ESCUELA DE MEDICINA
TEMA:
Integrantes:
NIVEL:
Tercero “B”
RIOBAMBA, 2017
OBJETIVOS
Objetivo General
Indagar los diversos mecanismos de regulación que existen en el organismo partiendo de
conceptos introductorios.
Objetivos Específicos
Conceptualizar diversos puntos sobre la regulación alostérica enzimática.
Analizar los mecanismos de regulación hormonal
Detallar los distintos procesos fisiológicos y bioquímicos de la insulina, glucagón y
cortisol partiendo de su entrada, acción, metabolismo (síntesis y degradación)
MARCO TEÓRICO
Enzimas Alostéricas
Las enzimas alostéricas son sustancias químicas orgánicas, puede tener un efecto en los enlaces
bioquímicos sobre las uniones entre una enzima y una proteína. La enzima alostérica actúa
infiltrándose en el núcleo de la molécula.
Las enzimas alostéricas están compuestas con una estructura de cuatro moléculas, por ello es
una estructura es cuaternaria. Tienen más de una cadena polipeptídica y contienen unidades en
las que se realiza la catálisis; cuyas subunidades tienen distintas propiedades: uno isostérico,
que es el sitio activo propiamente dicho, y uno alostérico, donde se realiza la regulación
enzimática.
Los que incrementan la actividad catalítica, se conocen como moduladores positivos y los que
disminuyen la actividad catalítica se conocen como moduladores negativos.
Degradación:
Muchas proteínas se degradan por medio de la vía de la ubiquitina-proteasoma, que comprende
más de 30 subunidades polipeptídicas dispuestas en forma de cilindro hueco. Los sitios activos
de sus subunidades proteolíticas miran hacia el interior del cilindro, lo que impide degradación
indiscriminada de proteínas celulares.
La ubiquitinación es catalizada por una familia grande de enzimas denominadas ligasas E3. La
vía de la ubiquitina-proteasoma se encarga tanto de la degradación regulada de proteínas
celulares seleccionadas (p. ej., ciclinas, en respuesta a señales intracelulares y extracelulares
específicas), como de la eliminación de especies proteínicas defectuosas o aberrantes.
Los cambios de la eficiencia catalítica intrínseca por unión de ligandos disociables (regulación
alostérica) o por modificación covalente logran regulación de la actividad enzimática en
segundos. Los cambios de la concentración de proteína satisfacen requisitos adaptativos a largo
plazo, mientras que los cambios de la eficiencia catalítica son más idóneos para alteraciones
rápidas y transitorias del flujo de metabolitos. En cada ruta hay al menos una enzima reguladora
que determina la velocidad de toda la ruta. La modulación de las enzimas reguladoras ocurre
mediante diferentes mecanismos
Inhibición por retroalimentación: el producto final de una vía metabólica actúa sobre la
enzima clave que regula el ingreso a esa vía para evitar sobreproducción del producto final.
Actúa en el primer paso comprometido de la vía, es decir, el primer paso que efectivamente
es irreversible. Sin embargo, hay veces en que la inhibición por retroalimentación puede afectar
múltiples puntos a lo largo de una vía, especialmente si la vía tiene muchos de puntos de
ramificación
Inhibición por competencia: En este caso, el inhibidor posee una estructura similar a la del
sustrato y compite por situarse en el sitio del sustrato para formar un complejo enzima-
inhibidor, disociable, dificultando la formación del complejo ES y por ende la actividad
enzimática; la enzima forma el complejo con la sustancia más disponible de ambas y en función
de la afinidad que muestra para cada una de ellas. La enzima no tiene acción sobre el inhibidor,
ni el inhibidor competitivo desnaturaliza a la enzima; sólo impide su función.
