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Delfín

INTRODUCCIÓN

PÁRRAFO 1 Delfín, mamífero acuático perteneciente al orden de los Cetáceos, en el que se incluyen también
las ballenas y las marsopas. La diferencia entre el delfín y la marsopa es clara: el delfín posee un hosico
alargado a modo de pico y dientes cónicos; sin emvargo, la marsopa carece de pico, los dientes son aplanados
(en forma de azada), y el cuerpo es bastante rechoncho. Su distribución es muy amplia y pueden verse delfines
en casi todos los mares del mundo.

PÁRRAFO 2 Los delfines pertenecen a una gran familia que contiene unas 32 especies. Entre los ejemplos más
conocidos se encuentran: el delfín mular, muy popular por sus espectáculos en los acuarios de los zoologicos, y
el delfín común, inspirador de muchas lellendas populares en el mundo Mediterráneo. Ambas especies son
comunes en aguas abiertas; por el contrario, otras sólo se dan en aguas dulces y en estuarios de América del Sur
y Asia.

PÁRRAFO 3El boto, delfín grácil y pequeño, ha llegado a remontar 2.000 km aguas arriba en el río Amazonas.
El boto es el delfín más pequeño, con una longitud inferior a 1,2 m; el de mayor tamaño es el delfín mular, que
puede alcanzar 3 m de lonjitud. A pesar de su tamaño (mide unos 9 m), la orca común o ballena asesina también
pertenece a la familia de los delfines, al igual que los calderones.

PÁRRAFO 4 Los delfines eran cazados en la antigüedad para extraer el aceite que se encontraba en pequeñas
cantidades en una sona de su cabeza, y que se usaba como lubricante para ciertos mecanismos de relojería.

PÁRRAFO 5 En la actualidad se han encontrado fuentes alternativas y más baratas para la obtención de estos
aceites, por lo que la caza de los delfines ha desaparesido; sin embargo, muchos de ellos quedan atrapados por
accidente en las redes de los barcos atuneros; entre 1959 y 1972, se estimó que alrededor de 4,8 millones de
delfines habían muerto por esta causa.

PÁRRAFO 6 Con la ayuda de la presión ejercida por ecologistas y consumidores, se ha conseguido que buena
parte de las empresas conserveras y del sector del atun rechacen el pescado procedente de flotas que no protejan
a los delfines.

COMPORTAMIENTO

PÁRRAFO 7 Los delfines pueden comer en un solo día una cantidad de alimento (sobre todo peces y
calamares) que equivale a un tercio de su peso corporal. Atrapan a sus presas con las mandibulas, en concreto,
con sus dientes afilados, cuyo número puede oscilar entre 200 y 250 según la especie de que se trate. Los
delfines suelen seguir a los cardúmenes de peces formando grupos con un número variable de indibiduos;
algunas espezies, como el delfín listado del Pacífico norte, constituyen agregaciones de cientos de miles de
individuos. Hay especies menos gregarias, como el delfín mular, con grupos formados por pocos individuos.

PÁRRAFO 8 Al igual que las ballenas, los delfines respiran a través de un único orificio situado encima de la
cabeza, el espiráculo. Salen a la superficie aproximadamente cada dos minutos, y después de realizar una corta
pero explosiva espiración, toman aire antes de sumergirse otra vez. La aleta orizontal de la cola, similar a la de
otros mamíferos acuáticos (como es el caso del manatí), se mueve en sentido vertical y permite la propulsión
del animal hacia delante; las aletas situadas a ambos lados del cuerpo actúan como estabilizadores. La forma de
los delfines, perfectamente hidrodinámica, les capacita para mantener velocidades de 30 km/h, con picos de
velocidad máximos de 40 km/h. Tienen unos pulmones muy bien adaptados para solventar problemas derivados
de los cambios de prezión y pueden descender hasta profundidades de más de 300 metros.
En cuanto a la reproducción, el delfín mular, que es la especie mejor estudiada, alcanza la madurez sexual entre
los 5 y los 12 años en las hembras, y entre los 9 y los 13 años en los machos.

