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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0938/2013

Sucre, 24 de junio de 2013

SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional

Expediente: 02934-2013-06-AAC
Departamento: Chuquisaca

En revisión la Resolución 091/2013 de 28 de febrero, cursante de fs. 686 a 688


vta., pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta
por Julio César Paredes Gonzáles en representación de Luís Danny Ochoa
Miranda contra Ana Adela Quispe Cuba, Elisa Sánchez Mamani y Javier
Medardo Serrano Llanos; Presidenta y Magistrados, respectivamente, de
la Sala Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 13 de febrero de 2013, que cursa de fs. 652 a 656
vta., el representante del accionante expone los siguientes fundamentos de
hecho y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Dentro de un proceso ordinario civil iniciado por René Camacho Vidal contra el
accionante y otros, el 11 de julio de 2005, se emitió la respectiva Sentencia que
declaró probada en parte la demanda con relación al pago de mejoras a cargo
de Luís Danny Ochoa Miranda. Con este fallo se lo “pretendió” notificar en el
domicilio procesal señalado por éste; empero, una vez que fue dejada la
notificación, el abogado que lo atendía hizo conocer al Juez, mediante
memorial, que ya no ejercía su defensa legal; por lo que, procedió a la
devolución de la cédula de notificación con la sentencia; actuación que fue
decretada por el Juez de la causa, señalando que “se tiene presente, tome en
cuenta la parte demandante”.

Dicha situación dio lugar a que los demandantes de dicho proceso solicitaran la
notificación por edictos; petición a la que dio lugar el Juez de la causa; sin
embargo, antes de que se publicaran los mismos, se apersonó nuevamente al
proceso anunciando el patrocinio de un nuevo abogado; y, una vez que tomó
conocimiento de la Sentencia, de forma inmediata presentó recurso de
apelación; el mismo que fue concedido, y una vez remitido a la autoridad
superior, mereció el Auto de Vista 738 de 10 de octubre de 2008, por el que se
confirmó la Sentencia apelada.

Notificado con esta Resolución, Luís Danny Ochoa Miranda presentó recurso de
casación en el fondo, el cual fue concedido por Auto de 5 de diciembre de
2008, y posteriormente remitido a la entonces Corte Suprema de Justicia. Sin
embargo, una vez que se procedió al sorteo de la causa, la Sala Civil
Liquidadora, sin realizar una revisión objetiva del proceso, decidió no ingresar a
considerar el fondo del asunto, emitiendo el Auto Supremo 156 de 13 de
agosto de 2012, declarando improcedente el recurso planteado; con el único
argumento de que, el demandado fue notificado con la Sentencia de primera
instancia el 28 de julio de 2005, habiendo interpuesto el recurso de apelación
recién el 22 de septiembre del mismo año; es decir, después de un mes y
veintiocho días; por lo que, dicha presentación habría resultado extemporánea.

En consecuencia, señala que, al no haberse procedido a la revisión del fondo


del asunto planteado en el recurso de casación, las autoridades ahora
demandadas habrían vulnerado sus derechos fundamentales.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El representante estima lesionados los derechos del accionante a la tutela


judicial efectiva y al debido proceso, en su elemento esencial del derecho a la
defensa; citando al efecto los arts. 115.I y II, y 128 de la Constitución Política
del Estado (CPE); 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
(DUDH); XXVI de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre (DADDH); 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH); y, 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela y se disponga dejar sin efecto el Auto Supremo


156; ordenándose a la Sala Civil Liquidadora que “…sin espera de turno, emita
un nuevo fallo que, de manera motivada, resuelva los aspectos de fondo del
Recurso de Casación presentado por Luís Danny Ochoa Miranda” (sic).

