE 1931) o bien parte de la derivación

(Lang 1990, Varela Ortega 1990) o bien como un proceso morfológico independiente de los

otros dos, como en Val Alvaro (1999) 74 . Aquellos que defienden la inclusión de ejemplos

como sinvergüenza, contraataque, antitanque dentro de la composición ponen el énfasis en la

homofonía de prefijo y preposición, diferenciándolos de los casos en que el prefijo nunca

podría aparecer en forma independiente, ya que debe estar obligatoriamente ligado (trans–,

74
Cfr. Varela & García 1999 para una reseña de estas posiciones.

163
di–, ex–, etc.). Por su parte, Val Alvaro (1999) señala también que los prefijos como sin o

contra son homófonos con preposiciones, y, dado que se trata de posibles morfemas libres,

los incluye en su capítulo sobre la composición. Sin embargo, el hecho de que puedan unirse a

verbos (sobrevolar, entrever, contradecir), y no exclusivamente a nombres (como sucede con

las preposiciones homófonas en la sintaxis), lo lleva a concluir que la prefijación es distinta de

la derivación y de la composición. Un argumento similar le sirve a Varela Ortega (1990: 107-

8) para llegar a una conclusión casi opuesta: la prefijación (incluso en los casos en que los

prefijos son homófonos con las preposiciones “libres”) sería una instancia de derivación. Para

justificar su posición, Varela Ortega hace hincapié en la variabilidad de las clases de palabras

con las cuales se combinan los prefijos preposicionales (como se ha dicho antes V, N o A), en

la existencia de alomorfos de los prefijos que no son homófonos de preposiciones (como en/

in) y en el hecho de que siempre deben ocupar la primera posición (y nunca pueden aparecer

después de otro elemento, como el resto de las clases de palabras mayores).

Un cuarto análisis de los prefijos, que no les atribuye un origen morfológico, aparece en

Rainer & Varela (1992: 121): las formas P+N como sinvergüenza serían simples frases

lexicalizadas. Sostienen que se trata de construcciones sintácticas “normales” de

preposición+nombre y que el cambio categorial observado (SP → N) es una consecuencia de

la elipsis nominal.

1.3. Tres lugares comunes

A partir de los análisis de la prefijación en español revisados en 1.2, se pueden identificar tres

lugares comunes del lexicalismo acerca de la prefijación, que, de acuerdo con nuestra

perspectiva, están errados y suelen entorpecer la descripción de los fenómenos. Si bien los

tres lugares comunes están estrechamente ligados entre sí, el único que es común a todas las

164
posturas lexicalistas es el último, por lo cual lo discutiremos con más detalle en las secciones

siguientes.

Lugar común 1 Estatuto de la prefijación (o prefijación vs. composición): “Los prefijos

son siempre morfemas ligados; ello supone que constituyen un caso de derivación, y no de

composición (entendida como combinación de más de una forma libre).”

Como ya se ha dicho, casos como sinvergüenza o contraataque (i.e., la llamada prefijación

preposicional en combinación con nombre) plantean serios problemas para la distinción entre

prefijación y composición, ya que sin y contra son también morfemas libres en español y,

además, la combinación Prep+N es una construcción sintáctica posible. El argumento que

generalmente esgrimen quienes consideran esos prefijos como morfemas de derivación es que

también existen contraatacar y sobrevolar, una combinación no prevista en la gramática (cfr.,

por ejemplo, Varela & García 1999).

Lugar común 2 Categoría sintáctica: “Al contrario de los sufijos, los prefijos no pueden

cambiar la clase de palabra de la base. Así, relindo e inútil son adjetivos, rehacer y sobrevolar

son verbos, supermercado un nombre y las correspondientes paráfrasis semánticas reflejan

adecuadamente esa situación (i.e., ‘muy lindo’, ‘no útil’, ‘hacer de nuevo’, ‘volar sobre’,

‘gran mercado’).”

Según ha sido señalado repetidamente, las combinaciones entre prefijos preposicionales y

nombres plantean fenómenos más complejos: así, sinvergüenza se analiza como un nombre, al

igual que la “base” vergüenza, por lo que se le asigna la estructura interna Pref+N=N. Sin

embargo, Rainer & Varela (1992) han advertido sagazmente que el significado de la palabra

es ‘un X sin vergüenza’, lo que revela que se trata más bien de la combinación sintáctica

“lexicalizada” de una preposición y un nombre, cuya categoría nominal se obtiene por elipsis

165
de un núcleo (cfr. también Kornfeld & Saab 2001). Algo similar puede decirse acerca de

unidades como entreacto, contraoferta, sobredemanda, en las que la paráfrasis revela que el

nombre o bien no funciona como núcleo semántico de la construcción (e.g., un entreacto no

es un acto), o bien es ambiguamente núcleo y complemento del prefijo (así, una contraoferta

es una oferta que se hace contra otra oferta previa). Un caso aún más problemático es el de las

unidades compuestas por un prefijo preposicional “culto” adjuntado a un nombre, que suelen

funcionar en la sintaxis como adjetivos: e.g., crema antiarrugas, máscaras antigas. Eso

implicaría que el prefijo es “transcategorizador”, un resultado indeseable para las visiones

lexicalistas. Para refutar la posibilidad de que se modifique la clase de palabra de la base,

Varela (2005: 64) observa que esas formas no tienen concordancia en número con el núcleo

(e.g. crema antiarrugas) y que, por otro lado, a veces pueden realizarse solos (e.g., un

antitanque con potencia defensiva). Ambos le parecen argumentos suficientes para demostrar

que no se trata de adjetivos, sino de nombres que a veces se encontrarían en relación de

aposición con un núcleo nominal.

Lugar común 3 Opacidad sintáctica: “Al ser afijos, los prefijos funcionarían como

elementos no manipulables por la sintaxis, dada la Hipótesis de la Integridad Léxica. Por lo

tanto, deben presentar las propiedades normales de opacidad sintáctica: no pueden ser

separados por otros elementos, ni coordinados, ni elididos.”

La Hipótesis de la Integridad Léxica supone también el estricto ordenamiento de las

operaciones de los distintos componentes: las reglas morfológicas se aplican en un nivel

léxico o, en cualquier caso, previo a la sintaxis; por eso, la estructura interna de la palabra ya

está definida antes de entrar en la sintaxis (o, lo que es equivalente, ese componente no puede

hacer alusión a la estructura interna de la palabra). En sentido estricto, la propiedad que

enuncia este lugar común debería cumplirse incluso si se considera que una parte

166
significativa de la prefijación (en particular, los prefijos preposicionales, como inter, entre,

contra, pre y la mayor parte de los casos “excepcionales” citados para los lugares comunes 1

y 2) resulta de un proceso de composición (un análisis que evitaría los problemas enumerados

dentro de los lugares comunes 1 y 2). Empero, para los morfólogos lexicalistas (por ejemplo,

Scalise o DiSciullo & Williams), la composición también debería estar sujeta a la condición

de opacidad sintáctica, al tratarse de una operación morfológica, interna por lo tanto a la

palabra.

2. Análisis

En esta sección intentaremos refutar desde el punto de vista empírico el último de los lugares

comunes enumerados en 1.3 que, como hemos dicho, aparece en todas las explicaciones

lexicalistas de la prefijación en español, independientemente de si consideran que la

prefijación es derivación o composición. Presentaremos en primer lugar una serie de

fenómenos que desafían directamente la validez de la Hipótesis de la Integridad Léxica. Por

otra parte, al poner en cuestión ese lugar común, refutamos automáticamente la validez de los

otros dos lugares comunes, referidos al estatuto de la prefijación como instancia de derivación

y a la imposibilidad de que los prefijos cambien la categoría sintáctica de la base a la que se

adjuntan. A partir de los fenómenos revisados, ofreceremos en 2.2 una sistematización de los

datos obtenidos que permite caracterizar la mayor parte de los prefijos en español.

2.1. Sobre el comportamiento sintáctico de los prefijos

En esta sección discutimos el último de los lugares comunes que hemos mencionado en 1.3,

ligado con la noción de opacidad sintáctica (que, como hemos señalado, debería mantenerse

indistintamente de si se analiza la prefijación como una instancia de derivación o de

composición). Para ello, aplicamos una serie de pruebas sintácticas a distintos tipos de

167
prefijos 75 , con el fin de demostrar que existe un grupo de prefijos cuyo funcionamiento

sintáctico refuta empíricamente ese supuesto lexicalista. En líneas generales, las propiedades

involucradas en estas pruebas no han sido destacadas en la bibliografía, precisamente porque

contradicen los supuestos de partida del lexicalismo. La excepción son las pruebas 1 y 2, para

las que se han ofrecido explicaciones que son (al menos en el segundo caso) poco

satisfactorias, como se verá a continuación.

Prueba 1: Repetición

La posibilidad de repetición de una forma es una de las propiedades que parecen distinguir los

afijos de las palabras, si bien este no ha sido un fenómeno muy estudiado en general. Mientras

que los elementos léxicos generalmente pueden repetirse, adquiriendo un valor de

intensificación del significado (e.g., una casa casa 76 , una casa blanca blanca, lo hizo rápido

rápido, sabe sabe 77 ), no todos los elementos gramaticales pueden repetirse (cfr. muy muy

lindo pero *la la casa, *a a mí, *había había visto).

Los sufijos presentan una imposibilidad sistemática de repetición, que parece tener

motivaciones categoriales (*contaminacioncion es imposible porque se aplica un afijo sobre

una base incorrecta) y también semánticas (en *libreriría la categoría de la base es correcta,

pero se plantean inconvenientes de interpretación). No es casual, en ese sentido, que solo

algunos sufijos ligados con la morfología apreciativa permitan libre reaplicación: chiquititito.

Entre los prefijos, por su parte, notamos distintos comportamientos ante la posibilidad de

repetición. Así, en el caso de los prefijos preposicionales que se combinan con verbos, la

75
En los ejemplos de este trabajo solo utilizaremos prefijos que son productivos en español rioplatense, de
acuerdo con los datos aportados por el Observatorio de Neología de la Universidad Nacional de General
Sarmiento.
76
Distinguimos aquí la repetición ex profeso del mero error o la hesitación en el discurso.
77
Los verbos conjugados presentan curiosas asimetrías en cuanto a la posibilidad de repetición. En efecto, un
vistazo a los corpora relevantes muestra que parece más aceptable repetir verbos en presente o en imperfecto que
en perfecto o futuro. También parecen tener primacía los estados (sabe sabe) y las actividades (trabaja trabaja)
sobre las realizaciones (?? destruye destruye) y los logros (?? llega llega).

168
repetición parece imposible; en cambio, con el prefijo aspectual re en combinación con

verbos (y en menor medida con des en 1.d) sí es posible repetir el prefijo:

(1) a. *sobresobrevolar
b. *entreentreabrir
c. re-re-re-hacer
d. ?des-descontextualizar (no lexicalizado, pero posible)

En el caso de los nombres, los prefijos apreciativos (2.a-b) y algunos prefijos preposicionales

“cultos” o “nativos” pueden repetirse (aunque cfr. 2.h y, en menor medida, también 2.f y g):

(2) a. super super casa


b. re re ganas
c. anti-anti-anti-misil
d. pre-pre-pre-escolar
e. contracontraargumento
f. ?sobresobredemanda
g. ?entreentreacto
h. *sinsinvergüenza

La misma asimetría se observa entre los prefijos que se combinan con adjetivos: los

apreciativos siempre pueden repetirse (3.a-b), al igual que algunos prefijos preposicionales,

pero otros no (cfr. 3.c con 3.d) y los negativos tampoco (cfr. 3.e).

(3) a. super super inteligente


b. rereremolesto
c. antiantiabortista
d. *interinternacional
el. *ininútil

En síntesis, la posibilidad de que el prefijo se repita parece ligada al significado con el que

está asociado. La prueba de la repetición constituye un problema para las teorías que asignan

excesiva importancia a la relación entre léxico y morfología (como Jackendoff 1975 o

Aronoff 1976/ Scalise 1984). Como han observado DiSciullo & Williams (1987), la

interpretabilidad plena de formas como antiantimisil sugiere que las formas creadas por

aplicación de reglas morfológicas no necesitan estar listadas, en forma paralela a lo que

169
sucede con las construcciones sintácticas (a riesgo de postular un léxico sobredimensionado y

redundante, lo cual sería indeseable en términos de economía).

Prueba 2: Coordinación de los prefijos

Una prueba relevante de la falta de opacidad sintáctica de ciertos prefijos es que pueden

coordinarse entre sí en combinación con una única base, en contraste con otros prefijos para

los que ese tipo de coordinación es imposible:

(4) a. *re y deshacer


b. *sobre y contraponer
c. *in o super capaz
(5) a. pre y post guerra fría (pre y post–escolar)
b. los militantes pro y anti invasión a Irak
c. extra e intra muros/ clases
d. la sobre y la subdemanda atentan contra el libre mercado
e. una comisión inter– e intranacional
f. semi o no calificados
g. uni o bimembres

La propiedad ilustrada en (5) es admitida en Varela & García (1999) y en Varela (2005), pese

a que contradice los supuestos lexicalistas. Estas autoras sostienen que se trata de un reflejo

de la “mayor autonomía” del prefijo y analizan tres posibilidades de análisis: que los dos

prefijos constituyan un “complejo prefijal” que modifica en conjunto a la base; que el primer

prefijo esté coordinado con la palabra prefijada, o que haya un constituyente elidido para el

primer prefijo (Varela 2005: 63). Varela afirma que la primera posibilidad se descarta porque

“no se puede aplicar una regla sintáctica como la coordinación a partes de una palabra”, y

que, en la segunda, se faltaría al principio de igual jerarquía en los coordinados. Opta,

entonces, por la tercera alternativa, el análisis de la elipsis. Sin embargo, para cualquier teoría

gramatical sólida, la elipsis tiene que ser resultado de algún tipo de operación sintáctica (en la

medida en que está restringida por condiciones sintácticas: i.e., la repetición de elementos

idénticos o similares); si fuera el caso que se trata de elipsis, se estaría aplicando una

operación sintáctica por debajo del nivel de la palabra. Por lo demás, la elipsis nunca es

170
(estructuralmente) catafórica (como sería el caso si se omite el primer elemento de los

ejemplos de 5: guerra fría, invasión a Irak, etc.), sino siempre anafórica. En síntesis,

cualquiera de los tres análisis evaluados por Varela contradice la Hipótesis de la Integridad

Léxica.

Prueba 3: Coordinación de las bases

Una prueba paralela a la que hemos visto como prueba 2 es la posibilidad de que las bases a

las que se adjuntan los prefijos estén coordinadas. Eso es evidentemente imposible para

algunos prefijos:

(6) a. *re [hacer y escribir]


b. *sobre [poner y llevar]
c. *inter [nacional y provincial]
d. *bi[dimensional y focal]

Sin embargo, encontramos varios casos de prefijos preposicionales de origen culto,

adverbiales, apreciativos y cuantificacionales en los que sí es posible coordinar las bases:

(7) a. manifestación pro [aborto y derechos femeninos]


b. ex [esposo y amigo] 78
c. campeonato inter[clubes y escuelas]
d. período pre [Guerra fría y conflicto árabe-israelí]
e. super [bueno e inteligente]
f. Es un tipo ultra[inteligente y solidario]
g. El archi[conocido y celebrado] actor
h. semi[destruido e incendiado]
i. mega [asalto y secuestro]
j. un salón multi[usos y funciones]
k. mini [procesadora y licuadora] (también con género cruzado: miniradio y grabador)
l. seudo [progres e intelectuales]
m. (hay distintas instancias de lo que se llaman) cuasi-[monedas o billetes]

La coordinación es una operación sintáctica, como ya hemos notado al evaluar los posibles

análisis de los fenómenos involucrados en la prueba 2. El encorchetamiento de la

78
Nótese que, mientras ciertos prefijos dan lugar a ambigüedad estructural, que en la oralidad se reduce al
mínimo gracias a la entonación (e.g., es posible interpretar alternativamente ex [esposo y amigo] o [exesposo] y
amigo), otros prefijos solo admiten una interpretación estructural de la construcción. Así, manifestación pro
[aborto y derechos femeninos] es la única posibilidad de análisis, al igual que salón multi [usos y funciones],
dado que *manifestación derechos femeninos es imposible, igual que *salón funciones.

171
construcción señala el alcance del prefijo, que, de acuerdo con el análisis particular que se

adopte para la coordinación, debería estar o bien adjuntado a una categoría funcional

(Sintagma de Coordinación, según algunas teorías) o bien a frases coordinadas de carácter

léxico (que, por lo tanto, no pueden ser X° sino SX de algún nivel de barra).

Prueba 4: Posibilidad de tomar como complemento una frase

En los ejemplos mencionados para la prueba 3, advertimos que los complementos del prefijo a

menudo constituyen frases (cfr. 7.b y 7.d). Podría aducirse que se trata de compuestos

(siguiendo la estrategia de Varela & García: 5012 para casos como pro enseñanza pública).

Sin embargo, un subconjunto de los prefijos que participan de los ejemplos enumerados en (7)

plantea problemas aún más insolubles. En los siguientes ejemplos, la frase que funciona como

complemento del prefijo no puede estar listada, dada la presencia de elementos funcionales,

como los determinantes:

(8) a. manifestación [anti [legalización de las drogas]] (Kornfeld & Saab 2001)
b. comisión [pro [esclarecimiento de las coimas en el Senado]]
c. Jornadas Inter [Escuelas y Departamentos de historia]
d. el ex [militante justicialista y ministro de Economía] 79

El carácter sintagmático de los complementos de los prefijos es aún más evidente en los

ejemplos de (8). La paradoja es que, en un sistema en el que las operaciones morfológicas son

siempre anteriores a la sintaxis, no puede explicarse cómo el prefijo está adjuntado a una frase

(y, dado que se trata de un fenómeno de derivación, eso vale para todas las visiones

lexicalistas, sean “fuertes” o “débiles” con respecto a la flexión). Es interesante notar que

todos los casos de (8) consisten en prefijos que se adjuntan a nombres (no parece haber

adjetivos –ni mucho menos verbos– que encabecen complementos frasales). Ello podría

79
Un ejemplo “real” de la transparencia sintáctica que puede exhibir la unidad conformada por ex y sus
complementos se encuentran en la siguiente nota de la traducción de la novela La posibilidad de una isla, de
Michel Houellebecq, referida a Bernard Tapie: “Ex hombre de negocios, ex cantante, ex presentador de
televisión, ex actor, ex humorista, ex ministro del gabinete Mitterrand, ex diputado, ex directivo de club de
fútbol, ex condenado a prisión por soborno de jugadores” (nota de la traducción en pág. 117, de la edición de
Alfaguara, 2005).

172
derivarse de una regla empíricamente generalizable (i.e., los prefijos que se adjuntan a

nombres presentan mayor transparencia sintáctica que los que se adjuntan a adjetivos), aunque

también puede tener motivaciones metodológicas: en efecto, para las combinaciones de

prefijos y adjetivos análogas a (7.e-h), como (es) ultracapaz de hacer algo así, semidestruido

por las bombas, archicelebrado por la crítica, etc., parece difícil corroborar fehacientemente

si el prefijo se adjunta a una frase, cosa que sí se puede determinar para los casos de (8).

Prueba 5: Posibilidad de hacer referencia externa

Por último, el carácter sintáctico del complemento del prefijo se corrobora inequívocamente

cuando existe la posibilidad de que haya referencia externa a un constituyente:

(9) a. Se reunió la comisión pro [esclarecimiento de las coimasi en el Senado] 80 , que proi habían
sido denunciadas por Chacho Alvarez en el 2000 (ejemplo de Kornfeld & Saab 2001).
b. Se vio en la fiesta al ex [-actor y participante de El bari], conducidoi actualmente por
Repetto...
c. ...vio a su ex [novio y socio en la empresa Refugio i], que proi últimamente contrató a Juan
Gómez como gerente.
d. Los años pre-[invasión a Bagdadi] (que proi recién fue liberada en 2006) resultaron los
más caóticos en el nuevo orden mundial 81

Los ejemplos de (9) constituyen la prueba más contundente de que los prefijos pueden tomar

como complemento frases enteras construidas en la sintaxis, por lo que su adjunción no puede

darse en un nivel previo a la sintaxis. En otras palabras, esos ejemplos refutan cualquier visión

lexicalista que intente sostener el necesario carácter de átomo sintáctico de las unidades en las

que intervienen los prefijos.

80
A los fines expositivos, los corchetes señalan únicamente el aparente complemento del prefijo (que,
estrictamente, debería incluir también la cláusula subordinada).
81
Más dudosas, en cambio, serían:
(i) a. Comenzó el campeonato inter[escuelas de Tigrei], cuyoi intendente...
b.Comenzaron las jornadas inter[departamentos de historiai], disciplinai con un auge creciente...
puesto que resulta más difícil determinar si en el primer caso de Tigre modifica a campeonato o a escuelas (si
bien debería estar desambiguado por la entonación) o si, en el segundo, se trata de un caso análogo al de la
interpretación “pragmática” de Reagani ites thinks he i is fine (Lieber 1992) o Los japon i eses piensan que allí i
se vive bien (Piera & Varela 1999).

173
Prueba 6: Falta de selección del complemento (un excursus sobre re–)

Un caso especial lo constituye el prefijo apreciativo re– (y sus variantes requete–, recontra–)

en algunos idiolectos (marcados social y, sobre todo, etariamente) de la variedad argentina del

español. Re– puede combinarse con todas las clases de palabras léxicas (V, A, Adv, N),

siempre con valor intensificativo. Paradójicamente, pese a las propiedades que suelen

atribuírseles a los afijos, re– tiene más movilidad que los cuantificadores “sintácticos”

equivalentes (muy y mucho, según la categoría). Así, por ejemplo, re– y sus variantes pueden

variar su posición en relación con la forma verbal y los clíticos pronominales, sin diferencias

sustanciales de significado, como se observa en los siguientes casos con un tiempo

compuesto:

(10) a. lo re(contra/quete) habíamos discutido 82


b. lo habíamos re(contra/quete) discutido
c. ?re(contra/quete) lo habíamos discutido

Sin embargo, no puede aparecer delante del sujeto ni interrumpir paquetes de clíticos:

(11) a. */?? Re Juan va a ir (vs. Juan re va a ir)


b. *me re lo banco (vs. Re me lo banco/ me lo rebanco)

La interpretación de re– en el ámbito verbal varía de acuerdo con el tipo aspectual del evento.

