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La semalingüística: ciencia reciente del lenguaje

Sandy Rafael Tucci(*)

(Especial para Mundo Oriental)

El término semántica no es nuevo; sin embargo, los estudios


semánticos específicos sí lo son. La semántica ha comenzado a considerarse
como ciencia en años recientes. Los autores clásicos de la gramática y los
lingüistas más destacados de la historia no le dieron el estatus de ciencia.

El notable lingüista danés Louis Hjelmslev (1899-1965), miembro del


Círculo Lingüístico de Copenhague, al referirse a la semántica, la considera
como una parte de la lingüística, pero no la define como una rama. Al
respecto, dice: “El apartado semántico comprende (…) el material de los
conceptos formados lingüísticamente” (Sistema y cambio lingüístico, Editorial
Gredos, Madrid, 1976, p. 200).

A esas alturas, pareciera que en los medios lingüísticos aún no se


manejaba claro el concepto de la semántica como una disciplina, lo cual se
apoya en lo siguiente, además: “La gramática es la única que comprende el
material propio de la lengua y nada más; es la sección central del sistema
lingüístico. En relación con esto están las otras dos secciones, la fonemática y
la semántica, periféricamente: en su sistema dan una conformación de un
material, que no parece ser el propio de la lengua, sino que parece haber sido
tomado de fuera e incorporado en la lengua: por una parte el mundo fonético,
por otra parte el mundo conceptual” (ob. cit.: pp. 200-201).

De lo anterior, se deduce que la semántica no estaba constituida aún


como una disciplina independiente, a pesar de que el término semántica es de
vieja data. También se aprecia que se consideraba el significado de las
palabras como algo “externo”, proveniente del exterior a la lengua misma.
Igualmente, Hjelmslev habla de un conjunto disperso de elementos: “…el
material de significación de la lengua no constituye un sistema, pero
constituye una abigarrada masa de designaciones para todas las cosas que
reconocemos a nuestro alrededor y que hemos usado para designar, pero
cuya relación mutua es dispar y arbitraria…” (ob. cit.: 201).

Aparte de constituir un conjunto informe aún, se aprecia que existía ya


(como existe hoy) una relación dispar entre el significado y la palabra, entre
significado y significante, en términos de Saussure. No obstante, al
considerarse la lengua como sistema en la actualidad (año 2017), una de sus
partes es el subsistema semántico, relativo al significado de las palabras.

Ducrot y Todorov (1975) hablan de la semántica generativa y de la


combinatoria semántica, pero no definen la semántica como disciplina. Por su
parte, Sapir (1977, /1921/) no se refiere a la semántica en su libro El lenguaje.
Tampoco lo hace Chomsky (1970; 1979, 1980). Weinreich (1968) habla
extensamente de la interferencia de lenguas en contacto, donde describe los
diferentes tipos de préstamo lingüístico, pero no menciona la semántica como
disciplina, aunque en un momento dado habla de “confusiones semánticas”
sin extenderse más allá en el asunto. Otros autores revisados, Coseriu (1973),
Ducrot (1975) tampoco se refieren a la semántica como una disciplina
científica.

Los cambios semánticos han existido desde que las lenguas son
lenguas, pero la semántica como disciplina es relativamente reciente. Tal vez
debido a ello, su definición ha sido confusa y ha estado sujeta a controversias.
“Se llama así a la rama de la filología que estudia los cambios de significación
de las palabras”, (Martínez Amador, Diccionario gramatical y de dudas del
idioma, Editorial Sopena, Barcelona, España, 1974). Se aprecia de inmediato
que se habla de ella como una rama de la filología y no de la lingüística y su
objeto de estudio se desplaza hacia “los cambios de significación de las
palabras”, no alude al significado en sí mismo de las palabras.