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública el 28 de febrero de 2013, según consta en el


acta cursante de fs. 683 a 685, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

La parte accionante ratificó y reiteró los términos de la acción de amparo


constitucional.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Ana Adela Quispe Cuba, Elisa Sánchez Mamani y Javier Medardo Serrano Llanos;
Presidenta y Magistrados, respectivamente, de la Sala Civil Liquidadora del
Tribunal Supremo de Justicia; presentaron su informe escrito que cursa de fs.
680 a 682, en el que señalaron lo siguiente: a) Los plazos legales establecidos
por ley, en cuanto a los actos procesales, son de cumplimiento obligatorio; toda
vez que, garantizan la seguridad jurídica y la certeza a las partes dentro de un
proceso. En ese entendido, los actos que emanan de los administradores
jurisdiccionales deben enmarcarse al principio del impulso procesal, que tiene
que ver con el control de la continuidad de los actos procesales, justamente para
garantizar su cumplimiento; todo esto, de acuerdo a lo previsto por el art. 139.I
del Código de Procedimiento Civil (CPC);
b) El recurso de apelación es ejercido por las partes a partir de la notificación
con la sentencia, cuando éstos hubiesen sufrido agravios en la resolución del
Juez de primera instancia; abriéndose con dicha impugnación la segunda o doble
instancia, con el objeto de que el fallo inferior sea objeto de revisión y análisis
por el Tribunal de alzada; sin embargo, para este cometido, dicho recurso se
encuentra sujeto al cumplimiento del plazo en su presentación; que, de acuerdo
al art. 220.I del citado Código, es de diez días; y, c) Entendiéndose que los
términos o plazos procesales tiene por objeto la regulación del impulso procesal
a fin de hacer efectiva la preclusión de las distintas etapas del proceso; se tiene
que, el accionante, al haber interpuesto el recurso de apelación contra la
sentencia de manera extemporánea, consintió que la misma adquiera la calidad
de cosa juzgada; hecho que imposibilitó al Tribunal Supremo de Justicia, resolver
el recurso de casación planteado.

I.2.3. Intervención de los terceros interesados

Santa Cruz Seoane Zabala, María Dolly Suárez de Seoane y Hernán Gabriel
Camacho Cuellar, pese a su legal citación, no asistieron a la audiencia ni
hicieron llegar algún memorial a efectos de exponer lo que en derecho les
corresponda.

I.2.4. Resolución

La Sala Civil y de Familia Primera del Tribunal Departamental de Justicia de


Chuquisaca, constituida en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución
091/2013 de 28 de febrero, cursante de fs. 686 a 688 vta., por la que
concedió la tutela solicitada, que dispuso dejar sin efecto el Auto Supremo
impugnado; en base a los siguientes fundamentos: 1) Las autoridades
demandadas, en el considerando III del Auto Supremo impugnado, expresaron
que no era posible interponer el recurso de casación cuando no se había
recurrido de apelación, lo que haría improcedentes ambos recursos; sin
embargo, de la revisión de los antecedentes, se pudo verificar que no son
evidentes las afirmaciones efectuadas por las referidas autoridades; por cuanto,
el accionante si recurrió en apelación; de manera que, no se trató de un “per
saltum”; ya que, el mencionado recurso fue resuelto por el Tribunal de segunda
instancia; 2) Si bien el hecho de que el anterior abogado del accionante
devolviera la citación cedularia con la sentencia y posteriormente se anunciara
un nuevo patrocinio, pareciera una estrategia procesal utilizada a sabiendas por
el accionante y su abogado; dicha situación no fue reclamada por la otra parte
en su momento oportuno o advertida por el Juez de la causa; por lo que, no se
puede castigar esa actitud a estas alturas del proceso sobre la base de
suposiciones; 3) Al haberse encontrado aún en proceso de publicación los
edictos dispuestos judicialmente para el accionante, y al no haber transcurrido
los treinta días dispuestos por ley para que el citado se apersone; se tiene que
el apersonamiento de Luís Danny Ochoa Miranda y la posterior apelación de la
sentencia que éste efectuó, se realizó dentro del plazo legal correspondiente; y,
4) La Sala Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia, al haber
considerado un aspecto sin que exista reclamo alguno e interpretando que no
existió apelación cuando la misma no sólo se dio sino que fue concedida y
resuelta por los respectivos Tribunales; ha cometido un exceso; vulnerando con
esa actitud los derechos reclamados por el accionante; toda vez que, no
cumplieron con el objetivo que tienen los impartidores de justicia, que es
atender de manera oportuna y eficiente los pedidos que se realicen,
restableciendo en su caso los derechos que hubieran sido vulnerados o
suprimidos dentro de un proceso.