La interpretación del prefijo con los eventos no-delimitados (actividades y estados) equivale

sistemáticamente a ‘mucho’ (e.g., re-caminó, re-trabajó, re-leyó, re-sabe inglés, re-conoce a

Juan). En combinación con eventos delimitados (logros y realizaciones), en cambio, el

significado de re– es más inestable: puede equivaler a ‘hace mucho’ cuando se adjunta a una

forma verbal en pretérito perfecto (e.g., re-murió, fue re-descubierto, re-construyó la pared,

re-leyó el libro), o adquirir un valor modal (‘perfectamente’, ‘seguro que’) cuando el verbo

82
Como se observa en los ejemplos de (10), la distribución de re– y sus variantes requete– y recontra– es
prácticamente la misma, aunque puede haber leves diferencias no registradas aquí. Otro prefijo que suele alternar
en casi los mismos contextos verbales es super– (también sujeto a variación dialectal):
(i) lo super habíamos discutido/ lo habíamos super discutido / ?super lo habíamos discutido (cfr. con 10.a-c)
En el caso de la combinación con nombres, super- presenta una diferencia semántica con re- y sus variantes,
puesto que solo se combina con nombres con significado concreto. Eso se debe a que su significado es siempre
equivalente a ‘gran(de)’, y nunca a ‘mucho’. De ahí el contraste entre ??Tiene super cancha/ plata (cfr. 15.c) y
Tiene una super casa/ un super auto/ una super compu, similares a (15.a-b).

174
está en presente (e.g., re-llega, re-termina los tallarines). Cabe recordar que los eventos de

este tipo tampoco pueden recibir la modificación de mucho en la sintaxis (e.g., *murió mucho,

*llegó mucho, *construyó mucho la pared, etc.).

Por su parte, parece dudosa la combinación con la negación: mientras que (12.a), con alcance

únicamente sobre gustaba, es perfecta, (12.b), que tendría alcance también sobre la negación,

es dudosa, y (12.c) es directamente agramatical:

(12) a. Yo creo que no le re gustaba.


b. (?)? Yo creo que re no le gustaba.
c. *Yo creo que no re le gustaba.

Por su parte, fuera del ámbito verbal, re- solo se combina con SP, SAdv y SA que admitan

modificadores sintácticos relativos al grado (por ejemplo, muy o bien), como demuestra el

contraste entre (13) y (14):

(13) a. *buque re-petrolero / sintagma re-nominal


b. *re-ayer / re-mañana
c. *re en la casa / desde la ventana
d. *re en Navidad / re en un mes
(14) a. re lindo
b. re rápidamente (re rápido)
c. re de entre casa
d. re en bolas
e. re desde lejos
f. re en el mainstream

En cuanto a los nombres, re- puede combinarse con nombres distintos desde el punto de vista

semántico, incluyendo los que designan objetos concretos (15.a-b), conceptos abstractos

(15.c) y con interpretación humana (15.d) 83 :

(15) a. Consiguió el reauto / la recompu / un reárbol / un recafé / un relibro


b. Vive en una recasa / en un redepartamento / en una remansión
c. Tiene (la) recancha / replata / refe / reconfianza / retristeza / realegría / rebelleza
d. Es (un) re-hombre / re-niño / re-amigo / re-médico / re-gitano / re-inglés

83
Algunas combinaciones de re- con nombres pueden ser difíciles de interpretar en abstracto, pero, con el
contexto adecuado, devienen aceptables:
(i) a. # Tiene un re-objeto (pero sí cuando aparece una modificación, e.g. un re-objeto precioso)
b. # Tiene una re-tecla, una re-cucharita, una re-taza

175
Como se observa en (15), los nombres a los que modifica re– deben aparecer en posición

predicativa o de objeto. En cambio, re– no parece compatible con nombres en posición de

sujeto, como muestran los ejemplos de (16):

(16) a. *El re hombre me dijo...


b. *Llegó un re médico.

El significado de re– en los ejemplos de (15) es variado: se interpreta como ‘gran’ o

‘excelente’ en los ejemplos de (15.a-b); como ‘gran’ (con determinante) o ‘mucho/a’ (sin

determinante) en (15.c), y, en los nombres con interpretación humana, como ‘gran’ o ‘buen/

excelente’ (con determinante) o ‘muy’ (sin determinante). Re– es, en general, incompatible

con nombres desnudos en posición de objeto de verbos transitivos “normales”, incluyendo

“verdaderos” nombres de masa o contables en plural (cfr. 17.a-c). La interpretación de

‘mucho/a’ parece vedada en esos casos; en contraste, re– puede utilizarse con ese significado

si modifica a nombres desnudos que designan sentimientos o cualidades abstractas y que

funcionan como complementos de verbos livianos como tener, dar, hacer (cfr. 17.d-f) –

incluso en posición de foco, como muestran (17.g-h):

(17) a. *Sabe re-inglés


b. *Compré re-café
c. *Leí re-novelas

d. Tiene re-cancha
e. Hace re-frío
f. Me dio re-miedo
g. RE CANCHA tenía.
h. RE MIEDO me dio.

Cabe recordar que los verbos livianos tienen propiedades particulares en español,

especialmente cuando toman como complemento nombres desnudos (cfr. Masullo 1996,

Kornfeld 2005 para un análisis de esa relación en términos de incorporación o formación de

núcleos complejos).

176
En contraste con los ejemplos anteriores, re es definitivamente agramatical delante del

determinante, como se advierte en la siguiente reformulación de los ejemplos de (15.a):

(18) * Consiguió re el auto / re la compu/ re un árbol / re un café/ re un libro.

2.2. Sistematización de los datos

En el apartado 1.3 hemos presentado tres lugares comunes ligados con la descripción y

explicación de los fenómenos de prefijación. Luego, nos hemos centrado en presentar

evidencia de que uno de esos lugares comunes (la Hipótesis de la Integridad Léxica o el

principio de atomicidad sintáctica, compartido por todas las posturas lexicalistas

independientemente del análisis puntual que propongan para la prefijación) se ve refutado por

el comportamiento sintáctico de algunos prefijos. Hemos visto en 2.1 que los prefijos

presentan comportamientos diferenciados respecto de las operaciones sintácticas que admiten.

El siguiente cuadro intenta generalizar nuestras observaciones de esa sección, cruzando la

información sobre las distintas pruebas revisadas y los distintos tipos de prefijos que pueden

reconocerse a partir de su comportamiento con respecto a esas pruebas:

TIPO 1 TIPO 2 TIPO 3 TIPO 4 TIPO 5 TIPO 6 TIPO 7


Prueba 1: repetición del no sí sí / no sí / ?? sí sí sí
prefijo (ejs. 1-3)
Prueba 2: coordinación no no sí sí sí sí sí
del prefijo (ejs. 4-5)
Prueba 3: coordinación no no no sí sí sí sí
de la base (ejs. 6-7)
Prueba 4: adjunción a no no no ?? sí sí sí
una frase (ej. 8)
Prueba 5: referencia no no no no ?? sí sí
externa a un
constituyente (ejs. 9-10)
Prueba 6: no selección no no no no no no sí
del complemento (ejs.
11-21)

Ejemplos de los distintos tipos de prefijos, de acuerdo con las pruebas sintácticas que

admiten, son:

177
Tipo 1: prefijos negativos adjuntados a adjetivos (in-, des-); prefijos preposicionales

adjuntados a verbos (sobre-, entre-); algunos prefijos preposicionales adjuntados a nombres

(sin-)

Tipo 2: prefijos aspectuales adjuntados a verbos (re-, des-); prefijos preposicionales

adjuntados a nombres (sobre-, entre-, contra-)

Tipo 3: prefijos preposicionales “cultos” y cuantificacionales adjuntados a adjetivos (inter-,

intra-, anti-; bi-, tri-)

Tipo 4: prefijos cuantificacionales adjuntados a nombres (mini-, multi-)

Tipo 5: (algunos) prefijos preposicionales “cultos” adjuntados a nombres (inter-)

Tipo 6: (algunos) prefijos preposicionales “cultos” adjuntados a nombres (anti-, pro-, pre-, ex)

Tipo 7: prefijo apreciativo re- y sus variantes requete- y recontra- (además de super, según el

funcionamiento descripto en la nota al pie 81).

Como hemos visto, las descripciones morfológicas del español apenas consignan como

propiedades marginales o “excéntricas” de algunos prefijos las pruebas 1 (repetición) y 2

(coordinación de prefijos). Mencionamos también que la explicación en Varela & García

(1999) y en Varela (2005) para este último fenómeno no es muy satisfactoria para una visión

que procure sostener coherentemente los postulados lexicalistas, puesto que requiere aceptar

que alguna operación sintáctica (coordinación o elipsis) puede darse entre elementos menores

que la palabra. Las cuatro pruebas restantes (3-6) constituyen argumentos más fuertes aún en

contra de las descripciones habituales de la prefijación.

3. Discusión

En esta sección revisamos, primero, las consecuencias descriptivas que se extraerían de las

propiedades “especiales” de la prefijación enumeradas en 2. En particular, relacionamos la

mayor transparencia sintáctica de prefijos como inter, pro, re, super, con su parentesco

178
semántico-sintáctico con elementos funcionales o semi-funcionales de Grado, preposiciones y

cuantificadores. Por último, nos detenemos brevemente en las consecuencias teóricas que

podría tener nuestro análisis de la prefijación.

3.1. Consecuencias descriptivas

Si consideramos solo los prefijos de los tipos 4 a 7, de mayor autonomía sintáctica, las

propiedades revisadas en 2 permiten distinguir dos grupos básicos: unos prefijos están

emparentados con las preposiciones (en un sentido amplio que comprende no solo a inter– o

anti–, sino también los prefijos aspectuales/ temporales del ámbito nominal como pre– o ex–),

mientras que el otro remite a la cuantificación como fenómeno transcategorial, que puede

implicar adjetivos y adverbios (re–, super–, hiper–), nombres (mega–, multi–, nuevamente

re–, super–) o incluso verbos (re– y super–). Nótese que los dos grupos se vinculan, entonces,

con categorías funcionales o semifuncionales (cfr. Baker 2002 para las preposiciones)

reconocidas desde diversas perspectivas luego de la llamada “explosión de las categorías

funcionales” de la segunda mitad de la década del ‘80. Desde la perspectiva de la Morfología

Distribuida, las proyecciones funcionales están encabezadas en la sintaxis por rasgos formales

o abstractos extraídos de un repertorio universal (cfr. Embick & Halle en prensa); eso se daría

por igual en el caso de que se realicen como palabras, como clíticos o como prefijos, dado el

supuesto de inserción tardía de ese modelo.

Esta propuesta es consecuente con el hecho de que, muy a menudo, las categorías funcionales

están ligadas a ítems léxicos que presentan diversos grados de defectividad morfofonológica:

afijos y clíticos de diversas clases, con distintos grados de opacidad sintáctica. Por ejemplo,

desde el punto de vista morfofonológico, es defectivo el clítico pronominal acusativo en

(19.a), en función de su posicionamiento obligatorio con respecto a la forma verbal, de modo

similar al auxiliar haber en el pretérito compuesto (cfr. las diferencias con el

179
pluscuamperfecto en 19.b). Además, haber admite algunas operaciones que hemos visto en 2

para los prefijos (e.g., la coordinación de los morfemas léxicos, como en 19.c), pero no otras

(e.g., la coordinación entre auxiliares, como en 19.d):

(19) a. *Juan vio lo / * Lo Juan vio / * Lo seguro vio (vs. Juan lo vio)
b. ??ha lentamente descubierto el placer del vino (vs. había lentamente descubierto el
placer del vino)
c. había/ ha comprado y vendido la casa varias veces
d. *ha y había comprado propiedades varias veces

De este modo, con respecto al estatuto morfofonológico de los prefijos, podemos equiparar la

autonomía fonológica de algunos prefijos con la de los clíticos. De hecho, como hemos visto

en la prueba 6, re– y sus variantes requete– y recontra– (y eventualmente super–) exhiben

mayor libertad en su posición que lo en (19.a) o ha en (19.b), que necesitan estar adyacentes a

la forma verbal.

En el caso de la prefijación preposicional, Kornfeld & Saab (2001) observan que los prefijos

de origen culto como inter, pro, anti, si bien presentan transparencia sintáctica, no son

preposiciones del español como de, sin, en o hacia. La diferencia más significativa es el

hecho de que no pueden combinarse con SSDD, como ilustran los siguientes ejemplos:

(20) a. inter (*las/ varias) naciones


b. anti (*el) gobierno/ anti (*todos los) gobiernos
c. pro (*el) aborto/ pro (*mucha) democracia

El comportamiento ejemplificado en (20) diferencia los prefijos grecolatinos de las

“verdaderas” preposiciones del español, ya que ilustra el hecho de que son incapaces de

asignar caso a un SD en la sintaxis. Sin embargo, su significado y la posibilidad de que se

vinculen con frases (como se vio en las pruebas 2-5 analizadas en la sección 2) sugieren que

su estatuto gramatical no puede ser radicalmente diferente de las preposiciones. La

defectividad sintáctica que impide que inter, pro, anti tomen como complementos SSDD

debería estar consignada de algún modo en su entrada léxica.

180
En cuanto a la cuantificación, no se advierte una defectividad análoga a la ilustrada por (20),

puesto que los prefijos parecen tener exactamente la misma distribución que los morfemas

libres equivalentes, como mucho, muy, gran, etc. (cfr. ejemplos 10 a 18). En estos casos, la

selección de un ítem concreto (re–, muy, super–, etc.) supone aportar un contenido expresivo

determinado a la nueva palabra o construcción, asemejándose así a las categorías funcionales

vinculadas directa o indirectamente con la modalidad de la cláusula (cfr. Di Tullio 2004 para

el análisis de diversas estructuras enfáticas o exclamativas de Grado).

Nuestra explicación es, en suma, que los prefijos que exhiben dos o más de las propiedades

sintácticas analizadas en 2 realizan o están ligados con rasgos formales que se alojan en la

sintaxis en núcleos funcionales, de un modo similar al formalizado en los diversos esquemas

de (21):

(21) a. SP b. SGrad c. SD
V V V
P’ Grad’ D SQ?
V V (el) V
P° SNúm Grad° SA (Sa) Q’
inter V super 5 V
(Sn) Núm’ grande re SNúm
V 5
-s SN (Sn) auto
5
club

Del hecho de que algunos prefijos sean equivalentes a núcleos funcionales o semifuncionales

se desprenden otras propiedades que han sido tratadas deficientemente en la bibliografía. Así,

parece obvio que, si los prefijos inter, pre, anti están ligados a los mismos rasgos funcionales

que las preposiciones, las formas en las que intervengan deberán ser (categorialmente)

equivalentes a frases preposicionales. Eso explica satisfactoria y naturalmente por qué no

aparece ninguna relación de concordancia con el núcleo nominal en casos como crema

antiarrugas, puesto que las frases preposicionales no tienen concordancia alguna con su

181
núcleo (e.g., la casa sin niños, el camino de los bichos, etc.). Independientemente del resto de

nuestra argumentación, creemos que atribuirle a antiarrugas naturaleza preposicional es

mucho más adecuado que interpretarla como un nombre, como en la argumentación de Varela

(2005) 84 . A su vez, que los prefijos ligados a la cuantificación no modifiquen categorialmente

sus bases se explica en forma directa por su equivalencia con categorías funcionales de otra

clase: así, la suma de un elemento de grado con un adjetivo tiene en la sintaxis las

propiedades léxicas de un adjetivo, al igual que en la combinación de un cuantificador con un

nombre.

Por otra parte, puede establecerse una correlación bastante clara entre grados de transparencia

sintáctica y clases de palabras, con la excepción de los prefijos re-, requete- y recontra- en

español rioplatense (que, como hemos dicho, no presentan ninguna selección categorial de la

base). Los nombres (especialmente los eventivos, deverbales o no, cfr. Resnik en este

volumen) suelen permitir un alto grado de transparencia sintáctica en su combinación con

prefijos y, de hecho, las pruebas de transparencia sintáctica 3 a 5 han sido ejemplificadas con

nombres (cfr. ejemplos 7-9). En cambio, los prefijos que se combinan con verbos (deshacer,

reconsiderar, sobrevolar) se comportan sistemáticamente como verdaderos afijos y son

siempre opacos (con la posible excepción del iterativo re– para la prueba 1) 85 . Un estatuto

intermedio presenta la combinación de adjetivos con prefijos. Los prefijos negativos son

totalmente opacos: *des[leal y honesto], *in[útil y capaz], mientras que otros prefijos

presentan una opacidad bastante alta, aunque admiten algunas operaciones sintácticas como la

combinación con prefijos de significado opuesto (inter–/ intra–, bi–/ mono–), y, en el caso de

los apreciativos, también la coordinación de las bases (super bueno e inteligente).

84
Por lo demás, el argumento de Varela (2005) de que se trata de nombres en aposición es inverosímil porque no
existen en español nombres que funcionen primariamente como aposición y no como núcleos (como debería ser
el caso con antiarrugas o antigas según su propuesta).
85
El hecho de que la categoría más “opaca” relacionada con la prefijación sea el verbo nos lleva a recordar que
tampoco hay compuestos verbales en español. La dificultad, sin embargo, podría ser metodológica: es más fácil
determinar la transparencia u opacidad sintáctica en los nombres que en los verbos o los adjetivos (véase
Kornfeld 2005 para una reflexión sobre este punto).

182
En síntesis, la prefijación no puede considerarse un fenómeno unitario ni desde el punto de

vista sintáctico ni desde el punto de vista morfofonológico. Mientras que algunos prefijos se

comportan efectivamente como afijos (en el sentido de que respetan las propiedades de

opacidad sintáctica, por lo que sería posible sostener desde el punto de vista empírico un

lexicalismo moderado) 86 , otros (en particular, los que hemos utilizado para ilustrar las pruebas

de 2) funcionan como clíticos, en el sentido de que su adjunción solo puede haberse dado en

la sintaxis, luego de la formación previa de una frase. Para este segundo caso, proponemos

que se trata de ítems ligados con rasgos funcionales o semifuncionales en la sintaxis. Como

hemos dicho, puede darse el caso de que un mismo prefijo funcione, en combinación con una

clase de palabras, como un afijo (i.e., con opacidad sintáctica) y, en combinación con otra,

como un clítico (i.e., con un grado de transparencia sintáctica): compárese *inter[nacional y

provincial] con inter escuelas y departamentos de historia.

3.2. Conclusiones teóricas

Desde el punto de vista teórico, el estudio de los prefijos en español acarrea problemas para el

lexicalismo en sus diversas variantes y, en particular, para la llamada Hipótesis de la

Integridad Léxica (cfr. Scalise 1984, entre muchos otros), que es uno de los lugares comunes

que se asumen generalmente sin mayor discusión. En particular, esa hipótesis se ve atacada

por el hecho de que un grupo de prefijos admiten inequívocamente operaciones sintácticas

internas a lo que debería constituir una palabra (y ser, por lo tanto, opaco a cualquier regla

sintáctica). Hemos propuesto, para reflejar fielmente las propiedades de los prefijos en

cuestión, que deberían tratarse en forma equivalente a los clíticos, a los que se atribuye un

86
No discutiremos aquí la cuestión de la derivación ni del estatuto de las “categorías chiquitas” o proyecciones
categoriales: Sa, Sn, Sv (véase Marantz 1997, 2001). Solo recordemos que, para ciertas visiones de la
Morfología Distribuida, sería plausible que los prefijos “afijativos” como des– o in– estuvieran también ligados a
categorías funcionales en la sintaxis, solo que esas proyecciones deberían ser más cercanas o internas a la raíz
léxica que las relativas a los prefijos considerados aquí, que corresponden a proyecciones más externas, en
general discutidas y aceptadas desde distintas perspectivas teóricas.

183
nodo sintáctico independiente en la sintaxis y que se unen a su anfitrión [host] por medio de

una operación post-sintáctica (aun en las visiones lexicalistas, cfr. Scalise 1984).

Los resultados de este trabajo son favorables a las visiones “deconstructivas” de la división

del trabajo lingüístico, como la Morfología Distribuida. De todos modos, aquellas posturas

que, como la misma Morfología Distribuida (y también Anderson 1992 o Beard 1995),

postulan una separación más o menos tajante entre morfemas léxicos (raíces) y morfemas

funcionales (rasgos abstractos universales) tienen el problema de que los prefijos, al igual que

las preposiciones y otros elementos funcionales (modificadores de grado y cuantificadores),

parecen ser elementos intermedios en esa distinción (cfr., por ejemplo, Baker 2002) 87 . En

cualquier caso, el análisis aquí presentado supone desdibujar las fronteras entre los procesos

tradicionalmente vinculados con la morfología y la sintaxis, ya que, como hemos dicho,

ciertos prefijos (que se consideran morfemas derivativos) pueden tener un significado y una

distribución equivalente en la sintaxis a los de elementos funcionales o semifuncionales como

las preposiciones, los cuantificadores o los modificadores de grado. El hecho de que se trate

de elementos con escasa autonomía morfofonológica (afijos o clíticos) no agrega ni modifica

ninguna propiedad de los correspondientes rasgos abstractos en la sintaxis. Es interesante

destacar que el caso estudiado aquí involucra fenómenos tradicionalmente considerados parte

de la derivación. También en el terreno de la formación de palabras, entonces, los fenómenos

de la morfología se asemejan notablemente a los de la sintaxis. En ese sentido, este capítulo es

complementario respecto de trabajos que apuntan a demostrar la arbitrariedad de la

delimitación lexicalista entre palabra y frase (cfr. Embick & Noyer 2001, Embick & Halle en

prensa, entre otros) en la medida en que el carácter libre o ligado de un elemento (i.e., su

naturaleza morfofonológica) no determina ninguna de sus propiedades sintácticas.

87
Así, no queda claro si en la sintaxis son raíces o si están vinculados con un rasgo formal (para una discusión
preliminar sobre las preposiciones, pueden consultarse Kornfeld 2005, Fraga 2006).

