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Introducción

En la cultura maya el color formó parte fundamental del lenguaje visual de la comunicación en
las manifestaciones artísticas, ya que la mayoría de las construcciones arquitectónicas estaban
pintadas así como los grandes mascarones que los decoraban, las esculturas, estelas, altares y
la cerámica se cubrían de policromía. Algunos de los ejemplos han perdido casi todos los
restos de color que había en su superficie, sin embargo, otros preservan aún algunas
reminiscencias de este, o buena parte del color que los caracterizaba.

Los edificios eran construidos de piedra caliza, la cual quedaba oculta por una capa de estuco,
que se elaboraba al mezclar cal obtenida de la misma piedra caliza y arena, lo que daba una
pasta blanquecina. Así con el estuco se lograba una superficie lisa sobre la que se impregnaban
los pigmentos, se trazaban y modelaban figuras que tenían estrecha relación con su ideología,
Friso de estuco, El Mirador, Petén
Foto Griselda Pérez 2010
cosmovisión y sistema de gobierno. Es posible que el exterior de los grandes edificios de las
ciudades mayas estuviesen pintados de rojo y, según las evidencias que aún se conservan,
también se pintaron murales con escenas complejas, en algunas tumbas y en el interior de los
cuartos. Las imágenes pictóricas ocuparon diversos espacios arquitectónicos como jambas,
dinteles, cornisas, frisos y molduras en el exterior así como, pisos, muros, banquetas, la bóveda y
las piedras tapas de bóveda, en el interior de los cuartos (Staines 2004: 4).

El color fue el principal recurso decorativo de las artes y de la arquitectura Maya desde el
Preclásico Medio (900-300 a.C.), como por ejemplo el caso de San Bartolo, cuyos murales se
conocieron por primera vez en los inicios del presente milenio (Vázquez 2007: 55). La tradición y
destreza en el empleo de la paleta cromática de los antiguos Mayas prevaleció hasta el
período Post Clásico y fue aprovechado incluso por los conquistadores, quienes llegaron a
exportarlo hacia el viejo continente.

Los colores y pigmentos se emplearon para decorar desde los objetos de uso cotidiano, tales
como las vasijas cerámicas empleadas para el consumo de alimentos, así como textiles,
objetos decorativos, esculturas y otros, así como las fachadas de los grandes edificios y los
detalles de su ornamentación.

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Justificación
El conocimiento de las técnicas artísticas de los Mayas permite conocer también un poco más
acerca del grado de desarrollo que alcanzaron en los distintos campos que éste abarcó. Por
esta razón es de suma importancia conocer los componentes de los pigmentos empleados en
la elaboración de pinturas murales y la decoración de diversos artefactos de uso ritual y
cotidiano.

El análisis de las características tecnológicas de una obra de arte, revela valores esenciales de su
naturaleza y constituye un aporte indispensable para la elaboración de métodos de conservación
más adecuados y específicos (Magaloni S.F.: 1).

Historia de Los Pigmentos: Los Pigmentos Prehispánicos


Los restos culturales de las civilizaciones antiguas incluyen un sinnúmero de objetos que
permiten conocer distintas manifestaciones artísticas, religiosas, políticas y de la vida cotidiana
a la que se circunscribían.

La realización de aquellos tempranos revestimientos cromáticos, necesitó de especialistas que


supieran reconocer en el entorno las materias primas que pudieran ser utilizadas como pigmentos
y como aglutinantes después de haber sido convenientemente manipuladas para ser empleadas
Mural de Xultún, Dibujo por Heather Hurst (Tomado de
Live Science Magazine www.livescience.com/) como tal (Vázquez 2007: 55). Los pintores eran artistas que supieron aprovechar los minerales
y las savias aditivas que se encontraban en el entorno.

Las manifestaciones artísticas de la época prehispánica en el área Maya incluían diseños


arquitectónicos, decoración monumental como estuco modelado, escultura, pinturas murales
y rupestres, diseños modelados, moldeados o pintados en objetos como vasijas cerámicas,
talla de objetos en piedra o concha, etc.

La pintura era empleada para enfatizar la belleza de tales expresiones de arte, y aún se
encuentran restos de ella en casi cada artefacto creado por ellos, incluyendo textiles y otros
objetos orgánicos como por ejemplo las plumas de aves, según se observa en muchas de las

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representaciones en murales y vasijas. Los pigmentos eran obtenidos a partir de minerales y
plantas que eran procesados para obtener las distintas tonalidades.