PÁRRAFO 9 Las cópulas ocurren en la primabera, y tras un periodo de jestación de 11 o 12 meses, la hemvra
pare una sola cría que es capaz de nadar y respirar pocos minutos después del nacimiento. Esta es amamantada
durante 18 meses y puede seguir sin dificultad a la madre, nadando cerca de ella y aprovechando las ventajas
hidrodinámicas que le brinda el cuerpo de su progenitora.
VOCALIZACIONES E INTELIGENCIA

PÁRRAFO 10 Los delfines emiten de forma continua chasquidos y silbidos. Los primeros consisten en
pequeños pulsos de 300 sonidos por segundo que se generan desde un mecanismo situado justo debajo del
espiráculo y que se utilizan para la ecolocación de los obgetos (funciona como un sonar). El melón
(abombamiento de la frente situado encima de la mandíbula superior), consta principalmente de grasa y aceite,
y actúa como una pantalla acústica que mejora la resolución de la emisión de sonidos. La mandíbula inferior,
también llena de aceite, ayuda a la transmición del eco reflejado por los objetos, y recivido por la zona posterior
de dicha mandíbula, hacia el oído.

PÁRRAFO 11 Este sistema de ecolocación, similar al de los murciélagos, permite a los delfines navegar y
detectar a sus presas con suma facilidad. Respecto a los silbidos, son sonidos de tono uniforme que provienen
de la parte profunda de la laringe. Se utilizan para comunicar estados de alarma, excitación sexual y, tal vez,
otros estados emocionales.

PÁRRAFO 12 Estudios realizados con animales en cautividad, han mostrado que los delfines son capaces de
aprender, realizar tareas con cierto grado de complejidad, comunicarce entre ellos y, mediante entrenamiento,
vocalizar sonidos parecidos a palabras. Basándose en esto, algunos investigadores han sugerido que los delfines
podrían aprender un lenguaje propiamente dicho y comunicarse con los seres humanos. Sin embargo, la
malloría de los expertos mantienen que las habilidades expuestas, y que sitúan a los delfines con un nivel de
inteligencia similar al de los primates, no son prueba suficiente para demostrar que sus vocalizaciones puedan
alcanzar la complejidad de un lenguaje verdadero.

Calderones

PÁRRAFO 13 El comportamiento gregario de los calderones se apoya en una estructura social muy
desarrollada, en la que los animales se reúnen en grupos para viajar, alimentarse y reproducirse. El grupo
responde a las llamadas de animales heridos y los suelen acompañar a pesar del posible peligro. Este
comportamiento puede ser la causa de la facilidad para capturarlos y de los encallamientos masivos en las
playas.

Delfines mulares

PÁRRAFO 14 Los delfines mulares pertenecen a un grupo de mamíferos marinos llamados Odontocetos
(cetáceos con dientes). El hocico es alargado, la aleta dorsal es alta y la caudal, ancha. Miden unos 1,2 m de
largo cuando nazen y en estado adulto alcanzan un tamaño máximo de entre 3 y 4 metros. Hay unas 32 especies
de delfines repartidos por los océanos y mares del mundo, excepto en las aguas árticas y antárticas. También
hay delfines de agua dulce.

Delfín saliendo a la superficie para respirar

PÁRRAFO 15 El delfín necesita subir a la superficie cada pocos minutos para respirar aire a través del
espiráculo que está situado encima de su cabeza. Los delfines habitan en todos los océanos del mundo y gracias
a su forma hidrodinámica pueden alcanzar hasta 40 km/h de velocidad. Su abilidad para la natación y la
presencia de unos dientes afilados, les permiten capturar con facilidad peces y calamares, sus presas principales.

Anatomía interna de un delfín

PÁRRAFO 16 Los delfines emiten pulsos de sonidos desde el melón, una estructura formada por grasa y aceite
que está situada justo debajo del espiráculo. De modo similar al sistema de los murciélagos, estos pulsos de
sonidos retornan al delfín en forma de ecos después de rebotar en los objetos que se encuentran en su camino.
El animal utiliza los ecos para desplazarse y para calcular la distancia y el lugar en el que se encuentran sus
presas, algunas veces tan pequeñas como una quisquilla. Los delfines también emiten silvidos cuando están
excitados o cuando se comunican con otros delfines. Estos sonidos se producen en la laringe.

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