El puente colapsó por la crecida del río Huaycoloro y el Río Rímac, tras el aumento del caudal de
dichos ríos por el fenómeno del niño de este año 2017.
Dicho puente tiene una gran columna y tiene unos tirantes. La resistencia es la que da esta (la
columna) y en el otro lado lo que hace es descansar el puente, pero ya que este estribo que se
situaba del lado que se cayó el puente, no estaba bien fijo a la tierra como para que resistir
este tipo de fenómenos, el puente no tubo de otra que caer.
Sin embargo, de acuerdo al arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, los tirantes eran de
"adorno".
"Un puente atirantado funciona con cables que cuelgan de un mastil alto, potente que debería
estar bien cimentado, pero en las fotos y videos se ve que (en el caso del puente Talavera) los
cables no jalaban y el puente solo se apoya en el otro extremo. Al hacer eso los cables están de
adorno, colgando y el puente se ha puesto a trabajar al revés".
Una solución a este problema sería implementar un buen diseño y cálculo de estructura
teniendo en cuenta los desastres naturales y el tipo de tierra donde será construido
nuevamente, planificando la reconstrucción de una manera responsable justificando la
profesión. En sí construir un puente nuevamente toma tiempo y una gran cantidad de
inversión monetaria.