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N° Legal Publishing: 38118


Corte Suprema, 21/01/2008, 5055-2006

Almacenes Pullman Limitada con Santiago Leasing S.A.


Tipo: Recurso de Casación en el FondoResultado: Acogido

Descriptor
Resolución de contrato de leasing. Caso fortuito. Imposibilidad. Imposibilidad absoluta y relativa. Irresistibilidad. Hecho no
imputable al deudor. Diligencia del buen padre de familia. Actos de autoridad.

Doctrina
I. El caso fortuito es el hecho a que no es posible resistir, según puede desprenderse del artículo 45 del
Código Civil. De aquel concepto es posible extraer sus elementos constitutivos; en primer lugar la causa del
hecho debe ser extraña al deudor, no debe serle imputable al mismo; en segundo lugar este hecho debe ser
imprevisible, que no exista razón alguna para creer probable la ocurrencia del hecho; en tercer lugar el hecho
deber ser imposible de resistir, de tal manera que no exista persona alguna que pueda impedir lo sucedido.
Existen diversos ejemplos de caso fortuito establecidos por el legislador, tales como naufragios, terremotos,
actos de autoridad ejercidos por un funcionario público

Del artículo 1547 del Código Civil se desprenden los efectos de caso fortuito, esto es, que el deudor
responsable de la obligación se libera de la misma, no debiendo hacerse cargo del caso fortuito

II. Para mayor abundamiento, es necesario distinguir si la imposibilidad de que se trata es absoluta o relativa,
configurándose en tanto absoluta en la medida que el hecho mismo sea imposible de resistir y los efectos de
aquel hecho sean también irresistibles; o relativa, que es aquella que no obstante el hecho sea irresistible, los
efectos del mismo si pueden evitarse

Así entonces, el caso de autos que trata de un acto de autoridad; la incautación del objeto del contrato por
parte del Tribunal de Aduanas, que deja en la imposibilidad fáctica y jurídica de cumplir con la obligación
emanada del contrato de leasing. No obstante, el deudor podía evitar los efectos del aquel acto, en caso de
haber actuado con la diligencia propia de un buen padre de familia, y haber pagado los respectivos derechos
de internación.

Legislación aplicada en el fallo :


Código Civil art 1547; Código Civil art 45;

Ministros:
Milton Juica Arancibia; Sergio Muñoz Gajardo; Juan Araya Elizalde; Oscar Herrera Valdivia; Oscar Carrasco Acuña

Texto completo de la Sentencia


Santiago, veintiuno de enero de dos mil ocho.

VISTO:

En estos autos Rol Nº 4.239 1998 seguidos ante el 11º Juzgado Civil de Santiago, juicio en procedimiento ordinario caratulado
“Almacenes Pullman Limitada c/ Santiago Leasing S.A. , se dedujo demanda de resolución de contrato de arrendamiento con
opción de compra y de indemnización de perjuicios por don Rodrigo Ruiz Guridi, abogado, en representación de la Sociedad
Almacenes Pullman Limitada en contra de Santiago Leasing S.A., representada por don Lorenzo Díaz Rodríguez y/o don Marco
Astorquiza Oddo.

Funda su acción señalando que el 15 de noviembre de 1995 entre su representada y la demandada se celebró un contrato de
arrendamiento con opción de compra de equipos móviles, esto es, un contrato de leasing respecto de una camioneta marca
Chevrolet modelo Blazer 2 10, catalítica, dirección hidráulica, automática, año 1996, nueva y sin uso.

Refiere que el arriendo se pactó por un plazo fijo de veinticuatro meses y que la renta se fijó en una primera cuota de 349.26
U.F. y en otras veintitrés cuotas mensuales, iguales y sucesivas de 60,16 U.F. cada una, todas más el IVA correspondiente.

Señala que en virtud del referido contrato, la demandada asumió la obligación de vender a su parte el bien arrendado, siempre
y cuando la actora optase por dicha venta en tiempo y forma y hubiere dado íntegro cumplimiento a las obligaciones impuestas
por el contrato, pagando el precio equivalente a la última renta estipulada. Manifiesta que para tal efecto, la demandada formuló
a su representada una oferta irrevocable de venta.

Afirma que su parte dio estricto cumplimiento a todos los pagos de rentas estipuladas, razón por la cual comunicó formalmente a
Santiago Leasing S.A., mediante carta certificada de fecha 15 de octubre de 1997, su decisión de ejercer la opción de compra,
es decir, le notificó su aceptación a la oferta irrevocable de venta que le fuera formulada en la cláusula novena del contrato de
leasing.

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Indica que, no obstante lo anterior, mediante carta de 18 de noviembre de 1997 la demandada se excusó del cumplimiento
explicando que no era posible para su parte vender el vehículo arrendado, debido a que éste fue objeto de una orden de
incautación por resolución del Tribunal Aduanero de San Antonio, de 13 de diciembre de 1996.

Afirma que tal circunstancia a su juicio derivó en dos graves incumplimientos por parte de la demandada de las obligaciones
que le imponía el contrato de leasing. La primera, referida a su deber de liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en
el goce de la cosa arrendada y la segunda, en relación a su obligación de vender la cosa, en atención a la oferta formulada en
el contrato.

Sostiene que los citados incumplimientos permiten a su parte solicitar la resolución del contrato, más indemnización de
perjuicios, por cuanto la inobservancia de las obligaciones que imponía el convenio se han debido a causas imputables a la
demandada, quien al comprar el vehículo al proveedor debió cerciorarse de que todos sus documentos de internación y
aduaneros se encontraren en regla y conforme a derecho.

Solicita en definitiva: a). Que se resuelva el contrato de arrendamiento con opción de compra; b). Que se condene a la
demandada a la restitución debidamente reajustada de todo lo pagado a consecuencia del contrato o a las sumas reajustadas
que el tribunal determine; c). Que se condene a la demandada al pago de un interés corriente calculado sobre todo el capital
reajustado, desde la fecha de cada uno de los pagos efectuados por su representada y hasta la fecha del pago efectivo, o con
el interés que el tribunal determine; d). Que se condene a la demandada al pago de una indemnización por todos los perjuicios
ocasionados a su parte con motivo del incumplimiento, cuya naturaleza y monto se reserva el derecho de discutir en etapa de
ejecución del fallo; y e). Que se condene a la demandada al pago de las costas de la causa.

La demandada, contestando a su vez la demanda interpuesta en su contra, solicitó su íntegro rechazo, con costas.

Expone que en la materia existen dos tipos de contratos de leasing, uno operativo, en el que el usuario elige el bien dentro del
stock que tiene el arrendador y el segundo, financiero, en el cual el bien arrendado y su proveedor son seleccionados por su
propio usuario o interesado, cual es del tipo que suscribieron las partes, por lo que habiendo sido el actor quien libre y
voluntariamente seleccionó el proveedor del bien arrendado es impropio afirmar que su parte ha actuado en forma negligente
en la compra del referido vehículo, pretendiendo responsabilizarla de las consecuencias derivadas de su propia elección.

Expresa que la incautación por fraude de que fue objeto el vehículo entregado en leasing, constituye un caso fortuito de
conformidad al artículo 45 del Código Civil, pues se trata de un hecho imprevisto, irresistible para su parte y que no se produjo
por hecho propio, hecho fortuito que además, fue aceptado por la actora, quien pese a haber sido privada del uso y goce del
bien arrendado, decidió voluntariamente continuar pagando las rentas de arrendamiento hasta el término del plazo fijado al
efecto.