184
VII. La determinación de la eventividad nominal en español

Gabriela Resnik

Introducción

La investigación sobre criterios formales para la determinación del carácter eventivo de las

unidades nominales, en particular las deverbales, se desarrolla en el paradigma de la

gramática generativa a partir de los años 70. Esta investigación pone de relieve dos aspectos

fundamentales para el diseño de un modelo de gramática: la relación entre propiedades léxicas

y comportamiento sintáctico de las palabras, por un lado, y la naturaleza de los límites entre

las categorías gramaticales, por otro. En el marco de esa tradición gramatical, los propósitos

de este capítulo son dos: 1) presentar una revisión crítica de distintos diagnósticos que se han

propuesto para discriminar entre usos eventivos/no eventivos de las nominalizaciones, y

aplicar estas pruebas al caso de los nombres simples de interpretación eventiva (como

conferencia o accidente); 2) proponer un conjunto de criterios válidos para la determinación

de la eventividad nominal en español. En el primer apartado, se revisará la propuesta de

Chomsky 1970, que constituye el punto de partida para la discusión sobre las

nominalizaciones. En el segundo apartado, se revisará una de las propuestas centrales sobre

eventividad en los nombres dentro del enfoque lexicalista 88 : Grimshaw (1990), que constituye

un trabajo de referencia obligada para todos los desarrollos posteriores sobre el tema. Se

intentará, a partir de la presentación de los diagnósticos, explicar la relación entre estructura

argumental y estructura eventiva que es central en este análisis. En el tercer apartado se

revisará una propuesta para tratar las nominalizaciones hecha desde una perspectiva más

sintactista: la de Picallo (1991), con especial atención a la relación que allí se presenta entre

eventividad y forma sintáctica del sintagma nominal. En el apartado cuarto se revisará una

88
Otros trabajos que tratan aspectos de las nominalizaciones desde este enfoque son Williams (1981, 1987),
Grimshaw y Vikner (1993) y Pustejovsky (1995), aunque no presentan de manera sistemática contextos para la
discriminación entre usos eventivos y no eventivos de los nombres.

185
propuesta enmarcada en el enfoque de la Morfología Distribuida (Halle & Marantz 1993), la

de Alexiadou (2001), teniendo en cuenta la relación que allí se plantea entre interpretación

eventiva del nombre y estructura funcional del sintagma nominal. Finalmente, en el último

apartado se presentará una propuesta para la identificación de los nombres de significado

eventivo en español, a partir de la evaluación de los diagnósticos presentados en las secciones

anteriores y de algunos criterios formulados en Resnik (2004, 2005a y b).

1. El punto de partida

Chomsky (1970) utiliza el contraste entre las nominalizaciones de gerundio (gerund

nominals) y las nominalizaciones derivadas (derived nominals) en inglés para plantear una

modificación al modelo de gramática que da lugar a la separación del léxico del componente

categorial de la base. Las nominalizaciones de gerundio difieren de las nominalizaciones

derivadas en cuanto a productividad, regularidad semántica respecto del verbo base y

estructura interna del sintagma. Las diferencias que plantea Chomsky en cuanto a la

estructura, que muestran que sólo las nominalizaciones derivadas tienen la estructura de un

sintagma nominal, se observan a continuación.

Admisión de determinantes

Sólo admiten determinante, y en general de varios tipos distintos, las nominalizaciones

derivadas, no las de gerundio:

1. a. John’s proving the theorem


Juan-GEN demostrando el teorema
‘el demostrar el teorema por parte de Juan’
b. *the/this proving of the theorem
el/este demostrando de el teorema
‘el/este demostrar el teorema’
c. the/this proof of the theorem
la/esta demostración de el teorema
‘la/esta demostración del teorema’

186
Inserción de adjetivos

Sólo admiten inserción de un adjetivo las nominalizaciones derivadas, no las de gerundio:

2. a. *John’s unmotivated criticizing the book


Juan-GEN inmotivado criticando el libro
‘el criticar inmotivado del libro por parte de Juan’
b. John’s unmotivated criticism of the book
Juan-GEN inmotivado crítica de el libro
‘las inmotivadas críticas al libro por parte de Juan’

Pluralización

Sólo admiten la pluralización las nominalizaciones derivadas, no las de gerundio:

3. a. the/various refusals of the offer


los/varios rechazos de el ofrecimiento
‘los/varios rechazos al ofrecimiento’
b.*John’s refusings the offer
Juan-GEN rechazando-PL el ofrecimiento
‘los/varios rechazares del ofrecimiento por parte de Juan’

Aspecto

Sólo expresan aspecto las nominalizaciones de gerundio. No hay nominalizaciones derivadas

que sean análogas a 4:

4. John’s having criticized the book


Juan-GEN habiendo criticado el libro
‘el haber criticado el libro por parte de Juan’

Todas estas diferencias sugieren que las oraciones que contienen nominalizaciones de

gerundio se derivan transformacionalmente de las oraciones que contienen el verbo

correspondiente, mientras que las oraciones que contienen una nominalización derivada son

generadas así en la base, y no el fruto de la aplicación de una regla transformacional.

La oración 5 es el resultado de la interacción entre una entrada léxica en que refuse tiene

rasgos de subcategorización fijos, pero es libre con respecto a los rasgos categoriales N y V,

más una regla del componente de base que establece que cualquier categoría léxica (V, A, N)

187
puede tener un complemento. La inserción de refuse bajo un nodo N determina, por ejemplo,

que pueda tener un determinante o como especificador:

5. this/several refusal(s) of the offer


‘este/varios rechazo(s) de el ofrecimiento’
‘este/varios rechazos al ofrecimiento’

La extensión de la regla de complementos para los nombres no es ad-hoc para acomodar el

caso de las nominalizaciones, sino que numerosos N tienen complementos:

6. a. the message from Bill to Tom about the meeting


el mensaje de Bill a Tom sobre la reunión
‘el mensaje de Bill a Tom sobre la reunión’
b. a war of aggresion against France
una guerra de agresión contra Francia
‘una guerra de agresiones contra Francia’
c. the author of the book
el autor de el libro
‘el autor del libro’

Con respecto a las nominalizaciones, sólo en el caso más simple los mismos complementos se

asocian al verbo y al nombre relacionados; muchas veces, un tipo de complemento está

disponible para el verbo, pero no para la nominalización:

7. a. We consider John (to be) a fool.


nosotros consideramos Juan (ser) un tonto
‘Consideramos a Juan un tonto’
b. *our consideration of John (to be) a fool
nuestra consideración de Juan (ser) un tonto
‘nuestra consideración de Juan un tonto’

Esta falta de correspondencia debe especificarse en el lexicón por medio de una regla de

redundancia.

El análisis de Chomsky (1970) plantea una serie de cuestiones claves para la discusión sobre

las propiedades de las nominalizaciones. En primer lugar, las semejanzas sintácticas y

semánticas entre nombres y verbos cuestionan la necesidad de retener en el modelo gramatical

etiquetas categoriales como N o V en el léxico. En segundo lugar, la identidad de los rasgos

188
de subcategorización entre palabras de distintas categorías morfológicamente relacionadas

puede ser total o parcial; dicho de otro modo, la realización de la estructura argumental puede

variar, en distintos tipos de nombres, respecto de la que se da con los verbos. Por último,

propiedades morfológicas y sintácticas como la admisión de una gama de determinantes, la

posibilidad de inserción de adjetivos, la posibilidad de pluralización y la expresión de aspecto

constituyen pruebas para la distinción entre distintos tipos de nominalizaciones, es decir que

la identificación de categorías léxicas se lleva a cabo a partir del análisis de las propiedades

morfosintácticas de las palabras.

2. La perspectiva lexicalista

Grimshaw (1990) presenta una clasificación de las nominalizaciones del inglés a partir del

análisis de su estructura argumental. Propone una serie de contextos para distinguir entre dos

variantes de nominalizaciones como examination (“evaluación”): la eventiva, asociada a la

interpretación de proceso (en una frase como “la evaluación de los candidatos”, evaluación se

refiere al proceso de evaluar), y la resultativa, asociada a la interpretación de estado o

producto resultante (en una oración como “Las evaluaciones se entregan en tinta”, evaluación

se refiere a un texto compuesto por una serie de ejercicios). Los contextos que diferencian las

variantes son los siguientes:

Las nominalizaciones eventivas ocurren con adjetivos como constant (“constante”) y frequent

(“frecuente”):

8. a. *The frequent expression is desirable.


la frecuente expresión es deseable
‘la expresión frecuente es deseable’
b. The frequent expression of one′s feeling is desirable.
la frecuente expresión de uno-POS sentimientos es deseable
‘La expresión frecuente de los propios sentimientos es deseable’

El posesivo interpretado como sujeto sólo ocurre con las nominalizaciones eventivas:

189
9. a. *The instructor′s (deliberate) examination took a long time.
el profesor-POS (deliberada) evaluación llevó un largo tiempo
‘La evaluación (deliberada) del profesor llevó mucho tiempo’
b. The instructor′s (deliberate) examination of the papers took a long time.
el profesor-POS (deliberada) evaluación de los exámenes llevó un largo tiempo
‘La evaluación (deliberada) de los exámenes por parte del profesor llevó mucho
tiempo’

Las nominalizaciones eventivas admiten un sintagma agentivo con by (“por parte de”):

10. a. *The assignment by the instructor.


la asignación por el profesor
‘la asignación por parte del profesor’
b. The assignment of unsolvable problems by the instructor.
la asignación de irresolubles problemas por el profesor
‘la asignación de problemas irresolubles por parte del profesor’

Las nominalizaciones eventivas admiten sólo el determinante definido:

11. a. The shooting of rabbits is illegal.


la caza de conejos es ilegal
‘la caza de conejos es ilegal’
b. *A/*one/*that shooting of rabbits is illegal.
una/una/esa caza de conejos es ilegal
‘Una/esa caza de conejos es ilegal’

Sólo las nominalizaciones resultativas admiten la pluralización:

12. *The shootings of rabbits are illegal.


las cazas de conejos son ilegales
‘Las cazas de conejos son ilegales’

Sólo las nominalizaciones resultativas se dan en uso predicativo:

13. a.*That was the shooting of rabbits.


esa fue la caza de conejos
‘Esa fue la caza de conejos’
b. That was the/an assignment.
esa fue la/ una tarea
‘Esa fue la/una tarea’

Sólo las nominalizaciones eventivas controlan cláusulas de infinitivo:

14. a. The examination of the patient in order to determine whether...


la examinación de el paciente en orden a determinar si...
‘La examinación del paciente a fin de determinar si... ‘

190
b. *The exam in order to determine whether...
el examen en orden a determinar si...
‘El examen a fin de determinar si... ‘

Las nominalizaciones eventivas admiten los mismos modificadores aspectuales que el verbo:

15. a. The total destruction of the city in only two days appalled everyone.
la total destrucción de la ciudad en solo dos días horrorizó todos
‘La destrucción total de la ciudad en solo dos días horrorizó a todos’
b. They destroyed the city in only two days.
ellos destruyeron la ciudad en solo dos días
‘Destruyeron la ciudad en solo dos días’

La explicación que propone Grimshaw para estos contrastes se basa en las características

argumentales de las nominalizaciones eventivas y resultativas. Las nominalizaciones que

designan eventos complejos, como examination en su sentido eventivo o de proceso, tienen

una estructura argumental equivalente a la de los verbos, en el sentido de que deben realizar

sintácticamente sus argumentos. Los nombres resultativos, como examination en su sentido

de ‘lista de ejercicios’, así como los nombres no deverbales que designan eventos simples

(“simple event nouns”, Grimshaw 1990: 59) , como trip (“viaje”), carecen de verdadera

estructura argumental, lo cual da cuenta de la opcionalidad de los sintagmas con los que

ocurren. De este modo, muchos de los contrastes de gramaticalidad presentados en 8-15 se

explican a partir de que ciertos elementos (por ejemplo, un adjetivo como frequent o un

sintagma con by) fuerzan la interpretación eventiva del nombre y, por lo tanto, la realización

sintáctica obligatoria de sus argumentos; si no se satisface la estructura argumental del

nombre, como en 8a y 10a, donde falta el argumento interno, la oración resultante es

agramatical. Según Grimshaw, la presencia/ausencia de estructura argumental en los nombres

es consecuencia, a su vez, de que tengan o no asociada una estructura eventiva compleja,

compuesta de dos subeventos, asemejable a la de los verbos.

191
La propuesta de Grimshaw, entonces, clasifica los nombres del inglés en dos grupos: los que

tienen estructura eventiva-argumental, o sea las nominalizaciones de proceso, y los que no la

tienen, es decir, las nominalizaciones de resultado y los nombres simples eventivos como trip.

Para explicar el comportamiento similar de estos dos últimos, Grimshaw (1990: 63-68)

considera que, mientras ambos tienen un argumento externo no temático (el argumento R,

propuesto en Williams 1981 89 ), el argumento externo de los eventivos complejos es Ev, lo

cual determina que tengan una estructura eventiva. En inglés, afijos como -ing introducen

sistemáticamente el argumento Ev, mientras que la conversión (o derivación sin marca

morfológica) introduce el argumento R; afijos como -ion o -ment tienen una especificación

ambigua: introducen Ev o R. Como el afijo es el núcleo de la palabra, su argumento externo

se extiende a toda la palabra. Grimshaw propone, además, una distinción en el estatuto de los

sintagmas no argumentales que acompañan a los nombres simples y las nominalizaciones

resultativas. Las nominalizaciones resultativas tienen modificadores, que no están

relacionados con la estructura léxico-conceptual del nombre, sino que se relacionan con éste

por medio de la predicación. Los nombres eventivos simples, en cambio, tienen

complementos, que corresponden a posiciones argumentales en la estructura léxico-

conceptual del nombre, aunque no son argumentos gramaticales regidos por la estructura

argumental. Así, el sintagma John’s en 16a es un complemento porque está relacionado con el

significado léxico del núcleo nominal murder (“asesinato”). En 16b, en cambio, es un

modificador, puesto que no está implicado en el significado léxico de dog (“perro”):

89
Williams (1981) propone que R es el argumento externo de todos los nombres para dar cuenta del siguiente
contraste entre nombres y verbos: en Evil forces destroyed the city, “the city” corresponde al argumento interno
(tema) y “evil forces” al argumento externo (actor) de destroy; en cambio, en I consider that [destruction of a
city by evil forces], “destruction of a city by evil forces” se predica de “that”, pero el sintagma nominal
predicativo ya tiene argumentos internos tema y actor, por lo que “that”, que es su argumento externo, debe tener
una interpretación no temática, sino “referencial”, en el sentido de que este argumento también se manifiesta en
los usos no predicativos de los nombres. En John is a fool, “John” es el argumento externo de fool, pero en The
fool left, el argumento externo de fool está representado por una variable en la representación lógica: ∃x (fool (x)
& left (x)). La estructura argumental de fool es, entonces (R), y en esa posición argumental están “John” o la
variable x.

192
16. a. John’s murder
Juan-POS asesinato
‘el asesinato de Juan’
b. John’s dog
Juan-POS perro
‘el perro de Juan’

Los modificadores pueden estar separados del núcleo nominal por medio de la cópula, pero

los complementos, al igual que los argumentos, no son admisibles en esa estructura:

17. a. This dog is John’s.


Este perro es Juan-POS
‘Este perro es de Juan’
b. *This murder is John’s.
Este asesinato es Juan-POS
‘Este asesinato es de Juan’

El análisis de los nombres que propone Grimshaw (1990), entonces, distingue entre tres

clases: una de ellas, formada por las nominalizaciones eventivas, tienen estructura argumental

como los verbos de los que derivan, porque tienen una estructura eventiva compleja; las otras

dos clases, compuestas por los nombres que carecen de estructura argumental, se distinguen

entre sí por el estatuto de los sintagmas que los acompañan en la frase: las nominalizaciones

resultativas tienen modificadores, mientras que los nombres eventivos simples tienen

complementos, que están ligados a una posición en la estructura léxico-conceptual del

nombre. La afirmación de que los nombres simples carecen de estructura eventiva debe

entenderse en el sentido de que no puede hacerse un análisis semántico interno de su

significado eventivo (i.e. no hay división en sub-eventos). Este hecho es consecuencia de que

sólo los nombres que tienen asociado el argumento Ev tienen estructura argumental; los

eventos simples, al igual que los nombres resultativos (y que nombres como casa, por

ejemplo) tienen R como argumento externo no temático.

193
Los problemas que pueden plantearse respecto del análisis de Grimshaw (1990) son tres. En

primer lugar, los contextos que se presentan muestran nominalizaciones que corresponden a

una sola clase aspectual de verbos: las realizaciones. Por ende, la condición de estructura

eventiva compuesta por dos subeventos para la presencia de estructura argumental está

sesgada por las propiedades de la clase aspectual realización, que subsume los subeventos

‘causa’ y ‘estado resultante’ (cf. Pustejovsky 1991). De hecho, se pueden proponer ejemplos

con nominalizaciones derivadas de verbos de otras clases aspectuales, como actividades (18a)

o logros (19b), admisibles en los contextos de eventividad presentados antes, que sugieren

que la complejidad de la estructura aspectual de la nominalización no es lo que determina que

un nombre tenga estructura argumental de realización obligatoria:

18. a. the constant singing of carols by village children


el constante cantar de villancicos por pueblo chicos
‘el cantar constante de villancicos por parte de los chicos del pueblo’
b. the arrival of the rescuers in 15 minutes
la llegada de los rescatistas en 15 minutos
‘la llegada de los rescatistas en 15 minutos’

En segundo lugar, la asimilación que se propone entre nominalizaciones resultativas y

nombres eventivos simples sólo funciona para algunos de los contextos de 8-15 (no admiten

modificación con constant/frequent, aceptan varios determinantes, son modificados por

sintagmas opcionales y no controlan cláusulas de infinitivo). Pero, tal como se reconoce al

proponer la distinción entre modificadores y complementos a la que ya se ha hecho referencia,

los nombres simples sí aceptan posesivos interpretados como sujetos:

19. John’s murder/ accident/ trip/ concert


Juan-POS asesinato/accidente/viaje/concierto
‘el asesinato/accidente/viaje/concierto de Juan’

Además, el uso predicativo no parece admisible en todos los casos:

20. ?That was John’s accident.


ese fue Juan-POS accidente
‘Ese fue el accidente de Juan’

194
Finalmente, sólo los nombres eventivos simples o las nominalizaciones eventivas, pero no las

resultativas, ocurren como sujeto de verbos aspectuales o de acaecimiento como take place

(“tener lugar”) o take a long time (“llevar mucho tiempo”) (21) o como complemento de

preposiciones complejas de significado aspectual (22):

21. The teacher’s examination of the papers/The lecture took place in the main
room.
el profesor-POS evaluación de los exámenes/la conferencia tomó lugar en la
principal sala
‘La evaluación de los exámenes por parte del profesor/la conferencia se llevó a cabo
en la sala principal’
22. He resigned in the middle of the campaign/bombing.
él renunció en el medio de la campaña/bombardeo
‘Renunció en medio de la campaña/bombardeo’

Con respecto al ejemplo de (22), debe hacerse notar que, dada la interpretación de la frase in

the middle of, la lectura resultativa queda excluida; el análisis de Grimshaw debería explicar,

entonces, la opcionalidad del argumento interno en estos casos, como se observa en (23):

23. He collapsed in the middle of the concert/ examination (of the papers).
él se desplomó en el medio de el concierto/evaluación (de los exámenes)
‘Se desplomó en medio del concierto/la evaluación de los exámenes’

En síntesis, los nombres eventivos simples no pueden asimilarse sin más a las

nominalizaciones resultativas, y la complejidad de la estructura eventiva no parece ser la

condición que regula la realización de argumentos en la sintaxis nominal. Más aun, si con

algo se vinculan las características de la estructura eventiva de un nombre es con la

realización de sintagmas no argumentales (predicados, especificadores y adjuntos), como se

verá más adelante.

