Anda di halaman 1dari 6

Columna de sismología:

¿Donde podría producirse


el siguiente gran terremoto
en Chile?
Autor: Cristian Farías, Geofísico

Los habitantes del norte de Chile han recibido un mensaje bastante


marcado en al menos, los últimos 20 años: se viene un gran terremoto.
La razón tras el mensaje se sustentaba en que existía evidencia sólida que
había ocurrido un megaterremoto hace más de 100 años en la zona, y
que la tensión acumulada en el contacto de placas en el Norte Grande era
tal que había una buena chance que se produjera un gran sismo en el
mismo lugar. ¿Cuál fue el primer indicio que tuvieron los sismólogos de
la época para darse cuenta de que había una gran tensión acumulada allí?
El hecho que no se había registrado un evento sísmico importante (de
magnitud mayor a 7,5) en más de un siglo. Había una gran laguna
sísmica en el norte, y eso es siempre señal de alarma. Desde esa fecha
hasta ahora (año 2017) han ocurrido tres sismos importantes en la costa
del norte grande: uno en 1995 en Antofagasta (magnitud M=8), otro el
2007 en Tocopilla (magnitud M=7.7), y el último registrado el año 2014
en Iquique (magnitud M=8.2). Después de esta secuencia, ¿podríamos
decir que ya se ha liberado toda la tensión acumulada en la zona, y que
por lo tanto no deberíamos esperar un gran terremoto en el futuro
cercano? Por desgracia, no. Aún no “se ha cerrado” la laguna sísmica.
Para entender esto, es necesario que repasemos lo que sabemos de
sismología, en particular lo que respecta al cómo se generan los sismos, y
a los parámetros que definen su tamaño.

PUBLICIDAD
inRead invented by Teads
La gran mayoría de los terremotos en Chile se generan debido a la
subducción de la placa de Nazca con la Sudamericana. Como
sabemos, el movimiento relativo entre placas no es continuo, si no que
suele producirse con bloqueos que duran muchos años y que concluyen
con un súbito movimiento de una placa respecto a la otra, liberando una
gran cantidad de energía en el proceso. Pero no todas las partes de la
placa se mueven juntas, y eso genera que si tomamos una imagen del
nivel de bloqueo de la subducción en Chile nos encontraremos con que
hay zonas más bloqueadas que otras. Pensemos en esto un poco más: si
es que la subducción fuera perfectamente suave, toda la placa
Sudamericana se movería hacia el oeste, a un ritmo que en Chile es de
aproximadamente 6,6 centímetros por año. Es decir, ciudades
como Valparaíso, Arica, y Concepción se moverían de la misma
manera todo el tiempo. Sin embargo, esto no ocurre. La razón es que
existe una fuerza de roce que impide este movimiento. Y ya que las
placas de todas formas se quieren mover, entonces se comienza a
acumular tensión, que es evidenciada por la presencia de una
deformación inusual. Si tomamos como ejemplo a Concepción antes del
terremoto del 2010, los datos obtenidos de las estaciones de GPS
instaladas en la zona nos mostraban cómo esta ciudad se estaba
moviendo hacia el este, o lo que es lo mismo, se estaba moviendo junto
con la placa de Nazca. Eso mostraba que esa zona de la placa estaba
totalmente bloqueada. Durante el terremoto del Maule, la placa
Sudamericana a la altura de Concepción se movió más de 10 metros
hacia el oeste en los poco más de 3 minutos que duró todo el
movimiento. Piensen en eso, casi más de tres metros por minuto. Es
muchísimo, y muestra claramente la cantidad de energía que libera uno
de estos megaeventos. Durante el mismo terremoto, la sección de la
placa alrededor de Iloca también se desplazó más de 10 metros hacia el
oeste, pero interesantemente la zona cercana a Constitución no se
desplazó tanto. Posterior al terremoto, toda la costa central siguió
moviéndose lentamente hacia el oeste mientras se reacomodaban las
placas. Pero ya en estos últimos años se ha comenzado a ver cómo las
ciudades costeras de la VI, VII, y VIII regiones se han comenzado a
mover nuevamente hacia el este, marcando claramente que las placas
se están volviendo a bloquear allí. Dicho de otra manera, ya se está
preparando el siguiente gran terremoto.
La evidencia que se ha adquirido en las últimas décadas nos muestra que,
cada vez que hay un gran bloqueo en una zona, la cantidad de sismos que
ocurre en ella es bastante baja. Esto, porque las dos placas no se
mueven mucho entre ellas, por lo que no se generan terremotos. Cada
vez que se genera este bloqueo (acompañado de la baja sismicidad) en
una zona, hablamos de una laguna sísmica. Y dependiendo de cuán
grande sea esta región es que podemos hablar de que tan grande podría
ser el siguiente terremoto que se genere en la zona. Miren la siguiente
figura: en ella les muestro, de manera aproximada, las zonas de rupturas
de todos los terremotos de subducción de magnitud mayor o igual a 8 en
la costa chilena. Mientras más rojo y amarillo sea el color, mayor
desplazamiento hubo hacia el oeste durante el terremoto. Luego los
colores se comienzan a difuminar, marcando que la zona de a poco
empieza a bloquearse, y a almacenar tensión para el siguiente gran
evento sísmico. El primer evento aparece en 1906, frente a Valparíso, y
el último en el año 2015, en Illapel. ¿Pueden ver cómo las zonas se van
bloqueando y desbloqueando? Más aún, ¿pueden ver cómo todo el norte
grande aún no se mueve, y que por lo tanto la laguna sísmica aún no se
ha cerrado? Y aventurándonos un poco más allá, ¿podrían adivinar según
la animación donde se producirá el siguiente gran terremoto?