Se dice que los artistas mayas del período Clásico contaban con una paleta cromática de más de
30 colores diferentes (Guirola 2010: 3) que emplearon para la elaboración y decoración de sus
diferentes objetos. Entre la gama de colores principalmente empleados se incluyen: el rojo,
amarillo, blanco, negro, naranja y café, además del verde y el característico azul maya; estos
dos últimos constituyen una de las contribuciones técnicas más sobresalientes de los mayas al
mundo de la pintura tradicional; muchos de ellos provenientes de insectos, tallos, flores,
raíces, semillas, etc. (Guirola 2010:3), entre los de origen orgánico, mientras que las inorgánicas
eran sustraídas de algunos minerales.

La mayoría de los colorantes orgánicos eran obtenidos por el proceso de reducción, que
además necesitaba pasar por un proceso de oxidación; mientras que algunos pigmentos
obtenidos de polvos de materiales minerales, por ser insolubles y carecer de la capacidad de
entintar, necesariamente debían ser mezclados con otro cuerpo, como resinas o engrudos,
con los que se formaba una pasta para pintar.

Mascarón del Templo del Dios Solar que aún preserva


Cuando los españoles llegaron al continente americano, quedaron asombrados ante la diversidad
restos de policromía en el estuco. El Zotz 2010
Foto Griselda Pérez y riqueza que provenía de los recursos naturales, explotando entre otras cosas las plantas
tintóreas, que se convirtieron en mercancías de lujo (Guirola 2010: 2), pero que ampliaron las
opciones limitadas y de excesivo valor con las que se contaban para aquel entonces (Anderson
s. f.).

Composición de los Pigmentos

El conocimiento de la metodología de aplicación de los pigmentos para crear las distintas


tonalidades en los colores secundarios, implica un desarrollo avanzado en la teoría del color
(Magaloni s.f. 5). Además se aplicaba el método de transparencias o veladuras que consiste en

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la aplicación de un color más oscuro sobre uno más claro para la creación de matices, o incluso
se realizaban combinaciones.

En general, se dice que los pigmentos eran mezclados con elementos aglutinantes que les
permitían fijarse más eficientemente a las superficies sobres las cuales eran aplicados. Entre
estos elementos aglutinantes se han identificado: el polisacárido de nopal (Magaloni s.f. 7) un
aceite llamado axi, axin o aje, el cual se obtenía de un insecto llamado Coccus axin, que puesto
a hervir proporcionaba el aceite empleado como barniz o base (Walcott 1940, en Guirola 2010:
5).

Azul:
El Azul oscuro era obtenido a partir de una fuente vegetal, pero que requería de una base
inorgánica para ser fijado. La planta de nombre Índigo o Añil (Indigofera Guatemalensis) es la
Vaso monócromo negro, con detalles en estuco pintado fuente para su obtención y cuyo nombre en maya es conocido como Ch’oh, éste se combinaba
de color azul maya. Proyecto Arqueológico Waka’ 2006 con un tipo de arcilla conocido como palygorskita.

Cabe aclarar que el índigo producido con hojas de añil, es un colorante azul oscuro, sin
embargo, el pigmento prehispánico de color azul turquesa, el cual no posee propiedades
tintóreas pero sí una resistencia a los ácidos, no se decolora y posee una estabilidad a los
agentes atmosféricos, propiedades que le han permitido resistir el paso de los siglos en
pinturas murales, esculturas, piezas de cerámica y algunos códices, es el que mayor
complejidad ha presentado en el desciframiento de sus componentes y dejó de fabricarse a
finales del Siglo XVI.

Estudios recientes desarrollados por Antonio Doménech de la Universidad de Valencia,


España, también han identificado otro pigmento designado como Dehidroindigo, el cual pudo
haberse formado por medio de la oxidación del Índigo cuando este era expuesto a una
temperatura distinta al calor requerido para crear el Azul Maya, de una tonalidad turquesa
(Ganon: 2013).

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El Dehidroindigo es de coloración amarilla, por lo tanto, la presencia de ambos pigmentos en
proporciones variadas podría justificar la tonalidad verdosa en mayor o menor medida, que
caracteriza al Azul Maya (Ibid). Sin embargo, la manera en la que el componente orgánico
(Índigo) era unido o atado con el inorgánico (palygorskita), aún es objeto de estudio y no
existen conclusiones certeras.