Añade que no procede la resolución solicitada, por cuanto se trata de un contrato de tracto sucesivo en el que es imposible
borrar retroactivamente las prestaciones que se han realizado durante su vigencia, habiendo la actora hecho uso y goce del
bien hasta la fecha de incautación del mismo, renunciando en el periodo posterior al derecho a solicitar la terminación
anticipada del mismo. Con todo, hace presente que resulta imposible pretender resolver o terminar el contrato que expiró
naturalmente por la llegada del tiempo estipulado el 15 de noviembre de 1997.

Finalmente, expone que su parte no ha incurrido en incumplimiento culpable del contrato de compraventa, ya que éste no ha
podido celebrarse válidamente por haber sido el objeto del mismo excluido del comercio humano, en razón de una resolución
judicial emanada del Tribunal Aduanero de San Antonio, situación jurídica que impide su enajenación

Por sentencia de primera instancia de fecha dos de noviembre de dos mil, escrita a fojas 267, el juez titular del referido tribunal:
a) acogió la demanda, sólo en cuanto declaró terminado el contrato a contar de la fecha de incautación del vehículo acaecida el
13 de diciembre de 1996, condenando a la demandada a restituir las rentas pagadas con posterioridad a esa fecha, más
reajustes e intereses del modo dispuesto en el razonamiento vigésimo primero, suma que ordenó determinar mediante
liquidación a practicar en la etapa de cumplimiento del fallo; b). negó lugar a la indemnización de perjuicios solicitada; y c).
dispuso que cada parte pagaría sus costas.

Apelado el aludido fallo por ambas partes, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, por sentencia de
veinticuatro de agosto de dos mil seis, que se lee a fojas 335, lo revocó, en cuanto declaró terminado el contrato a contar de la
época de incautación del vehículo y condenó a la demandada a restituir las rentas pagadas con posterioridad a esa fecha; y en
su lugar declaró que se rechaza en todas sus partes la demanda interpuesta y que no se condena en costas a la actora por
haber tenido motivo plausible para litigar.

En contra de esta última decisión la parte demandante ha deducido recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia de segunda instancia, ha sido dictada con infracción de los artículos 45,
1545 y siguientes, 1673 y 1793 y siguientes del Código Civil, según pasa a explicar:

a). Se vulnera lo dispuesto en el artículo 45 del citado estatuto legal.

Expone que la sentencia recurrida ha infringido la norma aludida al concluir que la incautación efectuada por el Tribunal
Aduanero de San Antonio era constitutiva de caso fortuito o fuerza mayor. Asimismo, afirma, el fallo impugnado concluyó
erróneamente que el hecho de haber asumido el arrendatario en el contrato “el riesgo de la destrucción, pérdida o deterioro de
la cosa arrendada lo ha constituido el responsable de todo y cualquier caso fortuito.

Sostiene que no se reúnen en la especie los presupuestos del caso fortuito. Al efecto, manifiesta que la doctrina es conteste en

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señalar que los elementos que lo constituyen son: la existencia de un hecho extraño a la voluntad de las partes, su
imprevisibilidad y la imposibilidad de resistirlo.

Afirma que en este caso no se cumple con la exigencia de exterioridad del hecho, pues la demandada se expuso
negligentemente a sufrir la privación que ocasionó la incautación del vehículo, toda vez que omitió el grado de responsabilidad
que debió tener al momento de celebrar el correspondiente contrato de compraventa que sirvió de título a su adquisición.

Asevera que tampoco fue imprevisible dicha situación, ya que al realizarse la internación de la camioneta con fraude aduanero,
era previsible que se produjese la incautación de ella, situación que con una mínima diligencia la demandada pudo y debió
prever.

Señala que tampoco se da en la especie que el hecho haya sido imposible de resistir, pues la demandada pudo haber evitado
ponerse en situación de incumplimiento pagando los correspondientes derechos de internación.

Agrega que el artículo 45 del Código Civil exige una interpretación restrictiva, pues en el caso de producirse los supuestos que
requiere la norma se alteran los efectos normales del cumplimiento de las obligaciones generadas por un acto jurídico. No
obstante ello, argumenta, en la sentencia recurrida se ha hecho una interpretación analógica aplicándolo a una situación que
nada tiene que ver con el caso fortuito o fuerza mayor, que se ha asimilado a los conceptos de destrucción, pérdida o deterioro
de los que su parte se hizo responsable en virtud del contrato.

Afirma que su representada jamás se comprometió a responder de todo caso fortuito, ya que lo pactado fue que el arrendatario
y eventual comprador asumía la responsabilidad por pérdida, deterioro o destrucción de la cosa dada en leasing, siendo ellos
los únicos riesgos contraídos y que para efectos de distinguir la responsabilidad asumida, es necesario precisar los citados
conceptos.

Sin perjuicio de lo anterior, sostiene que el referido artículo 45 no es aplicable al caso sub lite, pues la incautación no constituye
caso fortuito y que si bien existen actos de autoridad que cumplen con los requisitos de dicha institución jurídica, éste no es el
caso.

b). Se infringió asimismo, a juicio del recurrente, el artículo 1545 del Código Civil, que fue mal aplicado en la sentencia, pues,
desatendiendo la intención de los contratantes el fallo infringió la ley del contrato:

1. Al asimilar los conceptos de destrucción, pérdida o deterioro con caso fortuito o fuerza mayor.

2. Cuando sin estipulación contractual expresa, se alteró la responsabilidad por la ocurrencia del caso fortuito.

3. Por que no procede reclamar que el objeto de un contrato de compraventa ha sido afectado de caso fortuito, cuando el
evento que se califica como tal, ocurrió con anticipación a la celebración y perfeccionamiento del mismo.

4. Al no considerar que en el contrato se acordó expresamente por las partes que el precio de las cuotas fijadas incluía un
seguro que tomó la demandada, ante el evento de pérdida, deterioro o destrucción de la cosa, el cual no fue activado por dicha
parte, ante su propia convicción de que no se encontraba frente a este tipo de sucesos.

c). Se infringió, además, el artículo 1673 del Código Civil, que señala que si el deudor se ha constituido responsable de todo
caso fortuito o de alguno en particular, se observará lo pactado. La sentencia recurrida equivocadamente equipara los riesgos
de destrucción, pérdida o deterioro al caso fortuito o fuerza mayor, es decir, confunde la causa con el efecto.

d). Argumenta que el artículo 1546 del Código Civil fue omitido por la sentencia impugnada, al no sancionar la mala fe de la
contraria en el cumplimiento de las obligaciones emanadas del contrato. Afirma que la demandada además de exigir las cuotas
estipuladas en el contrato, requirió el pago de los gastos de transferencia de la camioneta, lo cual evidencia la mala fe con que
actuó al exigir y aceptar los pagos a los que obligó a la demandante a sabiendas de la incautación del vehículo y por tanto, de
la imposibilidad de enajenar el bien objeto del contrato.

e). Sostiene que no se han aplicado las normas relativas al contrato de compraventa, el que se perfeccionó de conformidad al
artículo 97 del Código de Comerció, con la aceptación de su parte a la oferta irrevocable de venta que le fue efectuada por la
demandada en el propio contrato de leasing. Asevera que en la especie, no se ha aplicado la ley que correspondía que eran los
artículos 1857 y siguientes del Código Civil, relativos a los vicios redhibitorios, pues la cosa arrendada y después vendida
adolece de un vicio que la hace no apta para ser objeto de las obligaciones emanadas de un contrato de compraventa.

f). Finalmente, afirma que el artículo 1814 del citado estatuto legal fue omitido por la sentencia, ya que habiendo existido
contrato de compraventa, le era aplicable la aludida norma que dispone que el que vendió a sabiendas lo que en todo o una
parte no existía, resarcirá los perjuicios al comprador de buena fe. Afirma que la sentencia no tomó en cuenta la obligatoriedad
de actuar de buena fe, lo que se refleja en la injusticia y el absurdo de que habiendo quedado perfeccionado el contrato de
compraventa y encontrándose pagado íntegra y oportunamente el precio, el vendedor recibe el dinero y el comprador no
obtiene la cosa.