II. CONCLUSIONES

De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados,


se establece lo siguiente:
II.1. Dentro del proceso ordinario civil iniciado por René Camacho Vidal contra
Luis Danny Ochoa Miranda y otros, el 11 de julio de 2005, se emitió la
respectiva Sentencia que declaró probada en parte la demanda con
relación al pago de mejoras a cargo del ahora accionante (fs. 435 a 440).

II.2. Con dicha Sentencia, el 28 de julio de 2005, de acuerdo a lo expresado


por las propias autoridades demandadas en el Auto Supremo ahora
impugnado, se practicó la diligencia de notificación por cédula en el
domicilio procesal señalado en ese entonces por el accionante; sin
embargo, mediante memorial presentado el 4 de agosto del mismo año,
el abogado que hasta ese entonces patrocinaba al accionante, devolvió la
cédula de notificación, explicando al Juez de la causa que ya no ejercía
su defensa legal. Por lo que, el mencionado Juez emitió el respectivo
decreto, señalando que: “se tiene presente, tome en cuenta la parte
demandante” (fs. 462 y vta., y 642 a 645 vta.).

II.3. A partir del referido decreto, la parte demandante del citado proceso
solicitó al Juez de la causa realizar la notificación al demandado por
edictos; petición a la que se dio lugar mediante providencia de 12 de
septiembre de 2005 (fs. 469 y vta.).

II.4. Mediante memorial de 21 de septiembre de 2005, y previamente a que


se publicaran los edictos, el hoy accionante se apersonó nuevamente al
proceso, anunciando el patrocinio de un nuevo abogado. Asimismo, una
vez que tomó conocimiento de la Sentencia, el 22 del mismo mes y año,
presentó el respectivo recurso de apelación contra la misma; habiéndose
concedido el recurso en el efecto suspensivo, mediante Auto de 11 de
enero de 2006 (fs. 471 y vta., 473 a 475 vta., y 479).
II.5. El 10 de octubre de 2008, mediante Auto de Vista 738, la Sala Social y
Administrativa de la entonces Corte Superior del Distrito Judicial de Santa
Cruz resolvió el recurso planteado, determinando confirmar la Sentencia
apelada. Por lo que, el 19 de noviembre del mismo año, el accionante
presentó recurso de casación en el fondo, el cual fue concedido por Auto
de 5 de diciembre de ese año; y posteriormente, remitido a la entonces
Corte Suprema de Justicia (fs. 566 a 568 vta., 576 a 578 vta., 581 a 584
y 590).

II.6. Una vez que se procedió al sorteo de la causa, el 13 de agosto de 2012,


la Sala Civil Liquidadora, emitió el Auto Supremo 156, por el cual declaró
improcedente el recurso planteado; con el siguiente argumento: “…el
codemandado y recurrente Luís Danny Ochoa fue notificado con la
sentencia de fecha 11 de julio de 2005 (…) en fecha 28 de julio de 2005
(…) empero éste interpone recurso de apelación en fecha 22 de
Septiembre de 2005, después de haber transcurrido 1 mes y 28 días,
habiendo interpuesto el mismo extemporáneamente” (sic) (fs. 642 y 645
vta.).

II.7. Debido a que a partir del referido Auto Supremo, las autoridades
demandas decidieron no ingresar a conocer el fondo el asunto planteado
en el recurso de casación; el 13 de febrero de 2013, se presentó la
acción de amparo constitucional, argumentando que el fallo impugnado
no realizó una revisión objetiva del proceso, ni consideró todos los
actuados existentes en el mismo (como el memorial de devolución de la
cédula de notificación y su respectivo decreto); por lo que, se denunció
la vulneración de los derechos del accionante(fs. 652 a 656 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El representante del accionante alega que, las autoridades demandas