195
3. La perspectiva sintactista

Picallo (1991) propone una distinción entre nominalizaciones y otros nombres eventivos del

catalán a partir del análisis de la forma sintáctica de las oraciones en las que ocurren. Los

contextos que propone para distinguir entre la interpretación eventiva y resultativa de

nominalizaciones como discussió (“discusión”) son los siguientes:

Las nominalizaciones eventivas realizan el agente como adjunto:

24. la demostració del teorema de Pitàgores per part d’en Joan


la demostración del teorema de Pitágoras por parte de el Juan
‘la demostración del teorema de Pitágoras por parte de Juan’

Las nominalizaciones resultativas realizan el agente en posición argumental, en caso genitivo:

25. la demostració d’en Joan del teorema de Pitàgores


la demostración de el Juan del teorema de Pitágoras
‘la demostración de Juan del teorema de Pitágoras’

Ciertos predicados evaluativos admiten solamente nominalizaciones resultativas:

26. a. La demostració d’en Joan del teorema de Pitàgores es inconsistent.


la demostración de el Juan del teorema de Pitágoras es inconsistente
‘La demostración de Juan del teorema de Pitágoras es inconsistente’
b. *La demostració del teorema de Pitàgores per part d’en Joan es inconsistent.
la demostración del teorema de Pitágoras por parte de el Juan es inconsistente
‘La demostración del teorema de Pitágoras por parte de Juan es inconsistente’

27. a. Les observacions de Ramón y Cajal de l’ estructura neuronal li van valer el Premi
Nobel.
las observaciones de Ramón y Cajal de la estructura neuronal le van valer el Premio
Nobel
‘Las observaciones de Ramón y Cajal de la estructura neuronal le valieron el Premio
Nobel’
b. *Les observacions de l’ estructura neuronal per part de Ramón y Cajal li van valer el
Premi Nobel.
las observaciones de la estructura neuronal por parte de Ramón y Cajal le van valer el
Premio Nobel
‘Las observaciones de la estructura neuronal por parte de Ramón y Cajal le valieron el
Premio Nobel’

196
Modificadores aspectuales como durant o abans y predicados del tipo tenir lloc o començar

seleccionan nominalizaciones eventivas:

28. a. L’observació de l’estructura neuronal per part de Ramón y Cajal va tenir lloc a
finals del segle XIX.
la observación de la estructura neuronal por parte de Ramón y Cajal va tener lugar
a fines del siglo XIX
‘La observación de la estructura neuronal por parte de Ramón y Cajal tuvo lugar a
fines del siglo XIX’
b. *L’ observació de Ramón y Cajal de l’estructura neuronal va tenir lloc a finals del
segle XIX.
la observación de Ramón y Cajal de la estructura neuronal va tener lugar a fines
del siglo XIX
‘La observación de Ramón y Cajal de la estructura neuronal tuvo lugar a fines del
siglo XIX’

29. a. la modificació dels plànols per part de l’ arquitecte durant tot un any
la modificación de los planos por parte de el arquitecto durante todo un año
‘la modificación de los planos por parte del arquitecto durante todo un año’
b. *la modificació del arquitecte dels plànols durant tot un any
la modificación del arquitecto de los planos durante todo un año
‘la modificación del arquitecto de los planos durante todo un año’

Las nominalizaciones eventivas son siempre definidas y singulares y no pueden aparecer con

un determinante demostrativo:

30. a. *aquesta traducció del “Tirant lo Blanc” per part de Rosenthal


esta traducción del “Tirant lo Blanc” por parte de Rosenthal
‘esta traducción del “Tirant lo Blanc” por parte de Rosenthal’
b. *una definició de la noció de c-comandament per part d’en Joan
una definición de la noción de mando-c por parte de el Juan

Las nominalizaciones resultativas admiten demostrativos e indefinidos:

31. a. aquesta traducció de Rosenthal del “Tirant lo Blanc”


esta traducción de Rosenthal del “Tirant lo Blanc”
‘esta traducción de Rosenthal del “Tirant lo Blanc” ‘
b. una definició d’en Joan de la noció de c-comandament
una definición de el Juan de la noción de mando-c
‘una definición de Juan de la noción de mando-c’

Para dar cuenta de estos contrastes entre nominalizaciones eventivas y resultativas, Picallo

(1991) analiza el modo de realización de los argumentos en cada caso y concluye que, para el

197
caso de las nominalizaciones derivadas de verbos transitivos, los argumentos pueden

realizarse en construcciones activas o pasivas, como sucede con los verbos base. Picallo

interpreta que las construcciones nominales propias de las nominalizaciones resultativas son

activas, dado que en ellas el agente se realiza en una posición argumental, como en 25. En

cambio, las construcciones nominales propias de las nominalizaciones eventivas son pasivas,

ya que allí el agente se realiza como adjunto (encabezado por per part de, como en 24), de

forma paralela a lo que sucede con las construcciones verbales. Esta alternancia activa/pasiva,

según Picallo, se correlaciona con una diferencia en la denotación de los nombres: los

resultativos denotan un objeto, el efecto del proceso denotado por el nombre eventivo. Los

contrastes presentados en 26-31 dan cuenta de esta diferencia en la interpretación. La autora

sugiere además que la ambigüedad en la interpretación de las nominalizaciones es producto de

que el afijo que las nuclea, -ció en los ejemplos de 24-31, puede ser interpretado como afijo

flexivo o derivativo. En caso de que se trate de un afijo flexivo, nuclea en la sintaxis una

proyección funcional cuyo complemento es una proyección léxica de categoría no

especificada, nucleada por la base léxica. Este proceso da lugar a una nominalización

sintáctica de interpretación eventiva. Si el morfema nominalizador es analizado como un afijo

derivativo, forma junto con la base el núcleo de una sola proyección léxica, el sintagma

nominal. Esto da lugar a una nominalización léxica, de interpretación resultativa.

En relación con las nominalizaciones intransitivas, Picallo sostiene que no son jamás

ambiguas, dado que siempre denotan resultados. Realizan sus argumentos del mismo modo

que las nominalizaciones transitivas resultativas, en la forma activa:

32. a. el salt de l’ atleta


el salto de el atleta
‘el salto del atleta’
b. *el salt per part de l’ atleta
el salto por parte de el atleta
‘el salto por parte del atleta’

198
Sin embargo, algunos de los contextos presentados por la autora como identificadores de

lectura eventiva no resultan en agramaticalidad al combinarse con nominalizaciones

intransitivas, como sería previsible si tuvieran interpretación resultativa:

33. el vol de l’avió durant dues hores (fou seguido amb interès)
el vuelo de el avión durante dos horas (fue seguido con interés)
‘El vuelo del avión durante dos horas fue seguido con interés’

Con respecto a los nombres eventivos simples, Picallo observa que predicados como tenir lloc

(“tener lugar”) o començar (“empezar”) no seleccionan exclusivamente eventos o procesos, sino

que también se predican de objetos o resultados. A continuación, da ejemplos con nombres

eventivos simples, que reproducimos en 34:

34. a. La conferència fou seguida amb interès.


la conferencia fue seguida con interés
‘La conferencia fue seguida con interés’
b. L’accident va ocórrer fa dos dies.
el accidente va ocurrir hace dos días
‘El accidente ocurrió hace dos días’

Sin embargo, parece imposible interpretar nombres del tipo accident o conferència (sólo) como

objetos o resultados, teniendo en cuenta contextos como los que damos en 35:

35. a. Vaig veure l’ accident mentre ocorria.


voy ver el accidente mientras ocurría
‘Vi el accidente mientras ocurría’
b. Enmig de la conferència, es va aixecar i es va marxar.
en medio de la conferencia se va levantar y se va ir
‘En medio de la conferencia se levantó y se fue’

Y, si bien es cierto que conferència puede tener una interpretación de objeto, como se aprecia en

36a, no parece ser este significado el que se actualiza en 34a, repetida como 36b, dada la

anormalidad de 36c:

36. a. La conferència és sobre l’escriptori.


la conferencia es sobre el escritorio
‘La conferencia está sobre el escritorio’
b. La conferència fou seguida amb interès.
la conferencia fue seguida con interés
‘La conferencia fue seguida con interés’

199
c. *La conferència, que és sobre l’escriptori, fou seguida amb interès.
la conferencia, que es sobre el escritorio, fue seguida con interés
‘La conferencia, que está sobre el escritorio, fue seguida con interés’

La inaceptabilidad de 36 c se explica porque el predicado fou seguida amb interès selecciona un

proceso como sujeto, por lo cual conferència, en la interpretación de objeto forzada por la relativa,

no resulta compatible con los requerimientos del verbo.

De hecho, el contraste entre lecturas eventiva/resultativa planteado por Picallo para discussió

(Picallo 1991: 289), que reproducimos en 37:

37. a. La discussió va durar tot el dia.


la discusión va durar todo el día
‘La discusión duró todo el día’
b. La discussió es va publicar a la revista.
la discusión se va publicar en la revista
‘La discusión se publicó en la revista’

parece ser el mismo que se da con conferència en los ejemplos de 36 a y b. No se trata, entonces,

de que predicados como tenir lloc o durar puedan seleccionar objetos o resultados, sino de lo

contrario: lo seleccionado, en casos como los de accident y conferència, son eventos. La decisión

de Picallo de tratarlos como a los resultativos procede, probablemente, de que se trata de bases

léxicas simples, sin afijos, que deberían asimilarse al modelo de “nominalización léxica”.

De todos modos, aun corrigiendo el análisis mediante la propuesta de que la ambigüedad de

lecturas eventiva/resultativa se resuelva del mismo modo para los nombres simples que para los

nombres derivados, habría problemas para este análisis, puesto que la variante eventiva de

conferència se comporta en la sintaxis como un nombre resultativo/activo en el sentido de Picallo;

por ejemplo, el agente no se realiza por medio de un adjunto sino en posición argumental, como se

ve en el contraste entre 38 a y b:

38. a. La conferència de sintaxi del professor convidat va durar tota la tarda.


la conferencia de sintaxis del profesor invitado va durar toda la tarde
‘La conferencia de sintaxis del profesor invitado duró toda la tarde’

200
b. *La conferència de sintaxi per part del professor convidat va durar tota la tarda.
la conferencia de sintaxis por parte del profesor invitado va durar toda la tarde
‘La conferencia de sintaxis por parte del profesor invitado duró toda la tarde’

Por otra parte, si el contraste entre las lecturas eventiva y resultativa de los nombres

deverbales se explica por medio de dos procesos de nominalización distintos en función de la

naturaleza del afijo, está claro que no es posible extender esta explicación a casos de nombres

simples, que carecen de afijos.

En síntesis, la propuesta de análisis de Picallo (1991) para las nominalizaciones presenta

algunos problemas. En primer lugar, la identificación de nominalizaciones intransitivas y

eventivos simples con los resultativos a partir de su denotación no es correcta, a partir de los

contextos vistos en 33, 35 y 36. En segundo lugar, el análisis que asocia afijo flexivo-

nominalización sintáctica-proceso y afijo derivativo-nominalización léxica-resultado, que

explica las dos posibilidades de interpretación de las formas nominales deverbales por medio

del proceso de formación que las genera, no permite explicar la polisemia evento/objeto de

los nombres eventivos simples, que no se generan a partir de afijos. Por otra parte, cabe

señalar que Picallo (1991) no ofrece ninguna fundamentación morfológica que justifique el

hecho de que afijos como -ció puedan ser analizados como morfemas flexivos, lo cual resulta

muy discutible 90 . Finalmente, la correlación de la diferencia semántica evento/resultado con

la diferencia sintáctica pasiva/activa no parece tener ninguna motivación en la propuesta, por

lo que los contextos que muestran distinta distribución de determinantes, adjuntos y

90
Entre otros argumentos en contra de considerar que -ción es un afijo flexivo, pueden considerarse los
siguientes: 1) se considera que la flexión es un proceso que no cambia la categoría de la palabra, y -ción es un
sufijo nominalizador; 2) dado que se considera que la sufijación flexiva es más externa que la derivativa, si -ción
fuera un afijo flexivo, el análisis de formas como distribucional (derivada de distribución) sería muy difícil; 3) la
única restricción que las formas flexivas imponen a la base es que pertenezca a una categoría, pero -ción se
aplica solamente a algunas bases verbales de ciertas características (realizaciones transitivas), por lo que no
muestra la productividad típica de las formas flexivas.

201
predicados para cada variante no hacen más que subrayar la existencia de dos variantes, pero

no son argumentos en favor de la distinción activa/pasiva.

4. La perspectiva de la Morfología Distribuida

Alexiadou (2001) propone reinterpretar la distinción entre nominalizaciones eventivas y

resultativas en términos de estructura funcional, desde la perspectiva de la Morfología

Distribuida (Halle & Marantz 1993). Según la autora, las nominalizaciones eventivas están

dominadas por un nodo D(eterminante), como todos los nombres, pero también por

proyecciones funcionales típicamente verbales (específicamente, v y Asp), mientras que las

nominalizaciones resultativas carecen de esta capa funcional “verbal”. A diferencia del de

Grimshaw (1990), este análisis considera que ambos tipos de nominalizaciones admiten

complementos, ya que la diferencia entre éstas no radica en su estructura argumental, sino en

su estructura funcional (Alexiadou 2001: 58).

Para mostrar los rasgos verbales de las nominalizaciones eventivas, Alexiadou presenta datos

del griego y del hebreo que muestran que estas nominalizaciones aceptan modificación

adverbial y asignan caso acusativo a su argumento interno, mientras que estos fenómenos no

se dan con las nominalizaciones resultativas en esas lenguas. Estos datos justifican la

propuesta de que las nominalizaciones eventivas incluyen proyecciones funcionales verbales

(una proyección vinculada con la causación y el argumento externo, Sv, y una vinculada con

la semántica aspectual del predicado, SAsp) además de las nominales (Num/SConc, SD),

como se ve en 39. El árbol de 40 muestra la estructura de una nominalización resultativa: por

encima de la raíz léxica (L), solamente figuran las proyecciones funcionales típicamente

nominales.

202
39.
SD
V
D° SF (SNum/SConc)

SAsp
V
Asp’
V
Asp Sv
V
v SL
V
L° Complemento
√DESTROY the city

(Alexiadou 2001: 19)


40.
SD
V
D° SF (SNum/SConc)
V
F° SL

(Alexiadou 2001: 19)

Según Alexiadou, las características particulares que asumen las proyecciones “verbales” v y

Asp, además de su presencia o ausencia dentro de la estructura funcional de los nombres, es lo

que da lugar a la variación que se manifiesta en las nominalizaciones, tanto dentro de una

lengua como entre distintas lenguas. El tipo de Sv que incluyen las nominalizaciones

eventivas del inglés, por ejemplo, es “inacusativa”: allí no se asigna argumento externo ni

caso acusativo. De este modo, la propuesta de Alexiadou difiere de la de Picallo (1991) con

respecto a la forma sintáctica del sintagma nominal cuyo núcleo es una nominalización

eventiva: no se trata de una construcción pasiva, sino que la ausencia de argumento externo es

interpretada como marca de ergatividad (Alexiadou 2001: 78-90).

Alexiadou señala el problema de la falta de variedad en el tipo de nominalizaciones

estudiadas en Grimshaw (1990), sólo derivadas de verbos transitivos, y presenta una

clasificación de las nominalizaciones del griego a partir del tipo de verbo del que derivan, con

203
el objeto de establecer alguna correlación entre la raíz y la distinción eventivo/resultativo. En

los contrastes que presenta, utiliza el mismo tipo de tests introducidos en Grimshaw (1990) o

en Picallo (1991). Dentro de las nominalizaciones derivadas de verbos transitivos, distingue

entre aquellas que sólo tienen significado eventivo y aquellas de interpretación ambigua. En

41 a y b, se observa que katastrofi (“destrucción”) es sólo interpretable como proceso, ya que

rechaza el predicado itan anakrivis (“fue inexacta”), que fuerza la lectura resultativa:

41. a. i katastrofi tis polis se pende lepta


la destrucción la ciudad en cinco minutos
‘la destrucción de la ciudad en cinco minutos’
b. *i katastrofi tis polis itan anakrivis
la destrucción la ciudad fue inexacta
‘la destrucción de la ciudad fue inexacta’

En cambio, nominalizaciones como perigrafi (“descripción”) admiten tanto la lectura eventiva

como la resultativa , dado que aceptan tanto la modificación aspectual (42a) como el

predicado ligado a la interpretación resultativa (42b):

42. a. i perigrafi tu Jani ja l ora


la descripción el Juan-GEN durante una hora
‘la descripción de Juan durante una hora’
b. i perigrafi tu Jani itan anakrivis
la descripción el Juan-GEN fue inexacta
‘La descripción de Juan fue inexacta’

A diferencia de tu Jani (“de Juan”), que recibe interpretación como tema en la lectura

eventiva de perifrafi (“descripción”, 42a), y como posesor (o autor) en la lectura resultativa

(42b), el argumento genitivo tis polis (“la ciudad”) en 41a y b sólo puede ser interpretado

como tema, entidad afectada por el proceso. En el análisis de Alexiadou, entonces, es la

interpretación del sintagma genitivo, y no su estatuto argumental (de hecho, considera que se

trata siempre de argumentos), lo que cuenta para la distinción entre las nominalizaciones de

proceso y de resultado.

Con respecto a las nominalizaciones derivadas de verbos intransitivos, Alexiadou observa que

aquellas que derivan de verbos inacusativos no se comportan del mismo modo que aquellas

204
derivadas de verbos inergativos, dado que sólo las primeras pueden tener interpretación

eventiva, como lo muestra su comportamiento dispar respecto de los modificadores y

adjetivos de significado aspectual:

43. a. i ptosi ton timon epi tris vdomades


la caída los precios-GEN durante tres semanas
‘la caída de los precios durante tres semanas’
b. *to kolimpi tu Jani epi mia ora
la natación Juan-GEN durante una hora
‘el nado de Juan durante una hora’

44. a. i sihni ptosi ton timon


la frecuente caída los precios-GEN
‘la frecuente caída de los precios’
b. *i sihni ergasia tu ipalilu
el frecuente trabajo el empleado-GEN
‘el frecuente trabajo del empleado’

En los ejemplos de 43, se ve cómo la nominalización inacusativa ptosi (“caída”) acepta el

modificador aspectual, mientras que la nominalización inergativa kolimpi (“nado”) lo rechaza.

En 44, se observa que adjetivos aspectuales como sihni (“frecuente”) sólo son compatibles

con nominalizaciones inacusativas. El argumento genitivo recibe, con las nominalizaciones

inacusativas, interpretación de tema, mientras que se interpreta como posesor con las

nominalizaciones inergativas. Estas últimas, entonces, son resultativas.

En relación con las nominalizaciones derivadas de verbos psicológicos, Alexiadou observa

que se pueden formar nominalizaciones solamente a partir de las variantes no causativas de

los verbos del tipo II en la clasificación de Belleti&Rizzi (1988), como endiafero (“interesar”)

o fovizo (“asustar”). Estas nominalizaciones son de interpretación eventiva, como se observa

en 45 a y b a partir de la compatibilidad con modificadores aspectuales:

45. a. to endiaferon tu Jani ja ta fita epi dekaeties


el interés el Juan-GEN por las plantas durante décadas
‘el interés de Juan por las plantas durante décadas’
b. o fovos tu Jani ja tis kategides epi tosa hronia
el miedo el Juan-GEN a las tormentas durante muchos años
‘el miedo de Juan a las tormentas durante muchos años’

205
También tienen lectura eventiva en griego algunas nominalizaciones que corresponden a

verbos del tipo III (inacusativos), aunque Alexiadou señala que la mayoría de éstos (por

ejemplo, aresi, “gustar”, o ftei, “importar”) carecen de la nominalización correspondiente.

Con respecto a las nominalizaciones correspondientes a verbos psicológicos del tipo I, la

compatibilidad con modificadores aspectuales como epi dekaeties (“durante décadas”) indica

que tienen interpretación eventiva:

46. i agapi tis Marias ja tu Jani epi dekaeties


el amor la María-GEN por el Juan durante décadas
‘ el amor de María por Juan durante décadas’

A partir de estos datos, Alexiadou cuestiona la afirmación de Grimshaw (1990) acerca de que

es la estructura aspectual compleja la que determina la presencia de la estructura argumental

en los nombres eventivos. Como lo muestran los ejemplos de 43a y 44a, los verbos

inacusativos, logros desde el punto de vista aspectual, dan lugar a nominalizaciones eventivas,

a pesar de que su estructura eventiva, según la autora, se compone de un solo subevento, la

segunda subparte de la descomposición aspectual de un predicado (Alexiadou 2001: 56). Lo

mismo puede decirse de las nominalizaciones correspondientes a estados, que también pueden

tener una interpretación eventiva, como se ha visto en 46. Y, al contrario de lo que se

esperaría, verbos inergativos, que corresponden a actividades con argumento externo, como

ergazomai (“trabajar”), no generan nominalizaciones eventivas 91 , como lo muestra 44b.

Según Alexiadou, entonces, las nominalizaciones eventivas pueden corresponder a diferentes

clases aspectuales. Con respecto a la cuestión de la presencia obligatoria de los argumentos,

según el enfoque de la Morfología Distribuida que presenta Alexiadou, las raíces se vuelven

eventivas en presencia de la estructura funcional, es decir, al ser dominadas por proyecciones

como Sv y SAsp, por lo que es la estructura funcional la que exige la presencia obligatoria de

los argumentos (Alexiadou 2001: 66). Por lo tanto, todo nombre dominado por proyecciones

91
Alexiadou (2001) considera que la idea de que sólo las nominalizaciones con estructura aspectual compleja
tienen argumentos está implicada en el supuesto de que la nominalización entraña la supresión del argumento
externo, de ahí que sea esperable que los inergativos den lugar a nominalizaciones eventivas.

206
funcionales ligadas a la expresión de eventividad debería realizar obligatoriamente sus

argumentos. En el caso de los nombres resultativos, los argumentos que puedan aparecer

opcionalmente están legitimados por las propiedades semánticas de la raíz 92 .

Con respecto a los nombres no deverbales, Alexiadou no cuestiona la propuesta de Grimshaw:

estos nombres denotan eventos simples, y por lo tanto pueden aparecer en contextos que

producen una lectura eventiva, pero no tienen estructura argumental (Alexiadou 2001: 70,

nota 9). Sin embargo, la argumentación que desarrolla Alexiadou en relación con la variedad

aspectual de las nominalizaciones cuestiona explícitamente la hipótesis de que la estructura

argumental depende de la complejidad de la estructura eventiva. Por otro lado, el análisis de

Alexiadou, al explicar las diferencias entre nominalizaciones (y verbos) sólo a partir de su

estructura funcional, permite la realización de argumentos en todas las clases de nombres. Por

ende, en este análisis no resulta relevante, como criterio para identificar los nombres no

deverbales, afirmar que carecen de estructura argumental.

Una propuesta de descripción de la estructura funcional de los nombres eventivos simples,

que se presenta en Resnik (2005 a y b), intenta incorporar estos nombres al análisis de

Alexiadou (2001). En esa propuesta, se plantea que los dos nodos en los que se distribuye la

eventividad en un nombre, Sv y SAsp, no son interdependientes, esto es, no hay razones por

las que deban estar presentes ambas proyecciones en la estructura funcional de un nombre 93 .

La descripción de las propiedades asociadas a los nodos funcionales Sv y SAsp permite

identificar al primero como el que tiene consecuencias para la realización argumental (rasgos

relevantes para la legitimación e interpretación del argumento externo, rasgos de caso para el

objeto), mientras que SAsp contiene rasgos relacionados con propiedades semánticas del

evento denotado por el verbo (Alexiadou 20001: 17), por lo que podría suponerse que afecta

la realización de otros sintagmas dependientes de la semántica del núcleo (modificadores o

92
El componente “constante” del significado verbal, en términos de Levin y Rappaport (1998).
93
Es más, el análisis general de las nominalizaciones que presenta Alexiadou (2001) se apoya básicamente en las
posibilidades de variación de la estructura funcional, entre lenguas y dentro de una misma lengua.

