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LISTADO DE MATEMÁTICOS FAMOSOS

Entre los personajes que están en esta lista se encuentra el

que tú has de encontrar. Para ello aprovecha las pistas que se

darán los Lunes, Miércoles y Viernes y sobre todo ¡¡Investiga!!.

Pitágoras (e. s. VI a.n.e.)

Thales de Mileto (e. 585 a.n.e.)

Aristóteles (384-322a.n.e)

Euclides De Alejandría (e. s. III a.n.e.)

Arquímedes (287-212 a.n.e.)

Diofanto de alejandría (e. 250 a.n.e.)

Hipatia (e. 370)

Ibn Al-Haythan (Alhacen) (965-1040)

Fibonacci, Leonardo De Pisa (1175-1240)

Pacioli, Luca (1450-1510)

Scipione Dal Ferro (1456-1526)

Copérnico, Nicolas (1473-1543)

Tartaglia (e. 1499-1557)

Cardano, Geromalo (1501-1756)

Galileo, Galilei (1564-1642)

Kepler, Johannes (1571-1630)

Descartes, René (1596-1650)

Fermat, Pierre de (1601-1665)

Newton, Isaac (1642-1727)

Leibniz, Gotfried Wilhem (1646-1716)

Bernoulli, Jacob (1654-1705)

Bernoulli, John (1667-1748)


Taylor, Brook (1685-1731)

Bernoulli, Nicolas (1695-1726)

Euler, Leonhard (1707-1783)

Lagrange, J.L. (1736-1813)

Laplace, P.S. (1749-1827)

Rufini, Paolo (1765-1822)

Gauss, Carl Friedicht (1777-1855)

Bolzano, Berhand (1781-1848)

Cauchy, Agustin Louis (1789-1857)

Lovachevski, Nikolai (1792-1856)

Kovalskia, Sonia (1856-1891)

Galois, Evariste (1811-1832)

Lovelace, Ada Augusta (1815-1852)

Leyenda:

e.= en torno a

s.= siglo

a.n.e.= antes de nuestra era

n.e.= nuestra era

Información obtenida de: http://centros5.pntic.mec.es/ies.sierra.minera/dematesna/


Niels Henrik Abel (1 de 4) (1802-1829)

N.H. Abel, matemático noruego del siglo XIX, fue un genio


incomprendido marcado por la fatalidad. Su vida es un triste ,
más bien terrible ejemplo del drama que representa en
numerosos casos, la íntima conexión de la pobreza y la
tragedia. Tuvo que salir de su tierra, para contactar con los
grandes matemáticos europeos, sin conseguir que le
reconocieran sus sobresalientes méritos hasta después de su
muerte. Su fecunda idea de la inversión marcó un hito en la
matemática.
Su primera mayor aportación fue la prueba de la imposibilidad
de resolución algebraica de la ecuación quíntica mediante
radicales. Propulsó luego sobremanera el desarrollo de la teoría
de integrales elípticas estudiando sus funciones inversas. Su
contribución fue además decisiva en la fundamentación del
análisis con el uso del rigor, dando precisión al contexto de
series infinitas. La repercusión de los numerosos resultados que
obtuvo en importantes zonas del análisis , le sitúan entre los
más notables matemáticos de la historia. Junto a Henrik Ibsen ,
Abel es uno de los iconos nacionales de Noruega ..
Niels Henrik Abel nació el 5 de agosto de 1802 en la isla de Finnöy en la costa
sudoccidental de Noruega. Era descendiente de una familia de sacerdotes
rurales. Su padre Sorën-Georg Abel ejercía como párroco protestante de la
pequeña aldea de Finnöy, en la diócesis de Cristianía (la actual Oslo), aunque
también colaboraría como político en pro de una Noruega independiente. Su
madre Ana María Simonsen, era hija de un comerciante de Risör. El
matrimonio tuvo siete hijos. Abel era el segundo de ellos. Ya cumplido un
año, su padre fue designado pastor de un lugar llamado Gjerstad cerca de
Risör, donde Abel junto con su hermano primogénito tuvo que iniciar su
educación en un período crítico para el desarrollo de su país, ya que la
disolución en 1814 de la unión de Noruega con Dinamarca (gobernadas
desde Copenhague por el mismo rey) acabó con la cesión de Noruega a
Suecia.
Esta última estableció entonces un gobierno provisional en Oslo y aunque a
Sören se le incluyó en el cuerpo legislativo para su nueva constitución, la
fuerte crisis noruega impidió al padre de Abel resolver la precaria situación
económica de su familia. Unos años antes, Sören coadyuvaría con eficaces
campañas, en la fundación (1811) de la primera Universidad noruega en
Cristianía, la cual se pudo crear al proveerse de un cuerpo docente
constituido por los mejores maestros de la Escuela Episcopal de Cristianía
(existente desde la Edad Media), inaugurando la docencia universitaria en
1813. En 1815 logró conseguir a duras penas, una modesta ayuda para que
Abel y el primogénito accediesen a la citada Escuela, donde destacaban en el
curriculum Lenguas Clásicas, Religión e Historia.

Al principio de su instrucción, Abel se mostraría como un estudiante


indiferente, más bien mediocre y sin que incluso las matemáticas le
despertaran atracción alguna. Era notorio su malestar en esa escuela. No
obstante, un inesperado cambio se produjo a raíz de la muerte de un
condiscípulo ante los malos tratos de un maestro brutal que se excedía con
castigos corporales a sus alumnos. El maestro fue entonces relevado (1818)
por un joven matemático de mayor competencia, Bernt Holmboe (1795-
1850), quien incentivó a sus alumnos a resolver por sí mismos problemas de
álgebra y de geometría, escogiendo pronto algunos especiales para Abel, a la
vista de su pasmoso avance de aptitud.

Desde aquel momento Abel se consagra a las matemáticas con la pasión más
ardiente, adquiriendo velozmente un pleno conocimiento de las elementales.
Con Holmboe, Abel se familiarizó con resultados superiores conocidos en su
época, afanándose en las tres obras de L. Euler 1707-1803 sobre el cálculo,
de I. Newton (1642-1727), de C.F. Gauss (1777-1855), de J.L. Lagrange (1736-
1813) y otras clásicas de grandes maestros. Investigó por su cuenta y años
más tarde al inquirirle cómo se situó tan rápido en primera fila, replicó
“estudiando a los maestros, no a sus discípulos” [2]

A la sazón, el padre de Abel fallecía en 1820, sumiendo a la familia en


situación trágica. En 1821 Abel logra ser matriculado en la Universidad de
Oslo y ante una solicitud de Holmboe, muy convencido de que aquel frágil
estudiante de tez cetrina con atuendo descuidado, era uno de los más
grandes matemáticos de todos los tiempos, se le concede alojamiento
gratuito y algún dinero para pequeños gastos. Sería graduado en 1822.

Una familiar acogida la había encontrado Abel en la casa del catedrático de


Astronomía de Oslo (estudioso del magnetismo terrestre) Ch. Hansteen, cuya
esposa lo cuidó como si fuese su propio hijo. En la revista Magazin for
Naturvidenskaben que se imprimió en Noruega en 1823, se publicaron
algunos breves trabajos de Abel, entre ellos uno en el que aparece por
primera vez el planteamiento y la solución de una ecuación integral.

En su último año de escuela, Abel se mostraría muy interesado en un


importante problema del álgebra, infructuosamente afrontado desde el siglo
XVI y que a pesar de los denodados esfuerzos de Lagrange y otros
matemáticos, figuraba entre los grandes problemas abiertos. En términos
concretos, se trataba de hallar la solución mediante radicales de la ecuación
algebraica general de quinto grado ax5 + bx4 + cx3 + dx2 + ex + f = 0 (llamada
quíntica). Debido a sus minuciosas lecturas, Abel estaba enterado no sólo de
las fórmulas de Cardano y de Bombelli para las ecuaciones cúbica y cuártica,
sino que conocía muy bien la problemática pendiente. Ya desde fines de
1823, Abel llegaría a la conclusión de que resultaba imposible la resolución
algebraica de la quíntica. Su primera prueba se publicó en 1824 ?10,I?.
Cometería un error y convencido de ello, estableció con éxito un teorema en
que “si la ecuación es resoluble mediante radicales, las expresiones de las
raíces pueden darse en tal forma que los radicales en ellas sean funciones
racionales de las raíces de la ecuación dada y ciertas raíces de la unidad”,
resultado que usaría luego para ratificar aquella imposibilidad para la
quíntica (J. Crelle, 1826).
Por otra parte, Paolo Ruffini (1765-1822) estimulado por las reflexiones
profundas al respecto de su maestro Lagrange [9,II], si bien demostró que no
existe ninguna resolvente para las de grado [5], creyó probar en 1813
(basándose en el resultado citado que probaría luego Abel) la imposibilidad
de resolución algebraica para grado [4]. Ello confiere sin duda a Abel, el
primer triunfo del problema multisecular.

Una vez abandonada la escuela, Abel creyó en principio, como dijimos, haber
resuelto el problema de la quíntica; pero a la vista de que ni Holmboe ni
ninguno de los mejores matemáticos de Noruega (Hansteen, Rasmussen, ...)
pudieron comprobar la veracidad de su conjetura, envió a través de Holmboe
la presunta resolución al matemático profesor F. Degen en Copenhague, para
que la presentase a la Real Sociedad de Ciencias de Dinamarca. Degen le
contestó requiriéndole algún ejemplo numérico, y sin comprometerse a dar
su opinión. Esa respuesta contenía una advertencia de que “estudiara las
integrales elípticas”. Al buscar ejemplos, hallaría el mentado error, que fue
corregido más tarde, para probar la imposibilidad; este trabajo también
contenía un error (al clasificar funciones), si bien, por fortuna, no esencial
para el argumento [9, II].

Más tarde se le concedió a Abel una modesta beca para visitar a Degen en
Copenhague. Allí conoció también a Cristina Kemp, que un tiempo después
sería su novia. Otro nuevo estipendio le fue dado por el Gobierno noruego,
con recursos suficientes para visitar los centros matemáticos más
importantes del continente (en Alemania y Francia). Por esa dotación tuvo
que aguardar más de año y medio, tiempo que dedicó a estudiar francés y
alemán, sin abandonar su perseverante entrega a las matemáticas. En agosto
de 1825 emprendió el viaje al extranjero, aunque antes de partir editó una
breve memoria en la que se exhibía la idea de la inversión de las elípticas. ¡
Cuán enorme sería el desengaño que tuvo en su visita a Alemania, al
enterarse de que, sin siquiera leerla, Gauss tildara de “monstruosidad” el
folleto que Abel le había enviado con su resultado! Eso le indujo tal antipatía,
que en una ocasión diría “Gauss, como el zorro, borra con la cola la senda
que sigue, para no dejar pista alguna de sus trabajos” [2]. La prodigiosa
inventiva de Abel se refleja en sus trabajos. En su memoria sobre el problema
anterior, destacó que se debían indagar las condiciones para poder resolver
algebraicamente ecuaciones de cualquier grado, preludio de un paréntesis
que solventó más tarde E. Galois (1811-1832) para sentar las bases de su
teoría de ecuaciones mediante la de grupos ?7?, mostrando que a cada
ecuación corresponde un grupo de sustituciones. Abel investigó la estructura
de los grupos conmutativos y mostró que son producto de grupos cíclicos. No
obstante, no destacaría en su trabajo el concepto de grupo (ni , claro está, la
noción explícita de subgrupo normal). Se les reconoce a Galois y a Abel, la
creación del álgebra moderna
Desde Copenhague, Abel marchó hacia Alemania, para
contactar cerca de Hamburgo con Schumacher (quien enviaría el folleto antes
citado aGauss) y de allí a Berlín. Llevaba una misiva para el consejero de
construcciones, August Leopold Crelle (1780-1855), por quien sería
cordialmente acogido. Con más peso en el mundo matemático que su gran
benefactor Holmboe, Crelle era un destacado ingeniero, una de cuyas obras
fue el primer ferrocarril prusiano entre Berlín y Postdam y autor también de
algunos trabajos matemáticos. Crelle sería un fuerte impulsor de la
matemática en Prusia, fundando (1825) el Journal für die reine und
angewandte Mathematik (Journal de Crelle), revista pionera de matemática
pura en el mundo y la más prestigiosa de Alemania. Abel estableció una
cordial amistad con Crelle, quien pronto adivinó que aquél era un genio. En
los primeros números editó 7 de sus trabajos; publicando 22 en total en el
Journal de Crelle.
En Berlín leyó Analyse Algébrique de A.L. Cauchy (1789-1857), de la que en
uno de sus artículos sobre la quíntica, ya había usado resultados sobre
permutacioçnes. En perjuicio de su salud, Abel decidió desviar su ruta hacia la
capital francesa, dirigiéndose hacia el norte de Italia para disfrutar unos días
con sus compañeros Boeck y Keilhau con quienes vino desde Noruega. En
julio de 1826 se trasladó a París, con una constelación entonces de grandes
matemáticos, a cuya mayoría caracterizó algo despectivamente (como narraría
a Holmboe ?10,II?) de “tan viejos que sólo quedaba de ellos su fama”. De
Cauchy dijo que “era un excéntrico (...) lo que hace es excelente pero muy
confuso”. Tildó a los franceses de “mucho más reservados con los extranjeros
que los alemanes, siendo demasiado difícil ganar su intimidad”. También
especificaba: “He realizado un trabajo sobre funciones trascendentes, para
presentarlo al Instituto (...). Espero que lo vea Cauchy, pero seguramente ni se
dignará mirarlo. Se trata de un buen trabajo y me agradaría conocer el juicio
del Instituto”. Ese trabajo, primer ensayo de Abel sobre las integrales elípticas
[10,I], fue presentado el 30 de octubre de 1826 al Secretario de la Academia
de Ciencias de París, J. Fourier, para ser publicado en su Revista.
Este lo remitió a Cauchy (responsable principal, con 39 años) y a A.Legendre
(1757-1833), para que fuese evaluado. Legendre (con 74 años) lo encontró
penoso e ilegible y confió en Cauchy para que se encargara del informe [3].

Sumergido éste en su propia tarea, o tal vez porque vislumbrara en aquel


mísero estudiante noruego un pobre diablo con vanas quimeras o incluso
quizás por indiferencia al principiante, no prestó la debida atención, lo olvidó
y lo extravió. Al parecer, cuando Abel se enteró de que Cauchy no lo había
leido, aguardó con resignación el veredicto de la Academia (que nunca
recibiría). Mas, al informársele luego de su pérdida, resolvió redactar de
nuevo el principal resultado. “Aún siendo el más penetrante de todos sus
trabajos, constaba sólo de dos breves páginas. Abel lo llamó estrictamente Un
teorema: un monumento colosal resumido en unas parcas líneas”[11].

Al cabo de algún tiempo C.G. Jacobi (1804-1851) tuvo noticias de lo sucedido


por el propio Legendre, a quien se dirigió (14 marzo 1829) exclamando:
“¿Cómo es posible que un descubrimiento quizás el más importante de
nuestro siglo, se comunicara a su Academia hace dos años y escapara a la
atención de sus colegas ?”. Esta pregunta se extendió como un reguero de
pólvora hasta Noruega, lo que dio lugar a que su cónsul en París apremiara
una reclamación diplomática acerca del manuscrito perdido. La Academia
indagó y Cauchy lo encontró algún tiempo después. En la contestación a
Jacobi, Legendre cuenta que al decidir redactar el oportuno informe, ambos se
retuvieron al sopesar que Abel ya había publicado parte de la memoria en el
Journal de Crelle. ¡¡ Sin embargo !!, ”el ensayo no pudo publicarse hasta 1841
[10]”, un trabajo que luego Legendre calificó como monumentum aere
perennius, y Hermite (1822-1901) un legado para más de 150 años [2].

Para coronar esta epopeya, se volvió a perder antes de ser leídas las pruebas
de imprenta. La Academia en 1830, concedió a Abel el Gran Premio de
Matemáticas, en unión con Jacobi, pero Abel ya había fallecido [2].

El episodio de París sólo pudo anegarle de: “¡desdén, indiferencia, miseria [6].
Para mayor gloria de la ciencia, fue determinante “el grito de alarma de
Jacobi”[6].
No acabaron ahí las peripecias habidas. “Cuando los noruegos L. Sylow y S.
Lie elaboraban en la década 1870-1880 la publicación de las obras completas
de Abel se encontraron, para colmo de sorpresas con que el manuscrito se
había perdido de nuevo” [4].

¿Qué había ocurrido esta vez ? Según se supo más tarde, al profesor italiano
Guglielmo Libri, alumno de Legendre, se le responsabilizó de seguir la
impresión ”finalmente encontrada por Viggo Brun, de Oslo, en la biblioteca
Moreniana de Florencia, tras algunas pesquisas relacionadas con Libri”[4]. El
manuscrito (salvo 8 páginas) se localizó en 1952. “Sus letras pequeñas, el
espacio muy aprovechado, las dos caras de cada hoja escritas” [3].

El manuscrito de Abel (que contiene el ya conocido como su gran teorema) se


refiere a la extensión del teorema de adición de Euler para integrales elípticas,
al caso de integrales de funciones racionales R(x, y(x)) de la variable x y de
cualquier función algebraica y(x). Grosso modo, el teorema [10,I] enuncia
“cualquier suma de integrales de la forma ? R(x, y)dx, donde las variables
están relacionadas por f(x,y)=0 (f=polinomio en x e y ), puede expresarse en
términos de un número fijo p de integrales de ese tipo más términos
algebraicos y logarítmicos”. El mínimo número p depende sólo de la ecuación
f(x,y)=0, el cual luego sería llamado género de la misma. Esto muestra que
reconoció dicha noción fundamental antes que B. Riemann (1826-1866). Abel
transformó radicalmente la teoría de integrales elípticas en la teoría de
funciones elípticas, haciendo uso de las funciones inversas de aquéllas, mucho
más fáciles de manipular.

En lugar de estudiar (como hizo Legendre) la integral elíptica de primera


especie mediante su expresión en términos de funciones analíticas mejor
conocidas, Abel la consideró como una función x de y, como una función
elíptica. La función inversa x = f(y) así obtenida, resultó ser doblemente
periódica y podía expresarse como cociente de dos productos infinitos.¡Ese
enfoque sencillo supuso uno de los máximos progresos matemáticos del siglo
XIX! Los primeros resultados de Abel se publicaron en 1827 [2], con la idea
central de la inversión (que ya bullía en su mente desde 1823). Como ya se
anticipó, el otro descubridor de las funciones elípticas fue C.G. Jacobi que
había estudiado en la Universidad de Berlín.

En contraposición con Abel, provenía de una familia judía de banqueros y


disfrutaba de una vida plácida. Jacobi también conocía la obra de Legendre
sobre integrales elípticas e investigó casi a un tiempo que Abel sobre
transformaciones racionales de estas integrales. Presentó una comunicación
(sin pruebas) (1827) con la fecunda idea de Abel de las funciones inversas,
publicando (una vez probados los asertos pendientes) varios artículos en la
revista de Crelle (1828, 1830). El concepto de inversión lo tenía Jacobi desde
finales de 1827, e hizo uso además de la doble periodicidad de las funciones
elípticas, y cuando conoció Abel la publicación de 1828, se apresuró a mostrar
que los resultados de aquel trabajo eran consecuencias del suyo [10,II].
Legendre elogió el enorme mérito de Abel comentando: “¡Qué cabeza tiene
este noruego!”[9,II?] y en otra ocasión, pleno de admiración “¡La deducción
tan vigorosa de los teoremas de transformación de las funciones elípticas, es
superior a todos mis elogios, a todos mis trabajos!”, y preconizó asimismo
”sus trabajos serán considerados los más notables de nuestra época”. Los
logros de Abel y Jacobi, serían descritos en suplementos al Tratado de
Legendre (1829 y 1832).

Tanto el uno como el otro arribaron a una parte fundamental de las funciones
elípticas: las funciones theta. Las funciones doblemente periódicas sn u, cn u y
dn u , son cocientes de funciones theta y satisfacen ciertas identidades y
teoremas de adición similares a las de seno y coseno trigonométricas. Los
teoremas de adición de funciones elípticas, representan por otra parte,
aplicaciones especiales del teorema de Abel sobre la suma de integrales de
funciones algebraicas. Esta cuestión dio origen a investigar las integrales
hiperelípticas (una generalización de las que Abel inició sus pasos, para que se
invirtieran al igual que las elípticas). Jacobi dio la solución en 1832, naciendo
así la teoría de funciones abelianas de p variables [14]. K. Weierstrass (1815-
1897) remodeló la teoría de funciones elípticas y Gauss las investigó también
sin publicar sus resultados.

El teorema de Abel condujo alrededor de 1850 a B. Riemann , alumno


de Gauss, a una más amplia teoría de funciones multiformes (tímidamente
abordada por Cauchy), con una visión que le suministró la clave del concepto
de superficie de Riemann, descubriendo el género de la misma como un
invariante topológico y como medio de clasificación de las funciones
abelianas. Sería la no univocidad de las transformaciones conformes lo que
llevó a Riemann a las superficies de varias hojas con su nombre [14].

El siglo XIX se caracterizó por la reintroducción del rigor en las


demostraciones. Había “una tremenda oscuridad en el análisis(...) nunca
tratado con rigor” [10,II]. El uso de series sin referencia a la convergencia y
divergencia produjo conmoción, paradojas y desacuerdos. Su espíritu
renovador sería decisivo para imponer la exigencia del rigor [8] (propugnada
antes por Gauss); en especial, para la concepción del proceso de paso al límite
en las series infinitas, vinculada a la necesidad didáctica de enseñarlo.

Esto originó (primer tercio del XIX), una redefinición del concepto de función
[15]. En 1821, Cauchy emprende la introducción del rigor, haciendo hincapié
en la sin razón de las series divergentes. En un artículo de 1826, Abel alabó la
obra de Cauchy [10] y muchos tratados de análisis incorporaron el nuevo
rigor, el cual no avanzó sin oposición. Generó gran controversia la
prohibición, mayormente por Abel y Cauchy, de las series divergentes. Abel
las atacó con rudeza: “Estas series son una invención del demonio?...? dan
lugar a falacias y paradojas” [10,I]. Abel dio precisión a la teoría de
convergencia de las series infinitas.

En un notable trabajo sobre series binómicas, testimonia su sagacidad,


penetración y agudeza crítica, arremetiendo contra la falta de rigor con que se
opera con series infinitas. La obra de Cauchy inspiró a Abel y algunos
criterios de convergencia llevan hoy el nombre de Abel. Este advirtió y
corrigió (1826) el error de Cauchy de su falso teorema sobre la continuidad
del límite de una serie convergente de funciones continuas. Es claro que
Cauchy aún no tenía la idea del concepto de convergencia uniforme [10,I].

La condena de Cauchy (y de Abel) defendiendo una matemática rigurosa, fue


aceptada por franceses, pero no por ingleses y alemanes. Algunos alemanes y
la escuela de Cambridge, abogaron por las series divergentes, aguardando a
una nueva teoría de series infinitas. A finales del XIX era ya difícil imaginar
la definición de convergencia dada por Cauchy como una necesidad impuesta
por algún poder sobrehumano [9,II].

En París, Abel se cargó de deudas y como la situación de su madre y


hermanos era ya desesperada, regresó a Oslo en mayo de 1827. No pudo
ocupar un trabajo regular apropiado, porque Holmboe había sido contratado
como profesor de la Universidad noruega. Dio clases a escolares, en tanto
escribía artículos sobre las elípticas en su competición con Jacobi. En 1828
Hansteen viajó a Siberia, ocupando Abel su plaza docente. Aunque desde
hacía tiempo Abel padecía tuberculosis, en la Navidad de ese año viajó en
trineo a Fröland para ver a su novia, empleada allí como institutriz de una
familia inglesa. Mediado 1829 empeoró a causa de una hemorragia
persistente. Padeció su peor agonía la noche del 5 de abril y el día 6 falleció.
Tenía 26 años y ocho meses.

Dos días después de su muerte, una carta de Augusto Crelle, anunciaba que la
Universidad de Berlín le había nombrado profesor de matemáticas. Gauss y
Humboldt solicitarían también una cátedra para Abel. Legendre, Poisson y
Laplace, escribieron asimismo al rey de Suecia para que ingresara en la
Academia de Estocolmo.

Hay varios mitos sobre su persona. Algunos le caracterizan como el Mozart de


la ciencia. Un monumento fue erigido por los amigos de Abel en su tumba.
Entre los muchos honores conferidos al joven sabio noruego, figuran: Un
cráter lunar lleva su nombre, una calle del distrito duodécimo de París se
denomina ”rue Abel”, y una estatua del escultor Gustav Vigeland en 1908 fue
erigida en el Royal Park de Oslo.
El Premio Abel (equivalente al Nobel) ha sido instituido desde el año 2002,
bicentenario de su nacimiento.

María Gaetana Agnesi 1718 – 1799

María Gaetana Agnesi es una matemática italiana cuya obra


más importante, Instituciones Analíticas, fue traducida a varios idiomas y
utilizada para aprender Matemáticas durante más de cincuenta años en
muchos países de Europa. En ella trataba con sencillez y claridad temas, tan
novedosos entonces, como el Cálculo Diferencial e Integral. Al final de su vida
era famosa en toda Europa como una de las mujeres de ciencia más capaces
del siglo XVIII. Un cráter de Venus lleva su nombre en su honor. En la
Biblioteca Ambrosiana de Milán se guardan sus obras inéditas que ocupan
veinticinco volúmenes.
Durante el siglo XVIII la Ilustración impulsó el sapere aude (atreverse a saber)
entre las clases acomodadas, aunque con limitaciones entre las mujeres. La
Ilustración no fue un movimiento homogéneo en toda Europa y en lo que
hoy es Italia tuvo manifestaciones diversas según cada ciudad estado. No
obstante, en los siglos XVII y XVIII, hubo en ese país un resurgimiento de las
mujeres de ciencia: Elena Cornaro Piscopia fue profesora de Matemáticas en
1678 en la universidad de Padua; Diamente Medaglia escribió una
disertación sobre la importancia del estudio de las Matemáticas para las
mujeres; María Angela Ardinghelli estudió Matemáticas y Física en Nápoles; y
Laura María Catarina Bassi se doctoró en filosofía en la universidad de
Bolonia en 1733, donde ocupó una cátedra de física y publicó trabajos sobre
física cartesiana y newtoniana [4]. Pero la que alcanzó mayor fama fue María
Gaetana Agnesi. .. Su vida

María Gaetana Agnesi nació en Milán el 16 de mayo de 1718, hija de Don


Pietro Agnesi Mariami y de Anna Brivio. En su país, al contrario que en otros
países europeos, sí se aceptaba que las mujeres recibieran educación, y ella
tuvo una esmerada formación. Fue una niña precoz y dotada, que con cinco
años hablaba francés, y con nueve, conocía siete lenguas: italiano, latín,
francés, griego, hebreo, alemán y español, por lo que recibió el apelativo de
"Oráculo de siete idiomas".