En Venezuela, se tiene que: “Definir la significación ha sido motivo de


estudios y discusiones desde tiempos remotos. Pero este interés por los
problemas del significado se ha intensificado especialmente en el siglo XX.
Los diversos puntos de vista con que se enfoca el significado han dado lugar a
la estructuración de una ciencia, la semántica, que interesa tanto a la filosofía
como a la lógica, a la antropología como a la psicología y a la lingüística.
Últimamente se ha desarrollado un área de estudio denominada la semántica
lingüística, la cual viene a ser, por consiguiente, una rama de la ciencia
lingüística que se encarga del estudio de los significados” (Falcón de Ovalles,
Josefina et al., Lengua española, Fedupel, Caracas, 2000).

Se aprecia, entonces, que la semántica es una ciencia nueva y cuyos


paradigmas están por definirse con mayor claridad en lo futuro. El término fue
acuñado en 1897 por el lingüista francés Michel Bréal, pero tan solo a fines
del siglo XX fue cuando vino a tomar forma y sustancia.

Para 2004, se habla con criterio más firme y se le denomina semántica


lingüística, como la disciplina que se ocupa del significado de las palabras;
con ello se borran las dudas en torno a la polémica de si la semántica es una
rama de la lingüística o no. En cuyo sentido lo es la semántica lingüística, en
tanto que la semántica por sí sola es de mayor cobertura e interesa a la
filosofía, que la reclama como suya.

Una vez dicho lo anteriormente, en el presente trabajo se va a utilizar


un término completamente nuevo para designar la semántica lingüística y es
el de semalingüística. De ahora en adelante, nos referiremos a esta ciencia
con ese nombre, el cual luce más práctico y funcional que el de “semántica
lingüística”, haciendo analogía con otras ramas de la ciencia del lenguaje,
como psicolingüística, sociolingüística y etnolingüística, por mencionar tres
nada más.

Como se ha asomado previamente, los estudios sobre semalingüística


en Venezuela no son muy conocidos y los tratados, en general de otros
países, sobre la semántica como ciencia son recientes; ello induce a pensar
que sus diferentes ramas tampoco han sido lo suficientemente trabajadas
para llegar a instituirse en los campos de estudio universitarios, como la
gramática, la fonética o la psicolingüística, entre otros campos de la ciencia
del lenguaje.

En términos recientes, se habla de la lengua como sistema y como tal


está subdividida en subsistemas, lo cual varía de unos teóricos a otros. Acá se
dirá que la lengua está conformada por el subsistema fonológico, subsistema
léxico, subsistema semántico, subsistema morfológico, subsistema sintáctico y
subsistema pragmático. Cada uno de ellos puede originar una o más ramas
de la lingüística, donde están: fonética y fonología, lexicología,
semalingüística, morfología, sintaxis, pragmática lingüística, y subramas como
ortografía, ortología, caligrafía, redacción y estilo, etc.

La semalingüística se ocupa de las unidades significativas mínimas


diferenciales con valor distintivo, vale decir, los lexemas. Se ocupa del estudio
de los cambios de significado (diacrónicamente) y desde el punto de vista
sincrónico, estudia el significado léxico y el significado gramatical.

La semántica socioprofesional

No sería aventurado hablar de que cada profesión desarrolla su propia


semántica y en tal sentido se pudiere hablar de la semántica de la medicina, la
semántica de la economía y así por el estilo. Cada profesión desarrolla su
propio lenguaje técnico el cual no es exclusivamente socioprofesional sino que
también afecta todos los estratos y las áreas en las que se mueven los
profesionales de un campo determinado.

El estudio del significado de las palabras resulta del mayor interés, más
que el significado gramatical, además de los diferentes tipos de significados.
Sin embargo, hay algunas definiciones básicas, necesarias para la mejor
comprensión del tema.