207
especificadores, por ejemplo), pero no afecta la realización de argumentos. Se puede,

entonces, proponer un análisis en el que, a diferencia de las nominalizaciones eventivas, los

nombres eventivos no deverbales tengan sólo una proyección funcional atípica para un

nombre, SAsp. La estructura funcional de nombres como clase o fiesta en español y race en

inglés sería la de (47):

47.
SD
V
D° SF (SNum/SConc)

SAsp
V
Asp’
V
Asp SL
V
L° (Complemento)
√CLASE

Este análisis permite dar cuenta tanto de las propiedades aspectuales de los nombres simples

eventivos (presentadas en los ejemplos de 21, 22 y 23 para el inglés, y en los de 34 y 35 para

el catalán) como de su comportamiento sintáctico con respecto a la realización de argumentos,

ya que la ausencia de Sv implica la ausencia de estructura argumental en el sentido de

Grimshaw (1990), i.e. con realización sintáctica obligada. La estructura funcional de las

nominalizaciones resultativas podría ser reconsiderada a la luz de esta propuesta, en el sentido

de que las variantes resultativas de examination en inglés, traducció en catalán o perigrafi en

griego podrían tener también una capa funcional aspectual, sin que quedara afectada la

realización opcional de argumentos que las caracteriza. La diferencia con los nombres

eventivos simples radicaría en los rasgos presentes en el nodo Asp. En tal caso, la estructura

funcional “puramente nominal” presentada en 40 correspondería solamente a nombres

simples no eventivos como aula en español o train en inglés.

208
1. La determinación de la eventividad nominal en español

En esta sección se presentan los contextos que resultan relevantes en español para establecer

una distinción entre las formas de eventividad nominal identificadas. En particular se intenta

determinar el lugar de los nombres eventivos no deverbales dentro del sistema, a partir de la

aplicación de las distintas pruebas que diferencian nominalizaciones eventivas de

nominalizaciones resultativas. Los contextos aparecen clasificados en tres grupos, según se

refieran a propiedades de la estructura argumental de los nombres, a propiedades de su

estructura eventiva o a propiedades léxicas como la distinción contable/de masa.

5.1. Estructura argumental

Los datos que siguen muestran aspectos acerca de la realización de argumentos dentro del SN

para cada tipo de nombre.

Argumento interno

Como se observa en Grimshaw (1990), las nominalizaciones eventivas exigen la realización

sintáctica del argumento interno (48 a y b), mientras que tanto en nominalizaciones

resultativas como en nombres eventivos simples esa realización es opcional (48 c y d).

48. a. la traducción de artículos por parte de los estudiantes


b. *la traducción por parte de los estudiantes
c. la traducción (de Burton) (de Las mil y una noches)
d. La conferencia (de Juan )(sobre la globalización) duró demasiado.

Argumento externo

Como señala Picallo (1991) para el catalán, la realización de un SN de interpretación agentiva

encabezado por por (parte de) sólo es posible con las nominalizaciones eventivas, como se ve

para el español en los contrastes de 49 a y b; las nominalizaciones resultativas sólo realizan el

argumento externo por medio de un SN genitivo con de, como se ve en el ejemplo de 49 c,

209
mientras que los eventivos complejos, como se ve en 49 d, no tienen esta opción. En los

ejemplos de 50 se muestra que los nombres eventivos simples se comportan como las

nominalizaciones resultativas en lo que hace a la realización del argumento externo:

49. a. la composición de obras para piano por parte de Satie


b. *las composiciones para piano por Satie
c. las composiciones para piano de Satie
d. *la composición de Satie de obras para piano

50. a. *la fiesta por parte del equipo


b. la fiesta del equipo
c.*la conferencia por parte del profesor invitado
d. la conferencia del profesor invitado

Con respecto a la variedad de nominalizaciones en relación con la estructura argumental de

los verbos de los que derivan, en español no se observa tan nítidamente el contraste que

plantea Alexiadou (2001) dentro de los intransitivos, en el sentido de que no hay

nominalizaciones eventivas a partir de verbos inergativos, sino sólo de inacusativos. Si bien

las nominalizaciones a partir de inacusativos tienen interpretación eventiva, como se ve en

los ejemplos de 51:

51. a. la frecuente caída/subida de los precios


b. la llegada de turistas durante el verano

las nominalizaciones a partir de inergativos no conforman una clase homogénea. Como se ve

en los contrastes entre las oraciones a y b de 52 y 53, en español algunas nominalizaciones

derivadas de inergativos admiten modificación aspectual con frecuente o un sintagma con

durante, por lo que tienen interpretación eventiva:

52. a. *el trabajo de Juan durante tres horas


b. el paseo de las niñas durante una hora

53. a. *el frecuente pensamiento de Juan sobre ese tema


b. el vuelo frecuente de los aviones

210
En relación con las nominalizaciones derivadas de verbos psicológicos, en español las

nominalizaciones de verbos como preocupar (tipo II) e interesar (tipo III) también admiten la

modificación aspectual típica de los nombres eventivos:

54. a. la preocupación del gobierno por la inseguridad durante estos meses


b. el interés de María por la geografía durante años

5.2. Estructura eventiva

Los datos que siguen muestran propiedades de la realización de sintagmas de carácter

aspectual (típicamente, modificadores o especificadores) dentro del SN para cada tipo de

nombre. También se muestran diferencias en cuanto a la combinación con predicados que

seleccionan argumentos de un tipo semántico determinado.

Predicados aspectuales y de acaecimiento

Como se observa en Grimshaw (1990), Picallo (1991) y Alexiadou (2001), los verbos

aspectuales (como empezar, terminar o durar) y los verbos de acaecimiento (como suceder,

ocurrir o tener lugar) seleccionan como sujeto nominalizaciones eventivas o nombres

eventivos simples (55 y 56 a y b). Los ejemplos c de 55 y 56 (en los que se fuerza la lectura

resultativa por medio del modificador de piedra o el demostrativo) muestran que los nombres

resultativos no ocurren en estos contextos:

55. a. La construcción/demolición del edificio empezó a las 10.


b. La conferencia/película empezó a las 10.
c. *La construcción de piedra empezó a las 10.

56. a. La construcción de la Gran Muralla tuvo lugar en el siglo III a.c.


b. La fiesta/clase/ceremonia tuvo lugar el 15 de abril.
c. *Esta famosa construcción tuvo lugar en el siglo III a.c.

211
Predicados evaluativos del tipo ser inexacto/inconsistente

Picallo (1991) observa que ciertos predicados del catalán seleccionan variantes resultativas de

nominalizaciones y no resultan compatibles con las eventivas. En español, se puede hacer la

misma distinción, como se ve en el contraste entre 57 a y b:

57. a. La discusión que se publicó en la revista fue inexacta


b. *La discusión de la cuestión en 5 minutos fue inexacta.

En cuanto a los nombres simples, este tipo de predicados no parece discriminar entre

significados eventivo y no eventivo de nombres polisémicos como conferencia, por ejemplo,

ya que parece poder aplicarse tanto al significado de “contenido del discurso” (ejemplificado

en a) como al de “evento académico” (ejemplificado en b):

58. a. La conferencia, que se publicó entera en La Nación, fue inconsistente.


b. La conferencia, que empezó a las 10, fue inconsistente.

Cuantificador aspectual

Las nominalizaciones y los nombres eventivos que denotan eventos atélicos pueden ser

especificados por un cuantificador de significado aspectual durativo, lo cual se ve en los

ejemplos de 59 a y b, mientras que las nominalizaciones resultativas no aceptan esta forma de

cuantificación:

59. a. un año de construcción


b. una hora de clase
c. *un año de construcción de piedra
(Resnik 2004: 16)

En 59 c, el modificador de piedra fuerza la lectura resultativa de construcción, lo cual genera

el efecto de agramaticalidad. En 59 a, por lo tanto, la interpretación de la nominalización, en

principio ambigua, es necesariamente eventiva.

212
Los nombres eventivos que denotan eventos télicos no aceptan este tipo de cuantificación:

*dos minutos de accidente. Lo mismo sucede con las nominalizaciones que derivan de verbos

télicos: *diez minutos de llegada constante de trenes.

Sintagmas preposicionales aspectuales

Las nominalizaciones de proceso y los nombres eventivos pueden ser complemento de

sintagmas encabezados por preposiciones complejas de valor aspectual, como en (el)

medio/(la) mitad de, al final/principio de y durante, como se ve en 60 a y b. Los nombres

resultativos no pueden ocurrir en estos contextos (60 c):

60. a. Renunció en mitad de la filmación (de la película)/de la construcción (del puente) 94 .


b. Renunció en mitad de la película/de la obra.
c. *Renunció en mitad de la construcción de piedra.
Resnik (2004: 16)

Modificador aspectual nominal encabezado por de

En los contextos de 61, se verifica que sólo los nombres eventivos simples y las

nominalizaciones resultativas aceptan un modificador aspectual (durativo) encabezado por la

preposición de:

61. a. una clase de una hora


b. una construcción (moderna) de tres meses
c. *la construcción del puente de tres meses
Resnik (2004: 16)

Sin embargo, debe destacarse que el significado del modificador no es el mismo en 61a y b.

En 61a, de una hora se refiere a la duración del evento de la clase; en 61 b, de tres meses no

puede interpretarse de ese modo, sino en un sentido análogo al de un bebé de tres meses: no se

refiere a la duración del evento, sino a la edad del edificio. Por lo tanto, no se trata en realidad

de un contexto aspectual compartido por nombres simples y nominalizaciones resultativas.

94
Nótese que en este ejemplo –tal como se señaló en 22 y 23 para el inglés, y al igual que en 58a– la lectura
eventiva de la nominalización no exige la presencia del argumento interno, al menos superficialmente. En Resnik
(2004) se propone una lectura de este fenómeno.

213
Como en el caso de la cuantificación aspectual, sólo los eventos atélicos pueden ocurrir

normalmente en este contexto. Los eventos télicos, como es previsible, parecen ser

incompatibles con el modificador durativo: *Murió en un accidente de 30 segundos.

Modificación con adjetivos aspectuales frecuente y constante

Grimshaw (1990) plantea que modificadores como frecuente y constante fuerzan la

interpretación eventiva cuando se refieren a “singular count nouns” (Grimshaw 1990: 50-51),

como se ve en los ejemplos de 62. El ejemplo 62a es ambiguo, mientras que el contraste entre

62b y 62c muestra que el adverbio sólo es compatible con la lectura eventiva, dado que exige

la realización obligatoria del argumento interno:

62. a. La publicación es asombrosa.


b. La publicación frecuente de nuevos artículos es asombrosa.
c. *La publicación frecuente es asombrosa.

En 63 puede apreciarse que los nombres simples se comportan frente al adverbio frecuente

como los resultativos:

63. *La clase/conferencia frecuente es agotadora.

Cabe observar que la caracterización que Grimshaw hace de las nominalizaciones eventivas

como nombres contables se contradice con los datos que presenta sobre sus posibilidades de

pluralización y su selección de determinante (Grimshaw 1990: 54-55, ver más adelante), y de

hecho no puede interpretarse como contable en 62 b. Con respecto a constante, su

comportamiento no es equivalente al de frecuente. Es, al igual que frecuente, incompatible

con las nominalizaciones resultativas, como se ve en 64 b y d:

64. a. la reparación constante de los motores por parte de los técnicos


b. *la reparación constante por parte de los técnicos
c. la constante supresión de información por parte de los testigos
d. *la constante supresión por parte de los testigos

214
Sin embargo, es compatible con nombres eventivos simples singulares como ruido, silencio o

pánico, como se ve en los ejemplos de 65:

65. a. el ruido constante de los motores


b. el silencio/ pánico constante de los testigos

Modificación con adjetivos “de resultado”

Como se observa en Resnik (2004), las nominalizaciones eventivas y resultativas contrastan

en cuanto a la modificación con determinados adjetivos calificativos morfológicamente

relacionados con adverbios 95 que modifican al verbo base de la nominalización. En 66, puede

observarse que el adjetivo correspondiente al adverbio sólidamente sólo es compatible con la

variante resultativa de la nominalización (66c):

66. a. la catedral construida sólidamente en concreto armado


b. *la construcción sólida de la catedral en concreto armado
c. una construcción sólida

Lo mismo sucede con el adjetivo lujoso, que resulta anómalo con la variante eventiva de 67b

y aceptable con la resultativa de 67c:

67. a. El libro ha sido lujosamente editado en Stuttgart.


b. *la edición lujosa del libro en Stuttgart
c. una edición lujosa

Como ya se ha mencionado, Grimshaw observa que los eventos simples como trip o race

ocurren con predicados del tipo took a long time o took place, lo cual indica que de algún

modo denotan eventos, pero sostiene que carecen de estructura eventiva compleja, analizable

en subeventos, y por eso carecen de estructura argumental. En rigor, la existencia de una

estructura eventiva compleja en este sentido podría cuestionarse aun en el caso de las

nominalizaciones eventivas. En efecto, si se tienen en cuenta ejemplos como los de 66 y 67,

95
Algunos de estos adverbios integran la clase de los que Kovacci (1999, p. 728) denomina “de resultado” u
“orientados hacia el objeto”.

215
podría sugerirse que la estructura eventiva de las nominalizaciones, en cualquiera de sus

variantes, resulta empobrecida con respecto a la del verbo correspondiente 96 .

Si la estructura eventiva de las realizaciones como construir comprende dos subeventos, e1

(actividad) y e2 (estado resultante) (Grimshaw 1990, Pustejovsky 1991), el contraste entre 66b

y 66c se explica si consideramos que la variante eventiva de construir contiene sólo el

subevento e1. El adjetivo sólido, aplicable sólo al resultado del evento, es compatible con la

variante resultativa de la nominalización, cuya estructura eventiva contiene (sólo) e2. De

hecho, sólo el contraste entre las dos variantes nominales permite determinar que no es la

estructura aspectual completa del verbo construir, sino sólo e2, que legitima el modificador

adverbial sólidamente en 66a.

De algún modo, los adjetivos del tipo sólido o lujoso, que sólo son compatibles con las

variantes resultativas de las nominalizaciones, son el reverso de los adjetivos aspectuales

como frecuente o constante, seleccionados por las variantes eventivas.

Con respecto a los nombres eventivos simples, en los casos en que existe polisemia objeto-

evento, la posibilidad de insertar un adjetivo de resultado está restringida al significado de

objeto, como se ve en los ejemplos de 68. La presencia de cuantificadores que fuerzan la

interpretación de objeto/resultado (68b) y evento (68c), muestra que el adjetivo selecciona la

variante resultativa, y es incompatible con la eventiva:

68. a. las dos primeras páginas de una clase completa


b. *dos horas de clase completa

Modificadores aspectuales “verbales”

Como señala Grimshaw (1990), las nominalizaciones eventivas admiten los mismos

modificadores aspectuales que el verbo del que derivan. Si el verbo es télico, admite un

sintagma de valor delimitador (como en un mes); si es atélico, un sintagma de valor durativo

96
En Resnik (2004) se presenta una discusión más detallada al respecto.

216
(como durante 20 minutos). En español, las nominalizaciones eventivas también aceptan los

mismos modificadores que el verbo, como se ve en 69 b y e, paralelas a 69 a y d. Las

nominalizaciones resultativas no aceptan estos modificadores verbales, como se ve en las

oraciones de 69 c y f:

69. a. Construyeron el puente en un mes.


b. La construcción del puente en un mes nos pareció asombrosa.
c. * La construcción en un mes nos pareció asombrosa.
d. Enumeró sus razones durante 20 minutos.
e. La enumeración de sus razones durante 20 minutos convenció al jurado.
f. *La enumeración durante 20 minutos convenció al jurado.

Tampoco los aceptan algunos nombres simples, como se observa en 70:

70. a. *La clase en una hora fue interesante.


b. *La fiesta durante la noche fue divertida.

Estos datos muestran que la variedad aspectual de los verbos se mantiene en las

nominalizaciones eventivas, de manera que, como se propone en Alexiadou (2001), estas

pueden corresponder a diferentes clases aspectuales, como se ve en los siguientes ejemplos,

que corresponden a la nominalización de un estado (71 a) y de un logro (71 b):

71. a. el amor de Juan por María durante décadas


b. la muerte del paciente a las 10

En relación con la clase aspectual de los nombres simples, hay nombres no deverbales que

parecen corresponder aspectualmente a los llamados estados psicológicos (del tipo I en la

clasificación de Belletti &Rizzi 1988), que ocurren, como se ve en 72, en el mismo contexto

que muestra 71a (compárese con fiesta, en 70b, que rechaza la modificación con durante):

72. a. el miedo de Juan a la oscuridad durante su infancia


b. el pánico de los rehenes durante horas

Otros nombres simples, por el tipo de modificadores que admiten, parecen corresponder a

otras clases aspectuales. El nombre clase, en 73a, parece corresponder a un evento atélico,

217
durativo (del tipo ‘actividad’), mientras que accidente en 73b, parece corresponder a un

evento télico (del tipo ‘logro’), y por lo tanto rechaza el modificador de significado durativo:

73. a. una clase de dos horas/La clase duró dos horas.


b. *un accidente de dos horas/*El accidente duró dos horas.

Estos contrastes sugieren que la variedad en la clase aspectual de los nombres deverbales

también parece encontrarse en los no deverbales.

5.3. Distinción contable/de masa

Los contextos que siguen ponen de manifiesto las diferencias entre los tres tipos de nombres

identificados con respecto a la numerabilidad.

Selección del determinante

Según Grimshaw (1990), la selección de determinante, restringida para los eventivos al

artículo definido, también distingue entre nominalizaciones resultativas y eventivas, como se

ve en 74a y b:

74. a. La/una/esta construcción azteca los dejó admirados.


b. La/*una/*esta construcción del puente los dejó admirados.

En 75a, se observa que algunos nombres simples admiten la misma gama de determinantes

que las nominalizaciones resultativas, mientras otros parecen comportarse como las eventivas

(75b):

75. a. La/una/esta conferencia del profesor los dejó admirados.


b. El/?este/*un silencio de los testigos me sorprendió.

El contraste respecto de la selección del determinante resulta, en realidad, del hecho de que las

nominalizaciones eventivas son nombres de masa y las resultativas son nombres contables; algunos

nombres eventivos simples como conferencia son contables, mientras que otros, como silencio,

218
admiten tanto una interpretación contable como de masa, de ahí su comportamiento respecto del

determinante, que no permite alinearlos sin más con las nominalizaciones resultativas, como

propone Grimshaw (1990: 59).

Pluralización

Dado que son nombres de masa, las nominalizaciones resultativas admiten la pluralización, a

diferencia de lo que ocurre con las eventivas, como se ve en 76a y b.

76. a. Las publicaciones del profesor son recientes.


b. *Las publicaciones de artículos son recientes.

Los ejemplos de 77c y d ponen de manifiesto que los nombres eventivos simples no

constituyen una clase homogénea respecto de la numerabilidad, de ahí que algunos de ellos

rechacen la pluralización:

77. c. Las conferencias del profesor son recientes.


d. *Los pánicos de los invitados duraron un instante.

5.4. Otras propiedades

Control de cláusulas de infinitivo

Como señala Grimshaw (1990), la aceptabilidad de cláusulas finales de infinitivo controladas

por un evento se da en el caso de los nombres eventivos y no de los resultativos, como se ve

en el contraste entre 78a y b:

78. a. La traducción del libro para facilitar su difusión...


b. *Esta traducción del libro para facilitar su difusión...

Sin embargo, como se señala en Resnik (2004) algunos nombres eventivos simples del

español 97 también parecen controlar cláusulas de infinitivo, aunque la normalidad de las

oraciones depende en parte del complementante, como se ve en los ejemplos de 79:

97
Los eventivos simples que permiten estas construcciones de control son los que, según Pustejovsky (1995:
206) tendrían algún “componente agentivo”. Con aquellos que carecen de este componente, la construcción no es
posible: *La tormenta para regar los campos era muy esperada. Evidentemente, tampoco es posible la
construcción de control con nominalizaciones inacusativas o estativas: *La constante caída de los precios para

219
79. a. La fiesta de los organizadores para/??con el propósito de agasajar a los invitados
al congreso
b. El curso del sindicato para/??a fin de esclarecer a las masas obreras no dio
resultado.
c. La conferencia para comunicar los resultados de la investigación fue un éxito.

Usos predicativos

Grimshaw (1990) observa que no hay usos predicativos de las nominalizaciones eventivas, a

diferencia de lo que ocurre con las resultativas:

80. a. Esta es la/una construcción azteca.


b. *Esta es la construcción del puente por los obreros.

Con respecto a los nombres eventivos simples, su comportamiento no es uniforme en

contextos predicativos, como puede verse en 81:

81. a. Esta es una/la conferencia del profesor. (conferencia = texto de la conferencia)


b. Esta es ?una/la fiesta de los alumnos de primer año.
c. *Este es un/el accidente del avión de Alitalia.

Para finalizar, presentamos un cuadro que resume las propiedades de los tres tipos de nombres

del español, identificados a partir de los contextos presentados:

Nombres deverbales Nombres deverbales Nombres eventivos


eventivos resultativos no deverbales
(construcción = (construcción = objeto (clase)
evento) resultante)
Argumento interno sí no no
obligatorio
Argumento externo SP con por (parte de) SN con de SN con de
Sujeto de predicados sí no sí
aspectuales o de
acaecimiento
(empezar, tener lugar,
etc.)
Sujeto de predicados no sí ---
evaluativos (ser
inexacto/inconsistente)

asustar a los inversores. Recuérdense la crítica de Alexiadou (2001) a Grimshaw (1990) en relación con el uso
exclusivo de nominalizaciones transitivas en el desarrollo del análisis y la observación hecha en 2 en el mismo
sentido en relación con el tipo aspectual (Grimshaw sólo trabaja con realizaciones).