Su padre, un hombre de talento, rico y cultivado era, según unos libros,


profesor en la Universidad de Bolonia [1, 4, 5, 8, 9, 10], aunque según otras
fuentes [7], esto no es correcto ya que se dedicaba al comercio de la seda
con lo que había conseguido una gran fortuna. Tuvo 21 hijos e hijas, siendo
María, la mayor. D. Pietro se propuso dar a sus hijos e hijas la mejor
educación, incluyendo una formación científica. Pudo proporcionarles
tutores de la más alta cualificación. María fue afortunada pues dirigieron sus
estudios: Carlo Belloni, Francesco Manara, Michele Casati y el padre
benedictino Ramiro Rampinelli, profesor de Universidad, que cuando llegó a
Milán frecuentó la casa de los Agnesi. Con la ayuda de Rampinelli estudió el
texto de Reyneau “Analyse demontrée” (1708). Estudió las matemáticas
de Fermat, Descartes, Newton,Leibniz, Euler y de los Bernoulli [10].

A D. Pietro le gustaba mostrar el talento de sus hijos en las reuniones que


organizaba en sus salones. Muy pronto los sabios y eruditos y los
intelectuales locales, empezaron a asistir al salón de los Agnesi para oír las
disertaciones de María sobre temas filosóficos, científicos y matemáticos. A
la edad de nueve años María estuvo durante una hora, ante una asamblea
culta hablando en latín sobre el derecho de la mujer a estudiar ciencias y
sobre cómo las artes liberales no eran contrarias al sexo femenino. María
podía disertar y discutir sobre muchos temas y en diferentes lenguas. En los
intermedios, una de sus hermanas pequeñas, María Teresa, que componía
música, (compuso dos óperas), interpretaba con el arpa. Un viajero francés,
De Bosses, describió así una de esas sesiones que se celebró el 16 de julio de
1739:

"En la habitación había unas treinta personas de todos los países de Europa,
colocados en círculo, y María Agnesi, sola, con su hermana pequeña, sentada
en un sofá. Es una joven de unos veinte años, ni fea ni bonita, con maneras
sencillas, dulces y afables... El conde Belloni ... hizo una hermosa arenga en
latín a la dama, con la formalidad de una declamación universitaria. Ella
contestó con presteza y habilidad en el mismo idioma; luego discutieron,
todavía en el mismo idioma, sobre los orígenes de las fuentes y sobre las
causas del flujo y reflujo que en algunas de ellas se observa, similar a las
mareas del mar. Habló como un ángel sobre este tema; yo nunca lo había
oído tratar de una manera que me produjera mayor satisfacción. Luego el
conde Belloni quiso que yo discutiera con ella sobre cualquier otro tema
elegido por mi, con tal que estuviera relacionado con la Matemática o la
Filosofía Natural ... y discutimos sobre la propagación de la luz y los colores
del prisma. Habló sobre la filosofía de Newton y es maravilloso ver a una
persona de su edad conversando sobre temas tan abstractos. Pero todavía
estoy más asombrado de sus conocimientos, y quizás más sorprendido de
oírla hablar en latín con tanto rigor, naturalidad y precisión. Loppin conversó
luego con ella sobre los cuerpos transparentes, y sobre las curvas
geométricas tema, este último, del que no entendí una palabra... Después la
conversación se hizo general, hablándole cada uno en su propio idioma, y
contestando ella en ese mismo idioma: pues su conocimiento de las lenguas
es prodigioso. Luego me dijo que lamentaba que la conversación en esa visita
hubiera adoptado la forma de la defensa de una tesis, y que a ella no le
agradaba hablar en público sobre esos temas, en los que, por cada persona
que se divertía, veinte se aburrían". [1, 7].
A los 17 años criticó, de forma pertinente, el tratado sobre las cónicas (Traite
analytique des section coniques) de Guillaume François de l’Hôpital, trabajo
que nunca fue publicado pero que circuló ampliamente en forma privada.

Se comentaba de ella que tenía una concentración extraordinaria, así como


diversas anécdotas como ésta: Parece ser que María era sonámbula, y en
ocasiones, después de trabajar intensamente, exhausta, se iba a dormir
dejando un problema sin resolver sobre el escritorio. A la mañana siguiente,
al despertar, veía que lo había resuelto mientras dormía. Había escrito la
solución completa y había vuelto a la cama.
María nunca se casó. En 1739, a los 21 años, quiso entrar en un convento.
Ante la oposición de su padre, no lo hizo, pero rechazó toda vida pública,
llevando una existencia retirada y piadosa. A instancias de su padre decidió
quedarse en casa y consagrarse a las Matemáticas. El álgebra y la geometría,
declaraba, son las únicas partes del pensamiento donde reina la paz.
Concentró sus esfuerzos en estudiar libros religiosos y de Matemáticas.

Se considera a María la primera profesora de universidad [1, 4, 5, 8, 9] ya que


en 1748 se encargó de los cursos de su padre en la universidad y dos años
más tarde, en otoño de 1750, después de publicar su obra de las
Instituciones analíticas, el Papa le dio el nombramiento para ocupar la
cátedra de matemáticas superiores y filosofía natural de la Universidad de
Bolonia. (Bolonia pertenecía en esa época a los Estados Pontificios). El Papa
escribió a Agnesi el 2 de septiembre de 1750: “En tiempos pasados Bolonia
ha tenido en puestos públicos a personas de vuestro sexo. Nos parece
adecuado continuar con esa honorable tradición”. "Hemos decidido que se le
adjudique la bien conocida cátedra de matemáticas...". Otros autores
disienten, diciendo que su padre no era profesor de Universidad sino
comerciante de sedas [7], y que, aunque ella obtuvo dicho nombramiento
honorífico, nunca enseñó en la universidad [7, 3]. Dicen que es posible que
Agnesi ni aceptara, ni rechazara este ofrecimiento [7] pues cuando "en
octubre recibió el decreto papal confirmando su nombramiento, ya llevaba
una vida muy devota y retirada. Aunque su nombre permaneció en el
registro de la universidad durante cuarenta y cinco años, nunca fue a
Bolonia" [7], y de esta forma se explica la confusión que aparece en muchos
informes sobre la vida de Agnesi y la cátedra de matemática.
Agnesi fue presentada al director de la Academia de Bolonia y a otros tres
profesores, siendo nombrada miembro de la Academia de Ciencias de
Bolonia.

A la muerte de su padre, cuando tenía 34 años, renunció a las Matemáticas, y


consagró sus esfuerzos a la Teología, a socorrer a pobres e indigentes y a
educar a sus hermanos y hermanas. Dedicó por completo su vida a hacer
obras de caridad viviendo en total pobreza, ya que dejó toda su fortuna a los
pobres. Dirigió durante los últimos 28 años de su vida el hospicio de Trivulzio.
Cuando en 1762 le pidieron que reseñara un interesante nuevo trabajo del
entonces joven matemático francés Lagrange sobre el cálculo de variaciones,
contestó que tales asuntos ya no ocupaban su atención. Murió el 9 de enero
de 1799. .. Su obra
Su carrera como matemática ocupó 20 de los 81 años de su vida. En 1738
publicó un libro, escrito en latín, con una colección completa de 190 trabajos
sobre ciencias naturales y filosofía titulada Proposiciones Filosóficas donde se
recogen exposiciones sobre lógica,
mecánica, hidráulica, elasticidad, química, botánica,
zoología, mineralogía, astronomía, filosofía, la
mecánica celeste y la teoría newtoniana sobre la
gravitación universal.
Rampinelli animó a María a trabajar en un libro sobre
cálculo diferencial. Escribió la obra en italiano como
un libro de texto. En 1748 aparecieron sus Instituzioni
Analitiche, fruto de diez años de trabajo, que había
comenzado con 20 años y terminó antes de cumplir los 30. Fue su principal
obra. Era una recopilación sistemática, en dos volúmenes y un total de unas
mil páginas. El primer tomo trataba del conocimiento contemporáneo en
álgebra y geometría analítica, y el segundo tomo de los nuevos
conocimientos en cálculo diferencial e integral, la materia que estaba
estudiándose en aquella época.

Fue el primer texto para estudiar el cálculo diferencial e integral, en el que se


trataban además las series infinitas y las ecuaciones diferenciales. Incluía
muchos ejemplos y problemas cuidadosamente seleccionados para ilustrar
las ideas, métodos originales y generalizaciones. Lo había comenzado como
distracción, continuado como libro de estudio para sus hermanos más
jóvenes y había terminado convirtiéndose en una publicación importante.
Agnesi, con el dinero de su padre, dirigió la impresión del libro en su propia
casa, para poder supervisar íntegramente la operación. Rampinelli le sugirió
que Riccati le podría ofrecer consejo y contactó con él. El 20 de julio de 1745
María escribió a Riccati, que accedió a leer el borrador final del libro y hacer
sugerencias. Riccati contestó rápidamente a esa primera carta de Agnesi y
prometió pasar el texto a sus dos hijos, Vincenzo Riccati y Giordano Riccati,
que también podían comentar el trabajo. Una vez que Agnesi recibió los
comentarios de Riccati de la primera parte del texto, comenzó a organizar la
impresión, mientras las otras partes eran enviadas. En 1747 le envió la última
parte del libro [7]. El primer volumen del Instituzioni analitiche ad uso della
gioventú italiana fue publicado en 1748, mientras Agnesi continuaba
escribiendo a Riccati sobre el material del segundo volumen que fue
publicado al año siguiente. La acogida fue espectacular:
El informe de una comisión de la Academia de Ciencias de París comentaba:
“Esta obra se caracteriza por una cuidadosa organización, su claridad y su
precisión. No existe ningún libro, en ninguna otra lengua, que permita al
lector penetrar tan profundamente, o tan rápidamente en los conceptos
fundamentales del Análisis. Consideramos este Tratado como la obra más
completa y la mejor escrita en su género” [10]. Dicha comisión, que decidió
la traducción y la publicación de esa obra al francés, estaba formada por
D’Alembert, Condorcet y Vandermonde [3]. Fue traducida a varios idiomas, y
utilizada como manual en las universidades de distintos países, siendo,
incluso cincuenta años más tarde, el texto matemático más completo.
El secretario del comité de la Academia Francesa, aunque le negó el ingreso,
escribió: “Permítame, señorita, sumar mi homenaje personal a los aplausos
de la Academia entera... No conozco ningún trabajo de este tipo que sea más
claro, más metódico o más completo que sus Instituciones analíticas. No hay
ninguno en ningún idioma que pueda guiar de manera más segura, conducir
con mayor rapidez y llevar más adelante a quienes desean avanzar en las
ciencias matemáticas. Admiro en particular el arte con el que reúne usted
bajo métodos uniformes las distintas conclusiones dispersas en las obras de
los geómetras, y a las que han llegado por métodos diferentes” [1].
Dedicó el libro a la emperatriz María Teresa de Austria, bajo cuyo reinado
estaba Milán, por lo que la emperatriz la recompensó. En la dedicatoria
María decía: “Si en algún momento puede excusarse la temeridad de una
mujer, que se atreve a aspirar a las sublimidades de una ciencia que no
conoce límites, ni siquiera los de la infinitud misma, ciertamente debería ser
en este período, en el que reina una mujer, ... En esta época ... toda mujer
debería esforzarse, y empeñarse en promover la gloria de su sexo”.
El papa Benedito XIV escribió a Agnesi diciéndole que él había estudiado
matemáticas en su juventud por lo que podía apreciar que esta obra
otorgaría crédito al país y a la Academia de Bolonia. Concedió a Agnesi una
medalla de oro y una corona de piedras
preciosas.
María, como hemos visto, fue
reconocida como matemática en su
época, y sin embargo su reputación
hist
óric
a fue distorsionada por el hecho de que,
en sus Instituzioni Analitiche, trabajara
con la “curva de Agnesi” o curva
sinusoidal versa, “versiera” en italiano,
que significa “virar”, “girar”, que se
tradujo al inglés, por un error del
traductor, John Colson, como la “bruja de Agnesi”. Colson, profesor
deCambridge, “encontró este trabajo tan excelente que, a una edad
avanzada, decidió aprender italiano con el único fin de traducir ese libro y
que la juventud inglesa pudiera beneficiarse de él, como lo hacen los jóvenes
de Italia” [10], tan excelente juzgaba la obra. Colson tradujo las Instituciones
al inglés hacia 1760, el año de su muerte. Confundió el término “versiera”
por "avversiera" que significa bruja, hechicera, (“witch”). Posteriores
traducciones y ediciones han mantenido el término. Quizás con mala
intención o pretendiendo hacer un chiste sin gracia, ha quedado así
inmortalizada en los libros de historia de la matemática.
Esta curva, fue discutida por Fermat en 1703 y se ha establecido
recientemente que es una aproximación de la distribución del espectro de la
energía de los rayos X y de los rayos ópticos, así como de la potencia disipada
en los circuitos de alta frecuencia de resonancia [3].
AL-BIRUNI973-1048

Nació al-Biruni en el año 973 en Kharezm (actual Uzbekistán)


y murió en el 1048 en Ghazna (la actual Afganistán). Fue uno de los sabios
que más hizo por difundir entre los árabes la cultura y la matemática hindú. Se
propuso resolver el problema de inscribir en un círculo un polígono de nueve
lados. Si x es el doble de la apotema, tenemos que

(como se ve en la figura).

En la fórmula del coseno del ángulo triple:

sustituimos por y llegamos a lo siguiente:

Eliminamos los denominadores y llegamos a una ecuación de tercer grado de


cuya solución depende la del problema geométrico:
Al-Biruni encontró una raíz numérica de una precisión que hoy diríamos de
seis cifras decimales.
En una obra dedicada a la regla de tres, titulada Sobre la regla de tres en la
India, demuestra cómo los hindúes habían emprendido la generalización de
estas reglas y estudia la proporcionalidad directa e indirecta. .

ALHACEN

Abu Ali al-Hasan ibn al Hasan ibn al-Haytam, más conocido en


occidente como Alhacén, vivió aproximadamente entre los años 965 y 1039 y
formó parte del grupo de científicos del Cairo, aunque nació en Basra, Persia
(la actual Irak). Fue uno de los primeros matemáticos árabes que abordó con
éxito ecuaciones de grado superior al segundo, al resolver geométricamente
una de tercero que, más de mil doscientos años antes, había planteado
Arquímedes en su obra Sobre la esfera y el cilindro..
La proposición 4 del libro II propone el siguiente problema:
partimos en dos trozos una esfera de radio R mediante un plano
que la corta a una distancia de R - x del centro, como se puede
ver en la figura 1:

Figura 1

Los volúmenes de cada uno de los trozos son respectivamente:

Se trata de calcular x de manera que la relación entre ambos sea


un número decidido de antemano. Es fácil comprobar que x ha
de ser raíz de la ecuación siguiente:
En la obra citada no se dice como encontrar la solución, pero
según Eutocio (un comentarista bizantino de comienzos del siglo
VI), Arquímedes logró resolverla geométricamente cortando
secciones cónicas. En el siglo IX al-Mahani (matemático de la
escuela de Bagdad) intentó sin éxito hacerlo algebraicamente.
Alhacén dio con una solución, siguiendo un camino parecido al
trazado por Arquímedes, ayudándose de una parábola y una
hipérbola.
En un libro titulado Tesoros de la óptica plantea Alhacén un
problema (que todavía en el siglo XVII despertó el interés de
matemáticos como Huygens y Barrow) que conduce a una
ecuación de grado cuatro. También la resolvió mediante
intersecciones de secciones cónicas. Consiste en localizar sobre
un espejo circular el punto en el que se ha de reflejar un rayo
salido de un punto A para que incida en un punto B (ver figura
2). Sea éste el punto M.

Figura 2

Si r es el radio del el ángulo


, ,
espejo, AOM y
el ángulo BOM, tenemos lo siguiente:

Ahora bien, sabemos por las leyes de la reflexión que los


triángulos rectángulos AMP y BMQ tienen un ángulo igual, en
consecuencia son semejantes. Entonces:

Como el ángulo es conocido, lo mismo que a, b y r,


la última igualdad conduce a una ecuación de grado cuatro.
AL-KARAYI~953-1016

Este matemático pertenecía a la escuela de Bagdad, ciudad en la que nació


hacia el año 953 y murió alrededor del 1016. Escribió unCompendio de la
ciencia de la aritmética en setenta capítulos, de los cuales los diecisiete
últimos están dedicados al álgebra. En las ecuaciones cuadráticas sigue a Abu
Kamil, pero además del método geométrico, proporciona otro puramente
aritmético, que no necesita apoyarse en los Elementos. Sus procedimientos
son más generales y trabaja con ecuaciones cuyo coeficiente principal no es
necesariamente uno. Es el primero que estudia las ecuaciones de grado
superior fácilmente reducibles a cuadráticas, bien por ser de la
forma , bien por ser de esta otra . . Los
capítulos dedicados a la aritmética siguen la línea de Abu-l-Wefa, pero habla
de la prueba del once (además de la del nueve) lo cual es una novedad entre
los árabes. La prueba del nueve consiste en sustituir los datos y el resultado
de una operación por sus restos módulo nueve (en lenguaje moderno
diríamos llevar la operación desde Z hasta Z 9 a través del homomorfismo
canónico). Ya sabemos que si tenemos un número, para encontrar otro con
él módulo nueve no tenemos más que sumar sus cifras::

Multiplicamos el divisor por el cociente, le sumamos el resto y sometemos el


resultado al mismo proceso: , luego la división es correcta. El
inconveniente de este método está en que no detecta un error si éste es
múltiplo de nueve, como el que se produce cuando hay un baile de cifras. En
la prueba del once las cosas son idénticas, pero en lugar de sumar las cifras
tenemos que sumar aparte las que ocupan lugares pares de las que ocupan
lugares impares, y después restar los resultados. Si el resultado es negativo,
podemos sumar once. Repetimos el ejemplo anterior:

La última división es obviamente cierta.

AL-JWARIZMI~780-850
Poco sabemos de la vida de Mohammed ibn-Musa al-
Jwarizmi1, tan sólo que vivió aproximadamente entre los años 780 y 850 y
que fue miembro de la Casa de la Sabiduría fundada por al-Mamún. Cinco de
sus obras han llegado hasta nosotros. Son tratados de aritmética, álgebra,
astronomía, geografía y el calendario. Hay noticias de otras, sobre el
cuadrante solar y el astrolabio, pero no se han conservado.

La Aritmética

La Aritmética la conocemos a través de cuatro fuentes. La primera está en la


Biblioteca de la Universidad de Cambridge, y es una copia del siglo XIII de
una traducción latina que posiblemente es del siglo anterior. Algunos errores y
añadidos hacen pensar que no es una traducción fiel, pero ignoramos si
proceden del traductor o del copista, el cual ni siquiera terminó su trabajo
porque el manuscrito se interrumpe en medio de un ejemplo sobre la
multiplicación de fracciones. Las otras fuentes son obras que se inspiran muy
directamente en la de al-Jwarizmi. Una de ellas es el Liber Algorismi de
practica arismetrice, atribuida a Juan de Sevilla. La segunda es Alchorismi in
artem astronomicam a magistri A. compositus. No sabemos quien es el autor,
pero lo de “Magíster A.” puede referirse al inglés Abelardo de Baht. La
tercera es un tratado sobre aritmética indú de al-Nasawi, matemático del siglo
XI de la escuela de Bagdad.

Después de exponer en su aritmética el sistema de numeración posicional


mediante cifras hindúes, explica al-Jwarizmi cómo nombrar los grandes
números usando los conceptos de unidad, decena, centena y millar, que él
acababa de definir. Se sirve como ejemplo del número 1 180 703 051 492 863,
que se ha de leer de la manera siguiente: Un mil de mil de mil de mil y de mil,
y un ciento de mil de mil de mil y de mil, y ochenta de mil de mil de mil y de
mil, y setecientos de mil de mil y de mil, y tres mil de mil y de mil, y
cincuenta y uno de mil y de mil, y cuatrocientos mil, y noventa y dos mil, y
ochocientos sesenta y tres.

Después describe los métodos del cálculo. Los números aparecen en los
ejemplos con todas sus letras, en números romanos, o mezclando las dos
cosas. A continuación comienza el capítulo de las fracciones, anunciando que
tratará más tarde de las raíces cuadradas. Desgraciadamente, el manuscrito de
Cambridge se interrumpe antes de llegar a esta operación. Pero Juan de
Sevilla, que sí les dedica un lugar importante en su obra, nos informa que al-
Jwarizmi enseñaba la extracción de la raíz según el método indú. En el Liber
Algorismi se describe también el cálculo aproximado de la raíz cuadrada de
un número N mediante una transformación que hoy escribiríamos de este
modo:

El método será tanto más exacto cuanto mayor sea k. El autor se sirve del
siguiente ejemplo, que proporciona tres cifras decimales exactas:

Más adelante indica Juan de Sevilla esta otra regla:

Esta fórmula (que es la mejor aproximación lineal de la función)


se hizo muy popular durante la Edad Media, y si a es grande
frente a b, puede dar un valor aceptable, como lo demuestran
los siguientes ejemplos (que proporciona dos y tres cifras decimales exactas
respectivamente):

El Álgebra:

El Álgebra de al-Jwarizmi nos ha llegado en muy buenas condiciones. La


Universidad de Oxford posee una copia árabe del siglo XIV y hay dos
traducciones al latín (de las que existen muchos ejemplares) hechas en el siglo
XII: una realizada en 1145 por el inglés Robert de Chester y otra, algo
posterior, por el italiano Gerardo de Cremona.
El título del tratado es al-Mujtasar fi hisab al-jabr wa-l-muqabala, y tiene tres
partes. Una propiamente algebraica, la única que aparece en las traducciones
latinas, otra sobre algunos temas de geometría, y la tercera sobre cuestiones
testamentarias. La palabra jabr quiere decir insertar, en el sentido médico de
colocar en su lugar un miembro dislocado. En el contexto de las ecuaciones
algebraicas significa transposición de términos: cuando se elimina un
sumando en un miembro de una ecuación, ésta se ha de restaurar colocando
dicho sumando en el otro miembro con el signo cambiado. De al-jabr procede
la palabra álgebra, y hasta no hace mucho se llamaba algebrista al curandero
que componía los huesos. La palabra muqabala, literalmente “comparación”,
se refiere a la reducción de términos semejantes. De este modo la ecuación:
2x 2 +100-2x=58 se transforma, por medio de al-jabr, en la ecuación
equivalente: 2x 2+100-58=20x la cual, mediante al-muqabala, se reduce a:
2x 2+42=20x, que luego se simplifica dividiendo por dos todos los sumandos
de ambos miembros.

Al-Jwarizmi no trabaja con coeficientes negativos, ni admite soluciones


negativas, de modo que debe estudiar por separado distintas clases de
ecuaciones que hoy no distinguimos. Los seis primeros capítulos del Álgebra
tratan de cada una de las formas de las ecuaciones de primero y segundo
grado, según se distribuyan los números, la incógnita (que el llama la cosa) y
su cuadrado. Estas formas son las siguientes:

Cuadrado de la cosa igual a cosa

Cuadrado de la cosa igual a número

Cosa igual a número

Cuadrado de la cosa más cosa igual a


número

Cuadrado de la cosa más número igual a


cosa

Cuadrado de la cosa igual a cosa más


número

Cada caso lo aborda mediante un procedimiento distinto, utilizando


construcciones geométricas inspiradas en los Elementos de Euclides(recién
traducidos al árabe por al-Hayyay, colega suyo en la Casa de la Sabiduría). De
este modo converge el álgebra hindú con la geometría griega. Veamos una de
estas construcciones. Al-Jwarizmi explica sus métodos sabiendo que tienen
validez general, pero con ejemplos numéricos concretos. Aquí se hará con una
ecuación literal. Para resolver la ecuación

dibuja un cuadrado cuyo lado, supone, es igual a la cosa. Después prolonga


cada uno de sus lados en ambas direcciones una longitud igual a
como se ve en la figura. De esta manera se forman cuatro cuadrados en las
esquinas del cuadrado inicial, un rectángulo en cada lado, y un cuadrado final,
reunión de todas las figuras mencionadas
Sucede ahora lo siguiente:

Superficies de los cuadrados de las


esquinas =

Cuadrado central más rectángulos =

Sumamos miembro a miembro ambas igualdades y llegamos a que:

Cuadrado grande =

Esta expresión se puede escribir de esta otra manera:

desde la cual llegamos a la célebre fórmula de la


ecuación de segundo grado:

La geometría en la obra de al-Jwarizmi

En la parte geométrica del Álgebra aparecen las reglas para calcular las áreas
y otros elementos de las figuras planas, y aplicaciones elementales del álgebra
a problemas de triángulos. Muchos de estos problemas proceden de Herón,
algunos con los mismos datos numéricos. De la superficie del círculo dice que
es igual a la semicircunferencia por el radio, y lo explica haciendo notar que la
superficie de un polígono regular es el radio del polígono inscrito (la apotema)
por el semiperímetro. Asimismo, suministra fórmulas para el área de un
segmento circular y para los volúmenes del prisma recto, del cilindro, del
cono, del tronco de cono y del tronco de pirámide de bases cuadradas. A pesar
de su brevedad, la geometría de al-Jwarizmi fue un material muy útil para los
agrimensores y otros usuarios de la matemática, e influyó mucho en autores
posteriores.

La astronomía y la geografía

La Geografía está inspirada en la de Ptolomeo, con algunos añadidos propios.