SEGUNDO: Que para una adecuada comprensión del asunto, se hace necesario efectuar una reseña de los antecedentes del
proceso, a saber:

1. La sociedad demandante Almacenes Pullman Limitada y la demandada Santiago Leasing S.A. celebraron el 15 de noviembre
de 1995 un contrato de arrendamiento con opción de compra sobre una camioneta marca Chevrolet Blazer, año 1996, nueva y
sin uso.

2. El arriendo se pactó por un plazo fijo de veinticuatro meses, la primera cuota con un valor de 349,26 U.F. y las veintitrés
restantes mensuales y sucesivas por un valor de 60,16 U.F. cada una, más el IVA correspondiente.

3. Conforme a la cláusula novena del contrato de leasing el demandado formuló una oferta irrevocable de venta a la

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demandante.

4. El 13 de diciembre de 1996 por orden del Tribunal Aduanero de San Antonio, Sección Fraude, se efectuó la incautación de la
camioneta objeto del contrato de leasing

5. . La actora cumplió con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el contrato. La última cuota se solucionó el
15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la fecha de incautación de vehículo.

6. La opción de compra de la actora, de conformidad a la cláusula novena del contrato de leasing, fue formulada mediante carta
cerificada de 15 de octubre de 1997, aceptando así la oferta irrevocable de venta hecha por Santiago Leasing S.A.

7. La demandada comunicó a la actora mediante carta de 18 de noviembre de 1997 que se encontraba imposibilitada en forma
absoluta de vender la camioneta objeto del contrato, por que ésta se encontraba incautada por orden del Tribunal Aduanero de
San Antonio desde el 13 de diciembre de 1996.

TERCERO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho invocados por el recurrente de casación, cabe tener
presente en primer lugar que las citas de disposiciones legales denunciadas, expuestas previamente en el motivo primero,
tienen por objeto sustentar fundamentalmente un argumento en orden a configurar una situación jurídica que, a juicio del
demandante, no habría sido debidamente considerada por los jueces de segunda instancia, incurriendo su decisión de este
modo en infracción de ley.

Así, el recurso de casación en el fondo interpuesto por el actor está destinado principalmente a argumentar que no existió caso
fortuito alguno que pudiera eximir a la arrendadora vendedora de las obligaciones emanadas del contrato de arrendamiento con
opción de compra, no pudiendo calificarse a la orden del Tribunal Aduanero de San Antonio que dispuso la incautación de la
camioneta objeto del contrato con fecha 13 de diciembre de 1996, como un acto de autoridad de aquellos que efectivamente
pudieren ser constitutivos de caso fortuito, por carecer aquel de los presupuestos que exige el artículo 45 del Código Civil,
imposibilitando la exención legal de responsabilidad del demandado en los términos del inciso segundo del artículo 1547 del
citado estatuto legal.

CUARTO: Que el caso fortuito o fuerza mayor, llamado también Vis Divina o Fatum Fatalitas, es definido por el Código Civil en
su artículo 45 como “el imprevisto a que no es posible resistir .

De esta definición se desprenden sus elementos constitutivos, a saber: 1º. causa extraña al deudor o dicho en otros términos, el
hecho no debe serle imputable; 2º. el hecho debe ser imprevisto, imposible de conjeturar lo que ha de suceder en un cálculo de
probabilidades, es decir, cuando no hay ninguna razón para creer en su realización; y 3º. hecho imposible de resistir, lo que
significa que el evento que acontece es insuperable en su constitución y efectos, de manera que ni el deudor ni persona alguna
que se coloque en tal circunstancia podría impedir lo sucedido;

QUINTO: Que dentro de los ejemplos que el legislador entrega como ilustrativas de caso fortuito, es posible advertir que tales
se refieren a situaciones fácticas, como naufragio, terremoto, apresamiento de enemigos y actos de autoridad ejercidos por un
funcionario público.

La jurisprudencia nos da otros ejemplos, tales como, mar agitado, enfermedad, ley de Moratoria, etc. Este último ejemplo, está
contenido en una sentencia de la Corte de Talca de 8 de agosto de 1901 (Gaceta 1901, tomo II, página 251) que razona
señalando que entre los actos de autoridad que menciona por vía ejemplar el artículo 45, se incluyen los que provienen del
poder legislativo, no existiendo razón legal o de equidad para restringir dicho concepto a actuaciones emanadas únicamente de
determinadas autoridades, excluyendo los que provienen de otras;

SEXTO: Que el inciso segundo del artículo 1547 señala los efectos del caso fortuito, al preceptuar “el deudor no es
responsable del caso fortuito y ello es natural, toda vez que nadie puede ser obligado a lo imposible. En consecuencia si el
deudor no cumple las obligaciones que contrae por la concurrencia de un caso fortuito o fuerza mayor, su incumplimiento es
excusable.

La ocurrencia de caso fortuito puede liberar en parte al deudor, cuando éste tiene atinencia con una parte de la obligación
contraída, ya sea en su contenido o en el tiempo, circunstancia que permite la liberación del deudor en esa parte, rigiendo en lo
demás la exigibilidad de la obligación;

SÉPTIMO: Que extrapolando estos principios doctrinarios al caso sub judice y en especial, al recurso de invalidación que se
solicita por error de derecho, en él que se señalan entre otras infracciones de disposiciones legales, los artículos 45 y 1545 del
Código Civil, que constituyen el meollo de la cuestión debatida, toda vez que la recurrente considera infringido el artículo 45 del
Código Civil que conceptualiza el caso fortuito o fuerza mayor como el imprevisto “imposible de resistir , menester será razonar
respecto del citado elemento, a fin de determinar su efectiva concurrencia en el acto de autoridad que ordenó la incautación del
vehículo objeto del contrato de leasing.

OCTAVO: Que para una adecuada definición de la irresistibilidad del hecho positivo que alteró el marco fáctico en el cual las
partes contrataron, resulta fundamental distinguir previamente si la imposibilidad jurídica de desarrollar la conducta impuesta
por la obligación atiende al hecho sobreviviente o a los efectos del hecho irresistible, entendiendo por cierto, que en numerosas
oportunidades el hecho mismo en que consiste el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible, pero sus efectos pueden ser
atajados por el responsable de dar cumplimiento a la obligación contractual.

En el entendido que el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible en cuanto hecho, pero no respecto de sus efectos, es
necesario clasificar la imposibilidad que él produce en absoluta y relativa. En el primer caso resulta evidente que la obligación
se extingue por imposibilidad física o jurídica que el deudor no puede despejar. En el segundo, los efectos del caso fortuito
pueden atajarse, no obstante la inevitabilidad de su ocurrencia. Surgirá entonces el problema de clarificar en que ocasiones el
deudor será responsable o, más precisamente, cuando estará obligado a salvar los aludidos efectos. Esta situación se deberá
transparentar atendiendo al grado de diligencia y cuidado que le imponía la obligación. En casos –como el de autos–, en que se
responda de culpa leve, deberá el deudor emplear en el salvamento de la especie la diligencia del buen padre de familia, esto

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es, aquella que ordinariamente ocupan los hombres en sus negocios propios.

De lo expuesto se desprende que la doctrina clásica sobre esta materia ha confundido la “irresistibilidad del caso fortuito
(imposibilidad del deudor de evitar su ocurrencia) con la “imposibilidad de ejecutar la prestación convenida. Asimismo se ha
confundido la “imposibilidad absoluta con la “imposibilidad relativa , desconociéndose que los efectos del caso fortuito pueden y
deben atajarse en algunos casos, lo que dependerá de la diligencia y cuidado de que responda el deudor. (“Responsabilidad
Contractual , Pablo Rodríguez Grez, página 185, Editorial Jurídica de Chile, año 2005).