vulneraron los derechos fundamentales de éste a la tutela judicial efectiva y al
debido proceso, en su elemento esencial del derecho a la defensa; toda vez
que, al haber emitido el Auto Supremo 156, por el cual declararon
improcedente el recurso de casación que planteó -con el argumento de que el
mismo fue notificado con la Sentencia de primera instancia el 28 de julio de
2005, habiendo interpuesto el recurso de apelación recién el 22 de septiembre
del citado año; es decir, de manera extemporánea, después de un mes y
veintiochos días-; no tomaron en cuenta que la notificación a la que hacen
referencia no tuvo ninguna validez legal; ya que, cuando se “pretendió” realizar
esta diligencia en el domicilio procesal señalado por el demandado, el abogado
que lo atendía hizo conocer al Juez de la causa que ya no ejercía su defensa
legal, procediendo a la devolución de la cédula de notificación con la Sentencia;
por lo que, posteriormente se ordenó la respectiva notificación por edictos; sin
embargo, antes de la publicación de los mismos, el accionante se apersonó
nuevamente al proceso, y una vez que tomó conocimiento de la Sentencia, la
apeló de manera inmediata y dentro de los plazos establecidos por ley; es
decir, dentro del término previsto a partir de su “legal notificación” con el
referido fallo. En consecuencia, corresponde analizar en revisión si los actos
denunciados son evidentes a objeto de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. El derecho al debido proceso invocado por el accionante

El derecho al debido proceso está establecido por la Constitución en su


art. 115.II, en el que textualmente se dispone que “El Estado garantiza
el derecho al debido proceso, a la defensa y a una justicia plural,
pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones”. Asimismo, la
Declaración Universal de Derechos Humanos, en su art. 10, lo consagra
expresamente de la siguiente forma: “Toda persona tiene derecho, en
condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia
por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus
derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra
ella en materia penal”; de otro lado, el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, en su art. 14.1, lo define así: “Todas las personas son
iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por ley, en
la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada
contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de
carácter civil…”; la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
su art. 8.1, señala: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por
la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.

Este derecho consiste en la garantía de legalidad procesal para proteger


la libertad, la seguridad jurídica, la racionalidad y la fundamentación de
las resoluciones judiciales o administrativas; en las actuaciones
judiciales o las actuaciones sancionadoras administrativas exige que los
litigantes tengan el beneficio de un juicio imparcial ante los tribunales y
que sus derechos se acomoden a lo establecido por las disposiciones
jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar.

En el ámbito jurisprudencial, la Corte Interamericana de los Derechos


Humanos, en su Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987,
ha señalado que el debido proceso "…abarca las condiciones que deben
cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquellos cuyos
derechos u obligaciones están bajo consideración judicial". Asimismo, el
Tribunal Constitucional Plurinacional, en su SCP 0058/2012 de 9 de
abril, haciendo mención a la SC 1534/2003-R de 30 de octubre, ha
definido el debido proceso como "…el derecho de toda persona a un
proceso justo y equitativo en el que sus derechos se acomoden a lo
establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos
aquellos que se hallen en una situación similar…".

De otro lado, a partir de una adecuada interpretación de las normas


constitucionales y convencionales referidas, el Tribunal Constitucional,
en su SC 0160/2010-R de 17 de mayo, ha definido que: “El debido
proceso, está reconocido constitucionalmente como derecho y garantía
jurisdiccional a la vez, por los arts. 115.II y 117.I de la Constitución
Política del Estado vigente (CPE) (…), y como derecho humano por los
arts. 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto
de San José de Costa Rica y 14 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, y ya fue desarrollado y entendido por este Tribunal
como el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el
que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones
jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar; es decir, comprende el conjunto de requisitos que
deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las
personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de
acto emanado del Estado que pueda afectar esos derechos reconocidos
por la Constitución Política del Estado, así como los Convenios y
Tratados Internacionales”.

III.2. El derecho a la defensa, como elemento esencial del derecho al


debido proceso

Según la doctrina, el derecho a la defensa es la potestad o facultad que


tiene toda persona para desarrollar los actos procesales necesarios, así
como producir y presentar todas las pruebas pertinentes, para
desvirtuar los términos y extremos de la imputación o acusación que
pesan en su contra.

Este derecho se constituye en la oportunidad que tiene todo ser


humano de manera universal para desvirtuar las acusaciones que se
infieren en su contra afirmando su inocencia ante cualquier situación
que le asigna el matiz de una supuesta culpabilidad. El mismo es
predicable en todos los órdenes jurisdiccionales, y se aplica en
cualquiera de las fases del procedimiento.

La finalidad de este derecho es asegurar la efectiva realización de los


principios procesales de contradicción y de igualdad; los mismos que,
imponen a los órganos judiciales el deber de evitar desequilibrios en la
posición procesal de ambas partes, e impedir que las limitaciones de
alguna de ellas puedan desembocar en una situación de indefensión
prohibida por la Constitución Política del Estado.

