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17-08-2018
Entrevista a Max Chárriez, escritor, docente e investigador puertorriqueño
"La literatura me salva ahora en mi adultez"
Wilkins Román Samot
Rebelión

Max Chárriez (Puerto Rico, 1968) es educador, activista, cuentista, novelista, editor, antólogo,
gestor cultural... escritor. Max es fundador de la Editorial La Tuerca, un novel proyecto editorial
enfocado en visibilizar cierta e inevitable literatura alternativa, transgresora y muy necesaria en el
Puerto Rico de hoy. Chárriez, realizó estudios en narrativa en la Universidad del Sagrado Corazón,
de donde obtuvo su maestría en Creación Literaria. Su trabajo creativo se ha concentrado en la
llamada literatura negra (noir) y la literatura queer. Max ha compartido unas palabras sobre su
trabajo creativo, las cuales comparto con mucho entusiasmo.

- Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) - En el 2016, publicaste 2058 D.C. (Puerto Rico: Editorial
La Tuerca 2016). ¿De qué trata o tratas en esta colección de cuentos especulativos como le llama
Yolanda Arroyo Pizarro? ¿Cómo compara su temática con Delirios de pasión y muerte (Puerto Rico:
Ediciones Aventis/ Editorial La Tuerca 2009/ 2014) y con sus otros trabajos creativos dentro del
género del cuento?

- Max Chárriez (MC, en adelante) - En 2058 d. C. están mis cuentos preferidos porque los escribí con
el único criterio de querer escribirlos. Sigo pensando, ahora con más firmeza, que la función
principal de la literatura es lúdica, la búsqueda de belleza en el lenguaje, lo social y hasta lo
literario va en función de crear una obra que entretenga. Ese entrenamiento puede ser causar risa,
hacer pensar, provocar la especulación, sorprender. Escribí lo que me gusta leer: ciencia ficción,
especulativo, el terror, lo cómico, la sátira, lo erótico. Delirios de pasión y muerte es un libro al que
le tengo mucho cariño y contiene dos cuentos que me han dado a conocer, "Belleza" y "La noche
de los raros", que todavía son muy solicitados, crean controversia, aparecen en varias antologías y
que de cierta forma me han definido como un escritor queer. Pero, hoy soy un escritor muy
diferente. Le llamo a ese periodo el periodo de la homofobia porque ese es mi tema recurrente.
Ahora exploro y abordo el tema de forma diferente. Es un libro muy bueno, contiene otros cuentos
que son bien oscuros, raros, bien queer.

- WRS - Ojos como de hombre (Puerto Rico: Editorial La Tuerca 2011) fue su primera novela. ¿Cómo
surge la oportunidad de trabajar este género? ¿Qué relación tiene Ojos como de hombre (2011) con
su trabajo creativo en Huesos secos (Puerto Rico: Editorial La Tuerca 2013) y Mutilãre (Puerto Rico:
Editorial La Tuerca 2014)?

- MC - Ojos como de hombre fue mi tesis de maestría en Creación Literaria en la Universidad del
Sagrado Corazón. La novela publicada como Ojos... es un 95% la tesis que se tituló Inocencia
primordial. Me tardé dos años en publicarla porque tuve muchos tropiezos, fui víctima de engaños,
traiciones y de ahí surge mi proyecto editorial La Tuerca y la tradición de no añadir comentarios de
otros escritores en la contraportada de mis libros (aunque en 2858 d.C. no me hicieron caso y mi
diseñador los añadió, pero vale).

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Realmente, la historia que había querido contar desde hacía mucho tiempo era Huesos secos, pero
sabía que necesitaba experiencia escribiendo novela y el proceso de tesis me la daría, por eso
decido escribir la precuela para la tesis y luego escribo Huesos secos. Soy de la generación X, soy
producto de la Guerra Fría y sus efectos acá en una colonia del Caribe. Quería escribir sobre eso,
que no se ha escrito casi nada. No es una novela histórica, es policial con mucha acción, estilo
novela de espías estadounidense o inglesa y hasta cierto punto, especulativa también. Tiene hasta
elementos fantásticos. Creo que es el libro que mejor me define como escritor. A veces la leo y me
sorprendo de haberla escrito. Sé que ha gustado mucho y fue y es muy leída, pero me atrevo a
pensar que genera un poco de miedo, tal vez, a los puertorriqueños no les gusta escarbar muy
profundo la historia.