NOVENO: Que a mayor abundamiento, cabe recordar que es un hecho establecido en la causa, que pese a haberse incautado
el vehículo objeto del contrato de leasing con fecha 13 de diciembre de 1996, la arrendadora Santiago Leasing S.A. siguió
percibiendo las cuotas restantes, cumpliendo la arrendataria con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el
contrato, habiéndose solucionado la última cuota el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la fecha de
incautación de la camioneta.

Siguiendo el razonamiento efectuado en el motivo precedente debe afirmarse entonces que el deudor que pretende liberarse de
responsabilidad alegando caso fortuito, deberá acreditar que empleó la debida diligencia, esto es, aquella que le imponía la ley
según la naturaleza de la obligación.

Dicho en otros términos, lamentablemente cayendo en la forma negativa, acreditará que su culpa no alcanza a ser de la
intensidad a contar de la cual la ley le hace responsable. Por ejemplo, si la ley le hace responsable de la culpa grave acreditará
que su diligencia le exime de caer en tal culpa y que a lo sumo, habría incurrido en la culpa leve o media, de la cual no
responde. Esto es, demostrará que ha obrado sin culpa suficiente. Llegamos de este modo a la formulación del tema que se
conoce con el nombre de incumplimiento sin culpa. (“Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones , Fernando Fueyo
Laneri, página 392, Editorial Jurídica de Chile, año 1991).

Así, cabe señalar, que existirá incumplimiento sin culpa cuando el deudor acredita que para cumplir habría sido menester
emplear una diligencia mayor que la exigible de acuerdo a la índole de la obligación a que se encontraba comprometido.

En las obligaciones de dar, sea una especie o un género y en las de ejecutar un hecho, la imposibilidad de cumplir ha de ser
absoluta, al decir de los autores, no siendo causa de exención la mayor dificultad, aunque ésta aumente la intensidad. En el
cumplimiento o pago de una obligación la dificultad absoluta es la única eximente o excusa, “cuyo requisito de la ejecución de
buena fe limita la onerosidad para una de las partes, la que, por supuesto, no puede ser excesiva . (Op. Cit.).

En el caso que nos ocupa, pudo el demandado efectivamente cumplir las obligaciones que le imponía el contrato de leasing
librando al vehículo materia del contrato de los vicios que motivaron el acto de autoridad dispuesto en su contra, pagando los
respectivos impuestos y, habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de las obligaciones de la
arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera reciprocidad en las contraprestaciones emanadas de su propia
parte, no pudo excusarse del cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en su prestación, aún que
aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos, ya que al aceptar el íntegro, total y
oportuno cumplimiento de las obligaciones de la contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que afectaba al
objeto del contrato, consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había comprometido vender el
vehículo , para lo cual debió realizar todo lo que fuese necesario.

DÉCIMO: Que atendido lo razonado precedentemente y teniendo en consideración, además, que del mérito del contrato de
leasing celebrado entre las partes se desprende que el arrendador vendedor respondía de culpa leve, cabe concluir, en
consecuencia, que debió emplear en el salvamento de los efectos de la orden de incautación emanada del Tribunal Aduanero
de San Antonio, que afectó a la camioneta objeto del contrato de leasing, la diligencia del buen padre de familia,
comportamiento que en la especie debió traducirse en el pago de los derechos de internación que motivaron la instrucción de la
causa en que se ordenó la medida administrativa sobreviviente que privó inesperadamente a las partes del uso, goce y
disposición de la especie, no vislumbrándose que su dictación excusara el cumplimiento de las obligaciones esenciales del
arrendador vendedor, cuales eran la de liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa y la de
formalizar su venta, en atención a la oferta irrevocable formulada en el contrato de leasing por el demandado a la demandante;

UNDÉCIMO: Que consecuente con lo expresado en el razonamiento que antecede, los jueces del fondo han incurrido en error
de derecho al considerar que la dictación de la orden de incautación emanada del Tribunal Aduanero de San Antonio, en causa
rol Nº 039/96, de fecha 13 de diciembre de 1996 constituiría un caso fortuito o fuerza mayor que hacía inimputable el
cumplimiento de la demandada de las obligaciones que le imponía el contrato de leasing celebrado entre Sociedad Almacenes
Pullman Limitada y Santiago Leasing S.A. con fecha 15 de noviembre de 1995, dejando sin aplicación la ley del contrato, el
pacta sunt servanda contenido en el artículo 1545 del Código Civil.

DUODÉCIMO: Que conforme a lo razonado, al haber resuelto los jueces del fondo de la manera que se ha dicho y resultando
procedente acoger el recurso interpuesto por los errores de derecho que se han analizado, no se emitirá pronunciamiento
respecto de las demás infracciones de ley denunciadas, por estimárselo innecesario.

Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto por los artículos 764, 767, 785 y 805 del Código de
Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación de fondo, deducido a fojas 338 por el abogado don Rodrigo Ruiz Guridi,
en representación de la parte demandante, en contra de la sentencia de veinticuatro de agosto de dos mil seis, escrita a fojas
335, la que se invalida y se reemplaza por la que se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.

Regístrese.

Redacción a cargo del Abogado Integrante Sr. Óscar Herrera.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio Muñoz G. y Juan Araya E.
y Abogados Integrantes Sres. Óscar Herrera V. y Óscar Carrasco A.

No firma el Ministro Sr. Araya, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar con permiso.

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Autorizado por la Secretaria Subrogante Sra. Carola A. Herrera Brummer.

Rol Nº 5.055 06.

Santiago, veintiuno de enero de dos mil ocho.

En cumplimiento de lo resuelto en el fallo de casación que antecede y lo que dispone el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, se procede a dictar la sentencia que corresponde de conformidad con la ley.

VISTO:

Se reproduce la sentencia en alzada con las siguientes modificaciones:

a). Se eliminan los párrafos segundo, tercero y cuarto del considerando décimo tercero.

b). Se eliminan los razonamientos décimo cuarto al vigésimo tercero.

Y TENIENDO EN SU LUGAR Y, ADEMÁS, PRESENTE:

1º. Que habiéndose excepcionado la demandada alegando que la incautación por fraude constituye un caso fortuito de
conformidad al artículo 45 del Código Civil, pues se trataría de un hecho imprevisto, externo e irresistible para su parte, el que
además, habría sido aceptado por la actora, quien pese a haber sido privada del uso y goce del bien arrendado continuó
voluntariamente pagando las rentas de arrendamiento, cabe recordar los presupuestos de procedencia de la institución jurídica
antes referida.

2º. Que el caso fortuito o fuerza mayor entendido por nuestro legislador como “el imprevisto a que no es posible resistir , se
configura sobre la base de cinco elementos: es un hecho, sobreviniente, independiente de la voluntad de las partes, imprevisto
e irresistible.

3º. Que respecto de la irresistibilidad del acto de autoridad que motivó la incautación del vehículo objeto de contrato, resulta
pertinente meditar acerca de la significación de dicho concepto, el cual quiere decir que el hecho constitutivo del caso fortuito o
fuerza mayor es imposible de evitar “en su constitución o en sus efectos , de modo que ni el deudor ni persona alguna que se
coloque en esa situación podrían impedir lo sucedido.

4º. Que en el caso en particular, resulta pertinente advertir que pese a haberse incautado el vehículo objeto del contrato de
leasing con fecha 13 de diciembre de 1996, la arrendadora Santiago Leasing S.A. siguió percibiendo las cuotas restantes,
cumpliendo la arrendataria con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el contrato, habiéndose solucionado
la última cuota el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la fecha de incautación de la camioneta.