La aportación en astronomía de al-Jwarizmi consiste en unas tablas
astronómicas con instrucciones para su uso, pero sin aportaciones teóricas.
Fueron traducidas al latín por Adelardo de Bath, quien se basó en una
modificación que de ellas había hecho el matemático madrileño Maslama,
hacia el 1007, para adaptarlas al meridiano de Córdoba. A través de estas
tablas entró en Europa la trigonometría islámica. Posteriormente, el inglés
Roberto de Chester las revisó para uso de Londres.

Apolonio ¿Perga 262 a.C. -Alejandría 190 a.C.?

Este artículo está de dedicado con admiración a la figura


humana, científica y didáctica del Profesor Miguel de Guzmán, egregio
espíritu innovador en la Docencia y en la Investigación matemáticas. En
diversos escritos manifestó que su afición a la Geometría le había estimulado
a acercarse con gusto a las obras de Apolonio.

Apolonio representa [en la Geometría griega] la grandeza técnica


especializada, el virtuosismo geométrico por excelencia. Es verdad que su
obra hizo olvidar lo que antes de él se había escrito en el campo de su mayor
brillantez, las cónicas, pero por su carácter tan especializado y tan difícil, ni
siquiera esta obra maestra, las Cónicas, se conoce hoy en su integridad y más
de la mitad de ella permaneció oculta para el mundo occidental hasta que fue
publicada por Edmond Halley en 1710.
Miguel de Guzmán. Apolonio (en Un retablo de historias
matemáticas. Pensamientos en torno al quehacer matemático[CD–ROM],
Madrid, 2001)..

Apolonio, el Gran Geómetra.

Si entre los matemáticos griegos Euclides representa el maestro


sistematizador, y Arquímedes el genio investigador por antonomasia, el tercer
talento del helenismo, Apolonio de Perga, personifica el virtuosismo
geométrico. Mientras Euclides codifica enLos Elementos los fundamentos de
la Geometría griega de la regla y el compás como cuerpo de doctrina central
de la totalidad de las ciencias matemáticas elementales y Arquímedes, en su
fecunda y brillante obra, magnifica de forma muy considerable el patrimonio
matemático griego, alcanzando incluso el estudio riguroso de multitud de
problemas infinitesimales tratados con inefable originalidad, Apolonio
polarizó su actividad investigadora en una dirección casi monotemática con
una sagacidad tan magistral que sus investigaciones sobre cónicas, donde
aparecen sus bellísimos descubrimientos sobre ejes, centros, diámetros,
asíntotas, focos, rectas máximas y mínimas –tangentes y normales–, etc., le
convierten en el primer especialista que registra la Historia de la Geometría y
dan justificación al apelativo de «gran geómetra».

La mayor parte de los exiguos datos conocidos sobre la vida de Apolonio


provienen de unas pocas noticias que el propio autor reseña en las
introducciones a algunos de los libros de su magna obra Las Cónicas. Se sabe
que nació hacia el año 262 a.C., en Perga, región de Panfilia (la actual
Antalya, Turquía); estudió en el Museo de Alejandría con los sucesores de
Euclides; y residió tanto en la propia capital alejandrina como en Éfeso y
Pérgamo, urbe que gozaba del prestigio de una Biblioteca y un emporio
académico del Saber, similares a los de Alejandría, ciudad donde murió hacia
el 190 a.C. Según relata Pappus (siglo IV d.C) en La Colección Matemática,
donde aparecen numerosas referencias a la obra de Apolonio, el Gran
Geómetra era de trato difícil y tenía un carácter melancólico e irascible. El
gran historiador de la matemática F.Vera en su edición de Las
Cónicas (en Científicos griegos. Aguilar, Madrid, 1970, p.301) dice que
«Apolonio era un genio de mal genio».

Debido a que el nombre de Apolonio era muy frecuente en Grecia, se suelen


cometer habituales errores de atribución. De hecho, importantes sabios y
eruditos griegos tuvieron este nombre: Apolonio de Rodas, Apolonio de
Tralles, Apolonio de Atenas, Apolonio de Tyana, Apolonio de Tiro, etc. En
particular el busto exhibido pudiera no ser de Apolonio de Perga sino del
famoso pitagórico del siglo I d.C. Apolonio de Tyana.

La obra geométrica de Apolonio.


ElTesoro del Análisis de La Colección Matemática de Pappus estaba
constituido en gran parte por obras de Apolonio, perdidas o conservadas
entonces de forma fragmentaria, que debían de incluir mucho material
geométrico cuyo estudio forma parte hoy de la Geometría Analítica. Como se
sabe, durante el siglo XVII hubo una auténtica obsesión, en particular por
Fermat, por la reconstrucción de muchas de las obras perdidas de Apolonio y
precisamente en esta labor estuvo el origen de su Geometría Analítica.

Según Pappus debemos a Apolonio la clasificación clásica de los problemas


geométricos en planos, sólidos y lineales –según sean resolubles,
respectivamente, con rectas y circunferencias, cónicas u otras curvas
superiores–, que perseguía la idea de ajustar la envergadura de los
instrumentos geométricos a utilizar a la enjundia de los problemas
geométricos a resolver.

Los dos Libros sobre Los Lugares Planos estudiaban lugares geométricos
rectilíneos o circulares. Mediante un lenguaje geométrico moderno buena
parte del Libro I se puede resumir diciendo que la homotecia, la traslación, la
rotación, la semejanza y la inversión, transforman un lugar plano en
otro lugar plano. En el Libro II aparecen dos importantes lugares geométricos:

 «El lugar geométrico de los puntos cuya diferencia de los cuadrados de


sus distancias a dos puntos fijos A, B, es constante, es una recta
perpendicular al segmento AB».
 «El lugar geométrico de los puntos cuya razón de distancias a dos
puntos fijoses constante, es una circunferencia».

En el libro Secciones en una razón dada –el único que ha sobrevivido además
de siete de los ocho Libros de Las Cónicas–, traducido por Edmond Halley del
árabe al latín, en 1710– Apolonio resuelve diversos casos del siguiente
problema:

«Dada dos rectas y sendos puntos en ellas, trazar por un tercer punto otra
recta que corte a las anteriores en segmentos, que medidos sobre ellas desde
los respectivos puntos dados, estén en una razón dada».

Este problema conduce a una ecuación cuadrática de la forma ax–x2=bc.


También en el libro Secciones en un área dada se resuelve un problema
similar que pide que los segmentos determinados por las intersecciones
formen un rectángulo equivalente a otro dado. En este caso el problema lleva
a una ecuación cuadrática de la forma ax+x2=bc. Con la potencia de nuestra
herencia cartesiana y fermatiana, la Geometría Analítica, los problemas se
reducen fácilmente a una intersección de cónicas. El geómetra griego aplicaba
con suma habilidad el Álgebra geométrica de los Libros II y VI de Los
Elementos de Euclides, para, mediante transformaciones geométricas
sucesivas, reducir la ecuación –permítasenos un anacronismo matemático– a
una forma canónica en la que se reconocía alguna de las tres cónicas. De esta
forma podemos imaginar cómo merced a sus extensos conocimientos sobre las
curvas cónicas pudo proceder Apolonio en la resolución de problemas tan
brillantes.

En el Libro Secciones determinadas, Apolonio plantea el problema siguiente:

«Dados cuatro puntos A, B, C, D, sobre la misma recta, hállese un quinto


punto P sobre ella, de modo que el rectángulo construido sobre AP y CP esté
en una razón dada con el construido sobre BP y DP».

Como en los casos anteriores el problema es equivalente a la resolución de


ecuaciones cuadráticas, con las que se tratan todas las variantes que se
presentan en los datos y las correspondientes soluciones.

En los dos Libros De las Inclinaciones, aparecen


problemassólidos y lineales donde se renueva una técnica utilizada
porArquímedes en Sobre las espirales, por ejemplo:

«Dadas dos líneas y un punto, trazar por él una recta tal que las líneas dadas
corten en ella un segmento de longitud dada».

Finalmente mencionamos las siguientes obras de Apolonio:

 Las Tangencias (obra conocida también por el nombre deLos


Contactos que alude a la concepción de la tangente en la Geometría
griega) donde aparece el histórico Problema de los círculos
Apolonio que veremos más adelante.
 El Okytokion (o Tratado sobre Cálculo rápido), una obra
de Logística –la Aritmética práctica de los griegos de uso en el
comercio y los oficios artesanales– con técnicas para el manejo de
números grandes más operativas que las delArenario de Arquímedes.
 Un tratado acerca del tornillo, Sobre la hélicecilíndrica, citado por
Gémino (hacia 77 a.C.).
 Un Tratado universal, citado por Marino (hacia 475 d.C.), que
examinaba, tal vez con intención y espíritu crítico, los fundamentos de
las Matemáticas, y que incluía observaciones sistemáticas de tipo
axiomático. Algunos restos remanentes de esta obra pudieran haber
subsistido en las Definicionesde Herón (hacia 65 a.C.) y sobre todo en
el Comentario al Libro I de Los Elementos de Euclides de Proclo (hacia
460 d.C.).
 Sobre los irracionales desordenados, obra que glosaría el Libro X
de Los Elementos de Euclides sobre los inconmensurables cuadráticos,
llamado por Stevin «la cruz de los matemáticos».
 Sobre el Icosaedro y el Dodecaedro, obra dedicada a la comparación de
poliedros regulares inscritos en una esfera. Algunos de los resultados
geométricos de esta obra pasaron al apócrifo Libro XIV de Los
Elementos de Euclides, que se atribuye a Hipsicles (hacia 150 a.C.).
Los dos teoremas más interesantes son:

«La circunferencia circunscrita al pentágono regular del dodecaedro y la


circunscrita al triángulo equilátero del icosaedro, ambos inscritos en la
misma esfera, es la misma».

«Si se inscribe un cubo, un dodecaedro y un icosaedro en una esfera, los


lados del cubo y del icosaedro son proporcionales a las áreas y a los
volúmenes del dodecaedro y del icosaedro, siendo el factor de
proporcionalidad la razón áurea, es decir, la razón entre los segmentos que
divide una recta en media y extrema razón».

Pero sin duda alguna la obra que ha inmortalizado a Apolonio en la Historia


de las Matemáticas es Las Cónicas una de las obras cumbres de la Matemática
griega junto con Los Elementos deEuclides, los grandes tratados
de Arquímedes, El Almagesto de Ptolomeo, La Aritmética de Diofanto y La
Colección Matemática de Pappus. La obra de Apolonio supera con creces y
oscurece lo que con anterioridad habían escrito sobre el tema Menecmo,
Euclides y otros, cuyos trabajos, reproducidos por Apolonio, vamos a estudiar
someramente a continuación..

La Edición de BARROW de las Cónicas de Apolonio

Archimedis opera; Apollonii Pergaei conicorum libri IIII;


Theodosii Sphaerica. Edición de I.Barrow de Las Cónicas de
Apolonio (Londres, 1675). Contiene también obras
deArquímedes y de Teodosio.

Las ilustraciones con la portada y las figuras de Apolonio


procede de la Biblioteca del Real Instituto y Observatorio de la
Armada de San Fernando (Cádiz).

Antecedentes de Las Cónicas de Apolonio.

Las cónicas de Menecmo y el problema de la Duplicación del Cubo.

Se atribuye a Menecmo (hacia 350 a.C.) de la Academia platónica –el más


famoso de los discípulos de Eudoxo y maestro de Aristóteles y Alejandro
Magno–, la introducción de las secciones cónicas, es decir, el descubrimiento
de las curvas que después recibieron el nombre de elipse, parábola e
hipérbola, la llamada «Triada de Menecmo». Veremos que el descubrimiento
fue un feliz hallazgo en relación con el problema délico de la «duplicación del
cubo». Menecmo detectó que para la resolución del problema había una
familia de curvas adecuadas, los tres tipos de cónicas obtenidos por el mismo
método, a partir de la sección por un plano perpendicular a la generatriz de
conos rectos de tres tipos, según que el ángulo en el vértice fuera agudo, recto
u obtuso.

Partiendo de un cono circular recto de una sola hoja con ángulo recto en el
vértice, Menecmo descubrió que al cortar el cono por un plano perpendicular
a una de sus generatrices, la curva intersección es tal que
su ecuación (utilizando de nuevo un anacronismo en términos de Geometría
Analítica moderna) puede escribirse en la forma y2=lx, donde l es una
constante, que depende exclusivamente de la distancia del vértice del cono al
plano de la sección. Ignoramos como obtuvo exactamente Menecmo esta
propiedad, pero como quiera que depende nada más de algunos teoremas de
Geometría elemental, se supone que Menecmo utilizaría los conocimientos
geométricos familiares a los matemáticos de la Academia platónica.

Sea, pues, ABC el cono y sea EDG la curva obtenida al cortarlo por un plano
perpendicular en el punto D a la generatriz ADC del cono. Sea P un punto
cualquiera de la curva sección y un plano horizontal que corta al cono en la
circunferencia PVQR, siendo Q el otro punto de intersección de la curva
sección con esta circunferencia.

Por razones de simetría resulta que los


segmentos PQ y RV son perpendiculares en el
punto O, de modo que OP es la media
proporcional entre RO y OV. Por tanto
OP2=RO·OV.
Ahora de la semejanza de los triángulos DOVD y DBCA se tiene: OV/DO =
BC/AB, y de la semejanza de los triángulos DSDA y DABC se tiene: SD/AS
= BC/AB.

Tomando OP=y, OD=x, como «coordenadas» del punto P, se tiene


y2 = RO·OV, de modo que sustituyendo: y2 = OP2 = RO·OV = SD·OV =
AS·(BC/AB)· DO·( BC/AB) = ([AS·BC2]/AB2)·x .

Ya que los segmentos AS, BC y AB son los mismos para todos los puntos de
la curva EQDPG, podemos escribir la ecuación de la curva o «sección del
cono rectángulo» en la forma: y2=lx, donde l es una constante que más tarde
se llamaría el «latus rectum»

De una forma totalmente análoga para conos con ángulo agudo y obtuso en el
vértice Menecmo obtendría expresiones de la forma:

y2= lx – (b2/a2) · x2,sección de cono acutángulo,

y2= lx + (b2/a2) · x2,sección de cono obtusángulo.

donde a y b son constantes y el plano de corte es perpendicular a una


generatriz.

Se observa una gran similitud entre los desarrollos de Menecmo en relación a


expresiones equivalentes a ecuaciones y el uso decoordenadas, lo que induce
a los historiadores a afirmar que este geómetra ya conocía ciertos aspectos de
la Geometría Analítica. De hecho ignorando el lenguaje de ésta se hace difícil
explicar el hallazgo de Menecmo.

Las cónicas de Menecmo tienen su origen en los intentos de Hipócrates de


Quíos (hacia 400 a.C.) de resolución del problema clásico de la Duplicación
del Cubo mediante la interpolación de dos
medias proporcionales.

Sea un cubo de arista a. A partir de la

proporción continua: , resultado de


interpolar dos medias proporcionales entre a y
su doble 2a, se obtienen las parábolas x2=ay,
y2=2ax, y la hipérbola equilátera
xy=2a2.Tanto la intersección de las dos
parábolas como la intersección de una de las parábolas y la hipérbola
proporciona x3=2a3, es decir, la arista del cubo de volumen doble.

Lo que en nuestro lenguaje geométrico analítico realizamos utilizando las


ecuaciones de las cónicas, Menecmo lo hallaría mediante la construcción de
puntos de intersección de las cónicas obtenidas, desplazando
convenientemente el plano de corte con el cono a fin de hallar cónicas
con latus rectum conveniente al objetivo propuesto.

Aunque según el testimonio de Proclo y Eutociusfue Menecmo el primero que


descubrió las secciones cónicas, tal vez no fue así, ya que antes Arquitas de
Tarento (hacia 400 a.C.), gran político reformador y maestro de Platón, había
estudiado el problema de laDuplicación del Cubo, obteniendo las dos medias
proporcionales mediante una compleja intersección de un cono de revolución,
un cilindro de revolución y una superficie tórica. Así pues, Arquitas pudo
haber estudiado la elipse como sección oblicua del cilindro. Por otra parte,
después de la línea recta, es la elipse la curva más habitual en la experiencia,
ya que los objetos circulares mirados de forma oblicua, así como la sombra
que arrojan, son elípticos.

Se ha especulado a veces incluso con un origen de las cónicas por generación


cinemática como la Cuadratriz de Hipias o la Espiral deArquímedes, pero
parece desmentirlo la persistencia hasta el siglo XVII del nombre que los
griegos dieron de Problemas sólidos a los que dependían de las cónicas para
su resolución, como si se quisiera insistir en su origen estereométrico.

Las cónicas se definen ahora como lugares de puntos en el plano para los que
las distancias a una recta –directriz– y a un punto –foco– están en una
determinada razón –excentricidad–. Esta definición se traslada de forma muy
simple al lenguaje algebraico de ecuaciones de nuestra Geometría Analítica y
además, la trigonometría permite mediante la rotación de ejes pasar fácilmente
de la ecuación de la hipérbola referida a sus ejes a la referida a sus asíntotas.
De modo que realmente impresiona la extraordinaria habilidad de Menecmo
descubriendo la más útil familia de curvas de toda la Matemática y de toda la
Ciencia y en ausencia del instrumento y el simbolismo algebraicos. Pero no
sólo esto, sino que, independiente de su origen plano o estereométrico,
Menecmo fue capaz de vincular ambos aspectos de las cónicas, mostrando que
las secciones de los conos tenían importantes propiedades como lugares
planos, traducibles en básicas expresiones geométricas (equivalentes a
nuestras ecuaciones), que permitían deducir, a su vez, otras innumerables
propiedades de las cónicas, que serían plasmadas por Apolonio en los
primeros libros de Las Cónicas. Es bajo esta visión sobre el trabajo de
Menecmo que algunos historiadores modernos (Zeuthen, Coolidge, Loria y
Heath) reclaman para los griegos, y empezando por Menecmo, la paternidad
de la Geometría Analítica, al establecer como la esencia de esta rama de la
Matemática el estudio de los lugares por medio de ecuaciones.

Euclides escribió, además de Los Elementos, otras muchas obras de las que
tenemos constancia e incluso fragmentos a través deElTesoro del Análisis de
Pappus. Una de ellas fue un trabajo sobre secciones cónicas, incorporado más
tarde a Las Cónicas de Apolonio.

Asimismo, los importantes resultados de Arquímedes acerca del área del


segmento parabólico, aplicando el método de exhaución en la obra Sobre la
Cuadratura de la Parábola y el método mecánicoen la obra Sobre el Método
relativo a los teoremas mecánicosdedicado a Eratóstenes pone de relieve el
avanzado desarrollo de la teoría de las secciones cónicas en la época de
Arquímedes, ya muy próxima a los tiempos en que Apolonio concibió Las
Cónicas.

Las Cónicas de Apolonio.

Durante más de ciento cincuenta años, las curvas introducidas por Menecmo
se llamarían a partir de la descripción trivial de la forma cómo habían sido
descubiertas, es decir, mediante las perífrasis:sección (perpendicular a una
generatriz) de cono acutángulo, rectángulo y obtusángulo para la elipse,
parábola e hipérbola, respectivamente.

Fue Apolonio en Las Cónicas quien no sólo demostró que de un cono único
pueden obtenerse los tres tipos de secciones, variando la inclinación del plano
que corta al cono, lo cual era un paso importante en el proceso de unificar el
estudio de los tres tipos de curvas, sino que demostró que el cono no necesita
ser recto y consideró, asimismo, el cono con dos hojas, con lo que identifica
las dos ramas de la hipérbola.

LA GENERACIÓN DE LAS CÓNICAS DE APOLONIO

Construcción de Apolonio de las tres secciones cónicas


mediante un cono único, variando la inclinación del plano que
corta al cono.

 Parábola: el plano de corte es paralelo a una sola generatriz.


 Elipse: el plano de corte no es paralelo a ninguna generatriz.
 Hipérbola: el plano de corte es paralelo a dos de sus
generatrices.
Además, siguiendo probablemente una sugerencia de Arquímedes, Apolonio
acuñó para la posteridad los nombres de elipse, parábolae hipérbola para las
secciones cónicas. A lo largo de la Historia de la Matemática, los conceptos
han sido siempre más importantes que la terminología utilizada, pero en este
caso el cambio de nombre de las secciones cónicas debido a Apolonio, tiene
una importancia más allá de lo meramente nominalista. Los términos
adoptados en realidad no eran nuevos, sino que procedían, como sabemos, del
lenguaje pitagórico de la solución de ecuaciones cuadráticas del método
de Aplicación de las
Areas. Elipse significa deficiencia;Hipérbola significa exceso (en el lenguaje
ordinario una hipérbole es una exageración); y por
ultimo Parábola significa equiparación. El cambio de nomenclatura envolvía
un cambio conceptual, toda vez que las cónicas ya no serían descritas
constructivamente, sino a través de relaciones de áreas y longitudes, que
daban en cada caso la propiedad característica de definición de la curva y
expresaban sus propiedades intrínsecas. Por ejemplo, la conocida ecuación de
la parábola con vértice en el origen es y2=lx, donde l es el latus
rectum o parámetro doble que se representa por 2p. Esta expresión de la
parábola en forma de ecuación sintetiza precisamente el farragoso y
larguísimo enunciado de la Proposición I.11 de Las Cónicas en forma de
propiedad que cumple la sección cónica considerada, bautizada por Apolonio
justamente aquí con el nombre de Parábola. Este enunciado muy resumido
viene a decir:

«La Parábola tiene la propiedad característica de que para todo punto


tomado sobre la curva, el cuadrado construido sobre su ordenada y es
exactamente igual al rectángulo construido sobre la abcisa x y el latus rectum
l».

Análogamente, Apolonio hará lo propio para la hipérbola y la elipse en las dos


proposiciones siguientes que redactadas en un retórico lenguaje abstruso y
prolijo, se puede simplificar en la forma siguiente Proposición I.12 (resp.
I.13):

«En la sección cónica considerada [llamada hipérbola (resp. llamada


elipse)], el cuadrado de la ordenada equivale a un área rectangular aplicada
siguiendo el latus rectum, es decir, teniendo el latus rectum como altura, y
teniendo la abscisa como base, aumentada (resp. disminuida) de otra área
semejante a la que tenga el eje transverso o diámetro como base, y la mitad
del latus rectum como altura».

Simplificando todavía más, mediante ecuaciones, como en el caso de la


parábola, el complejo lenguaje de Apolonio, designando: para la hipérbola a el
eje transverso o diámetro y b el eje no transverso, para la elipse a y b los ejes,
y para ambas cónicas y la ordenada, x la abscisa, y l el latus rectum, podemos
traducir los enunciados de las proposiciones I.12 y I.13 en las relaciones:

Hipérbola: y2= lx + (b2/a2) · x2o bien[(x+a)2/a2] – [y2/b2] = 1

Elipse: y2= lx – (b2/a2) · x2o bien [(x–a)2/a2] + [y2/b2] = 1

ecuaciones de la hipérbola y de la elipse, respectivamente, referidas a uno de


sus vértices como origen de coordenadas donde concurren como ejes de
coordenadas un diámetro y la tangente a la cónica en su extremo, y donde
el latus rectumo parámetro l es: l=2b2/a.

Veamos, en efecto, como se llega a estas


ecuaciones en el caso de la elipse:

Lo que demuestra Apolonio en la Proposición


I.13, con un lenguaje retórico, es que hay una
relación constante entre ciertas áreas, el
cuadrado de lado la cuerda PQ y el rectángulo determinado por los segmentos
OQ, QR del diámetro.

En particular se verificará:

Tomando coordenadas con origen en el vértice O, y llamando x, y, a, b y l,

como antes, se tiene: ,de donde resulta: ,es

decir: , donde l=2b2/a es ellatus rectum, como se quería probar.

Vemos que las relaciones de áreas de Apolonio, que expresan propiedades


intrínsecas de la curva, se prestan, con suma facilidad, a ser traducidas en el
ulterior lenguaje del Álgebra simbólica de ecuaciones, lo cual permitirá la
asociación de curvas y ecuaciones, que es la principal finalidad programática
de la Geometría Analítica.

A la vista de las expresiones obtenidas para las cónicas, trasunto de la


propiedad fundamental que satisfacen como lugares planos, se aprecia que, en
el caso de la elipse y2<lx, mientras que para la hipérbola y2>lx. Estas
propiedades de las curvas expresadas por estas desigualdades son las que
sugirieron, con base en el lenguaje griego ordinario, los nombres de las
cónicas: parábola, elipse e hipérbola, bautizadas por Apolonio hace más de
dos mil años. Así los nombres no sólo no son arbitrarios sino que responden a
la semántica de los términos y han sido tan afortunados que han quedado
firme y unánimemente asociados al diccionario geométrico de las cónicas para
siempre.

Las Cónicas de Apolonio fueron escritas en ocho libros de los que


conservamos siete gracias a los trabajos de Thabit ibn Qurra (hacia 856 d.C.)
y de Edmond Halley (1656-1742).

El Libro I de Las Cónicas de Apolonio se inicia con la generación de las


cónicas, pero una vez que se obtienen mediante consideraciones
estereométricas las relaciones básicas entre lo que llamaríamos
las coordenadas de un punto de la curva en el plano, expresadas por
las ecuaciones descritas, Apolonio se dedica a estudiar por métodos
planimétricos las propiedades fundamentales de las cónicas, incluyendo
tangentes y diámetros conjugados, a partir de esas ecuaciones planas,
obviando toda referencia explícita al cono generador. Apolonio utiliza de
forma sistemática un par de diámetros conjugados o un diámetro y una
tangente como equivalente de un sistema de coordenadas oblicuas, habiendo
demostrado previamente que si se traza una recta por un extremo de un
diámetro de una elipse o de una hipérbola, paralela a su diámetro conjugado,
la recta trazada es tangente a la cónica. El sistema de referencia diámetro–
tangente se muestra de una significativa utilidad ante la invariancia de
la ecuación de la cónica frente a un cambio de referencia diámetro–tangente
de un punto a otro punto de la cónica (Proposiciones 41 a 49). En particular,
Apolonio conocía las propiedades de la hipérbola equilátera referida a sus
asíntotas xy=a2.

El Libro II abunda en nuevas propiedades y hace un estudio exhaustivo de las


asíntotas. Al final del Libro estudia el problema de trazar una tangente que
forme un ángulo dado con el diámetro que pasa por el punto de contacto.

