Gil-Bolívar
Este material es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación, respetando
la reglamentación en materia de derechos de autor. No tiene costo alguno. Su uso indebido es responsabilidad
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Análisis estructural: el primer paso de un arquitecto del futuro F. Mojica y F.A. Gil-Bolívar
ANÁLISIS ESTRUCTURAL:
EL PRIMER PASO DE UN ARQUITECTO DE FUTURO 1
Francisco José Mojica Sastoque y Fabio Alberto Gil-Bolívar
1Tomado de: Mojica, F.J. & Gil-Bolívar, F.A. (2001). “Análisis estructural. El primer paso de un arquitecto
de futuro”. En: Gil-Bolívar, F.A. (Antologista). Prospectiva Estratégica: Desde el presente se forja el futuro.
Bogotá: Universidad Nacional Abierta y a Distancia. pp. 197-201
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Análisis estructural: el primer paso de un arquitecto del futuro F. Mojica y F.A. Gil-Bolívar
Este recorrido histórico se inicia con los funcionalistas como Herbert Spencer , a
finales del siglo XIX; Bronislaw Malinowski y el mismo Émile Durkheim, a comienzos del
siglo XX, y Robert K. Merton, años más tarde.
Para ellos, el fenómeno social era susceptible de ser analizado teniendo en cuenta el
papel que juegan los diferentes factores que componen un conjunto. Spencer (creador de la
Teoría organicista) explicaba el concepto de función mediante la comparación del rol que
desempeñaban los diferentes órganos en un cuerpo viviente. 2 Por su parte, Malinowski
afirmaba que «el análisis funcional de la cultura parte del principio de que en todos los
tipos de civilización cada costumbre, cada objeto material, cada idea y cada creencia
cumple con una función vital, tiene una tarea que desempeñar, representar una parte
indispensable de una totalidad orgánica». 3
Siguiendo con la tradición funcionalista, en 1949 Robert K. Merton instaura el
«funcionalismo relativo» con la publicación su obra Social Theory and Social Structure 4 en
su intento por limpiar el análisis funcional de la ideología. Al respecto señala que «algunos
analistas funcionales han supuesto gratuitamente que todas las estructuras sociales
existentes desempeñan funciones sociales indispensables. Esto es pura fe, misticismo si se
quiere, y no el producto final de una investigación continuada y sistemática».
Posteriormente, Talcott Parsons es quien abre la puerta al estructuralismo y al
sistematismo o Teoría de los sistemas, con la creación de su doctrina estructuro-
funcionalista, que se condensa en sus libros The Social System 5 y Toward a general theory
of action, 6 en la que sustituye el viejo concepto de todo social por el de sistema social,
dándole a éste una operatividad bajo cuatro imperativos funcionales:
1. El sistema social solamente existe si hay una relación entre ciertas finalidades
(«consecusión de objetivos»).
2. Los integrantes de una sociedad deben aceptar un conjunto de valores comunes
(«estabilidad normativa»)
3. Los individuos del sistema social deben integrarse para permitir la integración
entre los diversos componentes de una sociedad («integración»).
4. El sistema debe tener la capacidad de adaptarse a las dificultades tanto endógenas
como exógenas («adaptación»).
EL ESTRUCTURALISMO
2 SPENCER, Herbert. «La evolución de las sociedades». En: Varios Autores, Los cambios sociales. Fuentes,
tipos y consecuencias, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1968, p. 19-23 (1ª edición estadounidense
en Basic Books, 1964).
3 MALINOWSKI, Bronislaw. «Anthropology». Citado por: FOUGEYROLLAS, Pierre. Ciencias scociales y
marxismo, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1981, p. 83. Publicado originalmente en francés:
Sciences sociales et marxisme, Payot, París, 1979.
4 MERTON, Robert K. Social Theory and Social Structure, The Free Press, 1949. Versión en español: Teoría
y estructuras sociales, Fondo de Cultura Económica, México D.F, 1965.