5º. Que del mérito de autos es posible colegir que pudo el demandado efectivamente cumplir las obligaciones que le imponía el
contrato de leasing librando al vehículo materia del contrato de los vicios que motivaron el acto de autoridad dispuesto en su
contra pagando los respectivos impuestos ya que, habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de
las obligaciones de la arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera reciprocidad en las contraprestaciones
emanadas de su propia parte, no pudo excusarse del cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en
su prestación, aún que aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos, pues al aceptar
el íntegro, total y oportuno cumplimiento de las obligaciones de la contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que
afectaba al objeto del contrato, consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había comprometido
vender el vehículo , para lo cual debió realizar todo lo que fuese necesario.

6º. Que no habiendo acreditado el deudor que empleó la debida diligencia, esto es, aquella que le imponía la ley según la
naturaleza de la obligación, mal puede pretender liberarse de responsabilidad alegando caso fortuito, toda vez que es posible
concluir, que si bien la orden de incautación del vehículo es un hecho sobreviniente, independiente de la voluntad de las partes
e imprevisto, dicho acto carece de la irresistibilidad que presupone el caso fortuito o fuerza mayor, ya que el demandado
atendida la diligencia y cuidado de que respondía, bien pudo como se ha señalado en el motivo anterior , atajar los efectos del
acto de autoridad emanado del Tribunal Aduanero de San Antonio.

7º. Atendido lo razonado precedentemente y habiéndose concluido que la orden de incautación aludida no es constitutiva de
caso fortuito o fuerza mayor, debe afirmarse, en consecuencia, que la demandada incumplió las obligaciones que le exigía el
contrato de arrendamiento con opción de compra, de liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa
y la de formalizar la venta, sin causa legítima que lo eximiera de culpa, razón por la cual deberá acogerse la demanda de
resolución de contrato y de indemnización de perjuicios, en la forma que se señalará en lo resolutivo de este fallo,
estableciéndose, atendido lo reflexionado precedentemente, como fecha de resolución del contrato aquella del acto de
autoridad, 13 de diciembre de 1996.

Y de conformidad, además, con lo expresado en los motivos Segundo, y Cuarto al Décimo del fallo de casación que antecede; y
lo dispuesto en los artículos 45 y 1545 del Código Civil, se revoca, la sentencia de dos de noviembre de dos mil, escrita a fojas
de 267 a 288 sólo en cuanto acoge parcialmente la demanda, condenando a la demandada a restituir las rentas pagadas con
posterioridad a la fecha de incautación del vehículo objeto del contrato, más reajustes e intereses; niega lugar a la
indemnización de perjuicios solicitada; y dispone que cada parte pagará sus costas y, en su lugar se resuelve:

I. Que se acoge la demanda de lo principal de fojas 1 y se declara:

a). Que se condena a la demandada Santiago Leasing S.A. a la restitución a la actora Almacenes Pullman Limitada de todo lo
pagado a consecuencia del contrato, esto es, 1.732,94 U.F., suma que atendido el hecho de estar establecida en una unidad

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de reajustabilidad en sí, excluye otro tipo de reajustes, más intereses corrientes para operaciones reajustables, calculados
estos últimos desde el día en que el deudor se constituya en mora y hasta el día de su pago efectivo.

b). Que se condena a la demandada al pago de una indemnización por todos los perjuicios ocasionados a la demandante por
motivo del incumplimiento de las obligaciones contractuales que motivaron la resolución del contrato, cuya naturaleza y monto
se deberá discutir y determinar en la etapa de ejecución del fallo.

c). Que se condena a la demandada al pago de las costas de la causa.

II. Que se confirma, en lo demás apelado, la expresada sentencia

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción a cargo del Abogado Integrante Sr. Óscar Herrera.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio Muñoz G. y Juan Araya E.
y Abogados Integrantes Sres. Óscar Herrera V. y Óscar Carrasco A.

No firma el Ministro Sr. Araya, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar con permiso.

Autorizado por la Secretaria Subrogante Sra. Carola A. Herrera Brummer.

Nº 5.055 06.

Corte Suprema, 21/01/2008, 5055-2006

Texto Sentencia Corte Suprema:


Santiago, veintiuno de enero de dos mil ocho.

VISTO:

En estos autos Rol Nº 4.239 1998 seguidos ante el 11º Juzgado Civil de Santiago, juicio en procedimiento ordinario caratulado
“Almacenes Pullman Limitada c/ Santiago Leasing S.A. , se dedujo demanda de resolución de contrato de arrendamiento con
opción de compra y de indemnización de perjuicios por don Rodrigo Ruiz Guridi, abogado, en representación de la Sociedad
Almacenes Pullman Limitada en contra de Santiago Leasing S.A., representada por don Lorenzo Díaz Rodríguez y/o don Marco
Astorquiza Oddo.

Funda su acción señalando que el 15 de noviembre de 1995 entre su representada y la demandada se celebró un contrato de
arrendamiento con opción de compra de equipos móviles, esto es, un contrato de leasing respecto de una camioneta marca
Chevrolet modelo Blazer 2 10, catalítica, dirección hidráulica, automática, año 1996, nueva y sin uso.

Refiere que el arriendo se pactó por un plazo fijo de veinticuatro meses y que la renta se fijó en una primera cuota de 349.26
U.F. y en otras veintitrés cuotas mensuales, iguales y sucesivas de 60,16 U.F. cada una, todas más el IVA correspondiente.

Señala que en virtud del referido contrato, la demandada asumió la obligación de vender a su parte el bien arrendado, siempre y
cuando la actora optase por dicha venta en tiempo y forma y hubiere dado íntegro cumplimiento a las obligaciones impuestas por
el contrato, pagando el precio equivalente a la última renta estipulada. Manifiesta que para tal efecto, la demandada formuló a su
representada una oferta irrevocable de venta.

Afirma que su parte dio estricto cumplimiento a todos los pagos de rentas estipuladas, razón por la cual comunicó formalmente a
Santiago Leasing S.A., mediante carta certificada de fecha 15 de octubre de 1997, su decisión de ejercer la opción de compra,
es decir, le notificó su aceptación a la oferta irrevocable de venta que le fuera formulada en la cláusula novena del contrato de
leasing.

Indica que, no obstante lo anterior, mediante carta de 18 de noviembre de 1997 la demandada se excusó del cumplimiento
explicando que no era posible para su parte vender el vehículo arrendado, debido a que éste fue objeto de una orden de
incautación por resolución del Tribunal Aduanero de San Antonio, de 13 de diciembre de 1996.

Afirma que tal circunstancia a su juicio derivó en dos graves incumplimientos por parte de la demandada de las obligaciones que
le imponía el contrato de leasing. La primera, referida a su deber de liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el
goce de la cosa arrendada y la segunda, en relación a su obligación de vender la cosa, en atención a la oferta formulada en el
contrato.

Sostiene que los citados incumplimientos permiten a su parte solicitar la resolución del contrato, más indemnización de
perjuicios, por cuanto la inobservancia de las obligaciones que imponía el convenio se han debido a causas imputables a la
demandada, quien al comprar el vehículo al proveedor debió cerciorarse de que todos sus documentos de internación y
aduaneros se encontraren en regla y conforme a derecho.

Solicita en definitiva: a). Que se resuelva el contrato de arrendamiento con opción de compra; b). Que se condene a la
demandada a la restitución debidamente reajustada de todo lo pagado a consecuencia del contrato o a las sumas reajustadas
que el tribunal determine; c). Que se condene a la demandada al pago de un interés corriente calculado sobre todo el capital
reajustado, desde la fecha de cada uno de los pagos efectuados por su representada y hasta la fecha del pago efectivo, o con el
interés que el tribunal determine; d). Que se condene a la demandada al pago de una indemnización por todos los perjuicios
ocasionados a su parte con motivo del incumplimiento, cuya naturaleza y monto se reserva el derecho de discutir en etapa de

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ejecución del fallo; y e). Que se condene a la demandada al pago de las costas de la causa.