El Libro III estudia primero propiedades de triángulos y cuadriláteros


determinados por tangentes y diámetros conjugados y otras propiedades de las
tangentes, entre ellas se establece, en la Proposición 41, cómo tres tangentes a
la parábola se cortan en la misma razón de modo que la parábola resulta
envolvente de las rectas con esta propiedad. En la proposición 43 aparece la
hipérbola como lugar de puntos tales que xy=constante, donde x e y son
abscisa y ordenada respecto a los ejes constituidos por las asíntotas. Después
Apolonio estudia una serie de hermosas propiedades focales, entre las que
destacan las Proposiciones 51 y 52 que permiten el trazado de estas cónicas
mediante una composición de movimientos continuos y que sirven para
definirlas de forma planimétrica como lugares geométricos:

«En una hipérbola la diferencia de distancias de cada punto a los focos es


constante e igual al eje transverso»,
«En una elipse la suma de distancias de cada punto a los focos es constante e
igual al eje mayor».,

En el Libro IV se estudian los puntos de intersección de las cónicas. Destaca


la Proposición 9 que exhibe un método de trazar dos tangentes a una cónica
desde un punto.

El Libro V es una de las principales obras maestras de la Geometría griega.


Está dedicado a los segmentos máximos y mínimos, es decir, a la distancia
máxima y mínima de un punto a los de una cónica –las rectas normales–. En
este Libro encontramos el germen de la teoría de evolutas y evolventes que
figura en la obra de HuygensHorologium Oscilatorium de 1673. Al intuir el
concepto de curvatura, Apolonio se sitúa en las raíces de la Geometría
Diferencial. En las Proposiciones 51 y 52,mediante métodos puramente
sintéticos, Apolonio obtiene la evoluta de las cónicas como lugar de los
centros de curvatura, mediante la determinación del número de normales
distintas desde cada punto. Por ejemplo, para la elipse y la hipérbola: (x2/b2)+
(y2/b2)=1,el brillante resultado equivale a describir de forma sintética las
curvas que en el lenguaje de la Geometría Analítica tendrían por ecuación:

(ax)2/3 (by)2/3 = (a2 b2)2/3 , [ signo + para la elipse, signo – para la


hipérbola].

En las proposiciones 55-63 Apolonio construye la normal a una cónica desde


un punto exterior mediante la intersección de la cónica dada con una hipérbola
equilátera, llamada Hipérbola de Apolonioasociada al punto.

El Libro VI está dedicado a la igualdad y semejanza de cónicas. Sobresalen en


este Libro las Proposiciones 28, 29 y 30, donde se resuelve el problema de
dados una cónica y un cono circular recto hallar una sección del cono que sea
igual a la cónica dada.

El Libro VII relaciona numerosas propiedades de los diámetros conjugados


entre las que sobresalen las de las Proposiciones 12 y 13 acerca de la
constancia de la suma en la elipse y la diferencia en la hipérbola de los
cuadrados de los diámetros conjugados.

Las Cónicas de Apolonio en los manuscritos Vaticanos


Páginas de Las Cónicas de Apolonio, quizá el más elegante de todos
los manuscritos matemáticos griegos de la colección vaticana (Vat.
gr. 205 pp. 78-79 math07a NS.03 ). Data de 1536. Se exhiben,con
excelentes figuras, las Proposiciones 2–4 del Libro III sobre la
igualdad de áreas de triángulos y cuadriláteros formados por
tangentes y diámetros de las cónicas, y por tangentes y líneas
paralelas a las tangentes.

Frontispicio de la edición príncipe de Edmond


Halley de Las Cónicas de Apolonio de 1710.
Es una obra monumental basada en la edición
de Thabit ibn Qurra (hacia 856 d.C.).

En la base de la ilustración aparece un texto en


latín de gran valor emblemático y metafórico
sobre el significado de la Geometría como
ciencia del espíritu, tomado del epígrafe
primero del Prefacio del Libro VI
de DeArchitectura de Vitruvio. Se trata de una
exclamación promovida por la súbita presencia
ante unos náufragos, como evidencia de la
presencia de la civilización, de figuras sobre hipérbolas de Apolonio, que reza
en estos términos:

«Aristipo, filósofo socrático, habiendo naufragado en el mar de Rodas, y


habiendo observado en la playa dibujos con diseños geométricos, se dice que
exclamó ante sus compañeros: estamos de buena esperanza ya que veo
huellas de hombre.»
En la Introducción de la edición de Ver Eecke (Les Coniques d’Apollonius de
Perge. Blanchard, París, 1963, p.XLIX), el editor escribe:

«Esta edición [de Halley], en la que colaboró Gregory hasta su muerte, se


compone de dos partes. La primera comprende el texto griego de los cuatro
primeros libros, publicada por vez primera, acompañada de la versión latina
de Commandino más o menos corregida, así como los textos griegos de los
lemas de Pappus y del comentario de Eutocio, acompañadas igualmente de
versiones latinas. La segunda parte comprende la traducción latina de los
Libros V, VI y VII, hecha sobre la versión árabe deThabit ibn Qurra; el texto
griego, con la traducción latina, de los lemas de Pappus relativos a estos
libros, y una reconstitución conjetural del Libro VIII, realizada por Halley»

Dos problemas históricos: el Problema de Apolonio y el Problema de


Pappus.

El Problema de Apolonio y el Problema de Pappus son dos célebres


cuestiones geométricas de enorme relevancia histórica que tienen su origen en
los trabajos de Apolonio.

En una de las obras perdidas, Tangencias, aparece el famoso «Problema de


Apolonio» cuyo enunciado es:

«Dados tres elementos (punto, recta o circunferencia), trácese una


circunferencia que sea tangente a cada uno de los tres».

El problema da lugar a diez casos diferentes. Los dos más sencillos son:
circunferencia que pasa por tres puntos (Euclides, IV.5) y circunferencia
inscrita a un triángulo (Euclides, IV.4). Sobre el más complicado: «Dadas
trescircunferencias hállese otra tangente a las tres», durante lo siglos XVI y
XVII los eruditos sospecharon que Apolonio no lo había resuelto por lo que
algunos matemáticos como Vieta (1540-1603) y Descartes se aplicaron a ello.
Los matemáticos árabes Ibrahim ibn Sinan (909-946) y Ibn al-Haytham (965-
1041) habían encontrado una solución mediante el Álgebra. Más tarde,
Regiomontano (1436-1476) ensayó su resolución recurriendo a las secciones
cónicas y Vieta da una solución puramente geométrica en su obra Apollonius
Gallus. Después de haber dado la solución general, Vieta da cuatro soluciones
particulares según que el cuarto círculo sea tangente en el interior o en el
exterior de los otros tres. Descartes retoma el problema con los instrumentos
algebraicos de La Geometría en su correspondencia de noviembre de 1643
con la princesa Elisabeth de Bohemia, donde más que resolver un problema
geométrico (el problema ya lo habían resuelto otros matemáticos), se plantea
un problema estético: ¿Cuál será la solución más hermosa? Newton le dio una
solución sólo con regla y compás en el problema XLVII de su Arithmetica
Universalis.
En la Dedicatoria de las Cónicas, Apolonio hace alusión a otro problema que
con el tiempo se convertiría en uno de las cuestiones más difíciles e
importantes, sobre la que se pondrá a prueba la reconocida capacidad de las
Geometrías Analítica de Fermat yDescartes para resolver antiguos y nuevos
problemas. Se trata del «lugar geométrico determinado por tres o cuatro
rectas» –para el caso general, Descartes lo bautiza como «Problema de
Pappus»–:

«Dadas tres (resp. cuatro) rectas en un plano, encuéntrese el lugar


geométrico de un punto que se mueve de forma que el cuadrado de la
distancia a una de las tres rectas es proporcional al producto de las
distancias a las otras dos (resp. El producto de las distancias a dos de ellas es
proporcional al producto de las distancias a las otras dos), si las distancias
se miden en direcciones tales que formen ángulos dados con las líneas
correspondientes.»

Apolonio escribe al respecto (Les Coniques, Ver Eecke, 1963, p.2):

«El tercer libro contiene numerosos y curiosos teoremas que son útiles en la
construcción de los lugares sólidos, [...]. La mayor parte y los más bellos de
estos teoremas son nuevos, y al concebirlos, me di cuenta de que Euclides
sólo había tratado el lugar geométrico con respecto a tres o cuatro líneas [en
su obra perdida Los Lugares Sólidos], de una manera accidental y poco
adecuada, pues no era posible conseguir su construcción sin mis
descubrimientos complementarios.»

Pappus realiza en el Libro VII de la Colección Matemática un estudio


exhaustivo del problema, propone la generalización a más de cuatro rectas –
para tres o cuatro rectas el lugar resulta ser una cónica– y reconoce que con
independenca del número de rectas involucradas en el problema, queda
determinada una curva concreta. He aquí la observación más general sobre
lugares geométricos de toda la Geometría griega, lo que implica, además, la
consideración de infinitos tipos nuevos de curvas planas, algo esencial en un
mundo geométrico tan limitado en cuanto a curvas planas. Naturalmente los
métodos sintéticos le desbordan a Pappus en el abordaje del problema. El
Álgebra sincopada de Diofanto no es aún un Análisis Algebraico. Cuando lo
sea, tras la actuación delArte Analítica de Vieta, el nuevo Álgebra simbólica
actuará sobre el Análisis Geométrico de los griegos para dar a luz las
Geometrías Analíticas de Fermat y Descartes como poderosos instrumentos
algorítmicos de ataque de los problemas geométricos difíciles como el
propio Problema de Pappus.

EL PROBLEMA DE APOLONIO Y EL PROBLEMA DE PAPPUS:


Frontispicio deL'Algèbre nouvelle de Vieta,
1630. Biblioteca Nacional. París.

Esta obra es la traducción al francés de


A.Vasset de la obra de Vieta In Artem
Analyticem Isagoge.

A la izquierda figura la imagen de


Apolonio y a la derecha la del propio Vieta
llamadol'Apollonius français, por su interés
en la restitución de las obras perdidas de
Apolonio (sobre lo que había escrito el
opúsculoApollonius Gallus, publicado en
París en 1600), donde resuelve el
famoso Problema de Apolonio de los cuatro círculos tangentes, que evoca la
figura que está a su pies. Vieta sostiene en su mano izquierda una diadema
sobre a cual está escrito B+D, simbolizando su creación del cálculo literal del
Álgebra simbólica del Arte Analítica.

El Problema de Pappusen la edición latina


de van Schooten de La Geometría de
Descartes de 1659.

El Problema de Pappus(llamado en su
enunciado más sencillo lugar de tres o
cuatro rectas), es una de las cuestiones más
importantes de toda la Historia de la
Geometría, por ser la piedra de toque de
aplicación de los diversos métodos y
técnicas geométricos. Planteado por los
geómetras griegos a partir de Euclides,
estudiado por Apolonio y sobre todo por
Pappus, su dificultad desbordaba, siglo tras
siglo, las posibilidades del Análisis
geométrico griego. El Problema de
Pappus campea a lo largo deLa Geometría de Descartes, como si fuera su
punto de inspiración, casi como un reto a alcanzar. Como un bautismo de
fuego que debe pasar su obra geométrica, será Descartes quien lo resuelva de
forma brillante y general poniendo de manifiesto la potencia de unos métodos
analíticos, que en el curso de los años se convertirán en la esencia de la
Geometría Analítica.

La influencia histórica de Apolonio. Coordenadas y Geometría Analítica.


A lo largo de las páginas anteriores hemos visto las importantes y originales
aportaciones de Apolonio al acervo geométrico griego, con su abundante
producción científica, entre la que sobresale el exhaustivo y especializado
trabajo sobre las cónicas donde estudia las propiedades fundamentales de
todos los clásicos elementos notables de estas curvas: ejes, centros, diámetros,
asíntotas, focos, tangentes y normales; y lo hace con una maestría y amplitud
que sólo en los últimos siglos se pudo agregar algo nuevo a lo que elGran
Geómetra descubrió. Apolonio incluso oteó algunas teorías modernas del
ámbito de la Geometría Proyectiva como la de la polaridad y la generación de
las cónicas por dos haces proyectivos que habría de desarrollar Steiner (1796-
1863), de forma rigurosa, veinte siglos más tarde. También con su
aproximación a los conceptos de envoluta y evolvente, en relación con los
centros de curvatura, así como los de involuta y envolvente, en conexión con
el estudio de variación de las tangentes, Apolonio se acerca a la Geometría
Diferencial.

Si en muchos ámbitos hay que conceder a Apolonio el valor de pionero, entre


todos ellos hay que destacar su papel trascendental en el advenimiento de la
Revolución científica a partir del Renacimiento. Así lo reconocen algunos
sabios e historiadores de la ciencia:

F.Vera en la obra Breve Historia de la Geometría (Losada, Buenos Aires,


1963, cap. IV.5, p.70), escribe:

«Las investigaciones de Apolonio asumen una categoría cósmica cuya


importancia se puso de manifiesto en el desarrollo de la mecánica celeste a lo
largo del siglo XVII, pues sin la obra del geómetra de Perga, Kepler no
habría descubierto las leyes de la dinámica planetaria ni Newton las de la
gravitación universal».

También A.Koiré en Estudios de Historia del Pensamiento


Científico (Siglo XXI, Madrid, 1971, cap.4, p.44), se expresa en términos
parecidos:

«La meditación sobre los libros de Apolonio hará posible la revolución


astronómica operada por Kepler».

Asimismo, B.Mandelbrot, en el artículo De Apolonio de Perga a


Kepler (en Pensar la Matemática, Tusquets, Barcelona, 1984, cap.6, pp.115-
116),viene a decir algo similar:

«Los griegos descubrieron las cónicas en estado salvaje en los conos o


cilindros y Apolonio las cultivó como un mero juego de ingenio. ¿Cuál sería
la sorpresa, quince siglos después, cuando Kepler descubrió que la
trayectoria del planeta Marte es elíptica, y Galileo que la caída de las piedras
es parabólica».

Otro rasgo de sutileza muy encomiable en Apolonio es su definitiva


clasificación de los problemas geométricos en planos, sólidos ylineales, según
que su solución exija,respectivamente, rectas y circunferencias, cónicas u
otras curvas superiores. Se trata de una importante idea acerca de la elección
de los instrumentos de solución adecuados, que viene a suponer una extensión
de la glorificación platónica de la línea recta y el círculo de los problemas
planos y que se traducirá más tarde en el estudio de la irreducibilidad de las
ecuaciones a las que conducen los problemas geométricos. Es digno de
recalcar que la idea de ajustar la categoría de los instrumentos geométricos a
utilizar a la naturaleza de los problemas geométricos a resolver, en la línea de
aplicar siempre los medios más simples posibles, será, no sólo un rasgo
distintivo de las futuras Geometrías Analíticas de Fermat y Descartes, sino un
componente general de la mejor Matemática, ciencia en la que la elegancia y
la economía en el razonamiento es un importante valor añadido.

Con lo que se acaba de decir, entramos en lo que quizá es el aspecto más


relevante de la influencia de Apolonio en el ámbito estricto de la Matemática:
su incidencia histórica sobre la emergencia de la Geometría Analítica. En el
estudio de las cónicas, Apolonio considera ciertas líneas de
referencia (diámetros conjugados o diámetro-tangente), que juegan un papel
decoordenadas. En el segundo caso, al tomar un diámetro y una tangente en
uno de sus extremos como rectas de referencia, las distancias medidas a lo
largo del diámetro a partir del punto de tangencia son las abscisas y los
segmentos paralelos a la tangente, interceptada por el diámetro y la curva, son
las ordenadas. Para cada cónica, la conocida relación de áreas y longitudes en
forma de proporción (propiedad geométrica de la curva equivalente a su
definición como lugar geométrico) se traduce en una relación entre
las abscisas y las correspondientes ordenadas, que Apolonio llamaba
el Symptoma de la curva y que no es sino la expresión retórica de la ecuación
analítica de la curva, que en su evolución histórica daría lugar a la llamada
por Fermat en su Introducción a los Lugares Planos y Sólidos –su Geometría
Analítica– laEcuación característica o Propiedad específica de la curva. El
lenguaje de Apolonio es sintético, utilizando con una pericia increíble la
técnica pitagórica de la Aplicación de las Áreas, pero sus «métodos de
coordenadas» guardan una gran similitud con los de la Geometría Analítica.

Al analizar la posición histórica de Apolonio en el camino hacia la Geometría


Analítica digamos que, a pesar de los conceptos y elementos geométricos
introducidos, que parecen emular la presencia de sistemas de referencia con
coordenadas –abscisasy ordenadas– que permiten expresar las ecuaciones de
las cónicas, estos sistemas de coordenadas aparecían siempre superpuestos a
posteriori a las curvas para estudiar sus propiedades. En la Geometría griega,
las coordenadas, variables y ecuaciones no eran elementos de partida, sino
conceptos subsidiarios derivados de situaciones geométricas concretas de
curvas que determinan lasecuaciones sin que se dé la situación inversa, es
decir, que las ecuaciones determinen las curvas, ya que éstas siempre se
producían mediante una construcción estereométrica como secciones de un
sólido o de forma cinemática como composición de movimientos –tal es el
caso de la Espiral de Arquímedes o la Cuadratriz de Dinostrato–, de forma que
el conjunto de curvas manejadas por los griegos fue necesariamente muy
limitado. Como manifiesta C.Boyer (Historia de la Matemática, Alianza,
Madrid,1986, p.208):

«El hecho de que Apolonio, uno de los más grandes geómetras de la


antigüedad, no consiguiese desarrollar de una manera efectiva la Geometría
Analítica, se debe probablemente más a una pobreza en el número de curvas
que de pensamiento; los métodos generales no son ni muy necesarios ni muy
útiles cuando los problemas se refieren siempre a un número limitado de
casos particulares. Por otra parte, es bien cierto que los primeros inventores
de la Geometría Analítica tenían a su disposición todo el álgebra
renacentista[el Álgebra de los cosistas italianos y el Álgebra simbólica de
Vieta], mientras que Apolonio tuvo que trabajar con las herramientas del
Álgebra Geométrica, mucho más rigurosa pero a la vez mucho más incómoda
de manejar».

No obstante lo dicho y con todas las limitaciones apuntadas –carácter sintético


de la Geometría griega, ausencia de un Álgebra simbólica en sentido
algorítmico, ...–, debemos ponderar la magnífica obra de Apolonio, primer
estadio en la Historia de la Matemática sobre la aplicación de coordenadas al
estudio de las propiedades de las curvas; y aunque el discurso retórico
sustituye al simbolismo y la construcción geométrica a las técnicas
algebraicas, las relaciones de áreas y longitudes mediante las que Apolonio
expresa las propiedades intrínsecas de la curva se traducen con gran facilidad
(y así lo hará Fermat) al ulterior lenguaje del Álgebra simbólica de ecuaciones
que permitirá la asociación de curvas y ecuaciones, que es la verdadera
esencia de la Geometría Analítica. Así pues, el trabajo de Apolonio –y antes el
de Menecmo– inauguran una singladura histórica en una dirección que apunta
hacia el desarrollo de las Geometrías Analíticas de Fermat y Descartes.

En resumen, El Análisis Geométrico griego de Apolonio utilizaba un


equivalente de las coordenadas pero sólo empleaba Álgebra Geométrica.
El Arte Analíticade Vieta desarrolla el Álgebra simbólica pero no
usa coordenadas. Al aunar ambos instrumentos,coordenadas y Álgebra
literal, Fermat y Descartes alumbran la Geometría Analítica estableciendo un
puente para transitar entre la Geometría y el Álgebra, lo que permite asociar
curvas y ecuaciones, a base de aplicar el Análisis algebraico de Vieta a los
problemas de lugares geométricos de Apolonio, definidos, en un sistema de
coordenadas, por una ecuación indeterminada en dos incógnitas, llamada
la ecuación de la curva, expresión que al estar intrínsecamente vinculada a la
curva,implícitamente resume sus propiedades geométricas, las cuales se ponen
de manifiesto de forma palmaria mediante el cálculo algebraico.

Arquímedes de Siracusa¿287?-212 a.n.e

Es no sólo el talento matemático griego por excelencia, sino el


científico más célebre de la Antigüedad. Su fama nació tanto de sus
contribuciones teóricas, como -o quizá más- de sus habilidades técnicas en
ingeniería civil y militar, y de la circunstancia de estar en el lugar y en el
momento oportunos (la caída de Siracusa el año 212, durante la 2ª guerra
púnica entre los romanos y los cartagineses -a quienes Siracusa se había aliado
dos años antes-), para atraer la atención de los grandes historiadores greco-
romanos (Polibio, Livio, Plutarco). Mereció una biografía temprana de
Heráclides, hoy perdida. Pese a su popularidad y a la vez en aras de ella, las
noticias que nos han llegado de su vida y milagros, heurísticos e ingenieriles,
no son muchas, ni son todas fiables -véase el panorama crítico que Knorr ha
presentado en [7]. Sabemos por él mismo (Arenario, I 9) que fue hijo de
Fidias, astrónomo. Mantuvo, al parecer, buenas relaciones con la dinastía
siracusana y le rindió cumplidos servicios: tal vez fuera una especie de
consejero áulico del tirano Hierón II, a cuyo hijo -y corregente- Gelón está
dedicado el Arenario. Hierón, un sagaz estadista, procuró sacar partido de la
inventiva de Arquímedes, sobre todo en obras de fortificación y defensa
militar, al tiempo que lamentaba no disponer en sus dominios de otro talento
similar para el desarrollo de la agricultura.

El dato mejor establecido de la vida de Arquímedes es su muerte en el fragor


de la toma y saqueo de su ciudad natal, Siracusa, en 212 a.n.e. Es fama que
murió a manos de un legionario mientras se hallaba absorto en la
consideración de un problema geométrico, aunque ésta sólo sea una de las
varias versiones que correrían siglos después sobre una desgracia también
sentida por el general romano Marcelo, ansioso de conocer al “Briareo
geómetra” que había contenido y atemorizado con toda suerte de máquinas y
artilugios defensivos a sus tropas de asalto. Si, a partir de ese dato, diéramos
crédito a lo que Tzetzes, un polígrafo bizantino del s. XII, afirma sobre
Arquímedes: «trabajó en geometría hasta edad avanzada viviendo 75 años»
(Quiliades, 2, historia xxxv), podríamos suponer que nació el año 287 a.n.e.
Nada tenemos acerca de su formación como no sean conjeturas. Puede que,
bajo la tutela de su padre, estudiara astronomía: no solo estaba bien informado
-es nuestra primera fuente sobre la concepción heliocéntrica de Aristarco-,
sino que construyó un planetario o una esfera celeste móvil donde estaban
representadas las constelaciones -formó parte del botín romano (Cicerón, De
re pub., I, xiv, 21-22)-, además de escribir una obra hoy perdida sobre este
tipo de aparatos; el citado Arenario da ya muestras de su interés por las
mediciones angulares. Puede también que la astronomía lo condujera
inicialmente hasta Eudoxo, aunque luego le interesasen de él en especial sus
contribuciones matemáticas y en particular los supuestos implícitos en su
método de convergencia. Se dice, cómo no, que viajó a Egipto y, más aún, que
dejó allí la impronta de su ingenio con la invención de una coclías, “rosca o
tornillo de Arquímedes” -sabemos que los romanos emplearon una coclías de
roble en una mina de Sotiel Coronada (Huelva) para la extracción de agua-.
En la misma onda, cabe suponer que hiciera la “obligada visita” a Alejandría.
Lo cierto, en todo caso, es su comunicación personal y su correspondencia
científica con algunos matemáticos alejandrinos distinguidos por su
competencia matemática, Conon de Samos, o por su valía intelectual,
Eratóstenes de Cirene, o por alguna otra razón que hoy se nos escapa, Dositeo
de Pelusio. Pero sus relaciones con la comunidad alejandrina, tal vez investida
de una ortodoxia post-euclídea, no dejaron de ser un tanto problemáticas:
Arquímedes parece impacientarse en ocasiones, como Apolonio, ante unos
investigadores y becarios -digamos- del Museo de Alejandría que han
sustituido la investigación original por el celo escolar en las demostraciones
de lo ya sabido. Aparte de esos eventuales viajes, se supone que Arquímedes
residió siempre en Siracusa donde -según las leyendas- gozó de gran
popularidad gracias a alguna extravagancia y a no pocas maravillas. Por
ejemplo, se cuenta que, tras advertir en el baño la existencia de plata mezclada
con oro en una corona real, corrió desnudo a la calle gritando: «¡Eureka!
[héureka, lo descubrí]» (Vitrubio, De archit. IX, c. 3); no consta si se refería
a un fraude del artífice de la corona real, o al principio de la densidad relativa
de los cuerpos: un sólido sumergido en un fluido menos denso que él
experimenta un empuje vertical hacia arriba de intensidad igual al peso del
volumen del fluido desalojado, cf. Sobre los cuerpos flotantes, I). Por otro
lado, entre sus maravillas, se recuerda el arrastre por la playa, sin apenas
esfuerzo y mediante un juego combinado de poleas, de una pesada
embarcación de transporte de tres mástiles con toda su carga (Plutarco, Vidas.
Marcelo, c. xiv). A esta exhibición se asocia la frase de Arquímedes
:
«Si hubiera otro mundo, desde él podría mover éste»(Plutarco, ibd.) o,
según otra versión, «Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra» (Papo,
Collect. VIII 11).

Lo cierto es su estudio de los centros de gravedad y las condiciones de


equilibrio de la palanca (Sobre el equilibrio de los planos). Pero sus
invenciones más célebres fueron las que ingenió para defender Siracusa del
asalto romano: toda suerte de ballestas y catapultas; máquinas con
cabrestantes y con brazos articulados, capaces de atrapar y levantar en el aire
o estrellar contra las rocas las naves enemigas; espejos parabólicos ustorios,
capaces de concentrar los rayos solares sobre esas mismas naves hasta el
punto de incendiarlas (Plutarco, ibd., c. xv). La leyenda, en este caso sin un
respaldo científico acreditado, ha sido pródiga en especulaciones y
discusiones posteriores.

Pero la producción teórica de Arquímedes, desde el punto de vista de la


historia de la ciencia, aún es más impresionante. No sólo por sus primicias
físico-matemáticas, como la fundación de la estática y la hidrostática, sino
sobre todo por su inteligencia matemática y sus contribuciones en geometría
superior, más allá de los Elementos. Un vivo debate en torno a su biografía se
centra justamente en las relaciones entre estas dos dimensiones de su obra: la
ingeniería y la ciencia, la inventiva técnica y la investigación teórica.

