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Causas de la Segunda Guerra Mundial

No existe una sola causa o razón para que se produjeran las condiciones políticas, económicas y
sociales que desencadenaron en la II Guerra Mundial, sino una combinación de todas ellas.
El inicio podemos ubicarlo en el repartimiento de poderes y zonas de influencia que hicieron los
Aliados al establecer el Tratado de Versalles y la incapacidad de Gran Bretaña, la potencia
dominante en ese momento, para establecer un nuevo orden.

En Versalles, de izquierda a derecha los mandatarios firmantes de las potencias vencedoras


en la I Guerra Mundial: Lloyd George, primer ministro de Gran Bretaña; Vittorio Orlando,
presidente de Italia; Georges Clemenceau, presidente de Francia; y Woodrow Wilson,
presidente de los EE.UU.

Como principales causas de la II Guerra Mundial podemos citar las cláusulas establecidas dentro
del Tratado de Versalles, firmado el 28 de junio de 1919, para la rendición de Alemania:
1.- Pago de indemnizaciones por parte de Alemania a los Aliados por las perdidas económicas
sufridas por los mismos a causa de la guerra.
2.- Reducción del ejercito alemán a la cantidad de 100.000 hombres, no posesión de ninguna arma
moderna de combate (tanques, aviación y submarinos).

3.- Reducción de la flota alemana a buques menores a las 10.000 toneladas.


Otro factor fue la gran Recesión que se presentó en el mundo durante los años veinte y treinta, que
en Alemania crearon desempleo, caída del nivel de vida de la clase media y demás que abonaron el
camino para el surgimiento de las reivindicaciones alemanas y con ello el impulso al partido
Nacional-Socialista (Nazi).
Antecedentes
Situación después de la Primera Guerra Mundial
El resultado de la I Guerra Mundial fue decepcionante para tres de las grandes potencias implicadas.
Alemania, la gran derrotada, albergaba un profundo resentimiento por la pérdida de grandes áreas
geográficas y por las indemnizaciones que debía pagar en función de las reparaciones de guerra
impuestas por el Tratado de Versalles. Italia, una de las vencedoras, no recibió suficientes
concesiones territoriales para compensar el coste de la guerra ni para ver cumplidas sus ambiciones.
Japón, que se encontraba también en el bando aliado vencedor, vio frustrado su deseo de obtener
mayores posesiones en Asia oriental.

Portada del histórico documento firmado en Versalles.

Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos alcanzaron, por su parte, los objetivos previstos en el
conflicto iniciado en 1914. Habían logrado que Alemania limitara su potencial militar a una cifra
determinada y reorganizaron Europa y el mundo según sus intereses. No obstante, los desacuerdos
políticos entre Francia y Gran Bretaña durante el periodo de entreguerras (1918-1939) fueron
frecuentes, y ambos países desconfiaban de su capacidad para mantener la paz. Estados Unidos,
desengañado con sus aliados europeos, que no pagaron las deudas contraídas en la guerra, inició
una política aislacionista.
Durante la década de 1920 se llevaron a cabo varios intentos para lograr el establecimiento de una
paz duradera. En primer lugar, en 1920 se constituyó la Sociedad de Naciones, un organismo
internacional de arbitraje en el que los diferentes países podrían dirimir sus disputas. Los poderes de
la Sociedad quedaban limitados a la persuasión y a varios grados de sanciones morales y
económicas que los miembros eran libres de cumplir según su criterio.
En la Conferencia de Washington (1921-1922), las principales potencias navales acordaron limitar
el número de naves a una proporción establecida. Los Tratados de Locarno, firmados en esta ciudad
suiza en una conferencia celebrada en 1925, garantizaban las fronteras franco-alemanas e incluían
un acuerdo de arbitraje entre Alemania y Polonia.
Durante la celebración del Pacto de París (1928), 63 naciones firmaron el Tratado para la Renuncia
a la Guerra, también denominado Pacto Briand-Kellog, por el que renunciaron a la guerra como
instrumento de sus respectivas políticas nacionales y se comprometieron a resolver los conflictos
internacionales por medios pacíficos. Los países signatarios habían decidido de antemano no incluir
las guerras de autodefensa en esta renuncia a los medios bélicos.

Ascenso de los totalitarismos y la formación del Eje


Uno de los objetivos de los vencedores de la I Guerra Mundial había sido hacer del mundo un lugar
seguro para la democracia; la Alemania de posguerra (cuyo régimen es conocido como la República
de Weimar) adoptó una Constitución democrática, al igual que la mayoría de los estados
reconstituidos o creados después de la contienda. Sin embargo, en la década de 1.920 proliferaron
los movimientos que propugnaban un régimen basado en el totalitarismo nacionalista y militarista,
conocido por su nombre italiano, fascismo, que prometía satisfacer las necesidades del pueblo con
más eficacia que la democracia y se presentaba como una defensa segura frente al
comunismo. Benito Mussolini estableció en Italia en 1922 la primera dictadura fascista.