La demandada, contestando a su vez la demanda interpuesta en su contra, solicitó su íntegro rechazo, con costas.

Expone que en la materia existen dos tipos de contratos de leasing, uno operativo, en el que el usuario elige el bien dentro del
stock que tiene el arrendador y el segundo, financiero, en el cual el bien arrendado y su proveedor son seleccionados por su
propio usuario o interesado, cual es del tipo que suscribieron las partes, por lo que habiendo sido el actor quien libre y
voluntariamente seleccionó el proveedor del bien arrendado es impropio afirmar que su parte ha actuado en forma negligente en
la compra del referido vehículo, pretendiendo responsabilizarla de las consecuencias derivadas de su propia elección.

Expresa que la incautación por fraude de que fue objeto el vehículo entregado en leasing, constituye un caso fortuito de
conformidad al artículo 45 del Código Civil, pues se trata de un hecho imprevisto, irresistible para su parte y que no se produjo
por hecho propio, hecho fortuito que además, fue aceptado por la actora, quien pese a haber sido privada del uso y goce del
bien arrendado, decidió voluntariamente continuar pagando las rentas de arrendamiento hasta el término del plazo fijado al
efecto.

Añade que no procede la resolución solicitada, por cuanto se trata de un contrato de tracto sucesivo en el que es imposible
borrar retroactivamente las prestaciones que se han realizado durante su vigencia, habiendo la actora hecho uso y goce del bien
hasta la fecha de incautación del mismo, renunciando en el periodo posterior al derecho a solicitar la terminación anticipada del
mismo. Con todo, hace presente que resulta imposible pretender resolver o terminar el contrato que expiró naturalmente por la
llegada del tiempo estipulado el 15 de noviembre de 1997.

Finalmente, expone que su parte no ha incurrido en incumplimiento culpable del contrato de compraventa, ya que éste no ha
podido celebrarse válidamente por haber sido el objeto del mismo excluido del comercio humano, en razón de una resolución
judicial emanada del Tribunal Aduanero de San Antonio, situación jurídica que impide su enajenación

Por sentencia de primera instancia de fecha dos de noviembre de dos mil, escrita a fojas 267, el juez titular del referido tribunal:
a) acogió la demanda, sólo en cuanto declaró terminado el contrato a contar de la fecha de incautación del vehículo acaecida el
13 de diciembre de 1996, condenando a la demandada a restituir las rentas pagadas con posterioridad a esa fecha, más
reajustes e intereses del modo dispuesto en el razonamiento vigésimo primero, suma que ordenó determinar mediante
liquidación a practicar en la etapa de cumplimiento del fallo; b). negó lugar a la indemnización de perjuicios solicitada; y c).
dispuso que cada parte pagaría sus costas.

Apelado el aludido fallo por ambas partes, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Santiago, por sentencia de
veinticuatro de agosto de dos mil seis, que se lee a fojas 335, lo revocó, en cuanto declaró terminado el contrato a contar de la
época de incautación del vehículo y condenó a la demandada a restituir las rentas pagadas con posterioridad a esa fecha; y en
su lugar declaró que se rechaza en todas sus partes la demanda interpuesta y que no se condena en costas a la actora por
haber tenido motivo plausible para litigar.

En contra de esta última decisión la parte demandante ha deducido recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia de segunda instancia, ha sido dictada con infracción de los artículos 45,
1545 y siguientes, 1673 y 1793 y siguientes del Código Civil, según pasa a explicar:

a). Se vulnera lo dispuesto en el artículo 45 del citado estatuto legal.

Expone que la sentencia recurrida ha infringido la norma aludida al concluir que la incautación efectuada por el Tribunal
Aduanero de San Antonio era constitutiva de caso fortuito o fuerza mayor. Asimismo, afirma, el fallo impugnado concluyó
erróneamente que el hecho de haber asumido el arrendatario en el contrato “el riesgo de la destrucción, pérdida o deterioro de
la cosa arrendada lo ha constituido el responsable de todo y cualquier caso fortuito.

Sostiene que no se reúnen en la especie los presupuestos del caso fortuito. Al efecto, manifiesta que la doctrina es conteste en
señalar que los elementos que lo constituyen son: la existencia de un hecho extraño a la voluntad de las partes, su
imprevisibilidad y la imposibilidad de resistirlo.

Afirma que en este caso no se cumple con la exigencia de exterioridad del hecho, pues la demandada se expuso
negligentemente a sufrir la privación que ocasionó la incautación del vehículo, toda vez que omitió el grado de responsabilidad
que debió tener al momento de celebrar el correspondiente contrato de compraventa que sirvió de título a su adquisición.

Asevera que tampoco fue imprevisible dicha situación, ya que al realizarse la internación de la camioneta con fraude aduanero,
era previsible que se produjese la incautación de ella, situación que con una mínima diligencia la demandada pudo y debió
prever.

Señala que tampoco se da en la especie que el hecho haya sido imposible de resistir, pues la demandada pudo haber evitado
ponerse en situación de incumplimiento pagando los correspondientes derechos de internación.

Agrega que el artículo 45 del Código Civil exige una interpretación restrictiva, pues en el caso de producirse los supuestos que
requiere la norma se alteran los efectos normales del cumplimiento de las obligaciones generadas por un acto jurídico. No
obstante ello, argumenta, en la sentencia recurrida se ha hecho una interpretación analógica aplicándolo a una situación que
nada tiene que ver con el caso fortuito o fuerza mayor, que se ha asimilado a los conceptos de destrucción, pérdida o deterioro
de los que su parte se hizo responsable en virtud del contrato.

Afirma que su representada jamás se comprometió a responder de todo caso fortuito, ya que lo pactado fue que el arrendatario y

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eventual comprador asumía la responsabilidad por pérdida, deterioro o destrucción de la cosa dada en leasing, siendo ellos los
únicos riesgos contraídos y que para efectos de distinguir la responsabilidad asumida, es necesario precisar los citados
conceptos.

Sin perjuicio de lo anterior, sostiene que el referido artículo 45 no es aplicable al caso sub lite, pues la incautación no constituye
caso fortuito y que si bien existen actos de autoridad que cumplen con los requisitos de dicha institución jurídica, éste no es el
caso.

b). Se infringió asimismo, a juicio del recurrente, el artículo 1545 del Código Civil, que fue mal aplicado en la sentencia, pues,
desatendiendo la intención de los contratantes el fallo infringió la ley del contrato:

1. Al asimilar los conceptos de destrucción, pérdida o deterioro con caso fortuito o fuerza mayor.

2. Cuando sin estipulación contractual expresa, se alteró la responsabilidad por la ocurrencia del caso fortuito.

3. Por que no procede reclamar que el objeto de un contrato de compraventa ha sido afectado de caso fortuito, cuando el evento
que se califica como tal, ocurrió con anticipación a la celebración y perfeccionamiento del mismo.