Según Plutarco, un autor de la 2ª mitad del s. I que se dejaba llevar del


neoplatonismo circundante, Arquímedes valoraba sus contribuciones teóricas
muy por encima de sus invenciones prácticas: sus máquinas no pasaban de ser
divertimentos o concesiones a las demandas regias (Marcelo, xiv). Hoy
Schneider [14] tiende a pensar lo contrario y, entre otras consideraciones,
vindica un interés primigenio de Arquímedes por las artes técnicas antes de
plantearse cuestiones naturales y mecánicas y dedicarse a las matemáticas.
Puede que el propio Arquímedes hubiera querido decir una última palabra si
fuese cierto, como aseguran Cicerón (Tusc. Disputationes, V, xxiii 64-66) y
Plutarco (Marcelo, xvii), el encargo a sus deudos de grabar sobre su tumba un
resultado geométrico del que se sentía especialmente orgulloso: la figura de
un cilindro que circunscribe una esfera y la razón por la que el volumen del
cilindro excede al de la esfera, siendo aquél una vez y media ésta (Sobre la
esfera..., I, 34 corolario; cf. Método, 2 [3, p. 47]) Los escritos de Arquímedes
fueron múltiples y variados. Aparte de la cuestión de autoría, en parte
facilitada por su dialecto dorio original y en parte complicada por el amplio
eco de su nombre en la Edad Media [6], un problema crucial es la cronología
de las obras acreditadas y conservadas (cf. [8] y [13]).

Este punto tiene gran importancia para determinar la posible evolución del
pensamiento matemático de Arquímedes, desde una primera filiación más
bien eudoxiana hasta su propia madurez post-euclídea –sus relaciones con los
Elementos y el Euclides alejandrino distan de estar claras–. Las obras
conocidas suelen clasificarse dentro de tres grupos más o menos
característicos (añadiré a cada título su probable número de orden
cronológico, a la luz del estado actual de la discusión al respecto):
(A) Escritos matemáticos dirigidos a la demostración de proposiciones sobre
áreas y volúmenes de figuras limitadas por líneas o superficies curvas: Sobre
la medida del círculo (1), Sobre la cuadratura de la parábola (3), Sobre la
esfera y el cilindro (6), Sobre espirales (7), Sobre conoides y esferoides (8).

(B) Obras que proceden al planteamiento y la resolución geométrica de


problemas de estática e hidrostática, o se sirven de consideraciones mecánicas
en el tratamiento de cuestiones geométricas: Sobre el equilibrio de planos I, II
(4), Sobre los cuerpos flotantes I, II (5), Método (9).

(C) Trabajos con un aire de miscelánea matemática: Arenario (2), El problema


de los bueyes (¿?), Stomachion (fragmentado, ¿?).

Por lo demás, no faltan otras muchas recensiones, atribuciones dudosas y


referencias a obras perdidas sobre temas aritméticos -sistemas de numeración-
, geométricos -poliedros semirregulares-, astronómicos -técnicas de
construcción de planetarios-, ópticos -espejos y fenómenos de refracción- o,
en fin, mecánicos -“balanzas”, estudios de centros de gravedad y de
condiciones de equilibrio-, hasta cubrir una lista total de unos 30 títulos.
Alguna de las obras acreditadas ha cobrado una especie de historia propia, en
especial el Método (la carta a Eratóstenes sobre el método relativo a las
proposiciones mecánicas). La inesperada aparición, en 1906, del palimpsesto
bizantino -originario del s. X- que lo contenía, provocó una reedición en 1913
de las obras acreditadas de Arquímedes; y ahora, tanto su reciente reaparición
-en una subasta de Christie’s en 1998-, como su tratamiento digitalizado están
motivando una nueva edición crítica en curso, con repercusiones no sólo
eruditas sino hermenéuticas (cf. [10]).

Portada de la Edición de Heiberg de las obras de Arquímedes


editadas entre 1910-13 (incluye el método recién descubierto en
1906).
La interpretación del sentido y de la significación de su forma de hacer
matemáticas es seguramente la cuestión más interesante y debatida sobre
Arquímedes. Por fortuna, es una rara avis entre los antiguos matemáticos a la
hora de explicitar sus supuestos y procedimientos. Para empezar, da a
entender una suerte de realismo matemático de las propiedades inmanentes en
los objetos geométricos (“figuras”), cuando trata de explicar su
descubrimiento de ciertas relaciones entre el cono y la esfera:
«Estas propiedades ya eran inherentes por naturaleza a tales figuras, pero las
ignoraban quienes se habían dedicado antes que nosotros a la geometría
porque nadie había reparado en la simetría que hay entre esas figuras»
(Prefacio de Sobre la esfera y el cilindro, I).

Puede que esta sensibilidad hacia la simetría sea una de las claves de su olfato
geométrico y físico-matemático. De hecho, la idea de simetría también
desempeña un papel notable en su concepción del equilibrio en estática. Pero
no faltan ocasiones en la que se muestra más bien indiferente o ecléctico, e. g.
al adoptar dos modelos distintos de referencia, uno cosmológico de líneas
convergentes (Sobre los cuerpos flotantes, I), el otro geométrico de verticales
paralelas (ibd., II), en sus estudios de hidrostática. En todo caso, resaltan una
libertad de movimientos, una lucidez teórica y metódica, y un interés por la
investigación monográfica avanzada que dan a su trabajo matemático un aire
moderno de originalidad y autonomía. Este aire moderno es uno de los
problemas subyacentes en la comprensión de la forma de hacer matemáticas
de Arquímedes.

El Método, su comunicación a Eratóstenes sobre el uso de nociones mecánicas


en la investigación y la prueba plausible -no demostración canónica- de
resultados geométricos, es casi un paradigma a ese respecto. En algunas
sugerencias de los experimentos mentales de equilibrio allí expuestos -e.g. en
la consideración de líneas como palancas y, más aún, en el supuesto de que las
figuras se componen o llenan de sus cuerdas (o, para el caso, los sólidos de
sus secciones)-, se han querido ver no sólo violaciones de la norma
geométrica clásica, sino un preludio físico-matemático moderno y, más aún, el
uso de infinitesimales hasta, en definitiva, el origen del cálculo integral e
incluso la idea de límite (tópicos reiterados a partir de la entusiasta
interpretación de [12]). Con todo y por mucho que se insista en el talento
creador de Arquímedes, no son menos ciertas la integración de su obra en la
doble tradición matemática griega, -calculística y métrica por un lado,
deductiva y “axiomatiforme” por otro-, y sus contribuciones al desarrollo de la
prueba dentro del marco finitista clásico, según muestra su tratamiento
alternativo de algún problema del Método en Sobre la cuadratura de la
parábola. La contribución más notable en este sentido es su refinamiento de la
base teórica del método de convergencia avanzada por Eudoxo y sentada
porEuclides, al adoptar como lema en el prefacio de Sobre la cuadratura:
«El exceso de la mayor de dos áreas desiguales sobre la menor [es una
magnitud que] puede sobrepasar, si es añadida a sí misma [cuantas veces
sea preciso], cualquier área finita dada»

y como asunción 5ª en Sobre la esfera y el cilindro (cf. el prefacio de Sobre


las espirales):

«De dos líneas o superficies o sólidos desiguales, la mayor excede a la


menor en una magnitud que, añadida a sí misma, puede exceder
cualquier magnitud dada entre las consideradas».

Estas precisiones añaden a la consideración euclídea de la multiplicación o la


aditividad (Elem. V, deff. 3-4), el caso de los excesos o las diferencias, y
envuelven dos condiciones al respecto: (1) la diferencia entre magnitudes es
una magnitud, y (2) es una magnitud del mismo tipo o de la misma dimensión
que las consideradas.

Familia Bernoulli

Los Bernoulli constituyen una singular familia en la historia de las ciencias.


Sus orígenes los encontramos en la región de Flandes, cuna de pintores,
banqueros y comerciantes, región que estuvo largo tiempo a la cabeza de la
civilización europea hasta que fue azotada por la epidemia de la intolerancia.
Los primeros Bernoulli de quien tenemos noticias eran comerciantes,
precisamente en una de las zonas que más sufrió la plaga de las huestes
católicas comandadas por el Duque de Alba, enviadas a frenar la rebelión de
los protestantes. Como muchas otras familias burguesas, los Bernoulli
migraron hacia tierras más al sur que prometieran la tolerancia ideológica y
la estabilidad económica propicia para tender sus raíces. A principios del siglo
XVII se instalaron en Basilea, ciudad colindante con poblados italianos,
alemanes y franceses, lo que propiciaba el comercio de la familia y que
poseía una afamada universidad donde podrian formarse las nuevas
generaciones.

Ocho de los nuevos miembros de la familia se destacaron en la labor


científica como geómetras. De estos los cuatro más importantes son Jacob, el
Primero (1654-1705), Johann, el Pendenciero (1667-1748) hermano de
Jacob, Nicolaus, el hijo del pintor (1687-1759) sobrino de Jacob, y Daniel, el
Virtuoso (1700-1782) hijo de Johann. Los restantes cuatro, aunque menos
célebres, también se destacaron por su ingeniosidad en el campo de las
matemáticas mixtas. En la segunda generación encontramos a los otros dos
hijos de Johann, el Pendenciero, Nicolaus II (1695-1726) que fue el preferido
por su padre, aunque una enfermedad mortal frustró sus sueños a temprana
edad y Johann II (1710-1790) quién obtuviera la cátedra de matemáticas de
Basilea al morir su padre. En la tercera generación de geómetras se
destacaron los hijos de Johann II, Johann III (1744-1807), que desde
temprana edad fue captado por la Academia de Berlín como astrónomo y el
benjamín Jacob II, (1759-1789), con una corta vida, casi toda fuera de su
tierra natal en Turín, Venecia y San Petersburgo, donde, recién alcanzada la
notoriedad como matemático, tuvo un accidente mortal. Pero todos los
miembros citados de la familia Bernoulli se interesaron por el Nuevo Cálculo,
sobre todo en la forma de cálculo de los diferenciales, como le llamó Leibniz.
Crearon un potente arsenal de variadas expresiones analíticas, introdujeron
muchas de las reglas para su manipulación y con sus ingeniosas habilidades
en las matemáticas mixtas, ampliaron su alcance y su valor sociocultural en la
Europa del siglo de las luces
Los Bernoulli fueron aceptados como miembros en varias de
las primeras Academias de Ciencias de Europa como la de
Berlín, la de París y especialmente tuvieron un protagonismo
relevante en la Academia de Ciencias creada por mandato de
Pedro el Grande en San Petersburgo. Su participación fue muy
activa, no sólo con publicaciones en las flamantes revistas
científicas entonces fundadas, sino también en los concursos y
desafíos que las Academias organizaron para estimular el
creciente impacto social de las Ciencias.

Aunque en su época no era muy atractiva la función del


catedrático, los Bernoulli trabajaron fundamentalmente en la
Universidad de Basilea, donde por más de un siglo ocuparon la
cátedra de matemáticas, pero también ganaron, en distintos
períodos, las cátedras de física, fisiología, anatomía, oratoria,
lógica y derecho. La existencia de pocas cátedras y demasiados
aspirantes, llevó a los miembros de la familia a emigrar en
diferentes momentos. Por eso los vemos afanosos en Padua,
Venecia, Turín, Groninga, Berlín, París y otras ciudades
importantes de la época.
Alguien ha dicho que el siglo XVII fue el siglo del genio, así
como que el siglo XVIII había sido el siglo del ingenio. Los
Bernoulli como fieles exponentes de su época desplegaron su
industria y sus mañas enfrentando atrayentes desafíos y
participaron con denuedo en la socialización del conocimiento
matemático. ..
Daniel Bernoulli1700-1782

El más multifacético de los magníficos geómetras


Bernoulli es, sin dudas, Daniel. Tenía una facilidad especial para obtener
resultados originales en las más disímiles regiones del saber. Se destacó en
las Matemáticas Puras como la teoría de las ecuaciones diferenciales, el
cálculo de probabilidades y la sumación de series infinitas, pero sobre todo
se apasionó por las Matemáticas Mixtas como la hidromecánica, la náutica, la
mecánica racional, la teoría de la elasticidad, la teoría de la música,... . Nos
parece asombroso porque hoy no existen matemáticos capaces de tales
hazañas intelectuales. A Daniel lo ayudó el carácter de una época en la que
se apreciaba tanto la perspicacia como la destreza y, por supuesto, la
influencia de su familia, en especial de su padre Johann I.

Daniel pasó los primeros 5 años de su vida en Groninga donde su


padre Johann trabajaba como catedrático. Fue cuando la familia regresó a
Basilea que empezaron a hacerse notables sus dotes para las Ciencias
Matemáticas. El padre, aunque quería que fuera comerciante, le enseñó a
desentrañar los misterios del cálculo y le dio el ejemplo de su labor como
profesor de matemática y física experimental que le habían ganado
popularidad en toda Europa. El afecto hacia la investigación mecánico-
matemática lo desarrolló todavía más con la ayuda del hermano mayor
Nicolaus que se había decidido también por las Ciencias Matemáticas.

A los 16 años Daniel era Magíster en Filosofía y dominaba varias lenguas.


Llegaba el momento de escoger una de las tres carreras universitarias
existentes en la época. Nicolaus había escogido la carrera de Derecho, pero
Daniel se sintió más atraído por la de Medicina. Antes de recibir su licencia
para ejercer la Medicina en la Universidad de Basilea, se dirigió a la
Universidad de Heidelberg, la más antigua de la parte germana, donde
profundizó en la teoría; y también a Estrasburgo, donde realizó prácticas.
Terminó en 1721 con una tesis sobre la respiración donde asumió el enfoque
mecanicista que predominaba en la época y que estaba más cerca de sus
inclinaciones intelectuales.

Los dos años siguientes a la terminación de su carrera de Medicina los pasa


Daniel en Basilea. Según escribiera más tarde en su Autobiografía, el estudio
serio y profundo de las Ciencias Matemáticas lo comenzó en Basilea entre los
años 1721 y 1723. Allí se presenta a los concursos de las cátedras de
Anatomía y de Lógica, pero sin suerte. Decide viajar a Venecia a trabajar con
el fisiólogo Pietro Antonio Michelotti, amigo del padre.

Daniel recibirá la influencia no sólo del fisiólogo Michelotti, sino también, del
conde Jacopo Riccati quién se destacaba por sus trabajos en la proyección de
mejoras hidráulicas a los canales. La amplia cultura matemática de Ricatti, y
sobre todo, la coincidencia de intereses por las Matemáticas Mixtas, ganaron
la admiración del joven. Uno de estos intereses comunes se concretó en el
análisis de la solución de la ecuación diferencial que hoy lleva el nombre de
Ricatti.

Muy pronto el joven Daniel va a obtener una serie de resultados que, gracias
al apoyo financiero de un amigo veneciano, va a publicar bajo el título de
Ejercitaciones Matemáticas. Aquí aparecen resumidos en cuatro partes sus
logros durante la estancia en Venecia: cálculo de probabilidades, teoría de los
líquidos, ecuación diferencial de Riccati y cuadraturas de figuras planas. La
publicación en 1724 de los Ejercicios Matemáticos obtuvo en los círculos
científicos de Italia una gran resonancia. La recién creada Academia de
Ciencias de Bologna incluyó a Daniel en la lista de sus miembros y los
organizadores de una tal Academia en Génova, le propusieron el puesto de
Presidente. Esta petición no fue aceptada por Daniel que tenía aspiraciones
menos provincianas.

En el mismo año, la Academia de París anunció el concurso con el tema Sobre


los medios para conservar la uniformidad de los relojes de arena y clepsidras
en el mar. Este fue el primer concurso académico del que tenemos noticia.
Posteriormente se sucederían definiendo un estilo de trabajo en toda Europa.
En este primer concurso el primer premio lo ganaron, ex-aequo, Daniel y su
padre Johann, con sendos trabajos independientes, pero con raíces comunes.

Los organizadores de la Academia de Ciencias de San Petersburgo tenían un


especial interés en contar entre sus miembros alguno de los magníficos
geómetras Bernoulli. Sería invitado Nicolaus, quién por esos tiempos no tenía
cátedra fija y daba clases de Derecho Civil en Berna. Daniel estaba en Padua,
enfermo y sin trabajo, cuándo se enteró de las condiciones del contrato.
Indagó más y supo que la Academia todavía precisaba de profesores para sus
diferentes cátedras en las secciones de Matemática y Física. Enseguida Daniel
le escribió a su hermano para que planteara como condición que el contrato
fuera para ambos o para ninguno. Por su parte también hizo gestiones
directamente.

En octubre de 1725 llegaron a San Petersburgo Daniel y Nicolaus. Éste


trabajaría en la sección de Matemática, como profesor de mecánica y Daniel
en la sección de Física como profesor de fisiología, pero a los 8 meses, debido
a unas fiebres, Nicolaus murió. Daniel se mantuvo en la Academia y pronto
ganó el reconocimiento como fundador de una escuela rusa de fisiología
mecánico-matemática. Precisamente sobre este tema tratan sus primeras
publicaciones, aparecidas ambas en el primer número de la revista de la
Academia de San Petersburgo, en 1728.

Con el deseo de formar una poderosa escuela de fisiología con el estilo


mecánico-matemático, Daniel invita a la Academia a un amigo y compañero
de estudios en Basilea, Leonhard Euler. Daniel apuntará en su Autobiografía
que éstos serían los años más creativos de su vida científica, estimulado por
las discusiones fraternales con su colega.
Diagrama de Daniel Bernoulli para ilustrar como se mide la presión

Explicación original en Latín de Daniel Bernoulli

El primer artículo científico que Daniel entregó a la Academia tenía el título


Nueva teoría del movimiento del agua que fluye a través de diferentes canales.
En él, Daniel realiza uno de los primeros intentos serios de usar principios
dinámicos en hidromecánica. La idea de construir una teoría rigurosa de la
hidráulica justificó su pase a la cátedra de matemática en 1730. También
participó en los cálculos ingenieros necesarios para la construcción de más de
80 fuentes, estanques y un acueducto en el nuevo Palacio de Verano o
Petrodvorets, residencia de los zares.

A todos los académicos en San Petersburgo se les exigía escribir un tratado


científico. Daniel pensó que su tratado debía ser sobre Fisiología. Pero la
primera parte sería dedicada a los problemas de la hidráulica y la segunda
propiamente a la fisiología. El plan de Daniel para escribir su tratado de
mecánica de los fluidos antes del vencimiento de su contrato no se cumplió.
No obstante dejó una buena cantidad de artículos y un ejemplar de una
primera versión manuscrita del tratado sobre Hidrodinámica o notas sobre las
fuerzas y movimientos de los líquidos que se había comprometido a redactar
en su contrato. La segunda parte de este tratado sobre las aplicaciones de la
Hidrodinámica a la Fisiología nunca fue escrita.

Después de su regreso a Basilea y que culminó su trabajo en el susodicho


tratado, se dirigió a la ciudad de Estrasburgo donde acordó con un editor la
publicación de la que pronto sería famosa Hidrodinámica. El trabajo de
edición fue largo, además Daniel hacía continuamente correcciones y
aumentaba el contenido. La obra maestra de Daniel Bernoulli vería la luz 5
años después de su regreso a Basilea, en 1738. Toda la estructura de la
Hidrodinámica, en la que se investiga una cantidad increíble de problemas de
suma importancia teórico-práctica, esta concebida con tal maestría que junto
a la certeza de los cálculos, se aprecia la coherencia, entre las diferentes
variaciones de un tema central, que se conoce hoy como teorema, ley,
ecuación o integral de Bernoulli y se estudia en los cursos de física o de
ingeniería en la parte correspondiente a la hidromecánica o hidráulica. Pero
debemos aclarar que la forma en que hoy aparece en los textos no es la
forma en que originalmente Daniel Bernoulli la introdujo en su
Hidrodinámica.

El principio en la forma expuesta por Daniel expresa simplemente cómo la


presión y la velocidad interactúan. Daniel fue el primero en sistematizar un
estudio de la interdependencia de la presión y la velocidad. Posteriormente
Euler y Lagrange se van a encargar en precisar matemáticamente las ideas
magistralmente esbozadas por Daniel.

Daniel Bernoulli realizó un aporte importante al cálculo de probabilidades


cuando sistematiza el uso de los métodos infinitesimales. Con esta poderosa
herramienta encontró, en forma más sencilla que por los métodos
combinatorios clásicos, soluciones asintóticas a ciertos tipos de problemas
con valores grandes de los parámetros. También Daniel Bernoulli va a
interesarse por el problema del análisis de los errores en las observaciones.
En esa época era común considerar el promedio de las observaciones
realizadas como el mejor valor de la magnitud medida. Bernoulli mostró la
insuficiencia de tal razonamiento y aconseja utilizar un método que puede
considerarse un antecedente al método de los mínimos cuadrados ideado
posteriormente por Gauss.

Durante su estancia en San Petersburgo, Daniel Bernoulli comunicó a la


Academia de Ciencias sus profundas reflexiones acerca de un problema
planteado por su primo NicolausI y que por esta razón quedó bautizado
como paradoja de San Petersburgo. Para la “solución” de esta paradoja
introduce el concepto de esperanza moral sobre la que basa todas sus
deducciones. El concepto de esperanza moral fue muy popular durante todo
el siglo XVIII e incluso en el siglo XIX, hasta el punto que Laplace en su obra
cumbre Teoría Analítica de las Probabilidades la considera entre los diez
principios generales. Este es un concepto al cual no se le encontró un
verdadero interés teórico o práctico y ha caído en el olvido de los
matemáticos.

En 1734 Daniel asume la cátedra de Anatomía y Botánica de Basilea. Sus


conferencias de Fisiología se hicieron rápidamente famosas, por su
actualización y por su didactismo. En este año somete a la Academia de París
sus ideas sobre Astronomía, con el objetivo de ganar el correspondiente
Premio. Johann Bernoulli también se había interesado en ganar ese premio,
tenía 67 años y aparentemente quería demostrar al mundo que conservaba
su buena forma, al menos científicamente. Al enterarse de la pretensión del
hijo, se dejó llevar de la cólera y expulsó a Daniel de la casa familiar. Aunque
la Academia le adjudicó el Primer Premio a ambos, la ira del viejo Johann no
se calmó. Daniel entró en una aguda depresión que hizo que perdiera el
interés por las investigaciones, al menos temporalmente.

Con su regreso a Basilea, Daniel no cortó sus relaciones científicas y


amistosas con su amigo Leonhard Euler, que asumió la cátedra de
Matemáticas que él dejara vacante. Se conserva una abundante y valiosa
correspondencia entre Daniel y su amigo Euler. Varios de los temas
principales que discutieron en sus cartas fueron de la mecánica de los medios
flexibles y elásticos, en particular los problemas de pequeñas oscilaciones de
cuerdas y vigas. Particularmente atractiva es la polémica que se abrió sobre
el tema de la cuerda musical, no sólo entre Euler y Daniel, sino con la
incorporación de un joven geómetra Jean le Rond D’Alembert, quien pronto
fue considerado entre los más prestigiosos geómetras de Francia en el siglo
de las luces.

Daniel envió a las Academias de San Petersburgo y de Berlín varios trabajos


sobre este tema, enfatizando su prioridad y las características más generales
de sus resultados. Después de permitirse sarcasmos sobre el carácter
abstracto de los trabajos de D’Alembert y Euler, reitera que pueden existir
simultáneamente muchos modos de oscilación en la cuerda vibrante e insiste
en que todas las posibles curvas iniciales se pueden representar en la forma:
, porque existen suficientes constantes an como para que la serie se ajuste a
cualquier curva. En consecuencia, afirma, que todos los correspondientes
movimientos vendrán dados por la serie infinita: .

Así pues, cualquier movimiento, correspondiente a una curva inicial, no es


más que una suma de armónicos periódicos sinusoidales. Sin embargo,
Bernoulli no dio argumentos matemáticos para apoyar sus afirmaciones; se
apoyó en argumentos físicos.

El debate sobre la ecuación de la cuerda, sometida a una vibración en un


mismo plano, es importante desde el punto de vista matemático, no sólo
porque representa el primer análisis de la solución de una ecuación
diferencial en derivadas parciales, sino además porque la discusión llevó al
cuestionamiento de las nociones establecidas de función y de representación
de funciones mediante series trigonométricas. En particular en las ideas de
Daniel estaba el germen de la teoría de representación en series de Fourier
que se estableció en el s. XIX con los trabajos de Fourier, Dirichlet, Riemann y
otros.

La fama de Daniel como hombre de ciencias pronto se hizo notoria en toda


Europa. Dos años después de la muerte de su padre, la universidad de
Basilea, que se preciaba por la conservación de las tradiciones rituales en el
otorgamiento de sus cátedras, tuvo una actitud deferente con Daniel al
otorgarle sin concurso la cátedra de Física, manteniéndole su derecho a
participar con voz y voto, en las actividades de la Facultad de Medicina.

Al pasar a la cátedra de Física, que siempre consideró más cercana a sus


gustos y preferencias científicas, Daniel se consagró aún más a la labor
docente. A partir de 1750 su prestigio creció considerablemente tanto como
conferencista de Física Teórica y sobre todo por sus clases, poco comunes en
la época, de Física Experimental. Se cuenta que era frecuente que sus
conferencias fueran escuchadas por auditorios de más de cien participantes,
venidos de diferentes rincones de Europa.

Fue 2 veces Rector de la Universidad de Basilea, en 1744 y 1756. Siempre se


sintió muy comprometido con el desarrollo de la Universidad. Realizó
donaciones en varias ocasiones de sumas considerables de dinero para
equipamiento de laboratorios y adquisición de nuevos títulos en la
Biblioteca.

En el ocaso de su vida, Daniel Bernoulli, se encargó de varias obras de


beneficencia. En particular, con su financiamiento ordenó construir un
pequeño hostal que servía de refugio a los estudiantes temporales que no
tenían suficientes recursos. Allí le daban a tales jóvenes, no sólo cama, sino
también comida y en algunos casos un dinero para viáticos, algo parecido a
las actuales becas.