Éste pigmento era aplicado sobre una base de estuco elaborado a partir de cal, o sobre una
arcilla blanca (llamada Sac Tu’lum en maya yucateco), cuyo nombre mineral es atapulgita o
saponita (Girola 2010: 4) sobre las cuales se aplicaba la capa pictórica.

Figurilla cerámica con detalles pintados de color azul en Para que el azul adquiriera un tono más oscuro, el índigo era combinado con otros tintes
el tocado y amarillo en el rostro. orgánicos o minerales, tal es el caso de la corteza de chukum (Pithecollobium Albicans) o el ek
Proyecto Arqueológico Waka’ 2010
o palo tinta (Haematoxylon Campechianum), con los cuales se produce una tonalidad casi
negra, púrpura y azul oscuro (Guirola2010: 4). Además se aplicaba el método de transparencias
o veladuras que consiste en la aplicación de un color más oscuro sobre uno más claro para la
creación de matices. Mientras, que para lograr una tonalidad clara se mezclaba con blanco de
cal. Un elemento que permitía fijar el color para que no fuese afectado por los ácidos era el de
someterlo a altas temperaturas (75-150º) (Magaloni 2001: 178-2179).

Para obtener el Añil de las hojas existen dos procedimientos principales: con hojas secadas al
sol, almacenadas y fermentadas a temperatura ambiente, o bien sumergiendo las hojas frescas
en un tanque de agua para recoger por sedimentación el producto de la fermentación.

Amarillo:
Los amarillos y los ocres estuvieron principalmente sujetos al uso de óxidos de hierro
hidratados y/o parcialmente hidratados conocidos como limonita y goetita. Su composición
responde a una mezcla natural de tierras que generalmente está asociada a sílice, calcita y
arcillas de distintos tipos, que generan amplias variaciones cromáticas en las paletas de ocres,

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amarillos y marrones que se obtienen al procesar dichos materiales. La calcinación de éstos
produjo también rojos de gran intensidad (Vázquez 2007: 61-62).

En cuanto a las fuentes vegetales, para la preparación de pigmentos era necesario mezclarlos
y hornearlos en sustratos inertes de tipo arcilloso. El de uso más popular era la
Montmorillonita combinado con Óxido de Hierro hidratado, así como la raíz del palo de mora
(Clorophora Tinctoria), la corteza del palo amarillo (Gliricidia Sepium H. B. & K.), y el extracto de
la raíz del árbol llamado Tzeltal Kanté (Diphysa Robinoides) que, combinado con cal, era
empleado para la fabricación de pigmentos amarillos.

Espejo de Pirita con decoración polícroma en el anverso Un recurso importante de pigmento amarillo de origen animal era el insecto hembra del
Nótese los detalles en color verde. Entierro 61 Waka’ Coccus Axin, que se caracterizaba por poseer una gran calidad, intensidad cromática y
Foto Griselda Pérez 2012
luminosidad (Vázquez 2007: 62).

Naranja:
La mezcla de los pigmentos rojos y amarillos descritos con anterioridad, propició la obtención
de una amplia variedad de tonalidades naranjas para los artistas Mayas prehispánicos. La
ilmenita fue el óxido de hierro que más se utilizó en la pintura de las Tierras Bajas Mayas para
preparar el color naranja, ya que ésta al ser calcinada favorecía su coloración por la proporción
de cantidad de titanio que contenía (Vázquez 2007: 62).

Verde:
Las azuritas y malaquitas (carbonatos básicos de cobre) eran una fuente un tanto escasa para
la preparación de verdes y azules. Sin embargo, las sepiolitas o las atapulgitas de alto
contenido férrico favorecieron la preparación de verdes en combinación con el índigo.

Además la combinación del azul extraído del Añil, Índigo o Ch’oh (Indigofera Tinctoria),
mezclada con el extracto de raíz de Tzeltal Kanté (Diphysa Robinoides) propiciaba la
preparación del verde. Además existía el empleo de las plantas verdes cuya coloración
proviene de la clorofila.

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Rojo:
La abundancia de yacimientos de minerales ricos en hierro en el área Maya favorecieron la
preparación de rojos en distinta tonalidad, aunque principalmente se empleó la hematita y el
ocre rojo, y en diferente grado se empleó el cinabrio y la hematita especular (Vázquez 2007:58-
59).