220
Especificación sí no sí
/cuantificación
aspectual
(una hora de, etc.)
Complemento de sí no sí
durante, en la mitad
de, etc.
Modificador aspectual no no sí
nominal (de una hora,
etc.)
Modificación con sí no no
adjetivos aspectuales
(frecuente, etc.)
Modificación con no sí no
adjetivos “de
resultado” (sólido,
etc.)
Modificador aspectual sí no no
verbal (durante/en una
hora)
Distinción contable/de de masa contable contable/ de masa
masa
(determinantes,
pluralización)
Control de cláusulas sí no con restricciones
de infinitivo
Construcción no sí con restricciones
predicativa

El análisis de las propiedades de los diferentes nombres eventivos del español, en particular la

de los nombres simples, permite llegar a una conclusión relevante para la discusión sobre la

naturaleza de los límites entre las categorías gramaticales. La eventividad no es una propiedad

exclusiva de los verbos o de los nombres derivados de verbos, sino que puede encontrarse en

nombres que no tienen relación morfológica con raíces verbales. Teniendo en cuenta dos

componentes de la estructura léxica, la estructura argumental y la estructura eventiva, la

estructura argumental en el sentido de Grimshaw (i.e. con realización obligatoria de

argumentos en la sintaxis) parece ser una propiedad exclusiva de verbos y nominalizaciones

eventivas. En cambio, la estructura eventiva, entendida como la representación formal del

aspecto léxico interno o aktionsart, parece ser una propiedad compartida por diferentes

categorías léxicas sin que exista entre ellas relación morfológica alguna. En ese sentido, el

221
análisis de las propiedades de los nombres simples también pone de relieve la necesidad de

estudiar más en detalle el modo de interacción entre las propiedades internas de la raíz léxica

y la estructura funcional, es decir, determinar en qué medida, y bajo qué condiciones, el

contenido léxico de la raíz fuerza la aparición de una determinada estructura funcional que da

cuenta del tipo de sintaxis nominal que se ha querido documentar en este trabajo.

222
VIII. La adquisición de las categorías funcionales

Lucía V. Brandani

1. Introducción

Dentro del modelo teórico de la Gramática Generativa, siempre se ha prestado especial

atención a la cuestión de la adquisición del lenguaje (Chomsky 1965, 1981, 1986), ya que

independientemente de la complejidad de las distintas lenguas, los niños adquieren

rápidamente el sistema gramatical de la lengua a la que se hallan expuestos, a pesar de la

ausencia de una enseñanza sistemática y de la pobreza de los datos disponibles. El llamado

problema lógico de la adquisición del lenguaje (problema de Platón o problema de la

pobreza del estímulo) permitió postular que la adquisición del lenguaje está biológicamente

determinada. La especie humana estaría dotada de un sistema llamado facultad del lenguaje

que hace posible, a partir de recibir los datos de una lengua, el surgimiento de un sistema de

conocimiento particular, es decir, la gramática de la lengua a la que un niño se halla expuesto.

En este sentido, la gramática generativa se propone formular una teoría que dé cuenta no solo

de las gramáticas particulares de las lenguas, sino también del proceso por medio del cual

surge el sistema de conocimiento lingüístico desarrollado por los hablantes.

Una cuestión fundamental vinculada con lo anterior es la de determinar aquello que explicaría

la variación entre las lenguas. El modelo de Principios y Parámetros (Chomsky 1981, 1986)

constituye un modo particular de resolver el problema lógico de la adquisición y de explicar

cuáles son los fenómenos que provocan la variación entre las lenguas, a partir de proponer un

número de principios universales y parámetros asociados.

De acuerdo con la reciente Hipótesis de Parametrización Funcional (Fukui 1995, Chomsky

1995), solo los elementos funcionales están sujetos a la parametrización. De esta manera, las

propiedades del sistema de las categorías funcionales 98 dependerán de la fijación de los

98
En el apartado 2. se presentarán las características principales de las categorías funcionales.

223
parámetros relacionados, y la variación paramétrica estará condicionada por cómo son

expresadas las propiedades morfosintácticas de los elementos funcionales en la estructura de

la cláusula de las distintas lenguas.

A partir del papel central que juegan actualmente las categorías funcionales en el modelo de la

gramática generativa se ha renovado el interés sobre el estatuto de los morfemas gramaticales

en los estudios sobre la adquisición del lenguaje (Jakubowicz y Nash 2001). De hecho, se han

desarrollado múltiples investigaciones en diversas lenguas que intentan dar cuenta de las

características morfosintácticas de la gramática infantil, haciendo hincapié en los ítemes

léxicos o morfemas flexivos particulares asociados a la variación paramétrica.

De esta manera, las investigaciones en el área de la adquisición del lenguaje proveen

evidencia de la representación de las categorías funcionales en la gramática infantil y

permiten establecer una comparación con la gramática adulta. Además, ofrecen resultados

empíricos que hacen posible analizar el papel que juega la gramática universal en el proceso

de adquisición de la competencia lingüística. Así, la afirmación de que un principio

lingüístico está determinado por la gramática universal puede ser corroborada por el

descubrimiento de que es completamente operativo desde el momento en que el niño es capaz

de manipular estructuras que involucran dicho principio (Rizzi 1993/1994).

En el presente capítulo, nos proponemos realizar un relevamiento de los principales estudios

sobre la adquisición de las categorías funcionales que se llevan a cabo actualmente en el

marco de la gramática generativa. Para esto, en primer lugar, describiremos brevemente las

categorías funcionales y sus características. Luego, presentaremos las propiedades de la

gramática infantil durante las etapas iniciales de adquisición y, en tercer lugar, expondremos

las distintas explicaciones que se han propuesto para dar cuenta de las propiedades de la

gramática infantil y sus diferencias con respecto a la gramática adulta. A partir de lo que

hemos observado para la adquisición del español, discutiremos la hipótesis de que la

224
gramática inicial del niño carece de las distintas proyecciones funcionales. En este sentido,

adoptamos la hipótesis según la cual todas las estructuras que genera un niño obedecen a los

principios de la gramática universal y, vinculado con esto, entendemos que las proyecciones

funcionales están presentes incluso en la gramática infantil temprana.

2. Las categorías funcionales

Las categorías gramaticales con las que opera la sintaxis se dividen en dos tipos: las

categorías léxicas y las categorías funcionales. Las categoría léxicas corresponden a las

llamadas “clases básicas o mayores” y son definidas en términos de una combinación de

rasgos primitivos [+-N] [+-V]. Las cuatro categorías léxicas que se definen a partir de estos

rasgos son el nombre [+N -V], el verbo [-N +V], el adjetivo [+N + V] y la preposición [-N -

V]. Todas estas categorías poseen contenido léxico o descriptivo, tienen propiedades de

selección argumental y, con excepción de las preposiciones, forman clases abiertas.

Los elementos funcionales codifican información gramatical relevante para la sintaxis como

tiempo, modo, aspecto, definitud, número y persona. Por otra parte, se asume que toda

proyección funcional está asociada con una categoría léxica determinada. Las categorías

funcionales son entendidas como ítemes léxicos o morfemas flexivos particulares que forman

clases cerradas. El papel básico de los elementos funcionales es el de vincular los distintos

constituyentes de la oración a través de relaciones puramente sintácticas como la

concordancia. Generalmente se acepta que los núcleos de las proyecciones funcionales son la

flexión (Flex) que está constituida por los rasgos de tiempo, modo, aspecto y concordancia

que se asocian a las categorías del verbo principal, y el complementante (C) que indica el tipo

de oración (declarativa, interrogativa, etc.) y que aloja los elementos que introducen las

cláusulas subordinadas (como que y si en español). Tanto las categorías léxicas como las

225
funcionales siguen el esquema tradicional de X-barra según el cual todas las estructuras son

endocéntricas (Chomsky 1981, 1986).

Dentro del dominio del sintagma nominal (SN), Abney (1987) propuso por primera vez que el

SN debe reinterpretarse como un sintagma de determinante (SD), esto es, que hay una

categoría funcional determinante que toma como complemento un SN, la proyección de la

categoría léxica del nombre, en forma paralela a lo que sucede con el sintagma de flexión

(SFlex) en el ámbito verbal. En relación con las categorías o proyecciones funcionales que se

relacionan con el nombre en español, en general se acepta que, además del sintagma de

determinante, debe incluirse un sintagma de número (SNum) o un sintagma de cuantificador

(SQ) (Picallo 1991, Ritter 1991, Bernstein 1993, Saab 2004, entre otros). Por otra parte, si

bien algunos autores postulan la inclusión de un sintagma de género (SGén), sigue siendo

tema de discusión si se justifica una proyección de género en la sintaxis.

A lo largo del desarrollo de la teoría gramatical se han propuesto nuevas categorías

funcionales. Así, la flexión no constituye una categoría única sino que se descompone en

varios núcleos funcionales distintos. Pollock (1989) fue quien propuso dividir el núcleo de la

flexión en dos categorías funcionales independientes, tiempo y concordancia, entendidas

como proyecciones máximas. Como veremos más adelante, esta división es relevante para

aquellas propuestas que entienden que los errores u omisiones que cometen los niños durante

una primera etapa de adquisición pueden vincularse con la subespecificación o déficit de

alguno de los nodos funcionales pero no de otros.

Desde el trabajo de Abney (1987), uno de los objetivos de la teoría lingüística ha sido

investigar el paralelismo estructural entre las proyecciones funcionales de la frase nominal y

las proyecciones funcionales de la cláusula. También es relevante tener en cuenta este

paralelismo en el análisis de los datos puesto que, generalmente, se encuentran similitudes

entre los tipos de errores que cometen los niños en cada dominio, lo cual provee evidencia de

226
la correlación que existe entre la adquisición de la estructura funcional de la cláusula y la

estructura funcional del sintagma nominal.

Finalmente, si se adopta la hipótesis de que la variación entre las lenguas está determinada por

la parametrización de los elementos funcionales, las propiedades del sistema de las categorías

funcionales dependerán de la fijación de los parámetros relacionados. Un tipo de parámetro

deberá relacionarse con el rango de posibles núcleos funcionales en una lengua y otro tipo de

parámetro deberá relacionarse con los mecanismos morfosintácticos utilizados para codificar

las propiedades funcionales (Radford 1990).

3. Las propiedades de la gramática infantil

En el proceso de adquisición de una lengua, los niños atraviesan distintas etapas que se

manifiestan en forma semejante independientemente de la lengua particular que estén

adquiriendo. Es interesante destacar que las similitudes en la adquisición del lenguaje se

observan no solo entre las lenguas habladas sino también en la adquisición de las lenguas de

señas. Entre los seis y ocho meses, los niños en general empiezan a balbucear, entre los 10 y

los 12 meses producen las primeras palabras y entre los 18 y los 30 meses comienzan a

combinar las palabras sistemáticamente. Esta última etapa se conoce con el nombre de

“gramática temprana” [early grammar]. Durante este período aparecen expresiones que

suelen tener un carácter telegráfico puesto que los distintos elementos funcionales son

usualmente omitidos (Bloom 1970). Sin embargo, esas mismas expresiones poseen los rasgos

de un sistema gramatical claramente gobernado por reglas. A partir de los dos años y medio,

los niños producen oraciones estructuralmente complejas y a los cinco años ya poseen un

dominio de la mayor parte de las construcciones de su lengua aunque el vocabulario continúa

creciendo.

227
A continuación podemos observar algunos ejemplos de la producción lingüística de distintos

niños que están adquiriendo diferentes lenguas 99 . Todos estos casos son característicos de una

gramática temprana, etapa en la que nos centraremos en este capítulo.

(1) Español

a. esto pupa (Ornat 1;9)


b. ¿otá [dónde está] mamá? (Ornat 1;9)
c. apatos [zapatos] abochá [abrochar] (Ornat 1;10)
d. mirá árbol (Vila 2;1)
e. con el juguetes (Ornat 2;2 )
f. para que me salga. Para que sal... pa salir, a mi (Ornat 2;1)
g. tabajando, toy tabajando (Ornat 2;1)
h. con la limón (Vila 2;3)
(ejemplos tomados de CHILDES)

i. toca piano (Juan Francisco 1;9)


j. se rompió todas las tazas (Carolina 2;0)
k. un patitos (Irina 2;3)
l. y para no te molesta los o lo sol (Irina 2;3)
m. así no te molesta los pelos (Irina 2;3)
n. acá la manzana ponelo (Irina 2;3)
o. un pantalones (Mora 3;0)
p. un lápices (Florencia 3;0)
q. ¿adónde está el lápices? (Florencia 3;0)
(ejemplos tomados de corpus propio)

(2) Catalán

a. beu aigua (Gi 1;11)


bebe agua (en vez de bebo agua)

b. ¿pinta nene? (Josep 2;1)


¿(tu) pinta nene? (en vez de ¿(tu) pintas (un) nene?)

c. jo agafo (Martí 2;3)


yo agarro

d. aquest pinta (Josep 2;3)


esto pinta
(ejemplos tomados de Torrens 1995)

99
Los ejemplos están ordenados por edad. Entre paréntesis figura la edad de cada niño (año y meses).

228
(3) Italiano

a. voglio bere (Martina 1;10)


quiero beber

b. do la mamma (Martina 1;11)


doy la mama ‘(lo) doy (a) la mamá’

c. babbo vedere la moto (Martina 1;11)


papá ver la moto

d. I bambini gioca (Diana 1;11)


los chicos juega

e. vai comprare (Martina 2;3)


vas (a) comprar

f. metto bimba (Martina 2;3)


pongo nena

g. andiamo Pisa (Guglielmo 2;5)


vamos (a) Pisa
(ejemplos tomados de Guasti 1993/1994)

h. aggiusta io (F 1;10)
arregla yo

i. pittola, metto io la pittola (F 2;2)


pistola, meto yo la pistola
(ejemplos tomados de Pizzuto y Caselli 1992)

(4) Francés

a. dormir petit bébé (Daniel 1;11)


dormir pequeño bebé

b. mange du pain (Grégoire 2;1)


come un poco de pan
(ejemplos tomados de Guasti 2004)

c. voir l’auto papa (Nathalie 2;2)


ver el auto papá
(ejemplo tomado de Pierce 1989)

(5) Inglés

a. papa have it (Eve 1;6)


papá tenerlo

b. man drive truck (Allison 1;10)


hombre manejar camión

c. mumma ride horsie (Sarah 2;6)


mamá montar caballito
(ejemplos tomados de Radford 1990)

229
d. tickles me (Adam 3;6)
me hace cosquillas
(ejemplo tomado de Guasti 2004)

(6) Alemán

a. Du das haben (Andreas 2;1)


vos eso tener

b. S[ch]okolade holen (Andreas 2;1)


chocolate conseguir
(ejemplos tomados de Guasti 2004)

(7) Sueco

a. där är dörr (Embla 1;9)


(expletivo) hay puerta

b. glömt mösse (Embla 1;10)


olvidado gorro
(ejemplos tomados de Bohnacker 1997)

Como puede observarse, las producciones infantiles en distintas lenguas presentan una

característica común: la omisión de distintos elementos como los determinantes, los

complementantes, algunos verbos, los pronombres y los sujetos en lenguas que no lo

permiten. Por otra parte, se observan errores de concordancia de género, número o persona, y

la presencia de verbos en sus formas no finitas en cláusulas principales (aunque, como

veremos, esto aparece en mayor medida en lenguas como el inglés o el alemán). Además, en

general, se advierte un retraso en la adquisición de la concordancia de número plural. Esta

propiedad no es particular de la flexión verbal sino que parece la manifestación de un

fenómeno general de desarrollo tardío de esta categoría. Como vemos, la mayoría de estas

características propias de la gramática infantil temprana pueden relacionarse con el dominio

de las categorías funcionales.

Un fenómeno al que se le ha prestado especial atención en los estudios sobre adquisición del

lenguaje es lo que se ha llamado “infinitivo principal o de raíz” [root infinitive (RI)] (Wexler

1994). Durante esta etapa temprana, los niños pueden producir oraciones principales con

verbos en infinitivo aunque esto no esté permitido en la lengua que están adquiriendo. En

230
efecto, los niños que están adquiriendo lenguas como inglés, alemán, danés, sueco, francés u

holandés suelen producir cláusulas principales con verbos no finitos en lugar de sus

correspondientes formas conjugadas. Este fenómeno es característico de las producciones

infantiles de varias palabras y se observa hasta alrededor de los tres años. Sin embargo,

Wexler (1994) observó que los niños que están adquiriendo estas lenguas producen

simultáneamente cláusulas con verbos en sus formas finitas. Por esta razón, el autor propuso

la existencia de una etapa opcional de producción de infinitivos llamada etapa de “infinitivo

opcional” [optional infinitive (OI)] que se da de manera temprana (entre los 1;6 y los 2;6

años) en la que los verbos finitos y no finitos son producidos libremente en los mismos

contextos. A partir de este tipo de producciones, puede afirmarse que, a pesar de que los niños

poseen un amplio conocimiento sobre las propiedades morfosintácticas de los verbos finitos y

no finitos, parecen no saber que los infinitivos no pueden ser utilizados en cláusulas

declarativas principales en esas lenguas.

Aunque este fenómeno fue observado en una amplia variedad de lenguas, en otras lenguas

como el español, el catalán o el italiano no se observa. En estas lenguas la aparición del

infinitivo de raíz es extremadamente rara (Guasti 1993/1994, Torrens 1995) y esto ha sido

vinculado generalmente con el hecho de que en ellas el sujeto puede elidirse (son lenguas de

sujeto nulo o lenguas pro-drop). Así, frente a lo que ocurre en otras lenguas, en (8) podemos

observar el uso contrastivo que hacen los niños de la distribución de las formas finitas y no

finitas de los verbos desde edades tempranas para el caso del español. Como en la gramática

adulta, las formas no finitas aparecen después de un verbo rector o después de una

preposición. Por lo tanto, a partir de este tipo de producciones, puede afirmarse que los niños

poseen un amplio conocimiento sobre las propiedades morfosintácticas de los verbos finitos y

no finitos específicas de la gramática de su lengua.

(8)
a. que(ro) bajar (Camila 2;0)

231
b. cuando estaba por ir a Pipoka (Carolina 2;0)
c. quiero poner los bope (Benito 2;1)
d. quiero escuchar música (Benito 2;1)
e. pa(r)a limpiar (Benito 2;1)
f. para dibujar (Irina 2;3)
g. esta quiero poner (Irina 2;3)
h. van a salir (Irina 2;4)
(ejemplos tomados de corpus propio)

Una de las propiedades más importantes de la producción infantil es, entonces, el hecho de

que los niños producen simultáneamente expresiones con verbos conjugados, con

determinantes y otros elementos gramaticales junto con expresiones en las aparecen verbos en

infinitivo y se omiten los elementos funcionales. Es decir, los errores y los distintos tipos de

omisiones son facultativos durante la gramática temprana e involucran mayormente

elementos que se asocian con las distintas categorías funcionales. Todas estas características

propias de la gramática infantil permiten establecer las diferencias que existen entre ella y la

gramática adulta de la lengua que se está adquiriendo.

También se observa que durante esta etapa temprana los niños ya producen una gramática que

comparte muchas de las propiedades de la gramática de la lengua a la que se hallan expuestos

y las construcciones que producen están organizadas de acuerdo con principios gramaticales

sistemáticos. De esta manera, a pesar de las omisiones y los distintos tipos de errores, los

niños organizan las palabras de acuerdo al orden de la lengua que están adquiriendo. Por

ejemplo, tanto los complementos como los adjetivos aparecen desde un comienzo en la

posición adecuada según la lengua; pueden construir distintos tipos de oraciones

interrogativas; en lenguas como el español, el italiano o el catalán puede observarse un uso

diferenciado de las formas finitas y las no finitas de los verbos; pueden utilizar verbos en sus

formas finitas aun en aquella etapa en la que utilizan verbos en infinitivo en oraciones

principales; si producen clíticos, estos son utilizados en la posición correcta y hacen un uso

productivo del sistema de concordancia de persona, especialmente en singular.

232
En los siguientes ejemplos podemos observar, entonces, casos de construcciones complejas

que son producidas correctamente aunque también puedan presentarse algunos errores u

omisiones. En los casos (9), (10) y (11) observamos que los adjetivos aparecen en el orden

correcto según la lengua. En el ejemplo (12), observamos una frase interrogativa en la que si

bien no aparece el auxiliar obligatorio do, se produce un caso de “preposition stranding”, una

estructura compleja del inglés. Finalmente, en (13), observamos el uso de cláusulas

subordinadas en español.

(9)
I ride a funny clown (Eve 1;9)
yo monté un gracioso payaso
(ejemplo tomado de Guasti 2004)

(10)
C’ha capelli lossi (Diana 2;6)
(ella) tiene pelo rojo
(ejemplo tomado de Guasti 2004)

(11)
una hebilla verde (Irina 2;3)
(ejemplo tomado de corpus propio)

(12)
What you write with? (Adam 3;3)
qué vos escribiste con? ‘¿con qué (vos) escribiste?’
(ejemplo tomado de Guasti 2004)

(13)
a. te acordás que tené(s) so(m)brero para no le molesta el sol (Irina 2;3)
b. me bañé cuando estaba por ir a Pipoka (Carolina 2;0)
c. yo te cuido la tarjeta para no la se vole la tarjeta (Micaela 2;3)
d. están en el horno porque está crudo (Mora 3;0)
e. hice algo que a mí me gustó (Mora 3;0)
(ejemplos tomados de corpus propio)

Podemos afirmar, entonces, que las expresiones infantiles parecen estar organizadas de

acuerdo con los principios gramaticales propios de una gramática adulta. Los niños

demuestran tener un conocimiento sintáctico complejo, independientemente de que produzcan

estructuras que no se corresponden completamente con la gramática de la lengua adulta que

están adquiriendo. Las diferencias que se aprecian entre la gramática infantil y la adulta deben

233
ser explicadas en relación a las correspondientes oraciones adultas y son, precisamente, los

distintos tipos de desviaciones en lo que se centran los estudios sobre la adquisición del

lenguaje en el marco de la Gramática Generativa. Como veremos, algunas de las cuestiones a

las que se ha prestado especial atención dentro de los estudios de adquisición son la omisión

sistemática o facultativa de las categorías funcionales y el grado de adecuación en el uso de

estas categorías.

A partir de las propiedades de la gramática infantil, surgen distintas respuestas que intentan

brindar una explicación para estos fenómenos. Algunas de las cuestiones fundamentales son

determinar cuál es la estructura de la cláusula de la gramática infantil y establecer cuáles son

los factores que permiten la omisión facultativa de determinados elementos y no de otros, así

como la producción de errores que involucran ciertas categorías gramaticales y no otras.

Directamente vinculado con esto, se encuentra el hecho de que si bien las omisiones y los

errores que involucran categorías funcionales se dan en todas las lenguas, estos fenómenos se

manifiestan atendiendo a ciertas particularidades de cada lengua. Por lo tanto, la estructura de

la cláusula que se proponga para la gramática infantil deberá considerar tanto las propiedades

universales como las opciones particulares que pueden manifestarse según las características

de las distintas lenguas.

