Cuenta una antigua leyenda que hace muchos años los loros y
las cacatúas, a pesar de ser parientes cercanos y vivir en el
mismo bosque, se llevaban muy mal. Nadie recordaba el motivo
causante del conflicto, pero el caso es que no se podían ni ver y
a menudo surgían entre ellos discusiones y peleas muy
desagradables.
Se quedó tan quieto y tan pasmado que fue ella la que tuvo que
acercarse. Cuando estuvieron uno frente a otro, los dos jóvenes
se miraron embelesados.
– ¡Aquí es!
Estaba tan cansado para volar que prefirió trepar por él como si
fuera un escalador. Un minuto después llegó arriba del todo y
asomó la cabeza. Aunque la luz ya era escasa, pudo divisar una
inmensa playa y al fondo el mar, infinito y azul.