Fin de la I Guerra Mundial con la firma del armisticio en el vagón de tren. De izquierda a
derecha: De pie: Capitán Vanselow (atrás), Count. A. Oberndorff, general Winterfeldt,
capitán Marriot y herr Erzberger; detrás del escritorio: sir G. Hope, sir R. Wemyss, mariscal
Foch y el general Weygand.

Adolf Hitler , líder del Partido Nacionalsocialista Alemán, impregnó de racismo su movimiento
político. Prometió cancelar el Tratado de Versalles y conseguir un mayor Lebensraum ("espacio
vital") para el pueblo alemán, un derecho que merecía, a su juicio, por pertenecer a una raza
superior. La Gran Depresión que se produjo a comienzos de la década de 1930 afectó
profundamente a Alemania. Los partidos moderados no llegaban a ningún acuerdo con respecto a
las posibles soluciones, y un gran número de ciudadanos depositó su confianza especialmente en los
nazis. Hitler fue nombrado canciller de Alemania en 1933.
Japón no adoptó un régimen fascista de forma oficial, pero la influyente posición de las Fuerzas
Armadas en el seno del gobierno les permitió imponer un totalitarismo de características similares.
Los militares japoneses se anticiparon a Hitler a la hora de desmantelar la situación mundial.
Aprovecharon un pequeño enfrentamiento con tropas chinas en las proximidades de Mukden (actual
Shenyang) en 1931 como pretexto para apoderarse de Manchuria, en donde constituyeron el Estado
de Manchukuo en 1932. Asimismo, ocuparon entre 1937 y 1938 los principales puertos de China.

Hitler, tras denunciar las cláusulas sobre desarme impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles,
organizar unas nuevas Fuerzas Aéreas y reimplantar el servicio militar, puso a prueba su nuevo
armamento durante la Guerra Civil española (1936-1939), en la que participó en defensa de los
militares rebeldes junto con las tropas italianas de Mussolini, que pasaron a apoyar a los insurrectos
españoles después de haber conquistado Etiopía (1935-1936) en un breve conflicto armado. Los
tratados firmados por Alemania, Italia y Japón (además de otros estados como Hungría, Rumania y
Bulgaria por ejemplo) desde 1936, cuando los dos primeros países acordaron el primero de ellos,
hasta 1941 (cuando Bulgaria se incorporó a los mismos) dieron como resultado la formación del Eje
Roma-Berlín-Tokio.El Anschluss

Jóvenes alemanas celebran la anexión de Austria por parte de Alemania. Viena, Austria,
marzo de 1938.

Con la quiebra de la monarquía austro-húngara en 1918 entró en litigio permanente el tema de la


incorporación de Austria a Alemania o Anschluss . "La austria alemana es una parte sustancial de la
República Alemana", señalaba el artículo 2 de la resolución de la Asamblea Nacional Provisional
del 12 de noviembre de 1918.
Sin embargo, las potencias vencedoras en la I Guerra Mundial impidieron el Anschluss y forzaron a
los austriacos a crear un Estado con los restos de la fenecida monarquía austro-húngara. Con todo,
la posibilidad del Anschluss no desaparecía de escena.
Cuando Hitler accedió al poder en 1933 se produjo una nueva situación: los interlocutores de los
austriacos partidarios de la incorporación no eran ya los políticos de la Weimar, sino la Alemania de
Hitler.
El 12 de febrero de 1938, Hitler se entrevista con el canciller austriaco, von Schuschnigg, en
Berchtesgaden. El 9 de marzo, von Schuschnigg da a conocer en Innsbruck la convocatoria de un
referéndum bajo la consigna: "Por una Austria libre, alemana, independiente, social, cristiana y
unida".

Aunque Hitler tenía muy claras las acciones a emprender con respecto a la cuestión austriaca, no
pudo evitar sentir miedo en el último momento y lanzó una ofensiva diplomática.
El 10 de marzo Hitler envía a von Hessen, provisto de una carta, a Mussolini. En ella le exponía sus
intenciones con respecto a Austria pidiéndole ¾suplicándole¾que fuese comprensivo. Al
tiempo Göring prometía al representante checoslovaco, Mastny, que Alemania no emprendería
ninguna acción armada contra la autonomía de su país.
El ministro de Asuntos Exteriores, Ribbentrop, fue enviado a Londres para apaciguar al premier
británico, Chamberlain, y al nuevo ministro de Asuntos Exteriores, lord Halifax. Con Francia no se
tomaron especiales precauciones pues el país estaba de nuevo sin gobierno.

Entrada de unidades blindadas alemanas a Viena, marzo de 1938.

