ansiedad”
Con el transcurso de los años he observado que hay diferente tipos de comerse
las uña: el que se las traga, el que se las arranca, el que dice que no se las come,
que son solo los pellejitos. Hay algunos que se han llegado hasta comer las uñas
de los pies “mientras estudio y no puedo con un problema de matemáticas, miro
no tengo que morder en mis manos y me como la de los pies” (Adolescente- 16
años).
Desde la perspectiva psicoanalítica el comerse las uñas esta muy asociado a una
crisis de carencia afectiva no resuelta y se recurre al acto de comerse o morder el
borde de las uñas, para calmar esa carencia.
En la primera etapa de la vida, cuando somos bebés chupar del biberón o del
pecho materno nos produce calma y tranquilad, según Sigmund Freud es una
etapa oral donde la fuente de placer es la boca. Entonces el morderse las uñas es
una regresión a esta etapa que nos da la sensación de tranquilidad.
Puede empezar como una respuesta espontanea ante una situación y luego poco
a poco, se va estableciendo como una respuesta automática ante un momento
que produce ansiedad. Algunas personas no se dan de cuenta que se están
comiendo las uñas, hasta el preciso instante que dicen me falta algo para morder
o comer.
Anotar los momento que se come las uñas, puede ayudar para el tratamiento.