4. Al no considerar que en el contrato se acordó expresamente por las partes que el precio de las cuotas fijadas incluía un
seguro que tomó la demandada, ante el evento de pérdida, deterioro o destrucción de la cosa, el cual no fue activado por dicha
parte, ante su propia convicción de que no se encontraba frente a este tipo de sucesos.

c). Se infringió, además, el artículo 1673 del Código Civil, que señala que si el deudor se ha constituido responsable de todo
caso fortuito o de alguno en particular, se observará lo pactado. La sentencia recurrida equivocadamente equipara los riesgos
de destrucción, pérdida o deterioro al caso fortuito o fuerza mayor, es decir, confunde la causa con el efecto.

d). Argumenta que el artículo 1546 del Código Civil fue omitido por la sentencia impugnada, al no sancionar la mala fe de la
contraria en el cumplimiento de las obligaciones emanadas del contrato. Afirma que la demandada además de exigir las cuotas
estipuladas en el contrato, requirió el pago de los gastos de transferencia de la camioneta, lo cual evidencia la mala fe con que
actuó al exigir y aceptar los pagos a los que obligó a la demandante a sabiendas de la incautación del vehículo y por tanto, de la
imposibilidad de enajenar el bien objeto del contrato.

e). Sostiene que no se han aplicado las normas relativas al contrato de compraventa, el que se perfeccionó de conformidad al
artículo 97 del Código de Comerció, con la aceptación de su parte a la oferta irrevocable de venta que le fue efectuada por la
demandada en el propio contrato de leasing. Asevera que en la especie, no se ha aplicado la ley que correspondía que eran los
artículos 1857 y siguientes del Código Civil, relativos a los vicios redhibitorios, pues la cosa arrendada y después vendida
adolece de un vicio que la hace no apta para ser objeto de las obligaciones emanadas de un contrato de compraventa.

f). Finalmente, afirma que el artículo 1814 del citado estatuto legal fue omitido por la sentencia, ya que habiendo existido
contrato de compraventa, le era aplicable la aludida norma que dispone que el que vendió a sabiendas lo que en todo o una
parte no existía, resarcirá los perjuicios al comprador de buena fe. Afirma que la sentencia no tomó en cuenta la obligatoriedad
de actuar de buena fe, lo que se refleja en la injusticia y el absurdo de que habiendo quedado perfeccionado el contrato de
compraventa y encontrándose pagado íntegra y oportunamente el precio, el vendedor recibe el dinero y el comprador no obtiene
la cosa.

SEGUNDO: Que para una adecuada comprensión del asunto, se hace necesario efectuar una reseña de los antecedentes del
proceso, a saber:

1. La sociedad demandante Almacenes Pullman Limitada y la demandada Santiago Leasing S.A. celebraron el 15 de noviembre
de 1995 un contrato de arrendamiento con opción de compra sobre una camioneta marca Chevrolet Blazer, año 1996, nueva y
sin uso.

2. El arriendo se pactó por un plazo fijo de veinticuatro meses, la primera cuota con un valor de 349,26 U.F. y las veintitrés
restantes mensuales y sucesivas por un valor de 60,16 U.F. cada una, más el IVA correspondiente.

3. Conforme a la cláusula novena del contrato de leasing el demandado formuló una oferta irrevocable de venta a la
demandante.

4. El 13 de diciembre de 1996 por orden del Tribunal Aduanero de San Antonio, Sección Fraude, se efectuó la incautación de la
camioneta objeto del contrato de leasing

5. . La actora cumplió con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el contrato. La última cuota se solucionó el
15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la fecha de incautación de vehículo.

6. La opción de compra de la actora, de conformidad a la cláusula novena del contrato de leasing, fue formulada mediante carta
cerificada de 15 de octubre de 1997, aceptando así la oferta irrevocable de venta hecha por Santiago Leasing S.A.

7. La demandada comunicó a la actora mediante carta de 18 de noviembre de 1997 que se encontraba imposibilitada en forma
absoluta de vender la camioneta objeto del contrato, por que ésta se encontraba incautada por orden del Tribunal Aduanero de
San Antonio desde el 13 de diciembre de 1996.

TERCERO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho invocados por el recurrente de casación, cabe tener
presente en primer lugar que las citas de disposiciones legales denunciadas, expuestas previamente en el motivo primero, tienen
por objeto sustentar fundamentalmente un argumento en orden a configurar una situación jurídica que, a juicio del demandante,
no habría sido debidamente considerada por los jueces de segunda instancia, incurriendo su decisión de este modo en
infracción de ley.

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Así, el recurso de casación en el fondo interpuesto por el actor está destinado principalmente a argumentar que no existió caso
fortuito alguno que pudiera eximir a la arrendadora vendedora de las obligaciones emanadas del contrato de arrendamiento con
opción de compra, no pudiendo calificarse a la orden del Tribunal Aduanero de San Antonio que dispuso la incautación de la
camioneta objeto del contrato con fecha 13 de diciembre de 1996, como un acto de autoridad de aquellos que efectivamente
pudieren ser constitutivos de caso fortuito, por carecer aquel de los presupuestos que exige el artículo 45 del Código Civil,
imposibilitando la exención legal de responsabilidad del demandado en los términos del inciso segundo del artículo 1547 del
citado estatuto legal.

CUARTO: Que el caso fortuito o fuerza mayor, llamado también Vis Divina o Fatum Fatalitas, es definido por el Código Civil en
su artículo 45 como “el imprevisto a que no es posible resistir .

De esta definición se desprenden sus elementos constitutivos, a saber: 1º. causa extraña al deudor o dicho en otros términos, el
hecho no debe serle imputable; 2º. el hecho debe ser imprevisto, imposible de conjeturar lo que ha de suceder en un cálculo de
probabilidades, es decir, cuando no hay ninguna razón para creer en su realización; y 3º. hecho imposible de resistir, lo que
significa que el evento que acontece es insuperable en su constitución y efectos, de manera que ni el deudor ni persona alguna
que se coloque en tal circunstancia podría impedir lo sucedido;

QUINTO: Que dentro de los ejemplos que el legislador entrega como ilustrativas de caso fortuito, es posible advertir que tales se
refieren a situaciones fácticas, como naufragio, terremoto, apresamiento de enemigos y actos de autoridad ejercidos por un
funcionario público.

La jurisprudencia nos da otros ejemplos, tales como, mar agitado, enfermedad, ley de Moratoria, etc. Este último ejemplo, está
contenido en una sentencia de la Corte de Talca de 8 de agosto de 1901 (Gaceta 1901, tomo II, página 251) que razona
señalando que entre los actos de autoridad que menciona por vía ejemplar el artículo 45, se incluyen los que provienen del
poder legislativo, no existiendo razón legal o de equidad para restringir dicho concepto a actuaciones emanadas únicamente de
determinadas autoridades, excluyendo los que provienen de otras;

SEXTO: Que el inciso segundo del artículo 1547 señala los efectos del caso fortuito, al preceptuar “el deudor no es responsable
del caso fortuito y ello es natural, toda vez que nadie puede ser obligado a lo imposible. En consecuencia si el deudor no cumple
las obligaciones que contrae por la concurrencia de un caso fortuito o fuerza mayor, su incumplimiento es excusable.

La ocurrencia de caso fortuito puede liberar en parte al deudor, cuando éste tiene atinencia con una parte de la obligación
contraída, ya sea en su contenido o en el tiempo, circunstancia que permite la liberación del deudor en esa parte, rigiendo en lo
demás la exigibilidad de la obligación;

SÉPTIMO: Que extrapolando estos principios doctrinarios al caso sub judice y en especial, al recurso de invalidación que se
solicita por error de derecho, en él que se señalan entre otras infracciones de disposiciones legales, los artículos 45 y 1545 del
Código Civil, que constituyen el meollo de la cuestión debatida, toda vez que la recurrente considera infringido el artículo 45 del
Código Civil que conceptualiza el caso fortuito o fuerza mayor como el imprevisto “imposible de resistir , menester será razonar
respecto del citado elemento, a fin de determinar su efectiva concurrencia en el acto de autoridad que ordenó la incautación del
vehículo objeto del contrato de leasing.

