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Cabe señalar que en muchas ocasiones el direccionar a un alumno a las diversas áreas de
seguimiento y resolución de la problemática que se tiene presente implica una correcta
aplicación de la ética tanto, personal como profesional, ya que si el alumno no se encuentra
plenamente convencido y dice la verdadera razón de la problemática que está suscitando,
este proceso de tutoría, simplemente se vería afectado o reducido en su eficiencia terminal.
Aunado a lo anterior, tenemos una sociedad carente de valores éticos fundamentales que no
nos ha permitido avanzar en el plano académico-personal, ya que en su gran mayoría estos
jóvenes traen consigo una serie de problemáticas familiares, sociales, psicosociales,
monetarios, entre otros.