4. La adquisición de las categorías funcionales: distintas propuestas

En relación con las características morfosintácticas de la gramática del niño que describimos

en 3., surgen fundamentalmente dos grandes grupos de respuestas relativas al desarrollo de la

adquisición de las categorías funcionales. Ambos grupos de propuestas se centran en la

naturaleza de las omisiones de ciertos elementos, es decir, tratan de explicar por qué el habla

del niño presenta generalmente una naturaleza “telegráfica” (Brown 1973) pero se

diferencian, esencialmente, con respecto a si las gramáticas infantiles pasan por una etapa

234
prefuncional (Lebeaux 1988, Radford 1990, entre otros) o si, por el contrario, las categorías

funcionales se encuentran en la gramática del niño desde el comienzo de la adquisición,

aunque al principio puedan estar inespecificadas, dando lugar a una gramática

temporariamente incompleta (Deprez y Pierce 1993, Poeppel y Wexler 1993, Guasti 1993,

Jakubowicz y Nash 2001, entre muchos otros).

Estas dos propuestas se relacionan directamente con las hipótesis que pretenden explicar

cómo se produce el desarrollo de la gramática del niño: la Hipótesis de la Discontinuidad e

Hipótesis de la Continuidad (fuerte o débil). Estas hipótesis se diferencian básicamente con

respecto a en qué medida consideran que las emisiones generadas por las gramáticas infantiles

están restringidas por los principios de la gramática universal. Según la Hipótesis de la

Discontinuidad, en el proceso de adquisición se incluyen ciertos estadios no restringidos por

los principios de la gramática universal. Frente a esto, de acuerdo con la Hipótesis de la

Continuidad, todas las construcciones que el niño produce obedecen a los principios de la

gramática universal (Borer y Wexler 1987, Hyams 1986, Wexler y Manzini 1987, entre

otros). Sin embargo, a lo largo del proceso de adquisición la gramática infantil puede

legitimar opciones que no están permitidas en la gramática de la lengua que se está

adquiriendo, aunque pueden ser estructuras de gramáticas nucleares de otras lenguas.

A continuación se presentan y discuten las distintas soluciones que se proponen, dentro de

estas dos posturas generales, para explicar las construcciones que producen los niños a lo

largo del proceso de adquisición.

4.1. Ausencia de las categorías funcionales o la “Hipótesis de la Cláusula Reducida”

Una primera propuesta es aquella que supone que la gramática temprana o inicial del niño se

caracteriza por poseer únicamente el sistema de las categorías léxicas y sus propiedades

gramaticales relacionadas, y por no presentar las proyecciones funcionales (Radford 1990,

235
Abney 1987, Lebeaux 1988, Platzack 1990, Guilfoyle y Noonan 1992, entre otros). La

hipótesis de que las cláusulas de las gramáticas infantiles carecen de proyecciones funcionales

se conoce con el nombre de “Hipótesis de la Cláusula Reducida” [Small Clause Hypothesis],

ya que las cláusulas infantiles serían similares a ciertas estructuras adultas que también son

consideradas como proyecciones léxicas de un predicado.

Esta propuesta se basa en la idea de que es posible distinguir tres etapas principales en el

desarrollo del componente categorial de la gramática infantil: una etapa precategorial, una

etapa léxica y una etapa funcional. La etapa precategorial es aquella en la que el habla de los

niños se reduce a una palabra por emisión y no existiría ningún sistema de categorización. La

segunda etapa se caracteriza por la adquisición de las palabras de clase mayor y sus

correspondientes proyecciones clausales. Recién en la tercera etapa se daría la adquisición de

las categorías de palabras funcionales y sus proyecciones (Radford 1990).

Por otra parte, esta primera respuesta se asocia generalmente con la Hipótesis de la

Discontinuidad mencionada. Es decir, las construcciones generadas por las gramáticas

iniciales pueden transgredir los principios universales aunque no necesariamente lo hagan. De

acuerdo con esto, las gramáticas iniciales son estructuralmente diferentes tanto de la

gramática de la lengua que los niños reciben como estímulo como de cualquier otra gramática

nuclear. De esta manera, algunos aspectos del conocimiento sintáctico no figuran en la

gramática infantil, sino que surgen progresivamente por un proceso de maduración biológica

(Radford 1990, Felix 1992, Guilfoyle y Noonan 1992, Wexler 1994). Sin embargo, esta

hipótesis no podría dar cuenta del hecho de que una misma construcción aparezca a distintas

edades a través de las lenguas. Un segundo problema para la hipótesis de la maduración es el

de determinar independientemente en qué orden estará disponible cada principio lingüístico

(Weinberg 1990).

236
La propuesta de que en una etapa temprana la gramática infantil carece de proyecciones

funcionales pretende ser una generalización que dé cuenta, a partir de una única hipótesis, de

todas las características específicas de esa etapa. Así, se postula que los sistemas categoriales

tempranos son puramente léxicos en su naturaleza y que solo en una segunda etapa los niños

desarrollarían el rango completo de las proyecciones funcionales. Sin embargo, Radford

entiende que existe una etapa de transición en la cual el niño hace uso tanto de estructuras

gramaticales como agramaticales con respecto a la gramática adulta, debido a que habría una

diferencia entre la adquisición [acquisition] de los sistemas de las categorías funcionales y el

dominio [mastery] de esos sistemas. Esta distinción entre la adquisición y el dominio de

ciertas estructuras le permite a Radford sostener la idea de que el niño opera en cada etapa del

desarrollo con una única gramática y que no alterna entre dos gramáticas con diferente grado

de maduración.

De acuerdo con esta primera postura, las estructuras sintácticas que pueden encontrarse en la

gramática temprana del niño, difieren significativamente de aquellas que se encuentran en el

habla adulta en dos aspectos interrelacionados. Por una parte, mientras que las oraciones

adultas son proyecciones de núcleos tanto léxicos como funcionales, las oraciones infantiles

son el resultado exclusivamente de proyecciones de los núcleos léxicos. Por otra parte, dado

que estas estructuras carecen totalmente de las proyecciones funcionales de complementante,

determinante o flexión, las oraciones del niño solo serían una expresión de las relaciones

temáticas (del tipo Agente, Tema, Locación, etc.) que se dan entre los constituyentes. Radford

postula, entonces, que las estructuras tempranas producidas por los niños que están

adquiriendo una lengua son temático-léxicas, en el sentido de que codifican relaciones

temáticas entre una categoría léxica nuclear y sus argumentos, y que estas construcciones son

mapeadas directamente en estructuras sintáctico-léxicas.

237
La propiedad fundamental de la gramática infantil en la etapa léxica es, entonces, la de no

haber adquirido las categorías funcionales ni las propiedades gramaticales asociadas a ellas y

presentar, en cambio, las categorías léxicas y sus propiedades gramaticales asociadas.

Según Lebeaux (1988), la suma de diferentes estratos de representación lingüística a la

gramática inicial del niño se da por medio de la adquisición de los ítemes funcionales. En este

mismo sentido, y en cuanto al orden de adquisición de las distintas categorías, Guilfoyle y

Noonan (1992) postulan la Hipótesis de la Construcción de la Estructura [Structure Building

Hypothesis] según la cual, las estructuras, específicamente las categorías funcionales,

emergen “maduracionalmente” después de las categorías léxicas.

Si bien los distintos autores que presentan argumentos a favor de la ausencia de las categorías

funcionales en la gramática infantil, comparten la idea de que las representaciones sintácticas

iniciales son deficitarias, sus posturas varían según si la omisión está relacionada con todas las

proyecciones funcionales o con núcleos funcionales específicos y, por lo tanto, con el tipo de

construcción que se ve afectada por la ausencia de las diferentes categorías funcionales.

Presentaremos a continuación los datos en los que se basa la propuesta y las consecuencias de

suponer que la gramática infantil carece de las tres proyecciones funcionales principales:

flexión, determinante y complementante.

En cuanto a la flexión, la evidencia empírica que permite sostener la hipótesis de que no hay

categorías funcionales en la gramática infantil temprana es que los niños no hacen un uso

productivo de ciertos morfemas como, por ejemplo, el afijo -ed como marca de tiempo pasado

o el morfema de concordancia de tercera persona singular -s, que se adjuntan a los verbos

finitos no auxiliares en el inglés adulto. Como vimos, se ha observado que en lenguas como el

inglés, los niños típicamente usan formas no finitas en los contextos en los que un adulto

utilizaría un verbo flexionado. Por otra parte, tampoco se observa evidencia de la adquisición

de los auxiliares modales, la cópula be, el progresivo have, entre otros elementos vinculados

238
con la categoría de flexión. A continuación presentaremos ejemplos del habla infantil en los

que se apoyan quienes sostienen que la gramática infantil carece de la categoría de flexión.

(14)
a. mummy cry (Jem 1;11)
mamá llorar

b. mummy go (Jem 1;11)


mamá ir

c. mummy smack Jem (Jem 1;11)


mamá besar a Jem
(ejemplos tomados de Radford 1990)

De acuerdo con Radford, la estructura de las cláusulas declarativas tempranas como las que se

presentaron en (14) sería como la que se representa en (15).

(15)
SV
ty
SN V’
Mummy ty
V SN
smack Jem

Otras producciones propias de la gramática temprana que sirven para probar que en esta etapa

los niños no poseen el sistema de flexión y sus propiedades asociadas son aquellas en las que

tanto el auxiliar como el verbo cópula, indicados entre corchetes, son omitidos, como se

observa en los ejemplos de (16).

(16)
a. Eve [has] gone (Eve 1;6)
Eve [ha] ido

b. Eve [is] cracking nut (Eve 1;7)


Eve [está] abriendo nuez

c. Kitty [is] hiding (Sarah 2;10)


Kitty [está] escondiéndose

d. You [are] nice (Sarah 2;7)


Vos [sos] simpático
(ejemplos tomados de Guasti 2004)

239
De manera similar, Radford (1990) argumenta que la gramática temprana del niño carece del

sistema de las otras categorías funcionales no temáticas como el determinante y el

complementante. Así, a partir de los casos de omisión de determinantes, Radford postula que

la gramática infantil carece de la proyección del sintagma de determinante y que, entonces, las

estructuras nominales de los niños son proyecciones puramente léxicas de un nombre en un

sintagma nominal. De acuerdo con esta hipótesis, las estructuras nominales de la gramática

infantil, en tanto estructuras léxicas, son proyecciones formadas por la combinación de una

categoría léxica nuclear, en este caso un nombre, con complementos, adjuntos y

especificadores que son ellos mismos proyecciones de otras categorías léxicas nucleares. Por

otra parte, al carecer la gramática enteramente de categorías funcionales de cualquier tipo,

Radford propone que las estructuras nominales de los niños son “indeterminadas”

[indeterminate] ya que está ausente el sistema de determinante. La evidencia principal en la

que se basa para afirmar esto es el hecho de que los niños utilizan estructuras nominales

indeterminadas en contextos en los que los adultos utilizarían estructuras nominales con un

sistema de determinante, como se observa en (17).

(17)
a. Wayne in garden (Daniel 1;11)
Wayne en jardín

b. where car? (Daniel 1;11)


Dónde auto?

c. tractor broken (Stefan 1;11)


tractor roto

d. Adulto: What’s that?


Niño: train (Daniel 1;11)
(ejemplos tomados de Radford 1990)

En cuanto al complementante, Radford (1990) afirma que la gramática infantil también carece

de esta categoría y, por lo tanto, no se encuentra evidencia de la adquisición de la sintaxis de

los complementantes así como de los constituyentes Qu-. Según Radford, este es el motivo

240
por el que no se observa en inglés el uso de complementantes para introducir las cláusulas

subordinadas ni la inversión de sujeto-auxiliar en preguntas directas en el habla infantil.

En síntesis, de acuerdo con esta primera propuesta, el hecho de que en la gramática temprana

del niño no haya evidencia del movimiento de elementos a la posición de núcleo o

especificador de una categoría funcional, como podría ser el ascenso de los verbos auxiliares

del inglés como have o be desde el sintagma verbal a la categoría de flexión o el movimiento

del núcleo de flexión al núcleo de la categoría de complementante [I-to-C movement], está

justificado porque no hay ninguna posición funcional que sirva como lugar de “llegada” para

los constituyentes movidos. Esto es así porque no habría sistemas de categorías funcionales

desarrollados en esta etapa.

Para dar cuenta de la ausencia de las proyecciones funcionales, los autores que sostienen esta

postura afirman que en la etapa temprana serían operativos para la producción únicamente los

módulos del léxico y el componente categorial de la gramática. Es decir, las etapas iniciales

del desarrollo lingüístico serían presintácticas, ya que las gramáticas infantiles carecen de las

categorías funcionales. Sin embargo, según afirma Radford, los niños son capaces de

comprender estructuras de emisiones de más de una palabra y sus propiedades

morfosintácticas relacionadas aún cuando se vean implicadas proyecciones funcionales. Cabe

preguntarse, entonces, cómo es posible que los sistemas funcionales sean al mismo tiempo

operativos para las tareas de comprensión pero no así para la producción.

De acuerdo con la propuesta que supone un desarrollo tardío de los sistemas funcionales,

existen distintas explicaciones para dar cuenta del hecho de que los sistemas léxicos-temáticos

sean operativos antes que los sistemas funcionales no temáticos en la gramática temprana.

Una primera posibilidad es atribuir el retraso de la emergencia de los elementos funcionales a

la complejidad de sus propiedades formales (fonológicas, morfológicas y sintácticas) o

241
semánticas y argumentar, por lo tanto, que sería necesario mayor tiempo de exposición a los

datos lingüísticos para su adquisición.

Una segunda posibilidad es proponer que existen diferencias en la naturaleza del sistema

gramatical que debe ser adquirido (determinado por las propiedades de la gramática universal)

y que, por este motivo, algunas partes del sistema estarán disponibles antes que otras. En este

sentido, se seguiría de las propiedades de la gramática universal que los sistemas de categorías

léxicas estén disponibles antes de que los sistemas de categorías funcionales puedan

desarrollarse. Esto se sigue de la hipótesis de que existe una variación paramétrica entre las

lenguas con respecto al tipo y naturaleza de las categorías funcionales que pueden estar

presentes en las distintas gramáticas.

Una tercera posibilidad es la que surge de la teoría de la maduración propuesta por Borer y

Wexler (1987) según la cual, el desarrollo lingüístico en etapas puede explicarse a partir de

proponer que los distintos principios de la gramática universal están genéticamente

programados para hallarse disponibles en diferentes etapas de maduración. De acuerdo con

Radford (1990), la hipótesis de la maduración predice que el desarrollo del sistema funcional

se da en forma paralela para todas las categorías funcionales, es decir que las proyecciones

funcionales no se desarrollan independientemente unas de otras; y que el momento en el que

se da este desarrollo simultáneo está genéticamente determinado.

Así, a pesar de que las categorías funcionales son parte de la gramática universal, solo podrán

estar disponibles a partir de un proceso de maduración, es decir que emergen según un orden

biológicamente determinado. Finalmente, según la teoría maduracional, es esperable que el

modelo de desarrollo en dos etapas, en el que una etapa léxico-temática es anterior a una etapa

funcional, sirva para explicar el proceso de adquisición no solo del inglés sino de todas las

lenguas. Sin embargo, un problema para esta postura es que no explica qué determina que un

componente se vuelva operativo en un momento del desarrollo lingüístico,

242
independientemente de los datos que muestran que ciertas categorías ya forman parte de la

gramática infantil.

Evaluación crítica de la propuesta

Una de las principales ventajas de la hipótesis que afirma que la gramática temprana carece de

proyecciones funcionales es que permite dar cuenta del habla telegráfica de los niños sobre la

base de una única explicación para las distintas características de la gramática infantil. De esta

manera, las omisiones de distintos tipos de elementos y las diferentes clases de errores se

vinculan directamente con la ausencia de determinadas proyecciones funcionales. Sin

embargo, una de las principales objeciones que se le ha hecho a esta teoría es que una

gramática infantil que solamente posea categorías léxicas representa una opción que no se

encuentra entre las distintas lenguas existentes (Villiers 2001).

Por otra parte, esta hipótesis parece ser demasiado fuerte si tenemos en cuenta que no se

corresponde con lo que ocurre en todas las lenguas. Según Guasti (2004), la evidencia para

sostener la hipótesis de la cláusula reducida proviene principalmente de los estudios de

adquisición que se han hecho sobre el inglés y los resultados obtenidos en estudios de

adquisición de otras lenguas no permiten sostener esta hipótesis. Además,

independientemente de la ausencia de algunos elementos morfológicos, es posible encontrar

efectos sintácticos de una categoría funcional que son evidencia indirecta de la presencia de

esas categorías. Es decir, la falta de expresión morfofonológica de alguna categoría no

necesariamente prueba que esa categoría está ausente en la gramática infantil.

En relación con la adquisición de los determinantes en español, a partir de tareas de

producción elicitada, hemos observado que los niños pueden hacer un uso diferenciado entre

los determinantes definidos e indefinidos desde una etapa temprana sin cometer errores en la

selección (Brandani 2006), como puede apreciarse en los siguientes ejemplos.

243
(18)
¿y acá qué hay? una viborita
¿y acá qué hay? un árbol
¿qué hay acá? una casa
¿qué apareció? el árbol (Carolina 2;0)

(19)
¿y esto qué es? una pelotita
¿qué apareció? la pelotita (Benito 2;1)

(20)
¿qué es esto? un corazón
¿y esto? esto una silla
¿y esto? esto una casa
¿qué apareció? la casa (Irina 2;4)
(ejemplos tomados de Brandani 2006)

Además, la mayoría de las veces los determinantes son producidos correctamente, aunque en

ciertos contextos puedan ser omitidos por el mismo niño a una misma edad. Por otra parte, la

producción de distintos tipos de determinantes se vuelve más sistemática en forma gradual.

Entendemos, por lo tanto, que la presencia variable de las distintas categorías funcionales,

como se observa en (21) con el caso del determinante el, es un problema para las

explicaciones de este tipo que se basan en un proceso maduracional para dar cuenta de los

cambios que se producen durante la adquisición.

(21)
a. la pone(s) ahí en trencito (Irina 2;3)
b. sí te la poné(s) en el pelo (Irina 2;3)
(ejemplos tomados de corpus propio)

Por otra parte, en los ejemplos de (22), encontramos que pueden aparecer expresadas

categorías funcionales como los auxiliares y la flexión verbal y nominal, lo que nuevamente

se presenta como un problema para las explicaciones que sostienen que en esta etapa

temprana la gramática infantil carece totalmente de proyecciones funcionales.

(22)
a. se ha mojado medias (Ornat 1;11)

244
b. se ha perdido pelota (Vila 2;1)

c. mamá se ha bañado (Ornat 2;0)

d. quiero tostadas (Vila 2;3)


(ejemplos tomados de CHILDES)

e. ese cayó (Agustín 1;10)

f. y acá hay unos nenes que están peleando (Carolina 2;0)

g. están jugando a la pelota (Azul 2;8)


(ejemplos tomados de corpus propio)

Como puede observarse en los distintos ejemplos, los niños, además de producir cláusulas en

las que se omiten las categorías funcionales, producen simultáneamente cláusulas completas.

Frente a este tipo de datos, quienes defienden la hipótesis de que las cláusulas de las

gramáticas infantiles son estructuras reducidas, a pesar de que puede observarse el uso de

distintas categorías tanto léxicas como funcionales, argumentan que, por ejemplo, los niños

no identifican las partes componentes de los verbos finitos. Por otra parte, según Radford

(1990), algunas expresiones que manifiestan la presencia de las categorías funcionales

presentan, en realidad, elementos considerados como “impostores”, es decir, morfemas que si

bien tienen la misma forma fonológica que sus aparentes contrapartes adultas, poseen un

status categorial dentro del sistema gramatical infantil diferente, léxico antes que funcional,

del que poseen en la gramática adulta. Para sostener esto, Radford debe proponer que los

elementos “impostores” se corresponden con otro tipo de morfemas en la gramática del niño y

sugiere que existe una estrategia de categorización que hace que, en la etapa léxica, todos los

constituyentes se ajusten a un sistema de categorización de núcleos léxicos y proyecciones

que ya se han desarrollado en la gramática infantil.

Contra la propuesta de que la gramática temprana del niño pasa por una etapa prefuncional,

Hoekstra y Hyams (1996) afirman que, por un lado, esta posición no da cuenta del hecho de

que las proyecciones funcionales son opcionalmente omitidas por el niño, como en los

245
ejemplos de (21 y 22), y, por el otro, no hace una distinción clara entre aquellas categorías

funcionales que realmente son omitidas y aquellas que no lo son en ningún caso. Lo mismo

ocurre con los distintos tipos de errores que involucran categorías funcionales durante una

etapa temprana, ya que se dan de manera facultativa y no se manifiestan cada vez que el niño

produce una emisión.

Otro argumento contra esta postura es el hecho de que tanto en francés como en inglés las

primeras formas verbales flexivas se encuentren en la misma posición sintáctica en la

gramática del niño, aun en una etapa temprana de adquisición, y en la del adulto. Así, el niño

que está adquiriendo inglés no comete errores como (23) ni el niño que está adquiriendo

francés comete errores como (24). En ambos casos se respeta el orden de la gramática del

adulto (flexión-negación-verbo, para el inglés y flexión-verbo-negación, para el francés). Es

decir, los niños que están adquiriendo una lengua como el francés colocan desde el comienzo

las formas finitas antes de la negación y las formas no finitas después de la negación como

ocurre en la lengua adulta.

