En segundo lugar, nunca hay que aplicar estas enseñanzas en una forma
mecánica, como una especie de norma mecánica. Cuenta el espíritu más que
la letra. No que despreciemos la letra, sino que hay que enfatizar el espíritu.
Por tanto pedir una conducta cristiana de alguien que no ha nacido de nuevo,
y menos de una nación o del mundo entero, es imposible y erróneo.
No tenemos más que la reacción del cristiano como individuo frente a lo que
se le hace personalmente
Lo que nos pide que examinemos es nuestro yo, y es mucho más fácil hablar
del pacifismo que enfrentarse con su clara enseñanza. ¿Cuál es? Me parece
que la clave se encuentra en el versículo 42: 'Al que te pida, dale; y al que
quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.' Esto es de gran importancia
Todo el tiempo piensa en el problema del 'yo' y de nuestra actitud para con
nosotros mismos. Dice en efecto que si queremos ser verdaderamente
cristianos debemos morir al yo. No es cuestión de si deberíamos ir a servir en
el Ejército o no, ni de ninguna otra cosa; es cuestión de qué pienso de mí
mismo, de mi actitud para conmigo mismo.
'No', dice Cristo, 'es una cuestión espiritual, es cuestión de toda tu actitud,
sobre todo de tu actitud para contigo mismo; y quisiera que vieras que si
quieres ser de verdad discípulo mío debes morir a ti mismo.' Dice, si lo
prefieren: 'Quien quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo (y todos los
derechos para consigo mismo y todos los derechos del yo), tome su cruz, y
sígame.'