Retroalimentación negativa
Evita la actividad excesiva de los sistemas hormonales. Todas las hormonas se encuentran
exclusivamente muy controladas, en la mayoría de los casos este control se ejerce a través de
mecanismos de retroalimentación negativa que garantizan un nivel adecuado de actividad en
el tejido efector En general, cuando un estímulo induce la liberación de una hormona, los
estados o los productos derivados de la acción de esta tienden a detener dicha liberación. En
otras palabras, la hormona (o uno de sus productos) ejerce un efecto de retroalimentación
negativa con el fin de impedir una secreción excesiva de la hormona o su hiperactividad en el
tejido efector. En ocasiones, la variable controlada no es la velocidad de secreción de la
hormona, sino el grado de actividad en el tejido efector. Por consiguiente, las señales de
retroalimentación enviadas a la glándula endocrina solo serán lo bastante potentes para reducir
la secreción adicional de la hormona cuando la actividad sobre el tejido efector alcance un nivel
adecuado. La regulación hormonal por retroalimentación tiene lugar en todas las fases,
incluidos los procesos de transcripción y traducción genética que intervienen en la síntesis de
la hormona y las fases de elaboración o liberación hormonales.
Retroalimentación positiva
Incrementa las concentraciones hormonales. En algunos casos, cuando la acción biológica de
la hormona induce la secreción de cantidades adicionales, tiene lugar una retroalimentación
positiva. Un ejemplo de esta retroalimentación positiva es el gran aumento de la síntesis de
hormona luteinizante (LH) que se produce como consecuencia del efecto estimulador ejercido
por los estrógenos sobre la adenohipófisis antes de la ovulación. La LH secretada actúa en los
ovarios, donde estimula la síntesis de más estrógenos que, a su vez, favorecen la secreción de
LH. Con el tiempo, la LH alcanza una concentración adecuada y se desarrolla el control
mediante retroalimentación negativa de la secreción hormonal.
Variaciones cíclicas de la liberación hormonal
Además del control por retroalimentación negativa y positiva de la secreción hormonal, la
liberación de hormonas está sometida a variaciones periódicas que dependen de los cambios
de estación, de las distintas etapas del desarrollo y del envejecimiento, del ciclo diurno
(circadiano) o del sueño. Por ejemplo, la secreción de hormona del crecimiento aumenta de
forma notable durante el primer período del sueño, mientras que disminuye en las fases
posteriores. En muchos casos, estas variaciones cíclicas de la secreción hormonal obedecen a
los cambios de actividad de las vías nerviosas que intervienen en el control de la liberación.
Las hormonas se «eliminan» del plasma de diversas maneras: 1) destrucción metabólica por
los tejidos; 2) unión a los tejidos; 3) excreción hepática por la bilis, y 4) excreción renal hacia
la orina. En el caso de determinadas hormonas, un descenso de la tasa de aclaramiento
metabólico provoca a menudo una concentración excesiva en los líquidos corporales
circulantes.
INSULINA
La insulina es la hormona hipoglucemiante. Como tal, su función primaria es reducir la
concentración de glucosa en sangre (glucemia) promoviendo su transporte al interior de las
células, pero sólo actúa en este sentido sobre el tejido adiposo (adipocitos), el músculo, el
corazón.
Es una hormona liberada por las células beta pancreáticas se asocia a la abundancia energética.
En otras palabras, cuando el régimen de alimentación dispone de alimentos energéticos
suficientes, en particular de un exceso de alimentos energéticos en la dieta y, sobre todo, de
hidratos de carbono, aumenta la secreción de insulina.
A su vez la insulina desempeña una función primordial en el almacenamiento de la energía
sobrante. Si se consume hidratos de carbono en exceso, estos se depositarán principalmente
como glucógeno en el hidalgo y en los músculos. Al mismo tiempo, y también por efecto de la
insulina, el exceso de hidratos de carbono que no pueden almacenarse como glucagón se
convierte en grasa y se conserva en el tejido adiposo.
En cuanto a las proteínas, la insulina ejerce un defecto directo para que las células absorban
más aminoácidos y lo transformen en proteínas. Finalmente, esta hormona inhibe la
degradación de las proteínas intracelulares.
Activación de los receptores de las células efectoras por la insulina
El receptor de insulina es una combinación de cuatro subunidades, enlazadas a través de
puentes disulfuro: dos subunidades alfa, que se encuentran totalmente fuera de la membrana
celular, y dos subunidades Beta, que atraviesa la membrana y sobresalen en el interior del
citoplasma.
La insulina se une a las subunidades alfa del exterior de la célula, pero debido a su unión con
las subunidades beta las porciones de estas se introducen en el interior de la célula y se
autofosforilan.