El 17 de marzo de 1782 Daniel Bernoulli tuvo un paro respiratorio y murió en


la ciudad que tanto lo admiraba. En un acto solemne de la Academia de
Ciencias de París el filósofo y geómetra Marqués de Condorcet, quién
entonces fungía como Secretario Perpetuo, leyó un elogio fúnebre que
recoge no solo los méritos de su obra sino sus características como
verdadero hombre de ciencias:

Él tenía facilidad en utilizar la teoría para penetrar profundamente en el


conocimiento de la naturaleza, aplicando la matemática no sólo en la
mecánica racional, en las leyes abstractas de los cuerpos, sino también en la
física, en los fenómenos de la naturaleza en su real estado y en aquellos
fenómenos los cuáles conocemos a través de las observaciones.

Nadie mejor que él pudo encontrar en el Análisis Matemático los medios


para extraer de los cálculos todos los detalles de los fenómenos; nadie mejor
que él supo preparar los experimentos para obtener la ratificación de los
resultados de la teoría...En el más amplio sentido fue Filósofo y Físico.
Daniel Bernoulli publicó 86 trabajos sobre los más variados temas de
Matemáticas Mixtas y ganó 10 Premios de la Academia de Ciencias de París
sobre temas de importancia estatal, siendo sólo superado por el líder de
todos los matemáticos de la época, Leonhard Euler que ganó 13 Premios.

Cuando murió en 1782, moría uno de los primeros matemáticos aplicados y


uno de los últimos verdaderos hombres de ciencia ilustrados.

Jacob Beroulli

Jacob es el primero de los Bernoulli en estudiar en una


universidad, el primero en investigar en las ciencias matemáticas, el primero
en recibir un título de doctor y el primero de la familia en ser aceptado como
catedrático de matemáticas en la Universidad de Basilea. Jacob pronto se
convirtió en guía espiritual y en ejemplo de todos los demás magníficos
geómetras Bernoulli que le sucedieron. Era de un humor colérico, muy
susceptible. Gustaba de desafiar intelectualmente a los demás, de
consagrarse a la resolución de problemas y de polemizar sobre las
soluciones. Nunca pudo aceptar que Johann, su hermano menor y más
brillante, lo pudiera aventajar como geómetra. Su vida científica giró
alrededor del núcleo fuerte del estudio de las curvas con el uso del nuevo
cálculo.

El deseo de su padre lo llevó a realizar estudios filosóficos, teológicos y de


idiomas en la Universidad de Basilea. Se graduó con el grado de magíster en
filosofía a los 17 años, y 5 años más tarde era doctor en teología. Dominaba
los idiomas alemán, francés, inglés, latín y griego. Pero Jacob sentía una gran
inclinación hacia las matemáticas y, a escondidas, estudiaba diferentes
aspectos de ellas, sin maestro alguno y casi sin libros adecuados. No
obstante, a los 18 años, ya resolvía correctamente algunos problemas
matemáticos difíciles, en especial los relacionados con la astronomía.
Como era costumbre en la época, al término de sus estudios comenzó un
largo periplo de cuatro años por Suiza, Francia e Italia. De regreso en Basilea,
inspirado por la aparición de un gran cometa en 1680, Jacob publica su
primer trabajo científico, lo dedicó a la teoría de los cometas. Aquí propone
las leyes que gobiernan el comportamiento de estos cuerpos celestes y en
particular afirmó que sus trayectorias, podían ser predichas con suficiente
antelación. La teoría elaborada por Jacob no era totalmente correcta, pero
constituyó un pronunciamiento contra la creencia de la época según la cual
los cometas estaban regidos por la voluntad divina. Este trabajo atrajo
fuertes críticas de los teólogos.

En el período de su viaje por Francia e Italia, Jacob comenzó a llevar una


libreta de notas donde incluía diferentes comentarios de carácter científico.
Un lugar fundamental en estas notas lo ocupa la resolución de problemas
matemáticos. Por estos puede juzgarse el interés de Jacob por las
aplicaciones. Realizó importantes trabajos en física, tales como la
determinación del centro de oscilación de cuerpos sólidos y el cálculo de la
resistencia de los cuerpos que se mueven en un líquido. Estas notas revelan
cómo, de forma paulatina, Jacob se comenzó a interesar primero por los
métodos matemáticos conocidos en su época y más tarde por los métodos
infinitesimales, a cuyo desarrollo y perfeccionamiento contribuyó
significativamente.

Cuando Jacob comenzó a interesarse en problemas matemáticos, los


trabajos de Newton y Leibniz eran todavía desconocidos. Realizó sus estudios
con algunas de las obras matemáticas más significativas de la época: la
Geometría de Descartes, la Arithmetica infinitorum de Wallis y las Lecciones
de geometría de Barrow.

Dos años después de su regreso a Basilea, Jacob viajará de nuevo, pero esta
vez lo hará a Holanda e Inglaterra. En Amsterdam conoce a Huygens, que, en
particular, ejercerá una influencia enorme en su trabajo sobre teoría de
probabilidades. En Inglaterra visitará el Observatorio Real de Greenwich,
donde será recibido por su fundador y primer director, John Flamsteed,
cuyas observaciones lunares suministraron los datos que Newton, utilizaría
para verificar su teoría de la gravitación.
Este será el último viaje de estudio y placer que realizará Jacob, pues
después de su regreso no salió más de Basilea, excepto para acudir a los
sanatorios, cuando enfermó gravemente. Como resultado de sus viajes,
estableció relaciones con varios geómetras europeos de primera línea, con
los cuales mantuvo una amplia correspondencia durante toda su vida.

Después de rechazar un puesto en los asuntos eclesiásticos, ya que había


decidido consagrar su vida a las matemáticas, inició su labor docente
profesional en 1683 cuando comenzó a enseñar física experimental en la
Universidad de Basilea. Al cumplir 30 años, Jacob Bernoulli se casó y tuvo un
hijo, al que llamaron Nicolaus y una hija. Este Nicolaus no se dedicó a las
matemáticas y prefirió desarrollar la veta artística de la pintura, muy
presente también en la familia Bernoulli.

En octubre de 1686 el senado universitario lo eligió, de forma unánime, para


el puesto de profesor de matemáticas en la Universidad de Basilea. Con este
acto modesto comenzó un hecho sin parangón en la historia de esta ciencia:
la cátedra de matemáticas de la Universidad de Basilea sería ocupada
ininterrumpidamente por algún miembro de la familia Bernoulli durante más
de cien años. Aún más, los miembros de esta familia serían profesores de su
universidad natal ininterrumpidamente durante un cuarto de milenio, hasta
el comienzo de la segunda mitad del siglo XX.

En ese mismo año, Jacob leyó el trabajo pionero de Leibniz sobre el Nuevo
Método, donde se publicaban escuetamente las primeras ideas del ahora
denominado cálculo diferencial e integral. Jacob le escribió a Leibniz
pidiéndole aclaraciones, pero Leibniz se encontraba de viaje y recibiría la
carta tres años después de ser escrita, cuando ya para Jacob la consulta no
era en absoluto necesaria, pues no sólo lo había comprendido
perfectamente, sino que ya había realizado sus primeras aportaciones al
desarrollo de esta nueva rama de las matemáticas.

Uno de los episodios más significativos en la vida de Jacob Bernoulli ocurrió


cuando su hermano menor Johann comenzó a estudiar matemática bajo su
tutoría. Johann, 13 años más joven que Jacob, al tiempo que estudiaba la
carrera de medicina, quiso que su hermano le enseñara los misterios de las
matemáticas. Y así ambos hermanos comenzaron a estudiar el cálculo
de Leibniz. Los hermanos no solo llegaron a dominar el cálculo diferencial e
integral, sino que, ellos mismos contribuyeron significativamente a su
desarrollo.

El primer trabajo relacionado con el análisis de los infinitesimales publicado


por Jacob fue en 1690 en el Acta Eruditorum. En él resolvió un problema que
había sido propuesto por Leibniz tres años antes y que Jacob Bernoulli redujo
a la resolución de una ecuación diferencial. Este trabajo es particularmente
importante para la historia del cálculo, ya que la
denominación integralaparece por vez primera con su significado actual de
proceso inverso al de la diferenciación.

Al final de este trabajo Jacob propuso como un reto el conocido como


problema de la catenaria:

Encontrar la forma que toma una cuerda (o cadena), perfectamente flexible y


homogénea, por la acción sólo de su peso, si sus extremos son fijos.

Este era un viejo problema que los geómetras más eminentes de épocas
anteriores no habían sido capaces de resolver satisfactoriamente. La forma que
toma la cuerda tiene un gran parecido con una parábola y precisamente ésta
fue la primera conjetura formulada por varios matemáticos, Galileo entre
ellos. Con solo 17 años Huygens había demostrado que la curva no era una
parábola, aunque no pudo precisar cuál era la curva buscada.

Después de lanzado el reto por Jacob, el problema fue resuelto


geométricamente por Huygens y, mediante el uso de los medios del cálculo
infinitesimal, por Johann Bernoulli y Leibniz. Y todos obtuvieron
constructivamente la misma curva a la que Huygens denominó catenaria, del
vocablo latino catena que significa cadena. Actualmente esta curva se
describe a través de la función exponencial, mediante la función conocida
como coseno hiperbólico:

, pero en la época que nos ocupa la función exponencial aún


no se había introducido.

Uno de los tipos de curvas que más agradaban a Jacob eran las espirales. La
primera espiral conocida en la historia de la matemática es la de Arquímedes.
Primeramente Jacob introdujo e investigó la llamada espiral
parabólica , a, p constantes). Para ello, Jacob presenta, aunque
en forma embrionaria, una idea de lo que hoy conocemos comocoordenadas
polares. El problema de hallar la longitud de un arco de esta espiral condujo a
Jacob a considerar la primera integral elíptica en la historia de la matemática,
teoría esta que ha sido el motor impulsor de innumerables investigaciones
posteriores que llegan hasta nuestros días.

Pero la espiral que recabó la mayor atención de


Jacob fue la que actualmente se conoce comoespiral

logarítmica :. Esta curva apareció por


primera vez en el siglo XVI, relacionada
fundamentalmente con los problemas de la
navegación interoceánica.

Jacob analizó una serie de curvas relacionadas con


la espiral logarítmica (evoluta, involuta, cáustica...) y el resultado era
frecuentemente otra espiral logarítmica. Esta propiedad extraordinaria de
reproducirse bajo diversas transformaciones fue lo que motivó que Jacob
denominara a esta espiral spira mirabilis(espiral milagrosa) y que ordenase
que fuera colocada en la lápida de su tumba junto a la inscripción
latina Eadem mutata resurgo, lo que puede traducirse como: Aún siendo
modificada, resurjo. Sin embargo, por ironías del destino, la espiral que
aparece grabada en su tumba es la de Arquímedes y no la logarítmica, como él
había dispuesto.

En los últimos años del siglo XVII, estalló una amarga contr oversia de Jacob
con su hermano Johann. Esta situación se debió sin duda a las difíciles
características de la personalidad, tanto de uno como de otro hermano. Jacob
poseía una naturaleza sensible e irritable y, probablemente, se molestó porque
Johann alardeaba y nunca agradeció la formación recibida de él. Por otra
parte, la cátedra de matemática de la Universidad de Basilea la ocupaba Jacob,
por lo que Johann tuvo que buscar una cátedra disponible fuera de su ciudad
natal. Gracias a sus relaciones con Huygens la halló en Groninga.

En junio de 1696, mientras Johann estaba en Groninga, propuso el problema


de la braquistócrona y retó a la comunidad matemática a resolverlo antes del
fin del año, añadiendo con sarcasmo que la curva es una bien conocida de los
matemáticos.
El problema se expresa como sigue: Dados dos puntos A y B en un plano
vertical, hallar el camino AMB por el que una partícula móvil M,
descendiendo por su propio peso, iría de A a B en el menor tiempo posible.
En la Pascua del año siguiente aparecieron en total 5 soluciones: además
de Johann y Leibniz resolvieron el problema Jacob Bernoulli, L'Hôpital y
Newton. La curva solución de este problema resultó ser efectivamente, una
curva bien conocida y estudiada por la comunidad científica, era nada más y
nada menos que la cicloide.

El método de solución de Jacob resultó muy general, penetrando


profundamente en la esencia de la cuestión y ejerció gran influencia en Euler
cuando dio los primeros pasos en lo que más tarde sería el Cálculo de
Variaciones. El trabajo en que Jacob presenta su método lleva el original
título Resolución del problema de mi hermano, a quien yo a mi vez planteo
otro, y efectivamente propone no uno, sino dos nuevos problemas.

La segunda cuestión propuesta por Jacob en su trabajo es notable, entre otras


cosas, por revivir el antiguo problema isoperimétrico. Jacob propone un
problema realmente difícil y con ello mostró la confianza que tenía en la
potencia del método por él desarrollado.

No es de extrañar que Jacob ofreciera una recompensa a su hermano si


aceptaba el reto en un plazo de 3 meses y daba la solución antes de un año.
Johann, con su fanfarronería habitual respondió que en lugar de 3 meses el no
necesitaba más de 3 minutos para alcanzar la solución, e incluso para ir más
allá y resolver un problema aún más general. Pero en realidad Johann solo
resuelve una parte del problema y no precisamente la más importante.
Precisamente esta idea incorrecta de Johann es lo que provoca un hiriente
intercambio entre los hermanos, que Jacob da por terminado en 1701 con un
trabajo largo y difícil, donde realiza un profundo y correcto análisis del
problema.

Entre los años 1689-1704 Jacob publicó cinco memorias con el título general
de Proposiciones aritméticas acerca de las series infinitas que fueron la
primera guía que existió para el estudio de la teoría de series, a pesar de usar
métodos poco ortodoxos y obtener algunos resultados de dudosa validez.

En particular se interesó junto a su hermano J ohann por la serie de los

inversos de todos los números naturales, desconociendo los resultados


que sobre este asunto se habían hallado anteriormente. Cuando demostró la
divergencia de esta serie, Jacob asombrado exclamó: ¡Entonces una suma
donde el último término desaparece puede ser infinitamente grande!

También Jacob analizó el comportamiento de la serie , demostrando que


tenía una suma menor o igual que 2. Sin embargo, no fue capaz de encontrar
exactamente el valor de su suma. Este desafío lanzado por Jacob pronto se
conoció como el problema de Basilea y solo fue resuelto por la perspicacia
de Euler 30 años después.

Euler fue mucho mas allá. Después de lograr sumar los inversos de las
potencias de orden 4, 6, 8, hasta la exagerada potencia 26, observó una
relación extraordinaria entre las sumas infinitas de los inversos de potencias
de orden par y los llamados números de Bernoulli.

Los números de Bernoulli fueron introducidos por Jacob con el fin de sumar
las potencias de los primeros números naturales. Sin embargo, su fama se
debió a las variadas relaciones, bastante misteriosas, de estos números con
otras constantes que aparecen en el Análisis, la Teoría de números, la
Topología Diferencial y con otros problemas de índole diversa. Quizás, la más
asombrosa de estas relaciones fue la hallada por Ernst Kummer, a mediados
del siglo XIX, con el famoso teorema de Fermat.
Primera página del Ars conjectandi (1713)

Pero los importantes números de Bernoulli no aparecieron en una obra de


análisis infinitesimal, sino en la que se considera la producción de Jacob que
ha tenido mayor trascendencia: Ars conjectandi (Arte de las conjeturas),
publicada en Basilea en 1713 por su sobrino Nicolaus I, ocho años después de
la muerte de su autor. Cuando muere Jacob, el trabajo estaba aún incompleto;
no obstante, constituía una obra de gran significación para una nueva rama de
las matemáticas que se estaba gestando en esa época: la teoría de las
probabilidades.

Bernoulli divide su libro en cuatro partes, pero, desde un punto de vista actual,
podemos distinguir dos secciones muy bien diferenciadas. En la primera
sección Jacob se apoya en un trabajo anterior de Huygens, realizando una
serie de comentarios y adiciones importantes. En particular, aquí es donde
introduce los números de Bernoulli, antes mencionados. También resuelve
una serie de problemas relacionados con los juegos de azar para lo que
introduce varias nuevas herramientas de cálculo, entre ellas la denominada
distribución de Bernoulli o distribución binomial.

Lo que distinguimos como segunda sección es la cuarta parte de la obra. Aquí


Jacob rompe radicalmente con la temática tradicional y realiza
consideraciones infinitesimales en el cálculo de probabilidades al enunciar y
demostrar el teorema límite. Este teorema, que más tarde Poisson denominará
ley de los grandes números, ha sido objeto de numerosas generalizaciones y
aplicaciones. En especial, en él se basa la definición estadística de
probabilidad.

La demostración dada por Jacob a su teorema es totalmente rigurosa, la


insuficiencia del resultado y las críticas que ha recibido son de índole práctica
y radican en el hecho de que la estimación realizada del número de ensayos
necesarios es demasiado grande. Su sobrino Nicolaus I y especialmente
Abraham de Moivre mejoraron el estimado.

La excelencia de su obra fue reconocida por la comunidad científica de la


época. Dos ejemplos de ello lo constituyen el que en 1699 la Academia de
París, por vez primera, eligió ocho miembros extranjeros y entre ellos estaban,
además de Newton y Leibniz, los hermanos Jacob y Johann Bernoulli. Por su
parte, en 1701 la Academia de Berlín también eligió a ambos hermanos
Bernoulli como miembros extranjeros.

A fines del siglo XVII, Jacob enferma seriamente, al parecer de tuberculosis.


La enfermedad y las tensiones generadas por las enconadas e insensatas
controversias con su hermano provocaron que falleciera, en plenas facultades
mentales, el 16 de agosto de 1705.

Johann Bernoulli (1667-1748)

Para muchos y sobre todo para él mismo, Johann Bernoulli


era el más afamado de todos los geómetras de su época. Aquí yace
el Arquímedes de su tiempo es el epitafio, que Johann mandó a colocar sobre
su sepulcro. Reconoció a Leibniz como grande, porque de él había recibido
sus herramientas de trabajo principales. También distinguió al joven Leonhard
Euler llamándolo líder de los matemáticos. Como muchos otros, Euler había
sido su alumno. Con certeza, las siguientes generaciones de geómetras
Bernoulli,fueron influidas directa o indirectamente por su pasión por el Nuevo
Cálculo de Leibniz. De sus 4 hijos varones, 3 se dedicaron a las Ciencias
Matemáticas. En los múltiples desafíos intelectuales en que se vió envuelto
fueron tantos sus partidarios como sus adversarios,. Gracias a algunos de estos
retos, que él mismo lanzara a la comunidad científica, se abrió una de las
ramas más fructíferas de la Matemática: el Cálculo de Variaciones, la teoría
general de los problemas de máximos y mínimos. El 27 de julio de 1667 nació
el décimo de los hijos de Nicolaus y Margaretha Bernoulli, tercer varón de la
familia, 13 años más joven que su hermano Jacob, el primero de la familia en
dedicarse a las ciencias matemáticas. Le nombrarían Johann y desde pequeño
el padre lo destinaría a ser su sucesor en los negocios de farmacéutica. Por eso
a los 15 años, cuando terminó la escuela, fue enviado a Neuchâtel. Pero este
viaje solo le sirvió a Johann para aprender bien el francés y convencerse de
que no servía para el negocio de las hierbas medicinales. Con gran disgusto su
padre consintió para que Johann iniciara estudios en la Universidad de
Basilea. Al poco tiempo obtuvo el título de Bachiller y dos años más tarde el
de Maestro en Artes. Es en esta época que comienza a estudiar medicina
siguiendo el consejo de su hermano mayor Jacob, Doctor en Filosofía y
docente en la Universidad de Basilea.

Johann siguió exitosamente la carrera de Medicina, sin embargo, la mayor


parte de su tiempo lo dedicaba al estudio de las matemáticas con su
hermano Jacob. Tres años después de publicado el trabajo pionero
de Leibniz sobre el Nuevo Cálculo ya los hermanos Bernoulli lo conocían y
habían logrado asimilar los fundamentos del mismo. No obstante, en 1690
defendió la tesis que lo acreditaba para ejercer la medicina. En ese mismo año
aparece su primera publicación científica, que no versó precisamente sobre un
asunto matemático, sino sobre el proceso de fermentación. Pero, también en
ese mismo año, participa en el primer desafío matemático: la determinación de
la ecuación de la catenaria, el cual había sido lanzado por su hermano
mayor Jacob. El joven Johann inmediatamente resolvió el problema y
asombró a sus contemporáneos, ganando el reconocimiento de la comunidad
científica europea. Pero Johann se jactó de su talento y no mencionó las
enseñanzas de Jacob. Así, desde su primer éxito con la catenaria la
colaboración fraterna pasó a ser una competencia que alcanzó ribetes de lucha
fratricida.

Después de recibirse como médico, Johann va a realizar un prolongado viaje.


Pasa cerca de dos años en Génova donde enseñó cálculo diferencial y
finalmente viajó a París, donde estableció una serie de relaciones científicas
que marcarán toda su vida futura. La reputación obtenida por la solución al
problema de la catenaria le facilitó su entrada en el elitista Círculo de
Malebranche, que era el foco de la intelectualidad francesa de esa época. Allí
conoció al marqués de L'Hôpital, célebre matemático, a quién se le llamaba
Grandseigneur de las Ciencias Matemáticas en Francia. Pero el marqués no
conocía el Nuevo Cálculo en la forma en que ya era dominado por Johann. El
marqués quedó maravillado de los conocimientos del veinteañero Johann y no
prestando importancia alguna a la diferencia de edad (L'Hôpital era 6 años
mayor que Johann), contrató a Johann para que fuera su maestro.
Analyse des infiniment petits (Marquéz de L'Hospital)

Por estas clases L'Hôpital pagaba a Bernoulli la mitad del salario de un


profesor universitario. Inicialmente las lecciones se llevaron a cabo en forma
de conversaciones, pero enseguida, L'Hôpital propuso que Johann le
proporcionara las clases redactadas por escrito y que no comunicara a nadie su
contenido. Es posible que Johann, al cumplir el encargo del marqués, ya
pensara utilizar estas lecciones redactadas para confeccionar un curso de
Cálculo Diferencial, pues recopiló cuidadosamente las mismas. Sin embargo,
L'Hôpital se adelantó a su maestro con la publicación del libro titulado
Análisis de los infinitamente pequeños para el estudio de las líneas curvas.
Este fue el primer texto dedicado al Cálculo Diferencial. Johann no expresó
públicamente su contrariedad ante este hecho hasta después de la muerte de
L'Hôpital en 1704. Solo entonces Johann reclamó vigorosamente la autoría del
primer libro de cálculo. Sin embargo, tal vez por la fama de pendenciero que
Johann ya entonces gozaba, o porque el marqués era considerado un hombre
respetable y un matemático capaz, o por ambas cosas, la cuestión es que pocos
creyeron a Johann. La prueba de que los resultados del libro eran
esencialmente de Bernoulli no fue obtenida hasta 1922 cuando se encontró en
Basilea una copia del curso de Cálculo Diferencial de Johann realizada por su
sobrino Nicolaus(I) Bernoulli. La esencia de esta obra de Johann es
fundamentalmente la misma que la del texto de L'Hôpital, no así la forma de
exposición.

Durante su estancia en París, Johann estableció también relaciones muy


estrechas con el geómetra Pierre Varignon y una asidua correspondencia
con Leibniz la cual fue extremadamente fructífera. Leibniz que con justicia es
considerado uno de los mayores corresponsales de su tiempo, se carteó más
con Johann que con cualquier otro matemático. Un ejemplo de la confianza
mutua que se tenían estos dos grandes de las Ciencias Matemáticas y de la
colaboración científica que mantenían, es el hecho de que en este carteo
descubrieron conjuntamente la potencia de la técnica de la diferenciación
parcial, la cual mantuvieron oculta por 20 años para que así les sirviera de
arma secreta en las constantes disputas sobre la resolución de diferentes
problemas relacionados con las familias de curvas.

Durante su estancia en París Johann trabajaba en su disertación doctoral en


Medicina Sobre el movimiento de los músculos y siempre que podía se
dedicaba a su ciencia preferida. Anhelaba poder consagrarse a las Ciencias
Matemáticas a su regreso a Basilea, pero no había posibilidad de obtener la
cátedra de matemáticas en la universidad, ya que estaba ocupada en forma
vitalicia, precisamente por su hermano y rival, Jacob.

En 1695, por recomendación de Huygens, le ofrecieron la cátedra de


matemáticas en Groninga. Johann aceptó con gran placer, entre otras razones
porque pensaba poder establecer colaboración científica con el gran
matemático holandés. Grande fue su pesar cuando al llegar a Groninga
conoció que Huygens había pasado a París.

Johann estaba casado con Dorothea Falkner de familia acomodada en Basilea


y su hijo más pequeño tenía 7 meses, cuando la familia partió para Holanda en
septiembre de 1695. Este primer hijo era Nicolaus(II), su preferido y quién
sería conducido por Johann al Imperio de las Ciencias Matemáticas. De sus
cuatro hijos varones otros dos también fueron geómetras: Daniel, quien nació
mientras la familia estaba en Groninga, y Johann(II), nacido después del
regreso a Basilea. La prole de Johann se completa con Anna Catherina y
Dorothea que nacieron durante la estancia en los Países Bajos y si hubieran
tenido oportunidad no dudamos que hubieran elegido el camino de las
ciencias matemáticas.

La estancia de 10 años en la ciudad de Groninga fue muy productiva. No


obstante, Johann se vio involucrado en un cierto número de disputas religiosas
y se implicó él mismo en múltiples conflictos matemáticos con su
hermano Jacob y con sus colegas ingleses. Además tuvo la desgracia de que
su segundo hijo, una niña, sólo viviera 6 semanas. Esto provocó que cayera en
una depresión tal que se llegó a reportar que había muerto.

En Groninga Johann, además del curso de matemáticas, dictó el curso de


física experimental. La popularidad del nuevo y joven profesor en Groninga
era tal que, el propio Johann escribe que en las clases, en las discusiones y en
la casa, asiduamente había mucha concurrencia. El recuerdo del profesor
Johann Bernoulli se conservaría en Groninga mucho tiempo. Sus hijos Daniel
y Johann II, visitaron la ciudad 25 años después de la partida de Johann y
narran en una carta que su padre era allí tan conocido como en Basilea.