OCTAVO: Que para una adecuada definición de la irresistibilidad del hecho positivo que alteró el marco fáctico en el cual las
partes contrataron, resulta fundamental distinguir previamente si la imposibilidad jurídica de desarrollar la conducta impuesta por
la obligación atiende al hecho sobreviviente o a los efectos del hecho irresistible, entendiendo por cierto, que en numerosas
oportunidades el hecho mismo en que consiste el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible, pero sus efectos pueden ser
atajados por el responsable de dar cumplimiento a la obligación contractual.

En el entendido que el caso fortuito o fuerza mayor es irresistible en cuanto hecho, pero no respecto de sus efectos, es
necesario clasificar la imposibilidad que él produce en absoluta y relativa. En el primer caso resulta evidente que la obligación se
extingue por imposibilidad física o jurídica que el deudor no puede despejar. En el segundo, los efectos del caso fortuito pueden
atajarse, no obstante la inevitabilidad de su ocurrencia. Surgirá entonces el problema de clarificar en que ocasiones el deudor
será responsable o, más precisamente, cuando estará obligado a salvar los aludidos efectos. Esta situación se deberá
transparentar atendiendo al grado de diligencia y cuidado que le imponía la obligación. En casos –como el de autos–, en que se
responda de culpa leve, deberá el deudor emplear en el salvamento de la especie la diligencia del buen padre de familia, esto
es, aquella que ordinariamente ocupan los hombres en sus negocios propios.

De lo expuesto se desprende que la doctrina clásica sobre esta materia ha confundido la “irresistibilidad del caso fortuito
(imposibilidad del deudor de evitar su ocurrencia) con la “imposibilidad de ejecutar la prestación convenida. Asimismo se ha
confundido la “imposibilidad absoluta con la “imposibilidad relativa , desconociéndose que los efectos del caso fortuito pueden y
deben atajarse en algunos casos, lo que dependerá de la diligencia y cuidado de que responda el deudor. (“Responsabilidad
Contractual , Pablo Rodríguez Grez, página 185, Editorial Jurídica de Chile, año 2005).

NOVENO: Que a mayor abundamiento, cabe recordar que es un hecho establecido en la causa, que pese a haberse incautado
el vehículo objeto del contrato de leasing con fecha 13 de diciembre de 1996, la arrendadora Santiago Leasing S.A. siguió
percibiendo las cuotas restantes, cumpliendo la arrendataria con todos sus pagos oportunamente en la forma estipulada en el
contrato, habiéndose solucionado la última cuota el 15 de octubre de 1997, esto es, diez meses más allá de la fecha de
incautación de la camioneta.

Siguiendo el razonamiento efectuado en el motivo precedente debe afirmarse entonces que el deudor que pretende liberarse de
responsabilidad alegando caso fortuito, deberá acreditar que empleó la debida diligencia, esto es, aquella que le imponía la ley
según la naturaleza de la obligación.

Dicho en otros términos, lamentablemente cayendo en la forma negativa, acreditará que su culpa no alcanza a ser de la
intensidad a contar de la cual la ley le hace responsable. Por ejemplo, si la ley le hace responsable de la culpa grave acreditará
que su diligencia le exime de caer en tal culpa y que a lo sumo, habría incurrido en la culpa leve o media, de la cual no
responde. Esto es, demostrará que ha obrado sin culpa suficiente. Llegamos de este modo a la formulación del tema que se

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conoce con el nombre de incumplimiento sin culpa. (“Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones , Fernando Fueyo
Laneri, página 392, Editorial Jurídica de Chile, año 1991).

Así, cabe señalar, que existirá incumplimiento sin culpa cuando el deudor acredita que para cumplir habría sido menester
emplear una diligencia mayor que la exigible de acuerdo a la índole de la obligación a que se encontraba comprometido.

En las obligaciones de dar, sea una especie o un género y en las de ejecutar un hecho, la imposibilidad de cumplir ha de ser
absoluta, al decir de los autores, no siendo causa de exención la mayor dificultad, aunque ésta aumente la intensidad. En el
cumplimiento o pago de una obligación la dificultad absoluta es la única eximente o excusa, “cuyo requisito de la ejecución de
buena fe limita la onerosidad para una de las partes, la que, por supuesto, no puede ser excesiva . (Op. Cit.).

En el caso que nos ocupa, pudo el demandado efectivamente cumplir las obligaciones que le imponía el contrato de leasing
librando al vehículo materia del contrato de los vicios que motivaron el acto de autoridad dispuesto en su contra, pagando los
respectivos impuestos y, habiendo aceptado el pago de las rentas y el íntegro y cabal cumplimiento de las obligaciones de la
arrendataria durante, a lo menos diez meses, sin que existiera reciprocidad en las contraprestaciones emanadas de su propia
parte, no pudo excusarse del cumplimiento que le correspondía alegando un exceso de onerosidad en su prestación, aún que
aquel le impusiese una conducta y un desembolso de dinero originalmente no previstos, ya que al aceptar el íntegro, total y
oportuno cumplimiento de las obligaciones de la contraparte en pleno conocimiento de la situación fáctica que afectaba al objeto
del contrato, consintió tácitamente en que también debía cumplir con aquello a lo que se había comprometido vender el vehículo
, para lo cual debió realizar todo lo que fuese necesario.

DÉCIMO: Que atendido lo razonado precedentemente y teniendo en consideración, además, que del mérito del contrato de
leasing celebrado entre las partes se desprende que el arrendador vendedor respondía de culpa leve, cabe concluir, en
consecuencia, que debió emplear en el salvamento de los efectos de la orden de incautación emanada del Tribunal Aduanero de
San Antonio, que afectó a la camioneta objeto del contrato de leasing, la diligencia del buen padre de familia, comportamiento
que en la especie debió traducirse en el pago de los derechos de internación que motivaron la instrucción de la causa en que se
ordenó la medida administrativa sobreviviente que privó inesperadamente a las partes del uso, goce y disposición de la especie,
no vislumbrándose que su dictación excusara el cumplimiento de las obligaciones esenciales del arrendador vendedor, cuales
eran la de liberar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa y la de formalizar su venta, en atención a la
oferta irrevocable formulada en el contrato de leasing por el demandado a la demandante;

UNDÉCIMO: Que consecuente con lo expresado en el razonamiento que antecede, los jueces del fondo han incurrido en error
de derecho al considerar que la dictación de la orden de incautación emanada del Tribunal Aduanero de San Antonio, en causa
rol Nº 039/96, de fecha 13 de diciembre de 1996 constituiría un caso fortuito o fuerza mayor que hacía inimputable el
cumplimiento de la demandada de las obligaciones que le imponía el contrato de leasing celebrado entre Sociedad Almacenes
Pullman Limitada y Santiago Leasing S.A. con fecha 15 de noviembre de 1995, dejando sin aplicación la ley del contrato, el
pacta sunt servanda contenido en el artículo 1545 del Código Civil.

DUODÉCIMO: Que conforme a lo razonado, al haber resuelto los jueces del fondo de la manera que se ha dicho y resultando
procedente acoger el recurso interpuesto por los errores de derecho que se han analizado, no se emitirá pronunciamiento
respecto de las demás infracciones de ley denunciadas, por estimárselo innecesario.

Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto por los artículos 764, 767, 785 y 805 del Código de
Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación de fondo, deducido a fojas 338 por el abogado don Rodrigo Ruiz Guridi, en
representación de la parte demandante, en contra de la sentencia de veinticuatro de agosto de dos mil seis, escrita a fojas 335,
la que se invalida y se reemplaza por la que se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.

Regístrese.

Redacción a cargo del Abogado Integrante Sr. Óscar Herrera.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio Muñoz G. y Juan Araya E. y
Abogados Integrantes Sres. Óscar Herrera V. y Óscar Carrasco A.

No firma el Ministro Sr. Araya, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar con permiso.

Autorizado por la Secretaria Subrogante Sra. Carola A. Herrera Brummer.

Rol Nº 5.055 06.

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