La autofosforilación de las subunidades beta del receptor activa una tirosina cinasa local que,
a su vez, fosforila a otras muchas, entre ellas a un grupo llamado sustratos del receptor de
insulina (IRS). En los distintos tejidos se expresan tipos diferentes de IRS. El efecto neto es la
activación es la activación de algunas de estas enzimas y la inactivación de otras.
Por medio de este mecanismo, la insulina dirige la maquinaria metabólica intracelular para
provocar los efectos deseados sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, los lípidos y
las proteínas. Los principales efectos finales de la estimulación de la insulina son los siguientes:
Pocos segundos después de la unión de la insulina a sus receptores de membrana, se
produce un notable incremento de la captación de glucosa por las membranas de casi el
80% de las células, sobre todo de las células musculares y adiposas, pero no de la
mayoría de las neuronas encefálicas. La glucosa, que se transporta en mayor cantidad a
la célula, se fosforila de inmediato y sirve de sustrato para todas las funciones
metabólicas habituales de los hidratos de carbono.
La membrana celular se hace más permeable para muchos aminoácidos y para los iones
potasio y fosfato, cuyo transporte al interior de la célula se incrementa.
En los 10 a 15 min siguientes se observan efectos más lentos que cambian la actividad
de muchas más enzimas metabólicas intracelulares. Estos efectos se deben, sobre todo,
a una variación de la fosforilación enzimática.
Durante algunas horas e incluso días tienen lugar otros efectos, mucho más lentos, que
se deben a cambios de la velocidad de traducción de los ARN mensajeros dentro de los
ribosomas para dar lugar a nuevas proteínas e incluso (los efectos más tardíos) a
variaciones de las velocidades de transcripción del ADN del núcleo celular. A través
de estas acciones, la insulina modela de nuevo gran parte de la maquinaria enzimática
celular hasta conseguir sus objetivos metabólicos.
CORTISOL
El efecto metabólico más conocido del cortisol y de otros glucocorticoides consiste en
estimular la formación de hidratos de carbono a partir de las proteínas y de otras sustancias
(gluconeogenia) en el hígado.
o El cortisol aumenta las enzimas que convierten los aminoácidos en glucosa dentro de
los hepatocitos
o El cortisol moviliza los aminoácidos de los tejidos extrahepáticos, sobre todo del
músculo. Por ello, llegan más aminoácidos al plasma, para incorporarse a la
gluconeogenia hepática y facilitar la formación de glucosa.
o El cortisol antagoniza los efectos de la insulina para inhibir la gluconeogenia en el
hígado, aumenta la producción de glucosa en el hígado.
El cortisol también reduce, aunque en grado moderado, el ritmo de utilización de glucosa por
la mayoría de las células del cuerpo. Aunque se desconoce la causa exacta de este descenso, un
efecto importante del cortisol es la reducción de la translocación de los trasportadores de
glucosa GLUT 4 en la membrana celular, en el especial en las células del musculo esquelético,
lo que conduce a la resistencia a la insulina.
Efectos del cortisol sobre el metabolismo de las proteínas
Uno de los principales efectos del cortisol sobre los sistemas metabólicos del organismo
consiste en el descenso de los depósitos de proteínas de la práctica totalidad de las células del
organismo, con excepción de las del hígado. Esto se debe tanto al descenso de la síntesis como
a un mayor catabolismo de las proteínas ya existentes dentro de las células. Ambos efectos
podrían achacarse a un menor transporte de los aminoácidos a los tejidos extrahepáticos; es
posible que esta no sea la causa primordial, porque el cortisol también reduce la formación de
ARN y la síntesis posterior de proteínas de muchos tejidos extrahepáticos, sobre todo del
músculo y del tejido linfático.
Cuando existe un gran exceso de cortisol, el músculo puede debilitarse tanto que la persona es
incapaz de alzarse cuando se encuentra en cuclillas. Además, las funciones inmunitarias del
tejido linfático caen hasta una pequeña fracción de la normalidad.
El cortisol aumenta las proteínas del hígado y el plasma
Al mismo tiempo que reduce las proteínas de otros lugares del organismo, el cortisol estimula
la producción de proteínas en el hígado. Además, las proteínas del plasma (formadas por el
hígado y liberadas a la sangre) también aumentan.