La Hematita es un óxido de hierro anhidro que se encontraba en el interior de las cuevas o en


hormigueros. Para la preparación de las pinturas murales se hacían los trazos iniciales con este
pigmento. En muchos casos se combinó con mica también para la decoración de las vasijas de
cerámica. (Vázquez 2007: 58).

El ocre rojo posee una composición idéntica a la de la hematita, pero la diferencia es que el
hierro está hidratado y acompañado por otros minerales como calcita, cuarzo o arcillas de
diferentes tipos. Las distintas tonalidades, como siempre, varían en cuanto a las proporciones
Vasija de alabastro en forma de caracol con detalles
pintados con cinabrio. Entierro 61, Sitio Arqueológico El de los materiales que componían el pigmento, en los que se recurrió incluso a la calcinación
Perú-Waka’ para obtener una gama más amplia de matices.

La hematita especular posee una alta resistencia y un brillo purpúreo característico, que se
alcanzaba a elevadas temperaturas para cristalizarse y obtener así mayor dureza y luminosidad
en la superficie, los yacimientos de ésta se encontraban principalmente en el altiplano de
Guatemala y el altiplano central de México.

El Cinabrio que es un sulfuro de mercurio altamente tóxico, se halla principalmente en


contextos funerarios de élite en el período Clásico, e incluso se empleó en algunos murales
como en Bonampak, y Calakmul, así como para pintar los recubrimientos de estuco de algunos
edificios (Vázquez 2007: 59). Éste debía pasar por un proceso de sublimación para dar lugar a
la obtención del pigmento y al mezclarlo con azufre obtenía mayor estabilidad.

Los pigmentos rojos de origen vegetal provenían principalmente de algunas especies


arbóreas que poseían el colorante en sus cortezas y médulas, de donde se desprendían al ser

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maceradas en agua fría o caliente. Las especies de donde eran obtenidas son: el chukum
(Havardia Alvicans), el kikche’ (Apoplanesia Paniculada Presl.), el chacte’ (Caesalpinia Mollis), el
chaká (Bursera Simaruba), el piich (Caesalpinia Violaceae-Miller-Standley), el chacmolche’
(Erythrina Sepium H.B. & K.) y el k’uxub (Bixa Orellana L.). aunque éste último era un arbusto
cuyas semillas del fruto proporcionaban el colorante de la bixina que se precipitaba a modo de
sedimento cuando se maceraba en soluciones alcalinas de elevada temperatura; ese lodo se
colaba y se dejaba secar hasta que eliminaba toda el agua que contenía (Vázquez 2007: 60).

Otro recurso para la obtención de pigmentos rojos era el insecto hembra de la Cochinilla
(Dactylopius Coccus), un parásito de las pencas de nopal que segregaba un tinte rojo de gran
intensidad y calidad, el cual se popularizó en Europa durante la época colonial, desplazando al
Vasija cerámica con forma de caracol, recubierta de un kermes que era el mayormente empleado para pintar y teñir en el viejo continente.
engobe de color blanco.
Rosa
La mezcla de todos estos pigmentos y colorantes rojos con alguno de los blancos,
principalmente el blanco de cal, aportó una amplia gama de rosas empleado en diversos tipos
de decoración de objetos en el área maya (Vázquez 2007: 61).

Blanco
Obtenido a base de cal mezclada con alguna arcilla blanca como caolín o atapulgita (Vázquez
2007: 56). Debido a que los yacimientos de piedra caliza son abundantes en toda el área Maya,
no es raro que su uso fuese igual de profuso y se aplicara en las superficies estucadas de los
edificios, así como en la decoración de las vasijas cerámicas. Las caparazones y las conchas
molidas también fueron empleados en la preparación del blanco de cal para las pinturas
murales. En el período Posclásico también se popularizó el uso de la aragonita para el blanco,
pero éste era menos resistente.

Según reportes de Edward Thompson en los años treinta del siglo XX, el color blanco se
preparaba mezclando cal con el jugo de un árbol llamado chichehé (Vázquez 2007: 57).