Mutilãre tiene un origen más mundano. Originalmente, el detective de Ojos como de hombre
mencionaba a un primo detective privado que era gay. Eso quedó fuera de la novela una vez
editada. Para mí Manuel Sánchez era un personaje demasiado traumado, cargaba esa parte
negativa mía, por qué negarlo, y no me gustaba. Me funcionaba bien para la trilogía Profecías, pero
no me gustaba, creo que no quería que la gente lo asociara conmigo. Decidí entonces darle vida al
primo que era detective privado y crearlo totalmente opuesto a Manuel Sánchez. José Lottas Osorio,
conocido como Pepe, Pepe Lottas, es un gay feliz, le gusta el sexo, el alcohol y las drogas.
Originalmente, Mutilãre se vendió como una novela serial, por capítulos, creo a $2 y se llamaba Las
aventuras de Pepe Lottas y el Capitán Carambolo. Era pura poca-vergüenza, pero gustó mucho y
hay una fanaticada de Pepe, especialmente mujeres. Más tarde lo tomé en serio, David Caleb
Acevedo la editó, se sugirió cambiar el título. Es post-porno. Las descripciones del sexo son
explícitas y hay mucha comedia. Es realmente una sátira a las novelas del hard-boiled
estadounidense.

- WRS -Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritor, ¿qué diferencias observas en
su trabajo creativo de entonces con el de hoy?

- MC - Creo que en mis comienzos estaba muy motivado por mis compromisos sociales, la idea que
la literatura sería una herramienta de transformación. Eso se dio en la convergencia del Colectivo
Literario Homoerótica del que formé parte desde el principio. Fue un periodo maravilloso. Nunca se
me acusó de panfletismo, pero yo mismo me leo y veo la fina línea muy cerca de ser cruzada. Fue
un periodo de mucho aprendizaje.

Hoy continúo teniendo un compromiso con la equidad, la justicia, la liberación política de mi país,
soy socialista, pero no creo que mi trabajo deba ser sobre eso. Creo que debe reflejarlo. Igual pasa
con la educación, mi trinchera es el salón de clases y no importa la materia o donde enseñe mi
compromiso es con esos valores y los practico y enseño. Como escritor tengo muchas herramientas
a mi disposición para hacerlo. Para luchar contra la trans-fobia, por ejemplo, no hay que escribir
sobre la trans-fobia, al menos no directamente. Para denunciar la violencia contra la mujer no hay
que escribir un cuento sobre un hombre que golpea a su esposa, hay otras formas de hacerlo.

- WRS - Max, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con
los que comparte o ha compartido en Puerto Rico?

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- MC - Mi trabajo creativo siempre ha estado influenciado por el trabajo de los pares. Puedo afirmar
que escritores como David Caleb Acevedo, Yolanda Arroyo Pizarro, Ángel Antonio Ruiz, Rubén
Rolando, H R Llanos, Julio A. García influencian mi trabajo, aprendo de ellos. Admito que extraño
mucho los talleres y los colectivos. Se aprende mucho.

Sin embargo, creo que mi mayor influencia ha sido de escritores previos a mi generación,
especialmente, en el género policial-detectivesco, como Wilfredo Mattos Cintrón, Marta Aponte
Alsina, Francisco R. Velázquez; en lo queer, a Mayra Santos Febres, Daniel Torres y Abniel Marat.

Tampoco puedo negar la influencia de la literatura popular estadounidense e inglesa,


especialmente de terror, ciencia ficción y acción que devoré en mi juventud. Admito que leí mucho
en inglés. Quien haya leído a Steven King y James Rollins puede encontrar rastros de los maestros
en mi trabajo. Jamás me compararía, pero está ahí. De la novela policial y detectivesca mis grandes
maestros han sido suecos y noruegos como Stieg Larsson, Henning Makell y Jo Nesbô.