Estos incrementos suponen una excepción al descenso de las proteínas que tiene lugar en otras
partes del cuerpo. Se cree que esta diferencia se debe a un posible efecto del cortisol, que
incrementaría el transporte de aminoácidos hacia los hepatocitos (pero no hacía casi todas las
demás células) y estimularía a las enzimas hepáticas necesarias para la síntesis de proteínas.
Efectos del cortisol sobre el metabolismo de las grasas
De forma muy similar a la movilización de aminoácidos del músculo, el cortisol moviliza a
los ácidos grasos del tejido adiposo. Con ello, aumenta la concentración de ácidos grasos libres
en el plasma, lo que aumenta también la utilización de los ácidos grasos con fines energéticos.
Al parecer, el cortisol ejerce asimismo un efecto directo que potencia la oxidación de los ácidos
grasos en el interior de la célula.
No se conoce por completo el mecanismo por el que el cortisol moviliza los ácidos grasos. Sin
embargo, quizá parte de sus efectos se expliquen por un menor transporte de la glucosa a los
adipocitos. El a-glicerofosfato, derivado de la glucosa, es necesario para el depósito y
mantenimiento de los triglicéridos en estas células y que los adipocitos empiezan a liberar
ácidos grasos cuando aquella falta.
En los períodos de ayuno prolongado o de estrés, la mayor movilización de grasas por el
cortisol, junto con el incremento en la oxidación de los ácidos grasos en la célula, inducen una
desviación de los sistemas metabólicos celulares, que pasan de la utilización energética de
glucosa a la utilización de ácidos grasos.
No obstante, este mecanismo del cortisol tarda varias horas en manifestarse íntegramente y no
es tan rápido ni tan potente como el desplazamiento inducido por el descenso de la insulina.
De cualquier modo, el mayor uso de los ácidos grasos para conseguir energía metabólica
supone un factor esencial para la conservación a largo plazo de la glucosa y del glucógeno
orgánico.
CONLUSIONES
Se concluye que la regulación alostérica a nivel bioquímico trata sobre la regulación de una
enzima u otra proteína al unirse una molécula efectora en el sitio alostérico de la proteína, este
sitio alostérico es otro sitio de la proteína diferente del sitio activo partiendo de un mecanismo
de ajuste relacionado con la retroalimentación negativa mediante inhibidores alostéricos y
retroalimentación positiva mediante activadores alostéricos. Esta regulación puede darse de
diversas maneras, sea a escala orgánica, por transducción de señales y por modificación
covalente de las enzimas. La función primordial de las enzimas alostéricas es la de encargarse
de facilitar la digestión en el organismo actuando como un catalizador de la digestión
favoreciendo la asimilación de los nutrientes y la eliminación de los desechos. La capacidad
catalítica puede influir tanto al cambiar la cantidad de enzima presente como al alterar su
eficiencia catalítica intrínseca. Las proteínas se encuentran en un equilibrio dinámico mediante
su síntesis y degradación siendo la síntesis inducida por el sustrato y la degradación de enzimas
defectuosas por medio de la vía ubiquitina-proteasoma.
Las hormonas son mensajeros químicos que actúan sobre una célula diana que tiene los
receptores específicos de la hormona que la activa. Son muy importantes para la activación de
diversos mecanismos que ponen en funcionamiento diversos órganos regulando así de esta
forma la homeostasis corporal. Estas sustancias son muy potentes y tienen una gama variada
de tiempo de acción que van desde segundos hasta meses. Existen varios tipos de regulación
como la retroalimentación negativa de manera mayoritaria que consiste en que la misma
hormona inhibe su secreción al alcanzar las concentraciones normales en sangre y la
retroalimentación positiva que consiste en que la hormona secretada activa su secreción hasta
que este alcance su concentración normal activando un mecanismo distinto a este que activa la
inhibición. La regulación hormonal depende también de periodos cíclicos o de vida específicos
corporales como el crecimiento de los niños donde ciertas hormonas se secretan más que en
los adultos. Las hormonas se regulan mediante su excreción y permanencia en sangre. Además
se concluye que las hormonas actúan sobre receptores en las células que pueden estar situadas
en la membrana, citoplasma y el núcleo mediante diversos mecanismos.
BIBLIOGRAFÍA
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