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Negro
Obtenido principalmente del Carbón Vegetal, resultado de madera quemada cuyo hollín se
mezclaba con alguna arcilla blanca, generalmente atapulgita. Además en algunos casos como
en Naj Tunich, se ha identificado fósforo que representa que se emplearon huesos de fauna
que eran quemados y también el hollín resultante se aplicaba para delinear las figuras en negro
(Brady 2001).

En Palenque, las casas A, B y D y el Edificio de las Pinturas de Bonampak presentaron restos de


una sustancia resinosa conocida como Chapopote; pero éstas eran casi tan escasas como el
uso de la magnesita, mineral identificado en el Edificio de las Monjas en Chichén Itzá. Así que
en general, el uso del carbón predominó en la aplicación del color negro en las pinruras
murales (Vázquez 2007: 57).

Gris
Se ha identificado una amplia escala de grises entre los pigmentos empleados en la decoración
Maya, mismos que se conseguían al combinar los blancos y los negros que aquí se han descrito
Inscripción jeroglífica en las cuevas de Naj Tunich, Petén.
Foto Griselda Pérez 2011 en diferentes proporciones (Vázquez 2007: 57).

Morado
Un color muy poco empleado en las pinturas murales, como en el caso del vestido de una de
las figuras del mural de la subestructura 1 de la Plaza Norte de Calakmul, extraído de la almeja
marina (Purpura Patula Pansa); mismo que también debía ser precipitado en los mismos
sustratos inertes empleados en la preparación del verde y el azul, especialmente los de tipo
arcilloso. Sin embargo, la gran mayoría de elementos pintados en este color azul violáceo
fueron el resultado de superponer el azul a una imprimación rojiza (Vázquez 2007: 64).

Magenta
Se aplicaba un color azul intermedio y sobre éste otro estrato de una mezcla de rojo con
blanco (Magaloni s.f. 5).

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Pigmentos Prehispánicos

Pigmento Fórmula Química Clase


Pigmentos Blancos
Blanco de carbonato de calcio CaCO3 Carbonatos
Blanco de Sílice SiO2 Óxidos
Pigmentos Negros
Negro Carbón Carbón
Negro de Manganeso MnO2 Óxidos
Pigmentos Grises
Gris Carbón Carbón
Gris de Manganeso MnO2 Óxidos
Pigmentos de la gama
cálida (rojos, rosas, naranjas, amarillos y ocres)
Óxido de Hierro / Hematitas Fe2O3 Óxidos
Vaso policromo Entierro 39 de El Perú-Waka’ Hematita Especular Fe2O3 Óxidos
Ilmenita FeTiO3 Óxidos
Cinabrio HgS Sulfuros
Goethita FeOOH Hidróxidos
Limonita Fe2O3nH2O Hidróxidos
Pigmentos de la gama fría (azul, verde y morado)
Azurita Cu3(OH|CO3)2 Carbonatos
Malaquita Cu2(OH2|CO3) Carbonatos

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Pigmento-
Laca Procedencia del Nombre Maya Matriz Inerte
Colorante Base Nombre común
Rojos
Orígen Vegetal Bixa Orellana L. k'uxub / achiote arcillas, arena de sílice y calcita
kik'che' /palo de
Orígen Vegetal Apoplanesia Paniculata Presl. sangre arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Vegetal Havardia Albicans chucum arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Vegetal Caesalpinia Mollins chacte' / palo rojo arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Vegetal Bursera Simaruba chaká arcillas, arena de sílice y calcita
Caesalpinia Violaceae-Miller-
Orígen Vegetal Standley piich arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Vegetal Erythrina Sepium H. B & K chacmolche' arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Animal Dactylopius Coccus Grana Cochinilla arcillas, arena de sílice y calcita
Amarillos
Orígen Vegetal Clorophora Tinctoria Palo de Mora arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Vegetal Gliricidia Sepium H.B & K kante'/ palo amarillo arcillas, arena de sílice y calcita
Orígen Animal Coccus Axin niin / axin arcillas, arena de sílice y calcita
Azul Maya
Orígen Vegetal Indigofera Suffruticosa ch'oh Atapulgita
Verde Maya
Orígen Vegetal Indigofera Suffruticosa ch'oh atapulgita o sepiolita
Morado
Orígen Animal purpura patula pansa arcillas o caolin

Usos de los Pigmentos Prehispánicos


Como se mencionó al principio, los pigmentos prehispánicos fueron empleados en la
decoración de la gran mayoría de sus expresiones artísticas, un ejemplo de ello es la pintura
mural la cual es una técnica de representación pictórica en obras arquitectónicas, delimitando y
calificando el espacio, tanto en un sentido material como litúrgico, dándole dimensión y

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significado. Es una forma de representación pública, y por tanto depositaria y transmisora de
valores sociales, ideológicos y culturales característicos de una civilización (Magaloni s.f. : 1).