Sobre el mismo, la SC 1842/2003-R de 12 de diciembre, se ha


pronunciado definiéndolo como: “…el derecho que precautela a las
personas para que en los procesos que se les inicia, tengan
conocimiento y acceso de los actuados e impugnen los mismos con
igualdad de condiciones conforme a procedimiento preestablecido y por
ello mismo es inviolable por las personas o autoridad que impidan o
restrinjan su ejercicio…”.

III.3. El derecho de acceso a la justicia o tutela judicial efectiva

Sobre este tema, la autora Martha Rojas Álvarez, ha señalado lo


siguiente: “De manera general, se puede sostener que el derecho de
acceso a la justicia, también denominado por la doctrina española como
derecho a la tutela judicial efectiva, implica la posibilidad de toda
persona, independientemente de su condición económica, social o de
cualquier otra naturaleza, de acudir ante los tribunales para formular
pretensiones o defenderse de ellas, de obtener un fallo de esos
tribunales y, que la Resolución pronunciada sea cumplida y ejecutada.

Conforme a lo anotado, el derecho al acceso a la justicia podría ser


analizado desde una triple perspectiva: 1. el acceso propiamente dicho,
es decir la posibilidad de llegar al sistema judicial, sin que existan
obstáculos para el ejercicio de dicho derecho, 2. lograr un
pronunciamiento judicial que solucione el conflicto o tutele el derecho,
siempre que se hubieren cumplido con los requisitos de admisión que
establece la ley, y 3. lograr que la Resolución emitida sea cumplida y
ejecutada, pues si se entiende que se acude a un proceso para que se
reestablezca o proteja un derecho, un interés o un bien, en la medida
en que el fallo no se ejecute, el derecho de acceso a la justicia no
estará satisfecho.

(…) En el plano procesal, es necesario que el derecho de acceso a la


justicia sea interpretado ampliamente por los jueces y tribunales que
deben conocer, tramitar y resolver las demandas y recursos, con la
finalidad de subsanar los defectos procesales, evitando su rechazo. En
este sentido, el derecho de acceso a la justicia pregona el
antiformalismo, bajo la idea rectora de que el proceso es sólo un
instrumento para hacer efectivo un derecho, y la gratuidad de la
justicia, con el objetivo de facilitar el acceso al sistema judicial a
quienes carecen de recursos económicos”.

El derecho de acceso a la justicia, se encuentra consagrado en los


diferentes convenios y tratados internacionales; así, el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, en su art. 14.1,
consagra este derecho de la siguiente manera: “Todas las personas son
iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la Ley,
en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada
contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de
carácter civil”.

De igual manera, el art. 8.1 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos, prevé que: “Toda persona tiene derecho a ser
oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la Ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal
formulada contra ella, o para la determinación de sus derecho y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”.

Asimismo, el art. 25 de la referida Convención, en concordancia con el


art. 8.1, establece la obligación positiva del Estado de conceder a todas
las personas bajo su jurisdicción, un recurso judicial efectivo contra
actos violatorios de sus derechos fundamentales; disponiendo
textualmente lo siguiente:

“1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a


cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.

2. Los Estados Partes se comprometen:

a) A garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema


legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que
interponga tal recurso;
b) A desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) A garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de
toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso”.

Ahora bien, el entonces Tribunal Constitucional también se ha referido y


ha desarrollado este derecho en la SC 0492/2011-R de 25 de abril; la
misma que, citando a la SC 0600/2003-R de 6 de mayo, ha establecido
que:“según la norma prevista por el art. 8.1 del Pacto de San José de
Costa Rica, 'toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas
garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecidas con anterioridad
por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter' (las negrillas son
nuestras), como podrá advertirse la norma transcrita consagra dos
derechos humanos de la persona: 1) el derecho de acceso a la
justicia; y 2) el derecho al debido proceso, entendiéndose por
aquélla la potestad, capacidad y facultad que tiene toda
persona para acudir ante la autoridad jurisdiccional
competente para demandar que se preserve o restablezca una
situación jurídica perturbada o violada que lesiona o desconoce
sus derechos e intereses, a objeto de lograr, previo proceso,
una decisión judicial que modifique dicha situación jurídica.
Conocido también en la legislación comparada como 'derecho a
la jurisdicción' (art. 24 de la Constitución Española), es un
derecho de prestación que se lo ejerce conforme a los
procedimientos jurisdiccionales previstos por el legislador, en
los que se establecen los requisitos, condiciones y
consecuencias del acceso a la justicia; por lo mismo, tiene
como contenido esencial el libre acceso al proceso, el derecho
de defensa, el derecho al pronunciamiento judicial sobre el
fondo de la pretensión planteada en la demanda, el derecho a
la ejecución de las sentencias y resoluciones ejecutoriadas, el
derecho de acceso a los recursos previstos por ley. Finalmente,
este derecho está íntimamente relacionado con el derecho al debido
proceso y la igualdad procesal” (las negrillas nos fueron añadidas).