Hasta muy reciente mi conocimiento de literatura hispanoamericana era escasa. Pero no puedo
dejar de mencionar a Leonardo Padura.

- WRS - ¿Cómo concibes la recepción a su trabajo creativo dentro de Puerto Rico, y la de sus pares,
bien sean escritores de narrativa u otro género?

- MC - Creo que la recepción que ha recibido nuestro trabajo es extraordinaria, a veces sorprende.
Especialmente de los escritoras y escritores queer. En ciertos círculos literarios se nos resiente por
eso. También se nos admira. Creo que el periodo del Colectivo Homoerótica fue clave para eso
porque hicimos cosas muy valientes que sentaron las bases. Lo más importante fue acabar con la
invisibilidad. Una generación de escritores lesbianas y gay que decidieron no irse y enfrentar la
situación. Fue una guerrilla. También esa aceptación se debe a que estamos contando otras cosas,
es una generación que se ha alejado bastante de "lo nacional" como tema. Podríamos estar
hablando de postmodernismo tardío, un poscolonialismo. Los críticos que se encarguen de las
etiquetas. Nos falta mucho todavía, apenas estamos comenzando. Es una generación que escribe
terror, ciencia ficción, fantasía, gótico, post-porno, etc.

- WRS - Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera un escritor puertorriqueño o no? O, más bien,
un autor de literatura, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué?

- MC - Nunca he pretendido escribir solo para los puertorriqueños, pero mucho de lo que escribo es
de Puerto Rico y en Puerto Rico. Soy un escritor puertorriqueño, no considero mi obra limitada a lo
puertorriqueño. 2058 d.C. es prueba de eso y otros proyectos en el tintero se alejan más todavía
del 100 x 35. Puede ser París, Nueva York, el Amazonas; Puerto Rico es buen escenario para
cualquier historia. No es diferente.

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Lo que sí podemos hablar es de la limitación que impone escribir en Puerto Rico y alcanzar otros
lectores, especialmente, en Latinoamérica. Puerto Rico es una isla, salir y llevar físicamente al
escritor y su literatura fuera es costoso. A eso se le suma el asunto político. Hay maneras de vencer
eso con TIC y el enorme mercado de hispanos en Estados Unidos. Mi próximo gran proyecto es
traducir al inglés poco a poco los títulos de La Tuerca. También he considerado escribir en inglés,
que lo puedo hacer.

- WRS - ¿Cómo integra su identidad étnica y su ideología política con o en su trabajo creativo?

- MC - Toda mi experiencia de nacer, crecer en Puerto Rico, caribeño, de pobreza, como


sobreviviente del fundamentalismo cristiano, como sobreviviente de abuso sexual, como emigrante
en Estados Unidos, como maestro, como hombre gay-queer se refleja en mi trabajo creativo. Es mi
identidad, es imposible sacarlo del proceso creativo. Ahora, no creo en el nacionalismo, aunque sí
creo en un Puerto Rico soberano e independiente donde seamos los puertorriqueños y las
residentes los que decidamos, integrados al Caribe y en relación y cooperación con la comunidad
internacional. Eso se refleja en mi trabajo creativo. En 2058 d.C. hay cuentos que tratan de eso, de
forma distópica, pero lo hago. Mis personajes casi siempre llevan la voz de mis ideales.
Especialmente, el detective Manuel Sánchez Osorio. Huesos secos es una novela independentista,
aunque critica mucho al independentismo tradicional y Manuel Sánchez es muy sarcástico.

- WRS - ¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas
experiencias de vida en su propio quehacer de escritor hoy?

- MC - No me gusta la literatura autobiográfica. No la critico, pero a mí no me gusta escribirla. Por


otro lado, los escritores no podemos negar que en cada personaje dejamos un pedazo de nuestra
alma, y uso "alma" como metáfora de la experiencia de vida, de la identidad. Hay temas que me
gusta tratarlos porque necesito hacerlo, tal vez para exteriorizar: el abuso y explotación de
menores, el extremismo religioso, lo queer. El que me lea bien, sabe cuáles son mis demonios.