Mientras Johann estuvo en Groninga, rivalizó con su hermano en una


fascinante porfía matemática, pero que desafortunadamente desembocó en una
amarga contienda personal. Johann propuso el problema de la braquistócrona
en junio de 1696 y retó a la comunidad matemática a resolverlo antes del fin
del año, añadiendo con sarcasmo que la curva era una bien conocida de los
matemáticos. El problema se expresa como sigue:

Dados dos puntos A y B en un plano vertical, hallar el camino AMB por el


que una partícula móvil M, descendiendo por su propio peso, iría de A a B en
el menor tiempo posible.

La novedad del problema en sí era evidente: no se trata de encontrar puntos


donde una curva tiene un máximo o un mínimo, sino que la misma incógnita
buscada es una curva que debe minimizar cierta relación. Según palabras
de Leibniz este tipo de problemas resulta muy bello y hasta el momento
totalmente desconocido.

El problema de la braquistocrona fue propuesto por Johann Bernoulli en el Acta Eruditorum


(1696)

Al llegar la Pascua del año siguiente se conocían en total 5 soluciones: además


de Johann y Leibniz, que fue el primero en responder, resolvieron el problema
Jacob Bernoulli, L'Hôpital y un autor inglés anónimo. Johann no tuvo
dificultad en reconocer que el autor era Isaac Newton y lo expresó con una
frase histórica: por las garras se conoce al león. La curva solución de este
problema era la cicloide.
En las respuestas a este desafío, aparecen, además, las primeras señales de una
nueva rama de las Ciencias Matemáticas: el Cálculo de las Variaciones, que
será la disciplina matemática dedicada sobre todo a los problemas de
optimización, después de los aportes fundamentales de Euler y Lagrange.

Pero la solución más sencilla y popular en su época fue la concebida por el


autor del problema, Johann Bernoulli. El método de Johann consistía en
establecer una analogía entre la curva del más breve descenso, con la
trayectoria que seguiría un rayo de luz en un medio con una densidad
adecuadamente elegida. Esta analogía de carácter óptico-mecánica encontraría
desarrollo posterior, en el siglo XIX, en los trabajos de William Hamilton.

El trabajo en que Jacob resuelve el problema de la braquistócrona lleva el


original título Resolución del problema de mi hermano, a quien yo a mi vez
planteo otro, y efectivamente propone dos nuevos problemas. El primero de
ellos se refería a encontrar la curva de trayecto más rápido entre una familia
particular de cicloides y fue resuelto por Johann de forma expedita.

La segunda cuestión propuesta por Jacob en su trabajo es notable, entre otras


cosas, por revivir un enigma antiguo: el problema isoperimétrico. Jacob
complicó grandemente el problema, logrando que incluso su enunciado
resultara difícil de comprender. Además ofreció una recompensa de 50
ducados a su hermano Johann si aceptaba el reto en un plazo de 3 meses y
daba la solución antes de un año. Johann, con su fanfarronería habitual
respondió que en lugar de 3 meses no necesitaba más de 3 horas para alcanzar
la solución, e incluso para ir más allá y resolver un problema aún más general.
Pero en realidad Johann solo resolvió una parte del problema y no
precisamente la más importante. Precisamente esta idea incorrecta de Johann
que él considera como metodología universal, es lo que provoca un largo y
ofensivo intercambio entre los hermanos.

En los siglos XVII y XVIII ofrecía gran interés para la navegación en alta mar
encontrar las trayectorias mínimas sobre la superficie del globo terrestre, es
decir las curvas denominadas geodésicas. Los estudios sobre las geodésicas
condujeron a Johann a introducir las tres coordenadas para representar un
punto en el espacio y las ecuaciones que relacionan estas coordenadas para
representar las superficies, estableciendo de este modo las bases de lo que
sería más tarde la Geometría analítica del espacio tridimensional. Todo esto
Johann lo comunica a Leibniz por carta, pero por causas que resultan
desconocidas, no publicó sus resultados. En 1728 propuso este problema al
entonces veinteañero Euler quien se llevaría los lauros.

En 1705 Johann Bernoulli recibió una carta instándolo a que regresara a


Basilea. Durante el trayecto de regreso se enteró de la muerte de su hermano
Jacob. Este fatal acontecimiento va a cambiar radicalmente los planes de
Johann y en un sentido favorable para él.

Después de su retorno sucedió algo inusual en la historia de la Universidad de


Basilea: el senado universitario se dirigió a Johann con la petición de que
ocupara sin concurso el puesto liberado tras la muerte de su hermano. Johann
ocupó la cátedra de matemática de la Universidad de Basilea durante 42 años.
Sus lecciones las escucharon estudiantes y profesores, doctores y académicos
de Inglaterra, Francia, Italia, Suecia y otros países.

Johann llevó una vida extraordinariamente activa: dictó conferencias en la


universidad, dirigió la cátedra, participó en variadas disputas científicas, fue
en 8 ocasiones Decano de la Facultad de Filosofía y en dos periodos Rector de
la Universidad de Basilea. Se carteaba con matemáticos, físicos, académicos
de toda Europa. Y, no obstante toda esta actividad social y administrativa,
nunca suprimió el trabajo científico investigativo.

Además, Johann llevaba a cabo lecciones particulares en su casa. En estas


clases se reunían gente próxima a él, entre ellos sus hijos Nicolaus II, Daniel,
Johann II, su sobrino Nicolaus I, el francés Maupertuis y quién sería más tarde
su sustituto como el líder de todos los matemáticos Leonhard Euler. Aunque
Johann no editó sus lecciones, éstas estuvieron al alcance de los matemáticos
de la época y jugaron un papel importantísimo en el desarrollo subsiguiente
del análisis infinitesimal.

Dentro de sus inumerables ocupaciones Johann encontró tiempo para cumplir


las obligaciones de magistrado y realizar un formidable trabajo para mejorar
la enseñanza media en Basilea. Pero no pensemos que su establecimiento con
tantos honores en su ciudad natal, moderó su temperamento pendenciero. No
había pasado mucho tiempo de su nombramiento como catedrático, cuando
Johann se involucró activamente en la controversia entre Newton-Leibniz.
Tomó partido decididamente por Leibniz y emplazó su artillería más pesada
para añadir pólvora a los argumentos que mostraban la potencia del cálculo de
los diferenciales. Después de la muerte de Leibniz, Johann tuvo que enfrentar
solo a todo el ejército inglés, como escribió él en su autobiografía. Y la
realidad es que este “ejército” se batió pronto en retirada ante la persistente
lluvia de proyectiles, algunos realmente ofensivos y ásperos, de la artillería
bernoulliana.

A Johann Bernoulli se deben numerosos resultados relacionados con el


cálculo. Pero muchos de estos resultados están tan estrechamente enlazados
con los de su hermano y con los del propio Leibniz que hace difícil realizar un
justo reconocimiento de lo que pertenece a cada uno. Pero nos parece claro
que la primera definición de función como expresión analítica se deba a
Johann, quién escribió: Una función de una magnitud variable se denomina a
una cantidad, compuesta de cualquier forma de esta magnitud variable y de
constantes.

Su trabajo Hidráulica fue pionero en la aplicación de las leyes de Newton, en


esta temática que era de importancia capital para toda Europa. Su mérito se ve
obnubilado por otro signo que señala marcadamente su naturaleza envidiosa.
El trabajo de Johann esta fechado en 1732, pero de forma completamente
falsa. Este cambio de fecha se debió solamente a un intento de Johann de
obtener prioridad sobre su hijo Daniel que había publicado su Hidrodinámica
en 1738.

Johann estuvo junto a su hermano Jacob entre los 8 miembros extranjeros que
en 1699 la Academia de París eligió por vez primera y, en 1701, ambos
entraron a formar parte de la flamante Academia de Berlín. Johann Bernoulli
murió a los 80 años y dejó tras sí un enorme legado a las matemáticas, en
resultados originales y en prestigiosos alumnos. Solo su alumno Leonhard
Euler bastaría para atestiguarlo.

Janós Bolyai 1802-1860

Janós Bolyai fue un matemático húngaro del siglo XIX. Creador


de una de las geometrías no euclideanas, la geometría hiperbólica, junto al
matemático ruso N.I. Lobachevski. Hijo del matemático Farkas Bolyai. En
toda su vida publicó únicamente 24 páginas, recogidas en un tratado que ha
hecho historia: El Appendix

La vida y obra de Janós Bolyai están estrechamente relacionadas con las de


su padre: Wolfang ( Farkas) Bolyai. Sería imposible entender las aportaciones
matemáticas de Janos sin relatar la vida y obra de su progenitor:
Wolfgang ( Farkas) Bolyai (1775-1856).

La vida de Janós Bolyai

János Bolyai nació el 15 de diciembre de 1802 en Kolozsvár, perteneciente a


la Rumania actual (entonces parte del Imperio Austro-Húngaro). Estudió en
el colegio dónde enseñaba su padre. Desde pequeño mostró grandes dotes
para las matemáticas, con sólo 13 años ya dominaba el cálculo y buena parte
de las matemáticas superiores. También llegó a ser un estupendo violinista ,
tocando en Viena. Farkas, viendo la capacidad de su hijo para las
matemáticas, escribió a su amigo Gauss rogándole ayuda para que Janós
pudiera proseguir sus estudios en la Universidad de Göttingen, pero Gauss ni
siquiera contestó, lo que supuso un verdadero disgusto para los Bolyai. Como
no había muchas salidas airosas decidió, desde 1818 hasta 1822, estudiar en
el colegio Real de Ingeniería en Viena. Posteriormente se unió al cuerpo de
ingenieros de la armada, donde pasó 11 años. Se cuenta que fue el mejor
esgrimista y bailarín de la armada del Imperio Austriaco.

Janós fue un personaje singular: excelente lingüista, hablaba 9 idiomas entre


los que se incluían el chino y el tibetano. A partir del año 1832 J. Bolyai
padeció fiebres que le imposibilitaron proseguir en el ejército. En 1833 fue
jubilado en su carrera militar. Posteriormente se dedicó a investigar sobre
distintos aspectos matemáticos, pero más para satisfacer su curiosidad
personal que para ser reconocido. Janós murió el 27 de enero1860 en
Marosvásárheli( Hungría)

Aunque nunca publicó más que las 24 páginas del famoso apéndice de la
obra de su padre(1832), dejó más de 20.000 páginas manuscritas de trabajo
matemático cuando murió. Actualmente se pueden encontrar la mayoría de
sus escritos en la biblioteca Bolyai-Teleki en Tirgu-Mures .

Janós Bolyai: Obra


Para entender el discurrir del pensamiento de J.Bolyai, en relación con la teoría de las
paralelas, conviene leer una serie de cartas escritas tanto por su padre como por el
ilustre matemático alemánGauss. Ellas nos muestran a grandes pinceladas el proceso
creador de Janós Bolyai. En la primavera de 1820 informa a su padre de la tentativa de
demostrar el quinto postulado de Euclides. En la carta de respuesta, este trató de
disuadir a su hijo de la inútil y estéril tentativa de demostrar el postulado de las
paralelas. Pero Janós no abandonó, confiaba más en las palabras de Séneca : “supice
viros, etsi deciderint, magna conantes” (respeta a los hombres que dan prueba de osadía
, incluso si fracasan). Como resultado de su insistencia escribió a su padre una nueva
carta, en los siguientes términos:

“Estoy decidido ahora a publicar una obra sobre la teoría de las paralelas, apenas
haya ordenado la materia y las circunstancias me lo permitan. No lo he hecho todavía;
pero el camino que he seguido ha ciertamente, por decirlo así, casi alcanzado el
propósito; el propósito propio no está alcanzado; pero he descubierto cosas tan
hermosas, que me he quedado sorprendido con ellas y se debería lamentar por siempre
que se hubiesen perdido. Cuando las veáis lo reconoceréis vos mismo. Entre tanto no os
puedo decir más que esto: He creado de la nada, un nuevo universo. Todo lo que os he
comunicado hasta ahora no es más que un palacio de papel frente a esta torre. Estoy
tan persuadido de que esto me dará gloria, como si hubiese ya acaecido”

Carta de J. Bolyai a su padre. 1823

Al leer la carta, Farkas expresó el deseo de incluir inmediatamente en el Tentamen la


teoría de su hijo, porque:

«si la cosa está realmente conseguida, es conveniente apresurarse a darla a la luz


pública por dos motivos: primero, porque las ideas pasan fácilmente de uno a otro, que
puede anticiparse a publicarlas; en segundo lugar, porque hay también algo de verdad
en esto que muchas cosas tienen una época, en la cual son descubiertas al mismo
tiempo en más lugares, precisamente como en primavera brotan las violetas en todas
partes; y puesto que toda lucha científica es sólo una gran guerra, a la que no sé
cuando seguirá la paz, se debe, cuando se puede, vencer puesto que aquí la victoria
corresponde al primero “

Carta de Farkas Bolyai a su hijo

Janós Bolyai siguió trabajando con ahinco y, en 1826 presentó su trabajo a un profesor
suyo de la Academia militar, llamado J. Walter von Eckwerh(1789-1857). Tres años
más tarde remitió el manuscrito final a su padre, que no llegó a comprenderlo en su
totalidad; sin embargo, intuía que tenía en sus manos una memoria científica de primer
orden y la incluyó como apéndice del primer volumen del Tentamen. Inmediatamente
remitió su libro, con el apéndice, a su amigo Gauss, pero parece que el trabajo de los
Bolyai nunca llegó a su destino. Medio año más tarde(1832),Farkas volvió a remitir el
trabajo de su hijo a Gauss, con el encargo de que lo leyera y si fuera posible le diera su
opinión.

Gauss al leer el apéndice del Tentamen , escribió a un amigo

“ ...considero que este joven geómetra es un genio de primer orden...”.


Al padre de Janós le escribió, seis semanas después de recibir el envío, en los siguientes
términos

"Ahora, algunas palabras sobre el trabajo de tu hijo. Comienzo por decirte que no
puedo alabarlo. Evidentemente, por un instante estarás sorprendido, pero no puedo
proceder de otra forma, puesto que eso significaría ensalzar mis propios elogios. Todo
el contenido de la obra de tu hijo, la vía que sigue, así como los resultados que ha
obtenido, casi coinciden con aquellos que yo mismo he logrado hace unos 35 años. En
realidad estoy sorprendido enormemente. Tenía la intención de no publicar nada de mi
propio trabajo mientras estuviera vivo, por consiguiente, muy poca cosa he anotado en
el papel. La mayor parte de la gente no tiene puntos de vista correctos acerca de las
cuestiones de que se trata. He encontrado muy pocos que hayan manifestado un interés
particular por lo que les he comunicado al respecto. Para estar en condiciones de
asimilarlo es necesario, ante todo, sentir hondamente, de manera muy viva, lo que aquí
falta en realidad; ahora bien, la mayor parte de la gente no lo comprende del todo. No
obstante, me proponía, con el tiempo, exponer todo eso en el papel, con el fin de evitar,
en todo caso, que dichas ideas mueran conmigo. Por lo tanto, me sorprende en exceso
que me despojen de ese trabajo, y a la vez me siento muy feliz de que sea precisamente
el hijo de mi viejo amigo quien me haya adelantado de tal excelente manera".

Carta de Gauss a Farkas Bolyai(1832)

Farkas, comunicó inmediatamente, por carta, a su hijo la respuesta de Gauss,


añadiendo:

“ La respuesta de Gauss respecto a tu obra redunda en honor de nuestra patria y de


nuestra nación” Farkas Bolyai

Sin embargo la misiva de Gauss produjo un efecto completamente distinto en el ánimo


de J.Bolyai . Sus palabras fueron las siguientes

"A juicio mío, y tal sería, de ello estoy persuadido, la opinión de cualquier persona
imparcial, todos los argumentos y motivos invocados por Gauss para justificar la
negativa de publicar (en vida) cualquier cosa sobre sus propios trabajos referentes a
esta cuestión, son absolutamente inconsistentes. En efecto, tanto en la ciencia como en
la vida corriente, es importante descifrar las cosas universalmente útiles, sobre todo si
éstas aún no han sido aclaradas; despertar, por todos los medios, la conciencia
insuficiente o incluso dormida, de la verdad y el derecho; esto es lo que precisamente
hay que fortalecer y desarrollar. Son muy pocos los que tienen la facultad de dominar
las matemáticas. Invocando ese pretexto, Gausspodría muy bien, para ser consecuente,
guardar para sí una parte considerable de sus excelentes trabajos. El hecho de que
desgraciadamente haya todavía entre los matemáticos, incluso entre los que son
célebres, muchas personas superficiales, no puede servir de base para que
continuemos- en el futuro, comunicando nada más que los resultados superficiales y
dejando a la ciencia en el letargo, es decir, en el estado heredado. Tal actitud sería
contranatural y absolutamente absurda. Estamos sorprendidos, de manera muy
desagradable, por el hecho de que, en lugar de reconocer con franqueza y honestidad
el gran valor del "Appendix " y el "Tentamen ", de expresar su alegría y simpatía, y de
reflexionar acerca de los medios para preparar una larga vía a una empresa
útil, Gausstrata de andar con rodeos y se apresura a pronunciar piadosos deseos y a
emitir lamentos a propósito de la falta de instrucción de la gente. No en esto, ni mucho
menos, consiste el sentido de la vida y el mérito verdadero ".

Leyendo esta nota, uno se da cuenta del inmenso disgusto que tenía J.Bolyai. Por su
cabeza pasaron multitud de pensamientos negativos, unos dirigidos hacia su padre, ya
que sospechó inicialmente que le había comunicado varias de sus ideas al genial
matemático alemán, y otros hacia Gauss por no aceptar deportivamente la prioridad del
descubrimiento.

Contenido del Appendix

Las primeras reflexiones de J. Bolyai se encaminaron a construir una teoría absoluta de


la geometría, esto es, aplicando el método deductivo de Euclides, pero sin decidir a
priori la validez o no del quinto postulado.
En la primera carta escrita a su padre, el año 1823, ya le hace saber que ha descubierto
una fórmula mediante la cual se puede obtener el ángulo de paralelismo? (a) en
función de una constante K. ( puede verse un referencia más amplia sobre el ángulo de
paralelismo en la biografía de Lobachevski)

La obra de Bolyai, en términos generales, es muy parecida a la escrita por el matemático


ruso N. I. Lobachevski(1792-1856). Sus resultados más importantes son :

Appendix

 Definición de las paralelas y sus


propiedades , independientes
del quinto postulado euclídeo.
 Definición absoluta del horiciclo
y la horosfera
 Obtención de las fórmulas
trigonométricas planas, en el
caso no euclídeo
 Estudio de la geometría
esférica, sin recurrir al
postulado deEuclides.

Traducción húngara del


Appendix
 Problemas resolubles en la
geometría no euclídea, en
particular obtiene un
cuadrado equivalente a un
círculo dado(cuadratura
del círculo en el caso de la
geometría no euclidea).
 Demostración de que la
geometría obtenida sobre
la horosfera coincide con
la geometría euclídea.
 Demuestra la
independencia de la
trigonometría esférica del
postulado de Euclides.

En algunos aspectos su obra es más avanzada que la deLobachevski. Por ejemplo, en el


campo de la trigonometría esférica, obtiene más fórmulas que el sabio ruso, si bien la
mayoría ya fueron conocidas y descritas por F.A.Taurinus(1794-1874).

La obra de J.Bolyai concluye de la siguiente manera:

“Queda finalmente por demostrar la imposibilidad de decidir a priori si existe la


geometría euclideana u otra geometría distinta. Esto, sin embargo, queda reservado
para mejor ocasión”.

A partir del año 1831, J. Bolyai se preocupó por perfeccionar y sacar más juego a su
geometría, trataba de responder una serie de cuestiones que aún estaban sin resolver.
Una de las cuestiones era la siguiente:

¿Se puede demostrar rigurosamente que el quinto postulado no es consecuencia de los


otros cuatro?
Durante algunos años más, Janós siguió trabajando en su geometría absoluta, pero en
1841 llegó a sus manos un libro tituladoGeometrische Untersuchungen de un
matemático desconocido, para él, llamado Lobachevski. El impacto intelectual al leer el
pequeño tratado escrito por el matemático ruso, debió ser enorme. Al principio pensó
que el tal Lobachevski no era un personaje real, incluso piensa que detrás del trabajo
puede estar el mismísimoGauss. Posteriormente reconoce que la obra ha tenido que ser
escrita por un genio, calificándola de obra maestra. Se da cuenta que la obra
de Lobachevski es similar a la suya, y posiblemente esté decepcionado al leer la
introducción, en la que el matemático ruso hace referencia a que la publicación de la
obra hace referencia a una memoria publicada el año 1828, esto es tres años antes de la
publicación de su Appendix..

Además de su obra sobre geometría, Janós Bolyai, desarrolló un riguroso concepto


geométrico de números complejos como pares ordenados de números reales. Este es un
trabajo que no está publicado, pero que se ha podido constatar a raíz de las
investigaciones realizadas con sus manuscritos matemáticos, depositados en la
biblioteca Bolyai-Teleki en Tirgu-Mures.

Autor: Santiago Fernández Fernández (Berritzegune de Bilbao)

Nicolas Bourbaki 1935-

La muy prestigiosa revista Comptes Rendus de l'Académie de


Sciences de Paris publicó, al final de los años treinta, alguna nota firmada por
Nicolas Bourbaki, del que después se dijo era miembro de la Real Academia
de Poldevia. A la vista de ello, el lector podrá dudar de si Poldevia existió
realmente o era algo parecido a la Ruritania del Prisionero de Zenda. En
apoyo de lo primero puede citarse que años antes prestigiosos intelectuales
habían convocado en París un mitin en apoyo del pueblo poldevo, sometido
a una insoportable tiranía (¿les suena?), que al parecer tuvo éxito.
Y sin embargo, no era así. Algún tiempo antes un grupo de jóvenes y
brillantes matemáticos franceses, más o menos de la misma edad, y que
tenían en común haber sido normaliens -es decir, haber estudiado en la
famosa Escuela Normal Superior, donde se hicieron amigos, y ser profesores
en universidades francesas de provincias, habían tenido, visto que no les
agradaban los existentes, la idea de escribir un nuevo texto de Análisis.
Empezaron a reunirse en algún café cercano a la Sorbona y el proyecto se
amplió enseguida a un tratado que ofreciera de modo sistemático y riguroso
todas las bases para una presentación de la matemática a la altura de los
tiempos. Se pusieron a la tarea (detalles más abajo), adoptando el
pseudónimo colectivo de Nicolas Bourbaki, pero la Segunda Guerra Mundial,
que afectó gravemente a los interesados, retrasó en unos diez años la puesta
en marcha de la redacción y publicación del grueso de la obra. Las notas
antes citadas fueron una especie de presentación en sociedad, que no tuvo
continuación, y el camino seguido para publicarlas fue hacer que Elie Cartan
(1869-1951), uno de los grandes matemáticos franceses, y académico, padre
de un miembro del grupo, las presentase. A Cartan padre se le hizo notar que
era obligación de la institución cuidar el nivel científico de las notas, pero no
los detalles biográficos de sus autores. El académico, que debía estar al cabo
de la calle, hizo la propuesta a sus colegas cuando tomaban los licores al final
de un banquete y no hubo ninguna objeción.

Entre los miembros fundadores estaban Henri Cartan (1904), el único todavía
vivo, André Weil (1906-1998), Claude Chevalley (1909-1984 ), y Jean
Dieudonné(1906-1992 ), todos ellos entre los matemáticos más importantes
del siglo. Algunos otros, como Jean Leray, acudieron a las primeras reuniones
y se retiraron. El grupo se organizó siguiendo una serie de normas y
costumbres, entre las que estaban organizar el trabajo en reuniones, hechas en
general en verano, de una o dos semanas en algún lugar agradable de la
campiña francesa.(A. Weil, de viaje por España, se enamoró de El Escorial y
decidió que allí se haría una, pero las guerras lo impidieron). La materia se
organizó en libros, divididos a su vez en capítulos. Una vez decidido escribir
alguno, se encargaba una redacción a algún miembro, redacción que era
criticada (a menudo ferozmente) y si no había acuerdo se encargaba una nueva
a otro, proceso que podía repetirse varias veces más. Los miembros debían
retirarse a los cincuenta años, para evitar el anquilosamiento, pero parece que
no siempre fue así, y es evidente que algunos continuaron influyendo. Entre
los que ingresaron después hay matemáticos tan conocidos como Laurent
Schwartz(1915-2002), Medalla Fields en 1950, Jean- Pierre Serre (1926,
Medalla Fields 1954, Premio Abel 2003), Alexandre Grothendieck (1928,
Fields 1966), Roger Godement y Pierre Cartier. Otros, como René Thom
(1923-2002, , Fields 1958), no quisieron incorporarse.

Primer congreso Bourbaki (Julio 1935):


de izquierda a derecha, de pie, H. Cartan, R. de Possel, J.
Dieudonné, A. Weil, un técnico del laboratorio universitario;
sentados, Mirlés, Cl. Chevalley, S. Mandelbrojt

Aunque el tratado pretendía exponer las matemáticas de modo sistemático


desde el principio, el orden de publicación de los capítulos no fue el lógico,
sino el fruto de las circunstancias. En la publicación tuvo mucha importancia
un judío mexicano, Enrique Freymann, que convenció a su editorial, la
parisina Hermann (que, afortunadamente, no tuvo que arrepentirse, porque los
libros se vendieron mucho mejor de lo que era de esperar). Comenzó en serio
en los años cuarenta, después del final de la guerra, y tuvo sus mejores
momentos, en cuanto a intensidad de publicación e influencia, quizá en los
sesenta. A partir de ahí la actividad fue disminuyendo, y aunque no ha habido
una declaración oficial de cierre, desde hace muchos años no se ha publicado
ningún libro nuevo, limitándose la actividad a reediciones y traducciones al
inglés. Todo hace pensar que no habrá nuevos capítulos, aunque se dice que
hay redacciones inéditas. Incluso se ha publicado algún "fascículo de
resultados" de un libro, pero no los capítulos correspondientes.

Congreso Bourbaki 1938, de izquierda a derecha, S. Weil, C.


Pisot, A. Weil, J. Dieudonné, C. Chabauty, C. Ehresmann, J.
Delsarte.