Sí, el norte grande es una de esas zonas. Si se dan cuenta, aún hay
zonas que no se han movido hacia el oeste. Eso significa que aún hay
tensión acumulada, que se puede liberar destructivamente en la forma de
un gran terremoto. Sin embargo, también podría liberarse con una
secuencia de varios sismos de magnitud mayor a 7,5. La costa de la V
región también acusa una falta de grandes terremotos desde 1906 (el de
1985 fue bastante pequeño en comparación a los otros, si observamos la
animación). Y si consideramos que en el pasado esta zona ha albergado
sismos de magnitud mayor a 9, como en 1730, entonces tenemos que
poner mucha atención allí (como ya vimos en esta columna). Hoy por
hoy sabemos distinguir cuales son las zonas más bloqueadas de la
corteza, pero aún no estamos en condiciones de poder decir cuando se
generará el siguiente gran terremoto. Por lo mismo se hace muy
importante unirnos como sociedad al respecto, y unir el conocimiento de
parte de los sismólogos con la experticia en emergencias de los que
saben, y además trabajar en nuestra preparación tanto en infraestructura
como en lo mental.
En Chile tiembla, y mucho. Tanto así que hemos tenido 15 sismos con
magnitud mayor o igual a 8 en los últimos 111 años. Y si bien nos
hemos vuelto un tanto indolentes (muchos hemos escuchado variaciones
de la frase “si la magnitud del terremoto es menor a 7, no me levanto de
la cama”), no nos hace bien olvidar que un terremoto de magnitud 8 es
un evento enorme, que libera una gran cantidad de energía, y tiene un
alto potencial destructivo si es que no estamos preparados. Terremotos
mucho más pequeños han generado enorme destrucción en zonas donde
esta preparación no fue buena. No estamos mal, pero podemos estar
mucho, mucho mejor.

Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn


en Alemania, y además profesor asistente en la Universidad Católica de
Temuco. Semanalmente estará colaborando con La Tercera aportando
contenidos relacionados a su área de especialización, de gran
importancia en el país dada su condición sísmica.

Anda mungkin juga menyukai