El significado léxico está referido al concepto de la palabra, definible


por el diccionario. El referente es el objeto o la cosa a definir y el significado
gramatical se refiere a aquellas partículas desprovistas de significado como
artículos, preposiciones, conjunciones y otras similares, a las cuales se les
encuentra solo sentido gramatical dentro del texto, pero que por sí solas no
tienen significado perceptible. Entonces el significado léxico se refiere a un
individuo, entidad, acción, cualidad o característica de lo que es apreciable en
un objeto determinado. Por ejemplo, las palabras roca, niño, idea, correr,
bonito, circular son susceptibles de tener significado léxico. Al teorizar sobre el
significado, conviene aclarar qué se entiende por concepto y qué se entiende
por definición.
El concepto se refiere a la imagen mental que posee una persona
acerca de alguna cosa, un ente concreto o abstracto. Esa imagen mental está
relacionada con el significado atribuido de manera arbitraria a una palabra, de
manera que es ajeno a su relación con los grafemas, los fonemas, las sílabas
y las palabras. Yendo más lejos, es ajeno a las lenguas, los idiomas; en
consecuencia, es ajeno a los códigos tanto orales como escritos.
El concepto se forma en la mente del ser humano, es abstracto aunque
se refiera a una cosa concreta. Ese concepto es particular, es individual, es
personal, pero de igual modo se relaciona con el mundo exterior por el
extraordinario poder de la palabra, adquisición humana que le permite a la
gente traducir el concepto a otros signos para expresar un significado.
Cuando el concepto se traduce en palabras, entonces tenemos la
definición. Viene a ser ésta la verbalización del concepto. El concepto, antes
de ser verbalizado, se relaciona con el mundo exterior a través de los sentidos
para llegar finalmente al significado. La forma, la textura, el color, el tamaño, la
longitud, la ubicación, la función, la utilidad, son muchas de las características
que usamos para definir las palabras, es decir, para expresar los conceptos.
El concepto, como imagen mental, puede permanecer invariable más
allá de las lenguas, pero las definiciones van a variar en cada lengua, en cada
país, en cada región. El concepto se puede expresar a través de dibujos,
figuras, sonidos, música, arte, íconos, símbolos, pero la definición se expresa
a través de las palabras. El concepto de la paz se puede expresar a través de
una paloma o de un emblema, el concepto del amor, a través de una rosa o
de un corazón, pero la definición se expresa con las palabras: love, amor,
amore, amour, etc.
En relación con los conceptos lingüísticos, está: sema. En términos de
la lingüística saussureana, se habla de un significado y un significante, entre
los cuales hay una relación arbitraria. En este sentido, el signo lingüístico tiene
una unidad que puede hacerse sensible y que para un grupo de usuarios
señala una ausencia en sí misma. La parte sensible es el significante y la
parte ausente el significado y la relación que ellas guardan es la significación
(Ferdinand de Saussure, Curso de lingüística general. Publicado por Charles
Bally y Alberto Sechehaye. Trad., pról., y notas, Amado Alonso. 20ª ed.
Buenos Aires, Editorial Losada,1980).
El lexema es la unidad mínima provista de significado; puede
presentarse completa, sin aditivos, como Sol, tul, Dios, o acompañada de
afijos, como casona, sillaje, niño, hojuela, enhebrar, suponer. El lexema
conserva el significado de una palabra en estructura profunda. Por ejemplo,
de los términos mencionados se puede extraer: cas-, sill-, niñ-, hoj-, pon-,
hebr- que son los morfemas radicales o raíces de cada una de esas palabras,
son ellas las que conservan el significado, es decir, el lexema. Los prefijos y
sufijos carecen de dicho significado, en cuyo caso son: -a, -aje, -uela, -o, su- y
–er, en- y –ar, para formar las palabras completas.

El lexema se diferencia del sema en que el primero posee el significado


intrínseco de la palabra y el segundo se refiere a los rasgos semánticos, los
cuales no están dichos, pero que se pueden referir perfectamente al vocablo,
como el ejemplo que ya se dio de muchacho y los semas “joven y varón”. El
médico, es “profesional” y “graduado”; el pájaro es un “ave” y es “volador”, etc.

(*) Profesor universitario, investigador y director del Centro de Investigación Juan Manuel
Cajigal (Cijumaca).

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