El 11 de marzo, von Schuschnigg aplaza el referéndum y da a conocer su dimisión. El ministro


austriaco del interior, Seyss-Inquart (nacionalsocialista) remite un telegrama a Hitler con el ruego
de que envíe tropas.
El 12 de marzo las tropas alemanas cruzaban la frontera austriaca. Se forma un gobierno
nacionalsocialista bajo la presidencia de Seyss-Inquart.
Checoslovaquia no formuló protesta alguna. Mussolini aceptaba amistosamente el nuevo estado de
las cosas y enviaba a Hitler "saludos cordiales". Gran Bretaña se limitó a formular una protesta
diplomática sin trascendencia real.
El 13 de marzo de 1938 se prueba una Ley sobre la integración de Austria en el Reich alemán.
El Anschluss consumaba así la aspiración de una Gran Alemania.

Anexión de Checoslovaquia
Resuelta la cuestión de Austria el objetivo más inmediato de Hitler era ahora el territorio
checoslovaco de los Sudetes.
Tras el colapso del Imperio Austro-Húngaro en 1918 se formó un nuevo estado en el centro de
Europa: la República de Checoslovaquia. En ella convivían checos, eslovacos, polacos, húngaros,
rutenos y algo más de tres millones de alemanes en los Sudetes.
El SdP (Partido de los Sudetes Alemanes), financiado por Hitler y dependiente de Berlín comienza
a reivindicar la autonomía de los Sudetes. Esta postura se va radicalizando hasta pedir abiertamente
la unión con Alemania.

El 28 de marzo, en Berlín, a puerta cerrada, Henlein, líder del SdP negocia con Hitler, Hess y
Ribbentrop durante tres horas. Hitler expone a Henlein el programa: el SdP debe plantear
exigencias inadmisibles para el gobierno checo. El verdadero objetivo de Hitler está decidido desde
el 5 de noviembre de 1937: acabar con Checoslovaquia e integrar a su pueblo en el Reich Aleman.
El 21 de abril de 1938, seis semanas después de que Göring diera su palabra de honor a Mastny,
Hitler discutía con Keitel el "Plan Grün", nombre cifrado para una operación de efecto rápido contra
Checoslovaquia.
El 12 de junio Hess proclama en una gran concentración celebrada en Stettin que: "Checoslovaquia,
que debe su existencia a la trampa del Tratado de Versalles, se ha convertido en un foco peligroso
para la paz en Europa".
La opinión pública francesa es cada vez más afín a los intereses alemanes. "No se pueden sacrificar
10 millones de seres humanos en una guerra para luego prohibir a 3 millones de alemanes que se
unan a su país", afirmó Bonnet, ministro francés de asuntos Exteriores.
En los Sudetes estalla un alzamiento. El Gobierno de Praga proclama el estado de excepción y envía
tropas. El primer ministro francés, Daladier, insta a Chamberlain a que se ponga de acuerdo con
Hitler.
Incitada por Berlín, Polonia pedía el 21 de septiembre un referéndum en la parte de Checoslovaquia
habitada por la importante minoría polaca. Las tropas polacas se concentraron en la frontera.
Hungría a su vez envió tropas a la frontera con Checoslovaquia. En toda Europa se palpaba una
enorme inquietud.

Tropas alemanas ocupan Praga. Checoslovaquia, 15 de marzo de 1939.

El 22 de septiembre Hitler se reúne con Chamberlain y presenta un ultimatum: "Los checos deben
abandonar todos los territorios pertenecientes a otras minorías antes del 28 de septiembre".
Chamberlain logró que Hitler aplazase el día X hasta el 1 de octubre. Hitler le prometió además:
"Es mi última reivindicación territorial en Europa".
El 29 de septiembre acuden a una Conferencia en Munich los representantes británico, francés,
italiano y alemán. Al representante checo no se le dejó participar en la discusión. Tras la reunión,
Francia, Gran Bretaña e Italia accedían a todas las pretensiones alemanas y se lo comunicaban al
representante checo que luchaba por contener las lágrimas.

"Hemos salvado la paz de nuestra época", gritó Chamberlain a la jubilosa muchedumbre que lo
recibió en Londres a su regreso de Munich. "Hemos sufrido una derrota total" afirmó Churchill en
el Parlamento Británico entre abucheos.
El 1 de octubre de 1938 las tropas alemanas entraron en Karlsbad y Pilsen; ocupando los más
importantes polos industriales checoslovacos. Polonia ocupó la parte checa y Hungría recibía
12.000 kilómetros cuadrados de Eslovaquia. El resto de la República Checo-Eslovaca (como
empezó a llamarse) recibió un gobierno pro-germano y de tendencia fascista bajo la presidencia de
Hacha.
El 15 de marzo de 1939, Hacha firma en el despacho de Hitler la sentencia de muerte de su
agonizante país. El comunicado alemán al respecto reza: "El Führer ha dado a conocer su decisión
de tomar bajo la protección del Reich Alemán al pueblo checo, garantizándole, de acuerdo con sus
peculiaridades, un adecuado desarrollo de vida autónoma".
El 16 de marzo de 1939 Hitler anunciaba en Praga la formación del "Protectorado de Bohemia y
Moravia". Eslovaquia escapaba del Protectorado y pasaba a convertirse en Estado satélite
estrechamente ligado al Reich. Francia y Gran Bretaña se limitaron a enviar notas de protesta.

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