(23) *John watches not the TV (cfr. John not watches the TV)
(24) *Jean ne pas regarde la télé (cfr. Jean ne regarde pas la télé)
Juan no mira la televisión

Podemos afirmar entonces, que los niños conocen la distribución diferenciada de los verbos

con respecto a la negación y pueden distinguir entre las formas finitas y no finitas de los

verbos. Sin embargo, si las formas finitas y no finitas no difirieran formalmente en la

gramática del niño, como sostiene la Hipótesis de la Cláusula Reducida, deberían mostrar la

misma distribución y las mismas posiciones estructurales, y, como vimos, no es lo que ocurre

(Guasti 2004). Este comportamiento diferenciado lleva a distintos autores a postular que las

proyecciones funcionales pertinentes están presentes desde una etapa temprana de la

adquisición, a pesar de que la realización explícita de los rasgos morfológicos de tiempo y

concordancia sea variable y que con frecuencia esté ausente en las verbalizaciones del niño

246
(Deprez y Pierce 1993, Jakubowicz 1995). Por otra parte, a partir del análisis de la morfología

de concordancia verbal en niños que están adquiriendo el italiano como su lengua materna,

Guasti (1993/1994, 2004) postula que las estructuras iniciales de los niños incluyen las

categorías funcionales y, en particular, la categoría de flexión, ya que durante las primeras

etapas de adquisición hay un bajo porcentaje de errores de concordancia en niños que

adquieren el italiano, y el proceso morfosintáctico de concordancia es conocido desde etapas

tempranas. Para esta autora, la hipótesis que sostiene que las categorías funcionales están

ausentes en la gramática temprana del niño está basada, principalmente, en lenguas con un

sistema verbal morfológicamente “pobre”.

Por su parte, Corrêa y Name (2003) afirman que la argumentación que sostiene que hay una

emergencia tardía de las categorías funcionales se basa exclusivamente en datos de

producción y esto sería inadecuado teórica y metodológicamente. Para demostrar que la

adquisición de las categorías funcionales es temprana, estas autoras han señalado, a partir de

distintas pruebas en las que se evalúa la comprensión, que los niños son capaces de identificar

las variaciones morfofonológicas vinculadas al género dentro de la clase cerrada de los

determinantes desde una etapa inicial (incluso antes de los dos años). Proponen, entonces, que

el análisis del sintagma determinante que hacen los niños permite desencadenar la operación

gramatical de concordancia lo que, a su vez, permite que el género del determinante sea

adscripto al nombre. Para esto se requieren necesariamente habilidades de procesamiento

específico y la disponibilidad de un sistema computacional que opera sobre los rasgos de la

categoría funcional determinante desde una edad temprana. Corrêa y Name entienden que es

posible que la propia delimitación de las categorías léxicas sea dependiente de información

que proviene de los distintos elementos morfológicos y que aquellas teorías de adquisición del

lenguaje que se basan únicamente en datos de producción no pueden dar cuenta de la

247
operación que realizan los niños para identificar los distintos elementos que se presentan en el

flujo del habla.

4.2. Presencia de las categorías funcionales en la gramática infantil

Una segunda respuesta que intenta dar cuenta de las características propias de la gramática

inicial del niño es aquella que sostiene que las proyecciones funcionales están presentes desde

las etapas más tempranamente observables (Deprez y Pierce 1993, Poeppel y Wexler 1993,

Guasti 1993, Jakubowicz y Nash 2001, entre otros). Si la primera respuesta, como veíamos, se

asocia generalmente con la Hipótesis de la Discontinuidad, esta segunda respuesta puede

vincularse con la Hipótesis de la Continuidad. Es decir que la gramática del niño no difiere

sustancialmente de la gramática de la lengua que está adquiriendo.

Dentro de esta postura, generalmente se sostiene que ciertas categorías funcionales pueden

estar inespecificadas al comienzo de la adquisición, dando lugar a una gramática

temporariamente incompleta. Quienes adoptan esta propuesta discuten cuáles son esas

categorías de acuerdo con los estudios realizados en distintas lenguas. Para algunos autores,

esa categoría es la de número (Hoekstra y Hyams 1996, Hyams 1996), y para otros es la

categoría de tiempo (Rice, Wexler y Cleave 1995, Rice y Wexler 1996, Wexler 1994) o el

sintagma de complementante (Hamann, Penner y Lindner 1998, Platzack 2001). Sin embargo,

todos están de acuerdo en el hecho de que la gramática del niño no difiere sustancialmente de

la gramática del adulto.

Según las diferentes propuestas, lo que se observa en la gramática infantil es un déficit

sintáctico que resulta de la inhabilidad de computar rasgos funcionales o de especificar el

contenido de los rasgos de ciertas categorías funcionales (Jakubowicz y Roulet en prensa).

Desde este punto de vista, la adquisición de las proyecciones funcionales consiste en la

adquisición de los rasgos de sus núcleos, es decir, un proceso de adquisición de rasgos léxicos

248
(Chomsky 1995, Hoekstra y Hyams 1996, Roeper 1996). Como resultado de la

subespecificación de los rasgos de determinadas categorías funcionales se observan

construcciones que no se corresponden con la gramática adulta que el niño está adquiriendo.

Dentro de esta segunda posición, se han formulado distintas hipótesis para explicar el origen

de la inespecificación, omisión o error en que ciertas categorías se ven involucradas. Todas

estas propuestas parten de la idea de que la estructura funcional de la cláusula está disponible

en la gramática infantil desde el principio de la adquisición. Sin embargo, a diferencia de lo

que ocurre con la gramática adulta, los niños pueden hacer uso de una porción reducida de esa

estructura y es precisamente para dar cuenta de este fenómeno que se proponen las distintas

explicaciones. Así, por ejemplo, para explicar los casos de infinitivos de raíz (cfr. apartado 3.)

generalmente se supone que hay ciertos rasgos que usualmente están presentes en una

cláusula finita que están subespecificados en la gramática infantil. Cuando esto ocurre, los

morfemas que expresan dichos rasgos no se manifiestan y pueden verse afectados los

procesos sintácticos que dependen de esos rasgos. La posibilidad de que alguno de los rasgos

no esté especificado debe ser opcional dado que, como vimos, se producen tanto cláusulas

finitas como no finitas durante una misma etapa. Presentaremos a continuación algunas de las

propuestas que se han formulado dentro de esta postura para dar cuenta del uso inconsistente

de los morfemas gramaticales en la gramática infantil.

Subespecificación de la categoría de número

Hoekstra y Hyams (1996) se proponen explicar tres características del habla infantil: los

infinitivos de raíz, ciertos tipos de sujetos nulos y la ausencia de los determinantes en

contextos obligatorios. Todos estos fenómenos ocurren, como dijimos, en lenguas en las que

los verbos finitos en cláusulas principales, los sujetos explícitos y los determinantes son

obligatorios en la gramática adulta. Dado que estas propiedades suelen coocurrir durante una

etapa de la adquisición y que estos fenómenos parecen estar relacionados, los autores suponen

249
que deberán recibir una explicación unificada. La hipótesis que proponen Hoekstra y Hyams

es que el núcleo funcional de número puede encontrarse subespecificado en la gramática

temprana y, puesto que el número está representado tanto en el sistema nominal como verbal,

esta subespecificación producirá efectos transcategoriales. De esta manera, según sea una

subespecificación de número en el sintagma determinante o en el sintagma de flexión, se dará

cada tipo de producción infantil, ausencia de sujetos y determinantes o infinitivos de raíz,

respectivamente. En (25) podemos observar el tipo de datos que podría explicar esta

propuesta.

(25)
a. mamá tapar (Ornat 1;7)
b. se cae tapa (Ornat 1;7)
(ejemplos tomados de CHILDES)

c. jugando a calesita (Carolina 2;0)


(ejemplo tomados de corpus propio)

d. want press that (Angharad 1;10)


quiero apretar eso

e. want tiger (Domenico 2;0)


quiero tigre
(ejemplos tomados de Radford 1990)

f. est trop gros (Philippe 2;2)


es demasiado grande
(ejemplo tomado de Guasti 2004)

Finalmente, para explicar las diferencias que se observan entre las lenguas, los autores

proponen que el fenómeno de infinitivo de raíz solo se dará en aquellas lenguas que tienen

una especificación obligatoria de número en sus formas adultas, como en inglés y holandés.

Por otra parte, entienden que este mismo análisis puede extenderse al dominio nominal y, en

ese sentido, la omisión del determinante y del sujeto serían fenómenos análogos al caso del

infinitivo de raíz en el dominio de la cláusula.

250
Modelo de omisión de concordancia/tiempo

Otra de las explicaciones que se han formulado para explicar el fenómeno de infinitivo de raíz

a partir de suponer que puede darse la subespecificación de algún rasgo o categoría en la

gramática infantil es la de Wexler (1994, 1998) y Schütze y Wexler (1996). En su primera

propuesta, Wexler (1994) entiende que el rasgo de tiempo es el que se encuentra

subespecificado y formula el modelo de omisión de tiempo [Tense Omission Model] según el

cual, se produce una cláusula de infinitivo de raíz en el caso de que el rasgo de tiempo esté

subespecificado en la representación clausal. Cuando esto ocurre, ninguno de los morfemas

que expresan tiempo puede aparecer y, por lo tanto, se produce una forma verbal no finita.

Posteriormente, esta teoría es modificada y se propone que tanto la categoría de tiempo como

la de concordancia pueden estar subespecificados (Schütze y Wexler 1996, Wexler 1998). A

partir de esto, se elabora el modelo de omisión de concordancia/tiempo [AGR/TNS Omission

Model (ATOM)].

Wexler (1998) sostiene la hipótesis de que desde las etapas más tempranamente observables,

alrededor de los 18 meses, el niño ya conoce las propiedades fonológicas y gramaticales de

muchos de los elementos flexionales de su lengua (Very Early Knowledge of Inflection

Hypothesis). Sin embargo, para dar cuenta de la subespecificación de alguna categoría, el

autor entiende que existe una restricción sobre el número de operaciones de chequeo o cotejo

de rasgos en las etapas tempranas de desarrollo del lenguaje (restricción del cotejo único

[Unique Checking Constraint]). Esta restricción determina que en las etapas iniciales de la

adquisición, el sintagma determinante sujeto puede chequear solo una vez su rasgo [D]

(Determinante), ya sea en la proyección funcional de tiempo o en la de concordancia pero no

en dos proyecciones funcionales distintas 100 . Como consecuencia, se provoca la omisión de

tiempo o de concordancia en una lengua como el inglés y esto puede observarse en las

100
Esta hipótesis se apoya en la división del núcleo funcional de flexión en las categorías de tiempo y
concordancia (Pollock 1989).

251
frecuentes omisiones de la marca de pasado -ed y de la marca de tercera persona singular -s en

las producciones infantiles. Por otra parte, para explicar el carácter opcional de los casos de

infinitivo de raíz, Wexler argumenta que la derivación sintáctica de las cláusulas con formas

finitas y con formas no finitas es igualmente costosa para el niño. Finalmente, este tipo de

restricciones son internas a la gramática infantil y, según el autor, serían superadas mediante

un proceso de maduración biológica.

Hipótesis de Truncamiento de la Estructura

Sobre la base de la propuesta de Wexler (1994), Rizzi (1993/1994) propone una hipótesis que

apela a la estructura de la cláusula o Hipótesis de Truncamiento de la Estructura [Truncation

Hypothesis]. En primer lugar, supone que en la gramática adulta todas las cláusulas poseen

una representación uniforme y que el sintagma de complementante es la raíz de las cláusulas

finitas y no finitas. En las gramáticas infantiles esto no siempre es así y opcionalmente

algunas proyecciones funcionales pueden faltar y, en ese caso, la categoría que esté por

debajo del lugar en el que se produce el truncamiento (el sintagma de concordancia, el

sintagma de tiempo o el sintagma verbal) podrá funcionar como la raíz de la cláusula. Este

mecanismo opera eliminando toda proyección por encima del lugar en el que se da el

truncamiento y mantiene las proyecciones que se encuentren por debajo. Por otra parte, no es

posible eliminar proyecciones que se encuentren en el medio de la estructura y proyectar al

mismo tiempo las categorías superiores. En (26), las flechas señalan los lugares en los que

puede producirse el truncamiento.

252
(26)
SC
ty
C’
ty
C SConc
ty
Conc’
ty
Conc ST
ty
T’
ty
T VP
ty
V’
ty
V

Para dar cuenta de los infinitivos de raíz se propone, entonces, que las cláusulas son

estructuras “truncas” por debajo del sintagma de tiempo, es decir, solo se proyecta hasta el

sintagma verbal. De esta misma manera, Rizzi puede dar cuenta de la presencia de sujetos

nulos en la gramática infantil de aquellas lenguas que no lo permiten, cuando no se proyecta

la posición de sujeto.

Cabe destacar que tanto la explicación que apela a la subespecificación de las categorías o los

rasgos, como la que propone Wexler, como el modelo de truncamiento de la estructura de

Rizzi se basan en la idea de que Tiempo puede ser deficiente en la gramática infantil. Sin

embargo, una diferencia importante entre ambas propuestas es que la hipótesis de Wexler

(1994, 1998) permite que una proyección intermedia esté subespecificada sin implicar las

proyecciones que se encuentran por arriba o por debajo de la misma.

253
Hipótesis de la Complejidad del Cálculo Sintáctico

Una explicación teórica diferente para dar cuenta del retraso en la emergencia de ciertas

categorías funcionales y del orden en el que se adquieren estas categorías es la Hipótesis de la

Complejidad del Cálculo Sintáctico [Computacional Complexity Hypothesis] que proponen

Jakubowicz y Nash (2001). Según esta hipótesis, la complejidad es definida en términos de

las propiedades de los elementos funcionales de la lengua que el niño está adquiriendo. Así, la

computación sintáctica en una lengua determinada será menos compleja cuando involucre una

categoría funcional que obligatoriamente debe estar presente en todas las oraciones, como la

categoría de flexión en las cláusulas simples y la categoría de determinante en el dominio

nominal en francés, y será más compleja si la categoría funcional está presente solo en

algunas cláusulas y puede no aparecer en función de la información semántica involucrada.

De esta manera, las categorías funcionales se dividen de acuerdo a si son sintácticamente

necesarias y, por lo tanto, más simples computacionalmente, o si solo son semánticamente

motivadas, es decir, computacionalmente más complejas. La omisión opcional o sistemática

de los morfemas gramaticales se dará en función de la complejidad de la computación,

definida por el número o la naturaleza de las operaciones subyacentes a la derivación. Las

categorías necesarias sintácticamente se desarrollarán de manera más temprana y no serán

omitidas o utilizadas incorrectamente por los niños. Por otra parte, dado que la identidad y las

propiedades de las categorías funcionales centrales son diferentes a través de las lenguas, esta

propuesta predice que las manifestaciones de las deficiencias morfológicas podrían variar

interlingüísticamente en los procesos de adquisición del lenguaje. Es decir, este análisis

supone que no habría un orden universal de adquisición de las categorías funcionales.

Dentro de este segundo grupo de propuestas que suponen que las categorías funcionales están

presentes desde el comienzo en la gramática infantil y que, por lo tanto, la estructura de la

cláusula en la gramática del niño es similar a la estructura de la cláusula de la gramática

254
adulta, encontramos que deben implementarse distintas soluciones para explicar por qué los

niños omiten de manera facultativa ciertos morfemas y producen errores que generalmente

involucran categorías funcionales. Por otra parte, estas explicaciones hacen hincapié en la

subespecificación de alguna de las categorías funcionales en particular y no se propone,

generalmente, una única explicación que pueda dar cuenta de todos los tipos de errores y

omisiones que se observan en la gramática infantil. Sin embargo, una de las principales

ventajas que presentan estas teorías es que permiten dar cuenta de las producciones infantiles

de otras lenguas distintas del inglés en las que se observa, por ejemplo, la distribución

complementaria de los verbos finitos y no finitos o la presencia de los determinantes sin

errores de concordancia en género con el nombre desde una edad temprana como en español.

Una cuestión que está siendo discutida actualmente es la posibilidad de que los déficits que se

observan en la gramática infantil no estén ubicados en el componente computacional sino que

los errores y omisiones que producen los niños sean el resultado de operaciones que se dan en

un nivel postsintáctico. Así, Jakubowicz y Roulet (en prensa) sostienen que no puede

afirmarse que existe una falla en las operaciones del sistema computacional sobre la base

únicamente de los errores observados en la producción, puesto que si existiera un problema a

nivel sintáctico, también deberían aparecer efectos de las alteraciones en las operaciones para

la comprensión y esto no ocurre. Para explicar, por ejemplo, la omisión opcional de los

determinantes y los errores de concordancia en género en el dominio nominal que producen

tanto los niños normales como aquellos niños con trastornos específicos del lenguaje, los

autores proponen que estas desviaciones son provocadas por un sistema inmaduro o deficiente

que en algunos casos utiliza estrategias de economía postsintácticas.

255
5. Conclusiones

Cuando los niños comienzan a combinar las palabras, ya tienen un amplio conocimiento de

las propiedades morfosintácticas de la gramática de la lengua que están adquiriendo. Sin

embargo, suelen tener dificultades en el uso de los morfemas gramaticales que se asocian con

las categorías funcionales durante la primera etapa de adquisición del lenguaje. Lo que

generalmente se observa es que estos elementos son omitidos o sustituidos y se provocan

distintos tipos de errores. Por otra parte, puesto que los parámetros que determinan la

variación lingüística están restringidos a los rasgos formales de las categorías funcionales, de

acuerdo con la Hipótesis de la Parametrización Funcional, se ha otorgado especial

importancia a estas categorías dentro del modelo de la gramática generativa y especialmente

en los estudios de adquisición del lenguaje. Es decir, el hecho de que la variación entre las

lenguas pueda estar restringida a las propiedades de las proyecciones funcionales justifica la

relevancia atribuida a la disponibilidad de estas categorías en el proceso de adquisición.

Hemos presentado dos grandes grupos de explicaciones que se han formulado para dar cuenta

de las deficiencias vinculadas con las categorías funcionales que aparecen en la gramática

infantil temprana. Una primera propuesta entiende que la gramática infantil carece totalmente

de proyecciones funcionales y esto permitiría explicar las características que se observan en la

gramática del niño. Sin embargo, como vimos, esta hipótesis no da cuenta de las diferencias

que se observan en las gramáticas de los niños que están adquiriendo distintos tipos de

lenguas.

Una segunda propuesta es aquella que supone que el niño tiene una competencia plena de las

categorías funcionales y, entonces, los errores aparecen como consecuencia de la

subespecificación de alguna categoría funcional e incluso de las operaciones que involucran

estas categorías, como la concordancia.

256
Finalmente, hemos podido observar que algunos estudios sobre la adquisición de las

categorías funcionales pueden brindar evidencia de la correlación que existe entre la

adquisición de la estructura funcional de la cláusula y la estructura funcional de la frase

nominal puesto que dichas investigaciones permiten relacionar los distintos tipos de errores

que cometen los niños en ambos dominios.

257
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Datos biográficos de las autoras

Andreína Adelstein es licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires, 1987) y


Magister en Lingüística Aplicada (Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, 2002). Es
investigadora adjunta del CONICET y se desempeña como profesora adjunta regular en el
área de lingüística del Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de
General Sarmiento. Investiga en temas de semántica léxica, lexicología y terminología,
y estudia también aspectos aplicados de neología y lexicografía.
Dirección electrónica: aadelste@ungs.edu.ar

Lucía V. Brandani es licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires, 2000) y


doctoranda en la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires). Se
desempeña como ayudante de primera categoría en las cátedras de Gramática y Teoría
Léxica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y es
becaria doctoral interna del CONICET. Investiga sobre la adquisición de las categorías
funcionales vinculadas con la morfología flexiva en español.
Dirección electrónica: lbrandani9@hotmail.com, brandani@filo.uba.ar

Guiomar Elena Ciapuscio es profesora y licenciada en Letras (Universidad de Buenos


Aires, 1984; 1987) y Ph. D. por la Universidad de Bielefeld (Universidad de Bielefeld,
Alemania, 1992). Se desempeña como profesora asociada regular de las cátedras de
Gramática y Teoría Léxica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires e investigadora independiente del CONICET. Sus líneas de investigación
son la gramática y la lingüística del texto, y se ha ocupado especialmente del discurso
científico y su divulgación.
Dirección electrónica: gciapusc@mail.retina.ar

Laura Daniela Ferrari es licenciada en Letras, (Buenos Aires, 1989). Se desempeña


como Profesora adjunta en la cátedra de Gramática y Teoría Léxica, de la Facultad de
Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires). Trabaja en temas de gramática
española. Su tesis (en curso) trata de la modalidad en el marco de la comunicación
especializada.
Dirección electrónica: lferrari@filo.uba.ar, lauradferrari@fibertel.com.ar.

Laura Malena Kornfeld es licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires, 1997),


magister en Lingüística (Universidad Nacional del Comahue, 2003) y doctora en Letras
(Universidad de Buenos Aires, 2005). Es ayudante de primera categoría (regular) de la
cátedra de Gramática de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires desde 1999 y jefe de trabajos prácticos (regular) en los talleres de lectura y
escritura de la Universidad Nacional de General Sarmiento desde 2006. Es, además,
investigadora asistente del CONICET. Investiga sobre diversos temas de morfosintaxis
desde una perspectiva generativa.
Dirección electrónica: lkornfel@ungs.edu.ar, laura_malena@yahoo.com.ar
Inés Kuguel es profesora en Letras (Universidad de Buenos Aires, 1989) y traductora
literaria y técnico-científica de inglés (I.E.S. en Lenguas Vivas “J. R. Fernández”
(1983), y se desempeña como profesora regular adjunta en el área de lingüística del
Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
Actualmente, investiga sobre temas de semántica léxica, comunicación especializada y
terminología. Su tesis doctoral, en proceso de evaluación, se centra en la configuración
semántica de la terminología del medio ambiente.
Dirección electrónica: ikuguel@ungs.edu.ar

Susana Gallardo es licenciada y doctora en Letras (Universidad de Buenos Aires,


2003) y jefe de trabajos prácticos (regular) en la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la UBA, donde dicta cursos de escritura de textos científicos. Investiga
distintos aspectos del discurso especializado desde una perspectiva lingüístico-textual.
Dirección electrónica: sgallardo@bl.fcen.uba.ar

Gabriela Resnik, es licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires, 1992) y


magister en Lingüística Aplicada (Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, 2004). Se
desempeña como jefe de trabajos prácticos en el área de lingüística del Instituto de
Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Sus líneas de
investigación son la lingüística teórica (léxico y morfología) y la lexicografía. Su tesis
doctoral (en curso) estudia los nombres eventivos en español.
Dirección electrónica: gresnik@ungs.edu.ar

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