El procedimiento para realizar la pintura mural iniciaba desde la búsqueda para obtener los
pigmentos; algunos eran de origen inorgánico y se extraían de las tierras, otros provenían de
materiales orgánicos y se encontraban en la vegetación como el azul y verde, así los mayas
lograron crear una variada paleta cromática. El aglutinante, para fijar los pigmentos, se
conseguía en la savia de algunos árboles y de plantas gomosas. El enlucido de cal que se
utilizaba como soporte en la superficie donde se pintarían las imágenes, se alisaba hasta que
estuviera uniforme; después el artista dibujaba el contorno de las figuras generalmente con
una línea roja y las rellenaba de color; al finalizar, el rojo del contorno se repintaba de negro. Es
Edificio 10 L-16, Copán Honduras
posible que los pintores pertenecieran a la elite, sin embargo hace falta más información
acerca del papel que tenían dentro de la organización social de los grupos mayas (Staines
2004: 4). En el caso de los murales de Cacaxtla se logró identificar el uso de cinco colores
primarios: rojo, amarillo, azul, blanco y negro, y cuatro colores secundarios: rosa, magenta, azul
claro y azul obscuro (Magaloni s.f. 4).

La técnica de las pinturas murales podía ser al fresco o a seco, siendo predominante ésta
última. Tan sólo el dibujo preparatorio y las grandes superficies de color de estas
composiciones fueron ejecutados al fresco. La técnica al seco que se empleó en la pintura
mural maya estuvo basada en el uso de temples vegetales de orígenes diversos. Gomas,
mucílagos y resinas necesitaron el uso de aceites para ser diluidas y empleadas como
aglutinante pictórico, mismas que sirvieron para lubricar las aguas con las que fueron molidos
los pigmentos y pigmentos laca, y para ligar sus respectivas partículas de color entre sí y a
éstas con el soporte al que estaban destinadas. Sin embargo, se tiene conocimiento de que
también se empleó una sustancia derivada del procesamiento de la miel y la cera de cierto tipo
de abejas, así como la clara o la yema de los huevos de faisán o de gallina.

Además los códices aunque quedan muy pocos de ellos, también fueron pintados con estos
pigmentos, tanto para la escritura, como para las representaciones gráficas de los registros
astronómicos que allí se detallaron.

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Por otra parte, muchos de los monumentos esculpidos, tales como estelas o altares, aún
preservan restos de pigmentos rojos que enfatizaban algunos rasgos que allí se
representaban, incluyendo la escritura jeroglífica, sin embargo los pigmentos no se
conservaron adecuadamente, debido a que estos se encontraban a la intemperie en los dos
primeros milenios de nuestra era.

Además la industria cerámica fue ricamente decorada con diferentes diseños y colores, los
cuales, debido a que fueron sometidos a altas temperaturas, se conservaron prácticamente
intactos y ello ha contribuido incluso en el estudio de su clasificación y datación.

Fragmento del Monumento 44 de El Perú-Waka’que Por último, y aunque los registros quedan únicamente en escenas pintadas, se sabe ahora que
aún preserva restos de pintura roja hematita en los los textiles estaban ricamente coloridos e incluso se empleaba con frecuencia la pintura
detalles de la escritura jeroglífica.
corporal entre las personas de la élite maya.

Conclusiones
La comprensión de la importancia y trascendencia de las técnicas de la pintura y policromía de
la cultura maya es fundamental para la implementación de la conservación y/o restauración de
las obras de arte que se generaron durante la época prehispánica. Es fundamental la
realización de estudios previos de los objetos que se quieran intervenir para darles un
tratamiento adecuado y prolongar el tiempo que permita su apreciación.

En realidad las obras de arte que se generaron a lo largo de la historia de la civilización maya
deben ser atendidas y apreciadas por su enorme valor, no solamente artístico, sino también
histórico y arqueológico, ya que se constituyen en ejemplos de la riqueza y belleza de las
formas de expresión de una de las más grandes civilizaciones del mundo.

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