5 PARSONS, Talcott. The social system, Glencoe, Nueva York, 1959. Versión en español: El sistema social,
Revista de Occidente, Madrid, 1966.
6 PARSONS, Talcott. Toward a general theory of action, 1952.
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7 SAUSSURE, Ferdinad de. Cours de linguistique générale, Ginebra, 1915. Versión en español: Curso de
lingüística general, Losada, Buenos Aires, 1975.
8 Les structures élémentaires de la parenté, Mouton, 1949; Anthropologie Structurale, Libraire Plon, París,
1958. Versión en español: Antropología estructural, EUDEBA, Buenos Aires, 1968.
9 SÁNCHEZ- BRAVO CENJOR, Antonio. Manual de estructura de la información, Centro de Estudios
Ramón Areces, Madrid, 1992.
10 General System Theory: Foundations, Development, Applications, George Braziller, Nueva York, 1968.
Versión en español: Teoría general de los sistemas, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1976.
11 MORIN, Edgar. Introduction a la pensée complexe, ESF Editeur, París, 1990. Versión en español:
Introducción al pensamiento complejo, Gedisa, Barcelona, 1994.
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veces en las costumbres de una comunidad hay casi siempre una explicación económica.
Olvidarlo equivaldría a no profundizar en la verdaderas causas de estos fenómenos.
La complejidad es comparable a un tejido en el que los hilos que lo conforman son
solidarios, unos de otros, en la constitución de un conjunto y en la formación de una
unidad.
El pensamiento complejo se opone al pensamiento simplificante. Este último, que
ha sido característico de la ciencia occidental, consiste en disgregar el sujeto del objeto y en
pretender que la realidad es esencialmente objetiva.
Por su parte, el pensamiento complejo pregona que el sujeto y el objeto son dos
entidades indisociables. En efecto «no hay objeto sino en relación a un sujeto que observa y
no hay sujeto sino en relación a un contexto que le permite reconocerse, definirse, pensarse
y existir».
La complejidad se fundamenta en tres principios:
El principio dialógico, según el cual dentro de la unidad convive la dualidad,
términos que, aun cuando parezcan antagónicos son complementarios. Diálogo significa
conversación. Y para nuestro caso es como si estos elementos en apariencia opuestos se
pusieran a conversar y establecer un diálogo. Veamos un ejemplo traído a colación por el
mismo Morin, el orden y el desorden son conceptos opuestos, pero la necesidad de
organizarse aparece cuando se es consciente del desorden.
El principio de recursión. Según nuestro discurrir lógico, herencia de la educación,
la relación causa-efecto es lineal. La causa incide siempre sobre el efecto y nunca
viceversa. Morin trae a cuento este ejemplo: los individuos generan la sociedad (si no
hubiera individuos no habría sociedad), pero al mismo tiempo, la sociedad influye en los
individuos transmitiéndoles sus modelos y sus valores por medio de la educación. Por lo
tanto, sociedad e individuos son necesarios el uno para el otro, de modo que entre ambos
existe una causalidad recursiva, según la cual los efectos y productos son necesarios al
proceso que los genera.
El principio hologramático. (Holos, en griego, significa totalidad y gramática,
escrito). El todo, dice Edgar Morin, es la vez mayor y a la vez menor que la suma de sus
componentes materiales. O como lo afirma Kroeber, en su Anthropology: «Un sistema o
configuración es siempre, por naturaleza, otra cosa y más que la suma de sus partes; incluye
también las relaciones entre las partes: su red de interconexiones, que añade un elemento
significativo suplementario». 12 Por ejemplo, como lo dice Morin, un hermoso tapete no es
el inventario en desorden de los hilos que lo conforman, pero, al mismo tiempo, las
propiedades de tal o cual hilo aislado no se expresan plenamente en el mencionado tapete.
La cualidades de la obra van más allá de sus insumos materiales, pero las bondades de éstos
se pierden dentro del conglomerado. De nuevo el bosque impide la visión del árbol, como
lo sentencia el juicio popular.
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