Se trata de una pintura rupestre, sobre la pared de un abrigo al aire libre.
El tema es un grupo humano donde el protagonista es el hombre. La composición abarca bastantes figuras y tiene un desarrollo más bien horizontal y simétrico. Se trata de un grupo de mujeres, vestidas con faldas, con melena y grandes pechos, agrupadas de dos en dos y que rodean a un hombre. Dicho hombre está desnudo, tiene un gran falo y lleva unas cintas en las rodillas. Debajo de la escena hay un perro, y rodeándola uros, cabras y ciervos. Es decir, es una escena narrativa. Seguramente quiere contar una historia de la comunidad, posiblemente una danza o rito de iniciación, ya que el centro es un muchacho desnudo que parece haber alcanzado la pubertad y a sus lados parecen estar bailando las mujeres. Las figuras son esquemáticas y alargadas. Así, la cabeza del chico es un punto y su torso una línea curva. Los animales son más naturalistas. La escena carece de perspectiva, es plana. Solo logra un poco de profundidad por la superposición de figuras, ya que no hay paisaje. La escena consigue el movimiento por el ritmo que dan la agrupación de dos a dos de las mujeres y los cuerpos curvilíneos, de manera que parecen bailar. Hay un predominio de la línea, ya que todo son líneas. En cuanto al color, es una pintura monocroma. Las figuras o son negras o son rojas. Los colores provienen de pigmentos naturales (negro carbón y rojo hierro), que aglutinados con grasa animal se pintan sobre las paredes con ayuda de pinceles o con la mano. Su exposición al aire libre hace que se degraden, por eso fueron repintadas varias veces. Eso indica que tendrían alguna función en la comunidad prehistórica: contar las tradiciones o festividades del grupo. Se trata de La danza de Cogull (Lérida), pintura anónima del arte prehistórico levantino que se fecha en torno al año 5.000 aC. El arte prehistórico levantino es reconocido en 1903, es decir, un año después de que se aceptase la antigüedad de las pinturas de Altamira. Este arte es diferente del franco-cantábrico. El franco- cantábrico se fecha en los años 30.000-20.000 aC, se realiza en el interior de cuevas, es polícromo y naturalista, y representa animales de caza y signos. En cambio, el arte levantino dura entre el 6.000 y el 1.500 aC, es decir, durante el Epipaleolítico, Neolítico y Edad de los Metales. Así en la imagen aparecen 9 mujeres que indican que la tribu es numerosa y animales de posible uso ganadero. A partir de la última glaciación (hace 10.000 años), el clima se calienta y desaparece el arte franco- cantábrico. Los grupos humanos en estas áreas más cálidas se hacen más grandes y organizados, se asientan en poblados, y surge primero la ganadería y luego la agricultura. Asimismo, los objetos de piedra se pulirán y se utilizarán otros materiales: telar de lino, cerámica y finalmente metales. Estas novedades del Neolítico y Edad de los Metales surgen en el Mediterráneo Oriental y desde allí se difunden progresivamente hasta llegar a la península Ibérica. El Neolítico peninsular se distingue por la aparición de la cerámica cardial, y la Edad de los Metales por la aparición del Megalitismo. La pintura levantiva, a diferencia de la franco-cantábrica, tiene como principal tema al hombre en comunidad. Así le representan cazando, danzando, recolectando o combatiendo. Además pintan en abrigos al aire libre, y escenas monocromas y esquemáticas. Por otro lado, en el arte levantino apenas hay arte mobiliar, a diferencia del Paleolítico Superior.