De la misma forma que la lectura me salvó en la niñez y adolescencia, y fui un lector voraz, la
literatura me salva ahora en mi adultez. Creo que mantiene el balance entre cordura y locura.

- WRS - ¿Qué diferencia observa, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo
creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

- MC - Mis amigos y compinches están muy entusiasmados con mi nueva libertad artística
expresada y la decisión de dedicarme a proyectos innovadores y géneros literarios que me gustan.
Lo ven como una especie de renovación. Estoy sorprendido que en tan poco tiempo mi trabajo sea
objeto de estudio, especialmente en Estados Unidos, donde ha sido reseñada, analizada y hasta
objeto de tesinas y tesis. También desde países distantes como Nueva Zelandia e Inglaterra. En
Puerto Rico este no ha sido el caso. No es que sea desconocido, pero la crítica no le ha prestado

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mucha atención. Cuando lo ha hecho, ha sido positiva. No creo que se deba a mi persona o la
calidad del trabajo. Tiene que ver con la idiosincrasia boricua. Los puertorriqueños estamos muy
atentos a los premios literarios, lo llevamos en la sangre, hay gente que escribe para eso. No le
presto mucha atención a los premios, confieso que me aterran, odio el elitismo y no lo practico. Así
que, si uno se gana un premio, aunque los criterios sean dudosos, todos te quieren hablar y
mencionar tus libros. El panismo, amiguismo y la vela-güira son el pan nuestro de cada día. Por otro
lado, no tenemos muchas revistas de crítica y los periódicos cada vez dedican menos tiempo,
espacio y esfuerzo a la crítica. A eso se le suma que la literatura noir, policial o detectivesca, no es
vista con seriedad y no se reseña ni se critica, no se mercadea internacionalmente. Tenemos un
cuerpo literario noir de excelencia con Mattos Cintrón, Velázquez, Aponte Alsina, entre otros, a la
que no se le hace caso, pero invitamos a Leonardo Padura y se llena el teatro. Así somos en Puerto
Rico. Tanto programa y películas sin sustancia que se producen en Puerto Rico y no hay una serie
de Dolores Cardona de Francisco R. Velázquez o una película de Fúgate de Marta Aponte Alsina.
Hay mercado.

Soy un tipo bastante ordinario.

Ahora, con los lectores no académicos, que leen por placer, es muy diferente. En Puerto Rico sí se
lee. La gente se acerca y te comenta, en las redes sociales. Tengo apoyo dentro de las
comunidades lgbttq, mucho cariño y hasta cierto reconocimiento. Es suficiente.

- WRS - ¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

- MC - La tercera novela de la trilogía Profecías sale ahora en octubre o noviembre y con ella cierro
ese ciclo. Es posible que vuelva a revivir a Manuel Sánchez, pero no por ahora. Además, estoy
trabajando otra aventura de Pepe Lottas y el Capitán Carambolo, esta vez parodiando a "El Falcón
Maltés"; tengo una novela sobre zombis en proceso, "Las crónicas de Pandora" (el cuento gustó
mucho y saldrá en una antología), y un libro de 4 o 5 cuentos largos en el que exploro algunos
temas que me preocupan, se titulará "19". En el futuro cercano me gustaría desarrollar una idea
que tengo para una novela detectivesca, pero ambientada en una distopía futurista en la que no se
supone que haya criminalidad y, por lo tanto, no hay policías. También una serie de novelas
juveniles fantásticas sacándole partido a nuestra historia y geografía. Quiero volver a escribir teatro
como en mis años de adolescencia.

Por supuesto, como editor de La Tuerca continúo buscando proyectos, vamos a publicar libros de
teatro, una antología, una importante novela queer y cómics. Este mes de agosto comenzamos a
trabajar para el próximo Congreso de Literatura Queer.

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Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados
en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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