Una de las principales preocupaciones de Bourbaki fue, ya desde el comienzo,


contrarrestar la aparente tendencia de la ciencia matemática a la dispersión en
disciplinas más o menos aisladas. De ahí el nada inocente singular de
"matemática" en el título. y la principal inspiración a que agarrarse a la hora
de llevarlo a cabo, la línea estructural de la matemática alemana, presente
sobre todo en el álgebra abstracta. Porque además los Bourbaki también
estaban de acuerdo en la relativa crisis de la matemática francesa, con
maestros (salvo E. Cartan) anquilosados y muchos jóvenes muertos en las
trincheras del 14-18. Un primer faro fue Hilbert, a quien consideran padre la
axiomática moderna con sus Fundamentos de la geometría(1899). Según
escribe Dieudonné:
"Más que por sus geniales descubrimientos, es quizá por el sesgo de su
espíritu que Hilbert ha ejercido la más profunda influencia en el medio
matemático: él enseñó a los matemáticos a pensar axiomáticamente, es decir,
a tratar de reducir cada teoría a su esquema lógico más estricto,
desembarazado de la técnica contingente del cálculo".

Esta influencia se encarnó a su vez en la escuela alemana de álgebra, de


tendencia abstracta e influida más o menos directamente por Hilbert, de la que
fueron representantes principales E. Artin, E. Noether y otros, y cuyas
aportaciones se condensaron en un libro particularmente oportuno y
afortunado, el Algebra moderna, que publicó en 1931 el jovencísimo B.L.van
der Waerden recogiendo los cursos de los anteriores, y que cambió la
concepción de la materia en cuanto a las ideas principales y las relaciones
entre ellas.

Pero hay también otra influencia, que es la de Dedekind, muy próximo a


Cantor. Dedekind pareció inclinarse hacia una presentación de la matemática
en términos de conjuntos y aplicaciones, aun sin adoptar siempre la forma
axiomática en la exposición, y su teoría de ideales fue uno de los modelos del
desarrollo posterior. También lo fue el cuidado por las aspectos organizativos,
y la atención dedicada a las notaciones y la terminología. En cambio, ni
Cantor ni Poincaré pesaron demasiado, aunque más el último.

Los Bourbaki emplearon dos instrumentos fundamentales para llevar a cabo


sus fines, la axiomática y las estructuras, tal y como exponen en alguno de sus
textos programáticos, el principal de los cuales es quizá "La arquitectura de
las matemáticas" (véase la Bibliografía del final). Para ellos la axiomática, en
su versión moderna, permite la unificación de la ciencia matemática ayudando
a mostrar las relaciones y conexiones entre las distintas disciplinas:

"Lo que se propone como fin principal la axiomática es precisamente lo que el


formalismo lógico, por sí sólo, es incapaz de suministrar: la inteligibilidad
profunda de las matemáticas...el método axiomático enseña a buscar las
razones profundas de este descubrimiento, a encontrar las ideas comunes
sepultadas bajo el aparato exterior de los detalles propios de cada una de las
teorías consideradas, a discernir estas ideas y llevarlas a la luz".

Y esta tarea de encontrar las ideas comunes a las distintas partes de la


matemática se realiza ayudándose sobre todo de las estructuras, de las que en
ese artículo no se ofrece una definición técnica en regla -lo que sí se hace en el
tratado, pero sin utilizarla apenas después, como ha analizado en detalle
L.Corry en su libro-, dándose tan sólo una idea general más o menos vaga,
donde se insiste en que lo que importa no es la naturaleza concreta de los
objetos involucrados, sino los axiomas de la estructura, e incluso llegan a
afirmar que "las estructuras matemáticas se convierten, propiamente hablando
en los únicos objetos de las matemáticas", algo que parece exagerado incluso
desde su propio punto de vista.

Congreso Bourbaki 1951.

Bourbaki distingue tres clases de estructuras-madre o fundamentales: las


algebraicas, que hacen intervenir un conjunto con una o varias leyes de
composición dotadas de ciertas propiedades y de las que son ejemplos los
grupos, anillos, cuerpos, espacios vectoriales, etc; las de orden. basadas en las
relaciones de orden y de las que es ejemplo la de retículo; y las topológicas. a
las corresponde todo lo relativo a las nociones de continuidad, límite, siendo
ejemplos los espacios métricos y los topológicos, etc. Estos tipos de
estructuras no son compartimentos estancos, sino que se combinan dando
lugar a estructuras mixtas como los grupos ordenados, los grupos topológicos.
etc. Por cierto que Piaget proporcionó un apoyo a tales distinciones a partir de
algunas de sus experiencias en psicología evolutiva.

El método axiomático aporta una gran economía de pensamiento, y establece


una comparación con la división del trabajo de las fábricas:

"Pero la comparación es defectuosa. El matemático no trabaja maquinalmente,


como el obrero en la cadena. Nunca se insistirá demasiado en el papel
fundamental que presenta, en sus investigaciones, una intuición particular -
intuición que por otra parte, como toda intuición, a menudo se equivoca-, que
no es la intuición sensible vulgar, sino más bien una especie de adivinación
directa -anterior a todo razonamiento- del comportamiento normal que parece
tener derecho a esperar por parte de entes matemáticos con los que ha tenido
una frecuentación tan prolongada que se han convertido en entes casi tan
familiares como los del mundo real. Pues cada estructura lleva en sí su
lenguaje propio, cargado de resonancias intuitivas particulares...

Es decir, menos que nunca la matemática se reduce actualmente a un juego


puramente mecánico de fórmulas aisladas, más que nunca la intuición reina
soberanamente en la génesis de los descubrimientos. Pero dispone hoy en día
de las potentes palancas que la suministra la teoría de los grandes tipos de
estructuras y domina simultáneamente inmensos campos unificados por la
axiomática, terrenos en los que antaño parecía reinar el caos más informe".
El propio Bourbaki se autocritica poniendo adjetivos como "esquemático" y
"estereotipado" a este modo de proceder. Las estructuras no son algo fijado a
priori, y no excluyen la posible aparición de otras nuevas (lo que, dicho sea de
paso, no parece que haya sucedido). Y las observaciones -bien justificadas- de
Corry acerca del olvido de la noción formal de estructura son compatibles con
un empleo informal que ha sido, en el peor de los casos, de utilidad a la hora
de organizar el taller de trabajo del matemático.

En cuanto al texto propiamente dicho, las definiciones y enunciados son


precisos y las demostraciones completas, si bien a veces muy concisas.
(Digamos, de paso, que ello era menos habitual hace 60 o 70 años que ahora,
y que tal vez el propio Bourbaki ha contribuido en parte al cambio). No se
motivan las nociones y conceptos introducidos y los ejemplos, cuando se dan,
no suelen referirse al "mundo matemático exterior". No hay figuras -alguna
hubo- ni se hace referencia a otros textos matemáticos. Muchos resultados
conocidos y "aplicaciones" no se han incorporado al texto, sino que van en las
listas de "ejercicios", a menudo muy difíciles, incluidas al final de los
capítulos.

Hasta aquí la "forma", pasemos al "contenido". Según Dieudonné, Bourbaki


pretendía "empezando desde el principio, poner los cimientos de todas las
teorías existentes de la matemática pura" (primer subrayado de Bourbaki;
segundo nuestro, J.H.), pero sólo unas líneas después se da una versión mucho
más cercana a la realidad: Bourbaki ha eliminado, aparte de teorías abstractas
gratuitas sin interés (por las que siente olímpico desprecio), han quedado
fuera

i) Productos finales de teorías importantes que son ellas mismas callejones sin
salida: por ejemplo, expone la teoría de Galois, pero no da la aplicación a la
resolución de las ecuaciones de quinto grado;

ii) Partes de la matemática que tienen mucho interés pero que no se prestan a
ser formuladas en sus términos; da como ejemplos la teoría de grupos finitos y
la teoría analítica de números;

iii) Partes de la matemática en las que sí tienen un papel importante las


estructuras, pero cuyo avance es tan rápido (el texto es de 1982) que cualquier
presentación quedaría ya anticuada en el momento de escribirse: los ejemplos
son la Topología Algebraica, la Topología Diferencial y la teoría de los
Sistemas Dinámicos.

Fuera de lo anterior queda la cuestión, que al parecer se debatió durante largo


tiempo, de si incluir o no la teoría de categorías, algo a primera visto muy afín
al grupo.
Entre los libros publicados figuran: Teoría de
conjuntos, Algebra, Algebra conmutativa, Topología
general, Integración, Espacios vectoriales topológicos,
Grupos de Lie,...

La cita anterior se refería a la matemática pura. Pero


continuaba así :

"Nunca se consideró la matemática aplicada, sobre todo


a causa de la falta de competencia y de interés de los
colaboradores; durante algún tiempo se jugó con la idea
de incluir la probabilidad y el análisis numérico, pero se
desechó enseguida".

Esta ausencia ha sido sin duda uno de los reproches hechos con más
frecuencia y énfasis a Bourbaki. En otro lugar dice que:

"En la concepción axiomática, la matemática aparece, en suma, como un


depósito de formas abstractas, las estructuras matemáticas; y resulta que
ciertos aspectos de la realidad experimental vienen a moldearse, sin que se
sepa muy bien por qué, en algunas de estas formas, como por una especie de
adaptación previa",

en lo que no parece tanto una explicación como una forma de quitarse de


encima una cuestión fastidiosa, una actitud que extienden a todo lo que se
refiere a la filosofía de la matemática.

Por el contrario, sí se ocupan de la historia. Los libros van seguidos de "notas


históricas", después recopiladas en el libro "Elementos de historia de las
matemáticas". Estas notas, redactadas sobre todo por Dieudonné y Weil, de
estilo y longitud muy desiguales, tratan sólo de las partes de la matemática
expuestas en el tratado. Se ha repetido mucho la acusación de "presentismo",
de historia escrita desde el presente considerando sólo el camino hacia las
ideas "que han vencido" y prescindiendo de todas las demás.

Otra actividad ligada al nombre Bourbaki, y que viene funcionando sin


interrupción hasta hoy, es el Seminario Bourbaki, que tiene lugar en París, y
en el que distinguidos matemáticos dan seis conferencias exponiendo algunos
de los resultados recientes más importantes.

Los Bourbaki han dicho a menudo que sus libros no estaban destinados a la
enseñanza en ninguno de sus niveles (y menos a servir como libros de texto)
sino que eran una especie de "caja de herramientas" para el investigador
matemático. Sin embargo, hubo quien no lo entendió así, y quien escribe
padeció en tercero de carrera un curso sobre algunos capítulos del Algebra:
módulos planos, sucesiones exactas, etc. ¿ Por qué ?

Su nombre fue asociado igualmente al fenómeno de las llamadas


"matemáticas modernas", con la modificación durante los años sesenta de los
programas de matemáticas de la enseñanza secundaria introduciendo "los
conjuntos", y las nociones y vocabulario de la matemática "estructural".
Aunque ninguno de ellos intervino directamente en tales actividades y quien
más se aproximó -Dieudonné-rechazó toda relación, no puede negarse que
muchos de los patrocinadores franceses del movimiento eran partidarios
entusiastas de Bourbaki formados en su lectura.

Todo indica que Bourbaki ha cesado (salvo las reediciones y el seminario, éste
siempre autónomo) su actividad. ¿Nos dan los años transcurridos desde sus
últimos libros hasta hoy perspectiva suficiente como para hacer un balance?
Es difícil negar que la manera de hacer y de escribir la matemática ha
cambiado mucho en los últimos cuarenta años, y en parte al menos bajo su
influencia, que ha sido mucho mayor en Francia que en otros países como
Estados Unidos o Rusia, y que ha ido declinando rápidamente en los últimos
veinte años. Parece innegable su contribución a una cierta forma de
organización de una parte de la matemática, desde las grandes líneas hasta
cuestiones solo aparentemente secundarias como la terminología, con el uso
informal de las estructuras, o las notaciones, dos terrenos en los que tuvieron
cierto éxito.

Pero la matemática se hace y expone de formas que, se diría, van alejándose


todavía más de las bourbakistas de lo que lo estaban en los sesenta o setenta.

En su artículo programático antes citado, Bourbaki se refiere a la vida interna


de la matemática así:

"Es como una gran ciudad, cuyos suburbios no cesan de progresar, de manera
un poco caótica, sobre el terreno circundante, mientras que el centro de
reconstruye periódicamente, siguiendo un plan cada vez más claro y una
disposición cada vez más majestuosa, echando abajo los viejos barrios y sus
laberintos de callejuelas para lanzar, hacia la periferia, avenidas cada vez más
directas, más amplias y más cómodas".

Siguiendo con la metáfora, digamos que todo sugiere que su arquitectura o, si


se prefiere, su urbanismo -un tanto a lo Le Corbusier, se diría- han dejado de
cultivarse hace tiempo y no parece vayan a volver. Todo induce a pensar que
Bourbaki fue una respuesta muy particular a ciertas situaciones y que las que
hoy se presentan requieren, no ya otras respuestas, sino otro tipo de
respuestas
Ada Byron, condesa de Lovelace 1815– 1851

"Al desabrochar el abrigo, metió las manos en los bolsillos


de su pantalón para mostrar mejor el chaleco, que estaba tejido con el dibujo
de un mosaico impreciso de diminutos cuadros azules y blancos. Los sastres
los denominaban el Estampado a cuadros de Ada, la señora que había
programado el telar Jacquard para que tejiera álgebra pura"

Gibson y B. Sterling

Hace muchos, muchos años, allá por el año 1944, había una hermosa joven en
un fábrica de tejidos que producía en serie, metros y metros de telas
estampadas. La joven vigilaba el correcto funcionamiento de una máquina que
tejía automáticamente los dibujos gracias a unas tarjetas que guardaban todas
las órdenes necesarias. Grupos de tarjetas que actuaban una y otra vez para
estampar repetidamente el mismo motivo a lo largo de la enorme pieza de tela.
Libre de pensar en el número de pasadas y puntos en que antaño ocupaba su
atención, cuando atendía su propio telar en la casa familiar, ahora mataba el
hastío dejando volar su imaginación en alas de los cuentos de hadas y soñaba
que una de ellas se había ocupado de ahorrarle la monotonía de las
repeticiones. Recuerda que le gustaba crear o descifrar una muestra, pero
luego era embrutecedora la necesidad de repetirla infinidad de veces hasta
conseguir la pieza completa .

Ciertamente, en un lejano país, muchos años atrás, una hechicera, hija de un


poeta mágico y de la princesa de los paralelogramos, inventó un lenguaje
nuevo con la intención que la bella joven suponía. Aunque ahora parecía que
una horrible bruja la había encadenado a aquella máquina y la había
convertido en una pieza más de la enorme fábrica que deglutía millas y millas
de hilo y vomitaba sin cesar las piezas “manufacturadas” que engrosaban
progresivamente las arcas del amo.

La niña hechicera recibió, al nacer, el nombre de Ada y heredó de sus padres


dos dones, de su madre el don de hablar el lenguaje de la aritmética y la
geometría y de su padre el don de las letras. Gracias a estos dones, siendo muy
joven, inventó unas palabras mágicas que, ser pronunciadas por los duendes
mecánicos, eran capaces de conseguir lo arriba referido.
La industria textil vio pronto la posibilidad de tejer los mismos estampados
con muchas menos tarjetas y adiestró a sus duendes en la pronunciación de las
palabras mágicas. Los duendes así adiestrados produjeron tal cantidad de telas
estampadas y brocados que las aldeas se vaciaron porque las jóvenes aldeanas
y los mozos de las aldeas emigraron a lejanas ciudades atraídos por la magia
de éstos duendes y en busca de fortuna.

Este relato parece un cuento, pero no lo es: Ada, en 1833, era una joven de 17
años. Un lunes del mes de junio, el día 5 exactamente, iba con su madre,
Annabella Milbanke, a ver la máquina pensante, era la máquina de diferencias
de Charles Babbage.

Unas semanas antes le habían conocido en una fiesta


en casa deMary Somerville, que introdujo a Ada en
el mundo de las diferencias finitas. Ya en aquella
ocasión, Babbage les hizo saber que estaba
pensando en construir una máquina totalmente
nueva. El proceso simplificador del cálculo seguía
avanzando a lo largo de la Historia. Y todavía
avanzaría más, cuando la tecnología llegara a estar a
la altura del "Hardware" de Charles y del
"Software" de Ada.

Diez años más tarde del primer encuentro entre Ada y Charles, éste último
daría una conferencia en Turín para presentar su Ingenio Analítico, como
llamó a la nueva máquina. Acudió a la conferencia el joven ingeniero
Menabrea. Quedó tan impresionado que escribió un resumen de la conferencia
y lo publicó en francés. Ada, que ahora era la esposa del conde de Lovelace y,
por eso, llevaba su apellido, se puso a traducir el resumen de Menabrea.
Enterado Babbage, la animó a comentar la traducción y, así, fue como surgió
su obra “Sobre la máquina analítica”.

En palabras de Ada Byron Lovelace, “La característica que distingue a la


máquina analítica, es la inclusión en ella del principio que Jacquard concibió
para regular la fabricación, mediante tarjetas perforadas, de los más
complicados modelos de brocados. Al capacitar a los mecanismos para
combinar entre sí símbolos generales en sucesiones de variedad y extensión
ilimitadas, se establece un eslabón entre las operaciones materiales y los
procesosmentales abstractos de la rama más teórica de la ciencia matemática.
Se desarrolla un lenguaje nuevo, amplio y poderoso, para su empleo futuro en
elanálisis, cuyas verdades se podrán manejar de modo que su aplicación sea
más práctica y precisa para la humanidad de lo que hasta ahora han hecho las
medidas a nuestro alcance”
En sus márgenes una explicación de cómo hacerla funcionar,
que triplicaba el texto, mejoraba el reciente invento de las tarjetas perforadas
del francés mencionado por ella misma, Jacquard, para que pudieran ser
reutilizadas en las tareas cíclicas.

Aquello era el invento de las subrutinas, pieza clave en la programación de los


modernos ordenadores.

En otra de sus páginas se podía leer: "La Máquina Analítica no tiene ninguna
pretensión de originar nada. Es capaz de hacer cualquier cosa, siempre que
sepamos ordenarle cómo hacerla. Puede seguir el análisis; pero no tiene
capacidad de anticipar cualquier relación o verdad analítica. Es de su
incumbencia ayudarnos a hacer disponible lo que ya conocemos. Está
calculada para hacer esto primordialmente y sobre todo, claro está, por medio
de sus facultades ejecutivas; pero es posible que ejerza una influencia
indirecta en la ciencia misma de otra manera. Porque, al distribuir y combinar
las verdades y las fórmulas del análisis de manera tal que sean lo más fácil y
rápidamente disponibles a las combinaciones mecánicas de la máquina, las
relaciones y la naturaleza de varios temas en esa ciencia, reciben
necesariamente una nueva luz, y se investigan más profundamente".

El Ingenio analítico estaba diseñado con dispositivo de entrada, a semejanza


de las tarjetas perforadas del telar de Jacquard;almacén, llamado hoy
memoria; molino, nuestro micro y moderno procesador, y dispositivo de
salida en papel u otra vez en tarjetas, como las actuales impresoras y
disqueteras. La máquina podía sumar, restar, multiplicar, dividir –como la
máquina de Pascal- y ejecutar instrucciones atendiendo a ciertas condiciones,
repetir algunas de las instrucciones y computar cualquier fórmula algebraica,
sin intervención humana en el proceso de cálculo. Bastaba para ello traducir
las órdenes, condiciones y fórmulas algebraicas a tarjetas perforadas, éstas
eran sólo otro lenguaje analítico, un lenguaje de programación, diríamos hoy,
en realidad el Software de Ada. Era con esta aportación con lo que la condesa
de Lovelace superaba al telar inventado por Jacquard en 1801, que organizaba
las hebras de las tejedoras, que a su vez habían aprendido de las arañas o tal
vez de las mariposas.

Ada Byron nació en Londres el día 10 de diciembre de 1815, con el fin del
imperio napoleónico. Fue hija de Anne Isabella Milbanke y de Lord Byron.
Las fechas de nacimiento de los progenitores marcan los extremos de uno de
losperiodos históricamente más relevantes para Europa: la Revolución
Francesa.Él con el anuncio de la convocatoria de Estados Generales, pocos
meses antes de la toma de la Bastilla, ella el mismo año en que Mary
Wollstonecraft publicó la Vindicación de los Derechos de la Mujer en
Londres y Francia declaraba su primera República.

El matrimonio, celebrado en Londres mientras Napoleón iniciaba sus


memorias y su declive, fracasó inmediatamente y Lord Byron abandonó la
ciudad pocos meses después. Pasó el verano de 1816 en Suiza con Percy y
Mary Shelley, autora de la novela Frankestein.

La princesa de los paralelogramos, como llamaba Byron a su esposa que había


estudiado álgebra, geometría y astronomía con el Catedrático de Cambridge
William Frend, puso todo su empeño en educar a su hija científicamente,
alejada de las "triviales" tendencias literarias y en la más severa "disciplina",
para contrarrestar los “vapores de la fantasía” que había heredado de su padre.
Ada tuvo como profesora de matemáticas a Mary Somerville y también
recibió consejo científico de Lord Morgan. Luego, cuando conoció a Babbage,
aprovechó esta amistad para seguir creciendo en sus conocimientos
matemáticos.

En 1835 Ada se casó con El octavo Lord King, nombrado conde de Lovelace
en 1838, momento a partir del cual Ada pasó a ser la condesa de Lovelace. El
matrimonio tuvo una hija Anna Isabella Noel y dos hijos Byron Noel,
vizconde de Ockham y Ralph Gordon Noel, treceavo barón de Wentworth y
segundo conde de Lovelace.

Además de tal abundancia de títulos nobiliarios, el primer conde de Lovelace


proporcionó a Ada la posibilidad de acceder a los fondos bibliográficos de la
Royal Society de Londres, para lo cual consiguió ser nombrado miembro de
tan afamada sociedad científica. Ella, como mujer, no tenía acceso ni a la
biblioteca de esta institución ni a la de ninguna otra de nivel universitario.
Murió muy joven ocho años antes de que la primera universidad europea, la
suiza, en 1860, admitiera en sus aulas a una mujer. Hasta 1874 ninguna mujer
obtendría el doctorado en matemáticas, al que Ada hubiera podido optar por
sus dotes, sus conocimientos y sus aportaciones, que la convertían no en poeta
como su padre ni matemática como deseaba su madre, sino en una matemática
poética, en lo cual fue precursora de los planteamientos más progresistas de la
actualidad que abogan por la capacidad de exponer poéticamente una
demostración matemática.

Elprograma confeccionado por Ada Byron, sobre tarjetas perforadas, para el


Ingenio Analítico de Babage computaba los números de Bernouilli, y da idea
de sus conocimientos matemáticos y de su capacidad para crear un programa,
mucho más complejo y ambicioso que los pequeños programitas ideados por
el propio Babbage. Extrapolaba la primitiva estrategia fabril a una máquina de
calcular. La idea de reutilizar las tarjetas encargadas de cierto procedimiento,
cada vez que fuera necesario, dentro de un mismo programa, era tan avanzada
que en los cien años posteriores no se escribió nada mejor referente a esta
materia. Para entonces, ya se estaba aprovechando su aportación en la
industria textil que enriquecía a unos pocos y explotaba a tantas y tantas
mujeres como la joven del comienzo de este cuento.

La salud de Ada nunca fue robusta y, a partir de 1843, a los 27 años, madre de
tres criaturas pequeñas y terminadas las notas a la edición de Menabrea,
decayó alarmantemente. Los médicos, en un principio, diagnosticaron histeria,
era el saco de sastre de aquella época.

Ada creyó durante largo tiempo en la certeza del primer diagnóstico. El


láudano la alivió del dolor, producido por el terrible cáncer diagnosticado
pocos meses antes de su muerte , hasta que su madre se hizo cargo de ella al
final de su enfermedad y le retiró todos los calmantes, para que ganara la
salvación eterna de su alma con el sufrimiento infinito de su cuerpo. Murió a
los 36 años, como su padre, el famoso Lord Byron, al que nunca llegó a
conocer, pero del que heredó la poderosa imaginación que la hizo vivir y
sufrir. Ada pidió ser enterrada junto a él, que pensó siempre en ella y que le
dedicó las últimas palabras antes de morir.

De su triunfo científico sólo nos quedan sus iniciales en el artículo “Taylor’s


Scientific Memoirs” publicado en 1843. Poner sólo las iniciales la preservaba
del ridículo a que hubiera estado expuesta socialmente de haberse sabido que
ella, una mujer, publicabamaterial“tan masculino”.

Hoy, en la era de la informática, se le han concedido reconocimientos como


dar su nombre a un lenguaje de programación, el lenguaje ADA, diseñado por
y para el Departamento de Defenda de los Estados Unidos de América.

Este lenguaje permite a Ada viajar alrededor del globo y en el tiempo, gracias
a su amabilidad, flexibilidad, robustez y adaptabilidad a software nuevo. Está
presente en un arsenal de industrias y organizaciones en Bélgica, Francia,
Alemania, Suecia, Suiza, España, Reino Unido, y los Estados Unidos que
utilizan el lenguaje Ada en los sistemas de control, de fabricación, en los
sistemas de las actividades bancarias y de información, aviación,
comunicación por satélite, y diseño. Por ejemplo, en los sistemas de control de
la industria nuclear checa Westinghouse y elsistema de control del proceso del
acero de la Weirton o en el sistema de actividades bancarias en el estado sueco
que automatiza así todo el pago de la nómina, gastos, depósitos, y
transacciones electrónicas. También se utiliza en telefonía móvil y en el
diseño de circuitos integrados, en los sistemas de pruebas de motores de
vehículos y a para diseñar toda la automatización de Microsoft Windows.

Se invierte un décima parte de tiempo y de presupuesto en el software para


cohetes espaciales, lo cual es la razónprimordial por la que los militares de
USA utilizan este lenguaje.

También se recuerda a Ada Byron Lovelace como personaje principal en


novelas, obras de teatro y en un film de realidad virtual
“Conceiving Ada”

En nuestro país, La Organización Española para la Coeducación


Matemática ha adoptado su nombre,OECOM“Ada
Byron” (www.adabyron.org) , con la misma finalidad: reconocer
en la era cibernética el papel pionero de una mujer en ese campo, tan ligado a
las matemáticas como la misma Ada Byron reconoce en las citas apuntadas en
esta breve biografía.

PARA CONTINUAR

LINK: http://virtual.uptc.edu.co/ova/estadistica/docs/autores/pag/mat/Indizea.asp.htm

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