Por su parte, la SC 0564/2004-R de 15 de abril, a tiempo de referirse al


derecho de acceso a los recursos y la vulneración al derecho a la tutela
judicial cuando se realiza un cómputo errado del plazo para la
interposición del recurso de apelación, expresó lo siguiente: “El
fundamento por el cual las autoridades recurridas en la Resolución
332/2003 de 25 de julio, declararon nulo el Auto de concesión del
recurso de apelación y, consecuentemente ejecutoriada la sentencia;
sosteniendo, que el término para interponer el recurso de apelación no
se suspendió conforme lo dispone el art. 221 del CPC, debido a que la
resolución que resolvió la solicitud de enmienda y complementación fue
por 'simple decreto y no por auto', constituye una decisión judicial,
carente de fundamentación objetiva y razonable, siendo más bien por el
contrario arbitraria, toda vez que, independientemente de la forma de
la resolución judicial, -auto o decreto- la suspensión del plazo procesal
que estipula la norma en examen, se opera con la interposición de la
solicitud de complementación y enmienda y debe computarse conforme
se entendió en el punto III.2 referido precedentemente; puesto que, la
exigencia de la razonabilidad de una decisión judicial, es el límite
sustancial a la arbitrariedad de los servidores judiciales que ejercen
jurisdicción, quienes, en el desempeño de sus funciones, no pueden
interpretar y aplicar arbitrariamente las normas e incurrir en
actuaciones no ajustadas a Derecho.

Por lo expuesto, la decisión de las autoridades recurridas de no


dar trámite al recurso de apelación, privando a los ejecutados
(representados de la recurrente) de la posibilidad de
controvertir una decisión con la que discrepan, vulneró su
derecho al debido proceso en sus elementos del derecho a la defensa, a
recurrir del fallo judicial ante el superior en grado, pues se produjo
una afectación de los derechos procesales de aquéllos, por
cuanto se les denegó el acceso a la justicia, circunstancia ésta que
no puede ser desconocida por este Tribunal Constitucional, y que debe
repararse” (las negrillas nos corresponden).

III.4. Análisis del caso concreto

En el caso presente, el representante del accionante señala que, se


vulneró el derecho de éste al debido proceso, en su elemento esencial
del derecho a la defensa; ya que, le privaron de ejercer su derecho a
utilizar eficazmente los medios de impugnación previstos por ley en
resguardo de sus intereses y sus derechos fundamentales; pues, al
haberse emitido el Auto Supremo 156, por el cual se declaró
improcedente el recurso de casación planteado por Luís Danny Ochoa
Miranda, con un argumento que no responde a la realidad del proceso,
se ha imposibilitado a éste de continuar con el ejercicio de su derecho a
la defensa dentro del proceso civil seguido en su contra.

En efecto, de la revisión de los antecedentes del caso, se pudo


constatar que las autoridades demandadas determinaron declarar
improcedente el recurso interpuesto por el accionante, con el único
argumento de que el mismo presentó de manera extemporánea su
recurso de apelación, haciendo improcedente ambos recursos; sin
tomar en cuenta que, de los antecedentes del proceso, se evidencia
que el recurso de apelación interpuesto contra la Sentencia de primera
instancia, fue planteado de forma oportuna -precisamente por eso fue
aceptado por el Juez de primera instancia y posteriormente fue resuelto
por la autoridad superior-; por lo que, el argumento utilizado en el Auto
Supremo impugnado, se constituye en un hecho vulnerador del derecho
a la defensa del accionante; toda vez que, en lugar de resguardar el
debido proceso de las partes, asegurando la efectiva realización de los
principios procesales de contradicción y de igualdad, e ingresando a
considerar el fondo mismo de la problemática planteada en el recurso
de casación; de manera arbitraria y sobre la base de sucesos que no
guardan relación con la verdad, se determinó declarar improcedente el
recurso interpuesto por el procesado; terminando con esto toda forma
de impugnación prevista en la vía ordinaria civil con relación a la parte
recurrente.

Como se mencionó en el Fundamento Jurídico III.2 de este fallo, el


derecho a la defensa es aquel que asiste a las partes dentro de un
proceso para que tengan conocimiento y acceso a los actuados e
impugnen los mismos con igualdad de condiciones conforme a un
procedimiento preestablecido; por lo que, ninguna autoridad, de
manera arbitraria puede impedir el acceso a este derecho; sino que, por
el contrario, debe coadyuvar en el ejercicio del mismo para garantizar
un debido proceso. En el caso presente, las autoridades demandadas, al
haber decidido no ingresar a conocer el fondo del recurso interpuesto; y
en consecuencia, al no haber resuelto la impugnación planteada a los
hechos acontecidos en la tramitación del proceso ordinario civil, sin que
exista una causa legal que justifique dicha determinación; han
vulnerado el derecho a la defensa del accionante; pues, con dicha
determinación están dando lugar a que se le imponga una sanción, sin
que previamente se haya revisado, por un tribunal superior, si en el
trámite del proceso se cumplieron con todos los principios procesales
previstos por ley, en observación y resguardo de los derechos y
garantías de la parte afectada.

De igual manera, al haber emitido el Auto Supremo 156, por el cual


decidieron declarar improcedente el recurso de casación presentado por
el accionante; las autoridades demandadas han vulnerado el derecho a
la tutela judicial efectiva de éste; toda vez que, a partir de dicha
determinación se le ha negado el acceso a la justicia sobre la base de
una consideración de los plazos procesales para la presentación del
recurso de apelación, sin que haya existido la supuesta demora en la
presentación del mismo, y en su caso, sin que esto haya sido
impugnado por las partes; es decir que, determinaron declarar
improcedente el recurso de casación interpuesto por el procesado, con
el único argumento de que su recurso de apelación habría sido
planteado de manera extemporánea; sin tener en cuenta que, de
acuerdo a los documentos adjuntos al proceso, el mismo sí fue
planteado dentro de los plazos previstos por ley; por lo que, finalmente
y de manera indirecta, determinan anular la presentación del recurso de
apelación interpuesto por el accionante, y en consecuencia, el Auto de
Vista que lo resolvió; constituyéndose dicha actitud y razonamiento en
actos arbitrarios e irrazonables, contrarios al principio pro actione, y que
lesionan directamente el derecho a la tutela judicial efectiva del
procesado, al privarle injustificadamente de poder acceder al Tribunal
de casación y contar con una resolución que se pronuncie sobre el
fondo del asunto planteado en su respectivo recurso.

Por lo que, a partir del análisis del caso y de la revisión de los


antecedentes del proceso; se concluye que, las autoridades
demandadas, por todo lo desarrollado anteriormente, han vulnerado el
derecho de acceso a la justicia invocado por el accionante, en su
elemento esencial del derecho de acceder a un recurso legal y obtener
un pronunciamiento judicial que solucione su conflicto.

Por lo expresado precedentemente, el Tribunal de garantías, al haber


concedido la tutela solicitada, efectuó una correcta compulsa de los
antecedentes y las normas aplicables al mismo.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, en
revisión, resuelve:

1º CONFIRMAR la Resolución 091/2013 de 28 de febrero, cursante de fs.


686 a 688 vta., pronunciada por la Sala Civil y de Familia Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Chuquisaca; y en consecuencia, CONCEDER
la tutela solicitada.

2º Disponer la nulidad del Auto Supremo 156 de 13 de agosto de 2012;


ordenando a las autoridades demandadas de la Sala Civil Liquidadora del
Tribunal Supremo de Justicia, que de manera inmediata, sin espera de
turno, emitan una nueva resolución sobre la base de las consideraciones
expresadas en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Tata Gualberto Cusi Mamani


MAGISTRADO
Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga
MAGISTRADA

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